Pues ya regrese, porque aunque me haya declarado en huelga me gusta escribir y no puedo evitarlo x.X definitivamente no sirvo para esto, necesito un sindicato XD

"..." diálogos

'...' pensamientos

(...) cuando me meta para decir alguna cosa

Ahora los datos del fic:

Titulo: El Código DaVinci.

Genero: AU, Shonen-ai, yaoi, misterio y lo que vaya saliendo según el libro.

Parejas: Kai y Rei como siempre vamos.

Disclaimer: Ni la idea, ni la trama del fanfic me pertenece, todo ha sido tomado del libro "El Código DaVinci" de Dan Brown y por lo tanto los derechos le pertenecen solamente a el, mientras que Beyblade pertenece a Aoki Takao, en dado caso ambas cosas el libro y el anime no tienen nada que ver conmigo, no hago esto con fines de lucro y no me estoy ganando nada, todo es de sus respectivos autores.

Reparto del capitulo:

Robert Langdon: Kai Hiwatari

Sophie Neveu: Rei Kon (al fin el neko esta aquí! n.n)

Jérome Collet: Tyson Granger

Silas: Bryan Kuznetzov

Manuel Aringarosa : Boris Balkov

.: NUEVE :.

Para asegurarse de que nadie interrumpiese su conversación con Hiwatari, Hitoshi Kinomiya había desconectado el teléfono móvil. Para su desgracia aquel modelo sofisticado incorporaba radio un radio de doble banda que a pesar de lo que había ordenado, uno de sus agentes uso para comunicarse con el.

"¿Capitaine?" -el teléfono sonaba como un walkie-talkie-.

Hitoshi apretó los dientes, no creía posible una interrupción por parte Tyson cuando el claramente había prohibido tal cosa, miro a Kai como disculpándose.

"Un momento por favor" -dijo el ojimarrón-.

Kai suspiro aliviado de poder conseguir unos minutos para descansar, la realidad era que ya no le quedaba nada de paciencia y estaba completamente en la frustración. Por su parte Kinomiya saco el teléfono y apretó el botón del radio-transmisor.

"¿Oui?" -dijo el capitán de azules cabellos-.

"Capitaine, un agent du Départament de Cryptographie est arrivé" -dijo Granger del otro lado de la línea-.

El enfado de Hitoshi pareció disminuir pues a pesar de lo inoportuno del momento, la llegada de un criptógrafo era probablemente una buena noticia. Kinomiya había enviado un montón de fotografías con las frases crípticas de Dickenson al Departamento de Criptografía con la esperanza de que le dijesen que intentaba decirle el conservador del museo.

"Ahora estoy ocupado" -respondió a pesar de lo aquello fuesen buenas noticias- "Dígale al criptógrafo que espere en el puesto de mando, hablare con el en cuanto pueda" -ordeno con voz firme-.

"Pero..." -Granger dudo- "Es el agente Kon" -(seeeh nuestro neko llego, wiiii! n.n)-.

Aquella llamada casi iba a sacarle de sus casillas. Rei Kon era a su forma de ver uno de los errores más grandes de la Dirección Central de la Policía Judicial. Criptólogo chino que había cursado sus estudios en Inglaterra. Hacia dos años que había ingresado a la fuerza policíaca. A la forma de ver Hitoshi, los hombres jóvenes suponían una distracción y en ese sentido, Rei Kon distraía más que otros.

A sus veintitrés años (déjenme... lo ocupo mas joven que Kai XD) era tan decidido que rozaba con la obstinación, su inclinación por la nueva metodología criptográfica británica exasperaba continuamente a los agentes veteranos que estaban por sobre el. Y con todo lo que mas preocupaba a Hitoshi era la verdad universal que decía que en una oficina llena de personas de mediana edad, nada distraía más que el trabajo de un joven atractivo.

"El agente Kon insiste en hablar con usted inmediatamente" -aclaro Tyson- "He intentado detenerlo pero en este momento se dirige a la Gran Galería" -explico con un tanto de temor-.

"¡Esto es intolerable!" -Hitoshi dio un paso hacia atrás- "He dejado muy claro que..."

Por un momento a Kai le pareció que a Kinomiya le iba a dar una embolia. El capitán se interrumpió en mitad de la frase y abrió mucho los ojos. La mirada de Hitoshi estaba fija en algo a espaldas del bicolor. Pero antes de que le diese tiempo para volverse escucho la voz de un chico muy jovial.

"Excusez-moi, messieurs" -dijo aquella hermosa voz-.

Kai se volvió y vio que un joven se acercaba a ellos, avanzando por la galería a paso ligero, silencioso, cautivador. Llevaba unos ropajes que a la vista saltaban que eran orientales. Era bastante atractivo, un hermoso, brillante y largo cabello amarrazo en un trenza caía por su espalda, siendo de un color negro, enmarcado los finos rasgos de su rostro. Sus ojos eran mas que hermosos, brillantes, cristalinos, de un dorado exquisito y podría jurar que tenían cierto toque felino. Para su sorpresa el pelinegro camino directamente hacia el y le alargo la mano.

"Señor Hiwatari, soy el agente Kon del Departamento de Criptografía del DCPJ" -pronunciaba las palabras con acento mitad ingles, mitad chino (digamos que están hablando ingles xD)- "Es un placer conocerle" -sonrió encantadoramente-.

Kai estrecho su mano y por un instante se perdió en aquella mirada dorada, y sin saber porque sintió que un ligero calor subía a sus mejillas, adornadas con sus muy particulares marcas azuladas.

Kinomiya aspiro con fuerza preparándose sin duda para iniciar una reprimenda.

"Capitán" -dijo el, adelantándose- "Disculpe la interrupción pero..." -mas el peliazul no le dejo terminar-.

Ce n´est pas le moment! " -soltó Kinomiya-.

"He intentado telefonearle" -dijo el ojidorado, sin cambiar de idioma por respeto a Kai- "Pero tenia el móvil desconectado" -explico inocentemente-.

"Si lo he apagado por algo será" -siseo el capitán- "Estoy hablando con el señor Hiwatari".

"Ya he descifrado el código numérico" -dijo con voz neutra-.

A Kai le dio una punzada de emoción, mientras que Hitoshi no sabia que decir.

"Pero antes de explicárselo" -siguió Rei- "Tengo un mensaje urgente para el señor Hiwatari..."

"¿Para el señor Hiwatari?" -la expresión de Hitoshi era de creciente preocupación-.

"Si" -el chino asintió y se giro para mirarlo- "Debe ponerse en contacto con la Embajada de los Estados Unidos, tienen un mensaje para usted que le envía alguien de su país" -explico con una amabilidad que engancho al bicolor-.

La emoción del bicolor dio paso a un atisbo de temor, pues muy pocos colegas sabían de su estancia en aquel país, así que no imaginaba de quien vendría dicho mensaje.

"¿La embajada Americana?" -Hitoshi apretó los dientes al escuchar eso- "¿Y como saben ellos que se encuentra aquí?" -pregunto con desconfianza-.

"..." -Rei se encogió de hombros- "Al parecer han llamado al señor Hiwatari al hotel, y el recepcionista les ha dicho que el agente de la Policía Judicial se lo ha llevado" -explico, aun manteniendo una ligera y agradable sonrisa-.

"¿Y los de la embajada se han puesto en contacto con el Departamento de Criptografía?" -Hitoshi parecía confundido-.

"No señor" -respondió Rei con voz firme- "Cuando he llamado a la centralita de la DCPJ en un intento de contactarme con usted, tenían un mensaje para el señor Hiwatari y me han pedido que se lo pasara si lograba comunicarme con usted".

Kinomiya frunció el seño, e iba a hablar cuando Rei le interrumpió de nuevo.

"Señor Hiwatari" -se acerco a Kai entregándole un papelito que traía en el bolsillo- "Este es el numero de servicio de mensajes de su embajada, quiere que lo llamen lo antes posible, llame ahora mientras yo le explico el codigo a Kinomiya" -lo miro fijamente a los ojos-.

"Gracias" -Kai estudio la nota, tenía un número francés y una extensión- "¿Dónde puedo encontrar un teléfono?" -estaba ligeramente preocupado, pero tu temple era el mismo, tan serio y altitivo-.

Rei hizo un gesto de sacar el móvil de su bolsillo, Hitoshi al ver esto cogió su teléfono y se lo ofreció al bicolor.

"Este numero es seguro señor Hiwatari, puede usarlo con tranquilidad" -dijo sin quitarle los ojos de encima al ojidorado-.

Hiwatari acepto el teléfono, y Hitoshi se llevo al hermoso pelinegro hacia unos metros donde comenzó a regañarlo , a Kai cada vez le caía peor el capitán, se dio la vuelta para no presenciar que el ojiambarino pasase por esa discusión y marco el numero.

Al final después de unos tonos le contestaron, esperaba escuchar la voz de alguna operadora, pero le sorprendió que le saliera un contestador automático. La voz le resultaba conocida, era la misma que le había gustado de Rei Kon.

"Bonjour, vous étes bien chez Rei Kon" -decía la voz al otro lado de la línea- "Je suis absente pour le moment, mais… "

Confundido, Kai se dio la vuelta para aclararlo con el chino de ojos dorados.

"Disculpe ¿Señor Kon?" -no supo como llamarlo a primera instancia- "Creo que se ha..." -pero al instante el chino le corto-.

"No, el numero es el correcto" -interrumpió al momento, anticipándose a la confusión del ojirubí- "La embajada tiene un sistema de mensajes automatizado, lo que tiene que hacer es ingresar un código de acceso para poder escuchar los mensajes..." -explico suavemente-.

"Pero es que..."

"Es el numero de tres cifras que le he anotado en el papel" -corto de nuevo el chino-.

Kai abrió la boca para intentar aclarar el curioso malentendido, pero Rei le dirigió una mirada cómplice que solo duro unos instantes. Aquellos hermosos ojos dorados que tanto habían cautivado desde que los vio, le acaban de mandar un mensaje claro -"No preguntes nada, haz lo que te digo"-.

Confundió marco los tres números que había en la hoja: 454.

La voz que seguía diciendo cosas se interrumpió al momento y Kai escucho la voz electrónica que decía -"Tiene un mensaje nuevo"-, por lo que se veía el 454 era la clave secreta con la cual Rei accedía a sus mensajes desde cualquier numero.

'¿Y ahora resulta que tengo que escuchar los mensajes de este chico?' -pensó con cierto fastidio-.

Kai escucho como la cinta del contestador regresaba, para detenerse y después el mensaje se escucho de nuevo con la voz del chino.

"Señor Hiwatari" -decía aquel mensaje por medio de la grabadora, con un tono de voz algo temeroso- "No reaccione de ningún modo cuando escuche este mensaje, en este momento se encuentra en peligro. Siga mis instrucciones al pie de la letra..."

.: DIEZ :.

Bryan iba al volante del Audi negro que El Maestro había puesto a su disposición, mientras observaba la iglesia de Saint-Sulpice completamente iluminada.

'Así que los paganos utilizaban la casa de Dios para ocultar la clave' -pensó el pelilavanda-.

No era de asombrarse pues los miembros de la hermandad eran unos maestros en el engaño y la ocultación (hey mis parientes XD).

'Cuanto poder obtendrá el Opus Dei' -y era verdad, eso suponía el fin de la guerra-.

Aparco el coche en la desierta Place Saint-Sulpice, aspiro para intentar mantener clara su mente y llevar a cabo la misión que le habían encomendado, mas el dolor de su espalda aun estaba presente a causa de la reciente penitencia que había hecho. Pero ese dolor no se comparaba con la angustia de su antigua vida, según Bryan el Opus Dei le había salvado.

'Librate del odio, perdona a los que te han ofendido' -se decía a si mismo intentando calmarse-.

Sin embargo su mente no pudo alejarse de los recuerdos, aquellos años de agonía que había pasado en la cárcel luego de tantos malos actos que había cometido, encerrado entre cuatro frías paredes de piedra y esperando por su muerte. Su infancia había sido muy dura, creciendo en una familia completamente caótica. Su padre había sido un vil borracho, que disfrutaba de golpear a su madre y de vez en cuanto al mismo Bryan (ssttt... me suena a historia mexicana ¬¬Uu). Pero un día la paliza que le propino a su madre fue terrible y la mujer no volvió a levantarse mas, luego de llorar desconsoladamente en el cuerpo de la mujer, el ojilavanda siendo apenas un niño de siete años había ido a la cocina, tomado un cuchillo como si de su cuerpo un demonio se hubiese apoderado se dirigió hacia el lugar donde su padre, todavía estando ebrio dormía. Sin decir nada clavo el cuchillo en su espalda haciendo que el hombre gritase del dolor, mas volvió a hacer lo mismo varias veces hasta que la casa quedo en silencio. Esa noche escapo de ahí.

Sin más vago por las calles y por su aspecto fue marginado entre los marginados. Tuvo que vivir en el sótano de una fabrica abandonada, alimentándose de fruta que robaba y pescado crudo que recogía en el muelle, su única compañía eran revistas viejas que encontraba y con las cuales aprendió a leer sin que nadie le enseñase. Se había hecho de buena fuerza física debido a la vida que estaba llevando.

Fueron tiempos difíciles cuando había ido a dar a la cárcel luego de matar a otro hombre, donde sintió luego de tanto tiempo confinado en aquel lugar se había vuelto casi un fantasma, que era transparente, alguien que caminaba solo por el mundo.

Mas una noche los gritos de los otros presos le despertaron, un temblor sacudía con violencia el suelo y los pisos de su celda, un gran pedazo de roca cayó y al fijar su mirada de donde había venido observo un hueco de tamaño considerable en la pared, viendo la luna por primera vez en años.

Esa noche escapo costándole su huida un enorme trabajo. Termino bajo el cuidado del padre Boris Balkov quien había estado al pendiente de el por muchos días antes de que se restableciese. El hombre fue el primero en tratarlo con amabilidad en toda su vida y mas le sorprendió a Bryan el saber que aquel padre era consiente de su estado como fugitivo, como criminal peligroso... mas Boris no le rechazo y en cambio afianzándose de la Biblia le ofreció al ojilavanda una vida nueva bajo la bondad infinita del todo poderoso Dios, encaminada en la pureza de su palabra y en sus valiosas enseñanzas (no saben como me cuesta escribir esto ¬¬Uu).

Y ese día Bryan había vuelto a nacer, se había vuelto de nuevo palpable... ya no era mas un fantasma.

Mientras a veinte mil pies de altura sobre del Mediterráneo el vuelo 1725 (en realidad es 1618 pero le cambie para hacer una alegoría de mi edad y la de mi hermano... no me hagan caso) de Alitalia pasaba por una serie de turbulencias. Mas Boris no pensaba en ello pues estaba todavía muy perdido en sus pensamientos. Se moría de ganas por llamar a Bryan y así saber que es lo que había pasado mas no podía.

El Maestro había sido completamente precavido en cada uno de los pasos que había dado, manteniendo las comunicaciones seguras y aunque le había cortado el contacto con Bryan, el Obispo Boris estaba más que seguro que todo aquello era por la propia seguridad de la misión que estaban llevando a cabo. El Maestro le había pedido veinte millones de euros, mas la cantidad era completamente ínfima para algo tan importante como lo que estaban buscando.

El Maestro y Bryan no fallarían. El dinero y la fe movían montañas.

Continuara...

CcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcCcC

Seh ya se que dije que andaba en huelga laboral pero, una actualización no le hace daño a nadie ñ.ñ ¿Qué quieren que haga? Me gusta escribir pese a todo y pues... escribo ¡Jah! Hasta que al fin nuestro bello y hermoso neko hace su aparición, y noten que hablo del neko como "nuestro" porque es de todas las chicas que lo queremos, no solamente mío XD como sea no tengo nada mas que decir ó.Ò solo que como muchas ya sabrán, los "lindos" administradores de la pagina nos han prohibido oficialmente contestar los reviews... así que, ya no puedo contestarlos ¬¬ si me lo preguntan esta regla es absurda y no la entiendo, no entiendo que tiene de malo ni porque lo han prohibido pero bueno... normas son normas aunque no me gusta seguirlas tendré que hacerlo.

Gracias por su review a:

0Axis0

El verdadero poder del corazón

Sísmica La Sombra

Aniat Hikoui

Nekot

Shiroi Tsuki

Asuka-chan

Y ahora un comercial XD si quieren leer algo que sea hemm... fuera de lo normal, con una pareja muy extraña 9.9 situaciones por demás traumantes y mucho, mucho drama... entonces lean el fanfic "Nas Nie Dagoniat" bajo el nombre de autora de Sacristhia Celen Oscurathi, aunque advierto que no es para corazones débiles muajajajaja... bueno creo que ya no tengo nada mas que decir ¬¬Uu yo paso a retirarme ¡Nos vemos! Y gracias por leer.

Atte. Celen Marinaiden. "Si me enseñaste a vivir ahora enséñame a morir..."