Acotaciones:

"..." diálogos

'...' pensamientos

(...) mis burdos comentarios

Datos del fic:

Titulo: "El Código Da Vinci"

Autor: Celen Marinaiden.

Genero: AU, Shonen-ai, yaoi, misterio y lo que vaya saliendo según el libro.

Parejas: KaixRei.

Disclaimer: Ni la idea, ni la trama del fanfic me pertenece, todo ha sido tomado del libro "El Código DaVinci" de Dan Brown y por lo tanto los derechos le pertenecen solamente a el, mientras que Beyblade pertenece a Aoki Takao, en dado caso ambas cosas el libro y el anime no tienen nada que ver conmigo, no hago esto con fines de lucro y no me estoy ganando nada, todo es de sus respectivos autores.

Reparto del capitulo:

Robert Langdon: Kai Hiwatari

Shopie Neveu: Rei Kon

Jérome Collet: Tyson Granger

Bezu Fache: Hitoshi Kinomiya

Silas: Bryan Kuznetzov

Manuel Aringarosa : Boris Balkov

Claude Grouard: Claude

Leigh Teabing: Zeo Zagart

¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸, El CóDiGo Da ViNcI ¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø,¸¸,

.: TREINTA Y CUATRO :.

El chofer que fue a buscar al obispo Boris en el aeropuerto internacional Leonardo da Vinci, lo hizo de manera discreta. Recogiéndose un poco los faldones de la sotana, Boris entro tomando asiento en la parte trasera, pensando en lo largo que seria el trayecto que le aguardaba hasta Castel Gandolfo, el mismo recorrido que ya había hecho hacia meses.

'El viaje a Roma del año pasado' -pensó, suspirando- 'La noche mas larga de mi vida'.

Hacia cinco meses, había recibido una llamada en Vaticano, en la que se requería su inmediata presencia. Sin embargo no le explicaron nada mas. Boris había sospechado que aquella convocatoria tan misteriosa era para que el Papa y otros miembros del vaticano diesen su visto bueno al Opus Dei, pues hacia poco que una de sus Obras en la ciudad de Nueva York había sido terminada y debido a que una revista importante había descrito aquella sede como un faro de catolicismo integrado con modernidad hacia la sociedad, lo mas seguro es que el Vaticano estuviese satisfecho, pues desde hacia tiempo parecía que la palabra "moderno" le interesaba. Sin embargo grande había sido su sorpresa al darse cuenta de que no era llevado hacia el Vaticano, sino hacia la casa de verano de su Excelencia. Aquella que poseía uno de los observatorios mas avanzados de toda Europa, y él no entendía porque el Vaticano tenía tanto interés en unir la fe con la ciencia, pues según Boris, la fe no necesitaba de pruebas físicas y reales. Al llegar, le había recibido un padre que además de ello era Astrómono, y aquel simple hecho hizo que le desagradase. Fue conducido por la casa hasta llegar a unas enormes puertas de roble con una placa metálica.

BIBLIOTECA ASTRONOMICA

Ponía la placa. Boris había escuchado hablar del lugar, donde se decía que habían más de 25,000 volúmenes, entre los que se encontraban ediciones únicas de obras de Copérnico, Galileo, Kepler, Newton y Secchi. Y supuestamente aquel también era el sitio de reuniones privadas que llevaban a cabo los colaboradores de mayor rango. Al llegar, el Obispo Boris no sabía ni imaginaba la impactante y mortífera noticia que recibiría, ni los terribles hechos que con ello se desencadenarían. Pero una hora después cuando la reunión ya había terminado, el pensamiento de que solamente quedaban seis meses para que todo acabase, rondaba con insistencia en su mente.

Ahora, en el automóvil, Boris sabía que este encuentro seria muy diferente al primero. Sin embargo a pesar de que intentaba relajarse, estaba inquieto debido a que el teléfono móvil no sonaba. Intentando relajarse, acaricio el anillo de color púrpura que portaba, pasando sus dedos por la forma que tenía, y recordó que el poder que simbolizaba aquel anillo era ridículamente menor al poder que pronto alcanzaría.

.: TREINTA Y CINCO :.

El interior de Gare Saint-Lazare se parecía a cualquier otra estación de tren europea. Con peculiares personajes en cada parte en la que se observaba.

Rei alzo la vista para leer el enorme panel de información que tenía encima. Las placas blancas y negras comenzaron a cambiar hasta que dejaron a la vista las actualizaciones de las siguientes salidas. El primer destino era Lille, en el tren rápido de las 3:06.

"Ojalá saliese antes" -dijo el chino- "Pero tendrá que ser Lille".

Desconcertado, Kai se fijo en su reloj. Apenas eran las 2:59. El tren no tardaría en salir y ellos no siquiera habían comprado los boletos. Sin embargo, Rei lo tomo del brazo y lo llevo a la taquilla de ventas.

"Compra dos boletos con tu tarjeta de crédito" -indico él-.

"Creí que las tarjetas estaban fuera" -frunció el ceño- "Se pueden rastrear y hacer un seguimiento de..."

"Precisamente por eso".

Kai decidió no preguntar más, porque sabía que estaba demás intentar adelantarse a los pensamientos de Rei Kon, quien sin duda le había demostrado que poseía una mente brillante. Si el chino decidía ser un criminal, seguramente seria uno de los mejores. Con su Visa compro dos boletos hacia Lille y se los dio al oriental. Él lo llevo hasta los andenes, donde el acostumbrado ding-dong se había dejado escuchar seguido del anuncio por altavoz anunciando que el tren del mismo que habían comprado los boletos estaba por salir. Sin embargo pese a lo que Kai pensaba, Rei lo tomo del brazo y empezó a guiarlo en dirección contraria hacia donde se encontraba la locomotora lista para partir. Cruzaron corriendo el vestíbulo lateral, entraron en un café que abría toda la noche, y finalmente pasaron una puerta trasera que daba hacia una calle tranquila. Junto a la puerta, solo un taxi aguardaba. Cuando el taxista vio a Rei, encendió y apago las luces, al instante él y el bicolor abordaron el asiento trasero. Mientras el automóvil se alejaba de la estación, Rei saco los dos billetes que acababan de comprar y los rompió por la mitad.

'Setenta dólares a la basura' -suspiro resignado el bicolor-.

Mientras mas se alejaban de la estación y parecían perderse en las calles, Kai todavía no tenía la sensación de haber escapado. Rei había pedido al chofer que los llevase fuera de la ciudad, y por la expresión de concentración en aquel rostro de piel acanelada, el ruso estaba seguro de que el ojidorado estaba pensando en cual seria su siguiente movimiento.

¡Bien! Rei no solamente era una cara bonita, con un cuerpo que a juzgar por la ropa no era nada despreciable, sino que también incuestionablemente se trataba de una persona inteligente, eso le daba un gran punto a su favor. Lo mínimo que Kai solía exigir a la hora de buscar una pareja es que fuese inteligente. Aparentemente en el ámbito tanto físico como mental, Rei sencillamente era: Perfecto.

Antes de que sus pensamientos se descarriasen mas de lo debido, el ojicarmín volvió a fijarse en la llave que sostenía en manos, levantándola hasta la ventana para poder verla mejor, acercándola a sus ojos para ver si encontraba algo que indicara donde la habían fabricado. Sin embargo no logro distinguir otra cosa que no fuese el símbolo del Priorato.

"No tiene sentido" -mascullo, con desprecio-.

"¿Qué, exactamente?" -pregunto Rei saliendo de sus pensamientos, y enfocando su atención en el ruso a su lado-.

"Que tu abuelo se metiese en tantos líos para darte una llave, si ni siquiera sabes que hacer con ella".

"Uh... estoy de acuerdo" -exclamo con cierto sarcasmo-.

"¿Estas completamente seguro de que no anoto nada mas al reverso del lienzo?".

"Lo revise todo, y no había nada mas, te lo aseguro. La llave estaba encajada en una de las esquinas, la tome, la guarde y salimos de allí".

Kai frunció el ceño insatisfecho, y enfoco su mirada en el extremo del tronco triangular, entrecerró los ojos y miro en la empuñadura con atención, tampoco había nada.

"Pareces un niño pequeño y resentido" -le comento con sorna el oriental-.

El bicolor volteo a mirarle, apreciando la sonrisa que en aquel momento le estaba regalando Rei.

"¿Cómo puedes estar tan tranquilo en medio de este lió?" -pregunto él, con un tono de voz que distaba del reproche-.

"Porque no estoy solo" -se encogió de hombros- "Estoy contigo, y eso me basta para conservar la calma".

Vaya... si tan sólo no fuese porque aquel no era el momento ni la situación adecuada, Kai estaba seguro que desde hacia tiempo hubiese comenzado alguno que otro pequeño juego de seducción con aquel pelinegro de llamativos ojos dorados. Claro, necesitaba saber si a Rei no le era del todo indiferente, porque en lo que a él respectaba, el chino se había convertido en una de esas cosas que deseaba "tener".

"Mira" -Rei señalo hacia la llave, sacándolo de sus nada adecuados pensamientos- "Parece que hace poco la limpiaron".

"¿Cómo lo sabes?".

"Porque huele a alcohol de quemar" -respondió sencillamente-.

"¿Cómo?".

"Pues porque parece que alguien le ha pasado algún tipo de producto encima".

Y para hacer mas obvio el hecho, tomo la llave y la acerco a la nariz del bicolor, quien tuvo que confirmar que el chino estaba en lo cierto. Perfecto, su nuevo proyecto de pareja era todo un Sherlock con voz atrayente y personalidad cautivante. Ah, porque sí... ¿No lo había dicho ya? Pero definitivamente luego de todo lo que habían pasado, comenzaba a pensar seriamente que una relación con Rei era lo mejor que podría dar aquella noche de locuras y fugas. Sólo esperaba que cuando toda esta locura terminase, lo hiciese bien y dejándole la posibilidad de frecuentar al chino. Pero tenía la sensación de que a lo mejor que llegaría aquel disparate, seria a dejarlos a ambos tras las rejas por años incontables.

"Por este lado huele más" -cambio la posición de la llave- "¿Tú que dices?".

El bicolor tomo la llave de manos del otro, rozando intencionalmente su mano en un contacto que definitivamente no podía pasar como "casual". Sin embargo, él aparento no ser conciente siquiera y observo la llave con detalle. Rei solamente enarco una ceja, mirando durante unos instantes su mano.

"Tienes razón" -concordó- "Es como si hubiesen utilizado algo a base de alcohol, o le hubiesen pasado algún tipo de producto de limpieza, o..." -se detuvo-.

El ruso giro la llave para que la luz le diese más directamente, y miro la superficie lisa. Parecía brillar en ciertos sitios, como si estuviese mojada.

"¿Te habías fijado en este lado de la llave antes de metértela en el bolsillo?".

"No" -negó suavemente- "Tenía un poco de prisa ¿No te parece?".

"¿Todavía tienes la linterna de rayos ultravioleta?".

Sin chistar, Rei se metió la mano en un bolsillo y la saco, entregándosela al bicolor. Kai la encendió y enfoco el reverso de la llave, que se ilumino al momento con un resplandor fosforescente. Había algo escrito con letra apresura pero legible.

"Bueno" -sonrió ladeadamente- "Ahora sabemos porque huele a alcohol".

Rei miraba asombrado las letras que estaban escritas en el reverso de la llave.

24 Rue Haxo

Sin duda aquella era una dirección.

"¿Y dónde esta la calle?" -pregunto Kai-.

Rei no sabía, mas se hizo hacia el frente en el asiento y le pregunto al taxista.

"Connaissez vous Rue Haxo?" -pregunto Rei-.

El taxista, aparentemente tras pensarlo después de un rato, asintió. Le dijo al chino que se encontraba cerca de las pistas de Roland Garros, a las fueras de Paris. Así que el chino le pidió que les llevase ahí inmediatamente.

"La manera mas rápida de llegar es atravesando el Bois de Boulogne" -dijo el taxista- "¿Esta bien?".

Rei puso un gesto contrariado, se le ocurrían mejores formas menos escandalosas de llegar, pero aquella noche no podía permitirse ser tan remilgoso.

"Oui" -respondió él-.

Rei se acomodo nuevamente, regresando su vista hacia la llave, preguntándose que es lo que habría en el numero 24 de la Rue Haxo ¿Quizá una inglesa? ¿Alguna especie de sede del Priorato? Repentinamente, su mente volvió a llenarse de las imágenes que había visto en la cueva del sótano hacia años.

"Kai, tengo muchas cosas que contarte" -dijo al fin- "Pero antes quiero que tú me cuentes a mí todo lo que sepas del Priorato de Sión".

.: TREINTA Y SEIS:.

En el exterior de la Salle des États, Hitoshi se iba poniendo cada vez mas furioso a medida que el guardia, Claude, le explicaba como le habían desarmado Rei y Kai.

"Capitán" -el teniente Takao venia hacia ellos desde el puesto de mando- "Capitán, acaban de informarme que han localizado el coche del agente Kon".

"¿Han conseguido llegar a la embajada?".

"No, a la estación del tren. Han comprado dos boletos y el tren ha salido hace muy poco".

Hitoshi le hizo un gesto a Claude para que se retirase, y condujo a Takao hacia una sala contigua.

"¿Cuál es el destino de ese tren?" -pregunto en voz baja, como si se estuviesen secreteando-.

"Lille".

"Seguramente es una pista falsa" -concluyo, formulando un plan- "Esta bien, que alerten a la siguiente estación, que detengan el tren y lo inspeccionen por si acaso. Que no muevan el coche de donde esta y que sitúen a agentes de paisano por si vuelven a buscarlo. Que envíen hombres a rastrear las calles de los alrededores, por si se hubiesen escapado a pie ¿Hay alguna parada de autobuses en la estación?

"A esta hora no circulan autobuses, señor. Sólo hay una parada de taxis".

"Bueno, pues que interroguen a los taxistas por si han visto algo. Y que se pongan en contacto con la central del taxi para dar una descripción de los desaparecidos. Yo voy a llamar a la Interpol".

Takao pareció sorprendido.

"¿Va a dar a conocer lo que sucedió?".

A Hitoshi no le hacia ninguna gracia ponerse en evidencia, pero no veía otra solución.

Los primeros sesenta minutos posteriores a la huida, un fugitivo es predecible pues siempre necesitaba de lo mismo: desplazamiento, alojamiento y dinero. La Santísima Trinidad. Gracias a la Interpol esas tres cosas se hacían imposibles, ya que mediante el envió de fotografías de Kai y Rei por fax a las autoridades parisinas del transporte, a los hoteles y a los bancos, la Interpol les dejaría sin opciones, sin modo de salir de la ciudad y sin ninguna lugar en donde esconderse. Al desesperarse, lo mas seguro es que cometiesen algún error, y sea cual sea la tontería que hiciesen gracias a ello terminarían dando con su paradero.

"Pero sólo alertara de Hiwatari, supongo" -dijo dubitativo Granger- "De Rei Kon no. Es agente del cuerpo".

"¡Pues claro que a él también!" -bramo- "¿De que sirve seguir la pista de Hiwatari, si Kon puede seguir haciendo todo el trabajo sucio? Tengo la intención de buscar en la hoja de empleo de Kon a amigos, familiares o contactos personales para ver si encontramos a alguien que nos ayude. No tengo ni idea de qué pretende, pero sé que le va a costar bastante mas que su empleo".

"¿Prefiere que yo siga al teléfono o me quede en la calle?".

"En la calle, acérquese a la estación de tren y coordine el equipo. Tiene usted las riendas, pero no dé un solo paso sin consultármelo".

Oh, genial, su hermano acababa de darle una misión... ¿No podría simplemente dejarlo en el teléfono? odiaba que Hitoshi le diese responsabilidades, porque cada error cometido fuese o no su culpa, no dejaba de echárselo en cara. Lo malo de trabajar con la familia.

De pie en la sala, Hitoshi noto que estaba rígido, sin embargo debía de tranquilizarse. Ni a un agente experimentado le resultaría fácil soportar la presión a la que la Interpol estaba a punto de someterle.

'¿Un criptólogo y un profesor?' -pensó con burla-.

Ni siquiera durarían hasta el amanecer.

.: TREINTA Y SIETE :.

Al boscoso parque, conocido como Bois de Boulogne se le conocía con muchos nombres, sin embargo los mas enterados lo conocían como "El jardín de las delicias". Sin embargo, aquello parecía una broma, pues el bosque era oscuro y lleno de recovecos, un purgatorio para los raros y los fetichistas. De noche, sus caminos sinuosos se poblaban de centenares de cuerpos de alquiler, delicias para satisfacer los más profundos deseos de hombres, mujeres y demás.

Mientras Kai ponía en orden sus ideas para tratar de hablarle a Rei del Priorato de Sión, el taxi atravesó el arbolado acceso al parque y empezó a dirigirse hacia el este de una calle empedrada A medida que atravesaron el camino, y con tranquilidad, el chino permanecía con su vista hacia en el bicolor, esperando por escucharle hablar. Sin embargo el paisaje que se veía en todas partes alrededor del taxi era comparable solamente al que podría ofrecer un burdel de mala muerte en Nueva York. Había desde adolescentes mostrando los pechos al aire, hasta hombres usando solamente una tanga... y bellas mujeres que en realidad no eran mujeres.

"He visto cosas peores" -comento con cierta diversión el chino, al ver como Kai se volvía hacia él y respiraba hondamente- "O mejores" -acentuó la sonrisa- "Olvida el encantador paisaje y mírame a mí ¿De acuerdo?... ahora ¿Me podrías hablar del Priorato de Sión?".

Kai asintió, incapaz de poder imaginar un escenario más inadecuado para recrear la leyenda que estaba a punto de contar. Sin embargo la idea de solamente mirar al pelinegro mientras lo hacia parecía mas que aceptable, al menos ahora tenía una excusa para no quitarle los ojos de encima. Eligiendo por donde empezar, pues la historia de la hermandad era más que extensa, llena de secretos, chantajes, traiciones e incluso brutales torturas a manos de un Papa colérico.

"El Priorato de Sión lo fundo en Jerusalén un rey francés llamado Godofredo de Bouillon, en el año de 1099, inmediatamente después de haber conquistado la ciudad".

"Encantador nombre" -no evito el sarcasmo, Kai tan solo sonrió ligeramente antes de continuar-.

"Ese rey, supuestamente, tenía en su poder un importante secreto, un secreto que había estado en conocimiento de su familia desde los tiempos de Jesús. Temeroso de que se perdiera a su muerte, fundo una hermandad secreta... Sí, fundo el Priorato de Sión, al cual le encargo la misión de velar por el secreto, transmitiéndolo de generación en generación. Durante sus años en Jerusalén, el Priorato tuvo conocimiento de una serie de documentos enterrados debajo de las ruinas del templo de Herodes, construido a su vez sobre otras más antiguas a las del rey Salomón. Según creían, esos documentos constataban el secreto de Godofredo y eran de una naturaleza tan explosiva que la Iglesia no pararía hasta quedarse con ellos".

Rei le dio una mirada escéptica.

"El Priorato juro que, por mas tiempo que les llevase, debían recuperar aquellos papeles y protegerlos para siempre, logrando así que la verdad no se perdiese. Para poder rescatarlos, el Priorato creo un brazo armado, un grupo de nueve caballeros llamado la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del templo de Salomón" -hizo una pausa, tomando aire- "Mejor conocidos como los Caballeros Templarios".

Ahora, Rei puso una expresión que dejaba ver que había entendido algo.

Kai había dado muchas pláticas de los Templarios, y parecía que al menos todo mundo había oído hablar de ellos de forma general. Para los estudiosos, la historia de los templarios era un mundo incierto donde hechos, leyendas y errores se confundían hasta tal punto que resultaba prácticamente imposible extraer algo de verdad de ellos.

"¿Me estas diciendo que el Priorato de Sión creo la Orden de los Templarios para recuperar una serie de documentos secretos? Yo creía que su misión era proteger Tierra Santa" -frunció el ceño, esperando una aclaración-.

"Eso es un error frecuente" -dijo de manera solemne- "La idea de la protección de los peregrinos era un disfraz bajo el que los templarios se ocultaban, y llevaban a cabo su misión. Su verdadero trabajo en Tierra Santa era rescatar los documentos enterrados debajo de las ruinas del templo".

"¿Y los recuperaron?" -Kai sonrió, complacido con el interés que mostraban aquellos ojos dorados-.

"Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero en lo que todos los estudiosos coinciden es en que sí encontraron algo enterrado en las ruinas... algo que les hizo ricos y poderosos mas allá de lo imaginable".

Kai hizo un breve repaso de las ideas mas aceptadas sobre la historia que estaba contando. Explicando que estos caballeros estuvieron en los Santos Lugares durante la Segunda Cruzada y que le dijeron al rey Balduino II (otro nombre encantador XD) que estaban ahí para proteger a los peregrinos cristianos, aunque no recibían sueldo alguno y hacían voto de pobreza, así que le pidieron permiso para instalarse en los establos que había en las ruinas del templo. El rey se los concedió, y los caballeros ocuparon su humilde residencia dentro de aquel devastado lugar de culto.

"Aquella peculiar elección de alojamiento" -prosiguió Kai- "Había sido cualquier cosa menos coincidencia, los caballeros creían que los documentos que buscaba el Priorato estaban enterrados en aquellas ruinas, bajo el Sanctasactórum: cámara sagrada en la que se creía que residía Dios; literalmente, el centro absoluto de la fe judía. Durante casi una década, los nueve caballeros vivieron en aquellas ruinas, excavando en secreto entre los escombros hasta llegar a la roca".

"¿Y dices que sí encontraron algo?" -cuestiono, con una curiosidad casi infantil-.

"No hay duda".

El bicolor explico que les había costado nueve años, pero que al fin habían encontrado lo que estaban buscando. Sacaron el tesoro del templo y regresaron a Europa, donde su influencia pareció hacerse más grande de la noche a la mañana.

Nadie estaba seguro de si los templarios habían chantajeado al Vaticano o si la iglesia simplemente había intentado comprar su silencio, pero el caso es que el papa Inocencio II dicto una insólita orden papal por la que se concedía a los caballeros un poder ilimitado y se les declaraba "una ley en si mismos", un ejército autónomo, independiente de cualquier interferencia de reyes o clérigos, de cualquier forma de poder político o religioso.

Con su recién adquirida carta blanca, otorgada por el Vaticano, los templarios se expandieron a una velocidad de vértigo, tanto en número como en peso político. Acumulando propiedades en mas de doce países, empezando a conceder créditos a casas reales arruinadas y a cobrar intereses, estableciendo de ese modo el precedente de la banca moderna e incrementando más aun su riqueza e influencia.

Sin embargo, a principios del siglo XIV, el poder que los templarios habían obtenido hizo que el papa Clemente V decidiese hacer algo con la situación, ayudado de la colaboración del rey francés Felipe IV, el Papa ideo un ingenioso plan para neutralizar a los Caballeros de la Orden del Temple y adueñarse de sus tesoros, pasando también a conseguir el control sobre sus secretos. En una maniobra militar digna de la CIA, Clemente envió ordenes selladas a todos sus soldados, distribuidos por todo el territorio europeo, que no debían abrirse hasta el viernes 13 de octubre de 1307.

Al amanecer de aquel día, los documentos sellados se abrieron revelando su sobrecogedor contenido. En aquellas cartas, el Papa aseguraba que había tenido una visión de Dios, en la que le advertía de que los templarios eran unos herejes, culpables de rendir culto al demonio, de homosexualidad (ok, tengo un problema con ese tal Papa Clemente ¬¬ suerte de él, que ya se murió), de ultraje a la cruz, de sodomía y demás comportamientos blasfemos. Y Dios le pedía al Papa (¡ya, claro! Dios) que limpiara la tierra, que reuniese a todos los templarios y los torturara hasta que confesasen sus pecados contra Dios. La perversa operación de Clemente funciono a la perfección, aquel mismo día se detuvo a un gran numero de caballeros de la orden, se les torturo y fueron quemados en la hoguera vivos, acusados de herejes. En la cultura moderna aun persistían ecos de aquella horrenda tragedia: el viernes trece seguía considerándose como un día de mala suerte en muchos sitios.

Rei parecía entre desconcertado e indignado.

"¿La orden fue destruida? Yo creía que seguían existiendo hermandades de templarios" -debatió él-.

"Sí, siguen existiendo, bajo diversas denominaciones. A pesar de las falsas acusaciones de Clemente, que hizo todo lo posible por aniquilarlos, los templarios tenían poderosos aliados y algunos lograron escapar de las torturas vaticanas. El verdadero objetivo del Papa eran los poderosos documentos que tenían los templarios y que en apariencia eran su fuente de poder, pero nunca los encontró. Aquellos documentos llevaban ya mucho tiempo en manos de los arquitectos a la sombra de los templarios, los miembros del Priorato de Sión, cuyo velo de secretismo los había mantenido a salvo de las masacres del vaticano, pero al ver que la Santa Sede iba cerrando cada vez mas el cerco, el Priorato saco una noche los documentos de la iglesia de Paris donde los escondían, y los llevo a unos barcos templarios anclados en La Rochelle".

"¿Y adonde los llevaron?" -Kai tan solo se encogió de hombros-.

"La respuesta a ese misterio solo la tiene el Priorato de Sión, como esos documentos siguen siendo fuente de constantes investigaciones y especulaciones, se cree que han sido cambiados de sitio varias veces, hoy en día las conjeturas apuntan a que se encuentran en algún lugar del Reino Unido" -Rei puso una cara de preocupación- "Durante mil años han circulado leyendas sobre este secreto. Toda la serie de documentos, su poder y el secreto que revelan han pasado a conocerse con un único nombre: el Sangreal".

"¿El Sangreal? ¿Tiene que ver con la sangre?" -el bicolor asintió-.

"La leyenda es complicada, pero lo que no hay que olvidar es que el Priorato conserva la prueba, y supuestamente aguarda el momento mas conveniente de la Historia para revelar la verdad".

"¿Sí? ¿Qué secreto puede tener tanta fuerza?" -Rei inclino la cabeza hacia un lado, mirándolo fijamente-.

"Rei" -Kai suspiro antes de continuar- "La palabra Sangreal es muy antigua. Con los años, ha evolucionado hasta otra forma, un termino mas moderno" -se detuvo un instante- "Cuando te diga cual es, te darás cuenta de que sabes muchas cosas sobre él. De hecho, casi todo el mundo ha oído hablar de la historia del Sangreal".

"Pues yo no" -dijo incrédulo-.

"Sí, seguro que sí" -Kai sonrió- "Lo que pasa es que tú lo conoces como el Santo Grial".

.: TREINTA Y OCHO :.

En el asiento trasero del taxi, Rei no le quitaba la vista de encima a Kai.

"Estas de broma" -refuto- "¿El Santo Grial?" -el bicolor asintió, muy serio-.

"Sangreal, es literalmente, Santo Grial".

"Yo creía que el Santo Grial era un cáliz, y tú dices que es una serie de documentos que revelan un oscuro secreto" -si, el asunto parecía incongruente-.

"Sí, pero los documentos del Sangreal son solo la mitad del tesoro del Santo Grial, están enterrados con el propio Grial... y revelan su verdadero significado, si esos documentos dieron poder a los templarios fue porque descubrían la verdadera naturaleza del Grial".

Rei ahora se sentía mas perdido que antes. Según sabía, el Santo Grial era el cáliz en el que Jesús había bebido durante la ultima cena, y con el que posteriormente, José de Arimatea había recogido la sangre que le brotaba del costado en el momento de la crucifixión.

"El Santo Grial es el cáliz de Cristo" -dijo, como si se aferrase a la idea- "Menos complicado no puede ser".

"Rei" -susurro el bicolor, acercándose a él- "Según el Priorato de Sión, el Santo Grial no es en absoluto un cáliz, aseguran que la leyenda del Grial que dice que es una copa, es de hecho una ingeniosa treta de simbolismo. Es decir, que la historia del Grial usa al cáliz como una metáfora de otra cosa, de algo mucho mas poderoso" -hizo una pausa- "Algo que encaja a la perfección con todo lo que tu abuelo ha intentado decirnos esta noche, incluyendo sus referencias simbólicas a la divinidad femenina".

Aun sin entender, Rei veía en la sonrisa que Kai le dirigía, que él comprendía su confusión. Si no hubiese estado tan ocupado en pensar, habría notado justo el momento en el que el ruso levanto su mano derecha y quito uno de sus mechones negros, sin embargo solo se percato de la acción hasta que la misma mano le paso suavemente por la mejilla. Eran ideas suyas, o... ¿Kai estaba coqueteándole? De no estar metidos en un lió, perseguidos por toda la policía francesa y huyendo, consideraría la idea como algo factible, pero Kai no podía estar pensando en cosas así... ¡En un momento como ese! ¿Verdad?

Negando mentalmente, le dio una sonrisa tímida, y decidió que lo mejor seria continuar con la plática, estaba seguro que aun le faltaba demasiado por saber.

"Pero" -murmuro, aun con la mirada penetrante del bicolor en su persona- "Si el Santo Grial no es un cáliz, entonces ¿Qué es?" -y nuevamente ladeo la cabeza-.

Kai pensó que un buen momento se había ido al demonio. Sabía perfectamente que aquella pregunta iba a llegar, pero no sabía como contestarla. Rei se quedaría desconcertado, igual que su editor unos meses atrás, cuando Kai le había dado el borrador del texto en el que había estado trabajando.

Su editor había rechazado en primera instancia la teoría que exponía Hiwatari para su libro, alegando que no podía publicar algo que contuviese un material de aquella "índole", ya que la reputación del bicolor se iría al suelo, y afuera de la editorial seguramente habría mas de una manifestación de personas furiosas. Kai sin embargo, estoicamente y sin perder su porte altivo, le había entregado una lista con mas de cincuenta títulos de libros, tanto contemporáneos como antiguos que exponían la misma teoría que Kai en su libro.

El ruso le había explicado a su editor, que ahora parecía incrédulo al ver nombres de historiadores importantes y serios, hablar sobre lo mismo que el bicolor traía en manos, ya que según palabras de Kai, él solamente se había basado en pruebas iconografías para apoyar su teoría. Uno de esos autores, era sir Zeo Zagart, un miembro de la Real Sociedad de Historiadores, quien creía en la misma teoría que el ojicarmín.

Su editor aun seguía escéptico, de que tantos libros hablasen del tema, y aun así esa "información" no fuese comentada en la sociedad. Kai había refutado que era imposible que libros como esos pudiesen competir con el mayor best seller de todos los tiempos. En aquel momento su editor había arqueado las cejas.

"No me digas que Harry Potter va sobre el Santo Grial".

Kai torció la boca, y casi ríe.

"Me refiero a la Biblia".

Su editor levanto la cabeza y le miro.

"Ya lo sabía" -dijo únicamente-.

Sin embargo, el bicolor fue sacado abruptamente de sus pensamientos por un grito repentino de Rei.

Laissez-le!" -grito fuertemente el chino, haciendo temblar el aire en el interior del taxi- "¡Suéltelo!".

Kai dio un respingo al ver como Rei se echaba hacia delante y le gritaba al taxista que había cogido el aparato de radio-teléfono y estaba hablando por el, con agilidad, el chino se giro, metió la mano en el bolsillo de la chaqueta de Kai y saco la pistola, apunto la cabeza del taxista el cual soltó el radio al momento y levanto la mano por encima de la cabeza.

"¡Rei!" -grito Kai- "¿Pero que estas...?".

"Arrêtez!" -ordeno él-.

Temblando, el taxista obedeció. Fue entonces cuando Kai escucho una voz que hablaba desde la centralita de la empresa de taxis, y se oía por el altavoz del salpicadero "...qui s´apelle Agent Rei Kon..." la radio crepito, "... et un américain, Kai Hiwatari..."

Oh, perfecto... ¿Americano? Claro, claro... debería haber matado a su padre ruso, por permitir que su adorada madre también rusa, lo dejase nacer en los Estados Unidos de América. De todas formas, ambas Embajadas ya estaban descartadas, tanto la Rusa como la Americana... ¡Valiente provecho saco de eso!

"Descendez!" -ordeno el chino-.

El tembloroso conductor no bajo las manos de la cabeza ni para salir del coche. Dio varios pasos atrás. Rei había bajado la ventanilla y seguía apuntando al desconcertado taxista.

"Kai" -dijo con voz sorprendentemente tranquila- "Ponte la volante, conduces tú".

El bicolor no pensaba discutirle a un encantador, pero armado Rei Kon. Se bajo del coche y se sentó al volante, el taxista maldecía sin parar con las manos levantadas.

"Espero" -añadió el chino desde el asiento de atrás- "Que con lo que has visto de nuestro bosque mágico ya hayas tenido bastante" -Kai asintió determinadamente-.

"Mas que suficiente" -mascullo-.

"Muy bien, pues vamos a salir de aquí ahora mismo".

El bicolor bajo la vista hacia los pedales, indeciso. Maldijo y agarro el cambio de velocidad, buscando el embrague.

"Rei, tal vez deberías saber que yo..."

"¡Arranca!".

De acuerdo, seguía firme en que no discutiría con Rei y ese revolver. Además, su adorable chino calmado, aparentemente no lo estaba en aquel momento.

Fuera, varias prostitutas se estaban congregando para ver que era lo que sucedía. Una de ellas marco un número en su teléfono móvil. Kai piso el embrague y metió primera o al menos lo intento. Dio gas, para probar la potencia del motor. Finalmente soltó el embrague y las ruedas chirriaron, el taxi salio disparado y la multitud que se había congregado se disperso para ponerse a cubierto. La mujer del teléfono se medio entre los árboles y se salvo por poco de ser atropellada.

"Doucement!" -exclamo Rei, mientras el auto avanzaba a trompicones por la carretera- "¿Qué estas haciendo?".

"Trate de advertírtelo" -dijo con un sarcasmo arrastrado, hablando con fuerza para hacerse oír por encima del rechinar de la caja de cambios- "¡Yo conduzco sólo automáticos!".

.: TREINTA Y NUEVE :.

Aunque aquella habitación del edificio de la Rue La Bruyère había presenciado mucho sufrimiento, Bryan estaba seguro de que algo pudiese compararse a la angustia que en ese instante se apoderaba de su pálido cuerpo. Lo habían engañado y todo estaba perdido. Le tendieron una trampa, todos los hermanos le habían mentido y habían preferido morir antes de relevar su verdadero secreto. Bryan no se veía con fuerzas para llamar a El Maestro. No solo había matado a cuatro personas que sabían donde estaba escondida la clave, sino que además había matado a la monja de Saint-Sulpice. Aquel ultimo crimen había sido un impulso, y complicaba enormemente las cosas. El obispo Balkov había hecho la llamada que había logrado que lo dejasen entrar en Saint-Sulpice ¿Qué pensaría cuando descubriese que la monja estaba muerta? A pesar de que intento disimular las lozas rotas y acostar a la monja, la herida en la cabeza era notoria, de cualquier forma sabrían que alguien había estado ahí.

Bryan había planeado refugiarse en el Opus Dei cuando su misión hubiese terminado. No imaginaba una vida mas feliz que la entregada a la meditación y a la oración, encerrado entre las cuatro paredes de la sede central de la Obra en Nueva York (uh, ¡si! que vida taaaaaaan feliz es esa ¬¬Uu). No volvería a poner los pies en la calle, todo lo que necesitaba era el interior de aquel santuario. Pero el sabía que por desgracia, alguien tan influyente como el obispo Balkov no podría desaparecer tan fácilmente. Había puesto en peligro al Obispo y no podría perdonárselo, incluso por su mente paso la idea de suicidarse. Ya que era el obispo quien le había salvado... en aquella pequeña sacristía española, quien lo había educado y quien le había dado sentido a su vida.

Arrodillándose sobre el suelo de madera, Bryan elevo sus plegarias implorando el perdón. Luego, tras quitarse el hábito, fue de nuevo en busca del látigo.

Continuara...

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Waaa... que capi tan emocionante, weno, la verdad es que solo estoy emocionada por la mención de Harry Potter, jajajajaja XD ¡No lo puse yo! Es en serio, en el libro venia así, no pensaba escribirlo a la hora de mi adaptación, pero ¡No me resistí!... cielos, maldita Rowling, lo que yo daría por tener su imaginación y forma de escribir... uh, en fin, tsk, no se que mas decir del capitulo... solo que sigo por ahí con mis pequeñas y sutiles modificaciones muajajajaja, cof, cof... sea como sea, no tengo mas que decir de aquí, solo que... nos veremos por ahí en otro fanfic, con otra actualización o al menos eso espero.

Bien, agradezco enormemente sus reviews a las siguientes personas:

Akire 777

Tsubasa

Shiroi Tsuki

Tailime-Hiwatari

Junel Hiwatari

NeKoT

Witch Griselda Ravenwood

En fin, es todo ¡Muchas gracias por leer!

»»----- ČεĻεŋ Mдяΐŋдİđεŋ "...En la Guerra, en el Amor y en los Fanfics, todo se vale..." ------»