¡Hola!
Aquí tenéis los epis 02 y 03 del fic. En realidad son un epi solo pero como era el doble de largo que el anterior he decidido dividirlo por la mitad.
Aviso: los persos no son míos, son de Square Enix. Ya me gustaría tener alguno en particular (je je je).
Ale y a disfrutar con la lectura .
CAPÍTULO 02: JAZZ DE UN CIELO AZUL (Primera Parte).
Abrió los ojos y se quedó estirada en el suelo, observando aquel atardecer vistiéndose de noche. Me duele la cabeza...Baralai, Gippal... ¡Nooj! Paine se levantó de golpe. La cámara de vídeo estaba abierta. Alguien se había llevado la esfera que residía en el interior, posiblemente el atacante. Observó a su alrededor para situarse. Estaba delante de la casa del Viajero de Miihen. ¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces? Horas probablemente. Y no había ni rastro de Nooj por ninguna parte.
Rebuscando en la zona encontró los cuerpos de sus dos amigos en el suelo. El miedo se apoderó de su cuerpo y no podía caminar con normalidad. Pronunciaba sus nombres sin obtener respuesta y eso le asustaba más. Se acercó a ellos: primero a Gippal, después a Baralai. Gippal dormía, parecía un poco magullado, pero nada grave. Pero si está roncando...Gippal, eres increíble, pensaba Paine tapándose la boca. Después se acercó a Baralai. Tenía una herida en el brazo izquierdo por culpa de aquel disparo. Acarició el brazo herido del muchacho, después la cara y finalmente los cabellos blancos, esperando una respuesta. Baralai. Despierta. Baralai, le susurraba al oído. El muchacho no respondía a sus plegarias, si bien cuando le tocó el pecho pudo escuchar unos latidos débiles... Las lágrimas brotaban de los ojos de Paine, despacio, sin pausa. No sabía qué hacer.
Al oír unos pasos alegres y desenfadados que se acercaban al lugar, Paine se escondió detrás de la casa del viajero, observando la escena. Tres Albhed, dos chicos y una chica, y después otro que parecía ser el jefe cargaron con los dos muchachos al interior. Cuando hubieron marchado, salió de su escondite. Ellos podrán cuidarles. Baralai, Gippal. Adiós... La chica recogió la cámara de vídeo que yacía todavía en el suelo y salió corriendo en dirección a Luca. Todavía le caían lágrimas, las cuales le impedían ver con claridad hacia dónde se dirigía.
¿Y ahora qué hago? No puedo volver a Bevelle. Seguro que Yevon me busca por traidora. Sé demasiadas cosas... pensaba mientras corría. Tengo que encontrar un lugar donde pueda esconderme... Pero ¿dónde? Yevon está por todas partes... ¡Ya sé! Puerto Kilika. No pasean mucho por el puerto. Cogeré el barco de esta noche, se dijo.
Cuando llegó delante de las escaleras cogió aire y se dirigió al puerto. Tenía que darse prisa para no perder su medio de escape.
La chica iba directa a subir cuando un hombre la detuvo.
- El ferry tardará en salir porque lo están revisando. Tendrás que volver más tarde - le dijo aquel hombre, que resultó ser el capitán del barco.
- Entonces daré un paseo por la ciudad. Gracias por la información. - dijo Paine. - Uf, estoy agotada de tanto correr de un lado a otro. Mejor voy al bar y me recupero. Qué susto me ha dado cuando no me dejó subir...
Ya en el bar, observó a su alrededor. Por suerte, no había ningún monje o sacerdote de Yevon conocido. Suspiró y se sentó en la barra. Todos miraban la retransmisión de los partidos de Blitzball de aquel día.
- ¿Te has enterado? Dicen que la Alta Invocadora es una traidora. Que ha matado al Venerable Seymour. Los Guados la están buscando. - decía un anciano a su compañero de mesa.
- ¿Qué? Eso es imposible. Pero si la Alta Invocadora es gentil y bondadosa. Seguro que es una mentira de los Albhed. - decía el otro.
- Yo también lo creo. Una persona que envió a los muertos en Kilika y defendió a los Legionarios no puede ser una traidora...- decía el primero.
- Nada, nada, que es una mentira de los Albhed. Cualquiera puede fiarse de esa gente. Dicen que se dedican a secuestrar gente. - sentenció el segundo.
Los dos ancianos bebieron un par de sorbos de sus cervezas y se marcharon. Paine estaba furiosa. ¡Los Albhed no son así! Seguro que si se molestaran en conocerles descubrirían que no son lo que dicen, se decía para sí.
Partió en barco aquella misma noche en dirección a Kilika. No pudo dormir durante toda la noche, preparada para huir en cualquier momento, aún sabiendo que dentro del barco no podría escapar. Intentaba evitar a los pasajeros por miedo a que alguno la reconociera.
Ya en Kilika, la propietaria del bar del puerto la acogió de buen grado. No hubo preguntas. Tendrás tus razones. No pienso interrogarte. No te dará asco trabajar¿verdad? Ponte esta ropa, que te será más cómoda. - le dijo la chica.
Paine estaba muy agradecida por la acogida que había recibido por parte de la gente del pueblo.
Unos días después, ya más confiada, le preguntó sobre la supuesta invocadora traidora.
- Ja ja ja esos viejos ya chochean - le dijo la muchacha.
- La Alta Invocadora y sus guardianes fueron muy amables. - dijo una anciana que estaba en el bar.
- Ella envió al Etéreo a nuestros seres queridos y sus guardianes ayudaron en lo que pudieron. - añadió un chico joven que también estaba escuchando.
- Uno de los guardianes salvó a mi hermana pequeña de caer al agua y ahogarse. Es rubio y juega al Blitzball. No juega nada mal... Incluso su equipo ganó al Luca Goers. - decía la propietaria del bar con una sonrisa.
Paine hizo un suspiro. No podía creerse las palabras que habían dicho aquellos dos viejos en Luca y más después de oírles criticar a los Albhed de aquella forma. Quizás ellos podrían ayudarla con...Se detuvo y no volvió a pensar en ello.
Más tarde oyó que les acusaron de asesinar al Venerable Kinoc. Por una parte le alivió que el Venerable hubiese muerto ya que él sabía de su existencia; por el otro, estaba segura de que no habían sido ellos. Es más, tenía absoluta confianza en ellos después de oír el relato de la chica y de su hermana pequeña (que admiraba con locura a aquel jugador de Blitzball) y del resto de pueblerinos.
La Muerte de Kinoc provocó un gran caos en el seno de Yevon. Tanto los monjes como los sacerdotes regresaban a Bevelle y abandonaban Kilika. La propietaria estaba furiosa porque muchos de ellos se marcharon sin pagar. Suerte tenemos de los Legionarios. Nos ayudan en las patrullas y en la reconstrucción del pueblo siendo tan pocos, decía en voz alta.
Mientras, una chica de Yevon y unos Legionarios proclamaban el mismo mensaje:
- ¿Habéis visto el barco volador? La Alta Invocadora Yuna y sus guardianes me han dicho que cantemos el Salmo cuando navegue por el cielo. Es muy importante – dijo Shelinda a la gente se reunía en el puerto de Luca.
- ¡Cantad el Salmo cuando pase el barco volador! - decía Lucil a todo aquel que pasaba por la plaza de Luca.
- ¿Pero no era una máquina prohibida? - decía uno de los transeúntes.
- Ya no. No tengáis miedo. Confiad en la capitana Lucil. ¡Todo el mundo a cantar el Salmo! - decía Elma canturreando.
Ese barco paseó por encima de Spira de un lado a otro. En Kilika, Paine se quedó maravillada al verlo. Gippal le habló de un barco que podía volar por el cielo. Ella se ilusionó mucho e incluso los cuatro planearon navegar juntos...Algún día subiré en uno de ellos, se decía a sí misma.
CONTINUA EN EL EPISODIO 03...
