CAPÍTULO 08: LA ESFERA ESMERALDA ( IV )
ACTO 04: EL SEÑOR DE LOS ARCANOS.
A la mañana siguiente, todo Bevelle estaba patas arriba. Ahora que Kinoc había muerto, Kelk había abandonado Yevon y Seymour quería sumir Spira en la destrucción, todo era un caos. Además, Mika se retiró a sus aposentos sin cruzar palabra con nadie.
- Uf, esto es un verdadero caos. ¿A dónde vamos a llegar? - pensaba el Padre Zuck observando a aquellas almas inquietas.
Baralai le saludó al verle y el sacerdote se acercó a él.
- Parece que los sacerdotes están inquietos ¿Has visto el gentío? - dijo el muchacho en voz baja.
- Normal. ¿Tú no lo estarías? Yevon se desmorona bajo sus pies y no saben qué hacer - respondió el sacerdote.
Los dos empezaron a caminar por el pasillo en dirección al puente.
- ¿Sabes? He oído decir que tanto los monjes como los sacerdotes están regresando al Templo. Y también que el Venerable Mika ha enviado a sus subordinados para que maten a la Invocadora y a sus Guardianes - Baralai se lo explicaba con todo lujo de detalles.
- No me sorprende, aunque dudo mucho que ésos puedan hacer algo contra ellos... - el sacerdote se detuvo pensativo. Después volvió a caminar - Quien me preocupa es la gente de Spira. Ahora que ven que sus protectores se marchan deben estar muy asustados. Además, el Venerable ha dicho que los traidores mataron al Venerable Kinoc - susurró en voz baja.
- ¿A sí? Eso debe querer decir que está desesperado - respondió el albino en voz baja.
- Y asustado. Ahora sabe que ellos son capaces de hacer cualquier cosa porque han renunciado al Clero - Zuck seguía pensativo. Cambió de tono y miró a su interlocutor - Y ahora¿qué piensas hacer? Es tu oportunidad para descubrir "los secretos del Clero" - añadió en voz baja y con cierto tono sarcástico.
- Es cierto que podría hacerlo, pero lo dejaré para más adelante. Hay cosas más importantes... - el muchacho se tocó el pelo - Veamos, habrá algo que podamos hacer¿no? - dijo Baralai sonriendo. Hubo una pequeña pausa - Yo intentaría calmar al pueblo porque es quien está más asustado. Para ello hablaría con los Legionarios. Ahora son pocos pero creo que sin duda nos ayudarían en nuestra causa - añadió con una voz seria.
- Es una buena idea. Vaya, vaya, al final resultará que puedes ser un líder - Zuck le dio unos golpecitos en la espalda y sonrió.
- ¿En serio? Yo no me veo como un líder - dijo Baralai sonrojado.
- Muchos líderes no lo saben hasta que lo son - el sacerdote le sonrió y volvió a darle golpecitos en la espalda - Pues quedamos así: tú ve a hablar con los Legionarios. Creo que están entre el Camino de Miihen y el Templo de Djose, si la información que tengo es fidedigna. Y yo hablaré con la gente de la Llanura de la Calma - Baralai se quedó atónito. En menudo lío le había metido su compañero sin sospecharlo... El sacerdote le sonrió - No te preocupes, que seguro que lo harás muy bien - añadió en voz baja e intentando disipar las dudas del albino.
Baralai asintió con la cabeza aunque no estaba del todo convencido.
- Pues hasta pronto y mucha suerte - dijo Baralai saludando a su compañero con la mano izquierda.
- Tú también y ve con cuidado. Que no quiero quedarme sin camarada - contestó Zuck sonriendo.
Baralai se marchó corriendo en dirección a la Llanura de los Rayos mientras el Padre Zuck se quedó mirando cómo desaparecía del horizonte.
- Creo que será un gran líder. Ya tengo ganas de verlo... Bueno, voy a hacer la parte que me toca. Pero antes, voy a avisar a unos viejos conocidos sobre ciertos asuntos que les conciernen. Estarán en la Llanura de la Calma - el sacerdote se detuvo a la entrada de la Llanura - Zanarkand... Me hubiese gustado verla, aunque dudo mucho que hubiese llegado hasta allí... - pensaba el sacerdote mientras miraba las montañas heladas.
Por su parte, Baralai fue a hablar con los Legionarios que se congregaban en el Camino de Miihen, como bien le dijo su compañero. Les explicó lo que estaba sucediendo y pidió su ayuda. Ellos a su vez se miraban unos a otros y no sabían qué responder porque no tenían ningún líder. Entonces surgió de entre ellos una chica pelirroja montada en un chocobo, acompañada de una muchacha morena. La pelirroja se colocó en el centro del círculo que se había formado y miró a los asistentes. Es deber de los Legionarios el de proteger al pueblo. ¿Quién está conmigo, dijo la chica en voz alta. Todos alzaron los puños y gritaron con fuerza. La chica sonrió a Baralai y al resto de Legionarios y le organizó, en pequeños grupos, a los distintos puntos de Spira.
Mientras tanto, y después de hablar con sus viejos conocidos, el Padre Zuck habló indistintamente con la gente que encontraba en la Llanura de la Calma, comunicando el mismo mensaje de tranquilidad y esperanza. A su vez, les pedía que por favor comunicasen ese mensaje a toda y cuanta gente encontrasen. Los asistentes no podían evitar que les saltaran las lágrimas y asentir con la cabeza cuando oían su relato. Y también los Albheds decidieron ayudarle en su cometido. Rin ofreció amablemente a los trabajadores de las distintas Casas.
Muchas horas pasaron y Baralai, al ver que su compañero de aventuras no regresaba, decidió ir a buscarle. Corrió a la Llanura de la Calma y empezó a preguntar por él. Su sorpresa fue mayúscula cuando se reencontró con Denzel.
- Estás vivo. ¡Cuánto me alegro de volver a verte! - dijo el albino en voz alta.
El muchacho Albhed paró lo que estaba haciendo y sonrió al oír aquella voz conocida.
- ¿Baralai? - el chico miraba de un lado a otro. Al verle salió corriendo y le abrazó como un niño al reencontrar a su hermano perdido.
- ¿Estás bien¿Y Gippal? - dijo Baralai ilusionado.
- Yo estoy bien. Y Gippal... Gippal creo que está en Luca, aunque no te lo podría asegurar - dijo Denzel sonriente.
- Gippal es una persona inquieta. Por eso nunca sabes dónde puede estar - añadió Rin sonriendo.
- Ya entiendo... - pensó el albino un poco apenado.
- Denzel, Tseng y Rinoa me están ayudando con las provisiones para el barco volador - Rin señaló el pelotón de cajas con provisiones.
- Vamos a ir en un barco volador. ¿Quieres venir con nosotros? Seguro que será genial - dijo Denzel emocionado.
- Me encantaría, pero antes me gustaría encontrar a un amigo ¿Habéis visto a un sacerdote por aquí? Se llama...
- ¿El Padre Zuck? - dijo Rin sonriendo - Le han dicho que fuera al Monte Gagazet - añadió señalando la salida que daba a las montañas.
- Gracias. Voy para allá. Ya nos veremos - dijo el albino. El muchacho se marchó corriendo en aquella dirección.
Denzel y Rin se miraron y sonrieron.
+ - Ja ja ja, se parece a Gippal - el muchacho no podía evitar las carcajadas. Aquel acto le había sorprendido demasiado.
+ - Tienes razón - dijo Rin con media sonrisa - Aunque, me hubiera gustado impedirle ir. Creo que ya sé por qué le han dicho a Zuck que fuera - Rin tornó su cara de alegría en tristeza.
Denzel le miró y bajó la cabeza. Lágrimas caían de sus ojos.
Cuando Baralai llegó al camino, el silencio le envolvió en un manto de tristeza. Sólo podía oírse el viento que parecía que llorase. Eso le cambió la cara y corrió con más rapidez por miedo a lo que pasaba. Al llegar a la entrada, se detuvo en seco. Su amigo estaba rodeado de cadáveres de Ronsos muertos en combate. Entre los cuerpos, había el del Venerable Kelk. El sacerdote enviaba a cada una de esas almas al Etéreo. Los Ronsos jóvenes que habían sobrevivido lloraban desconsoladamente. Baralai se acercó a ellos y les preguntó qué había sucedido.
- Lord Seymour quería capturar a la Invocadora Yuna y a sus Guardianes y nosotros les protegimos. Pero Lord Seymour era demasiado fuerte y... - respondió uno de los jóvenes Ronsos antes de estallar en lágrimas.
- ¿Es que este ciclo de muerte no va a terminar nunca? - pensó Baralai lleno de rabia. El dolor le regresaba al brazo con pinchazos más agudos.
- Entiendo cómo te sientes muchacho, pero tú no podías hacer nada - un anciano de barba blanca y con gafas redondas intentaba consolarse sin éxito.
- Pero... - dijo Baralai entre sollozos.
- Han muerto por lo que creían correcto. Mírales los rostros sonrientes. Además, ya sabían que esto podía suceder. Su valentía es digna de admirar - el Padre Zuck se acerco al grupo después de terminar el ritual - Debemos ser fuertes, sobretodo después de su sacrificio - añadió en voz alta.
Tanto los Ronsos como el albino se secaron las lágrimas y afirmaron con la cabeza.
Los dos se marcharon en dirección a Bevelle. Baralai miró de un lado a otro de la Llanura, pero los Albheds ya se habían marchado.
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La cuarta carta que aparece es "el Papa" (Arcano V). Esta carta, colocada arriba en la cruz, significa la solución al conflicto. En este caso, el Papa advierte a Baralai de que confíe en alguien, ya sea en un guía espiritual o una persona sabia. ¿Alguna duda de quién se trata? Obviamente es el Padre Zuck, quien, como se ha ido viendo, es conocedor de los Secretos del Clero y la única persona en la que el muchacho puede confiar dentro de Yevon. No se sabe prácticamente nada de este personaje (en el juego), sólo que era Invocador (por eso puede hacer el "Rito del Envío") y que sus dos Guardianes fueron Lulu y Wakka. Pero por algún motivo, tuvo ¿miedo? Y detuvo su Peregrinaje en la Llanura de la Calma. La única vez que aparece este personaje en el juego es para advertir a la Invocadora y sus Guardianes que el Clero les busca por traidores.
