CAPÍTULO 09: LA ESFERA ESMERALDA ( V )

ACTO 05: LA ESTRELLA DEL MAGO.

El camino por la Llanura fue bastante silencioso. El sacerdote sabía por lo que Baralai debía estar pasando y no quería forzarle a hablar. Baralai miraba al suelo, pensativo. Cada vez se le hacía más difícil reprimir la ira que crecía en su interior, aunque intentaba controlarla. El dolor se le hacía cada vez más persistente, aunque tolerable hasta cierto punto. Por fin, el muchacho alzó la vista y empezó a hablar.

- ¿Crees que su sacrificio servirá de algo? - preguntó Baralai con una voz seria. Esperaba que la respuesta de su amigo le reconfortara.

- Tengo fe en ello - dijo el sacerdote animado.

Hubo una pausa. El muchacho suspiró y recobró el habla.

- Yo también. Espero que la Invocadora nos salve - dijo el muchacho, un poco abatido.

- Lo hará. Es raro, pero nunca había estado tan seguro de una cosa como hasta ahora – reposdió el sacerdote más animado que antes, contagiando su alegría al albino - ¿Hablaste con los Legionarios?

- Sí. Ya se han puesto en marcha - dijo Baralai.

- Perfecto - el sacerdote se sentía triunfante.

- ¿Y a ti cómo te ha ido? - cuestionó Baralai sorprendido por la actitud del otro.

- Bastante bien - respondió el sacerdote sonriendo.

- Me alegro... Ahora toca esperar¿no? - dijo Baralai sonriendo.

- Veo que tienes la lección aprendida... - el sacerdote le dio una palmada en la espalda - Pero esta vez la espera será relativamente corta porque los Guados no se interpondrán en su camino. Los Albheds me han dicho que se retiraban a Guadosalam. Ahora que su líder no está, deben estar asustados - añadió en voz baja.

- Entiendo... - dijo Baralai también en voz baja.

Las noticias que llegaban a Bevelle no paraban de sucederse. El Venerable Mika salió finalmente de donde estaba recluido por su propia voluntad cuando supo que la Invocadora había llegado a Zanarkand. Sabía que ya no podría hacer nada contra los traidores, así que se resignó. Muchos soldados del Clero dimitieron para unirse a los Legionarios, disgustados del comportamiento de sus superiores y los sacerdotes se sentían desorientados al no recibir instrucciones del Venerable. El caos terminó por instalarse en la ciudad cuando el último Venerable desapareció. Los Traidores pidieron una audiencia pero, según ellos, el Venerable nunca se presentó a la cita. A Baralai le encargaron supervisar los pocos guardias que residían en la ciudad mientras el Padre Zuck ayudaba al Invocador Isaaru en la gestión de los Templos.

Poco después sucedió la Gran Batalla. El Salmo que permitiría derrotar a Sinh unió a toda Spira en la esperanza. Nunca se podrá olvidar aquel día porque fue la noche más bonita de todas. Aquella noche, los dos miraron el cielo estrellado. El muchacho no podía evitar caérsele las lágrimas y sentía como su cuerpo se purificaba. Al día siguiente, hubo el discurso de la Invocadora, el cual animó a los pueblerinos a vivir de nuevo. Por fin el veneno del que padecía Spira ha desaparecido ¿Y ahora qué?El Clero se desmorona y nadie sabe lo que hay que hacer, pensó Baralai

Una tímida luz se abrió en las penumbra. La voz del sacerdote Trema apaivagó las dudas de muchos. El creador de los Buscadores atrajo tanto a jóvenes como a ancianos en la búsqueda de esferas. Baralai estaba entre ellos y tuvo la oportunidad de volver a ver a Nooj. No podía evitar esconderse al verle, ya que cuando lo veía recordaba lo que había sucedido en Miihen y su corazón se llenaba de rabia, al mismo tiempo que el dolor de su brazo volvía a aparecer. De repente y sin previo aviso, Trema cambió de actitud. Sin saber por qué, aquel hombre formó Nuevo Yevon y tomó todas las esferas recopiladas hasta el momento. Nadie lo entendió. Nadie se lo pudo preguntar porque desapareció con las esferas sin dejar rastro, tal como había venido. Trema fue substituido por un nuevo Director y Nooj formó la Liga Juvenil para luchar contra ellos. Los dos bandos se provocaban mútuamente ya que eran completamente opuestos: unos querían ocultar, los otros, mostrar sus hallazgos.

Algunos de la Liga Juvenil no se quedaron quietos y, con el beneplácito de su Líder, atacaron Guadosalam. Los Guados simbolizaban los restos de la ponzoña que había dominado Spira. Y además, resultaban un enemigo fácil a batir porque el Clero ya no podía protegerles. Baralai y el Padre Zuck fueron enviados para intentar hacer de mediadores entre los dos bandos, ya que los de la Liga Juvenil, siendo sus enimigos directos, les respetaban.

- Es mejor que se marchen. Este lugar es peligroso - les dijo Tromell.

Los Guados se juntaban cerca de la Mansión de su líder y temblaban de miedo.

- Pero no es culpa vuestra... Fue Seymour quien... - Baralai intentaba ayudarles, pero los otros no se dejaban.

- Se equivoca. Lord Seymour hizo cosas horribles e hizo sufrir a mucha gente. Pero nosotros, sabiendo que obraba mal, decidimos seguirle sin rechistar - dijo Tromell - Muchos Ronsos murieron a manos de Lord Seymour y nosotros lo permitimos. Aceptamos nuestro castigo - añadió resignado.

- Pero... - dijo Baralai a punto de llorar.

- Gracias por preocuparse por nosotros, pero ya es demasiado tarde - Tromell le agradecía su interés pero sabía que no había otro remedio - Ahora es mejor que se marchen - añadió indicando a dos jóvenes Guados que lo tomaran ya que él no quería marcharse.

Baralai no pudo resistirse y fue sacado de Guadosalam junto al sacerdote. Más y más gente se congregaba en los alrededores de Guadosalam reclamando venganza. Curiosamente, no había ningún Albhed, sorprendente teniendo en cuenta que destruyeron el Hogar. Baralai no podía reprimir la tristeza y la rabia, ya casi ira, que no paraba de crecer en su corazón.

- Es cierto que se dejaron llevar por Seymour, pero eso no justifica que tengan que morir de esta manera - se dijo apretando su mano derecha para intentar olvidar el dolor que padecía.

- Es triste. La raza de los Guados condenada por un ser tan despótico como Seymour - dijo el Padre Zuck.

La contienda duró meses. Una noche, los Guados desaparecieron sin dejar rastro. Nadie supo a dónde se marcharon y dudo mucho que les importara... Guadosalam se quedó desértica y ni el mismo aire quería circular por esos lares. Esa oportunidad fue aprovechada por muchos cazaesferas para instalarse allí. Y seguirán allí hasta que el destino caprichoso lo decida...

Por otro lado, los que formaron Nuevo Yevon no se quedaron quietos. Y entre todos ellos, empezó a destacar por sabiduría y energía aquel albino de mirada seria. Sus oratorias eran cada vez más aplaudidas por los miembros jóvenes del partido. Incluso los adultos acabaron sucumbiendo a sus palabras, lo que catapultó a Baralai como nuevo Director. El muchacho hizo llamar al Padre Zuck y le propuso abiertamente ser su consejero. Sin embargo, y para su sorpresa, él lo rechazó.

- ¿Por qué¿No te gustaría? - dijo Baralai sorprendido.

- No es por eso - hizo una pausa - ¿Quieres la verdad o una mentira piadosa? - preguntó el sacerdote sonriendo.

- La verdad - respondió Baralai sonriendo.

- Pues la verdad es que no me gusta ser jefe. De hecho, me estresa mucho y me produce unas jaquecas horribles. Y además, ODIO el trabajo administrativo porque es aburridísimo. No sabes lo mal que lo pasé cuando tuve que encargarme de la gestión de la ciudad... - decía el sacerdote moviéndose de un lado a otro - Sin embargo, siempre te ayudaré como amigo si me necesitas - añadió sonriente.

El ascenso se hizo oficial hace seis meses (más o menos). Ahora, el ajetreo es constante por el combate abierto entre los líderes de las dos facciones. Por eso, cualquier colaboración externa es bien agradecida.

- Es mejor que nos vayamos - dijo Yuna un poco preocupada.

- Yunita¿Qué sucede? - Rikku se balanceaba de un lado a otro como una niña pequeña.

- Pues resulta, que me ofrecieron en matrimonio con el hijo del Director. Pero yo lo rechacé. Por eso, me gustaría no verle... - la ex-Invocadora se ponía más nerviosa.

- Marchémonos - respondió Paine tajantemente.

- ¡Hey! Yo quiero verle... - dijo la rubia en un tono infantil - Ups, me parece que no podemos escapar. La puerta se abre - pensó Rikku para sí.

La tierra tembló y nadie podía sospechar que una maldad de hace mil años despertaba de su letargo reclamando venganza.

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La quinta y última carta es "la Estrella" (Arcano XVII). Esta carta, que se obtiene sumando las otras cuatro antes descritas, se coloca en el centro de la cruz. Se le llama la carta de síntesi y resume todas las anteriores. En este caso, la Estrella afirma un resultado favorable, siempre que se haya hecho caso a las cartas analizadas. Ahora está por ver, sabiendo lo que ahora sabe, lo que va a hacer Baralai con esos conocimientos adquiridos.

Y para terminar, os hablaré sobre los tres aspectos recurrentes dentro del relato de Baralai. Empecemos por la "sonrisa". He insistido mucho en la sonrisa de ciertos personajes, aunque no todos lo hacen por el mismo motivo: Seymour, Mika y Kinoc lo hacen para que la gente confíe en ellos, aunque el más perverso de los tres sea Seymour; Rin, en cambio, tiene una sonrisa dual: a veces sonríe con complicidad pero también para animar a alguien que esté triste. Sabe muchas cosas y ha visto demasiadas tragedias para que no le afecten. Sin embargo, sigue siendo optimista pese a que las cosas sigan igual. Es un poco lo que le pasa también a Zuck. Finalmente, Baralai tiene una sonrisa honesta y no puede disimular lo que siente (¿a quién me recordará?), si bien con el tiempo se va volviendo más frío.

En cuanto al tema del brazo, es una forma simbólica de remarcar la crisis que sufre el albino durante el relato. Es buena persona y bien intencionado pero estar con "ésos" le duele mucho, Además, tenemos la traición que le hizo su amigo, que le produce un vacío en el corazón y lo deja bastante vulnerable. Fijaos que los únicos que le tocan el brazo herido son malas personas (si bien Denzel le coge de las dos manos).

Por último, el tema de los susurros es una forma sencilla de mostrar la conspiración dentro de Yevon. Los dos personajes no pueden hablar abiertamente de lo que les preocupa, por eso utilizan gestos o hablan en voz baja. Cada vez que ponía que los personajes hablaban en voz baja quería decir que había "alguien" peligroso cerca de ellos.

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Bueno, y ahora a las reviews:

A Shiga San: gracias por los ánimos guapísima. Y sí, se veía a la legua que había algo entre ese par, pero yo lo digo por si acaso. No veas lo animada que está la gente con eso de poner a Baralai con Gippal (claro, tanto tiempo juntos. Pues con el roce se produce los abrazos y las escenas pillinas jur jur jur) Espero que te haya gustado la continuación. Besotes :-)

A Ankin: gracias por los ánimos, guapa (Inako ilusionada por nueva review). A ver que te parece la continuación y besotes.

Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a la ocho.

Un besote bien grande y hasta pronto (necesito descansar, que la aparición de Seyour me ha fundido las neuronas ja ja ja).