¡Hola otra vez! ¿qué tal habéis pasado el fin de semana? Espero que bien bueno, lo primero es lo primero…

Todos lo personajes (por ahora) que aparecen en este fic son propiedad de JK Rowling, de la Warner y de todos lo que hayan pagado por ellos…

Y ahora, ¡los reviews:

Zara Zabini: ¿te gusto la mini declaración? Que bien… jejejejeje en cuanto a lo de declararse pronto… ufff creo que por ahora no va a ser posible… es que es un poco tímido el chiquillo jejejejeje. Espero que te guste este capítulo ¡nos vemos! ¡Agur!

Alba1: Sí tienes razón, la pobre está hecha trizas… ahora mismo no sabe muy bien lo que hacer, se supone que venía a ayudarles a aprender algún hechizo o a cambiar algunas cosas y va… ¡y se declara! Jejejejeje. En cuanto a Harry… el pobre no sabe qué hacer… y eso que ha tenido una oportunidad de oro… veamos cómo lo hace la próxima vez jajajajajaja. Ron ¿maquinando? No… que va… jejejejeje con lo majo que es… el no maquina, sólo… digamos… estudia optativas… ¿Se nota mucho que soy del Pais Vasco eh? Jejejejeje ¿Tú de dónde eres? Como dices que no estamos tan lejos… Bueno, espero que te siga gustando la historia. ¡nos leemos! ¡agur! Por cierto… he leído un poco de la historia del hurón y me he reído mucho jejejejejeje ahora mismo no tengo mucho tiempo para leérmela entera pero te aseguro que lo intentaré… de paso yo tengo otra historia que se llama memoria perdida e intento que sea de humor… si puedes pásate a leerla (haciendo publicidad jejejeje ¡de hecho podéis pasaros tods!

Enigranger. ¡Gracias! Has hecho que me ponga colorada jejejejeje. Sí bueno… veamos si Harry se decide… aunque creo que todavía le queda jejejejeje. Espero que te siga gustando este capítulo ¡nos vemos! ¡Agur!

Revitaa Locatis-Potter: Mmmm veamos… ¿sería interesante que Hermione pensase en declararse abiertamente? Creo que sí… acabamos de leer un pequeño ejemplo pero… bueno, también hay que tener en cuenta que lo que ella quiere por encima de todo es ayudarles a aprender algún hechizo y enmendar algunos errores… ahora no tiene mucho tiempo de pensar en ello… y en cuando a lo que no morirían por defenderse el uno al otro… eso yo creo que sería más difícil que cambiase, más que nada porque en el futuro lo hacen porque se quieren y si se confiesan lo que sienten yo creo que lo volverían a hacer (y te lo dice la autora así que… es segurísimo que lo harían jajajajaja). En cuanto a lo que Harry se enamore de otra… ufff no sé… después de lo que está sufriendo por ver a Hermione y de darse cuenta de que el también la quiere… es muy difícil ¿no crees? Además de que la autora no quiere que le lancen tomatazos por ponerle con otra jajajajajajaja. ¿te gusta la actitud de Snape? A mi también, creo que es alguien que se adapta muy bien y que, en el fondo muy pero que muy en el fondo, Harry le simpatiza (no le cae bien del todo pero…) jaajajajajaja.

¡Ah! No te preocupes por lo de meter la pata porque trabajo… no hay problema. La verdad es que escribo para olvidarme de él… jejejejejeje (espero que no me lean mis jefes jajajajaja) a veces se parece mucho al instituto… en fin ¡espero que en el próximo mensaje me digas que has aprobado todo definitivamente! Mucha suerte… ¡ah! Estoy empezando a leer tu fic y me parece muy interesante eso de que Harry pueda hablar y todo con sus padres aún estando en un pensadero… prometo seguir leyendo cuando pueda. ¡Nos vemos! ¡Agur!

LUNA-NIS: Sí, bueno pero hay que tener en cuenta de que fue un golpe muy duro ver a Hermione morir delante de él… le cuesta un poco recuperarse y ahí es dónde entra Snape jejejejeje. Y en cuanto a lo de la mente de Hermione… Voldemort intentó ver algo pero ella lo ocultó todo muy bien y sólo le enseñó lo que él quería ver… que no era la verdad claro… ¡me alegra que te guste! Espero que te siga gustando este capítulo ¡nos vemos! ¡agur!

Shagy–Sirius: ¡Gracias por los ánimos! Espero que te siga gustando ¡nos vemos! ¡agur!

Y ahora sigo

Cuando terminó de desayunar se fue directamente al pueblo de Hogsmeade. Ya tenía pensado qué iba a comprar así que pensó en volver al colegio para dejar todas las bolsas; no quería que sus amigos viesen sus regalos antes de tiempo. Lo primero que hizo en cuanto llegó fue dirigirse a una floristería; quería comprarle una planta a Neville. Cuando entró un chillido llenaba toda la tienda. Vio que una dependienta corría con una regadera en la mano y se acercaba a una planta que se agitaba violentamente. En cuanto la regó el chillido dejó de oírse.

¿Qué clase de planta es esta? – le preguntó a la dependienta que parecía desesperada.

Es una hooter – explicó.

¿Qué propiedades tiene?

Bueno… con las hojas amarillentas se puede hacer un ungüento muy fuerte para las quemaduras, con las rojizas un caldo para recuperar las fuerzas y si sacas el jugo de los tallos y lo echas sobre una herida no muy profunda se te cura en un instante – enumeró.

¿Y por qué chilla de esa manera? – le preguntó interesada.

Chilla así cuando no la riegan…

Parece muy interesante… me llevo una – afirmó.

¿Estás segura? – le preguntó confusa la tendera – Casi nadie quiere comprarla porque es muy difícil de cuidar…

No importa… estoy segura de que mi amigo la cuidará con mucho esmero.

Está bien… aquí tienes. Son cinco galeones.

Salió de la tienda intentando pensar en qué le podía regalar a Luna. – No creo que pueda encontrar algún snorlak – sonrió. Entró en una tienda de libros y comenzó a buscar entre todos alguno que hablase sobre esa clase de animales. Buscó y rebuscó por toda la tienda, hasta que encontró el libro perfecto. Se titulaba "Extrañas criaturas" y en él aparecían ilustraciones de algunas personas que afirmaban haber visto esos animales. – Seguro que le encanta – pensó y lo compró. Después se dirigió a una tienda de túnicas en la que estuvo meses antes con Ginny que miraba suplicante una hermosa prenda azul claro. Decidida entró en la tienda y se la compró ya que recordaba claramente que decía una y otra vez que su familia no tenía dinero suficiente para poder comprarla. Bien ya tenía tres regalos; ahora únicamente faltaba el regalo de Ron. No sabía que regalarle. – Bueno… tal vez le guste alguna prenda de Quidditch… - pensó y se dirigió a una tienda que se encontraba al final de la calle. Estaba abarrotada de gente. Entró con cuidado de que nadie rompiese la planta que le había comprado a Neville ya que ésta de seguro comenzaría a gritar otra vez. Estuvo mirando las estanterías cuando un chico se acercó a ella.

¿Quieres comprarle un regalo a tu novio? – le preguntó.

¿Te interesa mucho? – respondió a aquel chico que no había visto en su vida.

Vaya… eres un poco agresiva… Tal vez pueda ayudarte a encontrar algo bonito para él…

¿Eres dependiente? – le preguntó ya que el chico se empeñaba en no dejarla en paz.

No… pero me gustaría ayudarte – le respondió mientras se acercaba más a ella con el pretexto de que había mucha gente.

Gracias, pero creo que puedo arreglármelas perfectamente sola. – le dijo sin mirarlo siquiera ya que había encontrado unos guantes perfectos para Ron – Creo que cogeré estos… - y se dirigió al mostrador dejando parado al chico.

Hermione salió muy contenta de la tienda ya que había conseguido comprar todos los regalos antes incluso de lo que ella pensaba. Miró el reloj que una de las tiendas tenía en el escaparate; eran las doce y cuarto. – Vaya… es muy pronto… seguro que me da tiempo a esconder los regalos y a volver para encontrarme con Harry y Ron. – pensó sin darse cuenta de que alguien la había seguido y ahora estaba en frente de ella.

Creo que deberías ser más amable – le dijo el mismo chico que casi la acosó en la tienda.

¿Perdona?

Yo sólo quería ayudarte… nada más – se acercó más a ella.

Esta bien… lo siento ¿está bien así?

No.

¿Qué más quieres? – le preguntó la castaña que estaba a punto de buscar su varita.

Bueno… será mejor que vayamos a un sitio más… intimo – dijo bajando la voz – ya sabes… para conocernos mejor…

Pues yo creo que no deberíais ir a un sitio más intimo – dijo una voz detrás del chico.

¿Quién? – al darse la vuelta se encontró con una varita apuntándole directamente al pecho.

¿Me he expresado bien? – le preguntó amenazadoramente.

Claro – dijo con enfado – Pero ya nos volveremos a ver

Cuando quieras, estaré encantado – le respondió fríamente mientras veía que el chico doblaba la esquina y se adentraba en un callejón.

¡Maldita sea! – dijo aquel muchacho que al momento se transformó en Lucius Malfoy – Mi propio hijo defendiendo a esa… - desapareció.

Gracias Draco… - Hermione le miró directamente a los ojos y la temperatura de su medallón no cambió.

Sigues llamándome por mi nombre… - le dijo casi divertido.

¿Te molesta?

No – él mismo no podía creer lo que acababa de decir – puedes llamarme Draco…

Gracias ¿hay alguna posibilidad de que tú me llames Hermione?

Ni lo sueñes Granger…

Bueno, tenía que intentarlo – sonrió.

Tengo que irme. Nos vemos Granger – le dijo y se encaminó hacia el final de la calle.

Nos vemos – le respondió ella mientras se dirigía en dirección opuesta para ir a la torre de Gryffindor.

Lo siento amo pero he fallado… - dijo Lucius Malfoy de rodillas implorando perdón a su amo.

Pensé que tú no me fallarías Lucius… - respondió amenazadoramente – pero ya veo que eres igual de inútil que todos los demás. Está bien… encontraremos otra forma de secuestrarla…

Sí mi señor. La próxima vez no fallaré. – dijo Lucius levantándose y yéndose de la sala.

Eso espero… eso espero. – Voldemort estaba dando vueltas y acariciando a su serpiente.

¿Todavía no has visto nada que le pueda gustar a Hermione? – preguntó desesperado un pelirrojo que estaba semienterrado entre una montaña de libros.

No, es que ella tiene todos estos – le respondía un moreno que desechaba libro tras libro.

¡Uff! Definitivamente yo creo que ella en lugar de baúl tiene una pequeña biblioteca…

¡Aquí no hay nada que le podamos comprar! – dijo finalmente Harry apartando el último libro que había cogido – Será mejor que vayamos a otro sitio…

¿A dónde? – preguntó el pelirrojo que le había seguido a la calle.

No lo sé… deberíamos dar una vuelta…

Como Hermione se entere de que aún no le hemos comprado los regalos de navidad se pondrá hecha una furia… - dijo Ron mientras miraba todos los escaparates de las tiendas por donde pasaban.

Seguro que ella ya tiene hasta envueltos nuestros regalos… - suspiró Harry ya que no encontraba nada que le pareciese lo bastante interesante para su amiga.

Sí… bueno, será mejor que volvamos a dar una vuelta ¿no?

Sí, sólo espero que no nos vea… - de repente una mano agarró el hombro de Harry. - ¿Quién? – preguntó dándose la vuelta despacio por si era su amiga. - ¿Cho?

Hola Harry – le saludo la morena.

¿Qué haces aquí? ¿no habías terminado ya la escuela?

Sí pero puedo venir aquí aunque ya la haya terminado ¿no? – respondió ofendida.

Ah… pues bueno… me alegro de que estés bien – le dijo mientras se daba la vuelta para seguir caminando con Ron.

¡Espera! Quiero decirte una cosa…

¿Qué es?

Bueno… no quiero decírtela con él delante – respondió señalando a Ron.

¿Quieres decir que estoy molestando? – le preguntó casi enfadado.

Tranquilo Ron. Cho si tienes algo que decirme puedes hacerlo delante de él… es mi mejor amigo.

Está bien – cedió confundida – Esto… ¿te gustaría dar un paseo por ahí? Me refiero solos como nuestra primera cita – le preguntó evocando el pasado cuando ambos estuvieron en el salón de té con los querubines tirándoles confeti.

Lo siento Cho… ahora mismo tenemos cosas que hacer… - se disculpó Harry.

Está bien… ¿tal vez otro día? – preguntó esperanzada.

En serio lo siento pero… no gracias – intentó no lastimar a la morena.

Estás saliendo con otra ¿verdad? – preguntó de repente. Harry asintió lentamente con la cabeza – Estás saliendo con Granger…

¿Qué? – dijo sobresaltado Ron pero, al mirar a su amigo, comprendió que lo único que quería era dejar claro que ya no sentía lo mismo y no se le ocurría otra manera.

Perdona… seguro que querías que fuese un secreto… - le dijo Cho pensando que había conseguido que los dos amigos se peleasen.

Sí, bueno… no queremos que nadie más lo sepa… por Voldemort claro – al oír ese nombre Cho soltó un pequeño gruñido.

¡Ah! Bueno… parecía que Ron aún no lo sabía – dijo intentando echar más leña al fuego.

Yo sí lo sabía… lo único es que no solemos hablar de eso entre tanta gente. – le respondió Ron que ya había recuperado la compostura.

Está bien… pues que seáis muy felices – dijo con sarcasmo la morena.

Gracias – respondió fríamente Harry al notar el tono de la morena – Adiós.

¡Vaya! Creo que todavía sigue loquita por ti amigo – le dijo Ron.

Sí bueno… pero después de cómo me trato ¿cómo piensa que voy a seguir sintiendo lo mismo por ella? No entiendo a las mujeres…

Ni yo tampoco – dijo pensando en Hermione.

Eran las tres y media cuando la castaña entró en la taberna de las Tres Escobas. - ¡Vaya! Llego pronto – pensó mientras miraba el reloj de la entrada. De todas formas miró a su alrededor para ver si sus amigos también habían llegado pronto. No estaban así que se dirigió a la barra para pedir una cerveza de mantequilla. Después se acercó a una mesa vacía y se dispuso a leer un libro para esperar a sus amigos. Eran las cuatro menos cuarto; aún no habían llegado. Volvió a mirar el reloj y ya eran las cuatro en punto – Seguro que no llegan puntuales – pensó y desvió su mirada al libro que tenía delante. Miró otra vez y eran casi las cuatro y media – Tardan mucho ¿les habrá pasado algo?. Las cinco menos cuarto - ¿Porqué no llegan? . De repente un muchacho se sentó delante de ella.

¡Al fin! Pensé que os habíais olvidado de mí – dijo levantando la mirada.

¿Te han dejado sola Granger? – era Draco Malfoy el que ahora estaba sentado delante de ella.

Mucho me temo que sí… - dijo tristemente Hermione – Draco – le miró a los ojos y su colgante tenía la misma temperatura.

Tranquila Granger, seguro que esos dos tontos llegarán enseguida…

No los insultes…

Cómo quieras – encogió los hombros.

¿Has venido a hacerme compañía? – le preguntó extrañada.

Muy graciosa… He venido porque me ha parecido extraño que estuvieses sola, sin tus guardaespaldas; eso es todo. – le dijo con indiferencia el rubio.

Gracias otra vez – le sonrió y miró al reloj, eran las cinco de la tarde – pero será mejor que me vaya… parece que no van a aparecer – terminó mientras se levantaba lentamente de la silla.

De nada… - le dijo el rubio mientras la veía desaparecer por la puerta.

¿Qué es lo que hacías con esa? – le preguntó de repente Pansy que se había acercado a él con dos bebidas en la mano.

¿No te has fijado que es la única mesa libre en toda la taberna? – preguntó fríamente a la chica – La estaba echando – terminó con desgana.

¡Ah! Claro… debí habérmelo imaginado – dijo poniéndole la bebida enfrente.

¡Harry! ¡ven! ¡ya sé qué regalarle a Hermione! – dijo entusiasmado Ron que estaba en frente de un escaparate.

¿Qué es? – le preguntó el moreno que se acercó rápidamente.

¿Ves ese reloj?

¿Se lo vas a comprar?

Sí ¿crees que le gustará?

Claro… sobre todo teniendo en cuenta que fuiste tú quién le rompió el suyo en clase de Snape… - le recordó el moreno. Ron le había pedido a Hermione su reloj porque quería ver de cerca uno de esos artefactos, como lo llamaba el pelirrojo. Tuvo la mala suerte de que la clase era con Snape así que no pudo devolvérselo antes de que comenzase. Mientras estaban mezclando unos ingredientes accidentalmente se le cayó al caldero lo que hizo que la poción que estaba mezclando explotase. Ese día Snape quitó a Gryffindor cincuenta puntos por el descuido del pelirrojo y Hermione dejó de hablarle durante dos largos días.

Sí bueno – admitió sonriendo – Pero este es mejor que su reloj muggle; en este puede anotar el montón de tareas que tiene cada día.

Es una buena idea ¡entremos!

¿Crees que le gustará? – preguntaba ansioso el pelirrojo cuando salían de la tienda.

¿Cuántas veces he de decirte que sí? – respondía entre risas el moreno.

¡Vaya! San Potter y el pobretón ¿Qué lleváis ahí? ¿un regalo para vuestra novia? – preguntó maliciosamente Draco que estaba acompañado de sus gorilas y de Pansy que reían ruidosamente.

No te importa Malfoy – le respondió el moreno.

Está bien… está bien… la verdad es que no me importa demasiado – siguió hablando el rubio - ¡Vaya! Ya son las cinco y media… creo que deberíamos irnos… - dijo dándose la vuelta seguido por su séquito.

¿Las cinco y media? – preguntó alarmado Ron.

¿Tan tarde es? – dijo Harry mirando su reloj – Hermione nos va a matar – ambos amigos salieron corriendo en dirección a la taberna.

¿La ves? – preguntó el pelirrojo mientras miraba en todas las direcciones posibles.

No – respondió tristemente. – Seguro que ahora mismo está en la torre de Gryffindor pensando en que la hemos abandonado por dos chicas…

¡Oye! Fue tu idea…

Lo sé – respondió el moreno que ahora mismo estaba arrepentido por la mentira que le había dicho.

Será mejor que volvamos… Tal vez podamos inventarnos alguna buena excusa…

¿Tú crees?

Podemos decirle que nos han atacado unos snorlaks de cuernos arrugados – rió Ron.

Si le dices eso es capaz de hacerte comer el libro sobre cuidado de criaturas mágicas…

¡Argg! No sé qué podemos decirle…

Hermione estaba dando vueltas en la habitación. - ¿Por qué me han dejado sola? Seguro que se lo pasan mucho mejor con esas dos chicas... Tal vez eso sea lo mejor – pensó – Es decir, si ellos ya no están conmigo ¿se podría haber evitado todo esto? – su razonamiento lógico estaba comenzando a ganar la batalla. – No lo creo – dijo de repente otra voz en su cabeza – Recuerda que les has ayudado muchas veces, aunque ellos siempre lo nieguen. – sonrió. – Entonces... ¿Qué es lo que ha pasado? Seguramente se les hizo tarde; creo que es mejor que lo olvides y lo dejes pasar o ¿acaso quieres arreglarlo todo sin hablarles? – eso zanjó la cuestión. El enfado fue desapareciendo de la mente de la castaña. Tenía razón, para poder ayudarles tenía que hablar con ellos y, si se enfadaba por esto, no lo iba a conseguir. Ya más calmada se sentó en su cama para comenzar a envolver todos los regalos.

¿Hermione? – preguntó Harry nada más llegar a la sala común - ¿estás aquí? – miraba en todas direcciones intentando encontrar a su amiga.

Creo que no está... seguramente está en su habitación pensando en que la hemos dejado de lado. – decía tristemente Ron.

Seguramente... – el moreno se sentó derrotado en el sofá. Ahora no era el momento para enfadarla; tenía que hablar con ella. No podía seguir ocultando todo lo que ella le hacía sentir.

¡Hola chicos! – les saludó alegremente Hermione que estaba bajando por las escaleras – Creo que se os ha hecho un poco tarde ¿no? – intentó no recurrir al sarcasmo pero su mal humor y sus dudas comenzaban a hacer estragos.

¡No sabes cuánto lo sentimos! – se apresuró a decir Ron al notar el tono de la castaña.

Nosotros... – comenzó a decir el moreno – nosotros... no tenemos excusa.

Tranquilos – dijo Hermione al notar la cara de arrepentimiento de ambos – No pasa nada.

¿Seguro que no estás enfadada? – se sorprendió el pelirrojo.

Claro que no Ron – le miró directamente a los ojos y no sintió ningún cambio en su medallón.

¿Seguro? – se acercó lentamente Harry que no estaba convencido de que ella no estuviese enfadada; al fin y al cabo conocía bastante bien a su amiga.

Seguro Harry – le respondió con una sonrisa mirándole a los ojos; su colgante no cambió de temperatura.

Entonces... ¿Qué tal si vamos a cenar? – interrumpió Ron.

Claro, vamos.

Los tres se encaminaron al Gran Comedor. La castaña miró durante todo el trayecto al suelo. Tenía unas ganas tremendas de dar dos gritos, dejar ahí plantados a los dos chicos y encerrarse hasta mañana en la habitación. Pero su sentido común hacía que se fuese poco a poco tranquilizando. Tanto Harry como Ron lanzaban miradas furtivas a su amiga que aún no había levantado la cabeza. Ambos se sentían muy culpables pero no sabían muy bien qué era lo que podían hacer. Estuvieron en silencio hasta que llegaron a la puerta del Gran Comedor y ahí les estaba esperando Dumbledore. Al verlo Hermione, sin querer, lanzó un pequeño gruñido.

¿Qué le pasa Srta. Granger? – le preguntó el director que aquella reacción le había resultado sospechosa.

No me pasa nada...

¿Seguro? – le preguntó otra vez – Tal vez sepa quién soy... – pensó.

Bueno... está disgustada por un asunto personal – se apresuró a contestar Ron.

¿Un asunto personal? – preguntó el director arqueando una ceja.

Sí... esto... es por algo que hicimos nosotros... – explicó Harry como intentando excusarse de alguna forma.

Bueno, ya da igual... – interrumpió bruscamente a su amigo; Hermione no quería que le diesen más explicaciones.

Está bien, está bien – sonrió pacíficamente el director – Todo va bien – pensó – Tengo que darles una noticia. Vengan a mi despacho ustedes tres, la señorita Lovegood, el Sr. Longbottom y la Srta. Weasly. – dicho esto desapareció en dirección a su despacho.

Bien... será mejor que hablemos con ellos – dijo la castaña decidida al ver que Harry le iba a hacer una pregunta, seguramente relacionada con su comportamiento con Dumbledore. - ¿Estás bien Harry? – pregunto de repente al ver que ponía su mano en la cicatriz.

Sí… únicamente me duele un poco – respondió frotándose la cicatriz con la mano.

¿Significa eso que el-que-no-debe-ser-nombrado está aquí? – preguntó Ron mientras miraba a todas partes.

No lo creo – contestó Hermione – Ya os he dicho muchas veces que no es fácil entrar aquí… - Vaya… Voldemort no se ha dado cuenta de que Harry puede descubrirlo – pensó divertida la castaña.

Sí, claro… el libro de la Historia de Howgarts… - dijo cansinamente el pelirrojo que no quería que su amiga comenzase a relatarles todo el libro.

Seguramente es porque está contento… - interrumpió Harry – De todas formas ya se me ha pasado… será mejor que entremos…

Sí, tienes razón. – entraron los tres al Gran Comedor.

Primero buscaron a Luna en la mesa de Ravenclaw, la encontraron en un rincón leyendo el quisquilloso sin ni siquiera darse cuenta de que unas compañeras suyas estaban cambiando su zumo por un líquido del mismo color pero seguramente de distinto gusto. Cuando se acercaron a ella, Hermione les lanzó una mirada de advertencia a las chicas que, rápidamente, dejaron su broma.

¿Qué queréis? – les preguntó sin casi dirigirles la mirada.

Dumbledore nos ha dicho que vayamos a su despacho ahora mismo – le dijo Ron que había recibido un codazo por parte de Harry ya que no dejaba de sonreír por la broma.

Está bien – se levantó sin dejar de mirar su ejemplar y siguió a sus compañeros hasta donde se encontraban Ginny y Neville que estaban intentando realizar un hechizo.

¿Seguro que se hace así? – le preguntó la pelirroja incrédula.

Estoy seguro – respondió ceñudo mientras volvía a apuntar a su copa - ¡Desperos! – gritó haciendo un pequeño movimiento con la varita. Consiguió que su copa se moviese primero lentamente y después como si debajo tuviese una falla sísmica. Ambos retrocedieron al pensar que iba a explotar pero, al instante, se calmó.

¿Qué es lo que intentabas hacer Neville? – le sorprendió Hermione detrás de él.

¡Ah! – soltó un pequeño grito ahogado – Quería hacer que desapareciese...

¿Y quién te ha dicho que ese era el hechizo adecuado?

Pues... Lee

¿Te fías del compañero de mis hermanos? – sonrió Ron.

No había pensado en eso...

¡Evanesco! – dijo de repente Hermione y la copa desapareció al instante. – Ese es el hechizo correcto.

Vaya...

Eres una gran bruja Hermione – le felicitó Ginny.

No es para tanto...

Esto... – interrumpió Harry al sentir un pisotón de impaciencia por parte de Luna – Dumbledore nos ha pedido que vayamos ahora a su despacho...

¿Nosotros también? – preguntó Neville incrédulo.

Claro, supongo que será porque los seis nos enfrentamos al-que-no-debe-ser-nombrado. – dijo Ginny levantándose e instando a su compañero a que hiciese lo mismo.

Los seis amigos llegaron al lugar donde se encontraban las gárgolas. La castaña, al recordar la conversación que tuvo con ellas para poder hablar con el verdadero Dumbledore, se dirigió a la que la otra vez le había ayudado.

Querríamos hablar con Dumbledore, por favor. Nos está esperando – le dijo en tono amable.

Muy bien... esperad aquí – le dijo ésta y de repente, cualquier signo de vida que hubiese mostrado, desapareció al instante.

Vaya... estas gárgolas son impresionantes – dijo Neville apoyándose en la gárgola que estaba al lado de la que les había ayudado.

¡Joven! Haga el favor de no apoyarse en mi cabeza – el grito sobresaltó a Neville que se cayó al suelo de espaldas - ¡Vaya! Tenemos de nuevo aquí a la muchacha insolente de antes... – Hermione iba a responderle cuando se accionó la estatua del fénix que guardaba el despacho del director.

Vamos – dijo Ginny levantando con la ayuda de Luna a Neville que aún seguía en el suelo.

Subieron los seis en las escaleras y, en un instante, estaban frente al director que les hizo una seña para que se sentasen. Aparecieron de la nada cuatro sillas. Harry, sin que nadie le viese, volvió a frotarse la cicatriz que comenzaba a dolerle. - ¿Qué es lo que pasa? – se preguntaba - ¿Acaso Voldemort está por aquí? No puede ser Hermione ha dicho que es muy difícil que aparezca por aquí; seguramente será que está contento… - sacudió suavemente la cabeza. Cuando iban a sentarse, Hermione eligió la silla que se encontraba enfrente del director.

Les he mandado llamar – comenzó a explicarles – para que sepan que, por su seguridad, hemos decidido que todos ustedes pasen las navidades juntos en el colegio.

¿Qué? ¿No iremos con nuestras familias? – preguntó apenado Neville.

Lo siento mucho pero así es – le miró directamente el profesor – No queremos que Voldemort – al pronunciar el nombre a cuatro de ellos se les escaparon una especie de gruñido – les pueda hacer algún daño. Aquí estarán mucho más seguros.

¿Y qué pasará con nuestros padres? – preguntó de repente Luna que había dejado de leer el quisquilloso y se le había caído en el regazo.

Sus padres estarán vigilados por la orden y no correrán ningún peligro – al oírlo y, sin que nadie le viese, Hermione alzó las cejas dando a entender que no creía nada de lo que había oído.

¿Eso quiere decir que tendremos que dormir todos juntos? – preguntó Ron que se le había ocurrido esa posibilidad de repente.

Sí, tendrán que pernoctar juntos. Por eso mismo les he llamado. Tienen que encontrar una sala que se adapte a sus nuevas necesidades. Cuando la hayan encontrado tendrán que decírmelo para poder poner las medidas oportunas.

Está bien... creo ya sé de un buen lugar... – comenzó a divagar en voz alta Harry a lo que Voldemort esperaba impaciente a que le dijese dónde se encontraba.

Será mejor que lo pensemos entre todos – interrumpió Hermione – Tal vez a los demás no nos parezca un buen sitio...

Claro. Cuando estén todos de acuerdo comuníquenmelo por favor. Eso es todo. – terminó mientras que los chicos se levantaban de las sillas para irse del despacho.

Creo que has sido un poco antipática Hermione – le reprochó Ginny que se había puesto a su lado.

Yo no lo creo... la verdad creo que tenemos que estar todos de acuerdo antes de hablar con Dumbledore – ella lo único que quería es que Voldemort no supiese exactamente el lugar en el que iban a estar para estar más seguros.

No importa – dijo Harry que había estado oyendo toda la conversación – Además ella tiene razón; tendría que haber pensado más en lo que queríais vosotros... – después de lo que le habían hecho Ron y él a la castaña intentaban por todos los medios disculparse de alguna forma.

Gracias – dijo la castaña mientras le sonreía.

Bueno... esto... yo he pensado que tal vez podamos celebrar la navidad en la sala de los menesteres... – y, mirando a Hermione añadió – si os parece bien claro.

A mí me parece bien... además ahí tendremos todo lo que necesitamos con sólo pensarlo – contestó Ron y los demás asintieron con la cabeza.

Bien, ya está decidido. Ahora mismo voy a decírselo a Dumbledore.

¡Espera! – paró la castaña a Harry - ¿Te importa si voy yo a comunicárselo? También quiero disculparme... he estado muy arisca...

Claro... como quieras. Te esperamos en el comedor.

Bien, hasta luego – se despidió la castaña al darse la vuelta en dirección al despacho del director. Sin apenas mirar a la gárgola de la izquierda consiguió la nueva clave del despacho del director – Grageas – dijo y la escalinata comenzó a moverse - ¿Hola? – dijo tímidamente la castaña cuando entró en el despacho.