¡Hola! ¿Qué tal estamos? Espero que bien jejejejejeje. Bueno, aquí va lo de siempre:

Los personajes que utilizo aquí no son de mi propiedad sino de JK Rowling (que sigue haciendo con ellos lo que le da la gana… ejem), de la Warner y de cualquiera que haya pagado los derechos claro (es que a mí me avisaron tarde que si no…)

Por cierto, siento haber tardado tanto en actualizar es que yo… pos… ¡estaba de vacaciones! Después a trabajar (agggg) y casi no me da tiempo a nada ¡qué estrés! Acabo de empezar y ya quiero más vacaciones jejejejejeje. Bueno y ahora ¡los reviews!

Revitaa Locatis-Potter: ¡Hola! Yo toy bien (Dentro de lo que cabe jejejejeje) ¿y tú? Seguro que te lo has pasado genial sin tener que estudiar ¿eh? Siento decirte que casi no sale Dobby… (la verdad es que no sé si saldrá en alguno revisaré mis notas) pero bueno, cuando leas lo que pone debajo te imaginarás por qué no sale decorando la sala de los menesteres jejejeje. ¡Ya verás la sorpresa de Hermione! En este capítulo no pero espera y lee…. (¿eso ha quedado interesante?). Y en cuanto al futuro… ¿podrás esperar un ratito? ¡espero que sí!. ¿nos vemos! ¡agur!

Enigranger: ¿Qué tal? Me alegro de que te haya gustado la explicación de los medallones (la verdad es que hasta yo misma me empezaba a liar jejejejejejeje está bien saber que más o menos lo logré). Y en cuanto a lo del sexto libro… esto… yo… ¿qué sexto libro? Hay cosas que mejor no haber leído… Por lo menos he logrado que te animes un poco ¡qué bien! (a mí también me animaron algunas opiniones de algunos defensores de R/H y H/G que vamos… ¡eran geniales! Jejejejeje) y ya sé que es repetitivo pero… ¡la esperanza es lo último que se pierde! Y si la cosa sigue así pos… casi mejor que no sean ellos ¿no? Porque vamos… lo que yo he leído deja mucho que desear (no digo que cualquiera pueda hacerlo mejor aunque…) Espero que te guste el capítulo ¡nos vemos! ¡agur!

Alba1: ¿te gusto la minipelea? ¡qué bien! ¿y lo de los medallones también? Es que pensé que ya era hora de fastidiar un poco… (athenea mala jejejejejeje) En cuanto a la desesperación de Hermione… ¿todos sabemos que disimula muy bien los sentimientos verdad? (hablo de la Hermione de los cinco primeros libros la sexta no cuenta jejejejeje). Espero que te siga gustando el capítulo ¡Agur!

Elenapotter: Yo también estoy de acuerdo contigo jejejejeje ¿se nota? (ya sabemos que otros no pero… ¿no todos pensamos igual no? Imagínate que aburrimiento) Tranquila que Ron no estará solito… Espero que te guste este capítulo ¡Agur!

Zara zabini: ¡Gracias! Haces que me ponga colorada jejejejeje En cuanto a lo del colgante mmmm ya te responderé luego ¿vale? Espero que te siga gustando el capítulo ¡nos vemos! ¡agur!

Y ahora sí os pongo el capítulo jejejejejeje. Como este editor hace lo que le da la gana (yo pongo líneas en blanco pero como si me opero…) esta es la separación. La próxima vez, si me deja claro, pondré una línea jajajajajajajajaja.

(espero que se vea jejejejeje)

- ¡Despiertate ya Ron! Tenemos que bajar a desayunar y después a recoger al hurón – le dijo Harry a su amigo mientras se vestía rápidamente.

- ¿Por qué tenemos que ir a buscarle? – preguntó con fastidio - ¿Acaso él no sabe dónde está la habitación?

- ¿Cómo se supone que ha de saberlo? Además recuerda que se lo prometimos a Hermione…

- Seguramente no sabía lo que decía en ese momento… sólo recuerdo que tú te ofreciste – le respondió acurrucándose aún más entre sus sábanas.

- ¡Ronald Weasly levántate de una vez!

- Está bien, está bien. Ya me levanto. – cedió mientras se erguía lentamente - ¿Sabes Harry? Cada vez me recuerdas más a mi madre – añadió en un bostezo.

- ¡Qué gracioso! – replicó con sarcasmo - ¿Te levantas ya o te levanto yo?

- Creo que estás un poco nervioso. ¿Te pasa algo?

- ¿Qué? A mi… no, no me pasa nada… - le dijo intentando ocultar su nerviosismo. La verdad es que se subía por las paredes. Mañana le iba a dar a Hermione su regalo e iba a hablar con ella de todo. No sabía muy bien cómo lo iba a hacer pero… ya se le ocurriría algo.

- ¿Seguro? – le preguntó el pelirrojo que ya se estaba poniendo su túnica.

- Seguro. Vamos que seguro que las chicas nos están esperando…

- Oye… tengo que decirte una cosa – se acercó al moreno. – He decidido hablar hoy con Hermione. Te lo digo porque pienso que los dos debemos tener las mismas posibilidades…

- Gracias por decírmelo… yo… si te he de ser sincero… pensaba hablar con ella después de darle el regalo – le respondió mientras sus mejillas se volvían de un color rojo vivo, más incluso que el color de pelo de su amigo.

- Entonces pase lo que pase seguiremos siendo amigos ¿verdad? – le tendió una mano.

- Para siempre – le respondió mientras se la estrechaba. – Pase lo que pase.

- ¿Qué es lo que va a pasar? – preguntó interesado Neville que intentaba no caerse mientras se subía torpemente los pantalones.

- Nada, tranquilo – le respondió Ron - ¿Ves cómo hay gente todavía más lenta que yo? – le dijo a Harry entre risas.

- Sí, ya lo veo.

- ¡Dejad de meteros conmigo! – le dijo mientras con un movimiento de varita hacía que dos almohadones volasen en dirección a la cara de sus amigos que los esquivaron. En ese momento la puerta se abrió dejando ver a una chica castaña que recibió el impacto de éstos en la cara.

- ¿Os habéis…? – no terminó la frase por el golpe que recibió. Cuando los dos almohadones cayeron al suelo, la castaña les miró de arriba abajo pidiendo una explicación.

- Yo… es que… - decía arrepentido Neville que miraba al suelo para poder reprimir las carcajadas – les apuntaba a estos dos…

- Es decir, nosotras esperándoos abajo y vosotros aquí jugando… creo que eso no es justo – dicho esto se fue dando un portazo.

- ¿No se habrá enfadado verdad? – dijo extrañado Harry que miraba a la puerta que acababa de cerrar.

- No creo…

- Eso espero – respondió Neville al que de repente se le habían acabado las ganas de reír.

- Bueno… será mejor que salgamos… - dijo Ron y abrió la puerta. En cuanto asomó la cabeza salió de la nada un balde con agua fría que le mojó de arriba abajo. - ¿Pero qué? – fue lo único que pudo decir. Al instante se oyeron carcajadas a su alrededor.

- ¿Qué es lo que pasa? – preguntaron al unísono Harry y Neville que ahora estaban en el marco de la puerta. Nada más poner un pie en las escaleras otro balde de agua fría les empapó. - ¡Ah! – gritaron los muchachos mientras temblaban de frío.

- Bueno… ahora… necesitareis… más… tiempo… para… cambiaros… - dijo Ginny entre risas. Hermione y Luna estaban junto a ella desternillándose de risa al ver a los tres amigos calados y atontados mirando a las chicas.

- ¿Pero estáis locas? – dijo Ron frotándose los brazos.

- ¿Qué has dicho Ronald Weasly? – le preguntó Luna que se iba acercando a él.

- Lo que has oído – le respondió. Pero se quedó mudo de repente ya que la rubia se acercó más a él y le dio un beso en la mejilla - ¿Qué estás haciendo? – preguntó atónito mientras se separaba de ella.

- Muérdago – fue su respuesta. El pelirrojo miró al techo y vio la pequeña planta colgada sobre él.

- No me había dado cuenta… - se quedó mirando a la chica que comenzaba a bajar las escaleras.

- Bueno… os esperamos en el comedor – les dijo Hermione mientras las tres bajaban las escaleras de dos en dos.

- Luna… antes ahí no había muérdago ¿verdad? – le preguntó Ginny.

- No, antes no estaba – le respondió sin mirarla – Pero apareció – en su rostro se dibujó una pequeña sonrisa.

- Sí, apareció de repente… ¿cómo es que no se ha dado cuenta? – dijo Hermione mientras le guiñaba un ojo a la pelirroja que seguía a su amiga sonriendo todavía.

- Ron… creo que te has puesto rojo – informó Neville a su amigo entre risas.

- ¡No estoy rojo! – protestó - ¡Sólo es que tengo frío porque el agua estaba helada!

- ¿Seguro? – inquirió el moreno mientras intentaba sin éxito aguantarse la risa.

- ¡Dejadme en paz! – gritó mientras buscaba algo de ropa en su baúl.

- Está bien… está bien… - dijeron Harry y Neville mientras buscaban algo de ropa también.

- ¡Vaya! Parece que ya no queda nadie en todo el colegio. – dijo Ginny en cuanto llegaron al comedor.

- Esto da miedo… - susurró Luna que entró después de la pelirroja.

- Bueno… al menos estaremos más tranquilos ¿no? – la castaña miró a su alrededor confiando en no encontrarse con su director.

- Está bien, sentémonos.

- ¿No vamos a esperar a los chicos? – preguntó Hermione.

- Si esperamos a Ron nos quedaremos sin nada – rió la pelirroja mientras el desayuno aparecía delante de ellas.

- Tienes razón – le respondió Luna que aún estaba sumida en sus pensamientos.

- Yo también creo que tiene razón – dijo una voz detrás de ellas.

- ¿Quién? – preguntó Hermione dándose la vuelta - ¡Ah! Eres tú Draco.

- Buenos días Granger, Weasly y… Lovegood ¿verdad? – les dijo mientras tomaba asiento al lado de la castaña.

- Me llamo Luna – respondió la rubia, pero Draco hizo caso omiso.

- ¿Nos estabas esperando? – le preguntó Hermione.

- Tal vez – respondió el rubio mientras cogía un bollo.

- ¡Nos las vais a pagar! – entró gritando el pelirrojo que aún tenía un poco húmedo el cabello. Al mirar a la mesa y ver a Malfoy con sus amigas emitió un gruñido - ¡Vaya hoy vamos a desayunar con el hurón!

- Ron… - le advirtió su amiga.

- Hermione tiene razón… será mejor que le dejemos en paz – respondió Harry mientras se sentaba delante del rubio – Por ahora – susurró de forma que sólo él pudiera oírle. Como respuesta recibió una sonrisa burlona.

- Bueno… cambiando de tema. – interrumpió Hermione viendo que los chicos iban a empezar a pelear - ¿Has preparado tus cosas Draco?

- Sí, están ahí – dijo señalando una maleta que estaba encima de una de las sillas de la mesa de Slythering.

- Perfecto, así no tendremos que ir hasta tu cuarto a recogerte – se burló abiertamente Ron mientras masticaba un bollo.

- Cuida tus modales pobretón…

- Cállate hurón.

- ¿Vais a estar así todo el día? – les dijo la pelirroja.

- Seguramente, a no ser que él cambie radicalmente de forma de ser en un segundo – respondió Ron a su hermana.

- Déjales… - le dijo Hermione a la pelirroja. – Desayunemos.

- Cuando terminemos iremos a la sala de los menesteres para ir preparándola.

El desayuno transcurrió en un completo silencio. Los únicos que levantaban la vista de su comida eran Draco, Harry y Ron que intercambiaban miradas de odio. Cuando terminaron se reunieron todos y se dirigieron al lugar en el que aparecería la sala de los menesteres.

Bueno... aún falta para la comida... ¿qué os gustaría hacer? – preguntó Harry.

¿Qué os parece si salimos a hacer una batalla de nieve? – propuso ilusionado Ron mientras miraba por la ventana.

Sí – corearon Ginny y Neville que ya se estaban colocando los guantes.

Yo creo, - les interrumpió Hermione – que podríamos aprovechar para practicar un poco... ¿qué os parece si organizamos unos duelos?

¿Duelos? ¿Entre todos? – dijo de repente Ron mientras miraba significativamente a Malfoy que se la devolvía con una sonrisa impresa en su cara.

Claro. Así practicaremos mejor ¿no?

Yo estoy de acuerdo – respondió Harry también mirando al rubio.

Sí, hagamos unos duelos... – añadió Draco mientras clavaba su retadora mirada en el moreno.

Si os importa mi opinión – dijo distraídamente Luna – yo también prefiero practicar.

Bueno... está bien. Practiquemos – Neville se quitó los guantes.

Yo también estoy de acuerdo – la pelirroja se había quitado también los guantes y se puso al lado de su amiga.

¿Y tú Ron? – le preguntó Hermione.

Está bien... entrenemos – concluyó mientras pensaba de qué forma podría humillar a Malfoy.

¡Genial! Todos de acuerdo. Ahora lo único que tenemos que hacer es pensar en lo que necesitamos.

Pasaron tres veces por el mismo sitio pensando en que necesitaban una sala de duelos. Estaban todos muy concentrados cuando apareció un pequeño picaporte. Harry lo giró y, al abrir la puerta vio un pequeño escenario alargado idéntico al que utilizaron en su segundo año. En las paredes había detectores de tenebrismo y chivatoscopios, iguales a los que Harry vio en el despacho del falso Moody. También había cojines en el suelo y una especie de colchoneta a ambos extremos del altillo.

¡Vaya! Se parece mucho al club de duelo de segundo... – dijo impresionado Ron.

Bueno... es la única referencia que teníamos así que supongo que casi todos hemos pensado lo mismo – dijo Hermione mientras se acercaba a la pared de la derecha. De repente salió de la nada una estantería repleta de libros de hechizos, contra hechizos y cómo curar maldiciones. – Creo que ya estamos listos. ¿Cómo organizamos los duelos?

¿Qué os parece si ponemos los nombres en pergaminos y así hacemos las parejas? Ya sabéis... cada uno coge un papel y ese será su contrincante...– preguntó Neville.

¿Hacerlo a suertes? – dijo Draco con una mueca de disgusto – Yo pensaba que cada uno decidiría con quién quiere hacer el duelo...

Yo creo que Neville tiene razón; es mejor echarlo a suertes. – dijo la castaña mirando significativamente a Malfoy.

Está bien, está bien... – respondió aburrido – Sólo hice una sugerencia... pensé que alguien me apoyaría – retó a Harry con la mirada.

Si lo que quieres es pelear conmigo Malfoy, estoy preparado – le dijo acercándose aún más a el rubio.

Estoy comenzando a hartarme de esta situación – alzó la voz Hermione mientras escribía los nombres de todos en trozos de pergaminos. Al oírla los dos muchachos se miraron con odio pero no siguieron con su pelea – Ya están listos. – El primero en coger fue Malfoy ya que se encontraba al lado de Hermione.

¡Genial! Pobretón, tú y yo nos enfrentaremos – informó al pelirrojo con media sonrisa en la cara.

No me llames así hurón... – le respondió con ira. – Ahora veremos cuál de los dos es mejor.

¿Hace falta que conteste?

¡Ya basta! – exclamó Hermione. – Harry te toca.

Está bien... – el moreno cogió un pergamino rogando que no le tocara con la castaña – Ginny. – en la cara de la pelirroja apareció una mueca de tristeza ya que sabía que no iba a pasar de la primera ronda.

El siguiente... Neville – se acercó el muchacho y recogió un pergamino – Luna – dijo en voz alta mirando a la rubia que ni siquiera parecía interesada.

Está bien pues yo seré el árbitro y después volveremos a echarlo a suertes. ¿Os parece bien?

Claro – asintieron los demás.

Bien... creo que el orden de los duelos debería ser igual al orden en que habéis sacado los pergaminos. Entonces Ron y Draco ¿Estáis listos?

Por supuesto – dijo el rubio subiendo rápidamente al altillo.

Sí – contestó el pelirrojo sin dejar de mirar a su rival a los ojos.

¡Comenzad!

Wingardium leviosa – dijo primero el pelirrojo apuntando directamente a la varita del rubio. Al instante ésta se elevó por encima de su cabeza. El pelirrojo sonreía porque ya creía ganado el duelo. En un momento en el que Ron miró directamente a la varita el rubio la recogió en un abrir y cerrar de ojos.

¡Expelliarmus! – gritó haciendo que el pelirrojo saliese disparado para atrás. – Como puedes comprobar no es tan fácil ganarme... – sonrió satisfecho.

Tú también comprobarás que no me rindo tan fácilmente... ¡Aracnae! – susurró y apuntó con su varita al suelo. En el suelo comenzaba a formarse un delgado hilo negro y el pelirrojo lo dirigió con destreza al lugar en el que se encontraba su contrincante. En cuestión de segundos el hilo engordó y aparecieron miles y miles de arañas que rodearon al rubio. Éste miró con miedo a su alrededor. - ¿No te gustan las arañas? – dijo con sorna.

No me impresionas – le respondió dejando de mirar a las arañas que ahora estaban intentando subir por su cuerpo - ¡Piros exteris! – se apuntó a su cuerpo. Al instante quedó envuelto en una bola de fuego. Todos los que estaban viendo el duelo se asustaron ya que parecía que se iba a consumir de un momento a otro. Hermione le miró fijamente y descubrió que todas las arañas que había a su alrededor habían desaparecido calcinadas. - ¡Vaya! Es bastante bueno! – pensó para sí misma y sonrió.

¿Qué? – fue lo único que pudo articular el pelirrojo al ver que el fuego desaparecía calcinando a todas las arañas y dejando intacto a su contrincante.

Además... creo recordar que eres tú el que teme a las arañas – sonrió el rubio al recordar cómo en el tercer curso el boggart contra el que luchó tomó la forma de una araña gigante - ¡Tremun aracne! – apuntó justo delante del pelirrojo. Al instante apareció una enorme araña negra que le enseñó los colmillos. El muchacho no podía moverse a penas ya que el miedo paralizaba tanto su cerebro como sus piernas.

Mmmmm – era lo único que salía de su boca en ese momento. Sin querer miró a su amiga que le sonreía intentando tranquilizarle. - ¡Araña eximen! – gritó ya más tranquilo apuntando a la enorme bestia que tenía delante; ésta se desvaneció dejando únicamente una pequeña nube de humo. Se quedó observando el lugar dónde antes estaba la araña satisfecho de sí mismo.

¡Expelliarmus! – volvió a decir el rubio aprovechando el descuido del pelirrojo que parecía embobado mirando al suelo. Ron cayó en una de las colchonetas habilitadas a ambos extremos soltando su varita en la caída. – Accio varita – la varita del pelirrojo voló hasta las manos de Draco que ahora observaba a la castaña. – Aquí tienes Hermione – le tendió la varita. La muchacha se quedó atónita ya que era la primera vez que la llamaba por su nombre. El rubio se dio la vuelta y miró sonriente a Harry. ¡Bingo! Había conseguido hacer enfadar al moreno que ya lo estaba mirando con rabia.

¡Vaya! Mira que despistarme... – refunfuñó Ron que se levantaba de un salto.

Tranquilo has estado muy bien – reconoció Hermione que se había puesto a su altura – ¡Enhorabuena Ronald Weasly ha vencido usted a sus miedos! – le sonrió abrazándole.

G-g-g-g-gra-ci-ci-ci-as-as-as – tartamudeó el pelirrojo.

Bien… nos toca Ginny – dijo aún enfadado Harry mientras subía.

Claro...

¿Estáis listos? – preguntó Hermione que ya había vuelto a su puesto. - ¡Empezad! – dijo después de que ambos asintiesen.

¡Expelliarmus! – gritó la pelirroja. El moreno esquivó sin dificultad el haz de luz. - ¡Flipendo! – volvió a decir al ver que Harry no reaccionaba y lanzaba miradas furtivas a Malfoy que se había puesto al lado de la castaña. Volvió a esquivar el hechizo. Ginny comenzaba a ponerse muy nerviosa. ¿Aún estando distraído conseguía esquivar todos los hechizos? Este duelo estaba perdido. Bajó su varita en señal de derrota pero, al parecer el moreno ni siquiera lo vio.

¿Quieres darte por vencida? – le preguntó extrañada Hermione que había visto a su amiga bajar lentamente la varita.

Creo que sí... – respondió tristemente.

¡Ánimo! Sigue intentándolo aún no te ha vencido – intento animarle.

Tienes razón – dijo la pelirroja levantando nuevamente su varita y apuntando al moreno - ¡Flipendo! – esta vez Harry no pudo esquivarlo completamente y el hechizo le dio de pasada en el costado. Para fortuna del moreno este repentino ataque hizo que se centrase más en el duelo.

¡Expelliarmus! – gritó apuntando a la pelirroja que aún estaba saboreando la pequeña victoria que había tenido sobre Harry. El hechizo le dio de lleno e hizo que su varita saliese por los aires – Accio varita – se acercó a Hermione y, aún mirando de soslayo al rubio, le tendió la varita de su contrincante.

El ganador es Harry – anunció la castaña y se acercó a donde estaba su amiga para comprobar su estado. - ¿estás bien?

Sí, sólo un poco dolorida... – Ginny estaba a punto de levantarse cuando el moreno se acercó a ella y la ayudó – Gracias, buen duelo – Harry sonrió y se bajó con ella del atrio.

Bien... ahora les toca a Neville y a Luna – anunció Hermione mientras los dos chicos subían al atrio. - ¿Estáis listos? – los dos asintieron - ¡Comenzad!

¡Flipendo! – gritó la rubia apuntando directamente a las piernas de Neville. Él lo único que pudo hacer fue retirar una de las piernas a tiempo mientras que el haz de luz le impactó en la pierna derecha. Esto hizo que perdiese el equilibrio y acabase en el suelo.

¡Vaya! – Neville se levantó y se agarró con fuerza la pierna dolorida. - ¡Expelliarmus! – la rubia lo esquivó. Miró a la pierna dolorida de Neville y después a la cara.

¡Tarantanella! – volvió a apuntar a la pierna dolorida del muchacho pero reaccionó utilizando el hechizo protego.

¡Lance solem! – al instante salió un rayo de fuego de la varita de Neville. Después formó un gran círculo dejando a la rubia en el medio. Cada vez que ésta intentaba moverse o hacer algún pequeño movimiento con su varita el círculo comenzaba a estrecharse. Después de varios intentos el fuego parecía una prolongación de su túnica; pero la rubia seguía sin inmutarse lo que hacía que Neville se quedase confundido. - ¿Estará asustada? – pensó para sí mismo. El fuego seguía subiendo porque la muchacha no dejaba de moverse de un lado para otro. Al final quedó envuelta en una especie de bola que había dejado estupefacto a su rival que poco a poco iba dejando caer su varita.

¡Accio varita! – gritó apuntando directamente a la varita de Neville que saltó de su mano y fue a parar a la de la rubia.

¿Qué? – reaccionó cuando vio que en su mano ya no se encontraba la varita.

¡He ganado! – gritó Luna - ¡sacadme de aquí!

Finite encantment – dijo finalmente la castaña apuntando a la bola de fuego que cubría completamente el cuerpo de la rubia. – La ganadora es Luna. – terminó.

Buen duelo – la felicitó Neville – Por un momento creí que te estabas quemando... perdona.

No tienes porqué disculparte – le respondió Luna – seguro que sabías que no me haría daño.

Si te hubiese movido un poco más sí – se avergonzó. – pero sólo un poco, lo suficiente para desconcentrarte – se apresuró a decir al ver la expresión de la rubia.

Bien, pues ahora sólo quedamos cuatro... – sonrió Draco.

Sí, creo que será mejor que apuntemos los cuatro nombres y que uno de nosotros vaya haciendo las parejas – explicó Hermione.

Me da igual, como queráis – repuso Draco sentándose en uno de los cojines de la habitación.

Vale ¿Quién quiere ser la mano inocente? – preguntó Harry mientras comenzaba a escribir los nombres en trozos de pergamino.

Yo misma si no os importa – dijo Ginny levantándose del suelo.

Bien, aquí los tienes.

La primera pareja serán: Malfoy y... Harry – anunció la pelirroja mirando al moreno que sonreía de placer.- Y la segunda son Luna y Hermione, claro – anunció sin ni siquiera leer los otros dos trozos.

Gana a ese hurón por mí Harry – le pidió Ron – aunque... mejor dicho, ya que le vas a ganar por lo menos humíllale – rió.

Tranquilo... me las pagará todas juntas – le respondió mientras iba directo al altillo.

¿Puedo recoger los pergaminos? – preguntó Hermione que no estaba muy segura de que la suerte hubiese sido la única artífice de la unión de las parejas.

Claro – le tendió la pelirroja los papeles.

La castaña abrió uno de los trozos de pergamino cuando, de repente, el nombre que había escrito en él se borró. Se sorprendió y miró a su alrededor. Sin pensarlo siquiera observó primero a Harry pero él, que tenía la mirada fija en Draco, ni siquiera se inmutó. Después su mirada recorrió el resto del altillo para encontrarse con la de Malfoy. Éste sonrió abiertamente y en sus ojos había un destello de picardía. – Me lo imaginaba... era muy raro que, deseando tanto Draco enfrentarse con Harry, no hubiese hecho todo lo posible por enfrentarse a él – pensó la castaña mientras le dedicaba una mirada de desaprobación. Como única respuesta recibió un guiño a lo que el moreno respondió con un gruñido amenazante.

Yo seré el árbitro – indicó Ron mientras subía y se colocaba entre los dos chicos. - ¿Estáis listos? – preguntó y ambos asintieron - ¡Comenzad! – gritó.

Ninguno de los dos parecía querer comenzar con el duelo. Únicamente se miraban y se movían lentamente analizando cada uno de los movimientos del contrincante. Respiraban pausadamente y sus piernas parecían pequeñas ramificaciones estancadas en la tarima. Los demás muchachos que observaban el duelo parecían respirar al son de cada pequeño movimiento. Hermione contuvo la respiración al ver al moreno mover rápidamente la varita amenazando a su contrincante. Pasaron varios segundos que parecieron eternos hasta que al final ambos subieron lentamente sus varitas y se apuntaron. Mientras que Draco tenía en su cara una sonrisa de total autosuficiencia, en el rostro de Harry se dibujaba una sonrisa de satisfacción y odio.

¿No quieres empezar Potter? – le preguntó de repente. - ¿Me tienes miedo? – se rió.

¿Miedo de ti? – le respondió tranquilamente – No me hagas reír por favor...

Entonces ¿por qué no comienzas?

Pensé que tal vez quisieses empezar tú... como crees que tienes que ser el primero en todo... – le respondió con sarna.

Como prefieras Potter... ¡Expelliarmus! – dijo apuntando con su varita al pecho del moreno. Éste lo esquivó sin dificultad.

¿Querías que tuviese miedo de este ataque? – le dijo divertido el moreno – Tal vez me he equivocado y no sea tan divertido seguir con este duelo...

No te confíes demasiado... – le respondió entornando los ojos y mirando al suelo sin pestañear.

¿Es eso una amenaza? – le preguntó mientras observaba cada uno de sus movimientos.

¡Volcanos! – en ese momento se abrió una falla circular alrededor del moreno. Primero comenzó a salir humo para después aparecer un chorro de lava ardiente. Harry se limitó a quedarse quieto en medio intentando que la piedra derretida no le tocase.

... – inspiró hondo, apuntó a la lava y con voz clara pronunció - ¡Glacius! – al instante la lava quedó congelada formando un gran iceberg - ¡Mobilus! – apuntó al mismo y, con un movimiento de varita se lo lanzó al rubio. El gran iceberg se estampó contra la pared no sin antes rozar uno de los hombros del muchacho que en ese momento se lo sujetaba con la mano. - ¿Te he hecho daño Malfoy?

¡Cállate! Ahora empezaremos a jugar de verdad – le amenazó.

Te estoy esperando...

¡Imperius! – le gritó y al instante la mente de Harry quedó libre de cualquier pensamiento.

¿Qué estás haciendo? – le preguntó Ron – Esa es una maldición imperdonable.

Déjame en paz pobretón – gruñó entre dientes el rubio – Además en ningún momento habéis dicho que no se pudiesen utilizar.

Pero...

Tiene razón – interrumpió Hermione sorprendiendo a todos – no hemos puesto límites.

Está bien... – dijo a regañadientes Ron – Puedes seguir.

Muy amable – respondió con sorna el rubio – Y ahora Potter dame tu varita – le ordenó al moreno que estaba mirando al vacío.

Claro – dijo el moreno mientras poco a poco se iba acercando a él. - ¿Le vas a dar la varita? – preguntó una voz en su cabeza – Yo creo que no – dijo firmemente. En ese momento despertó de la maldición como años antes lo había conseguido. Miró con disimulo a su alrededor y, al ver la expresión expectante de todos sus compañeros, llegó a la conclusión de que aún creían que estaba bajo la maldición. Decidió aprovechar esa situación. Se fue acercando más y más al rubio que tenía su mano extendida cuando, de repente, le apuntó - ¡Imperius! – pronunció sin apenas darle tiempo a reaccionar. – Muy bien... creo que ahora es el momento de que tú me des tu varita...

Por supuesto – respondió el rubio mientras le acercaba la varita.

¡Un momento! – interrumpió el moreno sorprendiendo a todos sus amigos – ¡Finite encantment! – dijo apuntando a su rival; en ese instante el rubio paró en seco y sacudió lentamente la cabeza. Ya no estaba bajo la maldición imperius. Todos se miraban en señal de desconcierto pero Hermione sabía porqué lo había hecho; no quería ganarle a Malfoy con una maldición imperdonable, quería vencerle limpiamente. Con ese pensamiento en la cabeza sonrió a su amigo que ahora la estaba mirando. El rubio, al darse cuenta de lo cerca que estaba de su rival, se alejó hasta su sitio sin dejar de vigilarle.

Debo admitir que eres un buen contrincante...

¡Vaya! Un halago... no me esperaba esto de ti Malfoy...

No te acostumbres – sonrió - ¡Ocus neblen! – apuntó a los ojos del moreno cegándolo totalmente.

¿Qué es lo que pasa? – preguntó Harry que no veía absolutamente nada.

Se cambiaron las tornas... ahora – hizo una floritura con la varita mientras pronunciaba clara y lentamente - ¡Inmovilus! – apuntó a su brazo derecho dejándolo quieto en la misma posición que estaba.

¿Qué pretendes?

Ahora lo verás... – amenazó el rubio dando pequeños pasos hacia delante. – Ahora lo verás... - ¡Wingardium leviosa! – y con la varita controló el cuerpo de Harry que en ese momento estaba tomando una altura considerable. - ¿Te diviertes Potter? – el moreno no sabía qué podía hacer; estaba ciego y no pisaba el suelo. Su cuerpo fue invadido por un ansia desconocida hasta el momento por él... podía llegar a perder el duelo.

¡Ánimo Harry! – gritó de repente Hermione - ¡Recuerda que lo que horroriza a algunos para otros es tan solo un placer! - ¿Qué es lo que quiere decir? – se preguntó el moreno que frunció el entrecejo en señal de desconcierto – A algunos le horroriza... ¡es cierto! ¡volar! ¡me encanta volar! – en ese instante una sonrisa de felicidad apareció en su cara, relajando cada músculo de su cuerpo.

El rubio, al ver en la cara de su oponente una sonrisa, se enfureció aún más y zarandeaba al moreno intentando desconcertarle. Lo único que consiguió fue que lanzara pequeños ruidos de satisfacción.

Finite encantment – dijo apuntando al cuerpo de Harry que aún seguía suspendido en el aire a bastante altura. Antes de llegar al suelo una suave corriente de aire detuvo su caída. El rubio miró directamente a Hermione que ni siquiera había sacado su varita. - ¿Habrá sido él mismo? – pensó – Imposible... no ha podido mover el brazo y ni siquiera le he visto realizar ningún movimiento... ¿Entonces? ¿Quién?. Pero él estaba en lo cierto; la castaña había ayudado al moreno a bajar con suavidad. Lo hizo sin necesidad de utilizar la varita, otro de los regalos del Voldemort del pasado; ahora podía realizar hechizos con su pensamiento y moviendo ligeramente la mano. Durante todo el tiempo que pasó sin poder apenas defenderse agudizó mucho sus sentidos. Una noche oyó cómo el propio Voldemort explicaba a Bellatrix cómo él podía realizar esos hechizos y los otros no; su fuente era el odio. Sentía odio hacia sus padres, hacia Dumbledore, hacia Harry. Ese era su secreto; el odio. Por supuesto éste no era un don muy común porque había que tener muy desarrollada esa habilidad y poder controlar todos los sentimientos para encauzarlos. Ella intentó utilizar el odio que sentía hacia su "señor" para controlar esa interesante habilidad pero no pudo conseguirlo; sólo le sirvió para darse cuenta de que el sentimiento tan profundo que tenía escondido en su cuerpo era todo lo contrario. Así que usó todo el amor que su familia y amigos volcaron en ella para poder realizar hechizos con el pensamiento. Era lo único que podía agradecer de los cinco años que pasó en la oscuridad.

No es tan fácil vencerme ¿verdad? – dijo Harry para que su contrincante hablase y así averiguar dónde estaba exactamente para poder pelear. - ¿Te has quedado sin palabras? Seguro que ya sabes quién de los dos ganará...

¡Flipendo! – el moreno fue enviado hasta el límite del atril por el impacto del hechizo. Se levantó a duras penas sin saber dónde estaba su rival.

En ese momento todos estaban gritando y animando a Harry intentando que reaccionara. Hermione les decía una y otra vez que debían callarse para que pudiese estar tranquilo y localizar a su contrincante pero ninguno le hacía caso. Al final optó por utilizar el hechizo silencius en todos sus amigos incluido Ron que, aunque era el árbitro, animaba con todas sus fuerzas al moreno. Después de realizar el hechizo toda la habitación quedó sumida en un profundo silencio. Draco miró a Hermione reprochándole lo que había hecho; lo único que recibió por respuesta fue una media sonrisa por su parte. Harry seguía mirando a la pared y estaba desorientado. No sabía cómo podría alcanzar a su rival que, seguramente, se estaría riendo por dentro de él. Tenía que conseguirlo. De repente una voz sonó en su cabeza – Ya que has perdido un sentido y por ahora no puedes recuperarlo... ¿por qué no aumentas algún otro que te pueda servir? – esta frase lo dejó confundido... ¿Otro sentido que le podría servir en ese momento? No se le ocurría ninguno... se quedó pensando y de repente se dio cuenta de una cosa: toda la sala estaba en silencio. ¡en silencio claro! Podía intentar oír dónde estaba su rival. Después de esa conclusión intentó apuntarse con la varita con la mano que aún no tenía petrificada.

Ear maxim – susurró para que nadie más pudiese oírlo. Al instante sintió la respiración entrecortada de Malfoy lo que le daba a entender que seguramente estaría conteniéndose las ganas de reír a mandíbula batiente por la paliza que parecía estar dándole. Apuntó hacia el lugar en el que sentía la respiración y dijo bajito - ¡Expelliarmus! – le dio de lleno al rubio que ahora estaba sentado en el límite del atrio.

¿Qué? ¿Cómo lo has conseguido?

No te lo voy a decir... ¿acaso no eres lo suficientemente inteligente para saber cómo lo he hecho?

¿Estás intentando dejarme en ridículo? – le preguntó con rabia. La única respuesta que recibió fue otro ataque del moreno. El rubio se levantó de un salto y apuntó amenazadoramente a Harry - ¡Crucio! – la maldición hizo que el moreno se hincase de rodillas sintiendo un dolor mayor al que jamás hubiese pensado. Sentía arder todos los huesos de su cuerpo, sentía como cada músculo y cada tendón se estiraba hasta el límite. Se cogió la cabeza con una mano ya que parecía que le iba a explotar de un momento a otro. Sus compañeros se quedaron atónitos viendo la escena. Sabían que Draco le odiaba profundamente pero no hasta esos extremos. Hermione se quedó mirando fijamente al rubio y en sus ojos descubrió un pequeño vacío... sin duda le estaban controlando con la maldición imperius. Sin levantarse siquiera rodeó a Harry con una barrera protectora utilizando el hechizo scurundum. El moreno dejó de jadear y agarrarse la cabeza en ese instante. Miró a su rival y desconcertado vio como seguía apuntándole e intensificando su poder poco a poco.

¡Glacius! – el moreno se había levantado como pudo y había logrado apuntar al rubio. Al instante se quedó congelado. Hermione le volvió a mirar a los ojos y, esta vez, no había ningún vacío. Estaba fuera de la maldición. - ¡Maldito! ¿Cómo ha podido lograrlo? – pensó con rabia para sí misma. – Accio varita – el moreno tenía en su poder la varita de su rival y se la entregó a Ron.

En el momento que la maldición dejó de hacer efecto en el rubio, una sombra que deambulaba por los pasillos del colegio se paró.

¡Maldita sea! No he conseguido que acabe con él... – refunfuñaba Voldemort que intentaba averiguar dónde se encontraba la sala en la que estaban los chicos – Es más fuerte de lo que pensé. O tal vez le esté ayudando alguien... – murmuró mientras trataba de averiguar quién había reconocido los efectos de la maldición. – Buscaré ayuda... – dicho esto se dio la vuelta en dirección a su despacho.

Ya en el despacho, Voldemort dejó la mente en blanco. Necesitaba comunicarse con alguno de sus mortifagos, pero tenía que ser alguno de los que aún no estaban con su yo del pasado. Se sentó en la cómoda silla del director. – Ya sé quién me puede servir – sonrió triunfalmente.

Se va fuera – anunció Ron con voz queda.

¡No! – se puso de pie Hermione.

Dijimos que a la menor duda se iba Hermione... era parte del trato. – respondió Ron que ya estaba al lado del rubio.

No ha sido su culpa... – intentó razonar.

¿Le estás defendiendo después de lo que me ha hecho? – preguntó Harry entre incrédulo y enfadado.

... – No sabía exactamente qué decir. Sabía que debía defender a Draco pero si seguía por ese camino lo único que iba a lograr es que sus amigos no volviesen a confiar en ella nunca más. – Sé que parece una locura, pero él no lo ha hecho...

¿Acaso esta no es su varita? – le preguntó con fiereza Harry.

Sí pero...

¿Acaso no has visto que el hechizo ha salido de ella?

Sí, pero...

¿Acaso no sabes que para realizar ese hechizo es necesario disfrutar con ello? – Harry cada vez alzaba más la voz.

Sí, pero...

Definitivamente se va fuera – gritó ya sin importarle siquiera que la castaña comenzase a derramar lágrimas.

¡No! – volvió a repetir mirando fijamente a Harry – Si se va él me voy yo – anunció con rotundidad.

¿Qué es lo que has dicho? – preguntó incrédulo Ron.

Si se va él me voy yo – volvió a repetir colocándose al lado del rubio.

Está bien... – respondió Harry mirándola fijamente – Entonces... ¡os vais los dos!

¿Qué? – dijo Ginny levantándose del suelo - ¿Hermione también se va?

¡Sí! ¡Qué se vaya con su queridísimo amigo! – El moreno ya no sabía lo que estaba diciendo; estaba rabioso.

Está bien – respondió calmadamente Hermione aunque estaba al borde del llanto y, con un movimiento de la varita, hizo salir de ella un vapor que derritió por completo el hielo del chico. - ¿Estás bien? – le preguntó con preocupación mientras el rubio lentamente iba recuperando la conciencia.

¿Qué ha pasado? – Draco seguía desorientado. No sabía lo que había hecho y tampoco porqué estaban todos observándole con esa expresión de desconcierto en sus caras.

Tranquilo... no ha pasado nada. Tenemos que irnos – le respondió dulcemente la castaña.

¿Irnos? ¿Tú y yo? – preguntó desconcertado.

Sí. – afirmó sin querer dar ninguna otra explicación. Ambos se dirigieron a la puerta seguidos con la mirada por los demás.

¡Esperad! – dijo de repente Harry. - ¿Estás segura de que no ha sido él? – preguntó nuevamente en tono cansado.

Sí – respondió Hermione sin siquiera darse la vuelta para mirarle.

Está bien... podéis quedaros. – les dijo mientras se acercaba a la castaña.

Ya nos has echado... – respondió caminando hacia la puerta.

¡Fermaportus! – gritó el moreno y la puerta hizo un ruido de succión. – No os vais a ninguna parte.

¿Por qué? – le preguntó la castaña cuando se dio la vuelta.

Acepto que él se vaya – miró con desagrado al rubio que aún no sabía qué había pasado – pero tú te quedas con nosotros; no quiero que te pase nada. Si esta es la única forma... – le sonrió.

Está bien, me quedo – respondió sin poder dejar de mirarle – pero la próxima vez me voy – sentenció.

No habrá próxima vez, lo prometo – le susurró mientras la llevaba del brazo dejando atónito al rubio.

Entonces... ¿alguien puede decirme qué ha pasado? – preguntó el rubio que aún seguía al lado de la puerta. No recibió ninguna respuesta, los demás estaban aún impresionados por la escena que acababan de presenciar. – Por lo menos alguien puede decirme si he ganado...

No, lo siento. Ha ganado Harry – le dijo Ron con una sonrisa.

¡Genial! No recuerdo nada y resulta que me ha ganado el cara rajada... – Hermione le lanzó una mirada de advertencia mientras se subía al altillo; era el turno de su duelo contra Luna.

La rubia subió despacio mientras que la castaña estaba esperándola. Seguramente Luna está intentando realizar una estrategia – pensó Hermione al ver que su rival tenía totalmente perdida su mirada - ¿O tal vez no? – sonrió al darse cuenta de que miraba de reojo al pelirrojo que aún estaba mirando con odio a Malfoy.

¿Estáis listas? ¡Comenzad! – dijo al ver que ambas estaban preparadas.

¡Flipendo! – gritó la rubia y apuntó, como antes, a las piernas de la castaña. Ésta únicamente dio un pequeño salto y lo esquivó. - ¡Expelliarmus! – volvió a gritar esta vez apuntando directamente al pecho de la muchacha; también lo esquivó. Al ver que no conseguía apenas tocarla se empezaba a poner nerviosa.

¡Expelliarmus! – el hechizo de la castaña tenía mucha fuerza. Dio a su rival en el pecho, echándola hacia atrás mientras caía en una de las colchonetas; pero aún tenía su varita fuertemente sujeta.

¡Vaya! – se levantó con dificultad mientras intentaba mantener la compostura.

¡Glacius! – dijo la castaña y, en un momento, la rubia tenía medio cuerpo congelado. - ¿Te rindes? – le preguntó Hermione mientras poco a poco se iba acercando.

¡No! ¡Flipendo! – volvió a gritar pero con el mismo resultado; apenas había llegado a rozar a su rival. Sabía que el duelo ya estaba perdido.

¡Accio varita! – la castaña le entregó la varita de Luna a Ron.

Eres demasiado buena... – susurró Luna - ¿Alguien puede ayudarme? – preguntó mirando directamente a Ron.

Sí, claro... – respondió el pelirrojo acercándose a ella y derritiendo el hielo. – La ganadora es Hermione – anunció.

Parece que nos vamos a enfrentar – le dijo Harry a la castaña con una sonrisa – Intenta no ser muy dura conmigo...

Claro... espero que te esfuerces al máximo – le dijo Hermione tomando posición en el altillo.

Tenlo por seguro – le respondió situándose enfrente de ella – Ya he visto que has mejorado mucho... – la castaña le sonrió.

Bueno... ahora es el turno de Harry y Hermione ¿estáis listos? – preguntó Ron.

Sí – respondió la castaña apretando fuertemente su varita.

Sí – respondió también el moreno que miraba a su contrincante con una sonrisa.