¡Hola otra vez! ¿qué tal? Espero que bien jejejejeje Bueno, ahí va lo de siempre…
Todos los personajes (excepto uno que está por ahí abajo y que es inventado ¡por fin aparece! Jejejejeje) son propiedad de JK Rowling, de la Warner y de cualquiera que haya pagado los derechos (como ya dije… llegué tarde…)
¡Y ahora los reviews!
ShachielitaX: Gracias por decir que lo encuentras interesante jejejejeje. Ahora verás lo que pasa con el duelo, ¡espero que te siga gustando! ¡Nos vemos! ¡Agur!
Zara Zabini: ¡Hola! Haces que me sonroje… ¿genial? ¿tú crees? Jejejejeje gracias… bueno, pronto pronto no he podido continuar pero bueno… ¡espero que te siga gustando! ¡Nos vemos! ¡Agur!
Revitaa Locatis-Potter: ¡Hola! Tengo que decirte que me lo he pasado genial… pero han durado muy poco ¡quiero más! Jejejeje en fin… la vuelta al trabajo ufff cuesta arriba como siempre… pero bueno, siempre me quedarán los puentes y las vacaciones de navidad (¡sí ya estoy pensando en las próximas vacaciones! Jejejejeje). ¿Te resultaron pesados los duelos? Bueno, pensé que ya que estábamos podría ponerles a todos su duelito… algunos más cortos que otros jejejeje. Lo de que Draco no tenga tanto poder pos… no sé, yo tampoco sé cómo va eso, pero quería poner alguna y a él le pegaba más hacerlas jejejejeje. Yo creo que no tiene tanto, por eso Harry se deshace tan rápido del imperius pero del crucio no se deshace ¡porque lo hace Voldi! Jejejejeje (también quería meterle a él ¡qué narices!). Bueno, espero que te siga gustando ¡nos vemos! ¡agur!
Menlor Griffindor: ¡Hola! Gracias por decir que es interesante y aquí tienes el desenlace del duelo entre Harry y Hermione. Intentaré pasarme por tu fic ¿vale? Aunque no suelo tener mucho tiempo... ejem… ¡nos vemos! ¡agur!
Flancolenis99: Esto… bueno, por ahora que Harry y Draco se peleen por Hermione pos… para serte sincera ni siquiera se me ha pasado por la cabeza… a ver si me explico bien… yo no creo que Draco pueda llegar a interesarse en ella de esa forma. Creo que podrían llegar a ser casi amigos (con mucha imaginación vale… jejejejeje) pero no tanto… Pero es una buena idea jejejejeje y Hermione ya se encontrará con Voldi… espero que te siga gustando ¡nos vemos! ¡agur!
Pruepotter1: ¡Hola! ¿te has leído todo lo que he escrito? Ufff… esto… espero que te haya gustado… trece capítulos seguidos… ¿y te ha gustado? ¿te parece interesante? ¡Gracias! Jejejejejeje. En cuanto al desenlace del duelo… espero que te guste porque he decidido que es lo más justo (o por lo menos yo lo creo jejeje) ¡nos vemos! ¡agur!
Bueno… aquí empieza el otro trozo ¿vale? Se supone que hay una línea debajo pero… como en el anterior capítulo no quiso ponerlo… ¿por qué me va a dejar ahora? jejejejejeje
Hermione miró a los ojos al moreno. Al hacerlo no pudo evitar que los recuerdos del pasado comenzasen a llenar su mente. Le veía una y otra vez muerto sobre sus manos. Sacudió levemente la cabeza intentando borrarlo. Al verla reaccionar así el moreno la interrogó con la mirada pero su única contestación fue una fugaz sonrisa. La castaña inspiró hondo y apuntó a su rival con determinación. Harry no sabía qué debía hacer. No quería luchar contra ella pero tenía que admitir que por una parte deseaba ver lo que había aprendido. Siempre le impresionó cómo su amiga conseguía vencer todos sus miedos y se enfrentaba a ellos. Sabía que le resultaba duro pero siempre hacía todo lo que podía por ellos; por sus amigos. Cuando ese pensamiento inundó su mente no pudo reprimir una gran sonrisa. Estaba listo; con su varita apuntó a la castaña. Los demás miraban la escena conteniendo el aliento. Iba a ser un gran duelo; de eso no había duda. Nadie sabía qué es lo que iba a pasar. Ninguno excepto un muchacho alejado de todos los demás. Lo veía en los ojos de la castaña y el moreno. Ninguno de los dos haría más daño del estrictamente necesario al otro, incluso se ayudarían. – Forman una buena pareja – pensó el rubio que estaba observando la escena – Me gustaría tener lo mismo alguna vez – se sorprendió pensando y una pequeña mueca de tristeza se dibujó en su cara.
¡Expelliarmus! – gritaron los dos al unísono y los dos haces de luz chocaron entre ellos formando una explosión de luz que cegó a todos durante unos segundos. Al desaparecer ambos seguían con las varitas en alto sin dejar de apuntarse. Se miraron y sonrieron al mismo tiempo.
¡Flipendo! – dijo el moreno intentando sorprender a la castaña. Ésta lo único que hizo fue apuntar con su varita al haz de luz y desviarla contra una pared. Se oyó un gran estallido y apareció un socavón en ella. - ¿Cómo has hecho eso?
Bueno... he aprendido alguna cosilla en los libros. – le respondió con naturalidad – Me ha costado más de lo que pensaba... te estás volviendo muy fuerte Harry. Te felicito.
Gracias. – dijo avergonzado – Tú también has aprendido mucho... ¿Seguimos? – a un movimiento positivo de la castaña apuntó con la varita al suelo y pronunció – ¡Terra mobile! – al instante la tierra alrededor de Hermione comenzó a temblar dejando entrever pequeñas grietas. La muchacha se quedó mirando con mucho interés y comprobó, después de dar un pequeño paso para intentar esquivar una de ellas, que al moverse la intensidad del terremoto aumentaba. Levantó su mirada hacia Harry que ahora, apuntando al mismo sitio pronunció - ¡Eolo! – una suave brisa salió de las grietas. Recorrió todo el campo y el moreno, con ayuda de su varita, dirigió esa brisa nuevamente al interior de la tierra. Ahora esa suave brisa arreció formando un pequeño torbellino que se colocó enfrente de la castaña. – Y para terminar ¡Glacius! – heló partes del mismo y lo dirigió hacia ella. En un momento estaba encerrada en hielo y atrapada entre las grietas que se habían abierto a sus pies. Ron observó boquiabierto cómo Hermione, que aún estaba atrapada, comenzaba lentamente a helarse. - ¿Qué tal? ¿Asustada? – gritó él ya que el ruido formado por el viento apenas dejaba oír nada.
Impresionada más bien – le respondió y sonrió. Durante unos segundos ella no hizo nada y dejó que el hielo la atrapase hasta la cintura mientras miraba fijamente al moreno que estaba desconcertado porque ella no intentaba huir. Cuando ya comenzaba a subir más apuntó a Harry y después a ella misma mientras decía Interto. Al instante ella estaba en el lugar del moreno mientras que él estaba atrapado en el hielo.
¿Cómo he llegado hasta aquí? – preguntó incrédulo Harry. El hielo ya pasaba de su cintura cuando se apuntó a sí mismo y dijo con voz clara - ¡Finite! – no pudo terminar porque la castaña le había lanzado el hechizo silencius.
Creo que este duelo se está acabando... – dijo Hermione mientras le sonreía. El moreno sabía que no podría librarse y acabaría congelado. Miraba a su alrededor y no le venía ninguna idea a la mente. Pero, de repente, oyó una voz – Ten esperanza... sabes que lograrás salir. Sólo piénsalo. Concéntrate. Puedes lograrlo – al momento Harry cerró los ojos y se concentró todo lo que pudo en el hechizo Finite encantment. El hielo casi había alcanzado su cuello cuando lo consiguió. El remolino paró bruscamente y la tierra volvió a unirse. Abrió los ojos y miró a su alrededor. Él mismo no podía creérselo. Lo había conseguido únicamente con su concentración. La castaña le miró y sonrió, al final en este duelo conseguiría que aprendiese algún que otro hechizo para su defensa.
¿Cómo lo has hecho? – le preguntó Ron sin acordarse de que estaban en medio de un duelo.
Pues… la verdad es que ni yo mismo lo sé – le respondió mirándole.
¡Flipendo! – un haz de luz rozó al moreno en uno de los hombros. – Sigo aquí… ¿recuerdas? – le dijo divertida la castaña.
¡Es cierto!
Si yo hubiese sido Granger ya le hubiese quitado la varita… - dijo Draco en voz alta.
Si tú fueses como Hermione comprenderías porqué no se la ha quitado – le respondió Ginny retándole.
Como digas… Weasly – le sonrió el rubio. La pelirroja sin siquiera pensarlo le devolvió la sonrisa. Al ver que él reaccionó levantando una ceja en señal de desconcierto, tomó conciencia de lo que estaba haciendo y bruscamente borró esa sonrisa de la cara. - ¿Pero qué estoy haciendo? – se preguntó Ginny mientras volvía a mirar el duelo. – Espero que nadie más lo haya visto…
¿Seguimos? – le preguntó Hermione.
Claro. – le respondió el moreno mientras intentaba mover su mano derecha sin conseguirlo.
¿Recuerdas que estás congelado? – le preguntó entre risas.
¡Es cierto! ¿Y ahora qué puedo hacer? – dijo en voz alta – Será mejor que me rinda… - terminó abatido.
¿Me estás diciendo que has podido parar todos esos hechizos sin necesidad de palabras o varita y ahora no puedes fundir el hielo? – se extrañó Hermione.
Es que… no sé si podré volver a concentrarme… - se excusó mientras sentía la mirada de la castaña. – Tal vez si dejases de mirarme ilusionada durante un par de segundos lo conseguiría – pensó Harry mientras cerraba los ojos para intentar evadirse de esa mirada que tan nervioso le ponía.
¿Por qué será que Potter no puede concentrarse? – dijo con sarcasmo Draco haciendo que las mejillas del moreno adquiriesen un tono rojizo.
¡Cállate Malfoy! – le cortó Ron – Estamos en medio de un duelo y no se puede hablar.
Menudo duelo… si seguimos así tal vez terminen para el final del curso – respondió mirando a la castaña que a su vez le respondía con una mirada de disgusto; él únicamente miró durante un segundo al suelo como pidiendo perdón. En ese mismo instante, en el que no sintió la mirada de Hermione, Harry había conseguido deshacerse de todo el hielo.
Ahora sí podemos seguir – dijo el moreno apuntando nuevamente con la varita a Hermione.
Claro… - le miró a los ojos - ¡Érobo! – de la punta de su varita comenzó a salir un humo blancuzco que se iba espesando poco a poco. Con un par de movimientos hizo que una niebla cubriese por completo el espacio que separaba a ambos contrincantes ante la mirada atónita de todos sus amigos.
¿Qué es lo que no quieres que vean Hermione? – le preguntó el moreno mientras intentaba ver algo de lo que se encontraba a su alrededor.
Tal vez tus miedos… - susurró sin que él la oyese. – Ya lo verás Harry – fue su única contestación. Hizo que la niebla les envolviese a ella y al moreno. Ambos estaban cegados completamente y no podían ver a su rival.
¡Flipendo! – un haz de luz apareció de repente enfrente de Hermione que ella desvió con su varita.
Creo que no deberías lanzar hechizos sin saber dónde van a acabar... tal vez puedas herir a alguien – le reprochó Hermione mientras cerraba los ojos e intentaba ubicar al moreno - ¡Flipendo! – el hechizo le dio directamente en el pie izquierdo haciendo que su rival perdiese el equilibrio.
¡Ay! – exclamó al caerse - ¿Cómo has sabido dónde estoy?
Mmmm déjame pensar... tal vez sea igual que quedarse ciego ¿no? – sonrió la castaña. Antes de que él pudiese hacer cualquier hechizo con su varita dibujó un círculo en el aire pronunciando las siguientes palabras "interrump magician".
¿Qué es lo que pasa? No puedo realizar ningún hechizo – Harry se estaba desesperando ¿cómo iba a pelear si no podía utilizar la magia?.
¿Estás asustado? – preguntó la castaña intentando que su rival comenzase a perder los nervios. - ¿Quieres rendirte?
¡No! – respondió con rotundidad. Ahora sólo tenía que pensar cómo salir de esa situación, lo cual no era muy fácil ya que no podía hacerlo con claridad. Sentía que en cualquier momento su varita iba a salir disparada; a lo que su cuerpo respondió agarrándola fuertemente con su mano derecha. – Vamos Harry piensa... piensa... ¡no se me ocurre nada!. Vale, tranquilízate. Tranquilo... – expiraba hondo - ¿Qué es lo que puedo hacer ahora? – estaba completamente desesperado. – Piensa... si has logrado deshacer hechizos con tu mente también podrás ahora – en su mente retumbaba una voz conocida; no sabía exactamente de quién era pero le tranquilizaba. Analizó la frase. Tenía razón pero seguramente ese hechizo era mucho más fuerte que los que él lanzó. ¿Lo conseguiría?. No tuvo tiempo para intentarlo porque otro haz de luz, proveniente sin duda de la castaña, le dio de lleno en el hombro derecho.
¿Estás bien? ¿Te ha dolido? – le preguntó. No le gustaba comportarse así pero era la única forma que tenía de hacer que él aprendiese sin sospechar nada. Tal vez él pensaría que únicamente quería ganar el duelo.
Estoy perfectamente, gracias – respondió en tono frío. - ¿Por qué se porta así conmigo? – pensaba – Seguramente es por todo lo que le he hecho... – ahora el moreno estaba triste y no podía pensar en otra cosa, no podía concentrarse para romper el hechizo.
¿Harry? ¿seguimos? – Hermione estaba extrañada de no recibir respuesta - ¿Estás bien? – le preguntó preocupada dando un par de pasos hacia delante.
Lo siento... – se disculpó en voz alta; tenía que acabar con los remordimientos.
¿Qué? – la castaña estaba extrañada - ¿A qué te refieres?
A todo... lo siento – volvió a repetir.
... – sonrió. ¿Así que era por eso que no se podía concentrar? – Tranquilo, estás perdonado.
Gracias – le respondió de todo corazón. Volvió a cerrar los ojos y todo a su alrededor desapareció. Ya no oía los murmullos de sus amigos que intentaban en vano ver algo del duelo. Únicamente podía oír el ritmo de los latidos de su propio corazón. Agudizó más el oído intentando saber dónde se encontraba su rival. Pero no lo conseguía. – Primero he de deshacerme de este hechizo... – pensó. Siguió concentrado durante unos pocos minutos sin que ningún ruido pudiese desconcentrarlo. Al final acabó envuelto en una bola de luz. Lo había logrado.
Veo que lo has conseguido... – le felicitó la castaña al sentir el resplandor. - ¿Seguimos con el duelo?
¿Crees que valdrá la pena? – le preguntó - ¿Crees que alguno de nosotros será capaz de ganar?
Probablemente... – divagó la castaña – no.
¿Te parece bien si lo dejamos en empate? Yo no quiero luchar contra ti, quiero luchar contigo.
Está bien... lo dejamos en empate – le respondió conmovida por la declaración de su amigo. – Pero antes... – recordó que tenía que enseñarle un hechizo de defensa - ¿podrías intentar una cosa?
¿Cuál?
¿Recuerdas el hechizo scurundum?
Sí, estaba en el libro de defensa contra las artes oscuras ¿verdad? – recordó el moreno.
Exacto... ¡Bombarda! – apuntó directamente al lugar del que procedía la voz de su rival.
¡Scurundum! – casi no le dio tiempo a reaccionar pero formó un escudo perfecto que repelió el ataque que le había lanzado la castaña. Vio cómo el haz de luz volvía a su procedencia y cómo daba contra algo. - ¿Hermione? ¿Estás bien? – preguntó con preocupación. Se adelantó unos pasos para poder ver a su amiga. Iba despacio y rogando por que no le hubiese pasado nada. Después de dar cuatro pasos alguien le cogió por detrás. Intentó darse la vuelta pero esa persona le tenía bien sujeto. Al principio se puso nervioso pero, al oír la respiración de esa persona, sonrió. – Pensé que te había pasado algo…
Tranquilo, ya te dije que sé defenderme sola ¿verdad? – sonrió Hermione – Ahora sólo tenemos que decirles a todos el final… no creo que hayan visto mucho ¿verdad?
No – Harry casi no podía articular palabra. Sentía cómo su cuerpo se estremecía por la cercanía de la castaña. Todos sus músculos se agarrotaron y se empeñaron en no dejar que se moviera ni un centímetro. Su corazón latía tan deprisa que pensó que de un momento a otro iba a salir disparado. Respiraba con dificultad y tuvo que cerrar varias veces los ojos para sentir que por lo menos podía controlar algo. Sus manos se llenaron de sudor y se estremecía mientras que su mandíbula se quedaba encallada. En ese momento su cuerpo únicamente podía sentir el aroma y la respiración de la castaña; era como si nada más existiese. Deseó poder detener el tiempo para poder seguir sintiéndose de esa manera; sintiéndose seguro y querido a la vez que intranquilo y triste. No sabía cómo definir ese sentimiento pero sí tenía una palabra para él: amor.
Bueno – dijo Hermione soltando lentamente al moreno. - ¿Por qué le abrazo? Tengo que controlarme… - pensó para sí misma. Después de estar cinco años sin verle sentía la enorme necesidad de estar cada minuto del día cerca de él. Intentaba controlarse pero… era totalmente inútil. – Será mejor que despeje la niebla ¿no? – dijo sonriente después de soltarle y que él se diese la vuelta.
Creo que sí… deben pensar que nos hemos dado una paliza – soltó una carcajada.
Tienes razón – le respondió también entre risas – Finite – al instante toda la niebla desapareció dejando a los dos amigos juntos en mitad del atrio.
¿Quién ha ganado? – preguntó perplejo Ron.
Hemos quedado empate – le respondió el moreno sonriente.
Sí – coincidió la castaña.
Bueno… vale… si vosotros lo decís… la verdad es que nos hemos perdido la mitad del duelo. – dijo mirando a ambos con ojos escrutadores. - ¿Cuál era el premio?
¿Premio? Pues… no se me había ocurrido – rió Harry.
¿Puedo opinar? – preguntó Ron alzando la mano
Claro, es justo que el árbitro diga en qué consiste el premio – sonrió Hermione.
Creo que lo justo sería que el que ha ganado, en este caso los que han ganado – puntualizó – deberían elegir… ¡lo que vamos a comer! – terminó entre risas mientras que sus compañeros le acompañaban.
Está bien, creo que es justo – Harry desvió su mirada hacia el techo e hizo ademán de estar pensando - ¿Qué te parece si comemos ensalada y fruta Hermione?
Sí, estoy de acuerdo. – respondió entornando los ojos.
¿Qué? – ahora Ron era el que los miraba con los ojos como platos – No es justo… yo creo que habéis hecho trampas – intentó discutir con sus amigos para no tener que alimentarse a base de ese menú. Todos se quedaron por un segundo mirando al pelirrojo y se echaron a reír.
Vale, vale – dijo Harry entre risas – Cada uno puede comer lo que quiera.
¡Bien! – Ron dio un pequeño saltito y se dirigió a la mesa. Todos sus amigos le imitaron y al momento apareció todo tipo de comida.
¿No vienes Draco? – le preguntó Hermione al ver que ni siquiera se había acercado.
No creo que ellos quieran que comparta la mesa – le respondió en un susurro mientras miraba como Ron devoraba todo lo que se le ponía por delante.
¡Vamos Draco! ¡Ven a comer con nosotros! – le rogó la castaña mientras le asía del brazo para acercarlo a la mesa.
Está bien… - se sentó a su lado y empezó a comer. Levantó su mirada durante un par de segundos, lo suficiente para ver cómo dos ojos verdes le miraban celosos.
La comida transcurrió tranquila y en silencio. Alguno de los chicos comenzaba una pequeña conversación que era detenida de inmediato. Se notaba que estaban bastante incómodos. Aún no habían asumido el ataque que el rubio profirió a Harry. Todos desconfiaban de él y le lanzaban miradas furtivas para vigilarlo. Él se sentía observado y se movía nervioso en su asiento. No levantaba sus ojos del plato que tenía debajo. Muchas veces se había sentido cómo las demás personas escrutaban sus modales, su forma de comer, hasta su forma de respirar. Estaba muy acostumbrado. Pero no se hacía a la idea de estar tan cómodo en medio de toda esa desconfianza. La única persona en toda la mesa que no le lanzaba miradas era la castaña que estaba sentada a su lado. Ella lo miraba tranquilamente y tal vez con una leve nota de preocupación. Se sentía a gusto, demasiado; comenzaba a asustarse. - ¿Qué me está pasando? – se preguntó - ¿Tan rápido he olvidado todo lo que me enseñaron? – se repetía una y otra vez. Al no encontrar ninguna respuesta, inspiró hondo, sonrió brevemente a su compañera y volvió a mirar fijamente su comida..
¿Ahora sí podemos hacer una batalla de nieve? – preguntó el pelirrojo esbozando una sonrisa inocente.
Bueno... votemos. ¿Quiénes están de acuerdo? – dijo en voz alta Harry y comenzó a contar todas las manos alzadas. – Somos mayoría absoluta – siguió mirando de reojo al rubio que también había alzado la mano debido a un codazo que le dio Hermione.
Entonces... ¡todos afuera! – el pelirrojo ya se había puesto los guantes y estaba en la puerta esperando a todos los demás.
Harry – le llamó la castaña amarrándole del brazo - ¿puedo pedirte un favor?
Claro.
¿Puedes prestarme a Hedwig? Es para mandar una carta a mis padres...
Eso es peligroso. Será mejor que no lo hagas, pueden descubrirla...
Tranquilo se la voy a mandar a Lupin para que se la haga llegar.
¿No sería mejor que se la dieses a Dumbledore? Creo que es mucho más seguro.
No – respondió tan rápido que el moreno levantó una ceja en señal de desconcierto – esto... mejor la camuflo. No quiero ponerle en un aprieto...
Bueno, como quieras. Está en la lechucería.
Gracias, ahora mismo voy a escribir la carta.
¿Vas a ir a la lechuceria tú sola? Creo que es mejor que te acompañe alguien.
¿Tú crees? No hay nadie en todo el colegio y además seguro que Dumbledore nos está vigilando – explicó. Quería estar sola para que nadie le preguntase por su contenido.
No, definitivamente te tiene que acompañar alguien. No quiero que nadie se quede solo, por lo que pueda pasar...
Está bien – aceptó.
Tranquilo Potter, yo la acompaño – se ofreció Draco que estaba escuchándoles.
¿Tú? – preguntó incrédulo Harry - ¿crees que te voy a dejar acompañarla? ¿A ti solo?
No me va a pasar nada – intentó tranquilizarle la castaña.
No me fío – miró de reojo al rubio – será mejor que yo también vaya.
¿No deberías estar vigilando a tus admiradores? – le preguntó con sarcasmo Draco.
No me provoques... – le respondió entre dientes el moreno.
Está bien, está bien. Será mejor que me acompañéis los dos – cedió Hermione temiendo que los dos muchachos comenzasen nuevamente a discutir. – Pero primero quiero escribir la carta – dijo mientras se sentaba en la silla y sacaba un pergamino. Los dos chicos no dejaban de mirarse con odio. – Creo que es mejor que esperéis fuera...
¿Por qué? – se quejó el moreno.
No me dejáis concentrarme
¿Qué no te dejamos concentrarte? – se ofendió el rubio.
No paráis de moveros y ¡me ponéis nerviosa!
Está bien, está bien. Nos vamos – dijo el moreno mientras empujaba bruscamente al rubio para que saliese – Pero estamos justo detrás de la puerta.
Gracias.
No sabía cómo empezar. ¿Cómo se le dice a una persona que cuide a sus padres porque sabe lo que va a pasar en el futuro?. Seguro que pensarían que está loca. Durante unos minutos miró el pergamino vacío. Después de reflexionar cogió la pluma y comenzó a escribir. Cuando terminó releyó la carta para captar cualquier comentario que diese a entender que sabía con todo lujo de detalles lo que iba a pasar.
Querido Lupin:
Sé que lo que voy a pedirte es muy peligroso y que, tal vez, no tenga derecho a hacerlo… pero eres una de las personas en las que más confío. Quiero que protejas a mis padres. Sé que toda la Orden vigila a todas nuestras familias pero quiero que tú te ocupes de ellos ¿lo harás?. Seguro que sí… confío plenamente en ti, tanto como para dejar a tu cuidado lo que más quiero en este mundo… mi familia.
No sé cuánto tiempo habrá estado la Orden vigilándolos pero he de decirte que mis padres siguen el mismo patrón todos los años. Vamos a casa de mi abuela que vive en un barrio de Londres (Quenns gate 10 Kensington, es una casa azul rodeada de una pequeña verja blanca y con dos pinos bordeando la puerta principal) allí asistimos a una fiesta. Viene toda mi familia y además mi abuela suele invitar a unos amigos. Este año me ha comentado que vendrán alrededor de ocho personas además de mi familia claro. Tengo miedo de que consigan entrar aprovechando esta ocasión. Por favor protégelos. Supongo que no hará falta que te diga que no vayas solo; busca ayuda. No quiero que te pase nada.
Espero que me envíes a Hedwig mañana para decirme que todo ha salido bien y que no tengo de que preocuparme.
Un abrazo y Feliz Navidad.
Hermione.
Después de leer varias veces la carta la enrolló con mucho cuidado; sabía que esta era la única oportunidad que tendría su familia. Ahora recordaba cómo se había enterado más o menos de lo que había pasado esa noche. Uno de los vigilantes, Ubertus, se lo contó entre risas.
Tenías que haber visto cómo corrían – reía – no pensé que los muggles pudiesen hacerlo tan deprisa – reía más fuerte – aún puedo oírles gritar – saboreaba cada una de las palabras que salían de su boca y herían profundamente a la castaña. - ¿estás llorando? – le preguntó con asco al ver cómo una lágrima se asomaba por uno de sus ojos.
Me las pagarás… - respondió entre dientes mientras seguía intentando acercarse a la serpiente de su "señor".
No sé por qué pero creo que no me das miedo… - se quedó mirándola mientras caía al suelo por un mordisco que le había dado la serpiente en una pierna – Maldita sangre sucia – le dio una patada en un costado.
Te juro que te arrepentirás de esto – respondió la castaña poniéndose de pie.
¡Cállate! – le gritó después de darle una bofetada.
Era irónico pero, gracias a ese mal nacido, ahora podía salvar a sus padres. Se levantó despacio y salió de la habitación. Al salir se encontró con que los dos muchachos que tenían que acompañarla a la lechuceria estaban en plena pelea.
No estás en posición de decir eso hurón…
¿Hurón? Vaya Potter… será mejor que cambies de vocabulario – le dijo bostezando – Eres demasiado repetitivo.
Te gané en un duelo y te puedo volver a ganar. – le replicó mientras la ira se iba apoderando de su cuerpo.
¿Qué me ganaste? Estás soñando Potter. Si ganaste fue porque…
¿Ya volvéis a pelearos? – interrumpió la castaña de repente. – Al final será mejor que vaya yo sola – dijo caminando en dirección a la lechuceria.
¡Hermione! ¡espera! – le pidió Harry que caminaba hacia ella – No volveré a pelearme con Malfoy…
Gracias – le sonrió – sé que no podrás cumplirlo pero de todos modos gracias – ya se estaba acostumbrando a que los dos chicos no dejasen de pelearse así que tomó la decisión de no intervenir.
Eres inteligente Hermione – le dijo Draco que también había llegado a su altura.
No la llames así… no tienes suficiente confianza – le replicó susurrando el moreno que ahora estaba a su lado.
La llamaré como quiera cara rajada – le respondió mirándole a los ojos. De repente la castaña soltó un suspiro.
Nunca cambiareis…
Puedes apostar a que no – sonrió Harry a su amiga.
Llegaron a la lechuceria. Una vez allí, el moreno llamó a su lechuza que se posó majestuosamente en su hombro. Hermione le ató despacio el pergamino.
Ahora tengo que realizar un hechizo pero no te asustes – le susurró a la lechuza. Ésta bajó lentamente del hombro del moreno y se situó solicita delante de ella. Agitó su varita y, en un segundo, se había transformado en una pequeña libélula. – Por favor lleva esta carta urgentemente a Lupin. Quédate con él hasta que te de la respuesta el día siguiente. – la lechuza le dio un pequeño picotazo en señal de que lo había entendido y remontó el vuelo.
¿Te das cuenta de que la has convertido en un animal que apenas podría llevar un pergamino tan grande? – le preguntó curioso el rubio mientras salían de la lechuceria.
Hablando del pergamino ¿dónde está? No lo he visto... – siguió el moreno que se había quedado quieto al ver que su amiga no avanzaba.
He realizado un hechizo para que todo el mundo vea solo una libélula. Los únicos que podemos verla somos Lupin y yo. – les explicó en voz baja para que nadie "oportunamente" le escuchara.
Vaya eso es muy inteligente – le felicitó el rubio.
Sí, como todas las cosas que hace – le sonrió Harry lo que hizo que la castaña se sonrojase.
Será mejor que nos vayamos, seguro que ya están todos divirtiéndose y nosotros todavía aquí...
Los tres se encaminaron al patio en silencio. Hermione caminaba en medio de los dos chicos para intentar evitar alguna que otra pelea pero, como le prometió Harry, no hubo ninguna más. Por lo menos durante el camino que recorrieron. Al llegar vieron cómo todos sus amigos estaban mojados hasta los huesos pero sonreían de felicidad. Se empujaban unos a otros, se tiraban bolas de nieve y construían pequeños parapetos para protegerse. Nada más salir al patio una bola de nieve se estrelló contra la cara de Draco.
¿Qué es lo que te propones pobretón? – le preguntó desafiante el rubio.
¿No te lo imaginas? – sonrió maliciosamente – Estás en medio de una pelea de bolas de nieve y ni siquiera te proteges...
No voy a participar en la misma pelea que tú
Como prefieras... ¡serás el blanco de todas mis tiradas!
¡Ron! Será mejor que lo dejes en... – la castaña no terminó la frase. Se había puesto delante del rubio, justo en la trayectoria del pelirrojo. Así que una de las bolas hizo que se callase en el instante. - ¡Ahora te vas a enterar! – exclamó alegremente mientras reunía suficiente nieve.
¡No! – respondió entre risas mientras se escondía detrás de una montaña de nieve. - ¡Perdón! – seguía intentando decir pero ya era demasiado tarde; lo único que salía de la boca del pelirrojo eran sonoras carcajadas. La castaña se acercó a él bordeando el muro y le echó una gran cantidad de nieve encima. Ambos reían ahora como locos. Harry hacía tiempo que no la veía reír así y se unió a ellos sonriendo de felicidad. Mientras tanto Draco se quedó apartado sentado en las escaleras. Miraba casi con anhelo cómo los demás se divertían. Él nunca había participado en esos juegos; sus padres no lo creían necesario. Tenía que comportarse como todo un señor aún teniendo tres años. Mientras seguía sumido en su mundo una bola le dio en el pecho.
¡Cómo te atreves pobretón! – exclamó sin siquiera mirar de dónde procedía la nieve. Al ver que el pelirrojo estaba lo bastante lejos de él como para no oír la provocación, miró a su alrededor y se topó con una chica castaña que le miraba sonriente. - ¿Has sido tú?
Bueno... te he visto tan triste que pensé que tal vez quisieras unirte a nosotros.
No, gracias. Estoy bien aquí – respondió firme pero en su voz había una pequeña nota de tristeza.
¡No seas aburrido! – le dijo mientras comenzaba a lanzarle más nieve.
¡Estate quieta! – exclamaba entre risas. Casi sin darse cuenta estaba agachado y comenzaba una batalla con ella; olvidando así una parte de las enseñanzas de sus padres.
Estuvieron en el patio más de dos horas jugando y riendo. Al final acabaron todos, sin excepción, calados. Regresaron a la sala de los menesteres para poder ducharse y cambiarse de ropa. Al entrar los chicos se fueron a la izquierda y las chicas a la derecha. Se encontraron con dos espaciosos baños completamente equipados para todas sus necesidades.
¿Prefieres darte un baño Hermione? – le preguntó Ginny mientras veía que su amiga se dirigía hacia una puerta.
Sí, bueno si no os importa claro. Creo que sólo hay uno...
Claro que no, puedes utilizarlo – respondió Luna mientras abría el grifo del agua caliente.
Gracias. – les respondió la castaña entrando en el baño. Giró la manilla del agua caliente. Después de unos minutos todo el baño quedó cegado por el vapor. Se acercó al espejo y lo limpió; quería ver de nuevo el rostro de su juventud. Lo observó detenidamente, en él no había ninguna de las marcas que le habían hecho durante todos estos años. Ya no tenía la mirada perdida y vacía; en su lugar había un brillo de alegría y juventud. Sonrió satisfecha y se metió en la bañera. Era la primera vez en mucho tiempo que se sentía cómoda. Se sumergió completamente para poder limpiar también su mente. Estuvo en el fondo durante unos segundos; eso le ayudó a recapacitar. Al erguirse rompió con su cuerpo la barrera que le separaba de la realidad. Se sentía agotada. No podía soportar durante más tiempo esa carga. Inspiró hondo y comenzó a deslizar suavemente la esponja por todo su cuerpo. Mientras lo hacía tenía la mirada perdida en las pequeñas olas que se formaban en la bañera. Veía cómo nacían, crecían y morían muy pronto; le recordaba a sí misma. Le habían hecho renunciar a mucho en poco tiempo ¡sólo tenía 17 años cuando pasó! No era justo. Dio un golpe con rabia en el agua. Se volvió a sumergir, necesitaba volver a olvidarlo todo. Mientras estaba en el fondo se concentró en dos ojos verdes que nuevamente rezumaban vida y energía. Al erguirse vio todo de otra forma. Sonrió al sentirse llena de esperanza.
Hermione tarda mucho ¿no? – preguntó Ginny que ya estaba lista para ir a cenar.
Yo creo que está descansando – respondió Luna mientras intentaba conseguir que su cabello estuviese liso - ¿Cómo puede la gente conseguir que su pelo haga lo que le mandan?
Déjame a mí – le dijo divertida la pelirroja mientras cogía el cepillo de su amiga – Tal vez deberíamos llamarla.
Como prefieras
Oye... ¿Cómo es que te estás arreglando tanto? – la pelirroja tenía una sonrisa pícara en su cara.
Me apetece... hoy es navidad – le respondió sin cambiar en nada su expresión.
¿Ya estáis listas? – la castaña acababa de salir del cuarto de baño y miraba sorprendida a sus amigas que habían acabado muy pronto.
¿Y tú no? Has estado mucho tiempo.
¿Eh? Sí bueno... estaba descansando… ya sabéis de tantos exámenes.
Nosotras ya hemos terminado, te esperamos fuera para que te arregles.
Hermione se quedó sola en el cuarto de baño y comenzó a prepararse. Estas iban a ser unas buenas navidades. En realidad iban a ser las mejores navidades de los últimos cinco años.
¿Dónde está el hurón?
Está en el baño Ron
Yo quería entrar al baño – refunfuñó mientras que Neville se reía.
Tranquilo puedes pasar tú después.
¿Después de él? – respondió con asco
Ron... será mejor que te controles. – le dijo Harry al ver su mueca – Queremos pasar unas buenas navidades.
Tienes razón, tienes razón. – le respondió nervioso.
¿Por qué estás tan nervioso? – le preguntó de repente Neville que se fijó en que no paraba de moverse de un sitio para otro.
Bueno... yo... – miró a Harry de reojo – Voy a... a hacer algo muy importante.
¿Sí? ¿Y qué es?
Esto... bueno... eh... voy a hablar con... con...
¿Con Luna?
¿Qué? ¿por qué me preguntas eso?
No sé... pensé que te gustaba, eso es todo – le respondió Neville mientras se peinaba.
¿Quieres decir que parece que me guste Luna?
Pues un poco sí amigo – intervino Harry
Estáis los dos equivocados. A mí quien me gusta es Hermione
¿Hermione? Pensé que bueno... que le gustaba a Harry – dijo en voz baja Neville.
Tienes razón – le susurró el moreno mientras que Ron seguía peleándose con su pelo.
¿Qué al pobretón le gusta la loca? – entró de repente Draco ya preparado.
¡No la llames así! – protestó Ron.
Qué bonito... la defiendes... – dijo con malicia.
Piérdete – fue la respuesta del pelirrojo antes de salir del baño dando un portazo.
Bueno… será mejor que nos vayamos.
Después de unos minutos estaban todos alrededor del abeto de navidad. Ron estaba intentando encender la chimenea mientras que Draco se burlaba constantemente de él ya que no podía hacer un simple hechizo. Los demás estaban terminando de decorar el árbol.
¡Faltan los regalos! – exclamó de repente Ginny cuando ya habían terminado.
Es cierto – coincidió Luna que miraba directamente a Ron.
Entonces que cada uno vaya a recoger los suyos – terminó alegremente la pelirroja mientras iba a su habitación.
Uno a uno trajeron los regalos que habían comprado para sus amigos. Harry dejó todos los regalos y, sin que nadie le viese, guardó el regalo de Hermione en su bolsillo. Únicamente faltaba que la castaña trajese los suyos.- ¡Falto yo! – dijo mientras se encaminaba a su habitación. Sin que ella se diese cuenta un chico la estaba siguiendo. Entró a la habitación y, de repente, la puerta se cerró detrás de ella.
¿Quién es? – preguntó al girarse rápidamente con su varita en la mano.
¿Me vas a atacar?
