¡Hola! Aquí estoy otra vez jejejejeje ¿qué tal? Espero que os hayáis divertido mucho el fin de semana
Esto… todos los personajes que hay en esta historia (excepto algunos que me he inventado yo claro) pertenecen a JK Rowling, la Warner y a cualquiera que haya pagado los derechos
Las respuestas ya sabéis… con los replys jejejejejeje
¡Ah! Igual me ha salido un poco meloso pero… bueno… también hay acción así que lo compenso
Empieza el capítulo ¡Agur!
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Harry acaba de contarme que os han castigado a buscar ingredientes de pociones en el Bosque Prohibido esta noche – comenzó Ron cuando Hermione se sentó en un sillón cerca de ellos.
Sí, se han enterado de que le cogimos un libro a Snape...
Lo raro es que Dumbledore os mande ir al bosque por la noche... me parece que no tiene mucho sentido – razonó el pelirrojo.
No creo que haya sido idea del director precisamente – el tono y las muecas del moreno daban a entender claramente que pensaba que Snape había tenido mucho que ver en aquella decisión.
Ya pero piensa que él es miembro de la Orden del Fénix y por tanto tiene que ayudarte – le cortó Hermione que empezaba a estar harta de que siempre hablasen mal del profesor cuando, en el presente y en el futuro, la había ayudado tanto.
Tienes razón... – el moreno se había quedado perplejo ante la reacción de su novia y bajó la cabeza en señal de disculpa.
Sí, pero sigue siendo sospechoso – el pelirrojo se levantó de su asiento – Harry tenemos que irnos al campo a entrenar. Me adelanto y te espero allí – le dijo mientras desaparecía por el retrato de la dama gorda.
¡Ya no me acordaba de que teníamos entrenamiento! – Harry se incorporó rápidamente y, mirando que nadie le estuviese observando, se acercó a la castaña - ¿Vas a venir a verme? – le sonrió.
Ahora voy a subir a la habitación para hablar con Ginny así que no sé si podré ir...
Bueno, no importa – le dijo con desilusión.
Pero no te preocupes – se acercó aún más a él después de mirar de reojo toda la sala – esta noche podremos estar juntos – le dedicó una sonrisa pícara a la que el moreno correspondió.
Tienes razón, como siempre. – la besó en los labios fugazmente – Esto es para poder aguantar mejor la espera – sonrió.
Nunca cambiarás – rió Hermione mientras le daba un suave empujón.
Sólo si tú quieres que cambie – le susurró al pasar por su lado.
Me enamoré de ti por cómo eres – le respondió en el mismo tono obteniendo como respuesta un guiño por parte del moreno antes de desaparecer por la puerta.
Bien Ginny, ¿qué es lo que querías contarme? – preguntó nada más entrar por la puerta.
No sé cómo empezar – la pelirroja estaba sentada y se miraba curiosamente los pies mientras indicaba a su amiga que se sentase a su lado. – Creo que... creo que... – tartamudeaba nerviosa – creo que me gusta alguien...
¿Ah sí? – le sonrió - ¿Y se puede saber quién es el afortunado?
Emmm... – parecía que le costaba mucho pronunciar el nombre.
Bueno, tal vez sea mejor que me des alguna pista... parece que te cuesta ¿eh? – su amiga pelirroja sonrió.
Me he dado cuenta estos días en los que hemos estado juntos en la sala de menesteres...
Siempre podemos descartar a Ron – rió la castaña – Y nos quedan tres.
También puedes descartar a Harry. Ya sé que a él ni siquiera le gusto... a no ser cómo una hermana pequeña claro.
¿Por qué estás tan segura? – le resultaba extraño que su amiga estuviese tan segura. Recordaba los días que se pasó con ella mientras hablaban de lo que le había dicho Harry, que si hoy había estado con ella en lugar de con Ron, que ya le tenía más confianza... en fin, casi todas las conversaciones tenían el mismo tema.
Esto... sé que te prometí no hacerlo sin hablarlo antes contigo pero... tuve una pequeña conversación con él el año pasado...
¿Qué? – exclamó sorprendida - ¿Por qué no me lo contaste? – una sensación que podría catalogarse entre ira, traición y asombro parecía extenderse por todo su cerebro.
Lo siento – era consciente del tono de su amiga – ocurrió en el momento, no fue nada planeado...
Está bien – intentaba serenarse – cuéntamelo ahora.
Bien. Fue justo cuando volvíamos del colegio. Cuando Ron y tú os fuisteis a la reunión de los prefectos para controlar el regreso.
No quiero volver... – comenzó a decir Harry mientras pegaba su frente contra el cristal viendo los árboles pasar.
¿Te refieres a la casa de tus tíos? – preguntó Ginny.
Sí... no puedo volver... demasiados recuerdos, demasiadas cosas que he dejado en el camino como para compartir todo el verano con unas personas que apenas sí les importa que esté vivo.
No digas eso... seguramente puedas venir unas semanas a casa – se sentó a su lado para intentar darle apoyo.
¿Tú crees? – la miró directamente y, sin apenas darse cuenta, la pelirroja le estaba abrazando. - ¿Qué? – fue lo único que pudo decir.
Sí, lo creo – le abrazó con más fuerza – Dumbledore sabe que eres feliz allí y estás protegido. Y, si no te deja venir, ¡te llevaremos a la fuerza! – dijo con determinación sin dejar de abrazarlo.
Gracias – le dio un pequeño beso cariñoso en su cabello.
Harry... ¿Puedo preguntarte una cosa? – se sentía tan bien teniéndolo entre sus brazos que llegó a la conclusión de que era el momento adecuado para hablar con él.
Claro, lo que quieras.
Yo... quería preguntarte si... si... bueno, si te gusta alguien... – susurró las últimas palabras pero el moreno las oyó perfectamente. Harry intentó separarse para mirar a Ginny a la cara para responderle pero ésta no le dejó, no quería que viese cómo su cara estaba del mismo color que su cabello.
¿Qué si me gusta alguien? – repitió como esperando haber oído mal.
Sí – respondió tímidamente.
Bueno, yo... – nunca había hablado de esto con ella y le resultaba bastante extraño que se lo preguntara. En ese instante recordó lo que una vez le dijo Hermiome "¡no seas tonto Harry! Sabes perfectamente por qué actúa así... sabes que le gustas" – Hermione... – sin darse cuenta había susurrado su nombre. Esperó con todas sus fuerzas que la pelirroja no lo hubiese oído ya que había sentido cómo ella se apretaba más a él justo cuando lo pronunció.
Tranquilo... lo entiendo – sollozó débilmente – Sólo quería saberlo eso es todo.
¿Qué es lo que entiendes? – preguntó tontamente temiendo la respuesta.
¿Te gusta Hermione verdad?
... - ¿Qué se suponía que debía decir? Nunca había pensado que sintiese algo más por su amiga, pero esas palabras... no tenía explicación para ello pero resonaron en su cabeza. "Ella tiene razón, te gusta..." ¡otra vez esa dichosa vocecilla! Pero... ¿tendría razón? Lo único que podía hacer era pensarlo – Por favor no se lo cuentes... todavía ni yo sé qué es lo que siento...
No le diré nada... te lo prometo. ¿Podríamos quedarnos así un rato más? – casi suplicó.
Todo el tiempo que quieras. – en ese momento apareció Ron sobresaltando a los dos chicos que se separaron casi en el acto. Sin embargo este hecho no pasó desapercibido por el pelirrojo que había hecho ruido a propósito para darles tiempo.
¿Por eso Ron estuvo tan pesado durante el verano contándome que estabais hecho el uno para el otro? – preguntó Hermione desconcertada.
Sí, fue por eso – Ginny había obviado la parte en la que Harry le declaraba que le gustaba Hermione; lo había prometido. Además ella aún no sabía que estaban juntos.
Pues fue muy pesadito – recordó cómo, cada vez que le contaba lo bien que se les veía juntos, le entraban ganas de agarrarle y obligarle a repetir cien veces que él estaba equivocado. – Entonces también descartamos a Harry – sin que su amiga lo notase salió de su boca un suspiro de tranquilidad. – Nos quedan Draco y Neville...
Sí...
¿A quién descartamos?
Bueno, yo...
Está bien, entonces descartamos directamente a Neville – dijo con determinación la castaña.
¿Por qué estás tan segura de que no es él?
Sois... cómo lo diría yo... diferentes – por el tono que utilizó la pelirroja en su anterior pregunta sabía perfectamente que se refería a su compañero de casa; sólo quería que lo admitiese.
Pues yo no lo creo – repuso casi enfadada.
¿Es él verdad?
... Sí – respondió tímidamente mientras seguía mirando absorta el suelo.
Es un buen chico – sonrió su amiga – Pensé que me dirías que te estabas enamorando de Draco.
¿En serio? Mmmm cualquiera se acerca a él con Parkinson tan cerca – se rió.
Tienes razón – se rió también – No te preocupes... yo creo que a Neville también le gustas... – le dijo dándole un pequeño codazo a su amiga.
¿Tú crees? – su amiga estaba ilusionada – Pero creo que antes he de saber exactamente qué es lo que siento yo...
¿Cuándo te diste cuenta?
En el momento que vi cómo apartaba a Draco para que no le impactase el hechizo que le mandaba el mortifago que nos atacó. Le vi caer al suelo y sentí... no sé cómo explicarlo...
¿Cómo un nudo en el estómago?
Sí, más o menos...
¿Y cuando despertó?
Bueno, eso es fácil... me sentí muy aliviada – sonrió.
¿Por qué sonríes tanto? – le dijo mientras entrecerraba los ojos y en su cara aparecía una media sonrisa.
¡Ya lo sabes! ¡Me gusta Neville! – exclamó al final alzando los brazos.
Tranquila, tranquila... ¿no querrás que se enteren Lavender y Parvati no?
No, prefiero contárselo yo misma – terminó entre risas.
¡Ten cuidado Harry! – le gritó Ron en el momento que una blugger fuera de control casi le da en la cabeza. El moreno se apartó justo a tiempo para evitarla - ¿En qué estás pensando?
¿Eh? Pues... estaba demasiado concentrado buscando la snitch... – era obvio que mentía. En esos momentos estaba pensando en lo que les esperaría a Hermione y a él en el Bosque Prohibido esa noche. Ella se mostraba preocupada y por eso iba a llevar su varita consigo. También se hacía una y otra vez la misma pregunta "¿Porqué Dumbledore accedió a que ambos fuesen de noche al Bosque Prohibido sabiendo que Voldemort está libre y les podría atacar en cualquier momento?"
¿La snitch? – interrumpió incrédulo el pelirrojo que se había puesto a su altura - ¿No estarás pensando en otra cosa? – se acercó más a su escoba - ¿o en otra persona? – le dio un pequeño codazo que, debido a su escasa concentración, hizo que perdiese el equilibrio y casi se estampase en el suelo.
¡Casi me tiras! – dijo en voz baja – Sólo estaba pensando en el castigo de esta noche... no entiendo cómo nos dejan entrar en el bosque cuando saben perfectamente que nos pueden atacar.
No te preocupes, seguro que lo tienen todo preparado... ¿Harry? ¿estás bien? – el moreno había cerrado los ojos y se iba resbalando de su escoba poco a poco.
Se encontraba otra vez en la misma pequeña habitación de la otra vez. Pero ahora no había un bulto en el colchón; estaba vacío. Miró a su alrededor y sus ojos tropezaron con un pequeño cuenco que se encontraba en una esquina, justamente ahora le estaba dando un rayo lunar. Se acercó más para ver aquella sustancia y, en ese momento, parecía haberse evaporado y transformado después en polvo. "¿Qué será esto?" iba a tocarlo pero recordó que, en aquel extraño mundo, no podría sentirlo. Se abrió sigilosamente la puerta y apareció una sombra. La dueña de ella se había quedado quieta ya que algo o alguien había llamado su atención. Se fijó en la sombra; le parecía bastante conocida. De repente sintió una corriente de aire muy fuerte que le sacudió todo el cuerpo pero, a su alrededor, nada se movía. Sintió cómo se le erizaba el vello de los brazos y una extraña sensación de vacío se instalaba en su estómago.
"¡Harry!" ¿Quién le estaba llamando? Allí no había nadie...
"¡Se va a caer! ¡Qué alguien le ayude!" ¿Ayudarle a él? ¿Por qué?
"¡No!" Esa voz...
"¡Wingardium leviosa!" Ahora la corriente de aire había desaparecido y esa sensación de vacío tan desagradable también.
"¡Dejadme pasar! ¿Estás bien Harry? ¿Me oyes?" ¡Qué voz más bonita!
"¡HARRY!" ¿Hermione?
"¡CONTESTAME!" Estaba seguro... era ella. Intentó despertarse y salir de aquel recuerdo pero no lo conseguía.
"¿Qué es lo que le pasa?" ¡Ese es Ron! ¿Por qué no puedo despertarme?
"¡HARRY DESPIERTA!" ¡Hermione! En ese instante apareció el cuerpo de una mujer en la habitación que estaba. – No deberías estar aquí – la voz de la mujer sonaba muy cansada y desesperada pero... a la vez le resultaba tan conocida... – Vete – por más que lo intentó no pudo ver su cara. Sintió un leve empujón y, segundos después, los brazos de su novia.
¿Estás bien? – seguía preguntando al borde de la desesperación Hermione. - ¡Harry! ¿Me oyes?
Estoy bien... – respondió con dificultad mientras abría perezosamente los ojos. - ¿Qué ha pasado?
¿No recuerdas nada? – se acercó Ron. Harry le miró desconcertado y después dirigió su vista a Hermione que seguía abrazándole y llorando silenciosamente.
¿Qué debería recordar?
De repente cerraste los ojos y después, poco a poco, te ibas resbalando hasta caerte de la escoba. Menos mal que en ese momento llegó Hermione... sino te hubieses dado un buen golpe amigo.
¿En serio? No recuerdo nada... – sacudió un poco la cabeza.
Deberías ir a la enfermería, estás muy pálido – la castaña se había separado de él.
No creo que haga falta... tranquila – le acarició el cabello.
Pues yo estoy segura de que debes ir – no era una opinión, era más bien una orden.
Pero... – no pudo decir nada más porque entre sus dos amigos le habían levantado. Ron hizo que se apoyase en él para poder llevarlo inmediatamente a la enfermería.
Usted solo va a acabar con las existencias de esta poción, señor Potter – la enfermera le había acostado en una camilla y ahora le estaba acercando un vaso con esa poción humeante tan conocida por él.
Esto es asqueroso – dijo después de que la enfermera se marchase.
¿Nos cuentas qué fue lo que te pasó? – Ron estaba sentado a su izquierda con los codos apoyados en sus rodillas.
Tuve otra visión... – contestó Harry en un susurro.
¿Sí? ¿Lograste verla? – preguntaba interesado Ron mientras que Hermione comenzaba a temblar ligeramente.
No exactamente, sólo vi su sombra – suspiro de alivio por parte de la castaña – pero me resultaba muy conocida – la muchacha dio un pequeño salto en su silla.
¿Conocida? Eso es interesante... tal vez la próxima vez puedas ver quién es y así la ayudaremos ¿no?
Creo que no quiere que la ayudemos Ron... me ha dejado muy claro que no quiere que esté allí. – contestó al recordar cómo la figura femenina le echaba literalmente de su cuarto.
¿Te lo ha dicho ella? – le preguntó Hermione.
Sí, me dijo que no debería estar allí y que me fuese.
Tal vez sea mejor que lo dejemos, seguramente ella sepa arreglárselas. – dijo enérgicamente la castaña dejando a sus dos amigos boquiabiertos.
¿Cómo puedes decir eso Hermione? – le reprochó el pelirrojo cuando salió de su asombro.
Si ha echado a Harry de allí, sus razones tendrá... tal vez no quiera que corra peligro o ya tiene algún plan para salir de ese sitio... ¿Quién sabe? – se encogió de hombros intentando zanjar la situación.
¿Tú crees? – le preguntó Harry – Estoy seguro de que necesita mi ayuda... por eso sólo yo puedo verla.
No seas cabezota... ella no quiere que estés allí – Hermione intentaba razonar con él.
Sí que quiere ¡estoy seguro!
¿Entonces por qué te ha echado? – preguntó intentando controlar la desesperación.
Eso es cierto... tal vez ella no sepa aún que quiere que le ayude...
Ya... y te lo demuestra echándote ¿verdad? – la castaña subía cada vez más el tono de su voz.
¿Me estás diciendo qué no debo ayudarla? – estalló Harry.
¡Sí!
¡¿Quién te crees que eres para decirme lo que tengo o no tengo que hacer! – gritó el moreno sin poder controlarse. Ese comentario dejó tan helado a Ron que no podía creer lo que estaba viendo y oyendo. Miró directamente a la cara de Hermione. Parecía debatirse entre salir corriendo, darle una bofetada o gritarle. Por el gesto de su boca pareció elegir este último.
¡¿Qué quién soy yo! – repuso indignada - ¡Nadie! ¡Sólo la estúpida que intenta con todas sus fuerzas que el chico al que quiere no le pase nada! – gritó desesperada - ¿Y sabes qué? – le miró con furia en los ojos – Creo que sólo quieres ayudarla para volver a hacerte el héroe... – en ese instante se dio la vuelta y desapareció por la puerta.
¿Se puede saber a qué ha venido todo esto? – preguntó Ron pasados unos minutos en los que Harry no podía dejar de mirar a la puerta por donde había desaparecido la castaña.
No lo sé. Yo no quería decirle eso... yo... debería ir a disculparme... – al pelirrojo le dio la impresión de que ni siquiera se acordaba que él mismo estuviese acompañándole en ese momento. Tenía la vista fija en la puerta y hablaba casi en susurros. – Me voy – afirmó y se levantó. Sin importarle lo más mínimo las advertencias de la enfermera salió de la habitación dejando a Ron aún sentado al lado de su cama. Corrió hacia la sala común. No sabía por qué pero estaba seguro de que su novia estaba allí. Efectivamente, cuando entró se la encontró sentada en un sillón con las manos tapando su cara. Estaba llorando. Nunca pudo soportar la idea de que ella llorase por su culpa. Intentando hacer el menor ruido posible se sentó a su lado. La miró por unos segundos y abrió la boca para hablar. Ningún sonido salió de su boca. En ese momento Hermione se encaró a él y le abrazó con fuerza sollozando aún.
Lo siento... lo siento mucho... no sé qué fue lo que me pasó... yo... sólo... – hipaba ligeramente mientras intentaba controlar con mucha dificultad el llanto – sólo quería... que no te pasase nada... después de lo que pasó en el campo... tengo miedo... por favor... por favor... no quiero perderte...
Tranquila... – la abrazó con más fuerza intentando reconfortarla – soy yo el que te tiene que pedir perdón... no debí haberte dicho eso. – se separó de ella y le alzó el mentón con su mano - ¿Sabes que eres lo más importante para mí verdad? – la castaña asintió ligeramente – No se me ocurre nadie mejor que tú para cuidarme y decirme cuándo me estoy metiendo en un lío... – le dedicó una tierna sonrisa – Por favor deja de llorar... no soporto verte así y menos si es por mi culpa – le limpió las lágrimas con una suave caricia en sus mejillas - ¿Me perdonas? – ella volvió a asentir con una pequeña sonrisa de felicidad – Gracias… no soportaría perderte – la besó dulcemente en los labios y ambos se quedaron abrazados durante varios minutos sintiendo cómo el mundo de repente se congelaba.
¿De verdad tenéis que ir al bosque prohibido a recoger tantos ingredientes? – preguntó una vez más Ginny que aún no se podía creer que Dumbledore estuviese de acuerdo en ese castigo que ella consideraba desproporcionado. - ¿Y de noche?
Sí – volvió a repetir por quinta vez Harry mientras esperaba a Hermione al pie de las escaleras – Pero también es cierto de que nos van a estar vigilando para que no nos pase nada…
Bueno, pero creo que el castigo es mayor que la falta cometida – refunfuñó Ginny mientras iba a sentarse en un sillón.
¡Ya estoy lista! – anunció Hermione mientras se guardaba un trozo de pergamino en su túnica – Será mejor que nos vayamos ya si no queremos que nos caiga otro castigo.
Entonces, nos vemos mañana… espero que, por lo menos, vosotros durmáis bien – se despidió Harry de sus amigos.
Espero que no tengáis muchos problemas – dijo Ron en el momento que sus dos amigos abandonaban la habitación.
¿Qué es ese trozo de pergamino que tienes en la túnica? – preguntó Harry cuando ya habían llegado a las puertas del despacho del director.
Ya lo verás – le respondió la castaña enigmáticamente.
Muy bien, veo que ya están listos – el director estaba situado en el último escalón y los observaba con una sonrisa en su rostro. – No se preocupen hay varios miembros de la Orden que velarán por su seguridad.
Está bien, cuanto antes empecemos antes acabaremos – Hermione había cogido a Harry por la manga de la túnica y le llevaba casi a rastras por los pasillos del colegio.
¡Ubertus! – exclamó mentalmente Voldemort una vez que vio que los dos muchachos habían desaparecido de su vista – Van dirección del Bosque Prohibido… ya sabes lo que tienes que hacer. Y, por tu bien, espero que no me falles… - amenazó cortando su comunicación con el mortifago. En ese instante pudo distinguir una sombra furtiva que se deslizaba con bastante maestría utilizando el mismo camino que, momentos antes, habían utilizado Harry y Hermione.
¿Y bien? – preguntó Harry cuando ya hubieron llegado a las puertas del bosque.
¿Y bien qué Harry?
¿Qué es ese pergamino?
¿No crees que sería mejor que te preocupases en conseguir luz en lugar de hacer tantas preguntas? – la castaña le sonrió.
Está bien… tú ganas. ¡Lumus! – la instante la punta de la varita del moreno emitió una luz muy potente.
Veamos… - Hermione había desplegado completamente el trozo de pergamino para comenzar a buscar todos los ingredientes.
¿Has hecho un mapa ubicando todos los ingredientes? – preguntó sorprendido pero, al revisar mejor el trozo de pergamino que la muchacha tenía en sus manos, le asaltó otra duda - ¡Pero si esta no es tu letra! ¿Quién te lo ha dado? Es muy parecida a la letra de… ¡Snape! – concluyó asombrado.
Sí, él me dio el mapa – y, ante la expresión de sorpresa del moreno añadió – recuerda que él también es un miembro de la Orden Harry… por mucho que le fastidie no puede dejar que nos ocurra nada… - ella observaba atentamente los alrededores esperando encontrar alguna señal de los mortifagos que, seguramente, estarían esperándoles.
¡Vaya! Nunca me lo hubiese esperado… - murmuró – Uno de los ingredientes está por aquí – Harry se había metido entre unos arbustos.
De repente, Hermione vio cómo un pequeño colibrí salía aleteando salvajemente de los árboles. Era muy extraño. No recordaba haber visto ninguno en los años que llevaba en el colegio. Sonrió. Sin lugar a dudas era un mortifago. – Han enviado a principiantes… - Siguió disimuladamente con la vista al pequeño animal que desapareció detrás de unos árboles. - ¡Qué casualidad! – se dijo – justo ahí está el último ingrediente… - Esperó a que Harry regresase con el primero y después reanudaron su búsqueda. Cuando ya únicamente les quedaba el último, Hermione se quedó unos pasos alejada del moreno diciendo que tenía que ubicarse mejor. – Empieza el espectáculo – Uno de los mortifagos salió rápidamente de su escondite.
¡Quietos ahí! – amenazó blandiendo su varita.
¿Mortifagos? – Harry retrocedió hasta el lugar en el que se encontraba la castaña. – Espero que los de la Orden estén cerca… - susurró mirando a izquierda y derecha.
Ellos no vendrán Potter – una voz de mujer envolvió el claro en el que estaban situados.
Bellatrix – susurró el moreno mientras se ponía delante de Hermione para protegerla.
¿Aún me recuerdas? Es un honor – estalló en carcajadas.
¡Será mejor que salgas! – gritó mientras se daba la vuelta y, en un susurro, le decía a su novia que desapareciese para pedir ayuda. Ella respondió con un simple apretón en la mano del muchacho dándole a entender que nunca se iría de su lado. Él suspiró resignado y, manteniendo aún su mano firmemente asida, levantó su varita.
Sigues siendo valiente – ahora resonaba una voz masculina que arrastraba las palabras – Valiente pero estúpido…
Malfoy – dijo entre dientes Hermione.
Ahora será mejor que dejes la varita niño, si no quieres morir hoy mismo... – Bellatrix salió de su escondite.
Y entréganos a tu amiguita – terminó la frase Lucius Malfoy que salía de detrás de unos matorrales situados en el lugar opuesto al que se había aparecido Bellatrix.
¡Nunca! Antes tendréis que acabar conmigo – Harry apuntaba a ambos moviendo ligeramente la varita.
Eso no es ningún problema Potter… - dijo con desprecio la mortifaga que lentamente se iba acercando a ellos.Cuando estaba a escasos metros, Hermione oyó un pequeño ruido detrás de ellos. Era ese colibrí otra vez. Antes de que ella pudiese hacer cualquier movimiento el animal volvió a tomar su forma humana. Se acercó a ellos sigilosamente para poder atraparla. Como la castaña necesitaba estar cerca de uno de ellos no opuso resistencia. En un abrir y cerrar de ojos, el mortifago tenía a Hermione sujeta por la cintura.
¿Qué? – Harry notó cómo habían separado bruscamente la mano de su novia. Temiendo lo peor se fue girando lentamente hasta encontrarse a Hermione bien sujeta por un mortifago desconocido. - ¡Suéltala! – gritó enfurecido mientras pasaba a apuntarle a él con la varita.
¿Y si no lo hago? – hizo una pequeña seña a Lucius y a Bellatrix que se perdieron nuevamente en el bosque tratando de encontrar un sitio mejor para poder seguir con la pelea.
¿No te han dicho tus amiguitos que es mejor no desafiarme? – dijo amenazadoramente Harry que mentalmente ubicaba los puntos en los que podía atacar sin ningún temor de herir a la castaña.
Tranquilo – interrumpió de repente Hermione. – Muy bien... este es el momento... – pensó mientras se concentraba e iba introduciendo lentamente las palabras que debía de decir el mortifago que la tenía atrapada.
¡Vaya! Pareces muy segura de ti misma... ¡no le digas que se tranquilice! – exclamó fuera de si – Es mejor que te vayas despidiendo de él... – durante un fugaz segundo puso los ojos en blanco – Además tenemos que llevarte con nosotros para mantenerle alejado del ministerio – terminó en apenas un susurro audible acercándose cada vez más al rostro de Hermione - ¿sabes que para ser una sangre sucia eres muy bonita? – la castaña se quedó helada.
¡¿Qué te crees que estás haciendo! – gritó Harry fuera de si. En ese momento los dos árboles en los que estaban situados la muchacha y su captor se inclinaron violentamente atrapándolos a ambos. El mortifago, al darse cuenta de que estaba rodeado y de que Harry estaba perdiendo lentamente el control, se acercó aún más y frotó su mejilla contra la de Hermione. La cara de ella se contrajo en una mueca de asco y odio. - ¡HE DICHO QUE LA SUELTES!
Prefiero divertirme un rato más... ¿a qué tú también quieres preciosa? – preguntó con una voz insinuante mientras acercaba sus labios a los de ella – Mmm seguro que sí... – apretó la mandíbula de ella para forzarla a darse la vuelta.
¡SUELTALA! – un fuerte viento helado comenzaba a levantarse alrededor de ambos.
¿No ves que ella está disfrutando? – volvió a provocarle – Ahora sabrás lo que es que te besen de verdad... – justo cuando estaba a escasos milímetros de sus labios, Hermione deslizó suavemente uno de sus brazos empujando a su secuestrador y haciéndole perder el equilibrio. Los árboles se enderezaron ligeramente dejando un hueco por el que la castaña podría pasar sin ninguna dificultad. Cuando ella hubo escapado el viento gélido atrapó al mortifago que ahora se congelaba poco a poco. - ¿Qué demonios está pasando? – fue lo último que salió de su boca.
Vaya... no ha durado mucho ¿verdad? – la voz de Bellatrix le llegaba desde su izquierda – pero nos ha servido de mucha ayuda... – lanzó al aire una risa malvada y enloquecida. Harry y Hermione se abrazaron instintivamente para protegerse mutuamente. - ¿Tenéis miedo?
La luna desapareció entre unas nubes dejando paso a la oscuridad. Los dos magos no podían utilizar un lumus ya que, de hacerlo, hubiesen quedado desprotegidos. Harry miraba a todos los lados intentando ver a algún mortifago entre las sombras pero era imposible. Hermione, en cambio, se concentró totalmente para poder oír sus pasos. Notó cómo dos de ellos se situaban detrás de ellos. – Perfecto, ahora sólo tengo que saber dónde se encuentra el tercero... – oyó otros pasos que se acercaban por la izquierda e, instintivamente, miró de reojo. Cuando ya estaba pensando qué era lo que podían hacer Harry le apretó la mano y, al mirarlo, vio cómo desviaba sus ojos al frente. - ¿Otro más? Sólo eran tres – pensó mientras se sentía más y más asustada. ¿Cómo iban a defenderse de cuatro mortifagos cuando dos de ellos eran Lucius Malfoy y Bellatrix Lestrange? Y ¿quién sería el cuarto?. Sintió cómo se movía imperceptiblemente el arbusto situado a su izquierda. – Se está acercando – La castaña se acercó más al moreno intentando empujarlo levemente hacia la derecha. Él comprendió lo que estaba haciendo y, lentamente, se fueron desviando.
No será tan fácil – ahora la voz de Malfoy llegaba por la derecha.
¿Por dónde vamos? – susurró la castaña.
Ya os he dicho que no vais a poder escapar ¿verdad? – Bellatrix se acercaba a ellos por detrás. – Y ahora, quietecitos – les amenazó una vez hubo salido de los arbustos. En ese momento el cielo se despejó dando paso a la luz de la luna. Pero la escena no podía ser más peligrosa. Estaban rodeados por tres mortifagos que los apuntaban con sus varitas. – Un momento... ¿dónde está el otro? – pensó para si misma Hermione – Tal vez sea un miembro de la Orden...
Muy bien Potter, será mejor que la sueltes. – volvió a amenazar Lucius.
Ni lo sueñes... – respondió en el mismo tono de voz.
Sigues siendo valiente – Bellatrix apuntó al cuello de Hermione – Si no quieres que nos la llevemos, la mataremos aquí mismo.
¡Déjala en paz! – gritó mientras el moreno apuntaba a la garganta de la mortifaga.
Sabes perfectamente que si me atacas él acabará contigo... y ella sufrirá mucho más. – le miró con odio. La mente de Hermione estaba bastante lejos de ese panorama. Intentaba averiguar quién era la cuarta persona que seguía escondida en los matorrales.
¡Se acabó! – gritó de repente Lucius - ¡Crucio! – apuntó a Harry que se contraía de dolor. Sin embargo no soltó ningún grito ni se movió; seguía delante de la castaña defendiéndola. - ¡No seas estúpido! ¿No te das cuenta de que no merece la pena sacrificarse por una sangre sucia como esta?
¡Cállate! ¡Ella es...! – se paró en el último instante e intentando mostrarse convincente terminó – mi mejor amiga!
Por eso mismo te has condenado solo... no sabes elegir bien la compañía... – rió Bellatrix – Creo que ya hemos jugado bastante – miró a Hermione - ¡Desm...! – no pudo terminar el hechizo ya que una luz blanca le dio en el pecho dejándola inconsciente.
¿Qué? – Lucius no sabía muy bien lo que había pasado. Dirigió su varita al lugar del que había salido la luz del hechizo.
Vaya... por tu rostro creo que no se trata de un mortifago ¿verdad? – Harry dirigió su varita hacia su cuello - ¿Aún crees que no sé elegir la compañía? – sonreía de satisfacción dando por hecho que la persona escondida entre los arbustos era un miembro de la Orden. Sin embargo Hermione no estaba tan segura. Sabía que Voldemort (disfrazado de Dumbledore) había trazado algún plan para esta misma noche así que cabía la posibilidad que se tratase de otro mortifago más. Rogaba internamente porque apareciese alguien de la Orden pero estaba completamente segura de que Voldemort no los avisó. Seamos serios, ella en su lugar no lo habría hecho. – Ahora somos dos contra dos... o tal vez ¿dos contra tres? – al oír a Harry, la castaña inmediatamente apuntó al segundo mortifago.
¿Crees que sois rivales para nosotros? – se carcajeó Lucius intentando desconcentrarles.
No me impresionas – el moreno pegó aún más su varita contra el cuello del mortifago. Mientras seguían con esta conversación, la persona que estaba escondida entre los arbustos se movió directamente hacia ellos. De la derecha salió otro haz de luz que noqueó al otro mortifago.– Será mejor que te vayas...
No creas que me venceréis tan fácilmente – se despidió Lucius antes de evaporarse llevándose a sus dos compañeros caídos.
¿Estás bien? – preguntó Harry - ¿Hermione? ¿Me oyes? – pero ella en ese momento estaba intentando con todas sus fuerzas conectarse con Snape. Estaba segura de que, en cualquier momento, esa persona aparecería sorprendiéndoles.
"Necesitamos ayuda" Snape estaba en su despacho cuando oyó la voz. En seguida giró su cabeza hacia atrás esperando ver a la dueña de esa voz. No había nadie. Se volvió a enderezar y siguió revisando un libro de pociones.
"Necesitamos ayuda" Otra vez esa voz. Estaba seguro de que alguien estaba llamándole pero no podía reconocerla. Sentía como si su propio subconsciente le estuviese hablando.
"Estamos en el Bosque Prohibido, hay un mortifago. Necesitamos ayuda" Ahora había oído el mensaje completo. Sabía exactamente quiénes eran las personas que estaban en peligro. Sin pensárselo dos veces, cogió su varita y corrió en dirección al bosque.
Harry, creo que no es un miembro de la Orden – apuntó con su varita a su lado derecho.
¿Qué? – el moreno imitó a su amiga.
Tu novia tiene razón – Ubertus salió de su escondite. Inmediatamente la cicatriz de Harry comenzó a arderle.
¿Vol-Vol-Voldemort? – tartamudeó el moreno intentando controlar el dolor que sentía en ese momento.
¡Vaya me has descubierto! – fingió una voz derrotista. El rostro del mortifago se transformó en segundos, dejando ver una mueca de odio y satisfacción. – Y, ahora, si no te molesta mucho dame a tu amiguita – señaló con la varita a Hermione.
¡¿Por qué la quieres a ella! ¡Soy yo el que te va a destruir ella no tiene nada que ver en esto!
Ya lo creo que tiene que ver, ya lo creo... – miró directamente a Hermione quién comprendió exactamente a qué se refería. Él pensaba que estaba frente a la persona que dio su vida para salvar al moreno; la que no sabía qué era lo que le deparaba el futuro. Seguramente pensaba que ella únicamente había frenado algún suceso que consideraba importante. No sabía que ella era la "Hermione que estaba buscando". Sonrió para sus adentros pero, frente a él, adoptó una mueca de absoluto desconcierto.
Ni sueñes que voy a dejarte secuestrarla – Harry se puso delante de ella para protegerla con su vida si era preciso.
¿Crees que ella se quedará de brazos cruzados viendo cómo mueres por ella? – se rió – Yo creo que no ¿Verdad? – miró directamente a Hermione retándola. En ese momento una voz resonaba en la cabeza de la castaña. "Tranquilos, enseguida llego" . Era la voz inconfundible de Snape.
Él tiene razón Harry, sabes que no me voy a quedar quieta viendo cómo te matan por mi culpa... – salió de detrás del moreno.
¡Hermione! ¿qué haces? – intentó retenerla pero, de repente, en su cabeza resonó una voz "tranquilo, sé perfectamente lo que estoy haciendo... sígueme la corriente por favor" ¿Se estaba volviendo loco o estaba escuchando la voz de Hermione en su cabeza?. De todas formas, después de mirar fugazmente a la castaña, decidió hacerle caso. – Por favor...
Lo siento, he de hacerlo y tú lo sabes – miró fijamente a Ubertus que ahora tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Muy inteligente... ahora ponte ahí – señaló un sitio un poco apartado en el que únicamente había una especie de guante pequeño y roto.
¿Es un traslador verdad?
Como he dicho antes... eres muy inteligente, no me extraña que te quiera como amiga – señaló al moreno.
Si voy contigo quiero que me prometas que no le harás daño...
Está bien, te doy mi palabra de que no le haré daño hoy – recalcó la palabra hoy.
Muy bien, acepto el trato.
¡Hermione! ¿Sabes que no tienes que hacerlo verdad? – Harry ahora no estaba muy seguro de que todo iba a salir bien.
Te lo dije una vez y te lo vuelvo a repetir; no importa nada de lo que haga Voldemort, seguiré a tu lado...
¡Qué escena más bonita! – interrumpió el señor de los mortifagos – Ahora será mejor que toques el traslador niña – amenazó mientras señalaba con su varita el guante. – Necesito más tiempo – Hermione pensaba a marchas forzadas qué es lo que podría hacer para entretenerle hasta que llegase Snape.
¡No! – Harry pareció entender la vacilación de la castaña frente al objeto – Yo no estoy seguro de que vayas a cumplir tu promesa...
He de comunicarte Potter que lo único que yo mantengo es mi palabra... – siseó mirándole a los ojos - ¡Toca ese traslador de una vez o tienes mi palabra de que tu amiguito lo va a pasar realmente mal! – le gritó a Hermione que estaba parada viendo la escena.
"Corre hacia Potter y atrapad la buggler" Esa era la voz de Snape. ¿Qué atrapasen una buggler? Seguramente era otro traslador. Sin apenas vacilar corrió hacia el lugar en el que se encontraba el moreno. Todo pasó en unos segundos. Cuando ella llegó al lugar en el que se encontraba Harry, éste le miraba perplejo. Sólo le dio tiempo a cogerle de la mano mientras esquivaban un haz de luz rojo. Como consecuencia cayeron los dos al suelo. Hermione levantó pesadamente la cabeza para poder ubicar la blugger que ahora mismo estaba surcando el cielo. Con un pequeño tirón y un rápido vistazo al cielo, el moreno comprendió que debía recogerla. Volvió a mirar a Voldemort y, esquivando otro hechizo más, cogió el traslador. Al instante estaban nuevamente en el salón del colegio.
¿Cómo hemos podido aparecernos en el colegio? – preguntó nada más llegar Hermione.
Hay algunas formas, sólo hay que decir el hechizo preciso y contar con todos los permisos necesarios – respondió Snape que acababa de llegar. – Únicamente algunos profesores tenemos ese privilegio.
Esto... Gracias por ayudarnos profesor Snape – a Harry le costaba mucho agradecerle algo al hombre que tenía delante. Pero, después de haberles salvado a ambos de una muerte casi segura, no tuvo más remedio que hacerlo. Eso sí, hubiese preferido mil veces cuidar de un excreguto adulto feroz que darle las gracias.
No me lo agradezcas Potter, agradéceselo a la señorita Granger. Me alegro de que al menos uno de ustedes domine el arte de la legeremancia... ¡y ahora vuelvan a sus habitaciones! – iba a darse la vuelta para regresar a su despacho cuando un leve carraspeo le hizo mirar a su alumna - ¿Qué es lo que quiere?
Aquí tiene sus ingredientes profesor – le sonrió entregándole un pequeño saco que contenía toda la lista que les habían entregado. Al ver cómo Snape adoptaba un misterioso aire de sorpresa y asombro durante un segundo Harry sonrió triunfante.
Bien... ¿qué es lo que están esperando? ¿una invitación? Fuera de mi vista – desapareció por la puerta cargando los ingredientes que sus alumnos habían recolectado.
Creo que le hemos impresionado... – dijo Hermione cuando ya se había ido el profesor.
Sí... – el moreno seguía mirando a la puerta y sonriendo – Por cierto ¿cuándo cogiste el último ingrediente? – preguntó interesado.
Mmmm cuando te agarré de la túnica y caímos al suelo... arranqué la hierba
¿Con todo lo que estaba pasando alrededor? – la castaña asintió – Eres increíble.
No quería que Dumbledore nos enviase otra vez al bosque para poder recoger el último ingrediente – se encogió de hombros restando importancia a lo que había hecho.
Hermione… ¿es cierto lo que Snape ha dicho? – preguntó Harry casi en un susurro.
¿A qué te refieres?
A que sabes utilizar la legeremancia…
¡Ah! Eso… - ¡genial! Ahora se daba cuenta de lo que había hecho su "querido profesor del pasado". Seguro que hay una forma muy sutil de salir de este lío… - Sé que debería habértelo dicho pero… desde que tú estuviste estudiando oclumancia yo intenté hacerlo también por mi cuenta. No quería que Voldemort entrase en mi mente y sobre todo que viese lo que sentía por ti… - bajó la mirada Lo que le había dicho no era totalmente la verdad y se sentía avergonzada de decírselo a la cara.
¿Conseguiste aprenderlo tú sola? – la castaña afirmó débilmente con la cabeza – Podrías habérmelo contado… así podríamos haberlo intentado juntos. La verdad es que las clases con Snape fueron una tortura – se dibujó una mueca de dolor en su cara – Menos mal que después di clase con Lupin… - sonrió al recordar cómo, su ahora extutor, descubrió, en una de las "intrusiones" en su mente, lo que sentía por Hermione.
Lo siento… pensé que sería mejor que lo aprendieses de un profesor experto… - se disculpó.
No importa – se acercó a ella y la abrazó – tranquila – la calmaba mientras acariciaba suavemente sus cabellos. Pasaron unos minutos quietos en medio del solitario salón sintiendo la respiración del otro. De repente la tranquilidad se interrumpió por un pequeño y débil sollozo – No vuelvas a hacerlo… por favor
¿Qué? – Hermione intentó mirarle a los ojos pero no dejaba de abrazarla. Sintió cómo las lágrimas de él iban empapando lentamente su jersey.
No puedo perderte Hermione… a ti no… no lo soportaría…creo que no tendría fuerzas para seguir viviendo… - ahora lloraba amargamente al recordar cómo hace casi media hora había estado a punto de perderla por defenderle ante Voldemort. La abrazó aún más fuerte, desesperado.
… - ella sintió la desesperación de él mientras la abrazaba. Quería decirle que no se preocupara, que jamás la iba a perder, pero no podía. Apenas podía respirar. No conseguía articular palabra. Notaba cómo poco a poco desfallecía. Sus piernas ya no la sostenían… parecían de gelatina. Quiso separarse, primero lentamente y después, al ver que no conseguía nada, se agitaba violentamente. – Harry – intentó llamarle en un último intento pero, únicamente logró que un ridículo hilillo de voz saliese de su garganta. "Esto es lo que te espera, sepárate de él" una voz llegó a su cabeza "Déjale solo" volvió a repetir. Estaba confusa y desfallecida. Intentó tomar una bocanada de aire y lo único que consiguió fue un pequeño soplo que bastó para volver a tener sus cinco sentidos en guardia por unos segundos. Ahora reconocía esa voz; era Voldemort. Reuniendo todas sus fuerzas gritó - ¡Nunca! – y, soltándose del "abrazo" con fuerza, logró volver a respirar con normalidad. Notó sus ojos cerrados y frío debajo de la espalda. También cómo unos brazos la zarandeaban suavemente.
¿Hermione estás bien? Contesta… - la voz de Harry sonaba muy preocupada y entonces ella abrió lentamente los ojos – Menudo susto me has dado – sonrió tranquilo y se limpió rápidamente las lágrimas que corrían libremente por sus mejillas.
¿Qué ha pasado? – preguntó con dificultad mientras intentaba incorporarse.
Tranquila, no intente levantarse
… - Hermione miró a su izquierda para saber de dónde provenía esa voz – Esa voz… ¡Voldemort! Será… - pensó mientras veía el pacifico rostro del "director". Sobresaltada miró a Harry y observó cómo éste hacía grandes intentos por que no se notase que le dolía la cicatriz ya que, inconscientemente, se pasaba una y otra vez los dedos por ella. Tomó la rápida resolución de que el "director" debía irse… ya se vengaría después – Estoy bien no se preocupe director… supongo que habrá sido la emoción del enfrentamiento con los mortifagos… - respondió mirándolo fijamente a los ojos – ahora sólo necesito descansar – se dirigió a Harry – ambos necesitamos descansar.
Tienes razón – el moreno la ayudó a incorporarse y cogiéndola por la cintura se dirigió con ella a los dormitorios dejando solo al director.
Lo siento señor – apareció un hombre de detrás de una estatua. – No sabía que irían otros mortifagos … - intentó apaciguar la ira de Voldemort.
No importa Ubertus – dijo sin mirarlo – No importa… Ahora será mejor que te escondas, te volveré a llamar no te preocupes… no te preocupes. – al terminar la frase notó cómo, el mismo hombre que estaba segundos antes detrás de él hincado sobre una rodilla, ahora desaparecía rápidamente seguramente por uno de los múltiples pasadizos. – Así que ella es la razón de su fuerza... Tengo que lograr que estén separados… - terminó mientras salía del salón. Aquellas palabras resonaron por todo el salón mientras el director desaparecía por una de las puertas.
"Separados"