¡Hola otra vez¿qué tal? Espero que bien : - )

Todos los personajes (ahora ya sí porque el que me inventé se ha muerto jejejeje) pertenecen a JK Rowling, La Warner y a cualquiera que haya pagado los derechos…

Bueno, este capítulo es más corto y debo decir que ya nos estamos acercando al final… que pena ¿verdad? Jejejejeje Espero que os guste

Aio!


Déjame ayudarte – Dumbledore y su hermano se habían aparecido justo al lado del chico.

¿Estará bien verdad? – Harry seguía en la misma posición mirando el cuerpo desmayado de su novia.

Tranquilo… pronto estará bien – le dijo Alberthford mientras apoyaba una mano en su hombro para reconfortarle – Nos encargaremos de ella.

Será mejor que nos la llevemos al refugio; allí la curaremos – Dumbledore se había acercado al lado contrario en el que estaba Harry para poder levantar a Hermione del suelo.

Quiero ir con vosotros – el moreno no dejó que su director cargase con su novia. – Prefiero llevarla yo – susurró mientras cogía delicadamente su cuerpo.

Será mejor que te encargues de los demás Harry… podrían estar en peligro – el director se acercó nuevamente a él para llevar a Hermione.

He dicho que la llevaré yo – volvió a decir en un tono que no dejaba paso a ninguna represalia – Vosotros podéis encargaros de los demás – siguió sin mirarles siquiera mientras que emprendía la marcha – Recordad que debemos estar juntos si queremos acabar con él – con esta frase dejó zanjado el asunto; sabía que tenía toda la razón.

Como prefieras – respondió con voz queda Dumbledore – nos encargaremos de que tus amigos lleguen sanos y salvos al refugio. Será mejor que nos preparemos para esta noche – al instante ambos magos desaparecieron en el espesor del bosque en busca de los jóvenes brujos.

Tranquila Hermione… conmigo estás segura – le susurró al oído esperando notar cualquier reacción por parte de ella.

Lo sé – respondió en un murmullo roto sin siquiera abrir los ojos por el cansancio. El moreno no pudo evitar un suspiro de alivio.

Veo que mis mortifagos han cumplido el encargo que realicé – la voz de Voldemort resonó en el bosque haciendo que varios pájaros y animales huyesen completamente aterrados – aunque hubiese preferido tenerla a mi servicio…

Voldemort… - susurró con desprecio Harry. Aún con Hermione entre los brazos apretó con fuerza sus puños intentando calmar el odio que comenzaba a hervir su sangre.

¿Por el tono de tu voz tengo que entender que me odias? – una carcajada retumbó entre los árboles dejando que su eco se perdiese en todas las direcciones. El moreno miró a su novia que aún seguía desmayada y necesitaba atención médica urgente. Ignoró a su rival y siguió corriendo hacia la salida - ¿Por qué huyes de mi Harry? – todavía no se había materializado y eso hacía que un escalofrío recorriese su espalda – No creas que va a ser tan fácil huir… - la voz del lord oscuro había adquirido un tono macabro y aterrador. Tenía que huir de allí. Tenía que sacarla como fuese para que no sufriese ningún daño. Entre jadeos llegó al principio del bosque desde donde pudo distinguir las siluetas de sus amigos. Cuando intentó poner uno de los pies fuera del bosque una luz apareció ante él deteniéndole en el acto.

Maldita sea – refunfuñó. Dejó lentamente a Hermione en el suelo y recogió una piedra. La lanzó con todas sus fuerzas para observar lo que podía hacer la barrera que anteriormente le había bloqueado. En el mismo instante que la piedra tocó la luz se desintegró. Harry tragó saliva ante la idea de que ambos sufrieran el mismo destino.

No deberías ser tan descortés Harry – volvió a sonar la voz de Voldemort – Nunca se ha de abandonar la fiesta antes de despedirse personalmente del anfitrión… y vosotros sois mis invitados – volvió a reír pero esta vez mucho más fuerte. Tan fuerte que Dumbledore paró en seco su huída y volvió la cabeza. Al hacerlo vio como Harry cogía rápidamente a Hermione y se internaba nuevamente en el bosque.

¿Qué es lo que está pasando? – los demás se detuvieron al oír la extraña pregunta del director.

¿A qué te refieres hermano?

Harry… ha vuelto al bosque con Hermione en brazos…

¿Qué¿Por qué lo habrá hecho? Debería estar en el cuarto curándola.

¿Curándola? – preguntó extrañado Ron - ¿está herida? – en su voz se podía apreciar la preocupación.

Sí. Protegió a mi padre de los dementores – Draco había vuelto después de dejar apresuradamente a su padre en la enfermería ante el asombro de la enfermera.

¿De los dementores? – el pelirrojo parecía a punto de explotar de ira - ¡Debería haber dejado que se encargasen de él! – gritó sin pensar en lo que decía.

No lo entiendes Ron – interrumpió tranquilamente Luna – Ella lo hizo porque, aunque Lucius es un mortifago, sigue siendo el padre de Draco. No quería que se quedase solo; eso es todo. Pensaba que tal vez, de ese modo, conseguirían aclararlo todo antes de que… - en ese mismo instante se calló como si no pudiese pronunciar las siguientes palabras.

Antes de que le condenasen – terminó Draco cabizbajo – Quiso darme una última oportunidad con él.

Lo siento yo… - Ron avanzó un paso – yo sólo pensé en que Hermione estaba herida… no pensé en nada más. Lo siento…

No te preocupes, te entiendo.

¡Será mejor que vayamos a buscarles y les ayudemos! – soltó de repente Ginny que ya estaba andando en dirección al bosque.

Tranquilícese señorita Weasly – el director la detuvo agarrándola por el brazo – debe de haber un motivo muy bueno por el cual el señor Potter haya decidido quedarse dentro.

¿Qué crees que habrá pasado Albus? – preguntó preocupado su hermano.

No lo sé, pero debemos averiguarlo – lentamente el equipo se acercó a la barrera invisible que rodeaba el bosque - ¡Un momento! – Neville, que había estado a punto de entrar en contacto con la barrera, se detuvo en el acto totalmente asustado – Siento… siento magia antigua – se agachó y, como anteriormente había hecho Harry, recogió una piedra y la lanzó con todas sus fuerzas. La piedra se desintegró haciendo que el grupo retrocediese sin pensar

He ahí la respuesta a tu pregunta – dijo como si tal cosa Luna – Ese ha sido el motivo para que volviesen al bosque.

¿Cómo podemos retirarla? – preguntó ansioso Ron.

Es un hechizo muy poderoso… podría tardar siglos en descubrir la forma de retirarla… - respondió Dumbledore

Pues será mejor que comience lo antes posible Director – dijo Draco.

Veo que habéis aceptado mi hospitalidad – Harry seguía corriendo buscando con la mirada aquella cueva que les había servido de refugio contra los dementores - ¿Sabes que aunque corras no podrás esconderte verdad? – siguió corriendo sin atender a sus palabras - ¿No vas a hablar conmigo? – parecía realmente divertido mientras veía a su gran rival recorriendo a toda velocidad el bosque buscando un lugar en el que esconderse.

Sintió como si pasaran horas enteras escudriñando cada parte de aquel bosque. Daba pequeños saltos cuando encontraba profundas raíces que dificultaban su carrera. Su respiración entrecortada no sólo denotaba cansancio por el esfuerzo si no también por el miedo. Ahora estaban atrapados sin salida. No podía dejar que el temor se adueñase de su cerebro; no cuando Hermione seguía desmayada entre sus brazos. Tenía que encontrar una salida para poder sanarla. Sin ella no podría enfrentarse a Voldemort. No sólo porque tenía que participar en el hechizo si no también porque sin ella en este mundo ya no había nada bueno que proteger. Negó impulsivamente con la cabeza. Había más gente que merecía vivir, por ejemplo todos los Weasly. Su familia; su única familia. También tenían plenos derechos todos sus amigos y profesores y cada una de las personas, criaturas,… ¡seres mágicos o no! Apretó con fuerza sus dientes sintiéndose miserable. Aunque en la mente aparecían miles de caras anónimas y no tanto sólo podía pensar en que el mundo no tendría sentido si la persona que ahora llevaba en brazos no estaba. Sabía que era egoísta pero… no podía evitarlo. Se recriminaba una y otra vez no haberse dado cuenta antes de lo mucho que la amaba. Era un estúpido… ¡un grandísimo idiota!

Estúpido – murmuró en voz alta sin darse cuenta. Bajó inconscientemente la mirada para poder observar cualquier cambio en su novia. Sin haberlo planeado se quedó absorto mirándola muy a su pesar. No vio cuando un muro de piedra se alzó mágicamente delante de él. Sólo tuvo tiempo para darse la vuelta haciendo que su cuerpo se llevase todo el impacto.

Ya era hora que dejases de correr – dijo divertido Voldemort mientras se materializaba lentamente y se acercaba a un Harry tirado en el suelo como resultado del impacto contra aquella pared – pensé que tendría que perseguirte por todo el maldito bosque… eres muy molesto ¿lo sabes?

Siento mucho no ser lo que esperabas – contestó con sarcasmo – Tom – terminó con arrogancia.

¿Sigues insistiendo en llamarme por ese asqueroso nombre muggle eh? – sonrió mostrando todos sus dientes. Mala señal. La mención a su nombre, que anteriormente le hubiese puesto totalmente furioso, ahora parecía un detalle sin importancia. – creo que será mejor que acabemos de una vez por todas con esto Harry – le dijo despacio mientras se quedaba estático en el sitio – llevo diecisiete años esperando este momento ¡diecisiete años vagando como un asqueroso ser que no era capaz de realizar ninguna acción vital sin la ayuda de algún gusano miserable! – sus ojos se encendieron de rabia y frustración haciendo que las cuencas, antes completamente blancas, se tiñesen de rojo.

¿Sabes? – Harry dejó suavemente a Hermione tendida en la hierba para incorporarse y clavar su mirada directamente en los ojos de su rival – yo también he estado esperando por mucho tiempo este mismo momento – sonrió triunfante mientras que en la cara de su enemigo se podía vislumbrar un pequeño asomo de incredulidad – tú me quitaste a mi familia y destinaste mi infancia al desastre. ¡si tú no hubieses existido ellos estarían conmigo hoy! – apretó sus puños intentando no derramar una lágrima frente a ese monstruo.

Qué pena me das… - escupió las palabras avanzando un paso – Sí, me das mucha pena Harry… nunca sabrás lo que pasé ¡nunca! Nunca sabrás lo que es vivir sin tu cuerpo; siendo únicamente un extraño ser que vagaba buscando por cualquier sitio a alguno de sus antiguos seguidores ¡aquellos que por tu culpa desaparecieron al saber que un bebé consiguió matarme¡un inútil bebé que no poseía poder alguno¡un niño de papá y mamá que resistió a la más grande de las maldiciones condenándome a vagar por el limbo¡pobre Potter¡pobrecillo! – apretó con fuerza la varita que sostenía en su mano derecha.

Oh… pobre gran lord oscuro – ahora fue el turno del moreno para acercarse a él – pobrecillo… toda su reputación desapareció porque un pequeño bebé le ganó. Pobrecillo… ¿es eso lo que quieres¿qué entienda tu postura? – le gritó mientras sacaba con rabia su varita aprisionándola con fuerza - ¿qué me de cuenta de que debías acabar con mis padres?

¡Ellos eran un estorbo! – levantó su varita apuntando directamente a Harry - ¡No quería matarles a ellos¡Sólo quería acabar con tu vida¡con la vida del ridículo ser que iba a ser mi caída¡Sólo quería matar a Harry Potter¡por tu culpa tus padres murieron¿quién es aquí el asesino¿Quién Harry? – gritó a todo pulmón dejando a su rival sin palabras. Tenía razón, él sólo quería acabar con el sujeto de la profecía. Con él. Sus padres no tenían nada que ver. Lentamente la mano del moreno soltaba la varita hasta que cayó con un débil ruido en la hierba. Bajó su verde mirada. Merecía morir. Por su culpa ellos murieron. Si él no existiese todos estarían vivos y felices. Si él no hubiese nacido. Su cuerpo iba cayendo hasta quedarse reducido a un pelele tembloroso. – Por fin lo has comprendido Harry – se regodeaba Voldemort – ahora será mejor que te quedes quieto mientras acabo con tu sufrimiento – cogió aire para pronunciar el hechizo que acabaría con la vida de su "gran rival", del "niño-que-vivió", del "elegido". Ahora tendría vía libre para poder conquistar el mundo entero. Y lo primero que iba a hacer era matar a cualquier persona que tuviese algo que ver con el "Gran Harry Potter". ¡Ah! Y no podía olvidarse de ella. Para ella tenía un futuro mejor. Sería su esclava personal. La marcaría como ganado que era. Sí; así el alma del gran Harry James Potter Evans, su rival, vagaría eternamente torturada por lo que había hecho. O mejor dicho, por lo que no había hecho. – Avada Kebadra – un rayo verde se dirigió lentamente hasta el cuerpo de aquel muchacho que no hacía nada por defenderse.

¡Expelliarmus! – al instante otro rayo mandó a Harry lejos del hechizo que dio de pleno en un árbol haciendo que este desapareciese al instante.

¿Quién? – Voldemort miró en todas las direcciones intentado descubrir el origen de aquel hechizo - ¿Tú? No es posible… ¡no es posible! – gritaba cegado por la rabia.

¿Estás bien Harry? – preguntó Hermione que se levantaba a duras penas para poder defenderse de cualquier posible ataque proveniente del rival que tenía enfrente - ¿Harry? – su hechizo no había sido tan fuerte como para dañarle hasta dejarle medio inconsciente ¿Verdad?

No lo intentes niña, no te va a responder – le interrumpió Voldemort mientras en su cara se instalaba una sonrisa de triunfo – ya no tiene ganas de vivir. Ni por él, ni por ti, ni por nadie… - las carcajadas inundaban los oídos de la castaña.

No puede ser – se negaba a creer lo que estaba oyendo. Harry era fuerte, desde que lo conoció lo único que quería era ayudar a los demás en todo lo que pudiese. Nunca había fallado a nadie. Y este momento no iba a ser una excepción. - ¡Harry¡levántate! – le gritó pero el moreno no se movía.

¡Deja de intentarlo estúpida sangre sucia! – levantó su varita apuntando directamente a la cabeza de Hermione – Ahora lamentarás no haberte unido a mi cuando te dieron la oportunidad – sonrió con rabia - ¡me pedirás clemencia!

¡Nunca¡él se va a despertar! – gritó con convicción mientras miraba directamente a Voldermot - ¡lo sé!

¡Como prefieras¡morirás pensando que esa rata correrá en tu ayuda! – le gritó fuera de sí – pero antes sabrás lo que conlleva despreciar una oferta como la que te hice – susurró mientras se acercaba a ella para poder intensificar el poder del siguiente hechizo que saldría de sus casi imperceptibles labios - ¡Crucio!

Ese hechizo no me detendrá – su voz se había convertido en un murmullo. Intentaba por todos los medios mantenerse en pie para acercarse al moreno que seguía en el suelo acurrucado.

¿Ah no? Permíteme que lo dude… - agregó con sarcasmo – o mejor… déjame intentarlo otra vez – en un instante extinguió el haz de luz - ¿lo prefieres así? – sonrió maliciosamente regodeandose en su más que anhelada victoria - ¡Crucio! – esta vez la intensidad del hechizo era insoportable. Todos los músculos de su cuerpo se estrujaban intentando ser el primero en recoger algo del preciado oxigeno. No podía respirar y le costaba mucho mantener los ojos abiertos. Lentamente iba cayendo ya que las piernas le temblaban violentamente. Se encontró tendida en el suelo a cuatro patas. Con un esfuerzo sobrehumano comenzó a moverse lentamente en dirección a Harry teniendo como "música de fondo" las horribles carcajadas de Voldemort. El amo de los mortifagos iba aumentando lentamente la intensidad de su hechizo haciendo que Hermione jadease de dolor. Cuando estaba a pocos pasos del moreno no aguantó más y gritó. Gritó intentando alejar ese dolor que sentía por todo su cuerpo y mente. En ese momento no supo qué era lo que le dolía más; su cuerpo o su corazón. Aquel grito desgarrador cruzó el bosque haciendo que todos los animales, seres o monstruos que lo habitaban se sumiesen en un profundo silencio.

¿Qué ha sido eso? – preguntó con terror Draco al escuchar el sonido agonizante de la voz de la castaña - ¿Hermione?

¡HERMIONE! – gritó con todas sus fuerzas Ron mientras, sin pensar un segundo en lo que estaba haciendo, corría con todas sus fuerzas hacía la mágica barrera.

¡Quieto! – le ordenó Dumbledore. Al ver que no hacía ningún amago por pararse lo inmovilizó con un hechizo – Debemos confiar en ellos. Por el momento no podemos hacer nada – se puso delante de él para hacerle comprender.

¡NO PUEDO DEJARLES SOLOS AHÍ DENTRO¿NO LO COMPRENDE¡ME NECESITAN¡ENTRE LOS TRES ACABAREMOS CON ESE MONSTRUO¡CON… CON… VOLDEMORT! – los demás chicos hicieron muecas de desagrado al escuchar el nombre del lider de los mortifagos - ¡DEJEME IR MALDITA SEA! – se resistía con todas sus fuerzas al hechizo pero era inútil. Dumbledore era demasiado poderoso como para resistir a su magia.

Tienes que entender que… - el director quería explicarle la situación, decirle que por el momento no podían ayudarle. Que si seguía por ese camino lo único que iba a conseguir era morir desintegrado.

¡NO QUIERO ESCUCHAR SUS ESTÚPIDAS EXPLICACIONES! – gritó alterado mientras su brazo izquierdo comenzaba a moverse sorprendiendo a todos los demás - ¡HE DE IR Y USTED NO VA A SER QUIEN ME DETENGA!

¿ACASO QUIERES MORIR? – gritó Luna mientras agarraba el único brazo que el pelirrojo podía mover. - ¡ENTIENDE DE UNA VEZ QUE ES SU DESTINO¡EL DESTINO DE AMBOS! – su voz sonaba tan realista que ninguna de las personas que observaban atónitos aquella pelea estaba seguro de que se trataba de la misma chica que, días antes, hablaba sin parar de criaturas fantásticas.

Pero… tengo que ir… tengo que ayudarles… - intentaba por todos los medios prohibir a las lágrimas que saliesen de sus ojos.

Ellos están bien Ronnie – susurró la rubia – ganarán no te preocupes.

Y cuando vuelvan ¡haremos la fiesta más grande que se haya visto en el colegio! – Ginny se acercó a su hermano intentando darle ánimos.

Tiene razón Ron – ahora era el turno de Neville – de los que estamos aquí ¿quiénes tienen las mayores posibilidades de derrotarle? – preguntó con una sonrisa.

Ellos… - murmuró el pelirrojo mucho más calmado.

Aunque me cueste admitirlo – habló Draco – el cara rajada – al ver cómo le observaban los demás soltó una pequeña risita - ¡no me miréis así no puedo evitarlo! – se encogió de hombros – Como iba diciendo… - suspiró – Harry es el único que tiene el poder suficiente para poder derrotarlo. Sólo le hace falta alguien que lo apoye hasta el final y esa persona es Hermione. Entre los dos conseguirán hacer picadillo a esa escoría.

Todos pensamos lo mismo señor Weasly – Dumbledore deshizo el hechizo que tenía inmobilizado a Ron – así que ahora lo más importante es intentar quitar esta barrera por si acaso necesitan regresar antes de acabar con Voldemort ¿entendido?

Sí – corearon todos y, en un abrir y cerrar de ojos, miles de libros aparecían convocados por el grupo.

¡Grita sangre sucia¡grita! – Voldemort reía cruelmente mientras Hermione sollozaba de dolor.

Ha… rry… - ya casi no era capaz de mantenerse consciente. Se arrastraba lentamente esperando llegar hasta el moreno que parecía ajeno a la pelea - ¡Despierta! – gritó con sus últimas fuerzas.

No te molestes pequeña… - susurró al tiempo que detenía el hechizo – él ya no sirve para nada… Ahora acabaré con su vida y tú vendrás conmigo.

No puede ser… no puedo creerlo – susurraba intentando calmarse. Lentamente sintió cómo sus ojos se iban cerrando poco a poco.

"Nunca te rindas" una voz resonó en su cerebro "estáis muy cerca, demasiado. Sólo tienes que hacer que él vuelva" su yo futuro intentaba por todos los medios que ella no se rindiese "Despiertalo" al notar que su yo del pasado no se movía se desesperó "¡Hazlo¡Despiertalo!" con una nueva ola de vitalidad Hermione se acercó a Harry y le zarandeó con todas las fuerzas que le quedaban.

¡Despierta¡Despierta de una maldita vez! – Gritaba - ¡No puedes quedarte ahí quieto sin hacer nada! – su desesperación crecía por momentos al ver que el moreno ni siquiera hacía un pequeño gesto.

Te lo he dicho… no va a despertar – Voldemort se acercó a ellos quedando escasamente a dos pasos – No le importa lo que te pase… - sonrió triunfante.

Te equivocas ¡te equivocas! Él no es ningún cobarde… - se acercó aún más a él.

No es eso lo que yo veo… - siseó las palabras agachándose hasta quedar a la altura de ambos.

Te arrepentirás de lo que has dicho Voldemort…

¿Me estás amenazando? – la situación parecía divertirle mucho. Una mocosa medio muerta junto con otro mocoso inmóvil por el miedo le amenazaban ¡qué horror! Enseguida se pondría a temblar.

Piensa en lo que te digo…

… - Voldemort chasqueaba la lengua a la vez que negaba lentamente con la cabeza – no seré yo el que me arrepienta…

Harry – susurró en su oído derecho – despierta por favor… no dejes que te gane. Aún hay muchas cosas por las que luchar. Piensa en todos los demás; en esas personas que no podrán disfrutar de una vida. Piensa en los Weasly, en Lupin, en Dumbledore, en todos los miembros de la Orden del Fénix y en todos tus amigos. Ellos te necesitan – tragó pesadamente saliba – yo te necesito. Abre los ojos por favor… ¡ábrelos! – pero su esfuerzo era totalmente inútil; el moreno no abría los ojos.

¡Ríndete pequeña estúpida! Él no os puede ayudar ¡nunca pudo! No es más que un ridículo monigote sin poder alguno. Pero no te preocupes – sonrió haciendo una macabra imitación de un gesto paternal – acabaré pronto con él… no sufrirá – soltó una pequeña carcajada mientras apuntaba al cuerpo de Harry – Avada Kebadra – en ese mismo momento Hermione cerró los ojos intentando reunir el poder suficiente para volver a realizar un hechizo que salvase a su novio. Viendo que no podía obligó a todo su cuerpo a moverse proporcionando a Harry un perfecto escudo humano.

¡No! – la voz del moreno surcó el aire sorprendiendo tanto al amo de los mortifagos como a la propia castaña - ¡Protego! – al instante ambos laces de luz se conectaron como ocurrió en cuarto curso.

No creas que será tan fácil – Voldemort intentó erguirse para poder contar con cierta ventaja pero era totalmente inútil; no conseguía moverse ni un milímetro. Cada vez se asustaba más. No quería volver a repetir aquel desastre en el que su rival consiguió huir ileso. ¡No lo iba a permitir! Intentaba por todos los medios deshacer el encantamiento o desviar un par de milímetros la varita para que el hechizo acertase en otro lugar.

¿Qué intentas hacer? – le gritó Harry - ¿Intentas escapar? – le miró con sorna mientras en su cara comenzaba a aparecer lentamente una sonrisa. Voldemort había conseguido, eso sí por unos eternos instantes, sumirlo en la desesperación mientras se auto culpaba de todo lo malo que le había pasado a su familia. Fue una sensación horrible de vacío y pérdida. Casi no podía soportarlo y lentamente se iba aislando del mundo que le rodeaba. Sabía que era injusto y egoísta dejar así una pelea por el destino del mundo pero… no podía mover un solo músculo. La carga era demasiado grande. Aunque durante un segundo, un glorioso segundo, escuchó perfectamente la voz de su novia. Era una melodía que parecía tranquilizarse y aligerar la carga de la culpa de sus hombros. En ese momento logró entrar en el mundo real a tiempo de frenar el hechizo de su rival después de ver cómo Hermione intentaba protegerlo con su vida. Ahora no le iba a dejar escapar tan fácilmente, tenía que darle tiempo a la castaña para que pudiese recuperar fuerzas y realizar el hechizo que le derrotaría por fin – Sabes que no puedes ¿Verdad?

¿Me estás diciendo lo que puedo o no puedo hacer mocoso? – respondió indignado el amo de los mortifagos mientras se concentraba totalmente en su cometido. Pero no era una cosa fácil ya que el poder desatado, tanto por él mismo como por Harry, era enorme y le costaba mucho trabajo aguantar tanta descarga.

Será mejor que te rindas – dijo entrecortadamente mientras intentaba mantener firmemente la varita – Sabes que acabarás perdiendo. No te queda ningún asqueroso mortifago para poder ayudarte. ¡Estás solo¡completamente solo!

¡Nunca! Siempre habrá algún mago que tenga el honor de servirme fielmente – su pechó se infló con orgullo – acabaremos con todos los muggles y sangres sucias que estorban – miró significativamente a Hermione que seguía medio desmayada en el suelo.

Ni te atrevas – escupió cada una de las palabras – será lo último que hagas – movió negativamente la cabeza intimidando claramente a su rival.

No te tengo miedo – susurró - ¡El gran Lord Voldemort no teme a nadie! – gritó para que quedase constancia tanto en el cielo como en la tierra.

Pues yo que tú lo tendría… y mucho – interrumpió soltando las palabras lentamente y entre dientes – Verás a lo que me refiero – siguió al ver cómo Hermione se levantaba lentamente.

¿Eso debe impresionarme? – preguntó intentando controlar las carcajadas que le provocaba ver cómo dos chiquillos intentaban interponerse en su camino hacía la grandeza.

Sí – fue lo único que le respondió Hermione antes de coger la mano izquierda de Harry y girar su vista. – Estoy lista – le susurró entre jadeos.

¿Segura? – la única respuesta que recibió fue una enorme sonrisa por parte de ella. Como pudo cortó su hechizo moviéndose a la izquierda llevándose a la castaña con él para que no le alcanzase su hechizo. – Ese árbol no va a ser lo único que va a morir hoy – le retó mientras le seguía apuntando.

No ha sido muy inteligente lo que acabas de hacer Harry – sonrió mientras pensaba en una nueva forma de acabar con ellos. Una forma llena de dolor y sufrimiento. Ya no quería llevarse a Hermione para que fuese su esclava, ahora lo que deseaba era verles agonizar en medio del dolor provocado exclusivamente por él. Ninguna criatura podía desafiarle sin sentir el peso de su ira; eso era totalmente impensable. – Serás el responsable de todo el sufrimiento que os espera tanto a ti como a la asquerosa sangre sucia que tienes a tu lado – esperaba una reacción de miedo extremo en la cara de ambos pero, para su frustración, sólo pudo encontrar diversión. ¿A qué venía eso¿Por qué demonios se reía ese miserable?

Siento tener que decirte esto pero… tú vas a ser el único que va a morir hoy – apretó con fuerza la mano de la castaña anunciando lo que iba a pasar próximamente. Ella se lo devolvió en señal de estar totalmente preparada.

Furo

Harry comenzó a realizar una circunferencia perfecta mientras que Hermione pensaba con fuerza en la palabra que acababa de pronunciar el moreno. Voldemort, enfrente de ellos, se había quedado estático al oír la primera palabra. Le recordaba mucho a un antiguo hechizo pero no estaba seguro de cuál era

Erzaam

La castaña volvió a repetir la misma operación y el moreno seguía con la tarea de realizar un círculo perfecto, símbolo de la eternidad. El amo de los mortifagos, al oír la segunda palabra del hechizo, se puso totalmente blanco. Había recordado el origen y significado de esas palabras. En un último intento les apuntó a ambos gritando como loco "Avada Kebadra"

Elesla

Aún sintiendo cómo la luz verde se cernía sobre ellos, tanto Harry como Hermione estaban completamente seguros de su victoria. Justo cuando el moreno terminó el círculo el dibujo permaneció en el aire. La mente de la castaña casi gritó la última palabra empujando literalmente al aro haciendo que cada vez fuese más grande. En un breve instante el hechizo realizado por los chicos se tragó el último hechizo del más grande mortifago jamás existido. Voldemort intentó huir de aquella luz dorada que amenazaba con encerrarlo para siempre pero no pudo. Aquel anillo, que en ese momento giraba sobre si mismo, acababa con la vida del monstruo. Entre murmullos el Gran Lord Voldemort había desaparecido. En ese mismo momento la barrera del bosque prohibido se derrumbó. En ese mismo momento los cánticos de los pájaros y los ruidos de vida regresaron. En ese mismo momento dos jóvenes magos, aún tomados por la mano, caían lentamente totalmente agotados. En ese mismo momento toda la comunidad, tanto mágica como muggle, estaba a salvo.

¿Qué estás haciendo que todavía no te has levantado? Te están llamando