¡Hola otra vez! Sí… ya lo sé… me he retrasado mucho esta vez pero… es que he tenido unos problemillas y no tenía ánimo para seguir con esto… pero ya estoy mejor y os traigo la continuación. Eso sí… si esperabais algo meloso… enhorabuena… lo es : - ) Aunque…

Todos los personajes pertenecen a JK Rowling, a La Warner y a cualquiera que haya pagado los derechos…

Espero que os guste el capítulo

Aio!


¿Qué? – una muchacha de veinticuatro años despertaba sobresaltada.

¿No vas a salir? No me digas que te has arrepentido ¿eh? – la voz sonaba divertida.

¿Arrepentido? - ¿arrepentido de qué? Miró a su alrededor intentando averiguar qué es lo que estaba pasando y lo más importante… asegurarse de que lo que había vivido no era un sueño. Se vio semitumbada sobre una cama amplia y cómoda. Eso era una buena señal; la última vez que oyó las mismas palabras estaba tumbada en una especie de colchón sucio y desgastado. Dio, casi sin pensar, un par de saltitos. Definitivamente no se trataba del mismo colchón. Sonrió. Siguió buscando alguna señal más. Miró a su derecha y encontró un marco con una foto. Al recogerlo y observarlo con más detalle tuvo que ahogar un grito de euforia. Era un recorte del Profeta. Un recorte en el que estaban Harry, Ron, Luna, Ginny, Neville, Draco y ella sonriendo mientras mostraban al resto del mundo la varita del gran Lord Voldemort. Un segundo después aparecía una perfecta imagen de Harry dándole un beso en la mejilla ante los gritos de sus amigos. Entonces supo que era verdad; habían derrotado a ese ser. Todo lo que hizo, todo lo que sufrió, todo lo que vivió sirvió para algo. Logró lo que había soñado durante tanto tiempo. Una segunda oportunidad. Un nuevo futuro.

¿Estás despierta verdad? – la voz era dudosa.

Sí – respondió todavía intentando ubicar a la dueña de esa voz - ¿Ginny? – preguntó con cuidado.

¿Y quién esperabas que fuese¿Harry? – dijo entre risas.

A él le empaquetamos a casa de Ronnie para que no estuviese todo el rato poniendo disculpas para poder entrar en tu habitación – ahora era el turno de Luna para contestar.

¿Estáis bien? – Hermione abrió la puerta de par en par para encontrarse a sus dos amigas mirándole como si se hubiese vuelto totalmente loca.

¡Ah no! – la pelirroja retrocedió un par de pasos sin dejar de sonreír – No me digas que has vuelto a tener ese mismo sueño…

¿Qué sueño? - ¿Al final todo había sido una fantasía horrible fabricada por su mente¿qué clase de sueños tenía ella? Pero si había visto la foto… ¡y estaba Draco! Él antes no les hubiese ayudado ¿verdad? Eran enemigos…

¡Pues cuál va a ser! – respondió su amiga antes de abrazarla al más puro estilo Weasly - ¡Aquel en el que nos perdías en lugar de puntos¿Recuerdas esa mañana? Estabas tan rara como hoy

¡Qué graciosa! – intentaba soltarse de la pelirroja pero ésta aún la abrazaba más fuerte – Creo que me estás dejando sin respiración… - sentía que se ahogaba.

¡Vamos no seas floja! – Ginny se separó de ella y la miró de arriba abajo – antes no te quejabas de mis abrazos…

Quizás prefiera los abrazos de Harry ¿no crees? – intervino Luna mientras intentaba aguantar la risa.

¡Qué graciosas! – Hermione puso los brazos en jarra y la cara de sus amigas se volvieron totalmente pálidas ante la expectativa de una castaña enfadada.

Esto… cambiando de tema – la pelirroja había retrocedido un pequeño paso - ¿todavía no te has preparado? Sé que la costumbre es llegar tarde pero… ¡esto es demasiado Hermione! Se morirá de nervios.

¿Tarde¿Llego tarde a algún sitio? – sin dejar que sus amigas contestasen entró en su habitación cerrando la puerta tras de si. Se dirigió a su armario para poder coger los útiles necesarios para su ducha diaria. Seguramente llegaba tarde a alguna cita con Harry y eso no se lo permitiría… no después de todo lo que le costó que se declarase. Y pensar que había necesitado dos oportunidades… ¿y si volviese una tercera¿Sería más romántica? Eso sería imposible. Sonrió para sus adentros mientras caminaba al frente sin siquiera darse cuenta de por donde caminaba. Iba tan distraída que tropezó con lo que ella supuso era un maniquí - ¿Qué demonios? – ahogó un grito de sorpresa. Ahí, desde el suelo, le saludaba un hermoso vestido blanco. Adornado con pequeñas flores del mismo color haciendo graciosos volantes dándole un aire muy alegre. Observó un pequeño escote que terminaba en una uve ovalada que seguramente quedaría perfecto enfundado en su cuerpo. Con las manos temblorosas devolvió el maniquí a su sitio. Una sonrisa nerviosa apareció en su rostro. Junto a su pie derecho se encontraba un velo de encaje transparente. Lágrimas de felicidad comenzaron a rodar por sus mejillas escarlata. No se lo podía creer. ¡Iba a casarse! Casi sin poder contenerse volvió a abrir la puerta encontrándose a sus amigas dirigiéndose miradas desconcertantes - ¿Me voy a casar?

¿Nos estás tomando el pelo? – aventuró Luna mientras la miraba como si le hubiese dicho que ella misma había avistado un snorlack de cuernos arrugados y que creía fervientemente lo que ponía en cada una de las líneas del periódico de su padre – ¡Pues claro!

¿Con Harry¿Me… me… me caso con Harry? – preguntó totalmente emocionada.

¡Pues claro que no! – interrumpió Ginny a Luna que estaba a punto de abrir la boca – Harry es el padrino… te casas con Draco…

¡Qué! – se derrumbó quedándose totalmente sentada en el sitio. Se casaba con Draco… ¡no podía ser! Ella estaba segura de que no le amaba ¿Verdad que no? Ella amaba a Harry. Esto no podía estar sucediendo. ¡No era verdad!

¿Hermione? – Ginny se agachó hasta quedar a su altura - ¿Segura que estás bien?

Sssssssí, creo que sí – lentamente comenzó a levantarse pero, justo cuando estuvo erguida del todo, notó cómo toda la habitación comenzaba a darle vueltas. Pero si le habían dicho que tuvieron que mandar a Harry a casa de Ron ¿eso no significaba que él era el novio? – si me caso con Draco ¿porqué habéis mandado a Harry a casa de Ron?

Porque insistía en que cambiases de opinión – la pelirroja se había encogido de hombros.

Yo… - no tenía fuerzas para seguir con aquella burda. ¡Ella nunca se casaría con Draco! Era cierto que le quería ¡pero sólo como amigo! No podía ser. Sin darse cuenta comenzó a negar frenéticamente con la cabeza - ¡no puedo casarme con Draco¡Yo no lo quiero!

Vaya… nunca esperé oír de tus labios semejante declaración – el rubio se había aparecido delante de las tres chicas.

Draco… yo… - Hermione se acercó a él despacio y le abrazó con fuerza – lo siento, no puedo casarme contigo – le susurró al oído ante el asombro del chico – yo estoy enamorada de Harry…

Ya lo sé – respondió tranquilamente el rubio – por eso esta misma mañana te vas a casar con él ¿no?

¿Qué? – Hermione se separó bruscamente de su amigo y miró con los ojos entrecerrados a la pelirroja que ahora mismo preferiría estar en cualquier otro sitio - ¿me has mentido? – avanzó un par de pasos.

¡No pensé que te lo ibas a creer! – levantó sus manos en señal de disculpa – habéis estado planeando esto durante más de un año ¿cómo iba a pensar yo que de repente un día te ibas a olvidar de quién va a ser tu futuro marido? – rápidamente se escondió detrás de Luna.

¡Ginevra! – gritó amenazadoramente mientras se acercaba a la rubia - ¿qué haces ahí parada? – sonrió - ¿no vais a ayudarme con el vestido? – entró alegremente en la habitación. ¡Se iba a casar con Harry!

¿Crees que está bien? – le susurró la pelirroja a su amiga.

Supongo que serán los nervios de la boda ¿no? – la rubia se encogió de hombros mientras cerraba la puerta después de entrar ambas en la habitación de la futura novia. Draco, después de presenciar toda la escena, sonrió y desapareció para volver a la casa de Ron. Debía tranquilizar a un novio que no hacía más que dar vueltas por todos los sitios sacando de quicio a cualquiera que estuviese cerca.

¡Estate quieta¡así no hay forma humana de poder ponerte este pasador! – se quejaba constantemente Ginny mientras peleaba frenéticamente con el pelo de su amiga. Después de diez minutos se dio totalmente por vencida – Creo que es mejor que vayas sin pasadores… con el pelo suelto – se derrumbó en la cama recién hecha.

¡Qué rápido aceptas la derrota! – sonrió Hermione. La verdad es que en esos momentos lo único que podía hacer era eso. Sentía que los músculos de su cara estaban doloridos y tensos ¡pero qué importaba eso¡esa misma mañana se iba a casar¡con Harry! Ya era bastante con que no diese saltitos histéricos por toda la habitación gritando de euforia ¿verdad?

Dejadme a mi – la madre de la castaña había entrado armada con un peine y un tubo de gomina sorprendiendo a todas – haré que ese pelo deje de ser rebelde – anunció en una sonrisa mientras acercaba una silla a su hija y la miraba con cariño – estarás preciosa – le dio un pequeño beso en la cabeza.

Gracias mamá – sonrió la castaña mientras volvía su cara hacia el espejo.

¿Quieres estarte quieto de una vez? – gritaba por enésima vez Ron – como sigas así voy a tener que cambiar la cosa esa de lana que tienes debajo de los pies – señaló a una gran alfombra que le había regalado Hermione. Después de muchas explicaciones consintió en colocarla en el suelo aunque, curiosamente, lo que él quería era salir volando montado en ella.

Déjale… está nervioso… y viéndolo de forma constructiva está poniéndose en forma para la noche de bodas ¿eh? – Draco guiñó un ojo al pelirrojo que fue correspondido con un bufido de aburrimiento.

JA JA JA ¡qué gracioso eres Malfoy! – el aludido se encogió de hombros sonriendo aún - ¡un momento! – parece como si Ron hubiese recordado algo de repente - ¡es cierto! Esta noche… tú y Hermione… es decir… - de repente Harry se paró en seco y le miró con las cejas completamente enarcadas pidiéndole con un gesto que continuase – bueno… esto… por la noche… eh… - llegados a ese punto el color de la cara del pelirrojo concordaba totalmente con su pelo – eh…

No te esfuerces – interrumpió el rubio acercándose al moreno pasándole un brazo por los hombros – mira, lo que quiere decir Weasly – se oyó un gruñido – es que esta noche vas a hacer algo muy malo, según se mire, con su querida hermanita Hermione… así que ahora ¡serás el blanco de su ira! – rió como un loco Draco mientras que Harry intentaba controlar su propia risa.

¡Cállate! – gritó Ron mientras se sentaba en el sofá – Cretino… - cruzó sus brazos.

Tranquilo hermano… no haré nada de lo que tenga que arrepentirme mañana – sonrió Harry eligiendo muy bien sus palabras.

Más te vale – el rubio se sentó frente a él – Hermione conoce muchos maleficios…

¡Ya estás lista! – anunció con satisfacción la madre de la futura novia mientras admiraba su obra de arte. Al final había conseguido recoger el abundante cabello de su hija en un moño que se sostenía por medio de numerosas orquillas con margaritas, dejando que dos largos tirabuzones perfilasen oportunamente su cara. – Estás preciosa – murmuró mientras abrazaba con mucho cuidado a su hija.

¡Gracias! – no podía evitarlo ¡era muy feliz!

Ahora es el turno del maquillaje… - canturreó Ginny.

Es mejor que se ponga primero el vestido ¿no? – interrumpió Luna ansiosa por ver cómo quedaba en el cuerpo de una de sus mejores amigas.

No, porque después de ensucia – la pelirroja recogió todos los útiles necesarios y se acercó donde estaba Hermione.

El vestido…

El maquillaje…

Después se puede limpiar con magia…

¡Ni hablar! Es muy delicado…

¿Se va a quejar? – preguntó con gran interés Luna.

No seas… el maquillaje va primero y se acabó ¡además ya estoy empezando! – había cogido rápidamente la cara de Hermione y, casi sin mirar, había comenzado a esparcir rápidamente una crema.

Serás…

Chicas… no… hace… falta… que… os… ¡Ginny me estoy comiendo la crema! – como la pelirroja estaba enfrascada en su pequeña pelea con Luna no se había dado cuenta y había hecho que Hermione literalmente acabase con la boca llena de ese mejunje.

¡Perdón! – exclamó inocentemente mientras la rubia le sacaba la lengua.

¡Se acabó! Ginny empieza con el maquillaje y después Luna tú me ayudas con el vestido ¿De acuerdo?

¡De acuerdo! – dijeron a la vez ambas chicas.

Perdona que te lo diga pero la chaqueta no se mete por las piernas Harry… - Draco intentaba controlar su risa por todos los medios.

¡Ya lo sé! Sólo estoy un poco nervioso… eso es todo – contestó mientras comenzaba a ponerse bien la chaqueta - ¿Qué tal estoy?

Como un penguino – Ron se encogió de hombros.

Pingüino… - le corrigió el moreno mientras intentaba arreglarse la pajarita - ¿cómo diablos se pone uno esta cosa?

Quizás quieras que te ayude…

¡Lupin! – exclamó Harry alegre – Inténtalo tú porque yo me rindo…

¿Sabes? Estás muy elegante… como tu padre – susurró mientras sonreía tristemente

Estoy seguro de que ellos estarán conmigo esta mañana – le habló de la misma manera el moreno.

Lo sé… ¡lista! Ha quedado perfecta

Gracias – le dio un gran abrazo a aquel hombre lobo que tenía tanto aprecio – Bueno, ya es la hora – anunció con una sonrisa de oreja a oreja.

Muy bien, vamos allá – sonrió a su vez el pelirrojo.

Listo para dejaros mi limusina – Draco abrió la puerta y haciendo una pequeña reverencia dejó pasar a Harry y a Ron.

¿No vienes Lupin? – preguntó el moreno al ver que el licántropo se quedaba mirando una de las fotos de las estanterías - ¿Sabes que es necesaria la presencia de hombre que llevará a Hermione al altar para celebrar la boda verdad? – La costumbre era que la novia fuese llevada ante su futuro marido del brazo de su padre pero, tras numerosas explicaciones, el padre de la chica había aceptado dejar ese privilegio a Lupin. Después de todo sin él su querida hija no estaría viva. Y dicho sea de paso, él tampoco.

Perdona – quitó su vista de la imagen de Lily y James Potter en su boda ¡como le recordaban a Harry y a Hermione! – Ya estoy listo – los cuatro chicos se montaron en la limosina camino a la vieja casa del Valle de Griffindor.

¿Así que tendrá que ser una boda totalmente muggle? – volvió a preguntar Luna bastante fastidiada por la idea. Ella había pensado en dejar libres a unas cuantas hadas para dar luminosidad al jardín de la casa en lugar de esas bombillas.

Sí, mis parientes no saben que soy bruja – Hermione comenzaba a ponerse el vestido después de haberse colocado la ropa interior con mucho cuidado – y creo que si se enterasen les podría dar algo – rió.

Vaya… - se habían quedado sin palabras. El blanco vestido de boda quedaba perfectamente en el cuerpo de la castaña dejando ver una hermosa silueta de una mujer adulta. El escote quedó perfectamente vestido con un colgante de fino oro prestado por su abuela; tenía forma de corazón. Se lo había regalado su marido justo en el día de pedida. Los volantes se movían con gracia cada vez que Hermione daba un paso dándole un aspecto totalmente angelical – yo sé de uno al que se le va a caer la baba – rió Ginny.

Tienes razón – sonrió la madre de la castaña mientras le colocaba con mucho cuidado el velo a su hija – Perfecta – el delgado y transparente velo conseguía acentuar aún más esa imagen completamente angelical – Será mejor que salgamos ya. Sé que tienes que llegar tarde hija pero… ¡creo que Harry se va a cansar de esperar! – Hermione recogió un sencillo ramo compuesto por seis rosas completamente blancas; sus preferidas. Estaban atadas con un lazo de seda con tonos amarillos que caían graciosamente sobre el vestido. Al instante las cuatro mujeres estaban en otra limosina adornada con margaritas y rosas blancas.

Se ha arrepentido… seguro que es eso… - repetía nerviosamente Harry mientras miraba cada dos por tres el reloj.

¿Pero no habías dicho que esa era la tradición? – preguntó el padrino.

Sí te lo dije Ron pero… ¡no creo que pueda aguantar mucho más!

Tranquilo, vendrá… ni el mismísimo Vol – Voldemort – aún después de haber pasado cinco años de su muerte podía pronunciar su nombre sin tartamudear – le impediría casarse contigo… tienes mucha suerte – sonrió.

Lo sé – suspiró - ¡pero como no llegue pronto me aparezco donde este y me la traigo!

Así me gusta… - sonrió Neville – Ante todo un caballero.

Ya claro… como tú ya te has casado con mi hermana… - Ron le miró de reojo mientras que su amigo se encogía un poco; aún le tenía miedo.

¡Ahí viene! – la música había comenzado anunciando la llegada de la novia. Un segundo después aparecía del brazo de Remus Lupin. Harry nunca pensó que su Hermione pudiese ser más hermosa de lo que él la veía todos los días. Se equivocó. ¡Vaya si se equivocó! Si no estuviese seguro de que era ella hubiese jurado de que se trataba de un ángel. Aunque ella siempre lo había sido. Siempre había sido su ángel.

¿Quién entrega a esta mujer? – preguntó el Padre.

Yo, Remus Lupin – ya habían llegado al altar y el licántropo, antes de entregar el brazo de la castaña a su futuro marido, le dio un tierno beso en la mejilla mientras intentaba no derramar ninguna lágrima de emoción.

Muy bien. Estamos aquí reunidos para… - Harry apenas podía oír al Padre. Sentía que sólo estaban los dos en ese jardín abarrotado de parientes y amigos. Se sentía en el cielo – Tú, Harry James Potter¿tomas a Hermione Jane Granger como esposa para amarla y respetarla hasta que la muerte os separe?

Sí, con todo el corazón – la miró directamente a los ojos mientras limpiaba con su mano derecha una solitaria lágrima de su futura mujer.

Y tú Hermione Jane Granger ¿tomas a Harry James Potter como marido para amarle y respetarle hasta que la muerte os separe?

Sí, con todo mi corazón – casi susurró la castaña por la emoción intentando retener las numerosas lágrimas de felicidad que asomaban por sus castaños ojos.

¿Los anillos? – al instante Ron le entregó al Padre dos preciosos aros de oro blanco grabados con el nombre de ambos y la fecha de este mismo día.

Te quiero – susurró Harry mientras deslizaba el anillo en el dedo anular de Hermione a pesar de que sus manos temblaban por la emoción.

Te quiero – le respondió en un suspiro ella mientras colocaba el anillo de él.

Yo os declaro marido y mujer – en la cara de ambos se dibujó una sonrisa radiante – Puedes besar a la novia – Harry se acercó lentamente a Hermione y se fundieron en un tierno y apasionado beso.

"¡Despierta!"

¿De dónde salía esa voz¿Por qué le pedía eso¿Es que acaso era un sueño¿No se acababa de casar con Harry? Todo era… ¿falso? Hermione sopesaba una y otra vez cada una de las posibilidades en su mente. Había vivido lo suficiente como para saber que tal vez se trataba de eso; de un simple pero agradable sueño. Miró al frente. Ahí estaban todos sus parientes mirándoles sonrientes deseándoles toda clase de felicidad. Después estaban sus amigos, aquellos con los que había compartido millones de experiencias, bromeando y diciéndoles lo afortunados que eran al tenerse. Desvió su mirada a la derecha; el lugar en el que se encontraba él. Su mejor amigo en todo el mundo. Su compañero. Su mitad. Su marido. Y cuando él le sonrió todas las dudas desaparecieron. Si era un sueño ¡Por Merlín que no se iba a despertar!

¿Estás bien? – le preguntó Harry mientras por debajo de la mesa le cogía suavemente la mano.

Sí – sonrió ella sintiendo un agradable hormigueo en todo su cuerpo – sólo un poco cansada.

¿Cansada¿seguro? – le dirigió una sonrisa pícara – espero que no…

¡Harry James Potter! – le reprochó entre risas.

¡Hermione Jane Potter! – le respondió también sonriendo - ¿Sabes que me encanta cómo suena eso? – se acercó lentamente a ella.

No tanto como a mí – le aseguró antes de corresponder a aquel beso. El salón entero estalló en silbidos y vítores para la nueva pareja.

Bueno… eh… - Ron se había levantado de su silla – es hora del discurso del padrino ¿Verdad? – cuando todas las cabezas se centraron en él sus mejillas parecían arder – Eh… bueno… yo…

¡Deja de tartamudear Weasly! – gritó Draco – ¡Si quieres puedo decir yo el discurso!

¡Cállate hurón! – se escucharon risas por todos los sitios - ¡Atención por favor! – vuelta a la situación anterior – Yo… bueno… yo… - tartamudeó intentando recordar todo el discurso que hace semanas había preparado junto con Luna – Esto… ¿cómo empezaba? – susurró buscando algo en su traje – lo he perdido…

Ron… será mejor que comiences ya… - le apremió Luna que estaba sentada a su lado.

Pero cariño… es que he perdido las notas – se agachó lo bastante para que sólo ella pudiese escucharle. Mientras tanto toda la sala comenzaba a impacientarse y cuchicheaban entre ellos.

Tranquilo… di lo primero que se te ocurra – le dio un beso en la mejilla

Tienes razón – la sonrió ya más tranquilo – Lo que quería decir – comenzó alzando su copa – es que no tengo palabras para explicar lo que siento al ver a mis dos mejores amigos finalmente juntos. La verdad es que pensábamos que nunca se animarían a decirse mutuamente lo que sentían. Ya saben… Harry es un chico muy tímido – dijo negando con la cabeza y los demás sonrieron incluido el novio – incluso pensábamos que el-que-no-debe-ser-nombrado acabaría con él antes de que se declarase – recibió un codazo de Luna indicándole que ese no era el rumbo que debía tomar; después de todo los parientes Hermione no sabían que ella era bruja – Ya saben… me refería al monstruo de los celos – rió intentando relajar el ambiente. Parecía que la excusa valía porque los demás le siguieron – Bueno, en resumidas cuentas. Harry, siempre te he considerado mi hermano y no conozco ninguna chica mejor para ti que Hermione. Siempre he sabido que ambos compartís una relación muy especial. Sé que, al igual que tú no dejarías que le pasase nada incluso dando tu vida por ella, ella nunca dejaría que nada te dañase. No he visto nada igual. Aunque sí parecido – miró a su mujer que ya tenía una pequeña barriguita que albergaba a su primogénito – Sé que ambos os amáis con locura. Lo que quiero decir es… - casi se ahoga por la emoción - ¡os quiero hermanos! – y torpemente les abrazó a ambos derramando el contenido completo de su copa. Todos se levantaron de sus sillas y alzaron sus copas bebiendo a la salud de los novios.

Gracias Ron – le abrazó Harry

Muchas gracias – Hermione le dio un pequeño beso en la mejilla.

Hermione… - el pelirrojo se puso serio de repente asustando incluso a la castaña - ¿Sabes que lo nuestro es imposible verdad? – sonrió mientras recibía un pequeño golpe por parte de ella. Después se levantaron para cortar la tarta. Mientras que Hermione le acercó con cuidado el trozo de pastel a Harry para intentar mancharlo lo menos posible, él le roció casi toda la cara con la crema.

¡Harry! – se quejó la castaña - ¡mira cómo me has puesto!

Tranquila… yo te limpio – sonrió y entre pequeños besos hizo que desapareciese cualquier resto que quedase en su cara.

Es hora del baile – Hermione tiró de su marido hacia la pista. Ese era el momento que tanto había temido él; esperaba que las clases hubiesen dado sus frutos. - ¡Vaya! Veo que las clases han surtido efecto ¿eh? – le susurró la castaña al ver que la llevaba perfectamente sin rozar siquiera sus pies.

Es por la pareja que tengo – le sonrió. Un mes antes no era capaz siquiera de dar dos pasos sin pisar a su pareja. Moraleja: la chica que estaba ayudándole a aprender dejó las clases cinco días después con el tobillo hinchado. Finalmente la profesora le enseñó personalmente; aplicándose antes un hechizo por supuesto.

Hacen una buena pareja ¿verdad? – sonrió una chica morena cuando se acercó a Draco.

La mejor de todas – susurró antes de darle un beso en la mejilla – creo que será mejor que nos vayamos

¿Tan pronto? Me gustaría esperar a que tire el ramo – con sus dedos hizo un pequeño recorrido en la espalda del chico.

Está bien – la agarró de la cintura – sólo un rato más… no sé cómo puedes convencerme siempre – sonrió.

Una chica siempre tiene sus secretos ¿no? – le guiñó el ojo - ¿te apetece bailar?

Claro… así de paso podemos darles una lección a estos leoncitos – ambos se unieron a la pista de baile. Hermione seguía bailando con Harry en el centro mientras que a ambos lados se encontraban Ron con Luna y Neville, bastante nervioso, con Ginny. Todo el mundo se lo estaba pasando de maravilla. Realmente si aquello no era un sueño, era lo más parecido a la descripción que cualquiera tendría en mente.

¡Hora de lanzar el ramo! – gritó una de las primas de la novia que esperaba con ansias tan emocionante evento.

Está bien… está bien… - dijo entre risas la castaña mientras se daba la vuelta para lanzarlo. Antes de lanzar todas las rosas apartó una en especial. Más tarde la llevarían a las tumbas de los padres de Harry haciéndoles participes de la buena noticia. Apenas había abandonado el ramo la mano de Hermione cuando las solteras se estaban peleando por él.

¿No vas a pelear por el ramo? – preguntó Draco a su pareja al ver que ni siquiera se había adelantado.

Prefiero esperar – le besó en los labios.

Creo que ya es hora de irse ¿Verdad? – sonrió – Me despediré de ellos – su acompañante asintió mientras desaparecía por el jardín – Bueno, espero que os lo paséis muy bien – les guiñó un ojo a los recién casados cuando se acercó a ellos.

¿Y Natalie¿No se despide? – preguntó extrañado Harry. Hermione por su parte ni siquiera recordaba que el rubio estuviese saliendo con alguien.

No, me ha dicho que os de un beso pero… os tendréis que conformar con esto – les tendió un sobre – tranquilo no muerde – sonrió al ver los reparos que ponía el moreno.

¿Es un viaje¡Vaya! No me lo esperaba…

Lo sé, lo sé… es muy poco original… - se acercó mucho a ellos – sobre todo porque os podéis aparecer donde os de la gana – les susurró al oído – pero creo que es lo más normal… - los recién casados sonrieron - ¡Nos vemos¡Ah! Y como me entere de que Hermione no es completamente feliz el día de su boda… vas a saber lo que es un Malfoy muy enfadado – amenazó a Harry intentando controlar la risa.

Tranquilo… dentro de poco todos se irán…

¿Y qué es lo que va a pasar Señor Potter? – la castaña como única respuesta recibió un guiño y un suave beso en el cuello.

Así me gusta. Ya nos veremos – el rubio se despidió con un gesto de la mano.

Creo que estos no se van a marchar – comentó divertida la castaña mientras que Harry hacía todo lo posible para dar a entender que tenían que abandonar la casa.

¡Ya lo creo que sí! – se arremangó la camisa y cogió bastante aire.

Bueno, será mejor que nos vayamos todos ¿no? – interrumpió Ron dándole un golpe al moreno haciendo que se atragantase.

¡Vale! – gritaron los pocos invitados que aún quedaban mientras poco a poco iban despidiéndose de los novios.

Bueno – el pelirrojo ni siquiera sabía qué decir – esto… bueno… eh…

¡Ron! – Luna le dio un pequeño codazo – sólo tienes que decir que ya nos veremos.

Muy bien, muy bien… ya nos veremos – dio un pequeño beso en la mejilla a Hermione y cuando se acercó a Harry le susurró al oído – y ya sabes… como no apruebes… - rió sonoramente mientras se alejaba a tiempo para no recibir un capón.

Sé muy feliz Herm – le abrazaron a la vez Luna y Ginny – y ya nos contarás mañana lo que ha pasado con todo detalle – rieron a la vez mientras que la castaña les lanzaba la típica mirada de "no os lo creéis ni vosotras".

Bueno, Harry – Neville se acercó a él y le estaba dando la mano – la vida de casado es genial. Sobre todo si estás casado con la mujer que más quieres en el mundo. Con tu media naranja – le sonrió.

¡Neville déjales en paz y vámonos a casa! – le gritó Ginny en broma mientras se despedía con la mano.

Ya voy cariño – antes de llegar hasta su esposa le dio un beso a la castaña en la mejilla como despedida.

Bueno ya hemos logrado que todos se vayan – la castaña puso sus manos en su cintura - ¿y ahora qué hacemos? – le dirigió una mirada juguetona a su recién estrenado marido.

Mmmmm déjame pensar… ¡lo tengo! – con un movimiento de su mano hizo que todo quedase limpio - ¿No era lo que íbamos a hacer? – preguntó ante la mirada de extrañeza de su mujer.

Señor Potter… ¿eso era todo lo que tenía planeado para esta noche?

No. Señora Potter ¿me concedería el honor se su compañía? – le tendió educadamente la mano.

Por supuesto – aceptó encantada la mano mientras le seguía. Salieron del jardín por una puerta que daba justo a la entrada de la casa - ¿qué hacemos aquí? – preguntó.

Bueno, las tradiciones son las tradiciones ¿no? – Harry pasó su mano izquierda por la espalda de ella y la derecha por la parte de atrás de sus rodillas - ¿o no crees en eso? – le sonrió.

Por supuesto – rodeó con sus brazos el cuello del moreno. En el instante en que él la alzó la puerta se abrió dejando entrever la oscuridad del pasillo. Cuando uno de los pies del moreno tocó el suelo una vela se iluminó.

¿Qué es esto? – preguntó realmente sorprendida.

Pensé que le daría un aspecto más… íntimo – sonrió él mientras le besaba el cuello.

Pues acertaste – sonrió ella antes de besarle.

"¡Por Merlín despierta!"