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La última lágrima de Luna, esa fue la última novela que leí en mi vida anterior. Una novela de dos volúmenes, que contaba con 67 capítulos y 8 extras, de género rofan. Yo renací en esa novela como el personaje del duque villano, Draco Valentín Agnes.

En mi primera vida no fui feliz, no podría recordar absolutamente ningún recuerdo feliz desde el día de mi nacimiento, y todo empeoró a medida que crecí, el día de mi vigésimo sexto cumpleaños, decidí beber ácido fluorhídrico lo cual me llevo a mi primera muerte.

Cuando abrí mis ojos nuevamente, estaba en el cuerpo de un joven aristocrático de 15 años. Ojos grises, cabello rubio platinado, piel blanca. Lo reconocí de inmediato, Draco Agnes, heredero único de la familia Agnes, el villano en la novela.

No entendí por que estaba allí, sólo supe una cosa, no podía morir hasta que el personaje principal me asesinara, así que seguí al pie de la letra las acciones del villano en la novela, lo que me llevo a la muerte.

Pero cuando volví a abrir mis ojos, desperté como el Draco de 15 años una vez más. Mi tercera vida volvió a empezar. Está vez decidí alejarme de la novela al notar que no podía morir definitivamente, así que escape de la familia Agnes y teñi mi cabello a un color oscuro y opaco, mezclandome entre los plebeyos.

Viví hasta los 22 años antes de contagiarme de una enfermedad mágica, y en la solitaria y aislada cabaña que había comprado lejos del pueblo, morí silenciosamente deseando ya no volver a abrir los ojos.

Y entonces volví a regresar.

Una.

Y otra.

Y otra vez.