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Legolas Greenleaf & Éowyn of Rohan

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Seis

A la mañana siguiente, después de que amaneciera, ambos bajaron hacia las Casas de Curación. A partir del momento que ambos habían confesado sus sentimientos, comenzaron a pensar en el futuro, y sobre todo en el futuro más próximo: cómo iban a contárselo a los demás. Legolas también le informó de lo que había pasado en la Puerta Negra, y que habían ganado, y que los otros dos hobbits de la compañía habían conseguido destruir el Anillo, y que estaban a salvo en las Casas de Curación. Éowyn no podía ser más feliz.

En el momento que habían advertido la presencia de gente, habían dejado de darse la mano. Éowyn pronto vio que su desaparición había causado un caos bastante grande. Varios guardias aún la seguían buscando, pero cuando la vieron junto al Elfo, la voz de que estaba segura corrió por toda la Citadel. Ambos, Legolas y Éowyn, se mostraban distantes, como si nada hubiera pasado. Cuando estaban en los Jardines, vieron a Aragorn, Faramir, Éomer, Merry y Pippin que los esperaban a las puertas de las Casas de Curación.

Nada más tenerlos delante, Éowyn abrazó a su hermano, la única familia que le quedaba, y luego a Merry que había combatido junto a ella en Pelennor. También hizo sendos saludos a Pippin, a Aragorn, y a Faramir.

-¿Dónde te habías metido? -fue la primera pregunta de su hermano, que aunque contento por verla sana y salva, estaba enfadado por la manera en que se había ido sin decir nada.

-Éomer, no la toméis con vuestra hermana. En tal caso la culpa es mía por haberme descuidado de ella, además se suponía que estaba a mi cargo.

Éowyn intentaba parecer dulce ante la manera en que Faramir la estaba defendiendo, pero su último comentario no le había gustado nada. Ella podía cuidar de sí misma.

-Pero ella tendría que haberos esperado y no irse por ahí. ¿Verdad Éowyn?

-¿No crees que ya soy mayorcita para saber que puedo hacer o no? Siento mucho haberos preocupado a todos. Pero he vuelto sana y salva, esa es la cuestión, estoy bien.

-¿Y dónde te habías metido?

-Allí arriba -dijo Éowyn mirando hacia al cielo- En el último nivel de la Citadel.

-Pero está prohibido el paso. Creía que no hacia falta buscar allí porque no creíamos que fuese capaz de saltarse alguna norma -dijo Faramir sin pensarlo.

-No estás en tu hogar. Y no haces casos de las advertencias de la ciudad -replicó Éomer enfadado, y casi avergonzado por el comportamiento de su hermana.

-No es para tanto -habló por fin Aragorn- Sólo está prohibido porque en cierta manera es peligroso, para los niños sobre todo. Y tu hermana, Éomer, no es una niña.

-¿Cuándo os distéis cuenta de que no estaba por ninguna parte? -preguntó Éowyn, para saber si todos habían pensado en ella como lo había hecho Legolas.

-Yo no le di importancia al ver que os habíais marchado de las murallas, pensé que habíais vuelto aquí. Y cuando vine me dijeron que no habíais vuelto desde que salimos juntos los dos. Pensé que os habíais ido a dar un paseo por los alrededores, como no os dejaban andar sola deduje que sentíais curiosidad. Pero al ver que no aparecíais a la hora de la cena, comenzamos a preocuparnos y empezamos a buscarte. -De pronto, Faramir recordó algo al mirar a Legolas- ¿Cuándo la habéis encontrado?

-Es verdad Legolas, te fuiste a buscarla después de comer, apenas llegaste, cuando nosotros pensamos que sólo estaría dando un paseo -dijo Merry entusiasmado.

-La encontré horas antes de que vosotros mandarais a buscarla. Y cómo ella no quería venir. Y yo, evidentemente, no iba a traerla a la fuerza, me quedé haciéndole compañía hasta que esta mañana ha decidido volver.

-Pero podríais haber venido a avisarnos -replicó Faramir.

-En tal caso, ella se hubiera marchado de ahí. Mientras estuviese a salvo y segura. No había de que preocuparse. Siento no haberlo podido comunicar.

-En fin, creo que deberíais descansar un poco. Si queréis Éowyn haré que os preparen un baño.

-Sí, muchas gracias, señor Aragorn.

Éowyn entró, en las Casas de Curación, sonriendo al ver que aún llevaba la capa de Legolas puesta.

Siete

Tres días después los hobbits, que Éowyn aún no conocía, despertaron. Pero Merry y Pippin no tardaron en presentarla. Por fin había conocido a los grandes héroes de aquella guerra. Sam y Frodo, así se llamaban, eran un poco más bajos que Merry y Pippin, pero ella sabía que eso se debía porque ellos habían bebido agua de los Ents, y eso les había hecho crecer.

Había hablado con Faramir el día antes, para no hacer dolorosa la situación, ella se había limitado a decir:

-Me halagan vuestros sentimientos hacia mí, señor Faramir. Pero no siento lo mismo. Y no creo que alguna vez pueda sentirlos. Os ruego que me disculpéis.

-No tengo porque disculparos, si es algo que no sentís. Espero que encontréis vuestra felicidad.

-Muchas gracias.

Sabía que había dejado dolido al Senescal de Gondor y Príncipe del nuevo reino recuperado de Ithilien del Norte. En el fondo lo sentía mucho. Pero iba a ser feliz, había encontrado la felicidad junto a Legolas. Él le había dado lo único que ella quería, y eso era amor.

Éowyn y Éomer, y aquellos supervivientes de Rohan, decidieron volver a Edoras para enterrar al Rey Théoden. Y regresarían a Gondor poco antes del Solsticio de Verano, para la coronación del Rey Elessar. Legolas y ella habían acordado no decir nada, no sabían hasta cuando iban a mantenerlo en secreto, pero ese momento, después de la guerra, no era el más indicado para revelarlo, aún habían de sanar varias cosas. Merry también acompañó a los Rohirrim a Edoras, había entrado al servicio del Rey de la Marca, y era su deber estar allí, con un poco de pena dejó a la compañía, pero con la Dama Éowyn también se divertía mucho, además desde el día que él había vuelto de la Puerta Negra y la vio regresar de su escapada, la Dama Éowyn estaba feliz.

A la semana del funeral del Rey Théoden, Éomer asumió el cargo de Rey de Rohan. Éowyn invitó a Merry a dar una vuelta por las planuras cercanas a Edoras, y él aceptó. Cuando estuvieron a gran distancia del Castillo, desmontaron y se sentaron en la hierba, mientras el caballo descansaba.

-Mi señora, hay algo que quería preguntaros desde que os volví a ver.

-¿Y qué es eso? Merry. Y por favor llámame Éowyn.

-Pues, Éowyn, te he visto muy feliz. No quiero decir que eso se a malo en ti. Sino que es raro. Y me gustaría saber que te ha pasado. Y si tiene que ver con el dueño de la capa que llevas.

Éowyn miró la capa, que Legolas le había dejado para el viaje, para él esa capa era algo importante ya que se trataba de una capa regalo de la Dama Galadriel, del Reino de Lothlórien. Después sonrió.

-Eres muy observador, Merry. Está bien, te lo contaré, pero has de prometerme que no se lo contarás a nadie, ni siquiera a Pippin. ¿Me lo prometes?

-Claro que sí.

-Es muy simple. Legolas y yo, bueno él y yo, pues eso. Ya me entiendes, nos queremos, y aún no sabemos cuando se lo diremos a los demás.

-¿Por eso estabas tan contenta? Cuando volviste de tu escapada. ¿Estuviste hablando con él?

Ella asintió.

-Pero parecíais distantes, de no ser porque tú llevabas su capa. ¿Tú y Legolas ya habíais hablado antes? Porque nunca te vi con él.

-Nadie me ha visto antes con él. Pero hemos tenido encuentros casuales. Es muy adorable.

-Me alegro por ti Éowyn, supongo que cuando Pippin se entere dejará de cargar contra ti. Es que Faramir y él son muy amigos -añadió cuando Éowyn puso cara de sorpresa-. Y no comprendía como habías rechazado al Senescal.

-Vaya. Faramir es un buen hombre, pero no es para mí. Es verdad que él me entendía, y me ayudó a sentirme mejor. Pero Legolas... él me comprendió antes que nadie. ¿Ves lo que trato de decir?

-En cierta manera sí.

-Y por favor, recuerda que tú no sabes nada. Tendré que contarle a Legolas que te lo he dicho.

-Deberíamos volver, para que no crean que has vuelto a desaparecer.

-¡Qué gracioso!

Ocho

Había anochecido, pero Éomer se apresuró en decir que no pararían, ya que apenas les quedaban una o dos millas para llegar a Minas Tirith. A pesar de que se aproximaba el Solsticio de Verano, por las noches aún hacía bastante frío. Éowyn, que llevaba un vestido color marfil con corsé marrón, se colocó la capa y se subió la capucha, Merry hizo lo mismo.

Después de un gran rato, llegaron a la Ciudad. Las puertas se abrieron de par en par. Cuando Éowyn vio la comitiva de bienvenida, casi da la vuelta para volver a Edoras. Allí estaban: el futuro rey, Elessar; Faramir, Senescal de Gondor y Príncipe de Ithilien; los tres hobbits: Sam, Frodo y Pippin; Gandalf o Mithrandir como le llamaba Legolas; Gimli el enano; gente de la Citadel; y Legolas que ya no vestía con su traje de guerrero, sino de una forma más real y majestuosa como en la fiesta que se había dado después de la Batalla del Abismo de Helm. Detrás de él aparecieron personas igual de hermosas que él. Eran elfos.

-Éowyn, Éowyn... -la voz de Éomer la hizo volver a la realidad.

Todos los demás habían desmontado, menos ella, y Merry también había bajado. Sentía la mirada de todos clavada, así que desmontó deprisa, y al hacerlo la capucha se le fue hacia atrás, dejando ver su rubia y ondulada melena. Al bajar Aragorn hizo una presentación general a los que no se conocían, en este caso, entre los elfos que habían llegado y los Rohirrim.

-Éowyn, Éomer os presento a la Dama Galadriel y al Caballero Celeborn de los Bosques de Lórien, a Elrond de Rivendel y al Rey Thranduil del Bosque Verde.

Éowyn se inclinó para saludarlos, y luego miró atentamente al Rey Thranduil, ese nombre le sonaba de algo, Thranduil... Así se llama el padre de Legolas. Pero no podía ser, Legolas nunca le había dicho que su padre fuese el Rey del Bosque Verde. Eso quiere decir... eso quiere decir... que él es Príncipe. En cierta manera se sentía engañada, creía que Legolas le había contado todo acerca de sí mismo. Ella pensaba que era un elfo noble, pero no tanto. ¿Sería el Rey Thranduil capaz de aceptarla? Miró a Elrond, el elfo de cabellos oscuros, padre de Arwen, eso le había contado Legolas. Y por último miró a la pareja de elfos: Galadriel y Celeborn. Galadriel, era la primera mujer elfa que veía, era hermosa, tanto o más de lo que Legolas había dicho, y si ella era la abuela de Arwen... Entonces... ¿Cómo de bella sería la mujer que tanto amaba el señor Aragorn? Notó la mirada de la Dama Galadriel, y sintió que ella veía sus más tristes recuerdos, y a la vez el más feliz (cuando ella y Legolas habían pasado la noche en el último nivel de la Citadel), se sentía vulnerable. Oyó la voz de una mujer en su cabeza: "Éowyn de Rohan, sé que tu dolor ha sido grande, pero aún has de..."

-Deberíamos entrar al castillo -la voz de Legolas hizo apartar el contacto visual de la Dama Galadriel- se hace tarde, y creo que deberían descansar.

Éowyn aún seguía mirando a la mujer elfa, sabía que ella le había hablado, aunque aún no había sentido su voz, estaba segura que había sido ella. Galadriel volvió su vista a Éowyn y le sonrió. Después todos comenzaron a andar hacia el Castillo.

Se encontraba en un estado de shock, poco a poco fue andando más despacio para poder quedarse en la última fila del extenso grupo. Legolas iba al lado de su padre, delante de todo. Merry se había juntado con los tres hobbits, y como éstos eran más bajos y sus pasos eran más cortos iban últimos en la comitiva. Pronto se vio rodeada de los hobbits.

-¿No deberías ir delante? -le preguntó Merry sonriendo.

-No me encuentro bien. Me siento como vacía. Como si acabara de vaciar mis sentimientos...

-Ha sido Ella ¿verdad?

-No lo sé. No sé que ha pasado. Sólo sé que quiero estar sola.

-¿No estaréis insinuando que vais a volver a desaparecer, así sin más? -preguntó Pippin confuso.

-Nosotros podemos haceros compañía, Dama Éowyn. Al menos para saber que estáis segura.

Éowyn dejó de andar, y los hobbits hicieron lo mismo. Se acercó a Sam y le dio un beso en la mejilla. El hobbit se ruborizó.

-Muchas gracias, Sam. Pero no va a pasarme nada. Guardar el secreto, por favor. Sólo me marcharé un rato. Luego volveré.

-¿Adónde irás? -preguntó Frodo-. Es por si tardas demasiado y hemos de ir a buscarte.

-De acuerdo -Éowyn hizo una pausa para pensar-. Estaré en los establos.

Se despidió de los hobbits, dándoles besos en las mejillas. Y luego a paso ligero fue hasta los establos. Menos mal que la capa de Legolas la hacía pasar inadvertida.

Nueve

La luz de la luna se colaba en los establos. Su caballo no sería llevado allí, sino que lo dejarían en los establos próximos a la salida. Busco a Arod, el caballo de Legolas, cogió un taburete y se sentó delante de la puerta del sitio asignado a Arod. Estaba pensando en las palabras de la Dama Galadriel, no decían mucho. Pero lo que más le había afectado era la manera como ella había indagado en sus sentimientos y recuerdos. Ahora se sentía como un saco de vulnerabilidad. Todo eso unido al hecho de que Legolas había resultado ser el Príncipe del Bosque Verde, y único hijo del Rey Thranduil. Sabía, por boca de Legolas, que Elrond había puesto varios impedimentos para que Aragorn y Arwen acabaran juntos, Elrond había dicho que cuando él fuese proclamado Rey de Gondor, consideraría la posibilidad de dejar a Arwen en la Tierra Media. Pero Arwen no estaba allí, cuando ella había llegado. Quería decir que Aragorn no lo había conseguido. Entonces ella jamás sería capaz de conseguir a Legolas. Ella no tenía nada. Nada que el Rey Thranduil pudiera dar por bueno.

Sus ojos comenzaron a derramar lágrimas.

Después de un rato, recuperó la compostura, y se secó las lágrimas. Tenía que pensar algo, y decidir ya. Si no conseguía estar con Legolas, volvería a ser condenada en una vida de palacio en Edoras, sin hacer nada. Por mucha valía que hubiese demostrado en los Campos de Pelennor. Podía resignarse y conformarse con aceptar la propuesta de Faramir. No, eso no lo haría nunca. ¿Qué más le quedaba? Puedo huir, puedo irme de aquí, olvidar a todos, y que todos se olviden de mí. Legolas no tendría que renunciar a su inmortalidad. Y dejaría estas costas. La idea le produjo un escalofrío. ¿Podría ser capaz de abandonar a Legolas? No, no sería capaz.

Lo más valiente era volver al Castillo. Y afrontar el destino. Si ese era no estar junto a Legolas, tendría que aceptarlo, y volver a encerrarse en la vida que tenía antes de conocerle.


Hola!

Muchas gracias a Sonya, a Llama de Hielo y a Miko por vuestros reviews.

Es verdad que los Eowyn-Legolas no son muy comunes,aunque hay un ff en castellano que se llama Eowyn la guerrera y Legolas el elfo, pero la autora dejo la historia... fue una pena, pero yo lo lei cuando ya hacia mas de un año q la chica no actualizaba y supuse q habia abandonado el fic... La mayoria de ff que he leido sobre Eowyn y Legolas estan en ingles, hay uno que os recomiendo se llama Leaf Storm, de Kida Greenleaf... es una pasada de fic, y aunque la chica hace tiempo que no actualiza, no va a dejar el fic a medias.

Bueno, espero seguir encontrando vuestros comments, y una vez más gracias. Nos leemos. Nami.