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Legolas Greenleaf & Éowyn of Rohan
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Quince
Éowyn se quitó el colgante antes de que Thranduil los viera. Luego ella y Legolas se acercaron con la mayor tranquilidad del mundo, aunque sabían que seguramente el Rey del Bosque Verde, estaría de todo, menos tranquilo.
-¿Querías vernos? -el tono de Legolas era desafiante.
-¿Es que le has contado todo lo que te dije? -Thranduil se dirigió a Éowyn- No eres tan valiente como quieres hacer ver.
-No me ha dicho nada -Legolas parecía enfadado-. Pero más o menos puedo imaginármelo. "El tiempo lo cura todo" -dijo en tono de burla-. Seguro que le dijiste algo así.
-No os hecho venir para discutir. Primero quería pedirle perdón a la Dama Éowyn, por haberle dicho todo lo que le dije. Segundo me cuesta aceptarlo, y has de entender, Legolas, que eres mi único hijo, el último elfo que ha nacido en la Tierra Media, es muy duro ver que algún día morirás porque escogiste una vida junto a ella. Y tercero, sé que has hecho una buena elección, sólo he oído cosas buenas de ella, una Dama con muchas habilidades, y versada en varias cosas, noble, y bella para ser mortal -añadió en último momento.
Legolas dejó de estar a la defensiva cuando oyó las palabras de su padre.
-No voy a dejar de ser inmortal. Nunca he pensado en dejar de serlo. Dejaré estas costas cuando Éowyn y Aragorn ya no estén -mientras decía eso, Éowyn notó que le apretaba la mano-. Como tú dices, el tiempo lo cura todo. Y si naciera un semielfo, te aseguro que lo llevaría conmigo a Valinor.
-¿Lo dices en serio? -preguntó contento Thranduil.
-Claro padre, la familia es lo primero.
Éowyn intentaba esconder las ganas de reírse. Así que se puso a toser.
-Lo siento -se disculpó mirando a Thranduil-. Últimamente estoy mal de la garganta.
Dieciséis
El día del Solsticio de Verano llegó. En el último nivel de la Citadel estaba toda la cuidad. Y cabían, acabó de comprobar Éowyn. Gandalf estaba al final de las escaleras coronando a Aragorn como Rey Elessar. Una vez acabada la ceremonia, Elessar descendió las escaleras y comenzó a cantar una canción élfica. Legolas le susurraba la traducción a Éowyn. Aragorn, aún no se acostumbraba a llamarle Elessar, andaba a través del pasillo que la propia gente formaba, esta inclinaba la cabeza al paso del Rey.
Al llegar delante de Legolas y Éowyn, sonrieron, estaban cogidos de la mano, pero dejaron de hacerlo y se separaron. Detrás de ellos estaban Galadriel, Celeborn, Thranduil y Elrond, éste hizo adelantar a una elfa que portaba un estandarte con el árbol blanco de Gondor. Por intuición Aragorn supo quién era, así que apartó el estandarte, y la besó. Era Arwen.
Cuando Éowyn había visto a la elfa Arwen Undómiel un momento antes, se dio cuenta de que era muy bella. Y entendía los sentimientos de Aragorn. Aún no había tenido ocasión de hablar con ella, pero Legolas le había comentado que era muy amable, y muy simpática. Empezaba a dudar si había sido Thranduil el que había querido a Arwen como mujer de su hijo, o era Legolas el que siempre lo había soñado. En cualquier caso, no pudo evitar sentir celos. Thranduil debe pensar que no soy nada comparada a ella. No ha vuelto a meterse conmigo desde que supo que Legolas no iba a dejar de ser inmortal. Pero aún así, por muy bonitas que fuesen sus palabras ("eres noble, eres bella para ser mortal..."), no me aguanta.
-¿En qué piensas? -le preguntó Legolas- Siempre te distraes con facilidad¿no?
-Lamento no tener el mismo grado de concentración que tu hermosa gente -le contestó en voz baja y con tono de enfado.
Éowyn vio como Aragorn y Arwen se acercaban a los hobbits, y estos se inclinaban para hacer una reverencia, pero Aragorn dijo algo, que ella no llegó a escuchar, y entonces vio como el Rey Elessar y la elfa se inclinaban hacia a los hobbits, y como toda la gente comenzaba a hacer lo mismo. Ella y Legolas también se inclinaron. Comprendió que los héroes de aquella guerra, eran los pequeños y valientes hobbits. Pensó en Merry que seguramente estaría sonriendo orgulloso, Pippin no sabría que estaba pasando, Sam se vería humilde, y Frodo, bueno él lo habría entendido a la perfección.
Acto seguido, en una breve ceremonia dirigida por Gandalf, Aragorn desposó a Arwen. La gente comenzó a gritar vivas al Rey Elessar y a la Reina Arwen, la más bella que habría jamás.
Legolas perdió a Éowyn mientras bajaban hacia el castillo, aunque la verdad es que ella había intentado perderlo de vista. Estaba enfadada. Estaba enfadada y no sabía por qué. Bueno si que lo sabía era por culpa de su padre, el Rey Thranduil, ahora él se limitaba a ignorarla, y la última vez que hablaron ella notó que por muy amable que fuesen sus palabras su cara le decía que en verdad ella no era lo suficientemente importante para su hijo, como para que quisiera dejar inmortal. Quería gritarle a la cara toda la verdad. Pero luego pensó en Legolas, y la idea de gritar y ponerse histérica quedó en su cabeza.
Diecisiete
Éowyn estaba sentada en una mesa junto a Pippin, Merry y Sam. Frodo se había ido a hablar con Gandalf. Notó la presencia de alguien detrás de ella. Y supo que era Legolas por la cara que pusieron los hobbits.
-Te perdí de vista mientras bajábamos- sintió su voz en la oreja.
Se giró y allí estaba, tan feliz como siempre. Tan hermoso como siempre. Tan... Se levantó, al principio con la intención de ser antipática, pero al verle tan de cerca no pudo hacerlo. Así que le quitó la jarra de ale que llevaba en la mano, la dejó en la mesa y le besó. Delante de todo el mundo. ¿Y qué si era la celebración de los perfectos Aragorn y Arwen¿Y qué si eso no era lo apropiado¿Y qué si todo el mundo se quedaba en silencio? Éowyn se apartó despacio de Legolas, y miró a su alrededor. Todos los estaban mirando. ¿Es que ellos nunca habían besado a alguien? Se volvió a sentar haciendo caso omiso de las miradas. Y se puso a hablar con Merry como si no hubiese pasado nada.
La sala volvió al griterío de antes, aunque Legolas se había quedado petrificado sin entender nada.
-A veces pienso que no me comprende -le explicaba Éowyn a Merry-. Bueno, no siempre va hacerlo. Pero es que no se da cuenta de como me siento.
-Éowyn, te está escuchando -dijo Merry intentando que la pareja no comenzara una pelea.
-No, no lo está haciendo. Está pensando en por qué he hecho lo que acabó de hacer. Lo que diga ahora lo oirá como un murmullo porque no le prestará mucha atención.
-¿Por qué ese cambio de la noche a la mañana?
-No lo sé. Desde que he regresado de Rohan es como si todo hubiera cambiado. Yo he cambiado. Bueno, no, no he cambiado, creo que me encuentro demasiado presionada por todos lados y eso hace que esté de mal humor. Él no tiene la culpa.
-Y si tratarás de contarle lo que te pasa. Aunque no sepas exactamente lo que es, pero podrías pensar en aquellas cosas que te hacen estar así. Y entonces buscas una solución.
Aquellas cosas que me hacen sentir mal: Thranduil porque no me acepta, mantener oculta esa joya de inmortalidad, Arwen porque seguramente Legolas la quiso aunque no lo reconozca, la inmortalidad en sí y el hecho de no poder decírselo a Thranduil, Arwen porque es perfecta, Arwen porque es una elfa, Arwen porque Thranduil la ve perfecta y yo no seré nunca ella. Llegó a la conclusión que la culpa era de Thranduil, pero pronto se marcharía. Aunque la presencia de la perfecta Arwen y el recuerdo del padre de Legolas siempre la perseguiría. Malditos elfos y su perfección.
-Se enfadaría conmigo por pensar lo que pienso -acabó diciendo Éowyn a Merry.
-Eres tan diferente a la Dama Éowyn que conocí, de frío corazón y alma impenetrable.
-Sí -reconoció-. Me he vuelto una mujer normal y corriente, locamente enamorada de uno de los seres más maravillosos de la Tierra Media, que siente que no es lo suficientemente perfecta para él como lo sería alguna elfa, y que nunca podrá contar con la aceptación de su pueblo porque jamás me verán como una igual. Porque... -la voz se le quebró- no soy perfecta, y nunca lo seré.
Se sorprendió al ver que había dicho todo lo que sentía, sin necesidad de nombrar a Thranduil o Arwen. Merry le dio un beso en la mejilla, y se levantó del banco, e indicó a los otros dos hobbits que fueran con él. Legolas ocupó el sitio de Merry al lado de Éowyn.
-¿Es eso¿Es eso por lo que estás así?
Ella asintió. Él la cogió por la cintura, se aproximó a ella y le besó el cabello.
-Ya eres perfecta, Éowyn. Basta con que lo diga yo -le besó la frente-. Los demás no importan, no importa lo que piensen, lo único que ha de importarte es saber que te quiero.
Legolas miró a alrededor para asegurarse de que nadie les miraba. Como ahora estaban sentados ya no llamaban tanto la atención. Y la besó, y ella olvidó tristeza, enfado, y cualquier sentimiento poco noble. En ese instante sólo eran ellos dos, y nadie más.
Dieciocho
Al día siguiente, llegó la hora de despedirse de varias personas. La despedida con Thranduil fue muy falsa, y todos los notaron. Además muy pronto tenían que volver a verse, cuando ella viajara con Legolas al Bosque Verde. En contraste con eso, Éowyn no puedo evitar su tristeza al despedirse de la Dama Galadriel. "No te preocupes, nos volveremos a ver" le dijo ella en su cabeza. "Pronto." Todos contemplaron como los elfos se marchaban en sus majestuosos caballos. Arwen quedó destrozada por la partida de su padre, sabiendo que nunca más le volvería a ver.
Diecinueve
Al cabo de una semana, hobbits, Rohirrims, Legolas, Éowyn y Gimli marcharon de la Citadel. Los tres últimos salían en dirección Norte hacia el Bosque Verde, mientras que los hobbits y los Rohirrim cogerían el camino de las Montañas, Éomer los acompañaría hasta el paso de Rohan. Éowyn se despidió primero de Frodo, el valiente Frodo Nuevededos; luego de Sam, le encantaba la humildad del hóbbit; el siguiente fue Pippin que prometió volver a la Ciudad Blanca, ya que había entrado al servicio del Senescal de Gondor, Denethor, y ahora servía a Faramir; y por último Merry al que más quería de los cuatro, juntos habían pasado muchas aventuras, y era un gran amigo.
-Es el momento de decirnos adiós, Éowyn.
-No, qué va -le contestó ella-. Sólo es un hasta pronto. Mira, como Gimli, Legolas y yo tenemos que ir al Norte, al Bosque Verde, y he visto en los mapas de Faramir que la Comarca no está tan lejos, no creo que tardemos mucho en ir y haceros una visita.
-Éowyn no creo que sea posible... -la interrumpió Legolas.
-Bueno¿sabes qué? -le dijo a Merry-. Si aparezco sola no te extrañes.
Legolas puso una mano encima del hombro de Merry.
-Sí que iremos -dijo el elfo consciente de que no iba a dejar a Éowyn sola.
Éowyn se agachó y abrazó a Merry con todas sus fuerzas. Después se despidió de su hermano aunque le recordó que pasaría por Edoras para su ceremonia.
Veinte
Allí estaba ella, de pie como una estatua mientras unas simpáticas doncellas elfas la vestían con ropa que ella denominaba de estilo élfico. Pensaba que era un tontería que dos personas la vistiesen, con lo fácil que sería coger el vestido y ponérselo. A no ser que tuviera lazos que no pudiera atar. Pero estaba en casa de Legolas, e iba a hacer lo imposible para agradar a todos. Él había sido muy amable al decirle que aunque se peleara con todos los elfos del Bosque Verde, la seguiría queriendo, pero que si eso no se daba mejor que mejor.
El vestido era blanco, para variar. La verdad es que le encantaba el blanco la hacía ver fría y pura. Aunque ahora conservaba poco de fría. (El vestido se adaptaba a su silueta, de mangas acampanadas, y escote en uve, a partir de la cadera caía). Una de las doncellas comenzó a cepillarle el pelo. Éowyn odiaba que le tocaran el cabello, a excepción de Legolas, claro. Las elfas no hablaban Oestron, la Lengua Común de la Tierra Media, y no podía comunicarse con ellas. Ella quería llevar el cabello suelto, pero las doncellas se empeñaron en coger dos mechones de pelo y sujetarlos con un broche. Se parece al peinado que llevaba la Dama Galadriel.
Cuando vio su reflejo, simplemente se quedó maravillada. Nunca se había visto tan bella. Y esta vez ella misma se lo decía, nunca había reconocido que era hermosa, por mucho que la gente se lo había dicho. Pero si había creído a Legolas, así que seguramente cuando la viese se quedaría maravillado.
Hola!
Gracias Miko por tu review, y gracias Alleka por el tuyo... te envié los borradores, no sé si los recibiste.
Siento que las escenas sean cada vez más cortas, pero así pasaban por mi cabeza. Espero que os hayan gustado... Ya queda poco.. Unas 22 más, pero son cortas.
Saludos, Nami
