En una pequeña habitación se encontraban ocho Olímpicos, todos ellos se encontraban en silencio solo se podía escuchar los gritos que lanzaba el joven, todos ellos se mantenían observando el entrenamiento del joven hijo de Poseidón.

— Estoy sorprendido — dijo Hermes, el chico había progresado mucho desde la última vez que lo vio, tal vez aún le faltaba mucho pero el niño iba por buen camino. — Ha progresado más de lo que imaginaba.

— Él niño es un buen aprendiz, aprende rápido, pero aún queda mucho camino que recorrer — añadió Atenea sin apartar la vista del entrenamiento de Percy.

— ¿Espera eso que oí fue un halago? ¿Acaso el niño te cae bien? ¿Un hijo de Poseidón? — pregunto Apolo con una sonrisa, ganándose una mirada furiosa por parte de la Diosa de la Sabiduría.

— Atenea tiene razón, aún le faltan cosas por aprender, pero va por buen camino — exclamó Ares interrumpiendo la discusión entre los Dioses.

Aunque la tranquilidad solo duro unos minutos, — ¿Quién trajo al Minotauro? — exclamó molesta,

Artemisa dispuesta a atacar al monstruo, no iba a permitir que este volviera hacerle daño a su hijo.

— Tranquila, solo es un autómata, no se trata del real — dijo Atenea, impidiendo que su media hermana entrará a la habitación.

— ¿Por qué él? — pregunto Artemisa, aún bastante furiosa, su hijo estaba tan molesto que atacaba al autómata sin percatarse de los peligros — ¿Por qué le muestran a Zoe y Atalanta?

— Percy debe de aprender a calmarse, pensar las cosas con tranquilidad, es bastante testarudo y le puede costar en una batalla. Aunque hay algo que preocupa — dijo Atenea tranquilamente, — ¿Saben cuál es su defecto fatídico?

Tanto Artemisa como Poseidón asintieron pesadamente, — Es lealtad, ¿no es así? — murmuró Artemisa, temiendo la respuesta, aunque había visto varios indicios.

— Es la razón por la que están las cazadoras, quería comprobar mi hipótesis — añadió Atenea. — Saben que esto complica un poco más las cosas.

El resto de los Dioses se mantuvieron en silencio, aun tratando de asimilar la noticia que habían recibido.

— Creo que Percy debería de pasar el verano en el campamento Mestizo — dijo Ares, ganándose una mirada furiosa de la Diosa de la Caza.

— Eso no va a pasar — espetó furiosa, no iba a permitir que su hijo corriera peligro en el campamento Mestizo.

— Se que no te gusta, pero es lo mejor. Mi padre está empezando a dudar de ti — respondió Atenea, sin verse afectada por las miradas que le daba su media hermana.

— ¿De qué hablas? — pregunto Apolo, después de todo su padre nunca había dudado de la lealtad de su hermana.

— Han pasado doce años desde la última vez que te quedaste en el Olimpo y Hera le ha hecho creer a mi padre que es por que lo has traicionado — dijo Atenea, —Desde que mi padre escucho la Profecía, se ha vuelto más paranoico y ha dudado de todos.

— Pero lo que has dicho es una locura, ¿por qué mi padre dudaría de Artemisa? Ella ha sido de las pocas que siempre lo ha ayudado — espetó Apolo.

— Hera — dijo Artemisa frustrada, ¿por qué Hades Hera la odiaba tanto?

— Así es, sabes desde que llegaste al Olimpo Hera ha estado en tu contra y en los últimos años se ha encargado de poner a nuestro padre en tu contra — respondió Atenea, — Y mi padre te teme más que a cualquiera de nosotros.

— ¿Pero por qué? — espetó Artemisa furiosa.

— Es por esto — dijo Ares señalando a todos los Dioses presentes, — Si tu decides ir contra mi padre, tendrás más aliados que cualquiera de nosotros.

— Creo que es prudente que pases un tiempo en el Olimpo, para calmar a nuestro padre, y llevar a Percy al Olimpo no es una opción — añadió Atenea, — También debes de tener cuidado con las chicas que llegan a tu campamento, Hera enviará a algunas Amazonas para infiltrarse en la Caza.

Artemisa suspiro pesadamente, aunque no le agradaba la idea lo tenía que hacer, no quería poner a sus cazadoras en peligro, pero sobre todo no quería que su padre descubriera la identidad de Percy, — Esta bien.

— Además Percy estará bien, he hablado con Hécate, ella nos dará una poción para que Percy parezca hijo de alguien más, y he estado hablando con Dionisio para que su estadía en el campamento sea seguro para el niño — explicó Atenea esperando que con eso logrará tranquilizar a su media hermana.

— Esta bien.

Salto de Línea

Percy permaneció unos minutos sin moverse, aún mantenía su vista fija en el pecho del Minotauro por si aquel monstruo aún seguía con vida, su corazón latía con fuerza, — ¿Ata? ¿Zoe? — pregunto, recordando que había visto a sus hermanas, pero fue detenido por el Dios de la Guerra, quien apareció junto Atenea, Hermes Artemisa, Apolo y Poseidón.

— Ellas nunca estuvieron aquí — dijo Ares, — Todo esto solo fue parte de tu entrenamiento.

Percy bajo la mirada observando que el Minotauro se había transformado en un autómata, aún sentía bastante furia. — ¿Por qué?

— Te lo dije desde el inicio, debes de aprender a controlar tus emociones, si no lo haces, estos te pueden poner en peligro — añadió Atenea, Percy se dejó caer en el suelo. Aún se sentía bastante nervioso, pero entendía por qué lo habían echo.

— Esto fue por mi defecto fatal, ¿no es así? — pregunto mientras se ponía de pie.

— Se que no es un buen augurio, pero debes de aprender a no dejar que tus emociones te controlen — dijo Ares con el semblante serio.

— Debes de aprender a pensar con el cerebro, no con el estómago, debes de aprender de esto — dijo Atenea esbozando una sonrisa. — Además ya es hora de que vuelvas con tu familia.

— Me siento muy orgulloso de todo lo que has logrado hijo — dijo Poseidón provocando que Percy se sonrojará.

— Tu padre tiene razón, te viste muy bien, todas las chicas estarán orgullosas — dijo Artemisa abrazando con fuerza a su hijo. — Bueno, es momento de regresar a casa.

Percy esbozo una sonrisa, había esperado tanto tiempo para poder regresar a la caza y estar nuevamente con sus hermanas, — Pero no dejes de leer, estos te van a ayudar, además te haré bastantes pruebas en el próximo año y serán mucho más difíciles — dijo Atenea.

Artemisa tomó al chico por el hombro antes de que ambos desaparecieran del Inframundo, Percy se mantuvo unos minutos arrodillado intentando no vomitar. En verdad odiaba esos viajes. Aunque no tuvo mucho tiempo para recuperarse ya que fue derribado por una chica.

— Te extrañe Percy — dijo Atalanta sin dejar de abrazar a su hermano. Tan pronto como la chica se alejo Percy nuevamente fue abrazado por Zoe, después de Phoebe y cada una de las cazadoras.

— Las extrañe mucho — dijo Percy.

— Vamos hijo, en la cena nos cuentas como te fue — dijo Artemisa guiando a su hijo hasta el comedor.

La cena trascurrió con tranquilidad, todas las cazadoras escuchaban atentas los relatos del entrenamiento de Percy.

— Pues aún no te confíes Percy, que aún te falta el entrenamiento de nosotras — exclamó Zoe.

Percy sonrió tranquilamente, esperando con ansias entrenar con las cazadoras.

— Bueno chicas, ya es hora de dormir — dijo Artemisa, — Percy, espera necesito hablar contigo.

Una a una de las cazadoras abrazaron nuevamente a Percy antes de irse cada una a su tienda para descansar, — ¿Hice algo? — preguntó Percy temeroso, pensando que su madre lo iba a regañar, para fortuna de sus nervios la Diosa sonrió tranquilamente.

— No hijo — respondió ella mientras le daba un abrazo, — Es solo que te tengo una mala noticia.

Percy se quedó en silencio, tratando de imaginar que podría ser, — Hoy durante tu entrenamiento, Atenea me informó que mi padre está dudando de mi, ella cree que para calmar la paranoia de mi padre, es que pase un tiempo en el Olimpo.

Percy se quedó en silencio, algo le decía que no le iba a agradar lo que iba a pasar, sabía que cuando su madre pasaba un tiempo en el Olimpo las cazadoras se quedaban en el campamento mestizo pero el no podía entrar al campamento junto con las cazadoras,

— ¿Dónde me quedaré? — pregunto temiendo que lo regresarán al Inframundo.

— Atenea cree que es buena idea que estés un tiempo en el Campamento Mestizo — añadió Artemisa, aunque no estaba muy animada.

— ¿Por qué tengo que ir? ¿Por qué no me puedo quedar en la Caza? — pidió Percy, estaba más que frustrado de tener que abandonar la Caza tan pronto, apenas había regresado y ahora tenía que ir al campamento Mestizo.

— Lo se Percy, pero mi padre esta sospechando de mi y no quiero que eso te ponga en peligro — dijo Artemisa, antes de abrazar a su hijo. — Creeme te he extrañado mucho, me duele mucho estar alejados, pero podrás ver a tus hermanas en el campamento.

— ¿Será solo el verano? — pidió el chico.

— Así es hijo, te prometo que solo será esta vez.

— Esta bien — murmuró abatido.

Salto de Línea

— Pe...Per..Percy

El chico se quedó inmóvil, viendo con horror aquella imagen, Atalanta apenas y se podía mantener de pie y la herida que tenía en el estomago era bastante grande. — Por favor resiste — murmuro Percy desesperado pero la cazadora cerro los ojos.

El chico se despertó sobresaltado, sentía como el sudor corría por su rostro, tenía la boca reseca y no sabía en que momento había comenzado a llorar, — Fue solo un sueño — murmuró Percy, intentando calmar sus nervios, después de unos segundos decidió ir por un poco de agua, tal vez eso le ayudaría a calmar sus nervios y sobretodo poder volver a dormir. El chico salió de su tienda, todo el campamento estaba en silencio a excepción de los aullidos de los lobos que se mantenían vigilando el campamento, para su fortuna había un pequeño río cerca del campamento, solo le tomo unos minutos para llegar aquel lugar.

— ¿Por qué sigo soñando con lo mismo? — espeto Percy mientras tomaba asiento en la orilla del río, dejando sus pies adentro del agua. Desde que tenía tres años, siempre recordaba aquel sueño, algunas veces Atalanta hablaba en otras no pero siempre era lo mismo, la cazadora siempre herida gravemente. Su mamá e incluso Atalanta siempre lo intentaban calmar diciéndole que solo era un sueño pero había algo que al chico no le gustaba.

— ¿Otra vez el mismo sueño?

El chico dio un brinco dándose la vuelta encontrándose con Atalanta que le sonría tranquilamente, — ¿Por los Dioses Ata? ¿Por qué tienes que ser tan silenciosa? — dijo Percy.

Atalanta sonrió tranquilamente mientras tomaba asiento aún costado de donde estaba el chico, — Es para que aprendas a estar alerta siempre — respondió la cazadora, acariciando la cabeza del chico. — Pero no me cambies el tema, ¿otra vez tuviste el mismo sueño?

Percy se quedó en silencio suspirando pesadamente, — Si — respondió nervioso, — Ya había pasado bastante tiempo desde la última vez que lo soñé.

Atalanta no dejo de sonreír mientras le daba un abrazo al chico, — Es solo un sueño Percy — dijo Atalanta sin dejar de abrazar al chico.

— ¿Y si no lo es? — murmuro con miedo el chico, después de todo aquel sueño siempre se trataba de Atalanta de ninguna otra cazadora, siempre era ella.

— Nada me va a pasar Percy — respondió la cazadora.

— ¿Me lo prometes? — dijo Percy nervioso.

— Te lo prometo Percy — dijo ella sin dejar de abrazarlo, — Vamos Percy, tienes que dormir.

Un mes después

— Por favor Percy no te vuelvas como ellos, no me gustaría tener que patear tu trasero después de todo — dijo Phoebe con una sonrisa mientras abrazaba con cariño a Percy, Zoe se acercó tranquilamente a Percy entregándole una pequeña pluma.

— Ten Percy, nunca me han gustado las espadas además me gustaría que mi hermano la tuviera — dijo Zoe con una sonrisa.

— Gracias Zoe, te prometo que no voy a ser como él — dijo Percy mientras abrazaba a su hermana, tan pronto como se alejo se vio abrazado con fuerza por Atalanta, no podía entender como es que la chica tenía tanta fuerza.

— Promete que no te vas a meter en problemas.

— Sabes que los problemas me buscan a mi Ata — dijo, antes de recibir un golpe en la cabeza, — Está bien, te lo prometo.

— Cuídate mucho hijo, y trata de divertirte. Te prometo que el tiempo se pasa rápido y pronto regresaras con nosotras — dijo Artemisa, tratando de esbozar una sonrisa.

Percy abrazo con cariño a su mamá antes de acercarse al Dios del Sol. — Bueno Percy ha llegado el momento de irnos — dijo Apolo antes de que ambos desaparecieran del lugar. — ¿Estás bien?

— Aún no me acostumbro a estos viajes — respondió Percy intentando no vomitar.

— ¿Recuerdas cuál es la historia que les vas a contar? — pregunto Apolo entregándole una botella dorada.

— Si, me acaban de echar del orfanato, he intentado sobrevivir en las calles pero eso ha sido difícil por los monstruos, justo esta mañana sentí como si el sol me estuviera guiando hasta este lugar — respondió Percy con una sonrisa, haber estado con Hermes una temporada le había ayudado.

— Hermes estaría orgulloso de ti — respondió con una sonrisa, — Recuerda no utilizar tus poderes, y toma la poción cada doce horas. Has que me sienta orgulloso — dijo antes de desaparecer.

Percy guardo la botella en su mochila antes de caminar por el bosque, fueron unos minutos lo que se tardo en llegar a la frontera del campamento, donde observo el árbol de Thalia.

— ¿Quién eres? — Percy se dio la vuelta, por instinto se llevó las manos a la espalda, pero se detuvo de pronto, al ver a una chica rubia acercarse. — ¿Eres sordo? — Lo siento, soy Percy Jackson — respondió Percy, genial ahora había quedado como un estúpido, que buena primera impresión.

— ¿Qué es lo que haces aquí? ¿Cómo llegaste? — pregunto la chica con suspicacia.

— He pasado las últimos días viviendo en la calle, ha sido difícil. Pero esta mañana algo cambió, fue como si algo me guiará hasta aquí, no se como explicarlo — dijo Percy, él gesto duro de la chica se suavizó por un momento.

— Ven conmigo, creo que debes de conocer a Quirón — respondió la chica caminando sin voltear a ver a Percy.

— ¿Quién es Quirón? — preguntó, pero la rubia siguió caminando. — ¿Acaso eres sorda? La chica se detuvo antes de darle una mirada de enojo, — Date prisa y cállate — dijo, antes de continuar su caminata. Genial, ¿Por qué las chicas tenían que estar siempre de mal humor? pensó, Percy se sorprendió de todo lo que había en el campamento aunque no pudo admirar mucho ya que en ningún momento la chica se detuvo hasta que llegaron a una gran casa de madera.

— Quirón ha llegado alguien nuevo — dijo la rubia tocando la puerta, — Tu espera aquí. Percy se quedó en silencio observando como la chica se alejaba sin voltear en ningún momento. Tardo un par de segundos antes de que el viejo centauro abriera la puerta de la cabaña.

— ¿Annabeth se fue? — pregunto el viejo centauro, Percy asintió sin saber que más decir, — ¿Cómo te llamas?

— Percy Jackson — murmuró intentando sonar nervioso. — Tranquilo Percy, vamos a dar un paseo, por lo mientras dime. ¿Cómo has llegado? — pidió Quirón con una sonrisa.

— Los últimos días viví en las calles, fue algo difícil, aunque lo peor vino ayer, fui atacado por un Cíclope, logré escapar por un momento pensé que moriría. Aunque en la mañana todo cambió sentí una nueva esperanza, como si alguien me guiará hasta aquí — relató Percy y por el gesto conmovido de Quirón supo que había logrado engañar al centauro.

— Tranquilo Percy, llegaste al lugar indicado — dijo Quirón con una sonrisa guiando al chico a la parte trasera de la cabaña, — Antes de empezar el recorrido, tienes que conocer al señor D. —

¿Señor D? — pidió Percy, observando a Dionisio.

— ¿Otro mocoso? Acaso mis hermanos no pueden dejar de hacer niños — dijo Dionisio dando un guiño a Percy.

— Percy te presento al señor D, él es el director del campamento — dijo Quirón mientras observaba el símbolo que aparecía arriba de la cabeza del chico.

— Otro hijo de Apolo, a este paso tendremos que poner un segundo piso a su cabaña — murmuró Dionisio alejándose.

— Ven Percy, ahora que sabemos quien es tu padre, te llevaré a tu cabaña — dijo Quirón tranquilamente mientras guiaba a Percy por el campamento, lo primero que reconoció fue la cabaña de su padre y madre.

— Lee el es Percy y es su nuevo hermano — dijo Quirón a un chico rubio, — Percy, él es Lee Fletcher líder de la cabaña de Apolo, él te explicara todo.

— Vamos todos querrán conocerte — dijo Lee con una sonrisa antes de empujar a Percy a la cabaña de Apolo. — ¡Chicos tenemos un nuevo hermano! Percy observo con cierto nerviosismo a todos lo chicos antes de que cada uno de ellos se presentará, era algo agradable ver que todos ellos lo trataban bien, — Vamos Percy puedes dejar tus cosas ahí, ha llegado la hora de ir a cenar — dijo Lee con una sonrisa.

— ¿Lee me puedes explicar qué es todo esto? — pidió Percy, — En la mañana estaba vagando por las calles y ahora estoy aquí rodeado de chicos, parece que estoy en una especie de convivencia de fans de griegos.

Lee soltó una carcajada, — ¿No te explicó nada Quirón? — pregunto Lee, casi la mayoría de las veces el viejo centauro se encargaba de explicar las cosas. — Ahora entiendo tu cara de espanto, por un momento pensé que era por que te caía mal.

— ¿Entonces me vas a explicar qué es este lugar?

— Bueno esté es un santuario que los Dioses crearon para mantenernos a salvo — respondió Lee.

— ¿Dioses? — Bueno Percy, creo que tendré que explicarte todo desde el inicio — añadió Lee sin dejar de sonreír.

Salto de Línea

Percy se quedó un momento en silencio, tal vez después de todo el campamento no era tan mal lugar, y tenía que admitir que era bueno estar con chicos de su edad, cuando pasaron por la zona de entrenamiento, observó a algunos semidioses practicando, — Oye, ¿Quién es la rubia? — pregunto Percy, observando la misma chica con la que se había encontrado en la tarde al llegar al campamento.

— Vamos Percy, tu primer día y ya quieres ligar a nuestra querida Annabeth — dijo Lee son una sonrisa al ver que su hermano se ponía rojo.

— No fue por eso — respondió rápidamente, — Es que fue ella quien me encontré en la mañana, aunque estaba bastante molesta y creo que aún lo sigue.

— Ahora me sorprendes más, tu primer día y lograste superar un Annabeth categoría 5 — añadió Lee sin dejar de sonreír, — Creeme Percy a nadie le gusta estar cerca de ella cuando esta enojada.

— Antes de ir a comer, tienes que dejar caer unos cuantos alimentos en las brasas como tributo a nuestro padre — dijo Lee mientras tomaba su comida.

— Para mi padre Poseidón, para mi mamá Artemisa — dijo Percy mientras lanzaba parte de su comida al fuego, — Oh casi lo olvidó, también para mi Tío Apolo.

— ¿Y dime Percy te gusta el tiro con arco? — pregunto Lee con curiosidad.

— Nunca lo he intentado, creo que no soy muy bueno para los deportes — respondió sonriendo ligeramente.

— Eso se va a acabar, al terminar la comida vamos al campo para practicar un poco — dijo Lee.

— Esto debe ser una broma — Percy levanto la mirada, sin entender aún los quejidos del los chicos en el campamento.

— ¿Quiénes son? — pregunto observando a sus hermanas caminar tranquilamente por el comedor, enviando varias miradas furiosas a los chicos que se atrevían a verlas.

— Son las cazadoras de Artemisa, la niña que está junto Quirón es la Diosa Artemisa — Percy esbozo una fugaz sonrisa, era bueno ver a sus hermanas aunque estaba frustrado de no poder hablar con ellas. Una vez que terminó la cena, Quirón se levantó de su asiento para atraer la atención de los semidioses.

— Como todos ustedes saben hoy se llevará a cabo la captura de bandera y como es tradición cada vez que vienen las cazadoras al campamento, el duelo será entre campistas y cazadoras — dijo Quirón, esbozando una sonrisa al ver la mirada de derrota en varios de los campistas.

— Quirón si me lo permites, en esta ocasión me gustaría participar — dijo Artemisa observando rápidamente a su hijo, los quejidos en el comedor aumentaron, las pocas posibilidades que tenían de ganar, se habían esfumado.

— Bueno es mejor que se vallan preparando, el juego comenzará en unos minutos — dijo Quirón antes de ir al bosque, para preparar los preparativos del juego.

Percy siguió a los hijos de Apolo hasta la zona de entrenamiento donde se encontraron con el resto de los campistas.

— Vamos, ¿por qué están tan preocupados? Son solo unas chicas — exclamó un hijo de Hefesto, Percy tuvo que apretar los puños para no golpear al chico, le molestaba demasiado cuando insultaban a sus hermanas.

— Calla de una vez Joe — dijo Annabeth, — Ya saben la estrategia, los hijos de Apolo cuidan la frontera de nuestro territorio, mientras que Clarisse y yo dirigimos al resto a la ofensiva.

Percy suspiro pesadamente, había estado emocionado por el juego, tenía la esperanza de enfrentarse a sus hermanas aunque sabía que en cierto punto eso podría ser algo más perjudicial, aunque ahora estaba frustrado de ver que no iba a tener mucha acción, — Percy, ¿cierto? — pregunto un chico rubio. — Lo siento soy Luke, hijo de Hermes.

— Percy Jackson — respondió molesto, aún recordaba al chico y estaba seguro de que nunca le iba a caer bien.

— ¿Me quieres ayudar? Se que Annabeth les ordenó una función, pero creo que entre nosotros podemos burlar las defensas de las cazadoras — dijo Luke con una sonrisa, Percy se mantuvo en silencio, aunque el chico le caía mal tenía muchas ganas de enfrentarse a sus hermanas, ¿Qué era lo peor que le podía pasar?

— Esta bien, vamos — respondió, antes de seguir al chico por el bosque.

— Sabes Percy, es algo curioso, pero hace unos años conocí a alguien que se llamaba igual a ti.

Percy permaneció tranquilo, no quería dar ninguna pista al rubio. — Eso no es muy sorprendente, en realidad ahora es muy común el nombre de Percy, ¿es más recuerdas que en la antigüedad los hombres se llamaban fulanos y las mujeres menganas? — exclamó Percy tranquilamente, pero Luke se mantuvo con su semblante serio.

— Y eso no es lo único, creo que este chico tendría la misma edad que tu — respondió Luke.

— Entonces seguramente fui yo, aunque claro, no estaba ni siquiera en el estado y definitivamente nunca te había visto antes, pero tal vez fue un viaje astral que tuve o pudo ser que caminara dormido, aunque tuve que recorrer medio país para lograrlo — añadió Percy con una sonrisa, estaba agradecido de haber pasado una temporada con Hermes, de no ser así no habría podido mentir tan naturalmente.

— Grover esta apunto de volver y cuando eso pase, te prometo que te vas arrepentir por lo que la paso a Thalia — dijo Luke antes de darle una patada en la rodilla, — Por ahora dejaré que las cazadoras se diviertan contigo.

Percy levanto la vista viendo como Zoe se acercaba a su posición, lo que aprovecho Luke para escapar. Tan pronto como el hijo de Hermes se alejo, la cazadora comenzó a disparar varias flechas en dirección al semidiós, Percy tuvo que recurrir a su escudo para así poder evitar la mayoría de los ataques.

— ¿Eso es todo Zoe? Creo que los años ya te están pasando factura — dijo Percy con una sonrisa torcida. La cazadora guardo tranquilamente su arco antes de sacar sus cuchillos.

— No te emociones aún, esto apenas comienza — dijo, antes de intentar atacar al chico, para su frustración Percy resultó ser más veloz logrando esquivar todos los ataques que lanzaba.

— ¿No piensas atacar? — pregunto la cazadora, esperando provocar a su hermano. Percy giro su escudo haciendo que cambiará su forma a una lanza. Zoe volvió al ataque, pero en esta ocasión Percy se defendió usando su lanza, para después usarla para desarmar a la cazadora. Zoe intento recuperar sus armas, lo que Percy aprovecho para golpear los pies de la chica para tirarla al piso.

— Te has vuelto lenta Zoe — murmuró Percy al ver la cara sorprendida de su hermana, ella trato de moverse pero él colocó su lanza sobre el cuello.

— Valla, veo que por fin el bebé se ha vuelto más fuerte — dijo Zoe con una sonrisa juguetona antes de golpear a Percy en el estómago haciendo que se alejará unos pasos, — Pero aún sigues siendo un distraído.

Percy sonrió, — Hay algunas cosas que nunca cambian — dijo, recogiendo su lanza del suelo mientras observaba a Atalanta y Phoebe caminar a donde estaba.

— Creo que ha llegado la ayuda.

— No le podíamos dejar toda la diversión a Zoe — dijo Phoebe con una sonrisa, Percy sonrió tranquilamente mientras giraba su lanza, transformando a unos cuchillos de caza.

— Supongo que las demás están cuidando que nadie se acerque — dijo Percy, — Bueno espero que estén listas.

Las cazadoras alzaron sus arcos disparando varias flechas, para sus sorpresa, Percy utilizo sus cuchillos para detener las fechas.

— ¿Eso es todo? — dijo Percy, notando que sus tres hermanas se estaban empezando a molestar.

Phoebe fue la primera en acercarse intentando golpearlo en un par de ocasiones, hasta que logró darle un puñetazo en el rostro antes de darle una patada en el pecho, tirando al chico al piso, Atalanta se unió a su amiga, pero Percy logró ponerse de pie, para después golpear a ambas cazadoras. Zoe sonrió tranquilamente pero antes de que pudiera atacar una flecha plateada se incrustó en el piso muy cerca de donde estaba Percy.

— Espera Zoe — Percy alzó la vista, dándose cuenta que Lee y un par de hijos de Ares se habían acercado, solo espero que no llevarán mucho tiempo, no tenía ni idea de como lo iba a explicar.

— Yo me encargaré del muchacho, tú ve por la bandera.

Percy vio como Lee lo miraba con preocupación, incluso intento acercarse, pero una lluvia de flechas lo obligó a alejarse del lugar. — Atalanta, Phoebe vean que ningún semidiós se acerque para salvar al muchacho — dijo Artemisa, las tres cazadoras solo a sintieron antes de alejarse para cumplir con sus diferentes órdenes, — Has progresado mucho hijo, has logrado derrotar a tres de mis mejores cazadoras.

Percy no pudo evitar esbozar una sonrisa, — Ahora veamos si me puedes seguir el paso — dijo Artemisa antes de atacar a su hijo.

Percy solo pudo convocar su escudo, la velocidad de madre era increíble, lo que hacía que fuera difícil poder contraatacar. Tenía que pensar en algo, por que si seguían a este ritmo, no iba a lograr durar mucho.

— ¡Las cazadoras ganan! — Percy esbozo una sonrisa aunque eso aprovecho la Diosa para tirarlo al suelo antes de colocar su cuchillo sobre su garganta.

— Señora Artemisa, el juego ha terminado — dijo Quirón, temiendo que la Diosa de la Caza le hiciera algo a su nuevo alumno. Artemisa le esbozo una fugaz sonrisa antes de alejarse de su hijo, y para sorpresa de Percy Lee se acerco rápidamente, — ¿Estás bien? — pregunto Lee, intentando ver si tenía alguna herida.

— Tranquilo Lee, sólo tengo unos raspones — dijo Percy mientras se ponía de pie con ayuda del chico, dejando muy sorprendido al jefe de cabaña de Apolo.

— ¿Solo unos raspones? — dijo Lee con sarcasmo, —¿Te acabas de enfrentar a la Diosa de la Caza y solo tienes unos rasguños?

Percy se encogió de hombros tranquilamente, — Creo que tuve suerte, menos mal el juego acabo, si no ya estaría muerto — dijo el con tranquilidad, Lee solo negó con la cabeza antes de acompañar a Percy a la enfermería.

Salto de Línea

Percy se levanto de su cama, caminando lentamente tratando de no despertar a sus compañeros, se alegro de ver que solo las cazadoras se mantenían en el comedor. Tan pronto como se acerco notó las miradas de enojo de las chicas, algo que al inicio le incomodo pero sabía que debían de mantener las apariencias.

— ¿Qué haces aquí mocoso? Acaso extrañas a tu mami — dijo Phoebe, haciendo un gesto hacia el bosque que rodeaba el campamento. Percy le sonrió a las cazadoras antes de alejarse en dirección al bosque. Camino alrededor de unos cinco minutos hasta que llego al lugar donde había peleado con su mamá.

— ¿Cómo te fue en tu primer día? — pregunto Artemisa mientras se acercaba a donde estaba su hijo, él levanto la mirada para ver a su madre aún en su forma de 12 años.

— Bien, los hijos de mi tío se han portado muy bien conmigo, son muy buenos — explicó Percy con una sonrisa, — ¿Pero que hacen aquí? Pensé que iban a estar en Olimpo.

— Iré al Olimpo en las noches, en el día estaré en el campamento. No podía dejar a mi bebé solo — dijo con una sonrisa provocando que Percy se pusiera rojo. — ¿Qué te hizo el hijo de Hermes? Y no pienses en mentir muchacho.

— Él tiene la sospecha de que soy el mismo chico que los rescato de los Cíclopes — respondió Percy, — Me culpa de la muerte de Thalia, y tiene razón.

— Tu no eres el culpable, mi padre es el único responsable de su muerte — dijo Artemisa.

— No le harán daño, ¿verdad? — pregunto Percy, sabía muy bien lo protectora que era su mamá.

— Claro que no, aunque los accidentes siempre ocurren — agregó Artemisa con una sonrisa, — No voy a dejar que nadie lastime a mi niño.

Percy esbozo una fugaz sonrisa mientras tomaba asiento en el suelo, — ¿Ocurre algo más? — pidió el chico, — Te noto molesta.

— No hijo, es solo que no me acostumbro a esto, ve a dormir Percy, hoy a sido un día muy largo — dijo Artemisa mientras abrazaba a su hijo, — No tienes nada de que preocuparte, no dejaré que nada te pase.

— Buenas noches mamá, te quiero — dijo Percy antes de alejarse del lugar, una vez que regresó al campamento se percató que ya nadie quedaba en el comedor, solo un par de arpías por la casa grande.

— ¿Estás bien?

Percy se dio la vuelta sorprendido de ver a la hija de Atenea, no había visto a nadie cuando entró en el campamento, ¿Cómo pudo aparecer de pronto?

— Hey, te estoy hablando — dijo la rubia.

— ¿De dónde saliste? — pidió Percy frotándose el cuello, la chica sonrió antes de mostrar la gorra roja que llevaba entre sus manos.

— Es gracias a esto, es un regalo de mi madre — respondió la chica colocándose la gorra desapareciendo del lugar. — Pero dime, ¿Qué haces despierto? ¿No estarás tramando algo malo?

— Me has descubierto — exclamó Percy divertido, — Tenía pensado conseguir algo que me ayudara a dormir, digamos que Will ronca demasiado fuerte.

La hija de Atenea soltó una sonora carcajada, antes de llevarse las manos a la boca, — Tienes razón, incluso Quirón nos pidió insonorizar la cabaña de Apolo, para que no se escucharan los ronquidos de Will — dijo la rubia entre risas, — Los primeros días llegamos a pensar que se había metido un monstruo.

— Creo que en realidad es un monstruo, nunca había escuchado a alguien roncar así, lo peor es que nadie me dijo y se me ocurrió tomar la cama más cercana a Will — dijo Percy, ahora entendía por que todos los hijos de Apolo estaban riéndose cuando eligió su cama.

— Eso le hacen a todos los novatos, solo te queda rogar por que algún hermano tuyo aparezca en el campamento.

— Estaré rezando todos los días para que eso pase — dijo Percy con una sonrisa, — Por cierto soy Percy Jackson hijo de Art..Apolo.

La chica se quedo en silencio, estaba segura que iba a decir Artemisa, pero lo ignoro de inmediato eso no podía ser posible, — Ya lo sé, no recuerdas que me viste en la mañana — dijo la chica con una sonrisa.

— ¿Eras tú? Oh sí ya recuerdo, eras Annabeth categoría 5 — respondió ganándose un golpe de la rubia.

— ¿Fue Lee verdad? — pregunto entre risas.

— Mi boca está sellada — respondió con una enorme sonrisa, — Incluso hay un Annabelometro en la cabaña, Lee se encarga todas las mañanas de colocar tu foto según sea tu estado de ánimo, me han dicho que hoy fue algo extraordinario, nunca habías llegado a ser categoría 5.

— Son unos bobos todos ustedes — añadió Annabeth sin dejar de sonreír. — Pero la verdad creo que te debo una disculpa, no te trate muy bien.

Percy se encogió de hombros, — Bueno la verdad es que te debo de agradecer, soy toda una celebridad en mi cabaña, he sido el único que ha visto un categoría 5 y no ha resultado herido — dijo, logrando que la rubia sonriera, — Sólo recuérdame de nunca hacerte enojar.

— Eres un bobo — respondió la chica entre risas.— ¿Y llevas mucho tiempo en el campamento?

La rubia sonrió tranquilamente, sin dejar de observar las estrellas. — Llevó 5 años viviendo aquí.

— ¿Y sólo estas aquí en el verano? — pregunto, pero se dio cuenta que se había equivocado, la sonrisa de Annabeth desapareciendo dando paso a una mueca.

— No, siempre estoy en el campamento. — Sabes extraño estar con mis hermanas, no me mal entiendas el campamento es genial, pero ellas son mi familia — dijo, echando un rápido vistazo a la cabaña de Artemisa, era bastante frustrante ver a sus hermanas y no poder hablar con ellas.

— ¿Dónde vivías antes de llegar al campamento? — pregunto Annabeth intrigada.

— Era un pequeño orfanato a las afueras de la ciudad, era un lugar solo para niñas — dijo Percy, sin poder evitar sonreír, había sido bueno pasar un tiempo con Hermes.

— ¿Y si era sólo para niñas qué hacías ahí? No me digas que en realidad eres mujer — comento Annabeth soltando una pequeña carcajada.

— Me has descubierto, en realidad mi nombre es Perséfone — respondió divertido.

— Deberías de unirte a la Caza, creo que las cazadoras estarían encantadas — dijo Annabeth, imaginado la reacción que tendrían las cazadoras.

— No suena mal, ¿Crees que Artemisa me deje unir a la Caza? — dijo sin poder evitar sonreír, si tan solo supiera la verdad. — En realidad fue la directora la que me dejó estar en el orfanato, por desgracia ella se júbilo y fue la razón por la que me sacaron del orfanato.

— ¿Nunca conociste a tu madre?

— No, llegue al orfanato cuando tenía dos meses de haber nacido — respondió, — Pero sabes, el estar en orfanato ha sido genial, ellas eran mi familia.

— A mi me pasa lo mismo, fue hasta que llegue al campamento cuando conocí el verdadero significado de familia. Este lugar es muy importante para mi — dijo Annabeth.

— ¿Y por qué razón la cabaña de Hermes es la que más gente tiene? — pidió Percy, aunque Hermes era bastante gigolo, nunca se imaginó que fuera a tener tantos hijos.

— ¿Acaso todos ellos son hijos de Hermes? ¿Acaso su deber es hacer muchos hijos?

La hija de Atenea esbozo una ligera sonrisa, pero aún así se veía algo molesta, — En realidad son muy pocos los hijos de Hermes, la mayoría son chicos que su padre piadoso nunca los ha reclamado y ahí se quedan hasta que sean reclamados u otros son hijos de Dioses Menores y siempre se quedan en la cabaña de Hermes — añadió Annabeth bastante molesta.

— ¿Qué no todos los Dioses reclaman de inmediato a sus hijos? — pidió Percy, sabía que ellos eran algo distraídos pero nunca espero que fueran así con sus hijos.

— Es muy raro que suceda, por lo regular tardan una semana o hasta años para que eso pase — añadió la rubia, — Al parecer los Dioses no nos creen importantes.

— ¿Y dime cómo es que eres tan bueno peleando? Escuche a Will diciendo que te tocó pelear contra Artemisa.

— No lo sé, tal vez tuve suerte — respondió, — Por fortuna las cazadoras lograron capturar la bandera antes de que acabará muerto en mi primer juego.

— ¿Quieres ir a practicar? Tal vez te deje tan lastimado que tendrás que dormir en la enfermería y no en tu cabaña — dijo Annabeth con una sonrisa. — Creo que prefiero eso a volver a escuchar los ronquidos de Will.

Ambos chicos recorrieron en silencio el campamento tratando de no llamar la atención de las arpías que se encontraban en el comedor.

— ¿Listo? — pidió Annabeth.

— Hay algo raro — murmuró Percy, él lugar estaba completamente en silencio, incluso ya no escuchaba a las arpías.

— ¿Qué te pasa? — pregunto Annabeth, pero Percy se mantuvo en silencio, su instinto le decía a gritos que algo malo estaba por pasar y si algo había aprendido en sus lecciones era que casi nunca se equivocaba. Un ligero crujido hizo que ambos semidioses se giraron en dirección al bosque, listos para atacar.

— Corre — murmuró Percy, pero la hija de Atenea se quedó en su lugar aterrorizada.

— Por los Dioses — dijo Annabeth aterrada, al ver al León de Nemea salir del bosque.