La cara de Annabeth decayó cuando se dio cuenta, aunque para su mala fortuna ya era demasiado tarde, el trío escucho la risa de una mujer, seguido de unos pasos acercándose a ellos. — ¡Cierren los ojos! — grito la hija de Atenea, los semidioses de inmediato lo hicieron, aunque los chicos se mantenían con sus armas listas, estas no les iban a servir de mucho, si no podían ver a lo que se enfrentaban.

Fueron unos segundos, los que el lugar permaneció en completo silencio, lo que sólo provocó que aumentará el nerviosismo de los chicos, ellos solo podían escuchar el ruido de su respiración. — No se les ocurra abrir los ojos — dijo Clarisse, estaba bastante nerviosa, ¿Cómo podían derrotar a un enemigo que no pueden ver? Percy sujeto su arco esperando notar algún indicio de alguien acercarse para intentar así atacar a la Gorgona, aunque ya se escuchaban las pisadas, le era difícil el identificar de donde provenía el ruido.

— Parece ser que hoy es mi día de suerte, tres hermosos semidioses han venido a unirse a mi colección — exclamó una mujer, Percy pudo escuchar a alguien acercarse, aunque aun así no podía precisar su ubicación. — No sean tímidos, abran los ojos, les prometo que todo terminará pronto, ni siquiera sentirán nada.

— Por favor déjenos ir, nosotros no queremos nada malo con usted — murmuró Annabeth con la esperanza que la Gorgona los dejará ir.

— Y parece que mi suerte mejora, una hija de la estúpida Atenea — exclamó Medusa tomando por el cuello a la rubia, — Vamos chiquilla abre los ojos, no seas tímida no te voy a hacer daño. Incluso le mandaré la escultura a tu querida madre, para que la tenga en su biblioteca.

Percy aprovecho que Medusa estaba entretenida con Annabeth para alejarse unos metros sin que la Gorgona se percatará, para colocarse a la espalda de Medusa disparando dos flechas que se incrustaron en la espalda de la Gorgona.

— ¡Maldito niño! — rugió Medusa lanzando a la rubia al suelo, Percy de inmediato se echó a correr tratando de mantener una cierta distancia de la Gorgona, pero para su sorpresa esta resultó ser más veloz, y además el correr con los ojos cerrados le hacía aún más difícil la tarea, ya que en varias ocasiones choco contra algunas esculturas.

— Tienes un aroma muy interesante niño — dijo Medusa mientras lograba sujetar por el pie a Percy. — Es algo casi imperceptible, pero puedo oler el mar en ti, pero eso no es lo sorprendente, puedo sentir el aroma del bosque, algo que sólo lo tiene Artemisa.

— Tal vez puede ser el jabón con el que me baño, es aroma lavanda, si quieres te puedo decir donde lo compro — murmuró Percy intentando lanzar un par de golpes, pero era difícil poder acertar con los ojos cerrados.

— No me quieras engañar niño, tú eres hijo de Artemisa — exclamó Medusa, Annabeth y Clarisse se quedaron sorprendidas por lo que escucharon, "¿Percy era un hijo de Artemisa?"

Percy recordó la lección que había tenido con Atenea, y tuvo una idea, solo esperaba que en verdad funcionará. Aprovechando que la Gorgona estaba confiada y no le prestaba mucha atención a los golpes, el chico colocó sus manos sobre la cara de la Gorgona, buscando por unos segundos los ojos antes de apretar con todas sus fuerzas, ella trato de alejar al semidiós, pero este se aferro con más fuerza, haciendo que fuera imposible que la Gorgona se lo quitará de encima.

— ¡Espera! ¡No lo hagas! ¡Detente! —chillo Medusa antes de golpear en repetidas ocasiones a Percy contra una de las esculturas hasta que logro que Percy se soltará, aunque había logrado dañar los ojos de la Gorgona, con lo que les facilitaría las cosas para derrotarla y más cuando ella ya no los podía convertir en piedra.

— ¿Estás bien? — pregunto Annabeth ayudando al hijo de Poseidón a levantarse y alejarse de Medusa, quien se mantenía golpeando las esculturas cercanas mientras lanzaba gritos de dolor.

— Todo bien, ahora solo tenemos que irnos — murmuro Percy intentado recuperarse de los golpes que había recibido, pero tanto Annabeth como Clarisse se lo impidieron.

— No podemos irnos, tenemos que matar a Medusa, no podemos dejar que ella siga causando daños — exclamó Annabeth, quien junto con Clarisse intentaron acercarse a donde estaba Medusa, aprovechando que está aún se mantenía recuperando del ataque.

— Esperen — grito Percy, haciendo una señal a sus compañeras para que se ocultarán. Fueron unos segundos los que se quedaron ocultos antes de ver la figura de dos Gorgonas más acercarse a donde estaba Medusa.

— ¿Quiénes son? — murmuró Clarisse, no recordaba antes haber conocido a más de una Gorgona.

— ¿Qué te ha pasado Medusa? — exclamó la Gorgona más gorda, mientras la otra observaba a su alrededor intentando encontrar al atacante.

— La gorda es Euríale, mientras la otra es Esteno, ambas son hermanas de Medusa, aunque ellas no tienen el poder de convertir a las personas en piedra, aún son peligrosas — murmuró Annabeth, tal vez Percy tenía razón y era mejor abandonar aquel almacén.

— Hay alguien aquí, son semidioses, ellos están cerca — rugió Euríale alejándose de sus hermanas para encontrar a los intrusos.

— ¿Ahora qué haremos? — murmuró Annabeth, aunque aún estaban algo lejos de las Gorgonas era cuestión de tiempo antes de que alguna de estas los encontrará.

— No vamos a poder escapar, vamos a tener que pelear — respondió Percy echando un vistazo a donde se encontraban las Gorgonas. — Cuando el ataque intente salir del lugar.

Tanto Annabeth como Clarisse no estaban de acuerdo con el plan, pero no pudieron decir nada, ya que el chico había salido de su escondite para encarar a las Gorgonas. — Esperen, el niño es mío — rugió Medusa, a pesar de que ya no podía ver, aún podía sentir el aroma de Percy.

— ¿Les parece si dejamos las cosas así? — pregunto Percy sin dejar de apuntar a las Gorgonas, — No me gustaría tener que matar a alguien tan hermosa como ustedes.

Medusa tomo la escultura que tenía más cerca para arrojarla en dirección a Percy, — Vas a pagar por lo que me has hecho niño — rugió Medusa antes de abalanzarse sobre el semidiós

Percy se arrojó al suelo evitando la embestida de Medusa, aunque no se percató que Esteno se había logrado acercarse para tomarlo por el cuello. — ¿Quién es su estilista? Creo que me vendría bien un cambio de estilo — dijo Percy intentando alejarse de la Gorgona. Para la fortuna del chico tanto Annabeth como Clarisse se arrojaron sobre Esteno, obligando a que está soltará a Percy.

— ¿Acaso nunca te callas? — preguntó Annabeth mientras ayuda al chico a ponerse de pie.

— Hay que separarnos, que cada uno mate a una de ellas — dijo Clarisse al ver acercase a las tres Gorgonas.

— ¿Acaso están locas? — pregunto Percy, pero ya sus compañeras se habían alejado seguidas de Esteno y Euríale.

— Tu no vas a ir a ningún lado niño — rugió Medusa impidiendo que Percy pudiera seguir a sus compañeras.

Percy sacó sus cuchillos de caza atacando a la Gorgona, pero para su sorpresa ella esquivo sus ataques antes de darle un fuerte golpe en el pecho lanzando al chico al piso, — Por Hades — murmuró Percy mientras intentaba ponerse de pie, pero Medusa nuevamente le golpeó en varias ocasiones, para después sujetarlo de los pies y arrojarlo contra las esculturas.

— Mandaré tu estúpido cuerpo a tu querida madre, pero antes te haré sufrir el peor de las torturas — rugió Medusa furiosa, Percy logró ponerse de pie evitando otro de los ataques de la Gorgona. Para después correr por los pasillos de aquel almacén seguido a unos escasos metros de Medusa, quien se mantenía corriendo rompiendo todas las esculturas que estaban a su paso. Justo cuando la Gorgona estaba a punto de alcanzarlo, Percy se arrojó al piso, provocando que Medusa se golpeara contra una de las esculturas, lo cual aprovecho para echarse sobre la espalda de la Gorgona y clavar sus cuchillos para sujetarse aún mejor e infligir aún más daño.

— Estúpido niño — rugió Medusa intentando tirar a Percy, pero este se mantuvo en su lugar clavando aún más profundo sus cuchillos, haciendo que la Gorgona gritará de dolor. Medusa en su desesperación arremetió contra las esculturas, golpeando a Percy en repetidas ocasiones, hasta que logro que Percy dejará de sujetarla. La Gorgona aprovecho la oportunidad para tomarlo por el cuello clavando sus garras en la garganta.

— ¿Algo que quieras decir antes de morir? — rugió Medusa apretando aún más fuerte su agarre. Percy busco desesperado en sus bolsillos antes de sacar una pequeña pluma, podía sentir como sus pulmones se iban quedando sin aire y empezaba a nublarse su vista.

— ¿Ya no dirás otra de tus bromas?

Percy utilizó lo último de sus fuerzas logrando destapar su pluma clavando su espada en la garganta de Medusa, quien llevó sus manos a la garganta intentando detener la hemorragia. Aunque el chico aún no recuperaba del todo su aliento, se puso de pie usando todas sus energías para acabar con la Gorgona, aprovechando que ella se mantenía de rodillas, el chico movió su espada de lado a lado separando la cabeza del resto del cuerpo, aunque eso había provocado que estuviera cubierto de la sangre de Medusa.

Tan pronto como el cuerpo de la Gorgona empezó a disolverse, Percy se arrojó al suelo, agotado. ¡Dioses! Esta era la segunda vez que estuvo a punto de morir y lo peor es que su suerte no parecía que iba a mejorar, aún no podía respirar del todo bien y su corazón latía con fuerza, incluso pensó que este saldría en cualquier momento de su pecho, no se acostumbraba para nada de la sensación de casi morir, después de varios minutos acostado en el suelo, el chico se puso de pie con dificultad, aunque sus piernas no dejaban de temblar.

— ¡Por Hades! ¿Qué te ha pasado? — Percy dio un pequeño brinco, antes de darse la vuelta para ver a Annabeth y Clarisse acercarse, pero las chicas se veían bastante preocupadas, incluso mantenían sus armas listas para atacar.

— ¿Están bien? — pregunto Percy, a pesar de tener algunos rasguños no se veían heridas de gravedad, pero ambas chicas se quedaron en silencio sin dejar de verlo. — ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?

Annabeth se acercó para entregarle un pequeño espejo, y fue cuando se percató de lo que pasaba. Gracias a lo que había hecho para asesinar a la Gorgona, estaba empapado con la sangre de Medusa y si a eso le agregaba que aún sostenía su cabeza, le daba un aspecto de parecer un maníaco. — Bueno chicas les doy un consejo, nunca se les ocurra degollar un monstruo —exclamó Percy arrojando la cabeza de Medusa al piso, — ¿Alguien ha visto algún baño?

— Creo que esta por allá — murmuró Clarisse señalando al otro extremo de la habitación.

— Iremos a investigar el lugar — dijo Annabeth dejando al chico caminar solo hasta el baño. En menos de 24 se había enfrentado al León de Nemea y Medusa, por fortuna había logrado salir con vida, solo esperaba que su suerte nunca se acabará, lo único bueno es que había comprobado que su plan para derrotar a Medusa no fue tan complicado.

Percy buscó en su mochila intentando encontrar ropa limpia, dado que toda su ropa había quedado ensuciada con la sangre de la Gorgona. En lo primero que se percató es en el frasco que le dio Apolo, pero después de pensarlo por algunos minutos dejó el frasco en el interior, sabía que sus compañeras habían escuchado a Medusa decir que su madre era Artemisa y tal vez era lo mejor.

Una vez que se limpió la cara procedió a quitarse la camisa, logrando ver que aún tenía la marca de la mano de Deimos y sobre todo que tenía varios moretones y rasguños por todo el pecho, vientre y espalda. El chico volvió a buscar en su mochila sacando una pequeña bolsa que le había dado su hermana Chloe, — Maldita sea — murmuró dolorosamente mientras se untaba una crema sobre sus heridas. Nunca se imagino que en el primer día de aquella misión acabaría tan herido, después de casi 30 minutos, el chico salió del baño encontrándose a sus compañeras cerca de donde aún estaba la cabeza de Medusa.

— ¿Eres hijo de Artemisa? — cuestionó Clarisse tan pronto vio al chico acercarse.

— ¿Podemos comer algo? Les prometo que les contaré todo — respondió Percy mientras se acercaba a la pequeña mesa.

— Creo que es hora de que nos digas toda la verdad — dijo Clarisse mientras le daba una mordida a su emparedado, Percy se quedó en silencio mientras observaba su reloj.

— ¿Estás bien? — pregunto Annabeth al ver que el chico no contestaba, Clarisse estaba a punto de sujetar a Percy, pero el aspecto de este cambio sorprendiendo a ambas chicas. Su cabello se tornó más castaño, mientras sus ojos cambiaron a color plateado.

— En verdad eres un hijo de Artemisa — dijo Annabeth sin poder creerlo, ¿Cómo podía ser posible?

— Si — respondió, viendo con nerviosismo a sus compañeras.

— ¿Pero por qué Apolo te reconoció como su hijo? — pregunto Clarisse.

— Bueno solo mi mamá y mi Tío Apolo saben de mí. Ellos estaban preocupados por la reacción de mi abuelo Zeus, fue por eso por lo que ellos decidieron que en el Campamento fuera un hijo de Apolo — contesto Percy, tomando nuevamente un sorbo de la poción que le había dado Apolo, cambiando nuevamente su aspecto. — Solo las cazadoras saben de mí.

— Ahora entiendo por qué pasaste toda la noche en la cabaña de Artemisa sin algún rasguño — dijo Clarisse, incluso hasta había visto a las Cazadoras un poco más tranquilas con Percy.

— Pero hay algo que no entiendo —dijo Annabeth, — Zeus se daría cuenta que tú eres un hijo de la Señora Artemisa, más cuando ella tuvo que romper su juramento para tenerte.

Percy se quedó por algunos segundos en silencio tratando de pensar algo que le pudiera ayudar, pero decidió contarles la verdad y así ellas no dudarán más de él. — Antes que les diga, me pueden jurar por el Río Estigia que no van a comentar nada. Sólo quiero que confíen en mi por favor — pidió Percy con nerviosismo, las dos chicas se quedaron viendo fijamente antes de asentir con la cabeza.

— Juro por el Río Estigia que no vamos a comentar nada de lo que nos digas a menos que tú nos lo concedas — dijo Annabeth tranquilamente, la hija de Ares siguió el ejemplo de su amiga, Percy les sonrió tranquilamente, pero aún se veía bastante nervioso.

— Bueno la verdad es que soy un hijo adoptivo de Artemisa, pero ya tenía un padre divino, mi Padre es Poseidón — Percy observo la reacción de sus compañeras, Clarisse se le quedó viendo aún sin creerle mientras Annabeth lo veía fijamente.

— ¿Fuiste tú quién salvo el campamento? — pregunto Annabeth mientras recordaba lo que paso en el campamento Mestizo y como un hijo de Poseidón había ayudado a los campistas.

— Si, pensé que nadie se iba a dar cuenta. Pero ustedes vieron lo que paso después — explico Percy con frustración.

— ¿Pero por qué Zeus se mostraba tan furioso con la presencia de un hijo de Poseidón? — pregunto Clarisse recordando la aparición del Rey de los Dioses en el campamento.

De los Dioses más antiguos, un mestizo llegará a los dieciséis en contra todo lo predicho.

El amo del Tiempo pronto retornará.

Los antiguos enemigos se volverán a encontrar, ¿Lucharán o se unirán?

Una sola decisión con sus días acabará.

El Olimpo preservará o asolará

Percy se quedó en silencio justo cuando acabo de decir la gran Profecía, las dos chicas se quedaron asombradas.

— ¿Desde cuándo sabes de la Profecía? — cuestionó Annabeth.

— Fue hace dos años — respondió el chico.

— Siento haber dudado de ti — dijo Clarisse.

— Pero lo que aun no entiendo es por qué los Cíclopes sabían en donde estábamos — dijo Annabeth.

— Lo que sin duda sabemos que hay un traidor en el campamento. — explico Clarisse, Annabeth estaba a punto de refutar, pero la hija de Ares la corto. — Entiendo que esto es muy fuerte Annie, pero los monstruos no pudieron entrar en el campamento sin ayuda y lo que paso hoy con los Cíclopes parece que alguien nos traicionó.

Annabeth suspiro con frustración al ver que la hija de Ares tenía razón, — ¿Le dijiste a alguien de la Misión? — pregunto Annabeth a la hija de Ares. — Está claro que Percy no fue, no sabía nada de la Misión hasta que salimos del Campamento.

— Al único que le dije fue a Chris — respondió Clarisse esperando que su novio no fuera el traidor.

— Por el momento no nos preocupemos por eso — dijo Annabeth, aunque Clarisse le echó una mirada furiosa. — Estoy igual de molesta que tu Clarisse, pero de nada sirve preocuparnos por eso ahora, pero te prometo que cuando regresemos al Campamento el que nos haya traicionado lo va a pagar.

Clarisse se quedó en silencio antes de asentir, — ¿Alguien tiene una idea de cómo salir de este sitio? — preguntó Percy, pensando que tal vez los monstruos seguían afuera esperando que ellos salieran.

— Creo haber visto algún auto por aquí — dijo Clarisse mientras se ponía de pie. Percy tomó su mochila del piso antes de observar la cabeza de la Gorgona, si los monstruos no habían entrado era por el miedo que le tenían a Medusa, tal vez aquella cabeza les ayudaría para que estos no se le acercarán.

— ¿Qué haces? — preguntó Clarisse al ver que Percy guardaba la cabeza de la Gorgona en su mochila.

—Si aún están afuera los monstruos podemos amenazarlos con convertirlos en piedra — dijo Percy con una sonrisa golpeando la mochila.

— ¿Pero no le dañaste los ojos? — pregunto Clarisse confundida, después de todo así no iba a poder convertir a nadie en piedra, pero la sonrisa de Percy creció.

— Ellos no saben eso — murmuró divertido, logrando que también la hija de Ares sonriera, si los monstruos le temían a Medusa, sabía que ellos no se arriesgarían a acercarse si llevaban la cabeza de la Gorgona.

— ¿Alguien de ustedes saben manejar? — pregunto Percy esperanzado, después de todo él nunca había viajado en un auto antes. La hija de Atenea negó con la cabeza antes de voltear a ver a su amiga.

— Oh vamos ustedes son tan inmaduros — dijo Clarisse con una sonrisa burlona antes de ir al lugar del conductor, Percy camino con lentitud antes de detenerse frente al auto.

— ¿Puedo ir atrás? — pregunto Percy con una sonrisa burlona, — ¿O quieren que valla adelante para que me vigilen?

La hija de Atenea solo negó con la cabeza antes de golpear a Percy en el hombro. — Súbete rápido Cerebro de Algas — dijo Annabeth con una sonrisa burlona antes de subir al auto.

— ¿Cerebro de Algas? — cuestionó Percy con sarcasmo, Annabeth se encogió de hombros tranquilamente antes de hablar.

— ¿Qué? Después de todo eres un hijo de Poseidón — dijo la chica con una enorme sonrisa, Percy trato de refutar, pero la hija de Ares aceleró de pronto sorprendiendo a ambos semidioses.

— Lo siento por detener su pequeña discusión — dijo Clarisse con una enorme sonrisa al ver la cara de sus acompañantes.

— ¿Alguien tiene una idea de cómo vamos a llegar al Mar de los Monstruos? — cuestionó Annabeth.

— Creo que puedo ayudar, mi Padre me visitó antes de salir a la Misión, él me dijo que un barco nos está esperando en Florida para llevarnos hasta donde está el Vellocino de oro — dijo Clarisse de pronto.

— Bueno ahora solo nos tenemos que preocupar por Circe, las Sirenas y la gran cantidad de Monstruos que nos esperan en ese lugar — dijo Percy en tono de sarcasmo. Annabeth se dio la vuelta antes de golpear al hijo de Poseidón.

— Me caías mejor cuando no hablabas tanto — dijo Annabeth con una sonrisa malvada.

— Oh vamos, solo quería hacer más divertido el viaje — dijo Percy mientras se encogía en su asiento, la hija de Atenea trato de golpearlo de nuevo, pero él logro esquivarlo.

— Es mejor que se duerman antes de que me vuelvan loca con su discusión. — dijo Clarisse de pronto, los dos chicos asistieron con la cabeza tratando de no hacer enojar a la hija de Ares.

El chico se mantuvo un tiempo en silencio observando como caía la noche en la ciudad, solo esperaba que sus hermanas estuvieran bien, fue lo último que pensó antes de dormirse.

Salto de Línea.

Nuevamente aparecía en aquel sitio obscuro, al igual que la última vez intentó buscar su espada, pero nuevamente no tenía ninguna de sus armas, — Creo que fuimos bastante claros, la última vez que hablamos — dijo Fobos apareciendo frente al semidiós. — ¿Acaso quieres qué se cumpla la peor de tus pesadillas?

Percy retrocedió un par de pasos, — No lo haré — murmuró Percy tratando de no sonar tan nervioso, pero el Dios Menor no dejaba de sonreír maliciosamente, — No les temo.

La sonrisa de Fobos incremento, dejando aún más nervioso al chico. — Te equivocas Percy, todos tenemos miedo, incluso hasta el Dios más fuerte tiene miedo, y créeme que tú no eres le excepción — añadió Fobos sonriendo maliciosamente, — Ahora verás como tu peor pesadilla se va a cumplir.

— Percy despierta. — dijo Annabeth moviendo el brazo de Percy haciendo que este se despertará de pronto.

— ¿Qué pasó? — cuestionó Percy agitado, incluso estaba sudando bastante.

— ¿Estás bien? Parecía que tenías una pesadilla, no dejabas de moverte — se disculpó Annabeth al ver la cara de fastidio de Percy.

El chico se acomodó en su asiento observando por un momento el paisaje a través de la ventana. — Si, tuve una pesadilla — dijo Percy observando nuevamente a la Hija de Atenea — He soñado con Deimos y Fobos, me han pedido que me detenga.

Clarisse piso el freno haciendo que tanto Percy como Annabeth se golpearán en los asientos, — ¿Qué pasa Clarisse? Nos podrías avisar a la próxima — dijo Percy mientras se sobaba el golpe.

— ¿Qué fue lo qué te dijeron? — pregunto la hija de Ares, la cual estaba bastante nerviosa.

— Me han pedido que me detenga — respondió Percy, comprendiendo la actitud de Clarisse, lo menos que quería era tener que enfrentarse a Deimos y Fobos.

Salto de Línea

El sol estaba en su máximo esplendor, la hija de Atenea se mantenía dormida en la parte trasera, Percy estaba en el asiento del copiloto observando el horizonte, pensando en cómo se encontraría sus hermanas y su mamá, las extrañaba bastante, aunque su tranquilidad termino de pronto, ya que la hija de Ares había frenado de golpe el auto provocando que Percy se golpeará en la cabeza.

— Hemos llegado — dijo Clarisse con una sonrisa maliciosa al ver las miradas de furia de sus compañeros.

— ¿Acaso no podías avisarnos? — murmuró Percy mientras se sobaba el golpe que se había dado en la cabeza.

— Lo siento Princesitas, pero no tenemos tiempo — dijo Clarisse con una sonrisa juguetona mientras se baja del auto para ir en dirección a donde se encontraba el puerto.

— Ella siempre tan dulce, ahora entiendo por qué todos la aman — dijo Percy con sarcasmo antes de que ambos se bajarán del auto para seguir a Clarisse. — ¿Y dónde se encuentra el famoso barco?

Annabeth le dio un codazo a Percy para que guardara silencio, no quería que su amiga se enojara y terminará en una pelea entre los chicos. Aquel lugar parecía estar vació y con bastantes embarcaciones.

— ¿Qué hacen aquí niños? — preguntó una voz, Percy inmediatamente se llevó la mano al bolsillo esperando un ataque, pero en su lugar se encontró a un anciano, aunque había algo en aquel desconocido que no le gustaba.

— ¿Fuga? Acaso otra vez andas espantando a los visitantes — dijo otro anciano acercándose a donde se encontraban todos ellos, tanto Clarisse como Annabeth se relajaron, pero Percy seguía atento a los movimientos de los desconocidos, manteniendo su mano cerca de su bolsillo. — Disculpen a mi hermano, pero a él le gusta espantar a nuestros visitantes.

— No se preocupe señor, todo está bien — respondió Annabeth tranquilamente.

— ¿Qué hacen ustedes aquí? — pregunto Percy, ganándose qué sus compañeras lo vieran de mala gana.

— ¿Cómo te llamas niño? — pregunto Fuga dando un par de pasos para acercarse a Percy.

— Aún no me han respondido, ¿Qué hacen aquí? — pregunto Percy, había algo en aquel par de hombres que no le gustaba.

— Disculpen a nuestro amigo, él solo está molesto por el viaje — añadió Clarisse dándole un codazo a Percy para que dejara de hablar.

— ¿Cuál es su bote? Nosotros los llevaremos hasta ahí. Después de todas las molestias que mi hermano les causó, ¿no es así hermano? — dijo Timor con una sonrisa, el otro anciano solo sonrió mientras ambos caminaron por delante sin esperar a que ellos hablarán.

— ¿No sienten qué esto es un poco extraño? ¿Cómo sabían que tenemos un bote? — murmuró Percy, las dos chicas se dieron la vuelta para ver a este.

— Creo que estas muy paranoico hoy Percy, no todos son unos monstruos. ¿Además qué otra cosa haríamos aquí? ¿No creo que estemos buscando algún electrodoméstico? — respondió Clarisse antes de seguir al par de desconocidos por el muelle.

— Este debe ser su barco — dijo Timor mientras señalaba al barco que estaba frente a ellos.

Percy observo por un momento el barco, al frente se encontraba un nombre grabado, "Metus" — ¿Cómo sabían que este era nuestro

Pero el chico no pudo terminar de hablar, una niña de unos 7 años paso a su lado golpeándolo en un costado.

— Eres una traviesa Bellona — dijo Timor mientras acariciaba la cabeza de la niña, que sonreía maliciosamente a Percy. — Deberían de subir al barco, mi hermano les ayudara a arrancarlo.

Tras esto tanto Timor como la pequeña niña se alejaron, mientras sus compañeras subían junto con Fuga para poder arrancar el motor, Percy se quedó unos segundos en el muelle, había algo que no le gustaba, su instinto les pedía a gritos que se alejara del lugar, que no confiara en aquellos hombres, pero tal vez era como Clarisse le dijo, solo estaba paranoico, y si lo pensaba bien, ¿Qué daño les podría hacer aquellos ancianos?

— ¿No vas a subir Percy? — pregunto Fuga asomándose desde la barandilla, Percy se quedó paralizado en la rampa para subir al barco, sus amigas nunca habían dicho su nombre, ¿Cómo lo sabía aquel anciano?

— ¿Cómo sabes mi nombre? — pregunto Percy sacando su arco, Fuga se quedó en su lugar sonriendo, pero el grito de temor de Clarisse lo distrajo, lo suficiente para que el anciano le quitara el arma, algo que sorprendió bastante al chico, ya que aquel desconocido se movió muy rápido.

— Debiste haber hecho caso a todas nuestras advertencias — dijo Fuga, su voz se había hecho más ronca y fría, Percy observo con temor como el anciano cambiaba de forma, había crecido dos metros, sus brazos eran demasiado largos, incluso le llegaban a la altura de la rodilla, vestía de un traje negro, aunque lo más aterrador de todo era su rostro o más bien la falta de uno, su cara era completamente blanca, no tenía ojos, ni nariz, ni siquiera una boca.

— ¿Quién eres? — pregunto Percy dando un par de pasos para alejarse de Fuga, los gritos de Clarisse fueron en aumento poniendo a un más nervioso al chico.

— Bienvenido a tu peor pesadilla — dijo Fuga enviando una bola de energía qué golpeó en el pecho al chico, dejándolo inconsciente por unos momentos.

— ¡Ayuda!

Percy abrió los ojos con dificultad, su cabeza le dolía demasiado. "¿Qué Hades pasó?" se preguntó mientras intentaba ponerse de pie, pero aún se encontraba bastante aturdido por el ataque. ¿Qué era lo que hacía en el bosque? ¿Dónde estaban las chicas? ¿Cómo había llegado aquel sitio?

— ¡Percy! ¡Ayuda!

El chico después de varios intentos logro ponerse de pie para intentar localizar de donde provenía aquella voz, pero su dolor de cabeza le dificultaba mucho la tarea, aunque había algo raro en esa voz, sabía que la había escuchado antes pero aún no recordaba de donde, — ¡Por favor alguien que me ayude! — grito otra vez la chica, después de unos segundos Percy por fin pudo ubicar de donde provenía la voz y se echó a correr en esa dirección, aunque se resbaló en un par de ocasiones, pero logro llegar.

— ¿Thalía? — murmuró Percy, al ver a la hija de Zeus siendo atravesada en el estómago por el hacha de un Cíclope, Percy de inmediato reaccionó disparando un par de flechas al ojo del monstruo, logrando qué este se desvaneciera, aunque eso provocó qué la chica se golpeara duro contra el suelo.

— No te muevas — dijo Percy sujetando a Thalía, — Tranquila, te voy a curar.

— ¿Por qué? — susurro Thalía, su cara estaba llena de rasguños y moretones, pero aun así veía con furia a Percy. — ¿Por qué no lo mataste? Todo esto fue tu culpa, por ti estoy muerta.

Percy se alejó de inmediato al ver que el cuerpo de Thalía se volvía un esqueleto, — Esto es interesante — dijo Fuga, Percy aún estaba impresionado que no intento hacer nada, se mantenía observando el esqueleto de la hija de Zeus. — Debo decir que he visto miles de miedos algunos son bastante torpes, pero él tuyo es algo bastante interesante.

Percy levanto la vista encontrándose frente a Fuga, ahora entendía todo, porqué había visto aquella alucinación. — ¿Deimos? Eres tú, ¿no es así? — pregunto Percy, fijando su vista al esqueleto.

— Niño inteligente, claro que soy Deimos, ¿Quién más podría ser? — dijo el Dios Menor con una sonrisa, — No gastes energías Percy, no intentes hacerte el fuerte, hasta el Dios más fuerte le teme a algo.

Percy tomo su arco disparando un par de flechas en dirección a Deimos, pero este había desaparecido, —¿Percy?

El chico se dio la vuelta lentamente, y tan pronto como lo hizo deseo no haberlo hecho, Thalía estaba de pie, su rostro estaba lleno de lágrimas y el hacha del Cíclope aún seguía incrustada en su pecho, su piel estaba blanca, su pelo estaba sucio. — Esto no es real — murmuró Percy, pero Thalía se le abalanzó intentando golpearlo, pero los movimientos de la hija de Zeus eran lentos. Percy respondió con un par de patadas arrojando a Thalía al suelo.

— ¿Acaso no soy real para ti Percy? — dijo Thalía, pero su voz había cambiado al igual que su forma, ella ya no era la hija de Zeus. Percy tenía la boca reseca, había soñado con esa escena por tantos años, desde que tenía memoria, ahora Atalanta estaba frente a él, de su estómago sobresalía la punta de una espada, los ojos de la cazadora estaban llenos de lágrimas.

— ¿Por qué? Es tu culpa que esto me pasara, si no hubieras sido tan arrogante — rugió Atalanta viendo furiosa al chico, Percy se mantuvo en su lugar sin poder apartar la vista.

— ¿Ata? — murmuró el chico intentando acercarse a la cazadora, aunque eso sirvió para que esta la golpeara en un par de ocasiones, haciendo que el chico perdiera el equilibrio.

— Todo ha sido tu culpa, todos los que murieron fue por tu arrogancia, debiste haber muerto tu — exclamó Atalanta sin dejar de golpear al hijo de Poseidón, quien no hacía nada para defenderse.

— Tú no eres real — murmuró Percy logrando alejarse unos metros de la cazadora, — Nada de esto es real, solo es una alucinación — añadió, aunque no sonaba tan convencido, tenía que pensar en algo, tenía que derrotar a la alucinación de Atalanta, pero era difícil hacerlo mientras la veía, no creía que fuera capaz de atacarla.

— Esto es real Percy, soy tu hermana y por tu culpa estoy muerta — rugió Atalanta intentando golpear al chico, pero este logro esquivar los ataques. Percy cerro los ojos intentando qué eso fuera suficiente.

— Lo siento Ata — murmuró Percy antes de arrojar un par de flechas a donde se encontraba la cazadora, escucho unas pisadas y se arrojó al piso antes de lanzar otras dos flechas en dirección a donde se escuchaba el ruido. Con los ojos cerrados era más fácil poder pelear contra su alucinación, aunque era difícil poder leer los ataques que lanzaba. Después de unos minutos la cazadora dejo de atacar.

— Eres bueno Percy, aunque este solo ha sido nuestro primer round, aún nos queda muchas batallas por delante, ahora creo que tu amiga necesita ayuda — escuchó la voz de Deimos, Percy abrió los ojos esperando encontrar al Dios Menor, pero en cambio estaba de regreso en el barco, aunque lo que le preocupaba era que Clarisse estaba tirada en el suelo, con varias flechas incrustadas por todo su cuerpo.

— ¡Por Hades! — murmuró el chico corriendo a donde estaba la hija de Ares, quien se mantenía con los ojos cerrados, Percy aprovecho para retirar todas las flechas del cuerpo de su amiga, aunque esta se mantuvo con los ojos cerrados. — No, debes de seguir viva.

Clarisse abrió los ojos, viendo detenidamente a Percy, sus ojos estaban llenos de lágrimas. — ¿Percy? — pregunto Clarisse, su voz sonaba llena de temor y Percy se preguntó qué cosa le habían mostrado a la hija de Ares para que se viera tan afectada.

— Tranquila, te voy a curar — murmuró Percy corriendo a donde estaba su mochila sacando una botella de agua, una vez que regreso Percy vacío la botella por todo el cuerpo de la chica para después colocar su mano sobre la cabeza de Clarisse, sus heridas poco a poco fueron sanando hasta que estas desaparecieron.

— ¿Percy? ¿Qué ha pasado? — pregunto la chica un poco más calmada.

— Deimos nos atacó, él era el anciano qué nos encontramos en el embarcadero — dijo Percy examinando a la chica intentando encontrar alguna herida.

— Annabeth — pregunto Clarisse intentando ponerse de pie con la ayuda de Percy.

— No lo sé — respondió Percy, preocupado por la hija de Atenea. Los dos chicos se internaron en la cubierta del barco encontrando a la rubia tirada frente al timón. Clarisse fue la primera en acercarse intentando ver en qué estado se encontraba su amiga.

— Ella está inconsciente, pero creo que está bien — añadió Clarisse, no tenía muchos conocimientos en medicina, pero esperaba que tuviera razón. — ¿Sabes dónde estamos?

Percy desvío la mirada hacia el mar, un escalofrío recorrió todo su cuerpo. A unos 3 kilómetros se encontraba una figura monstruosa, tenía seis cabezas de serpiente, cada una llena de varios colmillos, en centro donde sobresalían todas las cabezas se encontraba una figura de mujer, a pesar de que aún estaban lejos podía sentir la mirada de aquella mujer fija en el barco.

Percy desvío la mirada al control del barco intentando ir en reversa, tenía que evitar aquellos seres. — ¿Clarisse sabes cómo manejar esto? — pregunto el chico antes de salir de la cabina en busca de su mochila, — Deben de alejarse unos cuantos kilómetros, creo que eso será suficiente para poder rodearlas, debe de haber otra entrada.

— ¿De qué estás hablando? — pidió Clarisse sin entender por qué el cambio de actitud de su compañero.

— Estamos a unas millas de encontrarnos con Escila, y estoy seguro de que Caribdis también está cerca — dijo Percy guardando un par de cosas en ah mochila, no sabía cómo se iba a enfrentar al monstruo, pero tenía que ganar el suficiente tiempo para que el barco se pudiera alejar.

— ¿Y qué harás? — pregunto Clarisse, — ¿Por qué no solo frenamos el barco y nos vamos en reversa?

— El barco está en reversa — dijo Percy, — Estamos lo suficientemente cerca de Escila, y está ya no nos deja alejarnos, creo que puedo distraerla para que ustedes puedan alejarse.

— ¡Estás loco! ¿Cómo piensas hacerlo? — añadió Clarisse.

— Tranquila, no se van a deshacer de mi tan rápido, nos veremos pronto — dijo Percy antes de saltar del barco. Tan pronto como su piel toco el mar sabía que aquello había sido una mala idea, podía sentir lo fría qué estaba el agua, como cada musculo de su cuerpo se tensaba, algo que nunca le había pasado antes.

— Eres un idiota, no tienes una oportunidad de vencerme — Percy levanto la mirada encontrándose a una de las cabezas de serpientes a unos cuantos metros. Antes de que pudiera hacer algo está la rodeo antes de llevarlo hasta Escila. — Niño ingenuo, podrás ser hijo de Poseidón, pero este mar no está bajo su control, tu aquí no eres nada.

— ¡Oh vamos! — respondió Percy, llevándose las manos a la nariz. — Te apesta la boca.

Escila lo vio furiosa, — Te vas a arrepentir mocoso — dijo, antes de hundir a Percy unos metros. La confianza que había tenido el chico hace unos momentos se desvaneció tan pronto sus pulmones se llenaron de agua, el chico golpeó en un par de ocasiones la cabeza de serpiente, pero este no dejo de hundirlo más. Después de unos segundos que al chico le parecieron una eternidad salió del mar.

— Apuesto que esto es nuevo para ti, ¿No es así? — dijo Escila con una sonrisa, Percy se mantuvo en silencio intentando recuperar el aliento, el chico desvío la mirada al barco viendo como este se acercaba peligrosamente a un enorme hoyo, y podía ver los dientes qué sobresalían del mar. — Tu sacrificio es inútil niño.

Justo cuando Percy pensó que todo estaba perdido una bala de cañón golpeó la cabeza que lo mantenía sujeto, el impacto fue tan fuerte que provocó que el chico saliera disparado hacia el mar. — ¡Acércate, Percy! — grito Clarisse mientras seguía disparando el cañón del barco. Le tomo unos segundos al chico llegar de regreso a la cubierta del barco.

— ¿Estás bien? — pregunto Annabeth, mientras ayudaba al hijo de Poseidón a ponerse de pie.

— ¿Tienen algún plan? — pregunto Percy, sus nervios aumentaban cada vez más, estaba claro que solo le quedaban un par de minutos antes de llegar a donde estaban aquellos monstruos.

— ¡Cuidado!

Percy levanto la vista encontrándose a uno de los tentáculos de Escila en dirección al barco, el chico vacío sus botellas de agua antes de levantar las manos logrando crear una barrera de agua que logro detener el ataque. — Chicas no las quiero presionar, pero piensen en algo pronto — grito Percy, con cada golpe la barrera se iba quebrando, no sabía cuánto tiempo más iba a resistir aquellos ataques.

Salto de Línea.

A unos cuantos metros de donde Percy se encontraba peleando contra Escila, Deimos y Fobos observaban la batalla. — No entiendo por qué no podemos matar al niño — murmuró Deimos al ver que Percy había logrado herir a Escila.

— Vamos hermano, aún sigues molesto de que te pudiera vencer el chico — añadió Fobos con una sonrisa al ver la mirada de odio de su hermano.

— Él no me venció, incluso no actúe con todo mi poder — añadió Deimos molesto, no iba a permitir que un semidiós lo dejara en vergüenza.

— Tienes que admitir que el chico tiene potencial — añadió Fobos antes de acercarse a donde estaba el barco, para alejarlo de Caribdis. — Además recuerda que Enio se va a encargar de él, ese es el plan.

— Es una tontería que nos dejemos ordenar por esa mujer, entre los tres podemos derrotarla, ¿por qué seguir sus órdenes? — pregunto Deimos molesto.

— Sigues siendo el mismo arrogante de siempre ¿Crees qué somos lo suficientemente fuerte para derrotar a una Primordial? — añadió Fobos, estaba molesto de que su hermano siempre se quejara.

— Debemos de ir al campamento Júpiter, hay que seguir con el plan, dejemos que Enio se preocupe por el chico — dijo Deimos antes de que ambos hermanos desaparecieran del lugar.