Tanto Clarisse como Reyna se quedaron en el camerino observando a Percy, el chico se había mantenido en silencio. — No me gusta esto — murmuró Clarisse al notar lo caliente que estaba su frente.
— Iré a ver si ya vamos a llegar, nos hemos tardado bastante — añadió Reyna, se suponía que ya debían de haber llegado a la isla donde estaba el vellocino.
La chica se encontró a Annabeth y Hylla enfrente del timón, ambas estaban en silencio. — ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué aún no llegamos? — pregunto Reyna, aunque le preocupaba era la mirada nerviosa que tenía su hermana.
— Es lo que no se, tome el camino que nos dio Circe — añadió Hylla nerviosa. Reyna suspiro pesadamente antes de observar el horizonte, y ver aquella neblina a la cual se estaban acercando.
— Debemos de dar vuelta y regresar — dijo Reyna de pronto, — Nos estamos dirigiendo al terreno de las sirenas.
— No podemos regresar — añadió Hylla frustrada, — Si lo hacemos nos podemos encontrar con Enio.
Reyna suspiro pesadamente, solo tenían aproximadamente unos diez minutos antes de que llegarán al territorio de las Sirenas, — Iré a buscar algo para que podamos tapar los oídos — dijo Reyna mientras se adentraba en el barco. La chica buscaba desesperada por los camarotes intentando encontrar algo, hasta que logró encontrar un rollo de papel. Arranco unos trozos antes de ir al camarote donde estaba Clarisse cuidando de Percy.
— Ten, colócate esto en los oídos, cierra la puerta, no salgas y no dejes que nadie entre — dijo la chica entregándole los trozos de papel. — Estamos a unos minutos de entrar al territorio de las sirenas, cuida de Percy.
Clarisse sólo pudo asentir, ya que Reyna abandono la habitación antes de que pudiera decir algo. Ya cuando llegó a la cubierta se encontró a su hermana con las cuerdas que habían usado antes, Reyna les entregó los trozos de papel, de inmediato las chicas se lo pusieron en los oídos. Cada una de ellas se amarro una de sus manos a los barandales del barco, se mantuvieron en silencio mientras con su mano libre sujetaban sus armas, el barco lentamente se fue adentrando en aquel lugar hasta que la neblina les hizo imposible que pudieran ver más allá de su nariz.
Las chicas se mantuvieron en silencio y aunque no podían oír nada, eso no podía evitar el nerviosismo. De pronto una sacudida en el barco casi las tira al suelo.
Salto de línea
Clarisse cerró la puerta tan pronto salió Reyna de la habitación, se colocó el pedazo de papel en los oídos, pensó por un momento si debía colocarle también a Percy, pero él se mantenía con los ojos cerrados, ajeno a todo lo que estaban pasando. Pasaron unos minutos tan largos hasta que toda la habitación quedó en penumbras, la chica se coloco enfrente de la bañera sujetando con fuerza su espada, estaba más que dispuesta a atacar a cualquier criatura que entrará en la habitación. De pronto el barco se sacudió un par de veces haciendo que la chica cayera al piso, lo primero que reviso es que Percy siguiera aún en la bañera.
— ¿Qué Hades pasa?— murmuró la hija de Ares con nerviosismo, el barco se seguía sacudiendo violentamente logrando empapar a la chica, la cual intentaba mantener a Percy adentro de la bañera.
En la cubierta las tres chicas se mantenían de pie, pero la situación no le agradaba nada a ninguna. Reyna se mantuvo con su arma lista pensando en un par de ocasiones que había visto algunas sombras recorrer la cubierta del barco, pero no sabía si eso era producto de su imaginación ya que no podía distinguir mucho debido a la neblina, solo podía sentir las olas del mar que golpeaban con más fuerza al barco haciendo que la chica tuviera que sujetarse con ambos brazos de los barandales para no caer al piso. Las olas de mar golpeaban con más fuerza la embarcación incluso hasta llegó a mojar a las chicas, "Por Hades, ¿Qué tan grande era el territorio de las sirenas?" se preguntó Reyna esperando que pronto pudieran salir de aquel lugar pero conforme más se adentraban en aquel sitio las olas golpeaban con más fuerza el barco haciendo casi imposible que se pudiera mantener de pie, justo en ese momento le pareció ver a un anciano parado en medio de la cubierta, llevaba un báculo en la mano con el cual parecía dirigir el barco en aquel sitio, una nueva ola golpeó la embarcación haciendo que perdiera el equilibrio una vez que se recuperó, busco nuevamente al anciano, pero este había desaparecido, "¿Acaso se lo habría imaginado?" Pensó la chica, pero algo en su interior le decía que lo que había visto en aquel lugar era cierto, fueron los minutos más largos para la chica, pero después de unos minutos la neblina fue disminuyendo hasta que pudieron observar lo que estaba a su alrededor, tanto su hermana como Annabeth estaban mojadas y ambas chicas parecían bastante nerviosas.
Annabeth fue la primera en quitarse el papel de baño del oído seguido de las dos hermanas, — Iré a ver como esta Percy — dijo la chica mientras se dirigía al interior del barco, por su parte Hylla se quedó observando fijamente a la rubia, antes de hacerle un gesto a su hermana para que se acercará.
— ¿Viste algo extraño? — preguntó Hylla en voz baja, como temiendo que alguien las pudiera escuchar. — No sé si fue mi imaginación, pero juro que la vi que ella se había quitado el papel mientras estábamos ahí.
Reyna se quedó observando a su hermana, eso debía de ser imposible si eso hubiera pasado la chica se habría arrojado al mar para ser devorada por las sirenas, ningún mortal era lo suficientemente fuerte para no sucumbir ante el canto de las sirenas.
— Se que Circe nos pidió cuidar al chico, pero hay algo en esas dos chicas que no me gusta, no te confíes con ellas, mantente alerta —dijo Hylla antes de regresar al timón, Reyna se quedó un momento en silencio y si lo que había visto su hermana no fue producto de su imaginación y el anciano que ella vio en realidad pudiera haber tenido algo que ver en eso.
Reyna camino al interior del barco, al abrir la puerta donde estaba Percy fue recibida por una nerviosa hija de Ares,— ¿Todas están bien?— preguntó Clarisse con nerviosismo.
— ¿Él no intentó salir?— preguntó Reyna mientras revisaba el estado de salud de Percy.
— No, creo que ni siquiera se percato de lo que estaba pasando— respondió Clarisse, Reyna suspiro pesadamente no le agradaba para nada aquello.— ¿Annabeth está bien?
— ¿Ella no vino?— preguntó Reyna, Clarisse negó con la cabeza confundida.
— Ya hemos llegado— dijo Annabeth mientras entraba en la habitación.
— ¿Dónde estabas?— pregunto Reyna, observando fijamente a la rubia.
— Fui a mi habitación a cambiarme de ropa, debemos subir y ver como vamos a ir por el Vellocino— respondió con una sonrisa antes de abandonar la habitación.
— En esa isla está el Vellocino — declaró Hylla nerviosa, la isla se encontraba a unos doscientos metros del barco, a diferencia del resto de las islas, esta estaba llena de árboles, no parecía ser algún lugar peligroso.
— No quiero ser aguafiestas, pero esa isla debe de estar repleta de monstruos, es mejor que estemos preparadas.
— Creo que lo mejor es que Percy se quede aquí, será muy riesgoso llevarlo con nosotras — dijo Clarisse, aunque era la mejor idea, no podían asegurar que Percy estuviera a salvo aun quedándose en el barco.
— Me quedaré a cuidarlo, ustedes vallan por ese maldito Vellocino — dijo Reyna, estaba más que dispuesta a defender al chico, después de todo se lo debía.
— No me gusta esto, que tal si Enio lo encuentra o tal vez otro monstruo — añadió Clarisse, después de todo no sabían qué clase de monstruos habitaban en aquella isla.
— Es la única opción, llevarlo solo nos pondría en peligro a todas — dijo Reyna, — Tal vez pueda alejar el barco de la playa, eso me dará tiempo de actuar por si algún monstruo decide acercarse.
Annabeth se quedó en silencio, no quería dejar a su amigo y a pesar de que aquellas chicas no le habían hecho nada, aún no confiaba en ellas, — Me quedaré también — dijo la rubia.
— Eso no es posible Annie, vamos a necesitar toda la ayuda para traer el Vellocino — dijo Clarisse esperando convencer a su amiga, — Tienes que confiar.
La rubia asintió pesadamente caminando a la cubierta del barco, era mejor darse prisa y volver lo más rápido, — Cuídate hermana — dijo Hylla mientras seguía a las dos chicas.
Las chicas llevaron el bote hasta la playa donde lo aseguraron para poder regresar al barco, — Hay que estar atentas a cualquier cosa — dijo Annabeth mientras sacaba su daga, las chicas se adentraron en el extenso bosque esperando que no se encontrarán a ningún monstruo, caminaron alrededor de 10 minutos en silencio hasta que se detuvieron al encontrar algo en el suelo.
— ¿Eso que Hades es? — murmuró Clarisse señalando la huella que había en el suelo, era como si fuera la pisada de un reptil, pero lo que más les intrigaba a las chicas es que media aproximadamente 50 centímetros, ¿Qué clase de monstruo podía dejar una huella así?
— Manténganse alertas — respondió Hylla observando a su alrededor, Annabeth se abalanzó sobre sus compañeras. Antes de que una de ellas pudiera reclamar sintieron una fuerte vibración, provocando que las chicas levantarán la mirada, de todos los monstruos que se llegaron a imaginar que se encontrarían nunca pensaron que fuera la Hidra de Lerna. Media aproximadamente 25 metros de altura, sus tres cabezas eran de especie de una serpiente, y sus bocas estaban llenas de colmillos del tamaño de sus brazos. La Hidra para su fortuna siguió su camino, ignorando la presencia de las chicas.
— Por favor díganme que no vamos en la misma dirección — murmuró Clarisse, al ver que el monstruo se dirigía al centro de la isla. Pero su respuesta llegó desde los cielos al ver a un enorme dragón, dirigirse hacia el centro de la isla.
— Bueno ahora ya sabemos dónde está el Vellocino — dijo Hylla sin poder ocultar su nerviosismo, ahora no sólo se tenían que enfrentar al Dragón, también lo tendrían que hacer contra la Hidra de Lerna y los demás monstruos que estuvieran cerca.
— El Vellocino es como un imán para los monstruos, me temo que habrá aún más cuando nos acerquemos — explicó Hylla, ¿Por qué siempre tenían que ser tan difíciles las cosas? ¿Acaso las Moiras no podrían hacerlo más fácil?
— Esperen un momento — dijo Clarisse mientras se acercaba a uno de los árboles, tenían que saber a qué se iban a enfrentar, le tomo unos minutos a la chica llegar la cima del árbol, para ver el panorama en aquella isla, logro ver un árbol más grande y verde de los demás que es donde supuso que se encontraba el Vellocino, pero lo inquietante es que no solo la Hidra y el dragón estaban cerca, sino también un par de Ciclopes y Quimera, pero estos estaban actuando raro, tanto la Hidra como Quimera se adentraron en el bosque como si estuvieran buscando a algo.
— ¿Qué tan difícil es? — pregunto Hylla al ver la mirada de nerviosismo de la chica.
— Tenemos un problema — dijo mientras bajaba del árbol, — Logré ver varios monstruos, pero ellos están actuando diferente, me temo que algo los ha alterado.
— ¿Crees que nos han detectado? — pregunto Annabeth viendo a las dos chicas.
— Creo que sí, pero me temo que no somos nosotras la causa de ese efecto en ellos — explico Hylla con nerviosismo, — Creo que el haber intentado curar a Percy en el mar le quito el hechizo que le hizo mi Señora.
— Él será un imán para todos los monstruos — dijo Annabeth, aunque no parecía preocupada.
— Bueno pero el barco está lejos de la playa, ningún monstruo lo podría alcanzar, ¿no, es así? — dijo Hylla, pero al ver las miradas de sus compañeras sabía que eso no era del todo acertado.
— La Hidra, lo puede hacer — respondió Clarisse, — También hay una Quimera, ella será la primera en localizarlo, pero no creo que sea capaz de llegar hasta el barco, de los demás no creo que tengamos que preocupar.
Clarisse observó a Annabeth esperando que ella dijera algún plan, pero ella permaneció en silencio, incluso llego hasta sonreír. — Bueno eso nos hará las cosas más sencillas — dijo ella animada ante la mirada de sorpresa de sus compañeras, — Con Percy llamando la atención de todos los monstruos de la isla, será más fácil llegar al Vellocino sin tener que enfrentarnos a tantos, solo tendremos que preocuparnos por el dragón.
Una vez que terminó de hablar la hija de Atenea siguió la dirección que había tomado la Hidra, Hylla se quedó por un momento debatiendo si debía regresar al barco para alertar a su hermana, aunque era mejor darse prisa, recuperar ese Vellocino y al menos así dejarían esa isla. Las tres chicas siguieron caminando, se encontraron con un par de monstruos, pero al igual que como Hylla había visto estos actuaban de forma rara, incluso algunos las habían visto pero ellos continuaron caminando en dirección a la playa.
— ¡Suban rápido! — gritó Annabeth mientras intentaba escalar el árbol más cercano, tanto Hylla y Clarisse siguieron a la chica aun sin saber por qué lo estaban haciendo, después de un minuto un monstruo de unos 4 metros de altura irrumpió justo debajo de donde ellas estaban. Aquel ser tenía tres cabezas, la que más sobresalía era la cabeza de serpiente la cual estaba en la parte trasera en la cola del animal.
— Es Quimera — dijo Annabeth haciendo un gesto para que sus compañeras guardarán silencio, el monstruo se quedó inmóvil olfateando el lugar. Por un momento Hylla pensó que las había encontrado, pero para su fortuna Quimera soltó un rugido furioso para después echarse a correr en dirección a la playa. La chica se sintió aliviada por un momento al parecer la Quimera había logrado encontrar la ubicación de Percy y por eso no las había atacado, pero eso también significaba que su hermana podría estar en peligro.
— Creo que es mejor darnos prisa — dijo Annabeth bajando del árbol.
Las chicas tuvieron que detenerse un par de veces tratando de evitar encontrarse con uno de los monstruos que iba en dirección a la playa, hasta que llegaron al centro de la isla, donde un árbol sobresalía del resto, en una de sus ramas estaba el Vellocino de Oro.
— ¿Algún plan? — preguntó Clarisse viendo el lugar por si lograba encontrar algún monstruo cerca, pero no se veía a ningún monstruo o incluso el dragón cerca.
— No creo que debamos preocuparnos por algún monstruo, creo que todos están tratando de encontrar el rastro de Percy, el Dragón por otra parte debe de estar cerca — dijo Annabeth sin apartar la vista del Vellocino, — Hylla, tu intenta correr y atrapar el Vellocino, entre Clarisse y yo te vamos a defender.
Hylla no se veía muy convencida pero sólo asintió, — Clarisse ten lista la cabeza del Basilisco — dijo la chica mientras se preparaba para correr, tan pronto como la chica se acercó al Vellocino pudo escuchar el rugido del dragón, unos segundos después aquella bestia aterrizó enfrente de Hylla impidiendo que la chica pudiera acercarse al Vellocino. Un rugido feroz lanzó el Dragón, la chica de inmediato se arrojó al suelo evitando la llamarada de fuego que había arrojado.
— ¡Hey por aquí! — grito Annabeth tratando de llamar la atención de la bestia logrando salvar así a Hylla, pero provocando que el Dragón le lanzará una llamarada de fuego, la hija de Atenea logró colocarse detrás de una piedra evitando quemarse. Hylla aprovechó que el Dragón estaba distraído para acercarse hasta el árbol donde estaba el Vellocino. Para fortuna de las chicas unas decenas de Keres irrumpieron distrayendo al dragón, quien se mantuvo arrojando varias llamaradas de fuego tratando de alejar a las criaturas. Tan pronto como la chica sujeto el Vellocino, el Dragón rugió furioso mientras intentaba acercarse a donde estaba la chica, pero la interferencia de las Keres hizo que no se pudiera acercar.
—¿Ahora como le hacemos para regresar al barco? — preguntó Hylla mientras las chicas se ocultaban detrás de una roca para evitar que el Dragón las ataque.
El dragón de pronto arrojó una llamarada de fuego para fortuna de las chicas estaban protegidas, — No sólo eso me preocupa — murmuró Clarisse con nerviosismo, — Si esas cosas están aquí, significa que Enio está cerca.
Hylla suspiro pesadamente, si los monstruos habían logrado encontrar la ubicación de Percy, la Diosa Menor lo pudo encontrar más rápido y peor aún su hermana podía estar en peligro.
— Va a ser difícil llegar al barco con él detrás de nosotras — dijo Annabeth señalando al Dragón, sabían que ahí no les podía hacer daño, pero no se podían quedar ahí toda la eternidad.
— Tengo una idea — dijo la rubia de pronto mientras sacaba una gorra roja de su mochila.
— ¿Cómo no se nos ocurrió antes? — dijo Clarisse reconociendo la gorra mientras Hylla se queda observando a las amigas sin entender nada, Annabeth sonrió mientras se colocaba la gorra desapareciendo de pronto.
— ¿Por qué no lo dijiste antes? — exclamó Hylla molesta, — Ten el Vellocino y llévalo con Percy, nosotras intentaremos matar al dragón.
Annabeth timonel Vellocino, tan pronto como el Vellocino desapareció el Dragón rugió furioso tratando de encontrarlo, — Creo que deberíamos correr — dijo Hylla al ver lo enojado que estaba el Dragón, este cuando las vio, arrojó varias llamaradas de fuego tratando de quemar a las chicas para fortuna de ellas el bosque las protegía de que el Dragón no se pudiera acercar a tanto. Las chicas tomaron la dirección contraria a donde habían llegado para evitar encontrarse con Annabeth y que el Dragón la atacará por error. Las chicas lograron mantener una cierta distancia segura con el Dragón, pero aun sin poder atacar o usar la cabeza de Basilisco para defenderse.
— Para, ya no aguanto — dijo Clarisse deteniéndose detrás de unas rocas, — No podemos seguir así, solo estamos dando vueltas hay que pensar como matarlo.
Hylla echó un vistazo hacia el cielo intentando encontrar alguna del Dragón, — Ven por aquí — dijo la chica tratando de mantenerse oculta entre los árboles hasta que llegaron a un pequeño río, a unos cuantos metros de ahí se encontraba una pequeña cascada.
— Tu quédate aquí y ten lista esa cabeza, usa la cascada para protegerte — dijo Hylla mientras dejaba su mochila debajo de un árbol, — Trataré de traer al Dragón hasta aquí, creo que podemos usar el río a nuestro favor y así evitar morir quemadas.
Clarisse no estaba muy de acuerdo con el plan, pero era mejor intentarlo, Hylla sólo asintió antes de caminar intentando encontrar al dragón, pero lo primero que encontró fue una de las Keres. La chica se tuvo que arrojar al suelo para evitar un ataque, pero tan pronto se puso de pie uso su espada para hacerle un corte en una de las alas de la criatura.
El monstruo rugió furiosa, pero para mala fortuna el Dragón la eliminó arrojando una llamarada de fuego, — No sabes cómo odio esto — murmuró Hylla corriendo en dirección a donde estaba Clarisse, el aleteo y rugidos furiosos que lanzaba el Dragón sabía que este la seguía de cerca, en un par de momentos tuvo que sumergirse en el río para evitar verse quemada por las llamaradas de fuego que arrojaba la bestia.
— Ya sólo falta poco — murmuró tratando de darse ánimos, pero era bastante difícil correr en aquel río y sobre todo estar esquivando las llamaradas de fuego que lanzaba el Dragón.
— ¡Hazlo ahora! — grito Hylla cuando se iba acercando al lugar donde había dejado a Clarisse, aunque el nerviosismo de la chica aumentó cuando no pudo encontrar a la hija de Ares. El dragón estaba cada vez más cerca y una de las llamaradas había logrado quemar parte de su playera.
— ¡Arrójate al piso! — escucho la voz de Clarisse, Hylla levantó la mirada viendo que Clarisse se encontraba en la parte de arriba de la cascada sacándola cabeza del Basilisco, la chica se sumergió en el río viendo como el Dragón arrojaba una llamarada de fuego en dirección a Clarisse.
Salto de Línea.
Reyna observó fijamente como las tres chicas se adentraban en aquella isla, aquel lugar se veía tan tranquilo, pero era justo eso lo que más nerviosa la ponía, ningún sitio en aquel mar era algo que se podía llamar tranquilo y había aprendido con Circe que debía preocuparse más de los lugares así. No podía dejar de pensar en lo que había pasado hace unos momentos, tanto ella como su hermana habían visto algo raro en el territorio de las sirenas, sabía que podía confiar en Percy; Circe nunca las traicionaría y el chico se había arriesgado en dos ocasiones para salvarla, aunque en las chicas no podía confiar. Lo dudo por unos segundos pero al final decidió investigar más acerca de aquellas chicas.
Camino hasta la habitación donde se encontraba Percy, ahí se encontraba un par de mochilas, reviso la primera de ellas mientras se mantenía observando a Percy esperando que este no despertará. En la primera que reviso no encontró nada relevante, al parecer era la mochila del chico, pero en la segunda se encontró con una daga dorada, aunque lo más llamativo era el símbolo que tenía este grabado, el cual era una especie de reloj de arena.
— ¿Qué Hades es esto?— murmuro Reyna examinando la daga, era claro que aquello era un regalo de un Dios, pero no había ninguno que usará aquel símbolo, por más que intento buscar en la mochila tratando averiguar de quien era no logro, era de alguna de aquellas chicas, ¿pero cómo podría saber?
Aquello la estaba frustrando bastante tal vez su hermana tenía razón, ¿Y si su hermana estaba en peligro? pensó con temor, no había forma de avisarle de lo que había encontrado, solo esperaba que ella regresará, para hablar de lo que harían. La chica caminó de regreso a la cubierta observando el camino que habían tomado para ir por el Vellocino, aunque su tranquilidad duro muy poco, vio salir a un par de Ciclopes del extenso bosque, estos localizaron el barco, pero para fortuna estaban bastante lejos para ser alguna amenaza, pero era claro que sus amigas tenían que darse prisa o saldría algún otro monstruo que si pudiera llegar hasta ellos. se quedó unos minutos en silencio observando el paisaje, a excepción del par de Cíclopes aquel lugar estaba bastante tranquilo.
Los Cíclopes intentaron entrar en el mar pero de inmediato regresaron a la playa lanzando un par de rugidos, de pronto ellos se detuvieron y regresaron de inmediato al bosque, unos segundos después el rugido de un león la distrajo, Quimera había aparecido en la playa y arrojaba fuego en dirección a la playa.
— Esto no es bueno — murmuró Reyna, por más que la Quimera tuviera una fascinación por los semidioses, solo había una respuesta que explicará aquella actitud del monstruo. Y lo peor, es que no sabía cuánto tiempo más tenía, antes de que llegarán más monstruos a la playa y peor aún, Enio podría llegar en cualquier momento. Reyna examino todo el barco en busca de algo que le pudiera ayudar para defenderse en caso de que algún monstruo pudiera llegar a donde estaban, pero todo lo que encontró era inútil para usarlo como defensa, solo quedaba esperar a que su hermana y las otras dos chicas llegarán, para poder alejarse de aquella isla. Pero su tranquilidad solo duró unos segundos, otro par de rugidos la alertó, levantó la vista observando a las Keres acercarse a la isla, de inmediato la chica corrió al interior del barco tenía que darse prisa antes de que ellas terminaran por ubicar a Percy.
— Perdón por lo que voy a hacer — dijo Reyna sacando a Percy de la bañera, con esfuerzo la chica logro llevarlo hasta la cama, Percy por su parte gemía de dolor mientras sus piernas y gran parte del pecho se veía cubierto de negro. — Por favor, traga esto — dijo la chica intentando que Percy tomará de la poción, pero el se mantuvo en silencio, hasta que Reyna le tapo la nariz obligando a que Percy abriera la boca, tan pronto como la chica se percato que se había tomado todo el líquido la chica le destapo la nariz. De inmediato y con su arma lista salió a la cubierta con sigilo, tratando de que las Keres no se percatarán de su presencia.
Para alivio de la chica tanto la Quimera como las Keres lucían confundidas, intentando localizar el paradero de Percy. Ella sabía que aquello solo era temporal, y más aún cuando afuera del agua el veneno iba avanzar más rápido
Las Keres se mantuvieron unos minutos quietas antes de salir volando en dirección a la isla, ignorando por completo al barco, eso al menos le daría algo de tiempo, aunque ahora las Keres se dirigían a donde estaban las chicas.
— Deja de esconderte Reyna.
Reyna sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo, ni siquiera se había dado cuenta en qué momento su mano había empezado a temblar. La chica subió un par de escalones para llegar a la cubierta, donde se encontraba la Diosa Menor, estaba aún costado del timón, viendo la playa, con su cabello negro lleno de sangre, al igual que en casi todo el cuerpo, Enio se dio la vuelta dándole una sonrisa macabra.
— Vamos hija tranquila, no tienes por que temer, no te haré daño — dijo Enio sonriendo, aumentando aún más el nerviosismo de Reyna.— Al menos no pronto.
— Per...Percy no está aquí — dijo Reyna tratando de sonar lo más tranquila que pudiera, pero sus nervios le estaban jugando una mala pasada.
Enio sin dejar de sonreír levanto su espada apuntando a la chica, — Se que el chico esta adentro muriendo por el veneno del Basilisco — dijo, sin apartar la mirada de Reyna, — Pero como te dije antes, tranquila no te haré daño, aún tenemos que esperar a que lleguen las demás.
Reyna se mantuvo en su sitio, tratando de pensar en cómo salir de aquella situación, aunque cada uno de los planes que se le ocurrió eran difíciles de tener éxito más aún cuando Percy no se podía mover. Y lo peor de todo es que Enio estaba tan tranquila.
Salto de Línea
Hylla nadó hasta la orilla del río, agotada de todo lo había pasado, el cadáver del Dragón estaba aún tirado en el río muy cerca de done ella se había sumergido.
— ¿Estás bien? — pregunto Clarisse sorprendiendo a la chica, al menos habían logrado deshacerse del Dragón. — Es mejor que vallamos de regreso al barco.
La hija de Ares le ayudó ponerse de pie, aun con dificultad las chicas pudieron llegar hasta la playa y para sorpresa de ambas el bote aún se mantenía en su sitio.
— ¿Le habrá pasado algo? — preguntó Clarisse observando a su compañera, pero ella estaba igual de confundida.
— Suban al bote y hagan de cuenta que no estoy aquí — dijo Annabeth, — Vean hacia el barco, Enio esta ahí.
Tanto Hylla y Clarisse voltearon a ver al barco, viendo a la Diosa Menor en la cubierta del barco. — ¿Mi hermana?
— Ella está bien, no sé qué es lo que planea Enio, pero si queremos salvar a Percy háganle creer que fracasamos, con él en buen estado tal vez podamos tener la oportunidad de ganarle — explico Annabeth.
Salto de Línea
A Reyna le pareció que había pasado una eternidad, pero después de casi treinta minutos esperando vio a su hermana y Clarisse acercarse al barco, ambas se veían con varias heridas, pero lo que más le preocupaba era que no venía Annabeth con ellas, ¿Acaso habían fallado? y lo peor era que sin el Vellocino Percy no iba a sobrevivir. Tan pronto como llegaron al barco las dos chicas subieron de inmediato con sus armas listas para encarar a la Diosa Menor, ella se volteó tranquilamente para ver de frente a las tres chicas.
— ¿Y el Vellocino? — preguntó Enio con una sonrisa. Clarisse no lo pensó ni un segundo y ataco de inmediato a la Diosa Menor, pero ella detuvo su lanza con su mano, sin inmutarse de la cortada que tenía su mano.
— Eres igual a tu padre — dijo Enio, arrebatándole la lanza, — ¿De verdad están tan estúpidas que creen que podrán contra mí?
El nerviosismo de las chicas aumento más cuando se percataron que las Keres se acercaban al barco, — Serán mis Keres las que se encarguen de ustedes, tengo que llevar al niño al Olimpo antes de que muera y Zeus lo pueda asesinar — dijo Enio caminando en dirección al interior del barco, pero Reyna y Hylla se interpusieron en su camino.
— Esto no tiene que acabar así niñas, les ofrezco una muerte rápida a manos de mis Keres. Créanme que ninguna de ustedes quiere ver de lo que soy capaz — añadió Enio, pero ninguna de las tres chicas se quitó del camino.
— Si quieres llevarte a Percy primero tendrás que matarnos — dijo Clarisse.
— Si es lo que quieren — dijo Enio, — Ataquen.
Las criaturas de inmediato atacando a las chicas, solo Hylla y Reyna tenían aun sus armas logrando que las Keres no se acercaran tanto, Clarisse por su parte aun sin su lanza batallaba contra las Keres golpeando a estas con sus puños, pero no pudo evitar que las Keres la lastimaran en varias ocasiones, pero eso solo aumento la furia de la hija de Ares, aunque a pesar de toda la resistencia que ponían las chicas, las keres lograron desarmar a Hylla y Reyna.
A pesar de que las chicas se encontraban sin armas y bastante heridas ninguna se quitó del camino, — Es mejor que ya dejen de intentarlo — dijo Enio con una sonrisa.
Annabeth aprovecho que Enio no se percató de su presencia para poder llegar hasta el camarote donde Percy se encontraba recostado sobre la cama. Se pudo percatar como aquel líquido negro casi cubría la totalidad del cuerpo de su amigo, él se mantenía con los ojos cerrados, pero no dejaba de murmurar.
La chica coloco cuidadosamente el Vellocino sobre el cuerpo de su amigo, tan pronto como lo toco, el cuerpo Percy se iluminó.
— Espero que si funcione — murmuró con nerviosismo la hija de Atenea, los ruidos en la cubierta solo aumentaban más el nerviosismo, las Keres no dejaban de rugir violentamente. Aunque parecía que el líquido negro si empezaba a desaparecer para la chica lo hacía demasiado lento.
— Al parecer si tuvieron éxito.
La hija de Atenea se dio la vuelta percatándose que Enio estaba parada en la puerta con una sonrisa maliciosa, de inmediato la chica intento atacar a la Diosa Menor con su daga, pero ella esquivo el ataque con facilidad para después tomar por el cuello a la hija de Atenea.
— Ninguna de ustedes es digna de pelear contra mí — dijo Enio arrogante observando fijamente a la rubia, Annabeth lanzó un par de golpes pero poco a poco iba perdiendo fuerza, Enio sonrió antes de arrojarla al piso. — Tienes suerte niña.
Enio retiro el Vellocino del cuerpo de Percy, quien ya había logrado sanar del todo pero aún se mantenía inconsciente, la Diosa salió a la cubierta del barco donde las chicas habían sido derrotadas por las keres, — Maten...
Enio de pronto fue arrojada varios metros al mar, las Keres de inmediato intentaron ir en rescate de su ama pero todas ellas se vieron atacadas por ráfagas de agua provocando que se alejarán del barco. — Veo que sigues vivo — murmuró Enio, Percy solo sonrió antes de correr a la cubierta del barco y saltar al mar, la diosa menor se elevo por los aires pero no fue suficiente ya que fue golpeada por un puño de agua que la regreso al mar.
Percy de inmediato aprovecho la oportunidad para nadar en dirección a la diosa menor, quien intento defenderse pero la velocidad del niño no le dejaba reaccionar, Enio logró lanzar una bola de energía sacando a Percy del mar, donde de inmediato fue sujeto por varias Keres. — Eres una molestia — dijo Enio molesta.
— Aún estas en mi terreno de juego — dijo Percy sonriendo mientras unas ráfagas de agua golpeaban a todos provocando que las Keres lo soltaran, en esta ocasión Percy se mantuvo de pie en el mar viendo fijamente a la Diosa Menor.
— Aún no has ganado nada Jackson — grito furiosa antes de desaparecer junto con las Keres. Percy de inmediato regreso al barco para ver como se encontraban sus compañeras.
— ¿A dónde fue? — pregunto Reyna observando el cielo esperando que en cualquier momento Enio apareciera.
— Ella no va atacar — dijo Annabeth, — Se dio cuenta que Percy iguala su fuerza cuando está en el mar, va a intentar atacarlo fuera de este.
— Bueno eso nos ayudará a pensar en algún plan — respondió Percy esbozando una sonrisa. — Gracias por salvarme.
