¡Hola! Les quiero presentar esta nueva historia que espero que disfruten.

Disclaimer: Los personajes, algunos sucesos, lugares, hechizos, son de J.K. Rowling, la trama es mía. Esta historia está también siendo publicada en Wattpad por mí, no autorizo su publicación en cualquier otra plataforma.

Cada capítulo va acompañado de una canción, así que la historia tiene su playlist que pueden escuchar en Spotify y en Youtube.

CANCIÓN: Dancing on my own - Callum Scott

Sin más, que comience la lectura.


CAPÍTULO 1: Insaciable curiosidad

Hermione entró a casa haciendo malabares, el pequeño Scorpius se había quedado dormido durante el camino y también llevaba un par de portafolios además del bolso.

—¿Hermione?

Su esposo se acercó hacia la sala mientras se terminaba de atar el nudo de la corbata. Se veía realmente guapo y eso fue lo que le extrañó a ella. Él nunca usaba sus trajes "especiales" a menos que sea un acontecimiento importante.

— ¿Por qué llegas tan temprano del trabajo? —Le dijo esta vez revisando las mangas de su camisa de manera indiferente.

—Me llamaron de la guardería porque Scorp se sentía mal y tuve que ir a recogerlo y traer el trabajo a casa. —Habló en voz baja, mientras sonreía al pasar las manos por el rubio cabello de su hijo.

—Pudiste avisarme y hubiera ido sin que tengas que dejar el trabajo.

Draco se acercó a ella y dejó un beso en la cima de su cabeza.

—Sé cuánto odias traer trabajo.

—Dijiste que tenías una reunión por la tarde. —Ambos hablaban en voz baja. —Voy a dejar a Scorp en su habitación para que esté más cómodo y yo vuelva a sentir mi brazo.

Draco también besó la frente de su hijo y la dejó ir.

Hermione entró a su habitación cuando él terminaba de arreglarse. Se paró tras él para acomodarle el cuello del saco.

—No entiendo cuando serás capaz de ponerte el saco de manera correcta. —Le sonrió mirándolo al espejo.

—No me preocupo por eso mientras te tenga a ti. —Sonrió de esa manera cautivadora que tanto le encantaba a ella.

La tomó de la cintura y la besó con ansias, o eso fue lo que sintió Hermione mientras pasaba los dedos por su nuca. Continuaron así hasta que se les hizo imposible seguir ignorando lo mucho que necesitaban volver a respirar.

— ¿A dónde vas tan guapo? —Preguntó ella, pasando los dedos por su pecho.

Draco retrocedió y comenzó a recoger sus cosas.

—Pues la reunión fue un éxito y habrá una cena. —La rodeó y se paró frente al espejo para reacomodarse el cabello. —No me esperes despierta, tal vez los ejecutivos quieran hacer algo de vida nocturna.

—Lamentablemente aunque no quieras tendré que esperarte.

Su esposo la miró dudoso y si ella no lo conociera tan bien, habría creído notar cierto temor.

—Ya viste que traje trabajo y no descansaré hasta terminarlo por completo. O por lo menos uno de los casos.

Sonrió con expresión cansada.

—Bueno, entonces nos veremos más tarde.- Tomó su mentón y dejó un suave beso en sus labios. —Cuida de Scorp. —La castaña asintió.

Cuando terminaba de deslizar la falda por sus piernas, escuchó un ruido en la chimenea y otra sonrisa se apoderó de sus labios al pensar que Draco había pasado a despedirse de su hijo.

¡Merlín! Su hijo. Casi tres años después y aún no creía que esa preciosa personita fuera hijo de ambos, aún le resultaba increíble. Nunca pensó que el ir a aquella fiesta cambiaría por completo su vida, uniéndola a la de la persona menos esperada. Si tan solo alguien le hubiera advertido habría tratado de hacer las cosas de manera mejor, tomarse su tiempo.

Para ella habría sido solamente un desliz, una cosa de una noche y antes de eso no se había atrevido a volver a entregarse de esa manera a un hombre.

Había tenido breves pero interesantes conversaciones con Draco Malfoy, pero aquella noche los dos se desligaron de su pasado y se entregaron a esa vorágine de emociones y sucesos, tocaron el cielo juntos, muchas veces.

Y había sido tan memorable que optaron por empezar de nuevo y darse una oportunidad. Solo que cierta personita, que para ella era su vida entera, adelantó su aparición. Y cuando Draco asumió su responsabilidad, solo logró que ella se enamorara más de él y eso se repitió durante los siguientes nueve meses, con cada gesto, acción y palabra, los llevó a enamorarse perdidamente.

Tal vez el orden de las cosas no había sido el esperado, pero ella amaba la manera en la que se dieron. Amaba a Scorpius y a Draco, amaba llegar a casa y encontrarlos a ambos, despertar y tener a Draco al lado, oír a su hijo llamarla y abrazarla.

Al terminar de ponerse el pijama, caminó descalza por la habitación, buscando sus pantuflas pues durante todo el día había llevado tacones y tenía los pies adoloridos. Al final de la cama encontró una pantufla y se dispuso a buscar su par registrando toda la habitación. Cuando estuvo a punto de darse por vencida, optó por inclinarse a buscar bajo la cama y dio un grito de júbilo cuando por fin encontró el calzado.

Notó que había algo más ahí abajo y tomó su varita para poder iluminar y descubrir qué era lo que había llamado su atención.

Un pedazo de pergamino.

Era eso lo que había visto, se estiró todo lo que pudo y alcanzó con las yemas de los dedos el dichoso pergamino.

Y entonces repudió su insaciable curiosidad, odio a sus pantuflas por perderse y hacer que ella viera debajo de la cama e incluso llegó a odiar el saber leer.

Draco:

Estoy de vuelta en Londres y me encantaría volver a repetir lo de la última vez, yo sé que tú también, cariño. ¿Te parece si nos vemos mañana por la noche?

Si tu respuesta es afirmativa, pues nos veremos donde siempre.

Por si no lo recuerdas, en ese bar del Callejón Diagon, donde todo empezó.

Te estaré esperando con ansias, amor.

Astoria Greengrass

Y la dichosa Astoria firmaba la misiva con un beso de un escandaloso labial rojo. Hermione comenzó a romper aquella carta y no descansó hasta hacerla pedazos y ni aun así fue suficiente para ella pues le lanzó un Incendio y desapareció los restos.

Más pronto que tarde, los sollozos comenzaron a sacudir su cuerpo entero. Pensó en su hijo y decidió no ser tan cobarde, era una ex Gryffindor y no había pasado por esa casa para terminar destruida en su habitación.

Convocó su patronus, que poco después del matrimonio con Draco, se había convertido en un león.

— ¿Ginny, podrías venir a mi casa? Es urgente, por favor. —Por más que luchó por controlar su voz, al final se le escapó otro sollozo y dejó ir a su león.

No pasaron ni 5 minutos, cuando oyó el sonido de la chimenea, corrió rápidamente hacia el salón y se lanzó a los brazos de su amiga que tuvo que cambiar de brazo a James para poder recibirla.

— ¿Qué pasó, Mione? —Le dijo con ternura, pasando las manos por su cabello de manera tranquilizadora.

—Draco… —Soltó un sollozo.

La pelirroja, la tomó de la mano y la llevó hasta el sofá, estrechó sus dedos instándola a hablar y a la vez reconfortarla.

—Estaba… —Hermione, tomó un honda respiración, parpadeó y trató nuevamente de hablar. —Estaba buscando… y encontré un pergamino bajo la cama y yo… —La voz se le volvió a quebrar. —¡Merlín y Morgana!, Ginny. He sido… tan tonta… él me estaba engañando.

— ¿Qué demonios, Hermione? —Su amiga frunció el ceño y apretó la mandíbula. — ¿Estás segura?

— ¡Sí! Era de Astoria Greengrass y le… decía que se reunieran para repetir lo de la última vez… lo llamó amor y dejó un beso al final.

Se secó la nariz con el pañuelo que le tendía su amiga.

—Hermione, él te quiere. Estoy tan segura de que no te cambiaría por una mujer como ella, ¡eres la madre de su hijo! —Exclamó.

—Pero se fue con ella, se alistó y me dijo que iba a una cena pero sé que se fue con ella.

Sollozó nuevamente.

— ¿Cómo sabes que es de hoy?

Ginny se encontraba totalmente confundida, no creía que ella estaría defendiendo a Malfoy cuando supuestamente él estaba con otra. Pero eran una familia y un malentendido no los iba a destruir, tenía que ayudar a su amiga.

—La tinta era fresca y… ayer Draco recibió una carta que ni se atrevió a leer aquí. —La voz le temblaba pero ya había dejado de llorar.

— ¿Qué decía la carta, exactamente? —Volvió a insistir.

—Ella ha regresado a Londres y le decía que se vean nuevamente hoy en el bar donde todo comenzó. —Citó con ironía. — ¡Lo llamó amor!

— ¿Pero y si él fue a decirle que lo dejara en paz? —Trató nuevamente.

— ¿Con su traje más nuevo? —Negó con la cabeza. — ¡Mierda! Hasta le arreglé el saco.

—Mione, piénsalo bien. Ustedes son una familia, piensa en Scorpius. Y hasta donde lo he visto, ustedes le importan, no los cambiaría por una aventura.

Ginny, notó que su amiga iba a replicar. Extendió nuevamente la mano y tomó la suya.

— ¿Por qué no vas a ese bar? No quiero decir que lo sigas, pero así corroborarías tus sospechas y te quedarás tranquila.

— ¿Y si termino peor? Tengo miedo, Ginny. —Su llanto fue silencioso.

—Mione, si no lo compruebas te vas a quedar con la duda y eso no ayudará a tu relación. —Sonrió cariñosamente. —Anda ponte algo decente y enfrenta esto solo como Hermione Granger lo haría. Yo me quedaré a cuidar de Scorpius. ¿Está dormido verdad? —La castaña asintió. —Date prisa.

Ginny, le dio un empujón y Hermione regresó a la habitación. Cogió el vestido que había usado el día anterior para ir al trabajo y arregló su maquillaje, se deslizó nuevamente en sus tacones y regresó al salón.

—A sí me gusta. —Le sonrió Ginny, dejó a James sobre el sofá y se acercó a su amiga. —Por muy Draco Malfoy que sea, no se merece tus lágrimas, ¿me entiendes? —Ella asintió.

—Gracias, Gin.

Se apresuró a entrar a la habitación de Scorpius y acarició su frente dejando un beso.

—No importa qué, te amo. Siempre. —Acarició sus mejillas y dio media vuelta.

Ginny Potter, la esperaba al lado de la puerta.

—Estaba pensando y oí sobre un bar a espaldas de Gringotts, tal vez esté allí, es relativamente nuevo. —Tomó los hombros de Hermione. —Si tus sospechas resultan ser ciertas, no te ensucies las manos con ninguno de los dos.- Besó su mejilla.

Hermione, cerró los ojos y pensó en el Caldero Chorreante, tras llegar allí se fue directamente a Gringotts y efectivamente, allí había restaurantes muy iluminados y algunos cafés. Unas cuantas tiendas más abajo, encontró un bar muy elegante. Se detuvo al otro lado de la acera y observó tras la ventana.

Se sentía mal, no era propio de ella desconfiar de alguien y llegar a seguirlo pero Ginny tenía razón, debía quitarse esa duda.

Y antes de que desistiera de aquel loco plan, la puerta del bar se abrió dejando salir a dos personas. Draco y la que se suponía era Astoria. Ambos sonrientes y tomados de la mano.

Se quedó estática, observando y rompiéndose.

Draco tomó a su acompañante de la cintura con agilidad y se besaron apasionadamente y en medio de ese beso, desaparecieron.


Primer capítulo terminado, espero que haya sido de su agrado y se animen a leer el siguiente capítulo.

Gracias por su apoyo y espero con muchas ansias sus reviews, se los agradecería mucho.