¡Hola! Lo sé, lo sé. No sé que tengo últimamente que tardo en las actualizaciones.
No causo más molestias y les dejo leer.
CANCIÓN: CAN'T FIGHT THIS FEELING - REO SPEEDWAGON
Noticias que acoges, noticias que ofreces
Draco salió del ascensor en cuanto se anunció que había llegado al Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, en el cuarto piso del Ministerio de Magia.
Tras saludar al asistente de Hermione, llamó a la puerta de su oficina esperando a que ella contestara. Pasados unos segundos no recibió respuesta alguna y volvió llamar, intentó dos veces más y finalmente se decidió por entrar sin permiso en la oficina.
Todo estaba pulcramente ordenado y sin nada fuera de lo normal; excepto por una dormida Hermione Granger que tenía la cabeza recostada sobre sus brazos en el escritorio y había una pluma cerca de sus labios que se agitaba con cada respiración suya.
Aunque era, quizá, la tercera vez que la contemplaba dormida, aún le resultaba sorprendente lo mágica y absorbente que se veía.
—Hermione. —La llamó suavemente. — Hermione, despierta.
Ella soltó un quejido y apenas se movió.
—Granger, despiértate por favor. — Insistió nuevamente.
Puso sus manos en sus hombros y fue levantándola poco a poco y la apoyó contra el respaldo de su asiento.
—Hermione, despierta. —Repitió, acompañando su voz con un beso en la frente y luego en su mejilla, sonrió cuando llegó a sus labios y ella respondió.
—Lo siento. —Dijo ella, alejándose de él segundos después. — No sé qué me pasa, estoy muy agotada. Ayer… —Bostezó. —… me quedé dormida apenas salí de la ducha. Y ahora no puedo leer más de dos páginas sin…— Otro bostezo. —…que comience a caer sobre el libro.
Draco la miró con una inevitable sonrisa, ahora estaba toda despeinada, con las mejillas sonrojadas. Besó su frente otra vez y comenzó a guardar las cosas del escritorio.
— ¿Qué haces?—Preguntó Hermione, aturdida.
—Guardar todo. —Rodó los ojos. — Iremos a comer y luego te acompañaré a casa para que descanses.
—Pero tengo trabajo que hacer.
—Entonces trabajaras en casa, no dejaré que vuelvas a quedarte de dormida aquí y despiertes cuando no haya ni un fantasma en el Ministerio. —Se paró a su lado, con los brazos cruzados.
—Odio llevar el trabajo a casa. — Sentenció con un puchero. —Además sé que mi cama me seducirá y habré llevado los pergaminos para nada. — Luego frunció el ceño. — Odio sentirme así, es como si casi no pudiera mantenerme de pie. Todo cansa, todo pesa, no siento más que agotamiento en cada cosa que hago. — Sus ojos repentinamente se llenaron de lágrimas.
Fue un momento incómodo para Draco, en un minuto la tenía sonriendo y al siguiente estaba al borde del llanto. Se preguntó si ella estaría en "esos" días. Decidió preguntarle más tarde, aunque de manera suave, algunas chicas se indignaban con esa pregunta pero él solo quería poder ayudarla a lidiar con lo que le pasaba, no le gustaba verla tan frustrada y enojada consigo misma.
— ¿Te parece si después de comer me acompañas al trabajo?— Sugirió en un intento de animarla.
— ¿Quieres que vaya a tu trabajo? Pero… eres el jefe y tus empleados…— Se sintió cohibida. — ¿Quieres que trabajemos juntos en tu oficina?
—Eres mi novia y no me importa que mis empleados te conozcan y además podemos quedarnos donde te sientas cómoda, si lo deseas podemos ir a mi departamento y pasar la tarde ahí. —Encogió los hombros y la tomó de las manos para ponerla de pie.
—Draco estoy agotada.
—No te he dicho a qué vamos a ir a mi departamento, depravada. —Sonrió con burla.
—Oh, cállate y llévame a comer. Luego haremos lo que dijiste. —Tomó su bolso, metiendo dentro unos cuantos pergaminos. — Si te comportas, tal vez pueda quedarme contigo hasta mañana.
Ambos salieron de la oficina y caminaron por los pasillos ante algunas miradas indiscretas.
— ¿No cenas hoy con los Weasley?—Inquirió con escéptico.
—Generalmente sí, pero Harry y Ron salieron a una misión hoy, así que…—Elevó una ceja. — Solo si te portas bien y si a mi cuerpo no le da ganas de tomar una siesta de 14 horas.
La pareja se dirigió hacia un restaurante en el callejón Diagon, entre bromas y conversaciones. A Draco no le pasó desapercibido el gesto que Hermione hizo con la nariz al entrar en el restaurante y mientras buscaban una mesa.
Revisaron la carta e hicieron sus pedidos, para continuar hablando.
—Y Merlín, hubieras visto la cara de Artylous cuando Kingsley aprobó la norma. —Se inclinó hacia atrás para que el mesero pudiera poner los platos. — Gracias. — Sonrió.
— ¿Siempre te ponen las cosas difíciles con tus normas y proyectos de ley?—Asintió hacia el mesero.
—Solo cuando son muy radicales y van contra sus tradiciones. —Encogió los hombros y se giró hacia su plato.
— ¿Cómo los elfos y los centauros?—La miró otra vez, notando la mueca de asco de Hermione. — ¿Pasó algo?
Ella empujó el plato y se apresuró a beber del vaso de agua que tenía al lado.
—Eso… huele demasiado a azafrán. — Frunció la nariz.
Draco acercó el plato hacia él y sólo distinguió un ligero olor a azafrán. Sin embargo, el rostro de Hermione estaba volviéndose verde.
— ¿Quieres que te acompañe al servicio?—Ella negó con la cabeza, respirando a intervalos.
—Solo… ¿puedes pedir más agua, por favor?— Murmuró cerrando los ojos e intentando respirar con serenidad.
Draco acarició su espalda en círculos hasta que Hermione se recuperó, besó su mejilla y regresó a su lugar.
—Pediré otra cosa para ti. — Sugirió y buscó con la mirada al mesero.
—No quiero comer, creo que si pruebo algo esta vez sí vomitaré. — Sus mejillas se sonrojaron. — Lo siento tanto, fuiste a buscarme y yo me pongo mal y…
El rubio estiró su mano y entrelazó los dedos con los de ella.
—No tienes de que disculparte, lo importante es que estés bien. —Sonrió hacia ella. — Por lo que tienes que comer… ¿Algo blando, tal vez? ¿Puré de patatas?
Hermione asintió dubitativamente, porque enserio tenía mucha hambre pero no quería volver a sentir el mismo malestar de minutos antes.
Por suerte no tuvo inconvenientes con su segundo platillo y al terminar de comer, ambos fueron a las oficinas de Draco.
Él la llevaba de la mano, sin importarle que algunos de sus empleados tuvieran la mandíbula desencajada.
Su oficina personal tenía su huella impresa en uno que otro lugar. Sillones de cuero, el escritorio negro de caoba, plumas perfectamente ordenadas, algún chispazo de verde y algún otro de plateado.
Luego se fueron hacia el departamento del rubio por Red Flú, donde trabajaron uno al lado del otro hasta que Hermione se quedó dormida sobre el hombro de Draco.
Hermione entreabrió los ojos y sonrió al percibir a quién tenía al lado y la apresaba por la cintura, aspiró el aroma de Draco que estaba por todas partes con una sonrisa de satisfacción.
Se giró entre sus brazos para poder observarlo y fue cuando una oleada de náuseas la sorprendió. Se levantó de la cama muy rápidamente y entró al cuarto de baño de Draco.
Un escalofrío la recorrió al inclinarse sobre el inodoro, pues sintió el frío de las losetas contra sus rodillas al tenerlas descubiertas, recordó entonces que tras su frenética actividad con Draco a mitad de la madrugada, solo había dormido con una camisa de pijama de su novio.
Notó a Draco detrás de ella, sobándole la espalda con caricias circulares y sujetándole el cabello, mientras los vómitos no parecían cesar y los desagradables ruidos que hacía eran lo único que resonaba en la estancia.
Poco a poco, los espasmos dejaron de sacudir su cuerpo y con la ayuda de Draco se puso de pie. Mientras se enjuagaba la boca y cepillaba los dientes, vio su demacrado reflejo en el espejo.
—No puedes seguir así, iremos a San Mungo a que te vea un medimago— Le dijo Draco seriamente, también observándola a través del espejo. — ¿Ya te habías sentido así antes?
—No. —Dio la vuelta y lo abrazó. — He estado teniendo náuseas por la mañana pero no había vomitado. —Sollozó. —Me siento mal Draco, no me gusta sentirme así.
Draco acarició su cabello y la besó por unos minutos, también disgustado por verla así, tan débil.
—Regresa a la cama, iré a buscar comida y después iremos a San Mungo. — La llevó de vuelta al dormitorio.
—No quiero comer nada. —Hizo un gesto de asco, a la vez que volvía a recostarse en la cama.
—Hermione, tienes que alimentarte. —Sentenció. — Posiblemente devolviste todo lo que has comido en el último mes.
El mago ni siquiera se tomó la molestia de tomar un baño, antes de vestirse, acercarse a su novia y darle un beso en la frente, para luego salir.
Pasó por la cafetería que estaba cerca de su edificio, hizo rápidamente su pedido e incluso pagó por demás para que acelerarán su entrega.
Al regresar, oyó el sonido del agua en el cuarto de baño y esperó pacientemente a Hermione.
Estaba angustiado por ella, con todos esos malestares y lo frustrada que se veía. Tenía que llevarla a un medimago, así tuviera que hacerla levitar.
Ella salió vestida con otro de sus pijamas y se veía evidentemente nerviosa. Comieron en la cama y estuvo conforme al ver que Hermione comía sin ningún inconveniente.
Al terminar, la castaña se recostó junto a él y lo miró por unos segundos antes de hablar.
—Yo… Draco…—Se mordió el labio. — Yo… creo…—Cerró los ojos con fuerza. — Yo creo saber porque me he estado sintiendo así.
Él esperó pero Hermione no continuaba.
— ¿Y? ¿Es algo malo? ¿Te vas a recuperar?— Insistió.
La joven bruja detalló a su novio, aún nerviosa y en el fondo, muy temerosa por la forma en la que él fuera a reaccionar.
No estaba del todo segura de sus suposiciones, no obstante era mucha casualidad como para obviarlo. Juntó las premisas del malestar en el estómago, el cansancio, la susceptibilidad de su olfato y el hecho de que había olvidado por completo prestarle atención a su ciclo menstrual y no fue hasta que Draco dijo la palabra "mes", que se dio cuenta.
El espíritu Gryffindor que aún habitaba en ella, la hizo erguirse y enfrentarse al mago que tenía en frente. Iba a ser fuerte, pasara lo que pasara.
—Draco… yo creo… — Lo miró y se inclinó a besar ligeramente sus labios. — Draco, creo que estoy embarazada. — Susurró.
Decir que aquella confesión sorprendió a Draco, fue poco. Era como si la tierra se hubiera abierto bajo sus pies, era como una caída infinita desde una escoba, atravesaba el aire pero no colisionaba sobre algo sólido.
Estaba suspendido, varado, en el limbo.
Él sabía que en algún momento debía tener un hijo, era parte de su deber como heredero Malfoy. Incluso últimamente había considerado que Hermione sería la madre de ese hijo. Pero esto era demasiado pronto, si apenas había comenzado una relación con ella.
Y luego se le presentó un temor aún mayor. Cabía la posibilidad de que él fuera a ser padre y él no sabía cómo ser padre. El suyo no fue un gran modelo de progenitor y Draco no tenía idea de cómo ser uno.
— ¿Cariño? ¿Draco?— Oyó el eco de la voz de Hermione, llamándolo.
Cerró los ojos por unos segundos y luego los abrió para ver a su novia. No le gustó para nada ver que ella temía lo que él fuera a hacer o decir.
Dejó escapar el aliento que había estado reteniendo sin ser consciente, y tomó sus manos.
—Lo siento, yo…—Acarició su mejilla. — Perdón por asustarte, solo…—Ella estaba ahí, junto a él y posiblemente tendrían un hijo juntos. ¿De qué le servían todas sus máscaras?— Yo… tengo miedo. — Confesó en voz queda.
El corazón de Hermione se apretó y lo abrazó con más fuerza.
—Yo también tengo miedo. — Susurró, recibiendo como respuesta un beso cargado de muchas emociones.
Por largos minutos, permanecieron entre los brazos del otro, con miles de cosas pasando por su mente.
—Creí que nos estábamos cuidando. — Dijo el rubio rompiendo el silencio. — Dijiste que tomabas la poción.
—En realidad no fuimos muy cuidadosos la primera vez. — Sus mejillas se sonrojaron. — He tomado la poción anticonceptiva mensualmente desde que tengo 20 porque me ayuda a regular mi ciclo. Pero esa noche… bebimos, en la fiesta bebí Whiskey de Fuego y luego contigo bebí vino, a veces las propiedades de la poción se anulan con las bebidas alcohólicas, supongo que al combinar ambas…
Draco rodeó su cintura con los brazos y también pensó en aquella noche. Y algo en su mente se iluminó.
—Yo… hice el hechizo anticonceptivo. —Sonrojándose del mismo modo. — Sin embargo se hace… antes… yo lo olvidé y lo hice… después.
Ambos se quedaron en silencio, cada uno con sus propias cavilaciones. Hasta que decidieron que antes de comenzar a tomar decisiones, primero tenían que confirmar su, cada vez más veraz, suposición.
Al final fueron a San Mungo, tras discutir las reticencias que Hermione tenía sobre la prensa. Bien sabía que el equipo de Skitter estaba tras sus talones a menudo.
Y allí estaban; Hermione recostada en una camilla con Draco tomándola de la mano, a la espera de la respuesta de la sanadora Johnes, quien los atendía.
—Bueno…— Agitó su varita sobre el vientre de Hermione y esta se iluminó con una chispa dorada. —…bien. —Sonrió. — Felicidades futuros papás. —Miró a la pareja con una enorme sonrisa y movió la varita unas cuantas veces más. — Ya puede incorporarse. — Le indicó a Hermione, amablemente.
Los dirigió de regreso a su escritorio y todos se sentaron.
—Usted está aproximadamente en la sexta semana, lo que concuerda con sus síntomas. Generalmente las náuseas y mareos desaparecen al finalizar el primer trimestre del embarazo. — Agitó su pluma. — Me comentan que ayer y hoy tuvo un fuerte episodio de náuseas. —La chica asintió. — Bueno, le daré unas cuantas recomendaciones para poder controlarlo. Si tiene inconvenientes con la leche, pruebe con leche vegetal, de almendras o de avena pero no prescinda de la leche en su dieta, el calcio y el hierro son importantes…
Les dio más recomendaciones y las escribió en el pergamino, les explicó el desarrollo del embrión y los cambios que pudieran tener Hermione.
— ¿Alguna consulta?—Preguntó cuándo había finalizado.
—Sanadora Johnes, yo…— Se inclinó más cerca de la mesa. — Yo no tenía conocimiento de mi estado. — Dijo avergonzada. — Y el último mes he tomado la poción anticonceptiva, también he bebido alcohol, ¿de qué manera puede afectar eso al bebé?
—Bueno, la poción anticonceptiva crea una barrera alrededor del óvulo para impedir la fecundación, incluso asegura el útero. —Explicó. — Aún no podemos saber cuáles son los efectos adversos en su embarazo. Esto puede afectar al útero que es donde se alberga el embrión, o puede dañar alguno de sus órganos en formación. — Continuó hablando con ademanes. — No podemos diagnosticar nada ahora porque el embrión todavía es demasiado pequeño para saberlo. Por otro lado el primer trimestre del embarazo es muy delicado, no deben sentirse muy seguros hasta que este culmine sin contratiempos.
La sanadora le recetó pociones y algunos complementos para su dieta, además de programar una cita el próximo mes. Posteriormente los despidió por la Red Flú, recordándoles que Hermione tenía que evitar las apariciones.
La joven pareja regresó al departamento de Draco, siendo recibidos por el silencio y la incertidumbre.
Como si ambos utilizaran la Legeremancia, se giraron hacia el otro al mismo tiempo y se fundieron en un abrazo, otros de los tantos que compartían en ese día lleno de revelaciones.
Recostados en la cama, Draco se giró hacia Hermione, acariciando su cabello.
—Yo quería hacer las cosas bien contigo. —Confesó. — Quería… llevarte a más citas y viajar juntos, celebrar aniversarios, luego pedirte… matrimonio. Quería que escogiéramos nuestra casa juntos y disfrutáramos de nuestro matrimonio para que, cuando estemos afianzados, podamos formar una familia. Nuestra propia familia. — La acercó a él. — Sé que suena cursi y estúpido, generalmente yo no hablo así, pero es lo que siento ahora.
—Aún podemos salir a citas y viajar, solo que tendremos otro acompañante. — Por primera vez desde que confirmaron sus sospechas, posó una mano sobre su vientre. — Yo también quería lo mismo para nosotros y ahora el orden de las cosas se ha revertido. — Se puso de lado y lo miró con seriedad. — Draco, no quiero que te sientas obligado a nada conmigo. Tú… puedes mantenerte cerca del bebé si quieres pero eso no significa que tengas que casarte conmigo o…
Él eligió silenciarla con sus propios labios, colocó una mano detrás de su nuca y profundizó el beso. Hermione se presionó contra él y pasó las manos por su cabello y sus hombros. Draco intentó transmitir en ese beso lo que pensaba sobre su sugerencia. Al separarse no lo consideró suficiente y se obligó a expresarse verbalmente.
—Te lo dije hoy, tengo miedo, estoy completamente aterrado. — Inhaló. — No tengo idea de cómo ser un padre, en cambio sí sé que te quiero a mi lado para aprender a serlo. — Tomó la mano de Hermione y colocó ambas manos entrelazados sobre su vientre. — Estábamos tanteando el camino sin saber a dónde nos llevaría, si al fracaso o a estar juntos por mucho tiempo. Y… alguien se nos adelantó. Tal vez represente un obstáculo para nuestros planes como pareja y personales, pero es nuestro. No estamos preparados, no lo esperábamos tan pronto y pese a eso, sucedió, así que veámoslo como una señal para aprender juntos y ser fuertes, por nuestro hijo. Hagamos esto juntos, ¿de acuerdo?
Esperó una afirmación, de cualquier tipo y en su lugar recibió un sollozo amortiguado contra su pecho. Hermione se aferró a él como si fuera una cornisa que la salvara del precipicio y lloró y empapó su camisa con sus lágrimas mientras Draco correspondía a su abrazo, aún pasmado y sin saber cómo interpretar su reacción.
—Te amo, Draco, te amo tanto. —Dijo emotivamente, lanzándose a sus labios y besándolo con todo lo que sentía en ese momento.
La incertidumbre todavía estaba presente sobre ellos, al contrario de lo que pensaría muchos, eso los hacía más fuertes y capaces de romper cualquier expectativa que los demás pudieran tener.
Y ahí había otra cuestión. Los demás.
Primero decidieron ir a ver a Narcissa Malfoy.
De acuerdo a Draco, ella ya sabía sobre su relación y había planeado que Hermione lo acompañara a su próxima cena en Malfoy Manor para presentarla oficialmente como su novia.
La castaña tenía ciertas dudas respecto a Narcissa Malfoy. La había visto con Draco en el Callejón Diagon algunas veces, a parte del incidente en su casa durante la Guerra, y en todos esos encuentros, siempre la vio como una mujer muy imponente. Realmente deseaba que no fuera el tipo de madre sobreprotectora que no consideraba a ninguna mujer digna de su precioso hijo.
Tardó mucho en buscar dentro de su nuevo armario el vestido palo rosa que había decidido usar esa noche. A pesar de lo amplio que era ese armario en comparación al que tenía anteriormente, la prenda en cuestión fue difícil de hallar. Y esa simple acción la agotó tanto como si hubiera estado entrenando Quidditch por semanas.
Tras una larga discusión con Draco había cedido a ir a vivir con él, con la condición de dormir en distintas habitaciones para que esa transición en su relación no fuera tan brusca.
Cuando ambos llegaron a Malfoy Manor con minutos de antelación, Hermione no pudo evitar temblar y apretar con mucha fuerza la mano de su novio. Él le susurró palabras tranquilizadoras e insistió en que no importaba si ella no quería entrar.
Draco desconfió de la actitud de Hermione cuando ésta le explicó que podía hacer eso, entrar en esa horrible Mansión y enfrentar a su madre.
"Enfrentar", esa palabra, como si estuvieran yendo a la horca, aunque él le había asegurado que su madre había cambiado. ¿Quién no cambiaría al estar lejos de Lucius Malfoy?
Realmente deseaba mucho que ambas pudieran llevarse bien. Querido Salazar, daría su fortuna si solo llegaban a tolerarse.
—Buenas noches, madre. — Se acercó a besar su mejilla, antes de regresar al lado de la joven bruja y rodear su cintura con un brazo. — Ella es Hermione Granger, mi novia. —Y la madre del futuro heredero de la familia, omitió decir.
Poco a poco se hacía la idea del pequeño bebé que sostendría en sus brazos en pocos meses. Las últimas noches pensaba mucho en ello y cada vez, le agradaba más esa imagen. A pesar de todo, aún nadie podría enterarse del bebé, por lo menos no hasta que terminara el tercer mes del embarazo, como la sanadora Johnes les había sugerido. Y ese era uno de los pocos consensos a los que más rápido había llegado junto a su novia.
—Buenas noches señorita Granger. —Saludó Narcissa suavemente, inclinándose a besar la mejilla de la chica.
—Buenas noches señora Malfoy. — Intentó sonreír. —Por favor, llámeme Hermione.
— Entonces tú también llámame Narcissa, querida, no hay inconveniente. —Amplió su sonrisa. —Ahora pasemos al comedor que una cena muy apetecible nos espera.
El rubio se sintió tan ignorado a lo largo de la cena que estuvo a punto de camuflarse con el respaldar de su silla de ébano.
Su madre y su novia hablaban sin parar, llegando incluso a hacer uso de términos que él no comprendía, y eso era muy muy raro. Ambas eran, a su manera, astutas y sagaces.
Si realmente él hubiera apostado su fortuna, la habría perdido por completo.
No solo Hermione y su madre se toleraron, sino que acordaron horarios para tomar el té juntas y visitar el Callejón Diagon. Su novia le recomendó libros a Narcissa y ella le dio estrategias que harían sus propuestas en el trabajo, mucho más convincentes; además de ofrecerle pociones para su cabello, asegurándole que la naturaleza de su cabello rizado se mantendría.
Al final de la noche, no pudo poner objeciones respecto a cómo fue tratado en la velada familiar, porque obtuvo una buena recompensa: Tener el privilegio de despojar a Hermione de aquel vestido y de otras pequeñas prendas.
Los siguientes en ser informados oficialmente de su relación, fueron Ron y Harry. Hermione los sentó a todos en una cafetería, entre miradas hostiles e insultos en voz baja.
— ¿Entonces fue por él que no querías que te visitáramos en Francia? ¿Por qué estabas saliendo con él? —El pelirrojo apuntó hacia Malfoy, despectivamente.
—Ron no actúes así. Quise desarrollarme personalmente, por eso les pedí que no me visitaran en Francia. —Lo regañó. —Draco… fue otra variante, también.
Esa era la historia que el rubio había planteado, excusándose de salvaguardar el bienestar de Hermione, porque cuando el embarazo fuera notorio, la prensa comenzaría a hablar y la honra de su novia sería puesta en tela de juicio.
Se habían estado viendo meses antes a que Hermione recibiera la pasantía a Francia, habían continuado su relación a distancia pero con constantes visitas y mucha comunicación. Para que un año después, se consolide con un compromiso.
Así se lo contaron a Potter y Weasley, así se lo contarían a cualquiera que pregunte. Y era más que suficiente para Draco y Hermione, con que ambos supieran la verdad.
—Sí, sí, claro. —Ron rodó los ojos, exasperado. —Eres una mujer adulta y capaz de tomar tus propias decisiones. —La castaña lo miró aturdida por su repentina muestra de madurez. —No me mires así, fue lo mismo que dijiste cuando comenzaste a salir con Charlie.
¿Charlie? ¿Qué Charlie? ¿Quién demonios era ese tal Charlie?
De pronto Draco tenía mucho más interés en la conversación.
—Ron, yo no salí con Charlie. —Bufó.
— ¿Cómo qué no? Si hasta estuviste cerca de irte a vivir con él a Rumania. —No tomó en cuenta la mirada de advertencia de su amiga.
—Ron yo creo que... — Intervino Harry.
— ¡Salió con mi hermano! — Apuntó a Hermione. — Y repito, estuvo por irse con él a otro país.
—Estás saliendo de contexto, Ronald. —Regañó nuevamente. —Difícilmente considero que un par de citas, desencadenarían en mí, mudándome a otro país. — Soltó con contundencia.
—Charlie dijo que ibas a irte con él.
—Lo propuso, ¿está bien? — Se rindió. —Y acepto que estuve considerándolo... pero no podía irme a otro lugar para empezar de nuevo. Por otro lado, no había más química entre Charlie y yo, más que la de un par de amigos. —Jugó con sus dedos, evitando ver a Draco. — ¿Me agrada? Sí, pero para tener una charla divertida.
—Por lo menos admites que quisiste irte con él a Rumania. —Masculló por lo bajo.
—Sí, lo hice. ¿Quizá por 3 minutos? Sí, eso. Consideré irme a Rumania durante 3 minutos, pasado ese tiempo me di cuenta de lo tonto que era irme así con un chico que es el hermano de mi ex novio, además de que solo me agradaba como amigo y con el cual tenía poco en común. —Se puso de pie enojada. —No estaba tan loca, Ronald. —Dio media vuelta se fue a los servicios.
La incomodidad se mantuvo sobre los tres magos. El pelirrojo aún estaba de mal humor, lo cual empeoraba la situación. Y todavía sin ser consciente de lo que había revelado, continuó.
—Dejó al cuidador para ir por el dragón o… ¿debo decir hurón? — Miró sonriente al rubio. —Ahora que lo pienso mejor, preferiría que hubiera salido con mi hermano a que contigo.
—Exacto, ¿y tú quién eres para opinar sobre eso? ¿Su padre? — Dijo Draco con altivez. —Para mala suerte tuya, y buena para mí, ella está conmigo y dudo que nos separemos próximamente. Así que, o te haces a la idea o guardas tu opinión, que por cierto nadie pidió, en un lugar donde no llega el sol. Si sabes a lo que me refiero. —Puso su servilleta sobre la mesa y se levantó. —Si me disculpan, iré a buscar a mi novia.
Lo único que pensó Hermione cuando ambos regresaron a casa fue que si esa era la reacción de sus mejores amigos, uno que llevó la frase "sin comentarios" a un nuevo nivel y el otro que estalló en ira, no sabía que pasaría cuando esos dos mejores amigos se enteraran de que iba a tener un bebé con Malfoy.
¿Les gusto? Hoy tocó a todos revelando algo, bueno, menos Harry.
Desaparecí por casi dos semanas, otra vez. Pero ha sido un tiempo algo complicado. La semana pasada, fue la semana 12 para la universidad, lo que significaba exámenes, trabajos y exposiciones.
Por otro lado, soy de Perú y pasamos por una crisis política que nos mantuvo angustiados y con mucha incertidumbre, hoy las situación está más calmada, los reclamos fueron escuchados, sin embargo aún buscamos democracia, justicia y honestidad. Dimos un gran paso y esperamos continuar caminando hacia adelante.
Sin más nos leemos en la próxima actualización y espero no hacerlos esperar tanto.
Dejen reviews, por favor. Gracias.
