¡Hola! Aquí les traigo otro capítulo que espero disfruten.

CANCIÓN: EN ÉSTA HABITACIÓN - LIBIDO


CAPÍTULO 13: I've been thinking

Draco tenía el impulso de golpearse repetidamente contra la pared.

Blaise no lo había juzgado y su madre menos.

Por Merlín que ahora en su mente se repetían las palabras de su madre, llenas de resignación y lástima.

"Espero que dejar a tu familia por una mujer, valga la pena"

Y no, no valía la pena pero en ese momento estaba siendo tremendamente imbécil y su propio orgullo no le dejaba darse cuenta.

Astoria era hermosa y refinada pero no era Hermione, nunca lo sería.

Y él la había dejado ir. No se le había escurrido de entre los dedos como cuando estaban en Hogwarts, esta vez él había abierto sus manos voluntariamente y la había perdido.

Cuando despertó al día siguiente, fue demasiado consciente de la ausencia de Hermione a su lado, tanto que se manifestaba en un dolor físico.

Deslizarse por los pasillos fue casi como una tortura porque sabía que su hijo no lo esperaba detrás de ninguna de esas puertas. Y aquello fue muy duro de admitir.

Eligió ir a ver a Hermione y Scorpius, ignorando cualquier otra necesidad que pudiera tener.

Sabía que ya había sobrepasado los límites de Hermione y esta vez se apareció fuera de casa.

Era sábado, además de ser aún temprano por lo que se extrañó que nadie abriera. Intentó ser paciente, esperó y volvió a llamar, hasta que finalmente se rindió, apenas 5 minutos después. Entonces usó un Alohomora y se sorprendió al notar una barrera que repelía su hechizo.

Se asustó, y todas las señales del extraño comportamiento de Hermione, acudieron rápidamente a él.

Se relacionaba con Nott, tenía repentinas reuniones con el Ministro, el incidente con el supuesto Boggart en su oficina, el hecho de que se sobresaltaba cada vez que oía algún ruido fuerte, o cuando parecía que no podía separarse ni un centímetro de su varita.

Algo iba mal, muy mal.

Apareció de regreso en Malfoy Manor y corrió hacia la chimenea más próxima, por suerte entonces sí pudo entrar en casa.

Nada lo había preparado para ver a su esposa en el suelo reclinada sobre el cuerpo de su hijo, soltando desesperados sollozos.

— ¿Qué pasó? —En dos zancadas aterrizó en el suelo.

—Se… cayó de tu escoba...— Sollozó. —La herida no… se cierra y no deja de sangrar. —Pasó los dedos por la frente del pequeño que la miraba con los ojos entrecerrados. —No te duermas, cielo. No dejes de mirar a mamá.

—Llevémoslo a San Mungo, ahora. —Draco tomó con suavidad al pequeño en sus brazos, evitando moverlo demasiado por miedo a causarle algún otro daño.

Tomaron la Red Flú para llegar al Hospital Mágico donde la castaña se puso a gritar por ayuda.

Una sanadora les trajo una camilla, mientras un medimago, le preguntaba a Hermione que sucedió. Pocos minutos después, el medimago se llevaba a Scorpius hacia una de las salas, obligando a Draco y Hermione a quedarse en la sala de espera.

La bruja sentía sus piernas débiles y esperaba el momento en el que fuera a desvanecerse sobre el suelo. Su único soporte era el rubio que estaba parado a su lado, el mismo que en ese momento la tomó por los hombros, haciéndola entrar en el dilema de alejarse o apoyarse en él.

— ¿Cómo tomó mi escoba, Hermione? —Inquirió suavemente.

—Yo creí que... —Comenzó a llorar nuevamente. —… pensé que estaba durmiendo. Y… apareció… sobre tu escoba. —Sin siquiera cuestionarlo, se acercó a él y apoyó la frente sobre su pecho. —No pude detenerlo… no podía hacer nada… la escoba dio un giro y… Scorpius resbaló. —Lloró con mucha más fuerza. —Fue mi culpa, no hice nada.

Draco la rodeó con los brazos protectoramente y la apretó contra sí. Por costumbre, ambos se aferraron al otro.

Su hijo, lo más importante en sus vidas, había sido herido, un desafortunado accidente con repercusiones inciertas. Para los padres era tan desgarrador como si fueran ellos mismos los que estuvieran heridos.

Esperaron por más de dos horas, sentados en un inquietante silencio, cada uno con sus propias recriminaciones.

—Señores Malfoy. —Los llamó el medimago a lo que, rápidamente, se pusieron de pie.

— ¿Cómo está mi hijo?— Preguntó Hermione.

—No solo era el corte en la frente, sino que la caída ocasionó una hemorragia interna en su cabeza. Pudimos controlarla. — Miró su ficha. — Intuyo que cayó de lado, por lo que tiene una lesión en el hombro izquierdo y un par de costillas rotas, también en el lado izquierdo. —Hermione se llevó las manos a la boca. —A pesar de no ser una caída alta, el impacto y la velocidad con la que iba, influyeron en la gravedad del accidente.

— ¿Cómo está ahora?—Le dijo Draco, dando un paso hacia adelante.

—Como dije, controlamos la hemorragia y las demás lesiones fueron tratadas. Sin embargo, lo tendremos en observación por un par de días, para evaluar cualquier tipo de secuela. —Asintió hacia ambos y guardó su ficha en la espalda. —Ya pueden verlo, acompáñenme.

Scorpius se veía tan ajeno a esa camilla, de tal manera que parecía incorrecto que estuviera ahí, no él, no el pequeño ángel de Hermione. Dolía verlo tan pálido, con los rizos rubios desordenados y opacos, con los labios secos y sin otra señal de vida más que el lento movimiento en su pecho. Tenía rasguños en la parte izquierda del rostro, y una venda en su frente. La ropa de hospital era muy grande para él. Era una imagen irreal, algo que una madre daría lo que fuera por no ver.

Hermione se arrodilló al lado de la camilla y tomó su mano para llorar nuevamente, pidiendo entrecortadas disculpas a su hijo.

Draco, también se dejó caer al suelo de rodillas, puso una mano sobre la de Hermione y con el otro brazo le rodeó los hombros.

El llanto de Hermione se detuvo abruptamente y se alejó de él, como si su toque la quemara.

—No vuelvas a poner una mano sobre mí. —Masculló con ira. Se secó las lágrimas y se estiró a darle un beso en la mejilla al niño. —Contactaré a Harry para que averigüe qué pasó.

— ¿Qué? —La vio ponerse de pie. —Pero dijiste que fue un accidente.

—Creí que Scorpius pudo tomar tu escoba con magia pero lo pensé mejor y sería muy difícil, porque yo le puse a la escoba un hechizo hace un par de semanas por miedo que él fuera a tomarla sin permiso.

Draco notó lo dura que se hizo su mirada cuando la dirigió a él, antes que ella saliera de la habitación.

Pasó la siguiente hora, sentado al lado de Scorpius, en silencio y culpándose por no haber estado junto a él para protegerlo.

Su egoísmo y su estupidez fueron los que condujeron a su hijo a esa camilla. Scorpius no tenía por qué pagar las consecuencias de sus actos y él lo había obligado a hacerlo, cuando no era más que un niño inocente.

Después de ese tiempo, Hermione regresó con el maletín de Scorpius, Draco supuso que era ropa, besó su frente y colocó el dragón naranja de peluche, al lado del niño.

— ¿Descubriste algo? —Preguntó el mago.

—No hay nada, parece que sí fue un accidente. —Explicó evasivamente. —De todas formas, Harry se quedó a seguir revisando.

Hermione se sentó junto al niño y comenzó a arrullarlo, mientras acariciaba su cabello.

Minutos después, Draco comenzó a quedarse dormido guiado por los suaves susurros de su esposa.


Los siguientes dos días que Scorpius se quedó en San Mungo, estuvieron llenos de visitas. Muchos pelirrojos desfilaron por su habitación, además de su institutriz y su abuela Narcissa.

Hermione se había turnado con Draco los horarios para quedarse con él durante el día, pues en la noche ambos se quedaban a dormir en los sofás de al lado y al frente de la camilla.

En esos dos días, había vuelto a parecer una familia. Con Hermione leyendo cuentos para el niño y Draco añadiendo exclamaciones y expresiones en sus relatos. Con los dos padres dándole un beso de buenas noches.

Sin embargo, Draco no podía dejarse engañar por esa falacia y Hermione se lo estaba dejando muy en claro con todos sus desplantes.

Apenas se iba la última visita, ella corría al extremo opuesto de donde él estaba. Luego de que Scorpius se quedara dormido, borraba la sonrisa y lo miraba con seriedad.

Pero él no podía quejarse, sabía que se lo merecía y que ella se estaba protegiendo a sí misma con todas esas evasivas y mucha hostilidad.

Draco por fin, era muy consciente de todo lo que había causado.

Tras ser dado de alta y regresar a casa, Scorpius se veía más tranquilo y más feliz, siendo objeto de todas las atenciones de sus padres.

—Draco no voy a tardar, solo voy a la reunión y regreso. No te olvides de darle las pociones y que coma la merienda. —Corrió por el salón. —Y Narcissa dijo que…

—Uno de los elfos vendrá al medio día para preparar el almuerzo. —Se asomó desde la cocina. —Y a Scorpius le tocan las pociones a las 10 y a las 11. Lo sé, puedes irte tranquila.

La bruja asintió y se fue.

Entró en la sala de reuniones del escuadrón, donde todos ya la estaban esperando.

Se saludaron y se pusieron a discutir sobre el accidente de Scorpius, uniendo las piezas.

—Creí que Scorpius pudo haber tomado la escoba con su magia. — Explicó. —Pero cuando estaba en la sala de espera, recordé que con todos esos episodios de magia involuntaria que tenía, era mejor prevenir.

—Y le pusiste un hechizo a la escoba. —Concluyó Theo.

—No solo a la escoba, sino al estante y al almacén en el que tenemos todo guardado.

—Entonces no hay manera de que haya podido hacerlo. —Esta vez fue Harry. —Pero no encontramos nada cuando revisamos, ni Theo encontró nada con el hechizo de detección de magia.

La castaña se mordió el labio, releyendo lo que había apuntado y vio una luz.

—Eso es. —Susurró para sí. —No hay rastro. Me refiero a que esa es nuestra pista, no dejan rastro. —Dijo ante la incomprensión de los demás. —Las dos veces que han intentado algo contra mí, no han dejado rastro. Nada en mi oficina, nada en mi casa.

Theo sonrió ante su lógica.

—Trataron de encubrirse y se delataron. —Chasqueó los dedos. —Usaron un Alohomora para entrar en la oficina, otro hechizo para hacer levitar el sobre y finalmente el hechizo que borra las huellas mágicas.

— ¿Huellas mágicas? —Carlson lo miró confundido.

—Cada mago tiene su propia huella mágica, esta aparece cuando haces un hechizo, el más simple. Es como tu firma. Por eso hay un hechizo de detección, puede arrojar al autor de tal hechizo. —Para demostrarlo agitó su varita para hacer levitar el pergamino de Hermione y luego volvió a hacer otro movimiento que envolvió el pergamino en un vaho de humo de color azul y de la punta de la varita, también como humo, salió el nombre de Theo.

Todos se quedaron sorprendidos y poco les faltó para aplaudir. Hasta que la perspicaz Hermione, no soportó quedarse con la duda.

— ¿Y por qué no lo usan para juicios o investigaciones?— Su tono fue minucioso.

—Por lo mismo que no hemos encontrado pistas, hay otro hechizo que puede borrar el rastro, se requiere de mucha concentración para poder dejar todo limpio como en los incidentes que te pasaron. — Respondió con simpleza. —Lo que nos lleva a decir que en nuestro grupo de mortífagos revoltosos, hay por lo menos, un par de magos muy poderosos.

La reunión, como de costumbre, los dejó con más dudas que respuestas, más detalles que investigar y más tiempo que invertir.

Theo se acercó a Hermione, cuando comenzaban a retirarse.

—Hermione, ¿puedo hablar contigo?

—Claro.

Esperaron a que los demás salieran.

—Bien, yo… —Inspiró. —No sabía con quién hablar esto y sé que puedo confiar en ti, después de todo eres madre.

— ¿Podrías ser más específico? —Elevó una ceja.

—El ataque en Tyne and Wear fue dirigido a todo un vecindario, 12 casas en total. —Caminó tembloroso por la estancia. —Sin embargo la última casa del vecindario, la más pequeña...


Hermione puso a Scorpius en su silla y se sentó junto a él para comenzar a comer, cuando oyó que llamaban a la puerta. Aseguró al pequeño y fue abrir.

Una sonrisa se extendió en sus labios cuando vio a Charlie Weasley en la puerta, sosteniendo una bolsa de regalo.

— ¡Hermione ya no estás enorme! —Exclamó abrazándola.

Habían pasado casi tres años desde la última vez que lo había visto, no obstante se seguía viendo igual, con el cabello largo pero sujetado con un pasador de cuero, con la misma contextura y con las manos con igual o más cicatrices de las que recordaba.

Lo abrazó por largos minutos para después invitarlo a pasar.

— ¿Por qué no me contaste que ibas a venir a Londres? —Dijo casi como un regaño.

—Quería que fuese una sorpresa para todos, mis padres, mis hermanos y el medio ciento de sobrinos que tengo. —Dijo mientras caminaban por el pasillo. —Me enteré del embarazo de Ginny y me di cuenta que habían muchas cosas de las que me había perdido, así que pedí un mes de descanso en la reserva. Vine para ser grano en el culo de Potter por embarazar a mi hermanita por segunda vez.

Hermione se rió. Eso era algo que también recordaba de Charlie. Lo abierto que era con sus sentimientos y cómo podía hacerla reír solo con un ligero comentario.

—Estaba por almorzar. ¿Te quieres unir? —Hizo un gesto hacia el comedor.

—Si cocinas tan bien como recuerdo, no veo por qué tendría que negarme. —La siguió hasta el comedor.

—Charlie, hoy tengo el gusto de presentarte a mi hijo Scorpius. —Dijo cuando entraron en la estancia. —Cielo, saluda.

—Oh, sí. Scorpius, un nombre muy Malfoy. Ahora entiendo por qué ya no estás enorme. —La bruja lo golpeó en el brazo. — Buenas tardes jovencito.

—Buenas tardes. —Asintió el pequeño rubio con un leve ceño fruncido.

—Scorp, él es Charlie es hermano de tío Ron, tío George y tía Ginny. —Acarició su cabeza y pasó por la cocina para servirle a su invitado.

— ¿Tío On? ¿Tía Inny? —Miró atentamente al extraño.

—Sí, puedes decirme Tío Charlie. —El pelirrojo se sobresaltó percatándose del regalo que había traído. —Y traje esto para ti. —Le extendió la bolsa de tamaño considerable.

Hermione regresó en el momento justo en el que se daba el intercambio, negó con la cabeza hacia Charlie. Otro tío consentidor.

—Scorp, tenemos que terminar de comer, después puedes abrir tu regalo.

—Ero… mamá. —Hizo un puchero.

—No cariño, termina de comer. —Acercó a él su plato y se sentó a su lado.

Charlie agradeció a Hermione por la comida e intentaron ponerse al día. A la castaña no se le escapó el detalle de que Charlie hacía preguntas para poder incluir a Scorpius en su conversación, aunque pareciera que el niño prefería ignorar al invitado.

Al terminar fueron hacia el salón, donde Scorpius pudo abrir su regalo, que era una caja que contenía distintas figuras de madera de dragones de por lo menos 20 centímetros cada una. Un Bola de fuego Chino, un temible Ironbelly Ucraniano, un precioso y dorado Vipertooth Peruano, un gran Hébrido Negro, un muy verde Longhorn Rumano, un Galés verde Común, un magnífico Opaleye de las Antípodas, un Ridgeback Noruego, un Hocicorto Sueco y un glorioso Colacuerno Húngaro.

—Ron mencionó en una carta que a tu hijo le gustaban los dragones. —Explicó el pelirrojo, viendo con una sonrisa como el niño sacaba con entusiasmo cada figura.

—Su obsesión comenzó con un móvil que le regaló Hagrid con distintas criaturas mágicas. —Sonrió Hermione contagiada de la alegría de su hijo. —Luego cuando le contamos el significado del nombre de su papá y se consolidó cuando comenzaron a publicarse los libros del Príncipe Dragón.

—Conozco a alguien en la reserva a quien le gusta tallar en madera. Se lo pedí como favor y talló los dragones más conocidos. —La miró de reojo. —Tal vez pueda ayudarlo a armar su colección.

—Gracias. —Dijo con honestidad. —Estos días han sido algo difíciles para él, esto lo animará mucho.

—Es otro sobrino más para mí. —Guiñó un ojo. —Su cumpleaños está cerca, ¿verdad?

—Sí, en la primera semana de Diciembre. —Afirmó. —Haremos una fiesta de cumpleaños en Edimburgo. Estás invitado, por cierto.

—Iba a ir de todas formas. —Mostró uno de sus hoyuelos y miró al pequeño rubio por un par de minutos. —Se parece a ti, lo veo claramente.

—Un poco sí, pero físicamente es igual a su padre. Si tan solo compararas sus fotos de infancia. —Rió suavemente. —A veces es algo injusto, hasta que Draco dice que tiene ese empeño mío de hacer las cosas con dedicación, en orden y ser muy amable.

—Creo que lo último no se aplica conmigo. —Se acercó más a ella. —Es educado pero no amable, no le caigo bien.

—Oh, Morgana. ¡Es un niño! ¿Cómo podrías saber eso? — Soltó con fingida indignación. —Dale un poco más de tiempo, te acaba de conocer.

Minutos después, Scorpius se acercó a Charlie para preguntarle por el Opaleye de las Antípodas, donde el invitado se enfocó en una plática sobre las cualidades de dicho dragón y otros dragones que el pequeño fue acercándole.

Volvieron a llamar a la puerta, cuando Charlie estaba explicando sobre el Vipertooth Peruano, Hermione fue a abrir algo fastidiada por la interrupción.

— ¡Blaise! —Saludó cuando vio al moreno en la puerta con un gran peluche del Príncipe Dragón levitando tras de él.

—Tuve que regresar a Viena y Draco esta mañana me envió una carta contándome lo del accidente. —Comentó caminando por el pasillo hasta el salón. —Tomé el primer Traslador que pude conseguir.

— ¡Tío Blais! —Scorpius saltó desde la alfombra para lanzarse a los brazos de su padrino.

Blaise abrazó al pequeño con mucho cuidado. Daba la apariencia de que había ignorado al otro invitado para centrarse únicamente en su ahijado y eso era en parte muy cierto.


Draco rodó los ojos, cuando vio de reojo a Blaise entrar en su oficina sin su permiso. El moreno caminó por la estancia y luego se dejó caer en un sofá de cuero.

— ¿Adivina quién acaba de llegar a Londres? —Pudo distinguir una risa en su voz.

—No me interesa. —Firmó el contrato que estaba leyendo.

—Es alguien que vino a visitar a su gran familia y a su ex novia. —Colocó una mano bajo su barbilla. —Creo que vino a buscar una oportunidad con ella. Tal vez la encuentre. —Chasqueó la lengua. — ¿Adivinas quién es?

—No y no lo sabré si no me lo dices. —Resopló cansado. —Vamos Blaise, hazle un favor al mundo y di quien es nuestro invitado.

La sonrisa de Zabini se extendió en sus labios y guardó silencio por un par de minutos, tratando de crear incertidumbre. Extendió el brazo derecho y arregló los puños de su camisa e hizo lo mismo con el izquierdo. Sintió la mirada gris de Draco quemar sobre él. Alisó las arrugas del pantalón y finalmente, habló.

—Charlie Weasley.

El rubio inmediatamente frunció el ceño y se aferró con mucha fuerza a los brazos de su silla.

— ¿Dónde lo viste? —Soltó reprimiendo un gruñido.

—Eso es lo curioso. —Pasó la lengua por su labio inferior. —Ayer por la mañana regresé de Viena luego de recibir tu carta, así que fui a tu casa en cuanto llegué y oh sorpresa la mía cuando veo en tu salón a uno de los pelirrojos, jugando con mi ahijado y con una sonriente Hermione.

Asintió en felicitación a sí mismo, al ver la mueca de desconcierto y furia, desfigurando los rasgos de Draco.

— ¿Ese idiota estaba en mi casa? —Blaise afirmó. — ¿El mismo idiota que intentó robarme a Hermione cuando ella estaba embarazada de mi hijo? —Otra afirmación. —Como el jodido infierno que si se atreve a acercarse a ellos otra vez yo…

—Permíteme discrepar en eso contigo, Draco. —Elevó un dedo, señalando su intervención. —Creo que perdiste cualquier derecho sobre decidir quién se acerca a Hermione y Scorpius. Si es que alguna vez lo tuviste, porque ella siempre ha sido capaz de decidir con quién se relaciona y con quién no, nunca necesitó tu consentimiento.

—No cuando se refiere a él. —Dijo con amargura. —Charlie Weasley intentó llevarse a Hermione a Rumania, si eso hubiera pasado... yo no…

— ¿Tú qué? ¿Tú no la hubieses engañado? —Su tono de voz, estaba muy lejos de la burla. —Estoy de acuerdo con eso, ella habría sido más feliz.

—Nunca habría existido Scorpius.

—Entonces habría habido otro niño con una verdadera familia, no una a punto de desmoronarse.

El pecho de Draco se elevó con la profunda respiración que tomó con el fin de controlar sus más primitivos impulsos.

—No te voy a contradecir Blaise, sé perfectamente todo lo que he hecho y ya no pienso negarlo. —Se puso de pie y caminó hasta estar al frente de su escritorio. —Anda, ven y pégame que sé lo mucho que has estado…

Con tan solo dos zancadas, Blaise llegó hasta el otro mago e impactó su puño en su rostro, y su, hasta entonces, pálido pómulo se tornó rojo con un pequeño rasguño.

—No es algo que estaba deseando, pero sin duda era algo que merecías.

Draco odiaba la lástima y en ese momento, la mirada de su mejor amigo, estaba cargada de ese sentimiento.

Maldita, maldita lástima.

Maldita, maldita estupidez suya.


Hermione evadió los ojos de Narcissa mientras servía el té. Sabía que podía confiar en ella, no obstante había pasado tiempo desde que se había abierto a alguien.

—Harry y Ginny van a tener otro bebé. —Susurró como primera confesión.

Se hizo el silencio por unos segundos y la tranquila voz de Narcissa se hizo presente.

— ¿Y cómo te sientes al respecto?

—Yo… estoy feliz por ellos. —Dijo y ante la falta de respuesta, continuó. —Y un poco celosa.

Su suegra asintió lentamente, procesando sus palabras.

— ¿Es por qué ellos tendrán un bebé o por qué eso demuestra su fortaleza como familia? —Dijo, nuevamente con un tono suave.

—Supongo que por ambas cosas. —Mordió su labio e intentó distraerse con el dobladillo de su falda. —Antes de que pasara… eso… yo estaba considerando que Draco y yo intentáramos tener otro hijo. —Parpadeó repetidas veces. —O tal vez una niña.

Narcisa, sonrió empáticamente y extendió una mano para apretar la de Hermione, en una muestra de su apoyo y comprensión.

—Por otro lado, conozco a Harry. —Prosiguió llenándose de valor. —Él preferiría cortarse las manos antes de tocar a otra mujer de la misma manera que a Ginny, él… sería incapaz de traicionarla, no cuando ella representa a su única familia.

Decir todo eso en voz alta fue tan liberador que su cuerpo estuvo a punto de colapsar. Ella era fuerte y valiente, incluso osada, y todo había ocurrido tan de repente que pensó que era mejor esconder todo y seguir adelante, esperando que así su mentón se mantuviera alto y sus hombros erguidos.

Y así no era como se debía lidiar con los problemas, no funcionaba de esa manera, lo mejor era ponerlos sobre la mesa y enfrentarlos.

—Está bien querida, puedes sentirte así. —Se sentó a su lado y frotó sus hombros. —Déjalo salir, sé tú misma.

La castaña tomó largas bocanadas de aire.

—También está lo de la misión. Me han seguido y vigilado y sé que lo que le pasó a Scorpius no fue un accidente. —La ira alejó su melancolía.

La bruja mayor, colocó con un sonoro golpe la taza sobre la mesa.

— ¿Qué piensas hacer al respecto? —Sus delgados labios formaron un severo rictus.

—Descubrir quién fue y que hacer que pase mucho tiempo en Azkaban. —Sentenció sin dudar.

— ¿Solo Azkaban? —Dijo Narcissa casi con frivolidad.

—No puedo compadecerme de quién hirió a mi hijo y hacer que muera en unos pocos segundos por el Beso del Dementor. Es mejor que pase sus días en Azkaban.

Sonrió de lado.

—Bien. —Asintió levemente.

—La misión es difícil, no sabemos cómo atraparlos, se complica. Personalmente no sé cómo actuar y siento que apenas hemos comenzado. —Suspiró

—Y dime querida, ¿cómo te fue en esa cena? —Preguntó casualmente.

Hermione la miró con confusión y Narcissa apuntó con el mentón hacia la puerta, donde por la parte inferior se podía ver una ligera sombra. La bruja apretó su mandíbula.

—Fue perfecta Cissy, hace tiempo que no disfrutaba tanto de una cita. — Bebió de su té para calmar su risa.

—Eso imaginaba. Bien por ti. Supongo que hubo rosas y un poco de Hidromiel. —Le guiñó un ojo.

—Rosas no, él… —Suspiró. —…es un hombre con predilección por las flores exóticas.

Parecía que a alguien le gustaba escuchar tras las puertas.

Era una pena que la curiosidad haya matado al gato, pensó Hermione, cuando oyó los fuertes pasos en el pasillo.


Y hasta aquí por hoy.

Quiero pedir disculpas por hacerle eso a Scorp, pero es parte de. Por otro lado, en un inicio quise que los capítulos del pasado coincidan con algunos sucesos del presenten, sin embargo no se pudo y hasta ahora que hice coincidir el nombrar a Charlie en el capítulo anterior y ahora en este con su aparición. Y respecto al misterio de Theo, no tendrán que esperar mucho para saberlo.

Posiblemente esta sea mi última actualización hasta la quincena de Diciembre, estoy cerca a la semana de exámenes finales, además estoy participando en dos retos del Foro "Hogwarts a través de los años" y tengo que entregar uno de ellos hasta el 5 de Diciembre, así que me pondré en eso. Los invito a pasar por mi perfil para encontrar los fics de ambos retos.

Nos leemos pronto, gracias.

Dejen sus reviews, por favor.