Un día más

Otro día más. Otro que vuelve a empezar. Ya duerme la luna en el cielo de Londres, en el que se observaban los primeros rayos de sol por la ventana de la habitación de aquel número 12 de Grimmauld Place. Día de abril, la lluvia cae fuertemente contra el suelo, levantando la humedad en el ambiente. Una pequeña cabecita se asomó entre las sábanas. Una cabellera corta color rosa apagado, unos ojos ojerosos y medio cerrados. Una sonrisa invisible que perece que nunca existió se esfumaba entre los labios de la chica.

Se levantó de la cama y se dirigió al espejo de la pared. Un día más observando su rostro apagado. Esa era la expresión: apagado. ¿Acaso no lo veía nadie? Que se apagaba cada día más, por vivir en medio de esa guerra que parece no acabar, por saber que hay cosas que no se pueden evitar, por querer lo que nunca nadie tendrá.

De niña pensaba que los juegos del amor serían fáciles para ella, pero que va. Descendía de los Black, la belleza estaba en sus venas, y además era metamorfomaga. Podía ser lo guapa que quisiera, y en sus tiempos en Hogwarts se los llevaba de calle. Hasta ese momento. El error de Nymphadora Tonks: haberse enamorado de aquel que se niega a aceptar los riesgos del amor. Y sufrir... sufrir día tras día al verlo allí sentado leyendo el periódico con su taza de café al lado, como si nada más le afectara. Aunque no fuera cierto.

Y un día más, volvió a bajar las escaleras. Y allí volvía a estar él. En la cocina de aquella casa que perteneció a su primo que en paz descanse tras el velo, desayunando su acostumbrada taza de café. Pero esta vez no leía el periódico, tan sólo tenía la mirada perdida. Entró en la cocina, y se dirigió a coger directamente su taza de café diaria. Tendría que darse prisa para ir a trabajar, a pesar de que esa noche tampoco había dormido nada. Aquella mañana no había nadie en esa casa. Igual que siempre, soledad que nunca los abandonó. Alguien debía quedarse en la guarida, y ahí estaban ellos. Obligados a convivir. Y para ella era cada vez más duro.

Tomó su taza y quedó en pie junto a la encimera, quedando frente a Lupin, bebiendo de nuevo rápidamente, y volviendo a servirse otra taza bien cargada que le terminara de despejar. La dejó para el lavado, esas cosas no se le dieron nunca bien. Y se quedó un rato con la mirada perdida, como todos los días, un día más. Para volver a escuchar su comentario.

- Come algo, Tonks, o te sentirás sin fuerzas en el trabajo.

Pero este día era distinto. Lo miró a los ojos, como nunca se había atrevido desde hacía meses. Una mirada decidida que expresaba su dolor. El recuerdo de los besos que no debieron existir para él. La reminiscencia del pasado. El dolor, más dolor, más y más... Una vida eterna en espera para ella, esperar a la determinación de él. Es lo que trae el amor. Y no supo como, Lupin entendió al milímetro la mirada.

- Lo siento mucho, Tonks.- fue todo lo que dijo, dando media vuelta para irse hacia el vestíbulo, seguramente a su cuarto, para no verla marcharse a trabajar. Pero este día era distinto, no iba a dejarlo ir.

- No tienes que sentirlo, Remus. Es culpa mía el amarte irremediablemente. – él se quedó congelado en mitad del pasillo.

Se paró un momento, como pensando qué hacer, y dio media vuelta, hasta avanzar lentamente frente a Tonks, que seguía en la encimera. Esa mirada de tristeza de nuevo...

- Sabes que no puede ser... – dijo él.

A ella le cayó una lágrima por la cara, y no tuvo tiempo de pensar qué estaba haciendo, porque su mente había perdido el control y estaba besándolo. El beso más dulce que había dado nunca. Más tierno, lentamente, como si se dejara ahí el mundo. Y sin esperarlo, fue correspondida por él. Cuando se separó, observó que a él también le había caído una lágrima silenciosa.

- Pero lo es, existe, y lo sabes. No puedes negarlo, aunque sigas sin querer aceptarlo.- dijo simplemente.

Y así sin más, Tonks salió de la cocina, cogió su abrigo y su paraguas en el vestíbulo, y salió del número doce de Grimmauld Place, dejando a Remus en la cocina, sin haberse movido, y aún triste. Avanzó por las calles hasta dar con el callejón en el que desaparecerse para ir al Ministerio. Aquel, simplemente, era un día más en su dificultosa aventura amorosa.

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Notas de Autora: Tan sólo quería aclarar un pequeño punto. He decidido que todos los Drabble's que escribiré sucederán al hilo argumental de los libros. El primero quedó claro que era más o menos por finales del sexto, pues bien, este se ubica en abril de ese mismo año. No escribiré sobre parejas imposibles, tal como un Sirius&Ginny o cosas así extrañas. Pero si mis lectores me lo piden, me esforzaré por cumplirlo. Este Drabble es a petición de Leah-Riddle (Gracias por el rewiew, no hice un HG porque no me salía la inspiración, intentaré hacerlo lo antes posible). Besos a todos y gracias por leer.