¡Feliz navidad!
Quería actualizar hoy y creí que no alcanzaba a hacerlo. Espero que estén pasando un maravilloso 25 de Diciembre. Les deseo lo mejor.
Sin más, que comience la lectura.
CANCIÓN: PLEASE FORGIVE ME - BRYAN ADAMS
Momentos
Draco salió de la chimenea con actitud cansada. Cuatro reuniones en un día y Blaise no había aparecido para que pudiera reemplazarlo en alguna de ellas.
Caminó por el departamento y su corazón se sintió cálido cuando vio a Hermione. Estaba dormida en el sofá y llevaba una de sus camisetas porque le quedaban sueltas y con su, ahora notorio, vientre, a ella le gustaba la ropa suelta, también tenía un libro sobre maternidad abierto en su regazo.
Hacía un año no podía imaginar esa escena al llegar del trabajo. Solía llegar a un departamento vacío, cenar solo o ir a un bar con Blaise y llegar únicamente para dormir. No se había dado cuenta hasta qué punto su vida había sido tan superficial, hasta ese momento en el que el lujoso departamento que había comprado se convirtió en un verdadero hogar.
Podía percibir un suave aroma a vainilla y miel, podía ver cada estancia con características más apacibles y tardaría describiendo otras cosas que habían cambiado gracias a Hermione y que de ninguna manera le desagradaban.
Se sentía a gusto, más humano.
Caminó hacia ella y repasó sus rasgos con la mirada para después inclinarse a dejar un beso sobre su frente, tras eso puso suavemente una mano sobre el vientre de Hermione y a los pocos segundos sintió un ligero movimiento.
A esas alturas del embarazo, el bebé ya se movía con frecuencia, la primera vez que lo hizo fue asombroso.
Todo estaba siendo una experiencia magnífica, aunque el temor se apoderara de él por momentos, por ejemplo cuando recordaba el día que Hermione se puso mal y tuvieron que ir a San Mungo por el intenso dolor que sentía en el vientre. La sanadora Jonhnes explicó que era porque el útero no se estaba expandiendo de manera correcta para poder darle al bebé el espacio que necesitaba, aquello comprometía su crecimiento y el desarrollo de músculos y órganos importantes. Por suerte, no era algo tan grave que pusiera en riesgo la vida del bebé.
Para entonces, ambos ya se habían confiado sobre la salud de su bebé, por lo que habían informado a personas cercanas a ellos y ese era otro de sus miedos, que los demás pudieran culparlos por no haber cuidado al bebé como debían.
Johnes les había recetado pociones para dilatar el útero, además de recomendarle a Hermione practicar yoga o natación y prácticamente obligarla a dejar el trabajo, pues lo que necesitaba era reposo para mantener los estresores al margen y así se pueda permanecer más tranquila.
En consecuencia, habían tenido que readaptar su rutina. Hermione había dejado el trabajo, no sin quejarse, tenía sesiones de yoga tres días por semana y además había estado tejiendo ropa para el bebé, aunque no supieran todavía el género, ella había tejido ropa unisex y también para un niño y una niña. Así mismo, él había modificado su horario de trabajo, saliendo un poco más tarde en las mañanas y llegando más temprano para ir a su paseo nocturno y cenar fuera.
Sintió otro movimiento bajo la palma de su mano, esta vez mucho más fuerte, se inclinó nuevamente y, por loco que pareciera, habló con él bebé.
Era como si fueran solo ellos dos.
—Te prometo que seré un buen papá. —Susurró. No podía prometer ser el mejor papá, dudaba que algún día lo fuera. Pero podía prometer ser un buen papá, porque realmente lo intentaría. —Lo prometo, prometo ser lo suficientemente mejor de lo que él fue para mí.
De repente la mano de Hermione estaba acariciando su cabeza y cuando la miró la encontró sonriéndole dulcemente.
—Hey. —Lo saludó.
—Hey. —Se acercó más a ella y la besó. — ¿Quieres que te acompañe al dormitorio?
—No. —Bostezó. —Creo que ya dormí demasiado. ¿Cómo te fue hoy? —Preguntó tras incorporarse.
—Tuve muchas reuniones y como de costumbre Blaise no apareció. —Se sentó a su lado. —A él le gusta la parte fácil del trabajo.
—Es tu mejor amigo, Draco. Me cae bien.
— ¿Tanto como para considerarlo el padrino del bebé? —Elevó una ceja.
—Estaba pensando en eso. —Contestó divertida. —Tú has soportado salir a comer con Ron y Harry y una que otra cena con los Weasley. Además Harry me hizo prometer que sería la madrina de su primer hijo con Ginny. Así que me parece justo que un amigo tuyo sea el padrino de nuestro bebé.
—Gracias por tomarlo en cuenta. Pero será mejor que no se lo digamos hasta saber el sexo del bebé. —Envolvió su brazo alrededor de su cintura y se recostaron en el sofá. —¿Sabes? Hasta ahora nos hemos estado refiriendo como él, me sentiré muy mal si resulta que es una niña.
—Yo también. —Besó su mandíbula. —Aunque Molly me dijo que es varón, solo por la forma de mi vientre, ella tiene experiencia y podría tener razón. Narcissa también me dijo que era un niño por lo mucho que se movía y los elfos de Malfoy Manor siempre dicen "señorito", no olvides que la magia de ellos es especial.
—Y bueno no ha habido ninguna niña Malfoy desde hace cientos de años. —Hizo un pequeño mohín con los labios. — Con nosotros cabe esa posibilidad por lo que no quita que me sentiré mal si resulta que tendremos una hija.
—La sanadora Johnes nos dijo que lo sabremos con certeza en el siguiente control, ya solo faltan dos semanas. —Hundió el rostro en su cuello e inhaló, aquello últimamente le daba tranquilidad. —Estuve pensando sobre otra cosa.
—Es increíble lo difícil que es que consigas tiempo libre para ti misma. Tu cerebro nunca descansa. —Se encogió con el golpe en el estómago que recibió. —Está bien, lo siento. Dime en qué estuviste pensando. —Besó su sien.
—Hace tiempo, en realidad desde que terminamos Hogwarts, me han pedido que escriba una nueva edición de Historia de Hogwarts, incluyendo partes de nuestra estadía ya sabes; la Cámara de los Secretos, el Torneo de los Tres Magos, la Guerra y todo eso.
—Es tu libro favorito. ¿Por qué no lo habías hecho antes?
—No sabía si lo haría bien, además todo era muy reciente entonces. —Ahora en cambio… —Le dedicó una intensa mirada y sonrió complacida. —… estoy en una nueva etapa y creo que sí puedo enfrentarme a escribir lo que sucedió desde que teníamos 11 años.
—Te eligieron porque no hay nadie que sea más apta que tú. —No ocultó la admiración impresa en su voz.
Hermione se ruborizó y se acercó a besarlo.
Ambos amaban todos los sentimientos que evocaban en cada beso, no solo eran sus labios acariciándose con premura, cariño y reconocimiento, iba más allá de eso y hasta el momento ninguno de los dos había encontrado las palabras para describirlo.
Ella ladeó la cabeza y lentamente entreabrió los labios, ante eso Draco no dudo en profundizar el contacto haciendo que Hermione jadeara anhelante y sintiera su respiración agitarse mientras el beso se hacía más apasionado, él acariciaba su mejilla con una mano y ella tenía la suya enredada en entre sus cabellos. Y percibieron la sonrisa en sus labios, antes de separarse.
—Te llevaría al dormitorio en este momento sino supiera que es demasiado temprano y tenemos que cenar. —Dijo el rubio, sin dejar de observar sus labios con ojos hambrientos. — ¿Por qué no vas a buscar una abrigo para salir?
— ¿No podemos quedarnos aquí a cenar? —Frunció el ceño. —Pienso que hemos estado gastando mucho dinero, cuando podríamos quedarnos y cocinar algo.
—Iremos a Convent Garden. —Intentó persuadirla.
Hermione lo miró irritada debido a que la acababa de convencer.
—Es la última noche que cenamos fuera, luego saldremos solo a caminar. —Comenzó a dirigirse al segundo piso. —A partir de mañana cocinaremos y deberás aprender.
Draco sabía que ante su contundencia, no podía hacer más que asentir. Esperaba que cocinar no tuviera mayor dificultad que preparar pociones.
Hermione dio media vuelta sobre la cama y con un brazo buscó a Draco, descubriendo que su lado de la cama estaba vacío. Abrió los ojos y como la habitación estaba todavía a oscuras, tanteó sobre la mesa de noche para hallar su varita.
—Lumus. —Susurró encendiendo la varita. — ¿Draco?
No hubo respuesta y se deslizó fuera de la cama.
— ¿Draco? —Dijo en medio del pasillo. — ¿Draco?
Entró en la otra habitación, se asomó por la terraza pero él no estaba en ningún espacio del segundo piso.
Bajó por las escaleras y tampoco estaba en la sala de estar ni en el comedor, estaba comenzando a inquietarse hasta que notó un poco de iluminación en la cocina.
— ¿Draco? —Llamó nuevamente al ir acercándose a la cocina.
—Hermione, ¿por qué despertaste? —Se movió nervioso por detrás de la encimera.
— ¿Por qué estás tú despierto? —Caminó hacia él y se inclinó. Observándolo de más cerca se dio cuenta de lo tonta que era su pregunta, la evidencia estaba ahí. Estiró la mano y limpió las migajas que se habían quedado en las comisuras de su boca. — ¿Tarta de melaza, otra vez?
—Por lo menos no es jugo de calabaza con leche de almendras. —Trató de defenderse. —O sandía con chocolate.
—Aunque lo dudes, eran combinaciones deliciosas, lástima que ya no se me antoja. —Se unió a él detrás de la encimera. —Te detendré ahora porque cuando engordes y pierdas tus maravillosos abdominales, me culparas por no haberlo hecho. —Agitó la varita.
—Mi estómago sonó cuando estaba durmiendo y no pude pensar en otra cosa que no sean tartas de melaza. —Gruñó.
—Se llama síndrome de Couvade, es cuando el padre tiene algunos síntomas del embarazo, suele ocurrir en padres primerizos y en las parejas que son cercanas mediante la empatía y la conexión emocional. —Explicó haciendo que Draco pensara por un momento que estaban de regreso en Hogwarts. Logró reprimir un "10 puntos para Gryffindor". —Decidí leer sobre eso después de lo que pasó el otro día con los bollos de Bath que nos envió Molly. Sin olvidar cómo me hiciste asaltar las reservas de dulces de Ron, solo porque querías caramelos de café con leche.
—Las pasas de los dichosos bollos olían terriblemente, no es culpa mía que me hicieran vomitar. Y ya te dije que me dio hambre y...—Cayó en cuenta de que Hermione tenía razón y dudaba que con la mirada de condescendencia que ella le estaba dando pudiera seguir negándose. —Está bien, tengo ese síndrome. ¿Podrías por favor regresar la tarta de melaza que todavía no me he saciado?
—De acuerdo, pero no te atrevas a quejarte conmigo cuando subas de peso. —Volvió a agitar su varita y el postre apareció frente a su novio, junto a un plato y una cuchara. —Hasta mañana.
—Espera. —La detuvo cuando ella daba media vuelta para irse. —Quería hablar contigo sobre algo.
Hermione no dudó al regresar hasta él y sentarse con cuidado sobre uno de los taburetes.
—Yo… ya había pensado en esto y quería que la decisión la tomáramos juntos. Y madre habló conmigo sobre eso y lo reconsideré. —Metió una cucharada de tarta en su boca, tratando de aliviar la tensión. —Y yo… ¡Jodido Salazar! Hermione… cásate conmigo. —Deslizó una mano en el bolsillo de su bata de donde sacó una pequeña caja de terciopelo que puso en la encimera.
La bruja se sorprendió tanto que ni siquiera podía balbucear, simplemente abrió mucho los ojos y puso una mano sobre su boca. Ella le había pedido que no se sintiera obligado a nada, que dejara que las cosas surgieran de la manera más natural que se podía entre ellos.
—Quería preguntártelo cuando naciera el bebé pero madre me dijo que era necesario que naciera dentro del matrimonio para que pueda tener todos los derechos que el apellido le otorga.
—Draco el dinero no importa. —Refutó, algo decepcionada.
—No es por el dinero, es porque merece ser reconocido como un niño legítimo. Perdón por esto, pero las cosas funcionan distintas en la sociedad sangre pura. Así que no permitiré que nuestro hijo sea visto como un deshonor o que se burlen de él por haber nacido fuera del matrimonio y que no sea tomado como una verdadero Malfoy porque sé que va a merecer el apellido más que cualquier otro. —Asintió con solemnidad. —Además yo… te... yo te amo y no me veo dando ese paso con alguien más, por lo que no es necesario que desperdicies tu precioso cerebro pensando en que solo lo hago por el bebé.
Solo le había dicho que la amaba una vez hasta ese momento. Fue cuando ella sintió al bebé moverse y rápidamente tomó la pálida mano de Draco para que también lo sintiera y luego, con los ojos llorosos, le dijo que la amaba.
—Si decides que el apellido y los derechos que reciba el bebé no importa, hazlo porque te amo y me encantaría poder llamarte mi esposa.
Los dos extendieron sus manos al mismo tiempo y entrelazaron sus dedos.
—Yo también te amo, y quiero casarme contigo, sin embargo... ¿ahora? —Se mordió el labio. —Dudo que encontremos algún vestido y tendríamos que hacerlo pronto para que no haya demasiada diferencia entre el nacimiento y la boda.
—Les diremos a los demás que ya estábamos casados, la boda puede ser solo con unas cuantas personas y evitaremos que la prensa sepa la verdadera fecha. —Acarició su mejilla. —Y Hermione, te verías hermosa en cualquier vestido.
Ella sonrió ruborizada y contempló la propuesta y todo lo que conllevaba decir que sí.
— ¿No crees que nos estamos apresurando? —Dudó nuevamente y al darse cuenta de su pregunta, rió. —Bueno, más de lo que ya lo hemos hecho. —Apuntó con el mentón hacia su vientre.
—Tendrá que suceder en algún momento. —Dijo sonriendo de lado. —Comprendo si no quieres que suceda ahora, realmente lo respeto y esperaré hasta que tú estés lista.
—Sí. —Le dijo en voz baja. —Draco, sí quiero casarme contigo.
Él parpadeó aturdido y en un par de segundos estaba junto a ella, tomando su rostro y besándola completamente emocionado.
Hermione acababa de aceptar ser su esposa y aunque él no permitiese a menudo que sus emociones fuesen demasiado notorias, en ese instante sintió que todas las emociones relacionadas al amor, el agradecimiento y la felicidad, estaban desbordándose.
Se sentía muy afortunado y algo, muy en el fondo de su mente, le susurraba que no merecía sentir aquello. En ese momento en el que solo podía pensar en Hermione diciendo que sí a compartir su vida junto a él, optó por ignorar esa posible verdad tan egoístamente.
12 de Septiembre de 2003
Estaba segura de que llegaría a desmayarse si los nervios no la dejaban en paz.
La adrenalina había hecho su trabajo durante las pasadas tres semanas en las que tuvo que preparar la boda, fue como una de las maratones en las que la obligaban a participar cuando todavía estaba en la escuela muggle o como una de sus tantas aventuras con Ron y Harry.
Luego de la propuesta de Draco, la tristeza la invadió al caer en cuenta que sus padres no estarían en su boda y en cuánto se hubo serenado, buscó algún modo significativo en el que pueda saber que ellos estarían a su lado aquel día especial.
Y pensó en el Bosque de Dean.
Acampar con sus padres allí fue realmente maravilloso, era uno de sus recuerdos más felices.
Narcissa apretó sus manos, asegurándole que se encargaría de todos los permisos para que la boda pudiera realizarse allí, mientras ella y Draco se encargaban de lo demás.
La boda en sí, tenía un tema natural y bohemio. Siendo que habían decidido que fuera privada, la cantidad de invitados era mínima. Solo estaban Narcissa, Molly, Arthur, Ginny, Harry, Ron, Blaise, Andrómeda y Teddy. Ambos se sentían cómodos con eso, una de las razones era que Draco no era un aficionado a las demostraciones de afecto públicas y ella solía ser tímida respecto a lo mismo. Y querían que en aquel paso importante en sus vidas, solo las personas importantes estuvieran presentes, no necesitaban más.
Y cuando caminó hacia él, no pudo hacer más que mirarlo con una sonrisa. Lucía muy guapo solo con ese pantalón y la camisa.
El vestido que ella usaba era corto y con un poco suelto desde la cintura, con una falda de pliegues y el que sus pechos hubieran crecido, favorecía su escote; en conjunto con su peinado y maquillaje, Hermione se sentía hermosa.
Cualquiera hubiera creído que sus mejillas estarían adormecidas después de pasar tanto tiempo sonriendo, sin embargo solo quería sonreír más.
—Con ustedes, el señor y la señora Malfoy. —Proclamó el mago que presidía la ceremonia cuando ambos giraron para estar frente a sus invitados.
El bosque de Dean estaba en Gloucestershire que, coincidentemente, colindaba con Wiltshire. Draco y Hermione sabían que sus invitados iban a ser reticentes de pasar tiempo en Malfoy Manor, y luego hicieron el consenso de ofrecer una elegante cena en uno de los patios de la residencia.
Los invitados no querrían estar dentro de la casa pero podían estar fuera si era en un patio muy bonito que había sido erigido después de la Guerra.
Fue un día realmente especial e inolvidable que compartieron con personas que los querían y, aunque en medidas distintas, estaban felices por ellos.
Lo más importante era que ellos estaban contentos e irradiantes de amor por el paso que acababan de dar juntos.
Draco retrocedió para ver el árbol que acababan de decorar. Hermione había insistido en que decoraran el departamento porque no sabían en qué momento iba a nacer Scorpius y quería que todo estuviera listo para su primera navidad con su pequeña familia.
Él habría deseado que ya estuvieran en su propia casa, sin embargo una mala inversión había estado por llevar a su empresa a la quiebra, imposibilitando que pudieran comprar una casa.
—Te dije que era el abeto perfecto. —Dijo Hermione sonando complacida.
—Nunca lo negué. —Era la primera vez que él armaba un árbol de navidad y no podía ocultar el entusiasmo que aquello le generaba.
—Falta algo. —Se dirigió a la cocina y regresó a dos minutos más tarde. —Mamá y papá tenían una, estaba inspirada en nuestra familia. Busqué donde podían hacerlas y…
Abrió la caja que sostenía y sacó una bola de navidad, dentro había dos figuras rodeadas de nieve y la figura que imitaba a Draco tenía en brazos a un bebé envuelto en una manta verde. El rubio sonrió ante el detalle.
—Ponla en el árbol, papá siempre lo hacía. —Le entregó el adorno.
Draco lo tomó como si estuviera hecho de cristal y se acercó al árbol para colocarlo en el medio. Hermione agitó su varita, cuando él estuvo de vuelta a su lado, y las luces se encendieron.
Su hogar estaba listo y ansioso a la espera del pequeño ser que haría sus vidas más completas.
Era 7 de diciembre cuando Hermione comenzó a sentir unas leves contracciones.
Estaba sola en casa e hizo lo que pudo para mantenerse tranquila, ya había estado preparada para eso, había leído mucho y la sanadora Johnes había respondido todas sus preguntas. El inconveniente era que nada se comparaba a cuando el momento había llegado en realidad.
Las contracciones no eran demasiado fuertes, lo que le permitió subir al dormitorio y tomar un baño, tras eso se puso ropa cómoda y recogió la maleta que tenían preparado para el bebé y su propia maleta.
Entonces mientras bajaba percibió la humedad correr entre sus muslos, caminó lentamente hacia el sofá y se sentó.
Había leído sobre esto, inhaló y exhaló, bien, seguía la dilatación; si en ese instante se dirigiera a San Mungo solo la harían esperar por largas horas. Así que lo mejor era esperar a que llegue Draco y en tanto se mantendría tranquila.
Cuando se oyó el crujir de la chimenea, ella estaba afirmándose con fuerza a uno de los brazos del sofá mientras se calmaba luego de otra contracción.
—Hermione no… —La observó sorprendido, comenzando a balbucear. — ¿Es… estás bien?
—Draco… Scorpius ya va a nacer. —Alcanzó a sonreír antes que otra contracción arremetiera contra ella.
El momento por fin había llegado.
Espero que hayan disfrutado de este capítulo.
También quería agradecerles por su apoyo al leer y seguir la historia, además de que "Trust & Love" forma parte del Calendario Dramione 2021 y eso no hubiera sido posible sin su apoyo. Muchas gracias.
Tal vez no alcance a actualizar antes del 31, así que les deseo un feliz año nuevo y que sea un año mejor para todos.
Dejen sus reviews, por favor.
Nos leemos pronto.
