Desde la tumba

Últimamente, la vida ha sido extrañamente tranquila para los yokais Kagome Higurashi y su marido Inuyasha. Deberían haber sabido que no podía bajar la guardia, porque una revelación impactante los envía de vuelta a la acción para detener una guerra sin cuartel... Un agente de la CIA está implicado en terribles actividades secretas que amenazan con aumentar las tensiones entre los humanos y los no-muertos a alturas peligrosas. Ahora Kagome y Inuyasha están en una carrera contra el tiempo para salvar a sus amigos de un destino peor que la muerte... porque los secretos más escondidos son descifrados, provocando la más mortal de las consecuencias. Y si no, su vida, y la de todo el mundo que aprecian, se cierne sobre el borde de la tumba.

Prologo

¡CRUNCH!

El sonido fue un alivio, así como la repentina flacidez de la forma debajo de ella. Eso era todo, saltó fuera del cuerpo antes de que comenzara a gotear como ellos siempre hacían. Entonces se detuvo con atención, cuidando de no ver al viejo que la miraba por detrás de una delgada capa de cristal. A él no le gustaba cuando ella le miraba a los ojos. El hombre cerró sus labios como si considerara los resultados de su último examen. No movió un músculo, pero por dentro ella sonrió a la melodía que él continuaba repitiendo en su mente. Sus otros instructores raramente cantaban en sus pensamientos, como él hacía. Si eso no lo hiciera enloquecer, ella le hubiera dicho que lo disfrutaba, pero a su instructor no le gustaba que la gente se entrometiera en su mente. Escuchó eso poco después de obtener la habilidad, así que nunca le dijo al respecto.

- Siete segundos - le dijo al fin, balanceando hacía abajo el cuerpo.

- Esos sujetos no representan un reto para ti. - El sonaba complacido, pero aun así no sonreía. Mostrar emoción permitía hacer muchas preguntas, ella quería regresar a sus manuales.

- Es tiempo de movernos a la siguiente fase - continuó. Las palabras parecían dirigidas a ella, pero él le estaba hablando realmente al hombre detrás del espejo de cristal, veinte metros encima de ellos.

- Estoy lista. – Desde que ella se suponía no sabía que él estaba ahí, asintió.

- ¿Lo estás? - La forma en la que él dibujó las palabras le advirtió que su próximo examen no sería fácil, a lo que no pudo detener un parpadeo de sorpresa cuando la rampa sobre ella se abrió y un nuevo sujeto cayó en la arena. Se veía similar a los otros que había neutralizado, pero cuando saltó encarándola, entendió, su nuevo oponente no tenía latidos de corazón.

- ¿Qué es esto? - preguntó, su propio corazón comenzó a latir rápido.

- ¿Qué coño es esto? - Su oponente tenía una pregunta también.

- Neutralízalo - ordenó su instructor de cabellos grises.

Ella escondió su desilusión, tal vez si lo terminaba rápido, sería recompensada con una respuesta. Al momento al menos, neutralizar esta… cosa le daría más información. Cargó sin otro momento de duda, barriendo sus piernas bajó él antes de estampar su codo en su garganta…

¡CRUNCH!

Sus huesos destrozados con el sonido usual, pero en lugar de aflojar, la cosa tiró de ella y saltó arriba dándole al viejo una mirada de incredulidad.

- ¿Qué has hecho? - Mientras hablaba su cuello chasqueó volviendo a su lugar, perdiendo su deformado ángulo en menos tiempo que le tomó a ella parpadear otra vez. Lo miré confundida. ¿Qué clase de criatura podía sanar así?

- ¿Quieres vivir? Tienes que matarla. - respondió su instructor a la criatura fríamente.

Esas mismas palabras habían sido dichas a muchos oponentes antes que éste, aun así, por primera vez, las manos de ella se sentían húmedas. Con su increíble habilidad para sanar, ¿era posible que la cosa no pudiera ser neutralizada? Ella miró hacia el viejo, encontrando su mirada por un segundo, antes de mirar a otro lado. Aun en ese breve momento obtuvo su respuesta, la cosa podía morir, solo tenía que averiguar cómo…

Ignorar a un fantasma es mucho más difícil de lo que crees. Para empezar, las paredes no son un obstáculo para su clase, así que, aunque yo le cierre la puerta en la cara al espectro holgazaneando fuera de mi casa, el me sigue adentro como un invitado. Apreté mi quijada de irritación, pero comencé a descargar mis compras como si no lo hubiera notado. Muy pronto ya estaba hecho, ser una yokai casada con otro yokai significaba que mis compras eran muy pocas.

- Esto es ridículo. No puedes continuar rechazándome por siempre, Kagome - murmuró el fantasma.

Sip, los fantasmas pueden hablar también. Eso los hace más difíciles de ignorar. Por supuesto, no ayudaba que éste fantasma fuera también mi tío. Vivo, muerto, no muerto… la familia tenía una manera de meterse bajo tu piel lo quisieras o no. El punto: A pesar de mi voto de no hablarle, no podía dejar de responder.

- De hecho, desde que ninguno de los dos se está haciendo más viejo, puedo hacer esto para siempre. O desde que tú apostaste todo lo que sabes sobre el hoyo de nuestro viejo equipo. - anoté fríamente.

- Madigan es sobre lo que vine a hablarte - me dijo.

Sorpresa y sospecha hicieron mis ojos estrechar. Por meses, mi tío Don se había rehusado a divulgar nada acerca de mi nuevo némesis, Jason Madigan. Don tenía una historia con el antiguo equipo de operaciones de la CIA, quien tomó la unidad táctica en la que yo trabajaba, pero él mantuvo silencio en los detalles aun cuando su silencio significó que Madigan estuvo cerca de tenerme, mi esposo y otra gente inocente murió. ¿Ahora estaba listo para hablar?, Don era tan patológicamente reservado que no sabía que éramos parientes hasta cuatro años después de que yo comencé a trabajar para él.

- ¿Qué? - pregunté sin preámbulos.

Él tiró de una ceja gris, un hábito que no podía romper aun después de perder su cuerpo físico. También aparecía vestido con su acostumbrado traje y corbata a pesar de que murió en una bata de hospital. Yo creí que eran mis memorias lo que dictaba como se veía Don excepto por los cientos de otros cientos de fantasmas que conocí. Ellos no podían comprar en centros comerciales en su vida anterior, pero su propia imagen residual era suficientemente fuerte para hacer que otros vieran fantasmas de la forma en que se ven a sí mismos. Don ha tenido la imagen de un perfecto arreglo, de un burócrata de sesenta y algo en vida, así era como se veía en la muerte. Él tampoco había perdido nada de la tenacidad debajo de esos ojos color acero metálico, el único rasgo físico que tenemos en común. Mi cabello carmesí y piel pálida venían de mi padre.

- Estoy preocupado por Tate, Juan, Dave y Cooper. Ellos no han estado en sus casas recientemente, y como tú sabes, yo no puedo ir al complejo a revisar si están allá. - estableció Don.

Yo no podía asegurar si fue culpa de Don que Madigan supiera cómo construir un edificio a prueba de fantasmas. Una fuerte combinación de marihuana, ajo y savia ardiendo podría mantener a todos los espectros más fuertes a distancia. Después de que un fantasma casi mata a Madigan el año pasado, revistió nuestra vieja base con un liberal abastecimiento de los tres.

- ¿Hace cuánto que los viste? –

- Tres semanas y cuatro días. Si solo uno de ellos ha estado fuera todo ese tiempo, asumo que él está en un trabajo encubierto, pero ¿todos ellos? - replicó. Él podía tener faltas, pero Don era meticuloso.

Sí, eso era extraño hasta para los miembros del equipo de Seguridad Nacional encubierto del área que trataba con los miembros mal portados de la sociedad no muerta. Cuando yo era un miembro del equipo, lo más que había pasado encubierta fueron once días. Los yokais y ghouls renegados tendían a frecuentar los mismos puntos si eran lo suficientemente tontos para actuar fuera lo suficiente para captar la atención del gobierno. Aun así, yo no estaba por asumir lo peor. Las llamadas telefónicas estaban debajo de las capacidades de Don como fantasma, pero yo no tenía esos obstáculos. Jalé un celular fuera de mi cajón de la cocina, marcando el número de Tate, cuando saltó al buzón de voz, colgué. Si algo había pasado, y Madigan era responsable él revisaría los mensajes de Tate. No necesitaba darle una pista para saber que yo estaba husmeando alrededor.

- No contesta - le dije a Don. Entonces puse el teléfono a un lado y tomé otro celular del cajón, marcando a Juan esta vez. Después de unos cuantos timbrazos, una melódica voz en español me instruyó a dejar un mensaje. No lo hice otra vez, colgando, destrozándolo con la mano y tomando otro teléfono del cajón.

- ¿Cuántos de esos tienes? - murmuró Don, flotando sobre mis hombros.

- Suficientes para darle migraña a Madigan - dije con satisfacción.

- Si él está rastreando llamadas, no encontrará mi localización en ninguno de ellos, por mucho que amaría saber en dónde estoy. - Don no me acusó de estar siendo paranoica.

Tan pronto como él tomó el antiguo trabajo de mi tío, Madigan dejó claro que vendría por mí. Yo no sabía por qué, me había retirado del equipo para entonces, y por lo que Madigan supo, no había nada especial acerca de mí. Él no sabía que al transformarme de medio yokai a uno completo había venido con un efecto inesperado. El teléfono de Dave fue directo al buzón de voz también, así como el de Cooper. Consideré tratar en sus oficinas, pero eso estaba dentro del complejo. Madigan podría tener suficientes localizadores en esas líneas como para encontrarme, no importaba cómo me las arreglara para quemar esos localizadores de señales telefónicas para ser Re enrutados.

- Muy bien. Ahora estoy preocupada también. Tal vez es tiempo de dejarme caer por la casa de Madigan para una pequeña charla. - dije finalmente.

- No te molestes. Él rara vez deja el complejo. - replicó mi tío.

- Cuando Inuyasha llegue a casa, averiguaremos cómo acercarnos a echar un vistazo al complejo. - Eso también eran noticias, y solo aumentó mi inquietud.

- Si Madigan ha estado haciéndoles algo, esperara que te aparezcas. - Don me advirtió sobriamente.

Una vez más apreté la mandíbula. Claro que me aparecería, Tate, Dave, Juan y Cooper no solo eran soldados; peleé a su lado por años cuando era parte del equipo. Ellos fueron también mis amigos. Si Madigan era responsable de que algo malo les hubiera pasado, pronto lo lamentaría. Sí, bien. Inuyasha y yo habíamos tenido un par de meses relativamente tranquilos. Supongo que es momento de animar las cosas de nuevo.

Mi gatito Helsing, saltó a mi regazo al mismo tiempo que el aire se cargó con pequeñas corrientes invisibles. Emociones rodaron por mi subconsciente, no eran mías, pero eran casi familiares para mí. Momentos más tarde, escuché el crujido de llantas en la nieve, para el momento que la puerta del auto se cerró, su larga cola se enroscó con anticipación. Yo me quedé donde estaba. Un gato esperando en la puerta era suficiente, gracias. Con una corriente de aire helado, mi esposo Inuyasha entró. La nieve de una tormenta de primavera tardía lo cubría, haciéndolo ver como si estuviera espolvoreado de azúcar glass. Estampó sus pies para descargar los copos de sus botas, haciendo que Helsing saltara de ahí con un siseo.

- Claramente él piensa que deberías acariciarlo primero y lidiar con la nieve después - dije, sus ojos dorados se encontraron con los míos. Una vez que él lo hizo, mi diversión se convirtió en femenina apreciación. Las mejillas de Inuyasha estaban sonrosadas, y el color acentuaba su impecable piel, sus rasgos cincelados y su sensualmente boca llena. Entonces se quitó el abrigo, revelando una camiseta azul índigo que se pegaba a sus músculos como deleitándose con ellos. Jeans negros que se ajustaban en los lugares precisos, resaltando un tenso estómago, fuertes muslos y cuando se volteó a colgar su abrigo, un trasero que podría ser el doble de una obra de arte. Para el momento en que se dio la vuelta, su pequeña sonrisa se había convertido en una amplia sonrisa de conocimiento. Más emociones envolvieron mi subconsciente mientras su aroma… una rica mezcla de especias, almizcle y azúcar quemada… llenaba la habitación.

- ¿Me extrañaste, gatita? - Yo no sabía cómo conseguía hacer que la pregunta sonara indecente, aun así, lo hizo. Podría decir que su acento inglés ayudó, pero sus mejores amigos eran ingleses, y sus voces nunca convertían mi interior en gelatina.

- Sí - respondí, levantándome y yendo hacia él.

Él me miró, sin moverse cuando deslicé mis manos enlazándolas detrás de su cuello, me tuve que parar de puntas para hacerlo, pero estaba bien. Eso nos acercó más, y la sensación de dureza de su cuerpo era casi intoxicante como las olas de deseo que encrespaban alrededor de mis emociones. Yo amaba que pudiera sentir sus emociones como si fueran las mías. Si me hubiera dado cuenta de que esa era una ventaja de las cosas que me animarían a convertirme en un yokai completo, podría haber subido mi estatus de mestiza hace años. Entonces él bajó su cabeza, pero antes de que sus labios rozaran los míos, yo me volteé.

- No hasta que me digas que me extrañaste también - me burlé.

En respuesta, me levantó, su agarre fácilmente sometió mi lucha simulada. Suave piel encontró mi espalda cuando me puso en el sofá, su cuerpo en una barricada que no quería desalojar. Manos se colocaron alrededor de mi cara, manteniéndome con una posesividad tal que llenaban de verde sus iris y colmillos se deslizaron fuera de sus dientes. Los míos se alargaron en respuesta, presionando contra sus labios, me separé en anticipación.

- Dos pueden jugar a burlarse, amor. – Su cabeza se ladeó, pero solo rozó su boca sobre la mía con una suave caricia antes de reír.

Yo comencé a luchar en serio, con lo que solo hice que su risa se profundizara. Mi alto conteo de asesinatos me había ganado el sobrenombre de Parca Negra en el mundo de los no muertos, pero aún antes de los nuevos asombrosos poderes de Inuyasha, no había sido capaz de vencerle. Todo lo que mi pelea logro fue frotarme contra él de una manera erótica, que era el por qué lo seguía haciendo. El cierre de mi suéter fue bajando sin que sus manos se movieran de mi cabeza. Mis ropas representaban la mayor práctica de su incipiente telequinesis. Entonces el broche frontal de mi bracier se abrió, desnudando la mayor parte de mis senos. Su risa cambió a un gruñido que envió un delicioso hormigueo a través de mí. Pero cuando botaron los botones de su camisa azul obscuro, su color me recordó los ojos de Tate y las noticias que tenía que decirle.

- Algo se levantó - dije en un suspiro. Dientes blancos destellaron antes de que Inuyasha bajara su boca a mi pecho.

- Qué cliché, pero cierto, sin embargo. - La parte más vil de mí susurraba que podía posponer está charla por una hora, pero la preocupación por mis amigos me dio un golpe bajo. Me di a mí misma una sacudida mental y tomé un puñado de rizos platinados de Inuyasha, levantando su cabeza.

- Es en serio, Don vino y reveló cierta información preocupante. - Pareció que le tomó un segundo penetrar a las palabras, pero entonces sus cejas se elevaron.

- ¿Después de todo este tiempo, él finalmente te dijo qué ha estado escondiendo Madigan? –

- Nop, no lo hizo - dije sacudiendo mi cabeza realmente esta vez.

- Quería hacerme saber que Tate y los otros no han ido a casa por cerca de tres semanas. Traté de contactarlos a sus celulares y solo fui a los buzones de voz, de hecho, eso me distrajo de presionar a Don acerca de su pasado con Madigan. - Inuyasha resopló, el breve soplo de aire cayó en el sensible valle entre mis senos.

- Supo que sería una astuta cubierta. Dudo que sea un accidente que te haya dado esta información mientras yo estaba fuera. - Ahora la preocupación por mis amigos no era lo principal en mi mente, ya que también dudaba que fuera un accidente.

Don ha estado en mi casa lo suficiente para saber que Inuyasha la deja unas horas cada cierto día para alimentarse. Yo no iba con él desde que mis necesidades nutricionales caían en otra parte, interiormente maldije. Averiguar si mis amigos estaban bien, seguía siendo lo más importante, pero descubrir lo que Don sabía de Madigan también. Debe ser monumental para mi tío mantenerlo cubierto aun cuando no nos habíamos hablado por meses como resultado. Después de todo, yo no era la única familia que Don había dejado como yokai, también era la única de unas cuantas personas que podía verlo en su nuevo estado fantasmal.

- Lidiaremos con mi tío más tarde. Justo ahora, necesitamos encontrar la forma de entrar en mi antiguo complejo de manera que no involucre terminar con nosotros en una celda en la cárcel para yokais. - dije empujando a Inuyasha con un suspiro.

Continuara…