Seasonal changes I

Septiembre [Año Actual]

Eran las diez de la noche un viernes veintiocho de septiembre.

Shizuha, quién era una chica de tez blanca, de cabellos azules, ojos rojizos, era bastante alta en estatura, cosa que podría notarse de no ser por esa silla de ruedas en la que se encontraba postrada. Había estado cenando con Misora, su amiga pelirroja, de ojos amarillentos, y Aruru, una rubia de ojos dorados, llena de energía, que desprendía un aura de emoción, incluso juraría que en sus ojos se podían ver estrellas, pero siempre se convencía de que era su imaginación.

Tsukasa, su pareja, de cabellos naranjas, ojos violetas y mirada amigable, estaba en la pequeña sala del departamento, hablando por teléfono en inglés. Fácilmente dedujeron que se trataba de una llamada de negocios.

Habían invitado a Lalafin, otra de sus amigas y la última de su grupo de Frontier, quién era baja y tierna a sus ojos, aunque tenía una personalidad algo extravagante, era una gran amiga suya y muy cercana a ella y a Tsukasa.

Lalafin les avisó que no podría ir, que mejor la esperaran para el desayuno cosa que harían.

A diferencia de las otras veces, se habían reunido porque Shizuha parecía necesitar ayuda para tranquilizar su mente. Estaba muy inquieta, vuelta un caos.

Misora decidió aclararse la garganta entre el silencio que se había hecho en la mesa y le preguntó —Entonces ¿Qué es lo que te tiene tan nerviosa?

—Vengo de una audiencia...

Aruru saltó en su silla sorprendida, entendiendo a lo que se refería con audiencia, le preguntó —¿Cometiste un delito?

Misora las miraba sin saber que decir. Temía soltar algo inadecuado.

—No. Claro que no. En realidad, es por lo de mi accidente.

La pelirroja se detuvo a mirarlas pensando «Está hablando de lo de silla de ruedas ¿Debería preguntar por ello?».

La rubia no soportó más y le preguntó —¿Atraparon a la persona que te hizo eso?

—Lo hicieron. Confesó todo en el juicio.

Tsukasa volvió a la habitación y sentándose junto a ellas le susurró a Shizuha —¿No crees que estaría bien contarles lo que sucedió?

—Es cierto. He estado callando esto mucho tiempo, pero creo que por fin estoy preparada para hablar de ello.

Aruru asintió confundida, acomodándose en su silla. Misora la miró con atención.

Tsukasa tomó su mano invitándola a tener valor —Te sentirás mejor después de ello.

Asintiendo comenzó a narrarles la historia a sus amigas, llevándolas de vuelta un año atrás.

Tsukasa rememoró todo en su mente, a la vez que la escuchaba, recordando incluso los detalles que Shizuha pasaba por alto, pero de los que ella si tenía conocimiento.


Agosto [Hace un año]

Shizuha se encontraba en la entrada del "Tokyo Metropolitan Theatre", era su primer día de ensayos. Su primer papel secundario en dos años. No se atrevía a contarlo, pero en realidad bajó su rendimiento para conseguir ese papel. Sabía que podía estar sembrando malos sentimientos en sus compañeros actores, al conseguir técnicamente cada papel protagónico para el que se postulaba.

Cuando entró, procuró saludarlos a todos con amabilidad. Y fue así durante un mes de trabajo, hasta que el director reunió al equipo completo en la sala de ensayos y dijo:

—Las señoritas Furawa-san y Kocho-san cambiarán de papel. Lo que indica que la nueva protagonista es la señorita Kocho-san. Espero no represente esto un infortunio para ustedes, pero lo hemos decidido todo el equipo de producción después de una ardua reunión. Gracias al resto, continúen dando lo mejor.

Yuki Furawa era una chica de ojos azules, cabellos negros y sonrisa amable, parecía siempre estar pensativa y centrada en sus objetivos, Shizuha sentía que su pasión y responsabilidad eran de los puntos más importantes de su personalidad. Aunque, le inquietaba la manera en que sonreía incluso en momentos complicados, creía que ocultaba sus emociones con actuación.

Sabía que posiblemente Yuki estaría molesta, era la tercera vez que compartían escenario, y en cada audición le ganaba los papeles protagónicos. Al menos en esa situación no fue culpa suya ni decisión suya, ella no quería que eso sucediera. Cuando volteó a ver en su dirección, encontró un rostro sonriente, amable, que le preocupó al extremo.

Presentía que eso estaba sucediendo otra vez. En su adolescencia sufrió a causa de que sus amigos y todos aquellos que se pararan en el mismo escenario que ella eventualmente se veían opacados, aunque le hubiese gustado que eso fuera un delirio de su ego, lo había oído tantas veces como queja de otras personas, que sabía que se trataba de un hecho, y estas personas elegían, después de un tiempo, tenerla lejos.

No quería crearse enemigos, así que pensó que lo mejor sería hablarle a Yuki.

Y aunque estuvo buscando la manera durante días, no pudo ni supo cómo hacerlo. Hasta que un martes se la cruzó en los camerinos y aprovechando que estaban solas le dijo —Ah, sé que posiblemente estés molesta conmigo.

Ella la interrumpió con una sonrisa amable —No, no, no lo estoy. Tranquila.

Una mirada culpable adornaba el rostro de Shizuha —Aun así, pienso necesario disculparme por haberme hecho con tu personaje, no tenía intención de ello. No sé por qué causa o motivo el director y la producción llegaron a esta decisión, pero, aunque no lo quiera, como profesional no tengo más opciones que continuar. Deberías hacer lo mismo. Da lo que puedas en el escenario.

» Tsukasa miró en retrospectiva pensando que, posiblemente Shizuha no usó la mejor elección de palabras y sin intención sonó arrogante. Tal vez ello fue un detonante para lo que sucedió después. «

Días después, se enteró que Furawa estaba teniendo problemas económicos y familiares a causa de esa obra, y lo supo porque era lo que murmuraban sus compañeros en los camerinos. Nunca había sido partidaria de los chismes, pero le era inevitable oírlos estando en el mismo lugar que el resto. También sabía que todos la veían como una villana, pero, aunque quisiera renunciar, el director podría darle una mala referencia y terminar perjudicando su carrera, no podía desistir.

Sus compañeros de trabajo no estaban interesados en resolver el problema ni ser partícipes de ello, ni siquiera en agrandarlo y lo sabía, solo les entretenía hablar de eso o posiblemente comentar lo que sabían o veían. Estaba segura de que nadie tenía una mala intención, y lo supo el día que escuchó a una de las tramoyistas comentar que había visto botellas de alcohol en el camerino de Furawa unos días atrás, y le preocupaba mucho que arruinara la producción.

Pensó en hablar con Furawa, pero ella la evitaba y se paseaba por el teatro con su sonrisa amable, que ya había deducido que era falsa. Pensó que tal vez debería renunciar, no quería que la vida de alguien fuese tan mal a causa suya, solo quería actuar, no le importaba el papel.

La última vez que la vio, antes de ese juicio, fue aquella tarde, en la que salió del teatro y la encontró en la entrada, mirando el cielo, como si estuviera pensando en el tiempo. No sabiendo que decirle, le sonrió amablemente y soltó —¿Está fría la tarde?

—Hace un frío desgarrador

Ella miraba al cielo intentando descifrar los pensamientos de Furawa, sin lograrlo, volvió a mirarla, encontrándose con un rostro serio, era la primera vez que la veía tan seria, y sintió que al fin había dejado caer su máscara de amabilidad falsa.

Shizuha la miró con la misma seriedad, empezó a sentirse tensa ante los ojos perdidos de su acompañante, y quiso indagar —¿Te gusta mirar al cielo? ¿O ha estado pasando algo últimamente?

Furawa frunció el ceño y le dijo —No intentes parecer interesada. Sé lo que estás haciendo.

Irritándose un poco frunció el ceño. Presintiendo que la estaban acusando de algo que no estaba haciendo, dejó notar su molestia en su tono de voz al decir —¿Qué es lo que estoy haciendo?

—¡Solo intentas verte como la buena! ¡Tú me quitaste mi puesto! ¡Me robaste mi oportunidad! ¿Tenías que destacar? ¿Tenías que hacerlo? ¡Ni siquiera intentaste rechazar el papel! ¡¿Crees que eres la única que puede estar en el centro del escenario?! —con desprecio soltó —no me extrañaría que te hubieras acostado con el director para robarme mi protagónico.

Se enojó por completo y bajando el tono le contestó —El centro del escenario es para las estrellas que más brillan. Si yo tenía que opacarme para que brillaras, no merecías ese lugar bajo los reflectores, ni siquiera estás dando lo mejor de tí. Ni siquiera estás siendo profesional. Estás acusándome de tu mal desempeño y ensuciando mi nombre, pero ya que lo mencionas, tendría sentido que tu hubieras calentado la cama de alguien para conseguir ese papel, ni siquiera creo que hubieras tenido posibilidades en las audiciones.

Furawa apretó sus puños y dándose la vuelta, desapareció por la calle, sin decir una sola palabra. Aunque le habría gustado disculparse, no tenía ninguna intención de hacerlo, consideraba que solo se había defendido, e hirviendo de ira, caminó a casa.


Septiembre [Año Actual]

Tsukasa notó lo incómoda y avergonzada que se veía Shizuha contándoles sobre esas palabras a Misora y Aruru. Inclusive, omitió partes, que supo, posiblemente haría que sus amigas se sintieran un poco mal por su comportamiento, ella conocía la historia completa gracias a que Shizuha se sinceró más de una vez con ella. La peli-naranja sabía que estaba arrepentida, pero no la culpaba, estaba enojada en aquel momento y con todas las razones.

Salió de su ensimismamiento al escuchar a Shizuha, nunca había querido imaginar la situación en la que estuvo, porque le dolía profundamente en el alma la sola idea.

—La tarde siguiente era sábado, el horario era bastante irregular por lo que lo tomábamos para reforzar las prácticas. Furawa-san no apareció, al igual que la mitad del elenco, cosa que no me extrañó. Alrededor de las seis y media de la tarde salí del teatro de regreso a casa, no estaba tan lejos, así que usualmente volvía caminando, cosa que no cambió esa noche, a eso de las siete, a un par de cuadras de casa, pasando sobre un cruce peatonal vi un centellar, al levantar la mirada, había una luz, casi frente a mí, les juro que no estaba ahí antes, miré a todos lados en la calle antes de cruzar y no vi jamás esa luz, hasta ese momento. Estaba casi sobre mí, intenté reaccionar y quitarme, pero solo pude cerrar los ojos. Y les puedo prometer que hasta el día de hoy me culpé de ello, pero ella hoy ha admitido que me siguió a casa a una distancia prudente con las luces apagadas, tenía total intención de lastimarme.

Misora cerró sus puños llena de ira.

Aruru soltó —¡Intentó asesinarte!

Shizuha asintió con un suspiro —Ella quería acabar con mi vida como venganza.

Tsukasa apretaba su mano como apoyo. Notó que la narración de Shizuha sobre el accidente fue casi una réplica de la que dio en el estrado esa mañana.

Mirándola Shizuha le sonrió continuando —Lo siguiente que supe fue que estaba en la cama de un hospital, un auto me había atropellado, y casi pierdo la vida, los doctores me dijeron que estaba viva, por lo que llamaría Tsukasa, un milagro. Aunque más milagroso fue encontrarla a ella en ese hospital.

Tsukasa retomó los recuerdos de toda esa situación que las terminó acercando en ese hospital.


Agosto [Hace un año]

Ese mes Tsukasa había estado frecuentando el hospital. Su tía más cercana, la cual había cuidado de ella de pequeña, estaba ahí, conectada a un respirador, muriendo de cáncer. Aunque hubiera querido estar ahí para ella cuando la enfermedad comenzó a atacarla, no pudo hacerlo y ahora solo podía lamentarse. Le habría gustado llorar, pero no lo hizo. Sabía que posiblemente eso no era lo que su tía hubiese querido. Así que, ahí estaba cada tarde, acompañándola, así ella no pudiese saberlo.

Junto a ella en esa misma habitación, al otro lado de la cortina, había una mujer rubia en la misma condición que su tía. Y no le habría interesado, de no ser porque cada tarde entraba y salía de la habitación, un hombre vestido de negro con un libro en mano. Supuso que se trataba de un culto o religión, no era ignorante a la cultura extranjera, en parte gracias a sus adorados libros.

Sintiendo curiosidad, le preguntó al guardia, que su padre había contratado para que cuidase a su tía, sobre ello —¿No sabes quién es ese hombre?

—No señorita, tiene pase a la habitación a cualquier hora, según lo que he notado.

—¿Viene muy seguido? Me refiero, además de las tardes al igual que yo.

—No, solo llega aquí al atardecer, se queda un rato, lee un poco de su libro y se va.

—Qué extraño ¿Cuántos años dices que tiene?

El guardia frunció el ceño —Sin intención de ser grosero, señorita, pero tal vez debería acercarse usted misma y preguntarle.

Asintiendo soltó un suspiro en broma y le dijo —Que inútil puedes ser, solo quería un estimado, pero está bien, iré y le preguntaré —sonriéndole añadió — Gracias Lee.

Al acercarse a aquel hombre, esperó que estuviese desocupado para hablarle —¿Qué está haciendo?

—Orando por su alma. Que nuestro Dios la guarde en su camino a la tierra prometida.

—¿Está diciendo que está muerta?

—Aún no, pero según los médicos, pronto lo estará. Y aunque sea una situación lamentable, esta hermana se encontrará con nuestro señor pronto.

—Lo hace sonar tan positivo —Tendiéndole la mano le sonrió —por cierto, soy Tsukasa Ebisu ¿Y usted?

Tomando su mano en respuesta le contestó —Shinobu Rona, sacerdote.

—¿Cuántos años dices que tienes? —Si ya había preguntado hasta ahí, no se detendría.

—Veinticinco años. Supongo que a una dama no se le pregunta eso.

—Estás en lo correcto —notando su crucifijo lo señaló —¿Eres católico? Creo haber visto eso en libros.

—Lo soy ¿Y usted?

—Soy agnóstica, he leído lo suficiente para saber que no le interesamos a Dios.

—¿No es ese pensamiento un poco pesimista?

—Puede que lo sea, pero ¿De qué nos sirven las religiones? Para crear guerras, y problemas ¿De qué nos sirve Dios? ¿Para temer a algo?

—Es más que eso. También sirve para que muchas personas hagan el bien.

—Puedo hacer el bien sin necesitar temerle a algo.

—Esto es mi pensamiento personal, pero ¿Cuándo fue la última vez que usted hizo algo de lo que no esperó remuneración de ningún tipo? O no esperó un favor a cambio o satisfacción propia, algo en lo que solo ayudó a alguien porque esa persona necesitaba ayuda ¿Cuándo?

Lo pensó un poco, analizando sus palabras. Hasta que escuchó su teléfono sonar —Disculpe— al salir de la habitación era muy tarde para tomar la llamada, pero se encontró con muchos mensajes de Misora que le contaban algo sobre Shizuha. Abriendo el chat, leyó la noticia, Shizuha había sufrido un accidente de tránsito y estaba en ese hospital en el que se encontraba ella. Pensando en las palabras del sacerdote, se asomó por la puerta y le dijo —Hágame esa misma pregunta la próxima semana, entonces le tendré una respuesta reciente.

Él le sonrió triunfante, sabiendo que ella no tenía una respuesta hasta ese momento.


Tsukasa recorrió el hospital hasta la recepción y hablando con la recepcionista le preguntó por Shizuha Kocho, en cambio le dijeron que era información solo para sus familiares. En minutos una mujer de cabellos azules y un chico parecido a ella, entraron por la puerta del hospital. Tsukasa jamás los había visto antes, sin embargo, pudo oír como preguntaban por Shizuha. El número de habitación era quinientos doce.

Acercándose a la señora decidió preguntarle —¿Es familiar de Shizuha?

Ella la miró con duda, tratando de recordar si la había visto antes, hasta que la recordó de algunas fotos que Shizuha conservaba de sus días de colegio —¿Eres de Frontier, no es así?

Tsukasa le dio una reverencia, cosa que no había hecho en mucho tiempo, y levantándose le contestó —Así es, soy Tsukasa Ebisu, fui compañera de Shizuha durante los últimos años del colegio.

Aquella mujer le dio una ligera reverencia antes de contestarle —Soy Yumi Kocho, tía de Shizu-chan.

El chico también le dio una reverencia a Tsukasa y soltó —Satochi Okusawa, soy primo de Ha-chan —antes de volver a apartarse un poco revisando su teléfono.

Tsukasa los observó unos segundos analizándolos, Yumi parecía tener aproximadamente unos treinta años, se veía como una mujer bastante joven. Satochi era un chico de alrededor de dieciséis años, cabellos azules más oscuros que los de su madre y Shizuha, lo que más curiosidad le causaba era el hecho de que ambos tuvieran apodos distintos para Shizuha, pero más que nada, le intrigaba el motivo por el cual no era su madre o padre, quienes estaban frente a ella en ese momento.

Por un segundo lo pensó «intentaré indagar para saber hasta dónde puedo llegar» —¿Le han dicho algo de su estado? ¿Cómo se encuentra?

—No lo sé. Nos dijeron el número de habitación a la que la llevarán, pero al parecer, ahora mismo la están atendiendo, no está estable.

El chico escuchó eso y le dio una palmada en el hombro a Yumi como muestra de apoyo.

—Disculpe que lo diga, pero, no la veo muy afectada — esa pregunta le diría hasta donde podía pisar el terreno.

Ella le sonrió amablemente —Shizu-chan siempre nos ha dicho que tenemos que ser fuertes, no me mal entiendas, sí estoy preocupada, pero en esta situación solo nos queda esperar, después de todo, no podemos hacer nada más que desear su bien.

— Entiendo a lo que se refiere, ella estará bien, siempre fue la más fuerte de todas en Frontier, así que saldrá de esto —Tsukasa la miró atenta y curiosa. Estaba pensando que en definitiva ella estaba preocupada, pero posiblemente intentaba verse fuerte para que su hijo no se preocupara al extremo, después de todo, él parecía estar hecho un caos, aunque intentara ocultarlo, de alguna forma le impresionaba las cosas que podía hacer una buena madre por la salud mental de su familia.

—No dudo que ella estará bien —Yumi le sonrió a Tsukasa y a Satochi.

Tsukasa entendió que sí estaba intentando protegerlo de todo lo agobiante que era la idea de que Shizuha podría estar en un estado grave y que cuando fueran a esa habitación, se encontraran una escena como la que ella veía cada vez que visitaba a su tía, ya no era un niño, pero si un adolescente, recordaba que todo a esa edad era un problema enorme.

Aclarándose la garganta soltó lo que estuvo pensando desde un principio —¿Y los padres de Shizuha? ¿Les han avisado del accidente?

—Decidí no hacerlo aún. Shizu-chan siempre me ha dicho que, si el tema es sobre ella, la deje hablarlo con ellos directamente, así que esperaré a que ella se los diga. Están en Hokkaido ahora mismo, seguramente cuando despierte en esa cama de hospital y le cuente que llamé a sus padres y vienen desde tan lejos, se va a molestar conmigo, no quiero eso.

—Es mejor prevenir, es cierto, es de carácter fuerte.

A Tsukasa sí le afectaba la situación, pero tenía casi dos años sin frecuentarse con Shizuha, ni salir juntas, solo se habían visto algunas veces ese año en la estación del tren, pero sus conversaciones no duraban mucho, ella se había apartado gradualmente de todas, a causa de su situación familiar. Estaba preocupada por su amiga, pero la situación no le era tan angustiante como lo habría sido hacía algunos años atrás.

Después de unos minutos, apareció Misora. Aruru estaba en camino, junto con Lalafin, pero Tsukasa y Misora llegaron a la conclusión de que lo mejor sería esperar a tener noticias del estado de Shizuha, antes de aproximarse todas al hospital, después de todo, no serviría de nada, solo podían esperar.


En una semana Shizuha despertó, al parecer había caído en un pequeño coma a causa de toda la situación.

Unas horas después desde que despertó, su tía fue la primera en entrar a la habitación, Shizuha miraba a la ventana en silencio cuando ella cruzó el umbral de la puerta.

Yumi sabía que Shizuha había perdido la movilidad de las piernas, pero al verla así, inmediatamente comenzó a llorar y entre sollozos le preguntó —¿Cómo te sientes?

La aludida le sonrió en respuesta. Ella aún no acababa de asimilar que no podía levantarse ni caminar, ni andar, no podía mover sus piernas. Pero en definitiva no quería arruinar la moral de su tía, después de todo, ella ahora sería una carga para esa pobre mujer —No llores, estoy bien, aún estoy viva ¿Cómo has estado? ¿Y cómo está Satochi?

Yumi la abrazó entre llantos —Shizuha, mi niña.

La abrazaba con tanta fuerza, que le costaba a Shizuha no romperse y por como la había llamado sintió que su voluntad pendía de un hilo.

—No te voy a mentir. Si estoy asimilando todo esto y sigo en estado de shock, pero, estaremos bien, Yumi. Discúlpame porque sé que será complicado de ahora en adelante.

Ella solo podía continuar llorando mientras negaba con su cabeza —No, no te disculpes, no es tu culpa. Te ayudaré en todo, mi pequeña.

Le dio una suave sonrisa en respuesta, sintiéndose débil por dentro —Está bien, ya veremos cómo solucionar las cosas cuando salga de aquí, como hacer con la silla de ruedas y todo eso.

Abrieron la puerta justo cuando Shizuha mencionaba la silla. Tsukasa comprendiendo que era un momento íntimo, intentó volver a cerrarla, pero recordó que la habían mandado a avisar que el tiempo de visita de Yumi había terminado, rascando su nuca algo inquieta soltó —No se preocupen por la silla de ruedas, la pagaré yo. Ah y... Disculpe señora Kocho, pero, me han mandado a informarle que su visita ha terminado.

Yumi la miró sorprendida, al igual que Shizuha, se acababa de ofrecer a pagarle la silla de ruedas con tanta indiferencia. Pero en nombre de su orgullo, Shizuha le contestó —No, tranquila, no tienes que hacerlo.

Tsukasa sabía que eso pasaría, así que le sonrió en respuesta —Lo haré. No importa lo que digas. Quiero ayudarte.

La señora Kocho se levantó y en agradecimiento le regaló una sonrisa a Tsukasa —muchas gracias— para luego limpiar sus lágrimas y salir de la habitación.

Tsukasa no comprendía del todo su comportamiento, había parecido muy contenta con solo ofrecerle una silla de ruedas, aun cuando se había enterado hace poco que su sobrina necesitaría una por tiempo indefinido.

Shizuha le hizo señas para que cerrara la puerta, antes de dejar caer su rostro entre sus manos, intentando nivelar sus emociones.

La peli-naranja se acercó a ella y le preguntó —¿Qué tal te sientes respecto a eso?

Lágrimas comenzaron a rodar por sus ojos, mientras sollozaba, estaba extremadamente triste, ocultando su rostro entre sus manos intentaba evitar que Tsukasa la viera así. Y en un susurro, como un quejido, soltó de entre sus labios —no puedo caminar.

Su acompañante se sentó junto a ella en la cama y dándole un abrazo la atrajo contra su pecho, sintiendo como su camisa blanca se humedecía —eres fuerte, Shizuha, vas a poder con esto.

Aceptando el abrazo, se apretó contra ella entre llantos y sollozos, no había visto a Tsukasa en mucho tiempo y aún la sentía como un lugar seguro —Sé que no tengo opción, sé que esto es una realidad. Pero no quiero ser una carga para Yumi. Me ha cuidado y dado la mano durante años, yo trabajaba para pagar nuestras cuentas, pero ¿Qué será de nosotros ahora? No soy más que inútil.

Tsukasa sintió deseos de protegerla, pero, sabía que ella necesitaba llorar en ese momento, así que, llevando una de sus manos a su cabello comenzó a acariciárselo susurrándole —Está bien llorar, pero no te culpes por lo que pasó.

La peli-azul se llenó de rabia y le contestó enojada —¡Es mi culpa! Esto es mi culpa ¡Si tan solo hubiera mirado más antes de cruzar! Era algo tan absurdo, tan estúpido. Soy una estúpida.

Tomando su rostro entre sus manos la miró a los ojos y le contestó —Culpable ese infeliz que te arrolló y ni siquiera se atrevió a dar la cara, prefirió huir. No es tu culpa Shizuha.

Las lágrimas de Shizuha se acrecentaron mientras la abrazaba ocultando su rostro en su cuello, susurrando casi que para sí misma —me odio... Me odio, por ser tan inútil, no puedo hacer nada sola, me odio.

Las caricias de Tsukasa también aumentaron a la vez que le susurraba —está bien estar triste, pero no puedo permitir que te sientas así, hey no es tu culpa, Shizuha.

Ella en cambio llevó sus manos a su cabeza a la vez que entendía algo importante —No volveré a actuar... Ya no puedo actuar —apartándose de la peli-naranja, ocultó su rostro nuevamente en sus manos sintiendo que perdía el aire, no podía vivir con esa verdad —ya no tengo un motivo para vivir.

Tsukasa recordó aquellos días de colegio en que sufrió también un accidente y dejó la actuación a causa de ello, aunque en ese momento había sido selectivo, en un inicio fue una obligación a causa de su lesión, entendía como se debía estar sintiendo Shizuha, además de que actuar lo era todo para ella, era su punto fuerte, su pasión, su razón de ser.

Al notar la manera en que respiraba, supuso que podía estar teniendo un ataque de ansiedad y sin saber bien cómo reaccionar, volvió a abrazarla mientras le susurraba intentando calmarla —Oye, tranquila, no puedes rendirte así de fácil, allá afuera hay dos personas que te necesitan, tienes que seguir por ellos.

La respiración de Shizuha comenzó a calmarse. Tsukasa pensando rápido, comenzó a cantarle lo primero que se le vino a la mente.

Shizuha sonrió ligeramente a la vez que cerraba sus ojos y recostaba su cabeza contra el hombro de Tsukasa, retomando el control sobre sí misma y su respiración, calmándose —¿Once upon a time in december?

—Fue lo que pude pensar más rápido ¿Qué sientes? Quiero entenderte, no me gusta verte así —tomó su mano con una de las suyas, intentando mostrar su apoyo.

La más alta asintió cerrando sus ojos, sintiendo aún lágrimas caer por su rostro y su voz romperse ante su sinceridad —Estoy triste, me odio a misma por haber terminado en esta situación, por no poder hacer nada por mi cuenta, por volverme una carga, por arruinar la pequeña vida que teníamos Satochi, Yumi y yo. Ya no podré pagar las cuentas, ahora ella tendrá que conseguir dinero por mi culpa, tal vez metiéndose en deudas peores, arruinando su vida. No quiero ser un problema. Yo solo quiero que sean felices, no ser un obstáculo. Me odio, me detesto —apretó su agarre sobre la mano de Tsukasa.

Abrazándola al oír su voz rota y sus sollozos, le contestó impulsivamente —yo cuidaré de ustedes. Shizuha, antes de que te niegues, piénsalo bien, Satochi parece un buen chico, merece una buena vida y tú también, al igual que Yumi, déjame ayudarlos. Si quieres, después encontramos una forma de pago, no monetario, para esta ayuda, si te hace sentir mejor, pero permíteme ayudarlos.

— ¿Qué quieres a cambio? — el llanto de Shizuha se detuvo gradualmente, estaba escuchando aquella oferta con atención y sabía que, aunque quisiera negarse, su primo merecía una vida decente como la que ella tuvo a su edad.

Tsukasa dedujo que, si no elegía algo a cambio, Shizuha no aceptaría, porque no quería vivir sintiendo que tenía una deuda con ella. Así que pensando rápido le contestó —Cuidarán la casa y harán los quehaceres del hogar, a cambio yo me encargaré de ustedes monetariamente, inclusive pagaré los estudios de Satochi ¿Te parece bien?

Shizuha la miraba aún algo inquieta y dudando —¿De dónde sacarás el dinero? ¿Por cuánto tiempo será esto?

—Hasta que tu familia encuentre estabilidad y tu vuelvas a estar bien, y por el dinero, no te preocupes, soy gerente general en una compañía familiar. Abandoné la actuación para continuar con ello, así que, tengo dinero.

La peli-azul la miró con una sonrisa triste —eres igual de infeliz que yo.

—Posiblemente lo sea. Pero estaremos bien si unimos fuerzas ¿Qué dices?

Soltando un suspiro asintió, a la vez que limpiaba sus lágrimas —Está bien, hagámoslo. Aunque ¿Qué es ese discurso de unir fuerzas? ¿Así le hablas a tus empleados?

Con una sonrisa intentó bromear —Solo cuando tenemos malas ventas.

Shizuha en cambio soltó una pequeña risa, la primera desde aquella noche.


Septiembre

—¡Shizu-chan, ven! ¡Ya llegó el camión de mudanzas!

Yumi abrió la puerta al ver a dos hombres en la entrada con un par de cajas que reconoció como sus pertenencias.

La peli-naranja estaba junto a ella en la sala del departamento viendo las noticias del mediodía, era un sábado.

Shizuha, Yumi y Satochi habían llegado ahí esa misma mañana, habían dado de alta a Shizuha la noche anterior, pero Tsukasa la convenció de esperar a la mañana para ir a su departamento juntas.

Sintió pesar al notar que Shizuha hizo ademán de apoyarse en la silla para levantarse, antes de soltar un gruñido en muestra de su enojo y acomodarse en la silla, empezando a moverla.

Tsukasa se preguntó «¿Se le habrá olvidado?» y levantándose del sofá le ofreció —¿Te ayudo?

Negó amablemente —No, no te preocupes, tengo que acostumbrarme a esto.

Le dio un asentimiento en respuesta antes de indagar —¿Qué te parece el departamento?

—¿Quieres sinceridad o amabilidad?

—La sinceridad.

—¿Vendes drogas?

—Oye, ¡Trabajo muy duro para pagarme estos lujos!

Shizuha le contestó entre risas —Es broma, pero no esperaba que con lo de negocio familiar hablaras de una empresa de venta de contenedores, ganas mucho dinero.

—Es bastante solitario estar en la cima, requiere mucho tiempo.

—Sé que es difícil, pero estás dando lo mejor de ti. No lo pienses tanto, a veces la vida no es lo que queremos, si no, lo que necesitamos.

—Gracias, Shizuha.

Yumi las escuchó mientras se le acercaban y con una sonrisa le dijo a Tsukasa —Nosotras deberíamos agradecerte a tí.

Tsukasa negó con su cabeza —No pasa nada, no se preocupen, pero, por cierto ¿Dónde está Satochi?

Shizuha se preguntó a si misma si era normal que Tsukasa los llamara a todos por su nombre.

Yumi le contestó —Está en sus prácticas de béisbol. Ayúdenme a organizar las cajas, ¡Vamos!


Después de algunas horas en las que organizaron y acomodaron todo en las habitaciones, Shizuha le pidió a Tsukasa llevarla a su antiguo departamento, a buscar algo que habían dejado. La peli-naranja no sabía cómo harían eso, jamás había cuidado de alguien en silla de ruedas ni viajado con alguien que usara una, pero no quería negarse, sabía que Shizuha necesitaba despejar su mente un rato y tal vez salir le haría bien.

Por eso ahí estaban, Tsukasa conduciendo y Shizuha en el asiento del copiloto. Misora quién le escribió a Shizuha para preguntarle si era un buen día para visitarla, iba en el asiento de atrás, no entendía el motivo, pero, al parecer Shizuha se estaba quedando con Tsukasa.

La pelirroja decidió romper el silencio —¿Entonces están viviendo juntas?

—Tenía espacio en casa y le ofrecí ayuda a Shizuha.

Shizuha guardó silencio mirando el camino.

Tsukasa se preguntó en cuál paso de cebra había sucedido el accidente, tal vez estaba pensando en ello.

Misora miró a Tsukasa por el retrovisor preguntándole con la mirada por Shizuha, ella se encogió de hombros en respuesta.

Una vez llegaron al edificio indicado por la peli-azul, Misora la ayudó a subirse a su silla de ruedas, para luego subirla hasta el segundo piso, tratando de levantar entre las dos la silla y a Shizuha, Misora la halaba hacia arriba mientras Tsukasa intentaba empujarla.

Cuando estuvieron frente a la puerta del departamento, estaban muriendo de cansancio.

Apoyándose en sus rodillas, Misora tomaba aire agotada —Esto es más difícil que todo el ejercicio que he hecho en mi vida.

Tsukasa estaba sentada contra el balcón del edificio tomando aire —Imagínate para mí, que ni ejercicio hago.

Shizuha les sonrió divertida —Qué extraño, les juro que nunca subí unas escaleras sin tanto esfuerzo.

La pelirroja se rio suavemente, antes de levantarse más enérgica mirando el edificio, se veía algo desgastada la pintura, de un color rojizo, pero muy sucio, se veía bastante olvidado el lugar, y notando unos cinco edificios padecidos a su alrededor, le preguntó —¿Por qué todos estos edificios se parecen? ¿Y por qué hay tantos iguales?

Tsukasa se quedó mirando el pasillo y las paredes, y recordando cómo se veía el edificio por fuera soltó con un tono bromista —¿Qué es esto? ¿Un UR house? — se preguntaba si Shizuha era de clase media y porque elegir una residencia del estado si podía pagar una más común.

Shizuha sacó la llave de su abrigo y moviéndose con su silla hacia la puerta comenzó a abrir, contestándoles —Es un danchi, vivimos aquí porque Yumi es madre soltera y pudo aplicar a ello. En realidad, se supone que nunca debí vivir aquí, no tengo permiso para ello legalmente, pero, necesitaba el lugar mientras conseguía trabajo y Yumi me acogió cuando mis padres me preguntaron si me iría con ellos a Hokkaido o me quedaría en Tokio. Desde entonces me estuve quedando con ella y Satochi, ya van más de tres años de ello, antes de que me hubiese quedado con ellos, pagaban la renta y la comida con ayuda del estado y lo poco que ganaba Yumi cosiendo ropa, la gente no le da trabajo cuando se enteran que es madre soltera. Así que cuando empecé a actuar y a ganar dinero, empecé a ayudarla con todo y ayudaba a Satochi con las cosas que necesitaba del colegio, incluso lo apoyaba con su equipo de béisbol, quiere ser beisbolista. Por eso estaba tan preocupada sobre ello cuando me enteré que no podría trabajar durante un tiempo.

Sabía que posiblemente estaba hablando de más, pero creía prudente contar sobre ello si ahora Tsukasa formaría parte de su día a día, creía necesario que los conociera como eran desde un inicio.

Misora miró a Tsukasa esperando a que ella dijera algo, sin embargo, la encontró mirando sus manos, pensativa.

Shizuha entró al departamento empezando a buscar algo con la mirada.

La pelirroja, intentando evitar el silencio soltó —Parece que estabas haciéndote cargo de tu familia, te volviste alguien muy confiable ¿No?

Tsukasa se salió de su ensimismamiento y le preguntó con un tono serio —¿Y el padre de Satochi?

La peli-azul bajó la mirada unos segundos antes de contestar —murió hace ya algunos años, en un viaje de negocios, tuvo un accidente de tránsito, los frenos le fallaron y se salió de la carretera chocando contra un árbol.

Misora las miraba, esperando sus reacciones, no sentía que Shizuha estuviera hablando con ella.

Tsukasa asintió volviendo a bajar la mirada, sentía que debía hablar, pero no podía hacerlo, no sabía que decir —Parece que han tenido una vida complicada.

Shizuha asintió, antes de cambiar de tema —Estoy buscando el teclado de mi computadora, así que si lo encuentran podremos irnos.

La peli-naranja asintió empezando a caminar a la otra habitación.

Misora tomó la silla de Shizuha empezando a empujarla sorprendiéndola.

La peli-azul le preguntó —¿Qué pasa?

Tenía un tono algo nervioso —¿Cómo estás? Pareces muy tranquila, pero, dudo que estés tan tranquila sabiendo que no puedes levantarte.

Shizuha frunció el ceño —Eso fue bastante directo ¿No crees?

La pelirroja se sintió culpable —Perdón, no sé hablar de estas cosas.

—No importa, tranquila, igual estoy bien, esto es horrible, pero, no tengo opciones, no sé si me entiendes — no se sentía cómoda hablando de ello, no porque Misora no fuera de confianza, el tema no le era agradable.

Le dio una sonrisa amigable —Dudo hacerlo, pero, pareces alguien fuerte, además, estoy segura que sabes que cuentas con Aruru, Lalafin, Tsukasa y conmigo. No soy la mejor en ello, pero incluso yo trataré de animarte si te veo muy decaída.

Shizuha le contestó en broma —¿Vas a traer a Aruru y a Lalafin?

Misora se rió en respuesta —Si hago eso es posible que te den más dolor de cabeza que animarte.

Asintió entre risas —Ese par es de por sí un dolor de cabeza.

Tsukasa salió de la habitación con el teclado —Estaba debajo de la cama.

—Seguramente es culpa de Yumi, siempre lo intentaba ocultar para hacerme dormir temprano. Se comporta como una madre.

Misora se rio —Es una madre.

Tsukasa la miró sorprendida —¿Hace eso? Me va a ocultar los papeles del trabajo si se entera que a veces me trasnocho haciendo informes.

Riendo la peli-azul negó con su cabeza —No te preocupes, eres su jefa después de todo, Ebisu-sama te dirá.

Con una sonrisa bromista le contestó —No suena tan mal, es más, llámame así de ahora en adelante.

—En tus sueños.


Algunas horas después de bromear y hablar un rato, decidieron volver a casa, por lo que cuando iban de regreso al departamento, Misora les pidió que la dejaran en una estación del metro porque tenía que comprar algunas cosas, y por ello la dejaron antes. Tsukasa y Shizuha continuaron solas en el carro, en silencio.

La peli-azul sintiendo que era injusto haberle contado sobre su vida y saber poco de la de Tsukasa, se debatía en preguntarle por ello.

Aclarándose la garganta decidió hacerlo —¿Hace cuánto dejaste de actuar?

Ella la miró de reojo volviendo su vista a la calle —Hum, creo que al año de salir de Frontier.

—Vaya, no esperaba que fuera tan pronto, solíamos hablar bastante aún ¿Por qué no me lo contaste? —tenía cierto deje de tristeza.

—No quería abandonar la actuación, aunque principalmente no lo hice porque estaba aún luchando contra ello, yo realmente quería seguir actuando. Al final tuve que ceder, mis padres querían que me hiciera cargo de la compañía en un futuro, así que debía prepararme para ello, incluso estudié administración de empresas en la universidad— tenía un tono relajado y tranquilo mientras le contaba sobre ello, el tema si fue todo un problema en el pasado, pero, ya se había adaptado a esa vida.

Shizuha asintió pensando unos minutos, antes de volver a hablar —entonces, fue todo un drama, ¿No? Tus padres querían que hicieras algo y tú hacer algo distinto, debió ser complicado ¿Aún quieres actuar?

—Quiero hacerlo, pero, me gusta mi trabajo, me empezó a gustar hacer muchos papeles y firmar contratos, las reuniones, y el resto, es como si tuviera el control y estuviera cambiando la vida de muchas personas, me preocupa tomar malas decisiones y es estresante, pero cuando el día acaba y me despido del equipo de la oficina y van todos con rostros contentos de que todo salió bien, se hace gratificante, no sé si me entiendes, es extraño, pero me gusta.

—¿No será que te gusta el poder?

—No me interesa mandar a otros ni sentirme más importante que ellos, si a eso te refieres, solo quiero que todos estemos contentos con lo que hacemos y lo hagamos bien. Esas personas confían en mí y yo en ellos, así que, damos lo mejor de nosotros juntos.

—Realmente pareces tenerle cariño a tu equipo de trabajo. Es raro oír a un jefe o superior hablar así, suele solo interesarles el dinero— lo decía principalmente por la sonrisa que tenía hablando de ello.

—¿Tal vez soy eso que llaman un líder?

—Tal vez es solo que quieres que otros sean felices con sus vidas porque tú no puedes serlo del todo.

Con un ligero tono molesto le dijo —Puede ser cierto, odiaba demasiado mi vida hace algunos años, mi madre controlaba en exceso mi existencia. Me hacía cumplir con muchas de sus exigencias y tenía estas expectativas de ella que me hacían sentir presionada, era horrible. Incluso ahora, siento que espera cosas de mí que, si no cumplo, le estaré fallando.

—Entiendo a lo que te refieres, aunque mis padres nunca fueron los mejores conmigo, usualmente ignoraban mi existencia y seguían con sus vidas, hablábamos más por el chat de un videojuego que en casa, era extraño de alguna forma, pero parecían apoyarme, así que, tal vez, viví lo contrario a ti.

—Si suena como lo contrario. En cualquier caso, no culpo a mi madre por ser así, es solo una persona que ama a su hija y se preocupa constantemente porque viva una vida decente o como normalmente vive un japonés común, no sé si sabes de lo que hablo. Eso de casarse, tener hijos, trabajar, criar a los hijos, etc. Pero me habría gustado tener la libertad de elegir muchas cosas por mí misma.

Shizuha frunció el ceño —No debiste ceder tan fácilmente.

Suspiró en respuesta —No podía resistirme, Shizuha, no quiero ver un rostro triste de parte de mi padre al ver que no quise seguir el camino que esperó toda su vida para mí. Si lo hace feliz, me hace feliz.

La peli-azul se cruzó de brazos —No eres feliz.

Tsukasa la miró un segundo, algo nostálgica —Seré feliz algún día, lo sé.

El silencio las acompañó el resto del camino, mientras Shizuha parecía molesta mirando por la ventana.


Cada uno tenía una habitación, así lo había asignado Tsukasa, también estaba la cocina, el comedor, la sala y dos baños. Tsukasa prometió mandar a adecuar el baño principal para Shizuha y su silla, pero sería en algunas semanas.

Una madrugada, mientras todos dormían, Shizuha despertó con calor, no podía dormir porque tenía mucho calor, lo primero que se le ocurrió fue tomar una ducha, pero al pensar en ello, sintió deseos de orinar, y preguntándose cómo hacer para llegar hasta el baño, se apoyó en sus brazos para sentarse en la cama pensando en que hacer. Vio la silla de ruedas y notó que estaba unos centímetros lejos de la cama y no la alcanzaba.

Frustrándose arrojó sus almohadas al piso antes de dejarse caer sobre ellas comenzando a arrastrarse mientras susurraba para sí misma —malditas piernas, no les da la gana de moverse, estúpidas piernas.

Al llegar al pasar por la sala, ya que el baño estaba frente a su habitación pasando por la sala, se apoyó de los sofás para moverse más rápido, pero al colocar fuerza sobre ellos, pudo escucharlos hacer ruido moviéndose, enojada soltó —cállense, no hagan ruido, no quiero despertar a nadie.

Las luces se encendieron y alguien le preguntó —¿Ahora peleas con los muebles?

Reconociendo a su tía, ocultó su mirada avergonzada —No pasa nada, solo quería ir al baño.

Tsukasa salió de la cocina con un vaso de agua y sus gafas puestas, pero al ver la escena les preguntó —¿Qué está pasando?

Shizuha le contestó molesta —Quería ir al baño, eso es todo.

Yumi la reprendió —¿Por qué no me intentaste avisar? Pudiste llamar a mi teléfono o enviarme un mensaje, no tienes que hacer estas cosas solas, Shizuha, no si no estás acostumbrada a ello.

Tsukasa entendía que Yumi solo intentaba hacerle entender algo que era cierto, pero por su tono, sabía que solo irritaría más a Shizuha que estaba pasando su propia encrucijada tratando de enfrentarse a esa nueva realidad.

Decidiendo interceder por Shizuha, la peli-naranja soltó —No seamos muy duras con ella, no debe ser fácil subirse a la silla por si misma ¿Puedes buscar la silla, Yumi?

Yumi asintió con los brazos cruzados, posiblemente enojada y preocupada por Shizuha.

Tsukasa corrió a su lado y tratando de sentarla en el sofá le preguntó —¿Estás bien?

Ella asintió en respuesta —estoy bien, solo quiero bañarme, hace mucho calor.

—Sé que no te gusta lo que dijo Yumi, ni el tono en que lo dijo, pero, tiene razón, no tienes que hacer por ti misma cosas que aún no sabes hacer.

—No quiero depender de nadie para las cosas básicas de mi vida, no estoy dispuesta a ser una carga.

—Tal vez deberías ir a terapia, seguro te enseñen como usar la silla mejor de lo que sabemos, he visto gente que incluso bajan y suben al carro por si mismos con práctica ¿Quieres intentarlo?

Shizuha le sonrió —¿Crees que podría hacer muchas cosas por mi cuenta?

Tsukasa en respuesta tomó sus manos entre las suyas con una sonrisa —Podrías hacer de todo, voy a adecuar el departamento entero para que puedas estar cómoda y haré que sientas este lugar como tu casa, lo prometo.

—¿Por qué eres tan buena conmigo?

—Solo quiero ayudarte.

—¿Pero qué necesidad tienes?

—Tal vez, es algo más, pero, tengo una tía en el hospital, muriendo de cáncer, y ella estuvo sufriendo durante mucho tiempo y no pude ayudarla, así que, quisiera ayudar a la gente que quiero, para no verlos sufrir.

Shizuha la miró preocupada —¿Entonces es alguna especie de lástima?

Ella negó con su cabeza rápidamente —Te juro que no. Puede que sea por lo de mi tía o no, pero te prometo que solo siento deseos de ayudarte, porque quiero que seas feliz a pesar de las dificultades.

Shizuha mantuvo sus ojos atentos sobre ella, preguntándose que había hecho para merecer la bondad de Tsukasa —Está bien, pero sabes que no me permitiré deberte favores.

Tsukasa sonrió divertida ante la necedad de Shizuha —Lo entiendo, entonces por cada favor que te haga, te haré una petición.

Ella la miró con cierto recelo —Esto me preocupa mucho, pero supongo que no tengo opciones.

Yumi que había estado observando todo desde la puerta de la habitación, a espalda de ellas, se preguntó qué era eso que acababa de observar, esas dos no parecían ser solo amigas a sus ojos.

Aclarándose la garganta decidió interrumpir —Te ayudaré a bañarte, Shizu-chan, vamos —acercándose con la silla la acomodó en ella con ayuda de Tsukasa y la llevó al baño, entrando con ella.

La peli-naranja sonrió para sí misma mientras volvía a la cocina, la cual usaba como estudio las madrugadas que tenía trabajo atrasado.


Uy, regresé, bienvenidos una vez más.

Gracias por leer, esta será una historia algo larga, el plan es publicar un capitulo cada martes, así que agradeceré desde ya a quienes se queden hasta el final de la historia.

Una vez más, gracias por leer, por continuar esperando estas historias y por dejar sus comentarios.

Y al equipo de betas, también les agradezco por toda su ayuda.

Responderé los comentarios del fic anterior en el último capitulo de esta historia.

Ah, y para quienes no lo sepan, he escrito un fic de revue basado en el universo de Sherlock Holmes, lo pueden encontrar como Alternative Starlight.

¡Nos leemos el siguiente martes! No olviden dejar sus comentarios, los estaré esperando.