Seasonal changes II
Octubre
Shizuha tenía ya casi un mes yendo a terapia, sus brazos habían tomado fuerza y su movilidad en la silla era mejor, estaba acostumbrándose ello, incluso su humor estaba mejorando, hasta que un día cruzó por su puerta un chico que la había puesto de mal humor solo con verlo.
Tsukasa se los presentó al verlos a todos reunidos en la sala mirando la televisión —Bueno, familia Kocho, denme un minuto de su tiempo, quiero presentarles a alguien.
Yumi le sonrió al chico al igual que Satochi, que parecía confundido de ver otro hombre en el departamento. Pero Shizuha mantuvo su mirada fría sobre él.
Se veía bastante confundido, pero era una cualidad que compartía con todos en ese departamento, menos con Tsukasa, la cual se veía algo nerviosa.
Tsukasa aclarándose la garganta soltó —Este es mi novio, Kodai Kururugi.
Shizuha susurró para sí misma —¿Y ese imbécil quién es?
Satochi se rió suavemente al escuchar a su prima.
Yumi la volteó a mirar al oír su susurro y le frunció el ceño, ella se encogió de hombros en respuesta.
La señora Kocho se levantó del sofá haciéndole señas a su hijo para que lo hiciera también, él le siguió y haciéndole una reverencia al chico se presentaron —Yo soy Yumi Kocho, y este es Satochi Okusawa, es mi hijo. Somos empleados de Ebisu-san, un placer conocerle, Kururugi-san.
Él le devolvió la reverencia —Un placer, señora Kocho, y Satochi-kun, espero que Tsuka-chan no esté siendo un problema para ustedes.
Yumi le contestó rápidamente —No, para nada, ha sido de gran ayuda, le debemos mucho a Ebisu-san.
Satochi se mantuvo sonriendo mientras lo analizaba, de alguna forma ya no le agradaba.
El ceño de Shizuha volvió a fruncirse al escuchar el apodo «Tsuka-chan» y dándose la vuelta, salió de la sala sin decir una palabra, pensando «que ridículo nombre, seguramente ni siquiera la conozca bien como para ponerle apodos así».
La peli-naranja la vio ir, cosa que le hizo preguntarse si tal vez ella se sentía mal. Y aunque le habría gustado ir detrás suyo a indagar, tenía cosas que hacer.
—Bueno, ha sido bueno que se conozcan y aunque me habría gustado que pasaran algo más de tiempo juntos, tengo que retirarme, Kodai y yo estaremos en mi habitación revisando algunos papeles, por si necesitan algo, no duden en avisarme.
Él asintió con una sonrisa —Tenemos algo de trabajo que hacer, un placer conocerles, nos vemos luego.
Yumi les sonrió —Si se les ofrece algo, no duden en llamarme, iré de inmediato.
El resto de la tarde Shizuha estuvo molesta, dando vueltas con su silla por la sala, con un libro en manos, supuestamente estaba leyendo "Frankenstein de Marry Shelly", un libro que Tsukasa le recomendó leer, pero parecía más como si quisiera abrirle un hueco al suelo con la silla.
Yumi que acababa de salir de la habitación de Tsukasa con una bandeja vacía, donde les había llevado dos tazas de café, veía a su sobrina ir y venir por lo que le preguntó en broma —¿Nerviosa?
Ella la miró molesta antes de volver su vista al libro, mientras con una mano movía la silla.
Su tía rió en respuesta y le dijo —¿O serán celos?
Shizuha sintió un rubor ubicarse en su rostro y tomando el libro con ambas manos, a mitad de sala, se hizo la concentrada, estaba segura de que no estaba celosa, no tenía sentido eso. Pensando lo más rápido posible le dijo —No es eso, es que, posiblemente él esté diciéndole ahora mismo, que nos eche de su casa, piénsalo bien, es que Tsukasa está actuando con extrema bondad, harías lo mismo en su lugar.
Yumi frunció el ceño analizando sus palabras, antes de decirle con una sonrisa —No tienes que esforzarte tanto, cariño, a mí tampoco me pareció una persona de mi total agrado, no me gustó lo que vi en su mirada. Pero, estaremos bien y si hace feliz a Ebisu-san, entonces todo está bien, no podemos hacer nada para cambiar eso.
Soltando un pequeño gruñido molesta le confesó —Creo que ella no lo quiere, me contó que su madre le exige cosas y de alguna forma la manipula, seguramente esté con él solo porque ella se lo presentó o por hacerla feliz, me molesta que no sea porque realmente lo quiere.
Caminando a la cocina su tía le dijo —No puedes hacer nada contra eso, incluso si es malo, solo Ebisu-san puede decidir por sí misma que quiere para su vida, así que, no te preocupes por ella, es inteligente, sabrá qué hacer con ello, me refiero, sabrá si vivir con eso para siempre o decidir enfrentarse en nombre de su destino.
Shizuha frustrada movió su silla al balcón del departamento, deteniéndose ahí, aún con el libro en manos, mirando la calle transitada de Tokio pensativa.
Era un lunes, alrededor de las cuatro de la tarde, cuando tocaron el timbre de la casa. Yumi estaba ocupada y Satochi estaba en sus prácticas de béisbol, por lo que Shizuha se acercó a la puerta, al abrir, un hombre vestido de traje, con alrededor de cuarenta años la saludó.
—Muy buenas tardes ¿Se encuentra la señorita Ebisu?
—Ah, no, no, disculpe, ahora mismo no está.
—Es usted ¿Kocho-san?
—Lo soy —se sentía bastante confundida con esas preguntas y el misterio que le provocaba ese hombre.
—Entonces está autorizada para recibir esto, tome, procure entregarle esto a Ebisu-san cuando regrese, dígale que Ito-san estuvo aquí. Un placer señorita.
Shizuha tomó el sobre que le tendían y dándole un asentimiento, lo vio darle la espalda e irse por el pasillo. Volviendo a entrar al departamento, cerró la puerta, e intrigada miraba el sobre, pensó en escribirle o llamar a Tsukasa, pero sabía que en ese momento posiblemente estaba en el hospital, así que, no quería interrumpirla. Decidiendo respetar la privacidad de la peli-naranja, colocó el sobre en su habitación, pensando en entregárselo directamente a Tsukasa.
Alrededor de una hora después, volvieron a tocar el timbre, cuando estaba dirigiéndose a la puerta dispuesta a abrir, Yumi estaba en ella hablando con alguien más.
Se detuvo algunos metros detrás observándola, antes de sacar su teléfono y comenzar a revisar sus redes sociales.
Pero en minutos, una voz de una mujer la sacó de la pantalla de su teléfono, al levantar la mirada se encontró con dos oficiales de policía que la observaban atentamente.
—¿Es usted Shizuha Kocho-san?
Ella asintió —Sí, esa soy yo ¿Pasó algo oficial?
La mujer le sonrió amablemente —No se preocupe, no se trata de eso, lo que pasa es que estamos aquí para informarle sobre la investigación de su accidente.
—Es cierto, me interrogaron cuando estaba en el hospital ¿No ha pasado algo de tiempo desde entonces?
—Lo ha hecho. Pero hemos estado trabajando en este caso.
—¿Han encontrado al culpable?
—No, aún no, pero estamos por hacerlo.
Yumi frunció el ceño —Espero que así sea, no pueden dejar que ese infeliz escape de la justicia.
Tsukasa, quien acababa de llegar al departamento al encontrar la puerta abierta, entró quitándose los zapatos y viendo a los oficiales preguntó —¿Tienen novedades?
Uno de los oficiales le contestó —No son muchas, pero las cámaras de un establecimiento cercano captaron parte del accidente, ya sabemos el color del automóvil.
La oficial algo nerviosa se acercó a Tsukasa y le preguntó —¿Tiene lo que nos prometió que conseguiría?
Tsukasa la miró algo inquieta —Hoy debió haber venido Ito-san, pero no estaba en casa.
Shizuha se dio la vuelta y yendo a su habitación, regresó con el sobre, entregándoselo a Tsukasa —Hoy te trajeron esto.
Ella le sonrió en agradecimiento antes de entregárselo a la oficial —Aquí tiene, le pedí a Ito-san que conservara una copia de estos documentos, así que pueden llevarse estos. La última vez que nos reunimos, entre los dos revisamos el contenido de este sobre, pero me lo trajo hasta hoy porque estaba copiando el material que le entregamos ahí, en caso de que tenga algún percance o pierdan algo, pueden avisarme. Sigamos trabajando en equipo, oficial.
—Muchísimas gracias, Ebisu-san, un placer conocerles, Kocho-san—se dirigió a Yumi, antes de mirar a Shizuha —y Kocho-san —dándose la vuelta, ambos oficiales se dirigieron a la salida, siendo acompañados por Yumi.
Shizuha sin poder soportar la curiosidad preguntó —¿Puedo preguntar por el contenido de ese sobre?
Tsukasa asintió sin pensarlo mucho —Contraté a un detective privado que trabaja para mi familia, Ito-san, así que estaba entregándoles algo de evidencia y algunas cosas que ayudarán a encontrar al culpable.
La peli-azul frunció el ceño —¿Puedo hablar contigo?
Tsukasa asintió quitándose el saco —¿Qué pasa?
Shizuha vio a Yumi ir en su dirección y le susurró —Me refiero a solas.
La peli-naranja asintió y colocándose detrás de la silla empezó a caminar con ella hacía su habitación, no sin antes avisarle a Yumi que saldrían a cenar en un rato.
Shizuha notó que la habitación de Tsukasa parecía casi una biblioteca, era amplia y tenía cuatro estantes, todos llenos de libros, algunas cajas abiertas de las que su contenido también eran libros, un escritorio grande, con una laptop encima casi oculta bajo un montón de papeles, y una lámpara sobre él acompañada de dos sillas, supuso que era su lugar de trabajo, aunque sabía que cuando estaba cansada de esa habitación, iba a trabajar en la mesa de la cocina. También estaba su cama ancha, un ropero, una ventana frente a su escritorio y una puerta que supuso, llevaba a un baño.
Tsukasa la sacó de sus pensamientos preguntándole —¿Entonces qué era eso de lo que querías hablar?
Shizuha notó como se estaba quitando la camisa, y dándole vuelta a su silla mirando a la puerta, ruborizada le preguntó —¿Entonces tienes novio? — en su mente se reprendió «¿De qué estoy hablando? ¡Yo no quería decir eso!».
Tsukasa se ruborizó al escuchar la pregunta y le contestó —Me sorprendiste. Pero si, ¿No lo conociste el otro día? ¿Porque pregunt...? —Tsukasa intentó continuar
Shizuha la interrumpió —¿Cuánto tiempo tienen juntos? — no entendía que le pasaba, ella no quería saber sobre eso, pero de alguna forma e involuntariamente, se encontraba preguntando esas cosas personales e incomodando a Tsukasa.
La peli-naranja le contestó —Tenemos casi dos años juntos.
—¿Cómo se conocieron?
Tsukasa volteó a mirarla confundida, encontrándose con Shizuha dándole la espalda, cosa que la confundió más —En una fiesta que organizó mi familia con algunos inversores de la compañía ¿Sucede algo, Shizuha?
La peli-azul se dijo a si misma que definitivamente eso debió ser a causa de la madre de Tsukasa. Inmediatamente decidió volver al tema principal —¿Y por qué estás ayudando a la policía con el caso? ¿Contrataste a un investigador privado solo para conseguir pruebas contra el culpable?
Aún más confundida que antes, a causa del repentino cambio de tema le contestó —No quería que el caso quedara impune, así que decidí ayudar con la investigación ¿Hay algo malo con eso?
—No. no, solo que siento que cada vez estás llevando eso de ayudarme más lejos, me preocupan las peticiones que vayas a hacer a futuro.
Ella se rió en respuesta —No te preocupes por eso, si me permites, saldré en un rato, tengo que ir a bañarme.
Shizuha giró un poco su silla, para despedirse, pero lo último que alcanzó a ver fue la figura de Tsukasa envuelta en una toalla entrando al baño, ruborizándose, salió de la habitación, confundida por todo lo que había pasado ahí dentro.
Cinco días después, Aruru, Misora y Lalafin, tocaron la puerta del departamento alrededor de las siete de la noche, Yumi les abrió.
Misora cumplía años aquel día, se habían puesto de acuerdo en encontrarse aquel día por ello, no pensaban dejarlo aplazar. Tsukasa les pidió que por favor se reunieran en su departamento.
Cuando Shizuha salió del baño secando su cabello con una toalla, Aruru corrió hacía ella casi que llorando.
—¡SHIZU-CHAN! TE EXTRAÑABA.
Shizuha supo que ya había oído el apodo que Yumi le tenía.
Riendo la abrazó al ver como se le sentaba en las piernas sobre la silla —También te extrañé, Aruru-chan Ha pasado algo de tiempo, ¿No?
Ella asintió —No vine antes porque me dijo Misora que tal vez necesitabas tiempo para ti, pero ya no podía más, ¡Te extrañé! Estaba muy preocupada por ti.
Lalafin también corrió hacia ellas al notar como Shizuha movía la silla llevando consigo a Aruru. Gritándoles —¡Yo también quiero!
Misora soltó un suspiro antes de sonreír ante la escena —Dejen de jugar así, pueden dañar la silla.
Shizuha se detuvo a saludar a Misora tendiéndole los brazos invitándola a un abrazo —¡Hey, feliz cumpleaños! Dame un abrazo.
Ella asintió sonriéndole y la abrazó, aún con Aruru en medio de ellas, quién parecía aferrada a Shizuha, Lalafin las abrazó al verlas así.
Cuando rompieron el abrazo Shizuha las llevó al balcón del departamento, donde Tsukasa tenía un par de sillas y una pequeña mesa, Aruru se sentó junto con Lalafin, Misora fue a la cocina por una silla como Shizuha le indicó.
Una vez estuvieron todas sentadas Lalafin decidió crear el tema de conversación preguntando esporádicamente —¿Tsukasa vende drogas?
Shizuha negó con su cabeza riendo —No, pero te mentiría si te dijera que no llegué a pensarlo. Trabaja como gerente de una empresa familiar.
Aruru estaba confundida —¿Ya no actúa?
Shizuha volvió a negar —No, ya no, ahora se dedica de lleno a la compañía.
Misora uniéndose a la conversación interrogó — ¿Y tú qué has estado haciendo estos días?
Ella sacó su celular de su silla —He estado jugando videojuegos, yendo a terapia, leyendo, acostumbrándome a esto —señaló la silla — y también he estado aprendiendo recetas de platillos y nuevas combinaciones para bebidas —emocionada soltó— ¿Quieren probar alguna?
Aruru miró a Lalafin, y Lalafin a Misora, la pelirroja tragó pesado ante la sonrisa de Shizuha y su mirada emocionada, soltando un suspiro asintió —Espero que sean tan deliciosas como las que hacías en Frontier.
Shizuha asintió emocionada —Ya vengo, voy a la cocina.
Cuando estuvo a cierta distancia, Lalafin le preguntó a Misora —¿Por qué dijiste que sí? ¡¿Nos quieres matar?!
Aruru salió a defenderla —¡Tenía que decir que sí! ¿No viste la emoción en su rostro?
Misora asintió culpable —Hay que arriesgarnos por su felicidad, lo ha estado pasando mal como para que ustedes le digan que sus bebidas son horribles.
—Las echaré yo misma de casa si se atreven a decir eso —Tsukasa las miraba recostada en la puerta de cristal junto al ventanal que daba al balcón.
Lalafin negó con su cabeza rápidamente —No, no, tienes razón, jamás, tomémonos lo que nos traiga, así sea lo último que hagamos en esta vida.
Aruru le sonrió a Tsukasa — bienvenida.
Ella le devolvió la sonrisa antes de voltear a mirar a Misora —¡Feliz cumpleaños!
La pelirroja le sonrió —Muchísimas gracias — notando su traje de oficina le preguntó —¿Llegando del trabajo?
Ella asintió —Sí, había algo de tráfico, fue un día pesado —mirando a Lalafin añadió con los brazos cruzados —no te atrevas a ponerla triste, me ha costado mucho verla contenta estos últimos meses —sonriéndoles dijo —iré a cambiarme de ropa y a darme un baño, luego si quieren cenamos juntas.
Lalafin susurró para sí misma —Nunca dijo eso de las galletas de Aruru.
Tsukasa desapareció por la puerta. En minutos oyeron como la voz de un chico gritaba avisando que había llegado, y la voz de la tía de Shizuha, para resonar la voz de Shizuha, todas se acomodaron en sus asientos improvisando una conversación, en cuestión de minutos Shizuha estaba con ellas nuevamente, cargando una bandeja en su regazo con cuatro bebidas, entregándoselas a cada una.
Todas tomaron sus bebidas. Cada una con una estrategia distinta para no darle más de un sorbo.
Aruru dio un trago, y sintiéndose asqueada, decidió comenzar la conversación con Shizuha —¿Cómo eligen el modelo de silla?
La peli-azul tocó su silla con cierto cariño y les dijo —Le puse Herby, Tsukasa me la regaló apenas el doctor me permitió usar una. Pero según me comentaron antes de salir del hospital, era importante el tamaño de la silla, mi tamaño y peso, además de los accesorios, esta es muy desmontable, aunque Tsukasa solo la dobla y mete en el maletero del carro.
Lalafin se integró —¿Por qué no compraron una eléctrica?
La peli-azul se rió —Todavía tengo la posibilidad de usar mis brazos, no seas vaga, Lalafin.
Misora continuó con duda —¿Qué haces en las terapias?
Le sonrió —Me enseñan a usar mis ruedas, y a ejercitar mis músculos, al inicio me enseñaban de mis limitaciones, ahora estoy aprendiendo a volver a tener una vida completamente activa, como las de ustedes.
Aruru le sonrió algo nerviosa, sonrojada y jugando con sus dedos le preguntó —¿Y qué pasa con eso?
Lalafin miró a la rubia confundida. Misora se ruborizó también.
Shizuha le quitó la mirada y le contestó sonrojada —Puedo hacer eso.
Lalafin aún confundida le preguntó —¿Qué ha sido lo más difícil que has hecho hasta ahora en silla de ruedas?
Ella miró al cielo unos minutos pensando, hasta que soltó —creo que cocinar, la estufa está más alta que yo, entonces debo pedirle ayuda a Yumi, Satochi o a Tsukasa cuando está —miró la pantalla de su celular leyendo la hora y susurró para sí misma —qué raro que no haya llegado, ya son las ocho.
Lalafin le dio una sonrisa malévola —¿No estás hablando mucho de Tsukasa? Desde que llegamos solo escucho que hablas de ella.
Shizuha se sonrojó involuntariamente.
Misora acudió en su ayuda al verla así —Y claro que estará hablando de ella, está muy agradecida con Tsukasa-senpai.
La peli-azul se mantuvo en silencio tratando de no caer en las bromas de Lalafin.
Aruru no pudo evitar reírse ante lo que diría —¿No será que Shizu-chan y Tsukasa-chan...?
Shizuha frunció el ceño y le contestó molesta —No es así, ella tiene novio.
Misora notó cierta tristeza en su mirada y decidió cambiar de tema rápidamente —¿Aún tienes esa computadora bestial que tenías hace unos años?
Shizuha asintió, sintiendo la tensión que posiblemente había creado y dándose la vuelta en la silla con dirección adentro les dijo —Vamos a mi habitación, les enseñaré como jugar, porque Lalafin es bastante mala.
La más baja se rió tratando de cortar la tensión y le contestó —¡Misora es peor que yo!
Aruru fue tras ellas emocionada —¡También quiero jugar!
Misora sonrió al notar como dejaron las bebidas de Shizuha más arriba de la mitad sobre la mesa del balcón, sus amigas tenían estrategia para no arriesgarse. Su sonrisa se agrandó cuando notó a cierta distancia que Yumi entró al balcón a llevarse los vasos.
Alrededor de veinte minutos después, Tsukasa salió de su habitación y fue a encontrarse con sus amigas en la habitación de Shizuha al oír lo ruidosas que eran al jugar. Pasaron algunas horas juntas, partieron un pastel en honor a Misora y estuvieron conversando hasta que tuvieron que irse.
Era un viernes, alrededor de las cuatro de la tarde, y Tsukasa estaba recostada junto a la puerta de la habitación de su tía en el hospital, mirándola y pensando en ella, aquello era su rutina para esa tarde, hasta que escuchó la puerta abrirse y la voz de un hombre.
—¿No ha pasado algo de tiempo desde la última vez que nos vimos?
Volteó a mirarlo con una sonrisa —Rona-san, ¿Cierto?
Él asintió —Así es, ¿Cómo está Ebisu-san?
Tsukasa notó que no andaba en su túnica negra — Todo bien ¿Qué pasó con su ropa de siempre?
El entendiendo a lo que se refería le dijo —No pasó nada, estoy libre hoy, así que vine a visitar a algunos enfermos que conozco.
—¿Tiene días libres?
—Tengo días libres.
Con una sonrisa le dijo —Por cierto, ¿Puedo decirte Shinobu? Me gusta llamar a las personas por sus nombres, a cambio puedes decirme Tsukasa.
El asintió y sonando interesado soltó —Puede decirme Shinobu, Ebisu-san. Por otro lado, permítame preguntarle ¿Cómo se encuentra? La enfermera me contó que has estado viniendo más tarde estos últimos meses.
Tsukasa le sonrió y le contestó mirando la ventana de la habitación —Han pasado muchas cosas, una amiga tuvo un accidente de tránsito y ahora utiliza una silla de ruedas, así que he estado un poco ocupada ayudándola a ella y su familia.
Él la miró sorprendido —¿Cómo está ella? ¿Se encuentra bien?
Asintiendo le sonrió —ella está bien, no te preocupes.
Shinobu miró la cama donde estaba, conectada a máquinas, la tía de Tsukasa y sin poder soportarlo trató de indagar —¿Puedo preguntar?
La peli-naranja soltó un suspiro —Tiene cáncer. Es mi tía, hermana de mi padre, cuidó de mi cuando era una niña, era mi refugio, mi madre siempre fue muy estricta y mi tía siempre fue muy buena conmigo, para cuando se enfermó gravemente, estuve muy ocupada con mis estudios que no fui capaz de sacar tiempo para visitarla, ahora me arrepiento, me habría gustado mostrarle cuánto la aprecio y haber cuidado de ella, pero, ya nada puedo hacer, en cualquier momento nos va a abandonar —Tsukasa miraba a su tía pensando en que se sentía mejor, nunca había hablado de eso con alguien además de Shizuha y ahora que lo contaba a alguien más, se sintió más tranquila.
Shinobu colocó su mano en su hombro en muestra de apoyo —estoy seguro de que ella sabe que la amas.
Tsukasa asintió cruzándose de brazos cabizbaja —espero que así sea.
Shinobu la miró y sintiéndose nervioso le dijo — disculpa que te diga esto, Tsukasa, pero, pareces una persona muy solitaria.
Ella volteó a mirarlo y riéndose le contestó —tal vez lo soy —no consideraba serlo, tenía amigas, pareja y una familia nueva en casa, así que prefirió tomarlo a broma.
Él riendo ligeramente le tendió la mano —entonces seré tu amigo.
Tsukasa le sonrió devolviéndole el apretón de manos —está bien, cuéntame sobre ti, entonces, ¿Porque no cintoista o budista? ¿Por qué catolicismo? ¿Cómo encontraste la religión?
El asintió cruzándose de brazos —Es una historia compleja, pero supongo que es justo que sepas de ello si vamos a ser amigos —mirándola continuó —cuando tenía diecisiete años iba de regreso con una amiga a casa, volvíamos del colegio, y ella vivía a una cuadra más que la mía, así que nos separábamos en la entrada de mi casa, se despidió de mí y siguió su camino, cuando estaba cerrando la puerta de la entrada, recordé que le había prestado mi libro de inglés y pensé en alcanzarla, así que fui en dirección a su casa, pero antes de llegar, encontré una escena horrible, había un hombre mayor tocándola y tapándole la boca mientras ella forcejeaba, estaba intentando violarla, corrí en su ayuda y luché con aquel hombre, golpeándolo una y otra vez, estaba en el club de boxeo, así que tenía algo de experiencia en ello, estaba iracundo, fui criado por dos mujeres, mi abuela y mi madre, mi padre era un hombre muy ocupado, así que pasábamos poco tiempo juntos, pero cuando vi a Ryou en esa situación pensé en que podría haber sido mi madre y me llené más de rabia, tenía la mente en blanco, me salí de control y si Ryou no me hubiera separado, no habría parado de golpearlo, al parecer golpeé tanto su cabeza que quedó en un estado grave, pasó dos semanas en el hospital hasta que murió, fui a una especie de juicio donde me declararon inocente de homicidio y mi abogado logró que fuera tomado como defensa personal, pero ni así podía dejar de sentir culpa por ello, había matado a un hombre con mis propias manos, y buscando la forma de conseguir el perdón, encontré información en Internet de este Dios que perdonaba a todos, lo investigué y eventualmente terminé en una iglesia católica, después de algún tiempo yendo ahí y hablando con otras personas de la misma, sentí paz, ahondé más en ello y aquí estoy.
Tsukasa lo miraba completamente sorprendida y le dijo —Aunque te hayas culpado, creo que hiciste lo correcto.
El asintió —Lo hice, a medias, jamás me habría perdonado el no haber ayudado a Ryou, pero debí haber parado cuando lo vi en el suelo tratando de cubrirse.
La peli-naranja suspiró y dándole una palmada le susurró —A veces la vida es más complicada de lo que debería.
Él le sonrió ligeramente y le preguntó —¿No me vas a contar nada sobre ti?
Tsukasa le devolvió la sonrisa —No sé dónde empezar, tal vez mi familia —suspirando continuó —mi padre es un hombre muy ocupado y mi madre era la encargada de mi crianza, crecí a base de sus exigencias, ella quería siempre lo mejor de mí y por ello me obligó a aprender a tocar el piano, luego a bailar, a cantar y estudiar mucho, y ni hablar de mis modales, reconozco el nombre de diez tipos de tenedores distintos y sus usos, todo eso desde que tenía diez años, ella elegía mis amistades, mis alimentos entre otras cosas, logré convencerla de permitirme estudiar la Academia de Artes Frontier, y fueron los tres años de mi vida más libres que tuve jamás, hice amigas, aprendí actuación, que de hecho es mi pasión, conocí personas, cosas nuevas, viví miles de experiencias que no creería antes poder vivir.
Al graduarme volví a casa y mi padre me hizo la única petición de su vida, formar parte de la dirección de la empresa que él dirige y no me pude negar, aunque en un principio puse resistencia, entonces estudié administración de empresas y al graduarme empecé a trabajar con él, luego mi madre me presentó a un chico, supe que ella técnicamente me estaba diciendo que era el que quería para mí y actualmente sigo con él. Es agotador vivir pensando que tengo sus expectativas sobre mí.
Shinobu colocó su mano sobre su cabello, lo acarició despeinándola y le dijo —no eres la mascota de tu madre, eres su hija, una persona y no tienes que obedecerla. Los padres son guías, no amos de la vida de sus hijos.
Tsukasa tenía el ceño fruncido, pero se relajó al escuchar sus palabras.
Él le dio una palmada en la cabeza antes de continuar —Así como te molesta que yo te trate como a un perro, debería molestarte que ella te dé órdenes como si fueras uno.
La peli-naranja asintió en silencio, antes de preguntarle —¿Qué debería hacer?
Shinobu le sonrió ante su rostro de confusión y le contestó —No puedo decirte que hacer, pero estuve en tu situación, mi madre casi se vuelve loca cuando le conté que sería sacerdote, no puedo tener hijos ni casarme, pensó que me volví loco porque no quería una vida como la de cualquier japonés.
Ella suspiró —Estúpidas expectativas.
Aún intrigado por otro punto le preguntó —¿Y amas a tu novio?
Se miró las manos antes de mirar la ventana y contestarle —En realidad, lo quiero mucho, pero no lo amo, es un gran amigo, dice tonterías a veces, y me hace enojar continuamente, pero me ayuda mucho con el trabajo, aunque a veces se burla de que no entiendo bien sobre cifras, él es contador de la empresa de mi padre, pero no es un mal chico ni mal pareja.
Suspiró en respuesta —No creo que debas estar con alguien a quien no amas para hacer feliz a alguien más, no deberías permitir que nadie decida por ti con quién estar.
Tsukasa asintió susurrando —Lo sé, pero no es tan sencillo.
Al verla cabizbaja trató de cambiar el tema y recordando a la amiga de Tsukasa le preguntó —¿Y cómo es tu amiga?
Se sonrió —Ah ¿Shizuha?, es muy fuerte y divertida, cuando llego cansada del trabajo me ofrece hacerme masajes en los pies y pone música relajante, a veces llego muy tarde y ella me espera para cenar, vivimos con su tía y su primo, él quiere ser beisbolista y Shizuha está completamente convencida de que va a lograrlo, siempre da ánimos en casa, recientemente fueron nuestras amigas y ella termino animándolas a todas, no muestra debilidad, de alguna forma adoro que solo sea conmigo, cuando se siente triste, se va al balcón del departamento a ver el cielo, entonces siempre me siento cerca de ella y termina contándome en lo que está pensando, Shizuha es una gran persona, estoy contenta del giro que le dio a mi vida.
Shinobu la miró comparando el cómo había hablado de su amiga y el cómo habló de su novio y se echó a reír. Recordaba haber tenido amigas en el colegio que terminaron siendo pareja y lo felices que se veían.
Cuando conoció sobre su actual religión y escuchó que esa forma de amar estaba mal se dijo a si mismo que en definitiva su religión no era perfecta, ni creía que juzgar a otros por amar era la voluntad de un Dios bueno, después de todo, algo tan lindo, que no dañaba a nadie y hacía felices a quiénes lo vivían no podía ser malo, era su opinión personal, así que al oír a Tsukasa hablar de Shizuha, se dijo a si mismo que el título de pareja lo tenía la persona equivocada.
—No soy apto para dar consejos, pero, antes de empezar algo nuevo, procura terminar todo lo que tengas a medias, si no es así, terminarás provocando un caos.
Tsukasa lo miró confundida analizando sus palabras.
El resto de la tarde él estuvo respondiéndole preguntas sobre su religión, para al final ella terminar llevándolo a su casa y luego dirigirse a su departamento, ambos estaban contentos de haber hecho un amigo de forma tan peculiar.
Era treinta y uno de octubre, Halloween, en su casa tenían una tradición, Yumi siempre los asustaba ese día a ella y a Satochi, por lo que ese año decidieron tomar venganza.
Shizuha le había pedido a Tsukasa que les hiciera el favor de llamar a Yumi y darle indicaciones para que dejara la casa libre, por lo que la peli-naranja siendo obediente le pidió a la tía de Shizuha ir a hacer algunas compras por ingredientes al otro lado de la ciudad, con su chofer, cosa que la había hecho demorar.
Shizuha y Satochi se quedaron en el departamento aquella tarde organizando su venganza.
Alrededor de las siete de la noche entró por la puerta Tsukasa, todo estaba a oscuras, al tratar de encender las luces del departamento se encontró con que no encendían, preocupada frunció el ceño y gritó —¡SHIZUHA!
Ella apareció, después de un minuto, frente a ella —Ah eres tú, ven conmigo —y tomando su mano la empezó a llevar consigo al baño. Una vez estuvieron ahí le susurró —Guardemos silencio, en minutos debe estar llegando ella.
Tsukasa no comprendía bien, hasta que oyó la puerta del departamento abrirse.
Yumi trató de encender las luces, pero no encendieron y molesta gritó —¡Satochi! ¿Cómo dañaste las luces?
Tsukasa empezó a reír tapando su boca.
Shizuha sacó su teléfono y encendiendo la pantalla buscó algo en él hasta abrir una aplicación de control remoto para controlar su computadora, tenía el brillo en cero y una imagen negra para que no llamase la atención el brillo de la pantalla, la puerta de su habitación estaba abierta, y sonriendo de lado, colocó una pieza de música clásica bastante estridente, un tritono, y empezó a reírse al leer como Satochi le decía que había encendido la linterna de su celular del susto.
Continuó moviendo el ratón de su computadora colocando sonidos de pasos.
Yumi se dio la vuelta asustada y se preocupó más al notar que no había nadie, entonces pensó que venían de la habitación de Shizuha y caminando hacia ella se decía a si misma que eso debía ser una pesadilla, porque estaba asustándola mucho.
Tsukasa no sabía bien que estaba pasando e intrigada se inclinó sobre el hombro de Shizuha tratando de mirar la pantalla de su celular, pero acabó rompiendo su espacio personal a causa de que estaban a oscuras en el baño y siendo iluminadas por la pantalla del teléfono de Shizuha, sintieron sus corazones empezar a latir con ferocidad.
Shizuha sentía que se saldría de control si Tsukasa seguía respirándole al oído, y la miraba de reojo, pero sin poder soportarlo movió su rostro en su dirección, encontrándose con su mirada y estuvieron algunos segundos mirándose entre sí, llenas de tensión.
Tsukasa se decía a si misma que de alguna forma ese estaba siendo el momento más emocionante de su vida, sentía que iba a morir si no escapaba de ahí, porque realmente estaba asustada de lo mucho que le gustaba el sonido de la respiración de Shizuha.
La pantalla del celular se apagó a falta de tacto y Shizuha se dijo que aquel era su momento, aun recordando donde estaban los labios de Tsukasa se dijo a si misma que se arriesgaría a reclamarlos, así ella ya no estuviera ahí, al menos no la podría ver hacer el ridículo. Pero cuando llegó a ellos, ahí estaban casi que esperándola y solo el roce fue suficiente para darle una sensación increíble, sorprendida ante ello, se apartó rápidamente, volviendo a encender la pantalla de su teléfono.
Tsukasa no salía del shock, acababa de besar a Shizuha, y se mantuvo casi que, congelada un par de segundos, analizando todo lo que estaba sintiendo dentro de sí.
Shizuha le susurró —Disculpa, fue un accidente, solo moví mi rostro en esa dirección por acto reflejo de encontrarme a oscuras.
La tensión estaba en el ambiente, sus corazones acelerados al igual que sus respiraciones.
Shizuha solo pudo pensar «No, diablos, me enamoré».
Tsukasa miraba la pantalla del teléfono analizando sus emociones «¿Por qué me gustó tanto? Fue solo un accidente, es mi amiga, y tengo novio, no puedo estar aprovechándome de estar en una habitación a oscuras solo para pensar en cosas poco decentes con ella, además es mujer, no puedo».
Un grito las sacó de sus pensamientos, Shizuha empezó a reír al escuchar a Yumi.
—¡SATOCHI! ¡TE VOY A ECHAR A DORMIR AL BALCÓN! CASI ME MATAS DEL SUSTO.
Al parecer Yumi había caminado hacía la habitación de Shizuha para buscar el ruido y los pasos, pero detrás suyo una mano le tocó el hombro y del susto gritó, Satochi había salido del balcón solo para asustarla. Shizuha apagó todo en su computadora y salió riendo del baño, seguida por una Tsukasa bastante confundida.
Al encontrarse con Yumi le dijo entre risas —¿Qué tal el susto de hoy? Tómalo como mi venganza.
Ella frunció el ceño antes de reírse —Parece que este año lo lograste, el siguiente será mi turno.
Satochi la abrazó por los hombros —No seas rencorosa mamá.
Tsukasa decidió integrarse —¿Entonces se hacen bromas en Halloween cada año?
Yumi le contestó con una sonrisa —Así es, entre más tenebrosa sea, mejor, así pasamos Halloween los Kocho desde que Shizuha se nos unió hace algunos años.
Satochi le sonrió a Tsukasa —Tal vez deberías ser la víctima del siguiente año, Tsukasa.
Shizuha lo miró algo sorprendida de como la llamó y mirando a la peli-naranja esperó respuesta o sorpresa en cambio la vio sonreírle.
—Sorpréndanme, quiero ser parte de las tradiciones familiares de la casa.
Yumi sonrió para sí misma preguntándose si tal vez Tsukasa no era consciente de lo que acababa de decir, pero al ver como Shizuha la miraba y ella trataba de evitar mirarla, su sonrisa se volvió una más pícara, esas dos acababan de salir de un baño a oscuras con rostros confundidos y sonrisas tontas, algo estaba caminando en una dirección que le gustaba, pero consideraba peligrosa.
Noviembre
Aquel primero de noviembre Yumi cumplía treinta y cinco años, estaban todos reunidos en la sala conversando.
Tsukasa había salido esa tarde con Shizuha a comprarle un pastel. Y algo de vino, Satochi en cambio colgó algunos globos.
Shizuha tenía prohibido tomar alcohol por algunos medicamentos que tomaba a raíz del accidente, así que se encontraba sentada junto a Satochi en el sofá, tomando algo de gaseosa.
Después de partir el pastel y brindar en nombre de Yumi, la cumpleañera empezó a tomar más deprisa, Tsukasa le pidió que fuera más despacio, pero no pareció escucharla, y por eso ahí estaba bastante ebria con una copa de vino en manos.
Riéndose mecía el vino —¿Así que con esto se embriagan las personas con dinero? Definitivamente sabe mejor que la cerveza barata de la tienda.
Satochi suspiró quitándole la mirada, no era la primera vez que veía a su madre ebria, pero al menos podía decir que era poco frecuente, solía suceder en su cumpleaños o el cumpleaños de su padre, y no le habría importado si Tsukasa no estuviese ahí —Mamá, tampoco digas esas cosas, dudo que Tsukasa sea alguien que tome mucho.
La peli-naranja le sonrió avergonzada —No suelo tomar mucho, pero en las fiestas de la compañía me suelo embriagar, y lo hago con cerveza barata como diría Yumi.
Shizuha se empezó a reír con el ceño fruncido —¿Vas a compararnos con Ebisu-san, Yumi? No creo que sea posible, ni siquiera creo que seamos de la misma especie —ni ella lo entendía, pero se sentía molesta con Tsukasa, tal vez era porque pensaba que no correspondía a sus sentimientos.
La peli-naranja la volteó a mirar al oír su apellido en labios de Shizuha, frunciendo el ceño le preguntó preocupada —¿Cómo me llamaste?
Yumi las interrumpió enojada —Ya cállense, ¡Es mi cumpleaños! ¡No se pongan a pelear en mi fiesta!
Satochi empezó a reír mientras Shizuha se cruzaba de brazos, y Tsukasa la miraba preocupada.
Él intento cambiar de tema para que su madre no las siguiera regañando —¿Hoy también me vas a hablar de papá como siempre?
Aún molesta se dio otro trago de vino y asintió acomodándose en el sofá —Pero va a ser diferente —ya se notaba como arrastraba las palabras —te voy a contar por qué no conoces a mi padre.
Shizuha la miró atentamente, ella tampoco sabía de su abuelo desde que era una niña. Él se acomodó en el sofá interesado. Tsukasa los miraba a los tres confundida.
Yumi empezó a relatar —Hace ya más de diez años, cuando yo tenía dieciséis años, conocí en el colegio a un chico llamado Tadashi Okusawa, era un completo idiota, pero era el idiota que quería para mí.
Satochi empezó a reír, si recordaba que su padre era torpe, pero seguramente su madre estuviera recordando cosas de cuando era más inmaduro.
—Así que después de algunos meses volviendo juntos en el tren a casa, él me pidió en la estación si quería casarme con él, me pareció una locura, era un idiota y ni siquiera éramos pareja, cuando le dije eso, me dijo que se había confundido y que en realidad quería ser mi novio, me pareció muy lindo, no les voy a mentir, me gustaba un montón, así que le dije que sí, y empezamos a salir, pasamos por muchas cosas juntos, cuando cumplí diecisiete años mi padre me dijo que me había encontrado un futuro esposo, el hijo de un amigo suyo, pero yo ya estaba con Tadashi, así que intenté negarme, él se molestó y me advirtió que apenas cumpliese los dieciocho años y me graduara me casaría.
Shizuha frunció el ceño, molesta —¿Era tan desgraciado el abuelo?
Ella asintió —E incluso más, pero es mi papá después de todo —suspirando continuó —cuando le conté a Tadashi que mi padre quería casarme, se molestó, teníamos ya un año de relación cuando me propuso escapar juntos, de por si no quería casarme, pero después de una conversación con mi padre me entere que la persona con la que me quería casar tenía unos veintisiete años, y me asustó la idea, ni siquiera creía que fuese alguien que fuera a entender mi manera de pensar, y Tadashi ya hacia eso, así que acepté huir con él, nos fuimos de Fukuoka a Miyagi, habíamos ahorrado algo de dinero, lo suficiente para llegar tan lejos, el día de graduación nos despedimos de nuestros amigos, el día siguiente a ese preparamos todo y nos escapamos en la madrugada, fue todo muy emocionante en ese momento, me acuerdo haber pensado más de una vez en regresar a casa porque tenía miedo, pero cada vez que recordaba lo que me esperaba si me rendía, seguía avanzando con Tadashi.
Satochi sonrió pensando que su padre había sido un gran hombre —¿Papá no estaba preocupado de dejar su hogar?
Su madre le sonrió —Tu abuela lo apoyaba en todo, él me presentó a ella unos meses atrás y le contó la situación, ella dijo que nos apoyaría. Así que también pudimos sobrevivir algo de tiempo con el dinero que ella nos mandaba. Una vez en Miyagi, él y yo empezamos a trabajar en lo que fuese, vi en las noticias una alerta de búsqueda, papá creía que alguien me había secuestrado, entonces conseguí llamar a mi hermano desde un teléfono público y le conté que nuestro padre quería casarme, y que decidí escapar, él llamó a papá y le dijo que yo estaba bien, pero mi padre le dijo que iba a encontrarme porque él tenía que casarme, porque ya había cobrado un dote por mí.
Tsukasa frunció el ceño pensando que aquello sonaba como si el padre de Yumi la hubiese vendido.
Ella siguió narrando —Mi hermano empezó a ocultarme a mí y a Tadashi, mientras mi padre seguía buscándome y mandando gente a buscarme, después de un año en ello, al parecer se rindió, entonces fue cuando mi hermano me pidió vivir con él, Tadashi y yo estuvimos de acuerdo y nos fuimos a su casa, Shizuha apenas era una niña, no sé si tenga recuerdos de ello. Tadashi logró estudiar en la universidad con el dinero que ganábamos entre los dos, al cumplir diecinueve años quedé embarazada, cuando Tadashi se enteró se puso como loco de emoción, y mi hermano estaba contento, Shizuha tenía ocho años en ese momento.
La aludida asintió en respuesta —lo recuerdo, eso sí.
—Mi hermano y yo decidimos volver a encontrarnos con nuestro padre, al volver estaba iracundo, diciéndome que pagaría por atreverme a desafiarlo, que yo era una mala hija entre otras cosas, mi hermano se enojó con él y entre la discusión le dije que no podría hacer nada porque estaba embarazada, así de enojado nos gritó que no quería volver a vernos más. Desde entonces no hemos regresado. Un par de años después Tadashi se graduó de la universidad y empezó a trabajar, nos mudamos a Tokio, y luego me pidió que cuidara de Satochi y eso empecé a hacer, me hice cargo del hogar mientras él trabajaba, creo que nunca nos faltó amor, éramos felices —se mantuvo en silencio unos minutos con los ojos cerrados.
Satochi quitó la mirada asumiendo que ella estaba pensando en su padre, y bajando la cabeza frunció el ceño recordándolo.
Shizuha pensó que Yumi empezaría a llorar y abrazó por los hombros a Satochi tratando de animarlo. Ella acababa de comprender porque no había vuelto a ver a su abuelo desde que era niña, y sabía que posiblemente Satochi también.
Yumi rompió el silencio con un suspiro —Hay muchas posibilidades de que les diga esto porque estoy ebria, pero quiero decirles que, luchen por lo que quieren ser y hacer con sus vidas, no dejen que nadie decida por ustedes ni que nada los detenga si realmente quieren conseguir o lograr algo, sus decisiones los llevaran a donde quieran ir, son como pasos, así que empiecen a caminar hacia sus metas, la revolución los hará grandes —sonrió para sí misma recordando haber oído a Tadashi haberle dicho eso alguna vez, una pequeña pausa, antes de soltar —bueno, me iré a dormir, gracias por el pastel y tu amabilidad, Ebisu-san.
Satochi asintió, pero ella se le quedó mirando unos segundos, entonces él le preguntó confundido—¿Qué pasa?
—Vete a dormir, mañana tienes partido.
—¡Pero mamá!
Shizuha se echó a reír —Hazle caso Satochi.
Ambos se retiraron a sus habitaciones, dejando solas a Shizuha y a Tsukasa.
La peli-naranja le preguntó a Shizuha al estar solas —¿Qué pasó con la madre de Yumi? No escuché que la mencionara.
Shizuha frunció el ceño, aun pensando en las palabras de su tía —Mi abuela abandonó a mi abuelo cuando mi tía tenía alrededor de cinco años, porque mi abuelo la golpeaba, entonces ella escapó.
Tsukasa la miró bastante sorprendida —¿Toda tu familia tiene historias así?
Ella negó con su cabeza —No, pero tampoco ha sido fácil.
La peli-naranja asintió sirviéndose más vino —Y yo que me quejaba de mi vida.
Shizuha se rió —No te compares, lo que dijo Yumi es cierto, deberías tomarlo en cuenta.
Tsukasa se cambió de sofá, sentándose junto a Shizuha y mirándola de cerca le susurró como si fuese un secreto —Si tomara todas las decisiones que quiero tomar, posiblemente mi vida se volvería un caos.
Shizuha se sintió nerviosa al tenerla tan cerca, pero Tsukasa pareció ignorarlo y recostó su cabeza en su hombro.
La peli-azul sintió el aroma de su cabello y le susurró sin pensarlo —hueles delicioso.
Tsukasa rió confesándole —Usé tu shampoo en la mañana, lo confundí con el mío, así que huelo a ti.
Shizuha empezó a reír —entonces huelo delicioso.
Después de reír unos segundos, cerró sus ojos y le susurró con una sonrisa —Te quiero.
El corazón de Shizuha sintió que estaba comenzando una maratón, o eso juraba ella, porque podía sentir como latía con velocidad, pero Tsukasa parecía muy tranquila, entonces decidió preguntarle con la voz entrecortada de la emoción —¿A qué vino eso?
—Estoy agradecida contigo por cambiar mi vida, desde que llegaste con tu familia, mi vida se siente más plena, posiblemente antes de ti, a esta hora seguiría en la oficina revisando papeles, ahora estoy aquí recostada en tu hombro mientras pienso en que ya no recuerdo bien la sensación de estar sola, ya ni siquiera recuerdo lo que era comer sola, es increíble como cambiaste todo, no tenía el valor para hablar de esto antes, pero con un poco de vino todo se soluciona. En serio, gracias.
La peli-azul sintió su rostro ruborizarse y le susurró, algo nerviosa, en respuesta —Gracias a ti. Te prometo que, si me lo permites, no volverás a sentirte sola jamás, también —trago pesado sintiendo que eso sonaría a una confesión —también te quiero.
Tsukasa se dejó caer en su regazo sonriéndole, estaba con el pulso acelerado, no creía estar ebria, pero si más atrevida a causa del alcohol. Y escucharla decirle aquello, la había dejado con una sensación cálida en el corazón, miraba a Shizuha desde su nueva posición y sintió que de alguna forma no estaba satisfecha.
La peli-azul miraba a Tsukasa desde arriba y pensaba «es tan linda, oh no, quiero besarla, no. no, no, no puedo, demonios Tsukasa, lo haces todo tan complicado» tomando valor llevó una de sus manos a su cabello acariciándolo.
Tsukasa cerró los ojos en silencio disfrutando del tacto. Estuvieron algunas horas más así, hasta que se durmió, entonces Shizuha la despertó y le dijo que lo mejor sería ir a su habitación. Después de despedirse dieron por finalizado el cumpleaños de Yumi, aun pensando en sus palabras y lo sucedido después.
Aquel dos de noviembre Satochi tenía un partido de béisbol, Tsukasa procuró salir temprano del trabajo para ir a verlo, Yumi y Shizuha estaban en las gradas apoyándolo, ella acababa de llegar y corrió a ellas, aún en su ropa de oficina.
Sonriendo le preguntó a Shizuha —¿Cómo va el marcador?
Ella levantó la voz para que la oyera sobre el ruido —Estamos empezando en el séptimo inning, el equipo de Satochi lleva cuatro carreras, va cuatro a dos.
Tsukasa alzó su tono también —¡No sé nada de béisbol!
La peli-azul le contestó —Va ganando el equipo de Satochi, faltan alrededor de treinta minutos de partido.
Ella le sonrió por su comprensión y se sentó cerca de Shizuha animando a Satochi.
Shizuha la miraba con una sonrisa preguntándose cómo era que Tsukasa era tan linda en su ropa de oficina y porque le gustaba tanto el apoyo que mostraba a su familia, ellos técnicamente eran sus empleados, siendo otra persona ni siquiera los habría dejado ir a ver a Satochi jugar, en cambio Tsukasa fue a acompañarlos y ahí estaba gritando su nombre.
Yumi la sacó de sus pensamientos sacudiendo una mano frente a su rostro, al mirarla pudo leer en sus labios «disimula», cosa que la hizo sonrojar, no le quedaban dudas de que su tía sabía que le gustaba Tsukasa.
El resto del partido pasó con normalidad, el equipo de Satochi ganó. Después de una hora de haber terminado, Satochi estaba en la entrada del estadio junto a su madre, Shizuha y Tsukasa estaban en el carro, la peli-azul se estaba montando en el asiento del copiloto.
Una vez se les unieron en el carro, Tsukasa les preguntó animada —¿Vamos a celebrar? ¡Hay que ir por una pizza!
Shizuha la miró con una sonrisa burlona —Seguramente solo quieres una excusa para comer comida chatarra.
—¡Oye! ¡No es del todo cierto!
Yumi las interrumpió —Vamos a casa, haré pizza casera para celebrar, Satochi debe estar cansado.
Él soltó emocionado —Ah ¡La pizza de mamá es una maravilla!
Shizuha le comentó a Tsukasa —Yumi aprendió a hacer pizza, incluso un tiempo trabajo en una pizzería, es muy buena en ello.
La peli-naranja asintió sonriente —Estoy ansiosa por probarla.
El resto del camino a casa iban conversando sobre el partido, Tsukasa no entendía bien lo que hablaban, pero Shizuha siempre intentaba explicarle en palabras más simples, porque ella tenía poco conocimiento sobre el béisbol y sus tecnicismos.
Cuando llegaron al departamento todos se quitaron los zapatos cansados, Satochi fue en dirección al baño dispuesto a ducharse.
Shizuha por su parte estiró sus brazos cansada de mover la silla.
Tsukasa empujó la silla preguntándole en broma —¿Te doy un masaje? Te ves agotada.
Ella asintió sonriéndole —Te lo agradecería.
Yumi fue a la cocina a empezar a preparar la pizza.
Tsukasa había ido a su habitación a darse un baño y cambiarse de ropa, cuando salió dispuesta a darle un masaje a Shizuha, escuchó que tocaban la puerta. Sabía que Yumi estaba ocupada.
Así que gritó: —Ya abro.
Frente a ella estaba Kodai que parecía molesto, pensó en invitarlo a pasar, pero al notar su humor, salió del departamento y cerró la puerta tras de sí —¿Qué pasó?
Su tono sonaba realmente molesto —¿Por qué no fuiste a la cena con mis amigos? Te dije desde hace un mes que nos encontraríamos hoy en la noche.
Tsukasa llevó una de sus manos a su rostro avergonzada y le dijo —Perdón, me olvidé de ello, hubo tráfico, además de que como Satochi tenía partido de béisbol, fui a apoyarlo.
Se veía más molesto que antes —¿Preferiste ir a un partido de béisbol antes que ir a cenar conmigo? Ni siquiera te gusta el béisbol, además ya te dije que les das demasiadas libertades, esa gente no es nada tuyo, si quieres yo te consigo una mucama, pero esa gente solo te va a traer problemas.
Tsukasa sintió su sangre calentarse y le contestó —Te dije que hubo tráfico, además no voy a echarlos, ya son casi mi familia y Shizuha necesita mi apoyo.
—¡No lo estás entendiendo!, Tsukasa, ellos solo te ven como alguien a quién sacarle dinero, créeme que el día que no te necesiten te van a abandonar. Yo soy tu novio, deja de darles prioridad sobre mí.
Su ceño se frunció y molesta le dijo —Creo que deberías irte, estoy cansada y tú estás siendo un insensato.
—Está bien, me voy, pero piénsalo, es mejor que te enteres por ti misma antes de que suceda.
Ella asintió dándose la vuelta para entrar al departamento aún enojada —Nos vemos mañana.
Él se despidió y se fue por el pasillo. Tsukasa entró al departamento, caminando se dirigió en silencio al balcón a mirar el cielo de Tokio.
Shizuha estaba saliendo del baño, con una toalla en manos, cuando la vio pasar, Satochi frunció el ceño en el sofá donde revisaba su teléfono.
Shizuha se le acercó y le preguntó —¿Sabes qué pasó? ¿De qué me perdí?
El miraba la puerta del balcón molesto —Su novio vino, creo que estaban discutiendo porque pasé cerca de la puerta y los oí alzar la voz, ese tipo no me agrada para nada.
Ella trató de indagar —¿Solo por eso?
El negó —No, no, pero sabes que he crecido con ustedes dos y las valoro por ello, también he aprendido a respetarlas y solo quiero lo mejor para ustedes, ahora que conozco a Tsukasa también quiero que sea feliz y yo realmente creo que él no la merece, ya es la tercera vez que los escucho discutir, él me parece arrogante, y un idiota —después de una pausa añadió —yo sería mejor novio para ella.
Shizuha frunció el ceño y apretó la mandíbula junto con sus puños, entonces le quitó la mirada.
Satochi comenzó a reír y tratando de evitar que Yumi lo escuchara le susurró —Intenta disimularlo al menos. No te preocupes, tengo novia, aunque aún no se la presento a mamá.
Shizuha se sintió como una tonta y con una mano ocultó su rostro ruborizado comenzando a reír de lo absurda que se sentía —¿Realmente se me nota tanto?
El asintió con una sonrisa —Es tan obvio que me sorprendería si mamá no supiera.
Ella le quitó la mirada avergonzada —Lo sabe.
Satochi le sonrió burlón, antes de decirle —Si realmente te gusta, creo que deberías intentarlo, no creo que no seas capaz de conquistar a Tsukasa.
Shizuha lo miró algo triste y le dijo —Pero ella tiene novio.
El suspiró frustrado al igual que ella, pero su conversación fue interrumpida cuando Yumi avisó que la pizza estaba lista.
Tsukasa volvió del balcón con una sonrisa ligera y al pasar junto a Shizuha le preguntó —¿Vamos?
Ella le sonrió —Llévame contigo.
Al llegar al comedor, Yumi empezó a repartir la pizza.
Tsukasa se estiró soltando un quejido —Que día tan estresante fue hoy ¡Me duele la espalda!
Yumi sacando una botella de vino de la nevera, le dijo —¿Sabes que hago en un día muy estresante? Tomo la botella de vino, me sirvo una copa, y como por arte de magia me siento mejor —sirviéndole una copa, añadió —Con solo una te sentirás menos tensa.
Satochi le dijo riendo —Mamá, creo que tomas más que una oficinista.
Tsukasa se rió sabiendo que ella era la oficinista de la que hablaba. Shizuha se mantuvo mirando la botella de vino preguntándose si tal vez podría tomar al menos una copa.
¡HOLA!
¡Aquí la segunda parte de esta historia! No es martes, pero he estado escribiendo otra historia, por lo que me atrasé un poco en publicar, mis sinceras disculpas.
Esta historia es algo larga, espero les esté gustando, la próxima semana llegará la tan esperada última parte, también he estado escribiendo algunos drabbles, pero creo que los publicaré en una compilación, pasar de una lectura de 7k de palabras a una de 2k no es satisfactorio si ya te acostumbraste a la longitud de las historias actuales.
Muchas gracias por leer, por comentar, por seguir esta historia y por apoyarme e inspirarme a continuar escribiendo.
También agradezco a mis betareaders, de pronto somos un equipo grande, pero creo que entre todos logramos estas lindas historias.
¡Ahora, respondamos los comentarios!
Contestando...
Ninja Britten 11: Tsukasa es el sol en la oscuridad para Shizuha. Dije cada martes, pero me refería a esta historia, en cualquier caso, intentaré retarme a mi misma para publicar y escribir algo para cada martes o miércoles.
SilentDrago: Ah, no te preocupes, yo me deshice del juego, aprendí sobre los personajes y escapé, es torturador. Por otra parte, es bueno leerte. Me intriga si después de este capitulo pienses lo mismo de Shinobu, a mi en lo personal no me gustan las religiones, pero este personaje se me hizo interesante para llevar la diversidad de culto en un pais como Japón, además de que la mezcla de su crianza más su personalidad, pasado y dogma, lo hizo interesante para mi. Creo que ha sido un buen apoyo para Tsukasa que se ha apartado de sus amigas y ha sido prácticamente esclava de su trabajo, y una vida que no quiere, para vivir "como vive una japonesa normal". Sobre el ritmo del material, hasta yo tengo la duda ahora, ya veremos si lo logro.
¡Es bueno haberlos leído y recibir sus comentarios. Ya quiero saber que piensan de este capitulo o incluso de la historia completa!
¡GRACIAS POR LEER, NOS LEEMOS LA PROXIMA SEMANA!
