Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 16

Bella

En los siguientes días no logramos avanzar en cuanto a las averiguaciones. La mayoría de los vecinos a quienes preguntamos daban la misma respuesta: ellos eran demasiado apartados del resto.

La relación de Carlisle y Esme parecía estar envuelta en un gran rollo de misterio donde prácticamente descubríamos cada información a cuentagotas.

Hasta que un día nos sorprendimos de más estando en casa de la señora Cope.

— No entiendo nada —susurró la señora Cope al mismo tiempo que tipeaba con rapidez manteniendo los ojos fijos en la pantalla del computador—. Según lo asentado en los archivos. El matrimonio Uley llevan cuatro años de casados. Aquí dice que Sam es policía en Forks Washington y Leah es una enfermera que trabaja en el hospital local —levantó su mirada y nos observó—. Esme estuvo viviendo en Forks, ¿lo sabías, Bella?

— No —negué—. Nunca me enteré de que vivió en otra ciudad —respondí extrañada.

La vida de mi hermana había sido un completo misterio y no tenía la menor idea del porqué.

— Me acaba de llegar información que pedí —la señora Cope nos brindó una sonrisa antes de volverse hacia la máquina de fax, acomodó sus anteojos y empezó a leer en voz baja los papeles que tenía en sus manos—. Leah sufrió un aborto espontáneo hace cuatro años —nos dijo—, su récord médico indica que no puede procrear y… que ellos buscaban arrendar un vientre para poder ser padres.

La opresión en mi pecho fue instantánea. La mano de Edward se apretó en la mía; me sonrío débilmente, él estaba dándome apoyo incondicional sin importar que estaba padeciendo lo mismo que yo.

— ¿Esa información es confiable? —Edward preguntó.

— Lo es. Tengo contactos que me están ayudando en este caso, conocidos que siempre me apoyan cuando es necesario —explicó la señora Cope—. Eso no es lo único que hay.

Mis nervios me estaban llevando al punto máximo. Lo sentí cuando mi corazón empezó a bombear más deprisa, agitando mi respiración.

Quería llorar. Correr. Gritar. Y que Esme me explicara tantas dudas.

— Esme… —murmuró Edward— ¿es la mujer que ellos eligieron para tener un hijo?

— La información indica que sí —la señora Cope nos miró—, pero hay algo que no cuadra.

— ¿Qué es? —inquirí nerviosa.

— Sam se acercó a ustedes con mentiras —expresó la señora Cope quitando sus anteojos por un momento y luego volviéndolos a poner—. Si ese hombre estuviera seguro de su paternidad, ¿por qué mentir diciendo que Esme lo abandonó?

— Esto mismo nos dijo James —comentó Edward—. Sin embargo, estoy igual de nervioso, pienso que se valdrán de cualquier cosa para quitarnos a Lili.

— Tranquilos —ella nos dijo ocultando su preocupación bajo una ligera sonrisa—. Todo se resolverá con los resultados de ADN. No bajaremos la guardia, chicos. Tenemos a nuestro favor que la niña legalmente está con ustedes y eso no lo puede cambiar Sam ni Leah.

Me quedé pensativa. No quería decirlo en voz alta, sin embargo mis palabras fluyeron:

— ¿Y si ellos hicieron el procedimiento de arrendar un vientre de forma ilegal?

Los dos pares de ojos estaban sobre mí apenas terminé de hablar. Me encogí de hombros ante su escrutinio.

— Estaba procesando ese posible camino —la señora Cope resopló antes de apoyar la espalda en la silla—. Debemos estar prevenidos para cualquier posible reacción de ellos. Por lo pronto no hay nada más qué hacer, tan solo esperar.

Edward y yo asentimos al mismo tiempo.

No teníamos más qué hacer en Phoenix.

.

.

— Bella, no estás poniendo atención.

Miré a Mike directamente a la pantalla del celular. Llevábamos más de cuarenta minutos en una videollamada hablando sobre nuevas colaboraciones con otros tiktokers.

— Haré mi parte y te la enviaré —le dije.

— No tienes idea de lo que hemos hablado —murmuró con una mueca.

— Lo siento Mike, no tengo la mente para estar pensando en nada que no sea Lili.

Él pasó varias veces sus manos por su cabeza, tal vez en un intento por no gritarme mientras me miraba a través de la pantalla.

— ¿Por qué no vas y enfrentas a esa tipa? —inquirió—. Búscala y pregúntale directamente sobre tu hermana, al menos eso haría la Bella que conocí, la chica chispeante y llena de humor que no se callaba nada.

Suspiré hondamente.

En otras circunstancias habría ido a discutir contra ellos sin necesidad de que me alentaran. Seguramente y con mi poca paciencia habría hecho un gran lío y defendido de quien fuera, incluso con uñas y dientes. No obstante, no era más esa persona impulsiva, ahora debía meditar antes de actuar. Lili era nuestra prioridad y por ende debíamos darle el mejor ejemplo y protegerla.

— ¡Estoy lista! —Bombón gritó emocionada cargando el bolso de ballet.

Le sonreí al ver que vestía su tutú rosa y daba pequeños brincos esperando ser llevada a su primer recital.

— Ahí tienes tu responsabilidad —espetó Mike—. De verdad, no entiendo cómo aceptaste criar una niña que te ha quitado el ritmo de trabajo, en fin es tu decisión.

No me gustó el tono despectivo que usó, así que no pude evitar guardar silencio.

— Tú lo has dicho, mi decisión y si yo no quiero colaborar contigo en ningún tiktok también es mi decisión, porque al final quién necesita promoción eres tú… no yo. Hasta luego, Mike. Espero que entiendas que si no te respondo es porque existen prioridades.

— Entendido —murmuró él antes de apagar la pantalla.

Lili corrió hacia mí y se acurrucó en mis brazos. En ese momento odié que sintiera la hostilidad de Mike; ese cretino me iba a escuchar, hablaría claramente con él porque no le permitiré ninguna mueca en contra de Bombón.

Dejé un beso sobre el cabello de Lili y la abracé.

— Es hora de irnos —le dije.

Lili levantó su rostro; sus ojos marrones luciendo brillantes y muy inocentes, me regaló la más hermosa sonrisa sincera y se puso de puntillas para dejar un beso en la mejilla.

— Te quiero, tía —ella dijo claramente inundando mi corazón de felicidad.

Le sonreí mientras mi índice recorría el contorno de su dulce rostro.

— Te quiero más mi niña. Vámonos —le dije— que aun debo llegar a vestirte con la ropa correspondiente.

— ¿Esta no es? —tiró de su tutú rosado.

— No Bombón. Hoy toca bailar con ropa color negro brillante.

— ¡Síí! ¡Me gusta!


Edward

Corrí.

Iba a llegar tarde al recital y sabía que Bombón se pondría triste al no verme entre los presentes.

Me disculpe con algunas personas por golpear sus hombros sin querer, buscaba pasar entre la muchedumbre.

Sacudí la cabeza al ver la cantidad de personas aglomeradas en la entrada principal, era un ir y venir de gente. Quizá padres y abuelos, primos, hermanos… qué sabía yo.

Levanté el ramo de flores para que no se estropeara y continué mi camino.

— Debí haber cancelado mis últimos pacientes, tal vez así no estuviera tan ajustado de tiempo —murmuré.

El rostro de mi padre apareció en mis pensamientos; si estuviese vivo quizá me estuviera escuchando con un mohín reprobatorio. Dejando mis responsabilidades para la familia, él jamás lo hizo.

Sin embargo, él no estaba y no podía opinar. No podía criticar al hombre que me había convertido. Yo sí ponía primero a mi familia, Bombón y Bella ahora lo eran.

Al entrar en la sala. busqué a Bella por todos lados, ella levantó una mano y la agitó hacia mí. Estaba en la primera fila, me acerqué.

— Qué guapo… —besó mis labios apenas llegué a su lado—. Llegaste a tiempo.

— Tarde, pero estoy aquí.

Las luces se apagaron y el escenario se iluminó. Nos sentamos en nuestros lugares para ver el evento.

La música de Frozen comenzó a escucharse mientras las niñas se posicionaban en el escenario.

Aplaudí emocionado al ver a Bombón siendo la más hermosa de las bailarinas; con su cabello recogido en un pequeño moño alto y luciendo un tutú negro de brillos.

Con sus brazos en alto y los pies sobre sus puntas empezó a bailar de forma delicada, dando giros sobre sus zapatillas color negro. Demostrando lo que había aprendido en meses durante sus clases de ballet.

No me di cuenta que sostenía fuertemente la mano de Bella.

Estaba jodidamente orgulloso de ver a mi niña desplazarse sobre sus puntas con tanta seguridad. Ella había nacido para la danza y lo estaba demostrando.

Dándonos una gran lección de que a pesar por todo lo que había pasado junto a sus padres, ella estaba sanando y disfrutando cada momento.

Seguí sonriendo hasta que el evento finalizó. Bella y yo nos tomamos de las manos y nos pusimos de pie, esperando que Lily llegara con nosotros. Una vez apareció con su alegría a flor de piel se arrojó a mis brazos.

— ¡Tío Ewwi!

La sostuve a mi altura y le di las flores que había comprado para ella dejando un beso en su sien y permitiendo que Bella también le diera un beso cuando la puse a su altura.

Bombón abrió mucho los ojos.

— Lo has hecho excelente, princesa —halagó Bella.

— Mira, tía, son mis flores —le mostró el pequeño ramo—. Gracias —murmuró hacia nosotros.

El rostro de Lili se mantuvo alegre contemplando las flores. De pronto frunció las cejas haciéndome reír.

»Quiero hacer pipi —se retorció en mis brazos, la puse sobre sus pies y sujetó la mano de Bella para salir corriendo las dos hacia los aseos.

Exhalé llevando las manos a los bolsillos de mi pantalón.

— Su hija es hermosa —mencionó una señora de cabello rubio frente a mí.

Traía de la mano a una pequeña niña de la misma edad de Lili, le sonreí.

— Gracias. —No tenía la menor intención de corregir su error y decirle que era mi sobrina.

— Pocas veces te veo en clases de las niñas.

— Bueno, mi esposa se hace cargo —seguí en la mentira que tampoco era del todo mentira. Bella era mi esposa, una esposa a la que aún no tocaba por mucho que la deseaba.

— La he visto —murmuró sin mucho interés antes de extender su mano para saludarme, sonrió coquetamente—. Soy Lauren Mallory —dijo—, ella es mi hija Louisa.

La niña me saludó, estrechando mi mano con mucha timidez.

— Mucho gusto, Louisa —me acuclillé frente a la niña pelirroja con pecas chispeantes en su rostro.

Ella se escondió detrás de las largas y blancuzcas piernas de su madre.

— ¿Te gustan mis piernas? —ella preguntó al verme en una muy incomoda posición.

— ¡Tío! ¡Edward!

Volteé hacía mis chicas al escuchar sus exclamaciones, ambas tenían el ceño fruncido y la nariz arrugada. Me incorporé, mirándolas.

— Hola, Bella —la mujer llamada Lauren la saludó—. Tu esposo es muy atento, quedó encantado con mi Lousa.

Bella no miró a Lauren porque sus ojos estaban fijamente en los míos, sin pestañear.

Se acercó con ese caminar amenazante que solía dar cuando se enfadaba y se colgó de mi brazo. En cambio Lili con su pequeña nariz arrugada y sus brazos en jarras caminó quedándose frente a mí.

— Lauren —articuló Bella—. No creo que el padre de Louisa se ponga muy contento con el tipo de preguntas que le haces a mi esposo.

Lauren frunció los labios, me dio una última mirada coqueta y tiró de la mano de su pequeña hija para seguir su camino lejos de nosotros.

Bella de inmediato se separó de mí y me echó una mirada para nada feliz, incluso estrechó los ojos como si me acusara. Pero eso no era todo, sino el semblante de Lili al mirarme de igual forma acusadora.

¿Ellas estaban celosas? Quise reír. No había duda que eran tía y sobrina.

Mis hombros se hundieron.

Ellas definitivamente eran familia; compartían gestos y manías por igual.

Me queden pensativo: Bombón no compartían físicamente nada de mi hermano y menos de mí.

Bella de pronto empezó a reír y captó mi atención.

— Tu cara —dijo—, pareces un fantasma.

Lili se acercó ofreciéndome sus brazos para que la sostuviera conmigo. La cargué.

— Me miraban como si hubiese cometido un crimen —me quejé caminando hacia la salida rodeando los hombros de Bella—. Iremos a comer pizza.

.

Llegamos a casa. Lili venía dormida en mis brazos, estaba completamente agotada.

Bella abrió la puerta y un sobre cayó en el piso. Ella me miró temerosa antes de levantarlo.

— Son los resultados del laboratorio —murmuró y con dedos temblorosos desdobló la hoja.

Vi su rostro, sus ojos me estaban viendo con lágrimas.

No hacía falta que dijera nada, yo lo sabía.

Sabía los resultados.


¿Opiniones?

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