Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 21

Edward

Bien, a ver si entendí Victoria levantó sus manos, pidiendo su turno para hablar—. Ustedes quieren que yo me aparezca por arte de magia en la vida de ese tipo, ¿no? Y no conforme con eso tengo que enamorarlo, ¿es así?

James apagó el cigarro en el cenicero y sacudió la cabeza. Por su sonrisa cínica sabía que se estaba burlando de Victoria. Ella no había comprendido bien y debíamos explicarle de nuevo.

No es así le dije—. Buscaremos el momento justo para que puedas tener un pequeño encuentro, puede ser algún choque con él. Tú caminando distraída y cayendo en sus brazos, de ahí puedes fingir que te sientes mal y ocasionar ir a tomar un café juntos. James y yo estaremos vigilando para poder tomar algunas fotos, después de eso, tú puedes obtener su número de celular y de cierta forma hacerlo salir contigo.

Necesitamos lograr que ese tipo se encandile comentó James—. Él creerá que tendrá una oportunidad contigo, ¿sabes lo que eso significa?

¿Me tengo que acostar con él? inquirió ella.

James y yo cruzamos miradas y soltamos una fuerte carcajada.

Vic hablé sin ocultar mi risaconcéntrate en lo tuyo, nosotros haremos el resto.

Al enemigo hay que tenerlo cerca, Vic dijo Jamespero tú quieres abusar y meterlo a tu cama.

Lo que queremos lograr es que exista evidencia que Sam Uley está engañando a Leah, una mujer herida es peligrosa, Vic le expliqué—. Una vez que lo hayamos logrado, ella puede decir todo lo que sabe de Sam y entre eso va incluido el porqué quiere a Lili y sobre todo, qué tanta culpa tiene en el accidente de Carlisle y Esme.

Bien, lo tengo aceptó ella—. Estoy lista para empezar este juego, pero ¿qué hará Bella?

¿Crees que Edward dejaría que su mujer esté metida en este embrollo? Desde luego que no. Tú cubrirás esa parte informó el rubio—. Bella llevará las fotos cuando sean suficientes para hacerle creer a Leah que su hombre la engaña.

Entiendo, ¿y si a esa mujer no le importa? preguntó Victoria.

Podía darse el caso que Leah hiciera caso omiso, tal vez era de las mujeres que nos les importaba lo que hacen sus esposos. Era un arriesgar porque corríamos el riesgo de que nuestros planes se quedarán solo en eso y no tuvieran repercusión.

Salí de mis pensamientos al mismo tiempo que tocaban a la puerta. Junté mucho las cejas y miré el reloj en la pared, ya no eran horas de consulta.

— Hola —Bree asomó la cabeza y me sonrió— sabía que estarías trabajando, es una costumbre tuya muy arraigada —intentó bromear pero no resultó—. ¿Podemos hablar?

Estaba por negarme cuando mi celular sonó: la imagen de Bella apareció en la pantalla, era ella quien me llamaba.

Miré de nuevo a Bree y sin pensar respondí la llamada.

Edward… —la voz de Bella era susurrante— Leah está aquí, estoy segura que dirá lo que sabe. Tienes que venir, date prisa.

— Bella, ¿la dejaste entrar?

Sí, ella está aquí. Ha estado llorando.

— No te quedes sola con ella, Bella. Puede ser peligroso y puede que se trate de una… trampa —sentí la garganta seca y un miedo indescriptible recorrió mi piel—. Voy ahora mismo para el apartamento —finalicé la llamada.

— ¿Qué ocurre? Pareces asustado —dijo Bree.

— Necesito irme —apenas susurré saliendo a zancadas del consultorio.

— ¿Por qué? —caminó tras de mí—. No puedes irte así, estás demasiado alterado, déjame acompañarte.


Bella

—Lo hizo de nuevo… él lo hizo —susurró mientras sostenía la cabeza con sus manos y se mecía de adelante hacia atrás de forma arrítmica.

— Cálmate… —traté de hacerla dialogar— mejor, ¿cuéntame qué sucede?

Leah desde que entró al apartamento no había hecho otra cosa que no fuera llorar desconsolada. Mejor dicho parecía que berreaba y muchas palabras no lograba comprender.

Fue tanto su llanto histérico que Lili se asustó y no tuve otra opción qué llevar a mi niña a la habitación donde le puse la televisión en volumen alto para evitar su pánico, fue la única manera de mantenerla serena mientras Leah estuviera en casa.

— No me hundiré —sollozó—, no cuando soy inocente.

Quise tomar su mano y no pude lograrlo porque ella se incorporó. Caminó hacia el ventanal y tan solo permaneció ahí mientras sus hombros temblaban, seguía deshaciéndose en llanto.

Me acerqué, mirando las cientos de luces de la ciudad. No quería abrumar su estado de ánimo, pero también necesitaba respuestas y sabía que era la única oportunidad para conseguirlo.

— ¿Por qué quiere quitarnos a la niña?

Sus ojos se enfocaron en los míos. Había tanta hostilidad y amargura en su mirada que en vez de causarme enojo era digna de lástima. Era una mujer llena de tristeza y desdicha que podía reflejarse en sus ojos.

— Tu hermana no fue la mujer que crees —escupió con frialdad como si se regocijara en mi sentir—. Ella era una puta que no le importó revolcarse con mi esposo, una maldita traidora que se aprovechó del dolor por el que pasaba.

Mis ojos picaron. Leah era una mujer herida que se expresaba con rabia, lo que me hacía suponer que no mentía.

»¿Quieres saber quién era Esme Swan? —preguntó sarcástica—. Era nada menos que ¡la amante de mi marido!, aunque te cueste creerlo.

Negué.

— No es verdad.

— Por supuesto que lo es. Esme con su cara de mosca muerta se acostó con Sam y se convirtió en su amante.

— Si eso era así, ¿por qué la buscabas? ¿por qué visitar la casa de la supuesta amante de tu esposo?

Ella palideció. No esperaba que supiera sobre sus visitas al apartamento donde vivía mi hermana.

— Porque mi intención era arrancarle la niña, quería que sufriera un poco lo que yo había sufrido por su culpa.

— No te creo —susurré. Necesitaba llevarla al límite para que explotara—. Nadie iría a la casa del amante y fingiría una amistad así como lo hiciste tú.

Se acercó amenazante y me sujetó de los brazos. Dejé que lo hiciera y no opuse resistencia.

Su única intención era atemorizarme sin tener idea que yo de alguna forma buscaba lo mismo.

— ¿Acaso crees que Esme era una Santa? De una vez te digo que Sam no fue el único, si averiguaste sobre mí debiste hacerlo también con ella.

Tragué el nudo que se había formado en mi garganta. No me pondría a llorar.

— ¿Quién era Esme? —pregunté—. ¿Cómo conoció a Sam?

Sus dedos aflojaron su agarre en mis brazos hasta dejarme libre. Se alejó unos pasos y volvió a mirar hacia fuera del ventanal. Sus lágrimas seguían derramándose cuando se abrazó a sí misma.

— No es la primera vez que me engaña —susurró. Su reflejo se divisaba en el cristal del ventanal y su mirada parecía pérdida, ella no estaba realmente aquí, sino en sus recuerdos—. Me ha engañado siempre porque está obsesionado con tener un hijo.

— ¿Cómo la conoció? —insistí.

— Tu hermana llegó a Forks en una de sus tantas crisis existenciales —musitó—. Sam era el policía del pueblo y se ofreció en ayudarla —sus hombros se hundieron— le fue fácil enredarse con ella porque la vio vulnerable, supongo.

De pronto sus ojos oscuros se clavaron en los míos, viéndome con tanto desprecio.

»Tu hermana se volvió la amante de mi esposo cuando yo acababa de tener un aborto —reveló—, ambos se burlaban de mí y creían que no me daba cuenta.

Me aclaré la garganta.

— Ella estaba casada —articulé— era feliz con Carlisle.

Leah meneó la cabeza.

— Sam me dijo que la niña era de él, eran amantes. Me lo dijo.

Estreché los ojos, viéndola con atención. Leah no estaba bien, no parecía concordar ideas ni hilar frases.

»Desde entonces Sam está loco por esa niña. Está aferrado a que es su hija.

— ¡Eso no es cierto! —Exclamé—. Tenemos pruebas que Bombón es nuestra sobrina, ella es hija de Carlisle.

— ¿Tienen pruebas? —su voz fue susurrante—. ¿No es de Sam?

Sacudí la cabeza, negando.

— No. No existe lazo sanguíneo entre ellos, eso lo puedo jurar. Pero ahora quiero que me digas, ¿existen pruebas de todo lo que dices? ¿Cómo sé que no mientes?

— Sam me hizo acercarme a Esme para ganarme su confianza y así poder quitarle a la niña. Ideó un plan y tengo incluso las instrucciones que debía seguir en mi celular, solo que… —dudó— ellos murieron.

Mi respiración se atascó en la garganta. Y en segundos sentí que el aire me hacía falta, me sostuve del cristal cuando sentí que me desvanecía.

Era tan macabro todo lo que contaba, sobre todo la naturalidad con la que decía las cosas. ¡Por Dios! Iban a secuestrar a una niña y ella lo aceptaba como si se tratase de cualquier juguete.

— Por favor —articulé— muéstrame esas pruebas, necesito saber que dices la verdad.

— ¿Qué quieres ver primero? —preguntó— ¿el plan que teníamos para secuestrar a la niña o fotos de tu hermana con Sam? —Ella fue hacia el sofá y tomó su celular, lo tendió hacia mí—. Aquí están todas las pruebas de que tu hermana no es lo que creías y con esto me voy, porque no soportaré que se burle de mí, no de nuevo.

Sostuve el celular con los dedos temblorosos. Las imágenes estaban mal tomadas, era obvio que lo habían hecho de un celular de baja gama; sin embargo eso no era lo importante sino ver a la mujer abrazada de Sam no era Esme.

Una a una, miré cada imagen. Leah no mentía, en cada foto se veía a una pareja enamorada compartiendo caricias y sonrisas, eran dos perfectos amantes.

Con la diferencia de que ella no era mi hermana, no lo era.

— Ella no es Esme —susurré.

Leah me arrebató el celular y empezó a ver cada imagen. Su ceño estaba fruncido y sus labios en una mueca.

— Claro que es ella. Sam no miente, él me dijo que eran amantes y que la niña era su hija. Nuestra hija.

— ¡Entiende! —grité—. ¡La niña no es hija de Sam! Y esa mujer no es mi hermana, has distorsionado la realidad.

Estaba llorando de nuevo, sus labios temblaban.

— Lo es. Sam no miente, es su hija… nuestra.

Caminó hacia la habitación, pero yo la detuve del brazo. Mi agarre fue fuerte y preciso, nunca la dejaría acercarse a mi niña.

— Leah… —dije su nombre, necesitaba que su mente saliera del bucle donde se encontraba— ese hombre te ha utilizado, te ha hecho actuar a su conveniencia y solo porque está aferrado a una niña que no es de él.

— No —murmuró con voz entrecortada—, dame a mi hija. Es mía.

— Lili es hija de Esme y Carlisle —aseveré—. Ahora dime… ¿Sam les hizo daño a ellos? Por favor, responde.

Ella negó mientras tiraba de su corto cabello. Su mente seguía lejos, quizá en algún lugar lejano.

— Esme tenía miedo —susurró—, y por eso huían.


Bueno, ahora saben cómo fue qué planearon que Leah saliera de sus cabales. De igual manera se dieron cuenta que ella no está muy bien y todo porque Sam tiene un objetivo y solo la ha usado.

Les comentaba en el grupo que esta semana se la pienso dedicar a Bombón, ojalá me apoyen para poder darle su final a esta historia, ¿quieren otro capítulo? Por favor, me gustaría que me lo hicieran saber.

Recuerden que estamos en la recta final. Cualquier cosa pueden unirse a mi grupo de Facebook para ver imágenes alusivas a cada capítulo: link en el perfil.

Infinitas gracias por sus reviews: Jade HSos, Ale Stewart, miop, NaNYs SANZ, Diannita Robles, LissaPattinsonCullen, PaolaValencia, ALBANIDIA, Claryflynn98, Elizabeth Marie Cullen, Pepita GY, Mar91, Dulce Carolina, Gabby352, marisolpattinson, Tata XOXO, ShirlyM Cullen, Valeria Sinai Cullen, Cassandra Cantu, Car Cullen Stewart Pattinson, Noriitha, Wenday14, jupy, Adriana Molina, Patty, Cary, cocoa blizzard, Antonella Masen, dery 05, francicullen, Lili Cullen-Swan, Torrespera172, Gigi, Rosemarie28, Kasslpz, NarMaVeg, solecitopucheta, piligm, Lizdayanna, saraipineda44, whit cullen, Diana, mrs puff, sandy56, rociolujan y comentarios Guest

Gracias totales por leer 🍭