¡Claro que lo era! Y le hubiera gustado poder saborear esa sinfonía, y deleitarse con ella un poco más, si no fuera porque quince minutos después tuvo que tragarse sus palabras y volver a la habitación con la cara cayéndose a pedazos por la vergüenza. ¡Al final ella nunca podía ganar nada y siempre tenía que dar su brazo a torcer! Las cosas no podían salirle bien ni siquiera una vez.
Había bajado las escaleras y avanzó con decidión y una ligera sonrisa triunfal por el recibidor del hotel. Se divirtió y se emocionó pensando que, cuando era una jovencita, la primera vez que entró a uno, se había llevado unos enormes lentes de sol que le cubrían media cara y se había enredado una mascada en la cabeza para que nadie pudiera llegar a reconocerla ni saber quién era. Sting se rió de su inocencia porque pese a eso, había decidido utilizar una llamativa capita roja de tela polar porque era invierno y hacía frío afuera.
Esa joven inexperta, probablemente estaría muy sorprendida, admirada y orgullosa, por la mujer adulta en que se había convertido. Que veía el hecho de follar casualmente con alguien como algo completamente normal, natural, cotidiano y sin remordimientos. Caminando con la cabeza en alto, el pecho abierto y la cara totalmente descubierta, orgullosa de haber puesto en su lugar a un cerdo lampiño.
Claro que, después, esa misma jovencita se volvería a poner sus lentes y su mascada y fingiría que no conocía a la mujer que llegó a los cristales de la puerta de la entrada se asomó afuera, siendo consciente por primera vez de su situación actual y real: Era de madrugada, las calles estaban desiertas y estaba metida en un barrio no muy confiable en el lobby de un motel de dudosa procedencia… No había manera en que volviera a casa y llegara viva para contarlo.
Miró hacia afuera y el miedo se apoderó de ella por completo, la calle se había convertido en un monstruo gigante que quería devorarla y masticarla hasta triturarla con sus dientes. Las piezas dentales de la bestia, por supuesto eran asaltantes, drogadictos, psicópatas violadores y posibles feminicidas en potencia.
¡Eso le pasaba por dejarse llevar por sus impulsos y no planear lo que haría después de coger con Sting Eucliffe! Además, hacía demasiado frío y su abrigo no era suficiente, extrañaba su capita roja.
Verificó y enlistó sus opciones. No tenía presupuesto suficiente para un taxi ni para alquilarse una habitación aparte, y Mirajane no respondía el teléfono (probablemente estaba durmiendo en la cama de algún chico que conoció esa noche) así que con todo el dolor que podía provocarle esa cuchillada filosa y punzante en el orgullo, se vio obligada a dar media vuelta y recoger sus pasos hasta llegar nuevamente a la habitación que había compartido con Sting. Él tenía un auto y si no la llevaba, al menos no podía ser tan egoísta como para no dejarla pasar la noche allí hasta que amaneciera y pudiera volver a casa tranquila.
Pero claro, después de lo que le dijo hacía unos momentos en donde decidió empoderarse en la situación más oportuna, la respuesta que recibió no podía ser menos obvia…
一¡Jódete, perra! 一le gritó, dándole un portón en la nariz después de que le explicó los hechos. Esa, había sido la sinfonía ganadora del concurso de música, simple pero eficaz.
Y sí, Sting Eucliffe era lo suficientemente hijo de puta como para dejar volver sola en la madrugada a una mujer con la que había tenido sexo esa misma noche, sólo porque daño su enorme ego del tamaño de Europa. Al menos se había desquitado rayando con sus llaves la puerta completa de su auto antes de seguir su camino.
Era por eso que ahora Lucy se encontraba caminando a media calle, con poca iluminación y alterándose por cualquier ruido que no fuera el de sus pasos y perdiendo el alma cada que veía a su propia sombra demasiado cerca.
一¡Qué bien me vendría ahora el estupido llavero de defensa personal! 一pensó en voz alta一 Al menos me haría sentir un poco más segura…
Pero minutos después, esa idea comenzó a tornarse vacía. El miedo fue reemplazado por una cosa tan patética y triste que ni ella misma creyó poder caer más abajo cuando pensó que ya había tocado fondo. Y es que, pese a que la situación, el lugar, el ambiente y todo era propicio para que le ocurriese algo… ¡Nada le ocurría!
Y estaba tan deprimida por todo que en lugar de alegrarse y agradecer a Buda, Jesucristo, Alá o a quien fuera que le estuviese cuidando la espalda, sintió que su autoestima cayó hasta el piso. No creyó que su caso fuera tan severo, o al menos, ¡no hasta el punto en que ni siquiera un delincuente quería intentar hacerle algo!
一Es por eso que ese estúpido llavero es una tontería… 一farfulló molesta y por lo bajo, se abrazó a sí misma, enfurruñada después de levantar el cuello de su abrigo para cubrirse y acelerar el paso.
Transcurrieron un par de instantes más sin que nada, pero absolutamente nada ocurriera. Y Lucy, perdió la cordura…
一¡Ay, por favor! 一exclamó entonces, levantando los brazos hacia el cielo junto con su cabeza para reclamar allá arriba, ya no sabía si era divertido o sumamente triste一 ¡No puedo estar tan mal! 一dijo, y era más o menos verdad (al menos dentro de su propia propia perspectiva, enfocándose en la Lucy que ella veía todos los días en el espejo por las mañanas), no era una belleza, pero tampoco era precisamente lo que la sociedad llamaría fea.
Después se arrepintió. Evidentemente, el ser que estaba cuidando su camino debió molestarse muy seriamente con Lucy Heartfilia por tratar temas tan delicados con tanta simpleza, con los que no se debe bromear jamás, y desearse a sí misma tragedias o algún mal… Debería arrodillarse en medio de la acera y pedir perdón por toda la secuencia anterior, además de estar muy arrepentida. Era motivo suficiente para que él o ella allá arriba se enfadara.
Lucy lo supo porque tuvo que bajar los brazos instantáneamente y girar la cabeza asustada hacia sus espaldas, porque instantes después de que gritara eso, escuchó el motor de una auto dando vuelta en la esquina, iluminándola con las luces de enfrente…
Dios, eso sí era una broma de mal gusto…
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¡Hola! De nuevo yo, muchas gracias por sus fav, followa y reviews, me alientan y me dan ánimos para continuar con esta historia llena de romance Nalu (aunque aún no se note :v), que alimenta mi alma. ¿Ya leyeron el capítulo de la misión de 100 años? Yo morí de amor con las migajas que Mashima nos dio esta vez, y Happy dicien "Aquí vamos de nuevo" fue la cereza del pastel. Me psuo muy contenta.
En fin, en esta nota yo sólo quería aclarar que no tengo nada en contra de Sting (lo amo casi tando como amo a Natsu y Gray -no me puedo decidir por uno, no les ha pasado?-). Ya sé que en Fairy Tail hay verdaderos "villanos" aunque eso es complicado porque Natsu siempre evangeliza a todos. No obstante, hace mucho que no escribo un fic de Fairy Tail y decidí ponerlo a él en ese personaje porque sentí nostalgia de aquella época en la que Sting era el malo en todos los fics. Un tributo a al vieja escuela.
En fin, eso era todo. Muchas gracias por seguir leyendo, les prometo que ahora sí se viene lo chido, diría un youtuber que no me gusta pero el meme me da risa. Cuentenme qué les está pareciendo, ¿les gusta?, ¿qué expectativas tienen?
