Nota: Como deben de suponer, este capítulo trata sobre el encuentro furtivo que tuvieron el juez del inframundo y nuestra garosa y linda amazona.
5. De cómo Naomi conoció a Minos
Era una tarde cualquiera en Grecia. Aunque él era de nacionalidad noruega gustaba pasar sus días libres en aquel mágico lugar lleno de una mística cultura. Y parte de su recorrido era deambular por las librerías y tiendas de discos.
Aquel establecimiento donde se encontraba en ese momento tenía las dos cosas.
Minos observaba la portada de un libro intentando recordar si ya lo tenía entre su colección. Por lo general solía comprar una gran variedad olvidando cual había llevado a casa. Su repaso mental fue en vano, por lo que sin más remedio decidió llevarse el ejemplar.
Un aura lo hizo poner en alerta. Como un guerrero conocía la esencia de los seres humanos la cual no era una gran amenaza. Pero la persona que acababa de entrar al establecimiento poseía una fuerza desconocida para el resto del mundo.
Cosmos.
Abrió los ojos desmesuradamente y observó con calma al dueño de dicha esencia. No tenía que ser un genio para descubrir que aquel poder pertenecía a un protegido de Athena. No era un cosmos conocido. Tampoco era un cosmos violento ni mucho menos inofensivo y aunque estaba de civil, ella también advirtió su presencia.
La observó, por largo rato. Una guerrera de cabellos cortos y de un rojo natural. Sus ojos castaños lo analizaron con astucia y en sus labios carnosos se dibujó una pícara sonrisa. Minos la contempló por largo rato. Quien no la mirara debía estar loco, ella poseía una belleza que muy pocas lograban alcanzar. Y aunque Minos descubrió que ella no estaba allí buscando pelea no pudo dejar de verla.
La guerrera ateniense bajó la mirada indiferente y continuó con su camino hacia un estante de discos. El espectro, sin embargo, no apartó la vista y la observó de arriba abajo. Ella lucía un corto y sensual vestido negro; unas pantimedias de igual color cubrían sus bien formadas y largas piernas; una chaqueta de cuero borgoña se ajustaba finamente a su figura y unos zapatos de tacón completaban su atuendo.
Minos caminó lentamente hasta ella, quien a pesar de saber lo cerca que se encontraba él no se molestó en mirarlo.
—¿Te gusta Hooverphonic? —preguntó él mirando el CD que ella sostenía
—No. Solo me gusta mirar las portadas, esperando que alguien se acerque a hablarme
Minos sonrió ante el comentario y se sintió un tanto estúpido.
—Cambio mi pregunta. ¿Cuál es tu canción favorita de Hooverphonic?
—Es difícil elegir. Pero podría decir que 'Mad About You', es un buen tema —contestó ella
—Tienes buenos gustos —La chica lo miró con interés—. Soy Minos de Grifo
—Vaya suerte la mía. Entro en una tienda por algo de ocio y termino encontrándome con un juez del inframundo
—No me digas que no lo habías notado
—Sabía que eras un espectro, pero no imaginé que fuera uno de tan alto rango. ¿Vienes a buscar problemas? —preguntó con travesura
—Contigo sí. ¿Tú eres?
—Naomi de Antlia
—Muy interesante. —Ella sonrió y caminó hacia la caja registradora—. No me digas que solo viniste por ese CD
—Exacto. Conseguí lo que quería. ¿Qué hay de ti? —Quiso saber al ver los libros que el juez llevaba en su mano
—También tengo lo que quiero —contestó formándose tras ella
—Qué bueno —comentó dándole la espalda—. Adiós mi querido Juez —dijo terminando de pagar su compra para luego caminar hacia la salida.
Minos se apresuró para darle alcance, tan afanado estaba que no esperó por el cambio.
—¡Señor! —Llamó la señorita de la caja. Pero el hombre ya había salido tras la amazona
—¡Espera! —habló el juez alcanzando a Antlia—. ¿Por qué te vas tan rápido? ¿Tienes que cumplir un horario? ¿En el Santuario no les dan tiempo libre?
—Estoy en mi día libre —contestó ella sin aligerar el paso—. Es sólo que ya no tenía que hacer nada en aquella tienda
—¿Y qué tal si vamos por un café?
—Un juez y un santo bebiendo café. ¿Qué tan bueno sería eso para nuestros dioses?
—Estamos en tiempos de paz, sin contar que tú y yo estamos de civil. Solo somos Naomi y Minos
—Creí que mis compañeros te habían dado una paliza. —Minos frunció el ceño—. Por un momento pensé que odiabas a los santos de Athena
—No cuando se ven tan bien como tú. Es imposible odiar a alguien tan atractivo. Si te hubiera visto en el inframundo en la guerra santa, te habría llevado a un lugar más apropiado para llegar a un acuerdo beneficioso para los dos
—Es una pena que no estuve ahí
—Nunca es tarde para charlar un rato —comentó mientras un trueno marcaba el cielo—. Parece que va a llover
—Sí, en un par de minutos
—Deberíamos buscar donde refugiarnos
—Muy tentador mi querido juez, ¿y donde sería eso? —expuso, acto seguido gruesas gotas de agua empezaron a caer
—¿Qué tal en una cafetería?
—No hay ninguna cerca —Señaló. La lluvia se hacía más intensa. Ambos guerreros se resguardaron bajo una pequeña carpa frente a un edificio—. Tendremos que esperar acá
Minos levantó el rostro y observó el lugar que les servía de refugio. Su sorpresa fue muy grande cuando notó que estaban en la entrada de un hotel.
—¿Entramos? —le preguntó a la chica. Ella miró sobre su hombro observando el lugar
—Que oportuno
—¿Acaso no tienes frío? Allá adentro estaremos cómodos. No quiero que te resfríes
—Que considerado —Musitó acercándose al hombre—. ¿Qué pasa Minos? ¿El infierno no es tan ardiente?
—Digamos que no siempre se tiene la suerte de encontrar a alguien con quien pasar un rato agradable, y siento que tú y yo, nos llevaríamos de maravilla
—¿Tan seguro estás?
—Demasiado
Naomi miró la calle vacía y el agua caer con fuerza sobre el asfalto.
—Vamos juez del infierno. Miremos que tan bueno eres. Quiero saber si eres un buen contrincante —expuso encaminándose hacia el interior del hotel. Minos caminó tras ella
Unos minutos después ambos estaban con un botones esperando poder entrar a la habitación. La única comunicación que hubo entre ellos durante todo el trayecto fue un ir y venir de miradas perversas.
—¿Necesita algo más? —preguntó el empleado.
Naomi observaba el cuarto y Minos sostenía la puerta para poder cerrarla cuanto antes.
—No —contestó el juez rotundamente.
El chico bajó la cabeza y con un gesto se alejó del lugar.
Minos cerró la puerta y miró a Naomi quien lo observaba con intensidad. Ella arrojó la bolsa que llevaba en su mano sobre la cama y Minos hizo lo mismo. Una sonrisa y ambos se abalanzaron hacia el otro besándose con mucha pasión. El juez abrazó a la chica con fiereza y la apoyó contra la pared mientras se deshacía de la chaqueta de ella. Rápidamente ella lo imitó y el gabán de él también terminó sobre el suelo.
El beso se hizo más intenso y el hombre levantó a la chica mientras ella enredaba sus piernas sobre su cadera. Una mano juguetona se deslizó por los muslos de Naomi. Minos no tuvo cuidado y la tela de la pantimedia terminó cediendo ante la fricción.
—Rompiste mis medias. —Le hizo ver ella mientras él la besaba en el cuello
—¡Ups! —expuso él y en un rápido movimiento terminó de destrozar la prenda. Ella lo miró indignada—. Ya no te servían. —Soltó con inocencia.
Naomi sonrió y como lo hiciera él, le rasgó la camisa dejando solo harapos de la vestimenta.
—Genial —comentó él levantando las manos
—Puedes cubrirte con tu gabán. —Minos la miró con malicia. Naomi reconoció sus intenciones—. El vestido no. Mi chaqueta no es tan larga para cubrirme
Él sonrió y con delicadeza la dejó en el suelo para luego levantar el vestido y quitarlo sin la necesidad de romperlo.
—¿Mejor? —preguntó. Ella afirmó. El juez se echó un poco hacia atrás y admiró la figura femenina—. Qué bonita
—¿Te gusta mi lencería?
—La detesto. Quítatela ya
Naomi se echó a reír.
Minos nuevamente la besó y rápidamente la puso de espaldas a él mientras una mano acariciaba intensamente su pecho y la otra se aventuraba dentro de las bragas de la chica. Naomi dejó caer su cabeza hacia atrás y movió sus caderas aceptando gustosa las caricias. Sus manos volaron hacia su espalda y el broche del sostén se abrió.
—Gracias por eso —le dijo Minos al oído—. Mucho mejor. —Continuó sin apartar los dedos de la entrepierna de la chica y disfrutando con su mano libre los pechos desnudos de su amante
—Eres habilidoso mi querido juez. —Sostuvo ella mandando sus manos hacia atrás para atrapar al hombre desprendiendo el cinturón y rápidamente bajó el pantalón siendo ayudada por el hombre—. ¿Qué tenemos acá? —preguntó masajeando la parte dura del guerrero—. No está nada mal. Tienes una buena herramienta ¿Sabrás usarla?
—¿Quieres saber? —expresó volteándola para que lo mirara. Y nuevamente la levantó para que ella enrollara sus piernas alrededor de su cintura—. Esto me estorba —acotó rompiendo las pantaletas de Naomi
—Eso era innecesario. Estoy en falda
—Solo no levantes mucho la pierna cuando estés en la calle
Naomi fingió molestia y rápidamente destruyó las prendas íntimas del hombre.
—Eso no era necesario. —Afirmó él
—Solo no levantes mucho la pierna cuando estés en la calle
Minos se echó a reír y nuevamente la besó, dejándola libre cuando necesitó un poco de aire.
—¿Qué tienes para mí? —preguntó Naomi.
Minos sonrió aún con más perversión y tomó su falo entre su mano para luego introducirse sin ningún problema dentro de la chica.
—Diste justo en el blanco —acotó jalando la cabeza del hombre para que la volviera a besar.
El juez giró sobre sus talones y se tiró al lecho con la chica bajo él.
—Estas son las guerras que me gustan. —Sostuvo mirando a la chica mientras deslizaba su mano por los senos de ella—. No te irás tan fácilmente
—Sí me divierto lo suficiente me tendrás aquí por horas —contestó girando para que él quedara debajo—. Por ahora me está gustando
Minos apretó las caderas de Naomi entre sus manos, ella se movía con mucha agilidad.
—Vaya que eres buena en lo que haces
Naomi sonrió y continuó con el juego albergando toda la forma masculina dentro.
—Espera. No quiero que esto sea tan rápido. —Advirtió el juez colocando a la chica nuevamente espaldas hacia el colchón—. No mi niña, no te desharás de mi tan fácilmente. —Sostuvo sabiendo que Naomi tenía la intención de hacerlo acabar rápido—. Definitivamente eres buena en lo que haces. Pero no me ganarás
Naomi sonrió divertida, acto seguido el juez manifestó un poco de su cosmos formando unos delicados hilos que se enredaron en las muñecas de la joven quien terminó atrapada al cabezal de la cama.
—Que novedad. —Sostuvo ella.
Minos fingió estar ofendido y nuevamente la penetró siguiendo su propio ritmo.
—Puedo amarrar tus pies también. Serás enteramente mía
—¿Pretendes asustarme de alguna manera?
—Para nada
—Qué bueno. Porque vas muy mal. —Minos la miró confundido—. Con lo de asustarme. Lo demás. Digamos que vas bien
El juez sonrió divertido levantando las piernas de la chica para ponerlas sobre sus hombros.
—¿Después puedo amarrarte yo a ti? —preguntó ella
—Sí —contestó travieso—. ¿Entonces te quedarás otro rato?
—Si logras…dejarme —Se mordió los labios y cerró los ojos. Minos embistió más fuerte— bien satisfecha, me quedo toda la noche
—Perfecto. Deberíamos pedir hielo…y una champaña
—Suena delicioso
El acto continúo por un rato más. Como una misión de la cual el juez no iba a fracasar, se encargó de dejar a Naomi bien terminada antes de liberarse él también. Ella no se fue y apenas se sintieron restaurados iniciaron un nuevo juego disfrutando del otro en diferentes formas y posiciones.
Desde luego Minos terminó atado a la cama y para perversión de Naomi con los ojos vendados. La chica lo hizo sufrir un rato entre caricias y chupadas. Cuando el hombre sentía que ya iba a explotar ella simplemente se detenía besándolo y acercándose ligeramente a él, solo para hacerlo suplicar por más.
La madrugada llegó más rápido de lo que ambos hubieran querido. Sus cuerpos pedían una tregua y sin darse cuenta terminaron profundamente dormidos.
….
Naomi abrió los ojos agotada. Quería seguir durmiendo, pero ya estaba harta del juez. No era su naturaleza permanecer en un lugar por mucho tiempo. El espectro había sido sin lugar a duda excelente, encontrando un buen puesto entre su podio de amantes. Se levantó con pereza y empezó a buscar su ropa para marcharse cuando antes.
—¿Ya te vas?
—Sí mi querido juez. Ya me harté de ti
—¿Nos volveremos a ver?
—No lo creo —pronunció bajando su vestido para fijarlo sobre sus muslos
—¿Y qué tal si me paseo por el Santuario?
—Estoy muy ocupada. Tengo muchos asuntos que atender en el Santuario
—Que lástima porque me divertí demasiado
—Yo también me divertí —expuso deslizándose por la cama como si de una pantera se tratara—. Pero por ahora ya fue suficiente. —Finalizó besando fieramente al guerrero
—Cuando llegues al inframundo, serás mía para siempre. Bueno, hasta que reencarnes nuevamente
—Espero tener una larga vida
—Yo espero que no —acotó con una placida sonrisa mientras guiñaba el ojo—. Es más. Hasta me provoca iniciar una revuelta contra tu diosa
—¿Para qué? Si ustedes caerán primero
—Golpe bajo
—Adiós mi querido juez. Si nos volvemos a ver y estoy de humor nos divertiremos nuevamente
—Pasaré seguido por esa tienda de discos
—Tal vez yo no vuelva por ahí
Minos sonrió, acto seguido Naomi le mandó un beso y desapareció del lugar.
—Que interesante es esa mujer. ¿En el Santuario todas serán igual de entretenidas? Me encantaría darme una vuelta por allá
Saint Seiya es una obra de Masami Kurumada
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Hola. Esta semana ha sido muy hot. O por lo menos para los personajes de mis fanfic por lo que les cuento (para los que no sepan) que ya se pueden pasar a leer la historia de las primeras veces de los santos. Ya está publicada, se titula 'Inefable' y el primer capítulo está dedicado a Milo y Shaina. Así que no dejen de leerlo.
Como siempre muchas gracias a todos mis lectores.
ShainaCobra, Natalita07, Ivonne Galvn, Nyan-mx, Monse. Muchas gracias por sus comentarios.
Nos estamos leyendo.
