Capítulo 18
Sehrazat dejó una caja con libros sobre el escritorio del que ahora se había convertido en su estudio y suspiró. Se sentía agotada, pero feliz…
Hacía ya dos semanas que se habían mudado a New York y los niños ya iban a la escuela, Onur estaba ultimando los detalles para la nueva sede de Binyapi y ella había comenzado a contactarse con algunos posibles clientes para su estudio…
La mudanza se estaba haciendo de a poco… porque las cosas habían llegado, pero ellos no habían tenido tiempo de acomodarlas aún…
El piso que habían comprado era espacioso, pero no era la mansión en la que habían vivido ese último tiempo, y la reducción en el espacio era notable, sin embargo, nadie se había quejado…
Se acercó al amplio ventanal y observó la gente en miniatura, desde su piso, el 16 y vio a lo lejos una bandera flameando…
Se sintió un poco angustiada de pensar que muchas veces, en su juventud, había prometido no irse nunca de su país… ella quería tener a su familia y vivir allí, pero la situación la había obligado a tomar una decisión, por su felicidad y también por su tranquilidad…
Miró la hora y decidió que prepararía algo para que sus hijos merienden, llegaban cansados y muertos de hambre porque muchas veces, Kaan no se animaba a ir al comedor de la escuela para no tener que hablar en inglés, porque se sentía avergonzado… ella sabía que era cuestión de tiempo y había resuelto no presionarlo…
Nilüfer se había adaptado mejor, aunque todavía tenía algunas dificultades con el idioma… pero por suerte habían conseguido una buena escuela, en donde había un enorme caudal de niños de distintas naciones y tanto Kaan como Nilüfer, se habían sentido más motivados y confiados al ir…
Puso manos a la obra y preparó unos sándwiches que sabía que les encantarían y cuando terminaba, escuchó que su móvil sonaba y sonrió al ver que se trataba de Onur…
-Mi vida… ¿cómo te fue en la obra?
-Fue un buen día, aún cuando tuvimos varias complicaciones, pero pudimos solucionarlas… por suerte…
-Me alegra… si necesitas mi ayuda…
-Siempre…- dijo y ella sonrió- pero no te preocupes, no quiero recargarte de trabajo… estás con tu estudio, la mudanza interminable y encima tienes que atender a los niños porque no estoy en todo el día…
-Olvidas que llevo a tu otro hijo en mi vientre…- dijo ella y lanzó una carcajada- yo puedo con todo… por ahora sí…
-Lo sé, mi vida, pero en breve te sentirás más pesada y no es necesario que tengas una preocupación más…
-Onur… te extraño… casi no nos vemos…- dijo en tono de ruego.
-Lo sé… y lo siento… yo también te extraño, pero sabíamos que sería así los primeros tiempos… ya vendrán momentos más tranquilos… en los que podamos disfrutar de nuestra familia…
-Así es…- dijo ella y suspiró.
-Pero si me extrañas y encuentras un hueco en tus tareas, sería muy lindo recibirte… quizás almorzar juntos… no es que no podamos hacerlo… ¿qué te parece?
-Saldría corriendo ahora mismo…
-Lo se… pero es tarde… y encima, hoy llegaré después de la cena. Tengo una reunión por un negocio que, si se concreta, nos dará importantes ganancias y no estamos en condiciones de desperdiciar nada…
-Así es…- contestó ella algo desanimada.
-Bueno, cariño… tengo que dejarte, besa a los niños por mí… y no me esperes despierta, no se bien a qué hora podré llegar…
-Está bien…- dijo Sehrazat y al cortar la comunicación, bostezó…
Los niños llegaron un rato después y se entretuvieron durante la merienda compartiendo las cosas que habían hecho durante ese día en la escuela…
Sehrazat hizo que se bañaran y preparó la cena.
Ambos preguntaron por su padre cuando vieron que él no volvía y ella les explicó lo que había sucedido…
Luego de mudarse, ellos habían tomado la costumbre de quedarse un rato leyendo un cuento en la cama, cada uno por su lado, luego de despedirse de sus padres…
Sehrazat se duchó y se acostó, terminando luego de releer lo que tenía que hacer al día siguiente…
Escuchó golpecitos en su puerta y sonrió al ver a Nilüfer algo adormilada…
-¿Puedo pasar, mamá?
-Puedes…- dijo y palmeó la cama a su lado.
-Tuve una pesadilla…
-Lo siento, cariño… quédate un rato aquí conmigo… ¿qué te parece?
-Sí…- dijo la niña y se acurrucó a su lado.
Su mano se deslizó y con naturalidad, acarició el vientre de Sehrazat.
-Ya se nota que está ahí…- dijo en voz baja y Sehrazat asintió.
-Así es… se mueve un poco también…
-¿Lo sientes?
-Apenas… pronto lo sentiré más…
-¿Qué quieres que sea?
-No importa… solo quiero que nazca sano y fuerte como ustedes…
-Kaan quiere un varón… y yo una niña…
-Me imagino… pero sea lo que sea, lo amarán de igual forma ¿verdad?
-Así es…- dijo y besó su mejilla.
Nilüfer fue quedándose dormida y cuando Sehrazat se acomodaba ya casi sin poder mantener abiertos sus ojos, fue Kaan el que entró a la habitación y se deslizó del otro lado, pegado a su mamá…
-¿Puedo quedarme un rato contigo? - le preguntó y ella solo pudo suspirar.
-Mmmhmm…-le dijo y el niño la abrazó para dormir.
Un buen rato después, Onur entró a su casa en penumbras. No quería alterar el descanso de su familia y cuando entró a su habitación, descalzo y con el saco en la mano para colgarlo en el perchero, no pudo evitar sonreír y sentir que el corazón se le hinchaba de felicidad al ver a su mujer abrazada a sus dos hijos, durmiendo plácidamente…
Se preguntó si podía ralentizar el tiempo… congelarlo de ser posible… no creyó que ser feliz costara tanto, y aunque había pasado momentos maravillosos con Sehrazat y sus hijos, ese era especial… porque significaba que esa solución que parecían haber encontrado, había sido efectiva…
Se acercó despacio y Sehrazat abrió los ojos con trabajo… estaba agotada…
Onur le sonrió y levantó a Nilüfer en sus brazos, que protestó un poco y luego lo abrazó. La dejó en su cama y luego llevó a Kaan, que le habló un poco, pero dormido…
Se quitó la ropa mientras contemplaba a su mujer, que se había acomodado de costado y una de sus manos descansaba sobre su vientre…
Se acostó y besó su mejilla con suavidad…
-Onur…- dijo ella en voz baja y él se acomodó sobre ella, para observarla.
-Descansa, mi vida… ya estoy aquí…
-¿Cómo te fue?
-Perfecto… conseguí una inversión muy importante… mañana te cuento bien…
-Qué bien…- dijo y, dormida como estaba se incorporó y buscó sus labios.
Onur tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no dejarse llevar por todo lo que estaba sintiendo… por un lado una ternura infinita, pero también le sucedía que la veía y se sentía tan atraído por ella y su aroma, sus besos, como el primer día…
La acomodó en sus brazos, su cuerpo siguiendo el contorno del de ella y su mano se unió a la de ella sobre su vientre…
Onur suspiró feliz, no podía pedir más… o sí, pero no era necesario, en lo absoluto…
Bueno, ya no falta nada para el final, espero que les siga gustando! Gracias por leer!
