PROEMIO · Aviones de papel

Jueves, 13 de agosto de 2026

Takeru estaba cruzado de brazos con expresión pensativa. Delante de él se encontraba impreso el manuscrito de la historia de amor entre Ken y Miyako que debía revisar su editor. Sin embargo, delante de su pantalla INV estaba otra historia que estaba escribiendo. La raya parpadeante estaba a la espera de que su dueño dijese las palabras que convertía lo que decía en formato de Word.

La historia de amor entre su hermano y Sora. Seguro que lo matarían si descubrían, que pese a la oposición de la pelirroja, Takeru no había podido aguantarse las ganas de querer contar a todo el mundo la historia de amor que habían tenido ellos. Pero ahora, tras haberla releído, podía entender el reparo que había tenido Sora. Ciertamente, los actos de Sora antes de que sus sentimientos fuesen aceptados, no serían bienvenidos entre el público femenino y la tacharían como una mujer insensible y que se había fijado en su hermano cuando le había convenido. Pero claro, esa gente desconocía lo increíble que era Sora y que en ningún momento había actuado con maldad. Solo siguiendo su corazón. Pero claro, ¿cómo hacerles entender eso? Era por esa razón que no podía poner todavía la palabra "FIN" a esa historia.

Unos golpes suaves sonaron en la puerta y justo después, alguien abrió la puerta que daba a su estudio.

Hikari aparecía con una fina bata de verano que ocultaba su pijama y en sus brazos cargaba a la pequeña Hinode que al ver a su padre, su alegría y emoción aumentaron para pedir con sus pequeños bracitos que la cogiera. Algo que Takeru no se pudo negar.

-Creí que ya habías terminado el manuscrito -le dijo Hikari mirando las hojas impresas y el sobre que estaba debajo de ellos, donde Takeru llevaba sus historias.

-La historia de Ichijouji y Miyakosan sí. Pero no pude aguantarme y acabé escribiendo también la de mi hermano y Sora -luego se dirigió a su hija y le habló en su lenguaje infantil-. La historia de tus tíos me resultaba tan interesante que la hice en toda una tarde. Seguro que a mi gordito editor le va encantar, ¿verdad que sí, Hino? -la niña como si le entendiera rio con más ganas.

-Entonces ¿por qué no te acuestas? Ya son las tres de la mañana.

-Eso debería decirte yo -mirando a su mujer con un guiño-. Aunque no hace falta que me digas la razón -devolviéndole a la niña.

La pequeña Hinode era la tercera hija de Takeru y Hikari y la cuarta si se contase a la fallecida Kibou. Como la pequeña había nacido al amanecer, Takeru y Hikari le habían puesto ese nombre "Hinode". Sin embargo, había algo muy curioso con ella. Por ironías del destino, Hinode no dormía nunca de noche, su sueño siempre aparecía siempre al amanecer de un nuevo día. Tanto Takeru como Hikari se habían preocupado por ello los primeros días. Pero tras comprobar que no existía ninguna anomalía, y todo estaba bien con su hija, habían empezado a acostumbrarse a esa rutina de su hija y a turnarse para cuidarla en esos momentos de madrugada.

-¿Patamon ya está durmiendo?

-Nada más terminar de cenar. Revisé hace un rato el cuarto de los digimon y realmente me dieron muchas ganas de hacerles una foto de lo tan tiernos que se veían los cinco juntos. Parecían una familia feliz de digimon.

Takeru no añadió nada al respeto. Pues de hacerlo, abrirían una vieja herida del pasado que había ocasionado el fallecimiento de Kibou. Hikari tampoco dijo nada. Así que para liberar la tensión que había creado inconscientemente ante algo tan inocente y encantador, le preguntó por la historia que estaba creando y por las quejas que recibiría de sus cuñados.

-Aunque me digan algo, no me harán nada, porque tenemos a Hino -con una sonrisa que a Hikari le recordaba al Takeru inocente de once años y que no se había dado cuenta, que en aquel tiempo, los actos protectores de su ahora marido, eran porque la amaba. Si hubiera abierto ante los ojos, estaba segura de que no habrían pasado por semejantes calamidades-. Y ellos adoran tanto a Hinode que dudo que quieran hacerle algo a su padre.

Hikari soltó una pequeña sonrisa. Si Tailmon estuviera presente, de seguro que soltaría una queja por la actitud despreocupada de Takeru y que el pequeño Takeshi lo copiaba hasta llevarlo a la exageración.

-Pero parece que está terminada ¿Por qué no vas para cama?

-Porque si la publicase tal cual está, a la gente no le gustará la personalidad que tomó Soraneesan. Por eso que necesito completarlo con algo o hacer un epílogo, pero no sé qué escribir.

Viendo el atascamiento que sufría su marido donde no tenía el ánimo de descansar hasta que saliera de su bloqueo, Hikari pensó en alguna sugerencia que pudiera aportarle. Sora les había ayudado tanto en el pasado, que no podía entender que existiese gente que le pudiese coger manía. Si esa gente supiera cómo se había portado ella con ellos…

-¡Eso es! -espetó Hikari de golpe- ¿Por qué no cuentas como nos ayudaron a nosotros y al resto de nuestros amigos al emparejarse? Al fin de cuentas, gracias a ellos, todos nosotros tenemos nuestras respectivas familias gracias a ellos.

-¡Buena idea! -con la bombilla encendida y encorvándose-. ¡Fueron tantas cosas las que hicieron que eso hará ver que Soraneesan siempre estuvo pendiente de la felicidad de los demás! ¡Así, la gente cambiará de idea sobre cómo actuó con mi hermano! -luego se dio cuenta de algo muy importante-. Pero al ser tantas cosas con tantos personajes sin un hilo conductor… ¡Ya sé! Si resumo las historias y las coloco por capítulos en un orden cronológico, aportando opiniones personales, estoy convencido de que será atrayente. Trataría más bien de cómo se juntaron, pero añadiendo el detalle que mi hermano y Soraneesan hicieron. También puedo añadir cómo resolvieron el problema que tuvieron con Yuu, creo que de esa manera podría finalizar la historia con un final feliz -Takeru hablaba sin parar donde la inspiración estaba en su máximo apogeo y sentía la necesidad de escribir sin parar-. Entonces, empezando todo desde el principio, los primeros a quiénes ayudaron… fueron… -luego, adoptó una pose pensativa como si estuviera recordando algo- ¿Tú te acuerdas de quiénes habían sido? -preguntándole a su mujer.

-Si no recuerdo mal… -Hikari puso un dedo sobre su mentón recordando-. Creo que que habían sido Miyakosan e Ichijoujikun.

-¡Ah! ¡Tienes razón! -poniéndose a redactar, pero un murmullo bajo salió de sus labios-. Ahora que lo dices, recuerdo que en aquel momento, que tú deseabas tener una declaración igual de romántica que la de Miyakosan -Hikari se quedó sorprendida por unos momentos-. Y yo pensando en cómo y cuándo hacerlo.

Un hecho que había durado unos tres años y que lo había hecho gracias a las palabras de Sora. Sin ella, nunca habría dado el paso y ahora no estaría casado y feliz con Hikari. Habían sufrido un bache por la pérdida de Kibou, pero gracias a su hermano y su familia (sin olvidarse, por supuesto, de aquel amigo lejano que tanto le había ayudado como terapeuta) había conseguido superarlo y vivir la vida con esperanza y alegría.

-Bueno, empecemos… -dijo Takeru para sí mismo. Acomodándose mejor en el asiento, fue cogiendo aire para empezar con la continuación de su historia. La historia con una segunda parte que trataría sobre cómo casi todas las parejas en la actualidad se vieran comprometidas y con sus felices familias gracias a su hermano y Sora.

Hikari viendo cómo su marido estaba con ese aire de concentración, donde ya no estaba dentro de su estudio, sino en los recuerdos del romance de todos, abandonó la estancia para dirigirse a la habitación donde dormía su hija y hacerle compañía mientras estaba despierta.

Takeru no se percató cuando Hikari junto a Hinode se habían marchado. Estaba más enfrascado en contar la historia que resurgía de sus labios con mucha facilidad.

.

"Son muchas cosas las que han pasado desde que mi hermano y Soraneesan empezaran como pareja y llegasen a lo que son ahora. Se casaron y tuvieron hijos. Algo muy común entre la gran mayoría de parejas que compone este mundo.

Sin embargo, creo que ellos no son conscientes de lo que nos han cambiado, a mí y al resto de nuestros amigos.

Mi hermano, como portador del emblema de la amistad, y Sora, como portadora del amor, son dos ejes muy compenetrados que han estado velando por nosotros en los buenos y en los malos momentos.

Es cierto que antes de que empezasen como pareja, no hubo indicios de que ellos dos formasen una pareja vital hacia aquellos que rodean. Pero al igual que un humano crece y madura, eso mismo provoca en esos sentimientos que ellos portan con tanta profundidad.

Nadie, ni siquiera ellos mismos se darían cuenta de cuánto han hecho y cuánto nos han ayudado. Así que me gustaría enumerar todas las acciones y cómo han simbolizado en cada uno de nosotros.

Empezaremos por Ichijouji y Miyakosan.

Si me hubieran dicho que en este futuro en el que vivo, ellos se convertirían en un matrimonio con tres hijos, no me lo hubiera creído.

Pues ellos son tan opuestos que al mismo tiempo, forman el equilibrio perfecto.

Debo reconocer que si ellos están juntos, se debe a la obsesión que había tenido Miyakosan cuando éramos jóvenes. Ella, era la típica chica enamoradiza de cualquier chico guapo que veía. Sin embargo, hacia Ken había desarrollado un especial interés amoroso. Ese interés había llevado a la decepción al descubrir qué se trataba de nuestro enemigo. Al final, tras descubrir el error en el que Ichijouji estaba sometido, había recapacitó y nos ayudó a luchar contra la nueva amenaza. Al principio, lo había hecho solo con su digimon. Pero, no sé porqué, Miyakosan (que se sentía confusa respeto a Ichijouji) cambió de parecer y empezó a confiar en Ichijouji. El sentimiento de interés/obsesión que sentía hacia él, cambió al de un amor puro hacia alguien un año más joven que ella. Incluso había tenido la firme determinación de acceder a la prestigiosa escuela de élite de Tamachi con la intención de madurar como persona y llevar un bonito uniforme para que el año siguiente cuando Ichijouji entrase a la chuugakkou, la viera cambiada y tuviera ese flechazo que, aunque no lo parezca, no solo les pasa a las chicas.

Pero Ichijouji, en ningún momento, se había percatado de los sentimientos de Miyakosan. Y justo el día de graduación en que Miyakosan se graduaba, fue cuando todo cambió.

Un kohai suyo (un chaval al que me referiré a él como Ksan) se había declarado a Miyakosan. Miyakosan que no se esperaba que alguien se enamorara de ella, solo pudo dejarse llevar. Pues rechazar a alguien no es tan fácil como uno cree. Y lo digo por experiencia propia.

Además, Ksan tenía dobles intenciones y aprovechándose de la brecha entre un alumno que está en la shougakkou y otro que está en la chuugakkou, manipuló la relación a su antojo con la intención de ganar una apuesta que había hecho con sus amiguitos.

Miyakosan es una persona muy ingenua, y estuvo viviendo en esa mentira de relación, mientras se debatía en cómo poder rechazarle y que nunca llegase a oídos de Ichijouji. Para alguien tan impaciente y nerviosa como Miyakosan, fue algo que no pudo aguantar por muchos meses y acabó pidiéndole consejo a Soraneesan.

Ella ya llevaba un año de novia con mi hermano. Y aunque mi hermano no es el tipo de persona afectiva, cuando estaba junto a Soraneesan, la atesoraba más como la vida misma. Como si cuidase al detalle que su relación fuese una perfecta que tuviera a Soraneesan feliz.

Por eso que cuando Miyakosan le había contado su problema a Soraneesan, había tenido que lidiar con el mal humor que tenía mi hermano. Pues también tengo experiencia en lo mucho que le disgusta a mi hermano que le interrumpan su momento a solas con Soraneesan. Soraneesan nunca lo ha visto, porque, como dije, mi hermano ha cuidado al dedillo de que su relación fuese una ideal, la que toda chica se merece. Como hago yo con Hikari.

El problema de Miyakosan había hecho sospechar a Soraneesan. Y mi hermano, que suele ser muy agudo para estas cosas, había adivinado al instante que Ksan solo se estaba burlando de Miyakosan. Pero no dijo nada. Pues en esos momentos, mi hermano no era un perfeccionista del amor y confiaba más en el criterio que tenía Soraneesan.

Así fue cómo Soraneesan le había aconsejado que se reunieran cuanto antes y le dijese de una vez que cortasen, aunque tuviera que recurrir a la medida drástica de gritárselo o escribirlo en el papel. Pues una de las particularidades de Ksan es que no dejaba que Miyakosan compartiera la conversación. Siempre era él, él y nada más que él.

Quizás ahora muchas de vosotras, estéis pensando que Miyakosan había sido una estúpida en no darse cuenta de lo que pasaba. Pero deberíais reflexionar y daros cuenta de que cuando estás metida de lleno en un problema, la racionalidad no existe en tu cabeza, solo el problema y a dejarte llevar por las dudas y por el temor de que ese otro, de quién estás realmente enamorada, se entere.

Y así, como dije al principio, lo que Ksan había hecho no fue más que una burla hacia Miyakosan. Una apuesta de que conseguía hacer que la crédula de Miyakosan estuviese con él y no darse cuenta de la evidencia. Pero ahí, no había terminado todo. Pues Ksan era una persona donde muchos vomitaríamos del asco al ver que existe gente tan despreciable que solo busca divertirse a costa del otro. Las intenciones de Ksan habían ido más allá de la apuesta. Se burló del aspecto y personalidad de Miyakosan, provocando que ella se encerrara en su habitación, muerta de vergüenza y sin la cara de ver a nadie, creyéndose a pies juntillas todas las cosas horribles que Ksan le había dicho.

Todos nosotros habíamos ido para consolarla.

Poromon, su compañero digimon, por mucho que lo intentase, no había conseguido que saliese de su concha.

Ni siquiera Soraneesan que tiene el don de que todos nos animemos gracias a su amabilidad y comprensión. La desesperación había hecho que acudiera con mi hermano a casa de Ichijouji y le suplicara que ayudase a Miyakosan. Algo que a nosotros se nos había ocurrido, pero que habíamos pensado, que si Miyakosan se enteraba de que Ichijouji había descubierto que había estado en una extraña relación con otro, pensaría que era una tonta por tragarse algo tan obvio. Entonces, eso la derrumbaría por completo. Pero Soraneesan no lo había pensado así. Confiaba en que Ichijouji fuese su salvador. Y de no haber sido por esa sabia decisión, a saber qué habría pasado con Miyakosan. Ahora ella está casada con ese amor que duró más de veinte años y aunque tuvieron sus problemas con su hija mayor, parece que ahora podemos decir esas palabras de cuento 'y fueron felices para siempre'."

.

Takeru dejó de hablar por un momento. Quizás había edulcorado la parte final. Pues desde el día en que había visto la extraña expresión en Osamu, el segundo hijo de Ken y Miyako, tenía el presentimiento de que quizás los problemas en la familia Ichijouji resurgieran por culpa del mediano de los hijos.

-¡Paranoias!

Se dijo una vez más, para autoconvencerse.

El pequeño Osamu era el hijo ejemplar. El hijo perfecto que todo lo hacía bien y que obedecía a sus padres sin rechistar.

Era cierto que en ese aspecto, se parecía mucho al Ken del pasado. Pero el problema de Ken había sido por culpa de la semilla de la oscuridad. Y no había ninguna razón ni ningún indicio que le hiciesen pensar que esa semilla podría estar dentro del hijo de Ken y Miyako. Además, con excepción de aquel día, su mirada era habitualmente cálida y sincera. No disfrazada de una falsa modestia como le había parecido cuando Ken era el centro de atención de los medios de comunicación.

Dejó de pensar en eso cuando sus ojos viajaron accidentalmente al reloj que había en su pantalla INV. Eran las tres y media de la mañana, y aunque tendría que acostarse, tenía ese brote de inspiración que no debería desperdiciar.

Así que con voz suave y baja para no despertar a nadie de su familia, Takeru prosiguió con la historia.

La siguiente pareja donde su hermano y Sora habían tenido bastante que ver, era curiosamente la de Taichi y Meiko.

.

"Taichisan y Meikosan se habían conocido en circunstancias no coincidentes. Pero para empezar a contar cómo terminaron juntos, primero os pondré en antecedentes, pues esos antecedentes tuvieron mucho que ver para que al final terminasen juntos, gracias a Soraneesan y mi hermano.

Desde el regreso de Vamdemon habíamos tenido tres años de paz y tranquilidad. Fue entonces cuando Mochizukisan (como la llamaba antes de que se casara con Taichisan) se había trasladado al mismo edificio en que el vivían Hikari y Taichisan. Había acabado por asistir a la misma koukou que mi hermano y los demás y en la misma clase donde estaban Taichisan y Soraneesan.

Si tuviera que ir más atrás, tendría que destacar que ella había recibido su digivice, semanas después de aquel verano donde nosotros habíamos conocido el Mundo Digimon. Junto a su digivice estaba su compañera, una digimon gato llamada Meikuumon con poderes especiales.

Nosotros la habíamos conocido poco después de que conociéramos a Mochitsukisan. Descubrimos que ella era uno de nosotros y luego, descubrimos algo aterrador. Su digimon, Meikuumon era un digimon peligroso. Las dos grandes fuentes de poder desconocidas del bien y del mal, incluso hoy en día, Homeostasis e Yggdrasill lo consideraban una amenaza y tenían la intención de matarla.

Meikuumon, aparte de ser un digimon peligroso, resultó ser la fuente de infección que había trastocado a Patamon y al resto de digimon, haciendo que muy pocos digimon pudieran resistirse.

Tristemente, he de reconocer que Patamon había sido el primero en ser infectado. Quizás, si lo hubiese hablado, si lo hubiera comentado, no hubiéramos pasado por la terrible experiencia de perder a nuestros compañeros digimon y que al volver a verlos, ellos no nos recordaran.

Por fortuna, todavía existía ese vínculo especial que nos unía, aunque había una parte que no parecía lo mismo. Y después de descubrirlo todo, de que el Mundo Digimon al que habíamos ido para volver a reencontrarnos con nuestros digimon era falso y que tras todas esas maquinaciones Vamdemon (otra vez) había tenido bastante que ver, nuestros digimon recuperaron sus recuerdos y el lazo especial que habíamos mantenido durante años. Pero no todo es de color de rosa. Después de una terrible y ardua batalla, tuvimos que hacer aquello, que espero que no se vuelva a repetir nunca más.

Meikuumon había llegado un punto en que había digievolucionado a una horrenda criatura sin capacidad de raciocino y que solo pensaba en destruir.

La decisión de que todos estuviéramos de acuerdo en matarla había sido dura. Pero seguramente, no fue tan dura cómo lo que había sentido Mochizukisan cuando la espada de Omegamon la partió en dos.

Después de aquello, tuvimos una pequeña temporada de paz. Todos nosotros habíamos vuelto a la normalidad, excepto Mochizukisan.

Ella, al igual que Miyakosan, se negaba a salir de casa.

Resulta curioso como ambas estuvieron en la misma situación, pero por distintos motivos. Sé que esto resulta poco habitual en la vida diaria, pero no todos tenemos un corazón fuerte. Sobre todo si nos sucede algo impactante que es inevitable que el corazón nos rompa en pedazos y a perder la confianza. Eso lo sé muy bien. Cuando se es adulto, pasas por tantas experiencias que curiosamente, de las malas y dolorosas es de las que más aprendes. Pero prosigamos con esta historia.

Mis amigos y yo íbamos a visitarla todas las veces que podíamos. Pero la muerte de un digimon o de alguien que apreciamos tanto no es tan fácil de superar como la gente cree. Toma tiempo, sí. Y si no tienes a alguien que esté a tu lado, es imposible poder seguir adelante con la vida.

Siempre perdurará el recuerdo de ese ser que apreciamos, pero al final, lo acabaremos recordando con una sonrisa y a pensar que ese ser no hubiera querido que estuviésemos aferrándonos a algo inexistente y a no disfrutar de la vida que tenemos por delante.

Pero en aquel tiempo, nadie había podido transmitir estas palabras. Éramos tan solo unos críos que no sabíamos lo que era perder a alguien con quién estuviste mucho tiempo.

Quizás hubiésemos visto la muerte de varios compañeros digimon, incluso de Oikawa, pero sigue sin ser lo mismo que con alguien con el que convives y pasas todo el tiempo de tu vida.

Así que ahora, es cuando comprendo el hecho de que Mochizukisan se hubiera encerrado.

Había sido Agumon, el digimon de Taichisan, quién con su ingenuidad y sinceridad, había conseguido lo que nosotros, los humanos que mejores comprenden los sentimientos, no habíamos podido conseguir.

Agumon se había pasado casi todo el tiempo al lado de Mochizukisan, mientras que Taichisan estaba en clase y ocupado con sus actividades escolares.

Tras los hechos ocurridos con los digimon en el mundo humano, los humanos habían desarrollado una mayor desconfianza hacia ellos, por lo que no nos quedaba más opción que dejarlos encerrados en casa.

Para Agumon que podría decirse que es uno de los digimon más impacientes e incapaz de estar sentado en silencio durante más de un minuto, le había resultado aburrido tener que quedarse en casa sin poder estar con alguien con quién entretenerse. Fue por eso por lo que había decidido pasar el tiempo con Mochizukisan, como si quisiese reemplazar a la fallecida Meikuumon.

Y como mencioné antes, Agumon había conseguido que Mochizukisan saliese de casa y que regresase a clase. Según lo que me contó Hikari, en parte, parece que Taichisan había acabado por tener algo que ver también. De alguna manera, Taichisan había logrado encontrar esas palabras que uno tanto necesita, para dar el paso en seguir hacia adelante. Y desde ese momento, Taichisan y Mochizukisan empezaron a estar más juntos de lo habitual.

Soraneesan y yo no podíamos evitar pensar que hacían una bonita pareja y que seguramente, pronto nos darían el aviso de que ya eran pareja.

Sin embargo, ese anuncio tardó varios meses.

El prólogo sucedió cerca de la estación navideña.

Taichisan nos había reunido a todos repentinamente, porque quería crear lo que a mí me parecía un milagro propio de series de ficción, y era resucitar a Meikuumon. Mi hermano me había contado, que seguramente aquello debió de haber sido por la influencia de haber visto a Takashikun.

Las palabras de agradecimiento Takashikun debieron de haber hecho que a Taichisan se le encendiera la bombilla y consultado, previamente a Gennaisan por si podría ser posible.

Entre la colaboración nuestra, de Daigosensei, Gennaisan y los cuatro dioses sagrados, pudimos realizar el milagro de la resurrección de Meikuumon.

Y en vez de darle aquel día entre todos el digihuevo de Meikuumon, Taichisan nos había pedido que quería hacerlo él en la víspera de Navidad.

Eso no hacía más que confirmarnos que en algún momento, los sentimientos de Taichisan habían despertado, considerando a Mochizukisan como una chica atractiva y que quería hacer feliz.

En serio que muchos de nosotros habíamos pensado que ese día de Nochebuena, se convertiría en el nacimiento de su pareja. Pero no había sido así. Y contrario a cómo tenía que haber sucedido, después de aquello, ambos acabaron distanciándose, rompiendo de forma brusca y extraña la cercanía que habían labrado desde que Mochizukisan había vuelto a clase.

Y aquí es cuando me estaréis preguntando, qué tiene que ver Soraneesan o mi hermano en esta historia. Pues bien, aquí tenéis la respuesta.

Después de que las vacaciones de Navidades y de Año Nuevo terminasen, a la vuelta a clases, Mochizukisan le había explicado a Soraneesan la razón de su distancia y los sentimientos que había empezado a tener por Taichisan.

Nadie mejor que Soraneesan para consultar estas cosas, donde ella tiene la clave para que todo salga bien.

Me encantaría contaros lo que le había dicho Soraneesan, pero es algo que tanto Soraneesan como Mochizukisan han mantenido en secreto, por ser algo propio de mujeres. Sin embargo, teniendo en cuenta cómo han acabado las cosas, muchos podéis imaginaros lo que pasó. Y agregando que todo empezó a partir de San Valentín, creo que más de una tendrá una ligera idea de lo que Soraneesan le había aconsejado. Aunque debo añadir, que al final de todo, fue Taichisan quién le había pedido para que fuesen pareja. El valor nunca debe ser vencido, ni siquiera ante el amor."

.

Takeru se detuvo de nuevo.

La frase en cómo estaba dicha, parecía indicar un doble sentido. Sobre todo teniendo en cuenta lo que sabía.

Poco después de que Hikari y él fuesen a vivir a la pequeña casa en la que convivían su hermano con Sora, Yamato se había disculpado por su actitud molesta cuando le habían contado que Hikari estaba embarazada de Kibou. Fue entonces, que le había revelado que se debía a los celos que habían despertado por culpa de Taichi.

Al principio, Takeru había pensado que su hermano estaba exagerando y que eran imaginaciones suyas. Pero ver durante muchos años, cómo la llama de los celos se avivaba ante ciertos comentarios que hacía Taichi a Sora, le hacían pensar lo inimaginable. Que Taichi, aún casado con Meiko y con hijos, estuviera enamorado de Sora.

Meneó con la cabeza un par de veces.

Quizás se estaba dejando influenciar por su hermano, porque sonaba tan disparatado, que hasta no tenía sentido.

Lo mejor sería hablar con él cuando volviera de aquella misión espacial y hacerle entender que era imposible algo así.

Procedió con la historia.

-Los siguientes fueron… -por un momento pensó que eran Hikari y él, pero al recordar el día en que ellos habían empezado juntos, había sido en la boda de su hermano con Sora. Y antes de eso, dos parejas se habían formalizado.

Sonrió con suavidad y no pudo evitar imaginar las quejas que tendría por parte de sus padres cuando viesen que incluso ellos, habían sido partícipes de esa segunda parte de la historia donde su hermano y Sora eran la pareja protagonista. Pero en la parte que iba a relatar, su hermano, por primera vez, había tenido mucho que ver con que sus padres volviesen.

-Influencia de Soraneesan -se dijo a sí mismo entre risas, antes de empezar a relatar.

.

"Los adultos no somos perfectos. Aún con nuestros estudios y nuestras experiencias, somos propensos a seguir cometiendo errores.

Una simple palabra, un simple acto, una simple circunstancia, hace que todo a tu alrededor cambie drásticamente.

En esta parte de la historia donde mi hermano fue el que más tuvo que ver, me gustaría hablaros de cómo una pareja divorciada vuelve a casarse por segunda vez, mis padres.

No puedo contaros cómo fue qué se conocieron o las circunstancias que los había llevado a que tras años de matrimonio se divorciasen porque lo desconozco. Incluso se lo había llegado a preguntar a mi hermano. Él, en aquel entonces, tenía unos siete años y tenía más conocimiento de la vida que yo que todavía llevaba el dedo a la boca.

También ignoro la decisión de mis padres en repartirnos y quedar separados, incluso por la distancia. Presumo que el hecho de que viviésemos en otro distrito lejos de Odaiba, venía de ella para no hacer que de forma casual se encontrase con mi padre o mi hermano. Pues durante cuatro años mis padres no se habían vuelto a ver ni hablar ni una vez.

Debo dar las gracias a Patamon y a los demás, porque en realidad, había sido gracias a ellos y a los digimon que mis padres volviesen a verse, lo mismo que mi hermano con mi madre.

La distancia mantenida no había hecho que mi hermano y yo perdiéramos nuestro vínculo fraternal, pero sí lo había hecho el sentimiento maternal que tenía mi hermano hacia nuestra madre.

Mi hermano que atravesaba una etapa difícil y en cierta manera, se había traumatizado porque nuestra madre no lo había querido y vivir la soledad en el piso, ante el excesivo trabajo de mi padre, había conllevado a que mi hermano se sintiera tenso con ella.

Yo, por mi parte, como era el niño ingenuo que no pensaba con la madurez de un adulto, sólo me había sentido feliz y natural cuando había vuelto a ver a mi padre.

Sin embargo, esa ingenuidad no perdura eternamente, y tres años después, mi madre y yo regresamos a Odaiba. Así podría pasar más tiempo con mi hermano, con mi padre y con mis amigos. Muy dentro de mí, sin que yo lo supiera hasta que el propio Vamdemon me lo había desvelado en una imaginación donde nuestros sueños más profundos se hacen realidad, es que los cuatro volviéramos a estar juntos como una familia feliz.

Para alguien de once años como yo, que siguiese aferrándose a un sueño infantil, resultaba vergonzoso. Tardé varios meses en comentarle a mi hermano lo que había sucedido en aquel mundo extraño que nos había llevado Oikawa por accidente, y que pensaba que se trataba del Mundo Digimon. Nada más lejos de la realidad.

Mi hermano, en vez de reírse por seguir siendo un crío, se había quedado serio y a considerar seriamente esa opción.

En esa época, ambos ya sabíamos que la separación de mis padres no se había debido a la falta de amor. Los dos habíamos visto perfectamente, que ambos aún seguían queriéndose. A veces, trataban de disimularlo por puro orgullo, pero ante dos hijos que habían descubierto lo que era el amor, donde mi hermano me llevaba ventaja al salir con Soraneesan, era imposible negar la evidencia.

Por eso que me llevé una sorpresa, cuando un día de junio mi hermano me había propuesto la idea de organizar un encuentro familiar.

Mi hermano con el que llevaba una relación tensa con mi madre, había querido que nos juntáramos los cuatro con el plan de que estando juntos, la llama de amor entre mis padres se reavivara y volviéramos a estar juntos como la familia unida que había aparecido en mi imaginación.

Es cierto que habían pasado unos tres años desde entonces, y a pesar de que tenía catorce años, seguía teniendo la ilusión de que todos volviéramos a estar juntos de nuevo.

Ignoro si la decisión de mi hermano había sido ante el hecho de perder a Gabumon y reencontrarlo, sin que lo reconociera o si fue porque había tenido un impacto drástico ante la muerte de Meikuumon como tuve yo cuando había visto morir a Angemon.

Me gustaría pensar que fue más bien por influencia de Soraneesan y el hecho de haberse presentado a su madre formalmente como pareja suya.

De veras, que desconozco los motivos que habían llevado a mi hermano a que tomase la decisión de un encuentro sorpresa. Lo único que puedo asegurar es que si mis padres volvieron de nuevo a estar juntos, había sido gracias a él.

Ciertamente, yo había pensado un montón de veces en hacer una quedada familiar, pero cuando uno u otro se enteraban de que iban a estar juntos en un mismo lugar, ponían cualquier excusa para no asistir y mi intento quedaba en un fracaso.

Pero mi hermano había jugado con la idea de que, siendo él, alguien serio y responsable, incapaz de engañarles, no sospecharían de nada.

A mi padre le había hecho creer que iba a quedar conmigo para tomar algo juntos. Pues no era nada raro, que de vez en cuando lo viese. Desde que me había mudado a Odaiba, visitaba a mi padre frecuentemente y todos los fines de semana y festivo que sabía que iba a estar en casa.

Y a mi madre le había dicho que quería reunirse con ella para presentar a Sora oficialmente como su pareja.

Todo resultaba de lo más normal, que todavía recuerdo las caras de sorpresa que se le habían quedado a los dos ante el engaño ingenioso de mi hermano.

La situación entre ellos había sido tensa. Y cómo estábamos en una zona bastante apartada del restaurante donde habíamos quedado, Patamon y Gabumon estaban con nosotros para suavizar algo la situación.

Y una vez más, fue mi hermano quién había tenido que intervenir para que las cosas se arreglaran entre ellos. Nunca lo había visto tan hablador y sincero. Pues mi hermano se caracterizaba por ser un chico serio y bastante tímido. Excepto cuando lo hacían explotar, que ahí no atendía a razones. Pero en aquella ocasión, mi hermano no estaba cabreado. Sino que más bien, desvelaba las verdades que solo él y yo conocíamos y suponíamos, y que debido a su orgullo, no se daban cuenta de que por una tontería, estaban echando su vida a perder.

Por supuesto, que a pesar de las palabras reveladoras de mi hermano, no había hecho que mis padres se reconciliaran. Fue el tiempo y la forma insistente que había tenido mi hermano en convencer, sobre todo a nuestro padre, para que por fin se reconciliaran y se volvieran a casar. Y entonces, mi sueño de estar los cuatro juntos se volvió una realidad. Aunque por poco tiempo, ya que cuatro meses después, mi hermano se había casado con Soraneesan. Sin embargo, a pesar de todo, mis padres siguieron juntos y ahora disfrutan mucho con sus nietos que tanto adoran y que se han convertido en la base de su felicidad en la vida de jubilados que tienen."

.

Takeru se detuvo unos momentos, para releer la última parte de la historia de sus padres.

Había sido cierto que su hermano había jugado un papel muy importante a la hora de convencerles. Y ahora, al releerlo, no podía evitar pensar que, seguramente, su hermano había usado la frase de que quería casarse con Sora, pero no lo haría, hasta asegurarse de que su padre volviera con su madre. Todo, para no dejarlo solo en aquel piso pequeño y frío.

¿Acaso no era mucho mejor llegar a casa y saber que alguien te está esperando que pasar el resto de tu vida en la completa soledad y la desesperación de no tener a alguien a tu lado? Pues mi padre tenía a Yamato, pero si se casaba, se quedaría solo.

Luego, otra idea se le vino a la mente.

¿Sería posible que su hermano ya pensase casarse con Sora tras la reconciliación de sus padres?

Él había visto como su hermano se le había propuesto el mismo día que se habían casado sus padres. Una boda que se había celebrado en el país natal de su madre. Debido a los años que llevaba Yamato de pareja con Sora, sus padres la habían invitado, considerándola ya de la familia.

¿Seria posible que su hermano tuviese la intención de proponerle en un sitio adecuado para la portadora del amor, la ciudad del amor, que se casase con él?

Su hermano cuando quería, era todo un romántico detallista.

Pensó en algo más.

¿Sería adecuado contar la forma en qué su hermano se lo había propuesto?

Luego rio y denegó aquello. Si lo contaba, su hermano se enteraría de que había visto cosas que para él resultarían vergonzosas y entonces, sus hijos se quedarían sin padre y Hikari viuda antes de tiempo.

Antes de volver a narrar la historia, se levantó de la silla para ir a la cocina a por un vaso de agua.

Eran cerca de las cuatro y media de la mañana. Todo estaba en silencio y aunque estaban en verano, Takeru empezó a sentir escalofríos por todo el cuerpo.

Esos escalofríos no cesaron y por alguna extraña razón, tuvo la necesidad de comprobar si su familia estaban bien.

Lo primero que hizo fue supervisar la habitación que compartían sus dos hijos. Con cuidado, abrió la puerta y allí los vio con una pequeña sonrisa.

Sus hijos dormían profundamente. Aunque se llevasen un año de diferencia, los dos se parecían, pero al mismo tiempo tenían sus diferencias. Isaki era un niño muy tranquilo y dócil, mientras que Takeshi era alegre y lleno de energía. Pero fuera de todo eso, los dos eran como almas gemelas.

Cerró la puerta y se dirigió al dormitorio siguiente donde dormían los digimon.

Patamon dormía en otra habitación aparte junto a Tailmon. A veces, Nyaromon y Tokomon dormían con ellos, pero en otras ocasiones, los pequeños digimon dormían junto a sus respectivos compañeros humanos. Aquel día, parecía que los dos pequeños digimon tenían las ganas de dormir junto a sus padres digimon.

Suspiró con pena al recordar cómo su digimon había tenido que cortar su relación con Tailmon tras la muerte de Kibou y SnowPoyomon. El día en que Kibou y Snowpoyomon fuesen secuestradas, había sido porque cada familia había ido por su lado, pero no era motivo para que Patamon y Tailmon se culparan de aquella tragedia. Pues ellos se habían autoconvencido de que la muerte de Kibou y Snowpoyomon se debía a no haber estar junto a ellos como compañeros digimon que eran con el único propósito de proteger a su compañero humano.

Era algo que acabaría pasando, aún estando todos juntos. Y aunque había tratado de convencer a su digimon de que no era necesario de que llegase a semejante extremo, la decisión de Patamon y Tailmon había sido firme y unánime para declarar que su única misión sería la de protegerles.

En consecuencia, había hecho que otra pareja de digimon que podría haber sucedido, se viera perjudicada por el miedo de que a los hijos de sus amigos les pasase lo mismo que a Kibou. Eses habían sido Gabumon y Piyomon.

De no ser por eso, le habría encantado escribir en esta segunda parte sobre ellos. Pero esa era una historia tabú que la gente no debía conocer nunca.

Antes de regresar a su estudio, fue a ver a los últimos miembros de su familia. Hikari estaba en la habitación de Hinode, tarareando suavemente para que su hija durmiera. Pero tal y cómo era de suponer, no había forma en que Hinode durmiera por las noches. Solo cuando abría el día, era cuando sus ojos se cerraban pacíficamente y entraba en el mundo pacífico de los sueños. Al amanecer, justo cómo ese era su nombre.

Regresó al estudio y sin que nadie se diera cuenta de que había pasado para ver cómo estaban, ni siquiera Hikari, se sentó y activó la pantalla INV donde la había dejado en reposo para no gastar tanta energía.

El haber estado unos minutos fuera, centrándose en otras cosas, hizo que tuviera que pensar sobre quién había sido la siguiente pareja que su hermano y Sora habían ayudado y que había sucedido antes de que Hikari y él se convirtiesen en pareja.

-Me quedan Daisukekun, Koushirousan… Jousenpai y Mimisan -sobre los dos últimos no sabía si escribir sobre ellos.

Pues su relación no es que se diera gracias a la pareja protagonista, sino que había sido justo lo contrario. Se habían forzado a ser pareja para ayudar a su hermano y a Sora.

Antes de que Jou y Mimi saliesen y se casaran de rebote, habían tenido sendas parejas donde en principio, les había ido muy bien y que curiosamente, se trataba de sus parejas en la actualidad.

Lo único que sabía de su historia es que poco después del fallecimiento de su hija, donde había entrado en una profunda depresión, habían sucedido dos acontecimientos importantes.

La primera, descubrir la auténtica razón de porque su hija había sido víctima de asesinato de los digimon oscuros.

Los primogénitos y los últimos hijos de las parejas de emblemas sagrados, esperanza y luz, y emblemas de sentimientos, amor y amistad, estarían destinados a ser elegidos especiales y su respectivo digimon tendría un poder casi ilimitado.

Este destino solo puede ser roto si otra pareja que posean emblemas tiene un hijo antes de que el primogénito nazca. Sin embargo, esto no se aplicaría al último hijo, ya que solo ante la muerte de uno de los usuarios de emblemas originales, se despertaría ese poder en el digimon y una luz brillaría por todo el mundo digital y humano.

Takeru se sentía tranquilo con respecto a eso, ya que antes de que Hikari o él fallecían o su hermano y Sora, pasarían muchos años. Para entonces, Hinode (que seguramente sería su última hija) y Aki (viendo que no había intenciones de que su hermano quisiera darle otro sobrino) se habrían convertido en adultos y sus digimon, gracias al entrenamiento que sus "padres" les estaba sometiendo y la experiencia que adquirirían podrían protegerles de lo que llegase.

-Pero teniendo en cuenta que Soraneesan anhelaba tener hijos, y la única pareja de portadores de emblemas eran Ichijouji y Miyakosan, habría tenido que esperar muchos años para que cumpliese su sueño.

Así que cuando Mimi se había enterado de todo eso, en una visita que le había hecho a Sora, se había liado con Jou sin pensárselo dos veces.

Ella había tenido un rifirrafe con Michael y Yayoi (la novia y ahora mujer de Jou) se había sentido celosa de que su novio fuese el centro de atención de las enfermeras, que lo veían como alguien famoso por pertenecer al grupo de Niños Elegidos importantes.

La depresión que tenía Jou fue algo que Mimi había aprovechado y a camelarlo para que se aliaran para poder ayudar a que Sora pudiese hacer su sueño realidad.

El segundo acontecimiento fue algo que les había pasado a su hermano y a Sora y que en consecuencia, los llevase a tener que mudarse a un lugar muy lejano.

Coincidía con el hecho de haber perdido a Kibou. Su psicólogo (uno que Jou le había aconsejado a su hermano) le había recomendado un cambio de aires, por lo que su hermano se lo había llevado con él.

Justo en ese mismo instante, Takeru tuvo un ataque de nostalgia. Durante el tiempo que había estado fuera, había tenido la suerte de tratar con un buen terapeuta que había actuado también como amigo, y que lo había ayudado a superar la tristeza que lo había envuelto.

Había pasado tanto tiempo, que se preguntaba si seguía soltero o si ya se habría casado y tenido hijos. A juzgar por su amor al trabajo y hacia sus sobrinos, algo le decía que no.

Quizás en las próximas vacaciones, se acercaría con su familia a Los Ángeles para visitarlo.

Después de eso, decretó que lo mejor era no contar la historia de Jou y Mimi, y quizás centrarse en la parte en la que Jou regresaba con Yayoi.

Por ahora, lo mejor era seguir con la historia, donde según la cronología, les tocaba a Koushirou y a Keiko.

.

"Si hay una historia sorprendente con un giro inesperado de los hechos, ese había sido la de Koushirousan. De no ser por la inestimable ayuda de Soraneesan, dudo que Koushirousan tenga la vida familiar que tiene ahora mismo.

He de reconocer que apenas tuve mucha cercanía con Koushirousan. Pues yo siempre he estado rodeado de mi hermano, Soraneesan, Taichisan, Iorikun y por supuesto, de Hikari.

Por eso que nunca supe que Koushirousan albergase sentimientos hacia Mimisan. No voy a relataros cómo fue el final de lo que pasó entre ellos, así que mejor entraré en el tema principal de cómo Koushirousan conoció a Keikochan y cómo Soraneesan fue la que hizo que todo terminase bien entre ellos.

Todo comenzó en una de las reuniones que Iorikun organizaba cada domingo para los chicos que habían sido víctimas de la manipulación de Oikawa y sus secuaces, al plantarle la semilla de la oscuridad en sus cuerpos.

Iorikun había quedado muy preocupado por esos chicos, pese a que ellos habían recuperado la confianza y la autoestima y poseían tanto un digivice como un compañero digital. Pero como dice Iorikun, mejor prevenir que lamentar. Además, no hay nada mejor que estar entre amigos queridos con una experiencia común para seguir aligerando las cargas que los había llevado a ser los antisociales y víctimas de Oikawa. Todos ellos se habían encontrado unos a otros, pero eso es otra historia que quizás os cuente en otra ocasión.

Centrándonos en el asunto de Koushirousan, como dije, él había asistido a una de las reuniones que Iorikun organizaba. Una reunión que organizaba en conjunto con Norikochan. Debo confesar que como el resto, ignoraba que Iorikun y Norikochan estaban saliendo. Iorikun había sabido guardarlo muy bien. Además, en aquel tiempo, yo estaba en mi tercer año de la chuugakkou, mientras que Iorikun empezaba su primer año. Aunque no os lo creáis, desde que había empezado en la chuugakkou, mi relación con Iorikun había sido algo distante. Pues ya lo dije en la historia entre Ichijouji y Miyako, pero la brecha entre un alumno de la shougakkou y la chuugakkou, aunque sea por un año de diferencia, es grande.

Pero volvamos al tema del cual os quiero relatar.

Koushirousan es una persona muy curiosa y capaz de sumergirse por completo en sus investigaciones sin atender lo que sucede a su alrededor. Lo mismo sucede cuando alguien le hace una de esas preguntas sobre el Mundo Digimon que no logramos entender, y Koushirousan te lo empieza a explicar de una forma tan compleja y rara que una vez que empieza a hablar no hay manera de detenerlo, pero no imposible el ignorarlo y a centrarnos nosotros en otros temas.

Para los chicos que fueron víctimas de Oikawa, el Mundo Digimon, la explicación que les daba Koushirousan era algo que les entusiasmaba, porque ellos, a diferencia de nosotros, no conocían nada del Mundo Digimon y de algunos de sus secretos que nosotros habíamos aprendido sobre la marcha (y a través de duras experiencias).

Entre esos chicos se encontraba Keikochan. Una chica muy tímida pero femenina y bonita que aspiraba a convertirse en pastelera.

Por lo que me habían contado, en todas las reuniones que Iorikun y Norikochan realizaban, Keikochan llevaba pasteles hechos por ella misma, con el único propósito de ir practicando y que sus amigos pudiesen valorarla de forma crítica. Parece ser que de esa manera había conquistado a Koushirousan.

Por regla general, los chicos no somos muy amantes de lo dulce (yo soy la excepción que confirma la regla), pero Keikochan había practicado duramente para realizar pasteles que gustarían tanto a un goloso como a los que no. Según Iorikun, Koushirousan había quedado tan encantado con el pastelito que Keikochan le había dado que se había atrevido a pedirle su email para que le pasase la receta.

Durante meses habían estado intercambiando mensajes, al tiempo en que se veían en las reuniones que se organizaba cada domingo. Poco después, instado por mi hermano y los suyos, había decidido acompañar a Keikochan a su casa, tras las clases de pastelería a las que acudía. Según mi hermano y los demás, Koushirousan tenía la obligación de acompañarla a casa, ya que al salir tan tarde, resultaba peligroso para una chica de su edad caminar sola en la noche, por mucho que tuviese a Snowbotamon (su compañera digimon). Con el tiempo, su relación había ido progresando, hasta el punto de querer hacer que Keikochan (y el resto que había usado como excusa para no quedar en evidencia) pudiesen ir al Mundo Digimon (lo mismo que sus digimon).

Quiso prepararlo todo para una fecha tan memorable como significativa para nosotros, el 1 de agosto.

Koushirousan se había sacrificado horas de sueño y todo su tiempo disponible y horario escolar para lograr ese objetivo.

Y entonces, a partir de aquel 1 de agosto del 2006 todos los humanos con un digivice pudieron ir al Mundo Digimon.

Recuerdo ese día como el mejor de todos los 1 de agosto que habíamos celebrado. Lo recuerdo con tanta añoranza, que me da pena que no sigamos celebrando ese día como antes.

Al haber crecido, con nuestros trabajos y familia, es completamente imposible reunirnos como antaño en un día específico.

Sin embargo, aunque había sido un día inolvidable para todos, la magia se había roto para Koushirousan ante la presencia tardía de Mimisan en compañía de su novio, Michaelsan.

Aquel mismo año, y poco después del comienzo de curso, Mimisan había regresado a Estados Unidos. Y semanas más tarde, había corrido la noticia de que Michaelsan y Mimisan eran pareja.

Su aparición tardía, donde nosotros teníamos la intención de regresar a nuestras casas, la había molestado. Pues la diferencia horaria entre Japón y Estados Unidos era de trece horas. En otras palabras, que mientras ellos se despertaban para ir a trabajar, nosotros ya habríamos cumplido con la misión laboral y estaríamos ya en el mundo de los sueños.

Sin embargo, nunca voy a olvidar la inesperada reacción molesta que había tenido Koushirousan frente a Mimisan. Aquella reacción había sorprendido a aquellos chicos que no conocían tan bien a Koushirousan como se imaginaban. Pues todos tenemos una parte negativa que hace que explote en los momentos tensos e inesperados o ante lo que más despreciamos. Por eso, para Keikochan tuvo que haberla impactado, pues raras veces, Koushirousan se pone furioso con alguien.

Lo que ocurrió después, es algo que mi hermano me ha contado, pero empezaré a explicároslo desde el principio.

La semana siguiente al 1 de agosto, se celebraba la boda de mis padres. Como había contado en la historia anterior, la habían celebrado en Francia donde Soraneesan había sido invitada.

Debo añadir una vez más, que el mismo día de la boda, mi hermano le había propuesto matrimonio a Sora. Vuelvo a insistir que aunque queráis saber en cómo fue la declaración, no pienso relatárosla. Tengo familia y me gustaría disfrutar de ellos unos cuantos años más.

Solo puedo decir que fue tan bonita que no se compara a cuando yo le había pedido matrimonio a Hikari.

La boda entre mi hermano y Soraneesan se celebraría el mismo día en que iniciaron su noviazgo, el 24 de diciembre de aquel año.

Al año siguiente, mi hermano y Soraneesan entrarían a la universidad y mi hermano quería que cuando Soraneesan se matriculase, lo hiciera con su apellido de casada.

El tiempo que tenían para realizar los preparativos para la boda era muy corto, imposible para que hiciesen una boda a lo grande. Algo que no había sido un problema para ellos, ya que ambos son personas muy humildes y habían decidido hacer una boda sencilla pero en el Mundo Digimon, donde la presencia de sus padres y sus amigos era más que suficiente.

Soraneesan había agregado que invitarían también a los padres de nuestros amigos, ya que ellos también habían aportado mucho a ayudarlos en nuestras aventuras digitales. Y Soraneesan al portar el emblema del amor, había incluido también a las parejas que tuvieran nuestros amigos.

Eso incluía a Keikochan, donde todos nosotros, ya empezábamos a sospechar que Koushirousan estaba interesado en Keikochan y viceversa.

El día en que mi hermano y Soraneesan habían ido a la oficina de Koushirousan para darle la noticia de la boda y a invitarlo junto a sus padres y Keikochan, es cuando se habían enterado de la drástica decisión que había tomado Koushirousan.

Os recuerdo que todo esto lo sé por mi hermano.

Debido a aquel 1 de agosto, donde se había visto una faceta de Koushirousan que al propio Koushirousan no le había gustado nada, se había dado cuenta de que eso tenía que ver con Mimisan. Pues como dije, Koushirousan estaba enamorado de Mimisan, y ahora que lo pienso, el hecho de que Koushirousan fuese a la reunión de Iorikun la misma semana en que se había anunciado que Mimisan estaba con Michaelsan, había sido con el único propósito de que se animara.

La presencia de Mimisan lo alteraba y a mostrar una personalidad negativa, así como yo cuando me encuentro con digimon de tipo demonio o a humanos que no valoran la existencia de una vida.

Y aquel día, Koushirousan les había dicho que pensaba en cortar toda relación que tuviera con Keikochan. Pues no quería que se viera perjudicada por su actitud negativa cada vez que se encontrase con Mimisan.

Según mi hermano, Soraneesan se había puesto tan enérgica que no podía aprobar una decisión tan egoísta.

Sus palabras de convencimiento, el hecho de que en una pareja, uno de los dos o los dos, tengan una parte negativa que disguste al otro, no es impedimento para que estén juntos. Mientras sea aceptado, no hay porqué preocuparse. Pues todos tenemos una parte negativa dentro de nuestros corazones, pero eso no es motivo para rechazar a alguien que te ama.

Recitando las palabras que había dicho Sora, y que mi hermano me las había transmitido.

.

De aceptar lo bueno y lo malo de uno mismo. Eso no va a impedir que bajo nuestras imperfecciones, no esté la parte que tanto amamos del otro.

.

Sé que para mi hermano, aquellas palabras le habían quedado grabadas como fuego porque esa era la misma situación en la que habían estado ellos antes de que empezaran a salir.

Y con el sermón que Soraneesan le había dado, más el apoyo de mi hermano, habían conseguido que Koushirousan recapacitara, hablara con Keikochan y empezasen (por fin) su relación.

Como agradecimiento mutuo y como regalo de bodas, Keikochan le había preparado el pastel de bodas, donde como era de esperar de una experta pastelera que es en la actualidad, estuvo delicioso.

De esta manera tan dulce, terminaré esta parte de la historia, donde no cabe duda, que Soraneesan junto a mi hermano han hecho mucho por nuestros amigos. Pero todavía queda historia por contaros y la siguiente es la mía."

.

Takeru se detuvo nuevamente para observar la pantalla INV.

La siguiente, según el orden cronológico de las cosas, era de cómo gracias a Sora había podido declararse a Hikari, tras años y años de indecisión y celos hacia Taichi.

No quería profundizar mucho en aquello, como había hecho en las historias anteriores. Y sabía que sería injusto, cuando había contado los pormenores en situaciones anteriores, pero siendo el creador de la historia, tenía todo el derecho.

Pensó y pensó en cómo iniciar su historia sin dar tanto detalle, y cuando lo tuvo en la mente, volvió a relatar.

.

"Honestamente, no sé por dónde empezar. Ya que como dije, no quiero profundizar mucho en mi relación con Hikari.

Lo que sí me gustaría decir es que tanto antes de que me decidiera a declararme, como por el momento que había pasado después, mi hermano y Soraneesan fueron las piezas clave que me habían ayudado.00

Me gustaría empezar por el momento en que me había decidido, o más bien, el día que me habían convencido para que me declarara a Hikari.

Estábamos en Francia. Todo había sucedido, después de la boda entre mis padres y la declaración de matrimonio que mi hermano le había hecho a Soraneesan.

Aprovechando que estábamos de vacaciones de verano y en un país, donde Soraneesan lo visitaba por primera vez, habíamos decidido hacer turismo. O lo correcto es decir, mi hermano quería hacer turismo asolas con Soraneesan.

Cuando alguien está en un país extranjero, sobre todo si estás en la reconocida ciudad del amor, lo más normal es querer hacer turismo asolas con tu pareja. Pero Soraneesan en ese momento, no pensaba así. Sino en el hecho de que estuviéramos todos juntos, y que yo no me quedara solo. Todos mis familiares aún estaban descansando o con la resaca del día anterior. Por lo que no tenía a nadie con quién entretenerme. Y Patamon y los digimon habían quedado en el Mundo Digimon, debido a que todavía no eran aceptados por todo el mundo.

Soraneesan cuando había propuesto que me uniera a ellos, lo había hecho con toda la buena intención del mundo y mi hermano, como dije anteriormente, cuida la relación al detalle y evita mostrar su desacuerdo.

Creo que también lo he dicho, pero de no haber aceptado irme con ellos de turismo, creo que nunca me habría decidido a confesar mis sentimientos a Hikari.

Pues en una tienda de antigüedades que habíamos visitado, había visto una caja de música tan bonita y propia de Hikari que parecía que la hubiesen hecho pensando en ella.

Tras algunos vaciles y las palabras de ánimo por parte de mi hermano y mi hermana, logré decidirme y comprársela para regalársela a Hikari, y de paso, prepararme para mi declaración. Pues que me digan lo que quieran, pero quería copiar un poco a mi hermano y declararme en ese día tan especial para los enamorados, el 24 de diciembre. El mismo día en que mi hermano y Soraneesan celebraban su boda. Además, me parecía un momento muy oportuno para hacerlo.

Lo que no supe, hasta años más tarde, es que el haber regalado a Hikari la caja de música fuera la razón de que Hikari empezase a enamorarse de mí.

Pues desde que nos conocimos, habíamos sido muy cercanos y nos compenetrábamos sin necesidad de palabras.

Hikari había empezado a tener esas dudas típicas de una enamorada y esa indecisión hacia mí. Pues aunque todo resulte obvio para los de fuera, la perspectiva que tiene uno de sí mismo, es completamente distinta, ya que ve más los contras que los pros y se imagina que el otro solo la ve como un simple amigo.

Pero el día en que Soraneesan y Piyomon se habían presentado en casa de Yagami para darles la invitación de boda formalmente, Hikari le había confesado los sentimientos que tenía por mí y le había pedido consejo. Mi hermana lo que había hecho fue comunicarle mis intenciones para el día de su boda/nochebuena. Lo había hecho para tranquilizar a Hikari, ya que Soraneesan sabía por propia experiencia lo duro que era pasar por una indecisión, que a veces, te puede hundir y pensar lo que no es. Quizás muchos piensen que no fue la decisión correcta, ya que uno mismo tiene que ocuparse del problema sin la intervención de terceros, pero en mi caso, no estoy de acuerdo. Y que Soraneesan se lo contara, es algo que siempre le agradeceré durante el resto de mi vida. Así como el hecho de que me ayudaran cuando había tenido aquel problema meses más tarde.

Un problema que muchos conocen, y que no es necesario relatarlo por lo doloroso que me resulta, aún a día de hoy.

Solo diré que mi hermano y Soraneesan, para poder ayudarnos a Hikari y a mí, habían tomado medidas muy drásticas con sus propias vidas.

Ellos ya estaban en su primer año de universidad. Mi hermano asistía a la facultad de ingeniería, mientras que Sora estudiaba la carrera de diseño y modismo.

Ambos tenían fuertes aspiraciones y podían conseguirlo. Mi hermano, pese a que no lo aparenta, tiene un cerebro privilegiado donde no necesita estudiar mucho para sacar excelentes notas. Nada que ver en comparación con Ichijouji en sus tiempos de Digimon Kaiser o del propio Koushirousan, el portador del conocimiento. Pero mi hermano sabía como defenderse ante una carrera tan compleja.

Soraneesan, por su parte, ya había demostrado sus dotes para la costura en la koukou, donde había sido la creadora de los trajes de animadora que habían usado Mochizukisan (ahora Yagamisan) y Mimisan durante uno de los festivales culturales.

Pero con mi problema, ellos habían tomado una dura decisión. Soraneesan abandonó la universidad, mientras que, debido a la complejidad y el entusiasmo de mi hermano por querer ir al espacio exterior (y sin poder contra la terquedad de Soraneesan), él seguiría estudiando y al mismo tiempo, trabajaría para mantenernos a todos. Gabumon y Piyomon también se ocuparon de que todo para nosotros fuese sencillo.

Como ellos nos habían dicho en una ocasión, los digimon podían conseguir la comida del medio (del Mundo Digimon). Y aunque al principio, lo habían dicho con la intención de no preocuparnos por las pocas provisiones que teníamos, con el paso del tiempo y el ir adquiriendo experiencia, aquello ya no resultaba unas palabras para no preocuparnos de la poca comida que traíamos. Patamon y Tailmon habían hecho lo mismo, así que ya no éramos tantos para mantenernos.

Creo que de todos a los que mi hermano y Soraneesan habían ayudado, el gesto que tuvieron con nosotros, había sido el que más hace que se remarque y a considerar que ellos dos juntos hacen un buen tándem y que son capaces de intervenir e incluso de sacrificarse, todo por sus amigos.

Estoy convencido de que eso mismo lo estarán transmitiendo a sus hijos, y la prueba está en cómo mi sobrina Natsumi, pese a lo que aparenta, fue capaz de dejar los prejuicios a un lado y a ayudar a una amiga con la que apenas se hablaba y tan distinta a ella."

.

Takeru rio al recordar cómo su cuñada le había dicho que la pequeña Minami ahora estaba en su casa y cómo Nat, que era la copia a carbón de su hermano, había sido capaz de ayudarla cuando Minami tenía la intención de alojarse (seguramente) en su casa. Pues su hijo Isaki y Minami compartían clase y aunque no eran muy cercanos, podía decirse que pasaban de esa barrera de ser simples compañeros de clase y se consideraban amigos.

Sin embargo, Nat no tenía ningún amigo. Sus únicos amigos eran los hijos de Taichi, pero eso era debido a que vivían en el mismo edificio y habían pasado toda su vida juntos. Sin embargo, el mayor motivo de porque Nat no tuviese amigos era porque tenía el mismo sentimiento fuerte de fraternidad hacia el pequeño Aki, donde siempre estaba ahí para protegerlo y cuidarlo. Justo como su hermano y él cuando eran pequeños.

Suspiró y revisó su reloj. Eran las seis de la mañana.

Pensar en la hora que era, hizo que se diera cuenta de que los ojos empezaban a pesarle y a rogar por cerrarlos y no abrirlos en unas horas.

Pero no podía.

Seguía con ese brote de inspiración, donde como escritor que era, sabía que si se detenía ahora, cuando lo continuase, no sabría cómo continuarlo. Se bloquearía y acabaría escribiendo una lectura aburrida para el lector.

Volvió a levantarse para prepararse un café y de paso, dar otra vuelta para revisar cómo estaba su familia.

Todo seguía igual que antes. Incluso el hecho de que Hikari siguiera despierta junto a Hinode.

Con la taza de café en la mano y tras beber bastante de su contenido, Takeru sintió como si hubiese revivido y continuó con la historia.

Era el turno de Daisuke.

Él había vivido un episodio trágico ante la muerte prematura de su primera esposa, y poco después, se había casado con una chica mucho más joven que él, pero eso no había sido impedimento para que fuesen felices en la actualidad.

.

"Para contar la historia de Daisukekun tendría que ir por partes muy resumidas para no extenderme. Sobre todo, porque una vez más, Soraneesan había tenido bastante que ver en su relación.

Quiénes hayan leído mis novelas, sabrán que Daisukekun estuvo enamorado/obsesionado de Hikari durante años. Y por supuesto, estaba celoso cada vez que yo estaba junto a ella. Por lo que cuando se había enterado de que salía con Hikari, Daisuke sufrió una gran depresión. Pero esa depresión había desaparecido el día en que había visto por primera vez a mi hija Kibou. Su interés en ella había sido casi la misma que había sentido hacia Hikari, aunque decir esto sería muy exagerado. Pues estamos hablando de un chico adolescente y de una niña que tenía solo un año. La realidad era que Daisukekun quería tanto a Kibou y habiendo visto cómo Hikari y yo habíamos pasado por un momento difícil, que Daisukekun lo único que hacía era cuidar de que mi hija fuese siempre feliz. Pues Hikari y yo estábamos atravesando por esa situación delicada que todo el mundo conoce.

En medio de todo aquello, y casi de la nada, fue cuando había aparecido Sachichan ante Daisukekun. Sorprendentemente, y no sé porqué, ella tenía sentimientos hacia Daisukekun. Ella era una chica con mucha energía, muy bonita e inteligente que a muchos no nos casaba el hecho de que alguien, que podía aspirar a ser la chica más popular de toda la escuela, se sintiera interesada por un alocado, despistado, sin atractivo y negado para los estudios como lo era Daisukekun.

Pero el amor a veces es ciego y no se puede evitar que nos enamoremos de quién aparece ante nuestros ojos. Pues no todos tenemos una visión idéntica, y a veces, hasta la persona más increíble se fija en un pobre que anda pidiendo limosna. Aunque sea exagerado, la historia demuestra que relaciones peores han sucedido.

Pero sigamos con esta historia.

En un día de vacaciones, de forma casual, Soraneesan y mi hermano la habían conocido y mi hermana, la madre de todos como la llamaba Taichisan, la mujer a la que todos podemos confiar nuestros problemas amorosos, se había percatado enseguida de que Sachisan estaba interesada en Daisukekun.

Y tal como os dije hace unos segundos, Soraneesan que es la única a quién confiarle sus problemas amorosos, Daisukekun no había tardado mucho en acudir a ella para confirmar una sospecha que llevaba teniendo desde que la conocía. Sachichan mostraba claras insinuaciones de amor a Daisukekun, y éste las malentendía y las tachaba de obsesión.

Soraneesan le había confirmado y aclarado todas sus dudas. Pues Daisukekun no podía creerse que alguien tan genial como ella, estuviera interesado en él de verdad. Pues, vuelvo a repetirlo, el amor es ciego y no podemos controlar de quién nos enamoramos.

Las cosas entre ellos habían ido a las mil maravillas. Incluso con el sueño al que aspiraba Daisukekun en hacerse realidad.

Su sueño de convertirse en un chef de ramen pudo hacerse realidad gracias a que se había convertido en el profesor particular de Aizawa Arisachan.

No estáis leyendo mal.

Sí.

Daisukekun había sido profesor particular de una adolescente, a pesar de que había entrado al mundo laboral nada más terminar la koukou.

Para un cocinero siempre es mejor la práctica que pasarse el tiempo estudiando conceptos que no son necesarios. Pues existen profesiones que no se aprenden en la universidad.

Soraneesan también se había dado cuenta de ello, en los años en que no había asistido a la universidad. Aunque ella aprendía por cuenta propia, sin nadie que le enseñara, porque no tenía tiempo ni dinero, era mucho más difícil. Pero el ir adquiriendo experiencia, le había servido cuando había vuelto a la universidad, así como a tener una meta más personalizada y muy acorde con lo que era ella.

Pero volvamos al asunto de Daisukekun.

Aunque nadie se lo crea, Daisukekun estuvo de profesor particular durante una buena temporada. Como las matemáticas y el inglés eran necesarios para su profesión (o eso decía), se había esforzado tanto en esas materias que no entiendo porqué no había hecho lo mismo con las otras asignaturas, porque si Daisukekun se lo propusiera, podría haber obtenido mejores notas que las justas que había obtenido. Como había sido un experto en dichas materias, no le había costado nada enseñarle matemáticas e inglés a Arisachan.

La familia de Arisachan era muy adinerada y privilegiada y la paga que le ofrecían a Daisukekun era inmensa para que él, en poco tiempo, pudiera tener su propio y un gran restaurante donde habría ramen de todo tipo.

Puedo recordar aún hoy cuando había sido ese momento, ya que justo había coincidido con el día en que numerosos digihuevos habían aparecido en la Ciudad del Comienzo. Aquellos digihuevos iban destinados a los hijos que mis amigas y Hikari iban a tener. Incluso para los futuros hijos de parejas que nosotros no conocíamos y lo más importante y que nos había sorprendido, también para aquellas personas que naciesen después del año 2000.

Aquel día había sido el comienzo de una gran revolución digital y de un sueño que todos teníamos.

El que los humanos tuvieran un compañero digital y que nuestros digimon pudieran caminar por el mundo humano sin la necesidad de seguir escondiéndose o de camuflarse con ridículos disfraces.

Con el esfuerzo que había hecho Koushirousan años atrás de que todos los humanos con digivice y digimon pudieran entrar al Mundo Digimon, la coexistencia entre ambos mundos iba sucediendo de forma natural. Además, como Taichisan trabajaba como puente entre el mundo humano y los digimon, podíamos respirar tranquilos de que ningún humano pudiera usar a los digimon con fines bélicos.

Pero esa es una historia que ya he contado.

Continuemos con la de Daisukekun.

Durante años, él había seguido su vida como otra familia normal y corriente. Pero la tragedia acudió a Sachichan antes de tiempo, donde un simple accidente se la había llevado para siempre.

El perder a alguien querido es algo que entiendo, y que Daisukekun lo había superado de una forma muy distinta a la mía.

Pues al parecer, Sachichan en sus últimos minutos de vida, le había pedido a Daisukekun que se casara con Arisachan para darle una madre a su hijo de dos años y para que Daisukekun no estuviera solo.

Cuando Daisukekun nos lo había contado, ninguno daba crédito a lo que habíamos escuchado, especialmente porque se llevaba más de diez años con Arisachan y ella era una muchachita que aún iba a entrar a la koukou.

En esta parte, habrán muchas opiniones al respeto, así como a tachar a Daisukekun como un pedófilo o un ser sin ninguna delicadeza que no había tardado en buscarse a una muchacha inocente para sustituir a su esposa fallecida.

En su defensa diré que todos estáis equivocados.

Es cierto que todos nosotros, yo incluido (mi hermano y Soraneesan también) no habíamos aprobado aquello y estábamos a nada de no aceptarlo. Pero la firme decisión de Daisukekun y de Veemon nos había convencido, así como a aclararnos que le había dado la oportunidad de que ella lo rechazase.

Pues parece que ella también estaba enamorada de Daisukekun (donde por respeto a Sachichan, había mantenido sus sentimientos ocultos) y esos sentimientos los había seguido ocultando durante años. El tiempo suficiente para que Daisukekun se hubiera recuperado de la muerte de Sachichan y empezara a querer a la mujer que tenía ahora como esposa.

Me gustaría añadir como epílogo a esta historia, que la situación entre ellos es la de una familia feliz. Musukokun aprecia a Arisachan y Daisukekun la quiere y no como una sustituta. Esa había sido la voluntad de Sachichan, quién seguro estará tranquila en el cielo.

El único problema que persiste en esta actualidad que vivimos, es el hecho de que la familia Aizawa se haya desentendido de Arisachan y no han vuelto a hablar con ella durante todos estos años.

Con esta historia, y si alguno de los familiares de Arisachan llega a leer esto, me gustaría mandar un mensaje de que ella ha sido feliz durante estos años porque tiene a Daisukekun, a Musukokun y a nosotros, sus amigos que la queremos y aceptamos como una más. Esto es lo que ha hecho que Arisachan haya estado viviendo feliz y sin problemas."

.

Si Takeru supiese de la existencia de Daichi, el hijo que había nacido poco después de la boda entre Daisuke y Arisa, y que por capricho de Musuko, se lo habían dado a otra familia en adopción, tendría que reconsiderar lo que decía.

Pero no era ninguna mentira que en la actualidad, la familia Motomiya fuese feliz. Lo que nadie sabía, ni siquiera el resto de miembros de la familia Motomiya era que que de vez en cuando, Daisuke y Veemon esperaban poder reencontrarse con ese niño que ahora tendría la edad de Aki. Habían colocado un restaurante en Shanghái, el lugar donde habían dado a Daichi en adopción, con la esperanza de que el propio niño con su digimon apareciera por la puerta del restaurante, preguntándose porqué se parecía tanto a Daisuke y que poseía un digimon de la especie de Veemon (aunque había un cincuenta de probabilidades de que el digimon fuese de la especie de Kairumon, el digimon de Arisa).

Nadie, ni siquiera Daisuke y Veemon, sabía que el pequeño se había enterado de la verdad de su nacimiento y de que en realidad había sido adoptado. Tampoco que se había aventurado a ver desde fuera el restaurante de Daisuke en el país chino. Y mucho menos, sabían que el niño había sucumbido a los poderes de la oscuridad por rencor a su medio hermano Musuko.

Sin nada de eso en mente, y con la calma de que todo iba bien, cuando en pocas horas todo se derrumbaría al saber de la muerte de Yamato, Takeru prosiguió con su historia emocionado.

En realidad, ya no quedaba nadie de quién hablar y que su hermano y Sora pudiesen haber tenido algo que ver.

Hablar sobre la relación que habían tenido Jou y Mimi le seguía pareciendo una idea, donde lo único que habían hecho ellos era perjudicarles. Sobre todo, tras la decisión irresponsable de Mimi.

Quizás era mejor hablar de cómo Jou había vuelto con Yayoi, pues nadie podía mentir que todo había sido gracias a Sora.

.

"La experiencia del divorcio es algo que mi hermano y yo habíamos vivido desde el punto de vista de un hijo.

Ya había dicho que mis padres no se habían divorciado porque hubiesen dejado de amarse. Pero en el caso de uno de mis amigos, Jousenpai, podría decirse que así había sido.

Creo que ninguno de nosotros se puede imaginar el hecho de sufrir una traición por parte de la persona amada, después de tantos años de casados y con hijos en común.

Es cierto que su matrimonio con Mimisan había sido forzado, ya que ella se había quedado embarazada de Jousenpai, poco después de que ellos tuviesen problemas con sus respectivas parejas. Pero eso era algo que Mimisan había querido para ayudar a que el sueño de Soraneesan pudiera hacerse realidad.

Todo había transcurrido en un visto y no visto, donde mi hermano, Soraneesan y yo nos encontrábamos en Los Ángeles. Por ciertas razones, no habíamos podido hacer nada para evitar aquel enlace que no era por amor, sino por obligación.

Si Soraneesan estuviese en condiciones, estoy convencido de que habría hecho recapacitar a Mimisan.

Pero todo fue rápido y cuando nosotros nos enteramos, Jousenpai y Mimisan ya estaban casados y con un bebé que nacería en unos meses.

Mi hermano había pensado que aquello había sido una tremenda locura, pero en aquel momento, no podía hacer nada por ayudarles. Había otra cosa más importante de la que él tenía que preocuparse.

Con el paso de los años, mi hermano había tenido que rectificar sus palabras, viendo como la relación entre Jousenpai y Mimisan había ido en buenos términos y tenido tres hijos de esa relación.

Pero fue a partir del nacimiento de Shinkun, que para sorpresa de todos, y casi coincidiendo con la fecha en que habían aparecido los digihuevos en la Ciudad del Comienzo, que Mimisan se había ido a Estados Unidos a participar en un programa creado por su ex Michaelsan. Y algo más había sucedido, el viejo sentimiento que tenía hacia Michaelsan se reavivó y sin pensárselo dos veces, a los pocos meses de su marcha le había pedido el divorcio y nos notificó que estaba embarazada de Michaelsan.

No puedo imaginar la tristeza y el dolor que Jousenpai tuvo que haber pasado. Nosotros estábamos con él como apoyo moral y también para prestar toda la ayuda que necesitase para cuidar a sus hijos. Pues un hombre que empezaba con ilusión una meta que nadie más tenía (convertirse en profesor para los futuros médicos especializados en digimon), atravesar por la infidelidad de su mujer y su rápido divorcio, tuvo que haber sido una caída en picado.

No sé cuantos años debieron haber pasado para que todos nos diéramos cuenta de que Jou rozaba el límite de la desesperación. Al decir verdad, había sido Gomamon quién nos había abierto los ojos.

Pues a pesar de que habían pasado unos años y aparentemente, a Jousenpai le iba bien tras el divorcio, solo era una fachada. Cuidar de tres hijos, donde uno era, por así decirlo, un recién nacido y mantener tu profesión no es nada fácil para nadie. Ni aunque fueras Superman, podrías salir adelante sin que la desesperación no te envuelva.

Lo lógico es que tuviera una compañera para que le ayudase a sobrellevar todo el peso que cargaba. Alguien con quién equilibrar la balanza.

Pero cualquier hombre sabe que no existe mujer sobre la faz de la tierra capaz de desempeñar un rol de madre de tres hijos que no son tuyos. Ni aunque sea maestra de guardería, ni aunque sea una solterona necesitada de un marido, nadie en su sano juicio se casaría con un hombre que ya tiene tres hijos, donde uno era todavía un bebé y la del medio, con una personalidad tan difícil como caprichosa.

Solo podía haber una persona. Una que amase a Jousenpai y no le importara compartir esa carga con él, en otras palabras, Yayoisan.

La idea no es que viniese nuestra. De hecho, con el paso de los años y al haber perdido el contacto, nosotros no sabíamos cómo le iba la vida a Yayoisan y mucho menos que todavía albergase sentimientos por Jousenpai.

Por fortuna, Soraneesan se la había encontrado de manera casual y había sido ella misma quién nos había dado señas de Yayoisan, así como su impresión de que todavía estaba enamorada de Jousenpai.

Mentiría si dijese que no pensamos en que Yayoisan era la salvavidas que necesitaba Jousenpai en ese mar tormentoso por el que atravesaba. Con la ayuda de Soraneesan para que hablase con Yayoisan y le explicase la situación que Jousenpai pasaba, arreglamos un encuentro casual con Jousenpai y todo salió a pedir de boca.

Jousenpai volvió con su primera novia, se casó con ella, tal y cómo debió de haber sucedido al principio.

Como remate de esta historia, contaros que Yayoisan fue aceptada por Seikun, el primogénito de Jousenpai Con Shinkun como lo había criado desde antes de que tuviera uso de razón y sin apenas conocer a Mimisan, pues para Shinkun no existía otra madre que no fuese Yayoisan.

No había tenido mucha suerte con Momochan, la segunda hija de Jousenpai, pero Yayoisan es una mujer perseverante que sigue esforzándose con los hijos de Jousenpai y a sentirse amada por ese hombre que nunca había podido olvidar. Todo gracias a que Soraneesan había intervenido."

.

Aunque se había olvidado mencionar que antes de arreglar un encuentro entre ellos, habían tenido que convencerla, eso era algo poco relevante.

De todas formas…

Takeru miró la historia de Jou con aire pensativo, analizando lo que estaba escrito y cómo dentro de esa historia, estaba perjudicando a Mimi como persona, haciéndola la mala de la historia.

A pesar de que como el resto de sus amigos, había dejado de contactarse con ella tras la infidelidad cometida y el daño ocasionado a Jou, Takeru no era alguien que se metía o burlaba de forma tan cruel y cobarde a espaldas del implicado.

Repasando una vez más la historia, quizás lo mejor sería eliminarla.

Mediante unas palabras, activó el botón de "Borrar" y diciendo desde dónde quería hasta el final, Takeru desechó la parte dedicada a Jou.

Tomando un sorbo de su café, volvió a mirar la pantalla que solo mostraba el blanco del papel. La barrita parpadeante esperaba a que su usuario dijese algo para poder encriptarlo en Word.

Solo faltaría resumir de cómo había sido la vida familiar de su hermano y cómo habían superado lo de Yuuta el año pasado.

Sin embargo, dando una rápida visualización a lo escrito, se percató de que había estado hablando de todos sus amigos, menos de su compañero de ADN digievolución.

Iori no había tenido una situación amorosa en la que su hermano o (la más implicada) Sora tuvieran algo que ver.

Tampoco había hablado de Mimi pero a juzgar cómo se había comportado y lo que le había hecho a Jou, no se lo merecía. Además, había borrado la historia centrada en Jou.

Lo pensó una vez más, y diciendo unas palabras, activó el botón de "Deshacer autoformato" y lo que había escrito sobre Jou, volvió a la pantalla. Quizás tendría que hacer algunos retoques y modificaciones, para no hacer de Mimi la mala de la película, pero eso ya lo decidiría al final de todo.

Regresando a la historia, decidió hablar un poco sobre Iori y lo que sabía de cómo había comenzado su romance con Noriko.

Si retorcía un poco la cosa, podría dar la impresión de que Sora y su hermano habían tenido algo que ver. Además, que lo que contaba no era ninguna falacia.

Cerró los ojos por un momento, para ordenar las ideas en su cabeza y la historia volvió a continuar en su penúltimo capítulo.

.

"Puede que esta historia tendría que ir antes de la de Ichijouji y Miyakosan, pero me gustaría añadirla cómo extra, ya que a pesar de que mi hermano y Soraneesan no tuvieron algo que ver, podría decirse que indirectamente, tomaron parte de esta historia de la que sé poco, pero que para muchas mujeres puede ser entrañable y muy bonita. Hablo de mi amigo Iorikun y Norikochan.

Me parece una falta de respeto no haberme acordado de él hasta este penúltimo capítulo de la historia. Pues con él, a pesar de ser mi compañero de ADN, también tengo mucha química.

Para poneros en antecedentes de todo lo ocurrido, relataré un poco sobre Iorikun y Norikochan.

Iorikun era uno de los Niños Elegidos de la siguiente generación a la mía. Su carácter es recto, pero con un gran sentido de la responsabilidad y de la justicia. No es de extrañar que tuviese el emblema de la "Justicia" y acabase siendo un abogado de gran prestigio. Pero no me iré por las ramas, y seguiré con la historia.

Cómo decía, la personalidad de Iori era muy distinta a la de los demás, pero también era lo que hacía que se equilibrara nuestro grupo. Era el más pequeño de todos nosotros. Nos llevábamos dos años de diferencia, pero esa brecha no se notó, hasta que Hikari y los demás nos graduamos de la shougakkou.

Por eso, que en los dos años que no lo habíamos visto, fue que sucedió la relación con Norikochan y de la cual me había enterado de forma muy casual. Pues Iorikun, a diferencia de Daisukekun o Miyakosan, no es una persona que ande pregonando su relación a los cuatro vientos.

En mi caso, al ser Hikari y yo miembros del mismo equipo de elegidos, era normal que tuviéramos que anunciar que estábamos saliendo. Especialmente, para que Daisukekun no siguiera haciéndose ilusiones con Hikari.

Vuelvo a salirme de tema y no centrarme en la historia que nos concierne.

Como iba diciendo, su relación con Norikochan surgió durante el tiempo que Iorikun estaba en la shougakkou.

Cabe destacar, antes de empezar a contar lo que sé de ellos, en que el padre de Iorikun había sido policía y fallecido en acto de servicio.

Creo que no es necesario recurrir a una de mis novelas para hablaros de Yukio Oikawa. Él había sido el mejor amigo del padre de Iorikun, y ambos durante su juventud ya habían empezado a tomar en cuenta los seres digitales y a creer en un mundo donde estos seres existían y no como programas de un videojuego.

Al fallecer el padre de Iorikun, Yukio Oikawa había quedado tocado por su muerte. Curiosamente, su muerte sucedió en la misma fecha en que mi hermano, nuestros amigos y yo habíamos sido elegidos por el Mundo Digimon. Y entonces, un viejo y poderoso enemigo que creíamos haber derrotado, se aprovechó de la depresión y del deseo de Oikawa y lo manipuló y utilizó a su antojo.

Durante los tres años que habían pasado desde entonces, Oikawa había cambiado tanto, hasta el punto de ser él el que manipulaba a otros niños que carecían de autoestima y confianza.

En la historia de Koushirousan y Keikochan, os había contado un poco de ello. Así que no hace falta detallar que Norikochan también había sido uno de esos niños que habían sido víctimas de Oikawa.

Al contrario que Keikochan y los demás niños, Norikochan tuvo más importancia, ya que ella había sido la primera en que la semilla de oscuridad que Oikawa le había insertado, floreciese y a que, en consecuencia, su confianza y su ánimo decayeran más profundamente hasta tocar fondo.

Me gustaría creer que el día en que la semilla de Norikochan había brotado y Oikawa absorbido, la expresión desesperada que había tenido Iorikun cuando lo estaba presenciando, se debía a que empezaba a sentir algo por Norikochan. Pero eso sería muy ingenuo de mi parte.

Después de aquello, Norikochan había estado en constante vigilancia, sobre todo por Soraneesan, donde se había quedado muy preocupada por ella.

Y volviendo a resumir lo sucedido (si queréis saber lo que pasó con detalle, solo tenéis que leerlo en mi novela de Aventuras), Norikochan y el resto de los niños, con el apoyo moral y la confianza que todos nosotros le habíamos dado, recuperaron el ánimo, tocaron por primera vez el Mundo Digimon y tuvieron la gran oportunidad de tener un compañero digimon y un digivice.

El compañero digimon que le había tocado a Norikochan se trataba ni más ni menos que de Punimon, la forma bebé de Gabumon, el digimon de mi hermano.

Con este breve resumen, podré relatar la relación de Iorikun con Norikochan y atar cabos que no me había dado cuenta, hasta saber que ellos eran pareja.

Después de la derrota de Vamdemon en su forma final de Belialvamdemon, a pesar de que no habría problemas con los niños que Oikawa había secuestrado, Iorikun quería asegurarse. Especialmente con Norikochan que había sido la única en que la semilla apareciese.

Al parecer, Iorikun se había mantenido en continuo contacto con ella. Así como a ayudarla con cualquier duda que tuviese con su digimon o sobre el Mundo Digimon que no volvería a pisar hasta años después.

Ninguno de nosotros sabía nada de esas llamadas y quedadas. Y tampoco sabíamos, de la decisión de Iorikun y Norikochan en crear una reunión semanal con el resto de los niños secuestrados.

A primera vista, no daría la impresión de que terminasen como pareja. Pues como ya dije, no es necesario que dos personas del sexo opuesto tan cercanas terminen saliendo. Pero ignoro lo que debió pasar para que al final, tuviéramos la sorpresa de que ellos estaban saliendo juntos.

Lo que sí puedo afirmar son algunos hechos, que como dije, mi hermano y Soraneesan tuvieron algo que ver, aunque indirectamente, o eso quiero creer, aunque sea de forma forzada.

Como ya había dicho, el digimon de Norikochan era Punimon, la forma bebé de Gabumon. Durante una buena temporada, Iorikun no había parado de hacerme preguntas sobre el digimon de mi hermano. Algo que me había extrañado, y que ni me imaginaba que era para responder a las dudas que tenía Norikochan con su Punimon.

Por otro lado, también me preguntaba sobre a qué universidad iba a estudiar Hikari. Pues Norikochan aspiraba, al igual que Hikari, a convertirse en maestra de niños pequeños. Supongo que sabiendo dónde estudiaría Hikari, podría encontrar a alguien con quién hablar y entenderse. Y eso es lo que había sucedido, aunque Norikochan había tenido que esperar un año, ya que Hikari había perdido un año escolar durante la koukou.

Lo que debió haber hecho que sospechase, fue cuando Iorikun me había preguntado sobre Soraneesan y si no le importaba pasarle su contacto a Norikochan. Pues ya lo he mencionado, pero dio la impresión de que Soraneesan había empatizado con Norikochan y Norikochan había visto en Soraneesan, alguien con quién entender y hablar. Soraneesan es alguien tan digna de confianza que por eso, recibió el apodo de Taichisan cómo 'Madre del grupo'.

Creo, y no me cabe duda, que el estar con Soraneesan había hecho que Norikochan llegase a ser mucho más optimista tanto con la vida como con aquellos con los que se rodea.

Seguro que eso fue lo que acabó encandilado a Iorikun y creasen una relación que ha prosperado con los años."

.

La historia quedaba con muchas lagunas por medio y sonaba algo forzada. Así que le tocaría investigar un poco más para hacerla más verídica y concreta.

Ya faltaba poco para terminar con esa segunda parte que llevaba haciendo desde que la madrugada había empezado. El sol luchaba con quedarse en el cielo nipón, y el café empezaba a perder su efecto.

Pero quería, al menos, terminar el último capítulo. Seguramente, haría otro capítulo a modo de epílogo, pero eso lo haría cuando estuviese descansado.

.

"Puede que todas estas historias que os he relatado, hayan sido más que nada un resumen de cómo todos nosotros hemos acabado con nuestras parejas en la actualidad, en vez de la forma en que mi hermano y Soraneesan nos ayudaron a todos nosotros. Pero unas simples palabras, unos simples actos por parte de ellos, había sido lo que había provocado que todo terminase con un final feliz.

Mi hermano y Soraneesan juntos son un combo muy poderoso. Y sus perspectivas del amor y la amistad, se han ido ampliando desde el día en que se habían casado.

Aunque a lo largo de los años, tuvieron algún que otro problema, al final todo se había visto solucionado. Sin embargo, el mayor problema que habían tenido que afrontar era la personalidad difícil que había tenido mi sobrino Yuutakun.

Criar a un hijo no es fácil, pero criar a un adolescente es mucho más difícil. Supongo, y espero, que Isaki, Takeshi y Hinode no acabarán teniendo una personalidad tan agresiva como la de su primo.

Pues los genes Ishida son los causantes de que tengamos un carácter difícil (o eso decía mi padre). Ya que mi hermano, durante su niñez y juventud, tenía una personalidad, donde cuando se enfadaba, no atendía a razones. Y eso fue transmitido a su hijo Yuutakun. Pero como no todos lo desarrollamos de la misma manera, Yuutakun lo había hecho de una forma más exagerada. Su personalidad pedante había hecho que estropease la buena relación que tenía con mi sobrina y su mejor amiga de la infancia, Sanaechan.

Una situación crítica que mi hermano y Soraneesan habían tenido que afrontar. Y cuando mi sobrino había sido expulsado por cuarta vez, y pensado que todo estaba perdido, la inocencia y sinceridad de mi sobrino Aki, hizo que todo diese un giro drástico y Yuutakun recapacitara sobre sus actos.

Aki es pura inocencia, y todos, incluyendo a Yuutakun, lo queremos tanto que tratamos de alejar todo lo negativo que pueda rodearle. Por eso, había sido él, quién había hecho que su hermano mayor volviera al buen camino, y rebajase su orgullo al disculparse ante Taichisan y Sanaechan.

Disculparte ante alguien que has llegado incluso a emplear la violencia, es tan admirable, que no todos tienen la cara de vergüenza para hacerlo. Solo emplear excusas y más excusas, donde cuando quieras pedir perdón, ya será demasiado tarde.

Pero todo salió bien, gracias a mi pequeño sobrino, aquel que parece heredar la voluntad y la personalidad de mi hermano y Soraneesan. El niño elegido que estoy seguro de que será considerado como alguien especial como lo había sido Kibou.

.

Y con esas palabras, Takeru estiró los brazos.

Revisando el reloj se encontró con que ya eran las nueve de la mañana. No le sorprendía que ya hubiese movimiento fuera del estudio y llegasen a sus fosas nasales el rico desayuno que sus dos hijos preparaban.

Ambos niños sabían que su madre pasaba toda la noche en vela para cuidar de Hinode, por lo que ellos, por decisión propia, se ocupaban de la preparación del desayuno, así como otros quehaceres de la casa, donde la hija mayor de los Ichijouji, quedaría alucinada de ver cómo incluso sus hijos eran tan responsables y obedientes.

Apagando la pantalla INV, se levantó para tomar algo del desayuno, antes de irse a dormir.

No le sorprendió escuchar la risa conjunta de Takeshi y Tokomon, ante algo que consideraban gracioso, y que solo Patamon parecía seguirles con la gracia.

Cuando Takeru entró a la cocina, tuvo unos buenos días por parte de todos. Él les contestó con las mismas palabras, y le preguntó a su hijo Isaki si le podía preparar algo rápido.

Patamon al verlo sentar de forma pesada (y seguramente, con las ojeras que cargaba) voló hacia él preocupado.

-¿Has estado despierto toda la noche?

-Sí. Tuve una racha de inspiración y la he estado aprovechando hasta ahora -bostezando ligeramente.

Su hijo mayor, después de servirle unos huevos revueltos con un poco de arroz, le preguntó sobre cómo le iba con el nuevo proyecto de novela. A lo que Takeru le respondió con que ya estaba casi terminado, y solo le quedaba revisarlo para ultimar algunos detalles, escribir el epílogo y ponerle el título.

-¡Pero no lo hagas ahora! ¡Tienes que descansar! -protestaba Patamon preocupado por su compañero.

-Hikari también tiene que descansar -bufó Tailmon molesta- ¡Se ha vuelto a quedar trasnochando porque Hinode no se duerme! -enfocándose en el adulto, lo miró con acusación- ¡Sé que eso os encanta, porque forma parte del encanto de Hinode! ¡Pero si seguís así, la vais a malacostumbrar! Ahora, Hikari está de baja por maternidad, pero ¿qué vais a hacer cuando vuelva a trabajar en septiembre?

-Puedo ocuparme yo de vigilar a Hino -propuso Takeshi con entusiasmo.

-Seguro que pasaríamos una noche muy divertida. Cantando, riendo, jugando, bailando -apoyaba Tokomon enumerando las opciones que seguro entretendrían tanto a su digimon como a la humana.

-De esa manera, lo único que conseguiréis es que todos no podamos dormir -dijo Nyaromon con cierta molestia.

-¡Cuántos más mejor! -seguía Takeshi sin pensar en que eso, más que ayudar, los perjudicaría de un modo terrible.

Isaki solo sonrió nervioso, mientras que Tailmon meneaba la cabeza con desaprobación.

-No te preocupes, Tailmon. Hablaré con Hikari y empezaremos a hacer que Hinode duerma por las noches y no que quede desvelada -tranquilizaba Takeru.

Aunque esa charla, tendría que ser cuando estuviese descansado, y seguro que Hikari también lo agradecería. Seguro, que dentro de nada, también se acostaría.

Levantándose, tras haber terminado el desayuno, Takeru le dio instrucciones a los digimon y a sus hijos de que si necesitaban algo que los despertaran y que no contasen con ellos para comer.

Justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta. Fue Isaki cargando a su Nyaromon el responsable de abrir la puerta.

-¿Koushirousan? -había escuchado la voz de su hijo mayor al recibir al que llamaba.

Por curiosidad e intriga de que Koushirou se presentase en su casa tan temprano, Takeru se acercó a la puerta. Al verlo mejor, se encontró con que Koushirou llevaba una expresión triste y desolada que no recordaba haber visto en muchísimo tiempo. Incluso notaba a Tentomon abatido, pese a su expresión neutra.

-¿Qué pasa? -preguntó con el presentimiento de que la respuesta no le iba a gustar nada.

-Es… Es… Yamatosan… Él ha…

.

Viernes, 14 de agosto de 2026

Una nueva reunión se celebraba entre los antiguos digielegidos, aunque esta no era por el típico reencuentro cordial después de no haber estado juntos tras tanto tiempo. La familia y el trabajo no permitían que todos los elegidos se reuniesen como antaño en un día específico. Pero ahora un suceso trágico los había vuelto a reunir, la muerte de uno de ellos, la del poseedor del emblema de la amistad.

La casa Ishida, pese a ser una vivienda familiar normal y corriente, llamaba la atención por la cantidad de gente que estaba allí reunida. Algunos habían salido afuera para no estar tan agobiados por el gentío del interior, y también porque Daigo y Koushirou tenían la obligación de explicar la auténtica misión que había ido Yamato a realizar al espacio exterior a Daisuke y a Ken. Algo que no se atrevían a contárselo a los familiares del fallecido. Pues tenían la leve intuición de que el fallo en el motor de la nave espacial no se había debido a un simple accidente. Pero tal como estaban todos y el estado de Sora, no podían preocuparlos y mucho menos, alegar que la muerte de Yamato había sido provocada por algo desconocido, del que todavía no tenían evidencias para afirmarlo.

-¡¿Cómo que ha sido provocado por algo desconocido?! -había gritado Daisuke de modo que los de dentro no lo escuchasen, donde todavía se negaba a creer que la muerte de Yamato realmente hubiese sucedido.

Había pasado menos de un día desde que le habían notificado la muerte de su amigo. En aquel momento, él se encontraba en China por motivos laborales y posteriormente, vacacionales.

Tras haber celebrado la reunión típica de empresa para saber los valores y los beneficios obtenidos, Daisuke y Veemon habían aprovechado la ida a China para pasar unas minivacaciones junto a su familia. Aunque en parte, eso era una excusa. Seguían esperando que esa palabra llamada "casualidad" pudiera hacer que se encontrara con el hijo que había dado en adopción nada más nacer. Habían pasado ocho años. Confiaba en que sus rasgos fisiológicos se pareciesen a él como ocurría con su hijo Musuko, y así, poder simplificar su búsqueda. Pero seguía sin tener suerte y ahora con la muerte de Yamato y tras enterarse de había habido puertas abiertas en el espacio y cómo su muerte pudo ser provocado por algo, tenía más motivos para preocuparse por el hijo que había abandonado.

Mientras Daigo seguía explicándoles con todo detalle lo que sabía y lo que había visto, así como las medidas preventivas que deberían tomar, el sonido de unos tacones resonando contra el suelo de forma apurada fueron motivo para detener su conversación y observar conmocionados a la persona que se presentaba.

Mientras fuera se desarrollaba toda esa acción, en el interior de la vivienda, ignorantes sobre la causa de la muerte de Yamato, Jou no dejaba de supervisar la salud de Sora, siempre ante la atenta mirada de Yuuta.

Yuuta no podía hacer como sus dos hermanos pequeños y encerrarse en una habitación solitaria para llorar teniendo el apoyo moral de sus seres queridos. Aunque eso es algo que deseaba con toda su alma. Pero tras enterarse de la muerte de su padre…

Todavía lo recordaba todo con lujo de detalle.

Había sido ayer por la mañana, después de que acabasen el desayuno y recogiesen y lavados los platos. Cada uno estaba haciendo algo distinto en la sala. En realidad, había una razón para que todos estuviesen ya desayunados y ya entreteniéndose con cualquier cosa, y era porque esperaban ansiosos la llamada de su padre para anunciarles que ya había regresado a la Tierra y el día que volvería a casa.

Cada vez que su padre se iba al espacio exterior, como medio para tranquilizarlos, contactaba con ellos tanto antes como después de la misión.

Pero en esta ocasión, no hubo llamada telefónica de su regreso, en su lugar había habido una llamada a la puerta de su casa. Y tras ella, aparecía Taichi con una cara repleta de tristeza y lágrimas, notificándoles con voz desgarrada y rota unas palabras que le había costado tanto decir en alto, como era que su padre había muerto.

En ese momento, Yuuta había querido creer que todavía seguía durmiendo y que estaba en medio de una desagradable pesadilla. Pero escuchar llorar por primera vez a Zabumon y las palabras confusas provenientes de su hermano Aki, donde para él la palabra muerte se basaba en un concepto en el que después el ser vivo volvería a la vida como los digimon, le hizo ver que todo era tan real como la vida misma.

No había podido pensar mucho en eso y amargarse porque su madre se había quedado helada ante la noticia.

Y tras haber sido llamada con tono confuso por Taichi, su madre había caído al suelo desmayada.

Su madre había recibido un fuerte impacto emocional tras saber de la muerte de su padre. Eso es lo que Jou les había dicho. Sin embargo, lo que había sucedido en el instante en que Taichi y él habían tratado de cargar a su madre a la cama para ponerla en un sitio más cómodo, se habían quedado alarmados al ver cómo, de repente, había empezado a convulsionarse con violencia. Todo se calmó cuando la volvieron a cargar. Piyomon, con el rostro descompuesto en lágrimas, les había suplicado que la acostasen en otro lado. Para la digimon, perder a Gabumon era algo que la afectaba de tal manera, que ahora ver el estado en el que se encontraba Sora, había hecho que su corazón se rompiese en pedazos. Por eso que habían decidido, acostarla en el sofá de la sala. Lugar donde estaban casi todos reunidos. Él estaba sentado lo más cerca posible de su madre y no paraba de ver cómo Piyomon le sujetaba de la mano y de vez en cuando, le pedía que abriese los ojos.

Podía sentir al lado suyo a Taichi, el mejor amigo de sus padres, y como no paraba de pedirle que se fuera a descansar, que ya se ocuparía él de cuidarla, a lo que el muchacho no paraba de negar. Podía escuchar también a Zabumon cómo le imploraba que se fuera a descansar, aunque en su caso, era más una excusa. Sabía que él necesitaba llorar y desahogarse y no desempeñar un rol de adultos que le quedaba demasiado grande.

Con su padre muerto, ahora era él el hombre de la casa. El que tenía que ocuparse de todo. Aunque en estos momentos, solo estaba centrado en su madre. No tenía que preocuparse por sus hermanos pequeños. Pues había visto como Sanae estaba en la habitación de su hermana, mientras que sus tíos con Aki. Seguramente, aclarándole lo que era realmente la muerte.

-No lo entiendo -decía Aki sujetando más fuerte a su Tsunomon-. ¿Por qué entonces en tus libros todos resucitan? Hasta Oikawa vive como espíritu.

-No es exactamente en espíritu, Aki -le explicaba Takeru con rostro cansado. Llevaba dos noches sin dormir ni descansar. La primera noche había sido porque había estado escribiendo la segunda parte de la historia de su hermano y Sora. Y justo a la mañana, cuando planeaba dormir todo el día, había recibido la dolorosa noticia de la muerte de su hermano.

Aunque quisiera, no podía dormir ante semejante noticia. Pero el cuerpo empezaba a traicionar a su mente.

-Entonces ¿qué es? No lo entiendo -decía Aki donde cada vez entendía menos porque su hermana se había angustiado tanto, lo mismo que Piyomon. Y su hermano mayor que parecía estar en otro mundo, pero con los ojos puestos sobre su madre.

Y su madre… había cerrado los ojos de tal manera, que no quería creer que a su madre le hubiera pasado lo mismo que a su padre.

La confusión que el niño tenía era algo que Hikari no podía lidiar. Era maestra de párvulos desde hacía muchos años, incluso había tenido la desgracia de que uno de sus alumnos había perdido a su padre, y ella, junto a Tailmon, habían sabido darle el apoyo necesario a aquel niño. Pero cuando el niño en cuestión forma parte de la familia, resultaba imposible explicar algo tan duro como la muerte.

A Takeru le pasaba lo mismo. Explicar aquel concepto, no cuadraba con la versión infantil que había escrito sobre sus aventuras, para que la muerte no resultase tan impactante para un niño pequeño.

A través de la experiencia y el tiempo, es cuando uno mismo aprende que toda una vida llega a su límite. Y un niño no debería comerse la cabeza con el hecho de que todos íbamos a morir, en vez de disfrutar de la vida con su inocencia y plenitud. Pues él, por experiencia propia, se había obsesionado tanto con la vida y a valorarla de forma exagerada que eso había influenciado muchísimo en su carácter y a tornarse agresivo cuando otros no se daban cuenta de que vida no hay más que una.

No había necesidad que desde tan pequeño, uno se sintiese presionado sobre la muerte y a temerla de forma constante.

Pero ahora, tener que explicar todo lo contrario a lo que había escrito en sus libros a su sobrino, no sabía por dónde empezar.

Si tuviese la mente más fría, quizás podría aclarárselo de forma sencilla, pero ¿quién tiene la mente fría cuando un familiar tan cercano había fallecido?

-Aki… -comenzaba Takeru con voz más cansada-. Es muy complicado de explicar. Pero en esencia, se podría decir que Oikawa cuida del Mundo Digimon.

-Pero entonces, eso significa que está vivo ¿Por qué papá, no? Si es porque murió en el mundo humano, Wizardmon también vive en espíritu.

Y el mencionar a Wizardmon caló en Hikari tan profundamente, que tuvo que marcharse de la habitación para llorar a gusto. Tailmon había ido detrás de ella y Takeru le pidió a Patamon que también fuese con ellas, mientras él trataba de hacer entender a Aki que su padre jamás volvería. Y que toda una vida tenía su fin.

-Aki, esto no es cómo ellos. Tu padre es una persona de carne y hueso. Como tú, como yo, como todos los humanos que estamos aquí. Los digimon siempre podrán resucitar si mueren en su mundo, porque son datos y se reinscriben. Es como cuando tú escribes algo en el ordenador, y al darle borrar, puedes volver a verlo si le das a deshacer -de la acumulación que tenía de sueño, Takeru no tenía mucho cerebro para procesar lo que estaba diciendo-. Pero todos los seres vivos que componen el mundo humano, cuando morimos, todo termina para siempre. No resucitamos, ni volvemos en espíritu porque eso es algo que nosotros nos aferramos para creer que siguen vivos. Pero no lo es.

Aki seguía sin entender muy bien. Lo único que había comprendido es que todos los seres que habitaban en la Tierra tenían un fin y que los espíritus no existían.

-Pero Gabumon…

Takeru suspiró con más fuerza.

-Gabumon era el compañero de tu padre. Gennaisan nos dijo en una ocasión que nuestros compañeros digimon están vinculados a nosotros. Eso significa que cuando el compañero humano muere, el digimon también desaparece para siempre.

Tsunomon quedaba boquiabierto y sorprendido por la explicación del más mayor. Él había esperado que su "papá" digimon volviese a la vida a través de digihuevo. Pues aunque muriera en el mundo humano, tenía la esperanza de que al ser un digimon tan fuerte y poderoso, pudiera aparecer en espíritu como Wizardmon.

-Así que, aunque sean digimon también… -murmuró el pequeño con voz baja, sujetando con más fuerza a Tsunomon. Seguía sin comprender muy bien porqué los digimon también morían, aunque fuese en el mundo humano. Pero su tío estaba tan serio con el tema, que, aunque no entendiese la razón de porqué todos morían, no existiese la reencarnación o el espíritu-. Entonces, mamá, Yuuniisan, Natneesan y Tsunomon también morirán…

El pequeño digimon parpadeó varias veces y sintió el pánico de tener que separarse para siempre de su compañero humano.

Takeru cerró los ojos con pesadez. Unos ojos que brillaban de haber llorado antes en casa por la muerte de su hermano, donde las lágrimas no tardarían en volver a aparecer. Los abrió y dijo.

-Es algo que no podemos evitar cuando crecemos. Aunque a tu padre, vino antes de lo previsto.

Y Aki malentendió aquellas palabras.

Que la muerte viniera antes de lo previsto a su padre, era porque había crecido de más como persona y por eso había muerto.

Entonces, si uno no crecía, no tenía porqué morir.

Tsunomon volvió a sentir presión sobre su cuerpo y a ser arrimado contra el pequeño cuerpo de su compañero humano. Aquel gesto, lo inquietó y a observarlo con curiosidad. Lo único que pudo ver fue su rostro triste y que lo mirase con profunda tristeza como si viera en él algo que le daba miedo.

Takeru al ver a su sobrino tan triste y en silencio, dedujo que ya había entendido lo que significaba perder a alguien.

Lo atrajo hacia él para abrazarlo con fuerza, como si así pudiera descargar sus lágrimas y el dolor.

Minutos después, los dos humanos y el pequeño digimon escucharon ruidos fuera, llegando incluso a alcanzar los gritos de voces conocidas. Preocupado, salió de la habitación para ver qué estaba ocurriendo.

-¡FUERA DE MI CASA! -gritaba Yuuta una vez más ante la inesperada aparición de Mimi. El adolescente estaba histérico y agitado y en sus ojos azules, se apreciaba ese brillo donde la necesidad de llorar era tremenda. Pero no lo haría ante aquella mujer, que de niño, había visto cómo había dejado destrozada a su madre.

No tuvo que investigar mucho para saber qué en aquella ocasión, su madre se había quedado dolida por culpa de las decisiones egoístas de Mimi. Pues aquella misma noche, había visto cómo su padre se había puesto en contacto con ella, y con una voz tan encolerizada que le había dado miedo, le había echado en cara a Mimi todas las palabras que habían dañado a su madre sobre su concepto de amistad y la prohibición de hablar con ella, hasta que se disculpara honestamente con aquellos a los que había hecho daño (Jou y Shin, principalmente).

Pero habían pasado cerca de ocho años, y nunca había oído unas disculpas y mucho menos que se preocupase por los hijos que había abandonado y por la amistad que había tenido con ella.

-¡¿Quién eres tú para echarme?! -vociferaba Mimi incrédula de que aquel niñato tuviese la potestad de un adulto-. ¡Además, vine desde tan lejos para apoyar a mi mejor amiga!

De la misma manera en que Takeru había salido para saber qué pasaba, lo mismo sucedía desde la habitación de Natsumi y Pyokomon, quién junto a Sanae, observaban sorprendidas la escena que estaban viendo en un momento tan delicado.

-¡TU MEJOR AMIGA! -repetía Yuuta sarcástico- ¡¿HAS VENIDO DESDE AMÉRICA A VACILARME O QUÉ?! ¡TÚ, QUE HERISTE LOS SENTIMIENTOS DE MI MADRE Y NO TE HAS DIGNADO A CONTACTAR CON ELLA DURANTE OCHO AÑOS, TE ATREVES A DECIR QUE ERES SU MEJOR AMIGA?! -sintió la mano de Taichi sobre su hombro. Pues hasta ese momento, Yuuta no se daba cuenta que parecía estar perdiendo el aire, ya que respiraba a bocanadas forzadas, donde de seguir así, podría darle un ataque.

-¡No pude contactar con ella por culpa del grosero de tu padre! ¡Él fue el egoísta que me impidió hablar con Sorasan! ¡Todo porque no comprende lo que es realmente la amistad! ¡Y eso que era el portador! ¡Por eso, acabó muriendo!

-¡VALE YA! -y esta vez fue Jou quién se impuso en la conversación con un tono molesto que nadie se imaginaba que pudiera tener. Acercándose a Mimi hasta quedar frente a frente, suavizó su voz, pero no su expresión molesta-. Mimikun, ¿tan poco tacto tienes para ignorar que tus palabras están fuera de lugar?

Mimi quedó con expresión confusa. Solo había dicho la verdad. Sin embargo, al ver al resto de personas que estaban allí, se dio cuenta de que era el centro de atención, pero no de la forma deseada.

La única excepción eran los señores Ishida. Ellos estaban sentados el uno al lado del otro, donde la señora Ishida se había echado a los brazos de su marido y a llorar con desgracia, quién con los ojos cerrados, trataba de calmar un dolor que para él era insoportable.

Los señores Takenouchi también estaban presentes y se unieron al consuelo que necesitaba el hijo mayor de los Ishida, dónde éste había explotado en lágrimas en los brazos de Taichi y la miraban con dureza y desprecio.

Luego estaba Miyako, quién no se atrevía a mirarla y se escudaba detrás de Iori, donde el tiempo había hecho que su altura rivalizase con la suya y la mirase, meneando continuamente con la cabeza. Luego, a sus espaldas, se encontró los rostros serios Daigo, Daisuke y Ken y un irritado Koushirou.

Incluso desde las habitaciones donde dormían los más pequeños de la casa, veía cómo Takeru le lanzaba una mirada de odio, mientras que Hikari había corrido hacia donde estaban sus dos sobrinas, para abrazar a la más pequeña, ya que Nat había empezado llorar de nuevo.

Luego vio una escena impactante.

Como si los digimon más pequeños se hubiesen puesto de acuerdo, se dirigieron hacia dónde estaban Piyomon y Sora. Los tres se colocaron delante de ellas, como si les impidiese el paso y creasen un muro capaz de proteger a su madre digimon, a su compañera humana, y al mismo tiempo, a sus propios compañeros humanos.

-Oye, creo que será mejor que te marches -propuso Daisuke desde la entrada.

Mimi estaba que no se creía lo que estaba sucediendo.

Es cierto que no se había contactado con Sora desde hacía mucho tiempo. Pero eso era por culpa de Yamato que se lo había prohibido. Y ante su personalidad tan violenta y agresiva, cualquier es capaz de ponerse en contacto con Sora.

Eso no significaba que no siguiera considerándola su mejor amiga, pese a su falta de entendimiento de haberse casado con Michael de un día para otro. Pero Mimi seguía queriéndola y preocupándose por ella. Por algo, no había dudado en coger el primer vuelo de América a Japón para estar a su lado en ese momento tan doloroso, sobre todo cuando no tenía que preocuparse por la presencia de Yamato.

-¿Quién eres tú para echar a Mimi? -saltó Palmon en su defensa, harta de que todos los que había considerado sus amigos, la menospreciaran de esa manera.

No hubo respuesta y nunca se sabría lo que ocurriría después entre ellos, ya que de repente, los digivices de los adultos empezaron a sonar en sintonía.

Justo en ese momento, Sora había abierto los ojos, pero sus ojos carecían de vida y alma. Y en el instante en que todos habían sacado su digivice con expresiones extrañas, una luz brillante y cegadora apareció de ellos. Ésta creció hasta envolver toda la casa y a brillar con tanta intensidad que se pudo ver desde los pisos superiores e inferiores del edificio.

Los aparatos electrónicos y digitales se volvieron locos, pero eso era algo a lo que nadie dio prioridad y lo siguiente que pudieron ver los que estaban en la casa Ishida es que los once digielegidos y sus digimon habían desaparecido sin dejar rastro.

.

-¡Jaque! -había dicho con esplendorosa motivación un ser cubierto de blanco y negro.

-Buen movimiento -felicitaba su antagonista, vestido con los mismos colores, pero de forma distinta a su rival-. Ese movimiento de matar al portador de la amistad, para tener una excusa para que todos se reunieran en un mismo lugar, ha sido muy interesante.

-¿Aún sigues creyendo que algo puede cambiar?

-Hay que tener fe, amigo mío. Y ya sé cuál será mi siguiente paso, para remontar esta jugada.

Sobre un tablero de ajedrez, varias piezas estaban expuestas. Las negras ganaban a las blancas. Las blancas seguían adelante sin su reina y con pequeños peones para proteger al rey. Las negras, en cambio, solo habían perdido pequeños peones que poco podían hacer contra las piezas que tenían más ventaja de ataque que los peones. Sin embargo, el ser que, supuestamente, había perdido sus mejores bazas, estaba resuelto a remontar la partida y darle un jaque mate a las negras.

FIN PROEMIO