Corre.

Ella corre.

Está persiguiendo algo.

Se aleja.

Ella corre más rápido para alcanzarlo.

Está a punto de tocarlo.

Lo toca.

Pero al tacto, se convierte en miles pedazos.

Uno de los trozos cae en su mano y desaparece.

Ella llora.

Lo llama una y otra vez hasta quedarse sin voz y él aparece.

Ella ve su sonrisa pero no puede visualizar su mirada. No importa porque él está frente a ella.

Era él.

Daba igual que se viera con la apariencia de cuando tenía once años. De hecho, ella no se da cuenta, pero ella también tiene la apariencia de una niña.

Ella solo corre. A cada paso, ve como su figura va creciendo. Ella lo hace al mismo tiempo que ella, pero sigue sin darse cuenta. Es como si un reloj caprichoso los hubiera convertido en niños y ahora su segundero estuviese yendo hacia adelante a un ritmo acelerado donde ella solo puede visualizarlo cuando tiene catorce años, luego diecisiete años, luego veintidós años, luego treinta años y de pronto, ella se detiene. Cuando ella se detiene ambos tienen la apariencia que tienen en la actualidad.

Y ella no puede seguir avanzando. El camino que lo lleva a él está cortado. Entonces, se da cuenta de que él está flotando y que tiene unas alas de ángel a su espalda.

Ella empieza a desesperarse y a llamarlo una y otra vez.

Él solo la observa, mientras ella no deja de sollozar por tenerlo tan cerca y tan lejos.

Él murmura débilmente algo y ella se queda sorprendida por sus palabras.

"Solo tienes que saltar" Le dijo.

La distancia que los separa es larga, pero por mucho que saltase ella no podría llegar a él.

Sin embargo, no hace falta dar un gran salto para llegar hasta él.

Ella lo entiende. Si diese un paso hacia adelante, ella se convertiría en alguien como él. Y así podrían estar juntos para siempre.

Juntos…

De nuevo, los dos juntos…

Las lágrimas acarician sus mejillas mientras una sonrisa tranquila se asoma en sus labios.

Cierra los ojos y adelanta el pie.

No hay nada dónde apoyarse, solo existe el vacío. Un vacío infinito pero que la llevaría al mismo mundo donde estaba él, donde estaba Yamato.

Un mundo sin retorno. El de la muerte.


MARAÑA · Mundos extraños

La primera mañana que habían tenido los hijos de los elegidos no había sido muy agradable. Todos ellos apenas habían podido dormir por la incomodidad de tener que dormir sobre el duro suelo, sin nada en lo que apoyarse como almohada o algo con lo que abrigarse. La sola idea de que quizás pasasen más noches así, los atormentaba, pero ninguno se atrevía a protestar. Satoshi no había llegado al límite de la paciencia y esperaba que el segundo día, todo fuera bien y pudiesen dormir en una cama cómoda y mullida.

Tuvieron que desayunar lo mismo que habían cenado. Pues sin provisiones ni nada, solo podían alimentarse a través del medio que ofrecía aquel mundo.

Después de haber desayunado, y sin todavía atisbar ningún signo de vida digital, decidieron seguir avanzando y buscar ayuda o tratar de contactar con Gennai.

Durante el desayuno, Kazumi se había rendido definitivamente con la portátil que cargaba y a teorizar que quizás podría hacer algo con el digivice pulsera que todos portaban. Pero daba igual cuanto lo toqueteasen que ni brillaba ni nada. Lo único que funcionaba era la hora y la señal de cobertura que estaba a tope y que se visualizaba a través de la pequeña pantallita digital. Eso significaba que debía funcionar de alguna forma. Kazumi prometió que durante el siguiente descanso, se encargaría de investigarlo.

Y después de eso, fue cuando empezaron de nuevo los problemas.

Toji y Musuko empezaron a discutir sobre qué camino a seguir, donde cómo era habitual, no coincidían hacia dónde querían ir.

-Como hijo del líder, tienes la obligación de hacerme caso y seguirme -decía Musuko.

-Yo también soy hijo de un líder, por si lo has olvidado -le rebataba Toji.

-Pero tu padre le pasó el testigo al mío, así que actualmente, mi padre es el líder.

-Pero cuando ocurrió lo de mi madre, tu padre quedó revelado a un segundo plano, y el mío fue quién hizo que el equipo alcanzase la victoria. Sin olvidar que mi padre tuvo que rescatar al tuyo cuando habían caído.

-¡Mi padre no cayó! ¡Solo lo pillaron con la guardia baja! ¡De lo contrario, él habría llevado la victoria con honores! ¡¿O has olvidado que ni Belialvamdemon pudo sumirlo en la ilusión mortal cómo a los padres de tus primos, a los señores Ichijouji y al señor Hida!

-Mi padre tampoco habría caído en esa ilusión. Sólo hay que ver la diferencia entre lo que ha conseguido mi padre como líder de los elegidos en comparación con el tuyo, un simple cocinero.

-¡¿Qué has dicho?!

Takeshi se interpuso entre su primo y Musuko para calmarlos.

-Vamos, vamos, que haya paz. Paz y amor chicos -seguía tan despreocupado que su actitud había empezado a llamar la atención de su hermano mayor.

-Cómo sigáis con esa actitud, nadie os va a seguir -comentó Koromon, harto de que su amigo por dejarse llevar por sus emociones ante Natsumi y no se diera cuenta de que se estaba perjudicando.

-Además, ser líderes porque lo fueron vuestros padres no es algo que os lo hayáis ganado vosotros mismos -hablaba ahora Chibimon con tanta madurez que nadie se daba cuenta que lo había sacado de una serie de anime poco recomendada para niños.

-¡Eso es! ¿Por qué no decidimos un líder? -propuso Tokomon.

-Me parece una buena idea. Es lo más sensato y así evitará que estemos dando vueltas de un lado para otro siguiendo a éste o a aquel porque no se ponen de acuerdo -acusó Nyaromon mirando a los dos implicados con gravedad.

-Opino lo mismo -le siguió Minami que no quería volver a zapatear de un lado para otro sin ningún sentido.

Toji y Musuko se crecieron más, e ignorando el malestar de Nyaromon, estuvieron poniéndose pesados para que sus amigos les votasen como líderes, poniendo incómodos a más de uno.

-¿No sería más coherente que votásemos al que nos parece más apropiado cómo líder? -habló Osamu con sensatez y hastiado de Toji y de Musuko.

-Así lo hace más fácil. Me voto a mí mismo como líder -se propuso Satoshi a sí mismo, donde Tanemon secundó su voto.

-¿Eh? Pero, eso no puede ser, ¿verdad? -formuló Shin mirando a sus amigos, donde la sola idea de que su hermano fuese el líder, le inquietaba. ¿Y si era capaz de ir a un paso acelerado para marginarlo o tener otra razón para meterse con él?

-Por supuesto que no -espetó Nat con molestia-. ¿Qué sentido tiene hacer una votación si la gran mayoría se vota a sí mismo?

-Lo más normal es votar a quién consideras como líder -le siguió Pyokomon en la misma línea que su amiga.

-Entonces, yo voto a… -iba a decir Minami, pero Tsunomon la interrumpió con cierta timidez.

-Esto… ¿Los digimon también tenemos que votar?

-Claro que sí. Aquí estamos todos en el mismo bando y cada uno tiene su propia palabra y derecho a elegir a quién quiere como líder -dijo Isaki.

El digimon quedó en silencio durante unos segundos. Miró al suelo y luego a Aki. Como su compañero digimon lo más normal sería proponerle a él como candidato a líder. Pero Aki no estaba cualificado para ese papel. Pero no quería herir sus sentimientos con su sinceridad, así que dijo.

-Es que… Si votásemos en público a quién queremos como líder y no es con quién tenemos más afinidad, ¿no se sentirá mal esa persona por no haber sido votado por quién se esperaba?

-Tiene razón. Lo más lógico es que el voto sea anónimo, así ninguno se sentirá triste y decepcionado porque cierta personita no le votó -dijo Kazumi donde hablaba más por Toji y Musuko de que no fuesen votados por su chica favorita. Además, teniendo en cuenta la situación, estaba claro que ella no votaría a ninguno de los dos.

-Pues lo hacemos así: Cogemos unas hojas de los árboles y con cuidado, con el palito de la hoguera escribimos el nombre de a quién queremos como líder -dijo Takeshi con la solución en la mano.

-Pero sin votarse a sí mismo -recordó Tokomon sobre su cabeza fingiendo seriedad.

De esta manera democrática, los niños decidieron elegir al líder del grupo y lo que sería también, el líder de la siguiente generación de Niños Elegidos.

El resultado había sido bastante esperado para casi todos como inesperado para los dos postulantes iniciales.

Fue Takeshi el que se ofreció voluntario para declarar el resultado de la votación. Tuvo el ánimo suficiente para clamarlo con tanta alegría y emoción que contagió a Tokomon.

-¡Y aquí están los resultados que hemos decidido! Empezando por la cola, tenemos con un voto a Musukokun y a Nyaromon.

Nyaromon quedó extrañada de salir elegida en una votación, que supuestamente era para decretar un líder de la raza humana.

Ante la extrañeza de todos y el murmullo general de que Nyaromon saliese votada, Tokomon preguntó.

-¿Pero no se podía votar también a los digimon como líderes?

No hizo falta muchas luces para ver que el voto a Nyaromon había sido obra de Tokomon.

-Claro que no. Los líderes son los humanos. No, nosotros -contradijo Nyaromon roja de molestia de que su "hermano" fuese tan corto de mente. Pero al mismo tiempo, se sentía emocionada de que la hubiese votado.

-En ese caso, cómo el digimon de mi hermano fue votado, su voto irá por defecto para su compañero humano -declaró Takeshi sin la autorización de nadie-. Prosigamos.

Mientras Takeshi hablaba emocionado, Musuko se sentía en la pena más absoluta. Un voto, sólo había recibido un miserable voto. Chibimon trataba de animarlo, donde estaba claro que aquel único voto había sido cosa suya. Toji por su parte, reía entre dientes ante la derrota tan humillante de su rival.

-Compartiendo dos votos, tenemos a… Tokomon por favor, haz redoble de tambores -el digimon hizo eso sobre la tierra- Satoshikun, Toji y un servidor, o sea, yo mismo.

Misato sonrió toda colorada, evidenciando que ella había sido una de las que había votado al rubio. Takeshi siempre estaba tan animado y con una sonrisa en la cara que era demasiado encantador para que ella no cayera enamorada de él.

Toji que ya se sentía triunfante ante su toma de liderazgo, se quedó sorprendido de que sólo tuviese dos votos.

Por otro lado, el que Satoshi fuese elegido con dos votos siendo un recién llegado, que no se molestaba en tener afinidad con el resto del equipo, salvo con Nat, les resultaba sospechoso y a imaginar que pese a lo que habían promulgado, se había votado a sí mismo y el segundo voto no podría ser de otra persona que de Tanemon.

No dijeron nada, ya que cómo no había resultado elegido cómo líder, no hacía daño a nadie.

-Con tres votos, tenemos a mi encantadora prima, a Natchan.

Natsumi estaba ligeramente sorprendida de que resultase elegida como futura líder, pero tras ver los rostros de Musuko y Toji estaba claro que ellos habían elegido más por el afecto que le tenían que por algo más sensato como había hecho ella. Pues en aquella situación en la que se encontraban, y sobre todo, por la seguridad de su hermano pequeño, necesitaban a alguien maduro y calmado como líder. A la persona que ella había votado y que todavía no había sido proclamado. Confiaba en que el resto actuase con sensatez y no como habían hecho Toji, Musuko, Satoshi, Tanemon y Tokomon.

-Y finalmente… ¡Sí! ¡FINALMENTE CON UNA APLASTANTE MAYORÍA DE TRECE VOTOS SE ENCUENTRA EL GANADOR, MI HERMANO ISAKI! Y catorce contando el voto por defecto que le fue otorgado a Nyaromon -agregando lo último como recordatorio.

El hijo mayor de Takeru y Hikari parpadeó varias veces sin creerse de que una gran mayoría lo hubiese elegido como próximo líder. Todos estaban encantados y hasta aliviados de que hubiese sensatez dentro del grupo y elegir al más apropiado para que los dirigiera. No tardaron en expresarlo en un mutuo aplauso que emocionó al hijo mayor de Takeru y Hikari.

-Vaya… Gracias -decía atorado sin imaginarse que confiasen tanto en él para un cargo tan importante-. No sé qué decir.

-¿Sólo dinos cómo te sientes en este momento? -preguntó Takeshi acercándose a él con su mano simulando un micro.

-Es un momento histórico en la vida. Los supuestos Google boys que siempre han sido líderes, han quedado desbancados por el sobrino e hijo del rival del segundo líder -decía Tokomon con ganas de meter pullita por medio-. Deberás estar sorprendido, ¿no?

-La verdad es que…

Viendo la actitud despreocupada de su hermano y de Tokomon cómo si se olvidasen de la desaparición de sus padres y del resto, así como la muerte reciente de su tío Yamato, le inquietaba más que sentirse emocionado por ser el siguiente líder. Sin embargo, con todos presentes, no podía manifestar su ánimo real.

-Agradecido porque hayáis depositado vuestra confianza en mí. Prometo ser un líder capaz, a la altura y no permitir que estéis en peligro.

En cuanto tuviera la oportunidad, ya hablaría con su hermano para criticar ese estado vacacional que tenía.

.

MUNDO HUMANO 15 de agosto del 2026 (por la mañana)

En el mundo humano, Daigo se había encargado de que la noticia de que los elegidos mayores junto a sus hijos habían desaparecido quedase en el más estricto secreto para no cundir el pánico. Sólo se lo había informado a sus familiares más cercanos, aunque muy por encima. Pues quería explicar con más detalle la situación y sus sospechas sobre la muerte "accidental" de Yamato y Gabumon, por lo que los había convocado para una reunión para el día siguiente.

También se había puesto en contacto con todos los elegidos especiales de Japón cómo lo eran Hiroshi, Takashi y el resto que habían sido secuestrados por Oikawa hace años.

Ellos junto a Noriko y Keiko formaban el equipo de elegidos especiales. Ese título se lo habían dado Iori y Koushirou tras decretar que ellos también eran elegidos importantes como ellos, ya que poseían un digivice y un compañero digimon y que vivían en el mundo humano. La particularidad que los diferenciaba de Taichi y su grupo era que ellos no se habían enfrentado a ningún digimon peligroso. Aún así, el que sus digimon pudieran habituarse al mundo humano sin haber pisado el mundo digital durante cuatro años y el haber digievolucionado de forma natural en el mundo humano, los convertía en especiales. Aunque todos ellos se habían quedado estancados en la forma seichouki, seguramente porque para evolucionar a las siguientes etapas se necesitaba de muchísimo tiempo y entrenamiento, cómo había ocurrido con Tailmon o porque los digimon estaban satisfechos con su forma que no querían seguir cambiando.

Encerrados en una gran y enorme sala con dos vigilantes uniformados y con gafas oscuras, custodiando la puerta desde fuera y desde dentro, para que nadie pudiera escuchar la conversación, se encontraban las mujeres de los elegidos, los hijos adolescentes y un Michael que tras saber de la desaparición de su esposa e hijo, había cogido el primer vuelo y pedido participar en aquella conversación tan importante. Después de todo, él también formaba parte de los Niños Elegidos, aunque su rango podría considerarse como el de Keiko o Noriko.

También habían monitores por toda la oficina, donde se visualizaban a adultos trajeados o con el tipo traje tradicional de su respectivo país. Pues en aquella reunión, también se habían convocado a los embajadores de los distintos países que, cómo Taichi, hacían de puente entre el mundo humano y el digital en su respectivo país. Muchos de ellos eran viejos conocidos del grupo de Taichi, como Mina que era la embajadora de la India o Chichos que se encargaba de América del sur.

Junto a todos los humanos allí presentes, se encontraban su respectivo digimon, excepto en Yayoi. A diferencia de todos, Yayoi era la única de los allí presentes que no poseía un compañero digimon. La razón de su asistencia era por el simple hecho de ser la mujer de Jou, y aún así, ella se sentía fuera de lugar en aquella reunión.

Por su parte, los digimon que estaban presentes, se encontraban de pie al lado de su respectivo compañero humano, dando la impresión de ser guardaespaldas. Solo había un digimon que no provocaba esa misma impresión, y era Pipimon, el único digimon que no estaba en la etapa seichouki como las demás y seguía permaneciendo en la primera etapa younenki.

Pipimon era el digimon destinado para Oikawa Yukio. Su aparición sucedió segundos antes de que Oikawa falleciera y convirtiese su alma en energía para restaurar el mundo digital y quedar en forma de mariposa para velar como espíritu por la seguridad del Mundo Digimon. Así es cómo había dejado escrito Ishida Takeru en su libro para no relatar la auténtica realidad que dejaría a más de uno con un mal sabor de boca, y era el hecho de que Oikawa había muerto en brazos de Iori sin poder pisar nunca el Mundo Digimon y haber estado con su propio digimon unos pocos segundos, dejándole solo y abandonado.

Iori no había podido soportar dejar a ese pequeño digimon. Así que en honor al mejor amigo de su padre, decidió ocuparse de él y cuidarlo.

Pipimon había hecho buenas migas con Armajimon ya que ambos tenían caracteres similares. Por eso, que cuando Iori había empezado a salir con Noriko, y se les había unido el alegre Punimon, para los tres digimon siempre fueron días de fiesta.

Sin embargo, Punimon, a diferencia de Pipimon, fue evolucionando con el paso de los años, gracias a los cuidados de su compañera y su sentido de querer ser un digimon fuerte para protegerla que acabó en la misma etapa que Armajimon.

Según el patrón de Punimon, así como en el resto de digimon de los elegidos especiales, deberían tener una evolución parecida a las de su respectiva especie. Pero cuando todos ellos, habían alcanzado la segunda etapa de la younenki, empezaron a verse diferencias y a imaginar que el Punimon de Noriko no sería un Gabumon como se imaginaba. Lo mismo ocurrió con el Poyomon de Takashi y la Nyokimon de Hiroshi que digievolucionaron a especies distintas, en vez de la de Patamon y Piyomon.

La diversidad entre las distintas especies empezó a verse con ellos, pero no con los digimon de los hijos de los elegidos, que seguían manteniendo el parecido con sus antecesores. Quizás porque la digievolución leía los lazos familiares que tenía el compañero humano con su padre o eso era algo que sostenía Koushirou, tras haber comparado la evolución del digimon de su mujer con el de sus hijas.

-Bueno, antes de nada, quisiera agradece a todos por vuestra asistencia y mis disculpas por no haber hecho nada para evitar las desapariciones de los elegidos y sus hijos.

Daigo presidía la reunión. Las caras de casi todos reflejaban la tristeza y la preocupación. Por no hablar de la de Yuuta que era pura tensión. Se notaba que había aprovechado la noche para descansar, porque se encontraba tan despierto que podría saltar a la mínima chispa que se encendiese.

Daigo temía eso. Pues conocía muy bien la personalidad del muchacho y lo que había hecho el año pasado a la hija de Taichi y Meiko. Por lo que estaba convencido de que saltaría en cuanto contase todo lo que había descubierto recientemente.

Aspiró profundamente el aire y miró con cierta pena a otros dos hombres que estaban ahí con él y que no tenían ni digimon y tampoco pertenecían a ningún grado de Niño Elegido. De hecho, para todos esos dos hombres eran unos desconocidos que no sabían que pintaban en esa reunión tan importante. Pero estaban tan centrados en la desgracia por la que estaban atravesando que nadie hacía la principal pregunta.

Daigo empezó a soltar el aire lentamente, y empezó a hablar de forma clara y concisa, pero cuidándose de no decir nada que pudiera encender la chispa en el hijo de Yamato y Sora. Algo complicado, pero tenía que dejarles en claro que la alerta se había elevado al nivel doce. El máximo nivel donde se resumía en una catástrofe que peligraba el Mundo Humano y Mundo Digimon.

-Sé que todavía estáis afectados por la desaparición repentina de vuestras parejas e hijos. Con la ayuda de Kidokun -refiriéndose al hermano mediano de Jou que colaboraba en la investigación con Koushirou y que también estaba presente en la reunión, concretamente al lado derecho de Daigo- hemos estado investigando toda la noche para saber dónde se encuentran Yagamikun y los demás. Sin embargo, fuera de esa investigación, hemos recibido nuevas e importantes noticias por parte de estas dos personas y que me pareció adecuado incluirlos en la reunión. Ellos son Sonodakun y Shiibakun -señalando a los dos hombres desconocidos que por educación, ellos inclinaron sus cabezas cuando fueron presentados-, supervivientes y compañeros de Ishidakun en la última misión al espacio. Cabe aclarar antes de nada, que la misión que tuvo Ishidakun, estuvo coordinada con el Ministerio de Asuntos Digimon y la Agencia Administrativa Incorporada.

En el momento en que Daigo había mencionado a Yamato, Sonoda y Shiiba habían agachado la cabeza. Ellos habían sido sus compañeros en aquella última misión al espacio. Tras haber averiguado que Daigo tenía la intención de convocar una reunión para detallar el problema, ellos se habían puesto en contacto con él y explicado lo que habían visto en primera persona, donde las sospechas de que la muerte de Yamato y Gabumon no fuese un accidente, resultó ser cierto.

Ellos le habían explicado cómo la misión había ido sin problemas. Yamato no había tenido ninguna interferencia extraña para cerrar las puertas.

El problema sucedió en la vuelta a casa. A punto de atravesar la órbita, la nave había empezado a moverse bruscamente. Las luces de emergencia se encendieron y todo empezó a ser un caos. Yamato sin perder la calma, empezó a dirigir y a tratar de buscar el problema. Pero no había nada extraño que les hiciese sospechar. La nave se había vuelto loca por su propia cuenta. Entonces, visualizaron las puertas que habían cerrado y que se habían vuelto a abrir de nuevo por su cuenta. Sonoda y Shiiba aunque habían estudiado sobre el Mundo Digimon, no habían entendido cuando Yamato y Gabumon habían observado una de ellas con los ojos como platos y murmurado unas palabras extrañas.

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-El Mar Oscuro…

-¡¿Y mira allí?! -había exclamado Gabumon tan sorprendido que no podía cerrar la boca de la impresión.

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Lo que Yamato y Gabumon habían visto no era solo el Mundo Digimon, sino también otras dimensiones cómo era el Mar Oscuro y el mundo donde Oikawa había caído accidentalmente con Hiroshi y los demás.

Pero cómo Shiiba y Sonoda no sabían de ellos, sólo habían podido decir que ellos habían visto algo que los había asustado.

Luego de aquello, la nave se había movido bruscamente y los motores habían empezado a quemarse.

Aprovecharon la nave de emergencia que tenían para aquellos casos para poder escapar. Yamato y Gabumon cómo líderes de la misión, tendrían que ser los últimos en abandonar la nave, y justo en el instante en que ellos iban a acceder a la nave de emergencia, la nave había explotado con ellos dentro.

Algo muy casual. Ya que la explosión había sucedido nada más cuando el segundo de ellos había estado a salvo. Aún habían motores que quedaban intactos para que la nave explotase con semejante magnitud. Además, justo después de eso, las puertas que se habían abierto, se habían cerrado por sí solas como si nada hubiera pasado. Incluso podrían jurar el haber visto una extraña sombra antes de que éstas se cerraran. Una sombra que parecía ser una gran mano. Aquella mano no había aparecido del mundo digimon, tampoco del mar oscuro, ni siquiera del mundo que había ido Oikawa, sino de otro mundo desconocido y que Sonoda y Shiiba atribuían que era del mundo digimon cómo creían que era el resto.

Afortunadamente, cuando se lo habían contado a Daigo, éste no necesitó de muchas luces para imaginar que las puertas abiertas, también eran de otras dimensiones y no solo del Mundo Digimon. Por lo que, con ese conocimiento fue cómo fue contándoles la información que tenía, así como su preocupación al no poder contactarse con Gennai o con cualquier atisbo de vida existente en el Mundo Digimon.

-Cabe mencionar también dos puntos importantes que han ocurrido respeto al Mundo Digimon. La primera y más importante es que el acceso al Mundo Digimon ha quedado vedado para todo el mundo. Y la segunda de todas…

-Un momento, perdón que interrumpa -había pedido Dingo, el embajador de Australia levantando la mano-. Pero, si las puertas al Mundo Digimon están cerradas, ¿qué pasa con los humanos que están en el Mundo Digimon?

-Parece que casualmente, no hay ningún humano en el Mundo Digimon.

-A través del registro que tiene Izumisan en su oficina, hemos comprobado que el último humano que salió del Mundo Digimon -hablaba Kido Shuu revisando un informe que tenía delante de él- sucedió a las dieciocho horas, veinte minutos y cuarenta segundos.

-Por esa hora fue cuando sucedió el apagón a escala global y que los digimon tuviesen como una parálisis -aportó la hija mayor de Koushirou.

-Concretamente, sucedió un segundo después de eso. Por lo que, es normal deducir que la muerte de Yamatosan, la desaparición de Taichisan, de sus amigos y los niños, el apagón mundial y la parálisis digital no son sucesos aislados. Sino que deben estar relacionados con que ambos mundos, el humano y digital, estén en grave peligro.

La conclusión de Shuu dejó a todos nerviosos y más preocupados por lo que les pasase a los desaparecidos o en su mundo, donde apenas tenían el apoyo digital suficiente para enfrentarlo.

Yuuta apenas atendía a la conversación. Tras haber escuchado cómo efectivamente la muerte de su padre había sido provocada, sólo podía pensar en querer vengarse y matar al ser que lo había asesinado.

-Eso es uno de los sucesos de gran importancia que hemos detectado. Sin embargo, existe otro más importante y es la línea temporal que está envolviendo al Mundo Digimon.

Arisa repitió las últimas palabras de Daigo con gran confusión, como si lo que hubiese dicho, le sonase a chino. Dentro del grupo de adultos, ella era la más joven y al igual que Yayoi, apenas sabía del Mundo Digimon, por lo que apenas entendía de lo que estaban hablando. Sin embargo, debido a su carácter introvertido, no se atrevía a formular las miles de preguntas que tenía.

-Muchos quizás no lo sepáis, pero hasta el verano del año 1999, la línea temporal que tenía el Mundo Digimon no estaba estabilizada con la nuestra.

-Mientras que en el Mundo Digimon pasaba un mes, la equivalencia en el mundo real era la de apenas unos segundos -volvía hablar Shu-. Fue tras la derrota de Apokalymon, que el tiempo en el Mundo Digimon empezó a correr a la par que en el Mundo Humano. Sin embargo, justo desde el apagón, la línea temporal del Mundo Digimon empezó a desestabilizarse y a correr cómo sucedió hace veintisiete años.

-En otras palabras. Que mientras aquí ha pasado medio día desde la desaparición de Yagamikun y el resto, en el Mundo Digimon han debido de pasar años.

Aquello dejó a todos boquiabiertos. Pensar que sus hijos estarían creciendo en un mundo donde no tenían todas las comodidades necesarias para subsistir, les hacía pensar lo peor.

-¿Pero se está comprobado que Taichi, Toji y los demás estén en el Mundo Digimon? -preguntó Meiko. Daigo hablaba del Mundo Digimon y solo del Mundo Digimon, pero también había mencionado otros mundos y al haberse cortado la comunicación con Gennai, no había ninguna garantía de que todos estuvieran en el Mundo Digimon como se especulaba-. Quiero decir, si se asume que las puertas al Mar oscuro y la otra dimensión fueron abiertas y se vio a algo salir de ellas, ¿podemos asegurar que estarán todos realmente en el Mundo Digimon y no en otra dimensión?

La teoría de Meiko era interesante. De hecho, Izumi había empezado a plantearse esa misma teoría. Pero cómo no tenía los datos necesarios para poder realizar la pregunta, se había quedado callada para no quedar como una estúpida.

Daigo se quedó callado y tardó varios segundos en dar una respuesta.

-El hecho de que hayan aparecido nuevos dispositivos en los niños, nos hace pensar que sí.

En otras palabras que no era algo cien por cien confirmado.

-Simplificando -habló Yuuta con los brazos cruzados y levantando los ojos donde se mostraba una furia incontenible-, si tuviésemos esos dispositivos ¿podríamos ir al mundo dónde están mis hermanos?

-Es probable.

Yuuta sonrió de lado y se levantó de su asiento.

-En ese caso, ya te estás tardando en construirme uno.

La sorpresa se visualizó en casi todos los presentes, donde el muchacho pedía prácticamente que Daigo creara un milagro de la nada.

-Ishidakun -hablaba Daigo con paciencia y cuidado-, entiendo cómo te sientes, pero estás pidiendo imposibles.

-¿Imposibles? -repitió consternado- ¡No me tomes por idiota! -elevando la voz y posando sus manos sobre la mesa con firmeza-. ¡¿Acaso hace años Himekawa y tú no creasteis un dispositivo parecido al de Motomiyasan y un D-Terminal para que junto a los dispositivos y el poder de los emblemas de mis padres y los demás, pudiesen acceder al Mundo Digimon?!

-Es cierto que ocurrió todo eso que dices. Pero, yo no participé en la creación del D3 y del D-Terminal. Eso fue obra de Maki… digo, de Himekawasan.

Daigo había salido con Himekawa durante su juventud. Debido a ciertos problemas, ambos se habían separado. Aún así, Daigo no había dejado de querer a Maki, incluso tras descubrir cómo ella había colaborado con Vandemon (disfrazado de Gennai) y puesto en peligro a los que habían sido sus alumnos.

-Sin embargo, prometo que seguiré insistiendo en contactar con Gennai, lo mismo con los niños y con Yagamikun y el resto -prometió para hacer una leve reverencia a todos, pidiendo silenciosamente tiempo y paciencia.

Yuuta iba a decir algo, pero Zabumon y Sanae le retuvieron y con la mirara le imploraran que no dijese más, cuando no podían hacer nada por el momento, solo esperar.

Daigo comentó varias cosas más, concluyendo con la promesa en esforzarse tanto su equipo como él para tratar de contactar con los niños y los adultos y de mantenerlos en contacto en todo momento.

El término de la reunión comenzó cuando las pantallas INV empezaron a desaparecer de su radio visual. El resto de los que estaban allí presentes, movieron ruidosamente las sillas para levantarse y tomar un poco de aire.

Aunque la reunión había terminado y todos eran libres de poder irse a sus casas si quisieran, se habían quedado en el pasillo, agrupados en diversos grupos, formando sus propias opiniones, animarse mutuamente y a preguntar por cómo estaba algún familiar. Aunque eso último se aplicaba más a Yuuta, quién era el que más atenciones tenía por la situación familiar en la que se encontraba y que no se comparaba con la del resto.

Él había perdido a su padre, y no había sido en un accidente como se había estipulado al principio, sino que había sido asesinado por una amenaza grande. Su madre había entrado en un trance exagerado, para posteriormente desaparecer. Y como si no fuese suficiente, sus hermanos pequeños habían corrido ese mismo destino. En la casa Ishida ahora solo quedaban él y Zabumon.

Meiko le había invitado a que estuviese en su casa. Y aunque hacía buena falta un hombre en la casa Yagami, Yuuta no se sentía capaz de hacer tal obligación sin pensar en su propia familia. Además, Meiko contaba con la señora Yagami (madre de Taichi) y de sus propios padres. Como Meiko estaba a punto de dar a luz y a eso, se sumaba la carga de cuidar de su sobrina Hinode, quién había quedado sola tras la desaparición de sus padres y de sus hermanos, necesitaba más manos que la de Meikuumon y su hija.

Arisa, la mujer de Daisuke, también le había dado las condolencias al muchacho. Él se lo había agradecido por pura cortesía, poniendo más incómoda a la mujer. Pues aparte de sentirse como un pez fuera del agua, desde el momento en que Shuu había decretado de que algo grande se avecinaba, ella se había sentido inquieta ya preocuparse en extremo por si el hijo que había dado en adopción corriese peligro. Quizás fuesen imaginaciones suyas, pero quería asegurarse de alguna manera, así que se dirigió hasta Daigo.

Tras la extenúa reunión, Daigo se había ido a la sala de fumadores. Aquel hábito lo había tenido cuando había sido un chaval joven e incluso en sus inicios en el mundo laboral. Pero poco a poco, había ido dejándolo hasta olvidarse de él y no necesitarlo cuando se sintiera estresado. Pero ahora, lo necesitaba más que nunca.

La situación era tan tensa y grave, que la impotencia de no poder hacer nada le sobrepasaba. Necesitaba relajarse y cuando había visto a uno de sus subordinados salir de la sala de fumadores, inmediatamente, le había pedido un cigarrillo.

Lo necesitaba de veras.

Solo fue darle unas caladas para sentirse más tranquilo y empezar a pensar las cosas con más calma. Pero la intromisión de Motomiya Arisa mediante un carraspeo, lo devolvió a la normalidad.

Se notaba que ella no fumaba y que el olor a cigarrillo le producía la misma aversión que a su digimon Kairumon que tenía sus dos manos tapando su nariz.

Por respeto a ellas, Daigo apagó el cigarrillo y les preguntó si pasaba algo. Todo esto, después de abandonar la sala para fumadores. Pues aunque apagase el cigarro, el olor a tabaco seguiría impregnada por toda la sala y sería algo sofocante para Kairumon.

-Perdón si esto puede ser una pregunta estúpida y ya ha sido respondida en la reunión -se disculpaba ella de antemano, toda nerviosa. Ella solo tenía veinticuatro años y su conocimiento sobre la vida no era tan madura como el del resto-, pero, ¿quisiera saber si esto que ha pasado ha llegado a producirse a escala global? -ante la ceja alzada de Daigo, ella formuló la pregunta de otra manera toda roja por no saberse explicar-. Me refiero al hecho de la luz que apareció y que tragó a Daisukesan y también el que los niños recibieran esos extraños digivices y fueran engullidos que sucediese en otros países.

-Hasta el momento solo tenemos constancia de que sólo ha pasado en Japón. Pero teniendo en cuenta la importancia de Yagamikun y del resto como Niños Elegidos y que curiosamente, sus hijos pequeños corrieran el mismo destino, nos hace pensar que esto solo le ha pasado, porque se trataban de ellos -ante el hecho de que la mujer de Daisuke mantuviera una excesiva preocupación de si ocurriese lo mismo en otros países, hizo que Daigo sospechase de esa pregunta- ¿Es que has visto o enterado de algo que no sepamos?

La mujer negó rápidamente de forma exagerada y poco convincente. Pero Daigo no hizo ninguna pregunta al respeto. Sobre todo, porque había sido llamado por Shin e Izumi para aclarar unas dudas que tenía la chica.

Arisa quedó sola con Kairumon. Su expresión triste y preocupada era tan evidente, cómo para Kairumon el saber lo qué le pasaba a su amiga.

-Arisa, ¿crees que él…?

-Quiero pensar que no. Pero me gustaría saberlo, para sentirme un poco más tranquila.

Pero las palabras de Daigo no hacían más que resonar en su cabeza. Si Daisuke y los demás habían desaparecido, simplemente por el hecho de que ellos fueron los Niños Elegidos que tantos peligros habían salvado, y ahora, eran sus propios hijos los que habían desaparecido, ¿acaso no existía una alta posibilidad de que su otro hijo hubiese desaparecido?

Cerrando los ojos, Arisa recordó cómo hace ocho años, se había quedado embarazada. Tan solo tenía dieciséis años, pero en aquel tiempo, era la mujer de forma oficial de Daisuke. Incluso había decidido abandonar la koukou para dedicarse al hijo que crecía en su vientre. Pero Musuko que ya la rechazaba desde el primer momento en que supo que ella iba a ser su madre, había rechazado también a su medio hermano. Había llegado al extremo de ponerla en peligro, incluso al niño.

Al final, tras haber tenido una larga y dura charla, Arisa había decidido en rechazar a su propio hijo por el bien de Musuko. Pero para una madre adolescente que tiene a su primer hijo con la persona amada, es completamente difícil el deshacerse de él mediante algo tan radical cómo el aborto. Por eso, Daisuke, sus digimon y ella, habían acordado en que ella tendría el niño, pero sin que nadie lo supiera, especialmente Musuko, y lo darían en adopción.

Se habían puesto en contacto con una familia de China, aprovechando la época en que Daisuke estaba expandiendo su negocio a nivel internacional, para hablar sobre la adopción del bebé que Arisa tendría, así como un acuerdo escrito donde se estipulaba que Daisuke y ella, tras haber cedido sus derechos a la familia que lo adoptaba, no verían ni se pondrían en contacto con el niño. También habían decretado que la familia de adopción nunca hablaría al niño sobre que era adoptado y mucho menos sobre su verdadera familia y las razones de porqué se lo habían entregado. En ese mismo trato, además, habían acordado que una vez entregado al bebé, nunca se volverían a ver y cada uno seguiría con su vida sin querer saber nada del otro.

Pero, ahora con lo que pasaba, Arisa se debatía si el querer llamar a la familia que había adoptado a su hijo sería ir contra la ley de aquel contrato que habían firmado, dejando por escrito y con sus firmas todos los acuerdos acordados por ambas partes.

Sin embargo, algo más importante le vino a la mente. Si en el caso de que no fuese contra la ley el querer ponerse en contacto con aquella familia, ¿cómo lo iba a hacer si no tenía ningún número de contacto?

Comentando todo con su digimon, donde una segunda opinión siempre venía bien, Kairumon le dijo.

-Me pareció ver el otro día, mientras buscaba en un cajón pegamento para Musuko, unos caracteres parecidos al japonés pero que no me sonaban de nada y un número largo. ¿No dices que los caracteres del japonés vienen del chino?

El cajón donde Kairumon había iniciado su búsqueda se trataba de uno de los cajones de la mesilla de Daisuke. Por lo que, ¿era probable que Daisuke siempre pensase en Daichi, consiguiera el número de la familia y estuviese con el mismo debate que ella en si llamar sería lo correcto o algo ilegal?

El tener un rayo de luz la reconfortaba, pero volvíamos al problema inicial, que era el debatirse sobre si podía llamar o eso sería, ponerlos en más problemas.

Estaba tan nerviosa que había empezado a clamar en alto el no saber qué hacer, por lo que no se percató cómo Meiko, Noriko y Keiko se habían acercado a ella.

-Tranquila, todo irá bien. Ya verás -tranquilizaba Meiko.

Meiko era la mujer del que había sido líder de los Niños Elegidos. Su título, aunque había sido pasado a Daisuke, no impedía que Taichi fuese su mentor cuando los pequeños todavía necesitaban de la sabiduría de los expertos. Ahora que su marido ejercía como embajador de Japón y puente entre humanos y digimon, ella tendría que estar a la altura y no dramatizar cómo había hecho hace años cuando Meikuumon representaba una amenaza para el Mundo Digimon y las dos grandes fuerzas que lo dirigían.

-Están con Agumon, así que no te preocupes -agregó Meikuumon que hizo sonreír más a Meiko. La confianza que tenía su digimon en Agumon era tan grande como el grado de afecto que sentían el uno por el otro.

-Ven con nosotras, no te quedes aquí sola –le propuso Noriko.

Acercándose más al resto, donde seguían agrupados, las mujeres empezaron a hablar y a formar un equipo ellas mismas para superar juntas por lo que estaban pasando. Además, Yayoi y Arisa no habían participado en ningún peligro relacionado con el Mundo Digimon, por lo que tendrían que dales la seguridad y la esperanza de que todo iba a salir bien. No es que Noriko y Keiko hubiesen atravesado tampoco muchos peligros, pero lo poco que habían vivido por culpa de Belialvandemon había sido suficiente para hacerlas fuertes y a crecer como personas.

Eso sin contar que Yayoi no tenía ningún digimon y no estaba nada metida en temas del Mundo Digimon. Ella era una simple mujer que no había tenido problemas en aceptar al digimon de su marido y mucho menos el de sus hijastros. Incluso podía presumir, que cuando Jou le había presentado a Gomamon, Gomamon la apreciaba más a ella que a su propio compañero humano.

-No hace falta deciros, que cualquier duda o inquietud que tengáis que contéis también con nosotras -comentó Meiko hacia Arisa y Yayoi.

-No es que seamos unas expertas en el tema, pero estoy segura de que Koushirou y los demás darán todo de sí mismos para salir sanos y a salvos -hablaba ahora Keiko con total confianza en ellos.

-Han atravesado muchas cosas horribles, así que esto será pan comido para ellos -dijo el digimon de Keiko que con el pasar de los años, había digievolucionado de forma natural hasta situarse en la etapa seichouki.

El digimon de Keiko se llamaba Kamimon y lo hacía en honor a la gran melena que le envolvía alrededor de su cabeza, donde daba la impresión de ser una especie de león pequeñito con una cara tan tierna que no parecía feroz cómo era el caso de los leones originales.

Las mujeres habían malinterpretado el estado de Arisa, que ella en respuesta, sólo podía sonreír nerviosa y a cuestionarse si debía hablarles de ese hijo que había dado en adopción para pedirles consejo. Además, cómo el marido de Noriko era abogado, quizás ella entendiese más de esas cosas. Y cuando estuvo a punto de confesarlo, las tres mujeres que más habían participado en asuntos del Mundo Digimon, se enfocaron en Yayoi.

Ella era la única que no tenía un compañero digimon y que desconocía del vínculo existente entre un humano y un digimon, por lo que era la que más fuera de lugar estaba.

-Todo estará bien, Yayoisan -animaba Meiko donde a pesar de la situación y de su embarazo, no le impedía tener el buen ánimo y la confianza.

La mujer solo sonrió de manera triste. Aunque ellas le diesen la confianza de que todo iba bien, no podría decir lo mismo de cómo estaban las cosas en su casa.

Insostenible. Esa era la palabra que mejor se definía.

A raíz de la desaparición de Jou y que Mimi estuviese en Japón para estar al lado de su amiga Sora, Momoko se había puesto loca de histeria y a criticarla a cada mínima cosa que hacía, así como a echarle la culpa de la desaparición de sus padres y de su medio hermano Satoshi (a Shin no lo echaba de menos).

Si algo que había roto a Yayoi era cuando poco antes de entrar a la reunión, era ver cómo había aparecido Michael, el marido de Mimi, y cómo Momoko había corrido hacia él, llorando y apenándose por la desaparición de sus padres y de sus hermanos (donde ahí sí que se acordaba también de Shin).

Con el tiempo, Yayoi había empezado a conocer la personalidad de Momoko y cómo frente a ella se mostraba dura y crítica, mientras que ante su padre, empleaba el rol de buena hija mimosa y adorada. Lo mismo sucedía cuando hablaba con su madre por videoconferencia. Yayoi había visto que esa era la verdadera personalidad de la chica, pero que debido a que no la aceptaba ni la quería, la trataba como basura. Ella lo soportaba y esperaba con gran paciencia que la aceptase, pues, a pesar de todo, la quería de la misma forma que a sus hermanos. Pero su paciencia y sus actos afectivos eran ignorantes para Momoko, donde ese día, le demostró que incluso prefería al marido de su madre, el cual era la primera vez que se conocían en persona.

Justo, en ese momento Yayoi vio cómo Momoko se juntaba con Yuuta y Sanae y a hablar tan alto que era imposible que no las escuchasen.

-Mi otro papá se acaba de marchar -dijo con pena cómo si se lo hubieran preguntado.

-Es una lástima. Yo quería hablar más con Betamon -se deprimió su compañera digital Ralmon.

-Piensa que nuestros otros papás -que era la forma que tenía Momoko de referirse a Michael y Betamon- se han marchado para participar activamente con el embajador de Norteamérica. Así que no te preocupes Yuukun, seguro que con la ayuda de mi otro papi, tu mamá y tus hermanitos volverán pronto a casa.

Yuuta no decía nada. Aunque Momoko tratase de reconfortarlo, él había quedado harto de palabras, quería hechos. Quería participar él también activamente, pero no desde las gradas, sino en el propio partido, en el contraataque, pues algo le decía que Nat y Aki estarían enfrentándose con grandes problemas a la nueva amenaza.

Sanae solo miraba a su mejor amigo con compasión y entendiendo cómo se debería sentir. Además, notaba su tensión y cómo un simple roce podrían hacerlo estallar. Zabumon también lo sentía, por lo que estaba alerta y preparado para que no activasen la ira de su amigo.

Sin embargo, pese a la consideración que ambos tenían, Momoko estaba dispuesta a hacer que explotase, porque ella no lo conocía tan bien como Sanae y Zabumon. Momoko solo se preocupaba más de ella misma y de una apariencia que malinterpretaba.

-Mientras tanto, aprovecha para disfrutar estando solo. Mi hermano me dijo que no quisiste estar con los Yagami. No me extraña -mirando a Sanae con arrogancia cómo si quisiera declarar que no quería estar en la casa Yagami porque estaba ella-. Así que aprovecha que no tienes a nadie de tu familia, para relajarte y divertirte.

La voz de Momoko era tan alta que era imposible que nadie a su alrededor se girara y observaran con total desaprobación cómo decía unas palabras tan hirientes a alguien que lo estaba pasando fatal.

Parece que Momoko no tenía vergüenza, porque aún tenía más que decir.

-Sé cómo debes sentirte, estando atado a unos hermanos pequeños y a unos padres que te exigen y no te dejan ser libre. Aunque al menos los tuyos no son como Yayoi -y una vez más se dirigía a ella por su nombre de pila, sin respeto ni nada, hiriéndola más, donde a diferencia de ella, a Michael no había tenido problemas en considerarlo parte de su familia, pese a que no existían lazos de sangre entre ellos-. Yayoi es una pesada que lo hace todo mal. Y cocina… -soltando una mueca- que da asco. Seguro que ahora mismo mi padre estará teniendo dolores estomacales por culpa de lo que prepara. Solo de pensarlo, me angustia. Y si se muere, será por culpa de ella.

Yuuta empezó a temblar y a tratar de contenerse. Las palabras de Momoko empezaban a molestarle. Sin embargo, no era solo Yuuta quién empezaba a sentirse molesto, pues casi todos los que estaban a su alrededor tenían ganas de encarar a la muchacha y decir más de tres cosas en defensa de Yayoi y en consideración con Yuuta.

Zabumon no podía aguantar que ella siguiese hablando, así que quiso detenerla, pero su voz no podía competir con la voz alta y aguda que tenía Momoko.

-Y ya ni hablemos si muere mi mamá. Porque ahora que ha vuelto a Japón, pienso decirle en persona que me lleve con ella. Porque no quiero quedarme más tiempo con Yayoi. No sabe cocinar, no entiende de digimon, ni siquiera tiene uno, le falta carisma y es una aprovechada que se coló en mi casa, aprovechándose de la pena de mi papá. Ojalá fuera ella la que hubiese desaparecido y hubiese muerto en lugar tu padre.

Y Yuuta había estado a punto de darle una bofetada, de no ser porque alguien se le había adelantado.

A Yuuta no le importaba cómo se sentía Momoko respecto a su madrastra. Pero lo que realmente le había enervado era el hecho de que dijese algo tabú cómo era la muerte de su padre. Pero en cuanto había visto cómo alguien inesperado se había acercado y abofeteado a Momoko, todo pasó a ser sorpresa para los allí presentes.

Pues si Yuuta había estado a punto de soltarle un guantazo, los demás habían tenido la misma idea para después defender a la propia Yayoi, que ante las palabras de su hijastra no hacía más que agachar la cabeza de vergüenza y a empezar a angustiarse de los sentimientos que tenía contra ella. Pero ver como Seiichirou había pegado a su propia hermana, la habían dejado boquiabierta.

Kido Seiichirou, el hijo mayor de Jou y Mimi, había abofeteado a su hermana, harto de que desprestigiase a la madre que lo había criado y querido como hijo propio. También lo había hecho por la falta de respeto que le hacía a Yuuta, al chico del que supuestamente estaba enamorada. Pues si ella estuviese realmente enamorada de Yuuta como decía, tendría más consideración por lo que estaba pasando y se habría estado callada.

Ralmon saltó exaltada de que alguien golpease a su preciada amiga. Le daba igual que fuese su hermano, que no lo iba a tolerar.

-¡Pero ¿cómo te atreves?! ¡¿Con qué derecho le pegas a Momoko?! ¡Eres un desgraciado, Sei! ¡Ya no soy tu amiga!

Momoko se había quedado muda. Nunca nadie la había pegado. Y el primero que lo hacía era su propio hermano. Su supuesto hermano que era un muchacho tranquilo y alegre y que ahora la observaba con odio e ira. Él tampoco decía nada, por lo que Bolamon, su digimon le dejó las cosas claras de porqué su amigo hizo lo que hizo.

-¡La desgraciada es Momoko! ¡¿Es qué no te das cuenta de que estáis desprestigiando a Yayoisan y también a Yuuta en el peor lugar y momento posible?!

¡¿Tan descaradas sois que no os dais cuenta de que estamos en un momento crítico y no para soltar chorradas?! -luego giró la cabeza indignado para agregar- ¡Estoy seguro de que Sei se siente avergonzado por la escenita que estáis dando y por pertenecer a la misma familia!

-Oye, Bolamonsan -habló Snowoagumon donde a pesar de ser de la especie de Agumon, su personalidad introvertida se debía mucho a su compañera humana-, no es necesario pasarse.

Pero esas palabras quedaron grabadas en Momoko y viendo la expresión en su hermano, estaba claro que Bolamon no hablaba con suposiciones. Dolida por ello, se marchó corriendo con lágrimas en los ojos y con Ralmon siguiéndola desesperada, antes de decirle a Bolamon.

-¡Ya no somos hermanos! ¡Tonto! -y corrió detrás de Momoko.

Seiichirou no tenía ningún remordimiento por haber hecho lo que hizo. Todo lo contrario, incluso inclinó la cabeza para disculparse ante Yuuta en nombre de su hermana. Yuuta no le dio importancia, incluso le dijo que él no tenía que disculparse cuando no tenía nada que ver. Pero él insistió e incluso le pidió que si necesitaba algo, que no dudase en contar con él.

Seiichirou era casi dos años más mayor que él, y debido a que sus padres apenas tenían tanta amistad con Jou, cómo ocurría con Taichi o Koushirou, su relación no era tan estrecha cómo con Sanae o Izumi. Sino fuera porque estaba afectado y tenía deseos de vengarse de quién había asesinado a su padre, pensaría que ese sería el comienzo de una buena amistad.

Después de haberse disculpado con Yuuta, Sei se dirigió hacia Yayoi y le dijo.

-No te preocupes por lo que Momoko diga. Aunque no tengamos lazos de sangre, para mí, tú eres mi madre y nadie más.

-Te queremos mucho, así que no llores, porfa -pedía ahora Bolamon, el cual se había subido hasta ponerse sobre el hombro de su amigo para tenerla frente a él.

Que un chaval que estaba en la edad más difícil de todas, dijese semejantes palabras con un digimon que estaba de acuerdo, fue lo que hizo que Yayoi se emocionara y derramase lágrimas. Ya no era depresión lo que sentía sino una alegría infinita y a agradecer de que aquel muchacho la quisiera como una madre, cuando no tenían un vínculo sanguíneo.

.

Si las cosas estaban tensas en el mundo humano por diversas razones, en el mundo digital la situación estaba similar o quizás peor.

Llevaban una semana, donde todos los días era la misma rutina. Desayunaban, caminaban, tomaban un descanso, caminaban, paraban para comer, caminaban, descansaban, caminaban, buscaban un lugar para dormir, hacían guardia y dormían.

Sino fuera porque Kazumi y Misato llevaban un orden de los días que pasaban, estarían tan perdidos que los días pasados les habrían parecido meses.

En medio de esa rutina, los hijos de los elegidos seguían sin encontrar ninguna especie digital y a seguir con esa sospecha de que había algo extraño en el Mundo Digimon.

Las relaciones entre varios miembros que ya antes eran complicadas, habían empeorado.

El auténtico carácter que tenía Osamu y que había estado disfrazado por una personalidad amable, ahora era visto por el digimon de Minami y por otros avispados del grupo.

Minami mostraba un auténtico terror ante su hermano y ya no solo se dedicaba a aislarse de él continuamente, sino que se escudaba entre Misato y Kazumi, ocultando cómo se sentía realmente, así como el arrepentimiento por no haberse disculpado con su madre y a pensar en que ya nunca jamás podría disculparse con ella, tras haberle dicho que la odiaba.

Musuko y Toji habían elevado su rivalidad al máximo. Y pese a que eran liderados por Isaki, buscaban razones para meterse con el otro con el objetivo de hacerse los guais ante Nat. Pero todo era tan fastidioso que intensificaron sus peleas hasta el punto de llegar a las manos, donde Isaki tenía que hacer de intermediario y detener a su primo y amigo.

Satoshi a cada paso que daba, no paraba de quejarse y a empezar a desconfiar de su líder. Al mismo tiempo, no paraba de coquetear con Nat y, cuando nadie lo escuchaba, a meterse con su hermano mayor, lanzándole puyitas una detrás de otro.

Shin que también era otra víctima de su hermano pequeño como Minami, actuaba igual que su amiga, escudándose entre sus conocidos y aislándose de su hermano pequeño como si fuera el terror en persona. Pero el hecho de que Toji y Musuko se peleasen constantemente con Isaki tratando de detenerles, solo le quedaban Takeshi y Osamu. Pero Takeshi era un niño muy despreocupado para poder depender de él. Y el carácter de Osamu era tan tétrico que tampoco quería acercarse a él. Y sería vergonzoso mezclarse con las chicas, por lo que le tocaba aguantar una y otra vez las palabras crueles de su hermano.

Nat que antes confiaba en sus primos para el cuidado de su hermano, había pasado a cuidarlo enteramente ella. Aunque su primo fuese el más indicado para ser el líder de ese extraño grupo, el hecho de haber pasado muchos días y que no llegasen a puerto fijo, hacía que empezase a desconfiar de todo y de todos. Su círculo que había sido ampliado por sus primos y Kazumi y Misato, se había cerrado completamente a su digimon, su hermano y Tsunomon.

El resto se mantenía con el mismo ánimo que tenían al principio.

Los hijos de los elegidos estaban descansando. Cada uno estaba con su propio asunto, donde ya era un hastío tener que intervenir para controlar todo el cotarro.

Isaki empezaba a cuestionarse sus dotes como líder y ver que no estaba realmente cualificado como su tío y Daisuke. Daba igual que fuera un muchacho tranquilo, digno de confianza y sobrino del primer líder, que cuando vas a la práctica y tienes que enfrentarte a cosas inesperadas, descubres cuáles son tus verdaderas capacidades y la impotencia porque no tienes las palabras adecuadas para detener y que todos estén en harmonía.

Hasta había perdido la confianza de su prima. Ella quería encargarse sola de su hermano, incluso a la hora de llevarlo a cuestas, donde ya no le importaba su propia salud. Había tratado de hablar con ella y preguntar porqué ese cambio, pero era cómo hablar con una pared.

Nyaromon estaba preocupada por él y cómo incluso él estaba empezando a angustiarse y a ceder el liderazgo a otro, solo para no tener que seguir soportando todo aquel drama. Pero eso seria cargarle el muerto a otro y que lo aguantase. Y él era demasiado responsable para hacer algo tan rastrero. Tenía que seguir siendo el líder y soportar todo aquel caos.

Sintiéndose desesperado, sin que nadie, salvo Nyaromon supieran cómo se sentía, no se dio cuenta de que se encontraban descansando tanto tiempo, que era hora de moverse. Como cada uno estaba con sus cosas, y Kazumi y Misato continuaban investigando conjuntamente el digivice, nadie le advirtió que ya era hora de ponerse en marcha. Tuvo que recordárselo Nyaromon en un tono amable y lleno de ánimo, cómo si así quisiera transmitirle confianza de que todo iría bien.

-Oh, sí, es verdad -mirando al equipo, se percató que su hermano no estaba entre ellos- ¿Y Takeshi? -preguntó con los ojos agrandados y el terror corriéndole por todo el cuerpo. Si su hermano desaparecía ahora también, entonces…

-Está detrás de aquella roca -contestó Nyaromon señalando con su mirada una mata rubia de cabello donde también se apreciaba parte de las orejas de Tokomon.

Isaki se sintió aliviado de que su hermano estuviese bien. Aún así, no entendía porque su hermano y Tokomon estaban tan aislados y escondidos del resto. Extrañado, cuando Isaki y Nyaromon se acercaron hasta ellos, los encontró tirados en el suelo bocabajo dibujando sobre el suelo.

Discutía de algo con Tokomon, pero a juzgar por el tono, no parecía nada serio.

-No, yo digo que él tiene que estar en este grupo -decía Takeshi señalando con el palo con el que dibujaba una zona en cuestión.

-Ya, pero no es para considerarlo emo. Yo diría que está como en estado peligroso.

-¿Se puede saber qué estáis haciendo? -preguntó Isaki viendo el círculo y unos garabatos que estaban dibujando en el suelo.

Takeshi lo saludó alegremente, mientras que Nyaromon saltó para ver mejor el dibujo. Entrecerrando los ojos, pudo ver algunas características especiales que le hizo deducir.

-¿Esos son Isaki y los demás? -preguntó la digimon.

-Así es. Tokomon y yo hemos recolectado información sobre todos nosotros para agruparnos en distintos grupos.

Isaki y Nyaromon parpadearon varias veces sin entender la utilidad de aquel dibujo.

-¿Es que quieres que nos separemos?

-Oh, no, no. Esto no tiene nada que ver con algún plan o idea sobre qué debamos hacer. Es solo un método de entretenimiento que quisimos hacer Tokomon y yo para matar el tiempo. Mira -volviendo al dibujo del suelo, señalándolo con el palo-, aunque todos vayamos juntos, estamos divididos en subgrupos.

-Eso fue gracias también a mis dotes de observación -presumió Tokomon. Pues desde la cabeza de Takeshi había tenido buena vista para fijarse en los pequeños detalles que para algunos pasaban por alto.

-Por un lado -prosiguió Takeshi- tenemos al grupo de los miedicas que son Minamisenpai y Shinsenpai.

-No hace falta decir que es porque andan callados y no paran de acoplarse al que tenga más cerca con la mirada gacha -aportó Tokomon.

-Por otro lado, tenemos al grupo de los tontos formado por nuestro primito y Musukokun -continuaba Takeshi.

-Sobra decir el porqué -volvió a aportar el digimon como si la lógica hablase por sí sola.

-Luego, tenemos al grupo de los que van a su bola como son nuestro pequeño primito y Kazumichan.

-Yo cambiaría ese título y diría que son los que nos siguen porque no hay otro remedio, mientras van a su bola -corregía Tokomon donde Takeshi estuvo de acuerdo con ello.

-¿A su bola? -repetía Isaki más por la incredulidad de que su hermano estuviese haciendo algo tan ridículo que por el hecho de saber qué quería decir con esas palabras.

-Claro. Kazumichan no deja de pensar y de investigar el digivice, pero nos sigue sin decir ni mu. Y Aki, aunque Nat ande pendiente de él, si te fijas, anda pensando en sabe dios qué, pero se deja llevar. Por eso es por lo que ambos están en el grupo de los que van a su bola, pero que nos siguen -como Isaki ni Nyaromon decían nada como respuesta, Takeshi prosiguió-. Me queda el grupo de los normales que somos nosotros y Misatochan. Pues ella aunque esté ayudando a Kazumichan en los descansos, no está todo el tiempo metida y preocupada por el funcionamiento del digivice -Isaki seguía en silencio, mirándolo atónito-. Y finalmente, me queda el grupo de los marginados.

Y ahí fue cuando Isaki y Nyaromon abrieron la boca como idiotas.

-Que son Osamu, Satoshi y aunque me duela tener que decirlo, también está nuestra primita -agregando con una mueca de falso disgusto-. En Nat es más que obvio, por cómo se distancia de nosotros.

-Hasta Pyokomon y Tsunomon lo están haciendo -decía Tokomon en una falsa angustia.

-En Satoshi también es obvio, por cómo no se quiere integrar, excepto con Nat por intenciones convenientes.

-Hasta Tanemon quiere amigarse con Pyokomon y Tsunomon sin éxito.

-Y finalmente, a Osamu que me imagino que ya te habrás dado cuenta de que su carácter es extraño y tenebroso.

-Insisto que a Osamu deberías ponerle en un nuevo grupo. Uno que se llame tsundere, o el del emo aterrador -contaba Tokomon sin estar de acuerdo en la disposición que su amigo le había hecho al hijo de Ken y Miyako.

-Pero si está en un grupo, estaría solo. Y eso no sería justo.

Infantilmente, humano y digimon empezaron a discutir donde Isaki y Nyaromon estaban cada vez más alucinados por ese jueguecito estúpido que solo era para divertimiento personal.

-¡¿Es qué estáis mal de la cabeza o qué?! -exclamó Nyaromon sin dar crédito a todo lo que estaba viendo y escuchando.

Humano y digimon contestaron con un feliz y satisfecho sí, aturdiendo más a la digimon.

-Takeshi…

Empezaba Isaki lentamente. La despreocupación que tenía su hermano pequeño era algo con lo que había crecido y acostumbrado. Pero estando en aquella situación y mantener esa actitud era algo que le había preocupado desde el primer día. Había tratado de buscar oportunidades para hablar con él sobre el asunto, pero debido a la discordia entre sus amigos y el cansancio de tanto caminar, nunca sacaba el tema. Pero ahora, era el momento de sentirse realmente preocupado de esa actitud suya fuera de lugar.

-¡¿Cómo puedes estar bromeando cuando estamos en una situación tan delicada?! -preguntó incrédulo sin creerse que su hermano tuviese tanta sangre fría- ¡¿Ya has olvidado que nuestro tío ha muerto, que nuestros padres, tíos y demás desaparecieron en ese haz de luz misteriosa y que estamos solos, perdidos en un mundo que no parece el Mundo Digimon?! ¡¿En serio que eres tan despiadado cómo para ignorar todo eso?!

Las palabras fluían por sí solas. Pero todo llegaba hasta el límite y aunque apreciaba mucho a su hermano, se había pasado de la raya.

Sus palabras surtieron efecto ya que por primera vez en su vida, vio seriedad en el rostro de su hermano pequeño. Luego volvió al dibujo que había hecho y empezó a trazar líneas sin sentido.

-¿Y qué quieres que haga? Si no estoy bromeando todo el tiempo -seguía trazando líneas pero cada vez con más intensidad y fuerza que parecían hechas por un loco que había perdido la paciencia. Volvió a verle e Isaki se quedó mudo ante la expresión que su hermano le ofrecía- estaría siempre irritado y eso no le gustaría a mamá.

Un silencio invadió el lugar siendo interrumpidos por el sonido del viento y los gritos de Toji y Musuko donde comenzaba una nueva pelea entre ellos. Pero esta vez, cómo no estaba Isaki para detenerlos, se sintieron libres de golpearse para demostrar quién era el victorioso.

Pero aquello ya no le importaba a Isaki. Takeshi, el dulce y alegre Takeshi le mostraba lo que parecía su verdadera personalidad. Estaba congelado y no se atrevía a decir nada. Nyaromon estaba igual, al ver a Tokomon, se lo encontraba inmune, observando de forma neutra a Takeshi como si aquello no fuera nada nuevo para él.

Ante la expresión mortífera de su hermano mayor, Takeshi soltó una mueca burlona.

-¿No te lo esperabas, verdad? -volviendo al dibujo-. Pues me he sentido así durante años, desde que descubrimos la verdad sobre la muerte de nuestra hermana Kibou. Saber que ella murió de forma tan cruel… lo que provocó en papá y mamá -Takeshi había vuelto a garabatear en el suelo con intensidad, pero el recordar todo eso, se sentía tan irritado que empleó demasiada fuerza y rompió el palo en dos-. Es imperdonable, imperdonable -repetía una y otra vez como un disco rayado. Cuando parece que consiguió tranquilizarse, siguió-. Este sentimiento es el que sentía papá cuando la oscuridad amenaza a nuestra madre. Eso es lo que estaba escrito en sus libros, ¿recuerdas? Supongo que heredé esa parte de él. Pero como es algo que atormenta y preocupa a mamá, creé la imagen de niño bueno y gracioso para que ella nunca se sintiera triste o desgraciada.

Isaki seguía sin decir nada. La revelación de su hermano lo dejaba sin palabras, y que al mismo tiempo, entendía sus razones, así como a recordar la verdad sobre la muerte de su hermana mayor.

-¡Chicos! ¡Se acerca algo! -se escuchó la voz de Misato en la lejanía.

Ante las palabras inquietas de Misato, la reacción inmediata de Takeshi fue la de un fastidio que solo mostró durante unos segundos a su hermano. Los suficientes para que Isaki descubriera más asombrado que todas las expresiones que había visto desde su infancia eran pura fachada. La misma fachada que mostraba ahora para disimular ante sus amigos de que era un niño de carácter alegre.

-Esto es un secreto que quedará entre nosotros, hermano -le dijo antes de acercarse a sus amigos.

Solo Nyaromon se quedó mirando a Takeshi con cara asombrada. Isaki estaba parado, estático con miles de emociones encontradas.

La muerte de su hermana mayor Kibou. El mayor tabú existente en su casa.

En teoría, ellos no tendrían que haber sabido que habían tenido una hermana. El haberse enterado de su existencia había sido por pura casualidad.

Ambos todavía eran muy pequeños, tres y cuatro años tendrían, si la memoria no le fallaba. Lo que sí recordaba con claridad es que había sido un día de agosto. Lo recordaba muy bien, porque aquel día llovía muchísimo, algo inusual en la mente infantil de Isaki que no entendía como en un mes destinado al verano, lloviera tan intensamente. Ambos estaban durmiendo la siesta, porque por aquel tiempo, su hermano se había malacostumbrado a dormir poco por las noches y como dormían en la misma habitación, en consecuencia, le perjudicaba a él también. Pero entre la lluvia que apenas lo dejaba dormir y su hermano que tenía ganas de ir al baño y no quería ir solo (de aquellas sus digimon eran Snowbotamon y Poyomon y ambos dormían como troncos), pues fue cuando descubrieron que en la sala, se encontraban sus padres junto a sus tíos charlando de algo tan delicado que tenía a su madre de los nervios.

Ambos niños habían estado preocupados por ese estado que veían en su madre por primera vez. Por no hablar de su padre, que tenía una expresión extraña y sombría. Y fue en ese momento cuando descubrieron que habían tenido una hermana llamada Kibou y que había muerto…

Corrección.

Había sido asesinada por dos de los digimon demonios más peligrosos del Mundo Digimon cuando solo tenía unos tres años.

Un incidente que había marcado profundamente en el corazón de sus padres, y que ante ellos, trataba de simular que todo estaba bien. Seguramente, para que no se sintieran aterrorizados en el día a día de que les pasase lo mismo que a Kibou.

Sin embargo, al parecer, su hermano Takeshi había auto decidido simular un carácter exageradamente extrovertido con la intención de que en su casa siempre reinase la alegría y las risas. Todo para que su madre no volviese a sentirse como aquel día en que la habían visto.

A juzgar por la expresión lúgubre de Tokomon, estaba claro que Takeshi le había contado a su digimon sobre Kibou, cómo él lo había hecho con Nyaromon.

Sin embargo, que desde los tres años su hermano se sintiera con ese estado de ánimo…

-¡Isaki, mira!

La sorpresa que tenía ahora su digimon hizo que Isaki no hurgara más en los recuerdos del pasado y se girase preocupado para saber qué es lo que había llamado tanto la atención de su digimon y del resto de sus amigos.

El alivio lo envolvió de arriba abajo dejándolo caer en un gran suspiro al ver que ante ellos aparecía, por fin, alguien conocido.

Centarumon se acercaba a galope tendido hacia los niños, los cuales, muchos se sentían aliviados de poder encontrar a un digimon que conocían muy bien y que pudiera ayudarles y a aclararles porqué habían acabado en el Mundo Digimon de forma tan repentina y porqué tenían digivices distintos a los que tenían sus padres. Y lo más importante, era si él sabría dónde estaban sus padres.

Cuando Centarumon llegó hasta ellos, todos los niños y sus digimon lo rodearon y empezaron a hablar a la vez, expresando cada uno cosas distintas, desde la alegría de poder encontrarle hasta el querer saber porqué no podían volver a su mundo de origen.

Centarumon los calmó aludiendo que él no podía contarle los detalles, y que Gennai se encargaría de explicarles la situación. Pues había sido el agente del Mundo Digimon el encargado de pedirle a Centarumon y a varios de los digimon aliados y de tipo seijukuki para arriba que los buscasen desesperadamente.

El digimon centauro no agregó mucho, dejó que el velo del misterio los envolviese y que el propio Gennai fuese el responsable de explicárselo todo y aclarar las dudas que tuviesen, pese a la insistencia de muchos en querer saberlo en ese momento.

-Lo siento, pero no puedo. Hay detalles que ni yo ni los demás sabemos muy bien.

-Solo una cosa -pidió Isaki con desesperación en que al menos a su pregunta le contestara-. Nuestros padres… ¿Están aquí? ¿Están con él?

-Mucho me temo que no. Ellos también están desaparecidos.

Frustrados, tristes y decepcionados, los niños siguieron a Centarumon en el camino hacia dónde estaba Gennai. Algunos niños y digimon se turnaban para aprovechar al digimon de tipo seijukuki para ir montados en él y así no patear tanto. Los únicos que no aprovecharon esa ventaja fueron Nat, Aki y sus digimon. Tsunomon seguía en brazos de Aki que lo seguía teniendo sujeto y sin intenciones de soltarlo nunca. Y Aki cuando manifestaba gestos de estar cansado, Nat lo cargaba y lo llevaba a cuestas. Seguía desechando el ofrecimiento que le daban sus primos, Toji y Musuko en querer cargarlo para que ella no se sobre esforzara, donde ni siquiera aceptaba que un digimon fiable como Centarumon lo llevase a su lomo y así ella pudiera descansar. Pyokomon a su lado, la miraba de reojo, donde avistaba vestigios de cansancio en su amiga. Estaba tan enfocada en su hermano pequeño que no se cuidaba ella misma y temía que se desplomara en cualquier momento. Ese miedo se lo contaba cuando nadie las escuchaba, pero Nat aseguraba que estaba bien. Pero Pyokomon estaba convencida de que no. Por eso, en ningún momento era cargada por su compañera humana. No quería ser una carga más para un cuerpo tan frágil como el de ella.

Tardaron menos de una hora en llegar a una construcción de especie de ladrillo de color gris de unos ciento cincuenta metros de altura. Habían muy pocas ventanas, cuatro había contado Kazumi y una única puerta que parecía estar hecha de madera, era lo único cómo acceso de entrada.

Nada más llegar a la puerta, ésta se abrió mágicamente de la misma forma cuando Aladino había dicho Ábrete sésamo en una de las historias de Las mil y una noches, lo que inquietó y hasta asustó más a los niños.

Pero Centarumon estaba con ellos, incluso él se había adentrado el primero sin ningún atisbo de duda o preocupación, por lo que tenían que confiar en él y hacer lo mismo.

Satoshi se puso escéptico y cómo no le conocía como el resto, acusó de que Centarumon tenía que ser un enemigo y que los estaba guiando a una trampa.

-Es que es muy raro. No hemos visto a ningún digimon y va y aparece este digimon de la nada y nos lleva a este sitio tan sucio y vulgar.

-¿O es que acaso alguno de vosotros lo conoce? -siguió Tanemon como punto de apoyo de su amigo, alimentando más la desconfianza.

Las caras de todos indicaban la negativa y a encontrarle la lógica a sus palabras y a rallarse la cabeza.

¿Sería verdad que Centarumon los estaba engañando y llevándoles ante una trampa?

Cómo no les había explicado nada de lo que pasaba, simplemente escudándose de que sería Gennai quién se lo explicase, ellos, con toda la ingenuidad del mundo, se lo habían creído a pies juntillas y a seguirle sin pensárselo dos veces.

-¿Qué deberíamos hacer, Isakisan? -preguntó Misato al líder, donde confiaba en la decisión que él les diera.

Isaki miró a sus amigos, donde todos estarían de acuerdo si tenía la intención de confiar en Centarumon y entrar en ese misterioso lugar. Confiaban tanto en su sentido de la responsabilidad que era demasiada carga para él. Luego, miró hacia dentro donde Centarumon se había detenido confuso de que los niños no le siguieran.

-¿Ocurre algo? -preguntó el digimon desde el interior.

Isaki lo miró con atención. Según el libro de su padre, Centarumon había sido un digimon que había estado controlado por la rueda negra de Devimon, el primer enemigo que su padre y amigos habían tenido que enfrentar.

Una vez liberado del control de la rueda negra, Centarumon había sido uno de los principales digimon que les habían ayudado y que recopilaba información para transmitírsela después a Gennai.

No había ninguna razón para desconfiar de él. Además, durante el trayecto, Isaki lo había estado observando dónde no había encontrado nada sospechoso en el digimon.

-Entremos -determinó para disgusto de Satoshi y de Tanemon-. Por si acaso, mantengámonos apiñonados y los digimon alertas ante algún ataque sorpresa.

Ante esa pequeña inseguridad, Shin y Minami se asustaron tanto, que no dudaron en apegarse a los que más confianza tenían. Nat cargó a Aki y lo apretó fuertemente contra sí, donde Pyokomon no necesitó que su amiga le dijera que vigilase su retaguardia.

Con pasos lentos y vacilantes, los niños y sus digimon se adentraron en esa construcción extraña. La entrada estaba a oscuras, y apenas se visualizaba sus propias figuras. Cuando estuvieron bastante alejados de la entrada y no daban visto ni por dónde pisaban, una pequeña y repentina luz apareció ante ellos. Casi todos se asustaron por ese movimiento brusco, pero solo se encontraron con que Centarumon había desplegado uno de sus brazos apreciándose el resplandor que indicaba que iba a atacar a alguien.

Todos se pusieron de forma ofensiva y sorprendidos, mientras miles de cosas viajaron por sus mentes.

Arrepentimiento.

Frustración.

Traición.

-Es por aquí -guiándoles, ignorante de cómo se sentían realmente los niños y sus digimon.

Y contrario a lo que habían pensado de forma unánime, Centarumon solo había activado el resplandor de ataque para seguir el camino y que la luz los sirviese como guía para que no tropezaran o se perdieran.

Un nuevo alivio los envolvió y a seguirle un poco más tranquilos, menos Satoshi que seguía creyendo que los estaba llevando a una trampa.

El camino continuó durante unos minutos más y al final vieron una luz brillante que los cegó por unos momento. Cuando sus ojos pudieron acostumbrarse a la luz, se quedaron asombrados ante lo que veían.

Había decenas de Gennais que se movían de un lado para otro sin descanso. Trabajaban en distintas labores, cómo el arreglo de la maquinaria o estar ante monitores donde no se veía nada relevante. También, en una zona bastante apartada vieron como había otro Gennai se encargaba de cuidar a uno que estaba con los ojos cerrados y encamado.

En aquel interior, además, habían grandes ventanales que llegaban hasta el techo donde se veía, por lo que parecía, otra habitación. De allí se veía como algo brillaba y que debido a que solo veían la parte de arriba, no podían comprobar la razón. Les llamaba la atención que no hubiese ninguna puerta que pudiera comunicarse con aquella sala.

Maravillados por lo que estaban viendo, se sorprendieron cuando sus digivices empezaron a iluminarse y a resonar al mismo tiempo. Los niños y sus digimon no entendieron nada de nada. Muchos empezaron a preguntar en alto qué es lo que estaba pasando.

-Es el reconocimiento del digivice ante un lugar de luz -les había dicho uno de los Gennai que se había acercado a ellos.

-¿Qué significa eso, Gennaisan? -no tardó en preguntar Kazumi, asumiendo que aquél era el auténtico Gennai.

El hombre quedó callado por unos momentos y observó a cada uno de los niños. Ellos eran ahora la esperanza del Mundo Digimon, del humano y…

-Venid por aquí. Estaréis cansados y será mejor hablar de todo en un lugar más tranquilo y después de que llenéis el estómago.

Siguiendo a Gennai, los niños y los digimon se fijaron en que Centarumon se marchaba por el camino en el que habían entrado.

Mientras andaban, aprovecharon para cotillear lo que había a su alrededor y cuando pasaron a través de los grandes ventanales donde estaba el resplandor, los niños más sus digimon quedaron impresionados y sin entender nada.

En aquella sala veían a muchísimos digimon apiñonados unos contra otros. Alrededor de ellos se encontraban las cuatro bestias sagradas, donde sus cuerpos brillaban sin cesar y envolvía a los digimon que estaban en el centro, cómo si les quisiesen transmitir energía.

-¿Por qué están todos los digimon ahí? ¿Y qué hacen las cuatro bestias sagradas? -preguntaba Koromon parado como el resto y observando extrañados qué es lo que sucedía.

-Es el refugio que hemos creado para proteger a todos los digimon de este mundo -explicó Gennai inexpresivo.

La siguiente pregunta era saber el porqué necesitaban un refugio y cómo que todos los digimon del mundo. Pues en teoría, los digimon eran inmensos como los humanos en el mundo humano, y ahí solo había una octava parte de los digimon. Pero Gennai se mantuvo serio y continuó andando, prometiéndoles que se lo contaría todo después de que ellos comiesen y descansado.

Pero ante semejante panorama que estaban viviendo, ¿quién tendría estómago para comer?

Más de uno pensó que no les iba a gustar lo que les contaría.

Una vez que llegaron a otra habitación más amplia, cálida y confortable, y después de que otro Gennai les sirviese un buen plato de comida a cada uno, ambas copias esperaron a que los niños estuvieran satisfechos. Aunque se notaba que a pesar del rugido que salían de sus estómagos, algunos estaban más interesados en saber qué era lo que pasaba en vez de comer.

-Gennaisan, por favor, díganos qué está pasando -pidió Isaki, aunque era más un ruego.

-Está bien -suspirando pesadamente-. Os contaré todo lo que pasa y el porqué tenéis esos nuevos digivices. Para entenderlo mejor, será mejor empezar desde el principio.

Todos tragaron saliva, expectantes, atemorizados y curiosos por lo que Gennai les contaría.

"Todo comenzó hace unos meses en el mundo humano. Repentinamente, recibimos un mensaje urgente de Koushirou donde nos avisaba de que se habían abierto puertas hacia el Mundo Digimon en el espacio exterior de vuestro mundo, el humano. Mientras, en el mundo humano, hacían los preparativos para cerrar las puertas que habían en el espacio, donde Yamato se encargaría de cerrarlas, nosotros, tras haberlo consultado con las cuatro bestias sagradas y Huanlongmon, se organizó una evacuación de emergencia para evitar que los digimon lo cruzasen sin querer.

Mientras se llevaba a cabo los preparativos, todo en el Mundo Digimon fue estable y no sufrimos ningún tipo de problema. La evacuación había sido un éxito y las cuatro bestias sagradas y Huanlongmon se habían reunido con todos los digimon del Mundo Digimon como guardianes protectores a la espera de recibir el comunicado por parte de Koushirou de que las puertas estaban cerradas.

Todo marchó según acorde al plan que realizamos conjuntamente. Las puertas seguían funcionando con total normalidad, abriéndose y cerrándose a voluntad del humano. Pero, dos días después del éxito del plan, sobre el cielo aparecieron partículas negras que cayeron como lluvia y que al tocar a los digimon, estos desaparecían por completo.

Más de la mitad de los digimon cayeron, entre ellos, Leomon (NA: es un clásico que Leomon muera, ¿acaso en mi fic no? XD), bebés digimon, digihuevos…

Aprovechamos el lugar de evacuación que habíamos creado para proteger al resto de digimon supervivientes. Mis copias y yo lo cubrimos con una piedra especial para que las partículas no cayesen sobre ellos. Pero sucedió algo más. Los digimon supervivientes que estaban en etapas superiores, regresaron a su anterior etapa, llegando incluso a convertirse en digihuevos, como si de las partículas negras que cayeron tuviesen un gas contaminante. Para evitarlo, las cuatro bestias sagradas estando usando su propia luz para evitar que los digimon perezcan.

Por supuesto, quisimos ponernos en contacto con Koushirou y el resto de embajadores digimon en el mundo humano, sin embargo, las comunicaciones con el mundo humano quedaron cortadas, lo mismo que el acceso a vuestro mundo.

Mis copias y yo nos reunimos y junto a los digimon que no estaban infectados con esas partículas construimos todo esto, en búsqueda de la forma para poder contactar con vosotros.

Mientras lo intentábamos, durante nuestra investigación sobre las partículas, descubrimos su lugar de origen.

Supongo que ya lo sabéis, pero este mundo, el Mundo Digimon es un mundo paralelo al vuestro, compuesto por datos digitales que tienen forma y vida. De la misma manera, que existen el Mundo Digimon y el humano, también existen otros mundos paralelos, como es el Mar Oscuro, el otro Mundo Digimon dónde aterrizaron Taichi y los demás tras el supuesto reinicio del Mundo Digimon, incluso existen varios mundos donde se registra la raza humana. Nosotros y Koushirou tenemos constancia de todos estos mundos paralelos o dimensiones, si lo queréis llamar así. Sin embargo, hemos descubierto la existencia de un nuevo mundo. Uno nuevo y desconocido como si alguien o algo lo hubiese creado de la nada. Ese mundo es desde dónde crearon las partículas negras que lanzaron sobre nuestro Mundo Digimon y que provocó la eliminación de más de la mitad de la raza digital.

En ese mundo, hemos detectado varias cosas muy importantes.

Ese mundo tiene vida digital. Sin embargo, sus datos no tienen el mismo patrón que el de un digimon normal y corriente. Es como si estuviesen alterados.

También hemos detectado datos humanos y digitales que conocemos muy bien y que se trata de vuestros padres y sus digimon.

Al principio pensamos que se trataba de un extraño mundo y que vuestros padres y sus digimon habían caído allí sin querer, pero una voz habló a través de ese mundo, alertándonos que tenía a Taichi y a sus amigos secuestrados y que si los queríamos liberar, que llevásemos a sus hijos a ese mundo.

Obviamente, y por respeto a vuestros padres, no estábamos dispuestos a ceder a sus exigencias y a exponeros a un grave peligro.

Huanlongmon, el líder de las cuatro bestias sagradas se fue hacia aquel nuevo mundo con la intención de rescatar a vuestros padres.

Huanlongmon es el centro del Mundo Digimon, lo más parecido a un dios en este mundo. Por eso, tras el repentino decrecimiento de poder que sufrieron las cuatro bestias sagradas, dedujimos que Huanlongmon había perecido.

Ante nuestra negación de no querer enviaros y nuestro atrevimiento de ataque, volvió a llover por más de una semana partículas negras sobre el mundo digimon. Aquella voz distorsionada amenazó con dejarlas caer sobre el mundo humano y de matar a los elegidos si no cumplíamos sus exigencias…

No teníamos más opción.

Pero sin poder contactar con el mundo humano y sin poder abrir una puerta para poder acceder, nos encontrábamos entre la espada y la pared.

La única solución que nos quedaba era la de crear nuevos dispositivos digitales y que estos funcionasen como acceso al Mundo Digimon para que pudierais venir y rescatar a vuestros padres.

Esos dispositivos que tenéis, funcionan con una luz más potente que los digivices de vuestros padres. Para que estos pudiesen funcionar, tuvimos que usar la energía de una de mis copias para activarlos.

Ilya está en coma y no sabemos si sobrevivirá, pero esto es un sacrificio que hemos aceptado y asumido para evitar una tragedia mayor.

Ahora la esperanza para salvar a vuestros padres, a los digimon, el mundo digital y el mundo humano está en vuestras manos"

.

En uno de los mundos paralelos, un humano adulto se encontraba con la vista plantada sobre la hoguera que había creado para que le diese calor.

A su lado, su digimon hacía vigilancia. Su aspecto era oscuro y tétrico. El digimon lucía intranquilo y tenía ganas de atacar a quién se le cruzara en su camino.

-Cálmate, Cyberdramon -le advirtió el humano.

Las ropas de aquel humano estaban viejas y gastadas. Tenía la tez aceitunada y su pelo era castaño y bastante largo, señal de que era un explorador de dicho mundo y que no tenía mucha muda o artilugios con los que poder cuidar mejor su aspecto. Un aspecto que las chicas que lo conocían, se desmayarían si lo viesen ahora con semejante aspecto de vagabundo.

Sonrió.

A él no le importaban esas chicas. Solo había una que lo había cautivado de verdad, y que todavía seguía resistiendo a sus encantos.

Un nuevo ruido se escuchó desde el lugar solitario en el que el humano se encontraba, pero éste no procedía de su digimon. A su lado y con heridas graves, había alguien más, otro humano.

El adulto se giró a verlo, y siguió haciéndose cargo, procurando que viviese, pese a que algo o alguien le había arrancado el brazo izquierdo de cuajo. Un torniquete impedía que se desangrase.

El herido empezó a sudar como si tuviera fiebre y a tener lo que parecía una terrible pesadilla.

-Resiste. No te rindas. Pronto llegaremos al mundo humano.

Y el herido entreabrió los ojos y de sus labios musitó un nombre.

-Sora…