MARAÑA · Hacia lo desconocido

1ª PARTE – Seichouki

No podía dormir.

Tras haber escuchado toda la explicación de Gennai, Nat todavía seguía sin entender porqué Aki tuvo que ser elegido por el digivice de la amistad en lugar de su hermano Yuuta que estaba mejor capacitado y preparado.

Gennai les había explicado también que aquellos nuevos digivices estaban imbuidos con el poder del respectivo emblema que habían tenido sus padres, y que estos se habían dirigido al heredero de la respectiva característica.

Le extrañaba que a ella le tocase el amor, cuando el único amor que sentía era por el de su familia. Una familia que ahora estaba destruida y perdida. Pero que su hermano pequeño fuese el heredero de la amistad… ¿Por qué? Él era muy pequeño para entender lo que era la verdadera amistad. Yuuta, en cambio, sí que había atravesado un problema en base a la amistad con su mejor amiga Sanae, y al final, lo había superado.

¿Por qué?

El peligro al que se enfrentaban era muy grande, demasiado para su inocente hermano. A ella le daba igual arriesgarse, si era para salvar a su madre y a Piyomon, y estaba convencida de que Yuuta pensaría lo mismo. Pero Aki… él no. No podía exponerlo a semejante peligro.

Le había pedido a Gennai, casi amenazado, que usasen de nuevo el poder de los digivices para intercambiar el lugar de Aki con el de Yuuta.

Yuuta estaría gustosamente encantado con la idea.

Ambos hermanos querían tanto a Aki, que ahora solo podía confiar su cuidado en su propio digimon y en su hermano mayor o Zabumon… si estuvieran.

Pero Gennai le había recordado que aunque pudiesen hacerlo, tendrían que usar la energía vital de otra de sus copias. Por unos segundos, a ella le había dado igual desperdiciar la energía de alguien a quién apenas conocía, si con eso conseguían realizar el intercambio. Pero su hermano pequeño había reaccionado demasiado pronto, y a negar que no quería que por su culpa, se malgastara la energía de otra vida y que por su culpa le pasase lo mismo que a su padre. Había empezado a llorar de tal manera, que ni ella, ni Tsunomon habían podido calmarlo. Al final, había caído dormido de tanto llorar y Nat solo podía sentirse culpable de haber creado ese sentimiento negativo en su hermano pequeño. Era consciente de que gracias a eso, habría bajado bastantes puntos en sus seguidores o en los que la consideraban una amiga, pero eso ya no le importaba. Solo quería que Aki regresase a casa sano y salvo.

Observó a su hermano pequeño que dormía abrazado a su digimon con desesperación. Sus lágrimas aún permanecían de sus ojos cerrados. Ella se los apartó con cuidado para no despertarlo.

Observó al resto de sus amigos que dormían plácidamente, después de la dura semana que habían tenido donde no estaban acostumbrados a dormir al raso y en la fría piedra. Algunos tenían expresiones serenas y relajadas en sus caras, disfrutando de la comodidad del futón como si no supiesen lo que los esperaba al día siguiente.

Después de la explicación que Gennai les había dado, todos estuvieron de acuerdo en que no les importaba ir a ese extraño mundo dónde estaban sus padres prisioneros. Eran sus padres, sus queridos padres quiénes estaban allí y si ellos eran los únicos que podían ayudarles, pues no iban a vacilar en ningún momento (o por lo menos, Nat pensaba de esa manera). Y desde luego, no querían que murieran por su culpa. Daba igual si morían en el proceso, pero no iban a permitir tal atrocidad si todo dependía de ellos.

Gennai se había sentido complacido de su actitud. Por eso que les había dicho que mientras los esperaban, sus copias y él habían preparado dimensiones virtuales o mundos simulados con digimon hecho de hologramas para que se entrenaran.

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"-Teniendo en cuenta el enemigo, debemos acelerar la evolución de vuestros digimon. Por eso hemos creado esta especie de mundos falsos donde habrán digimon con los que tendréis que enfrentar. Sin embargo, estos digimon no serán auténticos, sino meros datos creados por ordenador, es decir, hologramas. Esto será algo parecido a esos juegos de simulación que tenéis en vuestro mundo, con la diferencia que lo viviréis de una forma más realista. Hemos configurado el tiempo de estas dimensiones, para que no forcéis la digievolución de vuestros digimon. De modo que, una hora aquí, equivaldría a un día completo en el mundo simulado. Os abasteceremos de provisiones y todo lo necesario para la aventura y aunque los árboles, agua, y plantas sean simulados, están nutridos de energía natural, por lo que podréis aprovechar todo lo que esté en el medio para que podáis aprovecharlo cuando se os terminen las provisiones. Sin embargo, existe un pequeño problema y es el procesamiento de datos que equivale un digimon en su distinto nivel. Al haber tenido poco tiempo para crear estos mundos y debido a la intensidad de datos que almacenan los digimon de tipo seijukuki y kazentai, debemos dividiros en distintos grupos de seis para la evolución a seichouki; cuatro para la seijukuki; y tres para la kazentai. Lamentablemente, hemos tenido fallos y errores con el mundo simulado para que podáis alcanzar el último nivel, el de kyuukyokutai. Pero esperemos que con el poder de vuestros digimon en el nivel kazentai más el poder de los doce emblemas, sea suficiente para que podáis sobrevivir en el nuevo mundo y rescatar a vuestros padres.

Nat revisó su propio dispositivo, observando más el emblema del amor que estaba tallado entre el emblema de su padre y el del conocimiento. Que Pyokomon alcanzase el nivel seichouki y seijukuki no sería un problema. Pero para el nivel kazentai tendría que estar potenciado con el emblema del amor. Un amor que ella había perdido, tras haber perdido a sus padres.

¿Cómo iba a salvar a su madre si no tenía el amor para que su digimon evolucionase al nivel kazentai?"

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Esa es una pregunta que se seguía haciendo y que todavía no daba encontrado respuesta.

Soltando un suspiro de derrota, tras dar un último vistazo a su hermano donde Pyokomon estaba bien cerca de él, se levantó de su futón con cuidado para no hacer ruido y decidió dar una vuelta por la base. Esperaba que de esta manera pudiera aclarar mejor sus ideas y buscar una alternativa a la digievolución kazentai sin la necesidad de tener que amar a alguien.

Se paseó por la instalación por dónde había venido, encontrándose a todas las copias de Gennai trabajando sin descanso. Incluso todavía estaba aquella copia que cuidaba del que había dado parte de su energía vital para que los digivices llegasen a ellos.

Si no recordaba mal, Gennai se había dirigido a esa copia con el nombre de Ilya.

Por lo que recordaba de haber leído en los libros de su tío sobre esa copia, Ilya había sido el que había ayudado a su madre y a Miyako de jóvenes cuando ellas habían ido a Rusia para devolver los digimon al mundo digital. En el libro de su tío, se manifestaba el agradecimiento de su madre hacia aquella copia.

Volvió a suspirar mientras una sonrisa triste se dibujaba en sus labios.

Seguro que su madre se sentiría decepcionada si hubiese visto cómo había reaccionado ante Gennai, de que usase la energía de otra copia para que intercambiasen a Aki por Yuuta.

Esas copias, aunque eran copias de un mismo ente, habían ayudado mucho a sus padres en el pasado, y ella tratándoles como si fueran basura fácil de desechar.

Luego, se acercó a la cristalera donde la luz de las cuatro bestias sagradas, continuaba emitiéndose sin descanso. Las cuatro bestias sagradas seguían dándole luz y vida a los digimon infectados por las partículas para que estos no perecieran y que la raza digital no se extinguiera.

Teniendo más libertad y tiempo para verlo, Nat se fijó que entre ellos se encontraba Elecmon.

Elecmon era el encargado de cuidar de los digimon bebés y de los digihuevos que habían en la Ciudad del Comienzo desde tiempos muy remotos. Ver como ese pequeño digimon de nivel seichouki se esforzaba también en seguir viviendo y abrazaba a uno de los pequeños digimon, resultó ser una escena desgarradora que era imposible seguir mirándola.

-¿No puedes dormir?

La niña se sobresaltó al escuchar la repentina voz de su primo. De hecho, debía estar tan ensimismada en lo que veía que no se había dado cuenta de cómo Takeshi estaba casi a su lado.

-Por lo que veo tú tampoco -contestó ella aún recuperándose del susto.

El niño se encogió de hombros y se volteó para observar el mismo panorama desolador que su prima veía.

-Ya sabes que desde niño duermo más de día que de noche. El día me produce paz y tranquilidad, mientras que la noche es aterradora y oscura, y todo lo oscuro es despreciable.

Nat lo miró con el cejo arqueado. Su primo estaba hablando con un tono irreconocible. Era cómo si alguien lo hubiese poseído y estuviera ante una persona distinta.

-Me asquea -reveló con ese matiz lleno de ira-. Ese mundo dónde están secuestrados nuestros padres y lo que les hicieron a los digimon. A mi hermana… No se lo perdonaré nunca.

-Takeshi, ¿a qué viene eso ahora? ¿Te ha pasado algo?

Preguntó Nat sorprendida por ese carácter suyo tan extraño que por un momento, llegó a pensar que no estaba ante el primo que conocía desde la cuna.

Él se quedó callado unos pocos segundos, para después asentir con una sonrisa despreocupada y confuso por la pregunta de su prima.

-¿De qué estás hablando?

Antes de que Nat pudiera agregar algo y pensar que la estaba tomando por loca, Gennai se acercó a ellos, sin entender porqué seguían despiertos. Los convenció de que tenían que descansar, ya que al día siguiente les esperaba un día muy largo y tenían que estar repletos de ánimo y energía. No tuvo problemas con Takeshi, ya que contestó con un efusivo sí, pudiendo así, huir de las palabras de su prima, el cual la había dejado cómo lunática al hacerle creer que no había visto nada extraño. Pero lo que Takeshi había presenciado y lo que estaba viviendo, hacía que su parte negativa saliese a flote y no pudiera contenerla.

-Por cierto, pequeña -le dijo Gennai a Nat reteniéndola-, espero que esto te deje un poco más tranquila, pero ya estamos trabajando en la creación de dispositivos digitales para que vuestros hermanos mayores puedan venir también a este mundo y al mundo nuevo para que os ayuden.

La actitud de la hija de Yamato y Sora había conmovido a Gennai y a convencer a sus copias para crear aquellos dispositivos sin descanso, dónde incluso, si era necesario, él se ofrecería voluntario para dar su propia energía vital para que estos pudieran activarse y llegar a su respectivo dueño.

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MUNDO HUMANO 15 de agosto del 2026 (tres de la tarde)

Arisa miraba un papelito que había descubierto en uno de los cajones de Daisuke.

No es que ella fuese una fisgona que revisa las cosas de su marido en su compartimiento particular. Pero cuando su digimon le había dado la pista de que él tuviese algún dato sobre la familia que había adoptado a su hijo, no se había podido resistir.

Lo que menos se hubiera esperado era la facilidad con la que lo había encontrado. En aquel pequeño papel arrugado y que debido a los años, estaba bastante amarillento y gastado, se apreciaba la dirección y el número de teléfono para contactar con la familia Hanazawa. La familia que había adoptado a su hijo cuando ella había dado a luz.

Su digimon Kairumon observaba con fijeza como su amiga se debatía entre llamar o no. Pues ella sólo tenía la intención de llamar sólo para saber que Daichi estaba bien. No necesitaba que le recordaran que en uno de los puntos acordados y firmados en el contrato, era el de no inmiscuirse en la vida personal del niño. Solo quería saber que su hijo no había desaparecido como Musuko. Aunque eso era lo mismo que estar interesada en él. Tenía mucho miedo de que sus actos perjudicasen legalmente a Daisuke y la fama que había conseguido con tanto esfuerzo con su negocio de restauración y se fuesen a pique por su culpa.

No sabía qué hacer.

Estaba tan perdida, que ni siquiera tenía a alguien con quién compartir esa pena. Y empezó a llorar desgraciada y rindiéndose de que no debía llamar para preguntar por su hijo.

-Arisa… -murmuró su digimon acercándose a ella y brindarle su calor corporal.

-No puedo. Quiero saber si está bien, pero no puedo. ¿Y si esto perjudica a Daisukesan?

-Puedes fingir que eres la madre de un amigo suyo para saber si llegó a casa. No hace falta que les digas quién eres realmente -le sugirió su digimon.

-¿Y si me descubren? -pues carecía de la exagerada confianza que tenían su marido y su hijastro que eran tal para cual.

-Tranquila, ya verás como no… -alentaba su digimon. Pero antes de que pudiera seguir convenciéndole, escucharon el sonido de la puerta.

La humana y la digimon fueron a recibir extrañadas a quién llamaba. Se llevaron una sorpresa al descubrir a Meiko y resto de mujeres de los elegidos.

-Perdona por venir de improvisto, pero… -empezaba Meiko, hasta que se dio cuenta de las lágrimas que corrían por sus ojos y que Arisa, a pesar de haber intentado apartarlas, no lo había conseguido. De hecho, fue escuchar sus voces, preocupadas por ella, que no se había podido contener, y se echó a los brazos de Meiko, llorando como si no hubiera un mañana.

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MUNDO DIGIMON

El día para ir a esos mundos simulados había llegado. Antes de que partiesen, Gennai y los suyos les había ofrecido un delicioso desayuno para que fueran con las pilas cargas. Cuando finalizaron los guio hacia una sala llena de grandes monitores donde solo una copia las custodiaba.

-De acuerdo con vuestros parámetros, he dispuesto que para la primera simulación, dividir en un grupo a los hijos de la generación de Taichi, menos a los hijos de Takeru y Hikari que irán con los hijos de la generación de Daisuke.

El primer en estar en desacuerdo con esa división de grupos fue Musuko. Pues no solo estaría separado de su querida Nat, sino que además, ella estaría junto a tres de sus rivales, siendo Toji el más peligroso.

Protestó ante Gennai que no entendía la actitud de Musuko y tuvo que ver cómo Toji se jactaba de ello, donde, tras colocar una mano sobre la espalda de Nat para guiarla, dijo.

-Bueno, Nat, creo que será mejor ir yendo. Es mejor terminar pronto y hacernos fuertes para salvar a nuestros padres que perder el tiempo con tonterías como está haciendo Musuko.

El odio que le tuvo Musuko a Toji en esos momentos fue intenso, cómo para jurar que se las pensaba devolver. Pero en ese momento, tuvo que tragarse la rabia y ver cómo su amada se iba con Toji y su equipo hacia uno de los monitores que lo llevarían al mundo simulado.

-¡Vamos Musuko, no te deprimas! -le dijo Takeshi colgándose sobre él con una sonrisa pícara.

-Que vamos a pensar que no estás a gusto con nosotros -se quejó Tokomon.

-Además -prosiguió Takeshi susurrándole ahora al oído-, piensa que si volvemos antes que ellos, podrás aprovechar para pedirle a Gennaisan que te ponga con mi primita en el grupo de cuatro.

Ante esa idea, Musuko cambió de carácter y sintiéndose animado y lleno de energía, con un grito de guerra animó a su grupo a ir de inmediato al mundo simulado y demostrar que ellos eran mejores y llegarían antes que el grupo de Toji.

Takeshi solo miraba a Musuko riéndose entre dientes con su Tokomon sobre su cabeza, cómplice de su broma y murmurando lo divertido que sería ahora la situación.

Su hermano a su lado, lo miraba en una mezcla de desaprobación y sorprendido de cómo llevaba su actuación de niño gracioso y despreocupada en todo momento.

-Bueno -comenzó de nuevo Gennai, tras aclararse la garganta y tenido a los dos grupos a cada lado. Todos ya estaban preparados con sus mochilas que otra de sus copias les había dado y abrigados con chaquetas térmicas-, os recuerdo que para hacerlo más realista, en los mundos simulados contareis con todo tipo de fenómenos atmosféricos. Los digimon deben sentir que estáis en peligro para que digievolucionen, y aunque los digimon sean falsos, estos os atacarán si os ven.

"Aunque os ataquen, no tengáis miedo a morir, pues os recuerdo que son hologramas o imágenes hechas en 3D pero con la misma conciencia y ferocidad que el digimon original.

Los digimon con los que os enfrentaréis no han sido seleccionados al azar. Y confío en que salgáis vencedores en cada mundo.

También hemos dispuesto que en caso de que si varios de vosotros logra la digievolución y derrota al enemigo, y el resto del equipo no, aparecerá otro digimon para que tengáis otra oportunidad.

Cada mundo será distinto y no podemos deciros qué es lo que hay. Solo puedo deciros que cada mundo está enumerado. Para la evolución seichouki están los mundos uno y dos; para la seijukuki, los tres, cuatro y cinco; y para la kazentai, los mundos seis, siete, ocho y nueve.

En esta primera prueba, el mundo uno estará asignado al equipo de Toji, y en el dos, al equipo de Musuko.

Quisiera daros varios consejos para que no repitáis los mismos errores que cometieron vuestros padres en el pasado. La primera ante todo, es que no forcéis la digievolución de vuestros digimon. Tenéis tiempo suficiente para que los digimon digievolucionen. Recordad que un día en el mundo simulado, equivale una hora aquí. Otra advertencia importante es que, recordad que lo que viváis será necesario para que podáis crecer. Lo que haya en el nuevo mundo será desconocido y es preferible que vayáis bien preparados para cualquier eventualidad que se os presente.

Por otro lado, vuestros digivices cuentan con un sistema GPS, para evitar que os separéis por diversas circunstancias. Los nuevos digivices cuentan también con un analizador digital actualizado para que podáis evaluar y analizar a vuestro enemigo y cómo atacarle.

Cuando vuestros digimon hayan alcanzado el nivel exigido, pulsad durante cinco segundos el botón grande del digivice. Una señal nos llegará a nosotros y nosotros nos encargaremos de traeros de regreso."

-Vamos, Gennaisan, no hace falta ser tan serio -habló Takeshi despreocupado como su Tokomon en su cabeza-. Esto será como cuando juego con Toji a la consola y le gano una y otra vez. Vamos, pan comido.

-Pues ya verás cómo esta vez, ganamos nosotros -sin poder contener las ganas de desafiarlo-. Seremos los primeros en volver.

-Eso, eso -apoyó Koromon.

-Pierdes el tiempo. Yo estoy con los herederos de esperanza y luz, es decir, los que tienen mayor poder de combate -presumió Musuko.

-¿Ehh? ¿Eso significa que si no están ellos, tú no puedes hacer nada?

Musuko se sintió atrapado en su propia provocación y a querer ir hasta su lado y atacarlo verbalmente más de cerca, y quizás si Toji le buscaba más las cosquillas, hasta físicamente.

-Vamos chicos, no es momento de peleas -pidió Kazumi.

-Tiene razón. Tenemos una misión que cumplir y prepararnos para ella -fue ahora el turno de Misato de interceder.

Ambos rivales se dieron la espalda bruscamente enfurruñados y con una idea en común, volver antes que el otro, para demostrar que era el mejor con su digimon ya digievolucionado.

-Koromon, tienes que convertirte en un ultra Agumon y demostrar a ese segundón lo que valemos.

-Chibimon, debes digievolucionar en algo mucho mejor que Veemon para darle una lección a ese prepotente de Toji.

Les decían a sus digimon sin que el otro lo viese, donde los pobres digimon no podían convertirse en algo tan genial, cuando era algo que no sabían hasta que sucediese. Pues podría suceder que se convirtiese en un digimon adorable y poco efectivo como habían sido los casos de Patamon y Plottomon, pues existían muy pocos digimon de nivel seichouki que pudiesen ser amenazadores.

Con esa carga encima, los pequeños digimon junto al resto de digimon y humanos se dirigieron a los distintos monitores que Gennai les había indicado para ir a los mundos uno y dos respectivo.

Una copia que estaba en otro lado sentado ante un teclado complejo que previamente había llamado la atención de Kazumi y un monitor donde estaban dividido en dos imágenes distintas y que arriba ponía uno en el de la izquierda y dos en el de la derecha, empezó a teclear con rapidez y agilidad y los monitores que estaban frente a los niños, empezaron a brillar al igual que sus propios dispositivos.

La inseguridad ante lo desconocido hizo que Aki temiese lo que les ocurriría, así que se aferró todo lo que pudo a su hermana. Ella no tardó en rodearlo con su brazo, transmitiéndole seguridad y la promesa de que todo iba a ir bien. Ella se ocuparía personalmente de ello.

El resplandor de los monitores alcanzó a los niños y los engulló, llevándolos al mundo simulado que Gennai y sus agentes habían preparado.

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MUNDO 1 – Equipo formado por Toji, Nat, Aki, Kazumi, Shin y Satoshi

Los seis niños estaban sorprendidos por lo que estaban viendo. Gennai les había dicho que habían creado simulaciones para entrenarles, por lo que se esperaban un mundo oscuro o un espacio amplio con su cielo azul y su riachuelo. Pero no uno de los tantos paisajes digimon que habían visitado hace años y que había sido icónico para sus propios padres cuando habían sido niños como ellos.

-Eh… ey… ¿esto no es… -empezaba Shin tartamudeando y con su carácter inseguro, donde la presencia de su medio hermano, le imponía demasiado.

-No hay duda alguna -decía Kazumi mirando una montaña con especial atención, como el resto de sus compañeros-. Este mundo simula la isla File.

-¿Y qué tiene de importancia? -preguntó Satoshi que no entendía la sorpresa que todos tenían.

Toji le preguntó si no sabía lo que representaba dicha isla en sus padres, la madre de Satoshi incluida.

Como nunca había sentido interés en las aventuras que su madre había vivido, y observando que era el único ignorante sobre ello, Satoshi se molesto y contestó con bordería a su interlocutor. Su actitud agresiva, hizo que Toji se rebotara y a contestarle de mala manera.

-Era lo que nos faltaba -suspiró Motimon con pesadez viendo cómo Toji a falta de Musuko, necesitaba a alguien con quién pelearse.

Ante la falta de comunicación entre Toji y Satoshi que parecía no tener fin, Kazumi empezó a hartarse y a pedir al mayor del grupo que mediase entre ellos. La petición escandalizó mucho a Shin, que no se podía creer que le pidiesen eso a él. Pues Kazumi no podía pedírselo a Nat, ya que pasaba de ambos y estaba más centrada en lo que había a su alrededor que en la disputa entre su supuesto mejor amigo y el pijo recién llegado, cómo lo denominaba Kazumi y que seguía sin aguantarlo. Solo esperaba que en la siguiente prueba no le tocase con él.

Ante la inseguridad de Shin de tener que actuar como intermediario, Pukamon lo animó a que lo hiciera, alentándolo que eso impresionaría a la chica que lo tenía embobado y que al paso que iba, nunca se enteraría de sus sentimientos.

Sintiéndose un poco más animado y motivado, Shin se acercó a los dos chicos para detenerlos. Pero su inseguridad era tan evidente, que lo único que hizo fue empeorar el cotarro.

-No me vengas con tonterías de que eres el mayor para decirme lo que tengo que hacer. Que solo nos llevamos un año de diferencia -atacó Toji que estaba muy quemado por las palabras de Satoshi.

-Así que mi hermano el cobarde, se atreve a decirme que pare cuando este imbécil me faltó al respeto.

-¡Yo no te falté al respeto!

-¡Soy el nuevo y en vez de decir qué es esto, te pusiste a vociferar cosas sin sentido como una fiera! Es lo que se esperaba de alguien que no tiene educación.

-¡¿QUÉ HAS DICHO?!

-Por… por favor… chicos… -seguí Shin en su papel de intermediario sin éxito.

Apartada de esa pelea, Kazumi miraba desesperanzada cómo de seguir así, ellos no iban a conseguir el siguiente nivel para sus digimon. No le gustaba tener que hacerlo, pero tuvo que pedir ayuda a Natsumi.

Si la rubia ya se aislaba de ellos a propósito, lo que había dicho ayer a Gennai, donde no le importaba lo que les sucediera con tal de que viniese su hermano mayor, fue suficiente para verla como alguien sin corazón y a no querer juntarse nunca más con ella.

Sin embargo, al girarse hacia donde estaba, se encontró con la nada.

-¿Y Natsumisan?

El preguntar en alto por la Ishida, hizo que los tres chicos la tomasen en prioridad y a sentirse preocupados por su ausencia. Su digimon no estaba, lo mismo que su hermano pequeño y Tsunomon.

El primer pensamiento de Shin fue el que algo o alguien los habían secuestrado y a tener miedo. Un pensamiento que era medio compartido por Toji y Satoshi, mientras que la otra parte, la lógica, compartía lo que pensaba Kazumi. Natsumi se había hartado de esas niñerías y se había ido por su lado para hacer digievolucionar a su digimon.

Sin embargo, en Toji, imperaba la parte irracional y a preocuparse por su amiga en extremo. Debido a las buenas y estrechas relaciones que mantenían sus padres, ellos se conocían desde que habían nacido. Había crecido con ella. Y con el tiempo, había empezado a conocerla. Por fuera, era una chica muy atractiva y sencilla. Tenía confianza en sí misma y no parecía tenerle miedo a nada. Además, lo que él sabía, es que ella, muy en el fondo era muy afectiva. Eso lo veía cuando estaba con su hermano pequeño, con Pyokomon o con su madre. Sin embargo, también era algo vergonzosa en algunos asuntos y le costaba mostrar su verdadera cara ante los demás, que acababan malinterpretándola. Pero él, que la conocía de toda la vida, que podía presumir de ser su mejor amigo, sabía lo que había tras toda esa fachada. Una chica encantadora, dispuesta a darlo todo por aquellos a los que ama.

El problema estaba en que tras la muerte de su padre, ella había cambiado mucho. Por temor a que le dijese algo que le disgustase, no se atrevía a acercarse a ella cómo hacía antes. Pero había otro punto de ella que le preocupaba, y es que era demasiado temeraria.

Independientemente de si no había sido secuestrada, ella sería capaz de enfrentarse con las manos desnudas al digimon con tal de que Pyokomon digievolucionase.

-Tenemos que ir tras ella cuanto antes -apremiaba el pequeño Yagami dispuesto a correr para alcanzarla antes de que ella hiciese alguna locura.

Pero la determinación de Satoshi en no querer correr para no sudar la camiseta, lo dejó parado y a mirarlo como si estuviera ante un ególatra que solo perseguía sus propios intereses.

-No hay necesidad de correr para después oler como cerdos asquerosos -seguía en su dedicación en no querer correr.

A Toji le cabreó el hecho de que él, que supuestamente estaba interesado, fuese tan mezquino y falso en no preocuparse por su amiga. Estalló contra él con su Koromon apoyándole. Ignoró cómo una vez más Shin quería interceder para calmarlos, pero lo que dijo Satoshi a continuación, lo dejó cortado.

-¿Que no se supone que tenemos un sistema de GPS instalado en nuestros digivices? ¿Qué necesidad hay de correr para algún lado sin sentido, cuando contamos con un sistema muy eficaz y útil para estos momentos en nuestros dispositivos? -se sentía tan superior sobre él que lo remató añadiendo-. Me sorprende que esa niña pelirroja no se percatara antes, teniendo, supuestamente, el emblema del conocimiento.

Kazumi tuvo ganas de decirle algo, pero Motimon se le adelantó.

-Kazumihan iba a decirlo, solo que como sois unos egoístas que no pensáis en los demás, no le disteis tiempo -defendiendo a su amiga.

-¿Ah, sí? -se burló Satoshi sin creérselo mucho.

Kazumi cogió a su digimon para detenerlo, al tiempo que le daba la espalda y se encargaba de hacer uso de la función de GPS. No había tenido tiempo para estudiar a fondo el nuevo dispositivo y mucho menos la función de GPS por lo que se sorprendió al verlo funcionar.

Al igual que las pantallas INV (que existían en el mundo real y que imperaban en su casa y en el entorno laboral de su padre) aparecía una imagen virtual de un mapa dividido en cuadros iguales. En ellos se señalizaba los puntos donde estaban todos en ese momento, con la característica de que se apreciaban a través de sus propios emblemas y de puntos del color del emblema, que dada la posición, las figuras de los emblemas representaban a los humanos y los puntos a sus digimon. En el punto donde estaba ella, se veían los emblemas de conocimiento, valor, sinceridad e inocencia junto a los puntos de colores: naranja, púrpura, blanco y verde; y no muy lejos de ellos, pero avanzando sin parar, los puntos con las formas de los emblemas de amistad y amor con los puntos de color azul y rojo.

Toji se acercó a ella para ver mejor el GPS de su dispositivo y se alivió de que no estuvieran tan lejos.

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Tal cómo había supuesto Kazumi, Natsumi se había alejado del grupo porque se había hartado de la actitud infantil que mantenían sus amigos.

Sin decir nada y sin contar con la opinión de Pyokomon o de Aki, Nat había cogido la mano de su hermano, llevándoselo a rastras del lugar.

Su paso era demasiado apurado para la pequeña Pyokomon, que saltaba rápido para poder alcanzar a su amiga. Podía entender sin necesidad de palabras, la decisión de alejarse de los demás, pero le parecía insensato no haberles avisado y apurar cómo si tuvieran alguna prisa.

Aki se sentía arrastrado por la mano de su hermana y también confuso de alejarse de sus amigos. Durante todo el camino, no dejó de preguntarle porqué se alejaban de ellos o porque no regresaban a dónde estaban.

-Hermana, contéstame. ¿Por qué no volvemos junto a Toji y los demás? Hermana, por favor, dime algo.

-No puedo confiar en ellos -murmuraba ella entre dientes, sintiéndose a cada segundo más irritación y que lo mostraba en su paso y en su manera rápida de caminar-. Si solo estamos para que nuestros digimon digievolucionen para ayudar a mamá y a los demás, no hace falta que estemos juntos. Yo misma me encargaré de hacer que Pyokomon digievolucione a algo grande y así que mamá vuelva a casa. Pienso conseguirle cueste lo que me cueste.

Las palabras de Natsumi sonaban en forma de susurros que no pudieron ser escuchadas por su hermano pequeño y mucho menos por los digimon.

Entonces, ante ellos, se escuchó un sonido feroz. Algo grande voló sobre sus cabezas, donde la fuerza del viento, los obligó a cerrar los ojos y a agarrarse con fuerza contra el piso y ante ellos, aterrizó un digimon que era, ni más ni menos, que Kuwagamon.

Nat ya tenía su brazo protector sobre Aki, pero la presencia del enorme digimon insecto, hizo que asomase una sonrisa que ocultaba parte del miedo que sentía ante algo que les quedaba muy grande, incluso si Pyokomon digievolucionase al nivel seichouki. Pero solo esperaba que su acto, provocase que Pyokomon digievolucionase en un digimon lo suficientemente fuerte como para derrotarlo.

Nat le susurró a Tsunomon que cuidase a su hermano, dejando a digimon y compañero confusos. Y entonces, Nat se encaminó valerosa ante Kuwagamon y empezó a desafiarle con palabras. Pyokomon fue detrás de ella, asustada y aterrorizada de lo que pretendía su compañera.

-Vamos, Kuwagamon. Aquí me tienes. ¿Quieres atacarme, verdad? Pues venga, estoy preparada -estirando las manos a ambos lados, dejando demasiadas aperturas con la que un rival podría aprovechar para tumbarla.

No hizo falta provocarle tanto, ya que Kuwagamon rugió con fuerza y se dirigió veloz hacia ella.

-¡Hermana! -gritó Aki.

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MUNDO 2 – Equipo formado por Isaki, Takeshi, Musuko, Minami, Osamu y Misato

El otro mundo simulado que pisaba el equipo de Isaki, era bastante distinto al del grupo de Toji, pero reconocido por casi todos, donde no podían dejar de admirarlo con gran sorpresa.

-Esto se parece al edificio de la cultura maya, donde estaban los digihuevos del conocimiento y del amor, ¿no? -preguntaba Misato a los hermanos Ishida.

-Según el libro de mi padre, donde se detallaba mucho el lugar, puedo asegurar que éste lugar es el mismo donde descubrieron esos digihuevos -aseguró Isaki mirando a su alrededor. Tan parecido al Mundo Digimon que tanto conocía, que en ese mundo simulado no tenía la extraña sensación de que algo no iba bien, como en el mundo digital original.

Fue entonces que se fijó en que Musuko no estaba interesado en el paisaje y empezaba a gritar a la nada.

-¡Venga! ¡Aparece de una vez! ¡Estamos aquí! ¡¿O estará dentro de ese raro edificio?!

Isaki se acercó hasta él junto a Nyaromon quién se encargó de preguntarles qué estaban haciendo.

Musuko les respondió con toda calma que estaba llamando al digimon encargado de enfrentarse para acabar con aquello de una vez y regresar antes que Toji y los demás.

-Y así poder hacer equipo con Natchan en el próximo mundo.

El añadido provocó un largo suspiro tanto en Isaki como en Nyaromon, como una pequeña risa en Takeshi y Tokomon, mostrando qué tan distintos eran de carácter, a pesar de ser hermanos. Aunque eso solo fue visto por Misato que sonreía dulcemente por el carácter alegre del que la tenía enamorada. Ella nunca pensó que aquella alegría era una máscara que Takeshi usaba para no mostrar su verdadero rostro. Un rostro cargado de ira y odio hacia todo lo relacionado con la oscuridad y que eso, podría perjudicarle.

-Pero chicos -empezó Minami a hablar algo nerviosa-, tampoco hay que darse prisa. Quiero decir, tenemos tiempo de sobra.

Pues ella que estaba acostumbrada a la vida cómoda del hogar y a ver series de fantasía, le costaba hacerse a la idea de que tuviera que luchar contra algo peligroso para rescatar a sus padres.

Le costaba asimilar la idea, y necesitaba tiempo para procesarlo. Eso sin contar con la actitud despreciativa que tenía Osamu contra ella.

Y su comentario no hizo más que dar un motivo a su hermano pequeño para soltarle un comentario, lo suficientemente bajo pero audible para ella, para seguir manteniendo las apariencias ante los demás.

-Digna de una cobarde que se lava las manos cuando ve que la situación no le conviene.

Su comentario lo hizo pasando por su lado, mientras se acercaba a los más mayores para unirse a ellos.

Poromon manifestó su preocupación y sin entender porque su hermano actuaba de esa manera con ella. Lo peor de todo es que Minomon no hacía ni decía nada para detener a su compañero, es como si lo apoyase o hiciese oídos sordos.

-Es que si sigue así, te aseguro que para la próxima no me pienso quedar callado -perjuraba Poromon empezando a hartarse de la actitud del mediano de los Ichijouji.

-No es necesario, Poromon -le tranquilizó Minami con nerviosismo, donde ella no quería meterse en problemas con su hermano, más por miedo a que le hiciesen algo peor que por otra cosa.

-Pero, Minamisan… -protestó el digimon.

Pero no pudieron seguir hablando ya que el suelo empezó a moverse como si hubiese un terremoto. Un fenómeno atmosférico que tuvieron que descartar ya que también se escuchaba el sonido de fuertes pisadas aproximándose a ellos. Y es entonces, cuando desde la lejanía divisaron al digimon con el que tenían que enfrentarse. El digimon de tipo dinosaurio llamado Tyranomon.

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MUNDO 1

Justo en el momento en que Aki había gritado el nombre de su hermana, alguien había aparecido, tirando a Nat al suelo, provocando que el ataque de Kuwagamon no le alcanzase y solo les rozase.

Con su cuerpo a modo de escudo, impidiendo que dañasen a la niña, Toji había llegado a tiempo para protegerla y que no le pasara nada.

-¡¿Estás loca?! -le gritó cuando Kuwagamon voló en sentido contrario- ¡¿Cómo se te ocurre ponerte en peligro de esa manera?!

Kuwagamon dio un giro de ciento ochenta grados para volver a atacarlos, pero esta vez Pyokomon junto a Koromon les lanzaron su ataque de burbujas, haciéndole un daño molesto que le hizo fracasar en su intento.

-¡Sácate de encima!

Lejos de sentirse agradecida por haberla salvado o de sentirse culpable por sus palabras, Natsumi continuaba con su testarudez de ponerse en peligro para que Pyokomon digievolucionase, pero la fuerza del cuerpo de Toji se lo impedía.

-¡¿Para que te pongas en peligro?! ¡Ni lo sueñes! -haciendo más presión sobre ella.

Su agarre le hizo daño y Nat descubrió en ese momento, que su mejor amigo, pese a que tenían la misma edad, era mucho más fuerte que ella.

Habían estado toda la vida juntos, que le sorprendía ese detalle tan importante, donde hasta la fecha, ella se consideraba alguien fuerte tanto de carácter como de cuerpo.

Kuwagamon más molesto que nunca, atacó con dureza a los dos pequeños digimon y quiso regresar para terminar el trabajo inicial, pero una nueva intromisión apareció ante él, Motimon, Pukamon y Tanemon quiénes le atacaron conjuntamente.

Los tres niños habían llegado hasta ellos, observaban asombrados tanto al digimon que tenían que enfrentar, como la escena dónde estaban Toji y Nat. Shin vio al otro lado a Aki, observando todo con rostro aterrorizado y con tanto miedo, que se podía ver lágrimas resbalar de sus ojos rojos.

Aunque Shin se sentía igual o peor donde incluso tenía la imperiosa necesidad de hacer pis, tragó saliva y sin pensar en nada, se dirigió hasta el más pequeño del grupo para protegerlo. Kazumi lo vio sorprendida y viendo lo que pretendía, fue tras él. El único que quedó en el sitio fue Satoshi. Le resultaba molesto los niños pequeños porque ellos, con su carita inocente, se hacían dueños de los demás, dejando a los que más importaban de lado. Él, en ese caso. Por eso, que no podía soportar a ese niño debilucho que robaba toda la atención de todo el mundo, especialmente de su querida Nat.

Mientras eso había sucedido, Toji seguía tratando de hacer entender que las acciones de Nat eran erróneas y que más que provocar una digievolución, lo que hacía era ponerse en peligro y preocupar a los que quería.

-¡Sé que quieres ponerte en peligro para que Pyokomon digievolucione, y no es así! ¡Estás forzando una digievolución! ¡¿Ya has olvidado que mi padre en su empeño de forzar a que Agumon alcanzase el nivel kazentai, acabó digievolucionando en una forma oscura y terrorífica?! ¡¿Es eso lo que quieres para Pyokomon?!

Claro que Nat sabía lo que le había pasado a Taichi hace más de veinticinco años. En los libros de su tío Takeru que había devorado en más de una ocasión, estaba todo escrito y detallado, y que servían como una moraleja para aquellos Niños Elegidos dónde no debían ir con prisas para alcanzar la digievolución de su digimon.

-Pero… -no quería llorar, pero él la obligaba a hablar de sus miedos interiores y por todo lo que había pasado-. Mi padre ha muerto… Mi madre está secuestrada por una fuerza extraña… Una fuerza que mató a mi padre… Y Aki… Está aquí… No debería… Él no va a ser capaz… De ayudarnos… Porque es demasiado bueno e inocente… Por eso… Tengo que hacerlo yo por los dos… Si Yuuta no está… Tengo que ocuparme yo de todo…

-¡Quieres hacerlo todo tú sola porque no confías en los demás!

-¡Es que no puedo hacerlo! ¡Todos estáis con vuestras tonterías y no puedo fiarme de nadie! ¡Ni siquiera en ti! -explotó con más lágrimas de rabia.

Eso trastocó a Toji porque ella tenía toda la razón. No podía rebatir eso, pero tampoco podía permitir que ella se pusiera en peligro porque no confiaba en nadie.

Kuwagamon que ya estaba fuera de sí, atacó con ferocidad a los intrusos y cuando estos se abalanzaron para volver atacarlo, los apartó de un zarpazo. Pyokomon y Koromon que se estaban recuperando del primer ataque, observaban impotentes cómo con su nivel actual no podían hacer nada.

Puede que estuviesen en un mundo simulado y los que les atacaban fuese un holograma que no podía matarlos, pero el daño que recibían era verdadero y doloroso para sentirse débiles e rabiosos, sin poder defender a sus compañeros y amigos.

-En ese caso -volvía hablar Toji sin abandonar su presión sobre ella-, ¡¿quieres que Aki se angustie por el daño que sufre su hermana?! ¡Míralo! -ella así lo hizo, y vio un rostro que había visto la noche anterior y que no podía soportarlo, lágrimas cayendo de esos ojos que su hermano había heredado de su madre- ¡Eso es lo que tú provocaste por tu insensatez!

Nat apartó la mirada, sintiendo una fuerte palpitación en su pecho de culpabilidad por haber sido de nuevo la causa de las lágrimas en su dulce hermanito.

-Sé que es imposible que confíes en nosotros, sobre todo en mí -continuaba Toji, empezando a apartarse de ella, para levantarse y encarar a Kuwagamon que se acercaba hacia ellos-. Pero aún así, estamos aquí juntos para luchar por una causa común. ¡Y es rescatar a nuestros padres!

Esa determinación llegó al corazón de todos los humanos y sus digimon y los dispositivos empezaron a brillar.

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MUNDO 2

La felicidad que tenían Musuko y su digimon era tan escandalosa, para que algunos lo observasen con una sonrisa nerviosa.

Pues habían peleado con Tyranomon y lo habían derrotado después de que sus digimon digievolucionasen.

Era verdad que habían tenido una dura batalla y a diferencia de Musuko o de Osamu, Isaki se veía bastante reacio a que su Nyaromon luchase. Pues aunque se trataba de un digimon falso, sin vida cómo los que conocía, en esencia era como un digimon auténtico y eso le impedía atacarlo. Su hermano había estado en las mismas, pero él se había escabullido del asunto, aludiendo a que se encargaría de proteger a las chicas. Musuko animaba a Chibimon para que pelease, donde el ánimo que sentía porque evolucionase pronto para regresar antes que Toji, le era una ventaja en aquella situación. Y como Osamu estaba ya extraño y con ganas de peligro, se encontraba en primera fila junto a Musuko. Mientras que él, que era el líder, se había sentido entre la espada y la pared.

Sin embargo, el poder de dos digimon younenki era insuficiente con alguien que estaba dos niveles por encima de ellos. Incluso hace años, los digimon de Daisuke, Miyako e Iori en su forma armor habían tenido dificultades para vencerlos. De no ser porque Patamon y Tailmon habían alcanzado por primera vez el nivel armor, y se habían encargado de ellos en un abrir y cerrar de ojos, quién sabe lo que hubiera podido pasar. Por lo que era inimaginable que dos pequeños digimon pudiesen contra él.

Por eso, cuando Chibimon y Minomon habían salido derrotados y Tyranomon amenazaba con avanzar para rematar con los que tenía delante, Nyaromon había saltado de sus brazos valientemente, y había animado a los digimon, que habían quedado en la retaguardia, para demostrarles que ellos también eran muy capaces y que habían sido entrenados por grandes digimon, por lo que, no podían manchar su honor.

El discurso de su digimon los alentó y a que todos, incluso los malheridos Chibimon y Minomon, rodeasen al gran digimon y juntos se lanzaran para atacarlo. Algo que a los niños les había aterrado y que había servido para que sus dispositivos brillasen y que sus digimon alcanzasen el siguiente nivel.

Un hecho tan emotivo que quedaría marcado en algunos de ellos. Menos en Musuko que disfrutaba de la digievolución de su compañero digital.

Debido a los digimon de la generación de su primo Yuuta, los niños imaginaban que la evolución de sus digimon sería algo parecido a los digimon de sus padres. Y eso es lo que había sucedido con casi todos.

Las únicas excepciones habían sido Minami, donde su digimon estaba muy lejos de parecerse a Hawkmon. De hecho, su digimon, llamado Penguinmon hacía honor a su nombre, pues era un digimon de tipo pingüino; Otra de las excepciones, podría decirse, era Osamu. Su digimon, Dokunemon, se parecía algo a Woormon, con la única diferencia de que no tenía ojos y eso le hacía ver algo aterrador; Isaki era otro de las excepciones, aunque en él, era el más raro de todos. Pues su digimon no es que digievolucionase a algo distinto a Plottomon o similar, simplemente era Plottomon, con su anillo sagrado sobre su cuello como un collar incluido.

Los digimon de Musuko y Misato mantenían el parecido muy fieles a los de los digimon de sus padres, con la diferencia de color y del nombre. Aunque en el digimon de Musuko, que recibía el nombre de Veidramon, destacaba que sus ataques no eran tan débiles cómo su antecesor, sino que lanzaba bolas de fuego por la boca como Agumon o Gabumon. Por eso Musuko se sentía tan feliz. Su digimon había evolucionado y había sido elemento clave en la derrota de Tyranomon. Pues el resto de digimon carecían de ataque agresivo.

Y luego estaba lo que más le inquietaba. La digievolución del digimon de su hermano Takeshi. Tokomon había digievolucionado a algo similar a Patamon, pero a diferencia de él, sus colores eran totalmente oscuros, haciéndolo ver como un digimon demoníaco y poseído.

Takeshi no se sentía emocionado por ver el nuevo aspecto de su digimon, de hecho, su digimon, ahora llamado Tsukaimon, aleteaba tras suya sin decir una sola palabra.

¿Sería acaso que su verdadero carácter habría influenciado en la digievolución de su digimon?

-Vamos, vamos, tenemos que regresar antes que Toji -y Musuko que no se enteraba de la fiesta, estaba más enfocado en lo suyo, que en lo que ocurría a su alrededor.

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MUNDO DIGIMON

La copia de Gennai que estaba frente al monitor y que esperaba la señal que avisaba que los niños querían salir del mundo simulado era Jose. Hace años, cuando había sucedido la aparición de digimon por todo el mundo, había sido el responsable de la zona de América central y sureña. Había ayudado a Yamato, Ken y sus digimon en la labor de devolver los digimon confusos a su mundo junto a la niña elegida del país mexicano llamada Chichos.

Justo en medio de su almuerzo, la señal sonó y dejando a un lado su burrito, se centró en el trabajo. Tecleando con gran agilidad, el monitor que tenía delante empezó a brillar y en los monitores que se habían tragado a los niños y a sus digimon, volvió a suceder lo mismo pero de forma invertida.

Había sido el grupo de Toji quiénes habían llegado con sus digimon digievolucionados, pero aterrizando en el suelo de forma poco ortodoxa.

Toji se estaba quejando del daño que había sufrido su espalda por tener a casi todo su equipo encima suya, cuando escuchó una voz inflada de orgullo y llena superioridad sobre él.

-Por fin habéis llegado, tardones -la voz de Musuko con su Veidramon a su lado, en la misma pose de brazos cruzados, retaba al Yagami presumiendo de ser el primero y de un digimon más fortísimo que el Veemon original-. Nosotros hace quince minutos que hemos llegado, mientras que vosotros parece que necesitasteis… -el hijo de Musuko se detuvo al ver al digimon de su rival-. Pero ¡¿qué significa eso?! -señalando a su digimon- ¡¿Es que tienes que copiarme el color de mi digimon?!

Koromon había digievolucionado a un digimon del tipo de Agumon, pero al igual que su hermana digimon, tenía otro color y nombre. Lo que rabiaba a Musuko es que el color que tenía el digimon de Toji era rojo, el mismo color que Veidramon.

-¡¿Y qué culpa tengo yo de ello?! -le respondía Toji en su mismo tono.

El resto del grupo que habían estado en mundo dos también se acercaron a ellos. Isaki y Takeshi se sentían aliviados de que sus primos estuviesen bien y que sus digimon hubieran digievolucionado. Sin embargo, algo entre ellos les llamó la atención, así como a los hermanos Ichijouji y a Misato.

-Veo que habéis cumplido con el objetivo -dijo Gennai acercándose también tras haber sido avisado por Jose. Sin embargo, al inspeccionarlos a todos, se encontró con la misma sorpresa que el grupo de Isaki.

Todos los digimon del equipo de Toji habían alcanzado el siguiente nivel, menos Tsunomon. Éste seguía en los brazos de su compañero humano y se veía cabizbajo y triste, como si se sintiera marginado por ser el único digimon que no había podido avanzar.

Antes de que Gennai junto a Jose preguntasen qué es lo que había pasado, fue Isaki quién se atrevió hacer la pregunta, mirando directamente a su pequeño primo en búsqueda de una explicación.

La pregunta de Isaki sobre porqué Tsunomon no había digievolucionado hizo que Musuko dejase de meterse con su rival y se diera cuenta de aquel detallito tan significativo y a meter las narices.

-¿Es que el digimon del chavalín no estaba entrenado lo suficiente para poder digievolucionar o qué?

Su comentario angustió más al digimon y elevó la culpabilidad sobre el causante, Aki. Pues si Tsunomon no había podido digievolucionar, había sido por culpa suya.

-¡Ya está bien! -se interpuso Nat en el medio para que dejasen de observarlo con tanta impresión como si fuese un objeto extraño-. ¡Si va a venir mi hermano mayor en su lugar, es lógico que Tsunomon no digievolucione! -luego se dirigió hacia Gennai sin abandonar su mal carácter, donde parecía que las palabras de Toji no habían logrado nada en especial-. Gennaisan, ¿está listo el dispositivo para Yuunii?

Gennai se disculpó aludiendo que todavía no estaban, algo que hizo que Nat se ofuscara. Entonces, pidió ir a los siguientes mundos simulados cuanto antes.

Sus palabras hicieron que Toji suspirara con pesadez viendo que no había aprendido nada de lo que había pasado, y seguía en sus cinco de querer meterse en peligro.

-Lo siento, pero no puedo dejar que hagáis eso -ahí Gennai se mantuvo firme-. Los digimon necesitan descansar y adaptarse a su nueva forma. Lo haremos por la tarde, después de comer.

-Así podremos aprovechar para conocernos de nuevo -decía el digimon de Shin animado que tenía demasiado parecido con Gomamon y no solo en el físico.

-Y comer los manjares ricos que preparan -decía el digimon de Toji haciéndose la boca agua donde era idéntico a Agumon en lo que se refiere a gula.

Gennai habló hacia Jose, aludiendo que mientras los niños descansaban, ellos registrarían los nombres de los nuevos digimon. Algo que Kazumi pidió participar y así aprovechar para preguntar cosas sobre el nuevo dispositivo. Su digimon, un digimon no muy parecido a Tentomon, pero de tipo insecto, se unió a ella con el mismo interés que su compañera.

Dispersándose cada uno por su lado, Isaki cogió a su primo para que le explicase qué es lo que había pasado con Aki.

En un lugar aparte, sin que nadie los molestase, Toji les explicó cómo ante las provocaciones de Satoshi, había acabado peleándose con él. Les contó como a raíz de ello, Nat se habían alejado del grupo con Aki. También les dijo como ella se había puesto adrede en peligro para provocar la digievolución de su digimon y como, de no ser por él, la niña habría regresado muy malherida.

-Os juro que intenté hacer lo posible para que entendiera, pero es que dijo que no podía confiar en nadie.

-Incluso se puso a llorar -delató el digimon de Toji que se llamaba Fireagumon con una bolsa de patatas.

El digimon estaba tan famélico que tuvo que suplicarle a Gennai que su estómago no podría aguantar hasta el mediodía y necesitaba picar algo. Sin nada preparado, y careciendo de gran variedad de fruta, había aprovechado lo que un niño humano había dejado atrás en una excursión que había hecho al Mundo Digimon hace tiempo. El digimon quedó encantado y no dejaba de meter la mano en la bolsa para tragarse la patata, cómo si su estómago y la bolsa no tuviesen fondo.

-¡Fireagumon! -lo amonestó Toji, dándole un capón en su cabezota. Luego se puso nervioso y miró a sus primos temeroso de que lo amonestaran por algo que se podría malinterpretar- ¡Yo no la hice llorar! ¡Empezó ella a llorar por lo de Yamatoojiisan y…!

Isaki lo detuvo donde no necesitaba más para imaginar que el dolor de su prima derivaba en lo rota que estaba su familia. Ni siquiera Takeshi dijo nada y se había volteado para mirar a otro lado.

-Entiendo, no hace falta que te justifiques. Continúa.

-Pues, me dijo que no podía confiar en nadie porque estábamos con nuestras tonterías. Reconozco que eso es cierto, pero no puedo evitar las provocaciones de Musuko o de ese afeminado de Satoshi.

-Y de su digimon pretencioso que es igual que su compañero -añadió Fireagumon.

-Y cuando vi a Aki llorando, le dije que ponerse en peligro perjudicaba a su hermano y se lo hice ver.

-Luego soltó un discurso increíble -habló Fireagumon dejando la bolsa de patatas a un lado-. De que estábamos juntos para una misión en común y que era la de rescatar a papá Agumon y el resto. Eso me emocionó hasta a mí, que pasé de Koromon a Fireagumon. Y lo mismo pasó con el resto.

-Menos con Tsunomon -les recordó Plottomon.

-Ya… -reconoció el hijo de Taichi rascándose el cuero cabelludo-. La verdad es que ahí no sé muy bien que pasó. Os juro que vi que la luz de la evolución brilló sobre todos los digimon, incluido en Tsunomon. Pero como estaba emocionado en ver en qué se convertiría Koromon, no presté atención a lo que pasó. Solo me di cuenta, después de derrotar a Kuwagamon y cuando lo estaba festejando. Tsunomon seguía en los brazos de Aki y todo triste.

-Y más apretado que antes -añadió de nuevo Fireagumon con una patata al vuelo para atraparla con su gran bocata.

Las palabras del digimon interesaron a los dos hermanos, donde Tsukaimon se encargó de hacer la gran pregunta.

-¿Qué quieres decir?

-Que estaba tan agarrado a su compañero que si estuviese en su lugar, me quejaría.

Los dos hermanos se miraron entre sí.

¿Acaso el hecho de que Tsunomon no digievolucionase se debía al propio Aki?

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Nat junto a Aki y sus digimon se encontraban en una habitación aislados de los demás. Descansando, donde el digimon de Nat estaba apoyado sobre su compañera, mientras que del otro estaba su hermano con su Tsunomon en brazos, éste le confesaba algo que Nat entendía y que angustiaba a Tsunomon.

-No quiero que Tsunomon digievolucione. No quiero.

-Entiendo. Si no quieres, no es necesario -le contestó ella comprensivamente, pasándole el brazo, acercándolo más a ella.

-Ya estoy yo para protegeros, a ti Nat, a Aki y a ti también Tsunomon -declaró la digimon de Nat. Un digimon de la especie de Piyomon, rojo como Fireagumon y Veidramon y que respondía al nombre de Piomon-. Seguiré evolucionando y me hare muy, muy fuerte.

-Gracias, Piomon. Juntas lo lograremos.

Y la digimon se apoyó mejor en su amiga y cerró los ojos para descansar.

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En otro lado, se encontraba Minami, observando a Misato, quién se sentía encantada con su digimon de aspecto parecido a Armajimon. La diferencia estaba en sus colores pálidos amarillo y rosa que la convertían en una digimon adorable. Se llamaba Cuarzomon en honor a la dureza del cuarzo que tenía en su coraza.

-Entonces, ¿aún no sabes con quién vas a formar equipo en el próximo mundo?

A su lado, su digimon pingüino estaba sentado, el cual junto a Minami, ofrecían una estampa curiosa en contraposición con Misato que sobre sus rodillas descansaba la cabecita de Cuarzomon y que la niña acariciaba con cariño.

-En principio no. Pero quizás vaya con Kazumichan y… -y no pudo continuar porque su vergüenza se lo impidió.

-Entonces, ¿te importa qué me una? -pidió Minami entusiasmada ante la idea de poder alejarse de su hermano.

-Bueno… -se le notaba que no estaba muy encantada. Pues a Misato le encantaría ir también con Takeshi. Y si viniese Takeshi, vendría Isaki por lo que el cupo de cuatro ya estaría completo. Pero claro, si dijese que el grupo ya estaba lleno, eso evidenciaría demasiado lo que sentía por el rubio Ishida, así que tuvo que resignarse y aceptarla-. Supongo que con tu hermano, ya estaríamos completos.

-¡Ah! ¡No! Quiero decir… Hablaba de ir sin mi hermano -corrigió Minami nerviosa.

Su reacción tan abierta, le hizo sospechar demasiado a Misato. De hecho, ya llevaba un tiempo sospechando de la actitud de Osamu y que ahora Minami quisiese estar lejos de él, la sospecha se hacía más evidente.

-Minamisan, ¿qué pasa? Sé que Osamusan lleva un tiempo actuando extraño, aunque lo intente disimular. De hecho, me sorprendió verlo en línea de combate cuando él es alguien muy bueno, cariñoso y que odia las peleas -confesó la niña.

-La verdad es que… -empezaba Penguinmon, pero su pico fue cerrado inmediatamente por Minami.

-Cosas de hermanos. Hice algo y al parecer le molestó mucho -resumiendo brevemente y con pocos detalles lo que pasaba.

-Bueno, pero, ¿el qué? Uno no se enfada de esa manera porque sí. Además, lo de tu hermano no es enfado… -su rostro empezó a arrugarse de la preocupación hasta sentenciar-. Es más bien, como si estuviese poseído por una fuerza maligna.

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¿Poseído por una fuerza maligna?

Sí.

Quizás era eso.

Osamu, solo, alejado de los demás, observaba a su Dokunemon con satisfacción.

Éste estaba frente a él sin asomar una expresión.

No había ojos en el digimon, y los ojos de Osamu se iban empequeñeciendo, lo mismo que su pupila que parecía un diminuto punto.

-Un digimon pingüino que ni vuela ni tiene ataque ofensivo. Si sus siguientes digievoluciones son así, no habrá problemas en demostrar nuestro poder y quitárnosla de en medio. ¿No crees, Dokunemon?

El digimon solo asintió con la cabeza, complaciendo la voluntad de su compañero humano. Una voluntad que seguiría con los ojos cerrados sin importarle nada, ni él mismo.

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En otro lado, estaba un curioso grupo formado por Musuko, Shin y sus digimon. El hijo de Daisuke había cogido al último de los hijos de Jou y Mimi para fulminarlo a preguntas y le contara lo que había pasado en su mundo, por supuesto, todo lo relacionado con Toji y Nat. No quería que su rival se le adelantara, así que tenía que ganarse puntos. De hecho, nada más regresar del mundo dos, había corrido a pedirle a Gennai que en el siguiente mundo quería ir con su amada y su hermano pequeño. El agregar que quería ir con Aki era un medio para quedar bien ante ella. En el fondo, no le gustaba tener que cargar con un niño, que aún por encima, tenía un digimon inferior a los suyos y que podían ser una molestia. Pero antes, tenía que informarse, y sometía a Shin al tercer grado que el pobre solo podía contestar a sus preguntas con todo lujo de detalles.

Pero cuando llegó a la parte en que Toji salvó a Nat y soltado el curso que motivó a los digimon a digievolucionar, lo hizo chasquear la lengua y a ver que no había tardado en aprovechar la situación de hacerse el valiente por ella.

Mirando a su digimon, le propuso.

-Veidramon, debemos demostrar a Natchan que nosotros somos los mejores en el siguiente mundo.

-¡Y a Piomonchan también!

La revelación del digimon hizo ver que como su compañero, estaba igual de interesado en el digimon de su enamorada cómo él. Algo que tanto Musuko como Kawamon, el digimon de Shin, no dudaron en aprovechar para meterse con él.

El digimon dragón pudo camuflar su vergüenza con el rojo de su piel, aunque no en la parte blanca que cubría el medio de su cuerpo, por lo que eso incentivó más a humano y a digimon para picarlo.

Shin solo los observaba en una mezcla de asombro y derrota. Asombro porque antes de que el digimon fuese Veidramon, era un digimon sensato y con la cabeza bien puesta. Ahora era la viva imagen del digimon de Daisuke cuando estos habían estado embobados en Hikari y Tailmon durante su niñez.

Y la derrota era porque daba igual lo que hiciese, que él nunca sería tan valiente como Toji; ni tenaz como Musuko y poder tener esperanzas con la chica que le gustaba. La prueba estaba en el mundo uno donde habían estado, el cual no había podido hacer nada. Además, también estaba el miedo que le producía su medio hermano, donde lo hundía más.

Con todo eso, ¿cómo iba a tener una oportunidad con alguien tan fuerte de carácter como Natsumi?

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En otro lado estaban Satoshi con su digimon. Un digimon que era demasiado parecido a Palmon. El color violeta de su flor, el color verdoso algo ceniciento cubriendo su cuerpo y unas tonalidades similares al fuego en sus patas eran lo que la diferenciaban de Palmon.

-¿Podrías ser más guapa? Pero supongo que como el digimon de mamá, eso será en la etapa kazentai -decía Satoshi mirando a su digimon sin mucho entusiasmo.

-Siento no ser tan guapa -se disculpaba la digimon con gran pena que tenía como nombre Aruraumon.

-No importa -mirando hacia otro lado desinteresado y empezando a pensar lo que estaba viviendo y lo ocurrido en el mundo uno.

Llevaba un dispositivo espantoso en lugar de su reloj exclusivo y único en el mundo entero. Iba con una pandilla tercermundista que no aguantaba y que ni sabían usar la cabeza. Lo único que se salvaba era Natsumi. Una chica guapa y con muchísimo carácter. Demasiado para su gusto…

Tenía que aguantar a esos niños mocosos de Kazumi y Akito. Donde la primera, en su opinión, parece que pretende irse de listilla, pero que al final le sale el tiro por la culata. Y el segundo…

Era muy extraño.

Él había sido el único testigo que había visto cómo cuando la luz de los dispositivos había hecho brillar a los digimon, el niño había apretado tanto a su digimon que una misteriosa luz envolvió también al pequeño, anulando la luz de su propio digimon e impidiendo que alcanzase el siguiente nivel.

-¡Menudo tonto! -despotricó, peinándose el pelo para acomodarlo mejor-. Está claro que es un estorbo para todos nosotros. Y si ese niño se entromete en mi camino de rescatar a mi mamá, se va a enterar de que la vida de color de rosa solo se pinta para mí.

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Kazumi observaba embelesada cómo Jose recogía los datos de los digimon digievolucionados. Lo ocurrido en el mundo uno le parecía un recuerdo lejano, que solo podía admirar embelesada la pantalla y los datos de sus digimon. Su digimon, un digimon tipo insecto y que no tenía ningún parecido con Tentomon o con su hermano digital Tentoytomon, tomaba nota de los datos de sus compañeros digimon. Tenía la esperanza de que quizás esos datos pudiesen servir en la batalla futura que tendrían para rescatar a Tentomon y al resto. Repasando sus anotaciones, lo revisó con lo que Jose tenía registrado.

Digimon de Toji:

Fireagumon, digimon de nivel seichouki de tipo dinosaurio y atributo vacuna. Tiene la habilidad de transformar su cuerpo en fuego y así evitar que sus enemigos se acerquen a él. Su ataque más poderoso es "Kajikajikajii" donde escupe una pequeña bola de fuego.

Digimon de Natsumi:

Piomon, digimon de nivel seichouki de tipo ave y atributo vacuna. Con su ataque "Pio Breath" escupe una ráfaga de fuego capaz de calcinar a sus enemigos.

Digimon de Kazumi:

Honeymon, digimon de nivel seichouki de tipo insecto y de atributo datos. Es un digimon de aspecto dulce pero que puede volar muy rápido. Con su ataque "Sweetbam", lanza una telaraña de miel que paraliza a su enemigo.

Digimon de Shin:

Kawamon, digimon de nivel seichouki de tipo marino y atributo vacuna. Es un digimon muy alegre con la habilidad de camuflarse en aguas dulces. Con su ataque "Pezqueñines", un banco de peces pequeños aparecen y que resultan muy poderosos contra los digimon marinos.

Digimon de Satoshi:

Aruraumon, digimon de nivel seichouki de tipo planta y de atributo virus. A pesar de su tétrico aspecto, este digimon puede ser un perfecto aliado para enfrentarse a poderosos digimon. Con su ataque "Nemesis Ivy", extiende sus dedos y al hacer contacto, es capaz de aturdir a sus enemigos.

Digimon de Musuko:

Veidramon, digimon de nivel seichouki de tipo dragón y de atributo vacuna. Es un digimon de tipo dramón y más poderoso que su ancestro. Con su ataque "Veifire" lanza bolas de fuego de su boca.

Digimon de Minami:

Penguinmon, digimon de nivel seichouki de tipo ave y atributo vacuna. A pesar de ser de tipo ave, este digimon no puede volar, por lo que no puede golpear a digimon aéreos con su poderoso ataque "superslap". A pesar de todo, es muy resistente a las bajas temperaturas y gracias a su pelaje puede abrigar a sus aliados.

Digimon de Osamu:

Dokunemon, digimon de nivel seichouki de tipo larva y atributo virus. Este digimon de aspecto terrorífico es una mezcla de semejanza entre Woormon y Kunemon. Sin embargo, a diferencia de ellos, puede resultar muy peligroso, sobre todo con su poderoso ataque "Worm Venom" que emite un líquido venenoso a través de su boca.

Digimon de Misato:

Cuarzomon, digimon de nivel seichouki de tipo mamífero y atributo vacuna. La armadura de este digimon está dura como el cuarzo, por lo que es una defensa muy resistente. Sobre su cabeza está dibujado un rombo de color lila con el que lanza su ataque "Rayo kunzita".

Digimon de Takeshi:

Tsukaimon, digimon de nivel seichouki de tipo mamífero y atributo virus. Este digimon virus parecido a Patamon, resulta tétrico por su apariencia y por su ataque de "Purple Fog" con el que rodea a su enemigo con una niebla oscura.

Digimon de Isaki:

Plottomon, digimon de nivel seichouki de tipo mamífero. Este digimon tan adorable puede ser inofensivo a simple vista, sin embargo, con su ataque "Aullido de cachorro", sale una onda de aire que puede resultar muy molesto para sus enemigos.

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MUNDO HUMANO 15 de agosto del 2026 (tres y cuarto de la tarde)

Yuuta y Zabumon llegaban a su casa.

Al instante en que habían cerrado la puerta, sintieron la soledad y el frío de una casa donde no había nadie.

Su padre había muerto.

Habían descubierto que su muerte no se debía a un fallo mecánico, sino que había sido asesinado.

Su madre había caído en un shock donde tardaría muchísimo tiempo en que volviese a la normalidad.

Ella y Piyomon habían desaparecido.

Y posteriormente, lo habían hecho sus hermanos pequeños.

Ahora solo quedaban ellos dos.

Yuuta soltó una sonrisa irónica, ya que pasar a dos seres de diez que ocupaban esa casa, era para recordar el último libro que había leído, Diez negritos.

Caminando por la casa, se encontró con comida preparada. Seguramente se lo habría hecho su abuela Toshiko con la intención de que el muchacho y su digimon comiesen algo nutritivo. Y seguro que vendría esa tarde para prepararle la cena, por lo que tendría que avisarla de que no viniese y que supiese de la idea de la señora Yagami Meiko. Una idea que por su parte no le convenía, sobre todo, tras haber visto el correo que le había llegado aquella mañana antes de la reunión que Daigo había fijado.

Revisando de nuevo su móvil, Yuuta observó el email recibido a las ocho de la mañana.

Provenía de ella.

Todavía no le había contestado, pero quiso esperar a que la reunión terminase y se sintiera más tranquilo para explicarle toda la situación.

Así que se sentó en la primera silla que tuvo a mano y decidió contarle las investigaciones a las que Daigo había llegado.

Le dio a la tecla "Responder" y empezó a escribir, donde arriba aún se leía parte del mensaje de ella:

"…Mañana regresaré a Japón. Minamoto Uta"