MARAÑA · Hacia lo desconocido
3ª PARTE – Kazentai
MUNDO HUMANO Florida, 15 de agosto del 2026 (dos de la mañana)
En una gran mansión, alejada de la muchedumbre, donde a primera vista se notaba que ahí vivía gente rica y muy famosa, una muchacha rubia colocaba con demasiada rapidez sus cosas en dos grandes maletas. Se la notaba apurada y no le importaba hacer ruido pese a que no era una hora apropiada para preparar el equipaje. Pero tenía que volver enseguida a Japón y no podía perder ni un minuto.
Detrás de ella, se encontraba un digimon. Tenía constitución humana y era un poco más alta que la chica. Lucía dos hermosas alas doradas a su espalda y una máscara que le cubría casi toda la cara. Su cabello largo y puntiagudo tenía un degradado entre el rojo y el rosa. Usaba una especie de armadura con forma de bañador y sobre la parte de atrás desde su cintura hasta el suelo, se veía una especie de capa blanca que se ceñía al cinturón que rodeaba a su armadura. Recibía el nombre de Tsubasamon, haciendo honor a sus alas y estaba en la etapa seijukuki. El hecho de mantenerse en esa etapa, daba a entender que estaba acostumbrada a esa etapa, por lo que debía de hacer mucho tiempo que había alcanzado el nivel seijukuki o, por el contrario, se había entrenado con ahínco teniendo la capacidad de haberse acostumbrado a esa forma.
Observaba a su compañera, donde no paraba de ir de un lado para otro sin parar. Se aseguraba de que lo tenía todo guardado y de que no se olvidaba de nada. Estaba tan concentrada que no se había dado cuenta de que había alguien apoyado sobre el marco de la puerta, observándola fijamente. A diferencia de la chica, él estaba vestido con el pijama. No se notaba molesto por el hecho de que ella estuviese haciendo ruido mientras hacía la maleta. Al contrario, parecía que sentía pena porque ella se marchase.
-¿En serio piensas marcharte tan pronto?
Su pregunta la cogió por sorpresa, ya que se había sobresaltado y miraba a su interlocutor con una mano en el pecho.
-No pensé que estuvieras despierto -sin contestar a su pregunta.
-Con la noticia de que regresas a Japón, ni siquiera mamá puede conciliar el sueño -cruzándose de brazos-. Incluso los gemelos siguen despiertos.
Ella no comentó nada al respeto, aunque por dentro se sentía apenada y culpable por ser la causante de la falta de sueño de la familia.
-Al decir verdad, es realmente una pena -continuaba el chico soltando un pesado suspiro-. Que te vayas ya y especialmente, que hayas abandonado el patinaje. Realmente, te habías convertido en una promesa nacional.
-Teniendo en cuenta como se han puesto las cosas, no me queda más remedio -seguía hablándole, mientras no dejaba de guardar todo lo que había en esa habitación, quedando tan vacía, que cualquiera diría que ahí había estado viviendo una chica desde su más tierna infancia. Lo único que permanecían eran cuadros familiares, donde ella estaba presente en diversas etapas de su vida.
-Lo sé. Pero, sigue siendo una pena. Podías incluso haberte clasificado para los juegos olímpicos del 2028.
-Ahora mismo no puedo entretenerme con esas cosas. Ellos me necesitan más que nunca.
-¿Aunque eso suponga que tu vida corra peligro? -cuestionó él sin pelos en la lengua.
La chica cerró su maleta y sin ningún atisbo de temor, contestó con total confianza.
-No me pasará nada. Tengo a Tsubasamon.
El muchacho suspiró derrotado. Adentrándose en la habitación, se dirigió hacia la digimon para pedirle que cuidara de ella. La digimon asintió, donde no hacía falta que se lo pidiera. Su misión desde que había nacido era el de protegerla a cualquier precio. Sus padres digimon se lo habían inculcado de una manera tan obsesiva que tras entender el motivo, la digimon se había entrenado arduamente para ser alguien fuerte y capaz por el que su compañera pudiera vivir tranquila y en paz.
Tsubasamon se enfocó en cómo el chico se había acercado bastante a su amiga. La luz de la habitación permitía que ambos pudieran mirarse a los ojos, encontrándose verde con azul. La leve brisa que se dejaba entrever a través de la ventana ligeramente abierta, hacía que sus cabellos largos y rubios se revolotearan al mismo compás.
-Ten cuidado -le dijo el chico con un tono tan preocupado, donde sino fuera porque parecía imposible, querría ir con ella.
-No te preocupes, Keiichiniisan -y la muchacha cargó con las dos grandes y pesadas maletas para marcharse de la habitación con Tsubasamon siguiéndola al vuelo.
-Dale recuerdos a Yuuta y al resto -le dijo Keiichi sin voltearse para verla-. Tsubasamon, cuida de Uta -añadiendo, antes de que ellas se marcharan definitivamente.
Cuando Keiichi la escuchó marcharse escaleras abajo, donde su padre la esperaba para llevarla, Keiichi se quedó viendo las fotos que allí habían quedado y que ella no había querido llevar.
En una aparecía toda su familia. Había sido tomada hace dos años. Entonces, ella tenía quince años y él veinte. Estaban juntos y sonriendo junto a dos gemelos, sus encantadores y hermosos hermanos pequeños de ocho años. Detrás de ellos, se encontraban sus padres, donde no importaba la edad, que aún seguían estando enamorados y que no dudaban en expresarlo ante aquella foto familiar, al ver a su padre rodeando con un brazo el hombro de su madre.
Luego pasó a otra foto.
Una que lo hizo sonreír.
Se la habían sacado el año pasado. Cuando ella había ganado el torneo nacional de patinaje artístico. La felicidad que ella expresaba al ser tomada en foto, era lo más hermoso que existía. Su felicidad y orgullo cargando el trofeo no tenía comparación con nada.
Volvió a suspirar y se percató de que había un pequeño marco de fotos sobre la mesita de noche. Sentándose sobre la cama, la cogió y su sonrisa pasó a ser una resignada y triste.
Aquella fotografía no era familiar como las que estaban colgadas en la pared. Tampoco se mostraba a ella sola o junto él. Aquella fotografía era más especial.
Se veía a ella nuevamente, pero junto a Yuuta y sus dos hermanos pequeños, Nat y Aki cuando habían venido a visitarla a Florida hacía tres años. Nat estaba muy pegada a ella y a ella se le notaba el aprecio y cariño que sentía por aquella niña de ocho años. Por otra parte, Yuuta estaba al lado de Aki, quién reía orgulloso ante un Yuuta que sonreía tiernamente a su hermanito.
Pero ahora, todas esas caras debieron de haberse desfigurado ante el fallecimiento de Ishida Yamato.
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MUNDO DIGIMON
La mañana siguiente había llegado al mundo digital. O eso es lo que parecía.
Nat había tenido que abandonar el mundo de los sueños cuando escuchó la voz interrumpida de su hermano pequeño para que se despertara. Junto a su voz, se escuchaba también la de Piomon. El que ambos estuvieran a la par para que se despertara, hacía que se sintiera preocupada, de no ser porque todavía se sentía fatigada. De hecho, le daba la impresión de que no había dormido lo suficiente. Pero para cuando trató de erguirse, se dio cuenta de que su dolor de cabeza había empeorado y sentía escalofríos por todo el cuerpo.
-Por fin despiertas, hermana -decía Aki suspirando aliviado.
-Es muy raro que hayas dormido tanto.
Las palabras confusas de Tsunomon hicieron que Nat mirara a su alrededor y se fijara en que todos ya se habían levantado e incluso recogido sus futones, quedando ella sola en aquella habitación compartida.
-¿Qué hora es? -preguntó la niña alarmada de haberse quedado dormida. De hecho, le hubiera encantado seguir durmiendo, de no ser por la prueba que tenían ese día para que sus digimon alcanzasen el nivel kazentai.
-Tranquila, los chicos aún están desayunando -le dijo Piomon preocupada por su amiga.
Tsunomon repitió otra vez más con sospecha de que seguía siendo raro que ella, precisamente, durmiera tanto. Natsumi era una persona tan responsable, que incluso en vacaciones, se levantaba muy temprano para ayudar voluntariosa a su madre con el desayuno y los quehaceres de la casa.
-Incluso cuando Takeshi e Isaki te trajeron, ya estabas durmiendo -añadía el pequeño digimon.
Nat trató de hacer memoria sobre lo ocurrido el día anterior.
Tras la pullita lanzada por Satoshi, rememorando la muerte de su padre, ella se había sentido tan decaída que junto a su dolor de cabeza, le había provocado un ataque de ansiedad y lo había soltado ante su primo, quién la había alentado, prestándole su apoyo moral. Luego… Si la memoria no le fallaba… Se había quedado dormida entre sus brazos.
Recordar lo mucho que había llorado, era para entender porqué le escocían tanto los ojos, así como el que el dolor de cabeza se intensificara.
Al instante, la niña recordó algo más.
El hecho de que Satoshi rememorara lo de su padre afectándola a ella, tuvo que haber pasado lo mismo con su hermano pequeño.
Tras la muerte de su padre, el estado inocente de Aki había sufrido un bajón, que la niña había observado a lo largo del Mundo Digimon. Ese estado había continuado, incluso en los mundos simulados, hasta que había visto al digimon de Toji digievolucionar a lo que, para el niño, le parecía algo admirable. Pero con lo que había dicho Satoshi la noche anterior…
Levantándose abruptamente, tratando de no exteriorizar el dolor que tenía, Nat se centró en Aki y a preguntarle preocupada y alarmada si estaba bien.
Estaba convencida de que el haber recordado a su padre, le haría deprimirse de nuevo y volver a ser aquel niño silencioso que los seguía por seguir. Sin embargo, había luz y vida en los ojos de su hermanito. Mostraba sus emociones como si no hubiera pasado nada.
-¡¿Seguro que estás bien?! -insistía ella, donde en su familia era normal ocultar como se sentía uno en realidad para no preocupar a los demás. Un mal hábito que sus hermanos habían heredado de su madre.
El niño tardó en comprender la extrema preocupación de su hermana. En cuanto lo hizo, sonrió tristemente y dijo.
-Sí, hermana. De verdad que ya no estoy triste por lo de papá. Toji, Kazumichan y Misatosan estuvieron a mi lado consolándome. Luego se unieron Minamisan, Shinsan y Musukosan -hablando con cierta melancolía-. Todos fueron muy buenos conmigo.
-Pero… -¿Cómo lo habían hecho? Quería preguntarle.
Animar a su hermano pequeño de algo tan doloroso no era tarea sencilla. Por mucho que hubiese estado con Toji, con quién más buenas migas tenía, seguía sin entender cómo habían podido hacer que Aki volviese a ser ese niño animado y alegre que había visto en el mundo tres.
-En serio, hermana que estoy bien. De verdad.
-Todo gracias a la compañera humana de Honeymon -confesó Tsunomon, recordando lo que había pasado.
La depresión que había sentido Aki no era algo que pudiera ser animado por Toji y Fireagumon. Ni siquiera cuando las dos niñas más jóvenes con sus digimon habían tratado de ayudar a Toji.
El daño emocional que había recibido por parte de Satoshi había sido muy grande.
Cuando Musuko se había calmado, se unió a ellos. Les siguió Minami y Shin. Todos estaban de parte de Aki. Trataban de animarlo haciendo tonterías o con palabras inexpertas, propios de niños pequeños y carentes de experiencia como eran.
Cuando todos parecían desesperanzados y sin saber cómo hacer para animarlo, a Kazumi se le había ocurrido una brillante idea.
La portátil que tenía consigo y que por cuestiones que el pequeño digimon no entendía, había empezado a funcionar.
El misterio de porqué ahora la portátil de la niña empezaba a trabajar había quedado en el olvido, cuando Kazumi activó un ePub de su carpeta de libros electrónicos que tenía guardados.
La niña le dio a abrir al ePub que tenía por título Digimon Adventure 01.
Se trataba de uno de los libros que Ishida Takeru había escrito, y que la niña que estaba acostumbrada a hacerlo todo mediante lo digital, tenía almacenado en su portátil sus libros favoritos. Claro que también tenía el libro físico en casa, para que los no tan aficionados a leerlo digitalmente, como Keiko o Izumi, pudiesen leerlo físicamente.
La niña al abrir el archivo, se había dirigido hasta casi el final de la historia, y le leyó un pasaje que Takeru había escrito y que Tsunomon aún recordaba al pie de la letra, para cantárselo a su hermana digimon y a su compañera.
"…Todo parecía perdido.
Hikari y yo caíamos sin que nada o nadie pudiera salvarnos.
Íbamos a morir.
Entonces, cogiendo el muñeco donde debía residir el alma de mi hermano y que Piedmon había transformado, lo miré como si fuera mi última esperanza.
Una esperanza que logró infundirme la confianza necesaria.
El muñeco no podía hablar, pero a través de él, pude imaginarme las palabras de apoyo y ánimo que mi hermano me diría en esos momentos si estuviese conmigo.
Mi hermano nunca había sido una persona que se rendía, a pesar de las adversidades.
Influenciado por lo que me diría, tuve la determinación necesario para no rendirme. Debía seguir luchando, si quería salvar a mis amigos y a ambos mundos. Eso hizo que mantuviera viva mi esperanza.
Perderse sin haber luchado antes con todas nuestras fuerzas, solo obtienes desesperación y muerte.
Debemos luchar hasta el final si queremos que la esperanza de que algo bueno nos llegue.
Puede que este pensamiento se deba a que en mi interior brilla la esperanza, pero esa esperanza habita en el corazón de todos los seres vivos, si creemos en ella. Lo más importante, es no venirse abajo e intentarlo por el bien de los que nos rodea…"
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Aquel pasaje había influenciado tanto en Aki que había recuperado el buen ánimo.
Al niño le había dado vergüenza no haber recordado un pasaje tan simbólico del libro de su tío predilecto y que había leído en incontables ocasiones. Pero debido a la adoración que sentía hacia sus padres, donde se enfocaba más cuando aparecían ellos juntos o a algo que vinculado a cada uno, que el resto del libro lo había medio leído y casi olvidado.
Pero aquel pasaje le había influenciado a no rendirse, como a su tío Takeru, e incluso a pensar en que su padre y Gabumon podrían revivir si el niño tenía esperanza.
Nat que sí recordaba ese pasaje, solo podía sonreír agradecida tanto por la experiencia que su tío compartía con todo el mundo, como con Kazumi por su buena memoria y dar en la clave necesaria para quitar la depresión en su dulce hermano.
Animada por ello y con el deber de agradecérselo, Nat intentó levantarse, pero el cansancio y la cabeza, le recordó que lo mejor era quedarse en cama durante un buen tiempo.
Que cayera casi de bruces en la cama, alarmó a su hermano y a los digimon. Fue entonces cuando se percataron de que tenía la cara roja y la frente ardiendo. Nat buscó la excusa en que se debía a que era porque se sentía acalorada por haber estado tan abrigada mientras dormía.
Odiaba mentirles, pero se trataba de una mentira piadosa.
No quería perderse esa prueba, donde de ella, también, dependía el futuro de sus padres. Si no podían contar con el digimon y el poder de Aki, ella tendría que valer por los dos. Piomon cuando se convertía en Saberdramon, lucía como un digimon poderoso, justo como el Birdramon de su madre. Quizás la diferencia estaba en que era de atributo virus. Pero eso no importaba. Mientras su digimon fuese leal a ella y a aquellos a los que rodeaba, era más que suficiente. Nat deducía que si Piomon siendo Saberdramon era poderosa, si digievolucionaba al nivel kazentai, tendría que ser incluso más e incluso podría ser la clave para la victoria. Ella confiaba en eso. Por eso, tenía que asistir fuera como fuera a la prueba de ese día.
Formaba equipo con Osamu. Un muchacho tranquilo y que de seguro no le daría problemas, como ocurriría con Toji o Musuko. Además, por lo que había escuchado, era un niño muy inteligente.
Estaba convencida de que él sabría guiarles en la dirección correcta, y terminar con todo aquello en menos de una hora en el tiempo equivalente al mundo simulado. Así podrían regresar pronto, y así, mientras esperaban por los demás, podría aprovechar para descansar.
Solo tendría que activar su emblema del amor.
Algo complicado, porque ella solo tenía el amor que le unía a su familia. Y la amaba con todo su corazón.
Esperaba que con eso pudiera bastar para que Piomon digievolucionase.
Se cuidaría de ser temeraria. Además, en el estado en el que estaba, no le era muy conveniente.
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Después de que los niños desayunasen, donde Toji y Musuko no habían parado de acosar a Nat sobre si se encontraba bien o si necesitaba algo, se reunieron en la sala que Gennai (o más bien Benjamin haciéndose pasar por Gennai) les había indicado.
Al rato habían aparecido Satoshi y Aruraumon, quiénes habían estado ausentes desde el día anterior y que al parecer habían desayunado en su cuarto privado.
La tensión creció en todos, cuando ellos se unieron al equipo.
También aparecieron Osamu y Dokunemon, donde Toji y Musuko se contenían en no cantarle las cuarenta y que tuviera cuidado en no hacerle nada a Natsumi. Takeshi era otro igual que su primo y amigo. No confiaba en lo que el joven Ichijouji pudiera hacer en un mundo asolas con su temeraria prima y el indefenso de Aki. Estaba tentado en cogerle del cuello y amenazarlo con que se lo haría pagar si permitía que algo grave les pasara, pero tuvo que contentarse con imaginarlo en su cabeza. No podía hacerlo delante de todos, y mucho menos de su prima. Al buscarla con la mirada y no hallarla al lado de Aki, la buscó desesperado y se alivió cuando ella mantenía una charla privada con Gennai/Benjamin.
Tras un rato bastante largo, donde se fijó en que el agente le daba algo que no daba alcanzado a ver, pero que le parecía ser una medicina, sintió aún más preocupación y a observarla con más atención. Fue entonces, cuando se dio cuenta de que sus mejillas estaban ligeramente coloradas.
Pero Takeshi no había sido el único en percatarse. Isaki que tenía los mismos pensamientos que su hermano pequeño, también había manifestado su inquietud y a sospechar que su prima no estaba bien de salud. Esa sospecha la compartió en bajo con su hermano, donde en un intercambio de palabras, ambos hermanos recordaron también cómo ayer, después de que volviesen del mundo simulado, Natsumi estaba demasiado silenciosa y parecía sentirse agotada. Algo raro, pues ella tenía una increíble resistencia que superaba al promedio de niñas de su edad.
-Pensé que se debía a su sobreesfuerzo en el mundo simulado, pero parece que la cosa no va por ahí -sentenciaba Isaki.
-Además, hoy estuvo durmiendo hasta muy tarde -recordó Earmon, que junto a Tsukaimon también participaban en la conversación.
-¿Sería por eso, por lo que ayer se sentía tan vulnerable y lloró tanto en tus brazos? -preguntaba Tsukaimon dirigiéndose a su compañero humano.
Podría ser, sospechaba Takeshi. Ppero podrían ser tantas cosas en conjunto, que el niño sentía cada vez más desconfianza y preocupación de que sus primos se fueran con alguien tan peligroso como Osamu y Dokunemon.
-¡Cómo ese imbécil deje que le pase algo a nuestra prima, me las pagará! ¡Te juro que…!
-Tranquilo, Takeshi. Tranquilo -le pedía su hermano con una calma que él mismo trataba de contener contra sí mismo-. Entiendo cómo te sientes. Yo también estoy tentado en amenazar a Ichijouji. Pero si lo hacemos, eso hará preocupar y a asustar a Aki. Por ahora, solo debemos aguantar y tener esperanza de que todo salga bien con ellos.
Algo complicado teniendo en cuenta en la situación en la que estaban. Pero por el bien del más pequeño, era lo mejor.
Si no fuera por Satoshi, los dos hermanos hubieran hablado con Natsumi y explicado la naturaleza actual de Osamu, y su error en tenerlo en su equipo. Y ahora ya era demasiado tarde para avisarla.
-Bien, niños y digimon -empezaba Benjamin a explicar sobre la prueba de ese día-. Esta vez, el objetivo es que vuestros compañeros digimon alcancen el nivel kazentai.
"A diferencia de vuestros padres, no contaréis con los emblemas. Los emblemas ya están incrustados en vuestros digivices.
Creo que no hace falta deciros cómo funciona el hecho de que se active un emblema. Simplemente, debéis manifestarlo con todo vuestro corazón.
Para esta prueba estaréis en los mundos seis, siete, ocho y nueve en grupos de tres humanos y sus digimon.
Debido a la enorme cantidad de datos que alberga los digimon en nivel kazentai, para esta prueba no habrán varios digimon para enfrentaros, sino uno. Hemos seleccionado a los digimon indicados, para que se necesite el poder de tres en nivel kazentai para vencerlo."
-Disculpe… -interrumpió la vocecita tímida de Tsunomon-…Pero yo… Todavía… -sin poder declarar ante la vergüenza que sentía de ser el único que seguía en la segunda etapa de younenki.
Benjamin que entendía lo que el pequeño digimon quería decir, no encontró palabras para saber qué decirle. El digimon tendría que digievolucionar y luchar junto a sus compañeros, si querían salir exitosos de la misión.
Rascándose el cuero cabelludo, Benjamin se encontró ante una situación incómoda y solo pudo decir.
-Pues tendrás que digievolucionar…
Aki que no quería eso, se sobresaltó y a punto de decir que no quería, pero su hermana se le adelantó, alegando que eso no sería necesario y que su digimon y el de Osamu, podrían suplir su ausencia.
-¿No te parece, Ichijouji?
El niño solo cabeceó con la cabeza con una sonrisa arrogante, que desde luego resultaba sospechosa y a que Takeshi pusiera en real lo de amenazarlo y no dejarlo solo en su imaginación.
-Bueno, entonces, nos dejamos de rollos ¿y vamos de una vez? -hablaba Satoshi, donde con sus palabras consiguió que casi todos lo miraran con desprecio.
-Un momento -habló Isaki con su mano estirada, como si pidiera permiso para hablar-, hay una cosa que me ha estado escamando desde ayer -Benjamin le prestó su atención, así como Jose que estaba pendiente a que le dieran la señal para que pudiera enviar a los niños a los mundos simulados-. Los digimon que nos tocaron enfrentar, se trataban de aliados o de digimon que nuestros padres tuvieron que derrotar en el pasado. Gennaisan, la elección de hologramas de digimon va con otra intención, ¿verdad?
-La de hacernos madurar psicológicamente, ¿verdad? -completaba Earmon.
Benjamin miró hacia Jose, el cual solo hizo un asentimiento de cabeza. Benjamin volvió a verlos y lo afirmó, acompañado de un largo y pesado suspiro.
-¿Eso significa que en estos mundos nos tocarán, nuevamente, digimon conocidos? -preguntó ahora Kazumi, donde no se pudo contener a realizar la siguiente pregunta- ¿Quiénes van a ser?
-Eso no puedo decíroslo. Tenéis que experimentarlo vosotros mismos, para que vayáis preparados ante las sorpresas que se os presente en el nuevo mundo.
-Sea lo que sea, le venceremos -decía Musuko animado.
-Cierto. Aunque se trate de Vandemon o de Demon, les machacaremos.
Y por alguna razón, los dos hermanos de luz y esperanza tuvieron el extraño presentimiento de que alguno de los dos digimon demonio, les tocaría. Pues, teniendo a Earmon que era fortísimo y a Piddomon que era de nivel sagrado, solo un digimon demonio de nivel kazentai podría serle rival. Así que, las posibilidades de que les tocase a Vandemon o la digievolución siguiente de Devimon eran muy elevadas.
Solo faltaría que tuvieran que enfrentarse a un digimon ángel de nivel kazentai p a los digimon de sus padres, Holyangemon y Angewomon. Contra alguno de ellos, por mucho que digievolucionasen, no tendrían nada que hacer.
Tras el discurso de Benjamin y sus buenos deseos de que todo les fuese bien, Jose se encargó de activar las pantallas de los mundos simulados y se volvió a recrear lo mismo que las dos veces del día anterior.
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MUNDO 6 – Equipo formado por Minami, Kazumi y Misato
El paisaje que tenían frente a ellas era totalmente distinto al de los mundos simulados que habían visitado. Y también era extraño, teniendo en cuenta el tipo de digimon que tenían cada una. Un digimon de tipo ave, un digimon de tipo insecto y un digimon de tipo dinosario. Nada que ver con el lugar que les había tocado. Una gran playa, vacía y sin poder ver lo que habría más allá del mar.
El agua del mar estaba en calma y su sonido producía una paz para Kazumi y para Misato que les parecía el lugar indicado para dedicarse a sus cosas particulares, sin la molestia de nadie. Ese relax que sentían las dos niñas fue roto por la mayor del grupo, cuando ella había gritado emocionada al ver un chiringuito a sus espaldas.
Cuando las niñas y sus digimon se habían volteado a verlo, se quedaron un poco desconcertadas. No era por el hecho de que hubiese un chiringuito en la playa, sino por el hecho de que, estando en un mundo simulado, Gennai y sus agentes tuviesen la molestia de añadir, incluso, tablas de surf como si esperasen que las llegasen a usar para pasarlo bien, cuando el objetivo principal era enfrentarse a un digimon holograma para que sus digimon digievolucionasen. Pero ahí estaban. Apoyadas contra la fachada de aquel chiringuito de dos plantas.
Antes de enfocarse y buscar al digimon holograma, Minami había corrido como una loca hacia el chiringuito para inspeccionarlo. Su digimon, el tranquilo y sensato Penguinmon, la perseguía a un ritmo lento debido a sus patitas de pingüino y sintiéndose nervioso por la efusividad que emitía su compañera.
Las dos niñas se miraron con una sonrisa y siguieron a la mayor. Así de paso, podrían aprovechar para curiosear un poco más. Y quién sabe, quizás podrían encontrar alguna pista sobre el digimon holograma. Pues habían aprendido que cosas más raras se había visto en otra parte.
El chiringuito que estaba ante ellas, resultaba algo peculiar. Para acceder al interior tenían que subir por unas escaleras, donde más que un chiringuito podría pasar por una casa de veraneo. Era bastante espacioso. Estaba compuesto por dos partes. La primera y la que ocupaba más de la mitad del lugar, lo conformaba la sección de bar. Habían ocho meses con sus cojines para sentarse en el suelo, y al otro lado, estaba la barra y detrás de ella, multitud de bebidas. Lo más fue visualizar, aparte de zumos de frutas y una gran variedad de refrescos, bebidas alcohólicas. Entendían que un chiringuito sin bebidas alcohólicas no era un chiringuito, pero llegar a detallar tanto, cuando el mundo estaba preparado para niños pequeños, era un poco exagerado.
Misato se sentía incómoda por ese hecho, donde Gennai y los suyos podrían haber aprovechado mejor el tiempo, con algo más productivo para ellas. Sin embargo, Kazumi comprendía que la ausencia de ese tipo de bebidas haría que perdiera toda la esencia de un auténtico chiringuito.
Al otro lado, del chiringuito, y dónde se encontraba Minami, había una especie de tienda con recuerdos y diversos artículos de playa, como gafas para bucear, pelotas de playa, balones de vóleibol, flotadores y una inmensa colección de trajes de baño que la niña no dejaba de admirar embobada. Contaban con cuatro probadores situados en una esquina para que pudiera probárselos y tener la intimidad deseada, y la niña tenía unas ansias en hacer un modelaje con todos aquellos bañadores tan bonitos que no pudo resistirse.
Mientras Minami contemplaba la extensa colección, buscando el traje de baño que más le gustase, Kazumi se acomodó en una de las mesas. Sacando su portátil y colocando su dispositivo a un lado, la niña activó la aplicación de GPS.
-¿Qué haces? -le preguntó Honeymon volando para ver mejor lo que su amiga estaba haciendo.
-Estoy buscando al digimon con el que tenemos que enfrentar.
-¿Se puede hacer eso? -preguntó Penguinmon que al haber estado en mundos donde todo había pasado tan rápido, no habían tenido tiempo para que los humanos pudieran investigar acerca del dispositivo que tenían y su gran utilidad.
-Así es -ampliando el radio para localizar el punto que avisaba de la presencia del digimon holograma-. Los digimon holograma emiten una señal negra. O eso es lo que nos pasó cuando estuvimos en el mundo cinco con Isakisan y Takeshisan. ¡Ah! ¡Lo encontré!
Y todos excepto Minami, se acercaron a la joven Izumi para ver en dónde se encontraba el digimon a enfrentar.
Parecía encontrarse bastante lejos y en mar abierto. Su movimiento indicaba que se acercaba a ellas. Lo sorprendente, para quiénes observaban el dispositivo de la niña del conocimiento, fue cuando ella se dirigió a su portátil abierta y encendida y empezó a teclear con más rapidez que Jose y a murmurar unos números y coordinadas que los digimon no entendían nada.
La niña hizo unos cálculos en un programa que había abierto y muy extraño para Misato, y una hora apareció como total de cálculo.
-El digimon estará aquí en tres horas, veintisiete minutos y treinta segundos.
Sus oyentes quedaron boquiabiertos, incluso Minami desde la sección de trajes de baño se había quedado pasmada porque Kazumi pudiera calcular con tanta exactitud el tiempo que tardaría el digimon en llegar.
Kazumi, ajena a lo maravillados que estaban sus amigos, se puso a pensar y a murmurar en alto como si no tuviera a nadie a su alrededor.
-La dirección que marca el dispositivo viene de mar adentro. Por lo tanto, o nos enfrentaremos a un digimon aéreo o, lo más probable, a un digimon marino.
"Parece ser que todos los digimon holograma tienen algo que ver con el medio en dónde estemos. Cómo ocurrió, por ejemplo, en el mundo tres donde estuvieron Tojisan y los demás.
Ellos aterrizaron en un desierto, y el digimon al que se enfrentaron, se trató de Meramon. Y ahora, la importancia del mar y de este chiringuito, nos hace pensar que tengamos que tratar con un digimon acuático.
Eso sería un problema, ya que nuestros digimon son de tipo aire y tierra. Un digimon acuático podría refugiarse en medio del océano e incluso atacarnos desde allí."
-Esto… Perdona que te interrumpa, Kazumisan, pero yo soy de tipo agua -interrumpió Penguinmon nervioso.
La niña salió de su mundo ensimismado y al ver al digimon de Minami, se sintió aliviado de contar con un digimon de tipo agua. Los pingüinos a pesar de ser del grupo de aves, eran los únicos de su especie que no podían volar. Sin embargo, eso se compensaban con su resistencia a las bajas temperaturas y a ser considerados unos excelentes nadadores. Resumiendo, cómo el digimon había dicho, Penguinmon era considerado un digimon de tipo marino.
Pero otro pensamiento acudió a su mente, y regresó a su propio mundo, al de ella misma.
Aunque Penguinmon pudiera serles de ayuda por ser de tipo marino, su digievolución posterior, distaba mucho de ser de tipo marino.
Si los tres digimon digievolucionaban serían lo que había dicho inicialmente, dos digimon de tipo aéreo y uno terrestre. Aunque la digievolución de Penguinmon tenía forma de cisne. Y los cisnes estaban muy vinculados al agua.
-Eso si mis sospechas son ciertas de que sea un digimon marino. Me pregunto quién podrá ser.
Y los que estaban cerca de Kazumi, empezaron a sacar conclusiones.
Podría ser Whamon, el digimon más grande y pesado del Mundo Digimon. Pero era un digimon de nivel seijukuki, así que no les servía si pretendían que sus digimon digievolucionasen al nivel kazentai.
Otra de las estipulaciones, fue Megaseadramon. El digimon marino por excelencia y causante de que Ikkakumon digievolucionase por primera vez a Zudomon.
También opinaron que podría tratarse del tétrico Marinedevimon, donde ahí, sí que necesitarían de los tres en nivel kazentai para derrotarlo y alguna ayuda divina para que uno de los tres fuese de tipo sagrado.
-Que más da lo que sea -decía Minami, restándole importancia y con un traje de baño que había cogido del perchero y que tenía la intención de probárselo-. Si estamos juntas y tenemos confianza, estoy convencida de que podremos vencerlo. Mientras tanto, ¿por qué no aprovechamos el tiempo para probarnos unos cuantos trajes de baño? ¿No os parece que será mejor enfrentarnos con un traje de baño puesto que mojar nuestras ropas y pescar un resfriado?
Aunque Minami tenía más la intención de no estar con su ropa "arreglada" por su madre y que había pertenecido a sus primos, su segundo argumento había convencido a las niñas y a ponerse algo más decente y adecuado para la pelea. Pero encontrar un traje de baño adecuado para cada una, no era algo sencillo. Por lo que, estuvieron probándose muchos trajes de baño. Penguinmon, al ser el único macho del grupo, se sentía bastante azorado de ver tanta piel al descubierto en algunos modelitos que le parecían exagerados para unas niñas como ellas.
Sintiéndose incómodo, salió hacia el exterior, se sentó sobre las escaleras y con gran paciencia, decidió esperar a que las niñas hubiesen acabado con su "Pretty woman".
De no ser porque Kazumi había puesto un contador, Penguinmon habría pensado que habían pasado horas en vez de treinta minutos probándose trajes de baño, hasta que las niñas quedasen convencidas de que el que tenían puesto era el que mejor les quedaba.
Minami que se estaba pasándoselo genial, las empujó a que aprovechasen lo que había detrás de la barra para tomar algo. Ahí Misato se sentía un poco denegada, ya que tomar algo sin permiso de su dueño, sería como robar. Pero Minami, incluso Kazumi, aludían que no se trataba de hurto, ya que aquel mundo simulado estaba pensado para ellas y para sus digimon. Y que sería igual que coger alimentos del medio.
A pesar de todo, Misato fue la única de los que allí estaban en no tomar un delicioso zumo de frutas, batido o refresco.
Todavía quedaba mucho tiempo para que el digimon llegase, así que empezaron una charla amena y divertida.
-Te ves muy bonita con el traje de baño, ojalá pudiera ponerme uno como tú -decía Cuarzomon, que a pesar de la negativa de su amiga en tomar algo, la digimon no había vacilado en tomar un batido de fresa.
-Seguro que a tu querido Takeshikun se le caería la baba si te viera así -dijo Kazumi picándola con una sonrisita.
La niña se puso roja al instante, mientras que Minami quedó sorprendida por las palabras de la más pequeña.
-¡¿Cómo que querido Takeshikun?! ¡¿Qué significa eso?! ¡¿No me digas que te gusta Takeshikun?!
La más mayor se sentía alucinada y no paraba de preguntar para saber el chisme.
Cuarzomon se encargó de darle todos los detalles que Minami quería saber. No se cortó al contarle que su compañera llevaba enamorada de Takeshi desde que tenía siete años. Los colores se acentuaron en las mejillas de Misato que reprendió a su digimon por bocazas.
-¡¿Desde los siete años?! ¡Qué tierno! -decía Minami emocionada, donde le hubiera gustado tener un romance así de bonito.
Misato se sentía tan incómoda de que hablasen de su tema amoroso, y del que solo su mejor amiga y sus digimon conocían, que actuó de manera impulsiva y le preguntó a la mayor.
-¿Y qué hay de ti? ¿Acaso hay alguien que te guste?
No es que fuera una chismosa como ella, solo que tanto interés en ella, empezaba a fastidiarla. Y sin saber cómo escurrir el bulto, a la desperada, sólo se le ocurrió preguntarle a ella lo mismo, para que comprendiera lo que era estar en una situación tan incómoda.
Pero lejos de que Minami se sintiera incómoda, lo que ocasionó su pregunta fue una misteriosa sonrisa en Minami.
-Bueno… Digamos que no es que esté enamorada… Pero sí hay varios chicos que me parecen muy interesantes. Sobre todo, tres de ellos que ocupan los primeros puestos de mi especial interés.
Penguinmon terminó de sorber su zumo de golpe, por el hecho de que su amiga tuviese el valor para declarar quiénes eran esos chicos, que desde luego, eran más amores platónicos pasajeros que interés.
-¿No me digas que uno de ellos es Takeshisan? -preguntaba Kazumi con los ojos agrandados. Pues dentro del grupo de amigos que tenían, solo Takeshi era el más atractivo de todos ellos. Había otro de sus amigos que le parecía atractivo, desde su punto de vista, y ese era Osamu. Pero debido a su personalidad tétrica, ahora mismo le daba reparo y no podía considerarlo como otro de los chicos más atractivos de su grupo. Además, al ser hermano de Minami, eso quedaría descartado en el top de enamorados de la mayor. Y si tenía que pensar en dos más, solo quedaba Isaki y… Y aunque le costase reconocerlo, el pedante de Satoshi.
-¡¿Qué dices?! ¡Claro que no! -exclamó Minami como si hubiera dicho algún disparate- ¡Mi aspiración de chico atractivo es mucho más alta que la vuestra -y ahí volvió esa misteriosa sonrisita. Kazumi no podía evitar reconocer que sentía una tremenda curiosidad, sobre todo al ver como Penguinmon resoplaba resignado, dando a entender que el digimon sí sabía cuáles eran sus enamorados-. Se tratan de chicos muy guapos e inalcanzables -suspirando como toda chica enamorada.
-Si son inalcanzables y estás enamorada, ¿lo normal no sería luchar para que ellos se fijen en ti? -preguntaba Honeymon.
-Pero es que no se trata de amor, sino interés. Además, uno de ellos es Yuutasan. Y a mí me gusta la pareja que hace Yuutasan con Sanaesan.
La química existente entre ambos adolescentes se había intensificado en el último año, después de haberse reconciliado. Para nadie resultaba un misterio que la relación que ambos muchachos tenían era tan especial, que era cuestión de tiempo de que acabasen siendo pareja de forma oficial. Incluso sus padres, notaban que solo faltaba una confesión por medio, para que fuesen novios. Pues les recordaba tanto a Takeru y a Hikari en su juventud, que era como volver a verlo de nuevo, donde a veces, se sentían obligados a darles ese empujón necesario para que se dieran cuenta de que estaban hechos el uno para el otro, y que ante los demás, actuaban como si fueran una pareja.
Eso era algo visto también por los más pequeños, sobre todo en Minami, que era fan de Yuuta y estaba de acuerdo con que la hija de Taichi fuese la chica elegida para uno de sus amores platónicos.
-Yo también quiero que ellos queden juntos. Hacen muy linda pareja y por lo que me cuenta Takeshikun, se compenetran demasiado bien.
-Seguro que será cuestión de tiempo el que acaben siendo novios -decía Cuarzomon asintiendo como si tuviera el total convencimiento de que ellos quedarían juntos.
-Así que con eso te referías a inalcanzable -hablaba Kazumi entendiendo sus palabras-. Entonces, tomando en cuenta tus palabras, supongo que otro de los que sientes interés es Seiichirousan, ¿verdad? -suponiendo, donde reconocía que el hijo mayor de los Kido tenía muy buena presencia. Él era todo lo contrario a la pesada de Momoko que tenía por hermana y que tanto ella como su hermana mayor Izumi, no aguantaban. Pero con Seichirou, era algo muy distinto. Sino fuera porque su aspecto físico era la evidencia, jurarían que no era hijo de la misma madre que Momoko.
-¡Por supuesto que sí! -enfatizó Minami cruzando las manos a modo de rezo y empezando a soñar despierta- ¡Seiichirousan es todo un caballero! ¡Guapo, gentil, amable y educado! -suspirando- ¡El sueño de toda chica que no aspire a los chicos fríos como lo es Yuutasan!
-¿Y? ¿Qué es lo que te impide que él se fije en ti? -decía Misato con una ceja arqueada-. Que yo sepa, no parece que le interese ninguna chica -sino fuera porque ella decía que era solo interés, pensaría que estaba enamorada de Seiichirou de verdad.
-Es demasiado mayor para mí -contestó medio chafada.
-Pero si solo os lleváis tres años -le recordó Penguinmon molesto de lo melodramática que era su compañera.
-Pero yo todavía estoy en la shougakkou y él va a pasar a la koukou. ¡Hay un gran abismo entre nosotros! -dramatizando tan exageradamente que Penguinmon de lo cansado que estaba de escuchar sus tonterías, no se sentía con fuerzas para rebatir algo tan estúpido.
-Bueno, pero eso dentro de unos años serán un nada -le dijo Kazumi las palabras exactas para que comprendiera que ahora puede que hubiera mucha distancia entre ellos, pero cuando uno es mayor, la edad es algo irrelevante. Un ejemplo muy evidente eran sus propios padres que se llevaban tres años de diferencia.
-¡Pero soy realista! ¡Y para cuando yo me gradúe de la koukou, seguro que él ya estará prometido! ¡O casado! ¡O puede que ya con hijos! -volviendo a exagerar.
Penguinmon no pudo evitar murmurar con sarcasmo lo exagerada que era. A cambio, obtuvo un capón de su compañera que dolió bastante.
-Vale, vale, si eso es lo que piensas -decía Misato con una sonrisa nerviosa. Entonces, su rostro cambió drásticamente-. Y entonces, ¿quién es el tercero que te gusta? -preguntó intrigada, como su mejor amiga, en saber quién era el otro chico, donde por mucho que pensasen, no encontraban a nadie dentro de sus conocidos que pudiera ser de importante interés para el sector femenino. A no ser que fuera algún famoso. Algo propio en niñas de la edad de Minami.
Lo que menos se esperaban, es que también se tratase de otra persona que estaba cerca de ellas, por eso cuando ella le confesó que se trataba de su padre, se quedaron boquiabiertas de la impresión.
Penguinmon quería hundir su cabeza en algún cubo. Su compañera, daba tanta vergüenza ajena, que a veces, podía entender el hecho de que Osamu se fuera al lado oscuro.
-¿Es que no me digáis que mi padre es mega guapo e increíble? Cuando yo me case, mi futuro marido será igual de cool como él -alegó como un objetivo que tenía que cumplir-. Y no me digáis que eso es imposible, porque mi madre logró embaucarlo. Así que si mi madre pudo conseguirlo, cuando no tiene atractivo (como yo), yo que heredé los rasgos físicos de mi padre… -y poco a poco, su voz se iba desvaneciendo hasta quedar en silencio y deprimida por alguna razón misteriosa.
La determinación que había tenido Minami se fue apagando lentamente, para acongojarse, al recordar algo que la había tenido golpeándola con fuerza.
Sus padres estaban secuestrados por esa amenaza desconocida. Podrían morir si ellos no lograban su misión. Y Minami no quería que su madre muriese, no sin antes haberle pedido perdón por lo que había hecho.
Se sentiría con remordimientos por el resto de su vida, si no conseguía encontrar a su madre para pedirle perdón. Algo que tenía que haber hecho cuando había vuelto a casa.
Pero como siempre había tenido vergüenza por decir dos simples pero poderosas palabras, ahora que era consciente de que hubiese probabilidades de no ver más a su madre, el arrepentimiento aparece y a convertirlo en una obsesión.
Por las noches no dejaba de soñar con sus padres y con el pasado. Para olvidar esa depresión, trataba de enfocarse en el presente continuo sin darle muchas vueltas. Pero cuando ella empezaba a hablar de su padre y, especialmente, de su madre, ese recuerdo amargo reaparecía y a deprimirla por completo.
Penguinmon que conocía a su amiga de toda la vida, solo la miró con compasión. Apoyó una de sus alas sobre su muslo para darle ese ánimos que seguro que necesitaba.
Kazumi y Misato le preguntaron qué pasaba y porqué se había deprimido de golpe, a lo que Minami se sintió en la necesidad de contárselo a alguien para descargar todo lo que sentía.
Así que, aunque la niña se imaginaba que ellas ya sabían parte de la historia (gracias a Momoko que no se había cortado en contárselo a todo el mundo), les contó su fuga y del porqué lo había hecho. También de lo bien que se había sentido al principio en casa de Momoko y la incomodidad posterior. Incluso les habló de lo sorprendida que se había quedado cuando Nat le había propuesto quedarse en su casa, cuando ella, harta de la vida tan liberal que había llevado su supuesta mejor amiga, había decidido quedarse en casa de Isaki y Takeshi.
-En serio que me sorprendió muchísimo. Fue como ver una faceta suya que no conocía. Nat me ayudó y me entendió sin replicarme nada sobre mis actos. Por eso, que ahora siento pena, rabia y miedo de que ella haya cambiado tanto por la muerte de su padre y el secuestro de su madre.
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Finalizó su historia de cómo, tras haber escuchado la historia de sus padres de los labios de Takeru, había decidido volver a su casa, donde sus padres la habían esperado con los brazos abiertos. Y como a pesar de lo que había hecho, no se había dignado a pedirles perdón.
-…Sobre todo a mi madre. Porque fue por su culpa que me hubiese ido de casa. Pero es que estaba harta de que no parara de darme órdenes y sermones. Y lo de la bofetada, me irritó toda. Pero… -bajando la cabeza, donde de principio a fin, se había sentido avergonzada de declarar cómo habían sucedido las cosas realmente.
-El estar en casa de Momokosan y de Natsumisan y ver los distintos modos de vida que llevaban y su trato tan distinto con su familia, te hizo abrir los ojos y a darte cuenta de que en el fondo no estás tan mal en tu casa y que quieres a Miyakosan -terminó Penguimon por ella.
La niña asintió con la cara toda roja de vergüenza, donde no tuvo el valor de añadir nada más. Sus amigas que habían escuchado todo atentamente y en silencio, solo pudieron hablar y expresar su más sincera opinión. Fue Misato la que habló primera.
-La verdad es que entiendo lo que Penguinmon dijo. Pues pasaste de una casa, donde todo eran comodidades excesivas y un ambiente alocado a otra casa, más organizada y sensata, donde todos participan en sus deberes caseros y valoran el amor familiar, que es lógico que te dieras cuenta de tus errores.
-Y menos mal que Yuutahan no estaba en sus momentos rebeldes, que sino… -le dijo Honeymon algo aliviada de que no tuviera que enfrentarse a la rebeldía del muchacho, donde había sido un suplicio para los Ishida.
-Lo que no entiendo es cómo pudiste aguantar tanto tiempo con Kidosan y que la considerases una de tus mejores amigas, cuando no es una buena compañía.
La forma en cómo Kazumi se dirigía hacia Momoko, daba a entender que no la soportaba como a Satoshi.
-Incluso -seguía añadiendo la pelirroja- mi hermana me tiene dicho, que cada vez que la ve, intenta alejarse de ella para mantener el menos contacto posible. Porque Kidosan es insoportable con sus tonterías. Se cree la reina del mundo.
"La verdad es que había oído que trata fatal a su madre, pero con lo que nos contaste, acabaste por confirmarlo. Sinceramente, que alguien trate así a su madre, me parece una vergüenza de persona. Se nota que es de la misma casta que Fordsan -dictaminó airada, donde si no soportaba la actitud de Satoshi, no podía tolerar la forma de vida que llevaba Momoko.
Si los allí presentes supieran que el padre de Kazumi detestaba a la madre de los dos involucrados por temas del pasado, pensarían seriamente que los Izumi no podían soportar a toda la raza que fuera como Mimi.
-Tranquila, Kazumihan, tranquila -le pedía Honeymon, donde el solo hecho de mencionar a Satoshi o a su hermana, ponía de los nervios a su calmada amiga. Con la intención de que se quitara ese mal sabor de cuerpo, se dirigió hacia Minami-. De todas formas, Minamihan me parece admirable que quieras seguir adelante y luchar, para poder pedirle perdón a Miyakohan.
-Estoy de acuerdo -habló ahora Misato con una suave sonrisa-. Estoy segura de que cuanto todo termine y consigas pedirle perdón, las cosas marcharán mejor en tu casa.
La niña agradeció sinceramente sus palabras, y añadió.
-Eso si soy capaz de controlarme con el asunto de la ropa. Porque en serio -donde parecía que con ese tema, no podía quedarse callada-, que me harta tener que vestir ropa de chico cuando hay dinero en casa y podrían comprarme algo mejor -por eso que estaba encantada de estar en traje de baño y aparentar ser una chica normal y corriente, y no una chica disfrazada de chico.
Penguinmon resopló con pesadez, donde su amiga parecía que no quería rendirse en el tema de ropa y el dinero.
-Pero Minamisan, entiende que en casa solo Kensan trabaja para mantener a una familia de cinco con sus cinco digimon -le recordaba su digimon con gran paciencia-. Además, eres de constitución alta y la ropa de tus primas te queda muy pequeña.
-Pero los inspectores de policía ganan mucho dinero, ¿o lo has olvidado?
-¿Quién te dijo eso? -quiso saber Kazumi donde no parecía estar de acuerdo con sus palabras.
-Momokochan -declaró confiada en que lo que ella le había dicho, era cierto-. Ella me dijo que en las series policiacas americanas, los inspectores de policía ganan mucho dinero.
-A ver… Hay una gran diferencia entre una serie ficticia y la realidad -dijo Kazumi cogiendo su portátil y empezando a teclear algo-. Aunque puede ser verdad que los inspectores de las series americanas ganan mucho, eso se debe a que ocupan un cargo importante dentro de la sede. Lógicamente, los altos cargos ganan más dinero que un detective de policía normal y corriente como lo es tu padre.
"Por lo que sé, tu padre todavía no ha sido ascendido a subinspector, así que está por debajo de un inspector de policía. Los inspectores de policía son los superiores de los subinpectores, oficiales y detectives. No dudo que tu padre ascienda gracias a sus dotes intelectuales y sus habilidades físicas. Pero por el momento es un simple oficial. Y el sueldo de un oficial de policía es muy bajo en Japón -abriendo en una pantalla el salario base que se cobra en la Policía Metropolitana de Tokyo-. Muy bajo -no pudo evitar murmurar asombrada y compararlo con lo que ganaba su padre. Pero Kazumi quería ir más allá, así que tecleando más hábilmente que Jose, abrió otra pantalla y siguió murmurando-. Teniendo en cuenta que este es el salario base de tu padre, haremos un desglose mensual de los gastos comunes de una familia numerosa como es la vuestra. Hay que tener en cuenta que hay un bebé, así que lo primero sería añadir los pañales, que son carísimos -y a medida que señalaba lo que decía, aparecía la palabra, así como automáticamente el valor del producto, como si hubiera sido guardado con antelación-. Cremas, pomadas, polvos de talco y comidas. Por otro lado, el gasto común de una familia como es la hipoteca, la luz, el gas, el agua, impuestos, la tasa de basura…"
Mientras Kazumi hacía el desglose sin que nadie se lo hubiera pedido, los demás estaban alucinados de cómo la niña, entendía cosas de adultos con sus ocho años de edad que tenía. Para ellos, la palabra hipoteca o impuestos, les sonaba a chino. Era tal el asombro que tenían, que Minami le tuvo que murmurar a Misato.
-¿Pero cuántas wikipedias se ha leído Kazumichan?
Misato solo se encogió de hombros mostrando que estaba igual de perdida que ella y no sabía que su mejor amiga fuese tan inteligente y comprendiese ya conceptos tan complicados.
-¡Listo!
La niña giró la portátil y mostrándoles un cuadro con dos columnas, donde en un lado habían palabras (donde con sus kanjis, a las niñas y sus digimon les costaba leer porque no los habían estudiado todavía y no es que fuera una palabra de uso común en la vida de un niño) y en la otra columna, el precio de lo equivalente a la palabra. En la última fila, se encontraba la suma total. Luego, un poco más abajo, había otro recuadro con dos columnas donde en uno se encontraba la suma total y en el otro, el salario que había dicho que ganaba un detective de policía y en la segunda fila, donde tenía las dos columnas combinadas, un número con el síbolo negativo al lado y coloreado en rojo.
-Resumiendo -concluyó la niña- que vuestro gasto común está exageradamente por debajo de lo que gana tu padre. Y tu madre como ama de casa, no recibe ninguna percepción económica. Así que, o tus padres consiguen el dinero que les falta de algún medio desconocido o están pidiendo préstamos, encontrándose, ahora mismo, endeudados. Y sino es eso, no me explico cómo hacen para que podáis seguir viviendo tranquilos. ¿O acaso ellos trabajan desde casa obteniendo dinero en negro?
-¿Dinero en negro? -repitió la niña con desconcierto, donde nunca había escuchado de esa palabra. Pero ya, la simple denominación que tenía, parecía indicarle que eso no sería algo bueno.
-Me refiero -procediendo a explicar, viendo que hasta Misato estaba igual de desorientada que el resto- a que trabajan desde casa o en otras cosas, y las personas para las que trabajan, les da el dinero en mano.
-No… Creo que no… Pero… ¿Cómo es que sabes eso de dinero en negro? ¿Y qué son esas palabras de hipoteca, tasas e impuestos?
La más pequeña miró a Minami cómo si le hubiese dicho semejante aberración, y se escandalizó de que ella, siendo la más mayor, no supiera algo tan básico.
Misato quiso cortar aquello. Pues ella también desconocía esas palabras y se imaginaba que el conocimiento que tenía Kazumi de esas palabras, se debía a su padre, donde, no era extraño que tuviese algún archivo que le permitiese llevar una organización de los gastos mensuales. Kazumi que era una niña muy curiosa, lo habrá visto y preguntado a su padre.
-El caso entonces, es que si con el sueldo de tu padre, los gastos están en números rojos, así que, lo que tu madre cuenta de que andáis cortos de dinero en casa es cierto.
Minami ahora se sentía más avergonzada que nunca. Ella pensando que su madre le mentía, y que había dinero en casa para que pudiera comprarle ropa, y en cambio, la situación estaba peor de lo que le habían contado.
Con más razón que nunca, se sentía en la obligación de pedirle perdón a su madre.
Se levantó con brusquedad e hizo la solemne promesa de que se esforzaría en todo lo que pudiera para que su digimon pudiera digievolucionar y así rescatar a sus padres.
Penguinmon se sintió muy complacido con esa idea. Y por una vez, estuvo de su parte para apoyarla.
No hizo falta que las dos niñas también estuvieran de acuerdo con su postura.
Solo faltaba una hora para que el digimon llegara. Pero ellas, ya estaban preparadas para recibirlo. Daba igual que fuese un digimon demonio, que ellas no se rendirían hasta que sus digimon alcanzasen el nivel kazentai.
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A pocos minutos de que el digimon llegase, las niñas y sus digimon se encontraban en la playa esperándolo y con sus digimon ya en la etapa seijukuki.
En la lejanía empezaron a ver una gran silueta acercándose. Kazumi activó su dispositivo, deseando que a través de la distancia, pudiera distinguirse de qué digimon se trataba.
La niña tuvo suerte. Una imagen del digimon con sus datos aparecieron, revelándole de quién se trataba.
Era un digimon marino como Kazumi había supuesto, pero se trataba de uno que jamás había visto.
Se llamaba Calamaramon y era un digimon mujer. No tenía piernas. En lugar de ello, había un calamar gigante que parecía que tenía a aquella digimon medio engullida o como si el calamar y la digimon se hubieran fusionado. El dispositivo le ofreció unos datos extraños que Kazumi no entendía.
Aquel digimon no se encontraba dentro de ningún nivel común, su dispositivo recogía su nivel como "híbrido". Nunca había escuchado de ese nivel y se preguntaba si eso significaba que estaba por encima de la seijukuki o por debajo de la kazentai.
Si era un digimon holograma que Gennai y los suyos habían seleccionado para la prueba kazentai, imaginaba que tenía que estar entre esos dos niveles.
La niña no pudo seguir pensando más, ya que la digimon empezó a carcajearse de forma tan estridente que rompía los oídos de cualquiera.
-¡Es insoportable! -exclamaba Minami con las manos sobre sus oídos.
Cuanto más se acercaba, el volumen de su risa se hacía más alto. Incluso daba la impresión de que la digimon disfrutaba torturando a las niñas con aquella maquiavélica risa.
Los digimon que no eran excepciones se ocuparon más de tapar sus oídos que de estar en alerta ante el ataque del enemigo.
Algo que Calamaramon aprovechó cobardemente. De su boca escupió tinta negra hacia las tres niñas. Los segundos en que Calamaramon había dejado de reírse para escupir la tinta, fueron decisivos para que los digimon pudieran enfocarse en la digimon y en la posterior protección de sus compañeras humanas ante aquel vil ataque.
Cuando vieron cómo la zona de la arena se había derretido debido a esa tinta negra, todos comprendieron que lo mejor era evitarlo a cualquier precio.
-¡Ahora verá! ¡Va a saber quiénes somos nosotras! ¡Adelante, Hamsamon! -animaba Minami irritada por ese digimon y por el ataque tan cobarde.
Hamsamon y el resto de digimon fueron directos hacia Calamaramon para enfrentarse a ella.
Se trataba de un enfrentamiento de dos digimon aéreos y uno de tipo tierra contra uno acuático.
El plan común es que, Hamsamon y Bublebeemon lo llevasen a tierra para que así Kentromon pudiera atacarla con su "Giro afilado". El digimon cisne y el digimon abejorro dieron vueltas alrededor de Calamaramon con la intención de crear un torbellino que la aturdiese. Sin embargo, por alguna extraña razón, el plan no iba con el éxito que esperaban. Lo comprobaron cuando Calamaramon había empezado a carcajearse de risa.
-Ilusas -y Calamaramon colocó sus brazos en cruz y la parte de abajo se enrolló en forma de tornillo y empezó a girar sobre sí misma como un trompo y se dirigió hacia Hamsamon y Bublebeemon. Su giro, hizo que agrediese a ambos digimon, expulsándolos del aire y mandándolos a tierra. Sus respectivas compañeras humanas fueron hacia sus digimon, llamándolos preocupadas.
Siendo ahora Kentromon el único digimon en pie, optó por desear que su ataque "Giro afilado" pudiera servir también sobre el agua y darle a esa irritante digimon que se regocijaba de su victoria.
Kentromon se encogió haciéndose un ovillo y rodó con rapidez hacia Calamaramon que había vuelto al agua. Pero la digimon le respondió con su ataque de tinta ácida.
A pesar de que el ácido que expulsaba de su boca podría derretir cualquier cosa, Kentromon tuvo la suerte de que le diera en su coraza. Eso no significó que no le afectase y se quejara de dolor. La coraza que cubría su piel empezaba a desaparecer, siendo un blanco perfecto para Calamaramon. Lo mismo sucedía con Hamsamon y Bublebeemon que se encontraban inconscientes.
Misato observaba desde la arena, cómo debido al peso que tenía Kentromon, empezaba a hundirse, donde debajo del agua, no tendría ninguna oportunidad para defenderse.
La niña empezó a llorar y a lamentarse.
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"No es justo.
¿Por qué las pruebas a las que nos están sometiendo son tan peligrosas?
No se dan cuenta de que nos han expuesto a un gran peligro.
Sé que quieren prepararnos psicológicamente para la batalla real. Pero estos mundos son simulados y no estamos acostumbrados a esto.
Nos quieren obligar de golpe y sopetón a pelear.
Es injusto.
No quiero.
Pero…"
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Y el recuerdo de la determinación de Minami en querer salvar a sus padres para pedirle perdón a su madre, la hicieron entender que ella también debía luchar.
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"…Si quiero salvar a papá…
¡Tengo que luchar contra todo lo que es injusto!"
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En otro lado, Kazumi trataba de hacer que Bublebeemon se despertara, mientras pensaba que debía hacer en aquella terrible situación.
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"¿Qué puedo hacer?
No pensé que la situación fuese a ser tan desesperada.
Calamaramon es más fuerte de lo que pensaba.
¿Será que en realidad está por encima de un nivel kazentai?
¡No!
¡Es imposible!
Estamos en un mundo simulado con la intención de que nuestros digimon alcancen el nivel kazentai. Y no es un digimon demonio. Así que si Bublebeemon digievoluciona al nivel kazentai, podrá ser capaz de enfrentarse de igual a igual a ella."
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-Vamos, Bublebeemon, sé que puedes hacerlo.
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Donde se encontraba Minami, ella estaba igual de angustiada que Misato, pero ella lo mostraba en lágrimas desesperadas, moviendo al digimon cisne para que se despertara.
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"¿Es que todo va a acabar aquí?
¡No!
¡No puedo permitirlo!
Tengo que seguir luchando para poder rescatar a mamá.
Ahora más que nunca quiero verla para pedirle perdón."
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-Hamsamon sé que siempre he sido egoísta contigo y nunca te hice caso, pero por favor, despierta… Lucha… Mamá… Tengo que pedirle perdón a mamá como sea… Por favor, Hamsamon… ¡No te rindas! ¡Por favor, ayúdame para que pueda ver a mamá!
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Y ocurrió lo mágico y deseado.
Los tres dispositivos tuvieron un nuevo brillo distinto al de cuando sus digimon digievolucionaron al nivel seijukuki.
Cada dispositivo brilló del color característico de su respectivo emblema. Los emblemas tallados en el dispositivo empezaron a girar con rapidez, hasta que se detuvo. Y brilló con intensidad el emblema correspondiente de cada niña.
Conocimiento en Kazumi.
Perseverancia en Minami.
Justicia en Misato.
En la pequeña pantallita del dispositivo, se visualizó el emblema de cada una y luego envolvió a los digimon, haciendo que los tres digimon alcanzasen el nivel kazentai.
Kazumi y Minami que estaban cerca de sus digimon, tuvieron que apartarse para ver el milagro de la digievolución, mientras que Misato, solo podía ver cómo esa luz brillaba en el fondo del agua donde se había hundido Kentromon. Una luz que molestaba a Calamaramon y la hacía retroceder sin que pudiera hacer nada.
Cuando la luz hubo desaparecido, aparecieron las nuevas formas de los digimon.
El digimon de Misato había salido del agua motu proprio y se encontraba junto a las dos nuevas apariencias de los digimon.
Las niñas solo podían quedarse mirándolos embobadas por su nuevo aspecto.
El digimon de Misato, Kentromon, parecía seguir estando igual que antes, con la ligera diferencia que ahora su cuerpo estaba recubierto de una especie de armadura. Incluso tenía alas sobre su lomo y llevaba una pequeña melena.
El digimon de Kazumi, Bublebeemon tenía una forma donde se notaba que se trataba de una digimon hembra. Todo lo tétrico de su cara había desaparecido, y si no fuera por sus alas de insecto y su cintura regordeta amarilla y negra, pensaría que se trataba de un hada. Tenía la piel azulada y lo único que hacía que se viera terrorífico eran sus manos que tenían forma de garra. Su estatura ahora era bastante pequeña, pero eso no parecía importar, porque lucía elegante, femenina y poderosa.
El digimon de Minami, Hamsamon había dejado de ser un cisne, pero seguía siendo un digimon del grupo aéreo con dos grandes alas a su espalda. Era una especie de hombre pájaro, donde la mezcla entre humano y animal estaban reflejado en su apariencia. Caminando sobre dos pies, tenía la parte de abajo como la de un águila, con una cola grande que bailaba al ritmo del viento. Sobre su cuerpo fornido estaba recubierto de plumas blancas. Su cabeza parecía ser la de un hombre, adornado con un casco en forma de cabeza de águila que cubría parte de su rostro, impidiendo visualizar el color de sus ojos. También portaba una capa larga de plumas blancas que con manos humanas, el digimon la había echado hacia atrás en un gesto presuntuoso y arrogante. Ese gesto hizo que Minami pusiese ojos de enamorada. Pues la figura que tenía su digimon ya la había impresionado, para que ese gesto, la enamorase más. Era alto, casi como su padre y eso hacía que lo tuviera en el número uno de su ranking de amores platónicos.
Los digimon que lucían como un humano se acercaron hasta ponerse al lado de la nueva forma de Kentromon.
Mientras tanto, Kazumi no tardó en inspeccionar los datos de sus nuevos digimon.
Su digimon ahora se llamaba Sweetbumblebeemon. El digimon de Minami recibía el nombre de Jatayamon. Y el de Misato, Metalkentromon.
La digimon los observaba boquiabierta y airada, donde parecía que su mirada se centraba más en Sweetbumblebeemon, inspeccionándola de arriba abajo como si ella fuese su única rival.
-¡Maldita cretina! ¡¿Cómo te atreves a ser más guapa que yo?! -criticaba la digimon donde esa parecía ser su principal preocupación. Pero cuando sus ojos se cruzaron con Jatayamon, tuvo un efecto drástico- ¡Pero qué digimon más guapo! ¡Jamás había visto mozo igual!
-Vaya una digimon más rara -decía Jatayamon despreocupado con los brazos cruzados.
A Minami que no le había gustado que aquella digimon se hubiera fijado en su digimon, exclamó desesperada.
-¡Jatayamon, acaba con ella!
El digimon que se le notaba más leal a su compañera, presumió del poder que tenía frente a sus compañeros digimon.
Desplegando sus grandes alas, saltó y voló sobre la digimon que la miró confusa de que fuera a atacarla. Y ataque recibió, pero no de parte de Jatayamon, sino de Sweetbumblebeemon que había lanzado una especie de pequeño láser contra la digimon.
Antes de que Jatayamon se quejara de que la hubiera atacado sin esperar a su señal, Metalkentromon se enfocó en su amiga digimon, preguntándole confuso a qué venía ese ataque inesperado.
-Yo soy la que tiene que enfrentarse a Calamaramon -declarando con tono de enfado y volando en dirección a mar adentro-. ¡Así que no os metáis ninguno de los dos, sino queréis que me enfade con vosotros de verdad!
La determinación y el enfado de la digimon hizo que Jatayamon se quedara sobre el cielo observando el combate, mientras que Metalkentromon suspiraba con resignación entendiendo su postura de querer una lucha solo entre chicas. Metalkentromon había sido digimon hembra cuando era Cuarzomon. Pero siendo Kentromon y ahora Metalkentromon, su sexo había cambiado, y no tenía el mismo efecto agresor como poseía su amiga digimon.
La batalla entre el digimon insecto/hada y el digimon acuático comenzó, donde desde el principio, la ventaja fue favorable para Sweetbumblebeemon. La digimon no podía hacer nada frente ante sus poderosos ataques, que si ya su hermosura la irritaba, su fuerza más. La desesperación acudió a Calamaramon que intentó hacer un ataque suicida contra las niñas humanas, pero eso supuso su sentencia a muerte.
Jatayamon, Metalkentromon y Sweetbumblebeemon atacaron al mismo tiempo a Calamaramon, antes de que ella lo hiciese contra sus compañeras humanas, reduciéndola a cenizas.
Las niñas que habían quedado asustadas por el acto de la digimon, se habían quedado asombradas del tremendo poder que tenían sus digimon en conjunto. Minami fue la primera en reaccionar con alegría, desplegando un millar de emociones que sentía hacia su digimon.
-¡Es que eres mejor que mi papá! ¡Jatayamon, te quiero!
Y el digimon se puso colorado ante los elogios de su compañera, obteniendo la risa cantarina de las dos niñas y de sus digimon.
Poco después de eso y de que sus digimon regresaran a su forma seichouki, las niñas le dieron al botón para avisar que estaban listas para el regreso, siendo las primeras de todos los grupos en volver a la guarida de Gennai.
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MUNDO 7 – Equipo formado por Toji, Shin y Satoshi
El mundo en el que estaban el grupo de Toji, era un lugar tan simbólico que era imposible olvidarlo.
Estaban cerca de un lago con una pequeña isla en el centro. Había un pequeño camino de tierra que permitía la llegada a esa isla. Pero lo que lo convertía reconocible para los niños, era un tranvía apostado en el medio. El mismo tranvía que estaba en el mundo humano, en la zona céntrica de Odaiba, y que en la actualidad era un objeto histórico para contemplar por los visitantes.
Y ahora ese mismo tranvía, el mismo donde sus padres habían pasado la primera noche, así como el lugar, como habían leído en el libro de Takeru, se encontraba ante ellos.
-¿Qué se supone que es ese trasto? Parece un coche de la época de mis tatarabuelos -murmuró Satoshi mirando con desprecio el tranvía.
-¿Es que no sabes lo que es un tranvía? -le preguntó Kawamon, el digimon de Shin, con algo de burla.
El tono del digimon hizo que Aruraumon contestase por su compañero con su mismo lenguaje burlón.
-Tú sí que debes saberlo, porque eres muy estudioso como tu compañero humano. Vuestro estudio es lo que hace que os entretengáis, porque no tenéis amigos con los que salir. Eso os convierte en unos marginados y unos sosainas.
-¡Atrévete a repetir eso de Shin! -le retó el digimon, más ofendido por lo que dijo de su compañero que de él mismo.
Satoshi suspiró pesadamente.
-En serio que los japoneses sois unos sensibles que no aguantáis cuando se os dicen unas verdades a la cara.
Toji que no quería defraudar la confianza que su primo Isaki había depositado en él para que cuidase de Shin, saltó en su defensa.
-Una cosa es la verdad y otra muy distinta es insultar a alguien en sus narices.
-¡Eso, eso! -apoyaba Fireagumon.
-¿Ah, sí? Pues eso mismo es lo que haces con ese rival tuyo que tienes.
-Musuko y yo somos amigos de toda la vida. Puede que nos peleemos y nos insultemos, pero no lo hacemos a mala conciencia como lo haces tú.
-Yo no tengo la culpa de que mi hermano sea un hijo no deseado por mi madre. De hecho, estoy seguro de que Shin fue la causa de que mi madre se escapase para estar con mi padre.
Las palabras de su hermano dolieron mucho a Shin para quedarse sin habla de que eso fuese realmente cierto.
-¡¿Cómo te atreves a decir eso?! -bramó Kawamon.
Toji y Fireagumon salieron también en defensa de Shin, pero Satoshi no tuvo ningún reparo en contar su punto de vista, sobre la separación que había tenido su madre de su antiguo marido, el padre de sus tres hermanastros.
-¿O acaso no tiene sentido que fuese así? Porque, ¿qué madre abandona a un recién nacido para irse al otro lado del globo si no es porque no lo aguanta?
Y Shin empezó a comerse la cabeza.
Era cierto que no tenía ningún recuerdo con su madre biológica. De hecho, sino fuera por su hermana Momoko, hubiera pensado que su madre era Yayoi. Pero cuando había tenido siete años, su hermana le había contado que su madre no era Yayoi, sino que otra mujer súper popular en América y que se había casado con un reconocido director de cine, teniendo un hijo de esa unión.
Aquel día, había ido llorando hacia su padre, preguntándole si lo que Momoko le había dicho era cierto.
El niño que adoraba a Yayoi y que la quería mucho, le había dolido que no tuviera lazos sanguíneos con ella. No podía pensar en que hubiera otra mujer que fuese su madre de verdad. Además, cuando la había visto por primera vez en la tele, no le había gustado su forma tan espontánea y efusiva. Le daba la impresión de que quería que los demás fuesen como ella. Pues él, que era un niño tímido, inseguro, que siempre se escondía tras las faldas de Yayoi, le resultaba incómodo e intolerable.
Por esa razón, porque no podría aceptarla, que nunca había querido hablar con ella por videoconferencia o a través del teléfono.
Por lo que veía, su hermano mayor, Seiichirou, tampoco quería saber de ella. Y cada vez que Momoko la mencionaba, su hermano mayor se ponía demasiado tenso y hasta irritable.
Estaba convencido de que si conocieran al hermanastro que tenían, tampoco lo aguantaría.
Si al menos pudiera ser como él y tener esa confianza en sí mismo, podría enfrentarse a su hermano pequeño.
Pero ahora, sus palabras hirientes de lo que pensaba su madre de él, lo habían dejado helado, sin poder mover un músculo.
-¡Ya te estás pasando! -bramaba Kawamon más irritado, donde Satoshi había conseguido quitarle su sonrisa y su buen ánimo, ganando en buena actitud a Takeshi y Tokomon- ¡Vuelve a insultar o a decir algo de Shin, que no dudaré en atacarte!
Aruraumon se puso en medio de su compañero, donde si tenía la intención de atacarle, antes tendría que pasar por su cadáver. Sin embargo, la amenaza de Kawamon, alteró a Satoshi.
-¡Estoy harto! -escupió el niño- ¡Otra vez con lo mismo! ¡Vaya grupo de sensibleros que sois, que tenéis que solucionarlo todo con peleas!
-¡¿Sensibleros?! -repitió Toji con sarcasmo, recordando perfectamente el dolor que habían tenido Aki y Nat el día anterior por su comentario ardido- ¡¿En serio que no te das cuenta de que tus palabras se pasan de ofensa?! ¡¿Te parecería bonito que después de la muerte de tu padre, estuviera diciéndote delante de todo el mundo, que te haces la víctima por su muerte?!
-Eso no pasaría, porque nunca me haría la víctima como esa amiguita tuya y el descarriado de su hermano pequeño que no sirve para nada.
A Toji se le revolvió el estómago con esas palabras.
Recordar cómo Aki se había sentido tan destrozado. Haberlo vivido desde sus inicios, donde el pequeño al experimentar por primera vez la muerte, le había costado entender que el ser vivo está destinado a morir y a desaparecer en cuerpo y alma del universo, le había desgarrado el alma.
Estuvo a punto de cogerle de su camiseta piojosa y soltarle un puñetazo, pero se encontró con una sorpresa inesperada.
Shin, el tímido e inseguro de Shin. El que siempre se escudaba detrás de los demás por miedo a todo, se había puesto frente a su hermano, en modo desafiante.
Toji no lo veía, pero en su rostro había una ligera vergüenza por enfrentarse a su hermano. Pero no podía quedarse callado, ante lo que Satoshi había dicho de Aki.
-¡Tú no sabes nada! ¡Akikun es mucho más de lo que crees! ¡No es ningún inútil como dices!
Satoshi y Aruraumon se habían quedado perplejos de que Shin, el mismo Shin que lo usaban como entretenimiento para humillarlo, les gritase desafiante. Sin embargo, la actitud de niño y compañero era el de no amedrentarse y esa no fue una excepción.
-¿Y en qué te basas para soltar semejante hecho? -le preguntó desafiante.
Sí que podría justificarlo si hubiesen visto, como en el mundo uno, el niño había brillado con tanta luz durante la digievolución, que podría imaginar que la digievolución se debía más a él que al hecho de que hubieran estado en peligro. Pero no pensaba que Satoshi fuese el único en haberlo visto, porque Shin se lo dijo.
-…De no ser por él, seguro que Kawamon y los demás no hubieran digievolucionado. Además, estoy convencido de que si Tsunomon no digievoluciona, es porque Akikun no quiere.
-¿De qué hablas? -preguntó Toji, que a diferencia de Shin, Satoshi y Musuko no se había fijado en que en los momentos de digievolución y que el niño había brillado.
Shin le contó todo lo que necesitaba saber, así como a preguntarle después.
-¿O es que no ocurrió lo mismo en el mundo que estuvisteis ayer en el mundo tres?
Toji lo pensó con cuidado.
Cuando su Fireagumon había digievolucionado a Kajigreymon y cuando Piomon y Veidramon habían digievolucionado a Saberdramon y Exveidramon, el niño siempre había estado detrás suya, por lo que no podía negar con toda seguridad. Pero si hubiera sucedido, Nat o Musuko tendrían que haberlo visto. O incluso, era probable que Nat lo supiera, y por eso, estaba tan insistente en intercambiar a Aki con Yuuta. Pero en cuanto a Musuko, estaba convencido de que se lo habría dicho a él o a sus primos sobre aquel asunto. Y que él supiera, no había escuchado nada extraño de Musuko o de sus primos.
Así que, no podía negar con rotundidad, pero tampoco afirmarlo.
-A mí no me sorprende que sea la luz de la digievolución -clamó Fireagumon como si a él no le sorprendiera que Aki tuviera semejante poder-. Recordad lo que pasó el año pasado con mi hermanita Snowoagumon y Sanae. Lo que tuvieron que vivir por culpa de esos rebeldes de Zabumon y Yuuta -decía como si el solo hecho de nombrarles, le molestara-. Les hacían la vida imposible de forma cruel. Y por lo que tengo entendido, de la noche a la mañana, esos dos cambiaron gracias a Aki. Como si ese niño tuviera el don divino de convertir a la gente mala en buena.
-La verdad es que ahí tienes razón -dijo Toji como si se diera cuenta de algo-. Hasta consiguió que Musuko y yo no nos peleáramos en el mundo tres.
-Entonces, ¿eso significa que él es muy importante y pueda ser la clave para rescatar a papamama Gomamon y al resto? -preguntó Kawamon.
Kawamon siguiendo la influencia del resto de sus amigos digimon, consideraba a Gomamon como un padre. Sin embargo, debido a que la pareja de Jou no tuviese un compañero digimon, había visto a Gomamon como padre y madre. Para abreviarlo, el digimon se dirigía a él como "papamama".
-¡Y ahora está con Osamukun! -exclamó Shin dramatizado, recordando lo cruel que podía ser el hijo de los Ichijouji en el estado actual en el que se encontraba.
-¡Si ese infeliz les hace algo, juro que lo hago pedazos! -perjuró Toji, decidido a cumplir con su amenaza.
Con el tema ahora centrado en el más pequeño, Satoshi y Aruraumon se sentían ignorados y olvidados, así como el hecho de que Shin le hubiese cerrado la boca con lo de Aki.
Un zasca en toda la boca, como muchos dirían.
Era cierto que su madre se había escapado de Japón porque no podía soportar el llanto incesante de Shin. Pero tampoco podía soportar la vida tan sosa que llevaba con su antiguo marido, que por eso, se había divorciado. El nuevo mundo que le había ofrecido su padre y la oportunidad de brillar, la habían llevado a que abandonase a su familia e iniciase una nueva con él.
Había pretendido a hundir a su hermano con lo que su madre pensaba de él. Todo para que perdiera la confianza en sí mismo, y quitarse de en medio a uno de los rivales por el corazón de Nat.
Había urgido otro plan para hacer lo mismo con Toji, pero el hecho de que lo marginaran y estuvieran pendientes de un crío que no estaba con ellos, le había frustrado los planes.
Quiso llamarles la atención para iniciar de nuevo su contraataque, pero un movimiento brusco de tierra, los hizo caer al suelo y debajo de agua del lago, se vio una extraña sombra, como si se tratase de una gran y larga serpiente.
Y entonces, del agua emergió Megaseadramon rugiendo con ferocidad.
Las caras que se le habían quedado a Satoshi y a Aruraumon, fue la expresión más sincera y real nunca vista, la de la incredulidad.
Megaseadramon era la digievolución kazentai de Betamon, es decir, del digimon de su padre.
Para niño y digimon era completamente imposible pelear contra el digimon de su adorado padre. Sin embargo, Toji y los digimon estaban dispuestos a enfrentarse al digimon marino, sin importar quién era y lo que representaba para Satoshi y Aruraumon.
Megaseadramon era un digimon marino por excelencia, que a diferencia de su evolución posterior, no tenía el poder de volar y así trasladarse también por tierra. Por lo que la ventaja de estar en tierra, la tenían los niños. El único problema radicaba es que el digimon de fuego Fireagumon tendría poco que hacer contra él. Según las leyes de la naturaleza, el agua podía contra el fuego.
El digimon marino se sumergió bajo el lago y nadando por debajo de la tierra donde estaban los niños, volvió a sacudirla fieramente con la intención de trasladarlos al agua. El digimon lo consiguió menos con Satoshi y Aruraumon que al estar algo alejados de ellos, pudieron salvarse de caer en remojo.
Pero eso no le importó al digimon que se disponía a atacar a los niños que tenían a su alcance. Los digimon de Toji y Shin digievolucionaron en ese momento.
Fireagumon, poco después de digievolucionar a Kajigreymon, saltó contra el digimon marino, esperando que sus llamas y sus colmillos pudieran afectar al digimon serpiente. Mientras tanto, Dugongomon ponía a los niños a salvo en tierra, para después ayudar a su colega digital con su ataque "Placaje total".
La fiereza de ambos digimon sobre Megaseadramon, molestó tanto a Satoshi que les gritó que se detuvieran y que no siguieran atacándole.
-¡¿Cómo que nos detengamos?! -rugió Toji-. Si dejamos que nos venza, la misión de venir a este mundo para que nuestros digimon digievolucionen al siguiente nivel, habrá sido en vano.
-¡Pero es mi papá! -fue ahora la que Aruraumon había hablado para que entrasen en razón.
Toji no entendió qué querían decir, sobre todo cuando se estaban refiriendo a un digimon holograma, es decir, a un digimon que no tenía cuerpo y alma. Shin le aclaró que Megaseadramon era la forma kazentai del digimon de su padrastro, y que seguramente, eso estaría confundiendo a Satoshi y Aruraumon.
-¡Ah! ¡Claro! -hablaba el Yagami con sarcasmo-. Contra los demás, el niñito de mamá no duda en despotricar hasta quedarse a gusto, pero cuando se trata de él, tenemos que callarnos y fastidiarnos.
-Toji… -murmuró Shin asombrado de que su amigo tuviese tal resentimiento.
Podía entender sus sentimientos, ya que de todos sus amigos, él había sido el más perjudicado por Satoshi. Pero no le salía del alma rebajarse a su nivel y ensañarse contra él. Además, eran hijos de la misma madre.
.
El fuego siempre había sido débil contra el agua, y aunque Kajigreymon era un digimon formidable, no era rival para Megaseadramon. Dugongomon tampoco pudo con el digimon, ya que era un digimon poco ofensivo, en comparación con sus compañeros. Megaseadramon rugió con fiereza y desde la forma de relámpago que tenía adornado en su casco, lanzó un ataque eléctrico contra Kajigreymon y Dugongomon, haciendo que se hundieran bajo el agua.
Los dos niños llamaron desesperados a sus digimon, pero Megaseadramon terminó su faena, volviendo a lanzar el ataque contra el borde de la tierra dónde Toji y Shin se encontraban, provocando su desprendimiento y que los niños cayesen.
Ahora solo quedaban Satoshi, Aruraumon y Megaseadramon.
El gran digimon se enfocó ahora en él con una tétrica mirada de reojo, donde Satoshi esperaba que lo reconociera y que no lo atacara.
-Tranquilo, Megaseadramon, soy yo, Satoshi. ¿No me reconoces?
El digimon solo nadó con tranquilidad hacia él, mirándolo con especial atención.
-Y yo soy Tanemon, aunque digievolucioné a Aruraumon. Vamos, papi. No puedes confundirme. Soy casi idéntica a mami.
El digimon se acercó tanto hasta ellos que, a pesar de que humano y digimon sentían cierto temor, se mantenían frente a él con la esperanza de que los reconocieran, olvidándose por completo que se trataba de un digimon holograma.
El acercamiento del digimon, solo fue una estrategia para cogerlos con la guardia baja y con su cola golpearles, mandándolos volar al otro lado, cerca de la orilla.
La fuerza de su golpe hizo que Satoshi perdiese el conocimiento. Aruraumon que había tenido un poco de suerte, se levantó con dificultades y murmuró el nombre de su compañero.
¿Por qué su papá le atacaba?
La digimon no entendía.
Lo único que entendía es que quería volver a atacarles, por lo que la digimon no tuvo más remedio que digievolucionar y luchar contra él.
Con su ataque "Sombrerero loco" no consiguió hacerle cosquillas. Pero el digimon marino, se le ocurrió querer torturar al digimon, así que cogiéndolo y enrollando su cuerpo con su cola, lo apresó sin que pudiera escapar, donde las espinas de Sabotenmon no hacían nada contra él. Megaseadramon empezó a lanzarle su ataque de rayo una y otra vez, electrocutándolo, como si no tuviera fin.
El grito desgarrador que emitía Sabotenmon hizo que Satoshi fuera despertando. Aturdido y dolorido, solo podía ver como Sabotenmon era atacado una y otra vez por Megaseadramon sin piedad.
¿Por qué?
¿Por qué hacía eso el digimon de su padre?
Estaba tan confundido que no pensaba en que estaba en un mundo simulado y que aquel digimon era una falsificación. Y el hecho de que su digimon recibiera un daño tan cruel, no ayudaba a que tuviera la cabeza fría y pensara con claridad.
Se encontraba como Toji y Shin, desesperado.
Aquello no era una prueba como las anteriores, aquella era una prueba demasiado dura y ruin.
O eso es lo que pensaba Toji, donde al fondo, veía a su digimon. Hundido, apagado y sin llamas. Hundido como un barco y preparado para convertirse en un digimon fantasma acuático.
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"¡Kajigreymon!
¡Maldición!
¡Tengo que hacer algo!
No podemos fracasar de esta manera.
¡Mierda!
Me falta el aire.
¡Kajigreymon!
No puedo dejarlo…
¡Shin! ¡Shin también…!
¡Mierda!
¡Debo salvarles…!
¡No puedo abandonarlos…!"
.
Pero a pesar de sus intentos de ir hacia ellos para rescatarles, la falta de aire era más importante que sus actos valerosos.
.
En el momento en que Shin había caído al agua, lo primero que se le vino a la cabeza, es su recordatorio de que no sabía nadar.
Tenía doce años, un digimon marino y no sabía nadar. Vaya paranoia y una vergüenza que Shin creía que moriría con todos sus defectos.
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"Si supiera nadar…
Kawamon…
Tú siempre me instabas a que aprendiera, pero yo me rehusaba porque tenía miedo. Nunca quise atreverme.
Lo mismo pasaba al querer hablar con mi verdadera madre.
Imaginaba que no debería quererme.
Pero ahora, gracias a Satoshi, sé que lo que creía es verdad.
Ahh…
Moriré sabiendo eso…
¡Qué desagradable…!"
.
En tierra, Satoshi solo podía observar entre lágrimas el estado de Sabotenmon. Nunca había experimentado una experiencia similar. Podía tolerar que el grupo de su hermano lo marginasen o que lo golpearan, porque siempre y sin importar la situación, contaba con Aruraumon a su lado. Pero ahora… El miedo a perderla… Lo sintió por primera vez…
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"¿Por qué…?
¡No quiero!
¡Aruraumon!
¿Por qué, Megaseadramon?
¿Por qué lo haces?"
.
-¡SABOTENMON! -gritando con todo lo que sus pulmones daban.
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Y de la misma manera que sucedió en el mundo seis, los dispositivos de los tres niños brillaron de forma especial con el color característico de su emblema. El tallado de los emblemas empezó a girar hasta que se detuvo y el emblema correspondiente brilló con tanta intensidad que fue cegador.
El emblema apareció en la pantalla de los dispositivos y luego la luz envolvió a los digimon, haciendo que digievolucionaran a sus formas kazentai.
La luz que emitía Sabotenmon hizo que Megaseadramon tuviese que aflojar el agarre que tenía con su cola y retrasar su posición por la ceguera que le provocaba semejante luz.
Debajo del agua, se veía esa misma luz, donde después se visualizó varias burbujas y los digimon digievolucionados en su forma kazentai con sus compañeros humanos en brazos.
Toji tosía secamente, tratando de escupir el agua que había tragado. Medio atontado, observó como su digimon ya no era Kajigreymon, sino otra especie de Greymon. Su cuerpo ya no estaba recubierto en llamas, sino que parecía un dinosaurio réptil en toda regla. Seguía siendo de color rojo. Y a primera vista, no tenía nada de particularidad.
Dejó de estudiar a su digimon para acordarse de Shin.
Lo había visto hundirse y sin consciencia. Girándose para todos lados, buscándolo, se lo encontró en brazos de una hermosísima digimon.
Tenía apariencia humana, aunque el color de su piel era verde. Tenía el pelo larguísimo y ondulado del color del sol que flotaba sobre el agua. Iba vestida completamente de blanco y un extraño casco que al niño le recordaba a la casa de un caracol sobre su cabeza. También le llamaba la atención sus orejas que le recordaban a las aletas de un pez.
El niño sin darse cuenta de que se encontraba embobado ante esa digimon, no se fijó en cómo aquella digimon depositaba a Shin en tierra, que seguía inconsciente y en muy mal estado.
La digimon entrelazó sus manos a modo de rezo y cerró los ojos. De sus labios salió una hermosa melodía que aturdió más a Toji y molestó a Megaseadramon como si su cántico fuese un ataque contra él. Pero eso no fue lo único que el digimon recibió.
El digimon de Satoshi que también había alcanzado el nivel kazentai, se encontraba frente a él, flotando sobre el aire. Su apariencia había cambiado drásticamente.
Tenía forma humana y un traje similar al de los antiguos griegos. Vestía de pantalón y usaba unas grandes botas que parecían de la época medieval. Sobre su pecho, había una pechera tapando parte de su pecho a través de la blusa blanca, que dejaba parte de su cuerpo al descubierto y un arco que colgaba sobre su hombro. Sus orejas eran puntiagudas y su pelo largo era de color negro como sus ojos.
El digimon de Satoshi cogió su arco y tan pronto como tocó cuerpo, y a medida que tiraba de la cuerda, una flecha de luz aparecía mágicamente. El digimon lanzó la flecha contra Megaseadramon sin ningún tipo de remordimiento, hiriéndolo de gravedad.
El cántico de la digimon de Shin seguía resonando, torturando más al digimon acuático. Y el digimon de Toji, remató el trabajo lanzando de sus manos una grandísima bola de fuego.
Después de eso, no quedó nada de Megaseadramon.
Satoshi estaba alucinado por lo visto, y se negaba a crear que el digimon de su padre hubiera desaparecido, pero su digimon le dijo.
-Ese no era papá Betamon, Satoshi. Recuerda que estamos en un mundo simulado y él era un digimon holograma.
El digimon de Satoshi no solo había digievolucionado al nivel kazentai, sino que también había evolucionado en personalidad, convirtiéndose en un digimon más sensato y con la cabeza bien fría.
Satoshi seguía algo confundido, pero las siguientes palabras de su digimon le sacaron una sonrisa.
-Espero que ahora te parezca un poco más guapo.
¿Cómo negar eso?
Su digimon estaba increíble.
-¡Shin! ¡Shin, ¿me escuchas?!
Se escuchó la voz desesperada de Toji ante su amigo, donde su digimon seguía cantando aquella dulce melodía como si eso fuera suficiente para salvar a Shin.
Sin embargo, Satoshi tuvo que reconocer que aquella voz melodiosa era relajante.
-Y vitalizadora -reveló su digimon-. Gracias a su cántico, Sanshougreymon y yo estamos rebosantes de energía.
-¿Sanshougreymon? -mirando a su digimon sin entender a quién se refería.
Sanshougreymon era el nuevo nombre que recibía el digimon de Toji. Su apariencia era tan simple, que sino fuera porque Toji tenía puesto su interés en Shin, se daría cuenta que la característica principal de su digimon, es que no importaba si le cortaban un brazo o la cabeza, que podría regenerarse como las salamandras. De ahí, la razón del nombre de su digimon.
El digimon de Satoshi se presentó a sí mismo, como Elfmon, donde tal cómo indicaba su nombre, tenía la apariencia de un elfo, aunque salvaje. Sin embargo, teniendo en cuenta la trenza que adornaba alrededor de su cabeza, a Satoshi le recordaba a un personaje femenino de cierta saga que no era nada recomendable para niños y que su madre detestaba, por la multitud de muertes y hechos crueles que ocurría en todas sus temporadas.
-Ondinemon con su canto está tratando de revitalizar a Shin -seguía revelando Elfmon.
Ondinemon era el nombre del nuevo digimon de Shin. La sorpresa estaba en que se trataba de un digimon hembra, algo que contrastaba con su forma seichouki que daba la impresión de que sus evoluciones posteriores serían de hombre. Pero ante semejante belleza, nadie podría criticar que Shin tenía una hermosísima digimon. Una ondina personal y digitalizada.
Poco después, Shin empezó a reaccionar y a toser bruscamente. Fue abriendo lentamente los ojos, y la presencia de su digimon, le hizo pensar de inmediato que estaba en el paraíso. Una imagen tan hermosa para recibirle, que era imposible que pensase que se trataba de su digimon.
Pero la voz alegre de Toji, empezó a hacerle a reaccionar. Confuso, miró a Toji. Luego a la nueva forma de su digimon. A su medio hermano. Al digimon elfo y finalmente a su digimon.
-¿Estoy soñando? -preguntó sin entender nada de nada y de porqué estaban todos a salvo y con digimon increíbles.
Toji empezó a reírse y a explicarle todo lo sucedido. Cuando Shin descubrió que la bella mujer que tenía delante era su digimon, se quedó boquiabierto de que de su digimon saliese alguien, donde seguro que su hermana, se moriría de celos.
-¿En serio que eres tú, Kawamon?
-Bueno, ahora mismo, no. Ahora soy Ondinemon.
Shin seguía sin poder creerse que su digimon fuese tan genial estando en el nivel kazentai. Pues si era así ahora, ¿alcanzando el nivel kyuukyoukutai sería mucho mejor?
Tenía ganas de saberlo. Pero, recibió la sorpresa de que su medio hermano se acercara a él con Elfmon al lado. Lo miró por unos instantes, aunque en su mirada ya no se vía el desprecio y la molestia de tener un hermano débil que no servía para nada.
Y para su sorpresa dijo.
-Lo que dije antes sobre mamá, es cierto -y cuando todos creían que iban a volver a meterse con él, Satoshi añadió, dándole la espalda-. Pero si tú tienes una mamá que te ha criado y cuidado, no deberías preocuparte por lo que nuestra madre piense de ti.
Toji se quedó desconfiado sin poder creerse que Satoshi tratase de animarlo. Por eso, cuando el niño dijo a continuación, antes de pulsar su botón para que lo enviaran de regreso, lo empezó a odiar de veras.
-Pero seguiré sin rendirme en conseguir la atención y el corazón de Natchan. No me contendré ante nadie y usaré malas artimañas si eso me sirve para conseguirla.
Y tras pulsar el botón, y con su digimon que había vuelto a ser Aruraumon, desaparecieron.
-¡Maldito! ¡¿Y se piensa que lo voy a dejar?! -perjuró Toji.
-No te preocupes, Toji -le habló su digimon que había vuelto a ser Fireagumon-. Tú cuentas con dos grandes ventajas. La primera es que sois amigos desde la infancia; Y la segunda, es que a Aki le gustas.
El niño se sentía esperanzador y más motivado que nunca. Pero las palabras de Satoshi, el ánimo que le había dado Fireagumon a Toji junto al hecho de que Kawamon en su forma kazentai era una pasada, motivaron a Shin a declarar con las mejillas teñidas de rojo.
-A… A mí también… Me gusta… Natsumisan…
Una declaración que Toji y Musuko habían supuesto desde hacía tiempo. Shin era tan evidente como un libro abierto, que a Toji no le resultaba una sorpresa aquella confesión. Lo que sí le sorprendía es que se armara de valor para declarar ante él su amor hacia la niña, y por lo tanto, la guerra, donde esta vez, Shin no iba a seguir actuando como un cobarde frente a ella.
Kawamon, que había vuelto a su forma original a la par que Fireagumon, se había sentido feliz y emocionado de que su amigo por fin diera el paso. Le dio unas palmadas en la espalda, contento con esa nueva actitud.
Y aunque era imposible que una persona cambie de la noche a la mañana, Shin que siempre había sido tímido e inseguro, a pesar su acto de valor en declarar públicamente su amor, se atisbaba un color rojo sobre sus mejillas. Pero la decisión estaba marcada en su rostro, así como a añadir.
-Y… Y tampoco… Voy a dejar que mi hermano… Use trucos sucios… Y tampoco… … …-y ahí tardó más tiempo en proseguir. Cuando lo hizo, miró directamente a los ojos de Toji- Que ni tú ni nadie la conquiste.
La declaración de guerra ya estaba lanzada. Pero Toji no se iba a rendir. Estaba absolutamente convencido que sin importar los rivales que se le presenten, Natsumi y él terminarían juntos.
Aceptando el reto, decidieron regresar a la guarida de Gennai siendo el segundo equipo en regresar con la misión conseguida.
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MUNDO 9 – Equipo formado por Isaki, Takeshi y Musuko
El mundo en que habían aterrizado el grupo de Isaki era oscuro. La tierra, el cielo y la flora, todo negro y gris. Sino fuera por un inmenso castillo situado al frente, pensarían que Gennai les había jugado una mala pasado, y simulado el mundo del mar oscuro. El mundo donde los dos grandes digimon, Dragomon y Demon, habían habitado y maquinado el secuestro y asesinato de su hermana Kibou y de su digimon.
Pero el castillo… Aquel castillo… Era algo que los dos hermanos se imaginaban dónde estaban y el digimon al que se enfrentarían.
El castillo que tenía ante ellos se parecía mucho al castillo de Vandemon que su padre había escrito en su libro de aventuras, por lo que las posibilidades de que en esa ocasión les tocase Vandemon eran cada vez más elevadas.
Tendría sentido.
Aunque el digimon de Isaki estaba en el nivel seijukuki, tenía un collar sagrado sobre su cuello y el hecho de ser descendiente de Tailmon, pudiera caber la posibilidad de que en su nivel kazentai fuese un digimon sagrado como Angewomon. Además, el emblema que el niño había heredado era el de la luz. Emblema que estaba por encima de todos, porque sin luz, no habría digievolución.
Por otro lado, el digimon de Takeshi, en su forma seijukuki era un digimon ángel como su padre digimon. Quizás no tan poderoso como él, pero había entrado en la categoría de ángeles sagrados. No era de extrañar que en el nivel kazentai se transformase en un ángel más poderoso que Piddomon. Además, contaba con el emblema de la esperanza. Otro de los emblemas sagrados, donde si no se cree en uno mismo, el digimon no puede digievolucionar.
Y finalmente, aunque no entraba dentro del gremio de digimon sagrados, estaba el digimon de Musuko. Un digimon de tipo dragón y más poderoso que su antecesor. Su antecesor había demostrado sus dotes y su poder, pudiendo derrotar a poderosos digimon como lo habían sido Belialvandemon o Diaboromon. Era cierto que a éste último, lo había hecho en su forma armor con el digimon de Ken Ichijouji, pero sin la determinación y la unidad de Daisuke, no habría podido animar al Ichijouji para que juntos pudieran batallar y conseguir la victoria.
Eso significaba que ellos tres juntos ya era un grupo invencible. Si tenían la misión de que sus digimon alcanzasen el nivel kazentai, el enemigo a enfrentar tenía que ser un digimon demonio a la fuerza. Y quién mejor para hacerlos madurar psicológicamente que Vandemon.
El insistente digimon vampiro que había puesto en aprietos a sus padres y años más tarde, a la generación de Daisuke y a los niños elegidos de todo el mundo.
Sin embargo, pese la suposición que ambos tenían, Musuko y su digimon se encontraban expectantes en saber qué digimon les tocaría. Lo manifestó con su digimon, donde ambos hermanos le habían mirado raro. Sabían que Musuko no tenía muchas luces y solo era espabilado cuando le convenía, pero a estas alturas y teniendo en cuenta el interior del castillo, era de suponer que se enfrentarían a Vandemon.
-Parece mentira, ¿verdad, Tsukaimon? -decía Takeshi medio burlón.
-Es que hasta Aki se daría cuenta -le seguía el juego el digimon.
-¿De qué estáis hablando? -preguntaba Musuko sin entender.
-¿Es que Gennaisan os dijo el digimon al que vamos a enfrentar? -y Veidramon estaba igual que su compañero.
-¿Es que acaso no os dais cuenta, teniendo en cuenta de dónde estamos? -preguntó Earmon con poca paciencia.
-¿Y dónde estamos? -preguntaron el humano y digimon al unísono.
Isaki suspiró cansado. Sin embargo, no tuvieron que darle una respuesta sino el hecho, y fue cuando una bandada de murciélagos voló hacia ellos con intenciones malignas.
-Si es que era visto… -murmuraba Isaki tratando de quitarse a esos molestos quirópteros.
Earmon se encargó de ello y también se ocupó de los murciélagos que molestaban al resto de niños y digimon.
Los niños agradecieron a Earmon, pero no pudieron seguir respirando tranquilos, ya que una pérfida risa inundó el pasillo, erizando los vellos de piel a más de uno, y que si no fuera porque ya no eran tan niños, aquella noche tendrían pesadillas.
Los niños y los digimon se pusieron en pose ofensiva. El sonido de unos pasos acercándose hacia ellos redundó por todo el pasillo. Y como los hermanos habían supuesto, ante ellos se presentaba el digimon vampiro, Vandemon.
-Como era de esperarse -decía Takeshi, ligeramente aterrado por la apariencia de su digimon.
Ninguno de los niños sabía qué forma física tenía Vandemon realmente. Para ellos, la figura que tenían del digimon, era la que Takeru había descrito. Pues no era lo mismo, detallar a un digimon que había sido bueno y un aliado, a un digimon terrorífico donde ningún padre desea que su hijo sepa con exactitud como es un digimon demonio y que pueda afectarle en sus sueños. Por eso, que los niños no necesitaban de su dispositivo para saber que estaban ante Vandemon. El peor enemigo de sus padres y del resto de elegidos.
-¿Ese es Vandemon? -preguntó Musuko que sí necesitó de su dispositivo para saber de quién se trataba. Miraba el analizador y al digimon de forma alternada sin poder creerse que ése digimon de aspecto enclenque les hubiera dado tantos problemas a sus padres.
-Ver a Vandemon me pone la piel de gallina -confesó Earmon, quién no sabía porqué razón, pero sentía un tremendo odio y desprecio hacia aquel digimon.
-A mí me pone enfermo su sonrisita arrogante -dijo Tsukaimon con el cejo fruncido.
-Si estamos ante Vandemon, debemos andarnos con cuidado y empezar fuerte desde el comienzo -dijo Musuko situándose en el medio de ambos hermanos y con su digimon adelantándose para estar junto a los dos hermanos digimon.
-Con él no podemos dudar como lo hicimos con Wizardmon, ¿entendido, Takeshi?
-Lo sé muy bien. Aunque he de confesarte, que me hace un poco de gracia el hecho de que Kazumichan haya acertado de pleno al imaginarse que pudiéramos enfrentarnos a Vandemon.
Musuko animó a sus digimon a que digievolucionaran cuanto antes. La luz brilló sobre Tsukaimon y Veidramon. Y cuando los tres ya estaban en el nivel seijukuki, atacaron al digimon, que no se movía ni decía nada, solo sonreía tranquilo y burlón como si sus oponentes fuesen divertidos oponentes con los que jugar.
Una explosión ocurrió dentro del castillo, haciendo que éste perdiera parte de su techo y fachada. Los niños se habían cubierto sus cabezas con sus manos, por acto reflejo. Y cuando habían visto qué es lo que había pasado con sus digimon, vieron como Vandemon había sacado su látigo rojo, mandando volar a Earmon y a Exveidramon. Piddomon, el más fuerte de los tres, había logrado resistirse, pero su ataque, lo obligó a retrasarse y a situarse frente a los tres niños para que su ataque no les alcanzase.
-¡Menudo nivel de combate! ¿A esto podía enfrentarse papá Angemon de igual a igual? -murmuraba Piddomon asombrado, donde si perdía la concentración podría terminar peor que su hermana digimon y Exveidramon.
Los dos eran ya de por sí, digimon invencibles, pero la fuerza de Vandemon estaba a un nivel inimaginable, más de lo que Takeru había escrito en sus libros. Necesitaba la ayuda de sus compañeros y más importante aún, necesitaba la ayuda de Earmon en su nivel kazentai para que pudieran derrotarlo.
Confiaba en que ella digievolucionara en un digimon ángel como su madre Tailmon. Si él, que había sido un digimon de atributo virus, se había convertido en un digimon ángel como su padre, debía tener la esperanza de que Earmon siguiese los mismos patrones que sus padres como había ocurrido con él.
Pero ahora, estando tan malherida, tenía que ganar tiempo para que se recuperara.
Desplegando sus dos alas, Piddomon conjuró uno de sus poderosos ataques, el de "Fire Feather".
Volando por encima de la cabeza de Vandemon, las alas de Piddomon se transformaron en fuego y de ellas, salieron pequeños meteoritos que impactaron gravemente contra Vandemon.
Su ataque parecía haberle hecho mucho daño, así que Piddomon no se rindió y siguió atacándolo sin cesar.
El digimon ángel no recordó que cuando el digimon se sentía presionado, actuaba de forma vengativa y cobarde.
Sin dejar que volviese a atacarle con el "Fire Feather", Vandemon le dio la espalda. Su mirada se centraba en los dos digimon caídos, que todavía seguían afectados por el ataque anterior de Vandemon. Con una maliciosa sonrisa, y exponiéndose ante el ataque de Piddomon, Vandemon no cesó su intento de atacar a los dos digimon debilitados.
Algo que Piddomon no podía evitar, ya que estaba en posición de ataque. Y junto a los niños, solo podían observar aterrorizados, como sus digimon podrían tener un trágico final. El mismo que habrían tenido Tailmon y Hikari sino fuera por la intervención de Wizardmon. Pero ahora, en ese momento, no tenían a ningún Wizardmon que pudiera sacrificarse para que ellos siguiesen vivos.
Solo tenían sus gritos llamándolos y a un Musuko desesperado y temerario, corriendo hacia ellos, llamando con más fuerza que los demás a Exveidramon.
El fuerte llamado del hijo de Daisuke, y su aproximación temeraria hacia su digimon, hizo que su dispositivo brillase de forma distinta a cómo lo había hecho, y que sentaba la base de la digievolución al nivel kazentai.
La luz envolvió al digimon dragón, haciendo que su ataque de "Pesadilla nocturna" se desvaneciese con el poder de la luz de la digievolución.
Y Exveidramon digievolucionó a su siguiente forma.
Con su digievolución había aumentado un poco de tamaño. Sus alas de dragón habían desaparecido. Pero el cambio más radical se apreciaba con la armadura que llevaba puesta con los mismos tonos rojizos como su piel. A primera vista parecía un Exveidramon armado con la capacidad de volar sin la necesidad de las alas. Hasta le había salido una pequeña melena blanca sobre el casco que llevaba y que cubría parcialmente su rostro. Incluso, con su apariencia, no podían creer que pudiese derrotar a Vandemon.
Desde siempre, los digimon demonios podrían ser vencidos por un digimon de tipo sagrado. Sin embargo, no se esperaban que cuando Vandemon, furioso de ver al nuevo digimon, lo atacase sin piedad, el nuevo digimon de Musuko brillase con tanta intensidad como si fuera un digimon de tipo sagrado.
Isaki y Takeshi junto a sus digimon, observaron asombrados como de la espalda de aquel digimon rojizo, aparecieron alas de ángel.
Musuko solo observaba a su digimon boquiabierto y emocionado, sin poder creerse que su digimon pudiera ser de tipo sagrado. Lo confirmó al colocar el analizador de su dispositivo ante él.
Sí.
El analizador no mentía.
Su digimon, llamado ahora Megaveidramon, era de tipo sagrado.
Su persona en conjunto puso a Vandemon en más aprietos que Piddomon, y el digimon dragón sagrado, exterminó de un solo golpe a Vandemon.
Sorprendidos, así se encontraban los hermanos Ishida y sus digimon.
El poderoso digimon que había sido vencido por Angewomon, ahora lo había hecho el digimon del hijo de Daisuke. Un digimon dragón de tipo sagrado. Mientras que ellos…
La celebración de Musuko con su nuevo digimon contrastaba con la amargura y decepción que sentían Isaki y Takeshi.
Eran ellos quiénes tenían que haber derrotado a Vandemon.
Y no solo no lo habían conseguido, sino que además, sus digimon no habían alcanzado el nivel kazentai. Habían sido meros espectadores de lo ocurrido, Earmon más que Piddomon. Sin embargo, a pesar de su inconformidad, los niños y sus digimon trataban de mantenerse animados por Musuko y Megaveidramon.
Ellos no tenían la culpa de que Earmon y Piddomon no digievolucionasen como Megaveidramon. La voluntad de Musuko había sido más fuerte que la suya. Y no había más vueltas que darle.
Sin embargo, poco después, Musuko se percató de que solo su digimon había logrado el nivel kazentai y se escandalizó todo, al no haber tenido en consideración con sus amigos.
-Lo siento, lo siento, lo siento… -se disculpaba el niño una y otra vez con su digimon imitándolo, donde a pesar de ser un digimon sagrado y poderoso, la personalidad era patética y similar al de su compañero humano.
-No… No tienes que disculparte… -decía Isaki con una sonrisa forzada cargando a Earmon, que no tenía cara para mirar a nadie-. Felicidades, Musuko.
Piddomon que había aterrizado en suelo firme, se había colocado al lado de Takeshi. El niño que fácilmente podía mostrar una sonrisa para no mostrar su verdadero yo, en aquella situación, le alegró de que sirviera para no preocupar a su amigo.
Pues se encontraba molesto consigo mismo y con la decepción rodeándole, por no haber hecho mucho contra el enemigo natural de su madre y Tailmon.
-Pero, es que… Es que… -tartamudeaba Musuko tan nervioso, como si temiese que ellos saltaran de ira contra él.
Después de todo, había derrotado al digimon, impidiendo que sus dos amigos alcanzasen el objetivo del nivel kazentai.
Isaki trató de reír para que dejara de darle importancia. Y olvidándose de lo que Benjamin les había dicho, de que solo existía un digimon por mundo, Isaki lo tranquilizó de que ya tendrían otra oportunidad contra el siguiente digimon.
-Así que si quieres -después de que Isaki se lo dijera y que Musuko y Megaveidramon suspirasen aliviados sin saber cómo se sentían realmente-, no hay problema en que regreses al Mundo Digimon.
Musuko lo denegó aludiendo que estaría con ellos hasta el final. Ni siquiera el hecho de que Nat pudiera estar, lo convenció para que volviera.
-El emblema que heredé es el de la Unidad. Sería una falta de respeto, abandonar a mis amigos en mi propio beneficio -declaraba con tanto orgullo, que por dentro, lloraba el no poder aprovechar para regresar y ver a su querida Nat y saber si estaba bien. Pero debía ser fiel a su emblema y sobre todo, hacia sus amigos.
Sin nada más que pudiera hacerlo desistir de su decisión, los niños se marcharon volando del lugar para buscar al siguiente digimon. Piddomon y Megaveidramon seguían manteniendo sus formas originales. Pues en aquel lugar tan oscuro y tétrico, tenían que ir con mucho cuidado.
Cuando los niños habían llegado al mundo nueve, se habían encontrado inmediatamente con el castillo de Vandemon, donde dentro, el digimon no había tardado en aparecer.
No sería de extrañar que otro digimon estuviese escondido y al acecho para poder atacarles en cuanto los tuviese a tiro.
-¿Quién creéis que esté, además de Vandemon? -les preguntó Musuko, que iba solo sobre el lomo de su digimon.
-A saber -murmuró Isaki medio ido, donde no podría imaginarse qué más digimon simbólicos en la experiencia de sus padres puediesen aparecer.
-A juzgar por Piddomon y Earmon, lo más normal sería que aparezcan otros digimon demonios para que les derroten, como por ejemplo, Dragomon o Demon -opinaba Megaveidramon, donde no se había dado cuenta, que con su comentario, había hecho que los niños y sus digimon quedasen afectados.
Pues de todos los digimon demonios existentes, Megaveidramon había tenido que darle a la diana y mencionar a los dos únicos culpables de la muerte de Kibou. Algo que los dos hermanos y sus digimon le resultaba algo incómodo, por lo quedaron en silencio. Sin embargo, Musuko y Megaveidramon, ajenos a lo pasado, seguían conversando en relación con esos digimon.
-¿Por qué esos dos digimon?
-Porque se supone que el nivel kazentai que alcancen Earmon y Piddomon, será de tipo ángel como sus padres. Se necesitará el poder de un demonio con el que puedan enfrentar y demostrar sus habilidades.
-Estoy de acuerdo contigo Megaveidramon, pero Dragomon y Demon son digimon de nivel kyuukyokutai -otra vez esos dos nombres que tanto afectaban a sus interlocutores-. Aunque Piddomon y Earmon se transformen en digimon ángeles, con el nivel kazentai, es imposible que les venzan. Yo creo que… -empezaba a pensar Musuko con seriedad- Tendrían que aparecer Ladydevimon y… -con su mirada al cielo, pensativo, avistó algo en el cielo oscuro que los cubría-. ¿Qué es eso?
Todos miraron hacia arriba dónde no encontraban nada fuera de lo normal. Incluso le preguntaron a qué se estaba refiriendo, pero aquella cosa que Musuko había visto ya había desaparecido de su radio visual. Así que el niño, convencido de haber visto una extraña cosa voladora, se levantó de su digimon para mirar a su alrededor. Usando su propia mano como visera, dirigió sus ojos hacia el castillo de Vandemon y justo cuando vio lo que tenía, sus neuronas funcionaron y recordó lo que el agente haciéndose pasar por Gennai les había dicho.
-¡Un momento! ¡Que Gennaisan dijo que en esta ocasión solo hay un digimon porque se necesitaba el poder de tres! ¡Eso quiere decir que Vandemon… AÚN ESTÁ VIVO!
Ese recordatorio hizo que todos se giraran en dirección hacia el castillo. Viendo lo que había, hizo que Isaki, su hermano y sus digimon se encontrasen pálidos de la muerte.
Algo anormal estaba sucediendo. Y no parecía ser el regreso de Vandemon.
Los hijos de Takeru y Hikari veían aquello, tal cómo estaba escrito en el primer libro de aventuras de su padre.
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"Al principio, la bandada de murciélagos cubrieron el cielo… … …Entonces, un grotesco y gigantesco digimon emergió a partir de los restos de Vandemon. La digievolución kyuukyokutai de Vandemon, Venomvandemon."
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La sorpresa que tuvieron los niños fue ver aquel digimon que su analizador no lo registraba como Venomvandemon, sino como Belialvandemon. La otra forma que Vandemon tenía en su forma kyuukyokutai, y que Takeru lo había descrito como más cruel y peligroso que Venomvandemon.
Se había necesitado de la luz conjunta de todos los niños de todo el mundo para que se concentrase en Imperialdramon, y el digimon lo lanzase con su ataque final.
Así que, por mucho que Piddomon y Earmon digievolucionasen al nivel kazentai, era completamente imposible que pudieran derrotarle.
Cuando todos los murciélagos estuvieron concentrados en un mismo punto, una luz apareció a través del castillo y luego, fue completamente destruido cuando apareció la monstruosa figura de Belialvandemon. El digimon voló hacia lo alto y con una sonrisa macabra se dirigió a ellos a gran velocidad.
La caída que sufrieron los niños no había sido tan fuerte, ya que Piddomon y Megaveidramon habían conseguido reaccionar y salvarlos a tiempo.
Estando en tierra firme, Belialvandemon aterrizó también ante ellos. Siguiendo sonriendo con autoconfianza, el paisaje oscuro en el que estaban, cambió drásticamente a uno inusual y deforme.
La desesperación rodeó a los niños donde no entendían cómo era posible que el paisaje cambiase como si el digimon tuviese la habilidad de hacerlo. Belialvandemon aprovechó esa confusión para lanzar uno de sus poderosos ataques.
El ataque conjunto de Megaveidramon y Piddomon pudieron evitar que alcanzasen a sus compañeros.
Earmon que estaba en brazos de Isaki, pidió luchar junto a sus compañeros. Todavía estaba muy malherida, por lo que Isaki se lo impidió, abrazándola con más fuerte para que no fuese a la zona de combate.
Sin embargo, pese a que estaban en desventaja, no sabía porqué, pero extrañamente, los ataques combinados de Piddomon y Megaveidramon alcanzaban al digimon y le afectaba bastante.
¿Cómo era posible si estaban ante un digimon kyuukyokutai?
Al ver a su hermano pequeño y a Musuko, encontró la razón. Musuko animaba y llenaba de confianza a Megaveidramon; Mientras que su hermano tenía un rostro serio, lleno de determinación y murmuraba algo parecido a No podemos rendirnos, manteniendo la esperanza en su corazón. Incluso parecía ver que su dispositivo empezaba a brillar fugazmente, pero faltaba algo más para que brillase con la intensidad suficiente para que Piddomon pudiera digievolucionar.
La luz.
Entonces, Isaki se percató de algo y recordó lo que su padre había descrito en la primera parte de su lucha contra Belialvandemon.
Mientras tanto, Belialvandemon volvió a ponerse furioso de sufrir tantos ataques conjuntos, que eran bastante poderosos para un digimon de nivel seijukuki y kazentai y lanzó un ataque efectivo y letal que le daría la victoria absoluta.
-¡ILUSIÓN MENTAL!
Con aquel ataque, sumergía a cualquier ser vivo en ilusión, donde el usuario tenía ante él el mundo perfecto y soñado. Sin embargo, dependiendo de la vulnerabilidad de cada uno, aquel mundo perfecto, podría distorsionarse en una completa pesadilla, ante el miedo más profundo habitado en sus corazón como le había pasado Ichijouji Ken.
Sin embargo, aunque era un ataque letal que trasladaba a sus oponentes a ese mundo ilusorio, no llegó a alcanzar a los hermanos y a los digimon.
Isaki había recordado palabra a palabra lo que su padre había descrito sobre cómo habían tenido la oportunidad de derrotar a Belialvandemon. El paisaje donde estaban, se asemejaba mucho al que había escrito.
En otras palabras, el mundo donde estaban ahora, era dónde todo se hacía realidad todo lo que deseabas con la fuerza de voluntad.
Y para evitar el ataque de ilusión mental, lo único que tenía que hacer era no pensar en el pasado, en las desgracias que sus padres habían vivido con Kibou y que ellos no deberían conocer. Solo debían pensar en el presente. Visualizar que tenían que derrotarle y rescatar a sus padres. Por eso, tenía que sacar la luz de su corazón. Brillar con intensidad y ayudar a sus amigos.
Con ese deseo en mente, su cuerpo había brillado. Earmon al sentir la calidez de su luz, se había recuperado y avanzado hacia el frente con determinación. Su hermano también estaba envuelto en aquella luz, lo mismo que Piddomon.
La conexión que tenían ambos no solo era fraternal, sino también sagrada. Ahora sus emblemas eran uno solo. Y funcionaban de forma conjunta.
Sin luz no hay esperanza.
Y sin esperanza no hay luz.
En otras palabras, tenían que actuar juntos, convertirse en uno solo si querían derrotar a Belialvandemon.
Estaban en un mundo que les daba la ventaja, y no debían desaprovecharla.
-Lo sabes. ¿verdad?
-Claro que sí, hermano -situándose a su lado-. Estaba esperando a que la luz brillase dentro de ti.
Y los dispositivos de Isaki y Takeshi brillaron intensamente de amarillo y rosa. El tallado de sus dispositivos giró hasta detenerse y que su respectivo emblema brillase con intensidad para después aparecer en pantalla. La luz envolvió también a sus dos digimon, y sucedió la digievolución de Piddomon y Earmon al nivel kazentai.
La luz golpeó violentamente a Belialvandemon que nada podría hacer ante un poder sagrado combinado.
Y ante el digimon maligno aparecieron las formas kazentai de Piddomon y Earmon.
Tal como ambos hermanos habían supuesto, la digievolución de sus digimon seguían el mismo patrón que los digimon de sus padres.
Ahora Piddomon y Earmon eran digimon de tipo ángeles. Unos ángeles gemelos parecidos a Holyangemon y a Angewomon. La característica estaba en los colores de sus lazos, algunos detalles y el número de alas.
El análisis de sus dispositivos mostraba que ahora recibían los nombres de Holypiddomon y Piddowomon.
Ambos digimon no tenían ocho alas como sus padres, sino seis. Tres a cada lado.
El cambio más radical a primera vista se trataba del color de pelo y tipo de peinado.
Holypiddomon, a diferencia de su predecesor, tenía el cabello corto y ondulado que le llegaba hasta los hombros de un azul pastel. El lazo que lo cubría no tenía escrituras sagradas como Holyangemon, y su color era verde oscuro.
En el caso de Piddowomon, su cabello había pasado de ser un rosa pastel que combinaba con su lazo verde pasteloso. Igual que Holypiddomon, llevaba el pelo corto hasta la altura de los hombros con la diferencia en que lo tenía un poco más rebelde y con las puntas hacia afuera.
Sin embargo, el rasgo más diferenciador y que poseían ambos digimon ángeles, es que sus rostros no estaban medio cubiertos por un casco, sino que tenían su rostro al descubierto, donde tenían la apariencia de chavales adolescentes.
Los dos digimon se acercaron más a Belialvandemon que rugía de ira y miedo. A cada paso que ellos daban, Belialvandemon retrocedía, y entonces, Holypiddomon encabezó el ataque, lanzándose contra el digimon maligno en una intención de luchar cuerpo a cuerpo.
Mientras tanto, Piddowomon estiró sus manos en cruz y su cuerpo fue envuelto en luz rosada, una luz que expulsó con sus manos al juntarlas hacia el centro y transmitírsela a Holypiddomon como si eso aumentase su energía de combate.
El digimon ángel que se acercaba corriendo a Belialvandemon, desenfundó una especie de espada láser que salió de su muñeca y al igual que Holyangemon, dibujó el contorno de un círculo. Pero el ataque de Holypiddomon era muy distinto al de su padre. En el círculo que Holypiddomon había dibujado con la espada, se vio un círculo amarillo brillante y tras soltar el nombre de su ataque…
-¡"Caballeros de la mesa redonda"!
Cuatro siluetas con espada en mano se acercaron a Belialvandemon, haciéndole bastante daño que Piddowomon lo remató al tener en su mano, una guadaña parecida a la que tiene el dios de la muerte. Pero que al cargarla Piddowomon, estaba envuelta en luz y que solo podía funcionar contra digimon malignos.
La digimon soltó el nombre de su ataque, al tiempo que la balanceaba contra él, y una luz en forma de media luna, lo atravesó y lo hizo añicos.
Ahora los niños podrían celebrar la victoria conseguida y el hecho de que sus digimon fuesen increíbles. Pero esa felicidad se vio interrumpida cuando Megaveidramon, que se había salvado gracias a la luz de Isaki, llamaba a su compañero humano con desesperación.
Los dos hermanos que habían estado centrados en en la batalla, no se habían percatado que Musuko había sido el único en verse afectado por la "Ilusión mental" de Belialvandemon.
Acercándose todos hacia el niño que, lejos de estar en un sueño, parecía encontrarse dentro de una terrible pesadilla, se quedaron preocupados y sin entender cómo era posible que Musuko, en vez de estar en un mundo utópico, tuviese alguna debilidad en su corazón que lo atormentase.
.
"Después de haber recibido el ataque de Belialvandemon, Musuko había abierto los ojos, viendo un espacio en blanco donde no había nada de nada.
Ninguno de sus amigos ni Megaveidramon estaban con él.
Empezó a llamarlos a gritos con la esperanza de que él no fuese el único perdido en ese misterioso lugar.
Pero una voz femenina, empezó a llamarle a él.
Esa voz que Musuko había reconocido a pesar de los años…
Una voz que jamás había podido olvidar…
Una voz que no podía creerse que fuera cierto…
Solo cuando se giró, que la vio.
Era ella.
Su madre.
Su auténtica y fallecida madre.
Sin importar que eso era imposible, el niño corrió hacia ella feliz y emocionado.
Y el niño lloró, después de tanto tiempo.
Lágrimas que jamás habían salido durante tantos años, ahora salían desbordadas de sus ojos.
Llegó hasta ella, abrazándola feliz, lleno de emoción, contento por volver a verla y agradeciendo de que hubiera revivido.
Pero algo pringoso sintió sobre su cabellera revuelta.
Al mirar a su madre, la veía feliz, pero completamente ensangrentada.
Un panorama tétrico para un niño de once años.
El niño llamó a su madre lleno de desesperación, pero el cuerpo que abrazaba, se disolvió sin más.
Musuko llamó a su madre una y otra vez.
Y entonces, sintió como algo atravesaba su estómago.
Algo largo y afilado.
¿Una lanza?
¿Una espada?
No sabría decirlo a ciencia cierta.
Pero había sido un ataque a traición.
Al girarse para ver de quién se trataba, creyó estar viendo alucinaciones.
Ante él, se encontraba …
¡¿Él mismo?!
No. No lo era, cuando lo observó con más atención.
Aquel niño, aunque se asemejaba a él, era mucho más bajo y sus ojos eran de color verde como los de Arisa, pero eran ojos sin vida y llenos de malicia.
Detrás de él se visualizó una silueta parecida a la de Megaveidramon y culpable de haber lanzado aquel objeto afilado cargado de magia. Una magia oscura. Incluso, pudo ver alas negras, no blancas como las de Megaveidramon.
Y luego, aparecieron las figuras de su padre y de su madrastra detrás de su yo maligno.
-Papá… Mamá…
-Ellos ahora son mis padres. Ahora te toca a ti desaparecer, como hiciste conmigo.
Musuko no entendía qué quería decir con esas palabras, y el dolor que le atravesaba el estómago, lo hizo hincar de rodillas.
-Ahora seré yo quién ocupe tu lugar, hermano y tú, serás el que desaparezca de sus vidas -agarrando las manos de Daisuke y Arisa, obligándolos a que le dieran la espalda a Musuko, y marcharse del lugar como si no les importara la vida del niño.
Musuko gritó y el dolor se hizo más fuerte…"
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Musuko abrió los ojos de golpe, ante el poder de luz que emanaba Piddowomon y que se lo transmitía al niño para sacarlo de la ilusión mental de Belialvandemon.
El niño se levantó bruscamente, y al instante, se quejó de un terrible dolor de espalda y también de estómago, como si el ataque le hubiera atravesado de verdad.
No hizo caso a la alegría y el alivio que sentían sus amigos y digimon de ver que estaba bien, y de que hubiera vuelto.
-Es que oye, mira que ser el único en caer en el truco de Belialvandemon -trataba Takeshi de bromear.
-Ah… Bueno… -comentaba Musuko nervioso.
-Que Piddowomon haya tenido que usar tu poder para sacarte de ahí, indica que el ataque fue cargado con más fuerza contra ti que contra nosotros -opinaba Isaki.
-Lo extraño es que la ilusión te hace estar en un mundo perfecto e ideal, o de lo contrario, emerge tus debilidades y miedos más profundos -hablaba Holypiddomon.
-Y perdona que lo digamos, pero no nos parece que tú tengas alguna debilidad o miedo -completó Piddowomon.
-Que mi prima acabe siendo pareja de otro que no sea él -murmuró Takeshi por lo bajo, donde fue el único en reírse del chiste.
En esta ocasión, el niño no había contado con su cómplice de bromas de toda la vida. Pues ahora siendo Holypiddomon, su personalidad era más madura y sensata.
Musuko pensó para sí mismo, sin dejar de tocarse el lugar donde el ataque lo había atravesado.
¿Un miedo profundo?
Sí que lo tenía.
Un miedo profundo e inconfesable que trataba de olvidar por todos los medios con sus tonterías, así como hacía Takeshi al no abordar su verdadera personalidad.
Había sido hace unos años, cuando se había dado cuenta de lo cruel que había sido y actuado contra su madrastra.
La idea de que poco después de que Arisa se casase con su padre y esperasen un hijo, no le había gustado nada a Musuko.
Además, había estado tan afectado por la muerte de su madre, que no podía tolerar tener una sustituta y que además, viniese con regalo incluido. El miedo a ser olvidado y que su padre se enfocara en su nueva familia, olvidándose de él, había desatado en un niño de tres años. A esa edad uno nunca piensa en las consecuencias de sus actos. Solo sigue sus instintos de forma egoísta, sin tener conocimiento de la gravedad de sus actos. Por eso, actuando igual que un hijo único que solo piensa en sí mismo, le había dado a elegir a su nueva madre, o se deshacía de su hermanito, o sino, nunca la querría. Y ella había elegido su cariño por sobre su propio hijo.
Años más tarde, cuando Musuko había tenido más madurez, se había dado cuenta de la terrible decisión que le había hecho hacer, y como por su culpa, su medio hermano, había muerto.
Nunca se había disculpado con su madrastra, ya que sentía una vergüenza tremenda. Y tampoco, se lo había contado a nadie, por el miedo a que lo miraran con repulsión. Especialmente, su querida Nat donde el amor familiar era lo más importante para ella.
Por eso, al niño no le había quedado más remedio que asimilar que se había materializado su miedo más profundo, el hermano fallecido que buscaba venganza contra él y que se llevaba a sus padres.
Lo más curioso de todo, ¿cómo era posible haberlo visualizado casi idéntico a él, pero con los ojos de Arisa?
Ante la cara seria y preocupada que mantenía Musuko, los hermanos y los digimon le preguntaron si estaba bien o si seguía afectado por el ataque de Belialvandemon. Musuko, medio aterrado de que a través de su cara, pudieran leerle que inconscientemente, había matado a su hermano, se escudó en una falsa y exagerada sonrisa. Y levantándose como si estuviera fresco, se animó e indicó que deberían regresar antes de que sus amigos se preocuparan.
-…Además, hay que tener en cuenta que Nat y el chavalín estuvieron con Osamu, y tenemos que comprobar que hayan llegado bien y sin problemas.
Y con ello, consiguió convencer a los hermanos para regresar. Sin embargo, Musuko todavía sentía dolor en su estómago. El ataque parecía haber sido bastante real, pero no había rastros de sangre. Solo hasta cuando había regresado al Mundo Digimon y estado a solas, encontró un ligero rasguño, que lo hacían dudar del mundo mental en el que Belialvandemon lo había mandado.
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MUNDO DIGIMON
Cuando Musuko y los suyos hubieron regresado, se percataron de que casi todos sus amigos ya estaban allí presentes.
Lo que reventó a Musuko e hizo que olvidara todo lo pasado, fue la presencia su máximo rival, Toji, con aires de superioridad y cebándose sobre él.
-Mira que llegáis a ser tardones -imitando el tono que le había dicho el día anterior cuando ellos habían regresado del mundo uno- ¿Qué os hizo tardar tanto? -dirigiéndose a sus primos-. ¿El inútil de Musuko?
-Para tu información -respondía el niño con rabia y encarándole-, Veimon digievolucionó antes que los digimon de tus primos. Incluso, mi digimon en nivel kazentai es de nivel sagrado -presumiendo- ¿Y el tuyo?
Saber que el digimon de Musuko era de tipo sagrado, hacía que le bajara de las nubes. Pero aún así, no quería perder esa competencia.
-Pues el mío es indestructible por mucho que tu digimon sagrado le ataque -presumió tras haber comprobado las características de Sanshougreymon.
-¡¿Quieres comprobarlo?!
-¡Cuándo quieras!
Isaki tuvo que poner orden de inmediato, deteniéndoles y hacerles la gran pregunta que lo tenía preocupado desde que había llegado.
-¿Y dónde están Nat y Aki?
Todos estaban allí, incluso Satoshi, aunque bastante alejado del grupo, pero riéndose (aunque en su caso, con superioridad) como el resto por la escenita que armaban ambos niños. Solo faltaban Nat, Aki, Osamu y sus digimon. Y a juzgar por el tiempo que ellos habían estado, siendo los terceros en regresar, habían pasado como media hora en el Mundo Digimon, es decir, casi medio día en el mundo simulado. Aunque las dos batallas hubiesen sido cortas, el tiempo que le había llevado a Piddowomon para recuperar a Musuko había sido exageradamente largo.
Cuando Isaki había mencionado el nombre de sus primos, todos, incluyendo Toji, se deprimieron, Minami la que más, donde parecía sentirse inquieta por lo que su hermano pudiera hacerle a Nat y a su hermano.
-Todavía no han regresado -confesó Kazumi con gran pesar.
Que todos estuvieran allí excepto ellos y dado el nuevo carácter de Osamu, era para preocuparles.
Musuko empezaba a perjurar que si Osamu permitía que algo le pasase a Nat o le hacía algo, se las haría pagar. Ante esas palabras, Minami se hundía más y a no tener cara para enfrentar a sus amigos. Pues Osamu era su hermano, y si ella hubiera hablado antes sobre cómo se encontraba realmente su hermano pequeño, seguro que Nat le daría una vuelta más de hoja al escoger a Osamu como compañero.
Isaki quiso poner orden y no sonar inquieto, aludiendo que todavía era demasiado pronto. Incluso se dirigió a Jose por si había alguna anomalía con ellos. Jose declaró que sus digimon todavía no habían alcanzado el nivel kazentai, y que además, habían tenido su encuentro con el digimon a enfrentar, pero los datos que el monitor ofrecía de ellos, le indicaba que estaban bien.
-Debemos confiar, sobre todo en mi prima -decía Isaki, dirigiéndose ahora hacia sus amigos-. Quiero creer que ella ya aprendió de las dos experiencias pasadas y no hacer algo temerario. Además, siendo como es, podrá lidiar con Ichijouji si algo le hiciese -sobre todo cuando el bueno de Aki estaba con ellos.
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Pero tras diez horas que equivalían a diez días en el mundo simulado, la inquietud y la extrema preocupación, empezaba a invadirles.
Todos seguían en aquella sala monitoreada a la espera impaciente del último equipo que parecía haberse quedado estancado en un mismo lugar. O eso les había dicho Jose.
Kazumi junto al resto de niñas, habían aprovechado el tiempo para recoger e investigar más a fondo a sus nuevos digimon.
Satoshi, aislado de los demás, pero sin retirarse a su cuarto privado, estaba también con la compañía de Aruraumon.
Ante la negativa de Toji y Musuko de irse a un lugar más cómodo y apropiado para comer, habían acabado tomando el almuerzo en aquel lugar, a base de bocadillos que Benjamin (que ante los niños seguía haciéndose pasar por Gennai) les había traído.
La paciencia de Toji había tocado a su fin, y a no poder seguir soportando aquella irritable espera. Levantándose de pronto, se dirigió hacia Jose.
-¡Por favor, déjame ir al mundo ocho! -con Fireagumon a su lado, y con la misma decisión que él.
Musuko le siguió con Veidramon pidiéndole lo mismo.
-Ya sabéis que no puede ser. El mundo simulado para que alcancéis el nivel kazentai, está limitado solo a tres humanos y sus digimon, para evitar la sobrecarga de datos. Mandaros, sería peligroso para quiénes estén en el mundo simulado.
-En ese caso -decía Takeshi, que junto a su hermano, también habían perdido la paciencia y querían saber que todo con sus primos iba bien. Era demasiado tiempo el que estaban ahí metidos. El récord superado con demasiada diferencia-, permítanos ver con detalle lo que sucede y saber el estado de mis primos.
-Tampoco puedo hacer eso -denegó Jose con pesadez-. Estos mundos simulados fueron creados con mucho cuidado. Un botón en falso o un intento de reajuste, podría alterar el mundo simulado y que el mundo simulado desaparezca con los humanos ahí dentro -viendo los rostros desesperados de todos los niños-. Pero si queréis, cuando ellos regresen, podría monitorear lo que ha pasado. Por el momento, es mejor no tocar nada para que…
Y en ese preciso instante, un estridente sonido redundó la sala. La alarma que indicaba que el equipo estaba listo para su regreso sonó con fuerza.
Un triple sonido que indicaba que todos los componentes del equipo ocho volvían al Mundo Digimon, no tranquilizó al grupo de niños y digimon, hasta ver en carne y hueso a Nat, Aki y a Osamu.
Cuando la luz del monitor brilló, haciendo llegar a sus propietarios, el alivio reinó en más de uno al ver que no había nada anormal.
Musuko en cuanto había visto a Nat, la había abrazado con toda su fuerza sin ninguna vergüenza. Algo que parecía incomodar a la niña, que trataba de apartarlo.
Isaki quiso saber lo que había pasado, pero hubo más de una sorpresa, que como al resto, los dejó sin habla.
Tenían para todos los gustos.
Aki volvía a lucir contento y feliz, como aquel niño risueño que era cuando su padre estaba vivo.
Nat por su parte, no tenía una expresión tan fría, incluso se mostraba bastante humilde frente a todos.
Pero lo que más llamaba la atención era ver que la mirada de Osamu ya no era frívola y carente de vida como antes, y además, su digimon, Dokunemon había desaparecido. En su lugar, estaba un digihuevo que el niño cargaba y que lo miraba con una sonrisa triste.
¿Qué había pasado?
Esa era la pregunta genérica que todos se hacían.
