MARAÑA · La importancia de ser hermanos
MUNDO NUEVO (DONDE TAICHI Y LOS DEMÁS)
La presencia de un intruso dentro de los enemigos de los elegidos y que en el rostro del informante imperase la sorpresa y la preocupación, era algo que sorprendía a Taichi y a los demás. ¿Quién de entre sus aliados era tan poderoso y valiente para enfrentarse a sus nuevos y poderosos enemigos?
Un nuevo seísmo acompañado de un estruendo contra la base dónde los elegidos estaban capturados, frustró las intenciones iniciales de la digimon. Dejando a una decena de soldados custodiando la celda, la digimon se dirigió con el soldado que le había alertado y el resto a enfrentarse a ese fastidioso intruso.
Por el momento, los elegidos suspiraron aliviados y pudieron prolongar la vida de Sora un poco más, el tiempo suficiente para pensar en cómo hacer para evitarlo. Sin embargo, otra vez esa sacudida contra la base dónde estaban, los obligaba a tener que agarrarse a algo firme para no caer de culo.
¿Qué estaba pasando fuera?
Si al menos tuvieran alguna ventana para poder saberlo.
-¿Serán los niños? -preguntó Miyako de repente. En su expresión brillaba la esperanza y la emoción, al tiempo que el temor del peligro al que se enfrentaban.
-¡¿Cómo van a ser ellos?! ¡Ellos jamás tendrían semejante poder! -setenció Mimi tan desesperanzada como frustrada por lo que había ocurrido anteriormente.
Con más ganas que nunca de saber lo que pasaba, se encontraron con una tercera sacudida contra la base. Era como si el intruso, en vez de pelear contra los enemigos, se centrara en darle en dónde estaban ellos. La ventaja del tercer ataque, provocó que se abriera un pequeño boquete en la parte superior del interior de la celda.
Los soldados que custodiaban la celda se pusieron alarmados y preparados por si el ataque del intruso podría hacer que rompiese la pared y hacer que los elegidos se escapasen. Sin nadie que les dirigiese, los soldados no sabían si ir tras su líder para ayudarla o seguir en el sitio, por si aquel intruso acababa destrozando por completo la pared.
Patamon y Tentomon, los únicos digimon con capacidad para volar en ese momento, se dirigieron hacia el boquete. Los guardias no temieron que ellos pudieran escapar. Pues el boquete era tan pequeño que ni siquiera el digimon ratón Chuumon podría atravesarla. Pero al menos, con ese vestigio de luz, los digimon alados podían dar parte a sus compañeros de lo que estaba sucediendo.
-Tentomon, ¿qué es lo que está pasando? -pedía saber Koushirou con gran impaciencia. El saber era su principal característica. Quedarse ignorado, lo volvía loco y a punto de perder los nervios.
Cuando ambos digimon pudieron ver el exterior, lo primero fue informar de que no se trataban de sus hijos. Eso alivió en cierta medida a los elegidos. Pero todavía estaba la incertidumbre.
¿Quién era entonces?
-¿Serán las cuatro bestias sagradas y Huanlongmon? -barajaba Hikari mirando a su marido con un hilo de esperanza. Pues solo ellos podrían dar guerra e inquietar a sus enemigos.
-No. No son ellos, pero es un solo digimon -informaba ahora Patamon quién se turnaba con Tentomon para ver qué es lo ocurría. Con su ojo medio cerrado para ver mejor el exterior, Patamon trataba de ver cómo era ese digimon. Era un digimon ángel, casi de la misma forma que Angewomon y él cuando era Angemon. Pero no lo conocía de nada-. ¡Es un digimon de tipo ángel!
-¿Un digimon ángel? -repetía Takeru tan extrañado como su mujer y Tailmon.
La existencia de un digimon ángel aumentó la curiosidad de la gata digital, así que le pidió a Tentomon que bajase para que la cargase y poder verlo con sus propios ojos (ya que Patamon no podría con su peso).
Koushirou al ver cómo su digimon transportaba a Tailmon, él también sintió la enorme necesidad de que le cargase para verlo. Saber algo y no poder verlo, era algo tan frustrante siendo el elegido del conocimiento que era.
En cuanto Tailmon estuvo cerca del boquete, Patamon le cedió el sitio para poder verlo.
Tal cómo Patamon había informado, se trataba de un digimon ángel cómo ellos cuando digievolucionaban al siguiente nivel Tenía forma masculina y ocho impresionantes alas doradas a la espalda. La primera impresión de Tailmon es que aquel digimon tenía que estar, cómo mínimo, en la etapa kazentai.
Entonces, Tailmon vio como la digimon que los custodiaba se encontraba fuera y no tardó en lanzar un ataque contra aquel digimon a modo de aviso.
El digimon ángel dejó de intentar destruir la celda. Su propósito principal era ése, el de destruirlo para así liberar a los elegidos. Sin embargo, la interrupción de aquella digimon le había obligado a detenerse y a centrar toda su atención en ella. Pues no tenía que informarse mucho para saber qué ella sería un hueso duro de roer en comparación con la masa de soldados que no le había durado ni un respiro.
-¿Cómo te has atrevido a atacar a mis soldados? -gruñó la digimon muy molesta, para después entrecerrar los ojos y analizar a aquel digimon.
Un digimon ángel que nunca en su vida había visto. Tenía pinta de ser poderoso, quizás el más de todos los de su especie ángel. Aún así, la digimon no se amedrentó. Pues si el intruso era un digimon ángel, ella era de la especie demonio y en nivel kyuukyokutai.
Teniendo la capacidad para volar sin necesidad de alas, la digimon se colocó para estar a su altura.
-Lilithmon, imagino -habló él, llamando por su nombre a la digimon que tenía enfrente.
Lilithmon era un digimon de nivel kyuukyokutai de tipo demonio. Debido a que se encontraba en lo alto de la cumbre de los digimon demonio, había sido seleccionada por Yggdrasill para vigilar a los elegidos adultos.
-Supones bien. ¿Y tú…? ¿Eres? -que un digimon no conociese a otro siendo de la misma raza era una rareza. Sobre todo, en los que son de tipo demonio, que al igual que las bestias sagradas y Huanlongmon, tenían la capacidad de conocer a todos los digimon existentes. Sin embargo, aquel digimon era la excepción que confirmaba la regla.
-Mi nombre no importa.
Lilithmon soltó una risotada tras el comentario de su oponente.
-O sea, que vienes aquí para armar jaleo, y ni siquiera te dignas en decirnos tu nombre. Para ser un ángel, no eres un digimon muy educado que digamos.
-¡Libera a los elegidos y a sus digimon ahora mismo, sino quieres que haya más víctimas! -demandó el digimon ángel con furia, harto de la burla de esa digimon.
-Lo siento, querido. Pero aparte de que me han dado órdenes expresas de custodiarlos, mi naturaleza como demonio me impide a hacer caso a los que son de tipo sagrado como tú.
El digimon se mostró molesto y viendo que si quería liberar a Taichi y a los demás, tendría que derrotar primeró a Lilithmon, se preparó para enfrentarse a ella cuerpo a cuerpo.
-Veo que eres muy osado al enfrentarte a mí. La gran Lilithmon, la diabla más poderosa de entre los digimon.
Lilithmon también se preparó para la batalla, pero antes de que ésta diera inicio, el digimon ángel sintió algo maligno en el aire. Algo con lo que, a regañadientes, tuvo que abandonar la batalla. Sin embargo, Lilithmon no quiso impedírselo. Pero ante un extraño ataque de aquel digimon que volvió a impactar contra la base dónde estaban los digielegidos, sacudiéndola con más fuerza que antes, y su repentina desaparición, enfadó a Lilithmon.
Preguntándose dónde estaba, lo buscó con la mirada y a que sus subordinados hicieran lo mismo. Pero, no sabía cómo lo había hecho que el digimon había desaparecido por completo.
Fuera de sí, Lilithmon prometió que se vengaría y no había mejor forma que mostrando ante todos los humanos y sus compañeros digimon, cómo ella mataba en directo a la elegida del amor. Así no solo cumpliría las órdenes recibidas, sino que además, le demostraría a ese recién llegado que con los digimon demonios no se juega.
Volviendo apresurada cómo si no pudiera esperar a realizar su mala acción, se encontró con que sus subordinados se encontraban aterrados con su presencia. Pues no era para menos. Lilithmon lucía tan enfadada, que cualquier fallo o cualquier palabra podría significar la muerte del causante.
Los elegidos vieron cómo Lilithmon volvía con sus intenciones iniciales y con una sonrisa macabra que lo decía todo. Los tres digimon que habían estado mirando a través del boquete, acompañaron a sus colegas digimon para proteger a sus compañeros y a Sora e impedir que se la llevara. Lo mismo sucedía con los elegidos. Quizás ellos eran humanos que nada podrían hacer contra un digimon como ella, pero no iban a quedar de brazos cruzados viendo cómo se la llevaban sin hacer nada. Eso sería algo que jamás se lo perdonarían.
-Esa mujer pagará por la humillación de vuestro cobarde salvador -amenazó Lilithmon imaginándose lo divertido que sería torturarla en directo y provocar el pánico y el horror en todos.
Pero justo cuando introdujo la llave en la cerradura, la digimon sufrió una importante quemadura que le carbonizó la mano.
La digimon perjuraba de dolor y angustia, mientras todos se preguntaban qué es lo que pasaba. Uno de los soldados, lleno de curiosidad, tocó la verja, y a diferencia de la digimon, se quemó por completo, donde de él solo quedaron cenizas.
Lilithmon viendo aquello solo pudo suponer una teoría.
Una barrera.
Alguien había puesto una barrera que protegía ahora a los elegidos.
¿Sería aquel digimon cuando había realizado aquel extraño y último ataque?
-¡Maldito! ¡Informad de esto inmediatamente a Homeostasis y a Yggdrasill!
Los elegidos y sus digimon se habían quedado sorprendidos y hasta asustados de lo que habían presenciado y a temer que les pasase lo mismo que a sus enemigos por lo que decidieron mantenerse lo más lejos posible de la verja. Pero también se encontraban pasmados al descubrir a los cabecillas que estaban detrás de su secuestro.
Unos personajes que jamás lo hubieran creído. Los considerados como dioses de los digimon. Los mismos que hace años habían proyectado en destruir a Meikuumon por la amenaza que suponía.
-¿Por qué…? -pronunciaba Taichi airado sin poder olvidar todo el sufrimiento por el que tuvo que haber pasado su mujer en aquella época- ¡¿Por qué ellos otra vez?! ¡No ha sido suficiente lo que han hecho a Meiko y a Meikuumon! -bramaba fuera de sí.
Las dos grandes entidades se habían puesto de acuerdo con que tenían que eliminar a Meikuumon, aunque no trabajaban conjuntamente, y eso se apreciaba en los subordinados que ambos habían enviado, y que dejaba claro que no trabajaban juntos (Alphamon por Yggdrasill y Jessmon por Homeostasis). Todo por el gran poder que Meikuumon poseía, y que de no ser por haber sido perseguida, Meikuumon jamás habría potenciado todo su poder, convirtiéndose en la amenaza tanto para Meiko cómo para ellos mismos.
-Pero ¿por qué los dos? -preguntaba Hikari sin entender. De Yggdrassyl no podría hablar, pero Homeostasis que era el que perseguía la paz en el Mundo Digimon.
Homeostasis la había poseído en dos ocasiones. La primera vez, aquella entidad era un ser muy bondadoso y lleno de luz que solo deseaba la paz y la armonía de los digimons. A petición suya, para detener la pelea que habían tenido su hermano contra Yamato y Wargreymon contra Metalgarurumon durante la época de Dark Masters, Hikari había dejado que la poseyera. Así también, con sus propias palabras, podría transmitir a sus amigos la razón de porqué habían sido elegidos.
Sin embargo, la segunda vez que la había poseído, Homeostasis había sido muy directo al sentenciar la ejecución de un digimon tan conflictivo y peligroso cómo lo era Meikuumon. Sin tener en cuenta que para ellos, Meikuumon era una más de los suyos. Podía entender su política del bien contra el mal.
Sin embargo, saber qué ahora había llegado al extremo de estar del lado de Yggdrasill y capturarles.
¿Por qué?
-Pero… Un momento -habló Daisuke recordando cómo le habían contado sobre la misión original que había realizado Yamato poco antes de ser secuestrados- ¿Acaso eso no significa que la muerte de Yamatosan ha sido provocada por Homeostasis e Yggdrasill?
Daisuke había hablado sin recordar que muchos de los que estaban ahí, ignoraban sobre la auténtica misión de Yamato. Y en cuanto lo había dicho, Takeru fue el primero en quedarse sorprendido sin entender las palabras de su amigo y a exigir que le explicasen qué significaba eso exactamente.
Daisuke se llevó las manos a la boca, entendiendo la metedura de pata que había hecho. Miró a su digimon, el cual éste no se atrevía a mirarlo para que supiera que contaba con su apoyo, pues el daño estaba hecho y no habría manera de repararlo. Motomiya buscó con la mirada a su senpai y a Koushirou, pero estos le habían lanzado una mirada furiosa por haber hablado de más, y aún por encima, formar una teoría que haría que Takeru se sintiera tan enfadado e irritado, que podría causar consecuencias.
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Elpidamon volaba todo lo rápido que podía.
El traspaso del mundo humano a ese nuevo mundo lo había agotado bastante. Al menos, había podido localizar la base dónde estaban Taichi y los demás. Y no solo eso, había derrotado a numerosos enemigos, aunque no pudo hacerlo con la líder de aquel ejército. Pero no podía batallar contra ella, después de lo que había sentido.
Una poderosa masa de oscuridad que envolvía a uno de los niños. Una masa que le daba un ligero dolor de cabeza, por lo que no querría imaginar cómo se sentirían el niño poseedor de la luz y el otro niño que pertenecía a los cuatro digielegidos legendarios.
Le había pesado tener que abandonar a los adultos cuando estaba a tan solo un paso de poder salvarles, pero al menos, había colocado una barrera para que los digimon demonio no pudieran hacerles nada. Lo más importante ahora, eran los niños y sus digimon.
-Rápido, tengo que darme prisa antes de que sea demasiado tarde.
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UN POCO MÁS LEJOS…
La oscuridad recibida de algún ser divino había hecho que Osamu se viera más tétrico e Indramon: Falldown Mode más grande y oscuro. Un sujeto que ya no razonaba y que solo pensaba en matar y en destruir.
Si los niños estaban aterrorizados y desesperanzados al ver aquello, Minami estaba helada y sin saber qué hacer para detener a su hermano.
Hasta hace un rato, podría haber tenido algo de posibilidad. Pero la ayuda oscura había intervenido, bajándole toda esperanza.
El primer ataque que lanzó Indramon: Falldown Mode a Ventusmon hizo que se estrellase contra el suelo con tanta fuerza que sacudió la tierra, haciendo caer a Minami.
Ventusmon al levantarse, lucía muy malherido y miraba a su hermano digimon con angustia. Aquel poder no era el suyo, sino un añadido por esa fuerza de la oscuridad que lo dominaba.
-Tenemos que hacer que la oscuridad se marche de sus cuerpos -dijo cómo si ésa fuese la única salida para hacerlos regresar a ser lo que eran.
Pero ¿cómo hacerlo?
En su estado de debilidad y con la respiración entrecortada, Isaki había hablado.
-El… dis… dispo… siti… tivo… -su sobreesfuerzo puso en alerta a su hermano pequeño y a implorarle que no hablase que eso solo empeoraría su estado. Pero Isaki estaba dispuesto a ayudar a sus amigos, aunque eso le costase la vida. Era el líder y debía tener la fuerza voluntad y el coraje cómo habían tenido su tío Taichi y Daisuke en el pasado-. Enfo… Enfóca… lo… hacia… él… -y con esa última palabra no pudo seguir hablando y perdió la consciencia.
-¡Hermano! -gritó Takeshi con lágrimas en los ojos.
Minami dio gracias a tener buen oído y a haber escuchado el consejo de Isaki. Mirando a su dispositivo, se preguntó, ¿cómo hacer para que brillase?
-¡Enfócalo hacia Osamu! ¡Cree en la luz que hay en tu interior! -le indicó Natsumi tan desesperada como ella.
La luz que había en su interior.
Repetía Minami para sí misma.
No sabía muy bien qué significaba aquello. Pero si lo que tenía que hacer era enfocarlo hacia él, tenía que creer que eso podría salvar a su hermano de la oscuridad.
Con esa idea en mente, tras haberse sacado el dispositivo de su muñeca, lo enfocó hacia su hermano. El poder de creer para salvar a alguien de la oscuridad era más que suficiente para que su dispositivo reaccionase y brillase con tanta intensidad que molestaba a Osamu y a Indramon: Falldown Mode. Ambos empezaron a gritar de dolor cómo si le estuvieran arrancando la piel de cuajo.
-¡Funciona! -decía Minami alegre y feliz, recuperando la esperanza de salvar a su hermano.
La inmensa concentración de oscuridad que había estado dentro de ellos, salió de sus cuerpos. Indramon: Falldown Mode dejó de ser grande y oscuro y Osamu mostraba algo de cordura. Sin embargo, sobre su cabeza aún se encontraba la flor que había brotado.
Minami no cesó en ningún momento el seguir iluminándolo, pero cómo si el dispositivo hubiera cumplido su misión, la luz dejó de seguir emanando.
-¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no sigue funcionando?! -se preguntaba histérica.
-Porque la semilla de la oscuridad es inmune a los poderes de luz -declaró Oroguram-. El propio usuario debe darse cuenta por sí mismo de sus actos, y ser él mismo quién la destruya, o en su defecto, alguien con más poder.
-¡¿Y eso cómo se hace?! -preguntó Minami sin saber muy bien cómo hacer para que su hermano entrara en razón. Si antes no lo había conseguido, ¿cómo iba a hacerlo ahora?
-A saber. Cada persona es un mundo -respondiendo con demasiada despreocupación-. Pero tus amigos podrían darte pistas de cómo sucedió en el pasado con sus padres -dijo Oroguram con una enigmática sonrisa en los labios.
Los que lo sabían era porque habían leído los libros de Takeru, el cual había versado sobre cómo los poseedores de semilla de oscuridad, habían podido encontrar la luz y la felicidad en sus corazones para evitar que la semilla los siguiese controlando. Y los únicos devoradores de los libros de Ishida Takeru eran sus propios hijos. Pero, Isaki estaba inconsciente y Takeshi no se encontraba por la labor de querer contarlo. El ver cómo su hermano había gastado todas sus fuerzas, solo hizo pensar en golpear a Osamu a la mínima oportunidad que tuviera.
Minami imploraba con la mirada que alguien le dijera algo. Si Misato y Kazumi que eran hijas de poseedoras de la semilla de oscuridad, tendrían que saber algo. Pero en sus caras solo se reflejaba el desconcierto y la desesperanza.
-Tienes que hacerle entender qué está equivocado -le reveló una vez más Natsumi esta vez con tono neutro-. Solo tú puedes hacerlo.
Y ahí venía de nuevo la gran pregunta, ¿cómo?
¿Acaso no lo había intentado antes?
Y entonces, esa vocecita de adulto volvió a escucharse, esta vez riéndose como un descosido.
"-¡Que pena me das! -aunque no lo sentía en realidad-. ¡Parece que eres más tonta y estúpida que tu madre!"
El que la insultara y también a su madre hizo que Minami se molestara y hablase a aquella voz, aunque en realidad era como hablar al aire.
-Ni mi madre ni yo somos tontas y estúpidas.
"-Deja que te lo ponga en duda, Minamichan -seguía el hombre riéndose y burlándose de ella-. ¿Crees que una mujer patosa y sin ningún tipo de atractivo pueda tener un pretendiente popular y atractivo?"
-¡Pues claro que sí! -y si no fuera porque tenía la evidencia de sus padres, ella contestaría con una rotunda negativa- ¡Mis padres son un claro ejemplo de ello!
"-¿Tus padres? -volviendo a troncharse de la risa cómo si le hubieran contado un buen chiste-. Es cierto que tu padre era un chico muy popular y el amor de muchas chicas. Pero, de no ser porque después se atontó con la semilla de la oscuridad, tu padre jamás se fijaría en una don nadie como lo es tu madre."
-¿Qué lo atontó…? -repitió ella como si esa palabra le afectara.
-¡Minamisan, no le escuches! -le gritó Ventusmon luchando todavía con Indramon: Falldown Mode.
Pero la vocecita estaba dispuesto a rematar el trabajo, angustiando también a la niña y la intención de que la semilla que debería haber dentro de ella se activara y brotase.
"-¡Así es! ¡Tu estúpido padre creía que todo lo que hacía era un juego y no la vida real! ¡Se comió la cabeza con todas las locuras que había hecho y se atontó tras haber perdido a su digimon! ¡Un digimon que murió por su culpa! ¡Por culpa del sufrimiento que tu padre ocasionó a todos los digimon y a los digimon de lo que ahora son sus amigos!"
Minami estaba cabizbaja escuchando todo. Una imagen dónde no solo Ventusmon le indicaba que no escuchase sino que todas las niñas le gritaban para que no le hiciera caso. Pues aquellas palabras eran una maquinación de aquella voz para lavarle la cabeza. Y si lo hacía, ¿qué posibilidades había para que en ella germinase también la semilla oscura?
"-Esa es la auténtica verdad de tu padre y no de la persona que creías que era."
Kazumi y Misato suplicaban con más ahínco a la mayor a que no le hiciera caso a cosas que habían sido del pasado. Lo que contaba era el presente.
Ventusmon que se sentía preocupado por el silencio de su amiga, no quiso seguir batallando contra su hermano digital. Lo más importante era hacer reaccionar a su compañera y hacerle entender qué las intenciones de aquel tipo eran las mismas que las que había hecho contra Osamu.
Usando la fuerza física de su hermano digimon contra él, Ventusmon le dio la espalda y se fue volando hacia su compañera para hacerla razonar.
Pero antes de que Ventusmon llegase, Minami había alzado la cabeza con la determinación marcada en su cara. Aquella firmeza detuvo a Ventusmon para observarla asombrado. Y entonces, ignorando a todo el mundo, la niña fue andando a grandes pasos y sin ningún miedo hacia su hermano, que la observaba con la ceja alzada.
-Ni que fueras a pegarme.
Y eso mismo es lo que hizo.
Minami le había dado una señora bofetada en la mejilla.
La niña había asociado el término atontar con el de golpear, ya que dependiendo del golpe, podría provocar daños cerebrales muy serios. Pero Minami no buscaba algo tan drástico, sino dejarle en claro sus actos.
Los niños observaban asombrados y sin comprender qué es lo que Minami pretendía ahora. Ni que se hubiese tomado a broma lo que estaba pasando.
-¡Despierta de una vez, Osamu! ¡No te das cuenta de que ese idiota te ha lavado la cabeza con sus tonterías! -refiriéndose a la vocecita que les hablaba.
"-¿Hablas de mí? -cuestionó la vocecita-. Yo creo que no le he dicho tonterías, sino verdades."
Pero Minami había heredado la personalidad de su madre, y estaba dispuesta a dejar escapar todo lo que pensaba.
-¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡Solo eres un amargado de la vida que se divierte a costa de los demás! ¡Te aprovechaste de mi hermano, pero no lo vas a conseguir conmigo! ¡Yo ya he aprendido de mis errores a causa de mi personalidad! ¡Natsumisan me ha enseñado eso! ¡Y aunque aún sigo cometiendo errores y no me doy disculpado con la gente que corresponde, no voy a dejar que sigas manipulando a mi hermano pequeño! -mirándole de nuevo, donde Osamu estaba asombrado de la bofetada recibida- ¡Sé que tú no eres así y que si la causa de que la semilla se haya activado ha sido por culpa mía! ¡Tú lo has dicho! ¡Yo he estado abusando y aprovechándome de tu generosidad para escaquearme de los quehaceres de la casa y del cuidado de Ryu! La verdad es que te tenía algo de envidia y me desquiciabas -poco a poco fue bajado el volumen para seguir confesando algo avergonzada-. Siempre creí que eras el favorito de papá y mamá. Además, con las notas que sacabas podías ir a la Tamachi que es con lo que yo sueño. Y por eso, me irritabas más. Todo tan perfecto, que entre eso y mamá no pude aguantarlo. Pero no pensé que eso hubiese afectado tanto a mamá. Tampoco imaginé que me recibiera con los brazos abiertos sin reclamarme nada, mientras que tú quedabas marginado. Supongo que si estuviera en tu lugar, tú que lo haces todo bien y perfecto, lo vería injusto y surgiría el odio. Así que, si la semilla ha brotado en ti y ha provocado que los demás queden asustados por tu actitud, es más culpa mía que tuya. Yo soy la culpable de que hayas terminado así -la vergüenza la cubría por completo, así cómo las lágrimas que habían empezado a aparecer en sus ojos-. Por eso, hermano, por favor… Vuelve a ser el de antes… Por mamá… Por papá… Sé que les quieres y que estarás deseando verles… Pero estando así, no podremos ser capaces… Y yo no tengo luz como Akikun o Isakisan… Solo la súplica para que vuelvas a ser lo que eras… Puedes desquitarte conmigo y llamarme lo que sea, pero por favor, vuelve a ser el que era… ¡Por favor! -pedía con más lágrimas, empezando a llorar sin descontrol.
El sentimiento, la súplica y el llanto de Minami fueron contagiadas por las niñas e incluso en Natsumi que, pese a su carácter fuerte, sentía empatía y complicidad hacia ella. Esa emoción también alcanzó a Shin que trataba de aguantarse las lágrimas y no parecer una nenaza frente al resto de chicos que parecía que no tenían sentimientos y no mostraban lágrima alguna.
Pero Shin no era el único niño que lloraba, Osamu también lo estaba haciendo. Quizás por el hecho de que poco a poco estaba recuperando la razón o porque antes de que hubiese sido consumido por la fuerza oscura, ya tenía la cordura recuperada.
Ventusmon que seguía detenido observando en una mezcla de emoción y orgullo por su compañera humana, había dado la espalda a su hermano digital. El cual éste aún no había recuperado la cordura por completo.
Con todos los niños, digimon y Ventusmon enfocados en los dos hermanos, Oroguram que lo estaba viendo desde el aire, antes de que la razón también regresara al digimon, empezó a manipularlo mentalmente para que terminara con todo de una vez. El poder de Oroguram había ido llenando a Indramon: Falldown Mode, que segundos antes de lanzar el ataque, la flor que había en Osamu había desaparecido gracias a su hermana. El digimon también fue recobrando el conocimiento. Se sentía tan aturdido cómo espantado de visualizar su propio ataque contra la espalda de su hermano digimon. Quiso anularlo, pero alguien a su espalda le dio un impacto de aire.
-¡Ventusmon, cuidado! -le gritó.
Y aunque todo parecía haber vuelto a la normalidad, el poderoso ataque fue lanzado sin que su ejecutor lo hiciera.
Un poderoso ataque que Ventusmon, gracias a la advertencia de su hermano, pudo ser esquivado, pero que tras impactar contra el suelo, golpeó a todos los que estaban dentro del cubo. A todos, menos Oroguram, ya que era un holograma.
La explosión del ataque cogió a todos por sorpresa y a cubrirse el rostro por inercia. El ruido, el brillo y todo en su conjunto sucedió durante los diez segundos más largos en la vida de los niños que no tuvieron tiempo a pensar qué es lo que había pasado con los que estaban dentro.
Después de la explosión, los niños solo vieron humo. Las cápsulas donde estaban encerrados desaparecieron y tanto Aki como Isaki volvieron a sentirse bien, como si el malestar hubiera desaparecido de golpe. Sus respectivos hermanos habían corrido hacia ellos. Takeshi se alegraba de que su hermano estuviera bien, incluso Tsukaimon abrazó entre lágrimas a Earmon, como si temiese de que su vida desaparecía cómo había sucedido con Snowpoyomon, el digimon de Kibou. Nat por su parte, abrazaba tan fuerte a Aki, temblando cuerpo entero, tanto por lo que había visto cómo por considerarse culpable de todo lo que había pasado. El niño tras haberle comunicado que estaba bien, preguntó enseguida que había pasado con los Ichijouji.
De hecho, Kazumi y Misato se habían juntado y deseando que la humareda se disipara pronto. Antes, Honeymon, a petición de Kazumi, había pedido que se acercara para ver cómo estaban. Pero a pesar de que las cápsulas dónde estaba, habían desaparecido, no el cubo dónde estaban los Ichijouji y los digimon.
La humareda tardó bastante en disiparse. Y lo primero que vieron fue el marcador donde marcaban los emblemas de "Bondad" y "Perseverancia", pero lo que vieron, fue ambos emblemas sin color y el igual entre ellos.
Luego vieron cómo ambos hermanos habían estado tirados en el suelo y muy cerca de ellos sus digimon. La escena que presenciaban era fácil de suponer lo que habría pasado. Antes de que el ataque impactase, Osamu se había puesto delante de su hermana para protegerla. Lo que más llamaba la atención de Osamu es que ya no llevaba esas vestimentas raras y volvía a llevar su ropa de siempre.
Ventusmon e Indramon habían volado con toda la rapidez con el objetivo de defender a sus compañeros humanos. Pero poco podían hacer ante un ataque de semejante magnitud y que había provocado que los dos digimon volviesen a ser Pururumon y Leafmon. Todos estaban inconscientes y a primera vista, cualquiera pensaría lo peor.
Poco duró esa agonía, ya que los hermanos Ichijouji y sus digimon empezaron a recobrar el conocimiento.
Y cuando el alivio fue ponderado por los niños, Oroguram habló en tono revelador y sin haberse visto afectada por el ataque.
-Esta segunda prueba queda declarada como empate. Por lo tanto, como no hay un claro vencedor, declaro que no habrá hoja para seguir avanzando -y sin esperar a las quejas de los niños o a quejas, Oroguram desapareció y lo mismo sucedió con el cubo.
Con lo que Oroguram había dicho, los niños empezaron a cuestionarse, ¿qué pasaría entonces?
¿Eso significaría que estaban condenados a permanecer en ese punto y no poder avanzar para rescatar a sus padres?
¿O acaso tendrían que caminar sin rumbo fijo hasta que encontrasen el siguiente punto por su propia cuenta?
Oroguram no había sido nada concisa. Era cómo si no quisiera decirles lo que pasaría en consecuencia, y se buscasen ellos mismos la vida.
Eso es algo que muchos pensarían luego.
En cuanto el cubo había desaparecido, Misato y Kazumi habían corrido hacia Minami, preguntándole cómo se encontraba.
Los dos pequeños digimon estaban arrejuntados y se daban mimos, a modo de disculpa por haberse atacado y perdón, donde no había rencores entre ellos.
Osamu al verlo, no se atrevía a acercarse a su digimon. La culpa por haberse dejado manipular por aquel sujeto lo reconcomía tanto, que se aliviaba de que nadie se acercara para preguntar qué tal estaba porque no tenía cara para encararse a nadie. Su hermana por su parte, se encontraba rodeada de las otras niñas, y aunque se disculpaba por no haber conseguido la hoja que les permitía avanzar, Kazumi y Misato eran más comprensivas y a que no se comiera la cabeza cuando lo importante era que estaba bien.
Exacto.
Eso era lo más importante.
Que ella estuviera bien.
Por su parte, no se merecía la atención de nadie. Y después de lo hecho, estaba claro que no iba a recibir atenciones, ni siquiera de ella. Pero sí que podría recibir algún que otro golpe cómo el que su hermana le había propinado y que todavía dolía.
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Nat no dejaba de abrazar a su hermano y de preguntarle una vez más si se encontraba bien. El niño le contestó con lo mismo. Incluso Punimon se encontraba bien. La niña y Piomon no lograban entender cómo era posible, si hasta hace un minuto su hermano y el digimon estaban tendidos en el suelo y agonizando cómo si fueran sus últimos minutos de vida.
Era como si tras la expulsión de la oscuridad en el cuerpo de Osamu, hubiese provocado que el sufrimiento desapareciera de golpe, porque su primo mayor se encontraba igual de bien que Aki y Punimon. Takeshi, se encontraba incrédulo como ella.
-¿De verdad que estás bien? -preguntaba Takeshi mirándolo con tanta desesperación que esperaba que no estuviese viendo alucinaciones.
Isaki solo pudo reírse por la actitud de su hermano pequeño. A su lado, y a diferencia de él, se encontraba Earmon molesta por el abrazo tan asfixiante de su hermano digimon.
-¿Qué no te dijo hace un rato que estamos bien? ¡Así que suéltame de una vez, Tsukaimon! ¡Me estás aplastando! -el pequeño digimon miraba a su hermana con lágrimas en sus ojos amarillos. En aquel momento, el digimon no lucía terrorífico a causa de sus colores oscuros y tenebrosos.
-Tenía tanto miedo… Tanto miedo… -decía Tsukaimon entre sollozos.
La actitud preocupada de Tsukaimon puso un poco roja a Earmon, por haber sido el centro de inquietud del digimon.
-Lo siento -murmuró ella tan bajito, que aún así, fue audible para Tsukaimon y que volviera a darle un abrazo de oso y descargando en llanto contra ella.
Ante eso, Earmon no volvió a quejarse, sino que, comprendiendo su sufrimiento, le dio un par de palmaditas a su hermano digimon para tranquilizarlo.
Aunque Takeshi veía que todo en su hermano y su digimon estaba bien, eso no hizo que se calmara. Los resquicios de rabia e ira todavía estaban dentro de él y solo podía liberarlos en cuanto se desahogara con el culpable de la agonía que había sufrido su hermano y su primo pequeño.
Isaki que miraba a los dos digimon con una pequeña sonrisa, en cuanto vio cómo su hermano se había movido bruscamente para irse en una dirección en concreto, hizo que se preocupara. Sobre todo, cuando se dirigía con pasos firmes y apresurados hacia el Ichijouji.
Isaki no había sido el único en verlo. Cómo el resto de los chicos se iban acercando a su líder, solo pudieron intuir cómo Takeshi no iba a sentirse en paz consigo mismo, si no golpeaba al Ichijouji.
Y eso fue lo que había hecho.
Sin previo aviso, y cogiéndolo con la guardia baja, Takeshi había cogido del cuello de Osamu y le había dado un buen puñetazo en la mejilla que el niño tenía sana.
-¡Maldito! ¡¿Cómo has podido hacerlo?! -ante la sorpresa general de las chicas, Takeshi no se había sentido a gusto dándole solo un puñetazo. Era como si estuviera descontrolado, y necesitase golpearlo hasta que se cansase.
Volviendo a cogerlo del cuello de la camisa, lo acusó una y otra vez, mientras que su hermano mayor se acercó hasta él a la carrera para que se detuviera. Osamu que se esperaba ya algo así, no dijo nada, y dejó que le dijera todo cuanto le tenía que decir.
-¡¿Sucumbir por una tontería así a la oscuridad?! ¡¿Sabes el daño que nos has causado a todos?! ¡Y por lo que pasaron mi hermano y mi primo! ¡¿Sabes el dolor que nos ha causado eso a Nat y a mí?!
-¡Basta ya, Takeshi! -le pedía Isaki tratando de apartar a su hermano de Osamu. Pero entre que no había mucha diferencia de fuerza entre ambos y que Osamu no ponía de su parte, la labor se le complicó bastante.
-¡No seas indulgente con él, hermano! ¡Él mismo confesó que se dejó manipular a propósito porque todos abusábamos de su confianza!
Minami que había estado arropada por sus amigas, se acercó con prudencia hacia Takeshi. La verdad es que ver aquel carácter tan furioso era algo nuevo y la asustaba un poco a no colocarse frente a su hermano para que no lo golpeara.
-¡Eso no es cierto! ¡La culpa ha sido mía por haber dejado que esto ocurriera! ¡Yo fui una egoísta que no pensó en ningún momento en cómo debería sentirse mi hermano por haber sido egoísta!
-Pero eso no justifica la debilidad de Ichijouji al dejarse manipular por algo que sucede todos los días a todo el mundo -habló Satoshi acercándose junto al resto de niños y digimon con aires acusadores.
-Por no hablar de lo que causó a Earmon, a Punimon y a sus compañeros humanos -Veidramon también entraba en el grupo de los que estaban contra Osamu.
-Eso… Eso… ¡Pero eso fue la semilla oscura! -defendía Minami, donde no tenía a nadie de su lado que pudiera defender a su hermano. Incluso, Misato y Kazumi se mantenían al margen, donde ellas mismas no sabían de qué lado estar.
-Déjalo, hermana -le pidió él con rostro apenado-. No es necesario que justifiques algo de lo que tienen razón. Fui un débil y un estúpido por dejarme manipular por una tontería.
-¡Es que no solo es eso! -y ni siquiera, aún aceptando humildemente la culpa, los niños se sentían tranquilos y dispuestos a perdonarlos- ¡Has hecho sufrir a mi primo y a Aki! ¡Tú pasabas de todo, mientras Takeshiniichan y Nat estaban sufriendo cómo si no tuvieran suficiente con lo que pasaron con la muerte de Yamatosan! -bramaba Toji. Puede que parte de lo que le hubiera pasado a Osamu fuese por su culpa al haberlo acusado injustamente. Pero no podía perdonar que hubiese herido a sus primos y mucho menos, a Nat- ¡Tú dijiste que nos habíamos aprovechado de tu generosidad, pero tú fuiste el siguiente en darnos la puñalada!
-¡Basta, Toji! -le pedía Isaki, tratando de mantener al equipo en paz. Pero con su hermano que se resistía para volver a pegarle y sin nadie que pudiera apoyarlo, salvo la hermana de la propia victima, se encontraba solo ante todos.
-Es que… Es que… Tienen razón -y Shin también se encontraba de parte de Takeshi-. Tú no lo viste… Pero, todos estábamos muy preocupados y al borde de un ataque… Y a él no le importaba…
-Eso es porque estaba dominado por el poder de la oscuridad -y menos mal que Isaki podía contar con su digimon y su buen juicio-. Nadie es consciente de lo que hace si está del lado oscuro.
-Pero eso sigue sin ser excusa -le retaba Tsukaimon-. Uno no se va al lado oscuro sin más.
-Sino me equivoco, eso es porque o ya eres malo o porque eres débil -deducía Fireagumon sin mucha idea.
-¡Exacto! -exclamó Toji con la teoría de su digimon como punto para llamarlo débil- ¡Eso fue a causa de tu debilidad que nos hiciste sufrir a todos!
Nat y Aki que estaban un poco más apartados, observaban en silencio (al igual que las niñas) cómo todos, salvo Isaki y Earmon se cebaban contra Osamu. Algo que desde luego, les disgustaba, pero antes de que Aki fuera hasta ellos para detenerles, su hermana se le había adelantado. Situándose frente a Osamu, los retó a todos con rostro molesto.
-¡Dejadle en paz de una vez! ¡¿Qué culpa tiene él que se haya dejado manipular por la oscuridad?!
Isaki agradecía a todos los cielos de poder contar con el temperamento de su prima para detenerlos. Él, como era un muchacho tranquilo y calmado, no podía controlar a todo aquel tropel que no atendía a razones a gritos.
Pero que ella saltase en su defensa, molestó tanto a Toji para recalcarle una vez más que era debido a su debilidad.
-¡¿En serio tienes las agallas suficientes para declarar que una persona que se deja manipular por la oscuridad es porque es débil?! -le contestó ella más molesta-. ¡¿Acaso puedes volver a decirme eso a la cara, cuando le pasó lo mismo a Kensan, a Norikosan, a Keikosan, a mi padre, a mi madre e incluso a nuestra tía Hikari?! ¡¿Te has olvidado cómo nuestra tía Hikari provocó la digievolución oscura de Ophanimon?! ¡¿Te has olvidado también que el digimon de tu madre causó muchos más daños importantes que los que hizo Osamu?! ¡¿Eres capaz de decir que son débiles delante de mi cara y de la de ellos?!
Toji quedó sin palabras.
Había metido la pata al olvidarse que hubo muchísima más gente que se había visto manipulado por el poder de la oscuridad, siendo Meikuumon el mejor ejemplo de caos causado en su madre durante su adolescencia. Decir a su madre que Meikuumon había sido débil, sería abrirle una herida y dejarla desconsolada y hasta culpable por ello.
-¡Aún así, yo no puedo perdonar lo que le hizo a mi hermano! -seguía Takeshi que no atendía a razones y buscaba desquitarse para pagar ojo por ojo, diente por diente.
-¡Ya vale, Takeshi! -pedía Isaki sin rendirse- ¡Ichijouji ya se muestra suficientemente culpable por lo que hizo!
-¡Estaba a punto de matarte, hermano! -mirándolo con ojos cristalinos- ¡¿Cómo crees que eso me hizo sentir?!
Y Osamu bajó más la cabeza, donde la culpa lo reconcomería por el resto de su vida.
-Takeshiniichan, tú mejor que nadie, debes saber qué quién quiso hacerlo, es el ser que estuvo detrás de todo y que atormentaba tanto a Aki como a Isakiniisan. Ese ser puede manipular a otro de nosotros e incluso al propio Isakiniisan. ¿Vas a desahogarte contra él si eso sucede también? -le cuestionó Nat.
Claro que no. Fue la respuesta mental del niño. Takeshi quería tanto a su hermano, que le era imposible levantarle la mano. Admiraba a Misato que había sido capaz de enfrentarse a su madre, aunque solo era una falsa ilusión; Y sobre todo, admiraba a Minami por haber tenido el coraje suficiente cómo para enfrentarse a su hermano y no desistir en su empeño de querer salvarle. Pero él, si le tocara enfrentarse a su hermano, no podría sacar la esperanza como en el mundo simulado cuando se habían enfrentado al holograma de Wizardmon. Isaki era mucho más importante para él de lo que nadie podría imaginar. Solo tenían un año de diferencia, pero toda la vida habían estado juntos. Lo consideraba como su otra parte. La otra parte que lo hacía razonar e ir por el buen camino. La parte calmada que necesitaba para sofocar su ira. Era la mitad que necesitaba para seguir viviendo en ese mundo de luz.
Gracias a las palabras de su prima, Takeshi dejó de resistirse. Le prometió a su hermano que no seguiría golpeando a Osamu, pero lo que sí dejó en claro fue que.
-Pero no esperes que lo perdone -dejando en claro que no estaba dispuesto a perdonarlo por muchas veces que se disculpase.
Isaki suspiró con resignación. Y antes de marcharse detrás de su hermano, le prometió a Osamu que hablaría con él para que sentase la cabeza.
-Ahora está fuera de sí, pero ya verás cómo se le acaba pasando.
Osamu seguía sin decir nada. Isaki iba a ir tras su hermano, pero recordó algo pendiente que tenía que decir.
-Y lo siento -ante la incredulidad de sus amigos en preguntarle porqué se disculpaba, así como en Osamu que se le había pintado la confusión, Isaki les aclaró-. Ichijouji tiene parte de razón, al sentirse traicionado por nosotros. Todos sabíamos cómo se encontraba, y en vez de hablar con él, ayudarle o pedirle ayuda a Gennaisan, acabamos escurriendo el bulto y visto cómo alguien peligroso. Incluso no nos gustó cuando Natsumi pidió formar equipo con él y a convencerla que no lo hiciera porque simbolizaba un peligro. Si él es nuestro amigo, no deberíamos haberle visto como una amenaza. Por suerte -mirando a su primo pequeño que se acercaba con Piomon y Punimon-, el alma pura y bondadosa de mi primo pequeño pudo ayudarle y a hacer que volviera a ser el de siempre.
El discurso de Isaki alegró a Minami, que lo miraba con ojos maravillada y a pensar en él de otra manera. Era tan bondadoso y maduro que se preguntaba porqué antes no se había fijado en él.
Las palabras de Isaki hicieron reflexionar a más de uno, dándole la razón, mientras que otros solo podían opinar que el niño era tan buenazo, que algún día, iba a experimentar en carne propia lo que era la traición.
Quedándose todos callados, donde el discurso de Isaki y las palabras de Natsumi había hecho mella en ellos, no encontraron más razones para acusar a Osamu. Especialmente Toji que se había quedado sin argumentos. Todos y cada uno, habían ido abandonando el lugar dónde estaban, quedando las niñas, Osamu, Aki y los digimon.
Minami que se sentía orgullosa por las palabras finales de Isaki, tuvo ganas de envolverlo en elogios, sintiéndose agradecida de que pusiera las cosas en su sitio. Sin embargo, todo ello había sido posible gracias a Natsumi. Ella había intervenido valerosamente, y encarado a todos, dejándoles las puntas sobre las íes y callando a más de uno. Sin duda, Minami creía que si Natsumi lo había hecho era porque sentía algo especial por su hermano. La tensión existente entre ambos era tal, que aunque se moría de ganas por hablar y agradecer a la niña, mantuvo la discreción para que ellos hablasen y dejasen las cosas claras. Incluso, cuando Kazumi, Misato o sus digimon iban a mencionar algo, Minami les había pedido silencio y volvió a observar expectante cómo se desarrollaría la situación entre su hermano y Natsumi.
-Gracias -le dijo él a la Ishida, donde Minami en su interior, gritaba para que añadiese algo más.
-No hay porqué darlas. No era justo cómo te trataban -proclamó ella aún de espaldas a él. Veía a su hermano y a los dos digimon, donde no decían nada, y solo observaban la situación que tenían ante sus ojos.
-Pero tenían razón.
-No, no la tenían. Ellos te estaban acusando sin saber nada -insistía ella, donde las palabras para aclararle que todo era su culpa y que se disculpaba por no haber sido sincera, no le salían. Nuevamente, hacía gala de su timidez y de cómo se escudaba en su orgullo.
Y silencio. Un silencio donde Minami tenía unas ganas enormes de gritar con toda su sinceridad todo lo que pasaba entre ellos. Pero se contuvo, con esfuerzo, pero se contuvo.
-Siento por lo que te hice pasar, Aki -le dijo Osamu cuando sus ojos azules se habían encontrado con los suyos.
El niño solo negó con la cabeza con una sonrisa en su cara, donde, al igual que con su primo mayor no existía rencor hacia él.
-Quizás eso hizo sufrir a mi hermana, pero imagino que también estaría sufriendo por ti -declaró el niño en un intento de ayudar a su hermana.
Minami quiso abrazar a ese niño pequeño para que diera el empujón que ambos necesitaban. Pues ella también había visto cómo Natsumi se había visto afectada por el estado de su hermano.
¿Puede que fuese una evidencia de que también le gustaba?
Quería creer en eso.
Natsumi dio gracias a darle la espalda, ya que su cara se había puesto roja como un tomate. Con la mirada, reprendía a su hermano pequeño por haber hablado de más, pero éste solo le devolvía el gesto con una sonrisa feliz y despreocupado. En contraparte, estaba Piomon que boquiabierta, observaba a su amiga con una idea en mente, y comprendiendo por fin muchas cosas que había pasado en el mundo simulado y que antes no entendía.
-No me lo merezco -empezó a hablar Osamu con voz neutra-. Después de todo, ella y yo somos unos desconocidos.
-¡¿Qué?! -no pudo evitar expresar en alto Minami sin entender porqué su hermano había soltado eso de improvisto.
-Na… Ishidasan -rectificando-, estarás de acuerdo conmigo en que apenas conocemos nada el uno del otro. Aunque estuvimos juntos diez días y sepa cómo eres, por lo que dijo mi hermana de ti, eso no quiere decir que, en su intento de elogiarte, lo haya exagerado y sea formulado desde un punto de vista subjetivo.
Minami quiso quejarse y hacerle entender lo equivocado que estaba con lo que estaba diciendo. Pero Osamu prosiguió.
-Así como yo no sé cómo eres. Tú también desconoces cómo soy y lo que he hecho. Tal cómo Minami dijo antes, la razón principal de que la semilla que hay dentro de mí se activara, fue debido a mis celos y envidia de que mis padres le prestasen más atención a ella que a mí. Yo que lo hacía todo cómo esperarían de un hijo perfecto. Pero con el perfeccionismo no se gana el cariño. Y yo mismo, acabé llenándome de pensamientos negativos hacia mi hermana. La odié y la desprecié. Al principio, lo manifesté de forma en que nadie se diera cuenta. Pero después, no pude contenerme, y acabé convirtiéndome en alguien del que todos empezaron a temer. Un monstruo del que incluso mi propia hermana temía. Quizás ese no sea mi verdadero yo, pero eso no quita, que en realidad, despreciase la forma de ser de mi hermana. No pienso victimizarme por ello, pero quiero que sepas que mi personalidad puede cambiar si hay algo que me molesta. Por eso digo que no merece la pena que te preocupes por alguien que apenas conoces, y te enfoques más en alguien que ha estado a tu lado desde que nacisteis y te conoce mejor que nadie, cómo para incluso dar su vida por ti. Él se lo merece más que yo. Puede que digas que no te produce confianza, pero eso es porque no valoras el esfuerzo que hace cuando está contigo.
Minami estaba atónita por todo lo que le lanzaba su hermano. Prácticamente, le estaba insinuando que se olvidara de él y se fuera con… ¡Con Toji! Pues era el único que casaba con lo que su hermano había dicho.
Misato y Kazumi se miraban con la ceja alzada sin entender muy bien lo que estaba pasando. Sino fuera porque resultaba imposible, pensarían que Osamu estaba rechazando alguna declaración hecha por Natsumi. Kazumi, más que Misato, estaba intrigada en descubrir si era correcta aquella teoría. Pero con los dos implicados dándole la espalda, solo le quedaba observar con atención las expresiones de Aki y de los digimon de los Ishida, y sobre todo, la de Minami. El pequeño observaba con la misma incredulidad que Minami hacia Osamu, que no entendía porqué le soltaba aquello. Y Piomon miraba tan atentamente a su compañera, que cuando mencionó su nombre con voz angustiada, pudo escuchar como Natsumi hablaba con un hilo de voz.
-Entiendo. La verdad es que desconocía lo que le hacías a Minamisan -hablando con esfuerzo-. Lo siento, pero el que alguien desprecie a un hermano, es algo que no puedo perdonar.
-¡Pero hermana…! -hablando ahora Aki, acercándose a ella.
-Lo siento mucho, Ichijouji -alejándose con su digimon a un lado, mirándola angustiada, mientras que al otro, se encontraba Aki intentando pedirle explicaciones sobre sus palabras. Pero ella no decía nada, solo se alejaba con lágrimas en sus ojos. Lágrimas que solo habían sido vistas por su digimon, por Punimon y su hermano pequeño.
Nat se dirigía de forma que nadie pudiera verla y se diera cuenta de que estaba llorando. Si su primo Takeshi o Toji la vieran, podrían volver a acusar a Osamu. Y ya que todo había quedado demasiado claro, ya no quería tener nada que ver con él.
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-Hermano, pero, ¡¿por qué le has dicho todo eso?! -le preguntaba Minami acercándose a él. Se encontraba desesperada y confusa.
Los dos pequeños digimon, preocupados por ambos compañeros, también se habían acercado sin haber entendido muy bien lo pasado.
Misato y Kazumi se habían quedado mirándose y sin poder expresar lo que tenían en su mente. Ambas no eran muy amigas de andar chismorreando cosas ajenas. Pero sus digimon no eran igual de discretas que ellas.
-Oye, ¿no te parece que eso haya sido el rechazo a una declaración de amor? Se parece mucho a un dorama que Izumihan vio el otro día -comentaba Honeymon a Upamon.
-No sabría decirte porque no entiendo mucho de esas cosas. Pero la forma tan incómoda que tenían de hablar, se parecía un poco cuando Misato está frente a Takeshi -revelaba Upamon sin ningún tapujo.
La Hida se apresuró a coger a su digimon y a recriminarle por su gran boca. Agradecía que Takeshi o su hermano o el dúo de indiscretos de Toji y Musuko no estuvieran muy cerca, porque sino, habría acabado por llegar al implicado y entonces, se sentiría incapaz de mirarle a la cara.
Kazumi también regañó a Honeymon por meter las narices donde no le convenía. Pero las palabras de Minami hacia su hermano, revelaron cosas que había dejado boquiabiertas a las dos niñas.
-Si te gusta Natsumi, ¡¿por qué le dices que debe irse con Toji?!
-Que le gusta… -repitió Kazumi donde su curiosidad martilleaba con fuerza en su cabeza en saber cómo y cuándo había pasado eso. Pero tenía que mantener su discreción con cosas que no eran suyas.
El propio digimon de Osamu, Leafmon que no sabía de ese importante detalle se había quedado tan sorprendido, que formuló las palabras que las niñas querían preguntarle.
-¿Te gustaba ella? Pero, ¿cuándo sucedió?
El silencio de su compañero donde tenía la miraba perdida, hizo que el digimon indagase en sus propios recuerdos en búsqueda de alguna pista que le indicara cuándo pudo haber sucedido.
Cuando habían estado en el mundo simulado, recordaba cómo su compañero había pasado demasiado tiempo con la rubia. Pero cómo ella había estado muy enferma, había asimilado que se encargaba de la niña de la misma manera cuando su padre Hawkmon había estado en cama con gripe.
-¿Fue en el mundo simulado? ¿Acaso pasó algo cuando estabais solos mientras nosotros íbamos a recoger comida?
Minami por otro lado, continuaba pidiendo explicaciones a su hermano de porqué la había alejado y animado a que se fuera con otro.
Osamu acabó soltando un suspiro de resignación y cogiendo al pequeño digimon, asomando una falsa sonrisa, le dijo.
-Sucediese lo que sucediese, ya es cosa del pasado -tratando de convencer al digimon-. Y ella ya dejó claro lo que piensa de mí.
-Pero… -y Minami seguía sin entender.
-Déjalo ya, hermana. Digas lo que digas ya está dicho y es lo mejor para ella.
-¿Y qué hay de ti? -preguntó Kazumi donde ya no podía aguantar el seguir permaneciendo callada-. Puede que no sepa los detalles de lo que ha pasado. Tampoco voy a obligarte a que nos contéis que es lo que está pasando -aunque por dentro, se moría de ganas por saberlo-. Pero lo que tengo claro ahora mismo es que tú lo estás pasando muy mal, y no es a causa de haberte dejado manipular por la oscuridad.
Osamu se quedó callado por unos momentos, y luego se excusó.
-Quizás el haber estado manipulado por la oscuridad me haya hecho abrir los ojos, y dado cuenta de que estar con ella no era lo correcto.
La pelirroja miró en dirección por donde se había ido la rubia. Se encontraba bastante alejada de sus amigos. Solo su hermano pequeño y los digimon se encontraban a su alrededor mirándola angustiados. Kazumi solo veía la espalda de la Ishida, y aunque no podía ver qué expresión tenía. La que estaban a su alrededor, lo decía todo. Así como estar cabizbaja.
-Puede que sea eso lo que piensas. Pero quizás no haya sido lo correcto -concluía la niña, donde solo tenía como experiencia los doramas que su hermana mayor veía.
Ella nunca se había sentido enamorada de nadie como Misato o Minami. Pero con ocho años y con la cabeza metida en las cosas que deseaba investigar y saber, no tenía tiempo para el romance.
-Eso mismo pienso yo -decretaba Minami donde aún no se rendía y esperaba que su hermano solucionase el malentendido.
-Pero ya está dicho. Y aunque trate de solucionarlo, sonará cómo excusa y dañará más el corazón de Natsumi. Y eso sí que no quiero.
Ninguno tuvo más argumentos qué decir ante alguien tan cabezota cómo Osamu. Además, eran niños. Inexpertos en el tema del amor, donde solo a partir de la adolescencia, ese sentimiento se convierte en tema principal de uno mismo y a ser parte de la formación personal del individuo. Para Osamu y para Natsumi, ese momento había llegado prematuramente y a experimentar su primera desgracia amorosa, donde solo les quedaba lamentarse por unos momentos, para seguir adelante con la misión principal por la que estaban en ese nuevo mundo.
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Media hora después, los ánimos parecían haberse calmados. Isaki declaró que ahora que habían aprovechado el tiempo para que los implicados en la prueba descansasen, sería el momento de tomar una decisión.
-Esa Oroguram no nos dejó claro qué sucedería en caso de que hubiera un empate. Así que solo me queda imaginar, que al no obtener la hoja para atajar, tendremos que seguir adelante con nuestro propio pie.
-Pero, ¿cómo vamos a hacerlo si no sabemos el camino? -preguntó Shin angustiado y temeroso de que se perdieran.
-Por no hablar del tiempo consumido en este mundo y lo que hemos zapateado durante horas. ¡Yo estoy cansado de andar sin rumbo fijo! -y ahí estaba el egoísmo de Satoshi saliendo a flote en el momento más inoportuno.
-En ese caso, podríamos pedir a los digimon que nos lleven -sugirió Toji sentado sobre una roca y alternando la mirada entre sus amigos y el lugar dónde se encontraba Natsumi. Le preocupaba verla alejada de todos con Aki y los digimon mirándola con tristeza. Pero lo que más le preocupaba era que estuviera con las piernas encogidas y la cabeza oculta entre ellas, como si no quisiera mirar a nadie. Sin embargo, tras el sermón recibido, no se sentía con ganas de ir a su lado y hablarle como si nada hubiera pasado.
-Estoy de acuerdo con esa idea -propuso Takeshi que ya no se sentía molesto a causa de Osamu-. Así podríamos ganar algo de tiempo.
-Por nosotros no hay problema -hablaba Tsukaimon por su hermana digimon y por él mismo.
-Por nosotros tampoco -respondieron Fireagumon con Veidramon como aliado.
-Pero, ¿cómo sabremos en qué dirección ir? -preguntaba Shin recordándoles, donde no se sentía con ganas de caminar por sendero desconocido y peligroso.
-Tranquilo, Shin -le dijo Kawamon-. No olvides que tenemos a una Einstein en el grupo -aludiendo a Kazumi que no se había separado del grupo de los Ichijouji.
-Yo no me fiaría mucho de una niña tan pequeña -comentó Aruraumon sin mucho convencimiento.
-Puede que sea pequeña, pero estoy de acuerdo con Kawamon en que es una verdadero Einstein -defendía Isaki-. Estoy convencido que podrá buscar una ruta fiable por el que podamos seguir.
Entonces Toji propuso el de reunir a todos para contarles el plan que tenían.
Musuko quiso ir dónde estaba Nat, pero tuvo que enfrentarse a que Toji no le dejase. El propio Yagami no defendía el derecho de ir él, ya que no sabía a qué consecuencia atenerse, pero no le gustaba nada, que el otro rival en potencia ganase puntos. Por lo que Isaki tuvo que intervenir y decirles con gran paciencia que fueran los dos. Pero claro, ir los dos, no era del agrado de ninguno.
-En ese caso, ya voy yo -ofreciéndose Satoshi voluntario sin esperar a que alguien se quejara o le diera permiso.
Eso había dejado molestos al Yagami y al Motomiya, y a echar las culpas al otro y que en su lugar, fuese el menos apropiado.
-Vale, ya, ¿no? -intervino Earmon molesta ya que su compañero no podía emplear un tono alto contra ellos-. Dejad de comportaros como críos y sentad un poco la cabeza. Que estamos en una situación delicada -recordándoles.
Los dos niños se callaron. Pues la mirada del conejo era tan molesta que ninguno se atrevía a desafiarla. Antes de que se volviera a formar una nueva disputa, y a sabiendas que nadie querría, Isaki dijo que ya iría a avisar él mismo al grupo dónde estaban el resto de las niñas con Osamu.
Más de uno agradeció eso, porque aunque se hubieran calmado contra el Ichijouji, todavía seguían molestos con lo sucedido, donde era muy pronto cómo para dirigirle la palabra.
Una vez que estuvieron todos juntos, lo primero que había llamado la atención eran los ojos de Natsumi donde se notaba que había llorado. Takeshi le había preguntado qué le había pasado, a lo que ella no quiso darle respuesta. Incluso Isaki manifestó su preocupación por verla así.
-¡No me pasa nada, así que dejadme en paz! -soltó con tanta brusquedad que ella reconoció que se había pasado al gritarles. Pero no quería contar a nadie, a absolutamente a nadie la razón de su llanto.
Todo había terminado, así que no había necesidad de remover la herida. Pero cuando ésta se muestra ante el implicado, es imposible que el implicado no muestre algo de culpa por lo sucedido.
Sin embargo, existía más de uno que buscaba las ganas de rematarlo todo, y ese fue Toji.
-¿Acaso fue por algo que le dijiste, Ichijouji?
-Toji, ya habíamos decidido que dejásemos ese tema en paz -le sermoneó su primo.
-¡Es que si estamos así es por su culpa! -le recordaba el Yagami.
-Eso, eso -le apoyaba Musuko.
Musuko tras ver cómo su amada mostraba signos de llanto, se había quedado sin habla. Que Toji culpase sin más a Osamu, solo le hizo recordar cómo antes, ella le había defendido con uña y dientes. Casi al instante, había empezado a entender la preocupación que sentía el Yagami contra Osamu. Era como si las piezas que tenía desordenadas en su cabeza, se ordenasen con una simple palabra mágica y se diera cuenta de lo que tenía ante sus narices. Y eso mismo, como a Toji, lo irritaba y a manifestar su odio delante de todos, aprovechándose de lo que había ocurrido.
-¡Por su culpa no hemos podido avanzar!
Otra vez con la misma historia. Pensaba Osamu, donde estaba claro que jamás le perdonarían.
Su hermana no tardó en saltar en su defensa. Pero ella volvía a estar sola frente a personas enérgicas como Toji o Musuko. Y esta vez, no podría contar con la ayuda de Natsumi como antes.
-¡He dicho que dejemos zanjado ese tema! -pedía Isaki con el tono un poco más elevado y a punto de perder la paciencia, donde no entendía qué bicho le había picado ahora a Musuko que parecía irritado de verdad.
-¡Para mí nunca quedará zanjado! ¡Se vendió a la oscuridad por una tontería! ¡Te hizo sufrir a ti y también al chavalín y eso fue un calvario para nosotros! ¡No sintió ningún ápice de culpa mientras sufríais! ¡Y buscaba tratar de matar de verdad a su hermana! ¡Matar a un hermano es algo imperdonable! ¡Ojalá desaparecieras que nos harías un favor a todos!
-¡¿VALE, YA?! -Isaki nunca era de gritar, pero las últimas palabras de su amigo habían sido de más.
Y Musuko que señalaba a Osamu que no tenía cara para mirarle, vio cómo éste desaparecía de repente ante sus ojos, como si sus palabras surtiesen efecto mágico.
-¡Ha desaparecido! -exclamó Shin al borde de la histeria y temeroso de que Musuko tuviera poderes especiales.
Musuko estaba con el dedo estirado temblando aterrorizado de que sus palabras se hubiesen hecho realidad. Minami al ver cómo su hermano había desaparecido, se echó a Musuko y quiso molerlo a golpes, pero fue retenida por las dos niñas, mientras que entre llantos le culpaba.
-¡¿Cómo te has atrevido?! ¡Devuélveme a mi hermano! -Pururumon también exigía la vuelta de su hermano digimon.
-Yo… Yo… -tratando de excusarse y sintiéndose atemorizado de sí mismo. De reojo, observó a su querida Natsumi que se había quedado helada por la desaparición de Osamu. Pero cómo a su lado estaba Satoshi, el hijo de Mimi saltó desconfiado.
-Aparta tu mirada de mí -pensando en serio que el niño tuviera poderes mágicos.
-Musuko… -murmuraba Veidramon sintiendo compasión hacia él.
-¡No! ¡Esto no lo ha hecho Musuko! -defendía Takeshi con todos sus sentidos en alerta como su hermano y sus digimon.
-Esto es obra de Oroguram o de la voz extraña, no hay duda -sentenciaba Isaki.
Musuko se sintió aliviado de no haber sido el responsable, hasta que escuchó a Shin decir…
-¡¿No será que lo están volviendo a manipular para enfrentarse a nosotros?! -teorizando, siendo eso lo más razonable, donde todo se producía de la misma manera que antes.
Takeshi no lo puso en duda. Pero sí que lo hizo Minami, donde estaba completamente convencida de que su hermano jamás volvería a sucumbir a la semilla de la oscuridad. Pero cuando vio cómo Isaki y Aki volvían a retorcerse del dolor como antes, tuvo que callar y a no creerse que su hermano volviera al lado oscuro. Sus respectivos hermanos volvieron a enfocarse en ellos, donde la ira de Takeshi volvió a activarse y a darle la paliza pendiente que no había podido darle antes.
-¡Maldito canalla! -perjuraba Toji viendo cómo ese no parecía ser el día para Natsumi.
Musuko viendo de nuevo como su amada sufría por su hermano, se sintió igual de airado que Toji.
-¡Deja de esconderte y sal de una vez! -exigía Musuko con valentía, donde si le tocaba a él pelear, no iba a ser nada condescendiente.
Pero lo que el Motomiya obtuvo fue la desaparición de todos sus compañeros de golpe.
-¡Todos han desaparecido! -anunció Veidramon mirando a su alrededor.
-¡Je! ¿Será eso una señal de que nos toca? -preguntaba Musuko sintiendo satisfacción de ello.
Y efectivamente. Delante de su cabeza se vio dos marcadores, donde en uno estaba tallado el emblema de la "Unidad". Y después, le siguió la aparición de Oroguram.
-Bienvenidos, bienvenidos a la prueba dos puntos uno -anunciando con tanta alegría cómo la emoción de los aplausos de los manos enguantados que aparecieron a su alrededor.
-Me toca a mí, ¿eh? Pues no hagamos esperar mucho. Saca a Ichijouji para cargármelo de una vez -pidiendo con exigencia.
-¡Ohh! ¡Qué niño más impaciente! ¡Parece que tienes ganas verdaderas de matar a tu rival!
-¡Por supuesto que sí! ¡Por su culpa, Isakisan y el chavalín vuelven a estar pasándolo mal! ¡Y si la solución es eliminarle, estoy dispuesto a hacerlo! ¡No pienso consentir que siga haciendo sufrir a Natchan!
-¡Interesante! -comentaba Oroguram tras haberle escuchado con atención-. Bueno, entiendo que esos dos lo anden pasando mal. Si el rival está en el lado oscuro, ellos que son más sensibles a la oscuridad, es obvio que les afecte y a sus digimon.
-¡Por eso mismo! ¡Saca a Ichijouji para que ellos dejen de sufrir! -y luego se dirigió a su digimon- ¡Veidramon!
Con solo decir su nombre el digimon entendió que quería que digievolucionase, algo que el digimon no tardó en hacer, quedándose en el nivel seijukuki.
-Vale, vale, vale, entiendo que estéis preocupados. Pero antes, necesitamos vuestro arraigado público -y dando dos palmaditas rápidas, sus amigos aparecieron en cápsulas como la vez anterior.
La única diferencia es que cómo Nat y Takeshi estaban cerca de sus hermanos, se encontraban junto a ellos en la misma cápsula. Incluso, por alguna extraña razón, Minami se encontraba junto a Shin; Misato con Toji; y Kazumi con Satoshi. Isaki y Aki seguían sufriendo por la potente oscuridad que envolvía a uno de los suyos.
Musuko y Exveidramon se llevaron una sorpresa al descubrir cómo Osamu estaba en la misma cápsula donde se encontraban Nat y Aki.
-¡MALDITO! ¡¿Qué está haciendo ahí?! -perjuraba Musuko donde mil y una posibilidades negativas se le venía a la mente.
En cuanto Takeshi y Toji vieron a Osamu con el grupo menos indicado, empezaron a atacarle verbalmente y a acusarle de nuevo por el estado de Isaki y de Aki. Por otro lado, Minami se sentía aliviada de que su hermano estuviera a salvo. De hecho, tenía claro que la situación que Isaki y Aki pasaban no se debía a su hermano. Él se sentía tan confuso como ellos mismos.
-No soy yo. Yo no he hecho nada -se defendía, donde al mirar en primera fila cómo Aki se retorcía de dolor, el pensar que había estado antes así por su culpa, comenzó a comerle la cabeza y a sentirse incrédulo de que el niño le hubiera perdonado sin ningún rencor por semejante daño.
Los tres niños que no se lo creían, no cesaron de atacarle y a amenazarle si le hacía algo a Aki.
Oroguram empezó a carcajearse cómo si no pudiera contenerse.
-¡Ay, pobres niños! ¡Qué ingenuos e inexpertos sois! El niño de la "Bondad" tiene razón. El que el niño de la "Luz" y el niño de la "Amistad" sufran no se debe a él. Su turno ya ha pasado.
-¡No nos tomes el pelo! -gruñó Exveidramon.
-¡¿Quién sino de nosotros es entonces el culpable de lo que les pasan?!
-Pequeño, deberías mirar al otro lado del marcador.
Musuko obedeció y mirando hacia arriba, descubrió que en el lado rival donde estaba el emblema de la "Unidad", estaba otra vez el emblema de la "Unidad", pero de un color más oscuro que el suyo.
-¡Por fin ha llegado el gran momento! -anunciando Oroguram con gran énfasis- ¡Tu momento de brillar y de dejar claro a este niño cuál es tu lugar!
Y ante el desconcierto de todos, el mismo portal oscuro por el que habían llegado Osamu y Dokunemon en la prueba anterior, apareció en el cubo.
Otra vez unos pasos acercándose, donde más de uno se preguntaba de quién podría ser. Todos estaban allí reunidos.
¿Y qué significaba el marcador que marcaba el emblema de la "Unidad" contra el emblema de la "Unidad"?
Musuko y Exveidramon se quedaron sin hablar al ver quién era su rival.
La cara de muchos era la estupefacción y el no entender nada.
Shin tuvo que sacarse las gafas y frotarse los ojos, pensando que necesitaba hacerse una revisión importante de vista. Por el contrario, Minami ajustaba sus gafas y pestañeaba una y otra vez.
-¡¿Estoy viendo doble?!
-Yo también -le siguió Kawamon donde no se imaginaba que los digimon pudieran tener problemas de vista y el tener que usar gafas como los humanos.
El rival que Musuko y Exveidramon tenían delante era un niño humano igual a Musuko y un digimon de tipo Veemon pero con los colores de Veemon invertidos.
-¡Un momento! ¡Es diferente! -comentó Misato, donde desde su sitio podía tener una mejor visualización del niño y digimon recién llegados.
-Parece más bajo que Musuko -objetó Upamon.
-¡Y tiene los ojos verdes! -anunciaba Toji.
Musuko al ver esa figura, retrocedió unos pasos aterrorizado. Esa figura, era la misma que había aparecido en la ilusión que Belialvandemon le había sucumbido en el mundo simulado. Y esos ojos… Esos ojos verdes… Eran idénticos a los de su madrastra…
Sumando dos más dos, el niño no podía creerse que quién tuviera delante fuese…
-No puede ser…
El terror que Musuko tenía era algo que Exveidramon no entendía. Solo hasta que el otro niño habló en una retorcida sonrisa.
-Cuanto tiempo sin vernos, hermano -dijo Daichi.
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Elpidamon seguía volando todo lo rápido que podía.
La fuente oscura que le hacía doler la cabeza se había manifestado en aquel mundo, y a percibirla como algo muy dañino para su ser. Sin embargo, eso no le impedía que siguiera adelante y salvase a ese niño que estaba consumido por una oscuridad muy poderosa. Una que había sentido hace muchísimo tiempo, cuando había sido una niña humana llamada Kibou.
