MARAÑA · Contra esperanza

Todos los niños estaban boquiabiertos.

Aquel niño había dicho una simple frase pero que desembocaba una reacción unánime en todos. Ninguno podía imaginar que el Musuko que conocían desde hace tiempo, tuviera un hermano y del que nadie podría poner en duda. El parecido entre ambos era brutal. Solo habían dos particularidades que lo diferenciaban de Musuko. La primera y la más evidente, la estatura. El niño que tenían delante se notaba bastante más bajito que Musuko. Los niños calculaban desde su respectiva distancia que podría tener la misma estatura que Kazumi o Aki, por lo que barajaban que aquel niño podría tener entre siete o nueve años; La siguiente diferencia y la más grande, era el color de ojos. Unos ojos verdes que los que mejor conocían a los padres de Musuko, podrían jurar que era el mismo tono verdoso que poseía Arisa.

La mayoría de los niños conocían la circunstancia familiar que había vivido Musuko.

Su madre biológica había muerto cuando él era tan solo un niño muy pequeño y poco después, su padre se había casado con alguien muy amiga de la familia. Una mujer bastante más joven que Daisuke, y que los niños, por ser pequeños, nunca habían preguntado por el típico prejuicio de por qué el padre de Musuko se había casado con una mujer mucho más joven que él.

La madre actual de Musuko, Arisa, era como cualquier otra madre. Normalita y corriente que quería a su hijo. Así que por eso, que en ningún momento se habían molestado por la diferencia de edad.

Todo eso en relación al tema humano. Pero también se encontraba el tema del digimon que cantaba bastante con su curiosa apariencia. Un digimon que más que ser el hermano gemelo de Veidramon, lo era de Veemon. Sólo había la diferencia de que tenía los colores invertidos.

Sin embargo, y lo que nadie se daba cuenta, es que tanto el nuevo niño de gran parecido con Musuko y el nuevo digimon de gran parecido con Veemon, tenían los ojos como si en ellos no existiese vida. Claro indicio de que estaban siendo controlados por alguna fuerza divina y poderosa. Pero el descubrimiento de que aquel niño fuese el hermano de Musuko rompía con todos esos detalles, incluso en la propia Kazumi que como curiosa que era, no se había molestado en buscar la información referente al digimon de colores invertidos. Primero, y antes de todo, quería saber cómo era posible que Musuko tuviera un hermano. Puede que fuesen pequeños y apenas se enterasen de cosas de mayores, pero cosas de gran importancia como esas, hasta un niño de cinco años se habría enterado.

Musuko solo observaba a su hermano boquiabierto y soltando pequeños gritos involuntarios donde no podía creerse que su hermano estuviera realmente vivo y ahí, ante su presencia. Por una parte, se sentía aliviado porque ya no tendría que continuar con ese remordimiento del recuerdo de haber sido el responsable indirecto de haber matado a su hermano pequeño; Pero por otro, temía la reacción que todos pudiesen ofrecer si descubrían la terrible verdad, especialmente Natsumi.

Sin saber qué decir o cómo reaccionar, Exveidramon solo pudo sentirse confuso, hasta que de repente tuvo un flash y recordó cómo en el pasado, cuando su compañero era todavía un niño muy pequeño, la gravedad que éste había ocasionado contra Arisa cuando habían descubierto que tendría un hermanito. Incluso recordaba la pataleta que había montado, así como su negativa a no quererlo y a que se deshiciera de él. ¿Sería acaso que al final no lo habían hecho? La respuesta tendría que ser afirmativa puesto que ahí estaba. Él con su digimon. Un digimon que se notaba que era hijo de su papá Veemon a imagen y semejanza. Pero, ¿por qué aparecían delante de ellos y como adversarios en su prueba?

-¿Qué significa todo esto? -preguntó Exveidramon a Oroguram siendo el primero en hablar y romper la impresión que tenían todos, donde las preguntas no les salían.

-Simple y llanamente. Vuestros adversarios son vuestros hermanos. ¡Es tan emocionante los duelos entre hermanos! -agregando y mostrando una ferviente emoción ante ese tipo de combates.

-Pero, entonces, ¿en serio ese niño es tu hermano? -gracias a Exveidramon, los niños pudieron ir recuperando el habla y queriendo saber cómo era posible. Para Toji aquello era tan inédito cómo el hecho de haber descubierto que Osamu estaba interesado en Natsumi.

-Sí… Digo… ¡No! ¡No puede ser! -decía Musuko tan confuso, sin entender cómo era posible que aquel niño fuese su hermano y no estuviera muerto cómo le habían hecho creer. No es que deseara la muerte de su hermano, pero era imposible que ese niño fuera su hermano.

-¡Claro que no puede ser! -sentenció Misato toda convencida-. Seguro que se trata de una ilusión como hicieron conmigo -la experiencia en su combate le había enseñado a que el enemigo usaba cualquier artimaña para poder confundirles. La Hida estaba segura de que aquella casi copia de Musuko y su digimon, era otro truco suyo para sorprenderles y que, en este caso, Musuko no pudiera pensar con claridad y combatir con todo el poder que tenía su digimon.

-¿Una ilusión? -repitió Daichi torciendo la cabeza-. Es curioso que piensen eso de mí, ¿no te parece, hermanito?

-¡Deja de llamarme hermano! ¡Yo no tengo ningún hermano! ¡No pienso permitir que me confundan como pasó con los demás! -espetó Musuko creyendo con firmeza en la teoría de Misato. No podía dejarse confundir por algo que era imposible.

Su madre Arisa le había prometido que se desharía del bebé que tenía en su vientre, todo porque le había elegido a él. A él por encima de su propio hijo. Una prueba de que le quería más a él que a su propio hijo. No creía posible que ella se arriesgara a tenerlo, ya que eso provocaría un escándalo terrible a su padre y sería el hundimiento de él mismo y del inmenso negocio que tenía por todas partes del mundo. Y Arisa amaba demasiado a su padre para hacerle una tragedia así. Por lo tanto, aquel niño tendría que ser una ilusión o incluso un fantasma.

El enemigo tuvo que haber hurgado en su vida familiar y descubierto lo que había ocurrido hace años y haberlo usado en su contra para dejarlo maniatado, cómo le habían pasado a Misato y a Minami.

Eso sí, tenía que cuidarse de que no desvelara la terrible acción que había hecho contra su hermano.

Todos fueron convenciéndose por la idea de Misato y a pensar en lo imposible que era de que Musuko tuviera un hermano, si no tenían evidencias que lo pudieran demostrar. En cambio, sí que tenían pruebas para ver que el enemigo usaba tretas falsas para confundirlos.

-Ya veo. Se ve que te niegas a aceptar la realidad. Se nota que nunca me quisiste. Por eso, me matas…

Y antes de que Daichi continuase, Musuko le gritó a Exveidramon que atacase al digimon de parecido con Veemon. El digimon no lo pensó dos veces, y eso fue lo que hizo.

-¡Esto ya es otra cosa!

Desde arriba, Oroguram se sentía increíblemente emocionada de que Musuko atacase en serio, sin tener en consideración que el digimon con el que se enfrentaba era un aliado que estaba siendo controlado.

El golpe de Exveidramon tumbó de inmediato al digimon, donde una masa de humo se creó en el lugar del impacto. Daichi, estando un poco más adelantado, no mostraba ninguna expresión en su rostro.

-Parece que realmente estás dispuesto a matarme.

-¡Pues claro que sí! ¡Solo eres una copia barata mía con los ojos de mamá Arisa para confundirme!

-¡Incluso tuviste la desfachatez de crear una copia parecida a papá Veemon! ¡No somos idiotas, ¿sabes?! -le siguió Exveidramon.

Daichi suspiró con resignación.

-Me habían dicho que eras un poco cabeza hueca y nada avispado, pero no imaginaba que tanto -burlándose-. ¿En serio crees que soy una especie de ilusión lo mismo que Buidramon?

Buidramon era el nombre del digimon de Daichi. Aunque tenía los colores de Veemon, curiosamente, tenía las mismas características que Veidramon, así como el mismo nombre en su ataque, solo que en vez de "Veifire", era "Buifire".

Saber el nombre de aquel digimon no hacía más que comprobar la teoría de que era una copia de ellos mismos.

-¡Eres una copia! ¡Tú no puedes existir!

-Tienes razón -a primera vista parecía confirmar las palabras de Musuko-. Yo no tendría que existir, porque tú me quitaste mi existencia.

Y ahí empezaba lo que Musuko temía. Sin querer que siguiera diciendo nada delante de sus amigos, volvió a gritar el nombre de su digimon para que rematara con el trabajo. Una vez más, Exveidramon obedeció a su compañero humano para lanzarse y esta vez, atacar a esa copia, pero antes de que pudiera hacerlo…

-"¡Bola incendiaria!"

De la masa de humo donde se había estampado Buidramon, salió aquel ataque, dejando más atónitos a los niños.

-¿Ese ataque…? -cuestionaba Honeymon sin poder creérselo.

-¡Es el mismo que Exveidramon! -terminó Fireagumon.

Y cuando la humareda se hubo disipado, pudieron ver cómo Buidramon había digievolucionado. Un digimon que seguía teniendo la misma apariencia que Exveidramon. Incluso no llevaba la equis ni el cuerno que Exveemon. Sin embargo, seguía manteniendo los colores invertidos del Exveemon original.

La curiosidad sobre ese digimon pudo con Kazumi. Pues no conocía de ilusiones que pudieran digievolucionar. Se negaba a creer que ese digimon fuese auténtico. Pero cuando su dispositivo lo identificó como Exbuidramon, no pudo creerse que en realidad ese digimon no fuese ficticio. Luego, al ver al frente cómo Isaki, Earmon, Aki y Punimon sufrían de la misma manera que cuando Osamu había estado poseído por la oscuridad, junto a las palabras que Oroguram había dicho sobre los que estaban dominados por la oscuridad y que afectaba a los que estaban envueltos en luz, le hizo pensar que aquel niño no era ninguna copia, sino que era real y por lo tanto, el verdadero hermano de Musuko.

-¡Maldita copia! ¡Insistes en copiarme hasta en la forma digievolutiva de mi digimon! -bramaba Musuko tras haber consultado los datos del digimon a través de su dispositivo.

-Después de todo, tengo derecho a hacerlo, hermano. Ya que tú me lo quitaste todo.

Musuko volvió a alterarse. Tenía que terminar de inmediato con aquello, así que le dijo a su digimon.

-¡Exveidramon digievoluciona! ¡Vamos a eliminar de una vez a ese par de copiones!

-¡Por supuesto!

-¡Espera Musuko, para! ¡Detente! -gritaba Kazumi desde su sitio, evitando la digievolución de Exveidramon al nivel kazentai- ¡No puedes matarles!

-¡¿Cómo que no puedo?! ¡Si no le mato, no podremos avanzar al siguiente punto y rescatar a nuestros padres!

-¡Es que son un humano y digimon reales! ¡No son copias ni ilusiones!

-¡¿Cómo que no son ilusiones?! -preguntaba Shin aterrado.

Y entonces, Kazumi señaló al frente. Los únicos que no estaban tan centrados en el combate eran Nat y Takeshi, ya que estaban más preocupados por sus respectivos hermanos que estaban sufriendo como si les hubieran dado algún tipo de ataque. El mismo Osamu que estaba en la cápsula con Natsumi y Akito, alternaba su atención entre el niño y el combate, donde no sabía muy bien qué pensar sobre lo que estaba sucediendo.

-Exbuidramon y ese niño son los culpables del estado que tienen Isakisan y los demás -clamó Kazumi.

-¡¿Quieres decir que ese digimon y ese niño son reales y están consumidos por la oscuridad?! -preguntó Kawamon incrédulo.

-Pero, un momento, si eso es verdad, entonces, eso significa que ese niño que se parece a Musuko… -Minami no es que fuera de muchas luces, y en su cabeza, no barajaba la posibilidad de que el niño pudiera usar algún disfraz para engañarles, pero es que lo simple, a veces, era lo verdadero.

-Es lo que llevo diciendo una y otra vez, pero nadie me cree. Ni siquiera mi hermano. Incluso cuando me metí en su mente y le amenacé con quitarle lo que, por derecho, me pertenece. Mi padre y mi madre.

-¡¿De qué está hablando?! -y Satoshi que no le gustaba no saber las cosas, aquello fue otro detalle más en desconocer.

-Dejad que yo os lo explique -intervino Oroguram deseosa de querer contar la historia-. "Érase una vez…" -luego se detuvo cómo si no le gustara la forma en que empezaba-. No, así no. "Había una vez…" No, tampoco. Muy infantil -sin seguir convencida de la forma en cómo lo comenzaba hasta como si le viniera la inspiración divina, exclamó-. ¡Ya está!

"Os voy a contar una increíble historia. La historia de una familia que había sido feliz.

Estaba compuesta por el padre, la madre y el hijo. Debido a la expansión del negocio del padre, la familia vivía bien y muy acomodada. Eran la familia perfecta. El sueño de muchos humanos. A pesar de que dentro de la familia, había una chica que no tenía nada que ver con ellos, pero que era extremadamente cercana con la familia. Para quién yo me sé, aquella chica no era más que una intrusa que buscaba el consuelo y la tranquilidad en una casa ajena. Ése era el hijo.

Pero no era solo el hijo quién sospechaba de las verdaderas intenciones de la chica. Todos los que estaban vinculados con aquella familia (sobre todo sus amigos), veían que la chica acudía a aquella casa por el sentimiento de amor que profesaba hacia el padre. Pero todo se mantuvo en el más estricto silencio. Puesto que la chica no manifestaba deseos de romper esa hermosa familia. Respetaba demasiado a la madre para hacer semejante ruptura. Una ruptura que solo serviría para hacer daño a todos los implicados.

Pero entonces, la fortuna le sonrió a la chica, y sucedió una terrible tragedia. La madre falleció en un desgraciado accidente. Antes de morir, la madre le había dicho al padre.

Por favor, cásate con la chica para que nuestro hijo pueda tener una madre" -interpretándolo de forma exagerada- "Y el padre, cumplió el deseo de la madre, a pesar de que todo el mundo estuvo en contra. Especialmente, el niño. Él nunca la aceptó hasta que ocurrió cierto suceso." -callando para dar más dramatismo. Observando a Musuko, se lo encontró blanco como el papel. Desesperado, el niño empezó a gritarle.

-¡NO LO DIGAS!

-"La chica quedó embarazada poco después de haberse casado con el padre…" -haciendo oídos sordos a las palabras de Musuko.

En su desespero para que se detuviera, Musuko le pidió a Exveidramon que atacase a Oroguram, olvidándose que hiciera lo que hiciera, nada podría hacerse ante un holograma.

-"…Cuando la chica se lo había contado al hijo, éste respondió de una manera muy inesperada…"

-¡CÁLLATE! ¡NO LO DIGAS! ¡POR FAVOR!

Y con ojos maliciosos y saboreando cada palabra, Oroguram declaró ante el resto de los niños y digimon que estaban ansiosos en saber qué es lo que su compañero había hecho. Aunque, teniendo en cuenta la actitud de Musuko, la misteriosa aparición de un hermano y el tono de Oroguram, muchos empezaban a sospechar lo que había ocurrido. Algo que se negaban a creerlo, de no ser porque salió de los labios de Oroguram.

-"…El niño no quiso aceptar el tener un hermano. Y lo demostró al golpear a la chica y a la barriga donde el pequeño crecía, cómo si el niño quisiera matarlo él mismo."

Musuko quedó pálido viendo cómo ella no había tenido piedad en contarlo con todo lujo de detalles. Nervioso y aterrorizado, observó a cada uno de sus amigos. Todos estaban con los ojos abiertos y con la boca abierta, incrédulos de que lo que se imaginaban fuese cierto. En su paseo de miradas, se había encontrado con el rostro neutro de su hermano. Había estado inexpresivo, pero en el momento en que sus ojos se habían cruzado, su hermano mostró una ira contra él indescriptible.

-Pero la historia no acaba aquí, ¿que os creíais? La cosa fue a mucho más -seguía contando con tanta emoción como si disfrutase viendo sufrir al hijo de Daisuke-. "Cuando el padre se enteró de lo que su hijo había hecho, con toda la familia reunida, el padre se enfadó tanto con él, que el niño rompió a llorar como una magdalena.

La quieres más a ella que a mí. Igual que al niño que tendrá. A mí ya no me querrás. Me olvidarás. Todo por culpa de esa chica y su hijo." -volviendo a interpretar de mala manera e incluso simulando el llanto-. "La chica que era una tonta que buscaba desesperada la aceptación del niño, intentó hacerle entender que nunca le olvidarían. Pero el niño, cabezota como él mismo (aunque eso muchos ya lo sabéis), no quiso creerlo. Y entonces, formuló la terrible decisión.

¡Si realmente me quieres, deshazte de ese niño!

E inesperadamente, la chica aceptó su condición. Todo para que el niño la aceptara. Aceptó al hijo del padre de su antigua esposa, por encima de su propio hijo.

Sin embargo, la poca fuerza de voluntad de la chica, le impidió deshacerse del niño, y a escondidas de todos y con acuerdo y autorización del padre, lo tuvieron y se lo dieron a otra familia, pidiéndole que guardasen el secreto de quién era su verdadera familia. Todo por el capricho de un niño de tres años que no quería compartir el cariño de su padre y de la chica con otro, y así que le quitaran el puesto." Y esa es la terrible historia que envuelve a estos dos hermanos que se han vuelto a reunir para enfrentarse a muerte -y esas palabras la pusieron loca de felicidad.

Sin embargo, solo Oroguram se mantenía de buen humor. Musuko la miraba con más terror que nunca. Ella les había contado absolutamente todo. Mirando de nuevo a sus amigos, se encontró con todos los pares de ojos puestos en él. Sus miradas eran de sorpresa y de incredulidad. Incluso algunos lo veían como si no lo conociesen o estuviesen ante algún monstruo.

-Yo… Yo… -tenía que decir algo en su defensa. Entonces, se le ocurrió desmentir las palabras de Oroguram. Ella era el enemigo, y no era la primera vez que soltaba de las suyas para confundirlos- ¡ES UNA MENTIRA! ¡TODO LO QUE HA DICHO ES MENTIRA! Bueno… Lo de que tengo un hermano, quizás no… Porque… porque… ¡YO NO LO SABÍA! -su temor era demasiado evidente para que solo un tonto pudiera creerle. Pero Musuko estaba tan desesperado que era la única alternativa que se le ocurría.

Oroguram se tronchó de risa por el desespero de Musuko y entonces, mostró una prueba vital que crucificó al niño. Como si sus movimientos hubiesen sido vistos por alguien más, Oroguram mostró una pantalla con un pequeño vídeo de la escena en que Musuko golpeaba a Arisa.

-¡Qué crueldad! -manifestaba Misato donde no podía seguir viendo semejante atrocidad.

-¡No me lo puedo creer! -decía Shin pestañeando varias veces, donde no se preocupó por el hecho que sus gafas empezasen a resbalar por el puente de su nariz.

Musuko ya no tuvo la cara para mirar a sus amigos. Estaba tan avergonzado por sus actos, que enseguida pudo escuchar la voz de Minami gritándole como una descosida.

-Después de lo que hiciste… ¡¿CÓMO HAS TENIDO LA CARA DE ACUSAR Y DESEARLE LO PEOR A MI HERMANO?! ¡ÉL ESTUVO POSEÍDO POR LA OSCURIDAD, PERO TÚ…! ¡ERES UN MALDITO HIPÓCRITA!

-La verdad es que te has pasado de la raya -le siguió Satoshi-. Mira que yo tampoco aprecio a mi hermano, pero en la vida se me ocurriría la idea de matarlo.

-Os… Os equivocáis… -trataba de defenderse con el rojo de vergüenza cubriéndole-. Yo… Yo… Yo era muy pequeño… Estaba afectado por la muerte de mi madre… Creía que mamá Arisa quería deshacerse de mí… Como ella estaba en el día del accidente… Y meses después, se casó con papá… Me comí la cabeza con ideas raras… -Musuko estaba tan nervioso que empezaba a mezclar verdades con mentiras-. Por favor… -viendo como en el lado de atrás todos le miraban con asco, miró al frente en busca de ayuda de su mejor amigo Takeshi. Pero se lo encontró con el mismo rostro con el que había estado observado a Osamu cuando había estado poseído por la semilla de oscuridad. Una llena de ira y que jamás le perdonaría.

-¿Cómo has podido…? Así que por tu culpa mi hermano… -mirándolo donde Isaki no dejaba de sufrir lo mismo que Aki.

Si Takeshi estaba así, Musuko no quería mirar el rostro (seguramente) despectivo de su querida Nat. Pero por masoquismo, giró la cabeza, y ahí estaba ella con un rostro cargado de desprecio hacia él.

-Yo… Yo…

-Parece que tus amigos ya no están de tu lado, a pesar del golpe de advertencia que te había dado.

-¡¿Qué golpe de advertencia?! -inquirió con tal desespero que el niño ya no sabía qué pensar o qué hacer.

-Ya te lo dije antes -dijo con un profundo suspiro de lo tan despistado que era-. Cuando estuviste en el mundo simulado y os enfrentasteis a Belialvandemon. Él había usado una técnica llamada "Ilusión mental", ¿no?. Se dice que los que caen en esa técnica es porque tienen preocupaciones o tienen poca confianza en sí mismos. Y que yo sepa, tú no tenías ninguna, porque te habías olvidado completamente de mí. Por eso, no caíste en la ilusión de Belialvandemon. Sin embargo, forzaron una ilusión en ti para que mi alma y la tuya pudieran encontrarse y te avisara de mi existencia para que pudieras arreglarlo.

Tsukaimon que estaba preocupado por su hermana digimon, en el momento en que Daichi había mencionado a Belialvandemon, sus oídos y su atención se habían volcado en el niño. Escuchar cómo Musuko había estado atrapado por otra técnica de ilusión y que no hubiese despertado cuando Piddowomon y él habían derrotado a Belialvandemon, explicaba el porqué Musuko había continuado en la ilusión, necesitándose de la luz de Piddowomon para que pudiera despertar.

-Así que por eso, desde aquella había empezado a portarse de forma tan rara… -escuchando cómo Takeshi murmuraba desde atrás.

Sintiéndose más traicionado que nunca, Takeshi se enfocó en Musuko y empezó a acusarlo.

-¡¿POR ESO ESTABAS TAN NERVIOSO, ¿VERDAD?! ¡TEMÍAS QUE TODOS NOS ENFADÁRAMOS CONTIGO POR LO QUE HICISTE! ¡Y LUEGO EMPEZANDO A DESMENTIRLO COMO UN COBARDE MENTIROSO…! ¡¿NO TE DAS CUENTA DEL DAÑO QUE ACABAS DE HACER?!

-Yo… Yo… -Musuko no sabía qué decir ya en defensa. Tenía a todo el mundo en su contra, y dijera lo que dijera, ya nadie le creería. Aún por encima, tenía que enfrentarse en un combate a muerte contra el hermano que había querido matar de pequeño, y que ahora se presentaba para terminar lo que no estaba acabado. Si lo mataba, entonces, tendría el odio y desprecio de todos por igual.

Además, no quería matarlo. Por lo que su vida ahora estaba en juego.

¿Qué tenía que hacer?

-Bueno, creo que todo está dicho, así que terminemos con esto de una vez, hermano -decretó.

Daichi ordenó a su digimon que atacase a Exveidramon y eso fue lo que hizo. Cuando Exbuidramon embistió contra Exveidramon, éste cayó al suelo en un brusco golpe que preocupó a Musuko. Sin embargo, a pesar del terrible golpe, Exveidramon tranquilizó a su compañero.

El ataque de Exbuidramon, a pesar de que estaban en el mismo nivel, había sido muy flojo. Algo lógico ya que cuando había sido Chibimon, como el resto de digimon bebés, había sido entrenado por su padre digimon. Algo que el Chibimon de Daichi había carecido, así como el hecho de que había digievolucionado a Chibimon recientemente. El poder de digievolución que el Chibimon de Daichi había recibido, había sido por obra de Homeostasis. La entidad que lo había llevado a su lado para controlarlo y hacerlo luchar contra Musuko.

En cuanto Daichi había escuchado cómo el digimon de su hermano estaba perfectamente, hizo un gesto de molestia y forzó a su digimon a que alcanzase el nivel kazentai.

Kazumi que no perdía de vista el combate, volvió a enfocar su dispositivo para averiguar sobre la nueva forma que había tomado Exbuidramon. Seguía manteniendo las características que las dos digievoluciones anteriores. Con los colores de Veemon invertidos, pero siendo idéntico a la digievolución del digimon de Musuko, incluyendo el nombre como si no hubiese originalidad. Megabuidramon, ése era su nombre en el nivel kazentai. Incluso tenía alas de ángel de color dorado como Megaveidramon.

La hija de Koushirou empezó a sospechar si la digievolución del digimon de Daichi sería manipulada como le pasaba al niño, o si realmente, ésa era la digievolución correcta del digimon. Pues en el caso de la digievolución del nivel kyuukyokutai del digimon de Osamu, estaba demostrado que la versión Falldown Mode de Indramon era debido a la oscuridad que el niño tenía dentro de él.

Megabuidramon volvió a lanzarse contra Exveidramon. Esta vez el daño recibido había sido fuerte, pero sin la experiencia adquirida, el daño seguía siendo menor. Sin embargo, si Megabuidramon continuaba atacándole una y otra vez, era posible que acabase haciéndose daño de verdad. Por ahora, solo podría esquivarle y esperar a que Musuko se decidiera sobre qué hacer. Sabía que no quería atacarle porque aquel niño era su hermano. Pero tampoco podía dejar que lo derrotaran. Se sentía igual de acorralado como él mismo.

-Pero… ¡¿qué estás haciendo, imbécil?! ¡Atácale de una vez! -le gritó Toji donde no entendía porque su digimon parecía estar jugando al pilla pilla con Megabuidramon.

-Pero… Pero… -mirando a Toji. Él, nuevamente, insistió en que lo hiciese, y Musuko, con algo de miedo, le dijo a su digimon que le atacara.

El poder de un digimon de nivel seijukuki siempre es inferior a uno de nivel kazentai, a no ser que seas un digimon de tipo sagrado, pero la experiencia adquirida de Exveidramon, sobrepasaba esa norma. Por eso, cuando Exveidramon atacó a Megabuidramon, éste gritó de dolor.

-¡¿QUÉ HACES, IMBÉCIL?! ¡No le hagas daño! -gruñó Minami.

-Pero… Es que… Es que…

Y otra vez la voz de Toji y de Fireagumon para que le atacase, recordándole que de él dependía el estado de Isaki y Aki. También le recordó que si no ganaban, no podríand seguir avanzando para rescatar a sus padres.

Y aunque a Musuko no le agradaba tener que atacar al digimon de su hermano, donde se notaba que su digimon estaba por encima del suyo, Minami junto a Misato le pedían que no le atacara porque le estaba haciendo daño.

-Entonces… ¡¿Qué hago?! -se preguntaba Musuko. La desesperación de que todos hubiesen descubierto su más terrible secreto y que por un lado que sí y que por otro que no, lo ponían al borde de la histeria.

-¿Es que ese chaval no conoce el término intermedio? -preguntó Satoshi con sarcasmo.

-Pues parece que no -le siguió Aruraumon en su mismo tono.

Kazumi se sintió molesta por el comentario de Satoshi y de Aruraumon, donde no podía tener más mala suerte que tenerlo de compañero en aquella cápsula.

Viendo cómo el estado de Isaki y Aki iba empeorando, ignoró el asco que le tenía a ese niño y a su digimon y se concentró en descubrir en cómo hacer para que todo se detuviera.

Solo había una manera.

Se le ocurrió, de repente.

Pero antes de que pudiera indicarla.

-¡Primero debes expulsar la oscuridad que hay en el interior de tu hermano! -le gritó Osamu al frente.

Musuko al ver a Osamu, se fijó en que él, a diferencia del resto no lo veía con repulsión o con desprecio o con ira como sus amigos. Lo observaba con confianza y lo animaba a que lo hiciera para así salvar a ambos de ese terrible combate.

Escuchar cómo él lo animaba y creía en que podía conseguirlo le hizo sentir fatal. Antes le había dicho cosas terribles e incluso le había dicho que desapareciera, todo por culpa de sus celos. Y ahora, la bondad que había heredado del emblema de su padre, se hacía eco por todos lados.

-¡VAMOS, APÚRATE! -y contrario a él, su hermana mayor no mostraba signos de empatía por haber pasado por lo mismo y comprender cómo debería sentirse.

Musuko que siempre contestaba de mala manera a la Ichijouji y se negaba a obedecer sus órdenes, en su estado actual, cumplía lo que decía a rajatabla con el nerviosismo rodeándole.

-Esto… ¿Cómo era…? -se preguntaba tan aturdido que ni sabía cómo usarlo.

Pero menos mal que seguía contando con Osamu, que sin decirle ningún tipo de pullita, como habría hecho Satoshi, le indicó lo que tenía que hacer.

-¡Tienes que creer que puedes salvarle! ¡Cree en eso!

-¿Creer? Vale, creer… -decía Musuko enfocando hacia adelante el dispositivo.

Pero cuando se sigue las indicaciones al pie de la letra sin ningún motivo profundo que lo impulse, es lógico imaginar que el dispositivo no brillase. Musuko se puso más nervioso y a declarar que creía en poder salvarle. Pero Osamu, sin perder la paciencia con él, volvió a decirle una vez más.

-Cree de corazón. Piensa en cómo debió sentirse tu madre cuando le hiciste eso y en tu padre, lo duro que debió haber sido para él. Si realmente quieres compensarles, solo debes creer en que posees la unidad familiar para estar los cuatro juntos -sino fuera por lo que había vivido, Osamu no podría manifestar aquellos pensamientos tan profundos.

Osamu dijo las palabras adecuadas para que Musuko pensase en su padre y en su madre Arisa para que pensase en ellos. No cabía duda de que ellos lo querían, y daba la sensación de que lo que Musuko había hecho hace años, había quedado en el olvido y no tenían resentimientos contra él. Seguramente, porque Arisa habría intervenido y pedido a Daisuke que no lo tomara represalias contra su hijo. Anteponer a su propio hijo por él, un niño que no la había visto con buenos ojos, decía mucho de que lo quería de verdad. Algo de lo que él mismo se había dado cuenta con el paso de los años. Puede que su carácter tímido y reservado impacientara a Musuko, pero en el fondo, la quería como una verdadera madre.

Musuko no podía imaginar lo duro que debió haber sido deshacerse de su propio hijo y habérselo entregado a otra persona.

Y entonces, se decidió en ese momento.

Tenía que compensar todo lo bien que se había portado con él de alguna forma. Y que mejor forma que pudiera reencontrarse con su verdadero hijo.

Tenía que creer en esa unidad familiar que le había dicho Osamu.

Con esa ideología, Musuko enfocó de nuevo el dispositivo en Daichi, el cual, inmutable, no hacía ningún movimiento de preocupación. Pero Musuko quiso creer en su poder de "Unidad".

El dispositivo brilló y toda la luz que había en él, cayó sobre su hermano pequeño.

Mientras tanto, Exveidramon y Megabuidramon seguían batallando, donde Exveidramon se encontraba a la defensiva y procuraba no lanzarle ataques poderosos.

Musuko seguía insistiendo con su dispositivo lleno de luz y que caía sobre Daichi, pero nada anormal sucedía.

-¿Qué está pasando? ¡¿Por qué no funciona?! -preguntó tras varios segundos sin que nada especial sucediera.

-Es inútil -respondió el niño y con solo dar un paso, la luz que lo envolvía, desapareció al instante-. Tu pequeño poder de luz es inútil contra mí. Yo no poseo una débil semilla de oscuridad que me controle -dando otro paso hacia él, donde Musuko retrocedía más asustado y ya sin saber qué hacer-. El poder que él me ha otorgado es inmenso e insuficiente para tu pequeño dispositivo.

Mientras Osamu observaba aquello sin entender porqué no funcionaba, Leafmon murmuró desesperado.

-Entonces, necesitaríamos la luz de Aki, pero en su estado… -mirándole y a Punimon, donde el pequeño digimon lo pasaba más mal que el humano. De hecho, de vez en cuando, una luz parpadeaba sobre todo su cuerpo.

Al mismo tiempo, Kazumi que tampoco entendía porqué no había funcionado, tras las palabras de Daichi, una vaga idea se le cruzó por la cabeza.

-¡Eso es! ¡Si tiene un poder oscuro mucho mayor, entonces debemos incrementar nuestra luz!

-¿Y eso cómo se hace Einstein? -le preguntó Satoshi con desdén, indicándole que no era tan sencillo aumentar un poder tan especial de la nada.

-Con la luz de todos -declaró ella, después de haberle lanzado una mirada irritante y deseando que todo acabase para no seguir junto a él-. ¡Chicos! -dirigiéndose a todos sus amigos-. ¡Enfoquemos todos juntos nuestros dispositivos hacia él! ¡Si unimos todas las luces que hay en nuestro interior, estoy seguro de que tendremos alguna posibilidad!

-Pero… -quiso quejarse Minami.

Pero su hermano desde el otro lado, le pidió que lo hiciera y se olvidara de todo lo que había ocurrido. Entre sus palabras y que Pururumon intentase que entrara en razón, Minami no lo dudó más y animó a que Shin, que estaba a su lado, hiciera lo mismo. El resto fue surgiendo en cadena. Sin embargo, Takeshi parecía resistirse a esa idea. Estaba más centrada en el estado de su hermano que en ayudar a uno de sus amigos, y que le había mentido a la cara. Vio cómo Isaki movía débilmente sus manos hacia su dispositivo, y antes de que Takeshi quisiera detenerlo.

-De… Debemos… Hacerlo… No… le… Culpes… -le dijo con una débil sonrisa.

Con un pesado suspiro de resignación, y a sabiendas de lo inútil que era hacerle cambiar de idea, Takeshi le cogió la mano para que así la luz que tenía su hermano en su interior, se transmitiera a su propio dispositivo, sin necesidad de que su hermano hiciera tantos movimientos. Tsukaimon se quejó de ello, ya que eso podría peligrar más su estado, y en consecuencia, el de Earmon.

-Aunque quisiera detenerlo, no habría manera de cambiar de idea al bonachón de mi hermano -le contestó con el rostro neutro-. Eso sí, hermano, si salimos de esta, no me detengas cuando quiera darle el puñetazo que Musuko se merece por mentirnos.

Isaki solo sonrió en respuesta.

La luz de ambos, como herederos e hijos de poseedores de emblemas sagrados, no tardó en brillar con gran potencia. El resto de luces en los dispositivos también empezaron a brillar.

Musuko motivado y emocionado, murmuró un gracias y volvió a intentarlo una vez más con su propio dispositivo.

Aki cuando vio todo eso, y cómo su primo mayor también se esforzaba en el mismo estado que estaba él, quiso poner también su parte. Piomon al verlo, lo llamó alarmada, lo que provocó que Nat dejara de centrar su luz en el dispositivo para vigilar a su hermano.

-Quiero… Yo… También…

-No hace falta que lo hagas. Ya nos bastamos y nos sobramos -declaró ella con desespero para que no se sobreesforzara.

-Pero… Pero… -sentirse el único en no poder ayudar, cuando era consciente de que su poder valdría mucho, lo hacía sentirse fatal.

-He dicho que no. Ya has hecho suficiente las veces pasadas y no te encuentras en condiciones.

-Por… Por… Favor… -y las lágrimas de su hermano pequeño eran el arma perfecta que la hacía cambiar de opinión y a desistir, por muy firme que fuese su decisión.

-Está bien -dijo ella rendida. Cogiendo la mano de su hermano pequeño, teniendo el mismo pensamiento que su primo Takeshi en que su luz fuera transmitida a su propio dispositivo y evitar esfuerzos innecesarios, se encontró con que al otro lado, Osamu cogía la otra mano del pequeño, como si hubiera pensado lo mismo.

-Estoy seguro de que con tu luz podremos lograrlo -mirando después hacia Natsumi con una sonrisa bondadosa. Una sonrisa que fue enviada en respuesta con otra.

Aki también sonrió y a pesar de su estado crítico, el tener sujetas las manos de su hermana y de Osamu le manifestaba una paz y una tranquilidad, que casi le hacía desvanecer todo ese mal que estaba sintiendo.

Con la luz de todos, todo explotó con una gran energía que cayó sobre Daichi y sobre su digimon, donde en esta ocasión sí que pareció afectarles.

Los digimon, animados por la luz que emitían sus compañeros humanos, se animaron a hacer lo mismo. Puede que ellos no tuvieran dispositivo digital que les sirviese cómo guía para que la luz en su interior brillase, pero tenían luz propia, propulsada por la que poseían sus propios compañeros humanos. Cerrando los ojos, se concentraron en emitir la luz necesaria. Incluso Exveidramon hizo lo mismo, esperando que en su estado seijukuki aquella luz pudiera incrementarse.

La luz surtió efecto, donde la prueba evidente estuvo cuando Isaki y Aki habían dejado de sufrir. Viendo cómo ellos estaban bien, señal de que había funcionado y empezaron a celebrarlo. Aunque algunos no pudieron hacerlo por el compañero que tenían como era el caso de Kazumi.

Mientras, en el interior del cubo, tras haber despertado de la manipulación a la que había estado sometido, Daichi se encontró confuso y asustado sin saber dónde se encontraba. Sus recuerdos en ese momento eran muy vagos. Veía a muchos niños a su alrededor. Niños que no conocía de nada, donde el parecido físico de algunos con sus padres, le hacía pensar a Daichi que esos niños eran los hijos de los amigos de su padre, cuando eran aventureros del Mundo Digimon. Algo que el niño había investigado cuando había descubierto que su padre era el empresario reconocido, Motomiya Daisuke.

Al mirar al frente, se encontró con su hermano mayor y el terror en Daichi aumentó.

-Eh… Eh… Tranquilo… Tranquilo… -le decía Musuko queriendo calmarle, donde no sabía muy bien qué decir. Sobre todo, cuando su hermano lucía tan aterrorizado que desencajaba la imagen fuerte y valerosa que tenían su padre y él.

Poco a poco, Daichi iba recobrando sus recuerdos, así como todo lo que había pasado y lo que había hecho. Al mirar arriba, vio a su digimon tan confundido como él, sobre todo con esa apariencia que tenía y que no entendía cómo había surgido.

-¡Chibimon, detente! -el digimon que siempre había conocido Daichi era Chibimon. Aquella transformación aunque había sido con la ayuda del poder de Homeostasis, no podría reconocerla.

El digimon entendiendo, bajó la guardia y su cuerpo brilló para volver a su forma de Chibimon.

-Lo siento -murmuró el pequeño digimon con gran arrepentimiento.

Daichi negó con la cabeza, aludiendo que la culpa era suya y lo abrazó con más fuerza. Luego, se percató de que el combate seguía en marcha. Así que para poder finalizarlo sin que hubiera importantes consecuencias, dijo.

-Me rindo.

Oroguram que observaba todo con expresión apagada, manifestó con voz neutra.

-Vencedores de la tercera prueba, Motomiya Musuko y su digimon.

Y como prueba de ello, la hoja que los acreditaba como vencedores absolutos, apareció ante ellos.

Exveidramon voló hasta colocarse a su lado, y Musuko feliz por su victoria, declaró todo emocionado.

-Lo hemos conseguido, Exveidramon. ¡Lo hemos conseguido!

-Sí, lo hemos conseguido -corroboró todo feliz por él.

El niño como si aún no se lo creyese y todavía afectado por tantas emociones juntas, se abrazó a su propio digimon, descargando el llanto que había estado conteniendo desde que Daichi había aparecido.

Fuera la celebración había ido en aumento ante el hecho de poder seguir avanzando. Incluso las cápsulas en dónde se encontraban habían desaparecido, pudiendo juntarse unos con otros, donde Kazumi no había tardado en correr hacia su mejor amiga. Misato estaba tan emocionada como feliz, así como atribuirle a su mejor amiga todo el mérito de la victoria. Kazumi modesta como era, le comentó que el mérito lo tenía más Osamu e incluso el propio Musuko, donde a pesar de su error en el pasado, parecía manifestar verdadero deseo en querer estar junto a su hermano.

En el otro lado, Takeshi verificaba (una vez más) que su hermano estuviese bien. Y ni que hablar de Tsukaimon que volvió a abrazar fuertemente a Earmon y a llorar como un descosido, creyendo (una vez más) que la perdería. La felicidad también estaba presente en el grupo de los hermanos Ishida y los Ichijouji. Incluso existió una pequeña tensión entre Nat y Osamu, donde ambos querían decir algo, pero las palabras no salían. Al final, la propia Nat haciendo gala de su timidez disfrazándola de mal genio, puso el punto final a aquella tensión.

-Eh… Un momento… El cubo… Aún está… -pronunció Shin mirando con atención el interior, donde todo no estaba completamente finalizado.

Las palabras de Shin rompieron la felicidad de los de fuera, la emoción de Musuko y su digimon, y la alegría que tenía Daichi viendo a su hermano.

-¿Qué pasa? ¿Por qué no ha desaparecido? -preguntaba Musuko sin comprender nada. El marcador incluso estaba iluminado a favor suyo.

-Incluso Oroguram ha desaparecido -declaraba Exveidramon, donde aquel ente se había desvanecido sin decir palabra. Seguramente, furiosa porque Musuko había vencido y no había habido nada de sangre.

Con aquella inquietud presente, fue cuando se escuchó una voz femenina en el cielo.

-Ni siquiera sirves para esto, Hanazawa Daichi. Te hemos regalado el poder de la digievolución y ni siquiera lo has usado para que tu digimon digievolucionase al último nivel. ¡Eres un completo inútil!

La voz sonaba enfurecida, donde no estaba dispuesta a perdonar tan fácilmente el haber perdido de forma tan deshonrosa. El niño con Chikomon en brazos, temblaba sin parar, donde algo le decía que su rendición tendría duras represalias.

Sobre el extraño cielo, aparecieron nubes oscuras y densas, amenazantes con sus poderosas tormentas que no solo habían asustado a Daichi.

-Ya que tu mera existencia es algo desconocida para los conocidos de tus padres, que así sea.

Y lo que sucedió después fue todo instantáneo.

Un poderoso rayo impactó sobre el cubo y éste brilló con tanta intensidad que cegó a todo el mundo.

Kazumi quiso resistirse a ese elemento natural y al tratar de enfocar sus ojos negros en el cubo, pudo visualizar una sombra muy peculiar. Una imagen que ella, en su intensa investigación sobre los digimon, podía deducir que se trataba de la de un digimon ángel.

.

Todo era blanco.

Solo existía un camino. Un camino de cuadrados que estaba sobre sus patas con símbolos digitales tallados en ellos.

Ella no tenía más camino que ese.

Se sentía tan cansada, y aún así, sus patas caminaban sin cesar por ese curioso sendero.

Entonces, el paisaje cambió y al fondo visualizó una especie de olla vieja y gigantesca sobre una hoguera. Desde la distancia, ella podía ver cómo humeaba.

Ella seguía caminando como si algo o alguien la impulsara a ir hacia esa dirección. Pronto el calor del fuego empezó a envolverla y a descubrir que lo que había dentro era un mar de magma.

El fuego que todo lo consumía y lo convertía en nada.

-Vaya ironía -se dijo a sí misma, pero con un pesado suspiro, como comprendiendo lo que eso significaba.

Ella era un digimon de tipo ave, pero en sus posteriores evoluciones era un ave de tipo fuego. Incluso en su última evolución tenía cierta similitud con ese pájaro mítico conocido como Fénix de la mitología occidental. El pájaro que renace de sus cenizas. Y ahora ella, en su destino final, estaba condenada a ser consumida por el fuego y a no poder renacer como el Fénix que era en su última forma.

Pero… Es que…

No podía más.

Sora no quería ayudarse.

Ella no era suficiente para poder sacarla de ese mundo donde solo existía Yamato y nadie más que Yamato.

Se entristeció.

Desde que Sora había consagrado su amor a Yamato, lo único que existía en la vida de su compañera, era él. Ella no era suficiente para poder llenar su otra mitad de felicidad. Sin Yamato, la vida de Sora no tenía sentido. Y sin la vida de Sora, entonces, ella ya no podía seguir existiendo.

Así estaba dispuesto.

La vida de un humano elegido estaba vinculado al compañero digimon: Si el humano moría, el digimon también lo hacía.

Si estaba cerca de su final, eso significaba que Sora había sucumbido a la profundidad de su depresión, rindiéndose a seguir viviendo. Todo por el amor que le tenía a Yamato.

-Que envidia -formuló con una amarga sonrisa.

Su compañera humana había estado tan enamorada de Yamato, como para incluso, perder el ánimo de vivir ante su ausencia definitiva. Y ella, sin embargo, no había podido sufrir ni una décima parte por la muerte de Gabumon. Y mucho menos, había podido demostrar el gran amor que le sentía.

Su obligación como digimon y la protección de Sora y de sus hijos iban antes que una relación amorosa y personal.

Y ahora, ella había llegado al final de todo, con el remordimiento de no haber podido llorar por la muerte de Gabumon ni poder confesarle lo que sentía por él

Él había sido su amigo cuando Sora estaba con Yamato. Había sido la otra parte que la hacía feliz. Habían sido compañeros en la crianza de los digimon de los hijos de sus compañeros humanos. Habían sido sus padres como Sora y Yamato. Y ella le había querido como había querido a Sora.

El camino se cortó a un paso de aquella gran y enorme olla.

Burbujeaba y el calor ya se hacía presente para que su cuerpo lo notara demasiado caliente.

Estaba acostumbrada a tener el cuerpo caliente, pero esta vez, el fuego la acabaría consumiendo, quedando en la nada.

Ignoraba si a los digimon le pasaba lo mismo que a los humanos. Que una vez que morían se iban al cielo como pasaba en un libro que había leído. Ellos eran datos digitales, pero con conciencia y los mismos sentimientos que poseen los humanos. Así que esperaba que eso sirviese, para que cuando muriese, su alma pudiera irse al cielo y reunirse con Gabumon.

-Me alegro de haber estado todos estos años contigo, Sora. Seguro que ahora las dos estaremos en paz para la eternidad.

La digimon lloraba. No le gustaba partir del mundo físico. Despedirse para siempre de Sora, no poder volver a apoyarse sobre ella y a buscar sus mimos, aprovechando cuando no estaba con Yamato.

Tampoco vería más a sus hijos digimon.

Nunca podría ver en qué digievolucionarían.

Tampoco cómo crecerían.

Se quedarían huérfanos.

Piyomon sonrió tristemente y empezó a llorar.

-¿Huérfanos? Creo que me he metido demasiado en el papel de mamá. Ni siquiera soy su madre de verdad. Solo quién los crío y que se contentó con ese honorífico porque eso me hacía sentir más cercana a Gabumon.

Aún así, los había querido tanto, que los sentía como parte de ella.

-Lo siento.

Esperando que su palabra pudiera alcanzarles.

De repente, antes de que pudiera dar el paso final, ella se vio recogida y alejada de aquella gran olla burbujeante.

Alterada, la digimon se volteó preguntándose a quién pertenecía aquel cuerpo que la alejaba de la muerte.

Los ojos de la digimon se quedaron como platos al observar a su salvador.

-¿Gabumon?

No, no era él. Se dijo la digimon al verlo mejor.

Aunque aquel digimon lucía casi igual que Garurumon. Pero tenía alas de ángel a su espalda. Una especie de bufanda roja alrededor del cuello que le llegaba hasta las rodillas. Y solo cuando estuvieron lo suficientemente lejos, y tras ser puesta con cuidado sobre el suelo, que Piyomon pudo ver que era una especie de mitad hombre y mitad animal.

-Te pareces mucho a Garurumon, pero no lo eres, ¿verdad? -por un momento quiso creer que era Gabumon que estaba vivo y había adquirido un nuevo tipo de digievolución. Pero creer que Gabumon estaba vivo era como creer que nunca nieva en verano.

El digimon solo observó al ave con una mirada triste y dijo.

-¿Por qué tú también quieres irte?

Su voz sonaba tan afligida que a Piyomon le pareció casi idéntica a la de Gabumon.

-Sora también quiso irse… para siempre…

-¿Sora? -Piyomon voló para poder estar a su altura. Aquel digimon tenía la altura de un hombre adulto- ¿Cómo está Sora? ¿Sabes de ella? ¿Es que está aquí también?

El digimon negó suavemente con la cabeza.

-Ahora no. La salvé a tiempo y devolví su alma al mundo terrenal.

El primer instinto de Piyomon fue el de alivio de que su compañera estuviera a salvo.

-Por eso que tú no puedes irte. ¿Por qué las dos estáis empeñadas en abandonarnos?

-¿Abandonaros? -repitió la digimon sin comprender. Observándolo mejor, hizo que la curiosidad formulase la pregunta- ¿Quién eres? -e impulsada por una extraña curiosidad, añadió- ¿Y por qué estás tan triste?

Entonces, Piyomon observó como la figura de aquel digimon empezaba a desvanecerse.

-Mi tiempo aquí ya ha terminado. Como la otra vez -declaraba mientras su cuerpo iba desapareciendo poco a poco-. Por favor, no te vayas. No nos dejes…

.

A pesar de las inmensas cantidades de luz que los niños y sus digimon habían tenido que ver aquel día, jamás podrían acostumbrarse a algo tan cegador.

Kazumi trataba por todos los medios de intentar ver por dónde se encontraba aquel digimon ángel. Pero si observaba de más, corría el riesgo de quedarse ciega. Aquella luz duró tanto que los niños y sus digimon empezaban a preocuparse por los que estaban en el interior del cubo.

No escuchaban nada y no sabían si eso era bueno o malo.

Finalmente, tras minutos de luz intensa, poco a poco los niños y sus digimon pudieron ver lo que había en el interior. Tardaron en poder verlo para acostumbrarse a la luz natural. Pero cuando lo hicieron, la sorpresa se pintó en el rostro de todos.

Muchas cosas impresionantes habían sucedido.

Para empezar, extrañamente, los digimon de Misato, Minami y Osamu habían digievolucionado, saltándose una etapa, y encontrándose ahora en el nivel seichouki como la gran mayoría de sus compañeros digimon.

Por otro lado, en el interior del cubo, allí estaban los dos niños, ilesos y en el mismo sitio que antes, donde el ataque había sido tan desprevenido que no habían tenido tiempo para reaccionar. Y ante ellos, se encontraban dos increíbles digimon.

Ante la ausencia del Chibimon de Daichi y de Exveidramon, y el parecido con los de la especie de Veemon, no hizo falta muchas luces para entender de quiénes se trataban. Como era de esperarse, Kazumi no había perdido el tiempo en querer saber sobre ellos y comprobar su teoría.

El digimon que estaba frente a Musuko se llamaba Kaiserveidramon. Se encontraba en el nivel kyuukyokutai. Sus colores principales de rojo y blanca reposaban alrededor de su cuerpo junto a alguna tonalidad naranja. Tenía una especie de armadura rojiza cubriéndole cuerpo entero. Una enorme espada con símbolos sagrados colgando de su cintura y un casco con la forma de Veemon.

Por su parte, el digimon que estaba frente a Daichi, se llamaba Victorybuidramon. También se encontraba en el nivel kyuukyokutai. Sin embargo, a diferencia de las digievoluciones anteriores, que parecía ser la copia de Veidramon con los colores invertidos de Veemon, aquel digimon lucía completamente blanco. Tenía alguna tonalidad azulada, pero nada destacada. Su cuerpo también estaba compuesto por una especie de armadura, solo que a diferencia de Kaiserveidramon, su armadura le cubría la mitad del cuerpo. Dejando entreverse sus brazos y piernas de un dragón híbrido. También lucía un casco con la forma de Veemon pero blanco con una uve amarilla tallada en la frente.

-¿Qué… qué ha… pasado? -tartamudeaba Shin tan desconcertado que no entendía muy bien lo ocurrido.

Además de ver cómo los digimon de Musuko y Daichi habían digievolucionado, una extraña pirámide los envolvía y que parecía actuar como barrera.

El cubo donde estaban Musuko y Daichi desapareció por completo y entonces los niños y sus digimon se fueron acercando.

-¡Qué pasada! -murmuraba Kawamon alucinado por la apariencia que lucían ambos digimon.

La pirámide/barrera seguía presente. Y fue cuando todos pudieron mejor a los dos digimon que observaban lo que les envolvía con la misma sorpresa que ellos.

Poco después, la pirámide/barrera empezó a desaparecer, volviendo a estar juntos de nuevo.

Los digimon estaban tan impactados por la barrera que empezaron a hablar a la vez.

-¿Qué era eso?

-¿Cómo lo habéis hecho?

-¡Ha sido una pasada!

-¡Cómo mola! ¡Moláis mucho!

-¿Cómo fue que digievolucionaste?

-Yo… -empezaba Kaiserveidramon mirándolos desconcertado-. No lo sé… No sé como digievolucioné…

-Yo tampoco… -confesó Victorybuidramon tan aturdido como él-. Solo sentí algo cálido y…

-Yo también. A mí me pasó igual -hablaba Kaiserveidramon, donde a pesar de su increíble apariencia, su personalidad no había mejorado nada-. De todas formas, gracias a la barrera que pusiste, nos hemos salvado. Aquel ataque era demasiado potente…

-Espera, espera. Yo no he puesto esa barrera -reveló Victorybuidramon tan confuso como él-. Creí que habías sido tú…

-Yo no he sido.

-Pues alguien tuvo que ser. Porque sola no ha podido crearse -dictaminó Minami intrigada en saber cómo había aparecido.

Y entonces, un pensamiento surgió en algunos. Solo había uno entre ellos con la capacidad de poder hacer que un digimon digievolucione con su luz, así como a emitir una gran y poderosa fuente de luz que ponga en aprietos al enemigo.

Más de uno, no tardó en enfocarse en el pequeño Aki. Él, junto a su hermana, sus primos, Osamu y los digimon no se encontraban junto a ellos. Se habían mantenido en el mismo lugar, como si algo más importante les llamase la atención que el estado de Musuko y su hermano. Al observar al más pequeño, se encontraron con algo muy impactante. En el lugar dónde debería estar Punimon había un digihuevo de tonalidades azules.

Aki veía con tristeza lo que quedaba su digimon.

No quería que digievolucionase porque no quería perderlo. Pero no sabía porqué, que por más que se esforzara para que su digimon no evolucionase, él iba para atrás hasta convertirse en un digihuevo, como si su existencia fuese un error y tenía que desaparecer.

Sus lágrimas salieron a flote sin entender por qué estaba pasando todo eso.

¿Qué estaba haciendo para que su digimon retrocediera?

Nat observaba a su hermano sin saber qué decir. Empezaba a temer que la luz que su hermano expresaba tuviera que ver con el retroceso del digimon. Pues ella lo había visto. Poco después de que aquella tormenta impactase dentro del cubo, su hermano había brillado intensamente.

Pero cómo decir eso cuando significaba la salvación de todos. ¿Es que acaso para que todos pudieran ser salvados se necesitaba de algo parecido a un sacrificio?

Sin nada qué decir para animar a su hermano, se encontró con una sorpresa cuando Osamu había recogido el digihuevo y se lo había entregado con una amable y pequeña sonrisa.

-No llores. Ya verás como vuelve a nacer como le pasó a Dokunemon.

El niño al alzar la mirada, se encontró con que el digimon de Osamu había vuelto a ser Dokunemon. Se encontraba apoyado sobre su brazo. Pero en ese momento, el digimon larva se subió un poco más sobre Osamu para verle directamente. Pese a su aspecto tétrico, el digimon con voz suave, le dijo.

-Siento no habértelo dicho antes, pero muchas gracias por haberme cuidado. Sentí tu cariño y tu luz cuando estaba dentro del digihuevo. Seguro que también le llegará a Punimon si le cuidas como hiciste conmigo.

Aki lo miró y sonrió por sus palabras. Aunque empezaba a tener algo de desesperanza. ¿Y si su digimon seguía retrocediendo y acababa por desaparecer como su padre y Gabumon? Pero entonces, recibió a su primo mayor. Éste se había agachado para colocarse a su altura, y con una mano sobre su cabeza, en un gesto para infundirle ánimo y esperanza, le dijo.

-No deberías deprimirte, sino sentirte muy orgulloso de ti mismo. Sino fuera por Punimon y por ti, ahora no estaríamos aquí. Puede que ahora tu digimon sea un digihuevo, pero mientras tengas luz y esperanza dentro de tu corazón, tu digimon no desaparecerá.

Eso sí que logró reconfortarlo y abrazó con fuerza el digihuevo, deseando que Punimon pudiera sentirle.

Isaki le revolvió la cabellera donde con el tiempo había crecido un poco. De seguir así, acabaría teniendo el pelo recogido como Yuuta, pensó para sí mismo.

Dirigiéndose al resto, les dijo como si nada espectacular hubiera pasado.

-Ahora que podemos seguir avanzando, será mejor hacerlo de inmediato. Ya hemos perdido mucho tiempo en este lugar.

-Pero… -acercándose Earmon como si quisiera decir algo. Pero Isaki al ver cómo su digimon miraba con una leve confusión a Aki, le hizo un gesto con la mano para que no siguiera hablando.

-¡Musuko activa ya la hoja! -le dijo el mayor.

Los digimon de Musuko y Daichi habían abandonado su etapa kyuukyokutai para convertirse ambos en dos Chikomon, donde para todos les era imposible distinguir cuál era el Chikomon que conocían de toda la vida. De no ser porque uno de ellos había ido de inmediato a los brazos de Daichi y apoyado en él, como dándole apoyo y ánimo, habrían acabado por formular la pregunta.

Musuko en cuanto había escuchado la orden de Isaki, antes de que le crucificaran cómo había ocurrido con Osamu por haberles engañado y por lo que había hecho en el pasado, se apresuró a hacer lo mandado. Aunque como estaba medio nervioso de que le dieran la puñalada por la espalda en cualquier momento, Musuko no recordaba cómo tenía que hacer para activar la hoja. Por fortuna, pudo contar con la amabilidad de Misato, que le indicó con paciencia y calma lo que tenía que hacer.

El dispositivo brilló y el portal que los conducía al siguiente mundo se abrió, así como la cuenta atrás dónde solo disponían de un minuto para poder cruzarlo. Un detalle que los niños habían olvidado, pero que no perdieron el tiempo en cruzarlo. Igual que la vez anterior, Takeshi se ocupó de ir el primero e Isaki el último, para asegurarse que estaban todos juntos. Después de que Shin con Kawamon a su espalda animándole a que corriese, cruzase el portal sudando a mares, demostrando que no era muy amigo del deporte, Isaki echó un vistazo hacia Musuko, preguntándose cómo él, que estaba en perfecta forma física era el último (pues siempre era Shin). Lo descubrió en el mismo sitio junto a su hermano.

-¿Qué están haciendo esos? -preguntaba Earmon con tono apurado, viendo como Musuko no se le había ocurrido otra cosa que ponerse a discutir con su hermano pequeño.

Musuko no estaba discutiendo con Daichi por cosas triviales, sino que trataba de convencerlo para que fuera con ellos.

-No puedo ir con vosotros -confesó angustiado.

-¡¿Por qué?!

-¡¿Acaso pensáis quedaros aquí los dos solos?! -les preguntó con el mismo tono incompresible el Chikomon de Musuko.

-Es que… Es que… No creo que les caigamos bien… Después de lo que hicimos… -confesaba el Chikomon de Daichi.

-Además… -decía el niño mirando el piso todo avergonzado-. Papá… Mamá… Seguro que… Ellos… … …-sin poder atreverse a decir la dura verdad-. Seré una molestia si me presento…

-¡¿Se puede saber qué estáis haciendo todavía aquí?! -preguntó Isaki confuso tras haberse acercado a ellos.

-Es mi hermano que no quiere venir con nosotros -se quejó, esperando que pudiera ayudarlo a convencerlo.

-¡Pues eso lo pensará más tarde, porque ahora mismo te vienes con nosotros! -sentenciaba Earmon empujando al pequeño.

Earmon era un digimon casi de la misma estatura que Tailmon, pero su ventaja al estar en el nivel seijukuki e ir cogiendo experiencia, hacía que con su fuerza pudiera con el peso de Daichi. Daichi al verse empujado por el digimon conejo, quiso resistirse, pero su hermano no se lo permitió y tampoco Isaki. Entre todos, cruzaron el portal con el tiempo casi en el límite.

Al otro lado del portal, los niños habían estado observando la puerta con rostros preocupados de que los últimos tardasen tanto. No les sorprendía que una vez más Shin fuese el último y estuviera respirando por la boca, como si hubiera hecho tres horas seguidas de maratón. Pero que Isaki y los dos hermanos Motomiya se retrasaran con varios segundos de diferencia les había preocupado. Sobre todo a Takeshi que se había sentido tentado en volver a atravesarlo e ir por su hermano. Era consciente que si él iba el primero era para que todos estuvieran seguros. Así cómo su hermano el último para quedarse con aquel que se hubiera quedado atrás. Pero aunque era una posibilidad muy remota, Takeshi no quería separarse de su hermano.

Cuando al fin los vio atravesar (y arrastrando a Daichi que parecía resistirse), el rubio se acercó preocupado a su hermano, preguntándole qué había pasado.

Mientras Isaki se lo contaba, el portal fue cerrándose y Daichi miraba el piso tan avergonzado, que cuando el mayor había terminado de explicar lo ocurrido, el niño soltó un débil lo siento.

-Yo… Yo no debería… Estar con vosotros… Os hice daño… Y a mi hermano…

-¡Es verdad! -expresó de pronto Takeshi como si las palabras de Daichi le hubieran recordado algo- ¡Que lo había olvidado!

Estando confundidos por esas palabras, donde lo más probable era pensar que Takeshi se habría olvidado de algo en el otro portal, no se esperaban que a continuación y sin motivo alguno, le diera un señor puñetazo a Musuko.

Isaki gritó el nombre de su hermano alarmado, pero Takeshi le contestó tranquilamente.

-Te dije que a pesar de todo, le daría el puñetazo -recordándole-. No es justo para Ichijouji que lo ha recibido cuando no era consciente de lo que hacía, y que Musuko que nos ha hecho una gran faena, sea considerado especial por ser amigo nuestro.

Musuko tirado en el suelo, estaba alucinado por lo que había recibido. Se sobaba la mejilla golpeada, donde le dolía bastante. Takeshi le había dado con verdadera gana. No se había cortado para nada. A través de aquel golpe, Musuko pudo sentir el enfado que había tenido Takeshi por cómo les había ocultado su terrible secreto. No supo qué decir en esas circunstancias. Mirando al resto, ya escuchó como Satoshi y Minami no habían perdido el tiempo para criticarle, aunque cada uno con un motivo diferente. Satoshi aprovechaba el momento, para dejar por los suelos a su rival; Mientras que Minami todavía no lo perdonaba por haber acusado injustamente a su hermano. Musuko esperaba que Natsumi interfiriera por él, como había hecho con Osamu. Pero ella le daba la espalda, como si no le importara nada.

-Vale, dejemos el tema tranquilo -viendo cómo esta vez las aguas no eran tan alborotadas como antes y no tendría que lidiar con tantos.

De hecho, les sorprendía que Shin y Toji no se unieran para criticarlo. Puede que en el caso de su primo fuese que se sentía decepcionado, de poder presenciar algo tan siniestro, de aquel que, supuestamente, conocía, y que en el fondo, era su mejor amigo. Pero Shin…

¿Era posible que recapacitara debido a las palabras que su prima Natsumi había dicho antes cuando había defendido a Osamu? Él sabía que Shin estaba enamorado de ella como Toji, Musuko y Satoshi (ignoraba que Osamu también). Y era tan manipulable, que solo algo que dijera ella, le hacía cambiar de opinión.

Para calmar a Minami, Isaki contó con la ayuda de Osamu. Él se encargó de su hermano, recordándole que criticar a Musuko solo haría sentir a Daichi más culpable (algo de lo que él había aprendido cuando su combate contra su hermana había terminado). Y era cierto. Daichi se encontraba tan cabizbajo y deprimido, que le faltaba poco para que le saliesen las lágrimas.

Satoshi se vio obligado a callarse, cuando Isaki le dio la razón a Osamu. Luego, el mayor se dirigió al nuevo integrante.

-¿Te llamas Daichikun? ¿cierto? -le preguntó para asegurarse de que ése era su nombre. Pues su presentación no había sido oficiada formalmente, y si había escuchado su nombre había sido de los labios de aquella voz femenina.

-Sí, me llamo Hanazawa Daichi -decía el niño sin atreverse a mirarlo. Después de todo, él había sido el culpable de que hasta hace unos minutos estuviera agonizando.

-Yo soy Ishida Isaki, pero puedes decirme Isaki -presentándose con una amable sonrisa, dejando atrás lo sucedido-. Este curioso digimon conejo rosa es mi digimon, Earmon. Y el que está a mi lado es mi hermano…

E Isaki como buen líder que era, se encargó de presentar a todos los componentes del equipo para hacerlo partícipe del grupo. Algo que molestó de forma desconsumada a Satoshi y a Aruraumon. Pues ellos también habían sido los nuevos del equipo, y habían tenido que espabilarse ellos solitos para aprenderse los nombres de todo el grupo.

-A él le dan atenciones y a nosotros… -bufaba, manteniéndose bastante apartado del resto.

-¡A nosotros que nos den! -espetaba Aruraumon.

-En… Encan… Tado… -contestaba el niño todavía abrumado por los acontecimientos ocurridos y el estar rodeado de tanta gente que parecía darle la bienvenida de buena gana.

-Parece que es muy tímido -objetó el Chikomon de Musuko-. Se nota que es hijo de Arisa.

-¡Yo lo encuentro encantador! ¡Mucho más que el imbécil de su hermano! -expresó Minami.

-¡¿Qué has dicho?! -bramó Musuko con verdaderas ganas de golpearla. Pero Misato y Kazumi intervinieron a la vez, para detenerles.

Y otra vez el niño mantuvo los ojos fijos en el piso.

-Esto… -empezaba con algo de miedo sin saber cómo formular la frase. Era la primera vez que era el centro de atención de tanta gente. Tan acostumbrado a ser el marginado de clase y a que en su casa pasaran de él, que no estaba acostumbrado a grupos de gente tan grande que lo recibiera satisfactoriamente-. Pues… Me alegro de saber… que mi hermano tiene buenos amigos… Pero en serio… Yo me quedo aquí… Yo… Yo hice… Os hice cosas malas…

-¡De ninguna manera! -saltó Musuko de inmediato- ¡¿Cómo vas a quedarte aquí solo?! ¡¿Quieres que te maten o qué?!

-Pero… Es que… Es que…

-¡No te preocupes por esa tontería! -soltó ahora Minami despreocupada-. Mi hermano estuvo controlado por el poder de la oscuridad, y casi me mata y ya ves que aún sigue con nosotros -contándolo como una anécdota cualquiera.

-Además, no lo hiciste queriendo -apoyaba Penguinmon.

-Tampoco te comas la cabeza por haberte dejado manipular -hablaba Misato con comprensión.

-No eres el primero ni serás el último en ser manipulado -continuaba Cuarzomon contándolo con la misma despreocupación que Minami.

-Está claro que están buscando nuestras debilidades para enfrentarnos -dijo ahora Honeymon.

Con todos queriendo que lo acompañasen, Daichi sonrió agradecido y feliz de que no hubiera rencores por lo que había hecho. Como hubiera deseado poder tener amigos como ellos en Hong Kong.

-Eso me hace preguntar -dijo Takeshi de pronto con las manos cruzadas detrás de la cabeza-. ¿Por casualidad, hay algún hermano más por ahí resentido o alguno de nosotros resentido con algún hermano? Es que menuda rachita estamos llevando.

La pregunta iba en serio, a pesar del tono casi burlón de Takeshi. Pero es que llevaban dos pruebas seguidas donde tenían que enfrentarse unos con otros. Y siempre por el resentimiento del hermano pequeño. Quizás Satoshi, el medio hermano de Shin, pudiera estar dentro de ese círculo, pero no lo creía tan idiota cómo para dejarse manipular por los poderes oscuros.

-Deja de tomártelo a broma, que no eres el indicado para preguntar eso -le dijo Isaki bastante serio.

El haber descubierto que Takeshi guardaba un serio rencor hacia los poderes oscuros por culpa de la muerte de su hermana Kibou, era algo que, tras lo visto con Osamu y Daichi, Isaki pudiera imaginar que el enemigo pudiera usar a su hermano para sus pérfidos planes. Quería confiar en que debido a su emblema sagrado de "Esperanza", Takeshi no sucumbiría ante la oscuridad, pero todo estaba siendo tan inesperado, que no podía bajar la guardia.

-Bueno, entonces, está decidido, ¿no? -preguntó Tsukaimon que estaba volando y se encontraba algo alejado de su compañero humano.

-¡Te vienes con nosotros! -sentenció Musuko feliz de que sus amigos lo aceptasen en el equipo.

-Además, yo tengo varias preguntas en mente que hacerle -pronunció Earmon con cierta curiosidad-. Si estuviste manipulado, entonces, ¿sabes quién es nuestro enemigo?

-Ahh… Pues… No lo sé muy bien… Estaba cubierto de arriba abajo con una túnica algo rara… Y parecía que tenía el aspecto de una persona muy mayor… Como de anciano… -entonces, recordó cierto detalle-. Pero sé que no era una mujer como la voz que habló.

-¿Sería entonces aquel que habló durante el combate entre Minamisan y Osamukun? -pensaba Kazumi, donde la posibilidad de que su enemigo fuesen dos o más era muy altas.

-No lo creo -respondió Osamu seguro de lo que decía-. Llegué a conocer al portador de la voz que hablaba mientras me enfrentaba a Minami. Se trataba de un adulto normal y corriente.

-Aunque con malignas intenciones -aportó Dokunemon.

-De hecho -añadió Osamu pensantivo-, por sus palabras, me da la impresión de que fue un conocido de mis padres -decretaba Osamu pensando mejor las palabras que le había dicho-. O más bien de mi madre -empezando a recordar palabra por palabra lo que le había dicho.

-¿Estás insinuando que incluso hay más de tres enemigos detrás de todo esto? -inquirió Shin aterrado ante la posibilidad de que el enemigo fuera varios.

-Cuatro. No te olvides de Oroguram -le recordó Kawamon sin preocuparle el número de adversarios que tuviesen.

-Sea lo que sea, ¿no sería mejor movernos en vez de quedarnos aquí parados? -inquirió Natsumi a su primo mayor donde su mal genio parece que había regresado.

-Creo que a estas alturas es una tontería caminar cuando hacen lo que quieren con nosotros -decretó Isaki con un suspiro pesado.

-Además, hemos estado caminando durante todo un día y no hemos descansado casi nada -le siguió Takeshi.

-Por no hablar de los altibajos emocionales que hemos estado padeciendo sin parar -expresaba Tsukaimon donde tenía el corazón encogido en un puño por tener que ver como su hermana sufría una y otra vez.

Siendo la única que quería avanzar, Natsumi les dio la espalda sintiéndose molesta por alguna razón.

Earmon le murmuró a su compañero sobre cómo el mal humor había vuelto a ella.

-Pero es cierto que lo mejor será descansar un poco y luego seguir caminando. Estar parados, esperando a que pase algo, tampoco es bueno.

En el tiempo en el que estuvieron descansando, aprovecharon para preguntarle cosas sobre la vida de Daichi para conocerlo un poco más. Minami era la que más interesada estaba por saber sobre el nuevo integrante. Y Musuko no hacía más que regañarla para que dejara a su hermano tranquilo. Su hermano se sentía bastante cohibido. Pero como la relación entre Musuko y Minami nunca había sido buena, eso había provocado que discutieran y el niño riera, sintiéndose cada vez más a gusto con esos niños y la pena que le daría cuando volviese a Hong Kong.

.

Elpidamon había llegado al lugar dónde había sentido aquella fuerte opresión oscura. Sin embargo, había dejado de sentirla desde hacía un buen rato. Justo después de que apareciese aquella luz tan característica para él.

Parecía que todo podría ir bien, siempre y cuando él estuviera con ellos. Aunque ahora, por lo que percibía, su poder había menguado en exceso.

Llevándose una mano a la zona del oído, dijo.

-Wizardmon, ¿me recibes?

Elpidamon sintió cómo la voz de Wizardmon le respondía alto y claro.

-Quería saber cómo van las cosas en el mundo real.

-"Están bien. Aunque he de reconocer que me siento sorprendido de que llames cuando acabas de marcharte"

-¿Qué quieres decir? Pero si han pasado horas desde que me marché.

-"En absoluto. Aquí no ha pasado ni un minuto"

Elpidamon estaba sorprendido por esa revelación. Y entonces, empezó a sospechar. ¿Sería acaso que el flujo temporal se encontraba alterado?

Justo en ese momento, sintió una nueva fuerza. Una fuerza extraordinaria y poderosa que se acercaba a un punto en específico. Un punto que estaba muy cerca de los niños y sus digimon. También sintió algo más. Algo que estaba lejos de los niños y sus digimon, pero necesaria para ellos.

Cortando la llamada con Wizardmon, Elpidamon voló tan rápido hacia la dirección en la que estaban los niños.

La fuerza que emanaba era increíble, e incluso estaba a la par de la suya. La de él, que era uno de los cuatro digielegidos especiales. Sin embargo, había algo muy extraño. Un extraño equilibrio entre luz y oscuridad, como si aquel ente fuese una especie de ángel caído.

Ante esa fuerza, los niños y sus digimon no podrían vencerlo de ninguna manera.

.

Media hora después, los niños se ponían en marcha. Aunque seguían la estrategia inicial, todos entendían que pusieran como se pusieran, el enemigo podría hacerlos desaparecer con un chasquido y hacerlos aparecer en cualquier parte.

Minami no dejaba de entablar conversación con Daichi, donde parecía que se había quedado impresionada por el recién llegado. Mientras que atrás, ahora se habían quedado Toji y Natsumi con los digimon. A su lado, estaba Aki que seguía deprimido por tener a su digimon en un digihuevo y había empezado a comerse la cabeza sobre por qué su digimon retrocedía. El niño dejaba de comerse la cabeza cuando Toji y Fireagumon cuando hablaban con él para animarlo y a tratar de que pusiera de su cariño con el digihuevo para que éste se abriera.

Musuko había abandonado la retaguardia para estar al lado de su hermano, para vigilar a la impertinente de Minami. Sin embargo, de vez en cuando miraba hacia atrás y se debatía sobre si ir hacia Natsumi y hablar con ella de lo ocurrido o no. Tenía tanto miedo de lo que le dijera. Pues ella sobrevaloraba la relación fraternal por encima de todo. Estaba convencido que el haber descubierto lo que le había hecho a su hermano antes de que naciese, le habría dejado una mala impresión. Sobre todo, después de haberse enterado por Takeshi de que le gustaba. Tras darle muchas vueltas, al final Musuko se decidió. Le pidió a su hermano que le sujetara su Chikomon y se fue hacia atrás para hablar con Natsumi, atrayendo la atención de los que estaban con ella.

-Esto… -empezaba Musuko algo apenado rascándose el cuero cabelludo-. ¿Podemos hablar?

La pregunta iba dirigida hacia Natsumi y aunque Toji consideraba a Musuko como su rival en potencia, donde no estaba dispuesto a dejarla asolas con ella, en esa ocasión, hizo una excepción. Empujó a Aki para que se adelantaran un poco, y así dejar la privacidad deseada. Piomon también comprendió esa privacidad, y situándose al lado de Aki, también se adelantó.

-¿Qué es lo que quieres? -le preguntó ella con los brazos cruzados y algo seca como si sintiera molesta por algo.

El tono con el que le hablaba no ayudaba mucho a que Musuko pudiera expresar cómo se sentía y a disculparse. Siguiéndole el paso, Musuko solo pudo decirle.

-Sobre lo que le hice a mi hermano. Fue algo del pasado. En serio, que si hubiese sucedido ahora, nunca se me hubiera ocurrido hacer algo tan terrible. Pero estaba perturbado con la muerte de mamá, y desconfiaba de mamá Arisa. Así que siento si…

-Si era de eso de lo que querías hablar conmigo, entonces, estás con la persona equivocada.

-Es que… -sabía que esas disculpas tenía que transmitírselas a su hermano. Algo que no había dejado de hacer. Sin embargo, Daichi estaba convencido de que la culpa era suya y todo quedaba en un punto muerto-. Sé que eso te habrá dejado decepcionada. Y yo no quiero…

-¿Y por qué tendría que darme tanta importancia lo que hayas hecho?

Su pregunta indirecta lo dejó sin habla.

-Bueno… Es que somos amigos… y… -y ahí cavó su propia tumba al decir que eran solo amigos. Él no quería ser solo su amigo. Abrigaba la esperanza en ser algo más importante para ella. Sobre todo cuando la suerte estaba de su lado, y era correspondido.

-¿Amigos? -repitió ella-. Solo somos unos desconocidos que apenas sabemos el uno del otro -contestó la niña en forma de cantinela como si se la estuviera repitiendo en la cabeza una y otra vez-. La prueba está en cómo has estado ocultando durante años lo que le hiciste a tu hermano. ¿Piensas que algo así puedo perdonarlo con una simple disculpa?

En cuanto cruzó sus ojos azules serios contra los suyos, hizo que todo el mundo de Musuko se hundiera al sentirse claramente rechazado.

Mientras delante, Daichi se había quedado observando cómo su hermano trataba de hablar con la niña rubia. Le había preguntado al Chikomon de su hermano por qué se había dirigido hacia ella, pero Minami se encargó de darle la respuesta desde su punto de vista.

-Está locamente enamorado de ella. Como todos los de aquí. Menos su hermano pequeño y sus primos, por supuesto -aclarándole-. Hasta mi hermano estuvo enamorado de ella, y parece que era correspondido, pero… -hablando ahora con gran pena sobre la historia sentimental de su hermano pequeño. Él se encontraba un poco más atrasado y parecía estar sumergido en su propio mundo, casi como el resto que apenas atendía a la charla que mantenía. Solo las niñas y sus digimon eran los atentos a la conversación, para que más de una la regañara.

-¡Minamisan! -la amonestaron Penguinmon y Misato al mismo tiempo.

La niña se disculpó con un gesto divertido por haber hablado de más. Pero es que le encantaba esos chismes, como el divulgarlos por ahí.

-Pero Musuko jamás será correspondido por ella -decretó el Chikomon de Musuko con un profundo suspiro siendo más realista que su compañero.

-¿Por qué lo dices? -le preguntó el otro Chikomon.

-Natsumi valora tanto el sentido del fraternalismo, que no puede tolerar aquellos que tratan fatal a su respectivo hermano.

Daichi al mirar nuevamente hacia atrás, y ver el rostro compungido de su hermano mayor, pudo comprobar cómo las palabras del digimon de su hermano eran verídicas. Le dio tanta pena verlo así y ver el desprecio de aquella niña rubia, que Daichi deseó hacer algo para arreglar el daño que le había hecho a Musuko.

-Por cierto, Kazumichan, hace rato que me doy cuenta, estás muy callada ¿Hay algo que te preocupa?

Había preguntado Misato a su mejor amiga, viéndola tan pensativa y absorta que no había estado atendiendo al incesante tercer grado que Minami había sometido a Daichi.

-¿Pasa algo, Kazumihan? -le preguntó Honeymon alertado por las palabras de Misato.

La niña pareció salir de su trance y a contestar con un monosílabo distraído. Viendo el estado de confusión de sus amigas, Kazumi volvió a sumergirse en su propio mundo, miró al frente y se disculpó con sus amigas para adelantarse con Honeymon siguiéndola al vuelo y situarse al lado de los hermanos Ishida/Yagami.

-Disculpa, Isakisan, ¿podemos hablar un momento?

-Claro. ¿Qué sucede?

-Es sobre lo que pasó en medio de aquella luz tan inmensa. Creo haber averiguado la razón de porqué Punimon volvió a ser un digihuevo.

Isaki puso una cara llena de alarma y a continuación, le dijo a su hermano.

-Takeshi, ¿por qué no te quedas al lado de Misatochan? Creo que necesitará ayuda extra para que no siga agobiando a Daichikun.

Takeshi obedeció sin ninguna objeción. Pero cuando se colocó al lado de Misato, la niña se ruborizó tanto, que no pudo pensar con claridad, y mucho menos, que Minami dejase de ser tan indiscreta con el recién llegado.

Aunque Kazumi estaba convencida de que a su mejor amiga le haría ilusión estar con Takeshi, le entraba la curiosidad en saber porqué Isaki quería hablar de ese tema asolas.

-Dime -apremiando.

-Verás: No dudo que la luz fue lanzada por el enemigo, y que en algún momento, eso provocó que Akikun volviera a brillar como pasó en el combate de Misatosan. E incluso, estoy convencida que su luz provocó la digievolución de Veidramon y Buidramon al nivel kyuukyokutai, y también de los digimon de Misatosan y el de los hermanos Ichijouji. Pero, en medio de aquella luz cegadora, vi una sombra.

-¿Una sombra? -preguntó su digimon que era desconocedor de ese detalle.

-Así es. Debido a que estaba a contraluz no pude verle cómo era. Pero estoy convencida de que se trataba de un digimon de tipo ángel -Isaki solo escuchaba, incluso Earmon se mantenía callada sin dejarse sorprender cómo le ocurría a Honeymon-. Al principio pensé que podría tratarse de un aliado o que Earmon o Tsukaimon habían digievolucionado, pero después, tras ver el digihuevo de Aki -y reveló- ¿No será que Punimon ha digievolucionado más allá de Tsunomon e incluso del nivel seichouki y fue él el causante de la barrera y debido al uso de su gran poder, se convirtió en un digihuevo?

-¡¿Qué dices?! -preguntaba Honeymon sorprendida-. Si hubiera digievolucionado, nos habríamos dado cuenta.

-Ya, pero también él no es un niño cualquiera como nosotros. Ya lo ha demostrado durante el combate de Misatosan. Y seguro que su digimon es especial y tendrá un poder inimaginable.

La tranquilidad que tenía Isaki y Earmon le indicaba que ellos también mantenían esa misma teoría, o más bien, tenían la confirmación de que así era. Después de todo, ellos habían estado a su lado y eran portadores de luz sagrada. Para ellos sería natural percibir un poder de luz tan potente y extraordinario.

-¡Entonces…! ¡Es cierto! -exclamó ella sorprendida como su digimon.

-Lo es -afirmó Earmon-. Yo lo vi. Punimon brilló y digievolucionó con una luz tan poderosa más que la que emite mi mamá cuando se convierte en Ophanimon.

-¡Earmon! -la reprendió Isaki para que no dijera nada más.

Algo que a Kazumi le sorprendía, por lo que no tardó en preguntarle en porqué le parecía mal aquello, así como a mantenerlo en secreto.

Isaki solo suspiró. No quería contarlo, pero en vista de que había habido un testigo, siendo además un testigo lleno de curiosidad, no podría seguir callando.

-Ya has visto como ha quedado mi primo de tocado por la muerte de mi tío. Si ahora descubriese que cada vez que manifiesta su poder, provoca la digievolución automática de su digimon, entonces se rallaría la cabeza y no dejaría de culparse por provocarle todo eso a su digimon. Eso haría que reprima su poder escondido que es lo que falta nos hace cuando estamos en apuros.

-¿A qué te refieres con que cada vez que manifiesta su poder? ¿Es que ya ha pasado en otra ocasión?

Y la niña no tardó en percatarse en cuánto pudo haber sido.

-¡En el combate de Misatosan! ¡Por eso pasó de Tsunomon a Punimon!

-No es algo cien por cien seguro. Pero por lógica, parece indicar que es así. Que Aki manifieste su poder, no tiene porque ir acompañado de que su digimon retroceda. Pero si su digimon también emite un gran poder, no me deja otra que pensar que durante el combate con Misatochan, Tsunomon digievolucionó sin que nadie se diera cuenta y el máximo responsable de la fuente de luz.

-Increíble -manifestaba Honeymon impresionado.

-Por eso mismo, os pido que no le digáis nada respeto a esto. Ya está muy afectado con ver como su digimon retrocede, para sumarle otra preocupación más.

Las tres asintieron y más aliviado, Isaki le dijo a su hermano que ya podría volver.

-¿Eh? ¿Ya? Ahora que estaba en una conversación muy interesante con Misatochan -comentó algo desilusionado.

Kazumi al volver junto a su amiga, la vio tan roja como el tomate, que junto a la risita de Minami, le hizo pensar que la conversación interesante que había dicho Takeshi habría sido homóloga.

-¿Y bien? ¿De qué habéis hablado con tanta seriedad? -quiso saber Takeshi.

-Sobre un tema muy preocupante.

Eso dejó inquieto a Takeshi.

-¿Es que ha pasado algo grave? -mirando hacia atrás, como si buscara alguna pista en sus amigos.

Pero lo único que veía es como Minami por alguna razón, había dejado en paz a Daichi, para meterse con una Misato toda colorada. Kazumi sonriendo apenada por lo mal que lo pasaba su amiga. Cuarzomon acompañando en la pullita a Minami. Daichi riéndose por la escena presenciada.

Detrás de ellos, se encontraba Osamu perdido en su mundo. Shin a su lado casi igual con Kawamon durmiendo en su hombro.

Un poco más atrás, los solitarios de Satoshi y Aruraumon, donde mostraban, por alguna razón molestia y rabia. Después estaban sus primos por parte de padre y madre, y que no existía relación sanguínea entre ellos: Toji y Aki. Toji y Fireagumon no dejaban de animar y hacer reír al pequeño, tratando de que se animara para que no pensara en el retroceso de su digimon.

Y por último, en la retaguardia, se encontraba su prima malhumorada y al mismo tiempo como medio ida y a Musuko con el alma por los suelos.

De todo lo que Takeshi junto a Tsukaimon (que estaba en su cabeza) veían y que podía sobreentender era que su prima le había dado calabazas a Musuko. Seguramente tras haber descubierto cómo Musuko había tratado de matar a su hermano, cuando éste todavía estaba dentro de su madre.

-¿Es que te preocupa que Fordkun acabe siguiendo los mismos pasos que Ichijouji y Daichikun?

-¿Eh? ¿De qué hablas?

-Pues que ahora mismo tiene una cara de envidia malsana que echa para atrás -reveló Tsukaimon.

Isaki con confusión miró hacia atrás para poder verlo con sus propios ojos. Pero justo cuando ambos hermanos estaban con la mirada puesta hacia atrás, se encontraron con que las niñas que iban delante, Daichi y los digimon se habían caído de culo hacia atrás como si hubiesen tropezado con algo.

Los que estaban detrás de ellos, corrieron hacia ellos preguntándoles qué había pasado. Incluso Musuko se había adelantado y corriendo como alma que lleva el diablo para ver que su hermano estaba bien.

-¿Qué ha pasado? ¿Con que hemos chocado? -se quejó Minami toda adolorida con su hermano a su lado.

Pero al ver hacia el frente no se encontró con nada y eso solo le hizo pensar en algo que no gustó a ninguno de sus amigos.

El cubo había aparecido ante ellos y quiénes se encontraban dentro eran unos sorprendidos Isaki, Takeshi, Earmon y Tsukaimon, donde no se necesitó de palabras para entender lo que estaba pasando.

Sin embargo, la principal preocupación de los cuatro que estaban ahí dentro era: ¿Tenían que enfrentarse entre ellos?

¿Ellos? El par de hermanos más poderoso dentro del grupo y los que más se apreciaban el uno al otro.

La inquietud les sobrecogió, así como la imposibilidad de poder luchar el uno contra el otro, cuando eran uña y carne.

Y sobre ellos, apareció Oroguram.

-Bienvenidos, bienvenidos -clamaba ella con tanta emoción como siempre-. ¡Bienvenidos a la impactante y reveladora cuarta prueba! -y ahí estaban esas manos enguantadas aplaudiendo y el sonido de aplausos, aunque esta vez sonaban muy exagerados.

Los que estaban afuera, se encontraban sin palabras.

Isaki y Earmon contra Takeshi y Tsukaimon.

Pensar que al final tendrían que enfrentarse mutuamente, era algo que Takeshi temía, así como que la oscuridad pudiera a afectarle. Ya que, él era el más susceptible de los dos, por lo de la muerte de su hermana Kibou y el lamento incurable de su madre.

.

MUNDO DIGIMON

(Una hora antes)

Yuuta y los demás habían llegado al Mundo Digimon. La impresión inicial que todos habían tenido, era de la inexistencia de vida digital la sorpresa y del gran cambio que rodeaba a ese mundo que llevaban yendo desde que eran unos críos.

Afortunadamente, y a diferencia de sus hermanos pequeños, habían visto llegar a Centarumon como si los estuviese esperando. El digimon contando todo lo que había pasado muy por encima, aunque los chicos ya lo sabían, escucharlo de los labios de una de las víctimas, resultó más impactante que cuando lo habían escuchado de Daigo. Centarumon los llevó a la misma guarida que a los niños, donde estaban las copias de Gennai.

Los cinco adolescentes habían sido llevados ante una de las copias, el cual se hacía pasar por Gennai. A Benjamin una vez más, le había tocado hacer ese rol para evitar que llegase a oídos de los pequeños de que Gennai había fallecido por haber entregado su energía vital para que los dispositivos fuesen llegados a los adolescentes que ahí estaban ahora.

Benjamin les comentó sobre la existencia de mundos simulados que habían creado para así hacer que sus digimon digievolucionen y que pudieran ayudar a sus hermanos pequeños.

-No hay tiempo que perder. Debéis ayudarles en ese nuevo mundo. Por eso, os hemos preparados sendos mundos simulados para que vuestros digimon digievolucionen.

Estuvo a punto de explicarles como la línea temporal era distinta y su funcionamiento, pero Yuuta dijo.

-No hay tiempo que perder con esas tonterías. Mándenos ya al mundo donde están mi madre y mis hermanos.

Jose que también estaba cerca, se había quedado igual de impresionado que Benjamin de que rechazaran la ayuda extra que les estaban ofreciendo, y que era vital para conseguir la victoria.

Por su parte, y aunque no lo clamaban abiertamente, Sanae e Izumi consideraban que tendrían que ir a ese mundo simulado para prepararse. Momoko como todo lo que decía Yuuta estaba bien, pues le seguía la corriente. Mientras que Seiichirou, tras conocer la gravedad del asunto, estaba de acuerdo con Yuuta en que no tenían que perder más tiempo e ir cuanto antes para ayudar a sus hermanos pequeños.

-Pero vuestros digimon carecen de niveles superiores -protestaba Benjamin.

-No importa -denegaba Sei ajustándose las gafas-. Tenemos experiencia y entrenamiento suficiente. Aprenderemos sobre la marcha. Lo más importante ahora son nuestros hermanos pequeños.

Ante semejante determinación y no muy convencido de ello, Benjamin, Jose y los demás cambiaron de planes. Y en vez de mandarlos al mundo simulado, los enviaron directamente al Nuevo Mundo, muy lejos del lugar donde se celebraría la cuarta prueba.

.

NUEVO MUNDO

Los niños seguían sin creerse lo que estaban presenciando.

¿Cómo es que el enemigo podía ser tan cruel para enfrentar a Isaki contra Takeshi? Además, ninguno de ellos parecía estar afectado por algún poder oscuro, o eso parecía a primera vista.

¿Es que pretendía forzarlos a pelear?

Lo que más les extrañaba es que para esa prueba no los pusieran en cápsulas para anular su poder (sobre todo el de Aki) o hacerles desaparecer para hacerles aparecer en otro lugar y así que cayesen en la angustia y desesperación. Todo había sucedido de forma tan repentina y natural como la primera vez.

-Bien niños, ¿estáis preparados para esta prueba? Porque espero que lo estéis, porque esta vez no será nada fácil.

Los dos hermanos y sus digimon miraron con ira a Oroguram y declararon.

-¡Si piensas manipular a uno de nosotros para que nos enfrentemos, lo vas a tener muy difícil! -declaró Takeshi.

-¡No vamos a caer en tu juego! -le siguió Isaki con firmeza.

-¿Enfrentaros? -repitió ella y luego se tronchó de risa- ¿Quién ha dicho que tenéis que enfrentaros?

Y eso sorprendió y los alivió al mismo tiempo. Especialmente cuando en el marcador, aparecieron los emblemas de "Esperanza" y "Luz" en el mismo lado.

-Entiendo que penséis eso -comentó ella entendiendo el punto de vista al que habían llegado-. Han pasado dos combates seguidos de enfrentamientos entre hermanos de sangre que es natural pensar que os tengáis que enfrentar cuando estáis los dos juntos -luego añadió casi con fastidio-. Pero es que una tercera vez con lo mismo ya es aburrido. Así que, hemos decidido hacer un cambio ahora que se presentan ellos.

La palabra ellos no pasó por alto a Kazumi.

-¿Significa eso que tendremos que luchar conjuntamente? -preguntaba Tsukaimon con una sonrisa satisfactoria.

-Eso es una gran ventaja para nosotros -decretó Earmon, donde su combinación con su hermano digimon era especial. Ambos no necesitaban de palabras para declarar su estrategia. Con una simple mirada, ambos entendían lo que debían hacer-. Tsukaimon, digievoluciona ya. Empecemos fuerte desde el principio -algo que el digimon no tardó en hacer.

-Eso creéis -decía Oroguram algo burlona de la exagerada confianza que tenían-, pero yo no estaría tan segura. ¿Acaso pensáis que me he olvidado de poner en cápsulas a vuestros amiguitos? No, guapos. Está hecho a propósito por dos razones: La primera, porque los adversarios que se presentarán de ahora en adelante, serán inmunes a los poderes ajenos al de los emblemas señalados en el marcador; Y la segunda -viendo a Aki con una sonrisa misteriosa-, porque el poder de ese niño ha disminuido tanto que podríamos matarlo solo con la mirada.

Aki se sintió aterrorizado por esas palabras. Pero tuvo el abrazo protector de su hermana, así como la defensa de Piomon y de Toji, Musuko, Osamu, Minami y los digimon que no iban a permitir que lo atacasen sin antes pasar por encima de ellos.

-No os preocupéis. Ya tendrás su ración cuando le toque. Será ultra emocionante -riéndose con malicia-. Ahora es el turno de estos encantadores niños -viéndolos, donde su rabia había aumentado ante la sutil amenaza que le habían hecho a su primo pequeño-. En vista de vuestros logros y nuestro fracaso al reclutar al personal inadecuado, para ir supliendo lo que no tenemos, vosotros tendréis el honor de ser los primeros en enfrentaros a nuestro equipo especial. Al equipo de los Siete.

-¿El equipo de los siete? -repitió Cuarzomon.

-¿Sabes de qué habla? -le preguntó Kazumi a Daichi en un intento de descubrir algo sobre ellos antes de que apareciesen.

-No… Pero he oído mencionarlos muy a menudo…

-Yo tampoco los he visto. Pero sí que sé que ellos son muy cercanos a quién nos manipuló -confesó el Chikomon de Daichi.

-Y así es -afirmaba Oroguram-. Ellos son el verdadero equipo comandado por las dos grandes fuerzas. ¡Adelante! -elevando la mano hacia lo alto como dando la señal de comienzo.

Pero nada extraño apareció ante los dos hermanos y sus digimon. Eso hizo que estuvieran más en guardia todavía. Todo estaba en silencio que era desesperante. Trataban de agudizar sus sentidos ante el más mínimo movimiento, donde capas de sudor escapaban por sus rostros, tratando de contenerlos y que éstas no cayeran al suelo, para que no interfiriera con su sentido del audio.

Sin embargo, su estado máximo de alerta no sirvió para nada, ya que en un movimiento instantáneo, Earmon y Piddomon habían recibido un golpe por atrás que los había tumbado al suelo de golpe y porrazo.

La sorpresa recayó a todos, así como a no seguir viendo quién era el nuevo adversario. Lo único que escuchaban era un par de voces. Una especie de voces infantiles que se carcajeaban maliciosamente como si les hubiese hecho gracia el haber estampado a los dos digimon y que resonaba por todo el cubo. Un hecho que podría traumatizar a más de un niño y a recordar el sonido de esas risas cuando está en cama con la oscuridad de la noche envolviéndolo.

Piddomon y Earmon se levantaron molestos y con la mirada buscaron a los intrusos que los habían golpeado. Entonces, por fin pudo visualizarse algo. Era el movimiento veloz de esos intrusos que revoloteaban de un lado para otro como jugando al corre pilla. Los dos digimon se miraron y asintiendo sin necesidad de palabras, animaron a sus compañeros a que usasen el dispositivo para que pudieran digievolucionar al nivel kazentai.

Para que ellos lo pidieran de inmediato y algo alarmados, era porque estaban siendo conscientes del peligro que había en ese momento. Sin embargo, Isaki y Takeshi no pidieron una explicación sobre ello. Solo confiaron en sus digimon y en el poder sagrado que tenían. Usando sus dispositivos, los dos digimon pasaron a convertirse grandes digimon ángeles de aspecto juvenil, con sus ropas combinadas a juego.

Observando a los intrusos que seguían revoloteando, los dos digimon prepararon una estrategia conjunta.

Holypiddomon saltó en vuelo hasta colocarse por encima de Piddowomon, mientras que Piddowomon había estirado sus manos hacia el frente como invocando algo. De allí apareció un largo cetro que llegaba hasta el suelo. La parte de arriba tenía forma de diamante con triángulos volátiles a su alrededor. Haciendo malabares con el cetro, la digimon terminó con el baile, colocando el cetro en el suelo firme. El diamante brilló con tanta intensidad que minguó la velocidad de uno de los intrusos. Algo que Holypiddomon aprovechó para lanzar su poderoso ataque de "Caballeros de la mesa redonda" contra él. Sin embargo, el otro intruso, que no se había visto afectado por el poder de luz de Piddowomon, se puso en el medio, y no solo le devolvió el ataque a Holypiddomon sino que neutralizó la luz de Piddowomon. Ante el fracaso de su ataque conjunto y la sorpresa, hizo que ambos ángeles bajasen la guardia y los intrusos retornando a su velocidad anterior, volvieron a tumbar a los dos ángeles digimon.

Los dos niños llamaron desesperados a sus digimon, mientras ellos se preguntaban qué estaban pasando y cómo era posible que les hubieran derrotado tan fácilmente.

Y por fin los dos intrusos dejaron de correr y se situaron al frente de ellos. Los dos de lado a lado, espalda contra espalda como si ellos dos fuesen dos seres que funcionaban como uno solo.

Tenían una apariencia bastante infantil como de niños de once años y parecían ser hermanos gemelos con diferencia de colores. Eran un él y una ella. Él estaba medio vestido con una especie de harapo completamente de negro que cubría sus partes necesarias. Su pelo era rubio y corto y sus ojos azules como el cielo. Llevaba alas negras a su espalda y dos sobre su pelo. Lo más impactante era una cicatriz con el tallado como si hubiese sido cosida sobre su ojo derecho que era completamente blanco, como si le hubiesen arrancado el ojo y tuviese una bola blanca para taparlo. Mientras que ella, también llevaba un harapo que cubría sus partes pero de color blanco. Su pelo era de un castaño oscuro y sus ojos rojos como la sangre. Llevaba alas en su espalda y dos sobre su cabello de color blanco. También tenía la cicatriz con el mismo tallado que él, pero en el ojo izquierdo. Al igual que su compañero, parecía que su ojo había sido sacado de cuajo e insertado esa bola, pero de color negra.

Ambos iban descalzos y sobre su pierna, en la chica, estaba rodeado por una especie de tobillera sagrada, mientras que en el chico su tobillera era de color morado.

-¿Son digimon? -fue lo primero que preguntó Minami al verlos.

La respuesta surgió por parte de Kazumi al enfocar su dispositivo para averiguar sus datos, donde Honeymon fue el primero en describirlo.

-Dunkelmon -refiriéndose al chico-. Etapa desconocida. Tipo desconocido. Atributo desconocido. Ataque desconocido.

-Lichtmon -continuó Cuarzomon refiriéndose a la chica, tras haber tragado saliva-. Etapa desconocida. Tipo desconocido. Atributo desconocido. Ataque desconocido.

-¡¿No existen datos sobre ellos! -exclamó Kazumi desesperada y sin entenderlo. Sus dispositivos habían sido creados actualmente y según Gennai, habían sido mejorados y tenían todos los datos de los digimon recogidos hasta la actualidad ¿Por qué no reconocía entonces a esos dos digimon?

-Pero, en serio, son digimon -cuestionaba Toji mirándolos con atención-. Es que no lo parecen -donde parecían más dos niños pequeños en un intento de cosplayarse de un digimon inventado que digimon.

-¡Y esos ojos que tienen son espeluznantes! -declaraba Aruraumon donde le daba grima verlos.

Holypiddomon y Piddowomon volvieron a levantarse más molestos que nunca. Piddowomon se sentía más enfadada que su hermano, ya que aquella digimon había sido la responsable de anular su luz. Además, había algo en ella que la irritaba demasiado.

Los dos nuevos digimon sin abandonar su pose, los observaban con una sonrisa de seguridad en la cara que acabó irritando al resto de niños.

Entre gritos exigiendo saber quiénes eran, los dos nuevos digimon se separaron y creando una ridícula pose a lo del Team Rocket, se presentaron.

-Nosotros somos… -empezó Dunkelmon.

-…Los hermanos de Luz y Oscuridad -siguió Lichtmon.

-Dunkelmon, el ángel oscuro.

-Lichtmon, el ángel de la luz -echando para atrás su cabello en gesto chulesco.

-Somos la élite de los Siete. La nueva especie de digimon creada por nuestro amo. La representación del "Orgullo" -coreando al unísono para terminar de nuevo espalda con espalda y con sus manos entrelazadas.

La presentación artística había quedado en un segundo plano para los niños y digimon, que solo se quedaron con las palabras.

¿La élite de los Siete?

¿La nueva especie de digimon creados por su amo?

¿La representación del "Orgullo"?

¿Qué significaba todo eso?

Y justo en ese momento, una nueva imagen apareció en el marcador contrario como si fuese un emblema. La forma que tenía se asemejaba mucho a la forma china que representaba el Ying y Yang. Tenía el fondo gris y su tallado era negro y blanco.

-¿Qué es eso? -proclamó Piomon al verlo.

-Es el emblema que nos pertenece -dijo Lichtmon con una sonrisa coqueta.

-Sin la necesidad de un compañero humano, podemos usar su poder para digievolucionar -continuó Dunkelmon.

Sus palabras dejaban más confundidos a todos, así como que los digimon protestasen de que eso era imposible, ya que un emblema pertenece a un humano y gracias a él es lo que hace que los digimon digievolucionen.

-Esa es la época de los viejos digimon -expresó Dunkelmon entre risas.

-Nosotros somos una versión mejorada de digimon, y no necesitamos a ningún compañero humano para digievolucionar.

-Los humanos solo son seres egoístas que manipulan y utilizan a su antojo la voluntad de los digimon, sin tener en cuenta sus sentimientos y consideraciones.

-Vosotros sois una especie anticuada que no debe existir -despegándose de su hermano para abrirse de piernas y alzar sus manos hacia el cielo.

-El digimon evoluciona. Como los humanos y crea una nueva evolución mejor que su antepasado. Por eso, es hora de la extinción como los digimon del Mundo Digimon -dictaminaba Dunkelmon haciendo lo mismo.

En lo alto del cubo, empezaron a aparecer nubes grises y la amenaza de una gran borrasca.

-"APOCALIPSIS" -gritaron los dos al unísono.

Y en el interior del cubo empezó a llover. Algo que no preocupaba a nadie, ya que Isaki y Takeshi, pese a la intensa lluvia de color negra no les pasaba nada, pero sí a Holypiddomon y a Piddowomon que como si esa lluvia tuviera algo, les hacía gritar de dolor. Incluso pudieron ver cómo partes de ellos empezaban a desvanecerse cuando la lluvia los tocaba. Entonces, todos pudieron entender lo que estaba ocurriendo.

Aquella lluvia debía ser la misma que había caído sobre los digimon en el Mundo Digimon y que había provocado su extinción. En otras palabras, ellos habían sido los culpables de la casi extinción de los digimon en el Mundo Digimon.

Y ahora también desaparecían los digimon de Isaki y Takeshi para siempre. Algo que alarmaba a ambos hermanos que solo podían correr hacia ellos. Pero ahí no terminaba el ataque de los hermanos de luz y oscuridad. Como si hubiesen estado esperado a que los dos niños humanos bajasen la guardia y quedasen expuestos, prepararon un ataque conjunto para deshacerse también de los niños.

Ampliando sus alas, ambos brillaron de amarillo en el caso de Lichtmon y morado en Dunkelmon. Incluso sus falsos ojos también lo hicieron y estirando sus manos hacia el frente, gritaron:

-"¡ORGULLO CAÍDO!"

-"¡GOLPE DEL DESTINO!"

Una voz desconocida, un ataque desconocido había intervenido contra el ataque conjunto de los dos digimon, provocando una explosión que hizo retroceder a ambos hermanos y a obstaculizar su campo visual.

Después de que la humareda se disipara, los dos hermanos digimon observaron impresionados como los niños y sus digimon a los que se enfrentaban habían desaparecido. Lo mismo había ocurrido con el resto de los niños y digimon que estaban en el exterior.

-¿Dónde están? ¿Cómo han podido escapar? -preguntó molesta Lichtmon.

-¡Tranquila! No deben de andar muy lejos -decía Dunkelmon volando hacia arriba dispuesto a buscarlos.

-Un momento -resonando una voz masculina en el aire.

-¡Homeostasissama! -dijeron ambos asomando un profundo respeto hacia esa entidad al llevar su mano al pecho como si fueran militares ante su general.

Las nubes que los dos hermanos habían creado, desaparecieron al instante siendo un hecho provocado por Homeostasis como si buscase la claridad del cielo para poder ver mejor a sus vasallos. Sin embargo, éste no se presentó en persona. A través de los cielos, apareció un haz de luz brillante, donde los dos digimon se enfocaron en ella, como si así pudiesen ver a la entidad.

-Dejad a los niños por el momento.

-Pero, Homeostasissama…

-Buscamos la mejora de la existencia digital -interrumpiendo a Dunkelmon-. Y aunque la humanidad se ha sobrepasado con el uso de los digimon, todavía conservo la esperanza de que a través de esta experiencia, recapaciten. El castigo ofrecido a vuestros congéneres en el Mundo Digimon y a los que os habéis enfrentado, es la única y última oportunidad que se les presentará a ambas razas.

-Entendido, Homeostasissama -dijeron conjuntamente, donde la palabra de Homeostasis para ellos era la ley más absoluta.

-¿Y qué pasará entonces con esta prueba? -preguntó Oroguram con voz neutra y los ojos perdidos como si alguien o algo estuviera dentro de su cuerpo.

-Quedará pospuesta. Por hoy dejaremos en paz a esos niños y a sus digimon. Mañana enviaremos a otro miembro de los Siete. A Unschuldmon , el representante de la "Envidia"

.

Un poco más lejos, todos los niños y los digimon se encontraban conmocionados. Un digimon ángel los había salvado y los alejaba del lugar en una especie de esfera invisible flotante. Holypiddomon y Piddowomon, debido al ataque inicial, habían vuelto a sus formas de Tsukaimon y Earmon. Pero en sus cuerpos representaban serios daños, lo que preocupaba a sus respectivos compañeros humanos, los cuales no podían sentirse aliviados de haber sido salvados por una muerte segura.

-Estarán bien -les habló aquel digimon ángel.

Hasta ese momento, la existencia de ese digimon había sido ignorada por los hermanos Ishida/Yagami. Solo hasta que ese digimon estiró las manos con las palmas hacia abajo que una luz salió de ellas hasta llegar a los digimon que pudieron considerarlo como un aliado. Las heridas que habían tenido Tsukaimon y Earmon desaparecieron al instante, y que dejó a más de uno alegre y feliz.

Mientras Takeshi y Tsukaimon se alegraban mutuamente por estar bien, el resto no dejaba de observar con gran admiración aquel ángel digital de gran parecido a Angemon y Angewomon. Kazumi no había tardado en registrar sus datos con su dispositivo, pero se había encontrado con lo mismo que con Lichtmon y Dunkelmon, todo en él era desconocido, salvo el nombre que era Elpidamon.

-¿Quién eres? -preguntó Toji que estaba anonadado por todo lo ocurrido.

-¿No serás un enemigo que se intenta aprovechar de nosotros? -promulgó Satoshi con desconfianza.

-¡¿Cómo puedes decir eso cuando nos ha salvado y nos ha curado?! -espetó Tsukaimon muy molesto, como si le afectara la desconfianza hacia Elpidamon.

-Muchas gracias -declaró Isaki agradecido dirigiéndose al digimon.

-No ha sido nada -dijo él con una suave sonrisa.

-Pero, en serio, ¿quién eres? ¿Acaso eres un enviado de Gennaihan? -quiso saber Honeymon.

-¿Y por qué el dispositivo no te identifica? -fue ahora Kazumi que se sentía al borde de un infarto de que el dispositivo no registrara últimamente los datos de los digimon. Reconocía que eran desconocidos y que nunca en su vida los había visto, pero si tenían un dispositivo mejora con todos los datos de los digimon almacenados, donde incluso registraba las evoluciones de los suyos, no tenía sentido que todo fuese desconocido.

-¿Y hacia dónde vamos? -fue el turno de Shin para preguntar mirando a su alrededor.

La bola corría a más de cuatrocientos kilómetros por hora. Y era mirar cómo todo pasaba a semejante velocidad que hizo que Shin se mareara. Kawamon tuvo que encargarse de su compañero, quién se sentía en la necesidad de vomitar.

Solo Misato y Cuarzomon se preocuparon por él, mientras que Nat siguió con el séquito de preguntas.

-¿No nos estarás llevando de vuelta al Mundo Digimon? -preguntaba desconfiada-. Porque no podemos regresar con el rabo entre las piernas. Tenemos una misión que cumplir y es la de rescatar a nuestros padres. Además, mi madre no se encuentra muy bien y… -y fue justo en ese instante en que Natsumi recordó las frías palabras de Oroguram durante el combate entre los hermanos Ichijouji y cómo le había declarado cómo anunciarían la muerte de su madre y de Piyomon.

Oroguram había comentado como la matarían si es que ella no moría de sufrimiento. En otras palabras, si no era de una u otra manera, su madre iba a morir o ya estaría muerta.

-Mi madre está… -empezó con lágrimas en los ojos sin poder contenerlas. Deseaba con todas sus fuerzas de que todavía siguiese viva. Sin embargo, también se sentía terrible consigo misma por haberse olvidado de algo tan importante.

¿Cómo había podido hacerlo?

¿Cómo pudo haberse olvidado de la situación tan crítica de su madre?

¿Es que acaso era como todo el mundo pensaba de ella, alguien fría y sin sentimientos?

Las palabras de Natsumi confundían a Aki que no entendía qué pasaba con su madre para que su hermana se pusiera a llorar cómo cuando se había enterado de la muerte de su padre. El niño al haber estado agonizando por el poder de la oscuridad, apenas había atendido a lo que Oroguram había dicho durante el combate entre los Ichijouji. Pero el mencionar a su madre, no solo la había inquietado a ella y a Piomon, sino que además, sus amigos se habían puesto tristes y sin ser capaces de verla. Solo Toji e Isaki se habían acercado a ella para tratar de calmarla, aunque sin palabras de aliento que pudieran reconfortarla. Había pasado demasiado tiempo desde aquella noticia, que solo podían pensar en que ya era muy tarde para poder salvarla.

Aki había podido ver cómo Osamu había tenido la intención de apoyar a su hermano, pero tras ver cómo Toji se había acercado a paso rápido, había desistido. Y Takeshi, observaba el piso con una terrible angustia, como si no tuviera la fuerza de voluntad suficiente para acercarse como Isaki para tranquilizar a su hermana. Y ahora que observaba mejor a su primo mayor, éste tenía los ojos llenos de lágrimas que trataba de ignorar por el bienestar de su hermana.

¿Qué pasaba? Preguntó en más de una ocasión, pero nadie le respondía a su inquieta pregunta.

-No te preocupes. Tu madre se encuentra bien. Todos están bien -declaró Elpidamon para mayor sorpresa de todos, Natsumi la primera dónde no se lo podía creer.

A sabiendas de que necesitaban una explicación para que dieran crédito de que era cierto, Elpidamon les contó cómo había estado en la zona en la que estaban sus padres y tratado de liberarlos. Solo hasta que había sentido una poderosa fuerza de oscuridad que lo había molestado y había tenido que abandonar el lugar, no sin antes haber dejada colocada una barrera sagrada para que nadie pudiera atentar contra la vida de sus padres.

-¡¿Está bien?! -comentó Nat con desesperación acercándose al digimon con lágrimas en los ojos- ¡¿De verdad que mi madre está bien?! -preguntaba sin estar muy convencida. Después de todo, si el enemigo no la mataba, ella misma lo habría hecho por la profunda depresión que tenía. Tal cómo Oroguram le había dicho.

-Puedo dar fe de ello que ha habido un poder sobrenatural que ha evitado una tragedia -le dijo para tranquilizarla y después, observó hacia alguien en particular.

Aki tuvo la extraña sensación de que le estaba mirando a él. Pero como tenía detrás suya a su primo, lo descartó para atribuir que se dirigía a él. Pues solo su primo podría tener un poder sobrenatural, como heredero de la "Luz" que era.

Sin embargo, ver cómo su hermana se desplomaba y liberaba todo el estrés sentido, hizo que se preocupara más por ella y fuera a su lado con Piomon siguiéndole.

-Sin embargo -proseguía Elpidamon mirando al resto con rostro serio-. El camino para llegar hasta vosotros ha sido muy largo. Me ha tomado horas llegar hasta el punto en el que estabais. Y cuando llegué ya no estabais, así que tras percibiros, tuve que cambiar de dirección y volví a retrasarme.

-Eso significa, ¿qué ahora nos estás llevando hacia dónde están nuestros padres? -preguntaba Musuko con algo de esperanza. Todo lo contrario a Daichi, que el pensar en reencontrarse con su padre le daba algo de temor. No se encontraba preparado para poder verlo cara a cara. Además, no sabía qué decirle.

-Estaría encantado. Pero aunque pueda lidiar con el batallón que custodia la base dónde están vuestros padres encerrados, no podré hacerlo si aparecen los dos de antes -refiriéndose a Dunkelmon y Lichtmon-. Necesitaría una ayuda muy especial que ahora no poseemos.

-Comentaron algo así de que eran una nueva especie de digimon mejorada -recordaba Toji lo que habían dicho.

-Y dicen ser siete -añadía Fireagumon.

-Pero ellos dijeron que eran la élite de esos Siete -comentó Kawamon, donde si ellos eran los fuertes, los siguientes no tendrían un poder tan avasallador.

Por lógica, los otros tenían que estar por debajo de ellos. Sin embargo, el poder que ambos había mostrado había sido tan abrumador, donde los digimon de Isaki y Takeshi no habían podido hacer absolutamente nada.

-¿Y los siguientes que nos esperan serán igual de aterradores que ellos? -comentaba Shin ligeramente preocupado al ver su muerte demasiado prematura.

-¡Cht! ¡¿Y por qué nos tiene que tocar a nosotros?! ¡¿Y por qué a ellos lo fácil?! -acusaba Satoshi harto de todo y dirigiéndose a Musuko y al resto que habían hecho las pruebas anteriores.

-Oye, que nosotros no lo tuvimos nada fácil -se defendió Musuko airado.

-Eso, eso. De no ser por el chavalín, Musuko, mi hermano, Daichi y yo habríamos acabado siendo puré.

-Tampoco para nosotras fue nada fácil enfrentarnos a uno de los nuestros -habló Minami por Misato, que también lucía molesta de que llamase fácil a su combate.

-¡No nos vaciléis! -reclamó Aruraumon igual de molesto que su compañero- ¡Vuestros fáciles han sido una parida!

-Una que se enfrentaba a la clarísima falsa ilusión de su madre -empezaba Satoshi a enumerar-. El otro que se molesta porque abusábamos de él y se deja manipular por la oscuridad, para acabar siendo derrotado con una tontería hecha por esa gritona pordiosera. Y finalmente, el niño de mamá que buscó follón con su hermano, todo porque el chaval éste no quería un hermano. Y en cambio ahora, anda tras sus faldas como si así pudiera enmendar su error, mientras que las otras bebiéndole los vientos como si no hubiera pasado nada -desplegando lo que realmente pensaba de todo aquello.

Satoshi se había pasado, pero es que estaba completamente harto. Saber que tendría que enfrentarse a una amenaza superior, y tener que seguir siendo el marginado del grupo, era un sabor muy agrio.

-¡¿Te estás pasando?! -proclamó Musuko cogiéndole del cuello y a punto de golpearle.

Isaki tuvo que intervenir para que se detuviera, donde contó con la ayuda de Earmon y Toji para detenerlo.

-Sin embargo, Musukokun tiene razón -le aclaró a Satoshi, donde a pesar de tener que ser imparcial por ser el líder, reconocía que el hijo de Mimi estaba muy equivocado-. No puedes decir que los combates de Musukokun y el resto fueron fáciles, porque luchar contra alguien que conoces no es algo de buen tragar -donde él mismo tenía la experiencia cuando le había tocado batallar contra Wizardmon en el mundo simulado-. Y tengo entendido que tú también has experimentado algo similar -recordando cómo Toji le había contado la experiencia en el mundo siete.

Satoshi soltó un nuevo chasquido con la lengua. Pero insistiendo con lo mismo.

-Pues ya me dirás cómo vamos a hacer, si ni siquiera vosotros pudisteis atacarle.

-No te preocupes por eso -intervino Elpidamon-. Aparte de que cuando Dunkelmon y Lichtmon se presenten contarán con mi ayuda, vosotros contaréis con la ayuda de alguien más -dejándolos en el misterio, Elpidamon sonrió para agregar-. En realidad, el lugar al que os llevo es dónde ellos se encuentran ahora mismo.

Antes de que le preguntasen a quién se refería con ellos, la esfera se detuvo, y como si fuera un medio de transporte futurista de esos que se veían en las películas, desapareció de su radio visual.

El lugar dónde se encontraban ahora parecía un paisaje con más flora, pero manteniendo la oscuridad presente. Y entonces, los niños y sus digimon descubrieron cómo a pocos metros de allí estaban sus hermanos mayores.