MARAÑA · Amor congelado, amor ardiente
3ª Parte – Las alas de la derrota
Horas antes de que Natsumi despertara…
Un silencio sepulcral envolvía a los hijos de los elegidos.
La llegada de Ishida Aine y su agresiva amenaza de no tocar el tema que había estado envolviendo a Natsumi, había dejado a todos asustados y sin atreverse a hablar de nada. Aunque ése no era el único miedo que tenían.
Desde los cielos, había llegado la inconfundible voz de Oroguram en la que avisaba que al día siguiente, la siguiente en combatir sería la portadora del amor. Es decir, les tocarían a Natsumi y a Piomon.
Kazumi pensaba que el hecho de que le tocase a la Ishida no era por simple casualidad. Estaba convencida de que aquellos extraños seres, a los que Aufrichtigmon había llamado papá y mamá, observaban todos sus movimientos o parte de ellos. Y la llegada de la Ishida mayor, había tenido que dejarlos preocupados y a preparar a su siguiente "hijo".
Aunque por otro lado, estaba la manipulación que le había ocurrido a Natsumi desde el combate de los Ichijouji. La pequeña Izumi tenía muy claro que aquel ser que había intentado manipular el corazón de su amiga, había aprovechado aquel momento de vulnerabilidad que había tenido la rubia cuando Osamu la había rechazado. Tenía muchísimas ganas de hablar con el Ichijouji para cantarle las cuarenta de que rechazar a Nat de aquella manera, le había dolido tanto como nadie se hubiera imaginado. Pero tenía que callar ese tema. Sabía muy bien del genio de la Ishida mayor. Y había tenido la prueba ante sus ojos, cuando había visto cómo le había dado aquel tremendo puñetazo a su hermano Yuuta.
Pero se sentía a punto de sufrir un ataque de nervios, que necesitaba hablar del tema y que todo quedase aclarado.
Pero…
¡Qué rabia sentía de verse amenazada sin poder hablar de aquello que tanto la inquietaba y resolverlo de una buena vez!
A su lado, su hermana mayor Izumi pensaba más bien sobre la voz femenina que se había escuchado entre los cielos. El matiz lleno de confianza y burlesco, era claramente idéntico al de Oroguram. Quizás la voz de Oroguram estuviera un poco más infantilizada, dando la posibilidad de que fuese la hija de la mujer de la voz.
Los extraños digimon con los que sus amigos se habían enfrentado, habían hecho muchas referencias a sus creadores llamándolos padre y madre. Si algo de lo que estaba completamente segura, es que la voz de la mujer que se escuchaba desde los cielos y la que había manipulado tanto a Daichi como a Osamu eran el ente al que sus enemigos se referían como "madre". Entonces, si Oroguram era la hija de esa "madre", eso la convertía en "hermana" de aquellos digimon con los que se enfrentaban. Pero, si fueran "hermanos", había algo que no tenía sentido.
Aquellos digimon actuaban como servidores de Oroguram. O esa es la impresión que la adolescente tenía. Entonces, Oroguram tenía que ser la "madre", ¿no?.
La cabeza empezó a dolerle de tanto pensar, dejando en claro que ella no valía para pensar cosas tan complicadas.
Las hermanas Izumi no eran las únicas que mantenían pensamientos que le rompían la cabeza y el deseo de explotar en charlar sobre los temas que las tenían ansiosas. Pero claro, todos eran conscientes de que, de una u otra manera, abordarían el tema tabú. Y desde luego, no querían probar un ataque de Aiyomon.
La tensión crecía tanto en el ambiente, que sino fuera por ese miedo que le tenían al digimon pájaro, acabarían gritando de los nervios.
Entonces, de repente, uno de ellos (un valiente, como clamaron algunos impresionados para sí mismos), se había decidido y levantado de su sitio para dirigirse hacia dónde estaban las dos rubias apartadas del resto.
Earmon al ver la determinación en su compañero humano de dirigirse hacia sus primas, se había quedado sorprendida y a tener la obligación de seguirle.
Aiyomon sólo los miró de reojo para seguir con la atención puesta en los demás. Pues, Isaki y su digimon, a diferencia de algunos que ella conocía muy bien, no causarían ninguna molestia a su compañera humana y a su hermana pequeña.
Aine, con su hermana en su regazo y durmiendo sin problemas, se giró con suavidad para observar a su primo con la mirada y preguntándole silenciosamente qué es lo que quería.
El niño con algo de inseguridad por el miedo que le infundía su prima cuando se cabreaba, tragó saliva y se atrevió a preguntar.
-Me preguntaba… Bueno… Nos estábamos preguntando -corrigiéndose con un carraspeo- que, ¿qué deberíamos hacer ahora?
-¿A qué te refieres? -preguntó ella manteniendo la calma.
Buena señal, se aliviaba Isaki para sí mismo.
-Pues con la advertencia del enemigo de que vosotras seréis las siguientes, supongo que debemos hacer algo al respecto.
El silencio que había obtenido Isaki en respuesta, había empezado a ponerle nervioso. Así como a aquella mirada imperturbable suya.
Entonces, de repente, Aine soltó un sonido sarcástico y volviendo a observar a su hermana pequeña, añadió con algo de cinismo.
-¿Y te han enviado a ti, a un niño de doce años, para hacerme esa pregunta tan importante? -cogiendo al niño y a su digimon por sorpresa por la ironía en su voz-. Comprendo que mi hermano se haya quedado traumatizado con el puñetazo que le he dado, pero, creer que ni siquiera Seiichirou tiene los huevos suficientes para acercarse, eso tiene mucha risa -mirándolo de nuevo con aires de soberbia.
-No… Quiero decir -¿cómo era posible que su prima mayor, acabara descarrilándose del tema principal?-. Cómo Natsumi me tiene preocupado, no podía esperar más hasta quedarme tranquilo.
-Bueno, da igual -soltó ella, cortando el tema-. A propósito, ¿quién es el enemigo? ¿Se sabe algo sobre él?
Earmon le contestó con que no lo sabían muy bien. Pero que estaba compuesto por dos extraños seres que sus vasallos se referían a ellos como papá y mamá.
-Parecen ser digimon, pero no estamos del todo seguros. Lo único que tenemos claro es que la que es la "mamá" es un ser horrible y despreciable que manipuló a dos de nosotros, e hizo sufrir a Isaki, a Aki, a Tsunomon y a mí debido al alto poder de oscuridad que los tenía controlados -explicó Earmon.
Aine observó al digimon conejo, compañero digimon de Isaki. Le resultaba muy curioso que de un digimon gato y de un digimon extraño mamífero de tipo viento como lo era Patamon, saliese un conejo. Por lo general, los digimon hijos tenían formas similares a los digimon de sus padres. Aunque esa regla, generalmente, se alteraba cuando éstos digievolucionaban a partir del nivel seijukuki como era el caso de Tsubasamon. Entonces, teniendo en cuenta el hecho de que aquel digimon hablaba de forma muy madura para su nivel, le preguntó.
-Eres el digimon de Isaki, ¿acaso estás en el nivel seijukuki?
-Así es -añadía la digimon conejo con orgullo-. Me llamo Earmon y como mi mamá Tailmon, tengo la habilidad de poder mantenerme en el nivel seijukuki.
El nombre del digimon le hizo algo de gracia a Aine.
Así como el nombre del digimon de su tía Hikari, hacía referencia a la larga cola que tenía, Earmon recibía el nombre, seguramente, debido a las largas orejotas que tenía. Si el nombre de Tailmon venía de algo exagerado de su cuerpo como Earmon, entonces, ahora sí que tenía sentido que fuese la hija de Tailmon.
-Aunque es algo raro, en comparación con Yuutaniisan, Sanaeneesan y el resto de mayores -expuso Isaki de forma modesta.
-Ahora que hablamos del tema de la digievolución y por lo que estoy viendo -observando al digimon de su hermana que se encontraba todavía deprimida por su amiga. A su lado, su hermano Zabumon e incluso Tsunomon, trataban de alentarla en un gesto de apoyo-, ¿cómo es que los digimon han digievolucionado tan rápidamente? ¿Y por qué otros se mantienen todavía en la segunda etapa younenki? -fijándose no solo en el digimon de su hermano pequeño, sino en el de los hijos de Jou y Mimi.
Isaki suspiró con pesadez, alegando que era una historia bastante larga para contar.
Aine no le dio importancia a ello, ya que tenían tiempo de sobra.
-Además, quisiera saber cómo es posible que mi hermana haya sido manipulada por la oscuridad, cuando eso sólo es posible cuando se tiene un corazón débil y vulnerable.
Isaki observó a su digimon con algo de angustia, el cual le devolvió la mirada, con la misma expresión que la suya. Algo que no pasó desapercibido para Aine. Antes de que preguntara qué es lo que pasaba, ambos se sentaron, a sabiendas que la historia que le iba a contar, sería más larga de lo que pensaba.
-Honestamente, no sabría decir en qué momento puntual Nat empezó a comportarse de manera extraña. Quizás, y mi hermano sostiene que fue después del combate que tuvieron los Ichijouji. Pero, es que como con ella he recibido muchas montañas rusas sobre sus emociones que no ha parado de preocuparnos a mi hermano y a mí. Empezando desde el día en que llegamos al Mundo Digimon.
"Tras ser absorbidos por aquella extraña luz, mi hermano, Nyaromon, Tokomon y yo, nos encontramos en un extraño mundo, que no reconocíamos como el Mundo Digimon. Allí también se encontraban nuestros primos, y el resto de hijos de elegidos con sus digimon. Estábamos todos, menos Sanaeneesan y el resto de mayores.
Debido a la falta de vida y de luz que había en el Mundo Digimon, nos encontrábamos sin saber dónde estábamos realmente."
-Ni siquiera yo pude reconocer mi mundo de origen -añadió Earmon con pena.
-Sin saber qué hacer, sólo nos quedaba caminar y buscar a alguien que pudiera ayudarnos. Pero… … …Supongo que te habrán hablado de la rivalidad existente entre mi primo Toji y Musukokun. Ellos como se consideraban hijos de líderes, y querían llevar la batuta, debido a sus continuas discusiones, provocaban que quedáramos estancados en un mismo lugar.
-Entonces, se propuso un consenso grupal y a decidir democráticamente a un líder. E Isaki salió elegido con una mayoría absoluta arrolladora -presumió Earmon con orgullo de su compañero.
-No me extrañaría nada -interceptó Aine-. Si yo estuviera con vosotros, también lo habría elegido a él. Pero continúa. ¿Cómo se encontraba mi hermana en esos momentos?
Un momento de pausa, donde Isaki pensó bien las palabras antes de decirlas para que no sonasen tan críticas.
-La verdad es que… Ella al principio se mostraba algo taciturna y desconfiada. Por un lado era entendible. El tío Yamato había muerto, poco después la tía Sora y el resto habían desaparecido y para rematar, acabamos en un mundo desconocido sin nada ni nadie alrededor. Es lógico pensar que se sintiera alarmada y se preocupara única y exclusivamente de Aki. Sin embargo, al principio, nos dejaba a mi hermano, a Toji y a mí su cuidado, para que ella pudiera descansar. Pero con el paso de los días, y sin poder encontrar nada de nada, ella empezó a desconfiar de todos nosotros, y a no permitir que cuidáramos de Aki.
-Entonces, ¿fue a partir de ese momento en que ella empezó a actuar extraña?
-No. De hecho, después de haber estado en el último mundo simulado, ella sufrió una transformación de mejoría extraña.
-¿Mundo simulado?
-Así es. Son mundos virtuales creados por Gennaisan y el resto de agentes, con el objetivo de que nosotros pudiéramos alcanzar la digievolución de forma más rápida -explicaba Earmon-. Ya que, después de varios días vagando sin descanso, pudimos encontrar a Centarumon y fue él el que nos llevó a la base de Gennaisan, y allí, él nos explicó toda la situación y el peligro al que teníamos que enfrentar para rescatar a nuestros padres.
Entre Earmon e Isaki le explicaron lo que Gennai les había contado sobre la nueva amenaza y el nuevo mundo, así como el hecho de que sus padres se encontraran en aquel mundo secuestrados y el enemigo, quisiese que los más pequeños se adentraran en ese nuevo mundo para rescatarlos.
Le contaron también sobre la lluvia que había aniquilado a casi todos los digimon, y cómo Huanlongmon, al no querer enviar a los niños y a los digimon a un sitio tan peligroso, había acudido él al Nuevo Mundo para derrotar al enemigo y salvar a Taichi y a los demás.
-…Pero, nadie ha vuelto a tener noticias de Huanlongmon. Y debido a la disminución de poder de las cuatro bestias sagradas, dicen que es probable que haya muerto. Y después… -seguía contando Earmon, empezando a temblar de rabia e impotencia- Dunkelmon y Lichtmon volvieron a soltar esa extraña lluvia exterminando a más de la mitad de los digimon.
La impotencia que sentía Earmon era mucha. Descubrir que los digimon que su hermano y ella estaban destinados a combatir, habían sido los responsables de la masacre digital, y no haber tenido ni una mínima posibilidad de herirlos estando en el nivel kazentai, era algo que la atormentaba.
-¿Quiénes son Dunkelmon y Licthmon? ¿Acaso son esos los nombres del enemigo que decís que se refieren como padre y madre? -preguntó Aine con curiosidad.
-Por lo poco que sabemos, son los que obedecen a esos seres que llaman padre y madre -explicaba Isaki-. En realidad, ellos dos conforman el grupo llamado Los Siete y que debemos enfrentar para avanzar en el camino que nos llevan hasta donde están nuestros padres.
-Hasta la fecha -continuaba Earmon-. Sólo han aparecido cuatro de ellos, cinco con la que Tsubasamon y Piomon tendrán que enfrentarse.
"Dunkelmon y Lichtmon dicen estar por encima de la jerarquía de sus compañeros, y los otros dos con los que se han enfrentado dicen que son los más débiles.
Eso es algo obvio, teniendo en cuenta que ni Holypiddomon ni yo estando en el nivel kazentai, pudimos hacer nada, mientras que Bolamon y sus hermanos, estando en el nivel kyuukyokutai, pudieron derrotarlos sin ningún problema. Debido a ese desgaste de poder, es por eso, por lo que ahora están en el segundo nivel younenki."
-Sin embargo, hay que tener cuidado con algo muy importante. Ya que, los rivales de Seiichirousan y los demás, recibieron un extraño aumento de poder, que me imagino que es algo que les otorga sus padres. Ese aumento de poder los vuelven incontrolables y, por ello, se necesita del nivel kyuukyokutai para poder vencerles -terminó Isaki.
-Así que es por eso que los digimon de los hijos de Jousan y Mimisan se encuentran en la segunda etapa de younenki.
Compañero y digimon asintieron, dejando a Aine algo pensativa y al mismo tiempo, impresionada de que la hija mimada de Jou y Mimi pudiera ser capaz de activar la "Inocencia" para que su digimon digievolucionase al nivel kyuukyokutai. Había escuchado tantas quejas y críticas por parte de su hermano Yuuta y de varias personas más, que no se podía creer algo así.
-Por cierto, cuando antes habías dicho que mi hermana había experimentado un cambio radical en el último mundo simulado, ¿podrías detallarme más de eso al respecto? -retornando al tema anterior.
-Pues verás… Para contarlo, de modo que lo entiendas… Creo que lo mejor… -vacilando un poco-. Sería contarte lo que pasó en los anteriores mundos simulados a los que ella había ido, y que mi primo y Musukokun nos contó de lo que había ocurrido.
Isaki le contó todas las temeridades de Natsumi para provocar la digievolución de su digimon a la fuerza, sin importarle su propia vida, donde la determinación de los hijos de los antiguos líderes, parecía que le había abierto los ojos y comprendido que exponerse al peligro de forma voluntaria, no era la solución para que su digimon digievolucionara.
-Pensábamos que tras esas dos experiencias, ella habría entendido la situación. Pero parecía seguir mostrándose reacia a abrir los ojos y a seguir encerrándose en sí misma y a ocuparse de Aki. Por eso, que el día anterior a la ida del último mundo simulado suyo, preocupados porque volviera a cometer alguna temeridad, quise crear los grupos para que todos estuviéramos contentos. Ya que aparte de lo de Natsumi, existían otros problemas graves con algunos de nosotros. Como era el caso de Fordkun, que no paraba de burlarse de su hermano mayor, y de meterse con los demás.
-Y sin embargo, tu hermana pequeña arruinó los grupos arreglados por Isaki y Takeshi, al pedir que Ichijouji formase equipo con ella y con su hermano -escupió Earmon molesta de cómo todo lo preparado por su compañero, se fuera al traste.
-¿Con Ichijouji?
-Así es -contestó Isaki, tras haberle dado una advertencia a su digimon para que se moderara-. Fue una gran sorpresa para todos nosotros -contaba Isaki aún sorprendido por la petición extraña de su prima de querer hacer equipo con Osamu, con el que nunca había hablado-. Sobre todo, porque estar con Ichijouji supondría exponer a Aki al peligro. Pero ella fue tan tajante con ese tema, que no se pudo discutir ni recordarle lo terrible que sería tanto para ella como para Aki que Ichijouji estuviera con ellos. Y justo después, Fordkun lanzó un comentario muy ofensivo contra ella, que la dejó muy sensible… … …-deteniéndose unos segundos, y a recordar con cierta angustia cómo su prima había caído en los brazos de su hermano llorando con mucha angustia. La miró, donde a pesar de que dormía plácidamente, aún podía ver aquel semblante que lo había dejado en shock-. Esa fue la primera vez en que la vimos llorar de aquella manera tan dolorosa -recordándolo con cierta pena. Sin ver a su prima mayor, el niño continuó con la historia-. Y después de llorar tanto, ella se quedó dormida en los brazos de mi hermano, y la llevamos hasta su futon para que siguiera durmiendo. No nos sorprendió que ella, al día siguiente, despertase demasiado tarde -suspirando con gran pesar-. Lo tomamos como algo normal, ya que ella no había descansado bien, los últimos días. Y con el llanto que había echado, era lógico que quedase reventada. Ninguno de los dos nos imaginamos que en realidad, Natsumi estaba enferma y que había empeorado cuando estuvo en el último mundo simulado.
"El mundo simulado que Gennaisan y los demás habían preparado, tenía el tiempo alterado, donde un día en el mundo simulado equivalía a una hora en el Mundo Digimon.
Nosotros y el resto de los grupos, apenas tardamos un par de días, pero al regresar al Mundo Digimon, y ver que pasaban las horas, empezamos a temer de lo que estuviera pasándole con Ichijouji. No miento al decir, que todos estábamos muy angustiados y a pensar lo peor.
Sin embargo, cuando ellos volvieron, todos sufrimos una tremenda conmoción al ver el cambio tan radical que había tenido Natsumi -todavía impresionado por su transformación-. Era como si se tratara de una persona nueva.
Ella había vuelto a sonreír, e incluso, se había disculpado con todos nosotros por como nos había tratado y a confesar que la razón de su tardanza, era por culpa suya, ya que se había puesto muy enferma. A partir de ese momento, ella se integró con nosotros, sobre todo con las chicas, e incluso mostraba su apoyo cuando lo necesité tras el combate de los Ichijouji.
-¿El combate de los Ichijouji? Antes ya has comentado que tu hermano tenía la leve sospecha de que todo empezó en ese momento. ¿Es que le pasó algo con ellos?
-Los hermanos Ichijouji, al igual que Musukokun y su hermano, tuvieron que enfrentarse entre ellos. Los más jóvenes se vieron manipulados por el poder de la oscuridad. La oscuridad se había aprovechado de ese resentimiento que los más jóvenes tenían contra sus respectivos hermanos mayores. Aunque yo no sé muy bien qué es lo que ocurrió durante el combate…
-Fue cuando nos sentimos con mucho dolor como si nos estuvieran estrujando el corazón. Lo único que sé, es que Tsukaimon y Takeshi se encontraban desesperados por vernos tan mal -explicaba ahora Earmon con pena-. La oscuridad que les rodeaba era tan fuerte que nos dolía a Isaki, a Tsunomon, a su compañero humano y a mí.
-Como los primeros en pasar por eso, fueron los Ichijouji, y después de haber conseguido salvarle de la oscuridad y que todo terminara con un final feliz, mi hermano se enfadó muchísimo con él, lo mismo que el resto de los chicos.
"Puedo entender la rabia de mi hermano, ya que si yo estuviera viéndolo agonizar, me sentiría frustrado contra el causante de quién lo había hecho. Pero tomarlo como lo había hecho él, me dejó boquiabierto. Todos estaban lanzándole puñaladas y palabras ofensivas contra Ichijouji. Yo intentaba tranquilizar y mediar el asunto. Incluso su hermana, que no tenía resentimientos por lo que su hermano había hecho, trataba de poner paz. Al final, tuvo que intervenir Natsumi para que todo se calmara -soltando una mueca graciosa-. Supongo que ya sabrás que casi todos los que están aquí conforman el harem de Natsumi, y diga lo que diga, su palabra va a misa. Aunque parece que el que Natsumi saliese en defensa, dejó a mi hermano con un muy mal sabor de boca.
-Sé que Toji y Musukokun están por mi hermana, pero, ¿quiénes más? -preguntó con cierta intriga.
-Shinsan y Fordkun. A ambos se le nota mucho que beben los vientos por ella.
-Entonces, fue a partir del combate contra los Ichijouji que mi hermana…
-Eso es lo que dice mi hermano. Yo creo que sucedió, poco después del combate de Musukokun y el encuentro con Yuutaniisan y el resto de mayores.
-Estoy de acuerdo. Estoy convencida de que fue cuando Snowoagumon y el resto vinieron -aseguraba Earmon-. Y creo que debió de ser a causa de la llegada del compañero de Zabumon, pues de este modo, la compañera de Piomon no tendría la carga de cuidar del compañero de Tsunomon, por lo tanto, debería sentirse fatal al saber que ya no era necesaria.
-Puede que tengas razón -expresaba Isaki dándose cuenta de ello-. Porque cuando Yuutaniisan llegó, Aki no se despegó en ningún momento de él.
-Y seguro que Piomon se sentía igual. Ese complejo de inferioridad de que ya no son necesarias. Porque, tengo visto como Piomon miraba de forma rara y comprensible a su compañera.
"Por lo tanto, Piomon tenía que saber lo que le estaba pasando, y cómo lo sabía, no pensó que a su compañera humana pudiera afectarle tanto, para que la oscuridad llegase a poseerla."
Desde luego, era una teoría razonable. Pensaba Aine. Sin embargo, ¿por qué no estaba muy convencida de aquello?
.
Ahora que se encontraba parada, al lado de su hermana que seguía deprimida, había visto que aquella teoría quedaba descartada.
A su hermana le habían roto el corazón, y ésa había sido la auténtica razón por la que la oscuridad había entrado en ella. La pregunta era, ¿quién había sido el responsable?
Podía habérselo preguntado aquella misma mañana a Aki, el único que había estado con ella de principio a fin, pero el asunto de la batalla, había sido el tema primordial, después de que ellos se habían despertado.
.
Hace dos horas…
Los chicos, niños y digimon habían despertado.
La preocupación que habían tenido en torno a lo que ayer había pasado, les había impedido dormir lo suficiente. Aunque el que no había podido dormir nada, había sido Toji.
El haber escuchado la clara confesión de Natsumi sobre lo que pensaba de él, así como el hecho de que todavía le afectase el rechazo de Osamu, le había bajado tanto los ánimos, que se había rallado la cabeza.
Los únicos que seguían durmiendo como troncos, eran los bellos durmientes que provenían de la casta de Mimi y Palmon.
Sin embargo, al resto les preocupaba más una cosa: El estado actual de Natsumi.
Ella se encontraba despierta, al lado de su hermana y su digimon. Los digimon no entendían porqué Aiyomon había digievolucionado a Tsubasamon durante la noche. Sino fuera porque tenían experiencia en ese mundo, asegurarían que algún enemigo, les habría atacado mientras ellos dormían y la digimon había digievolucionado para poder defenderles.
Con cierta incertidumbre, se fueron acercando hasta ellas. La más mayor tomaba algo de una taza tan tranquilamente, acompañada de una mirada de reojo dirigida hacia ellos, donde el carácter calmado les daba más pavor que aquella mirada tan fija.
Nat veía eso. La influencia de su hermana mayor era muy grande, cómo para percatarse de que, a pesar de que querían preguntar sobre cómo se encontraba, nadie se atrevía a decir nada. Si querían romper el hielo, tenía que ser ella la que diera el paso. Y la verdad, todavía no se sentía nada recuperada de todos los momentos bochornosos por los que había pasado. Pero al menos…
Tomando aire, la niña se levantó y con la cara roja como un tomate, miró a su digimon. De todos los que allí estaban, Piomon era la que más expectante y desesperada se sentía en volver a estar a su lado.
-Lo siento mucho, Piomon.
Aquellas cuatro simples palabras, alteraron tanto a la digimon que se lanzó a los brazos de su amiga, llorando de felicidad y aliviada de que pudiera entrar de nuevo en su círculo más íntimo.
La digimon le dijo que no se preocupara, que la culpa era suya por no haberse dado cuenta antes de su comportamiento y no haber hecho nada al respeto. Pero Natsumi la tranquilizó, correspondiendo a su abrazo, alegando que no debía preocuparse por eso, sino por cómo se había comportado con ella.
En medio de aquella conmovedora escena, Yuuta intervino, dirigiéndose hacia su hermana pequeña que debería dejarse de rallarse la cabeza con tonterías. Pero el simple pronunciamiento de su nombre por parte de su hermana mayor, donde iba cargado con una sutil advertencia, callaron al muchacho.
Yuuta se sintió desconforme con la situación.
¿Por qué su hermana mayor se empeñaba en dejarlo estar, hasta que Nat lo decidiera?
¿Es que acaso no se daba cuenta que sólo así, conseguía que su hermana, siguiera comiéndose la cabeza con cosas que no eran?
Sanae, viendo el carácter de Yuuta a punto de explotar, lo calmó alegando que debido al carácter de su hermana pequeña, todo tendría que ir paso a paso. Igual que había sucedido con él cuando había tenido aquel carácter revolucionario y acto seguido, había perdido perdón a todos los afectados con la cabeza bien gacha.
-Además, pienso que ya es un gran avance que ella vuelva a amigarse con Piomon -añadiendo la chica con expresión dulce, mientras las veía, donde Yuuta observó como la gran mayoría de sus amigos se contentaban con que humana y digimon volvieran a estar juntas.
El chico suspiró cansinamente, haciéndole caso a la Yagami. Además, su hermano pequeño parecía sentirse muy feliz de que su hermana sólo se hubiera disculpado con su digimon. Lo mismo parecía ocurrir con todos, que parecían comprender los sentimientos de la niña.
Todos menos Toji.
El niño observaba con cierta gravedad a Natsumi, para alternar su mirada hacia Osamu.
El hijo de los Ichijouji mantenía una expresión serena, sin sentirse aliviado o arrepentido por lo que le ocurría a Natsumi. Le enervaba que ella hubiese llorado por alguien que se mantenía impasible ante algo tan importante que le había ocurrido y que le costaba sobrellevar. Especialmente cuando el Ichijouji había sido el responsable de que Natsumi se dejara manipular por la oscuridad. De eso lo tenía bien claro.
Recordaba muy bien, cómo después del combate entre los Ichijouji y poco después de que Natsumi saltara en defensa de Osamu, ella se había sentido tan afligida, que ni Piomon ni Aki, habían podido consolarla.
En aquel momento, había ignorado qué es lo que Osamu le había dicho para dejarla tan abatida, y le había dado igual, ya que se había sentido increíblemente feliz, de que ambos se hubieran distanciado de golpe. Pero tras haber escuchado la conversación entre ambas hermanas, el niño había comprendido muchas cosas y a culpar a Osamu por todo lo que Natsumi había sufrido.
Eso le hizo pensar algo muy radical.
Osamu no se merecía a Natsumi.
Era alguien muy frío que no le importaba Natsumi, cómo pasaba con él, donde estaría dispuesto a lo que sea por ella.
Y ella, sin darse cuenta de que no valía la pena llorar por alguien que la trataba fríamente.
Fireagumon se percató de la tensión que cargaba su compañero humano, a lo que le preguntó qué le pasaba.
-Nada, nada. No me pasa nada -tratando de que sus expresiones de odio y rencor contra Osamu no se evidenciara tanto.
Ya ajustaría cuentas con él cuando todo aquello terminase. Y no solo eso, buscaría el apoyo de Yuuta, para que le diese una buena lección a ese mocoso desalmado.
Sin poder tocar el tema, los humanos y sus digimon se pusieron a preparar algo de comer, antes de que la batalla diera comienzo. Tuvieron que despertar a los bellos durmientes, ya que si les dejaban, seguirían durmiendo tan tranquilos y tan panchos. Su despreocupación hizo que muchos se cuestionasen el que pudieran cambiar, tal y cómo habían prometido. El único que parecía tener confianza en ello eran Sei y su digimon.
.
La comida que Gennai y los agentes les había proporcionado a los niños y a sus digimon era tan abundante, que a pesar de los estómagos ilimitados de Fireagumon y Veidramon, todavía les quedaba suficiente suministro para seguir unos cuantos días más en aquel extraño mundo.
Muchos comían de manera despreocupada, mientras que otros se sentían preocupados y nerviosos por la siguiente batalla que sucedería dentro de nada. Uno de ellos era Musuko.
Era cierto que se había aliviado de que la relación entre Natsumi y Piomon volviera a ser la de antes, pero si ella seguía manteniéndose al margen, su emblema, el emblema del amor, no brillaría y, por lo tanto, su digimon no podría digievolucionar al nivel kyuukyokutai.
Puede que estuviera la mayor, que parecía tener mucha más experiencia que los que estaban allí, y a un digimon espectacular, pero aún así, ellos tenían la experiencia de que el enemigo podría salir con cualquier as bajo la manga.
-Y… -empezó con su plato casi lleno-. Me estaba preguntando, ¿tenéis algún plan de batalla para combatir contra el enemigo?
La pregunta sorpresa de Musuko, hizo que todo el mundo dejara de comer, para observar de inmediato, con cierta intriga, a las dos hermanas Ishidas. La más joven, junto a Piomon, se habían detenido, y dado cuenta de que ahora que ellas serían las siguientes, deberían darlo todo para seguir avanzando. El problema estaba en el corazón herido de Natsumi.
Por su parte, Aine bebía de aquella taza con suma tranquilidad.
-La verdad es que no -contestó con demasiada calma, que su actitud empezaba a exasperar a algunos-. Sin embargo, hay varias cosas que me han estado molestando con lo que Isaki me ha contado sobre el enemigo -mirándole-. Y tengo constancia de que me has explicado todo lo que sabes sobre el enemigo. Pero me gustaría profundizar sobre ello y escuchar la versión de las hermanas Izumi para saber cómo manejar esto.
Ahora le tocó el turno a Izumi en alterarse y a sentirse en evidencia. Ella, a diferencia de su hermana pequeña, no era muy observadora, y mucho menos, podía armar un hilo constructor con todos los datos obtenidos, y formar una teoría completa y convincente. Su hermana Kazumi, una vez más, robó toda la atención del mundo, explicando su versión sobre el enemigo.
-El enemigo que nos enfrentamos se trata del equipo llamado Los Siete, junto a sus creadores, o sus padres cómo los llaman ellos, que serían el enemigo final.
"Hasta la fecha sólo nos hemos enfrentado a cuatro de ellos en tres combates…"
-Hay que añadir que no son enemigo de moco de pavo cómo sucedió en los combates anteriores -interrumpió Satoshi, haciendo rabiar a la pelirroja.
-Continúa, por favor -pidió Aine, donde era la primera vez en que se la veía bastante fuera de sí.
-Lo que decía… -carraspeando, tras haberle lanzado una mirada de odio a Satoshi. De verdad que no podía aguantar a ese niño malcriado-. Nos hemos enfrentado, o más correcto es decir, que Isakisan, Takeshisan y sus digimon se enfrentaron a dos de ellos, pero que, pensándolo bien, podríamos considerarlo como uno solo, puesto que ellos afirmaban ser la representación del orgullo. Mientras que los dos siguientes, actuaban de forma individual, pero que pusieron en aprietos a Seiichirousan, Shinsan y sus otros dos hermanos con sus digimon."
La Tanemon de Satoshi miró con la ceja alzada a la pelirroja, molesta de que dijera los nombres de Sei y Shin, pero no los de su compañero humano y de Momoko, como si le repugnara nombrarlos.
-Cierto, cierto -asentía Momoko, siendo esta vez ella la que interrumpía a la pelirroja. A diferencia de la Tanemon de su hermano, Momoko no se había sentido ofendida de que omitiera su nombre y el de su hermano a propósito-. La… … … La… … … -haciendo un esfuerzo en recordar el nombre de su rival. Pero se rindió, y acabó diciendo-. La representante de la envidia, que no me acuerdo su nombre…
-Unschuldmon -recordó Kazumi con la paciencia al límite de que hasta la hermana del niño malcriado, la interrumpiera.
-¡Eso! -exclamó Momoko en una palmada con sus ojos sobre la pelirroja- ¡Pues eso! -mirando ahora a Aine-. La tipa esa, desde luego, era una verdadera representante de la envidia, porque atacó a mi hermanito y a mí con esa envidia malsana, aprovechándose de la envidia que nosotros teníamos por culpa de ciertas personas que hay aquí.
Su hermano Seiichirou la miró de reojo a modo de advertencia, para que vigilara las palabras que decía, donde parecían seguir siendo malsonantes para los afectados.
-Aún así, gracias a ello, yo pude digievolucionar hasta el nivel kazentai, y ayudar a mi hermano a luchar contra esa engreída de Unschu… ¡Lo que sea! -continuaba la Tanemon de Momoko, quién tampoco recordaba muy bien el nombre de su oponente.
-Pero luego, sufrió una repentina descarga de poder por parte de sus papaítos, y en el nivel kazentai, ni Lilamon ni yo pudimos hacer nada. Sólo hasta que digievolucionamos al nivel kyuukyokutai que derrotarla fue coser y cantar -terminó la Tanemon de Satoshi.
-Lo mismo ocurrió con nosotros -continuaba ahora animado el Pukamon de Shin, feliz de contar la gran batallita que había tenido-. En nuestro caso, nos enfrentamos a un digimon realmente perezoso.
-Pero Aufrichtigmon era bueno en comparación con la Unschuldmon esa -recordó el Pukamon de Sei.
-Antes de que tuviera esa sobrecarga de poder enviado por su madre, que lo volvió en un digimon fuera de control. Y si no fuera porque digievolucionamos al nivel kyuukyokutai, no habríamos ganado el combate -terminaba el Pukamon de Shin.
-En conclusión, antes de que reciban ese poder obtenido por sus padres, nuestros digimon en nivel kazentai podrían vencerlo. De lo contrario, tendrían que digievolucionar al nivel kyuukyokutai para poder ganar.
-Eso me hace querer saber -intervino Zabumon con cierta duda, mirando a su hermana Tsubasamon-. Desde que llegaste al nivel kazentai, ya han pasado ocho años. Pero, recuerdo, que cuando lo habías conseguido, no nos habías informado por email. Sino que quisiste darnos la sorpresa, cuando papá Gabumon y toda la familia fuimos a visitaros a esa otra dimensión humana. ¿Acaso habéis llegado en este tiempo al nivel kyuukyokutai y lo habéis guardado para volver a sorprendernos?
La pregunta era bastante interesante. Sobre todo, porque había pasado muchísimo tiempo desde que Tsubasamon había digievolucionado al nivel kazentai. Siendo alguien que entrenaba duramente todos los días, era bastante raro que todavía no alcanzase el nivel kyuukyokutai. Pues si el digimon de Aine ya tenía esa última forma, podrían sentirse tranquilos sobre la batalla. Pues dudaban que Nat pudiera hacer que Piomon alcanzase el último nivel. Todo dependía de la experiencia, la fuerza y el poder como digielegida especial de la mayor.
-Alcanzar el nivel kyuukyokutai no es algo que pueda conseguirse con mucho entrenamiento. Sobre todo para nosotros, que heredamos los emblemas y valores de nuestros padres -dijo Aine con rostro pensativo.
Las esperanzas que tenían puestas en la mayor, murieron al saber que ni ella tenía el nivel kyuukyokutai. Sólo les quedaba rezar, para que sucediera el milagro durante el combate cómo había sucedido en los anteriores. El problema estaba en que Aine no parecía tener ni una pizca del sentimiento del amor.
-Pero quitando eso a un lado, ¿no os suena de algo las palabras: orgullo y envidia? Además, también habéis mencionado la pereza. Y son siete el grupo de enemigos -ella tenía una ligera idea de qué era, por culpa de un anime que había visto y cuya secuela, se estaba emitiendo y perdiendo (NA: recordemos que los sucesos, ocurren en el 2026, así que espero que esta predicción de que se emita el anime de esta secuela se cumpla XD)
-¡Los Siete Pecados Capitales! -clamó Minami de repente, donde como Aine, era una adicta al anime. Aunque en su caso, del género Idols, pero cómo tenía que comerse la publicidad sobre la emisión de otros animes, eso hacía que conociera los más populares.
Aquella frase sonó a chino a muchos de los niños y a la gran mayoría de los digimon que todavía les quedaba mucha cultura por aprender.
-¡Es verdad! -exclamó Kazumi, quién no se había dado cuenta hasta ahora-. Si tenemos en cuenta que son siete, y dichas cualidades pertenecen a los siete pecados capitales, entonces, todo coincide.
-Hermano, ¿qué es eso de los pecados capitales? -preguntó el ingenuo de Aki.
-Algo muy malo -resumió Yuuta.
-De esta manera, creo que queda aclarado la duda sobre los siete que me tenía molestando -contó Aine, asintiendo para sí misma, cruzándose de brazos-. Si los enemigos son siete, entonces, varios de nosotros quedarían sin combatir, ya que, contando al enemigo que mi hermana y yo tendremos que derrotar, serían cuatro. Y si quieren tratarnos como piezas de su juego para sus entretenidos combates, no tendría sentido que varios de nosotros, nos quedemos al margen. Pero teniendo en cuenta, que faltan la ira, la lujuria, la gula y la avaricia, así dan las cuentas. Es decir, mi hermana y yo, nos enfrentaremos a un representante de un pecado capital, lo mismo con mis hermanos, los hermanos Yagami y las hermanas Izumi -mirando a los mencionados-. Me pregunto a quién representará nuestro enemigo. ¡Me muero por saberlo! -comentaba con gran entusiasmo.
Muchos no podían evitar pensar que a aquella chica, pese al buen atractivo como mujer, era bastante masculina y muy echada a las peleas. Algo que muchos podían justificar esa extraña manera de pensar, los animes shounen que había visto desde que había sido muy pequeña y que la habían influenciado.
-Perdón -intervino Misato-. Independientemente de esto, ¿no os parece muy extraño que nos avisen de quiénes serán los siguientes en pelear cuando antes lo hacían todo por sorpresa y de la nada?
-¡Misato tiene razón! -apoyó Cuarzomon-. Hasta ahora, nos han puesto zancadillas en cada combate. Que ahora avisen… ¡Es demasiado sospechoso! -promulgaba el digimon.
Ahí todos estuvieron de acuerdo.
Aquel comentario, hizo que el semblante divertido de Aine cambiara y buscase, una vez más, una explicación por parte de las Izumi. Y una vez más, Kazumi llevó la voz cantante para gran orgullo de su digimon, que la observaba como una madre feliz por el crecimiento intelectual de su hija.
-El hecho de que avisen, sólo puede abrir a dos teorías -enseñando sus dedos índice y medio-: La primera, que nos estén vigilando las veinticuatro horas, y en vista de la aparición de Ainesan, consideren que sería una tontería cogernos con el factor sorpresa. Entonces, al avisarnos lo que quieran infundir es el miedo en el resto; Y la segunda: Que no nos estén vigilando todo el tiempo, y todavía no sepan de la llegada de Ainesan, así como que la manipulación sobre Natsumisan haya sido deshecha. Por tanto, eso causaría desesperación entre nosotros y a no tener esperanzas de conseguir la victoria en el siguiente combate.
-Son buenas observaciones. ¿Y tú, Kazumichan, por cuál estarías inclinada? -preguntaba Aine con las piernas cruzadas y su brazo apoyado sobre su rodilla, expectante en saber su opinión.
La niña lo pensó por unos momentos, e incluso vaciló al decir su respuesta.
-Creo que por la segunda. Está claro que en ambos casos buscan la desesperación en nosotros, algo que han estado haciendo desde el comienzo. Pero ellos mismos, han afirmado que el siguiente enemigo es uno de los débiles del equipo de los Siete. Si ellos supieran de tu existencia, no habrían presumido de su vasallo débil. Sobre todo, teniendo en cuenta quién eres. Porque si es verdad que Tsubasamon ha alcanzado el nivel kazentai, junto al Garutmanmon de Natsumi, hay altas posibilidades de que puedan vencer sin la necesidad del nivel kyuukyokutai.
-Mientras no se confíen. Que sino, si pasa como la Unschu aquélla, no durarán ni cinco minutos -agregó Satoshi con despreocupación, masticando una patata frita.
-¡A diferencia de tu digimon y el de tu hermano, el digimon de Ainesan en el nivel kazentai tiene un poder muy superior a cualquiera de los digimon de nivel kazentai que hay aquí! ¡Casi similar al de un digimon de nivel kyuukyokutai! -discutió Kazumi, donde no podía seguir callándose de los comentarios de Satoshi.
-Pero tú lo has dicho, "sabelotodo" -escupiendo con ofensa. Si algo que el niño no podía tolerar es que una niña más pequeña que él, le hablara con ese tonito de superiorida-, su digimon en el nivel kazentai, tiene un poder similar al de uno en el nivel kyuukyokutai. Algo parecido a estos pecados capitales en forma de digimon o lo que sean, cuando reciben el poder de sus papaítos.
-¡Con más razón que nunca Tsubasamon y Garutmanmon tendrían ventaja! -alzando la voz para sorpresa de todos- ¡El poder de Tsubasamon en el nivel kazentai es ya similar al de kyuukyokutai! ¡Si a eso le sumamos la ayuda de Garutmanmon, todo estaría a nuestro favor!
-¡Ay, chica! ¡No hace falta que me grites con esa voz de pito que tienes! -expresó molesto Satoshi con las manos tapándose los oídos.
-¡¿QUÉ ME HAS DICHO?! -clamó Kazumi más enojada.
Isaki tuvo que intervenir para pedir calma. Seiichirou le echó la bronca a su medio hermano, por haberse pasado, a lo que él protestó de que había sido ella la que le había empezado a gritar sin más. Izumi tuvo que calmar a su hermana, con la ayuda de Misato. La niña se encontraba respirando con fuerza, como si no pudiera contenerse. Le irritaba aquel niño.
-¿Soy yo o esos dos se llevan como el perro y el gato? -preguntó Aine a su primo Takeshi.
-Eso parece, prima. No sé porqué, pero, Fordkun hace que veamos una nueva cara en Kazumichan que nunca creíamos -dijo con expresión divertida.
Aine observó a los dos niños siendo calmados por sus respectivos hermanos mayores y sus digimon. Aunque en el caso de Satoshi, tuvo la ayuda de su hermana Momoko para defenderle, donde tenía razón de que la niña se había pasado bastante con él al gritarle.
-¿No había un dicho que decía: Cuánto más reñidos, más queridos?
Satoshi y Kazumi observaron a la rubia adolescente que tenía una expresión divertida en la cara, y al unísono y molestos contestaron.
-¡Ni en broma yo con éste/a!
Los dos niños se observaron alucinados de que dijeran lo mismo y al mismo tiempo.
Aine rió más divertida, comentando cómo que así siempre empezaban la pareja típica protagonista, hasta que al final terminaban juntos y muy enamorados.
Su comentario no hizo más que echar más leña al fuego, provocando una situación un poco relajante y divertida, menos para los afectados donde no les gustaba ni un pelo la situación. Sin embargo, pese a la intención de aliviar algo el momento, Natsumi seguía preocupada por lo que pudiera ocurrir en su combate.
Parecía que ya estaba sentenciado que ella no pudiera activar su emblema del amor, para que Garutmanmon digievolucionase. Todos parecían darlo por sentado. Así que ya era oficial. A partir de aquel momento, ella sería considerada un estorbo para el grupo. Ya no servía ni para luchar, ni para rescatar a su madre, ni siquiera para poder proteger a su hermano Aki. Con sus dos hermanos mayores allí presentes, ambos le hacían mucha sombra. Nat se veía tan pequeñita y falto de confianza, a su lado, que deseaba desaparecer de aquel mundo y regresar a casa.
Al menos, no tendría que ver a Osamu en el día a día.
Lo observó de reojo.
Él no la miraba.
Estaba sonriendo y mirando la divertida pelea entre Satoshi y Kazumi.
Todo parecía que había vuelto a ser cómo antes de que pasaran juntos aquella aventura en el mundo simulado.
Seguía sin mirarla y pasando de ella.
Siendo sólo y únicamente, unos meros conocidos.
Volviendo a mirar lo que le quedaba de comida, se quedó sin ganas de comer lo que le quedaba.
Su mirada hacia Osamu y su posterior cara de tristeza fueron vistas por Toji, donde los celos crecían tanto en él, que estaba a punto de explotar de ira.
.
Ambas Ishidas seguían apostadas lado a lado con sus digimon al frente, a la espera impaciente de que el cubo apareciera y que su combate diera inicio.
Las que se mostraban calmadas eran Aine y Tsubasamon. La chica humana, se mostraba con una pose relajante y una paciencia, digna de alabanza. Tenía los brazos cruzados y los ojos cerrados, como si estuviera pensando en algo muy importante.
Frente suya se encontraba Tsubasamon.
La digimon se encontraba igual de tranquila que su compañera humana. A pesar del tiempo pasado, y la incertidumbre que eso pudiera causar, la digimon no había movido ni un músculo. Se encontraba con la pose de una mano sobre la cintura como si no tuviera miedo a lo desconocido.
A su lado, y nervioso como una patera, se encontraba Garutmanmon.
A diferencia de Tsubasamon, el digimon de Nat se encontraba ya digievolucionado en el nivel kazentai. Una sugerencia recibida por parte de la más joven de las Izumi, y apoyado por el resto de las dos niñas por si aparecía algo inesperado.
Kazumi no había tenido antes la oportunidad de registrar los datos de Garutmanmon, así que, en cuanto lo había visto, no había perdido el tiempo.
El dispositivo analizador recogía los datos de Garutmanmon de la siguiente manera:
Digimon hombre pájaro de nivel kazentai y atributo vacuna. Este digimon es muy parecido a Garudamon. Al igual que su predecesor, es lo suficiente fuerte cómo para derrotar a digimon de nivel kazentai. Puede volar a grandes alturas y a una gran velocidad. Su ataque más poderoso es el "Winged Sword" donde de una de sus garras, crea una espada mágica de fuego con el que asesta a sus enemigos.
A primera vista parecía un digimon excepcional, pero tomando en cuenta que el enemigo no era moco de pavo, donde se necesitaba de la evolución al nivel kyuukyokutai, la gran mayoría ponía sus esperanzas en Tsubasamon. Sobre todo, viendo la actitud aún deprimida de Natsumi.
Ella, al lado de su hermana mayor, lucía desanimada y sin ninguna confianza en sí misma. Incluso sentía algo de molestia porque estaba en un lugar al que no le correspondía. Si era para que la vieran hacer el ridículo, para eso, preferiría continuar siendo una mera espectadora, que no aportaba nada al grupo. Lo único en lo que era buena, era en causar problemas.
Era irónico como tras la manipulación por la oscuridad, y tras salir de aquel valle oscuro, se había dado cuenta de que lo único que había hecho desde que habían ingresado al Mundo Digimon, era causar múltiples de problemas.
Al llegar al Mundo Digimon, y después de varios días donde seguían con la misma historia que al principio, Nat había desconfiado de todos y a no permitir que nadie tocara un pelo de su hermano.
Y cuando habían pasado por las pruebas en los mundos simulados, sus primos se habían preocupado por las locuras que había cometido. Toji y Musuko le habían dado más de un zasca en la boca, al recordarle que lo que hacía era peligroso e incorrecto. Y en el último mundo, en vez de avisar de lo mal que se sentía, acabó siendo una carga para Osamu.
Todo aquello había ocurrido en el Mundo Digimon. Y si recordaba lo que había pasado en ese nuevo mundo, se hundiría por completo.
¿Para eso la habían elegido?
Para hacer el ridículo públicamente.
Si estaba claro que aquella batalla le pertenecía a su hermana mayor y no a ella.
Tan baja de ánimo estaba que era vista por su hermano pequeño.
El niño no había dejado de observar cómo desde la mañana, y a pesar de haber recuperado la amistad con Piomon, seguía encontrándose deprimida.
El resto se encontraba a la espera impaciente de que el cubo y Oroguram apareciesen, pero en sus mentes, tenían la confianza de que nada malo ocurriría esta vez, ya que estaban Aine y su digimon. Incluso se llegó a escuchar un comentario, diciendo lo aliviados que se encontraban de que Aine y Tsubasamon hubieran llegado a tiempo, porque de lo contrario, habrían perdido el combate.
-Tiene razón -le había contestado su digimon-. Ha sido una suerte de que Tsubasamon y su compañera hayan llegado a tiempo.
Había sido un comentario inocente, sin el objetivo de herir más los sentimientos de Natsumi. Sin embargo, ella lo había escuchado perfectamente, para hundir más la cabeza y a deprimirse más.
Al pequeño Aki no le había gustado ver cómo su hermana se deprimía más y más. Ella que siempre había sido muy fuerte, y alguien digna de confianza, ahora se sentía por los suelos.
Comprendía que todo era debido a que su hermana lo había pasado muy mal cuando Osamu la había rechazado, y luego, había sufrido por haberse dejado manipular por la oscuridad, donde ahora mismo, nadie tenía confianza en ella, cuando había sido la primera de todos en esforzarse hasta el límite de sus fuerzas.
Sólo el pequeño Akito podía entender el corazón de su hermana y comprender lo mal que lo tenía que estar pasando, de que todos perdiesen la confianza en ella y no supieran valorar todo el trabajo hecho y el sufrimiento padecido.
Y desde luego, él no quería seguir viéndola así de alicaída.
No podía arreglar lo de Osamu, pero sí que podía hacer una cosa mucho más importante.
Con la determinación marcada en su rostro, el niño corrió hacia el centro donde se encontraban sus dos hermanas. Su hermano Yuuta se había alterado por la repentina carrera de su hermano hacia un lugar peligroso. Zabumon lo detuvo, aludiendo de que ya iría él a buscarlo.
La depresión que sufría Natsumi se había visto interrumpida al sentir sobre su cuerpo a su hermano pequeño. Éste, con un rostro cargado de sinceridad y convicción, le dijo.
-Hermana, no tienes por qué seguir así de deprimida. Todos sabemos que tú jamás harías lo que hiciste cuando estabas poseída por la oscuridad. Fue el poder de la oscuridad quién tuvo la culpa, no tú. También, entendemos que para ti, el saber lo que hiciste, no tiene que ser fácil de sobrellevar, pero a pesar de todo, todos seguimos queriéndote mucho. No tienes porqué estar triste y perder la confianza en ti misma.
Las palabras del niño asombraron a Natsumi y al resto de mayoría de niños, quiénes se percataron de sus pensamientos erróneos, al depender de la mayor, como si no tuvieran confianza en la más joven. Si ellos mismos se alimentaban con ello, era normal que ese sentimiento pudiera transmitirse en la perjudicada, y a que ella se sintiera peor de lo que estaba. Con rostros avergonzados y sin ser capaces de decir nada, sólo se quedaron en silencio, como si les hubiesen dado una bofetada en la cara. Lo peor de todo aquello, es que Yuuta había estado dentro de ese círculo del que sólo dependía de las habilidades del digimon de su hermana mayor, sin tener en cuenta cómo debería afectarle aquello a su hermana pequeña. Como ella no había dicho nada, y le daba vueltas a algo que no era para tanto, no se había parado a pensar, que en vez de ayudarla a que se olvidara del tema, lo que había hecho era herirla más.
-Todo irá bien -le dijo el niño cogiéndole de las manos y asomando una sonrisa dulce que a la niña le recordó a la de su madre.
Su madre…
¡Es verdad!
¿Cómo podía rendirse así de fácil, cuando su madre corría peligro?
Con las lágrimas contenidas en sus ojos, le respondió a su hermano con una suave caricia sobre su cabello y agradeciéndole sus palabras.
-Ahora regresa con Zabumon. Aquí es peligroso -le dijo Aine con suavidad.
El niño asintió con entusiasmo y, antes de marcharse, con la escolta de del digimon de su hermano, les deseó mucha suerte a sus dos hermanas.
-Nunca falla, ¿eh? -le dijo Aine a su hermanita, una vez que su hermano pequeño se había alejado. Cuando el niño regresó al lado de Yuuta, éste no tuvo ganas de reprender a su hermano, por cometer semejante locura.
-¿A qué te refieres? -le preguntó Nat, secándose las lágrimas contenidas para que éstas no resbalasen por sus mejillas.
-Que el bueno de nuestro hermanito, es como un ángel caído del cielo, que siempre está ahí para que todo entre nosotros fluya con armonía. Igual que hizo con Yuuta el año pasado.
-¿Con mi hermano? -preguntó ella más sorprendida- ¿Fue Aki quién provocó que mi hermano por el buen camino?
Pues hasta la fecha, el cambio de rebeldía a buen chico que había tenido su hermano mayor, había sido un misterio y que nunca se había molestado en descubrirlo. De hecho, había creído que su padre le había dado un buen sermón, y que gracias a eso, su hermano había asentado la cabeza.
Aine le sonrió en respuesta. Y con un suspiro, añadió.
-Parece que ese hermanito nuestro se está volviendo más espabilado de lo que creíamos, y quiere evitar que yo solucione los problemas a golpes -riéndose ante el contraste tan descarado entre Aki y ella-. Él siempre preferirá la vía la paz a la violencia. Lo gracioso de todo, es que ese carácter a lo Gandhi, no suele funcionar en personas resentidas y cabezotas como Yuuta. Pero nuestro hermanito con su ingenuidad y su buen habla, es capaz de amansar hasta a una fiera.
"Como experta en el tema, estoy convencida de que eso acabará influenciado a Tsunomon, y cuando él digievolucione, estoy segura de que lo hará en un digimon muy poderoso -y luego añadió con voz baja y de forma seria-. Siempre y cuando Aki deje de impedirle que no evolucione."
La chica no necesitaba de añadiduras sobre las aventuras que habían vivido sus hermanos durante su ausencia, para adivinar que la evolución del Tsunomon de Aki, no se había producido a causa del niño. Viendo en cómo lo aferraba con fuerza, como si quisiera protegerlo él mismo, acompañado de la tristeza que rodeaba al pequeño digimon, era suficiente para intuir porqué Tsunomon no avanzaba de nivel como los demás. Su poder estaba dentro, tanto el de su hermano como del digimon. Sólo hacía falta que Aki permitiese que la luz de la digievolución entrase en el cuerpo de Tsunomon, para poder presenciar a un digimon milagroso.
-¿Qué has dicho? -le preguntó Nat, dónde no había entendido sus últimas palabras.
-No es nada importante por ahora. Lo que debemos hacer es estar centradas en nuestro combate.
La niña asintió y tratando de recuperar la compostura, se centró en lo que tenía que hacer. Gracias a su hermano pequeño ya no sentía ese bajón, aún así, la duda de que ella pudiera hacer algo y lograr que Garutmanmon digievolucionara, persistía como un disco rallado.
.
La espera que tuvieron que aguantar, había sido bastante larga. Los que rodeaban a las dos Ishidas, empezaban a cabrearse. Incluso Musuko había soltado un mal chiste, cuando al mirar al cielo, cómo si le hablase a las dos grandes amenazas, que apareciese de una vez el rival y que la "Pereza" ya había pasado. Takeshi y Tsukaimon se habían mofado por el comentario tan terrible, mientras que Minami se había tronchado de la risa por lo malo que era soltando chistes. Tanto Penguinmon como su hermano, la habían amonestado por maleducada.
El único que le había hecho gracia aquel chiste tan malo, había sido a su hermano Daichi y a Buidramon que reían divertidos.
-Lo que os pasa, es que no tenéis sentido del humor. Tenéis que aprender de mi hermano. Él sí que me entiende -se quejaba Musuko con aires arrogantes.
-De tal palo, tal astilla -murmuró Satoshi con burla.
-¡Oye! ¡Presumido! ¡Con mi hermano no te metas!
-¿Entonces, contigo, sí? -le preguntó la Tanemon de Satoshi audaz.
Eso sí que hizo gracia a la mayoría, donde el ambiente parecía relajarse por un momento. En medio de aquel relax, Aine sintió una voz que se ponía en contacto con ella. La voz de Elpidamon.
El digimon le hablaba de forma para que la escuchara sólo ella. La chica, contestándole con la voz del corazón, le aseguró cómo su conversación sólo era escuchada por ambos.
El digimon con un tono bastante alarmado, le dijo que tenía que contarle algo muy importante, y que no sabía lo que había ocurrido, que se le había olvidado hasta aquel instante.
Aine sonrió para sí misma, viendo como aquel poder de manipulación al que su hermana había estado sometido, había podido influenciar, incluso, al gran Elpidamon. Pero cuando el digimon, agregó lo siguiente…
-"Es sobre tu padre. Él…"
La sangre fría de la chica se vio alterada por unos segundos y a cortarle lo que dijese a continuación.
-"Disculpa, Elpidamon. Pero agradecería que no dijeras nada sobre mi padre en estos momentos. Es mi turno para pelear y quisiera mantener la cabeza fría."
El digimon iba a protestar y a contarle que lo que le iba a contar era bueno. Ya que su padre estaba vivo, aunque perdido en alguna dimensión. Pero si agregaba aquello, haría que la chica se desconcentrara y eso la perjudicase en el combate.
Comprendiendo aquello, Elpidamon le pidió que cuando terminase, que se pusiera en contacto con él de inmediato.
Mientras tanto, el digimon ángel, se concentraría en la búsqueda del espíritu de su tío Yamato y el de Gabumon para poder guiar después a la chica.
.
El tiempo fue pasando, donde los minutos empezaron a convertirse en horas.
El enemigo les había dicho a primera hora de la mañana, pero ellos no sabían a qué primera hora debía referirse, porque para los niños y sus digimon, la hora actual en la que se encontraban, era la hora del almuerzo. Muchos estómagos rugían con fuerza y algunos trataban de que no lo hicieran, para no ponerse en ridículo. Pero, desgraciadamente no era el momento ni el lugar para ponerse a tomar un tentempié tan tranquilos, como si estuvieran viendo un partido en un estadio de fútbol. Además, que eso sería una falta de respeto para las Ishida y sus digimon, donde seguramente, también estarían hambrientas.
De repente, Aine había abierto los ojos como si hubiera percibido algo. Ese extraño sentimiento, también lo había percibido el pequeño Aki, aunque no sabía muy bien a qué relacionarlo.
-Prepárate, Garutmanmon -le advirtió Tsubasamon con los puños preparados para luchar.
El digimon pájaro no entendió muy bien porqué su hermana digimon había roto su calmada compostura, ya que él no percibía ni veía nada fuera de lugar.
Afuera, todos se preguntaban porqué Tsubasamon había empezado a actuar de forma extraña. Hasta que la idea del cubo, resonó en sus mentes.
Una vez más, el cubo había aparecido de la nada, sin que nadie se diera cuenta. Yuuta tragó saliva, y estiró el brazo con mano temblorosa para cerciorarse de que aquel cubo estaba justo delante de sus narices.
Sintió algo duro a través de esa capa invisible y la preocupación sobre sus hermanas lo rodeó por completo.
Su hermano pequeño, estaba pegado a él, y miraba a sus hermanas con la misma expresión inquietante que Yuuta. El chico trató de tranquilizarle de que ellas estarían bien. Aunque viendo su sonrisa con una de las cejas enarcadas, y el nerviosismo recorriéndole, hizo que no fuera muy convincente.
Puede que confiara en las habilidades de su hermana y de Tsubasamon, pero cuando el peligro real acechaba, toda esa confianza se perdía y a preguntarse, si ellas podrían lograrlo como habían hecho los demás. Los demás habían necesitado sufrir mucho y un milagro, para que sus digimon pudieran alcanzar los niveles deseados para derrotar al enemigo.
Justo encima de las cabezas de las dos Ishidas y sus digimon, se visualizó el marcador, apareciendo el emblema del amor contra un logo de un corazón con alas negras y siendo atravesado por una espada. La perfecta contraposición al amor.
Y poco después, apareció Oroguram con suma satisfacción y alegría.
Haciendo su habitual presentación, se quedó sorprendida cómo al ver dentro del cubo, aparte de la pequeña Ishida y su digimon, otra chica más y un digimon que jamás había visto.
-¿Quién eres tú? ¿Cómo es que estás dentro del cubo? -preguntó Oroguram con sincera confusión.
El hecho de que no supiera de la existencia de Aine y de su digimon, hacía que la teoría que se la había ocurrido a Kazumi sobre que los vigilaba las veinticuatro horas, quedase descartada por completo. Por lo tanto, el hecho de que avisaran de la batalla, ¿significaba que el enemigo seguía creyendo que Natsumi seguía poseída?
Kazumi pensó con frialdad, sobre lo estúpido que era confiar en eso, sin haberse cerciorado antes. ¿Es que acaso el oponente de las Ishida era más débil y estúpido que los oponentes que habían tenido los Kido y Satoshi? Si era así, entonces, no deberían preocuparse si Garutmanmon y Tsubasamon no llegaban al nivel kyuukyokutai, ya que seguro que con el nivel kazentai, llegaría y sobraría para derrotarle. Pensaba la niña con demasiado optimismo.
El hecho de que no supieran de ella, hizo que Aine sonriera de lado por unos momentos, y luego, con rostro serio, confesó.
-Mi nombre es Minamoto Aine. Y soy la gemela de Yuuta.
Las caras que se le quedaron a todos fue todo un poema.
¿Gemela de Yuuta?
-¿Su gemela? ¿Y cómo es que no se tiene constancia de tu existencia? -preguntó Oroguram con suma desconfianza.
Aine adoptó una pose dramática, y con profunda tristeza, explicó.
-La verdad es que… -sorbiendo por la nariz, como si quisiera aguantar un llanto que nunca llegaría-. Fui separada de mi hermano, nada más nacer.
"Imagino que los digimon no conocen casos humanos que han sucedido a lo largo de la historia, como el caso de bebés robados.
Yo he sido una víctima más de ese caso, donde, le hicieron creer a mis padres que yo había fallecido al nacer, y que sólo pudieron salvar a mi hermano. Para que todo fuese creíble, le mostraron a mis padres el cádaver de otro bebé que había muerto -volviendo a sorber por la nariz con mucha pena-. Mientras, esa gentuza, me vendieron a una pareja estadounidense que no podía tener hijos.
Tuve una vida feliz, ignorando de que ellos no eran mis verdaderos padres. Al final, después de catorce largos años, creyendo lo que no era, apareció la noticia internacional de la muerte de mi padre biológico. Mis padres, al verlo y cómo son buena gente, decidieron contarme la verdad y darme el permiso para irme a Japón y asistir al velatorio de mi padre biológico, y, por supuesto, tener la oportunidad de conocer a mi verdadera familia.
Para mí fue una auténtica sorpresa descubrir que era la melliza de un hermano tan atractivo, y, además, descubrir que tengo dos encantadores hermanos pequeños que no los cambiaría por nada."
El bulo de Aine, dejaba boquiabiertos a más de uno, donde no entendía porqué soltaba semejante historia.
-¡¿Es que ha perdido un tornillo o qué?! ¡¿A qué viene contar esa sarta de tonterí…?! -la boca de Musuko se vio cerrada por Minami.
La niña también se sentía perpleja por la aberración que la chica había contado. Pero el estar al lado de Kazumi, y escuchar cómo ella murmuraba que posiblemente su mentira, sea para que no descubran que es una Digielegida Especial, hizo que se espabilara y a no dejar que el imbécil de Motomiya, le jodiese el plan.
Oroguram la miró con cierta desconfianza.
No podía creerse semejante historia, aunque no podía negar de que el parecido entre ambas rubias era idéntico. Incluso, se asemejaba en algo al pelirrojo mayor Ishida, Además, estaba su digimon. Un digimon que no se asemejaba ni a Piyomon ni a Gabumon. Parecía estar en fase seijukuki. Y lo que más la hacía desconfiar, era el hecho de no poder acceder a sus datos digitales. Era como si aquel digimon hubiera aparecido de la nada.
-Está bien. Creeré tu historia, por el momento -añadiendo con misterio-. No dudes en que investigaré la base de datos del mundo humano, para cerciorarme de que tu historia es verdadera. Eso si sigues con vida -agregó con una risa maliciosa.
Aine le respondió con la misma sonrisa.
-¡Está bien! -clamando con gran efusión y continuando con su labor inicial- ¡En ese caso, que dé comienzo el séptimo combate!
Y por su alguien las echaba de menos, aquellas manos enguantadas volvieron a aparecer de la nada, aplaudiendo con gran emoción y voces vitoreando.
-¡Adelante, Liebenmon! ¡Tu turno ha llegado!
Del interior del cubo, apareció un portal oscuro, acompañado del sonido de unos tacones resonando con confianza y seguridad.
Liebenmon apareció ante todos como si se considerara una diva. Con una sonrisa marcada en sus labios pintados de rojo, les guiñó el ojo a todo el sector masculino.
Su figura era impresionante y lo que vestía, dejaba mucho a la imaginación. Por lo que, casi todo el sector masculino, se quedó prendado en su sugerente belleza. Mientras, que por otro lado, el sector femenino estaba que ardía de la rabia.
Aquella digimon tenía aspecto humano. Y podría pasar por una humana sino fuera por ciertos rasgos que la convertían en un auténtico monstruo. Aunque un monstruo muy hermoso, había que reconocer.
Tenía el cabello largo de color negro como el carbón. Usaba una tiara sobre su cabello lacio como si se creyera la reina de los digimon. Tenía quilos y quilos de maquillaje sobre su rostro, donde sus ojos dorados resaltaban más por el maquillaje que por la extrañeza del color.
Lo que promovía al sector masculino era la sugerente ropa que llevaba, haciendo resaltar su pecho, donde era probable que la mujer usase una copa E, o quizás incluso una F. Un insulto para aquellas mujeres planas que deseaban con todas sus fuerzas tener un pecho digno.
La ropa de Liebenmon consistía en un simple body de color negro. Sobre sus piernas usaba medias de redecilla. Lo anormal venía en sus zapatos de tacón de aguja. Unas botas altas y negras donde se sobresalían unas pezuñas de animal de color rojo. Sus brazos estaban enguantados, desde el antebrazo, donde sus manos eran largas garras afiladas, dispuestas a arañarte. Llevaba dos alas rojas a la espalda, indicando que tenía la capacidad de volar y una estola peluda sobre sus hombros, como si quisiera ser decente y tapar lo que tanto enseñaba, por poseer una figura exquisita de la que muchas mujeres envidiarían.
Liebenmon que había aparecido con una sonrisa de autosuficiencia, se le había borrado de inmediato, al ver cómo la niña a la que había manipulado, había recuperado el sentido común. Y para más inri, tenía a otra contrincante más e igual de atractiva que la niña.
¿Qué no se suponía que la portadora del amor, sólo había tenido una hija?
-Oroguramsama, ¿qué significa esto? -pidiendo explicaciones a aquel ente tan extraño. Pero Oroguram parecía haberse desconectado, ya que tenía la mirada perdida en alguna parte del espacio y no atendía a nada de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Liebenmon, como si pudiera entender lo que eso significaba, chasqueó la lengua y se enfocó en sus rivales.
Analizándolas de arriba abajo, sonrió con sarcasmo al ver, que a pesar de lo guapas que eran, explotaban muy poco su encanto femenino, al usar ropa de chico (pantalones) y camisetas sencillas que tapaban lo interesante, y que atraía a todo tipo de hombres. Como era su caso.
Tras observar de reojo, como todos los del sector masculino babeaban por su grandiosa belleza, incluyendo al digimon de una de las niñas, que estaba siendo agredido por su compañera humana por dejarse embaucar por aquella digimon, sonrió con satisfacción.
-Está claro que ningún hombre puede resistirse a mi deslumbrante belleza -echando uno de sus mechones hacia atrás de forma presuntuosa-. No por nada soy Liebenmon, la representante de la lujuria -suspirando-. Pensar que tendré que matar a estos preciosos chicos cuando acabe con vosotras.
-¡Eso si te lo permitimos! -exclamó Garutmanmon dispuesto a atacar, pero Tsubasamon estiró el brazo delante de él, impidiendo que se lanzara a un ataque suicida.
Liebenmon se mofó del digimon pájaro, haciendo alusión de lo raro que era, ya que por su constitución masculina, tendría que ser un chico. Y no había caído en sus encantos como los demás. Por lo tanto, tendría que ser una criatura anormal.
-Son muy pocos los que no caen ante mis encanto. Por algo soy la digimon más hermosa de entre todas, y también de entre todas las humanas existentes.
Su exagerada presunción, enloqueció a más de una, donde Momoko no pudo evitar gritar.
-¡¿Cómo se atreve a decir que es más guapa que mi mamá?! ¡Ainesan acaba con ese prototipo de conejito erótico! -animaba la chica con garra y entusiasmo. Se sentía furiosa de que sus tres hermanos, quedasen babeando por semejante "perra". Al menos contaba con el apoyo de las dos Tanemon.
-¡Será creída! ¡Esa bruja no le llega ni a los talones de mi mamá cuando es Angewomon y Ophanimon! ¿Verdad que sí, Isaki? -mirándolo. Pero se encontró con que incluso su compañero junto a su hermano y Tsukaimon, se encontraban prendados de aquella digimon- ¡Isaki! -le gritó indignada.
El niño despertó como si estuviera en trance, y tuvo que disculparse de inmediato ante la indignación de su digimon por dejarse embaucar por un cuerpo divino. Tuvo que llamarle la atención a su hermano digimon, para que dejara de comportarse como un estúpido y la advertencia de decírselo a su madre cuanto todo hubiera terminado. Tsukaimon sabía que su madre cuando se enfadaba era muy peligrosa, por lo que le suplicó que no le dijera nada.
Escenas como esa, se repitió por muchos de los que estaban allí y que hacía que Liebenmon riera divertida.
-¡Ya ves! Parece que les caigo bien a los chicos. ¿No sería sería mejor que os rindierais, y me concedierais la victoria, y así evitar que más de uno quede deprimido?
-No te preocupes, querida. Ya me encargaré yo de molerlos a palos hasta que se olviden del aspecto de zorra que tienes -le dijo Aine con una sonrisa de niña buena y su puño preparado.
Aquella sonrisa aunque era de no haber roto un plato, escondía algo espeluznante y que provocó que todos los chicos tuvieran que dejar a un lado sus instintos masculinos y ver a Liebenmon como un enemigo. Ella nunca amenazaba por hablar. Ella siempre hacía lo que decía. Y quién mejor que su hermano Yuuta para confirmarlo.
Liebenmon se sintió molesta por su comentario y cómo, con unas simples palabras, había perdido toda la atención del sector masculino. Así que, al mirar a la mayor quién sonreía con confianza, hizo que su enfado aumentara y a tomarla con la niña que estaba a su lado, que se encontraba bastante impresionada por lo que estaba pasando.
-¡Tú, niña! ¡¿Cómo has conseguido escapar de mi manipulación?! -y queriendo marcarse un tanto a favor, añadió-. Pues mi poder es tan abrumador, que seguro que tus actos llegaron a afectar a tus amiguitos y a los tuvieron contacto contigo, ¿verdad?
El saber qué había sido aquella digimon la que había controlado el corazón de Nat, hizo que ya muchos dejasen en el olvido aquel sentimiento obsceno hacia lo que denominaban ahora como una bruja arpía.
Garutmanmon al descubrir que había sido ella, la que había manipulado a su compañera, al ver de reojo cómo Nat volvía a angustiarse y a volver a cargar con esa culpa, hizo la ira le rodease.
-¡¿Fuiste tú?! ¡Tú hiciste sufrir a Nat! -exclamaba Garutmanmon airado.
Liebenmon soltó una sonrisa coqueta, presumiendo de lo que su gran poder podía hacer cuando un corazón se encontraba herido y destrozado.
-¡Sin duda es una niña tan voluble que todavía no me puedo creer que haya podido manipularla tan fácilmente! -mofándose, haciendo que Natsumi se sintiera más avergonzada, sin atreverse a mirar a nadie a la cara.
El digimon pájaro ya no pudo soportarlo más. Alzándose al vuelo, lanzó su poderoso ataque contra Liebenmon. La digimon sonrió con autosuficiencia. Desplegó sus alas rojas y de un elegante salto, escapó de aquel increíble ataque.
Garutmanmon apretó los dientes con fuerza, furioso y voló hacia ella, pero Liebenmon se reía divertida, dispuesta a jugar con él al gato y al ratón.
Garutmanmon la perseguía y la atacaba, pero ella, fácilmente, esquivaba esos ataques y se lo devolvía con constantes insultos.
Tan centrada estaba en mofarse de Garutmanmon, que Liebenmon sintió con retraso como Tsubasamon también se había unido en el combate aéreo y lanzado su ataque contra ella.
Liebenmon lo esquivó por los pelos, sin embargo, aquel ataque hizo que continuase hasta dónde estaba Garutmanmon. Éste, al verlo, reaccionó tarde y le dio en uno de sus hombros.
-¡Garutmanmon! -gritó Nat angustiada por su digimon.
-Se ve que sabes pelear -elogiando a Tsubasamon, situándose arriba de ambos digimon-. En ese caso… ¡LOVER FLAME! -adoptando una postura sexy, colocó la palma de la mano sobre sus labios, besándola y después, colocándola de forma recta, sopló y de ahí salió un río de fuego que impactó de lleno contra las dos digimon.
Los que se encontraban fuera del cubo, viendo cómo aquel ataque le había dado de lleno, incluso a Tsubasamon, empezaron a quedarse atónitos.
¿Qué estaba pasando?
¿Y porqué Tsubasamon no digievolucionaba al nivel kazentai de una vez?
Estaba claro que con el nivel seijukuki, no era suficiente. Ya la había cagado, al darle a Garutmanmon sin querer, que no entendían cómo se dejaba golpear por Liebenmon tan fácilmente.
La desesperación empezó a crecer en los que estaban fuera, cuando Liebenmon quiso dar por finiquitado el combate.
-Acabemos con esto de una vez -soltó con arrogancia.
Puso los brazos contra su pecho y desde lo alto de todo, empezó a formarse una gigantesca bola de energía.
-¡SEX BOMB! -estirando los brazos en cruz.
Aquella bola de energía fue tan rápida en caer como si fuera un meteorito, que las dos digimon que estaban en el suelo y malheridas, no tuvieron el tiempo suficiente para poder esquivarlo.
Aquel ataque impactó de contra ellas, creando una gran explosión, acompañada de una tremenda corriente de aire tanto en el interior como en el exterior del cubo, obligando a que todos cerrasen sus ojos y se sujetaran a algo para no salir volando.
Cuando todo hubo acabado, los que estaban en el exterior se quedaron pasmados, incrédulos al ver una pequeña grieta en el lugar del impacto.
En el lugar de la explosión se encontraban los cuerpos inertes de Garutmanmon y Tsubasamon. Estos comenzaron a descomponerse en datos como si fueran a desaparecer para siempre, como la muerte misma.
-Ga… Garutman… mon… -decía Nat entre sollozos viendo como su digimon iba desapareciendo lentamente ante sus ojos.
Tras la descomposición de los digimon, estos se convirtieron en dos digihuevos con las tonalidades rojas y pequeños corazones a su alrededor.
Liebenmon sonrió con astucia y cayó bruscamente hacia el suelo. Con sus pies, hizo añicos ambos digihuevos, sin poder darles la oportunidad para que volvieran a nacer.
Con la muerte de los dos digimon, Liebenmon fue la ganadora del combate.
En medio de sollozos y rostros impactantes, Liebenmon soltó en carcajada, saboreando su victoria, gritó con placer.
-¡LO HE CONSEGUIDO! ¡LO HE CONSEGUIDO! ¡HE SIDO LA GANADORA! ¡YO! ¡DE LA QUE SE REÍAN POR PERTENECER AL GRUPO DE LOS DÉBILES, HE CONSEGUIDO LA VICTORIA! -riéndose como una descosida.
Sin embargo, ella aún se seguía insatisfecha con su triunfo. Quería ofrecer la desgracia a aquellos humanos y sus digimon, para que experimentaran en sus propias carnes, lo que ella había sufrido hace mucho tiempo. La muerte.
De reojo, observó a las dos humanas. Ambas se encontraban con lágrimas en los ojos, y sin poder creerse que hubieran perdido para siempre a sus digimon.
-Ahora os toca a vosotras -abriendo y cerrando su garra, como si la estuviera calentando. Eso provocó que ambas se sintieran aterrorizadas y a abrazarse con desesperación viendo que la muerte podría acecharlas a ellas también. La misma desesperación que reinaba sobre los humanos y digimon que se encontraban alrededor del cubo.
Muchos de ellos, luchaban por querer entrar y poder salvarlas.
-¡No lo hagas! -gritó el hermano mayor de ellas.
-¡MORID! -lanzándose al frente con su garra preparada.
-¡DETENTE! -gritó Toji con desesperación.
Pero nadie pudo hacer nada ante lo que sucedió a continuación.
Y todos escucharon el sonido de un cuerpo siendo atravesado por las garras de Liebenmon.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
-Si te rindes así sin más, está claro que todo ha terminado.
