MARAÑA · Amor congelado, amor ardiente
4ª Parte – Hitoribotchi no Seesaw
-Así que todavía seguís sin poder encontrar al resto de Bestias Sagradas -había dicho Sora con una expresión difícil de identificar.
-¡Sí! ¡Si contáramos con el apoyo del resto de Bestias Sagradas, podríamos restablecer para siempre la paz en el Mundo Digimon! ¡Ay! ¡Todavía sigo sin salir de mi asombro! ¡Qilongmon es un digimon tan impresionante! ¡No me puedo imaginar cómo serán los cuatro juntos! -le había respondido Miyako con tanta emoción que parecía que no podía parar de hablar.
-Eso no quiere decir que nos relajemos y no sigamos destruyendo las torres oscuras que quedan -intervino Poromon sentado en el regazo de su compañera humana.
Se encontraban en el mundo real donde Miyako y su digimon se habían reunido con Sora para actualizarle sobre los eventos ocurridos hasta el momento en el Mundo Digimon.
El frío y la Navidad estaban a la vuelta de la esquina, y eso se apreciaba en cómo mucha gente empezaba a necesitar de abrigos bien calentitos o de la bufanda para proteger sus delicados cuellos. Aún así, eso no impedía que hubiese gente con mucho ánimo, colocando las luces navideñas o haciendo los preparativos para aquel evento tan importante a nivel mundial.
-Seguro que lo conseguiréis -añadió con un suspiro apagado, haciendo bailar la pajita de su vaso.
-¿Te ocurre algo, Sorasan? -le preguntó Miyako sorprendida de que la Sora que ella siempre había conocido, estuviera tan baja de moral.
-¡No! ¡No es nada! ¡Sólo cosas sin importancia! -forzando una sonrisa para no preocupar más a su amiga.
Miyako la miró sin mucho convencimiento. En su intento de querer animarla, se le ocurrió hablar de un tema, que además, la había tenido en ascuas.
-Por cierto, ¿es verdad que Yamatosan está enamorado de ti y viceversa?
Sora no siguió bebiendo su zumo, sino que observó a Miyako con expresión alterada. Luego, se deprimió, viendo que no podía alejar ese problema que la estaba amargando incluso estando con la Inoue.
-Lo escuché el otro día de cómo Takerukun se lo decía a Hikarichan -seguía la niña sin percatarse de cómo hacía sentir eso a Sora-. Parecía que estaban cuchicheando algo, como si tramaran algo a escondidas -hablaba con tanta emoción, donde no podía olvidar la reacción que había tenido Daisuke al verlos tan juntos, que la chica no había podido evitar meterse con él.
Sin embargo, Sora no atendía a lo que Miyako hablaba. La chica estaba más ensimismada en sus propios pensamientos.
Pensar que aquel sentimiento que poco a poco había ido creciendo, había sido hecho trizas por la propia persona, era muy duro. Pero lo más duro de todo, era saber que no quería corresponder a sus sentimientos por su buen sentido hacia la amistad.
Entendía que ésa era su característica, pero… ¿Y qué pasaba con sus sentimientos? Por mucho que Yamato actuara en pro por su amistad hacia Taichi, era por ella por quién más debería tener en consideración.
-¡Miyakosan! ¡Deberías dejar de meterte en los asuntos de los demás! -le reprendió molesto su digimon.
-¡No me estoy metiendo! ¡Sólo se lo estoy comentando para saber qué es lo que hay que hacer para conseguir la atención del chico popular que te gusta! -dijo ella en su defensa, donde el amor que sentía hacia Ken se iba convirtiendo en algo puro, y no obsesivo cómo había sido cuando lo había conocido por primera vez.
El digimon resopló con pesadez.
-¿Eh? ¿Es que hay alguien que te interese? -preguntó Sora con la esperanza de evitar hablar de aquel tema que la tenía alicaída.
La timidez y el decoro acudieron a Miyako, donde Sora sonrió por la ternura que le inspiraba su amiga en esos momentos.
-Si él es una buena persona, estoy segura de que apreciará todos tus encantos -le dijo en un intento de ánimo.
-¿En serio crees que K…? -Miyako detuvo ahí la frase.
Confesar delante de su estricto digimon que todavía seguía enamorada de Ken, sería lo mismo que tener una reprimenda por parte de él, por pensar en un chico que había hecho mucho daño a los digimon.
Sin saber muy bien qué hacer para poder hablar del tema con Sora de forma cómoda y libre, la chica empezó a buscar en sus alrededores, algo para alejar a Poromon. Pero no halló nada a la vista.
Se encontraban en lo más profundo de una cafetería, donde había poca gente a su alrededor, y así tener la privacidad de que el digimon no tuviera que estar aguantándose como un muñeco sin poder disfrutar del zumo y los pasteles como las dos chicas.
El apuro que empezaba a tener Miyako extrañó mucho a Sora. Sólo hasta que ató cabos y pudo entender de qué chico se estaba refiriendo y del cuál estaba enamorada.
-¿No me digas que estás enamorada de Ichi…?
Miyako se sintió tan alterada que se irguió de forma brusca para taparle la boca a Sora. En el procedimiento, había provocado que Poromon se cayera de su regazo al suelo y haciéndose daño.
Miyako al ver lo que le había hecho a su digimon, se puso desesperada y a recoger a su digimon, a medida que se disculpaba una y otra vez con él. El digimon no solo se sentía herido, sino también su propio orgullo, por no haberse percatado antes y podido evitar la caída con las alas que tenía a ambos lados de la cabeza.
Sora observaba a Miyako como no dejaba de disculparse, mientras que Poromon la regañaba porque todos los días tenía que sufrir siempre algún daño por parte de ella. La chica le prometió que trataría de controlarse, pidiendo una vez más disculpas.
-Miyakochan -comenzó Sora con cuidado. Parecía que la Inoue no quería pronunciar el nombre del chico que le gustaba delante de su digimon-. Entonces… ¿Es verdad que es él?
Poromon que había medio atendido, se encontró confuso e intrigado en saber quién era la persona de la que hablaban y que tenía loca a su amiga.
-Sí -contestó Miyako con el rubor por toda la cara.
-Vaya… Realmente es una auténtica sorpresa… -expresaba la pelirroja sin salir de su asombro-. Yo pensaba que… Bueno… Con todo lo que había pasado… Pero claro… Ahora, entiendo tu pregunta. Aunque, Miyakochan, ¿estás segura, después de todo lo que… esa persona ha hecho?
La pregunta pareció haber molestado a Miyako que había mirado a Sora con una decisión impresionante.
-Lo que hizo en el pasado queda. Ahora él está profundamente arrepentido, y está esforzándose mucho para poder integrarse.
-Ya… Bueno…
-¿De quién estáis hablando? -preguntó Poromon.
-Pero… Miyakochan… -empezó Sora de nuevo-. No es que quiera desalentarte, pero… El hecho de que una persona popular y tan atractivo pueda sentirse atraído por una chica sencilla, esas cosas a veces sólo ocurren de forma muy ocasional. Y teniendo en cuenta de quién es, puede haber la posibilidad de que, a pesar de sentirse arrepentido, no quiera relacionarse con nadie por ese pasado turbio que lo traumatiza y a desear que seas feliz con otro que te pueda valorar mucho mejor que él -hablando más por su experiencia personal que por la situación en la que podría estar envuelta Miyako.
La suerte y la sorpresa le había venido a ella al descubrir que Yamato había estado tan enamorado de ella, como para incluso componerle una canción. Aunque una canción triste que trata de un amor que jamás sería correspondido.
El ver cómo él le había indicado amablemente que no quería tener ningún sentimiento hacia ella por su amistad con Taichi, la había molestado tanto, que se sentía fatal tanto por dentro como por fuera.
-¿Se puede saber de quién estáis hablando? -volvió a preguntar el digimon con un tono un poco más alto, viendo cómo lo estaban ignorando.
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MUNDO NUEVO En la actualidad…
Todos se encontraban boquiabiertos con lo que estaban presenciando.
-¡¿Qué ha pasado?! ¡¿Por qué lo ha hecho?!
Una frase que todos se repetían mentalmente con la confusión pintadas en sus rostros.
Nadie entendía nada.
Lo que estaban presenciando no tenía ni pies ni cabeza.
Liebenmon tenía el rostro desencajado entre la confusión y el dolor. Y ante ella, tenía a la rubia adolescente observándola con una sonrisa arrogante como si la escena no la sorprendiera en absoluto. Y frente a ella se encontraban aquellos dos digimon que supuestamente había matado y desaparecido ante sus ojos, vivos y viéndola con rostros opuestos. El digimon hombre pájaro se encontraba boquiabierto, mientras que la chica digimon tenía la misma sonrisa de arrogante que su compañera humana.
¿Cómo era posible que siguieran vivos?
Había visto cómo sus datos se habían desintegrado completamente y había pisoteado con crueldad sus digihuevos para impedir que pudieran renacer.
¿Cómo es que seguían allí intactos?
El dolor de su estómago infringido por su propia garra, hizo que tuviera que concentrarse en el daño que ella misma se había auto infringido.
Un hecho tan extraño como macabro, dónde algunos tenían que mirar para otro lado, para no seguir viendo aquello tan asqueroso.
-¡MALDITA ZORRA! ¡¿QUÉ ME HAS HECHO?! -gritó Liebenmon viendo la calma y la tranquilidad en esa rubia adolescente y en su digimon, que contrastaban con la de la más pequeña y Garutmanmon, quiénes no entendían porqué se había atravesado el cuerpo con su propia garra.
-Genjutsu o ilusión mental es lo que has estado viviendo desde el momento en que cruzaste la mirada con Tsubasamon -aclaró Aine con sus brazos cruzados-. Una idea que se me ocurrió tras haberlo visto en uno de mis personajes favoritos de un anime de ninjas.
Los que estaban fuera empezaron a cuestionarse si una ilusión mental era algo posible de realizar para un digimon. La propia Tsubasamon contestó a esa pregunta.
-Por supuesto que es algo posible de conseguir. Si los digimon tenemos poderes sobrenaturales y somos capaces de percibir fuerzas extraordinarias o de manipular corazones, ¿por qué no también el poder misterioso de crear una ilusión mental? Es cierto que necesité de muchísimo tiempo para aprender a ejecutarlo. Pero gracias a la sabiduría infinita de Lord Kerpymon y de mis habilidades, pude conseguir realizar este ataque.
-He de reconocer que de pequeña me entusiasmaba la idea de manipular la mente de los demás, pero a medida que vas creciendo, tus ideas cambian y a darte cuenta de que manipular la mente de alguien no es nada agradable porque te hace sentir mal -añadía Aine, donde su expresión calmada, cambió drásticamente, hasta mostrar un enfado y una ira incontrolables-. Pero tú has herido emocionalmente a mi hermana. Te has aprovechado de su corazón herido y la has manipulado a tu propia conciencia. Por eso, no he tenido ningún remordimiento al manipularte la mente, porque lo que le hiciste a mi hermana es algo que no pienso perdonar.
Liebenmon retrocedió unos pasos, temerosa por esa humana que parecía infundir el aura de peligro.
¿Una humana?
Pensó después…
¿Cómo iba a permitir temer a esa raza tan repugnante?
-¡No te des tantos aires sólo porque has conseguido dañarme, guapita de cara! ¡A mí! ¡A la hermosa Liebenmon! -se sacó la garra con fuerza. Otro momento asqueroso para muchos, y como si tuviera poderes mágicos, el agujero se regeneró como si nada.
-¡Que empiece el segundo round! -dijo Aine sin dejarse sorprender por aquello.
Y como si hubiera dado el silbato de comienzo, Tsubasamon se lanzó velozmente contra Liebenmon. Su velocidad y desenfreno provocaron que no pudiera esquivarla. El golpe que Tsubasamon le había dado, no iba cargado con magia ni ningún poder especial, sino que había usado sus propios puños para golpearla en la cara.
El golpe de Tsubasamon había hecho que Liebenmon volteara su rostro y que un hilo de sangre resbalase sobre su boca. Al ver de nuevo a la digimon, Liebenmon empezó a soltar maldiciones contra ella.
-¡AHORA VERÁS, PUTA SARNOSA!
Liebenmon se encontraba fuera de sí, pero a pesar de todo, recibió otro golpe físico de Tsubasamon.
Liebenmon no tenía tiempo para defenderse, recibía todos los puñetazos y patadas de Tsubasamon como si la digimon no tuviera compasión y quisiera torturarla físicamente. Era tal el espectáculo sangriento que se estaba ofreciendo, que ya muchos de los que estaban fuera no miraban y sufrían en sus propias carnes al escuchar aquellos golpes y los gritos de dolor por parte de Liebenmon.
Una brusca caída de Liebenmon como si no pudiera seguir manteniéndose en pie, hizo que Nat tuviera que intervenir.
-¡Hermana! ¡No hace falta que sigas con eso! ¡Detén a Tsubasamon, por favor!
La súplica de la niña no compadeció a Liebenmon, sino que escupió con asco.
-¡Era lo que me faltaba! ¡Que una humana se compadezca de mí! -mirando con odio a la niña- ¡Sólo para que tengas tu conciencia tranquila, ¿verdad?!
-¡Nat no es de esas! -defendió Garutmanmon.
Liebenmon sonrió con sarcasmo, y con muchísimo esfuerzo, logró ponerse en pie.
-¡Ni os creáis que éste es mi fin! -mirando a los cielos con una sonrisa macabra, la digimon gritó- ¡Padre y madre creadores de mi renacimiento! ¡Liberad mi poder oculto para poder deshacerme de estas zorras asquerosas!
Los que tenían experiencia en cómo cambiaba su enemigo tras recibir el poder de sus "padres", alertaron a Aine y a Tsubasamon de que la remataran antes de que fuera demasiado tarde. Pero nada se pudo hacer, cuando las nubes se aglomeraron en el cielo y con la amenaza de varias tormentas. Y al igual que las veces anteriores, Liebenmon recibió la ayuda de sus "padres" para que pudiera luchar con todo su poder.
La digimon lo recibió con suma satisfacción aquel aumento de energía, provocando una ligera transformación en su cuerpo. Sus uñas habían aumentado de tamaño. Su cabello lacio se había vuelto puntiagudo y sus ojos eran completamente ambarinos, donde no existía pupila en ellos. Había crecido un poco más de tamaño, mostrándose alguna arruga en su cara y la desaparición del exceso de maquillaje.
Las alas se habían transformado en unas alas más grandes y de demonio con uñas bien afiladas en sus acabados.
Su figura perfecta se había transformado en la de una mujer con músculos bien marcados, donde la ropa que usaba se había agrietado con semejante crecimiento de tamaño y muscular.
La presunción de proclamarse la digimon más hermosa de todas, ahora era contradicho con su verdadero aspecto. La de un digimon parecida a un culturista y monstruoso.
Si antes la mayoría de los niños y sus digimon habían sentido asco de cómo se había apuñalado, ahora lo sentían al ver semejante esperpento. Sin embargo, habían otros que pensaban en que ya no podrían hacer nada para derrotarla, salvo el que Tsubasamon alcanzase el nivel kyuukyokutai.
Liebenmon sonrió con ganas con una voz tan distorsionada, como si el aspecto físico no fuese el único cambio que había recibido.
-¡Ahora, verás! ¡Te devolveré todo lo que me has dado! ¡Y luego, haré lo mismo con el digimon pájaro y su falsa compañera humana!
Tsubasamon analizó por unos momentos a la nueva apariencia de su rival, luego se preparó para volver a atacarla, pero un simple manotazo, hizo que cayera al suelo herida.
La desesperación apareció marcada en el rostro de todos los que estaban fuera del cubo. Garutmanmon iba a ayudar a su hermana digimon, pero Aine avanzó unos pasos tranquila.
Tsubasamon se levantó y con el puño se secó la sangre que caía de su labio.
-Tsubasamon -dijo Aine con seriedad. Mostrando su dispositivo digital, éste empezó a brillar. Los emblemas tallados en él dieron vueltas, hasta que en la pantalla se visualizó el emblema del amor- ¡Nivel kazentai! -moviendo la muñeca hacia un lado.
Tsubasamon brilló y la luz de la digievolución cayó sobre ella. Una luz tan brillante que incluso molestó a Liebenmon.
Cuando la luz hubo cesado, todos observaron la nueva evolución del digimon de Aine.
Minami sintió curiosidad en saber los datos de aquella digimon tan parecida a Tsubasamon, pero con una mezcla entre ángel y valkiria.
Kazumi no perdió el tiempo en analizarla.
-Shinetsubasamon, nivel kazentai, tipo ángel, atributo vacuna. Este digimon femenino es el ángel que vela y protege todas las aves digitales de nivel kazentai. Su poderoso ataque se llama "Hikari no Tsubasa" donde una potente luz sale disparada desde sus alas.
-¡Impresionante! -murmuraba Cuarzomon, una de las pocas hembras digitales del grupo. El poder ver a una digimon fémina tan hermosa y espectacular era algo que no se veía todos los días.
El pelo de Shinetsubasamon había crecido de tamaño y pequeñas trenzas caían a lo largo de su cabello ahora rubio. Una armadura de tipo valkiria la cubría desde el cuello hasta la cintura, donde en el centro tenía el tallado del emblema del amor. Sus brazos eran desnudos, pero sus manos estaban enguantadas en guantes de armadura con detalles de alas en ellos.
Su rostro seguía siendo oculto por aquel casco que también había experimentado una leve transformación. Desde la cabeza caía un pelaje del mismo rojo que la talladura del emblema del amor. Sobre su rostro, habían dos marcas blancas sobre otras de color rojo.
De cintura para abajo, caía un largo y espeso plumaje como si actuara como falda. Unas mallas negras, ocultaban la piel desnuda de sus piernas, y las grandes botas hacían que se viera con un aspecto medieval.
Lo más destacado eran sus alas. Cuando era Tsubasamon, tenía dos alas doradas, ahora tenía cuatro de un blanco tan puro como el color mayoritario de su vestimenta.
Liebenmon, al principio, se mostró sorprendida, pero al ver cómo tras la digievolución, su hermosura seguía perdurando, se enfureció por completo. Soltando maldiciones una detrás de otra, de que, mientras ella tenía aspecto horrible y culturista, su rival, poseía una figura hermosa, la amenazó con destruirla y pintarla por completo de sangre.
-¡No te creas que por llegar al nivel kazentai, podrás vencer…!
La digimon no pudo completar la frase, ya que en un movimiento más veloz que el anterior, Shinetsubasamon le asestó una buena patada en la cara, que la hizo doblegar.
Su velocidad y movimiento sorprendió a todos los que allí estaban, incluyendo a Liebenmon.
Tal y cómo había anunciado antes Kazumi, el nivel de Shinetsubasamon, a pesar de encontrarse en el nivel kazentai, era muy superior y equiparable al de un digimon de nivel kyuukyokutai. No por algo, se trataba de un digimon sagrado. Y si a eso, se le sumaba, que su compañera humana era una de las Digielegidas Especiales, el poder de su digimon, tendría que estar por encima de cualquier digimon sagrado de nivel kazentai.
Shinetsubasamon mostró su superioridad ante Liebenmon, donde en ningún momento, había tenido la oportunidad para atacarla. Los golpes que el digimon ángel le proporcionaban, a pesar de su constitución sagrada, eran violentos y con el único objetivo de torturarla.
Ver cómo la partida ya estaba ganada, hacía que la mayoría de los que estaban fuera, empezasen a celebrar la victoria. Sin embargo, había otra mitad que detestaban ver ese combate tan agresivo y a compadecerse de Liebenmon.
-¡Eso es! ¡Acaba con ella de una vez! -animaba Musuko emocionado.
-¡Si seguimos así, podremos conseguir la siguiente hoja y estar más cerca de nuestros padres! -comentaba Minami aliviada de que no hubiesen bajas, pese a lo ocurrido con Nat.
-Pero… ¡Es cruel lo que está haciendo! -opinó Misato que no podía ver semejante violencia. En aquel combate, quedaba demostrado la diferencia de poder de Shinetsubasamon sobre Liebenmon. Pero también, quedaba claro que Shinetsubasamon la estaba golpeando no tan fuerte, para que Liebenmon pudiera seguir estando consciente y sufrir aquel dolor constante.
-Estoy de acuerdo -opinó Kazumi-. ¿Por qué no acaba con esto de una vez? ¿Qué necesidad hay de que tenga que hacer sufrir al enemigo de esa manera?
-¡¿Ella misma se lo buscó al haber manipulado a Natchan y al haber hecho lo que hizo?! -protestaba la propia Minami.
-Aún así… Estoy de acuerdo, con que se está pasando y ya debería ser suficiente -opinó Penguinmon, contrariando la opinión de su compañera humana.
-Pues yo no estoy de acuerdo contigo, hermano -opinó Dokunemon, donde debido a su atributo virus, el digimon sólo podía sentir rencor en vez de compasión-. El daño que está recibiendo esa digimon, no se compara con todo el sufrimiento que ha debido pasar la compañera de Piomon. ¿Verdad, Osamu?
Pidiendo la aprobación por parte de su compañero. Algo que realmente las niñas estaban interesadas en saber. Pero el niño se mantuvo callado y con la mirada fija en el interior del cubo. Luego, el niño observó al grupo de los Yagamis y los Ishidas que estaban al otro lado del cubo. Todos ellos, seguían animando a la digimon de la mayor, complaciéndose de que tomara venganza sobre Natsumi.
Sólo los hermanos de Luz y Esperanza, sus digimon y Aki junto a Tsunomon, parecían encontrarse incómodos con lo que estaban presenciando.
Al mirar al otro lado, Osamu vio como los Kido/Ford, los Motomiya y sus digimon parecían estar del lado de Shinetsubasamon, y alentándola a que le diera más fuerte a Liebenmon.
Nadie se percataba en cómo Natsumi se quedaba quieta, observando todo lo que estaba pasando y volviendo a sentirse deprimida.
Seguramente, porque el poder de su hermana era tan inmenso, que junto a los ánimos recibidos, ella estaba quedando en un segundo plano muy apartado. La vio llevarse la mano al pecho, con suma tristeza y después, observó a su digimon, que se mantenía quieto e impresionado por lo que estaba presenciando. La niña había vuelto a agachar la cabeza, sintiéndose más miserable que nunca.
Verla así, hacía que Osamu sintiese ganas de gritar algo. Pero tenía que contenerse.
Ya le había dejado claro que ahora sólo eran simples conocidos, y que ella hacía mejor pareja con Toji. El Yagami no tenía un expediente manchado de oscuridad y estaría dispuesto a lo que sea por ella, no como él que había cedido ante la determinación de aquel niño, al dejarle las diferencias marcadas de quién era mejor para Natsumi.
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Tras otra patada que había mandado a volar a Liebenmon, Shinetsubasamon se puso derecha y al mirar a su compañera humana, le preguntó.
-¿Es suficiente con esto?
-¡Sí! Buen trabajo -clamó Aine con suma satisfacción.
Entonces, el cuerpo entero de Shinetsubasamon comenzó a brillar. Y cuando todos creyeron que iba a darle el golpe de gracia, se quedaron perplejos al ver cómo aquella luz que la había iluminado, la había empequeñecido y vuelto a ser Aiyomon.
Sin entender nada, todos observaban con la palabra en la boca.
¿Qué había pasado?
¿Por qué había vuelto a la etapa seichouki?
¿Acaso el poder cómo Shinetsubasamon era tan grande, que la digimon no podía controlarlo y sufría un desgaste de energía?
Liebenmon también se encontraba incrédula. Pero el ver cómo aquel digimon ave de parecido a Piyomon, se reunía de forma tranquila con su compañera humana, sintió que la estaban tomando el pelo.
-Hasta aquí ha acabado nuestro turno -pronunció Aine con todos los ojos puestos en ella-. Me rindo -proclamó para mayor asombro de todos, menos de Aiyomon.
¿Se rendía?
¿Cómo que se rendía?
¿Por qué?
¿Y por qué lo decía tan tranquila?
¿Es que ya había olvidado que no se encontraban en ningún juego y que la vida de sus padres dependía de su victoria?
-¡¿Me estás vacilando?! -preguntó Liebenmon tratando de erguirse- ¿Sabes que si te rindes, la victoria sería para mí?
-Las que se rinden somos Aine y yo. Todavía quedan dos participantes en el cuadrilátero -recordó Aiyomon.
En ese momento fue cuando Natsumi y Garutmanmon las miraron con gran asombro, y a no creerse que las estuvieran dejando solas en aquella batalla.
-Hermana, ¿qué estás diciendo? -preguntaba Garutmanmon-. Yo no tengo el poder ni el nivel para vencerla.
-Si andas con esa idea, está claro que no tienes ninguna oportunidad para ganar -expresó Aiyomon con dureza.
-Pero… -se quejaba el digimon pájaro. La única manera para vencer era digievolucionando al nivel kyuukyokutai, y no tenía esperanza de que el corazón de su compañera pudiese brillar con el emblema del amor.
-¡Hermana! ¡Yo no puedo combatir! ¡No tengo el poder suficiente para que Garutmanmon digievolucione!
Y aquellas palabras que no habían podido salir de la boca de Garutmanmon, salieron de la propia niña.
-Estás equivocada, Nat. Sé que lo tienes. Sólo debes confiar en ti misma -le dijo Aine en un mensaje de aliento, antes de retirarse del cubo.
-¡Serás idiota! -se mofó Liebenmon- ¡Piensas rendirte y retirarte cuando este cubo es perfecto e impenetrable! -imaginándose la divertida escena de humana y digimon chocando como dos estúpidas contra la dureza del cubo.
Inesperadamente, tanto la humana como su digimon pudieron atravesar el cubo sin problemas, y llegar hasta dónde estaban sus amigos. El asombro que ya tenían, se multiplicó al ver cómo ambas habían logrado cruzar el cubo sin problemas.
-¿Có… Cómo… ¡¿Cómo lo habéis hecho?! -había preguntado Sanae reuniéndose con ella, como el resto de Ishidas. Los otros dos grupos, trataban de cerciorarse si el cubo habría sufrido alguna debilidad y así poder entrar y salir a voluntad como la mayor. Pero nada. Seguía igual de duro que una roca.
-Supongo que es debido a mi poder como Digielegida Especial -comentó ella despreocupada-. Es algo que empecé a pensar, después de que me contarais sobre la lucha de Isaki y Takeshi, y cómo Elpidamon los había salvado. Me pareció muy extraño que él pudiese entrar y salir del cubo. Así que si él podía, Aiyomon y yo también podríamos hacerlo.
-¿Qué tiene que ver Elpidamon con todo esto? -cuestionó Tsukaimon sin entender como su compañero humano y los demás.
-Supongo que nada -contestando de manera escueta y sin darle importancia al tema, dejándoles más confusos que nunca.
-¡Eso es lo de menos! -rugió Yuuta- ¡¿Cómo has podido retirarte del combate, dejando a nuestra hermana pequeña a semejante peligro?!
-¡¿Y por qué volviste a tu forma seichouki, en vez de acabar con el enemigo cuando tenías la oportunidad?! -le seguía Zabumon igual de furioso.
Y no era para menos.
Ambas se habían colocado al lado de sus hermanos, con sus brazos cruzados, deseando ver el combate como si fuera un partido de fútbol.
-Yuuta, ¿desde cuándo eres tan osado cómo para gritarme de esa manera? -le preguntó ella.
-Si vuelvo a mi forma seichouki, es porque me da la gana -contestaba Aiyomon a su hermano digimon.
Las contestaciones que habían dado ambas, sólo alimentaron la impresión en Yuuta y en Zabumon, y a volver a recordarle que aquello no era un juego, y que sus respectivas hermanas pequeñas no tendrían oportunidad alguna contra un monstruo como lo era Liebenmon. Especialmente, en esos momentos, que estaba muerta a rabiar, de que la humillasen de esa manera, y que seguro la tomaría con los dos que quedaban dentro del cubo.
-En serio, eso es sólo lo que te preocupa, Yuuta. Piénsalo bien, está claro que Aiyomon habría ganado el combate en un abrir y cerrar de ojos. Pero, ¿te has parado alguna vez a pensar en lo que eso significaría para Natsumi?
-Si te refieres a que quedaría desconforme, porque no pudo vengarse contra la digimon que la manipuló…
-¡Serás idiota! -proclamó Aiyomon con desprecio-. ¿En serio que sólo piensas en que Natsumi o Garutmanmon necesitan vengarse de esa digimon, por lo que les hizo?
¡Pues claro que era eso!
Sino, ¿qué otra razón habría?
-Déjalos, Aiyomon. Está claro que todavía tienen que madurar muchísimo hasta que comprendan el corazón de mi hermana.
Y ahora sí que no entendieron ni jota de lo que quería decir.
Si Osamu creía ser el único que entendía cómo aquel combate le afectaría a Natsumi (al hecho de que no podría tener el amor para que su digimon digievolucionara y fuese considerada un estorbo), es que estaba equivocado. La misma Aine, desde el momento en que había hablado con su hermana la noche anterior, y haber visto de reojo todas sus expresiones, había llegado a comprender los sentimientos profundos de su hermana pequeña.
Su depresión al ver que no era de ninguna ayuda, su propia baja autoestima sobre el emblema heredado por su madre habían sido muy visibles para ella. Por eso, quería dejarle a su hermana pequeña aquel combate, para que pudiera lucirse y demostrar que ella podría ser igual de fuerte que los demás.
El problema estaba en ese amor que tanto la había afectado y problema principal para que Garutmanmon digievolucionara.
Haciendo caso omiso a lo que sucedía en el interior del cubo, y cómo Liebenmon prometía devolverle a Garutmanmon todo lo que Shinetsubasamon le había hecho, la chica se puso a pensar y a tratar de descubrir quién era el que le había tocado el corazón de su hermanita y, que en consecuencia, la había rechazado.
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"Quitando a mis hermanos y a mis primos, eso sólo dejaría a siete candidatos. Y dado que mi hermana sabe lo que sienten Tojikun y Musukokun, eso se reduce a cinco. Incluso podría quitar al pequeño Kido y a Ichijouji. Pues dudo que mi hermana se sienta atraída hacia un niño miedoso y falto de carisma y, mucho menos, hacia otro con el que apenas se habla y conoce.
Por lo tanto, eso sólo me deja a Seiichiroukun, al hijo nuevo de Mimisan y al hijo desaparecido de Daisukesan.
Por lo que Isaki me dijo, Takeshi cree que Nat empezó a actuar extraña después del combate de los Ichijouji. Pero si tomamos en cuenta lo que comentó de que Takeshi se sintió rabioso porque el joven Ichijouji fue manipulado por la oscuridad, no me sorprendería que Takeshi lo dijera para que todos le cojamos manía.
Lo que parece estar claro es que todo comenzó con la llegada de Yuuta y los demás. Fue ahí cuando se percataron de que actuaba extraña.
Hum.
Tomando eso en cuenta, me hace pensar de que se traten de Seiichiroukun o del hijo desaparecido de Daisukesan. Pues visto lo poco que vi, el nuevo hijo de Mimisan me parece un niño demasiado arrogante y malcriado. Dudo que Nat se sienta atraído por alguien cómo él.
Hum.
La verdad, es que ambos son como el día y la noche. Tanto en aspecto como en personalidad, pero muy buenos candidatos potenciales para mi hermanita.
Si analizamos en primer lugar a Seiichiroukun, tenemos los cuatro años de diferencia entre ellos, pero eso en el futuro serán un nada…
Me haría mucha gracia que mi hermanita sintiera algo por una persona más mayor que ella, como fue mi caso…
Porque está claro que un niño de su edad, no está a la altura de ella.
Y tengo que reconocer que Seiichiroukun es muy galante y atractivo.
Es probable que antes de que todo sucediera, mi hermana se le hubiera declarado y él rechazado por la diferencia de edad. Y al reencontrarse en este mundo, aquel sentimiento de rechazo, había vuelto a su corazón y a que la oscuridad la aprovechara.
…
…
…
Pero, por otro lado, puede ser que el niño nuevo sea el causante de destrozar el corazón de Nat.
Aunque sea un clon mejorado de Daisukesan, parece un niño muy majo y de buen corazón.
Y aunque no tenga un atractivo de primera, por culpa del padre, tiene unos ojos muy bonitos. Además, estoy segura de que mi hermana se fijaría antes en la personalidad de uno que en su físico.
Puede caber la posibilidad de que el niño, conociendo los sentimientos de su hermano mayor, la haya rechazado con esa intención.
Aunque la verdad, esta segunda opción me parece algo forzada. Para que esto sucediera, tendría que pasar bastante tiempo, y conocerse un poco más a fondo. Y tiempo, es algo que han carecido durante todo esta aventura.
Por lo tanto, el que hirió el corazón de mi hermana tiene que ser Seiichiroukun."
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Mientras Aine estaba más preocupada en descubrir quién era el que había herido el corazón de su hermana, la batalla en el interior del cubo, había vuelto a reanudarse, donde todos los que se encontraban fuera, estaban llenos de pánico por lo que pudiera ocurrirle a Natsumi.
Liebenmon, aunque se encontraba herida por los golpes de Shinetsubasamon, pudo darle guerra a Garutmanmon.
Antes de que Liebenmon recibiera el poder de sus padres, ya había demostrado que si quería, podía aniquilar a Garutmanmon en un simple pestañeo. Y ahora, a pesar de las heridas, seguía siendo un digimon muy peligroso, donde si Garutmanmon no digievolucionaba de inmediato, estarían condenados al fracaso.
Nat viendo como su digimon se esforzaba a tope, no pudo evitar pensar miles de cosas negativas.
Cada vez se convencía más de lo imposible que era el poder activar el emblema del amor. Era demasiado pronto cómo para poder recuperarse del rechazo de Osamu. Así como a no tener a alguien con experiencia en el tema, como lo era su madre, para que pudiera ayudarla con sus sabias palabras para seguir adelante con una sonrisa en la cara.
Además, de lo que había visto en la batalla contras los Siete, siempre habían sido dos hermanos y dos digimon los que se habían enfrentado, y por ende, derrotado al enemigo. Y ella, en cambio, se encontraba completamente sola. No tenía a nadie a su lado para ayudarla y a llevar mejor aquella desesperante situación.
Ahora que su hermana no estaba al frente, todos sus amigos se volcaban en ánimos para ella. Sin embargo, se les notaba que no tenían mucha confianza para que pudiera activar el emblema del amor.
Viendo a su hermana de reojo, se la encontró mirando al piso, como si no le importara el combate y el marrón que la había dejado. Sino fuera porque la conocía, pensaría que la habría dejado con la furia de Liebenmon al límite para que todos viesen cómo era humillada.
Un ataque de Liebenmon alcanzó a Garutmanmon, haciendo que éste se sintiera casi igual de herido que su rival.
-¡¿Qué pasa?! -provocaba Liebenmon mostrándose fatigada, pero manteniendo sus aires de superioridad-. Creía que tus datos digitales recogían una pasada de digimon, pero ni siquiera en el estado que me encuentro, no has podido golpearme ni una sola vez.
Garutmanmon sólo la observaba con ira y con el mismo agotamiento corporal que debía tener ella.
Tenía que derrotarla. Aprovechar su estado débil para acabar con ella, antes de que fuera demasiado tarde.
Fijándose en Nat, se la encontró con esa baja autoestima y sin nada que pudiera hacer para que su corazón estuviera lleno de amor. Como digimon no podía hacer nada contra eso, sólo servirle de ayuda y apoyo, y demostrar que podía combatir de igual a igual contra Liebenmon. Necesitaba demostrárselo a su compañera para que así creyese en él. Para que al menos, el amor de un compañero humano a su digimon y a su familia, brillase. Algo que ella tenía mejor que cualquiera de los que estaban allí presentes, incluida la propia Aine y su digimon.
-Mi deber es proteger a Natsumi y a todos los que ella quiere -sus palabras llamaron la atención de Nat que lo observó con sorpresa-. Por eso, tengo que derrotarte, para que pueda volver al lado de su madre.
El digimon pájaro concentró toda su energía en su cuerpo. Todo en él brilló de tal manera, que la espada de fuego que había creado con su garra, se convirtió en una más grande y repleta de llamas resplandecientes.
-¡Winged Sword! -lanzando desde su espada una corriente de llamas con forma de pájaro que fueron directas hacia Liebenmon.
-¡Sex Bomb! -gritó Liebenmon para interceptar su ataque.
Aunque el ataque potencial de Liebenmon no fuese tan fuerte como el que había lanzado durante la ilusión, el choque de ambos ataques, hizo que surgiese una tremenda explosión con caída de llamas hacia el suelo, donde se encontraba Natsumi. La niña sólo pudo ver cómo esas flamas caían tan rápido que no le daba tiempo a reaccionar. Garutmanmon, al darse cuenta del peligro que corría su amiga, voló hacia ella como la luz, protegiéndola de las flamas con su propio cuerpo.
-¡Garutmanmon! -viendo cómo restos de su ataque y del de Liebenmon le habían hecho daño a su digimon.
Liebenmon sonriendo, viendo cómo el digimon se encontraba en un momento muy voluble, lanzó de nuevo su ataque contra él. Garutmanmon al verlo, y sin poder interceptarlo con el suyo propio, sin que Natsumi saliera herida, cogió a su compañera entre sus manos y voló para escapar del ataque. Un momento que Liebenmon aprovechó para atacar de forma repetida y continuada al digimon pájaro. El espacio tan cerrado, impedía que Garutmanmon pudiera escapar con libre albedrío de los ataques constantes de Liebenmon.
La desesperación surgió en los que estaban fuera, donde Yuuta volvió a retar a su hermana para que dejara de pensar en las musarañas y acudiera al rescate de su hermana pequeña.
-¡¿Es que no te das cuenta de que está en peligro?! -viendo cómo había dejado de estar absorta, para hacerle caso.
-¡Por favor, hermana, haz algo! -rogaba el pequeño con lágrimas en los ojos.
Aine se giró para ver a Yuuta, quién ya no le importaba cómo hablarle y las consecuencias de su falta de respeto. Se encontraba tan desesperado que el miedo y el respeto que siempre le había tenido, se habían ido por el caño. Luego se fijó en su hermano pequeño. Las lágrimas que corrían sobre sus mejillas, mostraban una desesperación más extrema en comparación con la de su hermano mayor. Como si hubiera perdido la confianza en Natsumi. Al ver el interior del cubo, se dio cuenta porqué.
El ataque de Liebenmon por fin había alcanzado su objetivo.
Nat había gritado su nombre más desesperada que nunca.
El digimon se sentía dolorido, pero siguió escapando de los ataques de Liebenmon. Sin embargo, por alguna misteriosa razón, Garutmanmon empezaba a sentirse débil y lento. Como si alguien le estuviera absorbiendo la energía. Su velocidad iba menguando y por ello, no pudo evitar que los siguientes ataques le dieran de pleno y cayera de bruces contra el suelo. Eso sí, el proteger a Natsumi había sido tan primordial, que por ella, no le había importado tener una caída poco ortodoxa.
Todos en el exterior se quedaron angustiados de ver cómo Liebenmon, al tener a su blanco fijado, comenzó a atacar una y otra vez sin compasión, vengándose por lo recibido por Shinetsubasamon.
-¡TOMA! ¡TOMA! ¡TOMA! ¡TOMA! -deleitándose con cada ataque que lanzaba y que daba en su objetivo.
A cada golpe que Garutmanmon recibía, sentía como si recibiera el doble de daño. Uno por parte de Liebenmon, y el otro, por otra razón desconocida.
El digimon ave no sabía qué aquélla razón provenía de la misma Natsumi. Su desesperanza en que pudiera hacer brillar el emblema de amor había ido en aumento, y eso, era lo que ocasionaba que Garutmanmon se volviera más débil y lento.
Algo que sólo Aine, Aki como digielegidos especiales, y sus digimon se habían percatado.
-¡Aine! -Aiyomon la llamó alarmada, mirándola. La digimon era consciente de que si seguían así, Garutmanmon no podía seguir aguantando mucho más tiempo. Tenían que acudir a su rescate de inmediato, pero necesitaba de su permiso para poder intervenir.
Pero Aine, pese a que estaba tentada a ir, quería esperar un poco más. Confiar en que su hermana abriera los ojos, ahora que Garutmanmon corría serio peligro.
-¡¿A qué estás esperando, hermana?! -preguntaba Yuuta sin entender porqué seguía parada sin hacer nada.
-Sólo un poco más… Espera un poco más -clamaba ella, donde a pesar de que por fuera se mantenía calmada, por dentro, se encontraba con el profundo deseo de vengarse de Liebenmon.
-¡¿Esperar a qué?! ¡ESTO NO ES NINGÚN ANIME NI MANGA DE LOS QUE VES, PARA QUE EL MILAGRO OCURRA EN EL MOMENTO MÁS DESESPERADO! -clamó Yuuta ya fuera de sí.
Mordiéndose el labio inferior, Aine se mantuvo en presión y acabó soltando.
-¡ISHIDA NATSUMI! -gritándole lo suficiente fuerte para que la escuchara- ¡¿QUÉ SE SUPONE QUE ESTÁS HACIENDO?! ¡¿ACASO NO SIENTES NI PIZCA DE AMOR POR NUESTRA MADRE?!
El escuchar la mención de su madre, hizo que la niña se diera cuenta de que pensar en un rechazo de un amor infantil, no podía ponerlo al mismo nivel de amor que sentía por su madre.
Ese sentimiento pudo llegar a Garutmanmon que dejó de sentirse débil y lento, y poder esquivar los ataques de Liebenmon de un salto con Natsumi en sus manos.
Liebenmon se quejó por lo resistente que era. Aunque se le notaba que aquel digimon pájaro se encontraba en las últimas. Lo mismo podría decirse de ella, ya que de tanto ataque continuado, también había acabado por perder bastante energía, quedando muy igualados de nivel. Ahora, todo dependería de quién tuviera mayor determinación para continuar y proclamarse vencedor del combate.
-¡Gracias a Dios! Parece que todo no está perdido -suspiraba aliviada Sanae.
-¡De gracias nada! -contradecía Yuuta aún furioso-. ¡Hermana! ¡Haz algo ahora mismo!
-Sólo un empujoncito más -contestaba la chica, aún sin dar su brazo a torcer.
La esperanza absurda, cuando no había nada en lo que apoyarse, hizo que incluso Toji estallase de rabia por no querer ayudar a la niña que tanto le había gustado.
-¡¿Qué empujoncito ni que ocho cuartos?! ¡NO VES QUE GARUTMANMON NO PUEDE MÁS!
-Pero Liebenmon se encuentra también exhausta. Ahora mismo, dependerá de quién tiene más agallas para continuar. Y sé que Garutmanmon las tiene -le recordó Aiyomon.
-¡¿NO VES QUE ESO ES IMPOSIBLE?! ¡POR MUCHAS AGALLAS QUE TENGA, GARUTMANMON NO PUEDE SEGUIR COMBATIENDO! ¡Y NO HAY FORMA DE QUE EL EMBLEMA DEL AMOR SE ACTIVE!
-Yo no estaría tan segura. Estoy convencida de que Nat se dará cuenta de sus sentimientos y eso provocará la digievolución de su digimon -comentaba la chica.
Toji se sentía tan enervado con esas palabras, que no dudó al gritarle.
-¡NO HABLES COMO SI LA CONOCIERAS! ¡YO LA CONOZCO MUCHO MEJOR QUE TÚ Y SÉ CUÁLES SON SUS SENTIMIENTOS!
La forma en cómo el pequeño Yagami le gritaba, molestó bastante a la chica.
-Mira, niño. No voy a consentir que me hables en ese tonito. Y mucho menos, que me digas que lo que me acabas de decir. No te pongas gallito al pensar que mi hermana no me importa. De hecho, me importa mucho más de lo que te importaría a ti.
Toji explotó y sin pensar en el tiempo y lugar, declaró a todo pulmón.
-¡MENTIRA! ¡NO HAY NADIE A QUIÉN LE IMPORTE NAT COMO A MÍ! ¡PORQUE LA QUIERO! ¡LA QUIERO TANTO QUE ME PONE DE LOS NERVIOS LA SITUACIÓN TAN DESESPERADA EN LA QUE ESTÁ VIVIENDO!
La exaltación del niño, declarando su amor a los cuatro vientos, fue un acto sorprendente para todos.
No cabía duda de que el niño, pese a la cara roja que tenía pintada sobre sus mejillas, había heredado el valor de su padre para afirmar los sentimientos tan intensos que sentía por la rubia Ishida.
Sin embargo, no provocó ese impacto de sorpresa en Aine.
-¿Pretendes impresionarme con esa declaración infantil tuya? -preguntó con desinterés.
-¡HERMANA! ¡Te estás pasando! -saltando ahora Yuuta, que a diferencia de su hermana mayor, sí que se había quedado impresionado de la forma en cómo había declarado su amor por su hermana pequeña. Le había emocionado tanto, que no podía consentir que su hermana mayor se burlase de él.
-Yuuta no quieras hacerle la pelota al niño, sólo porque es el hermano de Sanachan.
La mencionada se puso colorada, donde dentro de aquel comentario, había un doble sentido encerrado. Un sentido que Yuuta se dio cuenta, para contestarle con el bochorno en su cara.
-¡No es por eso! -aunque una pequeña parte sí que era cierto.
-…
-¡Para ti puede que sea una broma los sentimientos que Toji tiene, pero al menos son auténticos y siempre se ha preocupado de corazón por nuestra hermana!
-…
El niño viendo el apoyo por parte de Yuuta se sintió feliz. Pero al ver de nuevo a la mayor, para poder presenciar la cara de zasca que tendría, se la encontró con la mirada perdida en cierta dirección. Y como si pasase de ellos, la chica se dirigió hacia un grupo en particular.
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Escuchar cómo su hermano se había puesto de parte de Toji, hacía que Aine suspirara por no entender los verdaderos sentimientos de Natsumi. Ella le había dejado en claro que no sentía nada por Toji, por mucho que el niño hiciera. Y eso lo había podido comprobar al mirarla, después de que él hubiera gritado a los cuatro vientos que le gustaba.
Aine había podido observar cómo su declaración no la había impactado. Todo lo contrario. Había agachado la cabeza con más depresión que nunca y mirado hacia otro lado en particular. Guiada por la curiosidad, los ojos de Aine habían dado con la persona a la que su hermana miraba. Y lo que vio, fue algo inaudito.
Al hijo de los Ichijouji mirando hacia otro lado, con los ojos de su digimon, de su hermana y de las otras niñas observándole con tristeza y compasión.
¿Sería posible que el chico que la había rechazado había sido Ichijouji?
Ignorando lo que su hermano le estaba gritando en defensa del Yagami. Se dirigió hacia ellos, mientras se preguntaba cómo, cuándo y dónde había sido posible tal flechazo.
En su camino, empezó a recordar lo que su primo y su hermana le habían contado.
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"…mi hermano sostiene que fue después del combate que tuvieron los Ichijouji.…"
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"…tu hermana pequeña arruinó los grupos arreglados por Isaki y Takeshi, al pedir que Ichijouji formase equipo con ella y con su hermano…"
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"...aparte de lo de Natsumi, existían otros problemas graves con algunos de nosotros…"
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"…Sobre todo, porque estar con Ichijouji supondría exponer a Aki al peligro…"
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"…no se pudo discutir ni recordarle lo terrible que sería tanto para ella como para Aki que Ichijouji estuviera con ellos…"
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"…y ver que pasaban las horas, empezamos a temer de lo que estuviera pasándole con Ichijouji. No miento al decir, que todos estábamos muy angustiados y a pensar lo peor…"
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"…después de haber estado en el último mundo simulado, ella sufrió una transformación de mejoría extraña…"
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"…Era como si se tratara de una persona nueva…"
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"…¿Alguna vez te ha rechazado el chico que te gustaba?…"
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"…Ella había vuelto a sonreír, e incluso, se había disculpado con todos nosotros por como nos había tratado y a confesar que la razón de su tardanza, era por culpa suya, ya que se había puesto muy enferma. A partir de ese momento, ella se integró con nosotros, sobre todo con las chicas, e incluso mostraba su apoyo cuando lo necesité tras el combate de los Ichijouji…"
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"…Los hermanos Ichijouji … … … tuvieron que enfrentarse entre ellos. Los más jóvenes se vieron manipulados por el poder de la oscuridad. La oscuridad se había aprovechado de ese resentimiento que los más jóvenes tenían contra sus respectivos hermanos mayores…"
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"…La oscuridad que les rodeaba era tan fuerte que nos dolía a Isaki, a Tsunomon, a su compañero humano y a mí…"
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"…Como los primeros en pasar por eso, fueron los Ichijouji, y después de haber conseguido salvarle de la oscuridad y que todo terminara con un final feliz, mi hermano se enfadó muchísimo con él, lo mismo que el resto de los chicos…"
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"…Todos estaban lanzándole puñaladas y palabras ofensivas contra Ichijouji… … … Al final, tuvo que intervenir Natsumi para que todo se calmara…"
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"…tengo visto como Piomon miraba de forma rara y comprensible a su compañera.
Por lo tanto, Piomon tenía que saber lo que le estaba pasando…"
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"…Me dejó muy claro que lo nuestro era imposible y que ni amigos debíamos ser. Incluso me dijo que Toji era el más indicado para mí, cuando ya le había dicho que sólo veía a Toji como un amigo y que por mucho que hiciese, nunca podría sentir nada por él…"
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Natsumi cuando le había dicho aquello, era porque había tenido tiempo más que suficiente para aclararle a esa persona que entre ella y Toji no había nada. Es decir, con esa persona, había sido capaz de confiarle algo que todos daban por sentado. Y en cambio, por lo que estaba observando, aquella persona la había rechazado con la intención de alejarla de él.
Y si antes habían sido amigos, dejaba a Seiichirou totalmente descartado como el culpable de la herida emocional que sufría su hermana. La amistad que su hermana había tenido con esa persona tenía que haber sido realizada con tiempo suficiente y de forma reciente, como para contarle sus secretos más íntimos. Así que eso dejaba también al segundo hijo de Daisuke fuera de lugar.
Pero los diez días que su hermana había pasado a solas con Ichijouji, sí que había sido tiempo más que suficiente para que cultivasen una amistad. Sobre todo, cuando ella había estado enferma, y su hermanito no tenía las capacidades suficientes cómo para cuidarla. Por lo tanto, eso dejaba al Ichijouji cómo la persona que se había encargado de ella.
Lo gracioso era que, cómo su hermana le había contado cómo hace unas semanas había afianzado su amistad con Minami, había caído en el mismo perjuicio que los demás, al creer que la Ichijouji de la que Isaki hablaba y con la que había compartido grupo en aquel mundo simulado era Minami.
El peligro al que Isaki se había referido, y teniendo en cuenta del resentimiento que tuvo que haber tenido el niño por su hermana, tendría que venir de antes de la llegada a aquel nuevo mundo. Era imposible que tal resentimiento sucediera de la noche a la mañana.
¿Cómo no se había percatado antes de algo tan obvio?
El hecho de que Natsumi saliese en defensa de Osamu, sólo indicaba que era porque le importaba el Ichijouji. Y tal cómo había opinado Takeshi, la rareza de su hermana, tuvo que ser justo después de aquello. Algo había ocurrido entre ambos. Algo que no sólo Piomon parecía conocer, sino aquellas niñas que habían estado de lado de Osamu, cuando los niños lo habían acusado por dejarse manipular.
La forma en cómo él siempre estaba lo más alejado posible de ella, eran la clara deferencia para no ser considerado su amigo. Sólo un conocido que pasaba por la misma experiencia que ella.
Pero ahora, tras la confesión de Toji, había roto la fachada de simple conocido, a ser alguien que le había afectado enormemente aquellas palabras, donde tenía dibujado el rostro de perdedor y sin querer luchar a lo que parecía obvio.
Aine podía entender muy bien eso, porque aquello le resultaba muy familiar.
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Colocándose detrás de ellos, y al lado de una Izumi asombrada, les sonrió como si nada.
-¿Qué tal por aquí?
-Ah… Bueno… -contestaba Minami, mirando de reojo a su hermano de forma continuada-. Sorprendidos… Y bueno…
-Yo espero que la declaración del compañero de Fireagumon, haga que el emblema de ella brille -decía Tentoytomon, que al igual que su compañera humana, desconocían lo que realmente había pasado.
-Ahhh. O sea que, ¿todos los que estáis aquí, creéis que la declaración de Tojikun surja efecto en mi hermana?
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En el lado dónde estaban Yuuta y los demás, observaban a Aine sin comprender nada. ¿Por qué se había largado sin más hacia dónde estaban la mayoría de las chicas cuando estaban en medio de una conversación muy importante?
Toji, sin embargo, observaba con algo de temor la escena y analizaba cada una de las expresiones en Osamu.
No le estaba gustando nada.
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-Supongo que sí… -declaraba Izumi, tomando en cuenta la buena relación de amistad que tenían la rubia y el Yagami-. Han sido los mejores amigos desde muy pequeños, y se nota que Toji la quiere de verdad…
-¡Pero hermana…! -iba a protestar Kazumi para soltar la historia que habían mantenido Osamu y Natsumi, pero calló por lo descortés que sería hablar de algo ajeno.
-¿Sí, Kazumichan? ¿Ibas a decir algo importante? -preguntó Aine con una sonrisa divertida, donde a Kazumi le daba la impresión de que la mayor sabía toda la historia.
-Yo pienso lo mismo que Izumisan -contestó Osamu con voz neutra.
-¡Hermano!
-¡Osamu! -exclamó también Dokunemon.
-Es la verdad -continuaba, manteniendo una voz tranquila y el desinterés hacia la rubia-. Es obvio que Yagamisan estaría dispuesto a lo que sea por ella -doliéndole cada palabra que decía-. Y nos lo ha demostrado hace unos momentos.
Por supuesto que él también había estado tentado a animarla y a gritar muchas cosas, pero si se había contenido, es porque ya no tenía ningún derecho a hacerlo. Y en su lugar, Toji se le había adelantado. Sin lugar a dudas, cualquier chica, se sentiría emocionada ante semejante declaración, y seguro que Natsumi no sería ninguna excepción.
Suspirando con pesadez, tuvo la firme creencia de que todo lo que había entre ellos, se había terminado para siempre. Ahora Natsumi se daría cuenta de que Toji era quién se merecía, y no él, que había estado poseído por la oscuridad, por culpa de la envidia infantil que había sentido hacia su hermana.
Así es como tiene que ser.
Se había dicho a sí mismo, con mucho dolor.
-Hum -pero Aine, no estaba dispuesta a que el niño se diera por vencido con demasiada facilidad, para preguntarle-. Entonces, tú sostienes que cuando alguien está dispuesto a lo que sea por otra persona, ¿esa otra persona está obligada a sentir algo por ella?
Las palabras inteligentes de la mayor, dejaron al niño boquiabierto, donde se excusó con lo primero que se le vino a la cabeza.
-No es que lo sostenga. Es sólo que es algo obvio cuando está presente -pero al analizar después lo que había dicho, vio que sus palabras no tenían mucho sentido.
-Pues yo no lo vi muy obvio por parte de mi hermana -declaraba ella, poniéndolo más en apuros-. Yo vi a mi hermana, y creo que tú también lo viste, de que la declaración de Tojikun le hizo mucho más daño. ¡Ah! ¡Es verdad! -dijo a continuación como si recordase algo de repente- ¡Había olvidado que no lo viste porque la declaración de Tojikun a mi hermana te había dejado como un perro apaleado!
Ante esa frase, donde no había respuesta posible, el niño calló la boca.
-¿Me equivoco, Ichijouji? -acercándose a él y tratándolo de la misma manera fría que los demás.
Las niñas y Dokunemon parecían sentirse aliviadas de que contaran con un aliado tan excepcional para hacer que Osamu sentase la cabeza y se diera cuenta de que con alejarse de Nat, lo que ocasionaba era dolor en ambos. Pero el niño, erre que erre, no tenía intención de declarar que sentía lo mismo que por Natsumi.
-Lo hecho, hecho está. Ahora somos conocidos y está bien así.
Izumi que lo estaba escuchando todo, se encontraba perpleja ante lo que se estaba imaginando.
Por su parte, Minami no pudo seguir aguantando, y gracias al respaldo que sentía con Aine presente, le escupió tanto a su hermano como a la mayor, toda la desgracia que había sufrido Natsumi.
-¡De bien nada! ¡¿Ya has olvidado cómo se sintió ella tras haberla rechazado y que ésa fue la razón de que la oscuridad la poseyera, aprovechándose de la debilidad en su cor…?!
-¡Ya es suficiente, Minami! -pidió Osamu cortante y molesto.
No quería escuchar lo que estaba claro que era por su culpa. Ya suficiente martirio tenía con recordárselo él mismo, día tras día. Pero acaso, ¿eso no afianzaba el hecho de que él sólo le traía desgracias? Con Toji nunca pasaría eso. Él siempre la mimaría y la trataría como una reina.
-Osamu, ¿no te das cuenta de que tus acciones están preocupando a Minamisan? -habló Penguinmon, tras ver cómo había gritado a su compañera, dejándola descompuesta-. Para Minamisan, ver cómo su hermano y la que considera una de sus mejores amigas, se sientan tristes por un malentendido, es algo que le disgusta.
-Además -interviniendo ahora Misato-, no considero lógico que la hayas rechazado, sólo porque te viste manipulado por la oscuridad.
-Cierto, cierto -apoyaba ahora Cuarzomon-. La compañera humana de mamá Kamimon también lo estuvo, y aún así, no es algo que la esté crucificando el día a día. Incluso tiene el apoyo del compañero de papá Armajimon, para que siga adelante sin pensar en las cosas que había hecho.
-Lo mismo que la compañera de Minemonhan -añadió Honeymon-. Ella también fue poseída por la semilla oscura, y ahora es sólo un anécdota del pasado que ya no tiene importancia.
-Ahh… -intervino Aine más divertida que nunca- ¿Así que rechazaste a mi hermana porque estuviste poseído por la oscuridad? Pues menudo palo. Porque a ella le ha pasado lo mismo, así que ya no tienes excusa…
El niño no dijo nada al respeto.
-Es que… yo creo que no es sólo eso… -opinaba ahora Dokunemon.
-¡Dokunemon! ¡Ya es suficiente! -le detuvo Osamu para que no siguiera hablando-. Está claro que Toji tenía razón y él es mejor para Natsumi es Toji que yo y ha quedado demostrado.
Al hablar de más, el niño no se percató de que había soltado la verdadera razón de porqué había rechazado a Natsumi. Tal y cómo Aine había imaginado. Pero estaba visto, que el niño era cabezota perdido y a querer torturarse mentalmente, así que debía pensar en algo.
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Garutmanmon y Liebenmon se encontraban en el aire, sin hacer ningún movimiento. Sólo descansando y tratando de recuperar la energía. El primero que lo hiciera y atacase, sería el que decidiría el combate.
Natsumi, tras la declaración de Toji, se había quedado tan mal, que ahora, y si vivía, tenía la obligación de rechazarle y a sufrir las constantes represalias de su hermano mayor y, seguramente, de sus primos (en especial de Takeshi). Lo peor, es que cuando había observado a Osamu para ver su reacción, se lo había encontrado con la mirada hacia el otro lado, indicando una vez más, que ellos sólo eran meros conocidos con una aventura en común.
Eso provocó que su corazón volviese a sentirse herido.
Tuvo que cerrar los ojos, para tratar de ignorar ese sentimiento, y enfocarse en el amor que sentía por su madre y su deseo de salvarla.
No debía pensar en otras cosas que la distrajeran.
Pero…
Era inútil.
Era como si mantuviera una lucha interna en su interior, donde ambos sentimientos estaban muy parejos. Y tener que renunciar al que ya estaba perdido…
¿Cómo hacerlo?
¡Basta!
Se decía a sí misma, negando con la cabeza una y otra vez.
Tenía que pensar en su madre, en lo tanto que la quería y ganar el combate. Aquello sí que era amor verdadero. No debía pensar en cómo Osamu la ignoraba y cómo hacía de trizas su corazón.
Tanto que su pecho le dolía y las lágrimas amenazaban con deslizarse de sus ojos cerrados.
Y sin darse cuenta, una vez más, por culpa de la confusión existente en su corazón, la energía de Garutmanmon, volvió a disminuir.
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Fuyu no sanpomichi (Voy a caminar)
Ate nado nanimo (por el sendero de nieve)
Nai mama de arukou (sin rumbo en mi mente)
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La melodiosa voz de Aine empezó a resonar por el lugar, llamando la atención de todos los allí presentes.
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Tsumetai aozora (el cielo azul es muy frío)
Ryoute wa poketto (tengo las manos en mis bolsillos)
Kokoro de korogaru ishikoro (una piedra rueda en mi corazón)
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Muchos no entendían porqué de repente aquella chica se había puesto a cantar una canción que no conocían de nada. Salvo para los hijos de Yamato y Sora.
Aquella canción, la tenían profundamente guardad en sus corazones, ya que había sido la canción que Yamato había compuesto para Sora.
Una canción compuesta para alguien que no pensaba decirle lo que sentía, por la amistad hacia su mejor amigo.
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Kimi no yasashisa ga (tu amabilidad)
Massugusugite (es demasiado simple)
Sukoshi dake tsurai yo (es un poco doloroso)
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El amor que Yamato había tenido por Sora, le había inspirado aquella letra y la decisión de expresar aquellos sentimientos a través de aquella canción, donde nadie imaginaría quién había sido la musa de su inspiración. Ni siquiera Taichi. Su mejor amigo y la persona por la que había decidido callar sus sentimientos hacia Sora.
Una historia que Aine y el resto de sus hermanos y digimon conocían muy bien. Por lo que consideraban, aquella canción como una oda hacia sus padres.
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Sunao ni narenai (no puedo ser honesto)
Sunaosa nanka ja (no tengo el derecho)
Kotaeru shikkaku mo nai ne (de manejar esto con honestidad)
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El hecho de que ahora Aine la estuviera cantando, confundía mucho a Yuuta y a Zabumon. Mientras que Aki y Tsunomon el escuchar su canción favorita cantada por su hermana mayor, les transmitía una agradable sensación de paz y bienestar, así como a sentir a sus respectivos padres más cerca.
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Hitoribotchi no shiisoo de (solo en el balancín)
Daremo ga dareka ga kuru no wo matteru (todos esperan a que alguien venga)
Boku mo onnaji dakedo ne (no soy diferente)
Itsu demo hantai muki shite (pero siempre me sentaba)
Suwatte itan da (en la dirección opuesta)
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Escuchar la canción que su padre había compuesto para su madre, trajo a Natsumi el recuerdo de cuando su madre les había contado la historia de cómo se había enamorado de su padre.
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Itsumo omotteru toori no (nunca fui)
Kotoba ienakute (capaz de decir)
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Todo había comenzado a raíz de cuando su madre había escuchado por primera vez aquella canción.
La profundidad en cómo su padre la había cantado y cómo albergaba un amor puro y verdadero hacia una chica, había despertado la curiosidad en su madre y en asombrarse de que alguien tan serio como su padre, pudiera sentir un amor tan honesto y verdadero.
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Ita kedo (lo que pensaba, pero)
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Su padre le había indicado su decisión de nunca declararse, así como a no comprometerse con alguien, debido al trauma sufrido con sus abuelos paternos. Tal y cómo la canción decía, solo en el balancín estaría, pero con ese amor hacia esa persona sin decir nada. Simplemente, sintiéndolo.
Su madre se había compadecido tanto, que quiso que él fuera feliz con alguien. Por lo que, le había estado buscando a alguien. Y en consecuencia, entre una cosa y otra, su madre había descubierto cómo era su padre en realidad, y enamorado de él. Pero habían surgido algunos malentendidos por medio, y el descubrir cómo su padre se había retirado sin haber hecho nada, habían dolido tanto a su madre, que se molestó con su padre.
Poco antes de Navidad, ella se había decidido a intentarlo y a dejarle en claro que estaba muy enamorada de él. Eso había tocado al corazón de su padre y fue cuando comenzó su historia de amor.
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Muri shite miru koto (ahora he decidido)
Yappari kimeta yo (esforzarme para intentarlo)
Waratte kuretemo ii sa (no me importa si te ríes de mí)
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La forma en cómo su padre se había alejado de su madre, le parecía una situación similar a lo que Osamu había hecho por ella.
Incluso, la convicción en que Toji era mejor para ella que él.
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Hitoribotchi no shiisoo de (solo en el balancín)
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¿Sería acaso…?
¿Acaso…?
¿Acaso él seguía enamorado de ella?
¿Lo había hecho porque quería verla feliz al lado de alguien que la quería?
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Sabishikunai furi shinagara matteta (esperé, fingiendo no estar solo)
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Justo en ese momento, Natsumi pudo comprender la molestia que debió sentir su madre al enterarse de la dejadez de su padre.
Estaba claro que al hacer algo tan cruel, la perjudicada era ella al no tener en cuenta sus sentimientos.
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Kimi ga suwatte kuretara (si te sientas conmigo)
Kimochi ga tsuriau (nuestros sentimientos estarán más equilibrados)
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Aine seguía cantando sin saber cómo aquella canción, parecía herir más a su hermanita. Algo claramente visible por los demás, donde la mayoría no entendía porqué se desanimaba tanto. Algunos sostenían que debía ser que aquella canción le recordaba a su difunto padre, y que por eso, se había puesto tan deprimida.
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Egao ni nareru to omou yo (y creo que seré capaz de sonreír)
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Pero para otros, aquella canción los hacía pensar en su verdadero significado que…
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Hitoribotchi no shiisoo de (solo en el balancín)
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…Minami le gritó salido del alma.
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Daremo ga dareka ga kuru no wo matteru (todos esperan a que alguien venga)
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-¡¿SI TE RINDES, ESTÁ CLARO QUE TODO HA TERMINADO?!
La frase de la niña trajo un recuerdo imborrable en la vida de la familia de Yamato y de sus digimon.
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04 de mayo del 2024
MUNDO DIGIMON (Mundo digital gobernado por los Tres Grandes Ángeles Digimon)
Una estampa poco vista se apreciaba en uno de los extensos campos de aquel mundo digimon tan distinto al mundo digital que muchos estaban acostumbrados a ver. A toda la familia Ishida junta con sus digimon.
Siendo las vacaciones de la Golden Week, Yamato y su familia habían viajado hacia aquella dimensión para visitar a su hija. Las limitaciones que ella había impuesto, hacían que sólo la pudieran ver durante aquellos cortos días que componía la Golden Week y las vacaciones de verano. A pesar de que ése era el penúltimo día que tenía la familia, habían decidido aprovecharla en plena liberta que encerrados en la mansión de los Minamoto. Quizás las grandes extensiones que poseían, hacían que pudieran disfrutar al aire libre, pero no era lo mismo que estar en plena naturaleza y que sus digimon pudieran tener la absoluta libertad.
Por eso, aquel día, habían decidido irse de picnic a aquel otro Mundo Digimon. El ver a sus digimon corretear sin límites ni barreras en aquella otra dimensión digital, y jugar al corre-pilla o montarse todos los pequeños digimon en Garurumon o en Birdramon era una escena que enternecía a cualquiera. (NA: No es por pedir pero… amaría a la persona que dibujara esta escena)
Los tres hijos más jóvenes de la pareja le contaban a su hermana todas las anécdotas que habían vivido, aunque muchas eran repetidas, ya que ya se las había contado por email.
-Por cierto, hermana, mamá nos contó el otro día la historia de cómo empezaron papá y mamá -dijo Aki con sumo entusiasmo-. ¿Quieres que te la cuente?
-No hace falta, Aki. Mamá ya me la contó en su día.
El más pequeño había sentido una tremenda ilusión en querer contársela, pero descubrir cómo su hermana ya la supiera, hizo que no quisiese desistir en seguir hablando de ese tema que tanto.
-¿A qué es una historia muy bonita?
-Puede que sí. Aunque me parece un poco mal por parte de papá el cómo se había rendido tan fácilmente -expuso Yuuta, donde Yamato lo miró con una sonrisa forzada.
-Estoy de acuerdo. Y lo de que mamá se sintiera molesta por semejante tontería, me parece una niñería -le siguió Natsumi, donde ahora le tocó a Sora mirarla con la misma expresión que su marido.
-Son cosas que pasan. Cuando uno se está enamorado, se suele hacer toda clase de tonterías que acarrean malentendidos -dijo Sora en su defensa y en la de su marido.
-Cuando crezcáis, ya os daréis cuenta -fue el turno de Yamato para hablar.
Los dos hermanos intermedios se miraron, donde ellos aseguraban que estar enamorados, no hacía que perdieses el sentido común. Lo que demostraba que todavía eran unos niños, que no sabían nada de la vida y que en el futuro les cobraría factura.
-De todas formas, está demostrado que sin la intervención de terceros como los tíos Takeru y Hikari, y Gabumon y Piyomon, nosotros no estaríamos aquí -señaló Aine comiéndose una patata frita.
-La verdad es que el mérito se lo lleva Piyomon -aseguró Gabumon, poniéndola colorada. Aunque la digimon se esforzó en mantenerse firme, para no dejar que sus sentimientos afloraran. Hacía tiempo, Gabumon y ella se habían prometido en dedicarse únicamente de sus compañeros humanos y de la descendencia que tuvieran-. Yamato era tan persistente en que no y no. Que sino fuera porque Piyomon había convencido a Sora para que diera el paso, seguirían sin aclarar aquel dichoso malentendido.
-¡Oye! ¡Gabumon! -le sermoneó Yamato colorado de que dijera esas cosas delante de sus hijos.
Los niños y sus digimon se rieron, sólo hasta que Piyomon comentó.
-La verdad es que yo no hice nada. Al parecer, Sora ya tenía la firme decisión de declararse a Yamato.
Todos miraron a la pelirroja, quién sonreía con ternura, como si se hubiera teletransportado al pasado y recordado aquella escena como si fuera lo más maravilloso que le había pasado. La curiosidad que sentían sus hijos y su marido de cómo era posible que se hubiera decidido, era intrigante.
Y no era para menos.
Ella se había sentido molesta de la cobardía de Yamato y la falta de respeto hacia sus sentimientos. Y así habría seguido, de no ser por aquella conversación que había mantenido con Miyako.
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08 de diciembre del 2002 (MUNDO HUMANO)
…-Pero… Miyakochan… -empezó Sora de nuevo-. No es que quiera desalentarte, pero… El hecho de que una persona popular y tan atractivo pueda sentirse atraído por una chica sencilla, esas cosas a veces sólo ocurren de forma muy ocasional. Y teniendo en cuenta de quién es, puede haber la posibilidad de que, a pesar de sentirse arrepentido, no quiera relacionarse con nadie por ese pasado turbio que lo traumatiza y a desear que seas feliz con otro que te pueda valorar mucho mejor que él -hablando más por su experiencia personal que por la situación en la que podría estar envuelta Miyako.
La suerte y la sorpresa le había venido a ella al descubrir que Yamato había estado tan enamorado de ella, como para incluso componerle una canción. Aunque una canción triste que trata de un amor que jamás sería correspondido.
El ver cómo él le había indicado amablemente que no quería tener ningún sentimiento hacia ella por su amistad con Taichi, la había molestado tanto, que se sentía fatal tanto por dentro como por fuera.
-¿Se puede saber de quién estáis hablando? -volvió a preguntar el digimon con un tono un poco más alto, viendo cómo lo estaban ignorando.
-Puede… Pero… me parece una tontería estar separados si ambos sintiésemos lo mismo -ignorando de nuevo a su digimon.
Ahora fue el turno de Sora para sentirse molesta y a hablar más de su propio asunto personal que de lo que podría ocurrirle a la Inoue.
-¡No es ninguna tontería! ¡Yamato actuó de forma cobarde al no decirme a la cara sus sentimientos! ¡Si lo hubiera hecho porque es alguien tímido, podría entenderlo! ¡Pero lo hizo porque antepuso su amistad con Taichi hacia lo que siente por mí!
-Sorasan… -balbuceaba Miyako, incrédula de cómo el tema había cambiado drásticamente. Pero la pelirroja parecía estar tan resentida que dejó escapar todo lo que le ocurría.
-¡Y yo como una tonta, amándole, pensando que no estaría a mi alcance por su popularidad! ¡Y luego, me entero de que me ama y me sigue amando, pero pone distancia y excusas entre nosotros! ¡Alentándome a que esté con Taichi sin saber cómo eso me repercute! ¡Pues muy bien! ¡Si quiere quedarse sólo, que se quede!
-Pero, Sorasan, ¿no sería mejor que le explicaras cómo te sientes a Yamatosan?
-¡Él dice que no quiere estar conmigo e incluso pone zancadillas! ¡Así que será inútil! ¡Todo ha terminado entre nosotros!
Después de esa frase, la Inoue se puso furiosa y sin importar lo que dijera la gente que les rodeaba, le gritó.
-¡SI TE RINDES ASÍ SIN MÁS, ESTÁ CLARO QUE TODO HA TERMINADO!
Aquella frase había sobrecogido a Sora, para observar a la joven con sorpresa.
-Vamos, Sorasan, ¡Despierta! ¿Por qué te haces de trizas el corazón a propósito? Si sigues en tus cinco de no querer aclarar las cosas con Yamatosan, por supuesto que todo terminará entre vosotros. Entiendo tu resentimiento hacia Yamatosan, pero lo que no entiendo es cómo tú, que eres fuerte y luchadora, y sobre todo, la poseedora del emblema del amor, te rindas sin haberlo intentado. ¡Eso no es propio de ti! ¡Sólo tienes que esforzarte! ¿No es eso lo que me dijiste una vez?
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-La verdad es que de no haber sido por las palabras tan sinceras de Miyakochan, nunca habría reaccionado y habría hundido yo misma mi propio amor -pronunció divertida-. Sin duda, ella es una magnifica heredera de mi emblema. Y espero que vosotros -dirigiéndose a sus hijos- no tengáis que caer en el mismo error que vuestro padre y yo. Porque el rendirse, significa el final sin poder arreglarse. Así que espero que recordéis siempre estas palabras.
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Daremo ga dareka ga kuru no wo matteru (todos esperan a que alguien venga)
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¡Claro!
¡Qué tonta había sido!
Sin darse cuenta, había caído en el mismo error que había cometido su madre. A no fijarse en la otra perspectiva, sino a asumir que ella tenía razón y que Osamu era el culpable de todo. Y claro que le dolía mucho. Porque estaba culpando a la persona que amaba.
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Kimi ni aitai kimochi ga (este anhelo de verte)
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Liebenmon sintió que había recuperado parte de sus fuerzas, y antes de darle la oportunidad a Garutmanmon, se dirigió a la carrera hacia él para eliminarlo.
-¡MUERE!
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Mafuyu no aozora mitai ni (como el cielo azul en invierno)
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El miedo recorrió por todos. El ataque de Liebenmon no solo perjudicaría al digimon sino a Nat que estaba con él.
Gritos de desesperación y el nombre de ambos surgieron de la boca de muchos, incluso de la de Osamu.
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Kokoro ni hirogatta (se extiende en mi corazón)
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La zarpa de Liebenmon dio en su objetivo. Ella reía con autosuficiencia. Pero su sonrisa se le borró al sentir un fuego abrasándole aquella extremidad suya.
-¡QUEMA! ¡QUEMA! -gritaba desesperada, retirando la zarpa y viéndola carbonizada.
Sin entender nada, vio cómo el digimon había empezado a estar envuelto en llamas.
¿Qué estaba pasando?
Y entonces, vieron un brillo espectacular salir del dispositivo de Natsumi. Éste brilló con tanta intensidad que envolvió por completo a su digimon.
-Oye, oye… ¿No me digas…? -murmuraba Seiichirou, observando atónito lo que había dentro.
-¡Está digievolucionando! -gritó Aki con mucha alegría.
La forma del gran digimon hombre pájaro fue empequeñeciéndose, hasta adoptar la forma de un ave con mucho plumaje. Tras la luz, se vio a un majestuoso ave de color rojo y envuelto en fuego, donde el batir sus alas, dejaba escapar flamas de ellas.
Liebenmon empezó a temblar aterrorizada al ver cómo aquel digimon había alcanzado el nivel kyuukyokutai.
-Bennumon. Digimon de tipo bestia sagrada de nivel kyuukyokutai. Esta ave mitológica pertenece a la familia de las aves fénix. Puede controlar las llamas de su cuerpo y alterarlas a su voluntad. Su poderoso ataque es… -recitaba Kazumi impresionada.
Aine tras haber terminado de cantar aquella emblemática canción, sonrió orgullosa al ver cómo su hermana por fin lo había conseguido. El asentar su corazón herido y darle más de una vuelta de hoja, había hecho que aquella depresión que tenía fuera injustificada y a tratar de luchar por ese amor que había considerado como perdido. Justo como lo había hecho su madre.
Mirando hacia la joven Inoue que se encontraba repleta de felicidad, no pudo evitar pensar que una vez más, el mérito provenía de la casta de los Miyako.
Era una lástima que aquellas palabras no pudieran hacer mella en ella para arreglar lo suyo con Keiichi. Su cabezonería era algo que provenía de su padre y su madre en conjunto, y que lo hacía más fuerte en comparación con el que su hermana había tenido. En su caso, tendría que ser Keiichi el que diera el primer paso, para poder arreglar las cosas.
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El plumaje de Bennumon era tan caliente que Nat, pese a que se encontraba sobre su lomo, no sentía que se estaba abrasando cómo le había ocurrido a Liebenmon. La niña podía tocar cualquier parte de su digimon sin ningún peligro.
Acariciando a su digimon y viendo su digievolución, no pudo evitar que las lágrimas acudieran a sus ojos.
¡Lo había conseguido!
¡Había conseguido activar el emblema del amor y que su digimon digievolucionara!
Era consciente de todo lo mal que lo había tenido que haber pasado su digimon por culpa de ella. Echándose sobre él, donde la lágrima tocó su piel, quedando quemada y reducida a la nada, le dijo.
-Perdóname, Bennumon.
El digimon sonrió con dulzura, sintiendo el sincero arrepentimiento de su amiga y las lágrimas que él borraba para que ella siguiera manteniendo su fachada de niña fuerte y luchadora.
-Nat ganaremos para rescatar a nuestras madres y entonces, empezaremos de nuevo -le aseguró el digimon, fijándose ahora en su presa, Liebenmon quién se puso histérica del miedo- ¡Nunca perdonaré lo que le has hecho a Nat!
El digimon extendió sus cuatro impresionantes alas. De ellas, brillos estelares empezaron a surgir y cantando su ataque lo lanzó hacia Liebenmon.
-¡ETERNAL FLAME!
Y llamas espectaculares cayeron sobre Liebenmon, quemándola por completo. Aquel cuerpo carbonizado cayó al suelo como peso muerto y desapareció de la nada.
Entonces, ante la niña apareció la hoja que daba la opción del cambio de lugar. La niña, emocionada y feliz, la sujetó con fuerza como si aquello fuera alguna bendición recibida por su madre.
Natsumi y Bennumon lo habían conseguido.
Algo que los de fuera no tardaron en celebrar con mucha ilusión.
Sin embargo, habían algunos que no lo estaban celebrando.
Toji y Yuuta.
El niño se sentía triste y rabioso, porque a pesar del amor que sentía hacia Natsumi, no había aportado nada para que su amor brillara. Todo había provenido de su hermana y de la Ichijouji quiénes apoyaban al odiado Ichijouji Osamu.
Yuuta, sin embargo, tenía un cacao en la cabeza. La canción de su padre que su hermana había cantado; La frase de la Ichijouji. Todo eso le recordaba a la historia que su madre le había contado sobre cómo sus padres habían iniciado su relación. ¿Por qué todo eso parecía vincularse con su hermana pequeña? Pues está claro que todo eso en conjunto había sido la causa de la digievolución de Piomon al nivel kyuukyokutai.
-¡Lo hemos conseguido! ¡Lo han conseguido! -celebraba Tsukaimon con infantil emoción.
-Bennumon y Natsumi han estado impresionantes -comentaba Snowoagumon.
-Es cierto -asentía Isaki al digimon de su prima-. Aunque hay que reconocer que el mérito se lo ha llevado Minamisan.
¿Minamisan? Repetía Yuuta en su cabeza, encontrando otra pieza que no encajaba en su rompecabezas.
Mientras Sanae le daba la razón a su primo, Yuuta empezó a hacer lo mismo que su hermana mayor y a juntar todos los recuerdos de lo sucedido con su hermana pequela se juntaron en su cabeza, donde una vaga e insólita idea parecía formarse.
-Isaki -pero primero tenía que cerciorarse de algo muy importante-, ¿desde cuándo llamas a la Ichijouji por su nombre de pila?
El niño sin comprender la seriedad de su primo, así como su pregunta, le contestó que lo había hecho desde hace años.
-Por algo somos compañeros de clase desde hace tiempo.
-Entonces, ¿cuándo mencionabas a Ichijouji, te referías…?
-Al Ichijouji ése marginado que se dejó manipular por la oscuridad desde el principio de todo por su resentimiento hacia su hermana -proclamó Takeshi, siguiendo con su tirria hacia el niño.
Yuuta se había quedado sin palabras.
No atendió cómo Isaki y Aki saltaban en defensa de Osamu, dónde Takeshi seguía en sus cinco de que su manipulación era injustificada.
El recordar cuándo sus primos le habían contado que su hermana había estado enferma diez días y al lado de Ichijouji, había pensado que había sido con Minami. Así como al culpar a la Ichijouji de cómo la amistad que había forjado semanas atrás se había rota por su culpa era por culpa de la niña.
En ningún momento, se había parado a pensar que era "el" Ichijouji y no "la" Ichijouji.
De esa manera, muchas cosas que no le cuadraban, ahora tenían sentido.
-Aki -poniéndose en cuclillas para estar a su altura. El chaval seguía sin creerse que la razón de que su hermana se dejara influenciar por la oscuridad, se debía a aquel niño que apenas conocía y que nadie lo llamaba por su nombre, manteniendo distancias con él-, tú que has estado con Natsumi. Dime, ¿qué es lo que hay entre Ichijouji Osamu y ella?
El niño se quedó callado, sintiéndose en un gran apuro. Él no era de contar cosas íntimas de los demás, por mucho que le preguntase su hermano.
-Por favor, dímelo -le pedía Yuuta.
Takeshi saltó mosqueado, sin entender porqué su primo mayor se sentía interesado en la vida de aquel Ichijouji, creyendo que la única relación entre su prima y él sólo debía ser de simple amistad.
-Aunque debieron enfadarse o algo tras su combate, porque dejaron de hablarse y de estar juntos -añadiendo con satisfacción de que su prima abriera por fin los ojos sobre la persona que era realmente el Ichijouji.
-¡Takeshi! -le reprendió una vez más su hermano.
-¡Eso no es del todo cierto! -saltó Aki- ¡Es sólo que Osamusan la rechazó y…! -viendo cómo había hablado de más, el niño se tapó la boca con ambas manos, provocando la caída de Tsunomon.
El escuchar las palabras del niño, alertó a los dos hijos de Takeru y Hikari que se quedaron sorprendidos de que Natsumi estuviera enamorada de Osamu. Ni que hablar de la cara que se le había quedado a Yuuta y a Zabumon. El hijo pequeño de Takeru y Hikari exigió que le contara cómo había sido eso posible. Incluso, le pidió que le contara qué es lo que había pasado en el mundo simulado en el que estuvieron, porque estaba claro que todo debió de haber empezado en aquel momento.
Aki se negaba a contar los detalles.
Sanae, Snowoagumon y Fireagumon se encontraban alucinados por lo que habían escuchado. No tardaron en ver la espalda de Toji. Él no parecía sentirse alterado, por lo que se compadecieron de él, al percatarse de que el niño ya lo sabía desde hace tiempo.
Tan absortos estaban los de fuera, cada uno con lo suyo, que no se habían percatado de algo muy importante. Así como la propia Nat y Bennumon que se sentían complacidos y emocionados de haberlo conseguido.
Oroguram seguía en desconexión, y la luz todavía seguía brillando en ambos marcadores donde estaba el emblema del amor y aquel corazón alado atravesado con la espada.
Fue por eso, que nadie se percató en cómo Oroguram, poco a poco iba recobrando la conciencia y observaba con una mirada seria y fija a Aine y a su digimon.
Una sonrisa macabra escapó de sus labios. Y sin que nadie se diera cuenta, el cuerpo carbonizado de Liebenmon apareció cerca del grupo de los Ishida y Yagami.
Un leve movimiento de Liebenmon, hizo ver que ella todavía seguía con vida. El resentimiento que tenía era tan grande, que no iba a morir sin dejar una sorpresita por su parte. Sintiendo un nuevo golpe de energía recibido por sus padres, Liebenmon lo aprovechó y con una velocidad súper sónica, se dirigió hacia el más pequeño del grupo y el más débil de todos.
Nat al fijarse en el exterior para ver a todos sus hermanos, fue cuando se dio cuenta de las maléficas intenciones de Liebenmon.
-¡CUIDADO! -sólo pudo gritar.
Su grito había llegado tarde, así como a que algún digimon tuviera el tiempo suficiente para digievolucionar y detenerla.
Sin embargo, poco antes de que Liebenmon pudiera alcanzar al niño, una luz potente envolvió toda la zona y que echó para atrás a la digimon.
Aquella luz engrandeció de tal manera ehasta envolver por completo aquel extraño mundo. Su luz fue alcanzada hacia dónde estaban Taichi y los demás. Y un milagro surgió en ellos.
La deshidratación que todos estaban padeciendo, se esfumó mágicamente. Incluso Nyokimon había digievolucionado de golpe a Piyomon.
Pero eso no fue todo, los pocos digimon que custodiaban a los elegidos se extinguieron cuando aquella luz los había alcanzado.
Taichi y el resto se encontraban alucinados, mientras que los digimon alados, se habían dirigido hacia el pequeño ventanuco de dónde provenía aquella enigmática luz.
Una luz muy cálida habían sido las palabras de Hikari.
Una luz tan potente que incluso había alcanzado el mundo humano, llamando la atención de todos los humanos y los digimon que allí residían. Todos estaban de acuerdo en que aquella luz era tan cálida que les infundía paz y armonía.
Elpidamon, desde la azotea de la FujiTV, no se sentía impresionado cómo Wizardmon que observaba el cielo iluminado como si fuera alguna anomalía.
Desde el mundo en que se encontraban Homeostasis e Yggdrasill, estos se miraban con suma seriedad, donde una peligrosa amenaza podía afectar a sus planes originales si no hacían nada para detenerlo.
-Freundmon -llamaba Yggdrasill a uno de sus vasallos.
Si querían detenerlo, sólo había una solución. Una solución que sólo aquel digimon podría cumplir.
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En el Nuevo Mundo, los niños y sus digimon habían encontrado la fuente de aquella increíble luz.
Aine había sido la causante de que su dispositivo brillase con tal intensidad y que había alcanzado a su digimon para que ésta digievolucionara. Pero lo más sorprendente, fue ver cómo los digimon de los hijos de Jou y Mimi, gracias a aquella luz, habían digievolucionado al nivel seichouki.
Una vez que desapareció el espectáculo de luz, se encontraron en el lugar dónde debía estar Aiyomon, a una hermosa mujer con rasgos de ave.
Llevaba un casco parecido al de Shinetsubasamon sobre su cabeza, pero permitiendo ver la belleza de sus ojos verdes. Su cabello largo era de un degradado entre el dorado y el rojo y recogido en varias trenzas. Llevaba varias marcas sobre su rostro. Tenía una especie de blusa blanca que cubría su pecho, mientras que en los brazos, unos guantes rojos con la flama integrada en ellos. Usaba un plumaje como falda, que al caminar, podría verse sus piernas desnudas. Un anillo sagrado rodeaba uno de sus pies. Tenía cuatro alas de color rojo y dorado en la espalda y una larga cola de pájaro que llegaba hasta el suelo. Sobre su pecho tenía una gema de color púrpura donde la mitad estaba tallado el emblema del amor y la otra mitad del emblema de la amistad.
Su aspecto impresionante confundía a muchos, donde todos buscaron los datos de aquella digimon en su dispositivo.
-Amaterasumon. Nivel kyuukyokutai. Tipo sagrado. Atributo vacuna. Ataque desconocido. No existen más datos acerca de este digimon.
¿Qué significaba eso?
La sonrisa altiva que tenía Aine, hizo que se dirigiera hasta dónde se encontraba su digimon y enfocarse en Liebenmon.
-Impresionante, ¿verdad? -comentaba como si la evolución de su digimon no fuera algo nuevo para ella-. Se ve que te debe gustar el sadismo, Liebenmon. Mira que querer atacar a mi hermano pequeño… Amaterasumon, acaba con ella de una vez.
La digimon levantó una mano. Una pequeña llama de fuego apareció de su mano, y que misteriosamente, flamas salieron del suelo de dónde se encontraba Liebenmon volviendo a ser quemada viva.
-Llama del purgatorio -clamó Amaterasumon.
El fuego volvió a envolver a Liebenmon, quemándola de nuevo, donde de su cuerpo sólo quedaron cenizas que barrieron el aire. Esta vez sí, había muerto para siempre. Una escena vista por Oroguram, la cual, a pesar de la muerte de Liebenmon, sonreía con confianza.
-Tal cómo pensaba, su historia era una falacia. Esa chica no es la melliza de ese chico, sino que es la primogénita de los portadores de amor y amistad, y la siguiente hija, de los elegidos, después de Kibou en nacer. No sé cómo han conseguido esconderla de nosotros, pero será interesante ver cómo lidiará con lo que pase a continuación -murmurando para sí misma con una sonrisa-. Freundmon, ejecuta el plan marcado -y acto seguido, Oroguram desapareció del lugar.
Ninguno se dio cuenta de los actos de Oroguram, así cómo el hecho de que Liebenmon se hubiera teletransportado del cubo al exterior y con energía renovada, provenía de ella para comprobar que Aine era una de las Digielegidas Especiales. Todos estaban más enfocados en la digimon de Aine, y a exigirle a la chica cómo había conseguido de la nada la digievolución al nivel kyuukyokutai de su digimon.
-¿Cómo has hecho para que Aiyomon digievolucionara al nivel kyuukyokutai de la nada?
-No lo he conseguido de la nada. Ya desde hace tiempo que tengo a Amaterasumon -respondía Aine con tranquilidad a su hermano.
-Pero, ¿no habías dicho que la digievolución kyuukyokutai no se conseguía con simple entrenamiento?
-Efectivamente. Eso es lo que dije.
-¿Entonces…?
-Pero en ningún momento, dije que Aiyomon no consiguiera el nivel kyuukyokutai.
Ahí la chica llevaba razón. Tan prejuiciosos como siempre, habían creído que con sus palabras, no había conseguido la última digievolución. Ella sólo había dicho que con entrenamiento no se conseguía, sino que se necesitaba algo más, especialmente como portadora del amor que era. Algo que la chica lo había experimentado hace unos años, cuando había descubierto el amor tan grande que sentía hacia Keiichi y la principal razón de su decisión en haber querido quedarse en aquella otra dimensión humana.
En ese momento, la digievolución de Aiyomon había surgido por ese sentimiento. Su luz había sido igual de potente que en aquel momento, que había alcanzado al mundo digital gobernado por Lady Ophanimon y los demás.
Aine, al principio, se había quedado deslumbrada como Amaterasumon por su nuevo aspecto, pero tras descubrir por los Tres Grandes Ángeles Digimon, la magia que desprendían, prometieron sólo usarlo en caso extremo y para enseñarlo en un futuro a su familia.
-¿Y por qué no nos lo has dicho? -quiso saber Zabumon. Viendo que una vez más, su hermana había querido darles una sorpresa al ocultarles algo tan importante.
-Aine quería daros una sorpresa el día en que participase en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Quería que sus padres se sintieran orgullosos y tranquilos con ella. Por eso, después de mostrarles la performance con la que ha estado entrenando todos estos años, con la canción que Yamato compuso para Sora de fondo y siendo cantada por ella, quería mostrar a mayores mi evolución al nivel kyuukyokutai. De este modo, papá Gabumon, mamá Piyomon, Yamato y Sora podrían estar tranquilos de que viviéramos sin peligros en el mundo humano dónde están Keiichi y los demás.
-Aunque todo ha sido inútil -dijo en un suspiro Aine siendo aupada por su digimon para colocarla sobre sus hombros-. Con la muerte de papá, he tomado la decisión de quedarme a vivir en mi mundo de origen -las preguntas sobre ello, salieron por parte de sus hermanos, quiénes no entendían su decisión-. Os lo explicaré más tarde. Ahora no tengo tiempo -comentó. Pues poco antes de la digievolución de Amaterasumon, Aine se había puesto en contacto con Elpidamon para indicarle que su combate ya había terminado. El digimon ángel, en vez de contarle que su padre se encontraba vivo, le había dicho que debía dirigirse hacia una dimensión cuyas coordenadas le había facilitado. La dimensión dónde se encontraban Yamato y Gabumon-. Como mi turno ya ha acabado, ya no es necesaria mi presencia aquí.
-Pero…
-Antes de todo, quisiera recordaros algo muy importante a los que quedan por combatir.
"Isaki, Takeshi, Earmon, Tsukaimon. El combate que vosotros librareis seguro que será el más peligroso de todos, ya que os enfrentáis a dos poderosos digimon que han masacrado a casi todos los digimon del Mundo Digimon. No os comáis la cabeza con lo sucedido en vuestra batalla anterior, porque sería una pérdida de tiempo. Simplemente, aprended de lo ocurrido y mantened la cabeza alta y firme para derrotarles. Además, contareis con la gran ayuda de Elpidamon para ello. Estoy convencida que con su ayuda, Earmon y Tsukaimon digievolucionarán y conseguiréis la victoria."
Los dos niños y sus digimon asintieron, aunque no comprendían porqué tomaba tanta importancia a Elpidamon.
-Yuuta, deberías empezar a cambiar tu actitud egoísta, si quieres que el emblema de nuestro padre brille. En estos momentos, te encuentras muy lejos de comprender la amistad.
-¿Qué quieres decir?
-Yuuta no se comporta de forma egoísta -defendía Zabumon que tampoco entendía nada.
-Y Aki -ignorando la pregunta de su hermano y el comentario de su digimon-, ya es hora de que dejes de impedir que Tsunomon digievolucione. Comprende que si sigues sin dejar que crezca, todo se habrá acabado. De ti, depende muchas cosas, y tu ayuda será muy importante para poder salvar a mamá.
-Ah… -el niño se quedó sin palabras, y se le quedó mirando con tristeza a su digimon. Una mirada que fue devuelta por el pequeño Tsunomon.
-Sanachan, Izumichan, vuestras indecisiones también pueden afectar en la batalla. No tengáis miedo a lo que suceda. Sé que podréis conseguirlo. Confiad en vosotras mismas. Nos vemos.
Las dos chicas se quedaron estupefactas ante la recomendación de la mayor. Y sin que nadie pudiera pedirle explicaciones o protestar, la chica junto a su digimon desaparecieron del lugar.
Su desaparición creó conmoción al principio. Pero poco después, se tranquilizaron, ya que eran la Digielegida Especial y su digimon. Además, ella misma había dicho que tenía que marcharse. La pregunta era, ¿a dónde? ¿Por qué con tanta prisa?
-Al menos, gracias a la victoria de Natchan, podremos seguir avanzando -comentaba Musuko mirando al interior del cubo.
Bennumon descendía hacia el suelo, y al tocarlo, dedigievolucionó a Piomon. Aunque era muy raro que la digimon no dedigievolucionase al segundo nivel de younenki, lo más extraño era que el cubo continuase presente. Eso era algo nuevo.
Al percatarse de que Nat y su digimon no podían salir, la inquietud volvió a rodear a los que estaban fuera.
Se propuso la idea de que todos los digimon que estaban fuera digievolucionasen a las últimas formas que tenían y a tratar de destruirlo entre todos. Y a punto de que todos lanzasen sus ataques, los digimon se estremecieron por completo al sentir a alguien con una energía malévola e impresionante.
La extrañeza por parte de los humanos, apareció en sus caras, y entonces, de repente, Isaki, Piddowomon y Holypiddomon volvieron a retorcerse de dolor, ante la angustia de Takeshi.
Sin comprender lo que estaba pasando, alguien se fue acercando por la espalda. Alguien visto por Nat y Piomon, quiénes tenían la mandíbula desencajada al descubrir a aquel digimon.
Aki y Tsunomon que en esta ocasión, no se habían visto influenciados por la oscuridad, habían sentido algo que no podían descifrar y al voltearse se quedaron blancos de la impresión.
Las palabras emotivas de Tsunomon, alertaron al resto para ver al nuevo integrante que había llegado.
-Papá… -había pronunciado Tsunomon.
Ante los humanos y los digimon se presentaba Gabumon. O más bien, era correcto decir, un digimon parecido a Gabumon. La diferencia en aquel digimon residía en su mirada fría y calculadora y en sus brazos amarillos desnudos, donde el manto de tonalidades azuladas, estaba roto por la zona de los hombros. Sus colmillos estaban bastante alargados y bien afilados, como las pezuñas de sus manos y pies. Tenía algunas heridas de guerra sobre su cuerpo amarillo y una cicatriz en su ojo derecho.
Creer que aquel digimon era el Gabumon que ellos conocían y que seguía vivo, era completamente imposible. Su aspecto terrorífico era similar al aura maligno y poderosa que desprendía, y que, además, era el causante del malestar que sufrían Isaki, Piddowomon y Holypiddomon. Eso lo notaban todos los digimon, salvo Tsunomon, quién creía de veras que aquel digimon era su padre.
-Papá… -clamaba el digimon emocionado, dando saltitos para dirigirse hacia él.
Zabumon se interpuso para que no siguiera el camino.
-¿Qué haces, hermano? ¡Déjame ir con papá! -se quejaba el pequeño digimon.
-¡Ése no es nuestro padre! ¡¿No te das cuenta?!
-¡Sí que lo es! ¡Sí que lo es! ¡Está ahí! ¿No lo ves! ¡Está vivo! -clamaba de forma inocente y con entusiasma emoción.
-Pues claro que estoy vivo -comentó el digimon con voz fría, donde nadie tenía dudas de que aquel digimon no era el mismo Gabumon que conocían-. Yamato también está vivo.
Aquellas simples palabras emocionaron a los más pequeños y trastocaron al resto, especialmente al resto de hijos de Yamato y Sora y a sus digimon.
-Papá… Papá está vivo… -balbuceaba el más pequeño con lágrimas descendiendo sobre sus ojitos rojos.
-Por supuesto que sí -y estirando uno de sus brazos-. Vamos, ven que te llevaré junto a él.
El niño todo inocente y crédulo se disponía a ir junto al digimon de su padre, pero su propio hermano lo detuvo, así como a Zabumon a sentirse airado contra aquel digimon de que les mintiera con algo tan grave.
-¡Aki, no vayas! ¡¿No ves que todo es una mentira?!
-¿Cómo que una mentira, hermano? Gabu es incapaz de mentir.
-¡Ése no es papá Gabumon! -sentenció Zabumon-. Papá Gabumon jamás tendría una mirada y un aura como el que tiene ese digimon.
-¿De qué aura hablas? Yo no siento nada -proclamaba Tsunomon.
La sorpresa de que Aki y Tsunomon no se sintiesen afectados como Isaki y los dos ángeles digimon, era algo que no lograban entender. Sobre todo los niños, que habían sido testigos de cómo el más pequeño se había sentido agonizante cuando Osamu y Daichi habían estado bajo el poder de la oscuridad.
-Aki, Tsunomon, no hagáis caso de lo que os digan. Están siendo manipulados por la envidia que les corroe. Como Yamato y yo os apreciábamos mucho y pasábamos de ellos, ahora es cuando la envidia les rodea. Date cuenta de que Yuuta y Zabumon ya han dado evidencias de que pueden ser malos, como ha ocurrido con Natsumi. En cuanto a lo que le pasa a tu primo y a los dos ángeles, es una simple actuación para confundirte. Ellos también sienten envidia de que su padre no les dé tanta atención como Yamato y yo.
La ira que sintieron todos en eses momentos subió de nivel. Estaba claro que aquel digimon no era Gabumon. Gabumon jamás diría semejantes palabras, y mucho menos, aludiría a cómo el resto se sintieran envidiosos de su buena relación cuando todos apreciaban al pequeño Aki.
-¡¿QUÉ ME ESTÁS CONTANDO?! ¡TÚ ESTÁS ENFERMO! -saltó exaltado Takeshi de que dijera que su hermano y los dos digimon estuvieran actuando aquel dolor tan agonizante que sentían.
-¡SANSHOUGREYMON! ¡ATÁCALE! -gritó Toji sin dudas sobre cómo aquel digimon era un enemigo.
El digimon de fuego no tardó en soltar su poderoso ataque. Algo que alarmó tanto a Aki como a Tsunomon, y antes de que pudiera gritar para que se detuviera, aquel ataque le había dado, pero sin haberle hecho nada de nada. En su lugar, había aparecido una especie de barrera que había logrado repeler su ataque.
Entonces, todos los digimon se pusieron de acuerdo, inclusive los tres digimon de nivel seichouki, y atacaron al mismo tiempo a aquel maligno Gabumon. Aki y Tsunomon gritaban una y otra vez que se detuvieran, sin efecto alguno.
El ataque conjunto de todos los digimon fueron repelidos por aquella barrera. Sólo uno de ellos, había movido al impasible falso Gabumon que lo había apartado de un manotazo. Había sido el ataque de Zabumon.
Aquel Gabumon había mirado su brazo y sonreído socarronamente por la debilidad de su ataque.
Kazumi al ver eso, tuvo una teoría para explicar porqué los ataques de los digimon estando en los niveles kazentai y kyuukyokutai, no les había hecho efecto, y saltado aquella especie de barrera, salvo el ataque de Zabumon.
-Creo que sólo Zabumon puede enfrentarse a él. Los ataques de los demás, deben ser inmunes ante ese digimon.
-Pero, ¡¿qué dices?! -soltó Satoshi- ¡No digas tonterías!
-¡¿Es que no has visto la barrera?!
-¡Ya! ¡Ya! ¡No es momento de pelearse! -intervenía Misato.
-¡En ese caso, comprobaremos si es tan inmune a un ataque directo! -dijo Sweetbumblebeemon.
Y todos los digimon se fueron en picado hacia aquel digimon, menos Zabumon, y otra vez esa especie de barrera, repelió sus garras y patadas, mandándolos volar en la dirección por la que habían venido, provocando que cayeran al suelo de forma brusca.
Zabumon viendo eso, enfureció aún más y corrió él también para ver si él podía darle con algún zarpazo. El digimon, parecido a Gabumon, lo esquivó con suma facilidad. Sin embargo, el ver cómo sólo Zabumon podría atacarle, hacía que la teoría de Kazumi fuese cierta.
-¿Por qué? ¿Por qué Zabumon ataca a Gabu? -preguntaba Aki sin comprender.
-¡Aki! ¡Despierta! -exclamó Yuuta, obligándole a que lo mirara- ¡Ése no es Gabumon! ¡Gabumon…! ¡Gabumon…! -sus manos empezaron a temblar sobre los hombros del más pequeño, por culpa del dolor que sentía al tener que decir aquellas palabras tan dolorosas- ¡Gabumon ha muerto cómo papá!
-Pero… Gabu está ahí. Y dijo que papá estaba vivo -le recordaba el niño con más confusión que nunca.
¿Por qué su hermano le decía eso?
¿Sería cierto lo que Gabumon había dicho de que su hermano estaba poseído por la oscuridad de la envidia?
No quería creerlo.
Pero…
-¡Es que ése no es Gabumon! -gritó Nat desde el interior del cubo, donde, junto a Piomon, se sentía desesperada de tener que estar viendo todo aquello sin poder hacer nada.
-Pero… -pero el niño no podía creerse lo que sus hermanos le estaban diciendo. Mirando de nuevo a Gabumon y a Zabumon, se encontraba cada vez más confuso y a no gustarle que Zabumon atacara a Gabumon.
Cuando vio cómo Zabumon había logrado atinarle, el niño y Tsunomon se sintieron desesperados.
-¡Basta, Zabumon! ¡Basta! -gritaba Tsunomon, haciendo que el digimon se detuviera.
El digimon Gabumon se limpió la sangre que caía de su boca, y le dijo al pequeño digimon.
-¿Lo veis? Ya lo dije. Se sienten tan celosos que tratan de hacer lo imposible para que no estemos juntos de nuevo.
Aki se sentía tan confundido con sus palabras, que no podía creer que sus propios hermanos no le permitieran ir con su padre y Gabumon.
-¡DEJA DE DECIR PATRAÑAS! -saltó Zabumon.
El digimon sonrió de lado, y sus ojos rojos se abrieron como platos para decir melosamente.
-Vamos, Aki, Tsunomon, venid conmigo. Os llevaré a dónde está Yamato y viviremos los cuatro felices -volviendo a estirar el brazo hacia ellos.
-Sí. Iremos -dijeron Aki y Tsunomon al unísono, como si estuvieran hipnotizados.
La sorpresa de cómo niño y digimon caminaban sin vacilación alguna hacia el digimon, fue algo que sorprendió a todos.
Yuuta y Nat gritaron el nombre de su hermanito para que se detuviera, pero el niño parecía hacer oídos sordos.
-¡MALDITO! -rugió Zabumon volviendo a ir contra él, pero esta vez el digimon detuvo su ataque con una sola mano, y lo mandó volar de un manotazo hacia dónde se encontraba su compañero.
Aunque no había recibido golpe alguno, el haber visto cómo había interceptado con facilidad su ataque, hizo que Zabumon sintiera la diferencia de poder entre ambos. Ver cómo su compañero humano se encontraba desesperado por él y ver cómo Aki y Tsunomon seguían caminando hacia aquel falso Gabumon, hizo que se sintiera impotente.
Si pudiera digievolucionar…
¡Tenía que hacerlo!
¡Por su compañero humano!
¡Y para salvar a su hermano digimon!
La determinación del digimon hizo que éste brillara y digievolucionara al nivel seijukuki.
Ahora Zabumon era un digimon parecido a Garurumon, pero con tonalidades oscuras. Con sus piernas más delgadas y altas que las de Garurumon y con su melena roja que hacía verlo más a un caballo que a un zorro.
Los dispositivos lo identificaron cómo: Abastegarurumon. Digimon de etapa seijukuki de atributo virus. Con sus patas crea su ataque más poderoso llamado "Llama coz", donde una llama aparece de sus coces y que aumenta cuánto más rápido corra hacia su enemigo.
Su digievolución no provocó la sorpresa en aquel Gabumon, quién sonreía más y lo incitaba a que lo atacara. Abastegarurumon, preparando su coz como un toro cuando lo incitan con su capote para ser toreado. No perdió el tiempo y corrió todo lo rápido que pudo hacia él.
Pero el digimon tuvo que frenarse abruptamente, ya que al lado de Gabumon se habían situado Aki y Tsunomon motu proprio como si fueran escudos. Si Abastegarurumon lanzaba su ataque, entonces, alcanzaría al niño y a su digimon.
Sin poder hacer nada, aquel digimon sonrió de lado y dijo.
-Digimon no Gekirin.
De su espalda, montones de fantasmas de digimon oscuros aparecieron furiosos y que se lanzaron contra Abastegarurumon y contra su compañero humano que se encontraba detrás. Estos al recibir el ataque volaron por los aires, una escena siendo observada por todos, dónde no tenían palabras para expresar el miedo que sentían, y compañero humano y digimon cayeron al suelo de forma poco ortodoxa. La fuerza de aquel ataque hizo que Abastegarurumon volviera a ser Zabumon.
Nat gritó los nombres de sus hermanos más aterrada que nunca.
-Creo que por hoy ya ha sido suficiente -viendo cómo el muchacho herido, trataba de hacer el inútil esfuerzo por detenerle. Pero tirado en el suelo, herido de gravedad y sin fuerzas, sólo podía estirar su brazo para que su hermano pequeño no fuera con aquel digimon.
Los demás estaban paralizados del horror y del miedo, y con sus digimon caídos, que nadie podía reaccionar para tratar de detener a aquel peligroso digimon.
-Vamos -apremiando a Aki y a Tsunomon para que se fueran con él.
El nombre de los dos niños fue gritado por Yuuta y Nat, viendo como el más pequeño y su digimon habían sido secuestrados.
Cuando desaparecieron, las fuerzas abandonaron a Yuuta y cayó inconsciente. Justo en ese momento, el cubo desapareció, y Nat pudo correr hacia su hermano mayor.
-¡Hermano! ¡Hermano! -moviéndolo entre lágrimas, donde no respondía a sus llamados. Piomon hacía lo mismo con Zabumon, pero éste tampoco respondía.
Un grito desgarrador escapó de la niña, llamando a su hermano mayor, viendo cómo a pesar de su victoria y haber obtenido su amor, había vuelto a perder a alguien muy importante, pero esta vez por partida doble. A sus dos hermanos.
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MUNDO ¿?
Aine se había detenido al sentir como una opresión en el pecho.
-¿Ocurre algo? -le había preguntado su digimon.
-No… No es nada… -dijo ella sin darle mucha importancia al asunto.
Aine y Amaterasumon habían llegado a un mundo completamente blanco. No había nada ni nadie. Las dos se encontraban alertas y preocupadas, sobre todo porque no daban comunicado con Elpidamon.
-¿Qué crees que haya podido pasar? -comentaba Aine caminando a su lado.
-Quizás estemos en una dimensión muy alejada, como el mundo humano donde crecimos y fuimos criadas, y por eso, la comunicación con Elpidamon no llega hacia ti.
-Lo sé, pero es muy raro. Elpidamon me dio unas señales que abarcaban este mundo, como si lo conociera.
-O quizás, porque aquí ha sentido al enemigo. A esos que llaman padre y madre -promulgó Amaterasumon con preocupación.
-Lo he pensado, pero, ¿qué tiene que ver el que haya mencionado a mi padre con esto?
Con esa duda en mente, Amaterasumon sintió una extraña presencia directa hacia ellas. Amaterasumon se puso delante de Aine de forma ofensiva y un poderoso digimon impactó contra ella.
El choque de puños entre ambos digimon, hizo ver a Aine que aquel digimon no sería moco de pavo, por muy Digielegida Especial que fuera.
