MARAÑA · Datos reales

MUNDO NUEVO (a varios kilómetros de distancia de los chicos y sus digimon)

La luz tan cegadora que se había iluminado por todos los rincones de aquel nuevo mundo hace varios minutos, había dejado a Taichi y al resto impresionados.

Ver con sus propios ojos cómo se sentían revitalizados, lo mismo que sus digimon, era algo que seguían considerándolo como un milagro. Sin embargo, lo más inédito había sido la exterminación de los digimon que los custodiaban, donde ahora habían quedado completamente solos.

¿Eso sería algo bueno o malo?

Se cuestionaban algunos con cierta duda.

Es cierto que ahora podrían respirar aliviados y a no sufrir ninguna baja importante. Pero, sin que nadie los vigilara, ¿quién se acordaría de ellos? ¿Cómo darían con ellos?

Con esa barrera sobre su celda, donde los elegidos y sus digimon seguían creyendo que podría afectarles también a ellos cómo habían visto que había ocurrido con el enemigo, tenían mucho temor. Aunque Daisuke, empezó a pensar si con aquella misteriosa luz y la exterminación de los digimon que los custodiaban, la barrera se habría debilitado, o mejor aún, eliminado. Si fuera lo último, entonces, no tendrían que seguir encerrados como tontos, cuando sus digimon estaban en su pleno apogeo. Reventar aquella celda sería pan comido incluso para Patamon. Y sin vigilancia, podrían reunirse con sus hijos y evitar que siguieran sufriendo con aquellos combates que el enemigo los obligaba a librar.

El rostro de pensador poco habitual en la cara de Daisuke, había llamado la atención de su digimon, que le había hecho la pregunta de qué le ocurría. Éste le contó lo que opinaba sobre la barrera, atrayendo la atención de los demás, así como su preocupación al respeto.

-¿Y si sigue esa barrera, Daisuke? Ya has visto lo que puede ocasionar con un simple tocamiento -le recordaba Ken con cierto recelo, aunque apoyando su teoría. Pero claro, exponerlo en la práctica, significaba la vida o la muerte.

-¡Lo sé, Ken! ¡Pero a lo mejor, estamos siendo un poco paranoicos con este miedo y en realidad la barrera ha desaparecido!

-¿Y si sigue ahí, qué? ¡Todos sabemos lo que nos pasará si estamos equivocados! -se quejaba Mimi con cierto temor, de tener que presenciar la muerte de alguno de sus amigos ante sus ojos. Eso sería algo sumamente traumático.

-¡Yo estoy con Daisuke! -apoyó Veemon- ¡Y si es necesario, me ofrezco voluntario para realizar el experimento!

-Pero, Veemon… -iba a protestar Daisuke, sin gustarle mucho la idea de perderlo.

-Tranquilo, Daisuke. Soy un digimon. Mientras tú sigas vivo, podré renacer.

-¿Cómo estás seguro de ello? -preguntó Tailmon con cierta inseguridad- ¿Quién puede asegurar que una vez carbonizado, pueda aparecer tu digihuevo?

-Eso sería lo más normal -contrariaba Patamon, sin entender porqué Tailmon estaba en contra de una idea, que para el digimon le parecía una oportunidad perfecta para poder escapar.

-Pero Patamon, estamos hablando de ser consumidos por completo y ser reducidos a la nada. Es como si tu alma se desintegrara por completo. Pienso que es imposible que podamos renacer como digihuevos.

Un hecho que nunca se había llevado a la práctica.

Koushirou intervino aludiendo que no tenía datos sobre si un digimon pudiera renacer con lo expuesto.

-Sin embargo, independiente de todo, yo estoy de acuerdo con Daisukekun -habló ahora Taichi con voz seria que hizo preocupar por alguna razón a su hermana-. Sin embargo, creo que lo mejor sea yo el que toque la celda para verificar si sigue funcionando o no.

El mal presentimiento que había estado teniendo Hikari, se hizo realidad, para gritar el nombre de su hermano con queja.

¿Por qué tenía que ser él precisamente el que comprobara si la celda seguía protegida por la barrera y no un digimon?

De fallar, se especulaba que el digimon pudiera renacer como digihuevo. Todos querían creer en eso. Además de que habían vivido milagros que jamás se hubieran imaginado que podrían existir. Siempre en torno a los digimon. Nunca hacia un ser humano, donde una vez muerto, ya no había vuelto de hoja ni milagros. Y entonces, si el humano fallecía, el siguiente sería su propio digimon. Una pérdida doble para la familia de los fallecidos.

¿Por qué entonces Taichi se exponía a un posible peligro? ¿Acaso lo hacía porque era el portador del valor?

No tenía sentido.

Ahora eran adultos con sentido y experiencia. Ya no eran unos niños para jugar a los súper héroes y creer que todo terminaría con un final feliz. En todas las aventuras siempre habrá un sacrificio, y ellos mejor que nadie lo habían sufrido una y otra vez.

¿Es que ahora quería ser él el sacrificado, como si no tuvieran suficiente con Yamato y Gabumon? ¿Es que se había olvidado cómo había quedado devastada toda su familia? ¿Quería hacerle eso a Meiko que estaba a punto de dar a luz y a sus dos hijos que luchaban para rescatarle?

-No es porque quiera dármelas de valiente, pero -mirando a Sora, donde la inmensa luz que hubo antes, seguía sin alterarla en lo más mínimo-, desde el mismo momento en que esto comenzó, yo siempre me he quedado en la sombra con los brazos cruzados. Sólo viendo como Yamato dio la cara por todos nosotros para salvar la tierra, aunque nadie esperaba que el costo fuese su propia vida. Por eso, ahora quiero ser yo el que haga algo por todos, y no seguir siendo un simple espectador que se queda sentado sin poder servir de ayuda.

-Pero, hermano, ¿acaso has olvidado cómo entristecerá eso a Meikosan? Por no hablar del hijo que esperas. ¿Y qué pasará con Sanaechan y Tojikun… y conmigo? -protestaba Hikari con lágrimas en los ojos. Sus últimas palabras habían sido dichas con un tono tan apenado que le habían dolido muchísimo a Takeru.

Sabía que no podía criticar a Hikari por su apego fraternal hacia Taichi, ya que él sentía lo mismo por su hermano. Pero en numerosas ocasiones, Takeru empezaba a pensar si detrás de ese afecto fraternal, Hikari no sentiría algo más por Taichi.

Eran unos estúpidos celos que siempre lo habían cegado, y a no pensar con la lógica que aquello era totalmente imposible y fruto de su retorcida imaginación.

-Hikari, tú ya tienes a Tailmon y a Takeru -le recordó Taichi, donde una parte de Takeru respiraba aliviado de que aquel apego fraternal no fuese compartido con los mismos sentimientos que Hikari le procesaba-. Y sé que Meiko estaría preparada por si algo inesperado me sucediera. No por algo soy un embajador entre humanos y digimon, y existen radicales que no me ven con buenos ojos y desearía que estuviera muerto -añadiendo con una sonrisa en un intento de bromear.

-Aún así, Taichisan, tú eres alguien que los elegidos necesitan -intervino Daisuke, donde seguía dispuesto a ofrecerse voluntario.

-Pero si murieras, tu mujer quedaría desamparada junto a tu hijo. Además, que tienes a muchísima gente que depende de ti -le recordó-. Has cosechado una gran empresa con tu propio esfuerzo. Has dado trabajo a numerosas personas sin importar sus títulos, y sólo valorando sus capacidades. No existe mucha gente que valore el trabajo y no sus títulos académicos o los medios con los que cuenta para vivir. Por eso, estoy convencido de que si otro llevase tu empresa, no podrías seguir ayudando a la gente que realmente desea trabajar y lo hace con entusiasmo. Incluso, es probable que la gente que contrataste sin esos estudios y sin recursos económicos, los echen a la calle.

Sin mucho contra lo que argumentar, Daisuke quedó callado y sin poder rebatirlo.

-Bueno… -comentó Taichi con cierto miedo, mientras miraba la celda.

Pero Taichi no iba a hacerlo solo. Agumon apareció a su lado, alentándolo en que él estaría a su lado y que lo harían juntos. Una escena realmente conmovedora que no duró mucho tiempo, ya que Mimi saltó de su sitio para detener a Taichi.

-¡No voy a permitir que lo hagas! ¡Quizás tú pienses que Meimei esté preparado para algo inesperado! ¡Pero el dolor de perder a alguien que ama, es algo que tendrá de todas maneras! ¡Así que, aunque sé que será inútil, no pienso permitir que te arriesgues!

Palmon se situó enfrente de Taichi y Agumon. Apoyando a su amiga, la digimon estaba resuelta a impedirlo, incluso si tenía que enfrentarse a ellos.

-¿Es que no has escuchado lo que Taichisan dijo, Mimisan? -objetó Koushirou donde siempre le llevaría la contraria a Mimi- Meikosan ya está preparada para eso…

-¡También lo estuvo cuando ocurrió lo de Meikuumon! ¡¿Y no lo pasó muy mal igualmente?! -le recordó Palmon.

-¡¿Qué derecho tenéis vosotros a dar por sentado que el estar preparado ante una muerte de alguien querido, signifique que no vaya a doler?! -protestaba Mimi con lágrimas de rabia cayendo por sus mejillas- ¡Por supuesto que va a doler! ¡Y muchísimo! ¡Sé lo que es ser el foco de atención de alguien y que pueda atentar contra tu vida, porque le has decepcionado y no esperaba eso de ti!

Al ser una presencia famosa en la televisión estadounidense y estar casada con alguien reconocido en los medios de comunicación, Mimi había tenido numerosas y desagradables experiencias de fans obsesivos que la querían ver muerta, porque no les prestaba una atención personalizada o porque no se merecía a la eminencia audiovisual de Michael Ford. Y muchas cosas más que todo famoso de la televisión tenía que padecer en el día a día, por ser una de las caras que aparecía constantemente en los medios de comunicación. Porque por muy feliz y enamorada que se viera, siempre existiría la otra cara de la moneda que hacía que perturbase toda esa felicidad.

-Estoy de acuerdo con Mimikun -expuso Jou ajustándose las gafas en un toque intelectual-. Como profesional de la medicina, me he enfrentado a casos donde se tiene que dar la triste noticia de cuánto le queda de vida a un paciente por culpa de las enfermedades terminales. Por mucho que sus familiares estén preparados, el dolor seguirá siendo igual que aunque la muerte suceda de forma inesperada.

-Pero senpai, es tal como dijo Daisukekun. Si seguimos paranoicos pensando en que la barrera es peligrosa, no podremos avanzar y ayudar a nuestros hijos -discutía Koushirou impresionado de que Jou apoyase a su exmujer con todo lo que le había hecho.

-¡Pero yo no quiero que eso pase a costa de la vida de mi hermano! ¡Ni de nadie! ¡¿No ha sido suficiente todas las pérdidas importantes que hemos sufrido?! -sollozaba Hikari recordando que no sólo habían perdido a Yamato y a Gabumon, sino a su hija Kibou de la que nunca se olvidaría.

-¡Pero tenemos que hacer algo! -exponía Takeru contrariado.

-Estar aquí sentados, esperando y que nuestros hijos corran peligro es estresante -apoyaba ahora Ken.

-¡Pero arriesgarnos a que otro de nosotros muera, no es algo que nuestros hijos y los que nos esperan deseen! -contrariaba ahora Miyako contagiada por la desesperación que lucían Mimi y Hikari.

En vista de que había bastante desacuerdo en el asunto, Taichi propuso que se sometiera el tema a votación.

-Podéis absteneros si queréis -viendo como Iori se había mantenido en un discreto segundo plano. Armajimon lo observaba con cierta compasión, como si entendiera el lío mental que estaba teniendo su compañero humano donde no sabía a quién apoyar. Pues todos los argumentos ofrecidos eran igual de válidos-. Así que, lo más rápido para evitar sorpresas, es someterlo a votación.

-Pero… -se quejaba Mimi, donde aquello no era algo que debieran decidir por simple mayoría. Estábamos hablando de la vida de uno de los suyos.

-Mimi, entiendo cómo te sientes y tienes razón en lo de Meiko. Pero, entiende, que estamos en una situación donde no sólo nosotros corremos peligro, sino el mundo humano y digital entero. No podemos anteponer una vida a la de millones de ella.

Mimi agachó la cabeza apesadumbrada.

-Además, contamos con la posibilidad de que en el fondo no les pase nada -añadió Takeru con ligero optimismo.

Sin mucho más que decir sobre el asunto. Decidieron entonces, someterlo a votación.

-Entonces, levantad las manos los que estéis a favor de tocar la celda.

El número de manos que fueron levantadas correspondió a casi todos los hombres con sus respectivos digimon. Resultaba curioso cómo las dos parejas matrimoniales parecían estar en discordia con ese tema. Aunque lo más curioso era ver cómo Agumon había cambiado de opinión y no había levantado la mano estando a favor, cuando antes había estado dispuesto a seguirlo en su (quizás) camino a la muerte.

-Es que después de haber escuchado a todos, estoy de acuerdo en que eso entristecerá mucho a Meiko. Y ella ya ha sufrido bastante con lo de Meikuumon -se excusaba el digimon.

Taichi aceptó su opinión sin queja alguna. No podía manipular su forma de pensar para que estuviera de acuerdo con él, sólo porque era su compañero digimon.

-Entiendo -dijo simplemente. Tras pedir que bajasen las manos, donde a primera vista, parecía que había una ligera ventaja, pidió que levantasen las manos los que estaban en contra con la idea.

Tal y cómo había imaginado, Iori se abstuvo de levantar la mano, al igual que Armajimon, por lo que todo se inclinó hacia un lado al contar el número de manos levantadas. Como era de esperar todas las mujeres y sus digimon junto a Jou y Gomamon, votaban en contra. Sonrió con tristeza tras haberlas contado, y luego se enfocó en la celda.

-Bueno… Esta es la decisión que hemos tomado. Así que…

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MUNDO HUMANO (15 de agosto del 2026)

La luz que había emitido Aine había llegado también al mundo humano, dejando sorpresas en mucha gente. Pues al igual que había sucedido con los digimon de los hijos de Jou y Mimi, muchos digimon del segundo nivel de younenki habían digievolucionado al nivel seichouki. Un acontecimiento que todos lo clamaban como milagroso. Sin embargo, para las esposas que se encontraban reunidas en la casa de los Yagami, sólo podían asociar aquella luz con una sola persona, Ishida Aine.

No cabía duda de que ella era una de las Digielegidas Especiales y que su poder era tan grande como el mismísimo océano que envolvía el mundo. Si en menos de un minuto ya había demostrado aquella cantidad de poder, eso aumentaba sus esperanzas en que todo saldría bien. Tan felices estaban que se encontraban casi festejándolo. Sólo había uno de ellos que no lo hacía, Daigo. El único hombre en aquella casa, se encontraba observando por la ventana, quedándose totalmente incrédulo por la luz tan abrumadora que había llegado hasta su mundo. En medio de su estupor, sintió una voz que lo llamaba.

Una voz que no era escuchada por el resto de las mujeres, sino sólo por él. Preguntando de quién era la voz, ésta le contestó.

-Soy yo, Loaderliomon.

La sorpresa de escuchar a su digimon en el nivel kazentai emocionó tanto al hombre, que no pudo creerse que volviera a comunicarse con su digimon, después de tanto tiempo.

Tras la batalla que había librado hace muchos años contra los Dark masters, su digimon junto al de los tres elegidos que le habían acompañado en la aventura digital, se habían convertido en digimon tan poderosos (gracias al sacrificio de Megadramon, el digimon de Maki) y cómo triunfadores sobre los Dark masters y para prevenir desastres futuros, se habían convertido en digimon protectores y que fueron reconocidos cómo Bestias Sagradas que protegían el Mundo Digimon.

Después de todo, una vez cometido el rol que Daigo y sus compañeros se les había asignado de salvar al Mundo Digimon, ellos habían regresado al mundo humano, y con el tiempo y la desconexión entre mundo humano y digimon, los primeros Niños Elegidos habían perdido la conexión que habían tenido con sus compañeros digimon.

Por lo que ahora, tras tantos años, escuchar a su digimon era como un golpe de alegría que le golpeaba fuertemente el pecho. Aunque le extrañaba que le hablara como Loaderliomon en vez de cómo Baihumon.

Daigo no tardó en preguntarle cómo era posible que hubiera dedigievolucionado. A los pocos segundos, el temor lo asaltó, pensando que aquella amenaza que había secuestrado a Taichi y los demás, le hubiera afectado a él también.

-Lamentablemente así es. La situación en el Mundo Digimon ha sido desastrosa, como nunca antes se ha vivido, hasta hace solo un momento.

-¿Qué quieres decir? -preguntaba Daigo sin comprender.

Loaderliomon le explicó muy rápidamente las condiciones en las que se encontraba el Mundo Digimon desde hacía varias semanas. Así como el nuevo mundo donde Taichi y los demás se encontraban secuestrados y la demanda del enemigo en que sus hijos fuesen hacia aquel nuevo mundo. Le contó la desgracia sufrida en el Mundo Digimon y la pérdida de más de la mitad de los seres digitales, así como su pérdida de poder ante la desaparición, y seguramente, muerte de su líder Huanlongmon.

-Hasta hace unas horas, la situación resultaba apocalíptica, ya que Eaglemon y los demás habíamos vuelto a nuestras etapas seichouki y no podíamos seguir protegiendo con nuestra luz a los digimon desamparados. Sin embargo, gracias a esa luz tan brillante, pudimos digievolucionar al nivel kazentai. Y el Mundo Digimon parece haber recuperado algo de su luz y de su vida.

"No me cabe duda de que tiene que ser obra de uno de los cuatro Digielegidos Especiales. Esto abre una oportunidad que no debemos desperdiciar. Así que Daigo, quiero que te pongas en contacto de inmediato con los compañeros humanos de Eaglemon y el resto, porque para esta misión, vamos a necesitar la ayuda de todos los elegidos existentes."

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Yagami Yuuko se encontraba en la casa de Takeru y Hikari. Ella junto a su marido se encargaban de cuidar de la pequeña Hinode.

Aquella luz tan deslumbrante había provocado que la digimon de su nieta digievolucionase, lo que había dejado sorprendida y alterada a Yuuko.

-No te preocupes, soy yo, Midoripoyomon. Sólo que he digievolucionado -tranquilizaba la digimon con desesperación.

Desde luego, lo que Yuuko no pensaba es que aquel digimon fuese el enemigo. Resultaba tan linda y adorable. Además, que parecía una mezcla del digimon de su yerno y de la de un perro. Tenía la habilidad para volar y sus colores eran de un rosa pastel que daba la impresión de ser un digimon fémina. Sin embargo, la sorpresa de ver siempre a un nuevo digimon, era algo que la alteraría siempre.

-¿Has digievolucionado? -su nieta reía viendo a su digimon y estiraba sus brazos cómo si quisiera cogerla- ¿Cómo es posible?

-Ha sido obra de esa luz -explicó, volando con sus graciosas alas parecidas a la de Patamon hacia su compañera para darle el consentimiento-. Ha sido una luz tan potente que me he saltado una digievolución y ahora soy del nivel seichouki -hablando con alegría al saber que estaba por encima de sus hermanos digimon. O eso era lo que la digimon creía, ya que desconocía como sus hermanos digimon, gracias a los mundos simulados creados por Gennai y el resto de agentes, Nyaromon y Tokomon habían llegado a alcanzar el nivel kazentai. Saber que tenía suficiente poder para proteger con su propia fuerza a su compañera humana y a su familia, la llenaba de orgullo y alivio. Un alivio que la relajó cuando Hinode la abrazó contra sí con alegría y emoción. Por eso, que tardó en percatarse de una extraña presencia a sus espaldas.

Alterada por esa semejante concentración de poder en un solo ser, voló hacia la ventana. La pequeña Hinode viendo como su digimon, se había alejado bruscamente de ella, se lamentó y estuvo a punto de llorar.

-¡¿Quién eres?!

Yuuko que mecía suavemente a su nieta para calmarla, se quedó sorprendida al ver en el exterior a un digimon totalmente desconocido y parado frente a ellas.

La pequeña digimon valientemente, encaraba a aquel digimon, mientras que la mujer, aunque sabía que sería inútil, estaba dispuesta a hacer frente a aquel digimon, con tal de proteger a su nieta.

-Tranquilas, no soy vuestro enemigo.

La digimon de Hinode lo observó recelosa, mientras que Yuuko, al escuchar la voz suave de aquel digimon, tuvo un extraño sentimiento. Confusa, observaba cómo aquel digimon parecía mirarla fijamente con una nostálgica tristeza como si su presencia le conmoviera.

Sin embargo, lo que a Yuuko le molestaba era, ¿por qué aquel digimon que jamás había visto le resultaba demasiado familiar?

La puerta de la habitación de Hinode fue abierta con brusquedad, y alterado, había aparecido Yagami Susumu tras haber escuchado la alerta del digimon de Hinode. Ver al digimon que se encontraba fuera, el primer instinto que había tenido el hombre fue el de proteger a su mujer y a su nieta, abrazándolas con fuerza.

-¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres?

Un silencio que duró unos segundos y que a Yuuko le dio la impresión de que el digimon había quedado alterado por la presencia de su marido. Luego, lo vio suspirar y después con determinación, declaró.

-Mi nombre es Elpidamon. No os preocupéis. Soy vuestro aliado.

-Aunque seas un digimon ángel, eso no quiere decir que seas de los buenos -argumentaba la digimon de Hinode con desconfianza.

Elpidamon sonrió de lado. Era obvio que desconfiaran de él. Sobre todo, cuando había aparecido de la nada y quedado impresionado al ver por primera vez a sus abuelos por parte de su madre.

-Totalmente cierto, Nairmon -dirigiéndose al digimon de Hinode.

-¿Eh? ¿Cómo sabes cómo me llamo? -preguntaba Nairmon más desconfiada que nunca.

-Tengo poderes especiales y de los que no puedo revelar mi procedencia.

Más motivos para desconfiar de ese digimon. La única que no veía peligro en Elpidamon era Hinode. La niña con suma confianza, estiraba las manos para que Elpidamon la cogiera. Se movía tanto, que Yuuko no podía controlar a su descontrolada nieta. Hinode como si encontrase un modo de deshacerse de los brazos de su abuela, fue por ese lado, haciendo que la niña se escapara de los brazos de Yuuko. Un momento alarmante para los señores Yagami y Nairmon. Su reacción tardía, hacía que pensasen en lo peor, sin embargo, gracias al poder de Elpidamon evitó que hubiera daños que lamentar.

Antes de que Hinode cayese bruscamente al suelo, el digimon había estirado su mano haciendo que la pequeña estuviera envuelta en una especie de burbuja flotante y que a la niña parecía encantarle ya que reía sonoramente de poder volar a través de ese medio. Nairmon voló hacia ella, aún desconfiada de Elpidamon.

-Sé que esto no hará que confiéis en mí. Pero por favor, creedme. Y creedme cuando os voy a decir que necesitaré a Hinode y a Nairmon para una batalla que se librará dentro de poco.

-¡¿ACASO PIENSAS QUE VOY A PERMITIR QUE TE LLEVES A MI NIETA A UN COMBATE?! -gritó enfurecido Susumu.

Elpidamon inclinó su cuerpo y les suplicó.

-Por favor. Yo me ocuparé personalmente de que no le pase nada malo. No voy a permitir que nadie le haga lo mismo, como sucedió con Kibou y Snowpoyomon.

La mención de la nieta fallecida y que no habían tenido la oportunidad de conocer, como los señores Ishida, tocó la vieja herida que los señores Yagami tenían. Susumu más enfurecido y con los puños temblando, saltó.

-¡¿CÓMO TE ATREVES…?! -tenía enormes deseos de golpearlo. Su puño temblaba tanto que si se estaba conteniendo era porque su nieta estaba delante, y no deseaba que viera nada de violencia cuando tan sólo tenía nueve meses de edad.

Pero aquel digimon había sobrepasado una línea que no debía haber cruzado. Levantó su puño y entonces, el digimon de Hinode se interpuso.

-¡No lo hagas! ¡ÉL NO ES MALO! -proclamaba Nairmon de golpe- ¡Es de los nuestros! De hecho… -mirando ahora a Elpidamon- Es otro de nosotros… -comentó como si supiera quién era. Y mirándolo mejor, todas las evidencias estaban ahí delante. Un digimon ángel parecido a su padre digimon cuando era Angemon y la talladura de aquel emblema que era la fusión de los emblemas de 'Esperanza' y 'Luz'.

No se había percatado de esos detalles, porque estaba cegada por el peligro que acechaba a sus padres digimon y a sus compañeros, así como a sus hermanos. Pero, tras haber tocado la burbuja que envolvía a Hinode, una burbuja llena de vida y de luz, la pequeña Nairmon había podido sentir ese poder especial que sólo los digimon de los humanos llamados cómo Digielegidos Especiales podían sentir.

Elpidamon sonrió ante las sospechas de Nairmon.

-Pero… -pero Susumu seguía desconfiado, hasta que las palabras suaves de su esposa, lograron tranquilizarlo.

-Si Nairmon dice que es nuestro aliado, confiemos en ella.

Sin más que decir, Susumu decidió confiar en Elpidamon.

-Sólo una advertencia -pero no confiaría del todo-. Si algo terrible le suceden a Hinode y a su digimon, juro que me las pagarás por muy digimon que seas.

-Es una condición de la que no me puedo negar -dijo el digimon, atrayendo la burbuja dónde estaba Hinode contra él. Nairmon también se acercó a él con sus propias alas. Y entonces, los tres desaparecieron.

-Seguro que no le pasarán nada -objetaba Yuuko confiada-. Porque ha mostrado la misma determinación que nuestra hija cuando se propone algo.

-¿Y eso qué quiere decir? -preguntó Susumu sin comprender la relación que tenía una expresión poco habitual de su hija en aquel digimon.

-Que ese digimon me recuerda mucho a ella.

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MUNDO ¿?

La batalla que libraba Amaterasumon contra aquel digimon estaba siendo muy ardua, donde no parecía que nadie llevase ventaja.

Además, ¿quién era aquel digimon? Nunca en su vida lo había visto.

Parecía darse aires de héroe justiciero, aunque fuese el malo de la película. Pero lo que a Aine le encrespaba, era la calma con la que aquel digimon hablaba.

-Vaya, vaya, se nota que no sois fáciles de vencer -comentaba aquel digimon frente a ellas y con sus puños en alto, como si quisiera pelear cuerpo a cuerpo-. Pero es normal, ya que cualquiera no puede entrar a este mundo.

Amaterasumon se encontraba parada al lado de Aine, quiénes observaban a su enemigo con ligera preocupación. Era obvio que tenían que terminar de inmediato y restablecer la comunicación con Elpidamon para preguntarle qué rayos hacían en ese mundo donde tenía la pinta de ser un espacio completamente en blanco y vacío.

-Aine, creo que llegados a este punto, debemos concentrar todo nuestro poder y eliminar cuanto antes al enemigo.

Aine asintió y antes de que pudiera hacer algo, el digimon que tenía delante, dijo con sorpresa.

-Aine. ¿Te llamas Aine? ¿No me digas que eres Ishida Ainechan?

El hecho de que aquel digimon conociera su identidad era suficiente motivo para eliminarlo del mapa. Sin embargo, algo extraño sucedió en su oponente. El digimon empezó a brillar y se dividió en dos seres: un humano y un digimon. El digimon tenía pinta de ciborg y temblaba de ira ante la presencia de Amaterasumon, mientras que el humano se trataba de un hombre de piel aceitunada y cabellos castaños. Tenía una expresión bonachona y unos ojos azules muy hermosos.

-Por tu reacción, parece que estoy en lo correcto. Eres la hija mayor de Yamatosan y Sorasan, Aichan -dijo tratándola con demasiada familiaridad como si la conociera de toda la vida. Sin embargo, lo que más molestó a Aine fue la forma recortada de su nombre con el sufijo cariñoso a su lado. Pues si había algo que detestaba enormemente es que la llamasen Aichan. Podía aceptar Ainechan o Ai, pero nunca Aichan. Le parecía un nombre muy infantil.

-Amaterasumon, acaba con él -le dijo guiada por su disgusto hacia ese sobrenombre que por considerarlo con un enemigo.

-¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! -le pidió él con una sonrisa nerviosa y las manos estiradas- ¡No soy un enemigo! ¡Y él tampoco lo es! -refiriéndose a su digimon.

Pero cualquiera podría creerle. La forma en cómo rugía a Amaterasumon, poco convencía sus palabras.

-Pero si habéis llegado hasta aquí, eso significa que lo habréis sentido -continuaba ahora un poco más serio-. A tu padre y a Gabumon, me refiero.

-¿Mi padre? -preguntaba Aine sin comprender muy bien, pero con el corazón latiéndole a gran velocidad.

-¿A papá Gabumon? -preguntaba ahora Amaterasumon, donde en su rostro podía visualizarse la sorpresa.

-Así es -y a través de su mirada la hizo guiar hasta un punto más allá de aquel espacio en blanco. Aine tuvo que entrecerrar los ojos, ya que apenas veía aquel punto negro que se asemejaba a las sombras de dos seres. Uno de complexión bajita y otro de la altura de aquel hombre.

Sin poder saber quiénes eran, la chica se sintió molesta. Pero al ver de reojo a su digimon, la vio con una expresión de sorpresa absoluta. La buena visión de su digimon, parecía ofrecerle una vista clara de lo que había más allá. Sus pupilas empezaron a dilatarse y un susurro escapó de su boca.

-Papá… Gabumon… Y Yamato…

Aine no se creía lo que su digimon había dicho.

¿En serio aquellas sombras al horizonte eran su padre y su digimon? Sin esperar más para descubrirlo, junto a su digimon, corrieron hacia allá, pasando por el lado del hombre y su digimon, ignorándole por completo.

A una distancia donde su visibilidad se iba volviendo más clara, de los ojos azules de Aine empezaron a escapar lágrimas de felicidad al ver a su padre allí, en aquel mundo.

-¡Papá! -gritó ella, apurando más sus piernas para llegar hasta él.

La visión que ofrecía no era nada agradable. Estaba tirado en el suelo con los ojos cerrados, igual que Gabumon. Pero lo más aterrador eran las heridas que tenía por todo el cuerpo y la pérdida de un brazo. Había recibido primeros auxilios y a través de un torniquete, impedía que la sangre siguiera fluyendo sobre su extremidad perdida.

Aine sintió pánico. Su padre estaba ahí, lo tenía delante suya, a pocos metros. Pero, ¿y si estaba muerto?

Cuando llegó hasta él, se arrodilló a su lado y con cierto temor, tocó su mejilla. No estaba fría. Eso era buena señal.

Quiso verificar su pulso, pero Amaterasumon, que se había situado al lado de Gabumon, le dio un comunicado que la puso loca de felicidad.

-¡Está vivo! ¡Papá Gabumon está vivo! ¡Están vivos, Aine! -mirando a su amiga con lágrimas de felicidad.

Aquel momento fue el primer instante en que humana y digimon se volvieron vulnerables, al relajarse por saber que sus respectivos padres estaban vivos y se permitieron el lujo de llorar felices por aquel milagro tan inesperado.

Aine se abrazó con fuerza a su padre y entre lágrimas, dijo.

-Cuánto me alegro… Cuánto me alegro…

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MUNDO NUEVO

Los humanos y sus digimon se sentían frustrados y conmocionados por lo que había sucedido. Todavía seguían sin creerse que el pequeño Aki, que brillaba con luz propia y el principal causante de muchas digievoluciones, fuese también poseído y manipulado por el enemigo.

Eso por un lado.

Por otro, tenían a un Yuuta y a un Zabumon inconscientes, donde su hermana y Sanae se encontraban a su lado, disgustadas por ver caído al ser que tanto apreciaban. Nat observaba a su hermano con pena y con sentimientos de culpa, de cosas que habían ocurrido en el pasado.

Para nadie era un secreto que la relación entre Yuuta y Nat no fuese muy fraternal. Se querían como hermanos, pero sus personalidades fuertes heredadas de su padre, hacía que chocasen y a no llevarse tan bien como con Aki o Aine. Yuuta y Nat eran tan tímidos y reservados que nunca habían dado pruebas físicas de que se querían como buenos hermanos. Ese remordimiento de nunca poder expresar cuanto quería a su hermano, empezaba a golpear a Nat.

Y luego estaba el asunto más importante y que estaba en la mente de todos. El nuevo rival que había aparecido, y del que ningún digimon, salvo Zabumon, había podido hacerle daño. El dispositivo que descansaba sobre sus muñecas no recogía dato alguno sobre ese nuevo digimon. Pero lo que sí tenían claro eran dos cosas: Aquel digimon sólo podía recibir daño por parte de Zabumon; y aquel digimon no era el Gabumon que ellos conocían, pese a su clara semejanza y su autodenominación al referirse a sí mismo como Gabumon, el compañero digital de Ishida Yamato.

Con todo eso encima, nadie se atrevía a decir algo. Pero el tiempo que pasaba, hacía que algunos empezaran a recuperarse y a necesitar hablar en alto.

-¿No deberíamos hacer algo? -había pronunciado Musuko sin mucho tacto.

La valentía del hijo de Daisuke en romper el hielo, había hecho que el resto pudiera aliviarse de no continuar en tensión.

-Creo que lo mejor sería seguir adelante -opinó Satoshi-. No pintamos nada, quedándonos aquí parados.

Toji miraba de reojo incrédulo de lo que habían dicho. Le sorprendía que el mismo Musuko, que había estado igual de enamorado que él, estuviera de acuerdo en la idea loca de Satoshi de seguir avanzando.

¿Cómo que seguir adelante?

¿Acaso nadie tenía consideración alguna con Nat?

Ella había perdido a sus dos hermanos. Lo más importante ahora mismo era ir tras aquel extraño Gabumon y recuperar a Aki y a Tsunomon.

Su opinión fue expresada en voz alta cuando había escuchado cómo Osamu también estaba de acuerdo en seguir adelante.

-¡¿Cómo que seguir adelante?! -gritándole más a Osamu que al instigador principal de la idea que había sido Satoshi. Toji estaba tan comido de los celos, que a cada oportunidad que se presentaba, tendría la excusa para atormentarlo- ¡¿Es que no te has parado a pensar en cómo debe sentirse Nat en estos momentos?!

La furia que sentía Toji hacia Osamu era una sorpresa para muchos, donde otros, podían ver la verdadera naturaleza detrás de esas palabras.

Su digimon Fireagumon era el que más sorprendido se encontraba. Sabía que a su amigo le sentaría como una patada en el culo que la niña, de la que había estado enamorado desde que tenía uso de razón, sintiera afecto por un "desconocido".

-Por supuesto que sí -y contrario a lo que se esperaban, Osamu no tardó en contestarle, molesto de que la tomara con él, cuando sólo había sido uno más quién había apoyado la idea de Satoshi-. Pero quedarnos aquí sin hacer nada, sería una pérdida de tiempo.

-¡Puede que para ti sea una pérdida de tiempo porque no te preocupas por nadie, salvo por ti mismo!

-¡¿Cómo has dicho?! -indagó Dokunemon molesto de que dijera unas palabras tan mentirosas como esas sobre su compañero humano.

Minami también se sintió molesta de que Toji menospreciara a su hermano en público de esa manera, especialmente delante de Natsumi. Pero antes de que pudiera decir nada, Misato y Kazumi la detuvieron para que no metiera las narices y empeorara la situación. Una decisión que el mismo Osamu la aplicó en su digimon. Pues no quería intervención de apoyo de terceros para enfrentarse a un Toji fuera de sí y que pretendía dejarlo por los suelos.

-Puede que esa sea tu visión sobre mí, y no pienso protegerme de tu acusación porque diga lo que diga, seguirás en tus cinco de que soy como tú afirmas. Pero seguir adelante, significa estar más cerca de nuestros padres que es el objetivo principal de nuestra misión.

"Además, por mucho que Akikun haya sido secuestrado, por experiencia personal, estoy convencido de que a lo largo de nuestras siguientes batallas, aparecerá ante nosotros. Por lo que quedarnos a esperar sin hacer nada o ir por un camino desconocido, provocaría daños más mayores e importantes."

Toji apretó los puños, molesto de que aquel niño, un año menor que él, tuviera las palabras lógicas y correctas para callarlo.

Aún así…

-¡¿Y QUÉ PASA CON YUUTASAN?! ¡¿No has visto el estado en el que se encuentra?! ¡¿Cómo vamos a movernos con él en ese estado tan crítico?!

Esa frase angustió tanto a Sanae como a Nat. Aunque veían a Yuuta inconsciente, no se habían sentido tan preocupadas como para pensar en que su vida podría peligrar.

-Vamos, niño, no exageres -intervino Sei, donde su último comentario había estado fuera de lugar.

-¡ES LA VERDAD! -exclamó más airado y fuera de sí-. ¡¿Es que nadie ha pensado en lo que podría sucederle si seguimos adelante si no se le presta la ayuda necesaria?!

-Toji… -murmuraba su digimon, observando cómo estaba tan cegado de ira, que había empezado a soltar cosas sin sentido.

-¡Todos estáis aquí tranquilos sin prestarle ayuda! ¡Y eso que tenemos a hijos de un prestigioso médico aquí mismo!

Ahora Sei se sentía molesto con el niño, pero su digimon se encargó de recordarle que aunque Sei y Shin fuesen hijos de un médico como Jou, eso no significaba que controlasen el tema y fueran unos expertos en medicina.

-¡Pero algo sabréis, digo yo!

-Toji, ya es suficiente -intervino ahora Isaki-. Entiendo que estés nervioso con todo lo que ha pasado, pero no deberías seguir con esa línea. Te estás perjudicando y eso no es bueno…

-¡ES QUE LA CULPA DE TODO ESTO LA TIENE OSAMU! ¡ÉL FUE EL QUIÉN ME SACÓ DE MIS CASILLAS AL QUERER SEGUIR ADELANTE SIN PENSAR EN LOS SENTIMIENTOS DE NAT!

-Ahora estás sacando las cosas de contexto -se quejó Earmon de que le gritase así a su compañero.

-Además, fuiste tú el que empezó a gritar como un loco desquiciado, sólo porque Osamu estaba de acuerdo con una idea que no venía de él -expuso Dokunemon.

Viendo muchas caras en contra, no se esperó que el mismísimo Takeshi que seguía resentido contra Ichijouji le dijera.

-Mira Toji, puedo estar de acuerdo con algo de lo que dices y ponerme de tu parte, pero la forma en cómo le has gritado a mi hermano, es algo que no pienso consentir. Así que, relájate un poco, ¿quieres? Porque el que no está teniendo en consideración con Natsumi aquí y ahora mismo, eres tú.

Las palabras de su primo hicieron que Toji observara de reojo a la rubia. Ella seguía dándole la espalda. A diferencia de Piomon, no se había girado a mirarle con rabia por su comportamiento tan grosero. Su hermana y Snowoagumon lo observaban en una mezcla de compasión y decepción. Ellas podían comprender su enfado e incluso entender que se debía a sus celos hacia Osamu, pero el haber dicho aquellas palabras sobre la condición de Yuuta, habían sido de más. Sobre todo, cuando sabía lo muy enamorada que estaba de Yuuta.

-Por no mencionar -añadía Takeshi, donde se notaba que no le gustaba que le traicionasen, ya que se ponía de un resentido de cuidado- que con tus gritos estás asustando a Misatochan y al resto de las chicas -señalando a la susodicha.

El tono en aumento que había tenido Toji había provocado que Misato, Kazumi, Minami, Izumi y Momoko se mantuvieran aterradas, abrazándose a sus respectivos digimon, y con el miedo a decir algo que pudiera desembocar la ira de Toji contra ellas. Varios de sus digimon se sentían igual que sus respectivas compañeras humanas. Sólo Penguinmon y Cuarzomon se mostraban molestos por su desagradable actitud.

Toji al percatarse del daño moral infringido, se sintió más dolido que nunca.

Volviendo a enfocarse en Nat, no supo si aliviarse de que ella siguiera dándole la espalda con sus ojos fijos en su hermano. Pues podría significar una muestra de ignorancia ante su persona. Pero, si no lo fuera, estaba claro que, viendo el ambiente, no podría esperar milagros y que le diera la razón y le agradeciera por pensar en ella y en sus hermanos.

Incluso Fireagumon lo miraba con compasión de cómo todo se le había escapado de las manos. De no haberlo hecho, seguro que habría podido contar con su apoyo y no quedar como el loco del grupo.

A pesar de cómo Toji le había gritado, Isaki no podía sentir rabia como la gran mayoría, sobre todo, cuando, tras haber observado el estado de sus dos primas, se había sentido culpable por lo que había dicho.

-Bueno, hermano, ya es suficiente. Será mejor que lo dejemos aquí -pidiendo calma, y sobre todo, consideración hacia su primo-. Entiendo los sentimientos de Toji, así como los de Fordkun y el resto -evitando en la medida de lo posible no mencionar a Osamu. Pues daba la impresión de que su nombre provocaba la ira de su primo y a decir cosas que más tarde se arrepentiría-. Pero creo que todos estamos de acuerdo, en que la decisión sobre qué hacer le corresponde a Natsumi.

La gran mayoría estuvo de acuerdo con esa decisión. Después de todo, ella era la victima principal de todas las recientes tragedias que se había vivido. Así que, con todos mirándola, convirtiéndose en el foco principal de atención, la niña, aún de espaldas a todos y observando a su hermano mayor, dijo.

-Creo que Toji tiene razón. No podemos seguir adelante, cuando mi hermano se encuentra en este estado y Aki ha sido manipulado por el enemigo.

Las palabras de Natsumi dejaron boquiabiertos a todos, incluso a Toji que no daba crédito que ella estuviera de su parte, cuando todos habían estado en su contra. Para el niño, aquello era como un sueño.

Escuchar la respuesta de Natsumi provocó cierta decepción en otros, sobre todo en Osamu.

-Eso es lo que habría dicho mi yo de antes. Pero, ya no puedo seguir siendo egoísta y seguir pensando sólo en mí o mis hermanos -añadió ella, levantándose y mirando a todos con una mirada llena de determinación. Sus ojos estaban rojos de haber llorado, pero se mantenía firme y segura en su decisión-. Es cierto que ir tras Aki tendría que ser prioritario. Pero estoy convencida de que al igual que a Ichijouji y a Daichikun, Aki aparecerá tarde o temprano ante nosotros -dirigirse a Osamu por su apellido, dolió y molestó a algunos, mientras que a otros, una esperanza en conseguir su corazón-. Y entonces, esa será la oportunidad que tendrá mi hermano mayor para rescatarlo de los tejemanejes de ese falso digimon parecido al Gabumon de mi padre.

Pues había quedado demostrado que sólo Zabumon podía infringir algún daño a aquel digimon, mientras que el resto no le hacía ni cosquillas.

El arrojo de la niña fue algo que dejó impactado al resto, especialmente en los más pequeños, que habían sido testigos en primera fila, de cómo se comportaba cuando algo le pasaba a Aki. Parecía que el combate anterior, la habían hecho madurar.

Sanae la observaba con una sonrisa de orgullo y estuvo de acuerdo con su idea, ya que era lo más acertado en aquella situación. Incluso Isaki la observaba con asentimiento y feliz del cambio de su prima. Se notaba que ya no tendría problemas pasara lo que pasara y eso lo tranquilizaba mucho.

Con la decisión tomada, Seiichirou y Toji (habiéndose ofrecido voluntario) se encargaron de transportar a Yuuta, mientras que Piomon y Fireagumon hacían lo propio con Zabumon. Nat insertó la hoja en la ranura de su dispositivo, y el portal que abría al siguiente punto fue abierto. Con Isaki y Takeshi en la retaguardia para vigilar que todos pasasen sin problemas, Natsumi seguido de Seiichirou y Toji lideraron la marcha. Tuvieron que hacerlo a prisas, ya que en esta ocasión una vocecita salida del portal, les había informado que sólo tenían diez segundos para que pudieran cruzarlo a tiempo. Un tiempo que no desperdiciaron y que pudieron atravesarlo con éxito.

.

Los primeros que habían cruzado el portal tuvieron doble impresión, ya que el paisaje había cambiado drásticamente.

Lo único que veían era el vasto cielo y nubes como si estuvieran flotando. Pero lo más preocupante surgió cuando sintieron el suelo moverse. Tuvieron que preocuparse más por ello, ya que a cada humano o digimon que cruzaba el portal, el suelo parecía cómo que se inclinaba hacia un lado. Y eso mismo es lo que sucedió después de que todos cruzasen el portal. El suelo se inclinó de tal manera, que todos cayeron precipicio abajo.

Algunos digimon digievolucionaron a su siguiente nivel de inmediato. El hecho de que su compañero humano estuviera en peligro, era como si activasen un interruptor en ellos para poder digievolucionar.

De esta manera, la mitad de los digimon, aquellos que en su siguiente nivel tenían la habilidad para volar, salvaron tanto a su compañero como a otro humano y a su digimon.

Una vez que parecían que estaban todos a salvo, Isaki preguntó a todo el mundo si estaban todos bien. Su digimon, Piddowomon, lo cargaba a él, a su primo Toji y a Fireagumon.

Tras recibir respuestas de que todos estaban bien, pudo escuchar también la queja de Momoko de que el digimon de Minami, Hamsamon, se moviera tanto. Hamsamon sólo se quedaba callado, intentando aguantar con gran paciencia las quejas de Momoko. Tenía experiencia con Minami, pero creía no soportarlo con Momoko y Ralmon cuando ya había visto cómo habían manipulado a su compañera semanas atrás.

Isaki hizo un examen visual para verificar que estuvieran todos.

Daba gracias a que la mitad del grupo tuvieran digimon alados, y se pusieran de acuerdo, no sólo en salvar a su respectivo compañero, sino a otro de aquella gran caída mortal. Pues después de cerciorarse de que todos estaban bien, sus ojos se habían dirigido hacia el suelo.

Se encontraban por encima de las nubes, aunque la visibilidad de suelo era poco visible, por lo que Isaki calculaba que quizás estarían a cinco mil metros de altura. Lo único que tenían delante de ellos era una especie de enredadera y en su pináculo, había un cuadrilátero que se movía de un lado para otro como si fuera de goma. Una vez que el cuadrilátero se había movido para la zona por donde se habían caído, había vuelto a su forma inicial.

Todos volaron un poco más arriba, donde algunos de los niños, empezaron a tener ligeros síntomas de falta de aire debido a la altitud en la que se encontraban, y allí no solo se encontraron con Oroguram, sino que el emblema destinado a batallar al lado de un un extraño símbolo de un tenedor y un cuchillo en forma de equis, le hicieron ver que el próximo combate se libraría en ese mismo instante.

Algunos de los humanos y los digimon pudieron visualizar un extraño ser con forma de gusano. Era tan pequeñito, tan pequeñito que tenían que entrecerrar los ojos para no confundirlo con una mota de basura.

-Por fin habéis llegado -había proclamado Oroguram con burla-. Ya estaba por descalificaros por haber tardado tanto -riéndose con gracia, haciendo clara mención a lo que Musuko había dicho antes de que diera inicio el combate de las Ishidas-. ¡Que las herederas del emblema del conocimiento se presenten en el cuadrilátero! -estirando sus manos hacia lo alto con emoción.

Bublebeemon voló cargando a su compañera y a su hermana, mientras que su hermano Tentoytomon hacía lo mismo, posicionándose al lado de su compañera humana. Una vez que el digimon abejorro dejó en el suelo a las dos humanas, Oroguram dio un par de comunicados inesperados.

-No sé si os disteis cuenta, pero para este enfrentamiento no está el cubo que repele los ataques y evite que los de fuera salgan dañados. Así que los que están fuera, andaría con mucho ojito -comentaba entre risas.

El saber por la boca de Oroguram que no estaba el cubo, abría una oportunidad única. El poder ayudar si las hermanas Izumi se encontraban en peligro. Sin embargo, aunque era una idea en común, los más espabilados, se encontraban extrañados de que Oroguram no pensase en algo que sucedería. Tenía que haber gato encerrado, y así era.

-Imagino que sin el cubo pensaréis que podréis aprovechar la situación para ayudar a vuestras amiguitas. Y yo no os lo pienso impedir -el tonito juguetón con el que hablaba, daba mal presagio-. Pero al primero que ayude o haga algo fuera de lugar, ¿sabéis lo que pasará? ¿Queréis saberlo? ¿A qué sí? -sus preguntas misterio, irritaron a más de uno-. Seguro que muchos ya sabréis que la red del Mundo Humano y la red que corre por el Mundo Digimon son las mismas. Eso quiere decir, que una zona del Mundo Digimon determina a esa zona humana. Pues bien, eso mismo ocurre con este mundo. Sus redes y zonas coinciden por completo.

-¿Y qué quieres decir con eso? -preguntó Musuko airado de que se fuera por las ramas con algo tan importante.

-Lo que quiero decir es que si veo alguna ayudita de los de fuera, se lanzará un ataque en forma de meteorito que caerá en este mundo. Concretamente, dónde están vuestros padres encerrados -el miedo les recorrió cuerpo entero, así como el no poder ayudar a sus amigas ni por asomo. Pero ahí no terminaba toda la noticia-. Eso significaría la destrucción parcial de este mundo, por lo que, también le ocurriría lo mismo en el Mundo Digimon y en el Mundo Humano. ¿Y a qué no sabéis a qué zonas pertenecen el lugar dónde están encerrados vuestros padres? -clamaba ahora con tanta emoción que no podía esperar para contarlo. Sin embargo, muchos ya tuvieron una leve idea de sobre qué zonas podría referirse. La misma Oroguram se lo confirmó-. Exactamente -viendo el pánico y el temor dibujados en la mayoría de los niños y sus digimon al imaginar qué zonas eran-. El lugar en el Mundo Digimon es la base dónde se encuentran los agentes de Gennai y el resto de digimon supervivientes. Mientras que en el mundo humano, la zona correspondiente es el distrito de Odaiba situado en Tokyo, Japón. ¿A qué es una grandísima coincidencia que los lugares más importantes para vosotros estén conectados? -riéndose como una posesa, donde a nadie le hacía ni pizca de gracia aquello.

Con la situación actual, los dejaba con las manos atadas. Tenían la posibilidad que antes no tenían, poder ayudar a sus amigos, pero con el riesgo de masacrar a la existencia que quedaba en el Mundo Digimon y a sus familias que los esperaban en el mundo humano, no podían hacer nada. Con eso, por mucho que Kazumi e Izumi estuvieran en peligro, tendrían que quedarse mirando de brazos cruzados.

Y eso provocaba a la vez un aumento de presión sobre las dos hermanas y sus digimon, especialmente en Izumi. Su digimon estaba en el nivel seichouki, mientras que el de su hermana pequeña estaba dos niveles por encima de Tentoytomon.

Por lo que había visto en los combates anteriores, se necesitaría de un digimon en el nivel kyuukyokutai o el de ambos en dicho nivel, para poder vencer al enemigo. Y no solo eso, se necesitaba también la fuerza de su emblema para poder seguir avanzando. Un doble problema para la mayor, ya que su conocimiento era escaso, por no mencionar de la inseguridad que tenía en sí misma. Y si a eso se sumaba, la inestabilidad del cuadrilátero, pocas posibilidades tenía de hacer algo.

-¡Chicos, no os preocupéis! ¡Podremos ganar sin problemas! -hablaba Kazumi donde poseía todo lo que a Izumi le faltaba, inteligencia y confianza.

Acto seguido, Kazumi le dijo a su digimon que digievolucionara al siguiente nivel. Pues no iban a cogerla desprevenidas bajo ningún concepto. Además, tenía que preocuparse por su hermana y su digimon, el cual todavía estaba en el nivel seichouki.

Daba gracias a que su digimon tuviera la capacidad de volar, pues en aquel cuadrilátero que se movía ante cualquier movimiento, si tuviera, por ejemplo, al Sabotenmon de Satoshi, se iría cuesta abajo a los pocos segundos.

Oroguram comentó con falsa impresión, lo impaciente que era la niña.

-Aunque debo decirte, querida, que será inútil. Pues para este enfrentamiento, y teniendo en cuenta que sois las herederas del conocimiento, no consistirá en un duelo a muerte, sino en un duelo de preguntas y respuestas, o lo que es lo mismo, de acertijos.

La nueva dinámica en aquel enfrentamiento sorprendió a muchos.

-Os explicaré en qué consiste y sus reglas:

"Se les hará una pregunta a las dos humanas por turnos. Tenéis veinte segundos para poder responderla. Podréis contar con vuestro respectivo digimon para que os ayuden con la respuesta. Por cada respuesta correcta, se os dará una galleta de luz que vuestros digimon deberán comer si quieren digievolucionar.

Con una galleta de luz, el digimon podrá digievolucionar al segundo nivel de younenki.

Con tres galletas de luz, el digimon digievolucionará al nivel seichouki.

Con ocho galletas de luz, el digimon podrá digievolucionar al nivel seijukuki.

Con quince galletas de luz, el digimon digievolucionará al nivel kazentai.

Y con treinta galletas de luz, el digimon digievolucionará al nivel kyuukyokutai.

Debido a que la pequeña pelirroja tiene a su digimon en el nivel kazentai, anda con más ventaja y sólo necesitará de treinta respuestas correctas para que su digimon digievolucione al nivel kyuukyokutai. Mientras que la otra pelirroja, necesitará un total de cincuenta y tres respuestas correctas para que su digimon llegue al nivel kyuukyokutai. No lo veáis como algo malo, ya que vuestro oponente -dirigiéndose al extraño bicho que parecía estar babeando-, el representante de la gula, Wissenmon, necesitaría un total de cincuenta y siete preguntas para llegar al nivel kyuukyokutai."

El descubrir que aquel pequeño digimon que podrían aplastar fácilmente con el pie, era el enemigo, resultaba gracioso. Sin embargo, el hecho de que fuera el representante de la gula, otro pecado capital, y los digimon se alimentaran con galletas, era algo con lo que tenían que cuidarse.

Fireagumon desde el lomo de Piddowomon lo veía de otra manera. El digimon se preguntaba, si podrían compartir aquellas galletas con él también. Le daba igual que fueran de luz, mientras fuese comida. Fireagumon no pensaba como la gran mayoría, de la sospecha que les suponía esas llamadas galletas de luz y que, al parecer, tenían el poder de la digievolución. ¿Cómo era posible? ¿Sería cierto?

-¡Un momento! -intervino Minami-. Sobre esas galletas de luz, ¿quién nos asegura que dentro de ellas no exista veneno o algo que perjudique a Sweetbublebeemon o a Tentoytomon?

-Será problema vuestro si no las coméis. Wissenmon no tendrá ningún problema en comer cualquier cosa que se le dé. Cómo podéis ver, está muy famélico y usará todas sus neuronas para poder conseguir la galleta para comérsela. Os recomiendo que vosotras hagáis lo mismo -refiriéndose a las dos humanas-. Y una cosa más, os recomiendo que no os andéis de espabiladas, y aprovechéis la oportunidad para atacar a Wissenmon. De lo contrario, haremos boom dónde todos sabéis.

Es decir, que no les quedaba más opción que jugar a ese juego. Pero, ¿cuál era su finalidad? ¿Y porqué les "regalaban" la digievolución?

-¿Entonces, si uno de nosotros consigue llegar al nivel kyuukyokutai, ganaríamos la partida? -preguntó Sweetbublebeemon, donde le parecía demasiado fácil por su parte. Kazumi era tan inteligente, que seguro que aquellos acertijos sería pan comido para ella.

-¡Por supuesto que no! ¡Algo de acción tiene que haber también! -expuso Oroguram con emoción-. Por eso mismo, el primero de los tres que llegue al nivel kyuukyokutai, tendrá el privilegio de atacar a su adversario. ¡Ah! Y otra cosa más. Se consideraría perdedor a quién se caiga del cuadrilátero. Y durante esta batalla de acertijos, queda terminantemente prohibido usar a vuestros digimon para manteneros estables en el cuadrilátero. Lo mismo va para vuestros digimon. Si alguno de los dos, trata de ayudar a su compañera humana o de sostenerla para que mantenga el equilibrio, la victoria iría para Wissenmon. Y si Wissenmon se cayera, la victoria sería para vosotras. Pero dudo que eso ocurra.

Es decir, que dependían del equilibrio de las propias Izumi y Kazumi para que no se cayeran.

-¿Alguna pregunta?

Izumi levantó la mano, pidiendo permiso para hablar. Resultaba algo vergonzoso, ya que no estaba en clase, sino ante un enemigo peligroso. Pero le había salido aquello de forma muy natural.

-Entonces, ¿si mi hermana consiguiese llegar al nivel kyuukyokutai y venciera al enemigo? Eso contaría como victoria a nuestro favor, ¿no?

-Por supuesto -aseguró Oroguram para alivio de Izumi, donde no tendría que verse como una carga para su hermana pequeña-. Pero el que tu hermana tenga el privilegio de ser la primera en atacar, no significa que Wissenmon haga lo mismo segundos después y te ataque a ti o a tu digimon.

"Yo que tú, me espabilaría para que tu digimon avance de nivel sino quieres morir en este lugar."

La amenaza sutil, donde el que se lo dejara todo a la menor, podría ser un fallo mortal para la mayor, le había quitado todo ese alivio y a tener que exponer lo que realmente era, una indigna heredera del conocimiento.

-¿Alguna pregunta más?

Viendo que no habrían más preguntas sobre el juego, Oroguram dio inicio al juego con gran éxtasis. Y fue ahí, cuando se vieron a las manos enguantadas aplaudiendo con énfasis ante el nuevo enfrentamiento.

Hartos de esas manos que estaban del lado del enemigo, los humanos y digimon que avistaban todo desde fuera, las animaban y les daban la seguridad que aquello estaría chupado para ellas. Sin embargo, Momoko no mantenía esa misma opinión.

Ella había sido compañera de clase de Izumi desde que tenían seis años y sabía perfectamente que su intelecto, era el de un mosquito. Por lo que todo dependía de la más pequeña.

-Comencemos entonces. Teniendo en cuenta la desventaja, empezaremos por Wissenmon. Luego, por la pelirroja adolescente de las humanas. Por Wissenmon. Y después por la pequeña pelirroja. Y de nuevo por Wissenmon, y así sucesivamente -y entonces, Oroguram dio vueltas sobre sí misma, y apareció vestida con un traje de chaqueta y falda, como las presentadoras de televisión de antaño.

"Pregunta para Wissenmon:

¿Cuánto suma diez más diez?"

La estúpida pregunta dejó indignados a Toji y al resto por la pregunta facilísima que a Wissenmon no le costó ningún problema en responder.

¿Qué mierda de acertijo era ese?

-¡Correcto! -exclamó Oroguram ante la respuesta correcta de Wissenmon- ¡Galleta para ti!

Una galleta del tamaño de una mano apareció ante Wissenmon. Aunque la galleta era mucho más grande que el digimon, el digimon se la comió como si nada. Parte de su cuerpo se agrandó, como si hubiera engordado, haciendo que el cuadrilátero se moviera ligeramente. Algo que alertó a las dos hermanas y a tener la nota mental de mantener los pies firmes. Tentoytomon y Sweetbublebeemon se sentían impotentes de tener que observar y no poder ayudar a sus dos amigas.

-Pregunta para la pelirroja adolescente:

"¿Cuánto es 3 + 3 x 3 + 3?"

Los más mayores se aliviaban de que las preguntas fueran también fáciles para ellas y no hubiera tongo, como se estaban imaginando.

Sin embargo, aquella operación que a primera vista parecía sencilla, todos los niños, menos Isaki, Takeshi, Nat y Osamu, veían el truco que había detrás de aquella operación.

-Tic tac, tic tac, tic tac -decía Oroguram con la intención de desesperar a su oponente.

Con el ruido de Oroguram, Izumi mantuvo la calma. Era una operación muy sencilla, sólo tenía que hacer el cálculo mental sin dejarse influenciar por la insinuación de Oroguram al querer ponerla nerviosa.

-21 -contestó con toda confianza.

Una respuesta que dejó impresionados a los más mayores, incluso a Kazumi que no entendía cómo su hermana había podido fallar una operación tan fácil.

-¡MEC! ¡Respuesta incorrecta! -dijo Oroguram con satisfacción.

-¡¿Cómo que respuesta incorrecta?! -se quejaba Musuko con furia.

-¡No nos tomes por tontos! -le seguía Satoshi.

-No lo hace, porque tiene razón. Es una respuesta incorrecta -le dijo Osamu a Satoshi, el cual su digimon cargaba.

-Pero vamos a ver. De toda la vida tres más tres son seis. Seis por tres dieciocho y más tres veintiuno -proclamaba Satoshi queriéndose ver como el sabelotodo.

-Pero no es así -le dijo su hermano mayor a lomo de Exbuidramon-. En operaciones matemáticas de este tipo, se empieza siempre por la multiplicación, luego la división, la suma y finalmente, la resta.

-¡Eso es algo que se aprende en sexto! ¡¿Verdad, Minamichan?! -le preguntó Momoko a la niña para que le diera la razón. Pero ella no podía hacerlo, porque eso humillaría a Izumi. Y la pobre ya se estaba agobiando mucho al haber metido la pata.

-Estaba claro que no se puede confiar en la compañera de Tentoytomon para estas cosas -proclamaba Ralmon-. Como lo que le pasó a Momo hace años por culpa de ella.

Un suceso que nadie conocía, pero que el sólo hecho de mencionarlo, hizo que Izumi se deprimiera y se teletransportara al pasado.

.

La primera vez que había conocido a Momoko y a su digimon, había sido en preescolar. En aquel entonces, ella tenía cinco años. Era la primera vez que salía de su círculo familiar y empezaba a conocer a niñas de su misma edad. Y aunque contaba con su digimon, Pabumon por aquel entonces, su inseguridad y timidez la rodeaban por completo. Sin embargo, cuando tenía el mismo nombre y apellido, junto a su actitud insegura, provocaba que fuese el blanco perfecto de los niños malos que buscaban a algo o alguien con el que burlarse.

Después de haber sido presentada, muchos se habían reído por lo raro que sonaba su nombre. Seguramente, si supieran que ella era la hija de uno de los conocidos Niños Elegidos, en vez de reírse se sentirían admirados. Cómo había sido el caso de Momoko. Ella tenía un Yuramon. Un digimon poco habitual entre los niños que habían sido elegidos, después de sus padres. No como Pabumon que existían varios de ese tipo por los elegidos de todo el mundo.

Además de todo eso, el apellido Izumi era un apellido muy habitual en Japón. Kido también lo era, pero la diferencia entre Momoko y ella, es que ella presumía de padres, incluso no le importaba comentar cómo su madre se había separado de su padre, y casado con otro hombre en Estados Unidos. Desde luego, la discreción no es algo de lo que Momoko brillase.

Aún así, la Momoko de cinco años que Izumi había conocido no tenía maldad por aquella época.

-¡DEJAD DE REIROS! -había gritado Momoko ante los intentos vanos de su profesora en callarlos- ¡¿Qué tiene de malo su nombre?! ¡A mí me parece muy lindo y suena bien! ¡¿A qué sí?! -observando al resto de niñas.

Las niñas que ya estaban siendo manipuladas por Momoko, le seguían el cuento, aunque no estuvieran de acuerdo. Pues Momoko, contaba con muchas características que muchas niñas envidiaban. Especialmente, en el físico, que con su vestidito tipo princesa, parecía una muñequita. Era tan sincera y tan buena niña, que junto al hecho de ser la hija de alguien importante, todos la adoraban.

Y aunque ella también podía presumir de padre, nunca lo había hecho, porque sabía que de hacerlo, todos la verían como alguien intelectual como Izumi Koushirou, cuando en realidad era una niña normal y con un coeficiente por debajo de la media.

Pero aún así, aquella defensa de Momoko la había emocionado tanto, que a partir de ese momento, se había hecho amiga suya.

Durante la preescolar habían tenido una amistad bonita y sincera. Momoko la llamaba Izumi Izumi con una vocecita tan linda, que ya no le importó tener el mismo nombre y apellido.

Sin embargo, cuando su padre se había enterado de las buenas migas que tenía con Momoko, éste le había advertido.

-No te confíes mucho con ella.

Por aquel tiempo, Izumi desconocía la aversión que sentía su padre hacia Mimi y todos los que eran de su casta como Palmon, Momoko y su digimon. Curiosamente, estaba en buenos términos con su exmarido, Kido Jou y Gomamon y con los dos hijos varones que había tenido con Mimi, Seiichirou y Shin.

Izumi conocía de algo a Seiichirou, ya que venía en ocasiones a recoger a su hermana. Su carácter era muy distinto al de Momoko. Era un niño dos años mayor que ellas, y se le veía muy responsable y serio cuando la circunstancia lo requería, sobre todo ante el comportamiento tan espontáneo de Momoko donde daba la impresión de que no se llevaban muy bien.

Pero la pequeña Izumi no veía todo eso. Se sentía feliz de contar con una amiga que la valoraba. Ella ingenua como era, pensaba que esa amistad sería así para siempre.

Qué equivocada estaba y cuánta razón había tenido su padre.

Todo había empezado a cambiar cuando ambas estaban en segundo. Las niñas empezaban a crecer intelectualmente y a valorar más las pertenencias físicas y a criticar lo que no les gustaba, que a seguir estancadas en un pasado donde todo te lo ponían en bandeja de plata y no tenías que estudiar.

Viendo cómo a cada día que pasaba, Momoko se iba convirtiendo en más ególatra y a criticar lo que no le gustaba, hizo que se fuera distanciando de ella poco a poco. Le daba igual si estaba sola, ya que, como en preescolar, Momoko arrastraba a todas las niñas a su alrededor con las cosas nuevas que le enviaba su madre desde Estados Unidos y los vestiditos a la moda, haciendo que resaltara más su hermosura.

Pero la amistad que habían tenido se había roto por completo cuando ambas estaban en cuarto.

-Oye, oye, ¿es cierto que eres hija del prodigioso Izumi Koushirou? -le había preguntado un día cualquiera de forma casual, como si los dos años en los que no se habían hablado no existiesen.

La niña se encontraba sentada en su mesa, tratando de estudiar el tema de ese día. Se encontraba completamente sola, ya que los digimon tenían prohibido meterse dentro del recinto en horario escolar, salvo excepciones cómo el que el humano estuviera en peligro o casos extremos. Una ley aprobada por el sistema educacional, ya que los digimon impedían que los estudiantes pudieran concentrarse en sus estudios, por lo que Izumi se encontraba sola y rodeada por Momoko y su séquito de admiradoras que la observaban como si fuera una maravilla.

-Ehh… Sí…

-¡Entonces tienes que ser un cerebrito! -seguía Momoko con entusiasmo-. Mi mami me dijo que tu padre es un cerebrito, por lo que tú también tienes que serlo. ¿Por qué no me lo habías dicho antes?

Izumi agachó la cabeza.

El estigma que debía cargar, por fin había llegado. El ser considerada algo por su origen paterno. Pues ella no era nada intelectual a diferencia de su hermana pequeña. Ella con sus cuatro años mostraba una curiosidad y un conocimiento impropios para una niña de su edad. Mientras que ella, necesitaba de mucha ayuda para entender los temas y tenía aprobados muy justitos.

Eso la hacía sentirse fatal y a creer que estaba desprestigiando a su padre. Pero su madre, la tranquilizaba de que ella era ella, y no tenía porqué ponerse a la altura de su padre. Pues su padre era una persona muy especial, y debido a su curiosidad por lo desconocido que había desarrollado ese conocimiento, que la gente malinterpretaba al considerarlo como un prodigio.

-Si es lo que es, es porque todos los días se esfuerza sin descanso. No es un talento con el que haya nacido, sino el fruto de su esfuerzo por la curiosidad ante lo desconocido.

-Si le preguntas a Tentomon, verás cómo te dice que debido a su curiosidad que pasa de él -había añadido el digimon de su madre entre risas.

Pero entonces, ¿por qué su hermana pequeña era más espabilada que ella? Eso la hacía verse como una tonta. Por eso mismo, aquel día en que Momoko había revelado quién era delante de toda la clase, fue cuando todos se habían dado cuenta de cómo era realmente.

-¡Ehhh! ¡¿Es cierto eso?! -le había dicho uno de los niños impresionados.

En medio de aclamaciones hacia su persona, se vino la verdadera razón de porqué se había revelado quién era su padre.

-Supongo que como eres un cerebrito, tendrás hecho esos deberes de matemáticas tan difíciles que nos puso ayer el profe con mala fe, ¿verdad?

-Eh… Esto…

-¡Déjame copiarlos, anda!

-Pero…

-¡A mí también, por fa!

-¡Y a mí!

-Pero…

-¿Qué pasa? -preguntó ahora Momoko seria ante su protesta- ¿Eres tan agarrada que quieres llevarte todo el mérito del profe para ti sola? -malinterpretándola y sin dejar que ella le explicara la verdadera razón.

-No, pero…

-Entonces -arrebatándole el cuaderno-, sé una buena compañera y comparte tus respuestas correctas con todos nosotros.

Izumi no pudo detener a todos sus compañeros de clase, que empezaron a copiar sus respuestas, sin darse cuenta de los numerosos errores que habían. Ya era muy tarde para declarar que, seguramente, sus respuestas estarían mal. Además, aunque lo hiciera, la tacharían de mentirosa o agarrada por no compartir unos ejercicios tan complicados y que, debido a su complejidad, todo el mundo lo había dejado en blanco.

Después de que el profesor revisara los cuadernos entregados y visto cómo los más complicados tenían la misma respuesta, una sonora riña les había caído por ser tan necios al escribir una respuesta tan burda, y los castigó a todos con el doble de ejercicios y con un examen dentro de dos días.

Aquella consecuencia hizo que Momoko, con todos de su clase apoyándola, le echaran la culpa a Izumi y decepcionados de la hija del portador del conocimiento, comenzaron a hacerle el vacío.

La niña se había sentido tan mal, que ese mismo día, había ido a la pastelería de su madre a llorarle lo desgraciada que se sentía de no ser tan inteligente como su padre.

Mochimon y Minemon trataban de alentarla de que ella estaba bien como era, pero sólo su madre pudo encontrar las palabras adecuadas para que su hija se sintiera mejor.

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-¡Vamos, hermana! ¡No te deprimas por haber fallado! -le había dicho su hermana pequeña con total confianza- ¡Esto todavía no ha hecho más que empezar! ¡Y juntas podremos conseguirlo!

Las palabras de su hermana pequeña hicieron despertar a Izumi. Y al verla, pudo ver cómo, a pesar de su error garrafal, aún seguía confiando en ella, lo mismo que Tentoytomon y Sweetbublebeemon.

-¡Venga, Izumichan! ¡Sé que puedes! -escuchó como la animaba Sanae- ¡No dejes que un error te deprima de esa manera!

-¡Eso! ¡Eso! ¡Todo el mundo comete errores! -animaba ahora Minami.

-¡No debes sentirte presionada por haber heredado el emblema del conocimiento! -decía ahora Misato compresiva.

Y entonces, las palabras que le habían dicho su madre, y que la habían animado, resurgieron más que nunca en esos momentos.

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-No tienes porqué ser como tu padre o tu hermana. Si tus compañeros piensan que tienes que serlo, porque tu padre lo es, entonces, no deberías darle mucha importancia. Sólo a aquella gente que te entiende y te apoya, como Mochimon, son los que debes valorar. Pues ellos son los verdaderos amigos que no les importas si fallas, porque seguirán a tu lado, pase lo que pase.

-Keikohan tiene razón, Izumi. A mí no me importa si no eres inteligente o fea. Siempre podrás contar conmigo y siempre estaré a tu lado, sin importar lo que pase -las palabras de Keiko habían inspirado a Mochimon para darle esa sincera amistad que su amiga necesitaba.

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Izumi se sintió mucho mejor, pero Oroguram estaba dispuesta a meter cizaña para bajarle los ánimos.

-Te recuerdo que necesitas muchas respuestas correctas para avanzar de nivel. Y Wissenmon está tan hambriento que…

-¡Ya lo sabemos! ¡No hace falta que nos lo recuerdes! -explotó Kazumi harta de que repitiera lo mismo con la intención de bajar el ánimo a su hermana.

Oroguram arrugó la boca y continuó con la pregunta, esta vez, dirigida a Wissenmon. Una pregunta, nuevamente sencilla, y que Wissenmon la contestó en menos que canta un gallo. Si obtenía otras dos respuestas correctas más, digievolucionaría al nivel seichouki. Sin embargo, ahora era el turno de Kazumi.

-Pregunta para la pequeña humana -empezó Oroguram:

"En 1990 la persona tenía quince años y en 1995 cumplió diez, ¿por qué?"

Un acertijo tan absurdo que no tenía sentido, y que muchos de los niños empezaron a quejarse, mientras que Oroguram hacía oídos sordos, mientras decía tic tac, simulando el sonido del reloj.

Sin embargo, Kazumi respondió con total tranquilidad.

-Es posible porque la persona vivía antes de Cristo.

Su respuesta enmudeció a todos, incluso a la mismísima Oroguram.

-¿Qué es eso de antes de Cristo? -preguntó Daichi a su hermano.

Pero Musuko tampoco entendía ni jota. Así que se dirigió a Shin que estaba a su lado, pero él tampoco tenía idea.

-Se refiere a un personaje de la Biblia. Para la gran mayoría de los occidentales, el año cero, se corresponde al nacimiento de Cristo. Por lo que, antes del año cero, se dice que los años iban hacia atrás y se considera antes de que Cristo naciera.

El razonamiento les parecía algo lioso que ninguno comprendió muy bien el asunto. Pero lo importante, es que la respuesta que Kazumi había dado era correcta.

-¿O sea que ellos llaman a este año 2026 en vez del séptimo año de la era Reiwa? -preguntó Musuko impresionado de que a los occidentales les gustara complicarse la vida al contar un año tan extenso.

-¿Qué es la era Reiwa? -había preguntado Daichi. Sus raíces chinas y el tener otra cultura, hacía que desconociese por completo las tradiciones japonesas.

-¿Qué no sabes lo que es? -le preguntó su hermano sorprendido.

-Esto… No… -contestando con algo de timidez.

-Es lógico que no lo sepa, ya que la era Reiwa sólo se aplica en Japón -añadió Shin que estaba a lomos del digimon de Musuko.

-Ya habrá tiempo para explicar esos temas sin importancia -cortó Sei volviendo su mirada a las hermanas Izumi-. Ahora lo que tenemos delante de nosotros es mucho más importante -alegando con cierta preocupación. Pues puede que la pequeña Kazumi pudiera desenvolverse sin problemas, pero no podían confiarse de las tretas de Oroguram. Sobre todo, con la famosa galleta de luz que había aparecido ante Sweetbublebeemon.

El digimon al ver aquella galleta la observó con cierta desconfianza, temerosa de que pudiera estar envenenada o manipulada para alterarle los datos. Pero la pullita lanzada por Oroguram de que no tenía la obligación de comerla, pero que Wissenmon seguiría comiendo las correspondientes y digievolucionando, fue un aliento para el digimon en no querer quedarse atrás y perder la oportunidad única de digievolucionar primero y atacar a su rival. Además, tenía la responsabilidad añadida de tener que proteger a Izumi y a Tentoytomon si Wissenmon le respondía al ataque segundos después. Sweetbublebeemon era consciente de las tantas cosas que se podía hacer con milésimas de segundos de diferencia.

Así que, tras ver el rostro preocupado de Kazumi, por el asunto de la galleta, Sweetbublebeemon se la comió de un solo bocado al estilo de la raza de Agumon. Mientras la masticaba, tenía puesta la cara de asco, preparada por si sabía mal, sin embargo, aquella galleta sabía bastante deliciosa. No tanto como las que preparaba la compañera humana de su mamá Minemon, pero estaba muy buena.

Entonces, dentro de la digimon sintió algo. Esa luz sagrada tan cálida y que le daba una pequeña porción de fuerza. Aquella sensación era la misma que sentía cuando estaba en medio de una digievolución, donde el poder iba creciendo a medida que se iba transformando. Daba la impresión de que no había nada extraño en las galletas y que efectivamente, potenciaban la digievolución del digimon.

Muy sospechoso. Pensaba la digimon. Porque para poder dar la fuerza a un digimon para digievolucionar, tendría que tratarse de alguien muy poderoso. Alguien que tendría que estar por encima de los digimon, como un dios.

Meneó la cabeza. Ya pensarían quién podría ser el jefe de todo aquello cuando estuvieran a salvo. Ahora, lo más prioritario era enfocarse en Kazumi, Izumi, Tentoytomon y el enemigo que tenían delante, donde una vez más había respondido correctamente la pregunta. Una respuesta correcta más por parte de Wissenmon y digievolucionaría al nivel seichouki.

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El tiempo fue pasando, y aunque Kazumi lo había hecho excelente al principio, con aquellos acertijos que a los demás les parecían tan complejos, a partir de la octava ronda, no sabían por qué que había perdido su buena racha y empezaba a fallar estrepitosamente. Otras la acertaba con bastantes problemas, pero daba la impresión de estar pasándolo muy mal. Misato, siendo sujeta por Piddomon, animaba con más ahínco a su amiga y no entendía porqué ella, que era tan inteligente empezaba a tener problemas.

Izumi por su parte, parecía que iba mejorando. Tenía un cincuenta y cincuenta de aciertos y de fallos, pero al menos, se aliviaba de no haber fallado todos los acertijos cómo se temía. El ánimo que le daba su digimon, su hermana, Sanae y el resto de las chicas había sido vital para que dejara de ponerse nerviosa y se tranquilizara.

Y Wissenmon, pese a haber comenzado muy bien y haber alcanzado el nivel seichouki, también contaba con algunas respuestas incorrectas. Sin embargo, si contestaba correctamente el siguiente acertijo, accedería a la octava galleta que le daba el poder para digievolucionar al nivel seijukuki.

Tras haber alcanzado el nivel seichouki, todos se habían dado cuenta cómo el digimon, en vez de cambiar de forma y de nombre, cómo sucedían con la mayoría de los digimon, lo que había pasado era que había crecido de tamaño. Lo que antes era un diminuto gusano, al pasar a la etapa seichouki, habían visto como su piel era viscosa, por lo que tenía la facultad de pegarse al suelo y así no caer.

¡Eso era de tramposos! Se habían quejado Toji y Musuko. Pero Oroguram se había defendido, entre risas, de que en ningún momento, había prohibido a las humanas de que pegasen sus pies al suelo con pegamento.

Después de que Wissenmon respondiera correctamente el acertijo, el digimon digievolucionó, aumentando de tamaño. Su altura y peso cuando estaba en la etapa seichouki se asemejaba al de un digimon como Agumon o Gabumon, y ahora que había digievolucionado, su tamaño y peso lo habían hecho, donde las dos humanas tuvieron que centrarse más en el suelo en el que pisaban que en la forma de su rival. Afortunadamente su altura y su peso no era muy considerable. De hecho, estaba a la par de un adolescente humano, pero fue suficiente, para que ambas hermanas tuvieran que retroceder unos pasos para seguir manteniendo el equilibrio en aquel cuadrilátero.

Al mínimo movimiento en falso, caerían, así que no sólo tendrían que estar pendientes y concentrarse en la pregunta, sino que también en mantener el equilibrio. Una doble presión que ambas tenían y que para muchos sería complicada. Estar pendientes de dos cosas tan complejas al mismo tiempo, era algo que sólo podrían hacer las herederas del conocimiento. Aunque por el momento, sólo la pequeña Kazumi daba muestras de ser una honrada heredera, hasta hace poco.

-Ahora que ya estamos más parejos, hagamos un repaso de las respuestas correctas -clamaba Oroguram muy metida en el papel de presentadora de un programa de entretenimiento-:

"Wissenmon tras conseguir un total de doce respuestas correctas, ha sido acreditado para conseguir las digievoluciones de segundo nivel de younenki, seichouki y seijukuki. Para los despistados, recordemos que se necesita una respuesta correcta para pasar al segundo nivel de younenki, tres para la etapa seichouki y ocho para la seijukuki. Por lo que uno más tres y más ocho son doce -comentaba, como si estuviera ante un público estúpido. Y eso molestó a más de uno-. Por otro lado, con un total de ocho preguntas correctas tenemos a la pelirroja adolescente. Se encuentra a sólo siete galletas para conseguir la etapa kazentai. Cariño, cómo no te des caña, Wissenmon te acabará pasando -animándola con falsedad-. Y finalmente, con un total de veinte galletas se encuentra la pequeña pelirroja, a tan sólo diez para que su digimon consiga el nivel kyuukyokutai y final del juego. Aunque parece que la pequeña pelirroja empieza a sentirse cansada ya que lleva una racha de siete preguntas seguidas fallándolas.

"¡Que no decaigan los ánimos!"

El haber mencionado la mala racha de Kazumi a conciencia, hacía que Kazumi se sintiera más molesta.

Misato, observando a su amiga se encontraba extrañada. A su lado, Takeshi se encontraba también confuso de que su amiga estuviera fallando tantas veces seguidas.

-¿No os parece raro que Kazumichan esté fallando tanto?

-Quizás le pase algo -argumentó Cuarzomon.

-O puede que esté cansada -expuso Piddomon sujetando tanto a su compañero humano como a Misato. Cuarzomon se encontraba sobre la espalda del ángel digimon.

-Lo dudo -decretó Misato con convencimiento-. Kazumichan no se sentiría cansada por algo como eso. Está claro que algo le está pasando.

-¡A ver si es por la galleta que se come Sweetbublebeemon! -decretó Toji siendo sujeto por Piddowomon.

-De ser así, a quién le estaría afectando sería a Sweetbublebeemon, no a su compañera humana! -comentó Piddowomon.

-¡Qué suerte tienen Sweetbublebeemon y Tentoytomon de poder comer algo! ¡Yo estoy hambriento! -se quejaba Fireagumon, haciendo que una gota se resbalara por la cabeza de Toji y de Piddowomon que lo tenía sobre su espalda.

Sin embargo, Isaki analizaba la situación que tenía ante sus ojos. Es cierto que no era normal que Kazumi fallase tanto. Algo tenía que estar pasando. Pero viendo la espalda de la niña, no podía analizar su expresión para dar una razón factible. Sólo podía ver cómo de vez en cuando levantaba la cabeza, y luego, la agachaba con brusquedad.

¿Sería que la galleta que comía Sweetbublebeemon le afectase a su compañera humana cómo había expuesto su primo?

No.

No tenía sentido. Porque sino, Izumi tendría que estar sufriendo lo mismo.

Entonces, ¿qué era lo que pasaba?

.

-Pregunta para la pequeña pelirroja -dijo Oroguram.

Kazumi se centró en las pregunta de Oroguram.

¡Maldita sea! Maldecía para sí misma.

¿Cómo era posible que se estuviera desconcentrando de esa manera?

Lo estaba haciendo muy bien. Había contestado a todos los acertijos sin tener que pensar demasiado. Pero entonces, una mirada de reojo hacia el frente, donde se encontraban sus amigos, fue cuando un solo pensamiento rondó por su cabeza.

La presencia de ese niño pijo que tanto detestaba.

¿Por qué de entre todos sus amigos, ese pijo tenía que estar justo ante sus narices?

La ponía de los nervios y a no pensar coherentemente. Y por si no tuviera suficiente, tenía que concentrarse en mantenerse erguida en ese cuadrilátero tan inestable.

-¿Cuántas mocas volando son tres medias moscas más mosca y media? ¡Tic tac! ¡Tic tac! -cantaba la cuenta atrás.

Un acertijo que la mitad pensaba erróneamente, pero que los más espabilados la veían tan fácil que seguro que esta vez Kazumi daba con la respuesta correcta. Incluso Izumi, dado que su digimon y el de su padre era de tipo insecto, tenía la respuesta correcta, por lo que de seguro que Kazumi la acertaría.

Pero Kazumi sólo pensaba en no tener que levantar la cabeza para toparse con el rostro sarnoso del pijo de Satoshi. Ver cuando éste sonreía cuando fallaba, la ponía al borde de la histeria. ¿Quién se creía ese niño para dárselas de arrogante cuando seguro no acertaría ni uno de los acertijos que le hacía Oroguram?

El tiempo pasaba y todos se encontraban asombrados de que Kazumi no dijera ni pío. Parecía estar más ensimismada consigo misma que…

-¡Piii! ¡Se acabó el tiempo! -declaró Oroguram con satisfacción.

Kazumi alzó la cabeza con el rostro desencajado.

¿Cómo había podido despistarse tanto?

-La respuesta correcta es una mosca. Ya que las medias moscas no existen ni pueden volar -explicó Oroguram entre risas.

Una respuesta que Kazumi sabía. Pero… Al observar de reojo a Satoshi, se lo encontró de nuevo con esa sonrisa despectiva que la cabreaba tanto.

¡Maldito niño pijo!

Cómo siguiera así, perdería la batalla por su culpa, y luego a aguantar sus pullitas de que mucho sabelotodo, pero que al final, no era para tanto. Eso si sobrevivía…

Si pudiera declarar que no lo quería ver delante, seguro que Osamu y Redbeetlemon lo entenderían, pero Satoshi, siendo cómo era, se pondría cabezota y a denegar algo que no tenía sentido.

Puede que cambiara tras su combate, pero era imposible cambiar tanto de la noche a la mañana.

Además, teniendo en cuenta en la forma despectiva en cómo la había tratado el principio, jamás podría estar en buenos términos con él.

Calma.

Tenía que calmarse.

Sólo no tenía que mirar hacia dónde se encontraba él. Con fijarse en Osamu o en Redbeetlemon ya bastaba. Incluso Aruraumon podría servirle.

-Pregunta para la pequeña pelirroja -decretó Oroguram con creciente satisfacción.

Kazumi se sorprendió de que hubiera pasado ya el turno de Wissenmon, de su hermana y de Wissenmon de nuevo y ya le tocase a ella.

¡No había tenido tiempo para relajarse!

Y al observar inconscientemente hacia arriba, ahí estaba de nuevo el rostro de aquel niño pijo que tanto detestaba.

.

La batalla de acertijos continuó, donde Kazumi seguía fallando, siendo algo preocupante. Muchos tachaban aquello a qué se debía a la galleta de luz que Sweetbublebeemon se comía. Pero ante lo inesperado, su hermana Izumi cuando había conseguido el número de respuestas necesarias para que Tentoytomon digievolucionara, fue cuando comprobaron que en las galletas no había trampa ni cartón.

Tentoytomon había digievolucionado a un ser parecido a una mariposa. Tenía forma humana y aunque se encontraba en el nivel seijukuki, su aspecto parecía la de una niña inocente que salía por primera vez al mundo exterior. Usaba una prenda de una sola pieza de color purpura que cubría sus atributos. Sus ojos eran negros y su pelo corto era de color dorado. Las alas tenían tonalidades de diversos colores pasteles que hacía que se viera muy linda. Recibía el nombre de Choumon, haciendo más énfasis en que se trataba de un digimon tipo mariposa.

Izumi al ver a su digimon digievolucionado suspiró de alivio. Podría conseguirlo. Ella también podría ser útil, pese a su nulo conocimiento. Sin embargo, le inquietaba que su hermana pequeña estuviera fallando tanto, cuando había comenzado muy bien.

En más de una ocasión le había preguntado si se encontraba bien, pero para su sorpresa, la niña le había contestado en un tono malhumorado que se encontraba perfectamente.

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La racha de Kazumi de fallos prosiguió, haciendo que perdiera la ventaja que inicialmente tenía. En contraposición, Wissenmon iba ganando terreno y acercándose al nivel kyuukyokutai. Su rostro hambriento seguía siendo lo que más destacaba en él, donde parecía no saciarse con la cantidad de galletas que había devorado. Ahora que se encontraba en la etapa kazentai, su tamaño había vuelto a crecer, pero manteniendo el balance con el peso de ambas hermanas. Además, seguía contando con ese cuerpo pegajoso, que hacía que no pudiera caerse del cuadrilátero aunque ellas hicieran algún movimiento en falso para provocar su caída.

Afortunadamente, Izumi había conseguido seguir acertando algunos de los acertijos, y ahora su digimon se encontraba en el nivel kazentai.

Seguía siendo de tipo mariposa, y aparentemente, sólo había crecido de tamaño. Aquella graciosa niña mariposa, se había convertido en una adolescente que usaba un vestido con el emblema del conocimiento tallado en el pecho y botas del mismo color que el vestido. Su cabello había crecido y parecía tener forma salvaje. Lo más destacado era el color de sus alas, de tonalidades azuladas cómo si tuviera un significado especial. Recibía el nombre de Aochoumon.

Además de todo eso, Oroguram les había advertido que una vez que Wissenmon obtuviera el nivel kyuukyokutai sufriría una transformación brutal, donde pasaría de ser aquel gusano asqueroso y hambriento a un digimon insecto, donde no sólo dudaría en atacarlas, sino en volar para que el balance en el cuadrilátero se perdiera y las dos humanas se cayeran irremediablemente.

Algo planeado estratégicamente, de lo que todos se habían quejado. Pues si Wissenmon conseguía el honor de atacar primero, ni Sweetbublebeemon ni su hermana digimon podrían responderle milésimas después, ya que estarían ocupadas en tener que rescatar a su respectiva compañera.

Además, habían más problemas añadidos a todos los humanos que allí se encontraban. La exagerada altitud en la que se encontraban, empezaba a afectarles y a no poder respirar bien. Todas las chicas fueron las que comenzaron a expresar esos síntomas, ante la preocupación del resto. Incluso Izumi y Kazumi se las veía que les costaba respirar. Tener que aguantar aquello junto al tener que mantenerse equilibradas y a pensar en el acertijo que Oroguram les decía, era mucho peor que una batalla cuerpo a cuerpo.

La falta de aire que sufría Kazumi era un añadido extra a todos los problemas por los que pasaba. Wissenmon seguía viéndose tan hambriento, que no dudaría en comérsela, si se la ofrecían como alimento.

Su horripilante cara de gusano empezaba a verse algo borrosa. Lo mismo que la cara de Satoshi.

La niña empezaba a perder la esperanza.

Ella había tenido la gran oportunidad de ganar la batalla…

¡Maldición!

¿Es que tendría que ver la cara de Satoshi antes de…?

-Siguiente pregunta para…

-Perdón, un momento -intervino de repente Isaki con mucha tranquilidad para lo que estaba pasando-. Disculpa que interrumpa -y aunque se tratara de un enemigo, la buena educación que tenía el niño, siempre estaría por delante-, pero si no es molestia quisiera hacer un cambio de lugar con algunos de mis compañeros.

¿Un cambio de lugar?

¿A qué venía esa tontería en aquellos momentos?

Incluso a Oroguram le parecía algo estúpido y sin sentido.

-Es que hemos estado todo el tiempo viendo las espaldas de Izumisan y Kazumichan, y considerando que Misatochan es la mejor amiga de Kazumichan, creo que sería conveniente que ella estuviera delante de ella, dándole ánimos, en vez de Ichijoujikun que apenas la conoce.

La explicación de Isaki tenía menos sentido, ya que la propia Misato no se encontraba muy bien cómo para animar a su mejor amiga. Se encontraba tan mal, que los ánimos que le daban Cuarzomon y Takeshi para que aguantaran, eran en vano.

-¿Pretendes hacerme reír? -comentó Oroguram en respuesta- ¿Acaso estás ciego cómo para ver que esa niñita no puede hacer nada para animar a la pequeña pelirroja?

Misato se sintió ofendida y haciendo un sobreesfuerzo, declaró.

-Sí que puedo… Si es por Kazumichan, haré lo que haga falta… -respirando entrecortadamente y tosiendo más de lo habitual.

Cuarzomon y Takeshi le pidieron que no gritase, ya que eso provocaba que fuese perdiendo más la energía.

Oroguram rio estrepitosamente ante las palabras sin sentido de aquella niña, que empezaba a necesitar de la luz de Piddomon para que no se desmayara.

Kazumi había gritado preocupada el nombre de su amiga. Pero las siguientes palabras de Oroguram, la hicieron reaccionar.

-¿Acaso crees que no es algún plan para ayudarlas? -decretó Oroguram.

-¿Y cómo vamos a ayudarlas si ella es la Einstein del grupo? -espetó Toji, donde no veía el beneficio que ellos pudieran otorgarle. Sólo el ánimo por parte de Misato, quién era la más cercana a Kazumi.

-Eso de Einstein… Yo ya lo dudo -murmuraba Satoshi para sí mismo.

Minami tenía ganas de gritarle de que lado estaba él. Ya que no había aportado ningún ánimo. Momoko tampoco, ya que ella sólo expresaba de forma decepcionante, lo poco que valía la pequeña Izumi. Pero ahora, encontrándose en el mismo estado que ella, no tenían ganas ni para hablar.

-¡Me da igual! -espetó Oroguram-. ¡Os aguantáis y os quedáis en el sitio en el que estáis! ¡Continuemos! -dirigiéndose a los integrantes que estaban en el cuadrilátero- ¡Pregunta para la pequeña pelirroja!

"¿Cuál es el animal que al ponerse boca arriba cambia de nombre? ¡Tic tac! ¡Tic tac…!"

Una pregunta que nadie sabía, porque no existía ningún animal que pudiera cambiar de nombre. Eso era algo imposible.

-El escarabajo -pronunció Kazumi con la confianza de vuelta.

¿El escarabajo? Se repetían muchos para sí mismo. ¿Por qué?

-Respuesta correcta -pronunció Oroguram sin mucho ánimo.

Sin comprender muy bien, porqué era el escarabajo, algunos de los que no lo sabían, captaron la indirecta en el mismo nombre del bicho.

Y después de tanto tiempo, Sweetbublebeemon pudo conseguir la siguiente galleta. Kazumi sonrió aliviada. Y miró para atrás, hacia dónde estaba Isaki, agradeciéndole el gesto de que quisiera cambiar de sitio, dándose cuenta de cómo la afectaba la presencia de Satoshi. El niño sólo sonrió en respuesta, animándola más. Y luego, al ver cómo Misato se esforzaba en sonreír, hizo que Kazumi se dejara de tonterías y pensara en ganar. No sólo para estar más cerca de dónde estaban sus padres, sino por sus amigos. De ahora en adelante, fijaría su mirada en Wissenmon, a pesar de que le parecía un digimon más horripilante que Kabuterimon.

Pero Wissenmon llevaba más ventaja a la hora de alcanzar el nivel kyuukyokutai. Sólo debían rezar para que el digimon fallase y Kazumi recuperase su ventaja.

.

Kazumi había ido acertando todos los acertijos que se le presentaban.

Su ánimo y confianza habían sido recuperadas tras las palabras de sus amigos que estaban a sus espaldas.

Ya no tenía la imagen de Satoshi ahí torturándola. Pues recordar que sus amigos, sus verdaderos amigos estaban detrás de ella, preocupados, le había hecho pensar en ellos y a mantener la calma. Especialmente, Misato, que pese a su estado, seguía animándola con todas las fuerzas que le quedaba. No podía decepcionar su esfuerzo.

Ahora sólo le quedaba una única pregunta para que Sweetbublebeemon consiguiera la última galleta para digievolucionar al nivel kyuukyokutai. Pero lo mismo le pasaba a Wissenmon. Ambos estaban a tan sola una galleta y a tener esa oportunidad de ganar.

Fuera de lugar, se encontraba Izumi, donde si la racha de buena suerte había ido a favor de Kazumi, ella la había perdido. Con la falta de aire, la chica no se daba concentrado y volvía a fallar. Incluso pudo escuchar la pullita de Momoko lanzándole a Minami, de la razón que tenía al no confiar en ella.

La siguiente pregunta iría para Kazumi.

¡Una respuesta más y ya ganarían!

-¡Siguiente pregunta! Estás escapando de un laberinto y tienes tres puertas delante. La puerta de la izquierda lleva a un ardiente infierno. La puerta del centro a un brutal asesino. Y la puerta de la derecha a un león que no ha comido en tres meses. ¿Qué puerta escoges? ¡Tic tac! ¡Tic tac…!

Kazumi pensó con calma. Trató de ignorar la sensación de falta de aire y el equilibrio que debía mantener. Pero su hermana había empezado a toser con bastante frecuencia y a no poder sostener el peso de sus propios pies, haciendo que el cuadrilátero se moviera.

El mantener el equilibrio fue más primordial que apenas pudo pensar en la pregunta. En cuanto todo hubo pasado, y la niña tuvo los pies quietos, se concentró de nuevo en la pregunta ante el nervioso tic tac por parte de Oroguram. Pensó de nuevo el acertijo para sí misma. Ninguna de las tres puertas ofrecía nada bueno, pero había que escoger una sí o sí. Le pareció algo extraño que se diera tantos detalles para la puerta donde estaba el león. Pero entonces, el dato de que el león no había comido en tres meses, fue lo que le hizo iluminar la bombilla. Si el león no había comido en tres meses, por ende, no debería estar hambriento, esa era una preconcepción falsa que muchos asociarían. Todo lo contrario, el león por no haber comido durante ese periodo de tiempo, tendría que haber muerto por inanición.

-La puerta…

-¡Piii! ¡Se acabó el tiempo! -proclamando satisfecha, donde las palabras que había dicho Kazumi a continuación como respuesta no lo daba por válida- ¡Qué pena que hayas respondido correctamente, fuera de tiempo! -añadió con falsa pena-. Porque eso te habría dado la oportunidad de que tu digimon digievolucionara al nivel kyuukyokutai y, seguramente, habrías ganado la batalla. Pero las normas son las normas. Y ahora, es el turno para Wissenmon -dijo eufórica.

El digimon llamado Wissenmon sólo hablaba para contestar a las preguntas, su mayor prioridad era comer que sólo gastaba energía en exprimir su cerebro para recibir la galleta de luz. Y ahora que estaba a un paso del nivel kyuukyokutai, se le notaba más hambriento que nunca.

-Pregunta para Wissenmon: Soy un número de tres cifras. La suma de las tres cifras es dieciocho. La primera cifra es la mitad que la segunda y un tercio de la tercera, ¿qué número soy?

Kazumi observó que aquel acertijo no tenía ninguna complejidad. De hecho, estaba a la altura de los primeros para conseguir las primeras digievoluciones. Y el hecho de que Wissenmon contestara sin pensárselo dos veces, la hizo ver que todo aquello, cómo se temía, había estado preparado para que ellas fuesen derrotadas.

-El 369.

-¡CORRECTO!

La sorpresa y el pánico recorrió por todos los humanos y digimon al ver cómo las hermanas Izumi no habían podido ganar la batalla de acertijos. Y ahora que Wissenmon se comía la última galleta de luz cómo si no hubiera un mañana, una potente luz lo iluminó por completo. El efecto de viento los sacudió por completo, donde todos los digimon alados, tuvieron que protegerse y cubrir sus ojos por inercia para que no se vieran dañados.

Cuando todo había pasado, ante ellos ya no estaba esa especie de gusano asqueroso y repugnante, sino algo mucho más horripilante. Un enorme digimon insecto de color negro como el carbón de tipo mosquito. Éste no paraba de frotarse las patas como los típicos mosquitos cuando limpian sus sensores olfativos en búsqueda de aquella sangre que tanto desean.

Algo realmente asqueroso, pero la voz de alarma de Sweetbublebeemon y de Aochoumon hicieron que ignorasen a aquella nueva forma de Wissenmon.

-¿Y Kazumihan?

-¡Izumihan también ha desaparecido!

La desaparición de ambas hermanas produjo una sensación de inquietud y de terror. Pero cuando Wissenmon voló mostrando sus alas y ese zumbido nervioso cómo de un mosquito revoloteando por tu oído, el movimiento leve del cuadrilátero les hizo pensar en una sola idea. ¿Y si por culpa de la digievolución de Wissenmon, ellas…?

No había mucho tiempo para pensarlo, sólo observar cómo efectivamente, los cuerpos de Kazumi e Izumi iban cayendo sin nada que pudiera ayudarlas, salvo sus digimon que volaron hacia ellas lo más rápido que podían.

Los gritos hacia ellas resonaron por casi todos sus amigos y a seguir a los dos digimon insectos, pero Oroguram los detuvo, advirtiéndoles que si las ayudaban, eso sería una infracción en las reglas y la consecuencia que tanto les tenía atados. Sin embargo, eso no impedía que Wissenmon persiguiese a los dos digimon que iban tras sus compañeras humanas, mientras murmuraba una y otra vez:

-¡Sangre! ¡Quiero su sangre!

-¡Ah! ¡Lo había olvidado! -dijo Oroguram como si el murmullo de Wissenmon hiciera que se acordara algo muy importante-. Por si no os habéis dado cuenta, ésta es la verdadera forma de Wissenmon. Un digimon que sólo piensa en comer lo que sea. Imagino que ya os daréis cuenta de que se alimenta únicamente de sangre. ¡Igual que los vampiros! Pero, aquí va una pregunta para vosotros que sois tan instruidos, ¿qué es lo que le pasa a un ser vivo, si se le succiona toda su sangre?

La respuesta era obvia, y a temer que Wissenmon, por su gula, succionara toda la sangre de un ser vivo, por lo que eso, significaba que…

-Si no queréis morir, os sugiero que Wissenmon no os pique y os succione toda vuestra sangre. Da igual si es un digimon o un ser humano, que Wissenmon succionará a todo aquel al que pique.

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La escena de la digievolución de Wissenmon había provocado que las dos hermanas perdieran el equilibrio de forma inevitable. Entre la luz y la propulsión de aire, todos estaban más enfocados en Wissenmon que en las terribles consecuencias que esa digievolución podía causar en las dos humanas que luchaban por mantenerse derechas sobre el suelo inestable. Ni siquiera sus digimon se habían percatado de algo que estaba frente a sus ojos. Aunque ojos cerrados, justificaba Izumi, que no podía culparlas por haberse dejado impresionar por la digievolución de Wissenmon.

En su larga caída cuesta abajo, nunca pudo agradecer haber estado tan alto, y tener la oportunidad de haber alcanzado a su hermana pequeña. Cogiéndola en brazos, Izumi se había percatado que su hermanita se había desmayado a causa del shock. La abrazó con tanta fuerza que se giró bocarriba para evitar que su hermanita se diera contra el suelo.

La caída al suelo sería inevitable. Aochoumon y Sweetbublebeemon estaban demasiado lejos para que pudieran alcanzarlas.

Ni un milagro las salvaría de tal trágico final.

Abrazando a su hermanita con más fuerza, Izumi pensó que al menos, si protegía con su propio cuerpo a su hermana pequeña, ella no se vería afectada por la caída. Estando de espaldas, ¿sería posible que su propio cuerpo actuase como colchón para Kazumi? No lo sabía, porque ella carecía del conocimiento cómo su padre y su hermana. Sería algo que probaría en la práctica y rezaba porque su teoría fuera correcta y que al menos, Kazumi pudiera salvarse de esa caída.

-Adiós, papá, mamá, Kazumi, amigos… Adiós, Tentoytomon -dijo sus últimas palabras entre lágrimas y cerró los ojos.

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Kazumi despertaba algo atontada.

No sabía muy bien lo que había pasado, ni siquiera dónde se encontraba. Poco a poco sus sentidos se actualizaron y empezó a recordar cómo había caído de aquel cuadrilátero inestable. Ahora se encontraba en tierra firme, sin ningún suelo que se movía de un lado para otro.

Eso era un alivio.

Sin embargo, al percatarse de que estaba sobre algo blandito y el escuchar los sollozos de su digimon, algo no cuadró en aquella escena.

Al fijarse a quién tenía bajo su cuerpo, se encontró con el cuerpo inmóvil de su hermana. Ella tenía la cabeza ladeada y cubierta de sangre. Sus manos estaban caídos en ambos lados como un peso muerto.

-Hermana… -murmuró Kazumi, moviéndola-. Hermana, despierta…

Los sollozos de Sweetbublebeemon la pusieron muy nerviosa, y al mirarla para que dejara de llorar, se encontró con algo aterrador. El digihuevo del digimon de su hermana estaba roto en pedazos.

Un compañero humano estaba ligado a su compañero digimon.

Un digimon podría renacer siempre y cuando su compañero humano siguiera con vida.

Pero si el compañero humano perecía, el digimon también lo hacía automáticamente. Una lección que habían aprendido con el padre de Natsumi y de Aki.

Kazumi se negaba a creer que su hermana hubiera muerto. Era imposible.

-Hermana… Despierta… ¡Despierta, por favor! -moviéndola constantemente, pero el cuerpo de Izumi carecía de alma. Ahora tan sólo era un cuerpo sin vida que podía ser movido como una marioneta a voluntad del que la usara para oscuros propósitos- ¡Hermana, por favor! -moviéndola con más fuerza y sollozando irremediablemente- ¡Por favor! ¡No te vayas! ¡Hermana! ¡No puedes dejarme! ¡HERMANA! ¡HERMANA, POR FAVOR, ABRE LOS OJOS!

Su voz sonaba entrecortada. Le costaba respirar y sólo mediante un sollozo desgarrador, podía curar ese sentimiento de opresión que le impedía el seguir respirando con normalidad.

La niña lloró sobre el cuerpo de su hermana mayor, lamentándose su pérdida y lamentándose el no haber sido lo suficientemente inteligente cómo para poder salvarla.

¿Por qué se había tenido que desmayar?

Si estuviera despierta, seguro que podría haberla salvado.

Llorando y llorando, ni Kazumi ni Sweetbublebeemon se percataron de cómo Wissenmon había llegado a tierra firme y se preparaba para atacar a la humana y a la digimon desamparadas.

Kazumi seguía llorando y culpándose.

Si hubiera hecho algo durante la caída.

Si no se hubiera desmayado.

Todo por su culpa.

¿Qué les diría ahora a su padre y a su madre?

¿Cómo afrontar una pérdida así?

No.

Se negaba a creerlo.

Tenía que haber alguna solución.

Tenía que haber alguna forma para que su hermana y su digimon renacieran.

No podía terminar así.

-¡HERMANA! -gritando su nombre con todas sus fuerzas.

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La niña abrió los ojos de repente. El agua salada de sus ojos iba en dirección contraria debido a la caída.

Ella y su hermana estaban cayendo. Izumi la sujetaba fuertemente y de espaldas contra el suelo, para impedir que ella se viera afectada por la caída.

Una escena que ya se había vivido antes.

¿O es que lo sucedido a su hermana había sido un sueño?

Ya lo pensaría más tarde. Dijo la niña con resolución.

Lo más importante ahora mismo es evitar que su hermana muriera.

-¡Hermana! ¡No te rindas! -le decía la pequeña viendo como Izumi se encontraba preparada para la muerte.

La niña observó hacia el sentido contrario. Sweetbublebeemon y Aochoumon volaban desesperadas en dirección hacia ellas. La diferencia para que pudieran alcanzarlas era demasiado grande e inevitable para que sucediese el final de Izumi y su digimon.

¡No lo iba a permitir!

Usando todas sus neuronas en aquel espacio de tiempo tan apretado y cargado de presión, la niña dio con una posible solución para que fueran salvadas.

Kazumi le pidió a su hermana que tenía una idea y que la sujetara con fuerza.

No hacía falta que se lo dijeran dos veces, Izumi tenían bien sujeta a su hermana pequeña. Sin embargo, le sorprendía cómo a pesar de esa situación tan delicada, la niña se mantenía firme y había sacado la portátil que no había estado usando desde hacía tiempo.

La vio encenderlo y hacer algo que la chica no daba entendido.

-Si pudiera acelerar la velocidad de Sweetbublebeemon, entonces… -mascullaba, tecleando con creciente habilidad.

E Izumi vio como en plena caída y sin perder la calma, su hermana trabajaba habilidosa con programas que para Izumi le sonaban a chino. No sabía muy bien lo que estaba haciendo, pero al ver cómo Sweetbublebeemon se acercaba más y más a ellas, pudo entender lo que su hermana pretendía.

Sujetándola con fuerza, le dio el ánimo necesario para que siguiera sin perder la calma. Sweetbublebeemon se iba acercando tanto que al estirar su brazo, Kazumi lo podía tocar con la punta de las yemas.

Sin embargo, había alguien más tras su propio digimon que se dirigía hacia ellas. Wissenmon. Éste, dio un parpadeo de luz e Izumi pudo visualizar un ataque potente hacia la retaguardia de Sweetbublebeemon.

-¡Cuidado! -gritó, protegiendo ella misma con su propio cuerpo a su hermana.

El ataque por la espalda de Wissenmon hizo que Sweetbublebeemon volviera a quedarse bastante distanciado de su compañera humana.

Estaban tan cerca de tierra firme, que Wissenmon iba a aprovechar la ocasión que se le presentaba.

-¡Morid! -volviendo a atacar.

Su ataque alcanzó el cuerpo de Sweetbublebeemon y la tierra tembló bruscamente ante algo potente estrellándose contra el suelo.

Aochoumon sólo pudo cerrar los ojos por inercia, para ver posteriormente el cráter que se había formado.

La humareda de polvo no simbolizaba nada bueno. Sobre todo, cuando sus datos empezaban a desaparecer. Eso sólo significaba una cosa.

-Izumihan… -se lamentaba la digimon viendo que todo había finalizado para su compañera y para ella también.

Wissenmon sonreía como un psicópata. Su voz era como el siseo de una serpiente que daba escalofríos. Pero ahora, con lo que había sucedido, no había razón para centrarse en nimiedades como esa.

El polvo fue desapareciendo y al poder visualizarse mejor, Wissenmon dejó de reírse.

Las dos humanas se encontraban pegadas a una especie de panal, donde si sus fosas nasales no le engañaban, aquello olía a miel.

Y ante él, una digimon de armadura dorada y negra y piel azulada se presentaba ante Wissenmon. Tenía forma humana y unos taconazos que contrastaban con lo que había tras su espalda, el abultado abdomen con su aguijón puntiagudo brillando.

Aochoumon en medio de sus datos a punto de desaparecer, contemplaba aquello asombrada.

Izumi no había muerto. Entonces, ¿por qué su cuerpo se desintegraba?

Entonces, la digimon sintió una potente luz recorrerla.

Aquella luz era la luz de la digievolución. Y sólo cuando estaba en medio de la digievolución, pudo comprender cómo la digievolución al nivel kyuukyokutai se producía de forma distinta a las anteriores.

Wissenmon se giró para mirar hacia su espalda, donde aquella luz cegadora lo alertaba de que la otra digimon también digievolucionaba.

La forma de Aochoumon creció hasta convertirse el de una mujer adulta. Tenía una armadura completamente negra, pero lo que más resaltaban eran sus brillantes alas de mariposa de colores cálidos. Algo puntiagudo y afilado estaba representado en su brazo derecho que parecía usarlo como si fuera una espada.

Las dos digimon se situaron en cada lado de Wissenmon. Éste, lejos de sentirse atemorizado, sonrió.

-Qué interesante. Una digimon con forma abeja y una digimon mariposa frente a un perturbado mosquito. ¿No es una ventaja algo injusta por mi parte? -a pesar de lo que había dicho, asustaba su tono de seguridad, así como ese siseo que no casaba con ese tipo de digimon-. ¡Ah! Ya me han llegado vuestros datos -comentó de repente, donde sus ojos rojos se habían movido de un lado para otro- Kunshuchoumon, digimon de nivel kyuukyokutai de tipo datos. Su ataque más poderoso es "Monarch Spade" -refiriéndose al digimon mariposa. Luego, se giró hacia el digimon abeja-. Y tú eres Hachimon, digimon de nivel kyuukyokutai de tipo datos. Su ataque más poderoso es "Deadly Honey". Sin duda vuestros ataques parecen igual de feroces como vuestra apariencia.

-Hablas demasiado -promulgó Hachimon, preparándose para atacar.

-Quitémosle las ganas -amenazó Kunshuchoumon con su filo preparado.

Pero Wissenmon no se amedrentó y con la velocidad de un mosquito, se situó detrás de las dos humanas que estaban salvadas en aquel panal pegajoso. Amenazándolas, les advirtió a las dos digimon.

-Si queréis atacarme, no dudaré en succionar la sangre de estas dos pelirrojas -y olisqueándolas como si aspirara un dulce aroma, dijo cosas muy relevantes-. Sin lugar a dudas, no existe mejor sangre que la sangre humana. Esa sangre que succioné del hombre que se envió para manipular la mente de ese amigo vuestro. La misma que succioné de la familia humana a la que pertenecía y que me usaron para su propio beneficio. Igual que les ocurrió a mis hermanos.

El miedo se acentuaba en las dos humanas, pero aún así, su curiosidad persistía en aquella terrible situación.

-¿De qué hablas?

-¿Qué quieres decir con la familia que te usó?

Kunshuchoumon y Hachimon descendieron hasta estar en tierra firme. Kunshuchoumon parecía querer iniciar algún ataque, a pesar de tener a las dos humanas de rehenes, pero Hachimon le detuvo. Hizo un pequeño movimiento con su mirada que Kunshuchoumon comprendió lo que quería decir. Sin embargo, ambas sabían que hacer eso, requería tiempo. Un tiempo que debían ganar

-De lo que somos mis hermanos y yo. De una historia de apoyo cuando nos vimos rechazados y nos vengamos de aquellos que nos dieron la espalda.

-Un compañero humano jamás haría eso -perjuró Hachimon, aprovechando esa oportunidad de tiempo que se le presentaba.

-¡Ja! ¡Qué ignorante eres! Vosotras tenéis la suerte de tener compañeras humanas benevolentes, pero ese no es el caso para todos.

-¡Me niego a creer que un compañero humano se aproveche de su compañero digimon! -decretaba ahora Kunshuchoumon.

-Si eso crees, entonces cambiarás de idea en cuanto escuchéis mis historia:

"Mis hermanos y yo, hace tiempo, nacimos como cualquier digimon. Nosotros fuimos de la generación en que con el nacimiento de un niño humano, nosotros nacíamos también. Sin embargo, la avaricia de los humanos no tiene límites y cada uno de mis hermanos, fuimos usados para sus perversos planes. En mi caso, yo fui un objeto de laboratorio. Alteraban mis datos a conciencia, me sometían a pruebas sin importar el daño que me hacían. Todo con la intención de convertirme en un digimon fortísimo y masacrar a los países que mi compañero humano denominaba como rivales.

Pero una vez que vieron que sus resultados eran fallidos, para evitar ser descubiertos, eliminaron todas las pruebas. Es decir, me mataron sin contemplaciones. Mi propio compañero humano. Aquel que yo debía proteger, fue el que me asesinó, porque era un fracaso de laboratorio.

La terrible y dura historia conmovía a Izumi y a Kazumi, incluso a pesar de cómo las tenía sometidas. Sin embargo, no atisbaron ninguna pena o remordimiento en Wissenmon por lo que su compañero humano le había hecho.

-Ahí fue cuando mi padre y mi madre aparecieron. Ambos me dieron una nueva vida, al modificar mis datos, pero conservando la misma alma y recuerdos que la vida que había tenido. En otras palabras, me transformaron en una especie que estaba por encima de los digimon. Un monstruo digital renacido y con más fuerza, un digiclon. Un digiclon con la oportunidad de vengarme contra los humanos que me usaron y me mataron como mosquito -riendo de su propio chiste-. Con el nuevo poder obtenido, tenía la capacidad de succionar la sangre de sus cerebros, el arma invencible del ser humano. Entonces, al succionar la sangre cerebral de aquellos genios, me di cuenta de que su inteligencia ahora era mía. Esa sangre que succionaba, era mi alimento y a la vez, me ofrecía más datos y conocimiento. Con todo eso en mi poder, y junto a mis siete hermanos, planeamos nuestro segundo plan. Masacrar a los digimon y a los agentes que estaban de parte de esos seres humanos tan despreciables.

Descubrir que la masacre en el Mundo Digimon no había sido sólo obra de Dunkelmon y Lichtmon fue una sorprendente revelación. Así como a atisbar ese rencor que Wissenmon sentía hacia los humanos.

-Pero masacrar a casi toda la raza digital no era suficiente para nosotros -proseguía Wissenmon donde sus ojos expresaban locura total-. Todos estábamos de acuerdo, en que si existía una alianza entre humanos y digimon, se debía a los llamado Niños Elegidos. Ellos fueron los que ocasionaron esa coexistencia entre humanos y digimon, y por ente, provocó que mis hermanos y yo fuéramos usados a conveniencia de los humanos.

"Por eso, secuestramos a vuestros padres, para atraeros y que sintieran en su propia carne la ansiedad y el terror que nosotros hemos tenido cuando fuimos compañeros digimon.

Su progenie pagará lo que nosotros hemos sufrido, a pesar de la benevolencia de nuestro padre, que aún cree en que vosotros recapacitéis y os deis cuenta del error de que un humano y digimon estén unidos."

Las palabras de Wissenmon asustaba tanto a las humanas como a sus digimon, que se encontraban preparadas por si Wissenmon hacía algún movimiento en falso.

-¿Sabéis por qué os cuento todo esto? ¡Porque no tenéis nada que hacer! -alegando con seguridad-. Con succionaros la sangre de vuestro cerebro, no sólo experimentaréis una muerte lenta y dolorosa, sino que también arrebataré todo vuestro conocimiento y eso me convertirá en el digimon más inteligente de todos -mirando a las dos digimon-. Con vuestra muerte, vuestras digimon morirán irremediablemente.

Izumi estaba tan aterrada, que ya no sabía sobre qué sentir miedo. Si sobre su voz tan escalofriante, sobre su pata afilada amenazando su garganta desnuda o sobre el hecho de que le succionara la sangre del cerebro. Su hermana pequeña a su lado, se sentía de la misma manera.

La resolución que había tenido antes, se había ido a pique, donde ya no tenía nada en mente. Era comprensible, pues, después de todo, Kazumi pese a toda su madurez, sólo tenía ocho años.

No iba a permitir que ese bicho le succionara la sangre a su hermana. Mirando a su digimon, se la encontraba preparada, pero manteniendo la calma como si esperase a algo. Al sentir como algo se movía sobre sus piernas, Izumi pudo comprenderlo.

-Si esperas que al succionar la sangre de mi cerebro, poseas más inteligencia, es que estás muy equivocado -expuso ella con valentía.

-No te burles de mí. Puedo oler la sangre de un ser humano y el conocimiento que alberga en su cerebro. Tú, pelirroja, lo posees, sólo que te has dejado vencer por la pereza, en vez de darle uso.

-Eso significa entonces, que ese mismo conocimiento lo posee cualquier ser humano, sólo que no se digna a explotarlo por dicha pereza, ¿no? -le seguía Izumi el juego.

Kazumi no entendían qué pretendía Izumi con esa charla, donde parecía querer librarse del ataque de Wissenmon, dejando a su hermana en la guillotina.

-Por supuesto. Pero el ser humano es tan monótono que sólo unos pocos, exploran más allá de sus horizontes.

-Pues allá arriba, hay por lo menos dos o tres con un buen conocimiento.

¿En serio Izumi estaba tratando de vender a sus compañeros? No se lo creía.

-Eso sin duda -apoyaba Wissenmon-. Por eso mismo, cuando acabe con vosotras, iré a por ellos, a pesar de la inmunidad que ellos tienen sobre mí y yo sobre ellos.

Izumi suspiró y tomando aire, como si las siguientes palabras le costase decirlas…

-Pues como has dicho, eso es injusto -tras una pausa silenciosa donde tanto Kazumi como Wissenmon se encontraban confusos por esas palabras, la joven explicó-. Cuando nos conocimos, tú sólo eras un digimon que prácticamente era un bebé. Con aquel nivel, incluso Tentoytomon podría haberte eliminado con su ataque, pero, al final, nos sometimos a la prueba de acertijos de Oroguram.

"Si aceptamos ese tipo de batalla, no fue porque tuviéramos las manos atadas, sino porque era lo adecuado, teniendo en cuenta que somos las hijas del portador del conocimiento."

-¿A dónde quieres llegar con tu absurda explicación? ¿Pretendes hacer tiempo o qué? -amenazándola con su pata afilada rozándole el cuello.

-¡Por supuesto que no! -expresó ella con total sinceridad-. Es solo que si esta batalla empezó para combatir nuestro intelecto, sería una estupidez que terminase a lo bestia como los humanos que todavía persiguen su instinto en vez de guiarse por la razón y la lógica.

Unas palabras totalmente ciertas y que no parecían de Izumi Izumi. Afortunadamente para la chica, había leído algunos libros y escuchado algunas conversaciones de su padre, por lo que en realidad, lo que hacía era copiar esas palabras y soltarlas en aquel momento, donde parecían detener a Wissenmon y a tomarlo en consideración.

-¿Por qué voy a volver a jugar a ese estúpido juego si ya tengo la partida ganada? Además, al haber recuperado todo el conocimiento en mi forma final, es imposible que podáis ganarme.

Pero las siguientes palabras, esta vez provinieron por parte de Kazumi, que entendía las intenciones de su hermana, bastaron para convencer a Wissenmon.

-¿Es que tienes miedo?

Wissenmon se rio socarronamente y aceptó el desafío.

-Pero esta vez vamos a hacerlo de forma más divertida. Será una muerte súbita. Si yo os gano por dos preguntas seguidas a una de vosotras, no vacilaré en chuparos vuestra exquisita sangre. Y si vosotras ganáis (que será imposible), me quedaré inmóvil durante cinco segundos para que podáis liberaros y que vuestras digimon puedan atacarme.

Algo imposible, ya que estaban pegadas al panal de miel en el que Hachimon había hecho para protegerlas de aquella caída mortal.

-Entonces, ¡Que comience el juego final!

.

Desde lo alto, todos observaban el suelo sin ver absolutamente nada. El hecho de que Oroguram se encontrase seria y de brazos cruzados con ambos marcadores sin ir a favor de victoria de nadie, daba a entender que las hermanas Izumi se encontraban a salvo, pero todavía batallando con ese horripilante digimon. Pero sin poder ver nada, la preocupación los asaltaba, especialmente en Misato.

Debida a la buena amistad que se tenían Koushirou e Iori, así como sus mujeres, Keiko y Noriko, había hecho que ambas fuesen amigas de toda la vida. Además, ambas tenían una madurez que sobresalía del resto de niñas de su edad, que las hacían ver como "bichos raros". Pero en medio de esa rareza, ambas lo ignoraban porque se tenían la una a la otra.

La morena tenía los ojos cerrados y las manos unidas a modo de plegaria, rezando de que nada terrible le sucediera a su mejor amiga, y pudiera salir victoriosa y sana y salva de su prueba. Aunque le costaba respirar y tosía de vez en cuando, quería creer que todo terminaría pronto y para bien.

-Tranquila. Ya verás cómo ganan -decía Takeshi optimista en un intento de tranquilizar a la Hida.

Pero su esfuerzo se vio en vano, cuando del otro lado, Shin empezaba a cuestionarse sobre el hecho de que vencieran ya que los digimon de ellas, no habían alcanzado el nivel kyuukyokutai como Wissenmon. El niño también tosía y se apreciaba junto a Daichi, como eran los primeros entre los niños varones, en verse afectados por aquella exagerada altitud. Satoshi apoyaba lo que decía su medio hermano por primera vez. Y para más inri, Momoko terminaba la faena, alegando lo inútil que sería con Izumi a su lado que carecía de conocimiento, entre toses continuas.

Takeshi estuvo a punto de echarles una buena bronca por desanimar así a las que rogaban por su vuelta, pero Saberdramon se acercó a los dos digimon ángeles y Nat con su mirada hacia abajo, como si pudiera ver lo que estaba ocurriendo y manteniendo una expresión serena, pese a sus constantes toses, dijo.

-Puede que Izumisan no sea un cerebrito como Kazumichan… … …Pero, estoy segura de que todo irá bien… … …mientras estén juntas.

-Nat tiene razón -dijo Isaki animado-. No deberíamos dar por perdido algo que no sabemos cómo está yendo, y que ha dejado bastante molesta a Oroguram -recordando su expresión fastidiada, donde parecía que todo no estaba saliendo como lo hubiera deseado.

Ese pequeño resquicio de esperanza era lo único que tenían para sujetarse para que las hermanas Izumi pudieran ganar y así, estar más cerca de sus padres.

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Abajo, la situación parecía estar en desfavorable situación para las hermanas Izumi.

La sorpresa de que siguieran con la batalla de acertijos, donde esta vez, serían ellos mismos quién soltasen las preguntas, parecía ser algo más lógico que, el supuesto tongo que las dos hermanas pensaban que habían, sobre todo en el acertijo final que Oroguram le hizo a Wissenmon y que provocó que pudiera comer la última galleta para que pudiera digievolucionar al nivel kyuukyokutai.

Sin embargo, estando las dos hermanas amenazadas con la pata filosa de Wissenmon con sus digimon esperando a que aquello que tenían preparado funcionase para salvar a sus compañeras, la situación se volvía a sentir como sobre aquel cuadrilátero movible.

Aún así, esperaban que con el tiempo que estaban ganando, aquello resultase un éxito.

Sin embargo, ahora tendrían que concentrarse y mostrar todo su ingenio para no caer en esa muerte súbita, y sobre todo, seguir ganando tiempo.

Lo más importante en aquellos momentos para que lo que se pretendía.

Por el momento, no había ninguna ventaja para nadie. Izumi se había sorprendido de cómo Wissenmon le había hecho un acertijo relativamente fácil. Sin embargo, estaba claro que si lo había hecho era para que se confiara.

No importaba.

El caso es que necesitaban ganar tiempo. Y Wissenmon no sospechaba de nada.

-Quién lo hace, no lo dice. Quién lo recibe, no lo sabe. Quién no lo sabe, no lo quiere. ¿Qué es? -preguntaba Kazumi.

Wissenmon rio por lo absurdo que resultaba su acertijo, y melosamente, le había contestado.

-La mentira -pronunciando con misterio y riéndose con más ganas-. Mi turno, pequeña pelirroja. Aliméntame y viviréeee -acercándose más a la niña con deleite-. Dame agua y moriréee -haciendo lo mismo pero con Izumi- ¿Quién soy? -volviendo a dirigirse a la niña.

La niña, ignorando el miedo y el repelús que le producía su propia existencia, soltó una mueca sarcástica y con valentía le espetó.

-En lo que acabarás convirtiéndote cuando Hachimon y Kunshuchoumon te venzan, en "fuego".

Wissenmon rio con más ganas, después de añadir que era correcta la respuesta. Con más melosidad, se enfocó en Izumi, animándola en que era su turno para que expusiera su pregunta. Los pocos acertijos que Izumi sabía eran aquellos que había visto por Internet o uno que se le había ocurrido a su padre, tras haber observado algo realmente curioso. Pero decidió usar esa carta cuando estuviera en desventaja, así que dijo otro de los tantos acertijos que había visto por Internet.

El juego siguió durante el tiempo que a Wissenmon le había parecido más que suficiente, así que con el deseo de finiquitarlo, y observando que la joven no poseía un excesivo ingenio en comparación con la pequeña, le puso un acertijo tan complicado que el punto de ventaja lo llevó Wissenmon. Si en la siguiente, también fallaba, se produciría la pérdida de la partida por parte de Izumi. Por lo que para evitarlo, tendría que hacerlo fallar.

Cuando fue el turno de Kazumi, el balance entre Wissenmon y la pequeña siguió manteniéndose de forma equitativa. Por eso, era ahora o nada, si querían evitar la muerte súbita.

Con gotas de nerviosismo resbalándole por el rostro, Izumi le hizo el siguiente acertijo.

-¿Qué tienen en común las siguientes palabras: Gamuno, mengano, agrumando, nominan, impone y comunas?

Kazumi agrandó los ojos al percatarse cómo su hermana había usado un acertijo que no estaba en Internet y que había sido creado única y exclusivamente por su padre. Algo que había compartido con ellas, con su madre y con los digimon, y que no había salido en ningún documento digital o escuchado por nadie. Pues aunque a su padre le había parecido algo gracioso, se imaginaba cómo se lo tomarían sus amigos de algo estúpido para lo que esperaban de él.

Sin embargo, para aquella situación resultaba como un salvavidas para la adolescente. Y por primera vez en su vida, vieron cómo Wissenmon había perdido toda su confianza y se saturaba con la infinidad de posibilidades que ofrecían unas palabras sin sentido unas con otras.

-El tiempo se acaba -provocaba la pequeña Kazumi.

Y sin haber tomado un tiempo límite como referente, las dos hermanas imitaron a la pérfida Oroguram de que el tiempo se había terminado.

-¡Mec! ¡Se acabó el tiempo! -expuso Kazumi con satisfacción.

-La respuesta correcta es que reordenándolas, todas esas palabras componen los nombres de digimon: Agumon, Angemon, Garudamon, Nanimon, Piemon y Sakumon.

-Supongo que estarás confundido porque hay un error entre comunas y Sakumon -decía Kazumi con arrogancia-. Pero el idioma japonés no tiene letra occidental c, y en su lugar, se encuentra la letra occidental k. Y debido a su sonido fuerte, podemos escuchar de la misma manera ku con k y cu con c.

Que esas dos niñatas se burlaran de él, era algo que no iba a tolerar. Así que rompiendo con las reglas del juego y sin previo aviso, quiso succionar la sangre de la más pequeña y degollar a la otra, pero antes de que pudiera hacerlo, algo pequeño y en multitud saltaron hacia él, impidiendo que siguiera teniendo de rehenes a las dos Izumi.

Aquellas cosas eran pequeñas abejitas chiquitas y graciosas con un casco de obrero que salían del panal de miel. Pues al igual que la razón de cómo nacen las abejas obreras, en aquel panal y en todas sus celdillas habían huevos del que habían nacido larvas y alimentándose de la miel que escupía el panal, habían ido creciendo, transformándose en aquellas pequeñas abejitas con casco que atacaban a Wissenmon. Sin embargo, a diferencia de las abejas obreras de verdad, que necesitaban de muchos días para convertirse en abejas obreras, en el caso de esas pequeñas abejitas salidas del panal creado por Hachimon, se necesitaba de un tiempo más corto, unos minutos que las hermanas Izumi habían ganado y que ahora, representaba su mayor ventaja. Mientras unas estaban encima Wissenmon, otras ayudaban a las dos hermanas a que se despegaran del panal de miel. Pero Wissenmon tan furioso como estaba, de una explosión se quitó todas esas pequeñas molestias. Se dirigió hacia las dos humanas, pero más rápida fue Kunshuchoumon. Con su pata en forma de espada, le había atravesado el cuerpo y sangre de color amarilla, resbaló de la gran boca de Wissenmon.

El digimon balbuceó algunas palabras, pero todo terminó cuando Hachimon lanzó su ataque más poderoso de miel mortal que lo pulverizó al instante.

Con aquello la victoria se inclinó para las hermanas Izumi y sus digimon que no tardaron en celebrar emocionadas. Incluso las pequeñas abejitas que habían ayudado a las humanas, saltaban felices por la victoria.

.

Con la derrota de Wissenmon, el marcador que representaba el emblema del plato con cubiertos se oscureció ligeramente, y Oroguram, más molesta que nunca, anunció la victoria de las humanas y sus digimon, y luego, desapareció de la nada.

Los niños y sus digimon todavía estaban tratando de procesar lo que habían escuchado.

¿Habían vuelto a ganar?

¿Era en serio?

-¡LO HAN CONSEGUIDO! -gritó Minami eufórica siendo la primera en celebrar la victoria.

El resto les fue siguiendo, así como a algunos digimon soltar sonidos de su boca a modo de alegría. Pero lo mejor de todo, fue cuando ambas hermanas aparecieron con las nuevas formas de sus digimon. La primera en estar feliz de verlas había sido Misato.

-¡Kazumichan! ¡Lo has conseguido! ¡Qué contenta estoy! -comentaba entre lágrimas y más toses que nunca.

Hachimon se acercó hacia Piddomon para que Kazumi pudiera expresar en un abrazo la alegría que ambas tenían de que todo saliera bien.

-¡No me lo puedo creer! Incluso el digimon de Izumisan ha digievolucionado al nivel kyuukyokutai -espetó Shin asombrado.

-¿Cómo ha sucedido? -fue la pregunta curiosa de Redbeetlemon.

Antes de que pudieran explicar todo lo sucedido, la hoja que acreditaba el paso hacia un lugar más cercano hacia dónde estaban sus padres, apareció ante ellas.

-Tenemos tiempo para explicarlo más tarde, ¿verdad, hermana? -dijo Kazumi emocionada.

-Así es. Tenemos todo el tiempo del mundo para hacerlo -aseguró Izumi con la misma sonrisa de la pequeña. Una sonrisa que impactó a más de uno, que lo dejó embobado.

-Tenemos que marcharnos de aquí, de inmediato -dijo Hachimon, pensando más en los amigos de sus compañeras humanas, donde en sus rostros estaba dibujado la falta de aire, y cómo a pesar de todo, mantenían la felicidad por Kazumi e Izumi.

Tras haber activado la hoja, la puerta que conducía a su siguiente destino apareció con su voz robotizada que anunciaba el tiempo que les quedaba para cruzarlo. Sin embargo, ninguno le hizo caso. Estaban tan contentos de marcharse de ese lugar y seguir avanzando que las que más contentas estaban eran las hermanas Izumi que no paraban de mirarse la una a la otra con cara de complicidad.

Todos y cada uno de los humanos con sus digimon pasaron por la puerta que había en el cielo. Y al cabo de unos segundos, la puerta se cerró.

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Habían pasado un par de horas.

Los hijos de los elegidos y sus digimon habían llegado a su siguiente destino. Habían pasado desde lo más alto a tierra firme, donde más de uno besó el suelo cómo si no lo hubiera pisado en años. Y muchas de las niñas pudieron por fin respirar aire sin sentir que se ahogaban.

Los digimon de Izumi y Kazumi habían vuelto a ser Mochimon y tras avistar un lugar seguro para poder descansar, habían aprovechado para comer y de paso, contar lo que había pasado allá abajo. Todos estaban en círculo, menos Nat y Sanae que estaban un poco más apartadas del resto para seguir cuidando de Yuuta. El chico y Zabumon todavía seguían inconscientes. Seiichirou había intentado servir de ayuda con lo poco que sabía de medicina (de lo que había visto a su padre) y les había hecho un chequeo. A primera vista no parecía que hubiera nada raro, y que quizás es que se encontrasen inconscientes debido al shock o al cansancio de haber estado de un lado para otro sin parar. Algo que a Nat le resultaba demasiado familiar. Ella comprendía mejor que nadie, lo mal que lo debió haber pasado su hermano. Zabumon que era igual de fiel que Gabumon con su padre, seguro que tampoco habría descansado, ya que seguro que estaría más pendiente por la seguridad y los actos de su compañero humano, en vez de estar sentado compadeciéndose de su dolor. Y ahora, con Aki y Tsunomon no debió de haberles ayudado mucho tanto a su salud física como mental.

A pesar de que estaban apartadas, escuchaban con la misma emoción que el resto de cómo las dos hermanas habían derrotado a Wissenmon.

-Ehhh, ¿entonces a tu hermana se le ocurrió perder el tiempo para que las larvas que habían en el panal y creadas por Hachimon pudieran crecer?

Una mueca de asco surgió en el rostro de Momoko ante la palabra larva. Su simple mención hacía que a su mente se le viniera la imagen, y no tuviera más ganas de seguir comiendo. Ralmon y Aruraumon la imitaron por el asco que le daba pensar en algo tan asqueroso mientras estaban comiendo.

-¡No podemos hablar de algo que no sea asqueroso! -pedía Momoko.

-La verdad es que estoy de acuerdo -concordaba Misato, donde a ella tampoco le hacía mucha gracia el tema de la larva.

Izumi también apoyaba la idea de que no le agradaba que hablasen de bichos cuando estaban comiendo, ya que además, eso la hacía recordar a Wissenmon y su ambición en succionar sangre como un vampiro.

-Pero hay algo que no entiendo -murmuraba Daichi con algo de vergüenza, pensando que lo que fuera a decir era algo estúpido-. ¿Cómo es posible que se creasen esas abejitas en el panal de Hachimon, como si fueran animales de verdad?

-Es una muy buena pregunta -objetó Takeshi mirando a la Mochimon de Kazumi- ¿Cómo ha podido suceder?

-Pues la verdad… -el pequeño digimon se mostró pensativo. Pero después, una gota escapó por su cabeza y confesó-. No lo sé.

Todos casi se caen, pero entonces, Seiichirou, tras haberse ajustado las gafas comentó.

-Supongo que ése será otro de los misterios de los digimon. Así como a saber de dónde salen los peces que Gomamon usa para su ataque.

Todos estuvieron de acuerdo, pues si algo no podían explicar era la magia que poseían algunos digimon.

-Sin embargo -empezó Osamu con expresión seria-, la revelación de Wissenmon de que antes fuese un compañero digimon de un humano, lo que le ocurrió y lo que hizo, me tiene algo preocupado.

-Por no mencionar que el resto de esa especie que… ¿cómo habéis dicho que se llaman? -preguntaba Dokunemon a las dos Mochimon.

-Digiclones -contestaron los dos al unísono.

-Eso, digiclones, fueron los causantes de la masacre en el Mundo Digimon.

-Creíamos que sólo lo habían hecho Lichtmon y Dunkelmon, pero… -comentaba Earmon frustrada al mencionar el nombre de ese grupo de hermanos.

-Pero seguro que ellos masacraron a más digimon que los otros -teorizaba Tsukaimon. Pues el poder de Dunkelmon y Lichtmon parecía estar por encima del de los demás.

-Aún así, encajaría en la razón de porqué tienen tanto rencor contra los digimon y contra nuestros padres -apoyaba Isaki, donde el sólo hecho de pensar que existieran humanos que utilizasen a los digimon de manera poco ortodoxa, le parecía inhumano y hasta podría justificar la razón de esos llamados (ahora de nombre oficial) como digiclones en buscar venganza.

-Pero sigue siendo imperdonable -decretó Takeshi con el enfado en incremento, donde si no cambiaban de tema, sus amigos verían una cara de él que no les agradaría en absoluto.

-Sea cómo sea les venceremos -dijo Fireagumon animado-. Hemos logrado vencer a la mitad de su familia, y nosotros no vamos a ser menos, ¿verdad, Toji?

-¡Ah, sí! Claro -exponía el niño nervioso, mirando de reojo a Natsumi.

-Y nosotros estaremos ahí animándoos, ¿verdad, Earmon? -mirando a su digimon.

-¡Claro!

-Mientras no se coloque algo que te desconcentre -murmuró Kazumi con cierto desdén.

-¿Qué quieres decir? -preguntó Cuarzomon.

-¡Ah! Ahora que lo mencionas, Kazumihan lo estabas haciendo muy bien al principio con el juego de acertijos, pero después empezaste con una racha de fallos fuera de lo común. ¿No me digas que fue porque algo te había desconcentrado?

La niña arrastró un sí de muy mala manera, mientras miraba al culpable de todo, Satoshi. El niño que no le había quitado el ojo desde el principio, se sintió aludido con ese comentario. Y con una sonrisa de absoluta supremacía, le dijo.

-¡Oh! ¿Entonces eso quiere decir que te estaba poniendo nerviosa?

-¡Por supuesto que sí! -afirmó la niña, deseando echarle todas las culpas sin captar el doble sentido en su tono burlón- ¡¿Por tu culpa, por ponerte justo enfrente mía, me desconcentraste por completo y no pude mantener la mente fría?!

Isaki suspiró alegando que se imaginaba que la desconcentración de Kazumi se debía a eso. Su hermano a su lado, se lo quedó mirando sorprendido y comprendiendo porqué de repente había pedido un cambio de sitio.

-Era obvio que tenía que ser por él. Kazumichan siempre se ha mantenido serena y tranquila, y no hacía más que mirar para cierto lado. Entonces, recordé que pierde la compostura cuando se trata de él.

-Me sorprende que te hayas dado cuenta de algo así -expuso su hermano asombrado.

-Tiene razón. Ni yo misma me di cuenta -añadió Misato asombrada.

-Era cuestión de fijarse. Y tú, Misatochan no estabas en condiciones para fijarte en los detalles.

Pero ahora no había tiempo para eso, sino en cómo Satoshi se sentía emocionado de que estuviera tan presente en la mente de aquella niña que, tras el combate, le había empezado a llamar la atención.

Tras haber visto cómo había ganado, su sonrisa llena de felicidad le había impresionado tanto, que empezó a verla como una niña muy linda. Le había gustado. Y ahora saber que estaba tan metido en su cabeza, no podía evitar pensar que quizás a ella le gustaba también.

-Me alegro de que pienses tanto en mí -dijo el niño con una sonrisa de buen chico-. Eso alimenta mis esperanzas para estar contigo, pelirroja.

La declaración pública sorprendió a todos, y más a su hermana y a Aruraumon que no entendían por qué de repente a Satoshi le gustaba la niña, que tanto despreciaba.

-Se dice que cuanto más reñidos, más queridos, ¿no? -mirando a la niña, que a diferencia de Satoshi, sentía escalofríos ante el hecho de imaginarse con él.

-¡JAMÁS EN LA VIDA ESTARÍA CON UN NIÑO PIJO Y MALEDUCADO COMO TÚ! -exclamó ella perdiendo los nervios- ¡Y NO ME LLAMES PELIRROJA! -pues le traía malos recuerdos, ya que así era como durante la batalla, Oroguram se dirigía a ella, lo mismo que el horripilante de Wissenmon. Que ahora lo hiciera el niño que tanto detestaba, era el colmo de los colmos.

-¡Vaya! ¡Me gustan las chicas con carácter! -alegaba Satoshi donde seguía sin rendirse pese al rechazo evidente.

Kazumi estaba a punto de estrangularlo, pero fue detenida por su Mochimon y su hermana para que se volviera a sentar y se calmara.

-Satoshi -le habló Seiichirou a su lado con sonrisa de cómplice-. Si me permites un consejo de hermano mayor, así no es cómo se conquista a una chica.

Bolamon meneó la cabeza, murmurando cómo la personalidad galán de su compañero humano salía a la luz, después de tanto tiempo. Pues no era algo que sucediera frecuentemente, sólo ante las chicas que le gustaban, que hasta la fecha sólo habían sido tres. Pero con las tres con las que había salido, no había durado mucho.

-A una chica hay que conquistarla poco a poco, comenzando con charlas triviales. Luego, con el tiempo, te vas a acercando a ella, le vas soltando elogios y finalmente, te le declaras. Así es cómo se conquista a una chica -mirando de reojo a Izumi.

La chica al sentirse aludida se puso colorada. Pero hubo más de una persona que no le agradaba que Seiichirou e Izumi se juntaran.

-Hermana, no le hagas caso -le espetó Kazumi con desprecio.

Momoko por su parte se encontraba histérica.

Su hermano pequeño queriendo conquistar a la pequeña Izumi. Y ahora su hermano mayor, a la otra Izumi. Pero, ¿qué estaba pasando aquí?

Siendo tan buenos mozos cómo eran, ¿cómo podían aspirar a algo tan simple como aquellas dos pelirrojas? ¿Es que estaban ciegos o qué?

Sanae al observar aquello, donde para muchos era una escena muy amena y divertida, sonrió con pena y luego, mirando a Yuuta dijo.

-Qué envidia. Todos parecen estar avanzando, mientras que yo…

-Sanae -murmuraba su digimon con pena.

-No te agobies, Sanaesan -le dijo Natsumi-. Seguro que muy pronto mi hermano te dirá lo que siente.

-¿Eh? -la Yagami se puso colorada al ver cómo sus sentimientos eran correspondidos, y que además, lo supiera la hermana del implicado.

La propia Sanae algo sospechaba de los sentimientos de Yuuta, debido a su confianza extrema y su cercanía tan descarada, pero ese miedo… ese miedo e inseguridad que siempre había estado con ella desde que tenía uso de razón, le hacía creer que en el fondo sólo la quería como una hermanita y no cómo algo especial.

-Estoy convencida que una vez, cuando pase todo esto, y podamos superar la muerte de mi padre, mi hermano te dirá lo que siente.

-¿Cómo puedes estar tan segura? -le preguntó Piomon extrañada, donde en ningún momento le daba la impresión de que Yuuta fuera a declararse a la Yagami.

-Digamos que algo he aprendido en mi batalla. Y también, me he dado cuenta de que mi hermano y yo somos más parecidos de lo que pensábamos. Y no solo en el temperamento heredado de nuestro padre -añadiendo con una sonrisa divertida.

Las palabras de la rubia hicieron que Sanae la mirase con atención, y se diera cuenta a lo que se refería.

-Eso quiere decir, que una vez que termine todo, ¿le dirás a Ichijoujikun lo que sientes?

Su charla era baja para que nadie las escuchara y se entrometieran en asuntos personales que sólo les pertenecía a ellas. Las risas divertidas de los demás, opacaban la conversación tan íntima que estaban teniendo.

-Seguramente lo haga… -suspirando con fuerza- Aunque no sé cuando -sonriendo tristemente. Puede que tuviera la determinación de no rendirse y a luchar por recuperar esa amistad que habían forjado para transformarla en amor, pero había algo muy importante que Natsumi necesitaba para dar ese paso hacia él, el valor.

Sanae sonrió y luego soltó un pequeño suspiro pesado.

-Va a ser una pena. Me hubiera gustado mucho tenerte de "hermanita". Y no sólo por parte de Yuuta -mirándola con dulzura-. Pero tus sentimientos son primero y eso es algo que debe respetarse.

-Muchas gracias, Sanaesan.

Sin duda alguna, siempre va a haber una buena y eterna amistad entre Yagamis e Ishidas.

-De todas formas -hablaba Seiichirou cortando la polémica creada por las nuevas declaraciones de amor-, me alegro mucho de que la muerte de Izumichan sólo haya transcurrido en el sueño de Kazumichan.

-¡Es verdad! Si le pasara algo a alguno de nosotros… -seguía Misato sin querer imaginarlo.

La Mochimon de Kazumi viendo cómo su hermana digimon e Izumi se mantenían algo serias y pensativas, les preguntó qué les pasaba.

-Es que yo he soñado lo mismo. Pero en mi caso, fue desde mi punto de vista -alegó la Mochimon de Izumi-. Aunque, la verdad es que sentí mi desaparición demasiado real.

-¿Cómo qué real? -pedía saber Penguinmon.

-No sabría explicarlo muy bien.

-La verdad es que… yo también he soñado lo mismo. Pero también, desde mi perspectiva -alegó Izumi, donde un mal presentimiento empezaba a rondarla.

Al principio, ella había creído que su muerte había sido producto de un sueño. Que quizás le hubiera pasado como a Kazumi y desmayado durante la caída, y vuelta a reaccionar segundos después. Pero el sueño, se había sentido tan real, el golpe tan fuerte y doloroso que le daba terror imaginar que hubiera sucedido de verdad. Pero ahora que su digimon había declarado que había soñado con lo mismo, algo pululaba por su mente.

-Son demasiadas coincidencias, porque yo he soñado lo mismo pero desde mi punto de vista -declaraba el Mochimon de Kazumi. Sentir la pérdida de su hermana digimon había sido muy dolorosa. Recordaba cómo sus lágrimas habían mojado sus mejillas. El sentimiento de pérdida e impotencia de haber perdido algo importante y no haber hecho nada para poder salvarla. Haber visto a su compañera humana llorando desgarradamente, le había dolido tanto que no había sabido cómo calmarla. Pero el digimon, creyendo que se trataba de alguna treta del enemigo de manipulación mental para confundirle, lo había pasado por alto cuando había visto de nuevo a su compañera humana y a su hermana caer.

-¿Estáis insinuando que las cuatro habéis soñado con lo mismo? -preguntó Shin sin comprender muy bien qué significaba aquello y sujetándose muy fuerte a Kawamon.

-Y si en realidad, no lo hemos soñado -mirando a su hermana con la misma idea en común que tenía ella-. Y si en realidad, ¿hemos retrocedido en el tiempo?

Sino fuera porque lo decía la seria y sensata de Kazumi, todos se reirían de aquella broma tan absurda. Pero si la niña lo decía con miedo en la voz, es que entonces, podría ser cierto, y eso significa que el enemigo tenía un poder aterrador.

De repente, se escuchó la voz divertida de Oroguram haciendo eco por el cielo. Una voz que era escuchada por todo aquel extraño mundo.

-¡Atención queridos radioyentes! ¡Antes de nada, me gustaría felicitar a las ganadoras de las dos batallas de hoy! ¡Pero no lo celebréis demasiado rápido! ¡Recordad que os quedaban los rivales más débiles del grupo! ¡Ahora vienen los verdaderos rivales de verdad, los más poderosos! ¡Dunkelmon y Lichtmon del orgullo, Freundmon de la ira (a estos tres ya los conocéis) y Wertmon de la avaricia!

"¡Los herederos de esperanza y luz podrán corroborar el enorme poder que tienen Dunkelmon y Lichtmon! ¡Pero tranquilos, que cómo se ha dicho, vuestro turno será el último! ¡Aprovechad para descansar porque mañana se librarán los tres últimos combates para que podáis rescatar a vuestros padres y a sus digimon! ¡Eso si siguen con vida! -riéndose a carcajada limpia-. ¡Así que si habéis tomado buena nota, y teniendo en cuenta que los herederos de esperanza y luz son los últimos, los siguientes serán los herederos de la amistad y del valor! ¡¿Quiénes serán los siguientes?! ¡Pronto lo descubriremos!"