MARAÑA · Réquiem de fuego e hielo

1ª PARTE

-Entonces, levantad las manos los que estéis a favor de tocar la celda.

El número de manos que fueron levantadas correspondió a casi todos los hombres con sus respectivos digimon. Resultaba curioso cómo las dos parejas matrimoniales parecían estar en discordia con ese tema. Aunque lo más curioso era ver cómo Agumon había cambiado de opinión y no había levantado la mano estando a favor, cuando antes había estado dispuesto a seguirlo en su (quizás) camino a la muerte.

-Es que después de haber escuchado a todos, estoy de acuerdo en que eso entristecerá mucho a Meiko. Y ella ya ha sufrido bastante con lo de Meikuumon -se excusaba el digimon.

Taichi aceptó su opinión sin queja alguna. No podía manipular su forma de pensar para que estuviera de acuerdo con él, sólo porque era su compañero digimon.

-Entiendo -dijo simplemente. Tras pedir que bajasen las manos, donde a primera vista, parecía que había una ligera ventaja, pidió que levantasen las manos los que estaban en contra con la idea.

Tal y cómo había imaginado, Iori se abstuvo de levantar la mano, al igual que Armajimon, por lo que todo se inclinó hacia un lado al contar el número de manos levantadas. Como era de esperar todas las mujeres y sus digimon junto a Jou y Gomamon, votaban en contra. Sonrió con tristeza tras haberlas contado, y luego se enfocó en la celda.

-Bueno… Esta es la decisión que hemos tomado. Así que, lo siento mucho, pero -dirigiéndose a los tres que no habían votado: Iori, Armajimon y Hawkmon. Que Iori y Armajimon se abstuvieran podía entenderlo, pero que el digimon de Miyako también lo hiciera y no decidiera apoyar a su compañera, indicaba que el digimon también se encontraba con la mente dividida y dándole la razón a ambos lados.

Miyako observaba con ligera furia a su digimon por no estar de su parte. El digimon con las manos juntas, le pedía perdón y explicando sus motivos.

-Lo siento mucho, Miyakosan. Pero Kensan y los demás tienen razón. Pero tú también la tienes, por eso no he podido elegir.

La mujer se sintió molesta. No solo su marido no la apoyaba, sino que tampoco su digimon. Sin embargo, atendió al discurso que daba Taichi para solucionar este empate que se había generado.

-Tenemos que deshacer el empate de alguna manera. No es necesario que votéis los tres. Con uno de vosotros será…

-¡UN MOMENTO! ¿De qué empate hablas? -interrumpió Piyomon con su ala levantada con firmeza-. ¿No ves que ha ganado la decisión que está en contra?

-¿Qué dices, Piyomon? -Patamon voló hasta el ave rosada con la misma confusión que el resto pintado en la cara. Claramente, con la abstención de Hawkmon, dejaba a ambas partes con el mismo número de votos-. ¿Es que no sabes contar o qué? -no era una pregunta ofensiva, pero le extrañaba mucho su comportamiento.

Podía entender que se debiera a las circunstancias en las que se estaba enfrentando. La pérdida de Gabumon, el que Sora hubiera perdido el conocimiento para despertar sin recordar a nadie, el estar encerrados y que sus hijos estuvieran ahí fuera enfrentándose a un terrible peligro… Pero ni aún con eso, era justificación para actuar como una desatendida.

-¡Por supuesto que sí! -respondió ella con tanta firmeza que asustó al pequeño digimon- ¡Por eso mismo que la parte en contra ha ganado por una diferencia de tres votos! -seguía la digimon con convencimiento en lo que decía.

Sin entender muy bien de qué hablaba la digimon, fue Agumon el que con ínfulas de sabelotodo, contó a las personas que habían votado a favor y en contra.

-Taichi, Veemon, Daisuke, Patamon, Takeru, Tentomon, Koushirou, Woormon y Ken por un lado. Y por el otro: yo, tú, Tailmon, Hikari, Gomamon, Jou, Miyako, Palmon y Mimi.

-¿Y Sora, Gabumon y Yamato qué? ¿Es que no los cuentas? -exigía ahora la digimon con más ganas.

Comprendiendo ahora a quiénes se referían con los tres votos a mayores, tanto Taichi como Koushirou le recordaron con sumo pesar que Yamato y Gabumon ya no estaban entre ellos. Y como Sora estaba en otro lugar al que ellos no podían acceder, no podían contar con su voto.

Se lo habían explicado a la digimon de la forma más amable y consideración para no herir sus sentimientos. Pero explicar algo que hasta a ellos le costaba, hacía abrir esa herida que algunos tenían y que había empezado a sanar, como era el caso de Takeru.

Sora seguía como en la babia, perdida entre aquellos desconocidos y sin saber qué hacer o de qué hablar. Era como si no le molestase el no saber quién era y quiénes eran las personas y los seres que allí estaban con ella.

Algo extraño hacía que se sintiera sin ganas de nada, como si la vida ya no tuviera sentido para ella. Sentía cómo su corazón estaba roto en miles de pedazos y se hubiera quedado sin fuerzas, donde ni siquiera las tenía guardad en reserva para poder llorar.

Pero la voz de aquella ave rosada que tenía sujetas sus manos y que en ningún momento se las soltaba, la sorprendió al gritarle a aquellos dos hombres.

-¡PERO YO SOY SU REPRESENTACIÓN! ¡SI SORA ESTUVIERA COMO SIEMPRE, ESTOY CONVENCIDA DE QUE NO APOYARÍA LA IDEA DE QUE SU MEJOR AMIGO SE ARRIESGARA DE ESA MANERA! ¡LO MISMO CON GABUMON Y YAMATO! ¡A ELLOS NO LES HARÍA NI PIZCA DE GRACIA QUE MURIERAS CUANDO PUEDEN EXISTIR OTRAS OPCIONES!

-Pero, ¿qué opciones…? -quiso hablar Tentomon.

Pero Piyomon estaba tan exaltada que continuaba hablando en nombre de los tres que no estaban con ellos.

-¡GABUMON Y YAMATO NO SE HICIERON LOS HÉROES QUERIÉNDOLO AL IR A AQUELLA MISIÓN PARA SALVAR LA TIERRA Y A TODOS LOS QUE QUERÍAN! ¡ESTOY SEGURA DE QUE ELLOS SE ARRIESGARON, CON LA ESPERANZA DE VOLVER SANOS Y SALVOS! -empezando a llorar- ¡¿CREES QUE NO PENSARON EN CÓMO SU MUERTE PODRÍA AFECTAR A AIYOMON, ZABUMON, PYOKOMON, TSUNOMON Y A LOS NIÑOS?! ¡¿Y… Y… Y TAMBIÉN… A SORA… … …Y A MÍ?!

Las palabras de Piyomon hizo que Tailmon se diera cuenta de que la digimon se encontraba igual de enamorada de Gabumon, como ella aún lo seguía estando de Patamon. Pero estaba ese trauma del pasado, la muerte de Snowpoyomon y de Kibou, cómo para no poder poner sus propios sentimientos, en pro de su deber como compañera digimon para lo que había nacido.

Tailmon estaba convencida que debido a aquel incidente, Piyomon había tenido que guardarse sus sentimientos y hacer como ellos, no volcarse en sus sentimientos personales y enfocarse en su deber principal como digimon y proteger a su compañero humano y a la familia que tuviera.

-¡EL AMOR QUE SORA LE TENÍA A YAMATO ERA TAN FUERTE QUE YO NO ESTABA A SU NIVEL! -continuaba la digimon entre lágrimas, sujetando con más fuerza las manos de Sora- ¡PARA SORA, YAMATO ERA SU MUNDO! ¡Y YAMATO LO SABÍA! ¡SABÍA QUE ÉL SIEMPRE SERÍA SU APOYO INCONDICIONAL! ¡SÓLO ÉL…! ¡ASÍ QUE…! ¡ÉL JAMÁS SE SACRIFICARÍA, SABIENDO LO QUE PUEDE OCASIONAR…! ¡¿CÓMO PUEDES HACER TÚ ALGO ASÍ, CON LO QUE YAMATO LUCHÓ PARA TRATAR DE EVITARLO?!

-Calma, Piyomon -trataba de animarla Palmon, empatizando con la rabia y frustración que estaba sintiendo.

Nadie tenía nada que decir al respeto. Los sentimientos que tenía Piyomon resonaban firmes por toda la celda, pero lo siguiente que proclamó fue suficiente para que la decisión sobre tocar o no la celda fuese consolidada.

-¡ASÍ QUE, POR SORA, POR GABUMON Y POR YAMATO, NO PIENSO PERMITIR QUE TE SACRIFIQUES! ¡SI LO HACES, ME DA IGUAL LO QUE PIENSEN LOS DEMÁS, QUE LUCHARÉ CONTRA TI PARA IMPEDIRLO!

-Bueno, Piyomon, eso es pasarse -intervino ahora Agumon. No le gustaba la opción de perder a su compañero, pero desde luego, no iba a tolerar que uno de los suyos, le hiciera daño.

-¡Piyomon tiene razón! -habló ahora Tailmon acercándose-. Estoy de acuerdo con ella -encarándose ahora a Taichi-. Si aún así insistes en querer tocar la celda, yo también pelearé para impedirlo. Por lo dicho por Piyomon y por los sentimientos de Hikari.

Hikari se sintió agradecida con su digimon. Algo que desde luego no le había gustado mucho a Takeru. Patamon, viéndolo, tuvo que saltar en defensa de su compañero y colocarse delante de Taichi y Agumon, amenazando con que si querían impedirlo, pues tendrían que pasar por encima de él. Fue entonces cuando Palmon se unió también a la causa de querer impedirlo, por lo que Tentomon tuvo que responder en contraposición.

La tensión que se respiró en ese momento, fue inquietante para que algunos empezasen a temer la repercusión que pudiera suceder. Miyako había abandonado su molestia hacia Hawkmon, y lo abrazaba tan fuerte como si fuera un peluche. Ken, sintiendo su miedo, se puso delante de ella con rostro grave para proteger a su mujer, si los daños llegaban hasta ella. Puede que estuviera a favor de que Taichi tocara la celda, pero por encima de todo eso, más importante era la seguridad de su mujer.

Pese a que muchos estaban dispuestos a pelearse de verdad por una decisión, donde se había decidido votar democráticamente, Taichi les recordó el espacio tan pequeño en el que se encontraban, así como el peligro que podían correr todos si tocasen por accidente esa celda maldita que ignoraban si les hacía un daño mortal o no. Con gran pesar, y con la firme determinación de las digimon féminas, y como líder, tuvo que aceptar el no tocar la celda y continuar en el mismo punto en que el que estaban desde el principio. A la espera paciente de que alguien los viniese rescatar.

Sólo deseaba que no fuese demasiado tarde… Porque si volvían a sentirse desnutridos como antes, estando al borde de la muerte, Taichi actuaría por voluntad propia y tocaría la celda.

Si estaban equivocados y no existía ninguna barrera contra ellos, entonces recibiría de buen grado los ataques de Piyomon. Pero, si por el contrario, esa barrera lo dejaba hecho cenizas, también lo aceptaría.

Sonrió para sí mismo al ver que de una u otra manera no iba a salir bien parado. Pero esa era su decisión. Una decisión que no se lo diría a nadie, ni siquiera a Agumon.

Así que, cuando llegase al otro mundo, tendría que soportar también la zurra que le diese Yamato por inconsciente.

Ahora, por el momento, sólo quedaba esperar…

Una larga espera que había durado horas, y que para ellos, les había parecido días.

Durante unas horas, los elegidos y sus digimon pasaban del calor abrasante al frío más ártico.

Como no existía periodo de día o de noche, sino que el cielo se mantenía con esa tonalidad oscura las veinticuatro horas, habían asociado que las altas temperaturas eran las horas del día, mientras que las bajas, las de la noche.

Ahora, con ese frío polar de nuevo, sentían que otro día había pasado. Miyako y Hikari se arrejuntaban a sus respectivos maridos en busca de ese calor corporal tan necesario.

Hace unas horas habían estado en desacuerdo por la decisión de la celda, pero eso no era razón para que estuvieran peleados y que su matrimonio corriese peligro.

Mimi y Sora eran las únicas que no recibían calor corporal masculino. Piyomon se dedicaba enteramente a su amiga, hablándole de vez en cuando sobre Yamato, sobre sus hijos y sobre ella, con la esperanza de que recuperara sus recuerdos. De vez en cuando, Taichi o el resto, la ayudaban, hablándole del pasado, pero era como hablarle a una pared. Ella escuchaba, pero parecía que le entraba por un oído y le salía por otro.

Jou había comentado que quizás el impacto emocional seguía presente en ella de manera inconsciente. Algo tan complejo que no daban entendido cómo era eso posible. Pero como se decía, cada persona era un mundo distinto.

Por otra parte, Mimi, dado el daño que le había provocado a su exmarido (y a Koushirou) y el distanciamiento con el resto, se encontraba sola, donde Palmon seguía a su lado, brindándole ese calor que ella necesitaba. En ocasiones como esa, la digimon agradecía ser lo suficiente grande para que su compañera pudiera abrazarla como un peluche.

Pero cuando escucharon la voz de Oroguram resonar por los cielos, avisándole de los últimos combates, los elegidos no pudieron evitar sentir una mezcla de emoción y miedo.

Sus hijos se iban acercando. Pero a medida que se acercaban, el peligro iría en aumento. Ellos lo sabían muy bien por experiencia. Así que rezaban para que no les pasase nada malo y tuvieran los milagros que ellos habían tenido durante sus aventuras cuando habían sido niños.

.

Milagro…

Esa era una palabra que generalmente sólo sucedía en la ficción. O eso es lo que los niños habían pensado.

Desde que habían aterrizado en aquel mundo, tenían que reconocer que se habían obrado muchísimos milagros. Pero ahora, con la teoría de que el enemigo pudiera retroceder el tiempo a voluntad, los niños y sus digimon se preguntaban, si no estarían caminando por el sendero que al enemigo le convenía.

Era cierto que no tenían otra que seguir hacia adelante. Pero ahora, más que nunca, se encontraban asustados.

El aviso de Oroguram de que mañana se celebraría los tres últimos combates.

El hecho de que el enemigo tuviera la voluntad de retroceder en el tiempo.

El tener que enfrentarse a digimon… o más bien, a digiclones más poderosos que los que se habían enfrentado.

La posibilidad de que en menos de veinticuatro horas pudiesen reunirse con sus padres…

¿Y si los encontraban muertos?

¿Y si no triunfaban?

El último combate sería contra Dunkelmon y Lichtmon. Es decir, Isaki, Takeshi y sus digimon tendrían que enfrentarse con esos dos poderosos digiclones, donde necesitaban más de un milagro para vencerles. Pues habían sido los principales instigadores de la masacre digital. Se enfrentaban a dos enemigos que eran mucho más poderosos que media comunidad digital junta.

Pero después…

¿En serio que sin ver al verdadero enemigo, a esos seres llamados Padre y Madre, rescatarían a sus padres y todo habría terminado?

Resultaba demasiado bonito para que todo terminase así.

El enemigo no habría pasado tanto trabajo para secuestrar a sus padres y a sus digimon, e imponerles ese juego de guerra para que al llegar a la casilla ganadora, todo hubiera terminado sin más.

Tenía que haber algo más.

Todos tenían pensamientos diversos, y era por eso, que apenas podían conciliar el sueño.

Tras las palabras de Oroguram, todos habían quedado mudos, que nadie se había atrevido a seguir teorizando sobre lo que pasaría al día siguiente. Sólo guardándoselo para sí. Otros, en cambio, se mantenían ingenuos y esperanzados de que al día siguiente, si ganaban, todo habría terminado. Pero sin ese sentimiento compartido, se lo habían guardado y a seguir de manera mecánica lo que se hacía. Comer en silencio y tratar de descansar algo, antes del duro día que les esperaría al día siguiente.

.

Mañana será el día en que nos enfrentemos a Dunkelmon y Lichtmon.

Me preocupa que eso pueda afectar en el carácter de Takeshi y que Tsukaimon digievolucione negativamente.

Nunca, ni siquiera papá o mamá, podrían imaginar cuánto odio tiene Takeshi almacenado hacia la oscuridad. Sólo espero que pueda brillar mi luz para evitarlo y hacer que Earmon digievolucione al nivel kyuukyokutai.

.

Mañana por fin me vengaré de Dunkelmon y Lichtmon.

¡Malditos! ¡No pienso perdonarles por lo que hicieron en el Mundo Digimon! Recordar cómo los digimon supervivientes luchaban y se esforzaban en seguir viviendo…

¡Imperdonable!

Si hubiera sabido en nuestra pelea que ellos habían sido los responsables, estoy seguro de que las cosas no habrían sucedido como ocurrieron, y Tsukaimon y yo habríamos vengado a los digimon.

Pensar en que todavía faltan dos duelos… ¡Me irrita!

.

Mañana terminará todo y por fin podremos ver a mamá, papá y los demás.

Por favor que Isakisan y los demás ganen su batalla. Necesito ver a mamá cuanto antes y disculparme con ella. Todavía no lo he hecho. Me sentiría fatal sino pudiera hacerlo.

Por favor, por favor, que todo salga bien. Que podamos encontrarnos con mamá y los demás. Quiero decirle que esta vez me esforzaré. Dejaré de ver animes de Idols si es necesario. Incluso estudiaré de verdad para entrar a la Tamachi.

Por favor, Dios, permíteme encontrarme con mamá y papá para disculparme y decirles que de ahora en adelante, seré una niña buena…

¿Eh?

¿Se puede saber qué hace ese acercándose a Natsumi?

.

Mañana por fin se decidirá todo.

Esperemos que a Isakisan y a los demás les vaya bien. Necesito volver a ver a papá y a mamá y confesarle el mal hijo que he sido desde que Minami se fue de casa.

Tengo que confesarles como a pesar de mi facha de niño bueno, maltrataba a Minami. Incluso cuando fuimos llevados al Mundo Digimon.

También tengo que confesarles como he caído tan bajo para sucumbir ante la oscuridad por unos simples celos. Y sobre todo, que por mi culpa, por haber querido distanciarme de Natsumi, que ella también cayera en el lado oscuro.

Nadie se ha dado cuenta, salvo ella.

Seguro que por respeto hacia mí, no se lo ha dicho a nadie, pero está claro que su caída en la oscuridad es por haber querido distanciarme de ella.

Eso prueba una vez más que le conviene Toji, y no yo.

Pero ahora, me da la sensación de que no se ha rendido.

Me emociona, pero…

Un ruido.

¿Él está despierto?

.

Mañana. ¿En serio llegará un mañana?

Descubrir que el enemigo puede retroceder en el tiempo da miedo.

Creía que esas cosas tan complejas y surrealistas solo ocurría en la ficción. Incluso Kazumi quedó desconcertada ante esa idea tan… Ni sé cómo llamarla. Pero seguro que papá se sentiría igual que ella.

Me da miedo, y sobre todo lo que pueda venir mañana.

Los tres últimos combates…

Por favor, que todo salga bien.

Que podamos recuperar a Akikun y podamos encontrarnos con papá y los demás. Que el tiempo no retroceda.

.

Mañana se celebrarán los últimos combates.

En unas horas todo se decidirá.

En esta prueba, el enemigo ha demostrado su naturaleza y no puedo culpar por las razones que los instigaron. Aunque tengo la extraña sensación de que el enemigo los están usando.

Pero… todavía seguimos sin saber quién es el enemigo. Esos entes que crearon a los digiclones. Tener que esperar hasta mañana para saberlo, me frustra. Necesito saberlo ahora…

¡Ahrg! ¡Lo que faltaba!

Ese Yagami despierto y metiendo cizaña en lo no le corresponde.

.

Mañana es mi turno.

Tendré que pelear.

Ainesan confió en mí.

Pero para ella es muy fácil. Ella siempre ha tenido seguridad y confianza en sí misma.

Yo nunca la he tenido.

Ni siquiera hice nada para ayudar a Yuuta cuando se volvió rebelde o cuando me golpeaba.

Sólo seguí siendo la sumisa que soy y llorando sin que nadie me viera.

Nunca he hecho nada.

Y esta vez, seguro que no será diferente.

Yo no poseo el coraje como papá o Toji para hacer que Snowoagumon digievolucione al nivel kazentai y mucho menos al kyuukyokutai.

Tener que dejarlo todo en manos de Toji, estando tal cómo está de afectado por haber descubierto los verdaderos sentimientos de Natsumi no me gusta mucho. Además, la responsable, la que tendría que llevar el asunto tendría que ser yo.

Pero…

Me avergüenzo de mí misma.

Me gustaría pedirle a Dios que me diera valor. Pero no puedo hacerlo, porque también deseo muchas cosas más.

Que Yuuta despierte pronto.

Que podamos rescatar a Akikun del enemigo.

Que podamos encontrar a nuestros padres sanos y salvos.

Y regresar a nuestra casa. A la vida pacífica que teníamos.

Son demasiadas cosas que es imposible descartar una. Por eso, no puedo pedir que Dios me de valor, porque también deseo todo lo demás…

¡Ah! ¡Toji está despierto! ¿Se está acercando a Natsumi? ¿Es que quiere hablar con ella en esta situación?

.

Mañana… ¿Cómo puede decidir el enemigo que todo sucederá mañana?

No es justo.

Hemos estado yendo al son que ellos marcaban, porque siempre hemos tenido las manos atadas y nos encontramos en un mundo totalmente desconocido.

Tener que enfrentarnos a esas duras pruebas. Tener que ver el lado oscuro que había tenido mamá…

Yo he sido la primera, y desde entonces, he tenido que ver cómo el resto de mis amigos han ido sucumbiendo a sus propias debilidades y al lado oscuro.

Mañana no será diferente del resto de días que hemos sufrido.

Sólo espero que Takeshi no padezca ningún sufrimiento oculto. Siempre he creído que era un niño dulce y alegre, pero últimamente, estoy empezando a ver que he estado equivocada. Tengo miedo por él. Deseo que su esperanza brille con todas sus fuerzas y que nos lo transmita para así no tener que pensar en retrocesos del tiempo a conveniencia y el poder reencontrarnos con nuestros padres…

¿Eh? ¿Qué está haciendo Tojisan?

.

Mañana es el día decisivo. El que decidirá el futuro del mundo humano y del mundo digimon.

Pensar que está en manos de los Yagami y los Ishida, me aterroriza.

Ahora que sabemos que el enemigo puede manipular el tiempo, me parece algo peligroso y con lo que deberán de andar con cuidado.

Aunque, es extraño que actuara en favor de Izumichan y de su hermana. Pensar en que ella ahora mismo podría estar muerto, me duele el corazón.

No puedo creer cuánto me ha impactado esa pelirroja. Supongo que será el karma por lo que mi madre le hizo hace años a Koushirousan.

Y vaya… Parece que no soy el único que insiste en conquistar a la chica que le gusta… ¡Ánimo, Yagami!

.

Mañana… ¿Será cierto que vendrá un mañana? ¿Acaso no estaremos repitiendo el mañana una y otra vez hasta que la situación suceda a favor del enemigo?

¿Por qué tiene que pasarnos esto a nosotros?

Ni siquiera papá ni… esa persona que me dio a luz y me abandonó… pasaron por este tipo de cosas.

¿Por qué tenemos que hacerlo nosotros?

No quiero volver a pelear. Ya he tenido suficiente.

Sólo quiero volver a casa con papá y Seiichirouniisan.

¡Ya estoy harto de todo esto!

Por favor, que el tiempo no retroceda y tenga que volver a luchar.

¡Oh! ¿Esa es la voz de Tojisan? Parece que él tampoco puede dormir… Aunque parece que va a hablar con Natsumisan. ¿Pretenderá intentar declararse una vez más? Sin duda, es el mejor momento para hacerlo. Deseo que te vaya bien y puedas hacer feliz a Natsumisan.

.

Mañana se celebrará el combate de Yuukun.

Espero que despierte pronto. Me está asustando el que esté tanto tiempo inconsciente. Seiichirou dice que no hay problemas y que es debido al cansancio y el estrés que ha acumulado, y sino fuera porque Satoshi me dijo que algo parecido le había pasado a su hermana, no me creería que cosas así pudiesen suceder.

Por favor. Que Yuukun salga mañana victorioso. Señor Dios, nunca he sido devota y siempre he sido muy egoísta, pero siento un amor puro por Yuukun. Aunque sé que no soy correspondida, al menos, deja que mi amor no correspondida pueda seguir adelante y sea feliz. Se lo merece después de todo lo que ha pasado.

Y vaya… parece que el pequeño Yagami no se rinde y piensa volver a intentarlo con Natsumi. Esos dos hacen una linda pareja. Seguro que se convertirá en la primera pareja del grupo en hacerse oficial.

.

Mañana será el día en que todo por fin termine.

Seguro que todo acabará bien. De lo contrario, les haré la vida imposible a todos los que fallaron. Aunque uno de ellos sea el engreído ese que le gusta tanto a Momo.

Ya he estado aguantando bastante tiempo a este grupo de pobretones que no tienen sentido de la moda. Tener que contener mis propias opiniones es un fastidio. Pero parece que sólo así, puedo integrarme en este grupo que nada me ha aportado, salvo la pequeña pelirroja.

Parece mentira que un niño tan hermoso como yo se sienta tan atraído por esa niña pelirroja.

Pero es que tiene una sonrisa tan linda… Aunque se ve que me odia mucho.

No importa.

Ya caerá en mis redes.

Cuando me propongo algo siempre lo consigo y esta vez no será la excepción. Y por lo que se ve, el Yagami también va a por todas con la rubia. Suerte con ella, que ya no me importa.

.

Mañana podremos estar de regreso a casa.

Eso espero. Me preocupa y me extraña la actitud que está teniendo Toji, especialmente con Natchan. Es como si quisiera demostrar algo o apurar alguna cosa. Quizás sólo esté pensando cosas sin sentido. Ya me tienen dicho que el pensar no es mi fuerte.

¿Hum?

¿Pero qué hace ese aún despierto?

¿Es que quiere recuperar puntos con Natchan mientras todos están durmiendo?

Me gustaría hacer que despierto y molestarle, pero algo me dice que no debo hacerlo. Sobre todo, cómo están las cosas alrededor de Natchan.

.

Mañana conoceré por fin a papá.

¿Qué pensará de mí en cuanto me vea?

¿Me querrá? ¿Alguna vez habrá pensado en mí?

¿Querrán acogerme?

No quiero volver a esa casa, donde aquellos que creía que eran mis padres, sólo me usaban para sacar dinero.

No quiero volver a esa vida donde me encontraba solo y todo el mundo se burlaba de mí.

Quiero quedarme con mi hermano, con Minamisan y los demás. Me siento como nunca me he sentido antes.

Feliz, alegre y con muchos amigos que me respetan y me apoyan.

¿Lo harán también papá y mamá cuando me conozcan?

.

Con toda esa variedad de pensamientos en cada uno de los hijos de los elegidos, que se encontraban más despiertos que dormidos, la gran mayoría tenía toda la atención puesta en cómo el hijo de Taichi, sin poder dormir (como los demás), se había levantado y acercado hacia la rubia, que tampoco descansaba.

Ella había decidido pasar toda la noche en vela para cuidar a su hermano y estar ahí cuando él despertase. Prácticamente, había obligado a todo el mundo, incluida a Piomon a que descansaran y que ella se ocuparía de todo.

No se trataba de ninguna temeridad, les había asegurado.

Pero tras haber pasado su turno, no tendría porqué preocuparse de lo que pasaría al día siguiente. Además, seguro que su hermano preferiría despertar y encontrarse con una cara conocida que a cualquiera de ellos. Lo lamentaba por Sanae, ya que también había insistido en quedarse con ella, pero teniendo en cuenta que su combate sería al día siguiente, y con un cincuenta por ciento de que fuera de los primeros, Nat preferiría que estuviera fresca y concentrada en su combate.

Ella, como muchos, podría dar fe de lo duro que era la batalla a la que se enfrentaban y cómo, extrañamente, aprendían una importante lección que los hacía madurar psicológicamente.

Ver cómo Toji se había levantado y se sentaba junto a ella, le hizo preguntar por qué se encontraba despierto y no se encontraba descansando como el resto. Pues de la misma manera que a Sanae, lo mismo tendría que afrontar Toji. Aún por encima, el niño tendría que llevar un peso muy grande en el combate por ser el que su digimon llevase el nivel más aventajado. Pues el digimon de Sanae, Snowoagumon, ni siquiera había llegado al nivel seijukuki. Un gran problema, ya que, por lo menos los enemigos anteriores, podrían ser vencidos fácilmente si digievolucionaban al nivel kyuukyokutai. Pero si era cierto que los siguientes, los tales Freundmon y Wertmon, eran más poderosos que los anteriores, se necesitaría de algo más para derrotarles.

Lo mismo ocurría con Dunkelmon y Lichtmon que parecía estar en un nivel muy superior a cualquier digimon de nivel kyuukyokutai. No era ningún farol el hecho de que ellos masacraran a casi toda la vida digital. Pues habían visto cómo Piddowomon y Holypiddomon no habían tenido ninguna posibilidad ante ellos.

Cuando Nat le había preguntado porqué estaba levantado, el niño le había respondido que le costaba dormir. Algo que ignoraba que le sucediera lo mismo a todos, y que, por lo tanto, estuvieran escuchando la conversación que ellos estaban manteniendo.

-Además… -continuaba con un leve rubor en sus mejillas. Puede que todos estuvieran fingiendo que dormían y no pudiesen ver el rojo de su cara, pero su tono delataba cada una de las expresiones que el niño tenía- quería darte las gracias -expresando con voz tímida.

-¿Las gracias? ¿Por qué? -preguntó ella donde no recordaba que se las mereciera. Al contrario, tendría que sentirse fatal con ella. Porque…

-Por haberme dado parte de razón cuando todos estaban en contra mía… La verdad, después de ver cómo Takeshi me amenazaba, pensé que… Dado que tú… Bueno… Que también estarías contra mía -concluyendo lo más brevemente posible.

La niña suspiró profundamente y sin atreverse a mirarlo, optó por ver a su hermano.

-Es porque tenías algo de razón y no me parecía muy justo que yo también te hostigara cuando estabas teniendo a todos en contra.

Eso alimentaba más sus esperanzas. Algo que Nat no quería. Ella sólo había expresado de forma sincera lo sucedido. Su combate le había enseñado mucho, y una de las cosas que más había aprendido, era el de apreciar a todos por igual. Aunque, su característica, el amor, hacía que tuviera a uno en especial sobre la cúspide. Y ese no era Toji.

Pero el niño le había dado un arranque en querer saberlo en aquel preciso momento.

-Oye… ¿Eso significa que yo te gusto? -preguntando con más arrojo que nunca-. Porque el rechazo que me diste hace días, tuvo que ser por la influencia del control de esa Liebenmon.

La niña seguía sin olvidarse de todo lo que le había pasado cuando había estado bajo el control mental de Liebenmon. Siendo una de las cosas más importantes cómo la declaración de Toji, y cómo ella le había rechazado públicamente.

Algo que sucedería antes o después, pero desde luego, la forma en cómo lo había hecho estando controlada, no era la manera. Y estaba convencida de que debido a ese control, todos lo tomasen como justificación y que en realidad apreciaba románticamente al Yagami.

Sólo su hermana (o eso pensaba) sabía que eso no era cierto, y algo le decía que se imaginaba quién era el niño que tan enamorada la tenía. El hecho de que se situara al lado de Osamu y le cantara la canción que su padre le había dedicado a su madre, parecían pruebas evidentes.

Por eso, que hasta que Toji no librase su combate, no quería decepcionarlo con su rechazo cuando la batalla a la que se enfrentaría, podría costarle la vida.

-Creo que no es el momento ni el lugar para hablar de eso -objetó ella carraspeando.

El resto que fingía dormir se habían quedado sorprendidos de cómo el pequeño Yagami se había arriesgado tanto, y a dar como supuesto algo que parecía obvio.

Sólo unos pocos, los que sabían de los verdaderos sentimientos de Natsumi, tenían diversos sentimientos. Pues para algunos les parecía aquello como una muestra de mediocridad, cuando él mismo sabía que ella amaba a otro. Era como si la estuviera obligando a que le correspondiera, pues rechazarlo, supondría una desconcentración en un combate tan importante para todos.

Sin embargo, el fandom del "osanatsu" (Osamu x Natsumi) que desconocían de los sentimientos de la muchacha y de su actual decisión, se encontraban decepcionadas y empezando a pensar que la pareja que tanto apreciaban se estaba yendo a pique. Sin Aine con ellos, para que le diera un buen coscorrón tanto a uno como a otro, Toji iba llevando ventaja.

Por otro lado, tras haber escuchado aquella declaración y la respuesta de Natsumi, Osamu había malinterpretado sus gestos, y rindiéndose definitivamente ante lo que ya parecía canon.

Luego, estaba el otro lado que no se había enterado de la misa, y apoyaban el tojinatsu (Toji x Natsumi), donde los enamorados de la niña, se habían rendido desde hacía tiempo, y apoyaban con respeto al ganador del corazón de Natsumi.

Ese pequeño fandom había malinterpretado, de la misma manera que Osamu, que el tono de la niña había sido por vergüenza y que, seguramente, hubiera preferido un ambiente un poco más romántico y adecuado para aquella declaración.

Toji aceptó, y Natsumi le pidió una vez más, y de forma amable que descansara porque le esperaba un día muy largo.

-Debes estar preparado mentalmente, porque no va a ser nada fácil -le aseguraba la niña.

Un comentario inofensivo y que volvió a alimentar las esperanzas del niño y a menguar en los que estaban del lado del osanatsu.

Fue entonces, cuando muchos se dieron cuenta que debido a que habían escuchado esa íntima conversación que se sentían más relajados y todos sus miedos sobre el enemigo se habían esfumado.

Nada mejor que un salseo para olvidarse del peligro que los acechaba.

.

A pesar de que aquella charla había tranquilizado la inseguridad que todos tenían, eso sólo había durado un par de minutos.

Un simple cotilleo donde no podías compartirlo con alguien, no podía durar mucho en la mente de los niños y los adolescentes. Por eso, que volvieron a rallarse con todos los problemas que les tenía comidos el coco y a no dormir casi nada.

El único, que quizás había llegado a dormir algo, por lo ilusionado que se encontraba, había sido Toji.

A las pocas horas, cuando había escuchado bastante movimiento, el niño se fue despertando. Fireagumon seguía durmiendo como un tronco, donde ni el sonido de una sirena podrían despertarle cuando estaba en un sueño tan profundo.

Al despertarse, Toji observó como todos estaban levantados como si llevasen horas en pie.

Y era lógico.

Con toda esa comida de olla, ninguno había podido dormir adecuadamente. Sólo hasta que pensaron que ya era el momento, que el primero de todos, Isaki había fingido ante su prima que se había despertado, y que no era capaz de seguir durmiendo. Aquello sirvió de excusa para que el resto lo imitase, y despertaran a sus digimon que, a diferencia de los humanos, habían dormido como reyes.

-¿Ya te has despertado? -le había preguntado Isaki bastante nervioso.

Algo realmente curioso, pues si Toji observaba bien al resto, se encontraban igual de tensos que su primo. Lo más raro de todo es que las tres niñas lo miraban de reojo con el cejo fruncido, como si les hubiera hecho algo malo.

El niño no le dio mucha importancia. De hecho, le llamaba más la atención que su primo estuviera cerca de Yuuta junto a su hermana Sanae y las dos digimon (el niño también se percató de lo exageradamente tensa que estaba su hermana mayor), pero ni rastro de Natsumi o de su digimon.

Antes de que hiciera alboroto sobre el paradero de la rubia que tanto le tenía enamorado, se fijó en que la niña se encontraba un poco más apartada y durmiendo sobre el regazo de Piomon.

-Como no he podido dormir lo suficiente, he convencido a Nat para que descansara algo -justificaba Isaki.

-Realmente fue raro que no pusiera pegas -comentaba Earmon extrañada.

-Seguro que era porque estaba muy cansada. Han sido demasiadas cosas para ella -justificó Sanae, donde todos sin excepción, pensaron en la última declaración de Toji como principal suceso en la rubia.

Toji que junto a los digimon, eran los que no se enteraban de lo que les tenía en tensión al grupo de humanos, se fijó en cómo Nat parecía dormir profundamente. Estaba claro que por mucho que quisiese hacerse la fuerte, al final necesitaba descansar como los demás. Se notaba la diferencia de la Natsumi de antes a la de ahora.

Cuando habían empezado aquellas aventuras digitales, la niña sólo se preocupaba por Aki, sin cuidarse ella misma. Tenía un cariño tan obsesivo, que todo lo que hacía era por y para el niño. Sin embargo, tras haber estado en aquel mundo simulado (creado por Gennai y los demás) con Aki, sus digimon y Osamu, la niña había empezado a cambiar y a confiar en el resto.

La idea de que ese cambio fuese originado por aquel rival que no se la merecía, lo puso loco de ira y a volver a dejar las cosas claras, sobre quién era el que se merecía a Natsumi y que el Ichijouji no era el adecuado.

-Fireagumon ve junto a Nat y abrígala con tu fuego.

Así desde luego se ganaría otro tanto ante su rival y que Nat descubriera lo atento que era con ella. El digimon al principio se había negado. Pues mientras su compañero humano se obsesionaba con Natsumi, el digimon se había unido hacia dónde estaba la comida. Con un pedazo de pan en la boca y todavía sin tragar, el digimon le había pedido que esperara a que al menos terminara de desayunar. Pero Toji resultó tan tajante, que ni comer le dejaba al digimon.

Pero entonces, alguien intervino en aquella situación.

-Oye, deja de mangonear a tu digimon cuando está comiendo -le dijo Minami con Kazumi y Misato a cada lado.

-Los digimon también necesitan comer, sobre todo el tuyo cuando tu turno puede suceder dentro de nada -le recordó Kazumi con el mismo tono molesto que Minami.

-Deberías tener más en consideración a Fireagumon, sobre todo en estos momentos.

-Bueno… -ante el trío de niñas con sus digimon al frente, Toji tuvo que ceder en dejar comer a su digimon, pero no sin antes añadir-. Pero cuando termines, ve con Nat a abrigarla. No vaya a ser que coja un resfriado.

El añadido irritó más al fandom del osanatsu, donde Minami, que se proclamaba la más fiel, le dijo.

-¿Es que quieres demostrar que eres un caballero andante o qué? -soltó de nuevo Minami para sorpresa de todos- ¡Déjala dormir tranquila que ya está Piomon con ella!

La atención estaba ahora puesta en las tres niñas y sus digimon que parecían desafiar a Toji, y, sino fuera porque muchos tenían exceso de información, asegurarían que las tres niñas no querían que Toji se acercara a la rubia.

-¿Crees que de esa manera, podrás conseguir el corazón de una chica? -espetó Kazumi.

-¿Y entonces qué es lo que debo hacer para conquistarte? -intervino Satoshi muy atento a lo que le respondiera la pelirroja.

Kazumi estuvo a punto de gritarle mil y una cosas, sobre todo, porque en el rostro de aquel niño se había dibujado una sonrisa cautivadora. Pero tenía que controlarse. Gritar significaba despertar a la rubia, y tal cómo Isaki había dicho, ella también necesitaba descansar.

-Como sea… -continuaba la pequeña pelirroja, ignorándole. Tosió para recuperar la compostura y volver a encararse al Yagami-. El asunto es que si piensas que si con quedar siempre bien ante una chica, eso va a significar que se enamore de ti, es que estás muy equivocado.

-Pero estando así puede coger un resfriado y…

-¿Acaso no hemos estado así todos nosotros desde hace varias noches? -le recordó Misato con suma tranquilidad- ¿O acaso piensas que no sabemos que lo haces por un motivo oculto?

El niño se quedó sin palabras, pero no contó con que los tres digimon también saltasen en el mismo ataque que sus compañeras humanas.

-Además, Minamisan ya te ha dicho que Piomon está con ella para cumplir esa función -le recordó Penguinmon.

-Y cualquier otro de nosotros podría abrigarla mejor que el cuerpo reptil de Fireagumon -comentó la Mochimon de Kazumi.

-Si ahora Fireagumon se acercara, y con lo patoso que es, podría despertarla -dijo Cuarzomon.

Aunque se había insultado a Fireagumon, el digimon masticaba su comida mientras observaba a su compañero humano frente a esas tres niñas que parecían actuar como un muro protector que debía atravesar si quería acercarse a la rubia.

-Así que déjala dormir tranquila -le dijo Minami en tono de advertencia donde si se le ocurría acercarse, se las vería con ella.

-Vale, pero tampoco es para que os pongáis así… Ni que le hubiera hecho algo malo… -añadió.

Alguno sí que tenía algo que añadir ante esas palabras. Pero prefirió callar, ya que en el fondo, era toda la verdad. Pero Minami, al igual que su madre, era una persona que tenía que tener la última palabra y a soltar todo lo que pensaba.

-¡Claro que lo has hecho! -subiendo un poco el tono- ¡¿Cómo se te ocurre ponerla en semejante compromiso cuando ella ya quiere a mi hermano?!

-¡Minami! -la reprendió Osamu por su lengua larga.

Los hermanos Kido junto a Satoshi y los hermanos Motomiya que desconocían aquello se habían quedado boquiabiertos sin poder creerlo.

¿Natsumi enamorada de Osamu?

¿Cómo?

¿Cuándo?

-¿Es que me he perdido algo? -preguntaba Daichi a su hermano. Desde que estaba en el grupo no había visto señales de que el Ichijouji estuviera enamorado de la rubia Ishida. Más bien, daba la impresión de que no se llevaban muy bien debido al distanciamiento impuesto por el propio Osamu.

-Pues… -ignorante del asunto, Musuko no sabía qué contestarle a su hermano, sólo hasta que instantes después, lo mismo que Shin y Satoshi, intuyeron que aquel amor podría haber nacido cuando habían estado juntos en el último mundo simulado. De esa manera, se explicaba el gran cambio a mejor que había tenido Nat con ellos. Y justo después de la batalla entre los Ichijouji, fue cuando Nat había sido manipulada por Liebenmon y Osamu ya no estaba tan cerca de ella como había estado.

Con ganas de saber el chisme, donde Seiichirou, Momoko e Izumi todavía se comían la cabeza de cuándo y dónde pudo haber surgido semejante relación, el resto se quedó en silencio al ver cómo Toji había respondido con bastante agresividad.

-¡¿Cómo va a querer Nat a un debilucho que se ha dejado manipular por la oscuridad?!

-Toji… -exclamó Isaki sorprendido por las palabras ofensivas que había lanzado su primo.

-No es alguien que le convenga a Nat -continuaba el niño bajando un poco la voz, al ver cómo la niña se había movido de manera incómoda por el ruido que había provocado el Yagami-. Ni siquiera la conoce como la conozco yo. Yo que soy su amigo de la infancia y que crecí con ella.

Osamu se sentía insultado, sin embargo, no se defendió de ninguna de esas palabras. Aunque por dentro, se moría de ganas. Apretando fuertemente los puños, se contuvo no sólo para no estar a su nivel, sino porque cada una de esas palabras eran tan ciertas como puñales en el corazón.

-Si vamos por esa regla de tres, entonces todos los amigos de la infancia tienen que quedar -dijo Kazumi más molesta.

-¡Además… ¿cómo te atreves a decir eso de mi hermano?! ¡¿Has olvidado que Natsumisan también fue manipulada?! ¡Y Daichikun también!

-¡Son cosas muy distintas! -comentó sin fundamento alguno.

-Bajad la voz -pedía Sanae con suavidad y nerviosismo, mirando para atrás continuamente, donde el ruido parecía afectarle a la niña. Por una parte, le fastidiaba que eso no funcionase con Yuuta.

-Sanae tiene razón. Además, no es el momento para hablar de esto -acompañaba Snowoagumon en su defensa.

Pero las voces débiles de humana y compañera digimon no surtieron para que los niños continuasen con su debate.

-¡¿En qué son distintos, idiota?! -espetó Minami al borde de un ataque.

-Hermana, ya basta -le detuvo Osamu con demasiada paciencia.

-Pero… Se ha metido contigo… Y…

-Pero Yagami tiene razón. No soy adecuado para… Ishidasan -costándole demasiado llamarla por el apellido-. La prueba está en cómo tras pedirle que me distanciara de ella, su corazón se rompió tanto que por eso Liebenmon pudo manipularla -luego se dirigió al resto y con valentía, sobre todo ante Isaki y Takeshi, les aclaró-. Tras el combate que tuve contra mi hermana, me di cuenta de que había demasiada oscuridad en mi corazón y que, por eso, no me merecía a alguien tan cálida como Ishidasan. Por eso mismo, la rechacé en todos los sentidos al decirle que incluso como amigos no deberíamos ser, sino simples conocidos que comparten una aventura en común. Pero se ve que por culpa de eso, Ishidasan se puso tan triste que la oscuridad la invadió a ella también, provocando que hiciera cosas tan dolorosas como las que hizo. Y todo por mi culpa. Así que, no es necesario seguir peleándose por algo que ya está perdido por mi parte.

-Osamu… -murmuraba Dokunemon impresionado por la sinceridad tan abierta de su amigo, como si estuviera esperando las consecuencias que esa verdad podría traerle.

La declaración abierta del Ichijouji dejó a más de uno sorprendido. Si ya algunos estaban conmocionados de que a Nat le gustase Osamu, descubrir como esa relación había quedado en la nada en poco tiempo, donde ni amigos serían, era como aquellos doramas que salían por la televisión.

Lo que Osamu había dicho había molestado en cierta manera a Isaki. Sin embargo, por fin había descubierto la razón de porque el corazón de su prima había sido presa fácil de un digimon como Liebenmon. Pero viendo la culpabilidad, el arrepentimiento y cómo él mismo se enfrentaba a todos con el derecho a golpe, lo veía admirable y a darse cuenta de que él quería a su prima de corazón, y que estaba dispuesto a sacrificar su felicidad por el bien de ella. Observó de reojo como su hermano Takeshi se contenía en darle más de un puñetazo. Conociéndole cómo le conocía, seguro que él también habría llegado a la misma conclusión que él, y tenía una confrontación interna sobre si golpearle o ser compasivo por lo mal que lo estaba pasando al distanciarse de Natsumi.

El que no tuvo una mente razonable fue Toji. El niño que estaba tan comido de los celos, que sólo veía a ese niño haciéndose el mártir para ganarse el apoyo de todos, le gritó airado.

-¡A buenas horas largas lo que le pasó a Nat! ¡Si lo hubiéramos sabido antes, podríamos haber evitado un mal trago! Pero es justo lo que pensaba. No la conoces como yo. No sabes como es ella, como yo lo sé. No conoces sus sentimientos, ni sus temores. Yo siempre los he sabido. Por eso, que tú nunca podrás ser adecuado para ella. Sólo yo.

-Toji… -murmuraba ahora Musuko impresionado por sus palabras.

¿Por qué le daba la impresión de que su amigo/rival empezaba a actuar de forma desesperada? Ni siquiera ante él, cuando ambos competían por el amor de Nat se encontraba tan fuera de sí. Actuaba como si quisiera dejar en claro a Osamu que él era una mierda y que no valía para nada. Como si quisiera hundirlo a cualquier precio para que no se acercara a Nat.

No quería pensar eso. Pero se estaba evidenciando tanto, que empezó a preocuparle lo que el resto pensaría.

Y no era para menos.

Aunque esas palabras funcionasen en el Osamu afectado de antes, el de ahora, sólo recibía aquellas palabras como castigo por lo que había hecho. No quería pensar en cómo aquel niño se había pasado tanto, donde ahora el malo de la película era él. Pero lo más preocupante fue algo que salió de la boca de Kazumi.

-Tojisan -empezó ella con demasiada calma-, estoy empezando a pensar que tú, en realidad, no quieres a Natsumisan, sino que tu afecto hacia ella se trata de una obsesión -el niño quedó a cuadros por la explicación franca de aquella niña. La niña juntando sus manos sobre su cintura, con voz neutral añadió-. Tú no haces más que hablar que yo lo sé, y yo sé lo otro de ella, y yo, y yo y nada más que yo. Das por sentado cosas que tú piensas que son, cuando en realidad, no lo fundamentas con alguna razón válida. No sé si es que la tienes demasiada idealizada, y en tu cabeza piensas lo que te conviene, o es una obsesión como he dicho antes. Pero lo que está claro es que tus sentimientos por ella son egoístas y deshonestos -terminando con una dureza implacable.

Toji se quedó sin palabras ante el zasca que Kazumi le había dado. Sin embargo, se negaba a creer que fuera una obsesión lo que sentía por Nat. ¿Acaso lo de la obsesión no era cosa de locos? Y él estaba bien cuerdo. Además, había demostrado en numerosas ocasiones, cómo se preocupaba por ella de verdad, y no movido por puros impulsos egoístas.

Pero, ¿cómo defenderse con unas palabras así?

-Ahora que lo dices, tienes razón -corroboraba Misato-. No ha hecho más que decir, yo, yo y yo. Nunca ha dicho razones de porqué le gusta realmente.

-Eso está claro -aprovechando Toji la oportunidad, sin saber lo patético que estaba quedando-. Nat es…

-Dejémoslo aquí -intervino Isaki más por su primo que por la situación incómoda que se estaba generando-. Ya tendremos tiempo para hablarlo en una situación más indicada y con todos presentes -pues si algo muy importante deberían tener en cuenta era lo que Natsumi opinaba al respeto. Y francamente, no era lo que Toji pensaba.

-Además -se acercaba ahora Seiichirou con la intención de esfumar el mal ambiente que se había creado- ¡Qué todavía sois unos niños en pañales para hablar de estas cosas! ¡Venga, chavales! ¡Si supierais la cantidad de peces que hay en el mar!

-Cierto. Sei tuvo ya tres relaciones y las tres fueron un fracaso -apoyaba Bolamon desde su hombro.

-Bolamon creo que eso no era necesario decirlo -más que nada porque le preocupaba lo que Izumi pensase de ello al respeto.

Con el asunto quedado parado en ese momento, nadie comentó nada más al respeto haciendo que la situación continuase más incómoda que antes. Los únicos que parecían ajenos a lo que habían sucedido eran los que estaban con los ojos cerrados. Natsumi, pese al jaleo formado, seguía durmiendo profundamente. Se notaba que se encontraba muy cansada. Y Yuuta y Zabumon parecían mostrar signos de estar conscientes, pero en un sueño nada agradable. Sin embargo, pese a los constantes esfuerzos de Sanae, Isaki y sus digimon en que despertaran, ellos seguían sumidos en ese sueño tan profundo que parecía imposible que abandonasen el mundo de Morfeo.

De repente, Minami empezó a temblar como si sintiera una corriente de aire fresco de forma brusca. Su digimon trató de abrigarla con su cuerpo, pero la situación empezó a ser preocupante, cuando el resto empezó a sentir ese aire helado que los hacía tiritar de frío.

Antes de que los humanos y sus digimon tachasen aquello como sospechoso e inusual, una fuerte y densa neblina los envolvió por completo.

La alerta se acentuó de inmediato. Las experiencias pasadas les habían enseñado a ser precavidos, para que Isaki pronunciase en alto que los digimon se pegasen a su respectivo compañero humano, al tiempo en sus amigos hicieran lo mismo entre ellos para que nadie quedase sólo y fuese víctima de secuestro o algo similar. Quizás fuera una infantil forma para poder seguir juntos, ya que a pesar de estar sujetos los unos a los otros, el enemigo era tan poderoso que podría capturar su cuerpo y teletransportarle hacia donde se le antojara. Y si tenía la habilidad de manipular el tiempo, peor imposible.

Pese a ese pequeño temor que los más pequeños tenían, sólo hubo uno de ellos que lo único que le preocupaba era…

-¡Kazumichan! ¿Dónde estás? ¡Kazumichan! -preguntaba Satoshi con Aruraumon rodeando su cuerpo a través de las raíces que tenía por uñas.

Unas manos temblorosas lo sujetaron fuertemente del brazo, y Satoshi creyendo que era Kazumi, le dijo con suavidad y casi con ternura.

-Tranquila, Kazumichan, estoy contigo, no te pasará nada mientras estés a mi lado -sujetándole él mismo su mano.

La densa niebla duró varios segundos. Unos segundos que para los niños y sus digimon les parecieron horas de angustia y agonía por lo que sucedería a continuación.

Cuando la niebla se hubo disipado, todos se sintieron un poco más tranquilos. Parecía que estaban todos y que ninguna anomalía había sucedido. Sin embargo, tanto Isaki como Sei pidieron que se verificara que estuviesen todos.

El protagonismo se lo llevó Satoshi cuando de la nada empezó a gritar de terror. El resto preocupados de que le hubiera pasado algo grave, se encontraron al niño quejándose porque a quién le estaba sujetando la mano había sido al tembloroso de Shin en vez de a Kazumi cómo él había imaginado.

El hecho de que Satoshi estuviera tan obsesionado con la pequeña pelirroja, hizo que Kazumi se estremeciera por completo y se apegara más a su hermana temblorosa de que ese niño estuviera tan flipado por ella.

Tras el momento de relax ofrecido por Satoshi y unas cuantas sonrisas nerviosas, el segundo protagonismo se lo llevó Minami al ver hacia una zona en especial con la boca abierta y muerta de miedo.

-¿Qué pasa, Minamisan? -había preguntado Daichi, bien cerca de su hermano.

Musuko no perdió la oportunidad de meterse con ella, y cómo a pesar de que tenía a su digimon en sus brazos (más bien ahogándolo) tenía bien sujeto a su hermano pequeño, como si un niño de diez años pudiera transmitirle seguridad a una chica que estaba a nada de entrar en el colegio para mayores (como decían los más pequeños). Pero Minami estaba tan impactada que no podía responder al insulto del Motomiya. Pero cuando todos vieron en la dirección que observaba Minami, los ojos de todos se agrandaron como platos y a visualizar lo que había aparecido ante ellos.

Una especie de mini torre sin fachada que se podía acceder a través de unas pequeñas escaleras. En el interior de esa torre se encontraba Aki sentado en una gran y cómoda silla con los ojos cerrados como si estuviera profundamente dormido.

Sin embargo, aquello no era lo único sorprendente, y motivo por el que Takeshi y Tsukaimon corrieron para despertar a Natsumi junto a Piomon. Delante de ellos, se encontraba Oroguram con su sonrisa arrogante. Encima de ella, dos marcadores volátiles donde se reflejaba el emblema de la amistad y otro emblema bastante bizarro, la de una paloma siendo atravesada por una espada.

Y allí estaba aquel farsante de Gabumon. Esta vez mostrando su verdadero rostro terrorífico y sin ninguna sonrisa amable que pudiera confundirles. Y a su lado, se encontraba lo que parecía ser la copia a carbón de Gabumon. La única diferencia con el Gabumon original es que sus ojos estaban sin pupila como si lo estuvieran manipulando.

Todos estaban estupefactos y no entendían nada.

¿Cómo es que ahora habían dos seres similares a Gabumon? Estaba claro que uno era el Freundmon del que había hablado Oroguram. Pero, ¿quién era el otro que tanto se parecía a Gabumon?

Natsumi con Piomon se había unido al resto de sus amigos para observar con ansiedad como su hermano pequeño estaba allí, a tan solo unos metros de distancia. Se sentía aliviada de que no lo hubieran manipulado como había ocurrido con Osamu, Daichi y ella misma. Pero el que estuviera con los ojos cerrados no es que fuera bueno del todo, pues podría estar inconsciente como su hermano Yuuta.

Con la desesperación encima y con miles de preguntas y la suposición de que ahora les tocaba a los herederos de la amistad luchar, sólo podían pensar en lo imposible que era, ya que ambos se encontraban indispuestos.

-Bienvenidos, bienvenidos -canturreaba Oroguram con deleite-. Bienvenidos a la novena jornada de esta copia barata de Battle Royale. Os doy la enhorabuena por haber llegado tan lejos.

"Recordemos que sólo os faltan dos combates y un combate aplazado para que podáis liberar a vuestros padres -observando con atención a los hijos de Takeru y Hikari, quiénes se sintieron más alerta por si hacía algo con segundas intenciones-. Pero ahora vamos a centrarnos en este antepenúltimo combate, en el de los herederos del emblema de la amistad frente a uno de los cuatro digiclones más poderosos, Freundmon de la ira -anunciándolo como una presentadora que sentía favoritismo por un participante en concreto, y que ése era Freundmon."

Aquellas malditas manos enguantadas rodearon a Oroguram, aplaudiendo a favor del digiclon, el cual no lucía muy contento por el apoyo recibido.

Y el resto, que ya estaban hartos de esas manos creadas por Oroguram, las ignoraron por completo, para enfocarse en un único objetivo, el rescate de Aki y de su digimon. Que por cierto, ¿dónde estaba?

Los no muy espabilados como Musuko o Shin, no daban relacionado en que quizás aquel digimon tan parecido a Gabumon y manipulado podría tratarse del digimon de Aki digievolucionado.

-¡Maldita! ¡Devuélveme a mi hermano y a Tsunomon de inmediato! -amenazaba Nat. Aunque ella mejor que nadie sabía que sus amenazas no surtirían ningún inconveniente. Y más aún, cuando Piomon por mucho que digievolucionara a Bennumon no podría hacerle nada a Freundmon. Sólo Zabumon o el digimon de Aki podrían hacerle algo… Pero estando en un nivel superior, dudaba de que su combate fuese igual de fácil como los anteriores, si digievolucionaban al nivel kyuukyokutai. Pues los digiclones, a pesar de tener apariencias volubles, su poder estaba entre el nivel kazentai y el kyuukyokutai. Pero los cuatro últimos, parecían estar incluso por encima de esos niveles.

-Lo siento querida, pero Freundmon se ha encariñado de tu lindo hermanito y planea usarlo para este combate.

-¡MALDITA! ¡¿CREES QUE TE SERÁ TAN FÁCIL?! -aullaba Piomon.

Siendo Aki uno de los cuatro digielegidos especiales, y con un poder sobrenatural que ya había empezado a manifestarse, influenciando en ocasiones a Tsunomon, estaba claro que por mucha oscuridad que le impusieran, sería completamente imposible controlar al niño.

-Pues fíjate que tienes razón -comentó Oroguram con un asentimiento falso-. Manipular la mente de ese niño nos ha sido completamente imposible -reconociendo de forma sospechosa- ¿A que sí, Freundmon? -dirigiéndose al digiclon donde sus ojos sólo se mantenían en el frente, como si estuviera esperando algo-. Al final, el niño no sucumbió ante el engaño de Freundmon de que él era el digimon de su padre y que estaban vivos. Lástima para el niño que todo haya sido un engaño -manifestándolo de forma hiriente a propósito.

-¡MALDITA! -mascullaba Takeshi donde aquellas palabras también lo herían. Pues apreciaba a su tío Yamato casi de la misma forma que su padre. Y el hecho de que la oscuridad fuese la responsable de su muerte, aumentaba su ira contra ellos y a querer luchar él mismo por cómo mancillaban el honor de su tío.

-Tranquilízate, Takeshi -le pidió su hermano mayor con una mano sobre su hombro. Cuando el rubio observó a su hermano con incredulidad de cómo podía mantener la sangre fría cuando estaban pisoteando el nombre de su tío, el castaño dirigió una mirada a su prima. La que peor tendría que estar pasándolo. Al verla, Takeshi se encontró impresionado de cómo su prima había controlado su temperamento y a no dejarse llevar por las palabras de Oroguram. Se le notaba que luchaba consigo misma, conteniéndose para no lanzarse de forma temeraria como siempre lo hacía. La niña trataba de mantener su autocontrol y no cometer la barbaridad que podría costarle la vida.

-Entonces, ¿qué le habéis hecho? ¿Y qué habéis hecho con Tsunomon? -exigió saber Piomon.

-¿No lo adivinas? -preguntó Oroguram con sorna-. Como no pudimos controlarlo, el propio niño se sometió a un sueño profundo, como si quisiera huir del peligro. Y entonces, mágicamente, su digimon digievolucionó al ser que estáis viendo ahora -señalando a la copia a carbón de Gabumon-. Debo reconocer que su digievolución y forma fue toda una sorpresa para nosotros -declaraba con sincero asombro-. Entonces, comprendimos que manipular a su digimon era también imposible. Pero si le hacíamos algo al niño, su digimon respondía inconscientemente para protegerlo. En resumidas cuentas -sonriendo de lado con demasiado misterio-, si exponemos al niño para que el digimon del portador de la amistad lo ataque, su digimon atacará sin importar quién sea.

"¡ASÍ TENDREMOS OTRO COMBATE ENTRE HERMANOS!

¡¿NO ES MARAVILLOSO?!"

Para nada, mascullaban los que habían sido víctimas de las manipulaciones del enemigo. El enfrentarse a un hermano, tanto humano como digimon, les producía después una sensación de culpa, que por mucho que fuesen perdonados, cargarían con ese pecado el resto de sus vidas.

-Esto me hace preguntar, ¿qué pasa con el otro representante del emblema de la amistad que no se presenta? ¡Uy! ¡Pero qué tonta soy! ¡Había olvidado que Freundmon lo había dejado hecho fosfatina! -volviendo a reírse como una descosida-. Pues, ¿qué os parece que para no estar aquí esperando como idiotas, fijemos un tiempo? Como sois tan impacientes -murmurando entre risas observando a los más impacientes del grupo-. Si en ese tiempo, el heredero del emblema de la amistad no se presenta para pelear, la victoria iría a favor de Freundmon. ¡Qué empiece la cuenta atrás! Tic, tac, tic, tac…

El maldito tic tac de Oroguram puso de los nervios a Kazumi e Izumi que tenían un trauma debido a su anterior combate.

Los niños se miraron entre ellos desesperados, mientras que Sanae movía a Yuuta para que despertara de una vez. Snowoagumon hacía lo mismo con Zabumon. Esperaban que también a través de sus palabras, al mencionar cómo Aki estaba con el enemigo pudiesen hacerlo reaccionar. Pero de pronto, algo inesperado sucedió. Oroguram empezó a cantar el tic tac tan rápido, que en menos de un minuto, declaró.

-¡PIII! ¡Se acabó el tiempo! ¡La victoria es para Freundmon!

El hecho de que Oroguram fuese imparcial y favoreciese descaradamente a Freundmon hizo que surgiera quejas por parte de Musuko, Toji, Satoshi, Minami e incluso de Momoko por lo injusto que era.

-Venga niños… Parece que habéis olvidado quién gobierna aquí -declaró Oroguram con una soberana malicia-. Hasta ahora habéis tenido mucha suerte a causa de él -dejando el misterio a los niños sobre a quién se refería con ese "Él"-, pero eso se ha acabado. El destino está marcado con lo que les sucederá a vuestros padres y también a vosotros. El castigo eminente por la fatalidad que vuestros padres han cometido -hablando de cosas tan enigmáticas que los niños no daban entendido de qué estaba hablando. Incluso algunos creían que jamás llegarían a saberlo, cuando Oroguram dio la señal a Freundmon para que acabara con todos los niños y sus digimon.

Los digimon de inmediato, se pusieron de forma ofensiva y preparados, aunque supieran que era imposible hacerle algo a Freundmon. Sanae, más desesperada que nunca, trataba de despertar a Yuuta. Quizás el combate lo tuvieran perdido, pero lo más importante, era salir con vida y rescatar a sus padres. Ahora, seguir participando en aquel juego macabro impuesto por el enemigo era algo que debían ignorar por completo.

Sin embargo, algo realmente sorprendente ocurrió a continuación.

Algo completamente inesperado que dejaba a los niños y a sus digimon boquiabiertos. Aunque quién más confuso estaba era Oroguram. El ser de repente se había envuelta en llamas azuladas. Llamas que habían sido provocadas por Freundmon.

La misma Oroguram era un ente que sólo se podía ver a través de su holograma, por lo que no sufría daño. Pero aquellas llamas provocaba que la transmisión de aquel ente con los niños se viera cortada e interrumpida.

Antes de que la imagen de Oroguram desapareciera por completo, ésta le chillaba fuera de sí porqué lo había hecho y cómo se había atrevido, como si Freundmon la estuviera traicionando. Pero la única respuesta que recibió fue la de un Freundmon frío y carente de emociones.

-No tengo porqué seguir obedeciéndote si no tengo manera para cumplir mi propósito. De ahora en adelante, seguiré mi propio camino marcado por la ira que me prendiste.

Y una vez que el estorbo de Oroguram se había esfumado por completo, el digiclon centró su atención en los humanos y en sus digimon que estaban consternados por lo ocurrido.

No sabían muy bien qué pensar. Incluso se barajaban en la posibilidad de que en el fondo aquel falso digimon fuera un aliado. Pero sus palabras y sus acciones les dejó en claro que él ya no trabajaría para nadie, salvo para sí mismo.

-Bien, ahora os toca a vosotros humanos con compañeros digimon.

Esas simples palabras marcaron un peligro evidente. Un peligro que provocó la digievolución de los digimon a sus niveles kazentai, debido a que no estaban tan preparados como para llegar al nivel kyuukyokutai que exigía una enorme cantidad de energía.

Las dos Mochimon de Izumi y Kazumi digievolucionaron al nivel seichouki, debido a que todavía no habían recuperado la energía para seguir digievolucionando.

Si alguno de sus compañeros humanos estuvieran en grave peligro, esa energía faltante, se vería recompensada por ese hecho.

Freundmon manifestó un falso asombro, y les recordó a los digimon lo inútil que sería enfrentarse a él. Ya que en la vez pasada, ninguno de ellos había logrado ni siquiera rozarle.

-Los únicos que podrían hacerme algo son el digimon de ese humano que está inconsciente y el digimon del pequeño mocoso. Pero tranquilos, que yo no tengo el mal gusto de esa tipa para provocar un enfrentamiento entre hermanos.

Los esfuerzos constantes en Sanae para que Yuuta despertara seguían sin tener éxito. Ahora más que nunca tenían que sobre esforzarse para que el chico y su digimon abrieran los ojos y peleasen contra aquel digiclon que tenía claras intenciones de eliminarles a todos.

Ya no iba a ser como las veces pasadas que contaban con el cubo para que los ataques no les afectase, y sólo se centraban en el niño con su digimon elegido. Ahora era una batalla a muerte donde todos estaban involucrados y contaban con una clara desventaja.

-¡Eso lo veremos! -espetó Shanshougreymon con el resto de digimon preparados para atacarle.

-¡Te derrotaremos y salvaremos a Tsunomon y a Aki -dijo Garutmanmon con confianza.

-Eso lo veremos.

Las palabras de Freundmon sonaban confiadas, como si en serio no hubiera algún modo para rescatar a los dos implicados. Eso hizo crecer la desesperanza en algunos. Además, ¿cómo podrían rescatarlos si primero debían superar el obstáculo de Freundmon?

El digimon de Aki estaba presente, pero no hacía ni decía nada. Ver el digimon en el que se había convertido el Tsunomon de Aki, hacía que Nat sintiera una oleada de sentimientos por lo que su hermano pequeño debía haber estado soportando desde la muerte de su padre. Ella como solo se preocupaba en protegerlo, en ningún momento, se paró a pensar en cómo se sentía en realidad. Y luego, cuando Aki había recuperado la sonrisa, pensó que todo estaba bien. Además, inconscientemente, con su gran poder siempre les había ayudado y siempre se preocupaba tanto por ella como por los demás. Por eso, que nunca se había parado a pensar en lo tanto que le había afectado la muerte de su padre y a no querer aceptarla. Entendía ese sentimiento. Ella también querría vivir en una utopía donde nadie querido falleciera, pero la vida era así y no había forma de cambiarla: Nacemos para morir.

Pero a pesar de esa triste realidad, la vida estaba para vivirla. Aún con ese pensamiento de que tarde o temprano desapareceremos, tenían una vida que había que aprovecharla. Una vida creada con lazos familiares, de amigos y de alguien especial con quién pasar el resto de tu vida. Un alguien para formar un nuevo ciclo de vida y que así, la especie humana siguiera reproduciéndose de forma constante.

Quizás su hermano era todavía demasiado pequeño para entender aquello, pero lo que Nat tenía claro es que tenían que luchar para seguir adelante con la gente que todavía estaba con nosotros.

-Debemos rescatar a Aki y poner a mi hermano a salvo de Freundmon -estaba convencida de que el digiclon querría aprovecharse de la vulnerabilidad de Yuuta y Zabumon, antes de que las cosas se retorcieran para él.

-Pero, ¿cómo lo hacemos? -preguntó Musuko donde no tenía cabeza para nada, simplemente en cómo derrotar a un digimon que no se podían tocar.

-Tengo una idea, pero necesitaré la colaboración de todos -intervino Kazumi con su cabeza a mil por hora en búsqueda de una solución para evitar un dramático momento.

-¡Como se nota que eres mi chica! -presumía Satoshi (aún en la situación en la que estaban).

La niña trató de no alterarse, y en voz baja, para que Freundmon no los escuchase, les explicó su plan.

El plan consistía en que Megaveidramon y Megabuidramon creasen una brecha en el suelo con sus ataques para impedir la avanzadilla del digiclon. Entonces, el resto de digimon con la capacidad para volar, menos Garutmanmon y Piddowomon, rodearían al digimon, y provocarían a Freundmon para que fuese a por ellos. Así, ellos se convertirían en el cebo mientras que Garutmanmon volaría con Nat hacia donde estaba Aki para rescatarlo.

-Sólo tú puedes hacer que Aki despierte -le había dicho la niña, donde no le gustaba que la rubia se expusiera al peligro. Pero se necesitaba de la niña para que Aki pudiera salir de ese sueño donde se le veía con una sonrisa feliz, como si estuviera disfrutando del sueño que estaba teniendo.

-No te preocupes. Lo conseguiré -decía ella, aunque se notaba que no estaba muy convencida de cómo conseguirlo.

El que Nat se expusiera no le gustó nada a Toji ni a Musuko, y tampoco a Osamu, aunque éste no dijo nada.

-Al menos alguien tendría que ir con ella -aconsejó Musuko sin saber muy bien en quién confiar para tal labor.

Le preocupaba las palabras que la pelirroja había dicho sobre los sentimientos de Toji hacia Nat que parecían ser ciertos. Y Osamu seguía sin dar muestras de querer hacer algo por ella.

-Si alguien la acompañase, despertaría las sospechas en Freundmon -manifestó Honeymon con lógica.

-Pero… -y Toji quería agregar que tendría cuidado si él fuese con ella.

-Tranquilos -dijo ella interrumpiendo la preocupación que Toji sentía-, no cometeré ninguna imprudencia. Os lo prometo.

Ella trataba de convencerlos, y desde luego, que funcionó. Pues había puesto una cara tan confiada, donde estaba segura de que no le iba a pasar nada. Esa cara de querer luchar con todo para seguir con vida. Y ante eso, no podían seguir replicando, sino confiar.

Por otro lado, y al mismo tiempo, Piddowomon junto a Isaki, cogerían a Yuuta y a Zabumon, y con la ayuda de Sanae y Snowoagumon se alejarían tanto como les fuera posible del campo de batalla.

De esta forma, el digiclon se sentiría confundido y sin saber a quién atacar o perseguir. Aparte, que los digimon actuarían como cebo para impedir cualquier avanzadilla por si se decantaba por uno de los dos hijos de Yamato y Sora.

-Entendido -dijo Isaki tras conocer su función en aquel plan. Llamó a su digimon y ambos corrieron hacia donde estaban los dos adolescentes, mientras que el resto ejecutaba el plan creado por la pequeña pelirroja.

Los dos digimon de los hijos de Daisuke volaron hacia arriba y con sus poderosos ataques crearon un enorme boquete en el suelo, donde el digimon debería tener la habilidad para volar si quería llegar hasta donde estaban los humanos y el adolescente Ishida.

Luego, el resto de digimon empezaron a volar, mientras que los que no podían en ese estado de kazentai, lo hicieron gracias a la ayuda de los digimon voladores y se prepararon para pelear contra aquel Gabumon falso. Empezaron una serie de ataques continuos, donde se levantó una gran humareda de polvo. Como era de esperar, los ataques no le hacían absolutamente nada, pero aquella distracción servía para que Nat junto a Garutmanmon volasen más alto que el resto en dirección a la pequeña torre donde descansaba Aki.

La niña no sabía muy bien cómo hacer para que su hermano despertara, sólo esperaba que cuando llegase las palabras saliesen solas de su boca.

El resto de digimon estaba haciendo un buen trabajo al distraerlo y al provocarlo para que fuese a por ellos.

-Ilusos -manifestó Freundmon.

Y antes de que pudieran reaccionar, el digimon estiró una garra hacia adelante y otra hacia atrás, y un potente rayo láser se dibujó en las dos distintas direcciones.

La primera, rozando por donde estaban los niños, llegando un poco más allá por dónde Sanae e Isaki con sus digimon huían con Yuuta y Zabumon, impidiendo su avance; y el segundo, dándole directamente a Garutmanmon, haciendo que el digimon gritara de dolor y volviera a su etapa de Piomon.

El horror se dibujó en las expresiones de todos al ver cómo Piomon junto a Nat caían en picado hacia el suelo, provocando un ligero temblor.

El daño que ambas habían recibido había sido grave.

-Vaya, sólo acerté a uno -comentando con una sonrisa de arrogancia.

Muchos gritaron el nombre de la niña y de su digimon, sintiéndose preocupados y más atemorizados por el poder abrumador de Freundmon.

Sin embargo, hubo alguien que se sintió fuera de sí.

-¿Cómo te atreves…? ¡¿CÓMO TE HAS ATREVIDO HACERLE ESO A NAT?! -rugía Toji con furia.

La ira cegadora que lo envolvía, hizo que saliese disparado hacia aquel digiclon sin importarle su propia vida o el boquete que había en el suelo. Pero su temeridad podría costarle bastante caro, ya que Freundmon no tuvo reparos en atacarle. Antes de que eso ocurriera, la luz del dispositivo de Toji brilló con la misma intensidad que los dispositivos de los niños que habían logrado que sus digimon pudiesen alcanzar el nivel kyuukyokutai.

Sanshougreymon brilló con fuerza y su aspecto pasó a ser el de un digimon dinosaurio con forma humana más grande y fornido. Usaba un casco negro que le cubría toda la cabeza donde sólo eran visibles sus ojos rojos. Una cola peluda estaba adornada en la parte superior del casco. Su cuerpo estaba vestido por un kimono parecido al que usan los emperadores japoneses de la época donde destacaban sus patas rojas con sus grandes pezuñas, viéndose extraño en apariencia. Sus brazos estaban desnudos, tan solo enfundados por una especie de armadura que contaba con largas garras dispuestas a arañar a quién se le presentara.

Su cuerpo rojo unidos al color de su vestimenta del mismo color, hacía que resaltase más su oscuro casco.

Los dispositivos de los niños registraron a aquel digimon como Tennougreymon.

Digimon en etapa kyuukyokutai de tipo dragón guerrero y atributo vacuna. Su mayor ataque es el "Golpe del emperador" donde crea una gran bola de fuego con sus manos capaz de eliminar a su enemigo.

Aquel digimon había frenado el ataque directo de Freundmon, salvando de la muerte a su compañero humano.

El hecho de que Tennougreymon pudiera enfrentarse a Freundmon, era algo insólito. Se suponía que Freundmon era inmune a cualquier digimon salvo a la casta de Gabumon. Pero entonces, ¿por qué Tennougreymon era capaz de frenarlo y de incluso atacarle?

Nadie daba crédito a lo que estaba viendo.

¿Sería acaso que su amor por Natsumi no era como las niñas creían, y era aquello lo que le impulsaba a que su digimon tuviera el poder necesario para atacar a alguien que, supuestamente, era inmune a él?

Tratando de recuperarse de la impresión, Minami dio más prioridad al estado de Natsumi. Le pidió a Shin que estaba a su lado que fuera con ella para ayudarla. Pues antes de pedírselo a su hermano, se lo encontró más desanimado que nunca donde sólo podía contemplar cómo Tennougreymon se enfrentaba valientemente a Freundmon con Toji animándolo.

Minami podía entender cómo su hermano, pese a haberse autoconvencido de que Nat se merecía Toji, le afectaba ver cómo el Yagami luchaba con todo por ella.

No quería pensar que con aquello, todo terminase de forma definitiva entre ellos. Ya lo haría cuando estuviesen en sus casas y sanos y salvo.

Llegando hasta donde se encontraba Nat, Minami descendió de inmediato de Jatayamon e ir corriendo hacia ella. Shin junto a Ondinemon llegaron un poco más tarde. Para cuando lo hicieron, Minami ya cargaba a Nat, llamándola por su nombre.

No parecía reaccionar y tenía una importante herida sobre la frente. Minami estuvo a punto de lamentarse cuando Shin le pidió a Ondinemon si podía sanar a Natsumi y a Piomon como había hecho con él cuando habían estado en aquel mundo simulado, y a punto de morir ahogado.

-Déjamelo a mí -y Ondinemon confiada y empezó a tararear dulcemente.

Su voz llegó hasta donde estaba el resto de los niños impactados por lo presenciado. Cuando todos se enfocaron en la dirección de donde provenía la hermosa voz de Ondinemon, pudieron ver cómo la rubia y su digimon seguían con vidas, aunque bastante malheridas.

Toji se sintió tan feliz por ello que sonrió de felicidad. Ahora se sentía más motivado que nunca y con su digimon, podría enfrentar e incluso podría derrotar a Freundmon.

Sin embargo, continuaba el mayor misterio del mundo, ¿por qué Tennougreymon podría enfrentarse a Freundmon cuando antes no podía hacerle nada?

-Y si… -pensaba Kazumi con eso tan metido en la cabeza, que hasta que no diera con la respuesta, se rallaría sin pensarlo. Se negaba a creer que fuera el amor de Toji por Nat. Una posibilidad surgió en su mente, y para ponerlo a prueba le pidió a su mejor amiga que Metalkentromon digievolucionara a Hanwokentromon.

Misato no entendía lo que Kazumi planeaba, pero confió en ella y le hizo caso.

El digimon dinosaurio pasó a convertirse en una hermosa digimon fémina con traje sintoísta y, acompañando a Tennougreymon, atacó a Freundmon, haciendo que su ataque también pudiera afectarle.

Con aquello, la teoría de Kazumi quedó confirmada. Un digimon por debajo del nivel kyuukyokutai no podría hacerle nada a un digiclon, salvo de la especie a la que ha sido programada para enfrentarse, pero cualquier digimon de nivel kyuukyokutai sí podría hacerle algo.

Tendría sentido. Ya que cómo había imaginado, aquellos digiclon estaban en un nivel entre el kazentai y el kyuukyokutai.

-En ese caso, no perdamos el tiempo, digievolucionemos a nuestro último nivel -animó Megaveidramon.

-Sí, hermano -apoyó Megabuidramon.

Todos los digimon con la habilidad para conseguir el nivel kyuukyokutai llegaron a sus últimas formas, menos las dos digimon de las Izumi, ya que aún no habían recobrado toda su fuerza.

Ventusmon y Nereidamon, a diferencia del resto que se unieron a Tennougreymon y a Hanwokentromon, permanecieron en el sitio para proteger a las que habían sido atacadas.

Piomon viendo cómo casi todos luchaban por sus hermanos digimon, le pareció frustrante el no poder estar junto a ellos para vengarse por lo que ese bastardo les había hecho a Zabumon y a Tsunomon. Pero el ataque de Freundmon había sido tan potente, que aunque el cántico de Ondinemon la hubiera rehabilitado, se sentía igual que Tentoytomon y Honeymon.

Freundmon al ver a numerosos digimon dispuestos a enfrentarse a él, teniendo atrás a sus compañeros humanos animándolos, hizo que chasqueara la lengua como si esa escena lo irritara.

-Digimon que protegéis a los humanos… ¡Realmente, me dais asco! -espetó con tanto rencor que no era normal. Entonces, sus ojos se volvieron completamente rojos y llenos de maldad, como si alguna fuerza oscura lo poseyera-. ¡OS MATARÉ A TODOS AQUÍ Y AHORA!

Una extraña aura negra, violácea y maligna envolvió al digimon. A su alrededor aparecieron tormentas negras y que fueron esparciéndose por el ancho del campo.

Los niños y los adolescentes que estaban retrasados, se vieron casi tocados por esos rayos oscuros.

Antes de que esos rayos pudieran alcanzarles, los digimon lanzaron sus poderosos ataques contra Freundmon, pero éste ágilmente los esquivó de un salto hacia arriba. Cuando los ojos de los digimon lo localizaron vieron como éste había creado una enorme esfera negra llena de maldad y que no tardó en lanzarla contra ellos.

Los digimon advirtieron aquello como una especie de bomba de relojería capaz de alcanzar toda la ciudad de Tokyo, por lo que, sin poder responder para poder anularla, tomaron como prioridad el poner a salvo a sus compañeros humanos.

Ventusmon y Nereidamon aparte de cargar a sus compañeros humanos, también lo hicieron con Nat y Piomon, olvidándose de algo importante: Aki y su digimon.

En el otro lado, donde se encontraba el grupo que estaba con Yuuta y Zabumon, Piddowomon se encontró con un enorme dilema. Podría escapar con Isaki y ponerlo a salvo. Incluso podría hacer un esfuerzo y cargar a un adolescente y a su digimon en el nivel seichouki, pero no podía hacerlo con otro más y su digimon. Es decir, tendría que abandonar a Sanae o a Yuuta con su digimon inclusive.

¿Qué debía hacer?

Si al menos pudiera crear una barrera sagrada para poder protegerles. Pero su poder no era tan grande para crear algo ante algo que estaba fuera de sus capacidades.

¿Qué debía hacer?

-¡¿Llévate a Isaki, a Yuuta y a Zabumon de aquí?! -pidió Sanae desesperada.

-Pero…

-¡CORRE! -rogando con lágrimas en los ojos.

No es que la chica quisiera morir, pero quería tanto a Yuuta que estaba dispuesta a anteponer su vida por la suya. Su familia no podía permitirse el lujo de perder a otro miembro más. Además, si su hermano pequeño había sacado todo el valor por Natsumi, ella como hija de su padre, también tendría que hacerlo, aunque fuera solo una única vez.

Sin pensarlo dos veces, Piddowomon cogió a su compañero humano y al Ishida y Zabumon, y voló lo más rápido que pudo para escapar de aquella esfera peligrosa. Su compañero humano gritó el nombre de su prima con desesperación que a Piddowomon le rompió el alma. Pero… ¿qué podía hacer…?

Entonces, una extraña luz apareció a sus espaldas. Al voltear su cabeza, se encontró a Sanae abrazando con fuerza a Snowoagumon, donde ésta había empezado a brillar. Deteniéndose para observar mejor, vio cómo Snowoagumon por fin digievolucionaba.

Pero aunque digievolucionara al nivel seijukuki, ni siquiera un digimon de nivel kazentai como ella, podría detener esa poderosa bola de energía.

Snowoagumon digievolucionó.

Su aspecto blanco y pequeño similar a Agumon, crecieron grotescamente, y lo que Piddowomon e Isaki vieron fue a un digimon completamente oscuro con la cara blanca y un aspecto similar a un oso. Tenía muchísimo vello sobre su piel, en especial alrededor de su cuello que parecía una melena de león. El dispositivo de Isaki se activó de forma inesperada, reconociendo a aquel digimon como Kumamon. Un digimon de tipo oso y atributo vacuna donde su poderoso ataque es el Zarpazo labiado, donde era fácil de imaginar cómo se efectuaría su ataque.

Kumamon rugió con fuerza e intensidad y con sus dos zarpas quiso detener aquella enorme bola de energía. Pero tal cómo era previsto, el nivel de un digimon de nivel seijukuki no era suficiente para detenerlo. Pero Kumamon se esforzaba, igual que su compañera humana al haber mostrado su primer instinto de valor. Ella que siempre había sido tímida y callada, que odiaba pelear, había hecho toda una proeza al querer sacrificar su vida por la persona amada. Y ahora, era momento de recompensárselo.

Pero aún así era insuficiente, necesitaba más poder.

-¡KUMAMON! -gritó Sanae, echándose a su espalda. Quería creer que la digievolución de Snowoagumon había sido por lo sucedido antes. Y si su digimon necesitaba digievolucionar más, entonces, ella haría lo imposible por sacar su valor para que Kumamon digievolucionara al siguiente nivel, incluso…- ¡VAMOS, KUMAMON! ¡SÉ QUE PUEDES! ¡LAS DOS PODEMOS PORQUE YO LUCHARÉ A TU LADO! -amarrándose fuertemente a su pelaje oscuro.

Otro brillo cegador y…

-¡KUMAMON DIGIEVOLU…!

Y la bola de energía oscura explotó en el lugar creando un inmenso impacto y un movimiento sísmico de gran envergadura.

El temblor y la explosión llegaron hasta dónde se encontraban Taichi y los demás. Muchos tuvieron que sujetarse a algo y a cerrar sus ojos por inercia. Incluso algunas piedras de la fachada habían caído sobre ellos, donde los digimon habían actuado de inmediato para evitar daños importantes.

Cuando todo hubo pasado, las preguntas de qué había pasado fueron las más escuchadas.

Aquello no podía ser nada bueno. Eso lo pensaban todos en común. Y pensar aquello, conllevaba a temer por sus hijos. Miyako no tardó en echarse a llorar de la nada, refugiándose en los brazos de Ken. Hikari también estuvo a punto, pero quiso creer en esa esperanza que su marido siempre le infundada. Todo tendría que estar bien. Todo iría bien. Pero al observarlo de reojo, se lo encontró con la cabeza gacha y desanimado. Como si esa esperanza que siempre había llevado, se hubiera esfumado.

Demasiadas pérdidas, demasiado sufrimiento, como para que Takeru pudiera seguir albergando esperanza.

.

Todo se fue tranquilizando. Al mirar hacia abajo, se encontraron con un inmenso cráter que envolvía gran parte de la zona. Sólo había una pequeña porción de tierra que se había salvado: El lugar donde Aki se encontraba y el digimon de parecido a Gabumon que parecía ser Tsunomon les cubría una enorme barrera y que les había protegido.

-Impresionante -había murmurado Takeshi al verlo.

-Oye, ¿y qué ha pasado con Piddowomon y los demás? -le recordó Holypiddomon.

El hecho de que en el grupo de Piddowomon hubiera bastante gente que le tendría que haber hecho imposible transportarlos, hizo que humano y digimon los buscasen en todas las direcciones. Al encontrarlos, se encontraron con otra sorpresa impresionante.

El grupo de Isaki y Piddowomon estaba a salvo. Aunque la tierra a sus pies había desaparecido, ellos estaban protegidos por una especie de esfera de hielo. El notar la ausencia de Snowoagumon y que en su lugar hubiera una digimon fémina de cabello largo, lacio y negro, y piel y kimono blanco, les hizo pensar que Snowoagumon había digievolucionado.

Sin embargo, aún había más.

Quién había creado aquella esfera de hielo había sido aquella digimon fémina que parecía haber salido de la popular leyenda de la Mujer de las nieves, una digimon que el dispositivo de Isaki lo registraba en el nivel kyuukyokutai.

Es decir, que Snowoagumon se había saltado el nivel kazentai. La valentía de su compañera humana había sido tan grande que del nivel seijukuki había pasado al nivel kyuukyokutai.

Siendo ahora la digimon de Sanae el centro de atención, Toji se quedó impresionado de cómo su hermana también se había lucido de increíble manera. Mientras, Kazumi que junto a Honeymon habían sido rescatadas (contra su voluntad) por Lordknightmon, registró los datos de aquella digimon.

Yukionnamon. Digimon de tipo espíritu y de atributo datos. Su ataque más poderoso es el "Frozen breath" donde de su boca sale un aliento helado que congela a sus enemigos y los hace pedazos.

-¡Qué guapa! -reconocía Momoko, donde Sakuramon también tenía que reconocer que lo era. En su sencillez, aquella digimon era increíblemente hermosa y respaldaba las tradiciones típicas de una mujer japonesa que podría ser bella sin llevar adornos o el pelo tintado.

Yukionnamon fue descendiendo con la esfera que había creado. Y entonces, sobre sus pies desnudos, como si tocase tierra firme, se formó un bloque de hielo que cubrió la grieta generada por la esfera de energía maligna de Freundmon.

Un extraño viento sacudía la larga cabellera de la digimon y abriendo los ojos, unos ojos amarillos y profundos, observó a un Freundmon molesto con cierta tristeza.

-Lo siento -pronunció ella, llevándose una de sus manos al pecho-. Siento en ti una profunda sensación de rabia y de frustración que te consume y que alberga esa ira que posees hacia los humanos y hacia los digimon .

Esas palabras parecieron alterar a Freundmon.

Recuerdos de su vida anterior aparecieron en su cabeza. Unos recuerdos que habían significado su fin como digimon y su renacimiento como una nueva especie: un digiclon. Así era el nombre que sus creadores, Homeostasis e Yggdrasill, le habían dado a aquella nueva especie.

Sin embargo, ese recuerdo de su vida pasada fue lo que lo irritaba, así como a aquellos humanos que trataban bien a su digimon y no los usaban, como le había sucedido a él.

.

Verano del 2009

El mundo humano y el mundo digital empezaba a unirse, donde los digimon poco a poco iban internándose en el mundo humano.

Con las aventuras de Taichi y sus amigos, y posteriormente, las de Daisuke y los suyos, empezaron a aparecer nuevos niños elegidos. Esos niños elegidos tenían la oportunidad de tener a su digimon en el mundo humano como Taichi y los demás. Sin embargo, el hecho de no haber participado en las aventuras digitales y descubrir que un digimon es algo más que una simple mascota con la capacidad de hablar y con poderes mágicos, y sin que nadie pudiera señalarle la importancia de un compañero digital, fue cómo los humanos que habían estado al margen de las batallas y que tenían el título de Niños Elegidos, sólo porque habían sido testigos de una batalla inhumana, tratasen, al ir creciendo, a sus digimon como piezas de aprovechamiento para su conveniencia.

Ése era el caso del compañero humano del digiclon Freundmon.

Un chico de veinte años de nacionalidad española que junto a un amigo suyo que, al igual que él, había resultado ser elegido tras las aventuras de Taichi y los demás, usaban a sus digimon para peleas ilegales entre ellos.

El digimon que Freundmon había sido antes, era Gabumon. La importancia de ser igual a Gabumon, había convertido al chico humano en un codicioso y a pensar erróneamente sobre su digimon.

Si el digimon del elegido japonés, Ishida Yamato era increíblemente poderoso como se decía, su digimon tenía que serlo también.

Por eso que para entrenar a su digimon y convertirlo incluso más poderoso que el Gabumon original, organizaba esas peleas ilegales donde su digimon y el digimon de su amigo se peleaban con brutalidad. Ambos chicos humanos lo hacían con intenciones de hacer poderosos a sus digimon, y al mismo tiempo, al haber comentado a pandilla sobre la pelea planificada, organizaban apuestas para sacarse de paso un dinerillo extra.

La idea original de esas peleas ilegales venía de las míticas peleas ilegales que se hacían con animales, especialmente con gallos. Pero era mucho más fascinante entre digimon que tenían súper poderes y las batallas, que tanto les gustaban a los adolescentes, eran mucho más intensas y prometedoras.

Ninguno de ellos, ni siquiera los dos compañeros humanos pensaban en sus digimon como seres con sentimientos o que aquellas peleas les hacía muchísimo daño, tanto a su cuerpo físico como a su moralidad.

Freundmon cuando era Gabumon se sentía miserable por lo poco que le apreciaba su compañero humano. Siempre lo despreciaba y siempre lo maltrataba cuando perdía.

-¡Mierda de digimon! ¡¿Para que tienes las putas garras?!

-Es que… -se quejaba con algo de temor.

Su compañero humano estaba fuera de sí y él todavía estaba muy lastimado por la pelea mantenida hace unas horas. Su brazo derecho sangraba, y de no ser porque el mismo digimon se había servido de una servilleta que había encontrado en el suelo de la calle, seguiría chorreando sangre y su vida peligraría. Se sentía tan agotado y malherido que no dudaba retrocedería a su anterior etapa.

-¡Eres un puto imbécil que no sirve para nada! ¡Para nada! ¡Hasta un Patamon sería mejor que tú! ¡IMBÉCIL! ¡QUE ERES UN IMBÉCIL!

El digimon solo recibía sus insultos. Era su vida cotidiana. Sin embargo, como el digimon ingenuo que era, quería creer que su compañero podría cambiar. A pesar del pobre ambiente en el que vivían y la cantidad de antecedentes que tenía su compañero humano por tráfico de drogas o por violación.

Con todo eso, aquel Gabumon esperaba de corazón que su compañero recapacitase de todas aquellas malas acciones y fuera por el buen camino. No le importaba lo que le ocurriera a él. Después de todo, era como el Gabumon original, alguien fiel a su compañero humano sin importar las circunstancias.

Pero desear algo utópico es un sueño imposible.

Y cuando aquel Gabumon, de lo maltratado que estaba retrocedió al segundo nivel younenki, la ira de su compañero creció de tal manera que no se conformó con la paliza que él mismo le dio. Sino que se lo ofreció a sus colegas con los que hacía sus apuestas, y entre todos, y con sus risas macabras, golpearon una y otra vez a aquel Tsunomon.

Incluso en esas circunstancias, Tsunomon gritaba el nombre de su compañero desesperado, pidiéndole ayuda.

-¡DEJA DE GRITAR MI NOMBRE, MONSTRUO ASQUEROSO! ¡SI SUPIERAS LO TOCA COJONES QUE ME HAS SIDO! ¡SI TE TENÍA CONMIGO, SÓLO ERA PARA GANAR PASTA! ¡VAMOS! ¡JODER! ¡DADLE MÁS FUERTE! ¡MATADLO! ¡APLASTADLO! ¡COÑO! ¡TOMA! ¡PEDAZO DE BOLA INÚTIL! -dándole él mismo patadas, tratándolo como si fuera una pelota de fútbol donde descargaba todo su estrés y sus frustraciones.

.

Y aquel Gabumon del pasado entendió que su compañero humano, desde que había crecido, no lo había querido como cuando había sido niño. Para él, sólo había sido una herramienta de beneficio. Fue tarde cuando lo había descubierto. Y aún así, con ese rencor guardado, con ese sentimiento de frustración de haber creído estúpidamente en algo imposible, fue como había muerto.

Homeostasis e Yggdrasill habían salvado parte de sus datos y recreándolo en una nueva forma de ser. Un digiclon. El digiclon que conservaba sus recuerdos y que no necesitaba de un compañero humano para poder vivir y digievolucionar.

Freundmon se había vengado de aquel humano que había sido su compañero humano. Y también había matado a toda la pandilla que lo había apoyado.

Con el paso del tiempo, Freundmon empezó a ver cómo los seres humanos seguían usando a los digimon para su propio beneficio sin tener en cuenta que ellos eran seres digitales pero con sentimientos. Muchos de esos digimon, le recordaban a él cuando era ingenuo y creía en que su compañero humano podía cambiar. Otros acabaron con esa frustración encima y pendiente, de la que sus "padres" los rescataron para convertirlos en digiclones como él.

Su creadora aseguraba que la coexistencia entre los humanos y los digimon nunca debió de haber existido. Que lo ocurrido con sus "hermanos" era la prueba evidente de que el ser humano era una especie despreciable. Una especie que además, estaba por debajo de ellos, y que los digimon, en vez de rebelarse, seguían actuando como perros falderos ante ellos. Pero Homeostasis, creía lo contrario. Creía en esa llamada esperanza de que el ser humano, a través de Taichi y compañía, comprendiesen la importancia de un digimon para el humano. Incluso, habían usado a dos de los digimon más oscuros y tenebrosos de la especie digital para matar a la hija de dos de los elegidos, con el deseo de que a través de una pérdida tan significante entre los suyos, comprendieran la importancia de la vida de un digimon y pudiera transmitírselo a los humanos que tenían un compañero digimon.

Además, siendo aquella niña, una niña muy especial, esperaban que al perder una luz tan importante, se dieran cuenta que si querían hacer las cosas del mundo humano, tendrían que hacerlas por su cuenta, y no valiéndose de sus compañeros digimon.

Pero a cada año que pasaba, todo parecía ir empeorando para la moralidad de los digimon. Y la ira de Freundmon crecía y crecía al ver cómo los humanos ya adultos y sus digimon disfrutaban de una vida plena y feliz. Una vida que al digiclon se le había privado.

Y los odió.

Tanto a la raza humana como a los digimon que vivían felices con sus compañeros humanos.

Sólo quería su destrucción. Aunque eso supusiera ir en contra de las órdenes de sus creadores. Ahora que tenía la oportunidad de cumplir ese sueño que había estado dormido durante años, no se lo iban a arrebatar. Su ira era superior a todo eso.

-¡NO ME HABLES COMO SI ME CONOCIERAS! -elevando la voz en la última palabra y volviendo a lanzar otra bola de energía, aunque esta vez más pequeña que la anterior.

Pero la bola de energía fue fácilmente repelida por uno de los digimon en nivel kyuukyokutai. Si podían repeler y contrarrestar los ataques de Freundmon, la batalla ya estaba ganada. Sólo debían evitar que volviese a crear otra esfera de semejante calibre, y el resto sería pan comido.

Sin embargo, de forma repentina, el digimon empezó a correr a la velocidad de la luz donde los ojos de los digimon en su última forma no lo daban seguido.

Sólo podían ver un haz de luz yendo de un lado para otro.

Los digimon trataron de luchar y de alcanzar a Freundmon, pero era completamente imposible. El digiclon era demasiado veloz. De hecho, les daba la impresión de que poco a poco el digimon se iba haciendo más y más rápido. Y en un momento dado, el digimon que había pasado en medio de Victorybuidramon y Kaiserveidramon, estos por alguna razón se vieron dañados y caídos al suelo.

-¿Qué ha pasado? -preguntaba Takeshi sin comprender, viendo como su amigo al igual que su hermano pequeño caían con sus dos digimon al suelo.

Nadie daba entendido cómo había ocurrido. Pero lo mismo sucedió cuando Freundmon pasó por dónde se encontraban Nereidamon y Ventusmon, haciendo que Shin, Minami, Nat y Piomon se vieran afectados de la misma manera que los hermanos Motomiya.

-¡Hermana! ¡Natsumisan! -gritó Osamu.

-¡Ahora verá ese desgraciado! -promulgó Toji cabreado porque le hubiera dado a Natsumi cuando aún seguía bastante mal- ¡Adelante, Tennougreymon!

El digimon con Toji sobre sus lomos trató de dirigirse hacia Freundmon. Lo mismo que Indramon con Osamu que iban a cobrarse lo que les había hecho tanto a Ventusmon y a Minami como a Natsumi.

Pero incluso ellos se vieron afectados de la misma manera.

Sin embargo, Marineangemon junto a Sakuramon que no iban a tolerar lo que le habían hecho a Nereidamon, trataron de alcanzarlo en su retaguardia. Pero el digimon, lo esquivó fácilmente gracias a su velocidad, y sucedió lo mismo que con los demás.

-¿Qué está pasando? ¿Por qué están sufriendo daño si Freundmon no les da directamente? -manifestaba Misato sin comprender nada. Hasta unos momentos, ellos llevaban la ventaja. ¿Cómo era posible que de la nada Freundmon pudiera atacarles sin apenas tocarles?

Kazumi ya se había puesto manos a la obra, para tratar de analizar a Freundmon. Su portátil que no había funcionado hasta el momento, había empezado a hacerlo de forma extraña como si tuviera vida propia. Tecleando con habilidad y tratando de que la cámara pudiera escanear a Freundmon, pudo descubrir lo que estaba pasando.

-Es la energía mágica que lo envuelve. Esa energía mágica está cubierta de oscuridad y cuánto más rápido vaya, más aumenta -les avisaba la niña-. Debemos evitar a toda costa que nos alcance.

-Eso no es nada hermoso -afirmó Lordknigtmon.

-Pero habrá alguna forma para detenerlo, ¿no? -preguntaba Satoshi enfrente de la niña, como si quisiera protegerla. Después de todo, su digimon aún no había recobrado la fuerza suficiente para que pudiera digievolucionar a los siguientes niveles.

La niña no tardó en buscar alguna solución. Pero entonces, avistó como Freundmon trataba de hacer lo mismo en el lugar donde se encontraba Aki. La barrera sagrada colocada por alguien misterioso, le impedía que Freundmon pudiera hacer algo al niño o al digimon que seguía parado sin hacer nada.

-¡Puede que el poder sagrado funcione en él! ¡Claro! ¡Sólo el poder de la luz podría hacer frente a la oscuridad! -mirando hacia atrás, donde solo uno de ellos tenía el emblema de la luz capaz de poder hacer algo para detener a Freundmon- ¡ISAKISAN, ENFOCA TU DISPOSITIVO CON TU LUZ HACIA FREUNDMON!

El niño confiando en la teoría de Kazumi, hizo lo mandado. Su luz no era tan potente como la que tenía su madre, pero no le quedaba más remedio que creer en la luz que tenía dentro de él para salvar a sus amigos.

Una ráfaga de luz alcanzó de pleno a Freundmon. El digimon se había quedado quieto y quejándose por esa luz sagrada que recibía. Parecía que estaba funcionando. Y entonces, antes de que Freundmon pudiera reaccionar, todos los digimon lo rodearon y se prepararon para lanzar sus grandes ataques contra él.

El verse en aprietos, la ira de Freundmon lo consumió más y más y el aura negra que lo envolvía, creció de manera antinatural, explotando en una gran cantidad de energía que mandó volar a todos los digimon que lo habían rodeado. La luz que lo había envuelto también había desaparecido.

Freundmon con aquel aura, dirigió sus ojos hasta el niño que lo había frenado. No iba a volver a tolerar que un mocoso le hiciera aquello. Ya era suficiente de juegos, era hora de masacrar a todos los seres humanos y a sus digimon.

Y con esa idea, se dirigió hacia Isaki con su garra preparada para matarlo.

Piddowomon estaba fuera de combate y muy lejos de él. Y Takeshi sólo pudo gritar desesperado el nombre de su hermano.

Entonces, una luz iluminó el lugar cegando a los que estuviesen presentes y acto seguido, un temblor de tierra sacudió la zona.

Cuando pudieron ver lo que había ocurrido, todos se quedaron perplejos ante lo que había aparecido.

Un digimon de aspecto hombre lobo con armadura oscura retenía con sus brazos el avance de Freundmon. Y donde el niño se encontraba, estaba Yuuta que había recobrado el conocimiento, y con su brazo protector, protegía a Isaki del ataque.

.

-¿Se puede saber que secretismo me quieres confesar para apartarme del resto, Yuuta?

El chico se encontraba medio dubitativo. Sin embargo, una mirada a su hermana pequeña, donde a pesar de haber sido liberada de la manipulación gracias a Aine, se sentía bastante deprimida y culpable por todo lo que había hecho. Dentro de poco, se disputaría el combate donde sus dos hermanas eran las siguientes en combatir. Por supuesto, no dudaba de las capacidades de su hermana mayor, pero Nat…

-Hermana, quiero que convenzas a Nat para que no luche.

-¿Perdona? -dijo en ella en respuesta, como si no hubiera escuchado bien.

-Tú debes saber mejor que nadie cómo se encuentra Nat ahora mismo. Está claro que no se encuentra bien. Así no puede luchar, así que será mejor que no lo hagas. Pero si se lo dijera, acabaríamos discutiendo y hará lo que ella quiera. Pero a ti, seguro que te hace caso.

Por eso la había llevado lejos del grupo y de sus digimon. Sabía que si lo comentaba delante de todos, la misma Nat e incluso Piomon, se quejarían por algo que no le convenía y quedaría más evidenciada dentro de sus amigos. Sin embargo, si Aine se lo decía, estaba segura de que no tendría ningún reparo en hacerle caso. Pues, nadie era tan valeroso como para contestar a su terrorífica hermana mayor.

-¿Y? ¿Acaso sabes por qué ella ha podido ser manipulada por la oscuridad?

-¡Por supuesto que sí! -creyendo que se debía a Minami en vez de a Osamu-. ¡Me parece una estupidez que por culpa de esa tontería bajara tanto la guardia! ¡Pero, ya ves en el estado en que se encuentra ahora! ¡Desde luego así es imposible que active el emblema del amor de nuestra madre y que Piomon digievolucione!

-Por lo que me han contado, nuestra hermanita no ha sido la única en atravesar momentos difíciles.

-¡¿Y eso que más da?! -espetó Yuuta- ¡Lo importante ahora mismo es nuestra hermana! ¡El resto no tiene nada que ver de lo que estamos hablando!

-Con que no tienen nada que ver… -repitió ella entrecerrando los ojos molesta-. Yuuta, ¿acaso te has escuchado? ¿Sabes lo que acabas de decir? Porque si es así, deberías recapacitar sobre lo que piensas.

-¿De qué hablas? ¿Qué importa lo que yo piense cuando estamos hablando de nuestra hermana? Si es porque no me crees que me preocupe por ella, puede que lo aparente, pero en realidad…

-No me refiero a eso -cortándole y colocándose frente a suya con suma gravedad-. Sino al hecho de que ignores al resto del grupo como si no tuvieran nada que ver con nuestra hermana. Puedo entender que ella sea prioritaria, pero tú, que has heredado el emblema de la amistad de nuestro padre, debería darte vergüenza el cómo te importa un bledo los demás. Especialmente, aquellos que han pasado por lo mismo que Natsumi, y que seguro que entienden mucho mejor que nosotros lo que ella debe estar sufriendo. Pero, cómo has dicho, te importan una mierda… Así como la amistad que ella ha forjado con todos -dejándolo sin palabras, la chica se dirigió hacia el grupo no sin antes añadir-. Si así es como ves la amistad, la de solo preocuparte por la familia cuando te conviene, entonces nunca madurarás, y Zabumon nunca digievolucionará. Seguro que papá estará llorando en su tumba por cómo demacras su emblema con esa actitud tan fría.

.

Aquel suceso ocurrido en el día anterior, había aparecido en el sueño de Yuuta y que, tras sus posteriores experiencias, lo habían hecho recapacitar y dándose cuenta de que lo importante, no eran solo sus hermanos o sus primos o incluso Sanae. Todos en conjunto, representaban algo importante no sólo para él, sino para el resto de sus hermanos y para sus padres. Y ese sentimiento fue lo que había impulsado a que su digimon digievolucionara al nivel kazentai. El digimon llamado ahora, Neogarurumon.