MARAÑA · Réquiem de fuego e hielo
2ª PARTE
-¿Se puede saber cuál es ese gran secreto que me quieres confesar para apartarme del resto, Yuuta?
El chico se encontraba medio dubitativo. Sin embargo, una mirada hacia su hermana pequeña, donde a pesar de haber sido liberada de la manipulación gracias a Aine, se sentía bastante deprimida y culpable por todo lo que había hecho. Dentro de poco, se disputaría el combate donde sus dos hermanas serían las siguientes en combatir. Por supuesto, no dudaba de las capacidades de su hermana mayor, pero Nat…
-Hermana, quiero que convenzas a Nat para que no luche.
-¿Perdona? -dijo en ella en respuesta, como si no hubiera escuchado bien.
-Tú debes saber mejor que nadie cómo se encuentra Nat ahora mismo. Está claro que no se encuentra bien. Así no puede luchar, así que será mejor que no lo haga. Pero si se lo dijera, no me haría caso y acabaríamos discutiendo y al final será peor. Pero a ti, estoy convencido de que te hará caso.
Por eso la había llevado lejos del grupo y de sus digimon. Sabía que si lo comentaba delante de todos, la misma Nat, e incluso Piomon, protestarían por algo que no le convenía y quedaría más evidenciada dentro de sus amigos. Sin embargo, si Aine se lo decía, estaba segura de que no se atrevería a rechistar lo que ella dijera. Pues, nadie era tan valeroso como para contestar a su terrorífica hermana mayor.
-¿Y? ¿Acaso sabes por qué ella ha podido ser manipulada por la oscuridad?
-¡Por supuesto que sí! -creyendo que se debía a Minami en vez de a Osamu-. ¡Me parece una gilipollez que por culpa de una tontería como esa bajara tanto la guardia! ¡Pero, ya ves en el estado en que se encuentra ahora! ¡Desde luego así es imposible que active el emblema del amor que heredó de nuestra madre y que Piomon digievolucione!
-Por lo que me han contado, nuestra hermanita no ha sido la única en atravesar momentos difíciles y que sus emblemas brillasen.
-¡¿Y eso que tiene que ver ahora?! -espetó Yuuta- ¡Lo importante ahora mismo es nuestra hermana! ¡El resto no tiene nada que ver de lo que estamos hablando!
-Con que no tienen nada que ver… -repitió ella entrecerrando los ojos molesta-. Yuuta, ¿acaso te has escuchado? ¿Sabes lo que acabas de decir? Porque si es así, en vez de preocuparte por algo que no comprendes, primero deberías recapacitar sobre lo que piensas.
-¿De qué hablas? ¿Qué importa lo que yo piense cuando estamos hablando de nuestra hermana? Si es porque no me crees que me preocupe por ella, puede que lo aparente, pero en realidad…
-No me refiero a eso -cortándole y colocándose frente a suya con imponencia-. Sino al hecho de que ignores al resto del grupo como si no tuvieran nada que ver con nuestra hermana. Puedo entender que ella sea prioritaria, pero tú, que has heredado el emblema de la amistad de nuestro padre, debería darte vergüenza el cómo te importa un bledo los demás. Especialmente, aquellos que han pasado por lo mismo que Natsumi, y que seguro que entenderán mucho mejor que nosotros lo que ella debe estar sufriendo.
"Pero cómo has dicho… ¡Te importan una mierda! Así como la amistad que ella ha forjado con todos -dejándolo sin palabras, la chica se dirigió hacia el grupo no sin antes añadir-. Si así es como ves la amistad, la de solo preocuparte por la familia cuando te conviene, entonces nunca madurarás, y Zabumon nunca digievolucionará. Lo más molesto de todo, es que seguro que papá estará llorando en su tumba por cómo demacras su emblema con esa actitud tan egoísta."
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Aquel suceso ocurrido en el día anterior, había aparecido en el sueño de Yuuta y que, tras sus posteriores experiencias, lo habían hecho recapacitar y dándose cuenta de que lo importante, no eran solo sus hermanos o sus primos o incluso Sanae. Todos en conjunto, representaban algo importante no sólo para él, sino para el resto de sus hermanos y para sus padres. Y ese sentimiento fue lo que había impulsado a que su digimon digievolucionara al nivel kazentai. El digimon llamado ahora, Neogarurumon.
Sólo fue un vistazo a su alrededor y al enemigo que tenía enfrente, para ver cómo sus amigos habían luchado con todo para poder protegerle, incluido su pequeño primo Isaki que se había convertido en el objetivo principal de ese falso digimon.
Echando un vistazo más al frente, pudo visualizar a su hermano pequeño como dormido en una extraña torre y a un digimon que parecía el gemelo de Gabumon, cerca de él. Aquel Gabumon tenía los ojos sin pupila, como si algo o alguien lo dominase. Ver también cómo ambos estaban protegidos por una misteriosa barrera mágica, lo tranquilizó por unos momentos. Pues, un poco más allá de Aki y aquel Gabumon, veía a su hermana bastante malherida y siendo ayudada por Minami y por Shin. Dos digimon, donde sólo reconocía a Nereidamon (el otro debía ser el digimon de Minami), se encontraban también heridos pero dispuestos a combatir. Todo lo contrario a Piomon que apenas tenía fuerza.
No hizo falta que nadie le explicara lo que debería de haber sucedido.
Aquel falso digimon había herido a su hermana. Y no solo a ella, sino al resto de digimon que lo había estado protegiendo mientras estaba inconsciente.
Apretó el puño con fuerza, dándose cuenta de cómo aquel falso Gabumon había hecho mucho daño a todos sus amigos.
El dispositivo de Yuuta empezó a brillar de nuevo.
Zabumon había alcanzado la etapa kazentai. Y en ese nivel podía frenar al falso Gabumon. Sin embargo, el ver cómo todos habían hecho lo imposible para protegerles, lo habían motivado.
Era hora de compensarles y acabar con ese maldito digimon que había osado atacar a su hermana y a los demás.
El dispositivo brilló con tanta intensidad, que una potente luz azul envolvió a su digimon, donde su forma de hombre lobo se transformó en la de un digimon animal a cuatro patas y que logró mandar hacia el otro lado a Freundmon.
Freundmon aterrizó lejos del digimon de Yuuta, aunque molesto por alguna razón. Como si el nuevo digimon de Yuuta pudiera enfrentarse a la velocidad de energía negativa que cargaba Freundmon.
Los digimon que no fueran de la especie de Gabumon no podían hacerle nada, a no ser que ellos digievolucionaran al nivel kyuukyokutai. Pero si Freundmon liberaba todo su poder, volvían al punto de partida sin poder vencerles. Pero si los digimon de los portadores de amistad, donde sus digimon eran herederos directos de Gabumon, la cosa cambiaba. Y ahora, el digimon de Yuuta había llegado a su último nivel y podría darle batalla.
-Dejádmelo a mí -manifestó el digimon de Yuuta como si comprendiera que sólo él podía detener a Freundmon.
Ambos digimon se miraron frente a frente con la distancia prudencial de separación. Se miraban con tanta intensidad como si esperasen a que alguien diera la señal de comienzo de la batalla o ante algún pequeño movimiento, el otro se movería para atacarlo.
El silencio que rodeó el escenario fue abrumador para que todos observaran con cierto nerviosismo la batalla que pronto se libraría. No sabían muy bien cómo explicarlo, pero algo les decía que se avecinaba una de las batallas más feroces que habían presenciado hasta el momento.
Nadie, ni siquiera Kazumi tenía intención de analizar al nuevo digimon de Yuuta. Un digimon que recibía el nombre de Amarokgarurumon y que se encontraba en el nivel kyuukyokutai. Se asemejaba tanto a Metalgarurumon que lo único que cambiaba era que la parte trasera de su cuerpo no estaba recubierto de ningún tipo armadura. Su piel rosa como cuando era Zabumon, se dejaba entrever. En la parte delantera, estaba recubierto de una armadura de las mismas tonalidades de su pelaje cuando era Zabumon. Tenía una pequeña melena de color blanca que le caía alrededor del cuello como si fuera un león. Su cabeza estaba recubierta de un casco de tonalidad azul oscura.
El aire empezó a mover el pelaje de todos, y cuando éste dejó de agitarse, fue cuando ambos se movieron para atacarse mutuamente.
Freundmon volvía a estar envuelto de esa energía maligna que tanto daño provocó a los digimon, y que en cambio, no le hacía nada a Amarokgarurumon. Aún así, eso no significaba que el digimon de Yuuta llevase ventaja. Pues sólo podía contrarrestarlo. Pero cuando él respondía con sus ataques, Freundmon también lo contrarrestaba, lo que hacía que se convirtiera en una batalla aérea donde iban de un lado a otro y chocando entre ellos en igualdad de condiciones.
Viendo el cielo como sólo podían ver haces de luz chocar entre ellos, Yuuta supuso que necesitaba de algo más para vencer a aquel falso digimon. En otras palabras, necesitaba la ayuda de su hermano pequeño para poder derrotarlo. Pero, no entendía porqué su hermano estaba como dormido y en esa extraña torre, ni tampoco porqué había otro digimon parecido al digimon de su padre y que no hacía nada. Sólo quedarse parado cerca de Aki.
-Isaki, ¿podrías ponerme en antecedentes? -le pidió Yuuta.
El niño que todavía estaba impresionado por lo sucedido, tardó un poco en recuperar la compostura y explicarle a su primo, todo lo que había pasado mientras había estado inconsciente.
Resumió brevemente el combate que habían tenido las Izumi, y cómo en aquel combate no había habido ningún cubo y el enemigo los había tenido con las manos atadas al amenazar con hacer algo a sus padres y en el mundo real en el distrito donde vivían, si trataban de ayudarlas. Así como lo acontecido, a lo largo de aquel día.
-Ese digimon se llama en realidad Freundmon. Representa la ira. Apareció de la nada junto a Oroguram. Pero, Freundmon eliminó a Oroguram así sin más, y parece que tiene la intención de matarnos a todos. Por suerte, los digimon de Toji y de Sanaeneesan digievolucionaron hasta sus últimas formas durante el combate, y descubrimos que un digimon en el nivel kyuukyokutai podría hacerle frente. Pero parece que Freundmon acabó liberando todo su poder, y entonces, los ataques de nuestros digimon dejaron de hacerle efecto.
-¿Y qué ha pasado con Natsumi y Aki? ¿Y por qué hay otro Gabumon allí presente?
-La verdad -carraspeando un poco nervioso-, es que cuando Freundmon y Oroguram aparecieron, lo hicieron con esa torre con Aki ahí durmiendo y ese digimon parecido a Gabumon a su lado. Dijeron algo así de que era imposible manipular a Aki y que lo habían sumido a un sueño profundo, a su sueño ideal donde estaría con el tío Yamato -dijo con la mirada hacia un lado por la pena que le producía algo que jamás sucedería.
-¡Vaya! Así que lo raptaron pensando que sería fácil de manipularlo y se han llevado un chasco, que al final les fue el tiro por la culata -dijo con deleite y satisfacción-. Entonces, supongo que ese digimon que está sin hacer nada es el Tsunomon de Aki, ¿no?
-Es lo que suponemos. Pero no estamos seguros.
Yuuta no tenía ninguna duda de que así lo era. Pues solo su hermano pequeño quería tanto a su padre como incluso desear que su digimon fuese idéntico al suyo. Seguramente, en ese sueño donde estaría con su padre, había hecho que Aki se sintiera más tranquilo y a permitir, inconscientemente, que su digimon digievolucionara. Pero la fidelidad de un Gabumon era muy fuerte. Era algo que no se podía controlar ni manipular. Por eso, pese a que aquel Gabumon se encontraba con los ojos perdidos, inconscientemente protegía a su compañero humano. No por algo pertenecía al grupo de los digimon de los Digielegidos Especiales. Si ya en ese estado mostraba un poder brutal, si Aki despertaba podría hacer que su digimon digievolucionara al nivel kyuukyokutai y vencerían fácilmente a Freundmon.
Sin embargo, había otro problema que lo tenía preocupado.
-¿Y Nat? ¿Por qué ella y Piomon están malheridas?
-Ah… Eso… -volviendo a ponerse nervioso-. Resulta que se urgió un plan para rescatar a Aki y mantener ocupado a Freundmon para que no interfiriera… Natsumi se encargaría de ir hasta Aki para rescatarlo, pero… -dejando ahí la frase.
-Entiendo.
No se necesitaban de más palabras para entender lo que había pasado. Sino fuera porque estaba siendo ayudada por la hija de los Ichijouji y el de los Kido, con sus digimon dispuestos a protegerles, se pondría como una bestia descontrolada.
Pues nadie tocaba a su hermana.
A quién la hiciera sufrir, se las vería con él.
Mirando de nuevo al cielo, con los puños apretados, le gritó a su digimon.
-¡Amarokgarurumon! ¡Debes aguantar todo lo que puedas ante ese digimon!
Pues era consciente de que sería cuestión de tiempo el que pudiera aguantar una lucha cuando estaban empatados. Si uno cedía aunque fuese sólo un momento, sería una ventaja para el otro que no dudaría en aprovechar. Es decir, quién perdiese la fuerza voluntad, perdería al instante.
El digimon concentrado en el combate no dudó en seguir combatiendo con todo lo que tenía contra Freundmon. No podía bajar la guardia en ningún momento. Si lo hacía sería el fin. Lo mismo le ocurría a Freundmon. Incluso, aunque el resto de digimon quisieran darle, sólo supondrían un estorbo para Amarokgarurumon y que provocase su desventaja. Ahora, con aquel aspecto, era inmune al resto de digimon, salvo de la especie de Gabumon.
Podría ser preocupante que el digimon del niño recobrase la consciencia, pero para eso, el niño tendría que salir de un sueño que de seguro, no querría despertar.
No habría problemas.
O eso pensaba.
Pues en tierra, Yuuta junto al resto se ocupaban de idear algún plan para poder despertar a Aki.
Sanae, Toji y varios de sus amigos se habían acercado a Yuuta. Piddowomon, siendo ayudada por Holypiddomon también se habían acercado. Takeshi al estar cerca de su hermano, lo había abrazado feliz de que no le hubiera pasado nada. Ambos eran hermanos, y aunque sólo los separaba un año de diferencia, tenían un vínculo muy especial como si fueran mellizos. Si Takeshi perdía a su hermano, sería como perder a su mitad, y entonces, ese enfado que se generaba por culpa de la oscuridad, lo habría puesto fuera de control y a que su digimon ángel se transformara en un digimon demonio.
Hablando entre ellos, buscaron entre todos alguna solución de cómo despertar a Aki. Todos tenían puestos sus ojos en la pequeña Kazumi e incluso en Izumi, como si ellas pudiesen tener la clave.
-Antes podríamos tener una oportunidad, pero ahora, nos arriesgamos a un riesgo más grande -decía Kazumi con pose pensativa.
-Ese digiclon es capaz de atacar sin mirar a su objetivo -alegó Honeymon preocupada.
-Y ahora con esa barrera, será mucho más difícil poder llegar hasta él -comentaba Izumi con gesto preocupado-. Si fuéramos algún tipo de espíritu y poder llegar hasta el mundo de los sueños -comentando medio en broma, basándose en las películas de ficción que había visto.
-¿Y por qué no? ¡¿Podríamos hacerlo?! -comentó Toji como si esa fuera la única solución-. Yukionnamon es un digimon espiritual.
-Es cierto -comentó Tennougreymon-. Antes dijiste que sentiste el corazón de Freundmon.
-Es cierto. Pero aunque sea un espíritu, debería tener un poder sagrado para hacer algo tan milagroso.
Eso reducía a dos personas: Isaki y Takeshi. Sólo ellos tenían emblemas sagrados y digimon sagrados, aunque uno más afinidad a lo sagrado que el otro.
Las miradas se centraron en el hijo mayor de Takeru y Hikari. El niño al sentir tales miradas sintió mucha presión, y a no tener la confianza en poder hacer algo que no estaba a su alcance. Pero todos parecían confiar en él, y dada su naturaleza de intentarlo aunque no tuviera oportunidades, accedió sin quejarse.
-Aunque no sé si lo conseguiré -añadió con una gota de nerviosismo, donde en realidad quería negarse ante tal petición.
-Seguro que lo conseguirás, hermano. Confío en ti -apoyaba Takeshi con un rostro resplandeciente y lleno de ánimo, que consiguió que Isaki dejase su negatividad a un lado.
El niño trató de concentrarse llevando una mano al pecho. La otra la apoyó sobre su dispositivo y con todas sus fuerzas deseó que la luz que había heredado de su madre, brillase para poder alcanzar ese mundo espiritual donde debería de hallarse su primo.
Una pequeña luz lo envolvió, mientras el resto lo observaba expectante y con el deseo de que pudiera conseguirlo. Pero a medida que avanzaba el tiempo, y observaban la batalla épica entre Amarokgarurumon y Freundmon, empezaron a pensar en lo inútil que era algo tan ficticio que sólo sucedía en las películas o en las series que veían.
Isaki podía sentir su pesimismo, por lo que trató de esforzarse un poco más.
Podría hacerlo. Tenía que hacerlo por ellos.
Metiéndose a sí mismo esa presión.
Su madre, tal cómo su nombre indicaba, era la luz misma. La luz que podía guiar a los demás a la paz. La luz que conseguía que todos los digimon pudieran digievolucionar. La luz que había llegado al mundo del Mar Oscuro y que con esa luz había liberado a los Hangyomon de la espiral maligna. Una luz mística y que él, como heredero, tenía que haberla heredado.
Eso era lo que pensaba.
Pero la razón indicaba que los poderes místicos no se podían heredar.
Estos solo los envolvía a aquellos seres con una habilidad especial o con aquellos que tuvieran un corazón puro y noble.
Como su madre, o Aine y Aki, e incluso su difunta hermana Kibou y como sucedería con su pequeña hermana Hinode.
Él no era especial. Lo único que tenía de especial era el hecho de ser el hijo de la luz y la esperanza. Una etiqueta que muchos le colocaban, y que esperaban más de lo que podría hacer.
-¿Y por qué no pensamos otra manera? -preguntó Momoko, haciendo público el hecho de que el método que estaban empleando no daba resultado.
Eso hizo que Isaki se sintiera mal consigo mismo y por defraudarlos, sobre todo a su primo Yuuta.
Sin embargo, la mano cálida de su hermano Takeshi sobre su pecho y sus palabras lo reconfortaron.
-¡De eso nada! ¡Intentémoslo un poco más! ¡Yo creo en mi hermano! ¡Sé que él podrá conseguirlo! -la esperanza de Takeshi llegó al corazón de Isaki. Pero Isaki sintió mucho más que la confianza de su hermano.
Piddowomon y Holypiddomon habían apoyado sus manos sobre su hombro, cediéndole parte de su poder sagrado para que tuviera más luz y poder entrar en un mundo, al que Isaki consideraba perdido.
Entonces, pensó para sí mismo lo estúpido que estaba siendo.
Desde el principio, no se había sentido optimista en conseguirlo. Sólo seguía lo pedido, cuando en realidad, se había rendido antes de empezar. Por supuesto, que de esa manera, sería imposible que su luz brillara con la fuerza necesaria para transportarse a un lugar espiritual. Pero las palabras de su hermano y el apoyo de su digimon y de Holypiddomon, fueron esenciales para hacerle cambiar de parecer e intentarlo de verdad con todas sus fuerzas.
La luz que envolvía el niño aumentó y brilló con tanta fuerza, que instantes después, desapareció del lugar.
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Al no sentir la mano de su hermano y de los dos digimon ángeles sobre él, Isaki abrió los ojos, encontrándose en un lugar distinto al que estaba.
Todo era blanco y rodeado de nubes de algodón, como si se hubiera teletransportado al mundo celestial. El suelo que pisaba era muy blandito, pero no era tiempo para pensar en esas nimiedades. Gritó el nombre de su primo pequeño una y otra vez, esperando que hubiera llegado al lugar dónde él estaba.
Corriendo a través de ese mundo blanco donde no había nada, Isaki no perdía la esperanza en encontrarlo. Y tras varios segundos corriendo, lo halló.
El niño le daba la espalda y estaba sentado. Y a su lado, se encontraba la figura de su tío Yamato, que hizo que Isaki se quedara congelado sin saber cómo reaccionar.
Aki al ver que lo llamaban, se giró y con una alegría sobre su pequeña carita, saludó a su primo, mientras no dejaba de hablar entusiasmado.
-¡Isaki! ¡Isakiniichan! ¡Mira quién está aquí! ¡Es papá! ¡Papá no ha muerto!
Isaki estaba conmocionado por la presencia de su tío Yamato. Al verlo, se dio cuenta de que no era real. Tenía una expresión feliz pero como robotizada.
Sin duda, aquel lugar era el mundo de los sueños, un sueño creado por el gran poder de su primo pequeño, donde su padre estaba con vida.
Estaba claro que Aki estaba muy feliz en ese mundo. Pero tenía que aceptar la realidad, y comprender que su padre ya no se encontraba más con ellos.
-Aki, date cuenta -agarrando a Aki de los hombros-. Ese no es el tío Yamato. El tío Yamato ha… -dejando ahí la frase. Costaba tanto decir algo tan doloroso, pero era necesario. Por el bien de Aki y de todos-. El tío Yamato ha muerto.
-¡No! ¡Está aquí! ¡¿No lo ves?!
Estaba visto que por esa ruta, sería una conversación que no llegarían a ninguna parte, así que optó por otro medio.
-¿Y dónde está Tsunomon? -pues en aquel mundo blanco sólo estaban la figura de Yamato y el niño.
-Tsunomon digievolucionó y se fue con Gabumon -contestó el niño con una extraña voz.
-¿Digievolucionó? -repetía Isaki, donde quizás ahí podría encontrar la clave para que Aki se diera cuenta de la realidad.
-Sí… Como papá está con nosotros, entonces, ya no es necesario que siga presionando a Tsunomon. Así puede estar libremente con Gabu como Zabumon y Piomon -añadía, aunque algo en su rostro no encajaba con su afirmación-. Así que lo dejé ir con Gabu.
-¿Qué lo dejaste ir? ¿Por qué lo dejaste ir cuando podéis estar todos juntos? Además, ¿qué pasa con Yuutaniisan y Natsumi? ¿Qué hay de tía Sora?
-Ah… -el niño se quedó sin justificaciones. Se encontraba tan alegre de que su padre estuviera junto a él, que se había olvidado del resto de su familia. Entonces, un recuerdo surcó en su mente que provocó que le doliera mucho la cabeza.
Su primo mayor lo llamó preocupado, pero entonces, el niño con lágrimas en los ojos, recordó la triste realidad a la que se había envuelto antes de aparecer en aquel mundo.
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Aki junto a Tsunomon seguían a aquel digimon que creían que se trataba de Gabumon. Sin embargo, el hecho de seguir caminando en aquel extraño mundo, le hizo preocupar y a preguntar con ansias sobre cuándo llegarían hasta dónde estaba su padre.
-¿Falta mucho para llegar hasta dónde está papá?
Pero el digimon seguía adelante sin contestarle. Y por alguna extraña razón, el niño empezó a tener miedo.
¿Cómo era posible si estaba con Gabumon?
¿Qué era esa sensación de inquietud que empezaba a sentir?
Tras unos minutos más donde habían estado caminando, el digimon se detuvo.
-¿Qué pasa?
Y entonces, el escenario oscuro en el que se encontraba se esfumó de forma repentina, y cuando se hizo la luz se encontró en un mundo completamente en blanco. Ante el niño y su digimon se encontraron a una figura que los dejó boquiabierto y a Lichtmon y a Dunkelmon.
-Vaya, así que este es el niño, ¿eh? -pronunció Lichtmon con una sonrisita nada agradable.
-Así a simple vista, no parece que tenga tanto poder cómo se dice -le seguía Dunkelmon analizándolo con detalle.
Aki empezó a temblar de miedo, mientras que Tsunomon saltó de su regazo, dispuesto a encarar a esa gente mala, mientras les insinuaba que estando su padre a su lado, no tendrían nada que hacer.
Su comentario provocó una risotada en Lichtmon y en Dunkelmon por lo ingenuo que era el digimon. Y entonces, el propio Freundmon, se giró hasta ellos y con una voz cargada de repugnancia, les reveló la verdad.
-¡Menudo chiste! ¿Yo, tu padre? ¡Tu padre está muerto al igual que su compañero humano! -disfrutando con cada palabra que decía.
Que aquellas palabras saliesen de la boca de ese digimon idéntico a Gabumon dolieron a Tsunomon, y la esperanza que había tenido Aki se fueran por un pozo sin fondo. Tener en mente algo que lo había entusiasmado tanto, resultaba más desgarrador que la noticia de cuándo Taichi les había anunciado que Yamato y Gabumon habían muerto.
¿Por qué la gente se divertía creando falsas ilusiones? Se preguntó entonces el niño.
¿Por qué se divertían a costa del sufrimiento de otros? Se preguntaba, mientras escuchaba las burlas de esos extraños digimon, al verlo tan deprimido y con lágrimas en sus ojos.
No entendía porqué disfrutaban haciendo el mal, y divirtiéndose de la pena ajena. ¿Cómo podían hacerlo? ¿Qué ganaban con ello?
El niño inocente como era, se preguntaba una y otra vez esas preguntas. Se encontraba tan profundamente deprimido, que ni siquiera se percató de cómo dos presencias se habían acercado a su espalda. Tsunomon sí que las había sentido y a observar con terror cómo Homeostasis e Yggdrasill se habían acercado a ellos.
-Buen trabajo, Freundmon -dijo Yggdrasill con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
El digiclon no agradeció las felicitaciones de su creadora, sino que dijo.
-Ya que he cumplido con tu petición, ¿podría tener el derecho de matarlo?
Esa pregunta alteró más a Aki.
Aquello dicho con la misma voz que Gabumon, resultaba aterrador.
-No -contestó Homeostasis con firmeza-. Necesitamos al niño con vida y cómo último recurso para que esos elegidos y sus digimon comprendan que el ser digital no es ningún juguete que puedan usar a su antojo.
-Pero podríamos usarlo para que se enfrente a su hermano mayor. Creo que esta batalla entre hermanos será mucho más divertida de las dos que hemos presenciado -alegaba Yggdrasill con deleite.
Tsunomon que estaba aterrorizado por el poder de esas dos fuerzas, no quiso arremeterse y se defendió, alegando que jamás se pelearía con su hermano Zabumon.
-¡Jamás me manipularéis y tampoco lo haréis con Aki!
Yggdrasill sonrió divertida.
-Pequeño digimon creo que todavía no sabes quiénes somos.
-Eres un ingenuo al pensar que puedes hacer algo frente a una diosa -comentó Lichtmon riéndose junto a Dunkelmon.
-Ni un Digielegido Especial podría hacerle frente a los dos creadores del Mundo Digimon: El Dios Homeostasis y la Diosa Yggdrasill -le seguía Lichtmon divertida junto a su hermano.
-Ho… Homeostasis… e Yggdrasill… -pronunció el pequeño digimon mirando asombrado a las dos eminencias que tenía ante él.
-Yo sigo pensando que lo mejor es dejarnos de rodeos y acabar con este niño y el resto de los humanos y sus digimon de una vez, como hicimos con su padre -intervino una vez más Freundmon con un tono más firme-. Y lo mismo deberíamos hacer con esos adultos y sus digimon que tenemos encerrados.
-Es inútil que insistas, Freundmon -dijo la otra voz-. Nuestro viejo insiste en que a través de las experiencias trágicas, esos elegidos comprendan la gravedad de lo que es la convivencia entre humanos y digimon en el Mundo Real.
-¿No ha sido suficiente con haber manipulado a esos dos digimon del Mar Oscuro para que matasen a la hija y al digimon de Luz y Esperanza? ¡Y tampoco ha funcionado el haber matado al elegido de la amistad! ¡Ni los elegidos ni sus hijos jamás aprenderán el error que han cometido de que los digimon convivan con ellos en su mundo! ¡Fue una gran equivocación que nosotros hemos pagado caro! ¡Así que es mejor cortarlo de raíz y exterminar a todos los humanos!
Sus palabras estaban tan cargadas de ira y frustración, que el ser escuchadas en la voz de Gabumon, dañaban más a Aki. Pero lo que más le dolía era el haber descubierto como ellos habían sido los causantes de la muerte de su padre y de su prima Kibou. Todo para que a través de la muerte aprendieran… ¿el qué?
No entendía.
Lo único que entendía es que a través de la muerte, no se podía aprender nada.
Sólo a sentir dolor y a desear que las ilusiones se convirtieran en realidad.
Entonces, de forma repentina, el niño empezó a brillar, lo mismo que su digimon.
El niño con más ganas que nunca, deseó estar en un lugar lleno de paz donde pudiera estar con su padre para siempre. Así su digimon podría digievolucionar y convertirse en un ser idéntico a Gabumon. De esta manera, tanto su digimon como él estarían felices para siempre y ya no habría más sufrimiento.
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Cuando dejó de dolerle la cabeza, Aki se encontraba lagrimeando y con el dolor en su corazón al darse cuenta de que su padre no podría volver a su lado, por mucho que lo deseara.
Había provocado aquel mundo de ensueño, pero…
Mirando de reojo a la figura de su padre, vio cómo, tras aceptar que no era real, éste se iba desvaneciendo. El niño quería gritar e impedir que desapareciese. Pero no podía aferrarse a ello. Tenía que aceptar la dura realidad de que su padre jamás volverían con ellos, y regresar al lado de su madre y de sus hermanos. Y también de su digimon.
El niño se dio cuenta de cuando su digimon había digievolucionado en una forma idéntica a la de Gabumon, lo había hecho por su deseo de que su digimon fuese idéntico al Gabumon de su padre.
No lo había dejado digievolucionar libremente, sino que lo había forzado a que tuviera aquella forma, aferrándose al deseo de volver a ver a Gabumon. Pues si Gabumon estaba presente, su padre también tendría que estarlo.
Por eso, cuando le había dicho a su primo que su digimon se había ido con Gabumon, en realidad, lo que había sucedido, es que su digimon convertido en Gabumon se había marchado. Porque tener a un solo Gabumon, haría que recordase que aquella figura no era real. Por eso, sólo quería estar a solas con su padre sin la presencia de los digimon.
Pero en ningún momento, se había parado a pensar en su madre o en sus hermanos mayores, a sabiendas de que para ellos, y cada uno a su manera, también les resultaba duro la pérdida de su padre. Pero por su bien, había presenciado como Yuuta y Nat, especialmente, se habían hecho de trizas de corazón, para que la pena no lo rodeara.
Llorando a mares, por tener que aceptar tan dura realidad y lo que había hecho, se había encontrado con el abrazo cálido de su primo, que trataba de reconfortarlo y animarlo.
-Ya está. El primer paso es aceptarlo. Así que puedes llorar que nadie te lo va a reprochar.
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Tras la desaparición de Isaki, muchos querían creer que todo había sido un éxito. Pero el hecho de que fuera pasando el tiempo, y que nada extraño sucediera, empezaba a bajarle las esperanzas y a pensar cosas más trágicas, inquietando tanto al hermano como a la digimon del desaparecido. Sin embargo, ese desánimo fue aumentado por parte de Satoshi.
-Pensadlo bien. Ya han pasado cinco minutos desde que Isaki ha desaparecido y nada ha pasado. Seguro que el enemigo se habrá aprovechado de la situación y llevado a su terreno. Después de todo, es el elegido de la luz.
Kazumi que como siempre estaba dispuesta a llevarle la contraria a Satoshi, por mucho que él dijera que la quería y estaba dispuesto a conquistarla, refutó todos sus comentarios y a animar al hermano de Isaki que estaba con el alma por los suelos y empezando a creer que las palabras de Satoshi eran ciertas. Ni que hablar de Yuuta que se sentía culpable por haberle impuesto a su primo semejante petición.
-¡Por eso mismo que es el elegido de la luz, que estoy segura de que habrá llegado al lugar destinado! ¡Que haya pasado cinco minutos, no es para sacar conclusiones precipitadas y asumir hechos desagradables sin tener en cuenta los sentimientos de los demás! ¡La misión de Isakisan no es nada fácil y seguro que le estará costando, y por eso es que está tardando! ¡Pero le lleve el tiempo que le lleve, él lo conseguirá porque a diferencia de ti, él cuenta con la capacidad para no rendirse!
-Eh… Bueno… Tampoco… -murmuraba Satoshi sin saber cómo calmar la ira de la pelirroja, donde desde luego, no quería estar en malos términos con ella.
Viendo como eso funcionaba para dejarle sin palabras, Kazumi continuó atacando con esa conversación, esperando que así la dejara en paz de una vez.
-¡Por algo él es nuestro líder! ¡Porque él es el mejor y siempre está ahí para ayudarnos y mediar entre nosotros! ¡Se esfuerza mucho en todo lo que hace! ¡Y eso es algo de lo que tú, un niño pijo, carece!
La conversación había tomado un rumbo, donde la niña lo había aprovechado para meterse con Satoshi. Honeymon e Izumi trataron de detener a Kazumi y que siguiera soltando aquellas groseras palabras. Sin embargo, hubo más de uno que se había guardado esas frases y dispuesto a soltarlas cuando todo estuviera solucionado.
Entonces, un brillo espectacular sucedió en la zona donde se encontraba Aki y el digimon de parecido a Gabumon.
Un brillo que detuvo la pelea entre Amarokgarurumon y Freundmon.
Ambos se encontraban mirando en la dirección donde el más pequeño del grupo y su digimon se encontraban, y pudieron observar claramente, como la figura de aquel digimon se iluminaba con intensidad. Una luz que sólo podía significar una cosa.
La barrera sagrada que los rodeaba desapareció de repente y la luz fue tan intensa y cegadora, que todos se vieron obligados a cerrar sus ojos y a sujetarse a algo. La luz iba acompañada de una propulsión de aire que los arrastraba en dirección opuesta.
Aquella luz acabó brillando por todo el cielo, provocando que los elegidos y sus digimon encerrados, contemplasen de nuevo otro suceso anómalo, pero beneficioso para ellos.
Los digimon que volvían a sentirse cansados ante la falta de agua y comida, volvían a sentirse rehabilitados. Aquella luz provocó que una calidez llegase al corazón de Sora y murmurase débilmente…
-Ya… ma… to…
Una luz tan sobrenatural que fue alcanzada en el mundo real y en el mundo digital. La misma luz que había ocasionado la digievolución de Aiyomon en Amaterasumon.
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MUNDO DONDE SE ENCUENTRA RYO
En el mundo donde se encontraba Ryo, éste observaba con cierta admiración como Aine con su propia energía otorgado por ser una Digielegida Especial, trataba de reanimar a su padre. Lo mismo hacía Amaterasumon con Gabumon.
-¿No deberías descansar un poco? -le había aconsejado-. Llevas horas y horas haciendo eso sin descanso.
La chica no le contestó. Simplemente porque aquel hombre hablaba con un tono tan alegre y despreocupado que la irritaba. Parecía no entender lo grave que estaba el asunto en su mundo humano y digital correspondiente.
Sin embargo, la joven sintió una extraña sensación que fue compartida por Amaterasumon. Una sensación familiar y conocida que hizo que ambas se miraran con una sonrisa cómplice, y dejaran a Ryo intrigante. Cyberdramon dio la impresión de haberlo sentido también, ya que había observado el cielo con cierto aire de admiración.
-Parece que por fin lo han conseguido -comunicó Aine complacida.
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De vuelta a aquel extraño mundo, Elpidamon volaba lo más rápido que podía para localizar al grupo de Isaki y los digimon. El pequeño digimon descansaba sobre su hombro y tenía que entrecerrar los ojos para poder acostumbrarse a aquella velocidad. Todo lo contrario a Hinode, que sin darse cuenta de dónde estaban, se reía divertida de poder ir a aquella velocidad sin que le pasara nada. Elpidamon la tenía tan bien sujeta, que no estaba dispuesta a que se le resbalara de las manos.
Sin embargo, cuando ambos digimon habían visto cómo el cielo se había iluminado y sentido un enorme poder, el pequeño digimon le había preguntado qué era aquello y porqué se le hacía tan familiar esa luz.
-¿Acaso es Nyaromon? -pudiendo sólo asociar a su hermana digimon, ya que ella era la digimon del portador de la luz.
-No. Es algo mucho más grande -asumió Elpidamon con una gran sonrisa en la cara, viendo cómo el tercer digielegido especial, por fin liberaba todo su poder.
Todos estaban en aquella dirección. Tenía que apurar y llegar hasta ellos, antes de que Dunkelmon y Lichtmon lo hicieran.
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La luz poco a poco se fue disipando. Al hacerlo, Natsumi se encontró sorprendida de sí misma al verse completamente recuperada. Les dijo a Shin y a Minami que ya no era necesario que siguieran sujetándola, pero Minami no parecía muy convencida de que su amiga estuviera ya bien. Pero antes de que pudiera protestar, contempló con la boca abierta lo que había sucedido a sus espaldas. Intrigados por su perplejidad, ambos niños se giraron, observando como Piomon había vuelto a digievolucionar a Bennumon.
Y no solo eso.
En el lugar donde estaban Honeymon y Tentoytomon, ellas habían digievolucionado a sus formas kyuukyokutai: Kunshuchoumon y Hachimon.
Un acontecimiento increíble y que les resultaba tan familiar cómo solo indicar una cosa. Queriendo verificarlo de inmediato, todos los pares de ojos se dirigieron hacia aquella extraña torre. Allí vieron a Isaki junto a Aki. El niño había despertado y en sus ojos recubiertos de lágrimas mostraban una firme determinación. Y delante de ellos, se encontraba un digimon sagrado que jamás habían visto.
Tenía forma humana. Su cabeza estaba recubierta por un casco con forma de lobo, dejando entrever la mitad de su cara y una larga cabellera plateada atada a la mitad de la cintura. Su cuerpo estaba recubierto de una armadura de tonalidades azuladas y blancas que junto a la espada que reposaba sobre un cinturón, el cual llevaba grabado la mitad del emblema de la amistad y del amor, rebosaba poderío. Una capa atada al lado de un hombro se alzaba majestuoso sobre cualquier digimon. Pero lo más impresionante, eran las ocho alas blancas que se habían desplegada en su espalda.
Su nombre era Tsukiyomimon.
La valentía en cómo aquel digimon se había unido a la batalla, hizo que muchos lo observasen tan admirados, que era lógico que Minami lo viese con corazoncitos en sus ojos.
Freundmon miró con cierto aire de desazón al nuevo digimon, sintiendo un fastidio enorme de que el digimon del crío hubiera digievolucionado en un digimon que parecía sumamente poderoso.
-Amarokgarurumon, lanza tu ataque contra Freundmon -le dijo Tsukiyomimon.
El digimon al principio quería quejarse. Su ataque no servía de nada ya que estaba en igualdad de condiciones que Freundmon. Pero confió en su hermano digimon e hizo lo mandado.
-¡RUGIDO DEL LOBO SABIO!
Antes de que Freundmon pudiera interceptarlo…
-¡Juicio lunar! -espetó Tsukiyomimon.
Y el ataque que debería ser contrarrestado con otro de Freundmon, se volvió más poderoso y le dio de lleno a Freundmon.
¿Qué había pasado? Se preguntaban todos confusos, incluido el propio Freundmon.
Aún así, no quiso esperar a una respuesta, sino que atacó, aprovechándose de la retaguardia de Amarokgarurumon.
-¡ARC!
Una especie de barrera sagrada rodeó a Amarokgarurumon impidiendo que su ataque le alcanzara. Y entonces, sin esperar la señal de Tsukiyomimon, Amarokgarurumon volvió a atacar a Freundmon.
-¡RUGIDO DEL LOBO SABIO!
-¡Juicio lunar!
Y una vez más el ataque que había estado a pares con la resistencia de Freundmon, volvió a dar en el blanco.
-¡Impresionante! -balbuceaba Toji con la boca abierta.
-¡Parece como si estuvieran sincronizados! -comentaba Victorybuidramon.
El resto de los humanos y digimon empezaron a animar a los dos hermanos digimon, donde su compenetración había provocado que las tornas se torcieran para Freundmon. El digiclon por mucho que mascullase airado de la rabia no daba atacado ni a uno ni a otro.
El digimon con más aspecto de lobo que el otro, que era una especie de lobo sagrado, parecía ser el más débil y con el que más posibilidades tendría para ganar. Pero como el digimon sagrado no dejaba de beneficiar al digimon lobo aumentando tanto la potencia de sus ataques como su velocidad, y protegiéndolo al mismo tiempo, estaba claro que él perdería.
Aún así, Freundmon se negaba a rendirse. Lucharía hasta su último suspiro.
Un nuevo ataque había hecho que Freundmon cayese en picado al suelo de hielo que Yukionnamon había creado antes. Los dos digimon de tipo lobo se habían posicionado encima suyo, indicando su supremacía ante él. Un último ataque y quedaría derrotado.
-¡Acabemos con él de una vez!
Sin embargo, parecía que Tsukiyomimon no parecía estar muy de acuerdo con su opinión. Por encima de su hombro, observó a su compañero humano, donde mostraba firmeza y determinación, pero también algo parecido al arrepentimiento.
Quizás el ver cómo humillaban a Freundmon, lo había hecho recapacitar y a empatizar con el digiclon.
De pronto una risa divertida redundó en el lugar, haciendo que todos buscasen al dueño de aquella extraña voz.
Era una voz masculina, pero con una mezcla de tono infantil y de adulto.
Lo hallaron sobre el tejado de la pequeña torre donde estaban Aki e Isaki. Los dos niños, al notar que esa voz provenía de arriba de ellos, con el brazo protector de Isaki sobre el más pequeño, se fueron acercando con cautela para observar con curiosidad quién era el recién llegado.
Sus expresiones quedaron pintadas con la misma sorpresa que tenía el resto. Aquel recién llegado se trataba ni más ni menos que de un digimon con un gran parecido a Agumon. Su diferencia más radical es que en vez de ser todo naranja, tenía alguna marca azulada por el cuerpo, como Greymon. Y lo más destacado, una especie de muñequera roja en su brazo derecho.
-¡Es él! ¡Es él! -gritaba Aki señalándolo como si lo hubiera visto antes en alguna parte.
El recién llegado saludó al niño con una falsa hipocresía de felicidad de cuánto tiempo había pasado desde la última vez que se vieron y que se alegraba de que saliera del mundo de Morfeo. Más sospechas, y que Isaki protegiera a su primo con su cuerpo completo en vez de con sólo un brazo, donde ya no tenía curiosidad en saber cómo es que lo conocía.
Aquel digimon de parecido a Agumon generaba el mismo impacto que habían tenido cuando Freundmon se había aparecido ante ellos, haciéndoles creer que era el Gabumon de Yamato. Puede que ahora no consiguiesen engañarlos con la misma facilidad que antes, pero el hecho de tener a un digimon idéntico al Agumon de Taichi, creaba desconcierto en Tennougreymon y en Yukionnamon.
-¿Qué se supone que haces aquí, Wertmon?
¿Wertmon?
¿Aquel digimon era el otro digiclon que faltaba por conocer?
Más impresionados no podían estar, así como a entender, en cierta manera, que aquel digiclon tuviera un parecido descarado con Agumon. Pues estaba claro que ése sería el digiclon que Tennougreymon y Yukionnamon estaban destinados a combatir. Ambos se pusieron en pose ofensiva y se acercaron un poco más al campo de batalla.
-Bueno… Después de tu "traición" como lo llama la vieja, la vieja está muy cabreada y anda a voces con el viejo, donde no hace más que gruñir y gruñir por la falta de libertad que nos han dado. Así que he decidido escaparme y venir a ver cómo tu idea de eliminar a los humanos y a sus digimon se te ha ido por el caño -riéndose divertido.
El hecho de que se refiriera a sus creadores sin ninguna formalidad, daba a entender que Wertmon no les tenía el mismo respeto que los anteriores digiclones que habían conocido. ¿Sería acaso por su alto parecido con Agumon y Gabumon que aquellos digiclones eran diferentes a sus "hermanos"?
De una u otra manera, lo que tenían claro es que el tal Wertmon no parecía mucho de fiar.
-Si quieres, puedo echarte una mano -agregó con los ojos entrecerrados y mirando divertido a sus supuestos oponentes, quiénes se encontraban más preparados que nunca para combatir.
-¡Cht! ¡No necesito tu ayuda! ¡Está claro lo que pretendes siendo el representante de la avaricia!
-No seas tan desconfiado, Freundmon. Después de todo, somos compañeros desde hace tiempo. Sólo nosotros compartimos un vínculo muy especial -hablando de cosas que desde luego, los niños no entendían. Freundmon lo observó de reojo con cierto desgano-. Además, creo que eres bien consciente que no puedes hacer nada contra esos dos digimon, especialmente del sagrado. Pero si yo me uno, ni ese digimon sagrado podrá hacerte nada.
Le costaba aceptar la ayuda de Wertmon, sin embargo, ni Amarokgarurumon ni Tennougreymon iban a consentir que la batalla se dificultase cuando llevaban una ventaja abrumadora. Por el contrario, Yukionnamon al ser un espíritu mítico podía sentir la misma rabia y frustración en Wertmon como la que había sentido en Freundmon. Mientras que Tsukiyomimon veía algo más. Lo había visto en Freundmon y esperaba debilitarlo para dar el golpe de gracia. Pero ahora, veía que ocurría lo mismo en Wertmon. Ese sentimiento era muy distinto a los otros digiclones que había visto.
-Está bien -aceptando la ayuda de Wertmon a regañadientes.
El digiclon sonrió divertido y añadió.
-En ese caso, démosle una sorpresa a estos bastardos humanos y a sus compañeros digimon -denotando, como al igual que Freundmon, sentía el mismo odio hacia los seres humanos con compañero digimon.
Un extraño presentimiento nació en algunos de los niños y en algunos de los digimon para que la alerta resonara en su interior y a tratar de evitar eso tan sorprendente que Wertmon había amenazado con dar.
Pero antes de que alguien o algo pudiera intervenir, ambos digiclones empezaron a brillar con fuerza y a salir disparados como si fueran estrellas fugaces hacia el cielo. Ambos se juntaron y dieron vueltas el uno sobre el otro en forma de zigzag, hasta que ambos chocaron creando una explosión de luz.
-Oye, oye… ¿No me digas que eso es…? -balbuceaba Shin con la boca abierta del miedo.
Sin embargo, no había motivos para culpar ese miedo que sentía. Todos observaban, sin excepción, cómo ambos digiclones se habían fusionado. No tenían un cuerpo concreto, sólo la forma. Una forma demasiado reconocida y espeluznante cómo para que fuera real.
-Es una broma… ¿verdad? -le seguía Minami.
-No puede ser… -Nat tampoco podía apartar los ojos de aquella forma que tanto le recordaban a Omegamon.
Ninguno de los niños, ni siquiera los hijos directos de Taichi y Yamato, habían presenciado en directo la evolución de Agumon y Gabumon. Sólo lo habían visto en fotografías o en los datos que Koushirou tenía almacenados. Pero verlo en directo, era mucho más abrumador. Aunque se trataba de una falsa réplica de Omegamon.
Además, cuando la luz se esfumó de su cuerpo, los niños y los digimon pudieron darle color y ver cómo a pesar del parecido con Omegamon, tenía colores que lo hacían verse como un Omegamon de atributo virus.
Su capa y su armadura era completamente negra. Sus ojos rojos como la sangre. Y sus brazos donde se encontraban la cabeza de Metalgarurumon y la de Wargreymon se les veía afilados como si su apariencia mostrase agresividad.
Su apariencia parecida y no tan parecida, dejaba a todos conmocionados y sin habla. Ni siquiera sus nuevos y mejorados dispositivos parecían reconocer a ese digimon-clon.
Un pequeño movimiento y todos los digimon se pusieron en alerta. Un extraño presentimiento continuó después y cuando sintieron como el cañón garuru empezaba a brillar, anunciando su disparo, el instinto de compañero digimon se activó en cada uno de los digimon e ir directo hacia su respectivo compañero humano para ponerlo a salvo.
Del cañón garuru salió una explosión de energía que fue dirigida hacia el piso. Como si de una bomba atómica se tratase, el lugar explotó levantando una gran cantidad de polvo en forma de lluvia glaciar.
Aquel simple impacto podría haber matado a todos sin excepción, de no ser porque Tsukiyomimon, actuando prevenido, había envuelto a cada uno con una barrera sagrada para protegerlos, al tiempo en que él mismo cargaba a su pequeño compañero humano y a Isaki.
La tierra recubierta de hielo que Yukionnamon había creado, había desaparecido por completo, así como el pequeño lugar donde se encontraba el mini castillo. Ahora, los digimon sólo contaban con su habilidad para volar y con la barrera sagrada de Tsukiyomimon.
Piddowomon se acercó al digimon lobo sagrado para cerciorarse de que su compañero humano se encontraba bien. Holypiddomon la había seguido. Takeshi se encontraba feliz de que su hermano estuviera sano y salvo. Tras un pequeño abrazo cargado de sentimentalismo, Piddowomon se hizo responsable de cargar a Isaki.
-¿Cómo vamos a vencer a un digimon de ese nivel? -proclamaba Momoko angustiada.
-Está claro que -comenzaba Shin ajustándose las gafas- que sólo Tennougreymon, Yukionnamon, Amarokgarurumon y Tsukiyomimon pueden enfrentarse a él.
-Pero una fusión no es lo mismo que cuatro digimon por separado -le recordó su medio hermano.
-Pero sólo nos queda confiar en ello -agregó sin mucho optimismo Seiichirou, observando como los cuatro digimon tenían en mente que ésa era su batalla exclusiva donde nadie debía interferir.
Bennumon se había reunido con Tsukiyomimon y Amarokgarurumon donde sus hermanos estaban a lomos de ellos. Ambos digimon le pidieron a Bennumon que cuidara de su respectivo compañero humano. Pues, aunque lo desearan, no podían pelear junto a ellos. La batalla prometía ser intensa.
-No os preocupéis. Mi "Arc" os cubrirá a todos para evitar cualquier daño.
-Ten mucho cuidado, Tsukiyomimon -le dijo Aki con algo de angustia. Pues era consciente de que las cosas podrían ponerse muy difíciles y quizás, alguna vida peligrar. Y eso al niño no le gustaba. Ni siquiera por parte de su enemigo.
El digimon le prometió que tendría cuidado.
Así mismo, Yukionnamon y Tennougreymon le pidieron a Holypiddomon y a Piddowomon que se hicieran cargo de sus compañeros humanos. Tras un pequeño intercambio de palabras entre humanos y digimon, deseándoles la buena suerte y que tuvieran cuidado. Los cuatro digimon rodearon a aquel Omegamon oscuro.
El Omegamon oscuro se quedó quieto, como invitándoles a que lo atacasen. Sin embargo, los cuatro eran conscientes de que debían andarse con mucho ojo, incluido Tsukiyomimon. Además, había algo que le molestaba.
Freundmon había sido inmune ante el ataque de todos, con excepción de los de la especie de Gabumon. Eso había cambiado, al descubrir que si uno de los suyos se encontraba en el nivel kyuukyokutai, perdía esa inmunidad. Sólo hasta que Freundmon sacaba todo su poder oculto, que una vez más, sólo los de la estirpe de Gabumon podrían hacerle algo. ¿Significaba lo mismo para Wertmon? Y ahora, que estaban fusionados, ¿significaba que habían perdido aquella inmunidad? Sólo había una forma de averiguarlo.
El digimon lobo sagrado, desenfundó su espada, viéndose una espada con signos sagrados, intuyendo que aquella arma debía ser poderosa y seguramente la principal fuente de su ataque.
-A mi señal, lanzad todos vuestros ataques contra él.
Los tres digimon se prepararon y cargaron sus energías para lanzar sus ataques más poderosos, y cuando Tsukiyomimon dio el aviso al blandir la espada hacia abajo, los tres ataques desde distintos puntos, se dirigieron hacia el Omegamon oscuro.
Éste no tenía indicios de protegerse o de esquivarlo. Sino que de manera tranquila, estiró sus dos brazos y los ataques de los cuatro digimon quedaron completamente neutralizados.
-¡NO LE HAN HECHO NADA! -exclamó Minami acongojada viendo su muerte muy próxima. Si ninguno le hacía nada, sobre todo cuando contaban con el digimon en su último nivel de los digielegidos especiales, entonces todo estaba perdido.
-Tranquila, hermana.
-¡¿CÓMO QUE TRANQUILA?! ¡¿Es que no lo has visto?! ¡No le han hecho nada! ¡Vamos a morir!
-Tranquila, Minamisan -trataba de tranquilizarla Ventusmon escuchando los sollozos amargos de su compañera humana.
-Yo no creo que esté todo perdido -argumentaba ahora Indramon con la misma ligera sospecha que su compañero humano.
Pues no solo Osamu e Indramon habían advertido algo clave y fundamental durante aquel ataque, Kazumi e incluso Izumi habían observado el movimiento extraño de aquel Omegamon.
-¿Has visto eso, Kazumi? ¿Crees que…?
-No hay ninguna duda, hermana -decretaba Kazumi con convencimiento.
-¿Es lo que yo pienso que es? -comentaba Misato mirándolas.
-Seguro que Tsukiyomimon también lo ha sospechado -opinó Kunshuchoumon.
-Por eso pidió que todos atacasen a la vez -le seguía Hachimon.
-Y con ello, su teoría ha quedado confirmada -viendo una ligera sonrisa a través de la parte libre de aquel casco que cubría la mitad de su rostro.
Sin embargo, pese a que los más espabilados del grupo se habían dado cuenta junto a sus digimon, los hijos de Daisuke y sus digimon, junto a Toji y Tennougreymon chasqueaban la lengua por no haberle hecho nada.
Yukionnamon tampoco se había percatado de lo que parecía obvio. A diferencia de todos, se encontraba con pocas posibilidades y a pensar negativamente sobre el resultado de la batalla.
Incluso Amarokgarurumon se había sentido irritado de que sus ataques en conjunto no hubieran funcionado. Pero segundos más tarde, se percató de lo mismo que los demás.
Lo mismo ocurrió para los que no eran tan inteligentes, pero con algo de cabeza.
-Oye hermano, ¿no te parece muy curioso que el cañón garuru haya frenado los ataques de Tennougreymon y Yukionnamon, mientras que la espada grey los de Amarokgarurumon.
-Realmente es muy curioso, además de ese giro a propósito de cuerpo para detener esos ataques de esa manera -le contestaba Yuuta a su hermana, compartiendo su misma opinión.
-¿Será que aún fusionados, los ataques de Amarokgarurumon y Tsukiyomimon puedan funcionar en la mitad donde está el cañón garuru? -preguntó Bennumon con la teoría que Tsukiyomimon se había impuesto a comprobar.
Sin embargo, una sola vez no era suficiente para tener la evidencia. Así que Tsukiyomimon se dirigió sin previo aviso hacia el Omegamon oscuro con su espada en mano. El Omegamon oscuro la detuvo con la cabeza grey, sacando su propia espada de aquella cabeza y anulando con suma facilidad su ataque físico.
Pero una vez más quedó demostrado que la compenetración entre los dos hijos digimon de Gabumon, ya que Amarokgarurumon (que empezaba a sospechar lo mismo que el resto), atacó la retaguardia en la mitad del cuerpo donde estaba la cabeza de Metalgarurumon, y su ataque consiguió hacerle efecto.
La desesperanza que muchos estaban sintiendo, empezó a desvanecerse y a alegrarse de que aún pudieran ver un mañana.
Tsukiyomimon alertó a Yukionnamon y a Tennougreymon para que se centraran en atacar la mitad donde estaba el brazo con la cabeza de Wargreymon mientras que Amarokgarurumon y él lo hacían del otro lado. De lo contrario, sus ataques se verían neutralizados al instante.
-Siendo así… -comentaba Tennougreymon donde su kimono rojo parecía cobrar vida con llamas rodeándole por todo el cuerpo. Sintiéndose encendido, como si fuesen un detonante, estiró sus manos hacia el frente donde una bola de energía empezó a emerger de ellas- ¡GOLPE DE EMPERADOR! -lanzándolo en la parte donde le haría daño.
Tsukiyomimon aumentó su potencia y velocidad cuando dijo "Juicio lunar", y éste impactó contra el Omegamon oscuro.
-¡LE HA DADO! ¡¿LO HAS VISTO TAKESHI?! ¡LE HA DADO! -le gritaba Toji a su primo todo entusiasmado. Su digimon le había dado e incluso el digimon de Aki le había ayudado, por lo que eso hacía que su mente se retorciera al pensar que si entre su digimon y el de Aki hacían buenas migas, eso significaba más oportunidades evidentes con Natsumi y a no decir que su amor por ella era una obsesión o algo egoísta.
-Sí, lo he visto -contestaba el rubio con una gota, sin saber a qué venía tanto entusiasmo por parte de su primo.
-¡Si seguimos este patrón y con la ayuda de Tsukiyomimon, podremos ganarle! -decía Amarokgarurumon animado.
Fue en esta ocasión Amarokgarurumon quién se lanzó a atacar la mitad conveniente, pero la sorprendente velocidad del Omegamon oscuro, donde su ataque fue neutralizado con la espada grey y posteriormente atacado, resultó fatal para la moralidad en la que todos se encontraban. Tsukiyomimon actuó de inmediato para sanar las heridas de su hermano digimon y así que volviese ileso a la batalla.
Entonces, Tennougreymon quiso probar de nuevo suerte atacándolo, pero también falló cuando el Omegamon oscuro lo esquivó hábilmente y lo golpeó con el cañón garuru. Tsukiyomimon tuvo que actuar otra vez, para sanar a Tennougreymon.
-Pero que os creíais -hablando el Omegamon oscuro por primera vez-. ¿Acaso pensabais que cuatro digimon que no han luchado de verdad en toda su vida, va a poder con alguien con años de experiencia en combate? Puede que sepáis nuestra debilidad. Pero eso no es suficiente si no cuentas con habilidad y estrategia.
El Omegamon oscuro les demostró que daba igual que tuviesen ventaja sobre su punto débil, cuando lo importante era la experiencia. Quizás el único que tuviera experiencia en una batalla real, fuese Toji y Tennougreymon debido a lo vivido en los mundos simulados. Daba igual que Yukionnamon y Amarokgarurumon fuesen entrenados por sus padres digimon, que en la práctica no se ejercía con la misma calma que en un entrenamiento. Y Tsukiyomimon carecía tanto de entrenamiento como de experiencia. Puede que fuese el más poderoso de los cuatro en esos momentos, y pudiera sanar una y otra vez a los tres digimon, pero carecía de potencia ofensiva y el haber digievolucionado de golpe al último nivel, hacía que no pudiera controlar bien todo su poder. Por el momento, sólo podía proteger con "Arc" a sus amigos y sanar y potenciar los ataques de Amarokgarurumon y los demás. Pero en realidad, él no tenía ningún ataque poderoso para derrotar al enemigo. Y en esos momentos, no es que lo quisiera. Aunque ambos digiclones se habían convertido en uno, aún sentía ese resentimiento y frustración que los motivaba a pelear y a querer matarlos. El corazón de ambos, ahora en uno, estaba destrozado y sin querer repararlo.
-Esto parece un bucle infinito -decía Tennougreymon harto donde la batalla no se desencadenaba a favor de nadie.
Dependían de Tsukiyomimon para sanarlos. Pero estaba seguro de que su camarada también tendría sus limitaciones. Además, el Omegamon oscuro empezaba a actuar fieramente contra Tsukiyomimon, el cual no respondía con ataques mágicos en ningún momento. Algo extraño, se decía el digimon y su compañero humano que no entendían porqué se dedicaba a observar y sólo a potenciar los ataques de los demás y a sanarlos.
Cuando Toji lo había expuesto, lo había hecho como un comentario casual, sin darse cuenta de cuánto deprimiría al más pequeño, donde sus dos hermanos saltarían a la mínima para reprocharle el haber hecho aquel comentario inapropiado. Que Yuuta se enfadase con él, le dolía. Pero lo que más le dolía era la molestia por parte de Nat, y cómo el club de admiradoras del osanatsu hacían hincapié sobre ese romance egoísta del que habían hablado antes. Eso desde luego que no lo iba a tolerar y a justificarse (en medio de semejante situación) de que estaban equivocadas y que no había nada de egoísta en sus sentimientos. Pero claro, gritarlo cuando la implicada estaba presente y sin comprender la situación, hacían que el niño se pusiera colorado de la vergüenza y a mirar hacia otro lado.
-¿Es que me he perdido algo? -preguntaba Yuuta que tampoco entendía porque las tres niñas se habían puesto tan amargadas contra Toji.
-A saber… -añadió Nat, donde le disgustaba que Toji se fuera haciendo más y más ilusiones con ella.
-Ehhh… Creo que yo sé lo que es… Aunque, será mejor que os lo cuente más tarde -dijo Bennumon con lógica, donde desde luego, ahora no era el momento para hablar de esas cosas.
Fuera como fuera, todos tenían claro que debían cambiar la táctica sino querían sufrir por el desgaste de energía de Tsukiyomimon. Porque si los tres digimon que atacaban, volvían a hacerlo, se debía a la regeneración de energía y la potenciación por parte del digimon lobo sagrado.
Preocupado por ello, y aprovechando esa "pausa" que se había generado entre los cinco combatientes, Amarokgarurumon se dirigió hacia su hermano digimon, preocupado por su continuo desgaste de energía.
-No te preocupes por mí -le contestó, donde ninguno de los dos perdía la mirada hacia su oponente.
-A propósito, tengo la impresión, y creo que ese falso Omegamon también lo sospecha, de que en realidad no posees ataques propios, ¿verdad?
-Así es -admitió Tsukiyomimon con pesadez-. Mi única fuerza radica solo para explotar el de los demás o protegerlos. Y aunque cuento con esta espada -mirándola como se encontraba enfundada-, no existe ataque mágico en ella. Sólo el de luchar a cuerpo a cuerpo con ella.
"Quizás la situación fuese más ventajosa para nosotros si hubiese adquirido experiencia y habilidad como vosotros -haciendo referencia al hecho de que sus tres hermanos tuvieran el lujo de entrenarse y fortalecerse con su padre Gabumon y su madre Piyomon, mientras que él quedaba siempre observando como un mero espectador sin poder participar por la negación por parte de ellos-. De todas formas, no pienso juzgar las decisiones que papá Gabumon y mamá Piyomon tuvieron conmigo -mirando ahora su mano como si allí viera algo especial-. Puedo entender su decisión de que mi digievolución fuese pura y natural -pues el digimon sentía que no era la primera vez que aparecía con esa forma, demostrando un poder tan sobrenatural que había sido esencial en una de las batallas que los amigos de su compañero humano habían tenido. Por eso, ahora que volvía a estar en la etapa kyuukyokutai, se sentía cómo más cómodo, ya que había reconocido cuáles eran sus poderes al instante y cómo usarlos-. Además, el estar aquí parado con vosotros combatiendo contra él, me ha dado una idea de cómo purificarlo."
-¿Purificarlo? Se supone que tenemos que derrotarlo y matarlo. ¿Ya has olvidado lo que le ha hecho a Yuuta y a los demás?
-Lo sé. Pero, tú no eres como yo, Amarokgarurumon. Yo, y supongo que Yukionnamon también, pueden sentir que el corazón de esos dos digiclones está oscuro y plagado de ira y resentimiento. Si pudiese purificarlo, seguramente, podré hacer que toda esa ira y esa maldad desaparezcan de ellos.
-Pero…
-Además, por mucho dolor que hayan causado, no pienso consentir que Aki vea morir a nadie más. Ya lo ha pasado muy mal con papá Gabumon y Yamato. Y por culpa de eso, yo me he visto implicado sin poder hacer nada para ayudaros.
Escuchar esas palabras de su hermano digimon, hicieron que Amarokgarurumon recapacitase. En su interior, aún latía el ferviente deseo de aniquilarlo por todo el mal que habían sufrido Yuuta y los demás. Pero tras haber escuchado las palabras de Tsukiyomimon y cómo el digimon había mencionado los sentimientos del pequeño Aki, hizo que se decidiera y suspirara pesadamente.
-Te escucho -le comentó como simple evidencia de que cooperaría con su plan.
Mientras los dos hermanos lobunos murmuraban entre sí, el oscuro Omegamon se mofaba de los dos restantes, provocándolos de que aquellos dos tramaban alguna huida y los dejaría solos ante el peligro.
Algo que ninguno creía que sucediera y que no se dejarían engañar por sus tejemanejes.
Y finalmente, tras la charla que los dos digimon lobunos habían tenido, Amarokgarurumon descendió para colocarse al lado de los dos y contarles el plan entre susurros.
El falso Omegamon se mofó ahora de él, preguntándole con sarcasmo si ya había terminado la cháchara y volvían a combatir.
Tras haberles explicado lo que tendrían que hacer, el digimon se giró con una expresión algo taciturna, pero no hizo nada. Aquel comportamiento le pareció extraño a Yuuta, así como a visualizar algunas gotas de nerviosismo escapar por su rostro. Pero no era lo único raro. Tras haber murmurado algo a Yukionnamon y Tennougreymon, estos se habían quedado alterados y viendo al digimon lobo con cierto aire de preocupación.
Amarokgarurumon observó a su hermano digimon, donde a pesar de estar de acuerdo con su plan, habían varias cosas que lo hacían desconfiar de que funcionase. Era una apuesta muy arriesgada lo que tramaban, pero no le quedaba más remedio que confiar en los poderes sobrenaturales de Tsukiyomimon. Así que el digimon brilló con fuerza, donde la luz lo envolvió por completo sin poder distinguir sus colores. Y para sorpresa de todos, la forma de Amarokgarurumon fue encogiendo y a tomar la forma de…
-¡¿PERO QUE HA HECHO?! -preguntó Minami exaltada.
-¿Por qué ha vuelto a ser Zabumon? -preguntaba Bennumon sin comprender.
-Hermano, ¿le ha pasado algo a Zabumon? -le preguntó Nat observándolo, donde Yuuta estaba boquiabierto.
No entendía porqué su digimon volvía a su forma seichouki. Parecía que lo había hecho con esa intención ya que su digimon no se encontraba alterado por haber retrocedido de nivel. Incluso, no le sorprendió que Tsukiyomimon lo envolviera con su barrera sagrada como a ellos.
El plan ya estaba en marcha, ahora no podía vacilar ni un segundo.
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-Escucha -había empezado Tsukiyomimon a contarle su plan-, debemos distraer y confundir a ese falso Omegamon. Sugiero que Yukionnamon lance su ataque de Ventisca de invierno para poder crear un ambiente de confusión. Entonces, ante la poca visibilidad que tendrá, Tennougreymon y Yukionnamon lanzaran su ataque hacia la mitad que no les es inmune, mientras que tú lo harás en la otra mitad.
-Pero hay un problema. Aunque potencies mi ataque, no será lo mismo cuando de un lado atacan dos, mientras que en el otro, estoy solo yo.
-Eso es cierto. Pero cuentas con un ataque exclusivamente tuyo y que vale por dos -mirándole con gravedad.
Amarokgarurumon comprendió al instante de lo que Tsukiyomimon estaba hablando.
El ataque del Fuego helado que había estado entrenando con tanto ahínco.
Un ataque donde de un lado disparaba ataque de fuego, mientras que del otro, ataque del hielo. Había sido un insólito descubrimiento que Izumi Koushirou le había revelado, después de la noticia de que él había pasado de ser Tsunomon a Zabumon.
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"Yamato junto a su hijo, Gabumon y Zabumon entraban al laboratorio donde Koushirou trabajaba en sus investigaciones sobre los digimon. El pelirrojo, tras haberse enterado de la digievolución del digimon de su hijo, le había llamado para pedirle que asistiera a su laboratorio para poder investigarlo más a fondo.
Después de todo, Koushirou no había perdido sus ganas de saber todo lo que le rodeaba a los digimon con sumo detalle. Pues el analizador de digimon con el que ellos contaban, no había registrado los datos de Zabumon. A Yamato poco le importaba eso. Para él, era un orgullo y sentía una especie de superioridad ante Taichi, al ver cómo su hijo era el primero de su generación en que su digimon digievolucionara por encima de los demás.
No podía contar a Aine ya que ella era una digielegida especial y se encontraba a otro nivel. Por no hablar de que su existencia era un secreto que sólo los más cercanos a la familia y sus amigos elegidos conocían.
Tan pronto como padre e hijo se habían internado en aquel amplio laboratorio lleno de personal, de ordenadores y de varios grupos analizando una misma cosa, muchos ojos femeninos se posaron sobre ambos y a mirarlos con corazoncitos, donde no era normal que gente tan atractiva estuviera entre aquel gremio de frikis.
Yamato sentía eso y cómo la incomodidad de esos pares de ojos que le recordaban a su adolescencia, y especialmente a la hermana de Daisuke, que se había obsesionado de mala manera con él.
Zabumon y Yuuta no entendían porqué se habían convertido en el centro de atención. Incluso, ilusos, habían llegado a pensar que se debía a la extrañeza de un digimon como lo era Zabumon. Lo que no les encajaba en su teoría era el hecho de porqué solo las chicas los observaban.
Gabumon, con un suspiro silencioso había agregado cómo las cosas nunca cambiaban, dejando más confundido al chico y a su digimon. Entonces, de repente, se había acercado una chica valiente, y con un leve tartamudeo y el carmín pintado en sus mejillas, le había preguntado al adulto.
-¿Po… Podría… Podría ayudarle en algo?
Yamato suspiró con fuerza y enseñando descaradamente su anillo de casado, le respondió.
-Vengo con mi hijo a ver a Izumi Koushirou.
El hecho de hacerle entender que ya estaba pillado, no hacía que la chica desistiera. Es más, debido al acto valiente de la chica, muchas otras se habían acercado, y respetando que estuviera casado, empezaron a hacerle preguntas y a hacerle la pelota de lo atractivo que era su hijo y todo eso. No es que buscasen seducirlo, pero es que no todos los días se tenía la oportunidad de entablar una conversación con un hombre tan apuesto cómo él.
Yuuta y Zabumon se quedaron a cuadros, comprendiendo por fin las intenciones de todas aquellas féminas. Yuuta con sus trece años, apenas había conocido mundo, cómo para imaginar que podrían existir chicas tan descaradas y atrevidas cómo Kido Momoko.
Una risa grave y varonil se escuchó de fondo mientras se acercaba a los Ishidas y a sus digimon, que Yuuta reconoció como la de su abuelo. Éste tras un comentario gracioso, pidió a las chicas con la amabilidad que lo caracterizaba a que volvieran al trabajo.
-Parece que hay cosas que nunca cambian -decía Haruhiko divertido.
-¡Abuelo!
-Haruhikosan, cuánto tiempo sin verle -saludaba Yamato cortésmente-. Veo que todavía no se ha jubilado.
-Los investigadores estamos condenados a seguir trabajando aunque tengamos ochenta años. No se puede jubilar la sed de curiosidad -riéndose divertido-. Y vaya, Yuuta -fijándose en su nieto-, has crecido mucho desde la última vez que te vi.
El muchacho sonrió levemente.
Mientras caminaban donde Haruhiko los guio hasta donde se encontraba Koushirou, le preguntó a su yerno que qué tal estaba Sora y si seguía pasándose noches en vela para terminar sus diseños. Yamato lo admitió, alegando que por mucho que le insistiera en que descansara, ella, terca como una mula, seguía trabajando hasta altas horas de la madrugada.
-Lo peor de todo, es que dentro de unas semanas me marcho a Rusia para una reunión importante, y quién sabe la de cosas temerarias que hará en mi ausencia.
-Tranquilo, Yamato. Piyomon estará con ella y seguro que estará encima de ella para que descanse -aunque no le haga caso, pensó a continuación para sí mismo.
Haruhiko sonreía, donde los actos de su hija no le sorprendían para nada. Ella siempre había sido una mujer fuerte y decidida en lo que se proponía, aunque eso significara perder horas de sueño y continuar con el resto de las labores domésticas sin mostrar una pizca de cansancio para no preocupar a los demás.
-Pues parece que Natsumi está siguiendo el mismo camino que mamá -alegaba Yuuta donde observaba como su hermana pequeña, por cuidar de Aki, se descuidaba a sí misma.
Cuando hubieron llegado hasta donde se encontraba el pelirrojo, lo vieron absorto mirando cinco pantallas con cinco vistas distintas en cada una y tecleando con más habilidad que la que Yamato recordaba cuando era adolescente.
Tentomon se encontraba a su lado observando lo que hacía, como si disfrutase en serio de cómo su compañero se enfrascaba en lo que investigaba. Al notar varias presencias tras suya, el digimon comentó en alto los nombres de ellos, haciendo que Koushirou saliese de su propio mundo.
-Yamatohan, Gabumonhan, cuánto tiempo sin vernos -dirigiéndose directamente hacia Gabumon para saludarlo con la mano.
-Lo mismo digo, Tentomon -correspondiendo a su gesto amistoso.
Como sus compañeros humanos ahora estaban más enfrascados en su familia y en su trabajo, eran muy raras las veces en que todos se reunían como antaño. De hecho, los únicos que más se veían eran los Ishidas y los Yagami, pero era debido a que vivían en el mismo edificio. Sin embargo, con el resto, sólo se veían en celebraciones muy contadas, donde su conmemoración del uno de agosto, se había ido perdiendo con los años debido al trabajo. Pues debido a sus profesiones tan distintas, era imposible que todos pudieran coincidir en una fecha concreta.
El pelirrojo se giró en su silla mientras cogía un chocolate verde que descansaba sobre una pequeña bandejita, mientras observaba a Yamato que lo miraba con cierta expresión divertida.
-Cuánto tiempo, Koushirou. Se ve que no has cambiado nada -observando como al lado de esos chocolates, seguramente hechos por su mujer Keiko, se encontraban varias botellas de su bebida favorita, el té verde-. Salvo tu gusto peculiar por el chocolate.
-¡Oh! Es que Keiko dice que el azúcar potencia el cerebro. Por eso, tengo este chocolate de té verde. Keiko ha sabido crear un nuevo tipo de chocolate. Está teniendo mucho éxito en su pastelería, ¿quieres probarlo? -tendiéndole la bandejita.
-No, gracias. Yo soy muy exclusivo con el chocolate -donde sólo aceptaba los que Sora le hacía.
El pelirrojo se encogió de hombros y entonces, sus ojos negros se centraron en el adolescente. La impresión quedó marcada en su rostro al ver lo tan crecido que estaba Yuuta desde la última vez que lo había visto.
-¡Vaya, Yuutakun! ¡¿Cómo has crecido?! Sino fuera por el color de pelo, diría que eres el vivo retrato de tu padre a tu edad.
Entre conversaciones triviales sobre cómo estaba su familia y un breve resumen de cómo les iba, Yamato le preguntó por la razón de porqué estaban allí.
-Es verdad -recordándolo y poniéndose en modo analítico-. La verdad cuando Izumi me dijo que el digimon de Yuutakun había digievolucionado y que tenía un nombre y un parecido muy descarado a Gabumon, empecé a pensar sobre una nueva teoría.
"Hasta ahora los digimon de nuestros hijos han ido siguiendo la misma línea digievolutiva que nuestros digimon. Pero parece que a partir de la etapa seichouki, cambia un poco del modelo original. De hecho, ya empezaba a sospecharlo cuando el digimon de ella alcanzó el nivel seichouki (refiriéndose a Aine y a Aiyomon), pero como ya sabemos porqué es, lo tomé como algo especial y no le di mucha importancia. Pero el hecho de que el digimon de Yuutakun experimente unos ligeros cambios en relación con Gabumon, me hace pensar que quizás los digimon de nuestros hijos experimenten una especie de fecundación humana, y de ahí salgan rasgos del digimon original pero con ligeras diferencias propias."
-En cristiano, Koushirou, ¿qué intentas decir? -le pidió Yamato con gran paciencia, donde como siempre, apenas se enteraba de lo que quería decir en aquel lenguaje que gente normal no se daba enterado.
-Lo que quiere decir es que quizás los digimon de vuestros hijos digievolucionen como los originales pero con ligeros cambios físicos, como si naciesen de los compañeros digimon de sus padres.
-Oye… pero eso… -empezaba Gabumon algo colorado-. Los digimon no podemos… Bueno… quiero decir… -sin saber cómo meter el asunto de que dos digimon puedan tener hijos de la misma forma que los humanos. El digimon azulado sabía muy bien cómo se hacían los niños humanos, pues él, al igual que Piyomon inocentes como habían sido, les habían preguntado a Yamato y a Sora cómo habían hecho para que Sora quedara embarazada.
La cara de vergüenza que se les había quedado a ambos digimon no podía compararse a la que habían tenido sus compañeros humanos cuando se lo habían explicado.
Y ahora, si trataban de decir que el digimon de un hijo de su compañero humano era casi similar a cómo se hacían los bebés humanos, eso lo hacía pensar en Piyomon con él (del que todavía seguía enamorado, pero por ese trauma del pasado, mantenía sus sentimientos bajo llave) y a ponerse más rojo que el pelo de Koushirou.
-No. No es eso exactamente -intervino Tentomon con su voz robótica, donde parecía ser inmune ante la realidad de cómo se hacían los bebés humanos-. Koushirouhan y Haruhikohan tratan de explicarlo mediante una comparación. La digievolución de nuestros hijos seguirían el ADN nuestro pero con las diversas modificaciones debido a la fecundación.
-En cristiano, por favor -pidió Yamato una vez más, donde se estaba haciendo un lío de narices.
Una vez más, Haruhiko le explicó con palabras sencillas lo que trataban de decir.
-Que Zabumon ha sufrido una ligera variación como si en sus datos, al digievolucionar, estuviera escrito que su padre es Gabumon, porque tú eres su compañero humano y Yuuta tu hijo.
-Pero entonces, con más razón aún no tendría que parecerme a papá Gabumon -objetó Zabumon.
-Los hijos no tienen porqué parecerse a sus padres. Pueden experimentar un color de ojos, de pelo o incluso de personalidad que los haga distintos a ellos. Eso es lo que hace que exista la diversidad entre los seres humanos -argumentaba Koushirou donde volvía a teclear con habilidad-. Bueno, esto ya está -dándole a la tecla de Enter-. Tentomon, ¿podrías traerme eso?
El digimon obediente voló hasta una mesa donde habían varios artilugios y montañas de papeles, y Tentomon recogió una pequeña maquinita en forma de escáner. Volando de nuevo en dirección hacia su compañero, le tendió ese pequeño escáner.
-Es un prototipo de analizador digital avanzado que hemos creado con la colaboración de Gennaisan y los demás. Seguro que con esto podremos analizar las nuevas formas de digimon que tengan nuestros hijos.
-¿Lo has hecho de la noche a la mañana? -preguntó Yamato expectante, donde no podía creerse que algo tan increíble pudiera hacerse en poco tiempo.
Koushirou le explicó que había empezado con su fabricación desde que había visto el digimon de su hija Aine. Obviamente, hablando en clave para no desvelar que Yamato tenía otra hija. Una hija que nadie debería saber de su existencia y que vivía tranquilamente en otra dimensión humana.
-Si lo hubiera creado de la noche a la mañana, tendría unas ojeras más marcadas y Keiko se escandalizaría. Y desde luego, yo no quiero eso.
-La verdad es que Koushirouhan cuida mucho su salud por Keikohan. Ni que quisiera impresionarla en el día a día -decía Tentomon como añadidura sobre cómo su amigo seguía igual de enamorado de su mujer como si fueran adolescentes.
El comentario de Tentomon había sido dirigido hacia Gabumon y Zabumon, pues el pelirrojo le había explicado que llevaban un tiempo con ese prototipo para poder analizar en un futuro a la digimon de la hija mayor de Yamato y de Sora.
-La verdad es que quería esperar un poco más para perfeccionarlo, pero… -pero el pelirrojo se moría de ganas en saber con exactitud cómo era el digimon del hijo de su amigo-. Zabumon, ¿podrías acercarte? -pidiéndole al digimon.
El digimon obedeció y Koushirou movió la pequeña máquina desde la cabeza hasta los pies, donde sus datos fueron dirigidos hacia una de las pantallas que estaba frente a Koushirou. Éste lo observó por un momento, y luego, volviendo a teclear con habilidad, fue descubriendo cosas que lo dejaban sorprendido y que Yamato y su hijo y los digimon, por mucho que se esforzaban, no daban entendido toda esa mecánica de datos que no les aportaba nada en concreto. Haruhiko sí que pareció comprender lo que tenía delante de sus narices, ya que había murmurado que eran unos datos muy interesantes. El hecho de que en sus caras no se reflejase el miedo o el susto, aliviaba en parte a Zabumon, pero por otro lado, quería saber qué rayos tenía de interesante cómo para que estuvieran observando la pantalla como si fuera una divinidad y luego a él.
-Jamás había visto nada parecido -murmuraba Koushirou dirigiéndose de nuevo a las pantallas sin dejar de teclear.
Afortunadamente, Yamato le había hecho la pregunta, intrigante de que supieran algo importante que le convenía más saber a su hijo que a ellos mismos.
-¿Se puede saber qué pasa? -preguntó con un deje molesto que su hijo tenía igual de puesto en la cara.
-Algo insólito -proclamaba Koushirou con una sonrisa llena de emoción. Luego, se dirigió al joven adolescente donde en esos instantes, podría decirse que tanto padre como hijo eran el reflejo el uno del otro-. Yuutakun debes estar muy orgulloso de tu digimon. Zabumon es el primer digimon que he conocido que puede reunir dos elementos opuestos en uno solo: El fuego y el hielo.
Yuuta miró a su digimon y éste le devolvió la mirada.
Ambos no podían concebir aquello como una magnificencia ya que habían visto varias películas y animes, donde existían montones de personajes que dominaban esos dos elementos sin ningún problema.
Sin embargo, tanto Yamato y sobre todo Gabumon se sentían extasiados por aquella noticia y querer saber más del asunto.
El digimon azulado al descubrir que su hijo digimon dominaba los elementos naturales tanto de Piyomon como suyo, lo hacían ver cómo un hijo de verdad que había heredado los poderes de sus padres. Si Aiyomon ya le producía orgullo por pertenecer al grupo de digielegidos especiales, que su siguiente hijo digimon también fuera especial a su manera, lo ponía loco de alegría.
-Sin embargo -añadía Koushirou donde a pesar de la buena noticia, siempre habría un pero-, no es un poder que pueda ser usado fácilmente. Se requerirá de mucho entrenamiento y, seguramente, se deba exigir una cantidad enorme de energía para poder soltarlo al mismo tiempo…
-De eso nos ocuparemos Piyomon y yo -decretó Gabumon con entusiasmo.
Pues el digimon no podía esperar a que su hijo digimon explotase aquel poder que no era nada común. Además, al hacerlo, sería como una prueba de que Zabumon había heredado cosas de Piyomon y de él, así como Yuuta, que aunque era el vivo retrato de Yamato en su adolescencia, tenía ciertas características físicas que había heredado de Sora."
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Pero perfeccionar una técnica combinada de diferentes elementos, no es tan fácil como Zabumon lo había visto en las películas.
Además, entrenar una técnica cuando su amigo se había vuelto una persona creída y la ausencia de su padre digimon al irse con Yamato a un largo viaje de negocios, había dificultado un poco la labor. Hasta que el digimon al darse cuenta de que debía hacer algo para detener el mal comportamiento que su compañero humano había creado, había empezado a entrenar por su cuenta y a, si era necesario, a detenerle él mismo. No quería que su compañero humano fuera por el mal camino. Gracias a dios que el más pequeño de la casa había actuado de inmediato, y a que Yuuta comprendiera que lo que hacía, provocaba un dolor inmenso a su madre y a todos a los que rodeaba.
Y durante ese tiempo, el digimon había logrado realizar aquella técnica.
Aunque debía admitir que su cuerpo sólo aguantaba unos segundos el poder lanzar el fuego y el hielo a la vez. Un ataque donde de su brazo derecho salía hielo y del izquierdo el fuego. Lanzarlos conjuntamente, significaba un gran desgaste de energía. Por lo que no había podido perfeccionarlo. Pero ahora, estaba obligado a hacerlo si querían detener a ese oscuro Omegamon.
Amarokgarurumon miró a su oponente que parecía tener una sarcástica charla con los dos digimon de la especie de Agumon, y luego observó de reojo a Tsukiyomimon.
-Sabes que si tengo que hacer ese ataque, tendría que volver a mi forma de Zabumon. Estaría desprotegido, pero… Cuento con tu ayuda para que me protejas -mirándole con una sonrisa, depositando su seguridad en sus manos.
-De eso no lo dudes -le aseguró el digimon sagrado.
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-¡AHORA! -gritó Zabumon a sus dos compañeros para iniciar el plan que les había dicho.
Yukionnamon con sus poderes creó una tormenta de invierno. El lugar se volvió frío, donde todos los niños se quejaron por ese cambio tan drástico de temperatura, pero la densidad de la lluvia helada hacía que congelasen sus sentidos y a no percibir nada de lo que les rodeaba.
Esa sorpresa de no poder ver nada había afectado también al falso Omegamon, que se encontró desorientado por unos momentos. El momento indicado que Zabumon al gritar "Ahora" por segunda vez, provocó que Yukionnamon y Tennougreymon lanzasen sus ataques de hielo y fuego contra la mitad donde se encontraba la cabeza de Wargreymon, mientras que Zabumon hacía lo mismo con la otra parte restante. Tsukiyomimon se había encargado de potenciar al límite su ataque, de modo que para el Omegamon oscuro aquello fue como una encerrona, donde no podía moverse para poder repeler los ataques que le daban donde más le afectaban.
El digimon fusionado trataba de resistirse, donde Yukionnamon y Tennougreymon, pese a la potenciación transmitida por Tsukiyomimon, no aseguraban aguantar mucho tiempo. Pues la potenciación que Tsukiyomimon les brindaba era una pequeña parte. Pues necesitaba darle más potencia a Zabumon, que era el que se encontraba en una situación precaria. El falso Omegamon, advirtiéndolo, en su resistencia, quiso atacar aprovechándose que Zabumon estaba en un nivel inferior y vulnerable. Podía sentir como el pequeño cuerpo del digimon llegaba a sus límites al lanzar él solo un ataque tan potente de la misma magnitud que los dos digimon kyuukyokutai. Quizás se sirviera de la potenciación de Tsukiyomimon, pero eso no impedía que el cuerpo que lo lanzaba se viese influenciado al sacar semejante cantidad de energía. Pues Tsukiyomimon no aportaba energía para que el ataque fuese en aumento, sino que potenciaba al cuerpo del digimon para que pudiera lanzar un ataque de aquella magnitud.
Sin dudar más, los ojos del Omegamon oscuro brillaron y se lanzaron como dos misiles láser contra Zabumon. Pero una vez más, Tsukiyomimon se encargó de proteger a su hermano digimon con su técnica "Arc".
Tsukiyomimon tras dejar a Zabumon protegido por la barrera, siguió con su ritual. La purificación de aquel Omegamon oscuro. Unas palabras en una lengua extraña siguieron surcando de su boca, mientras que tenía una mano cerrada con los dedos índice y medio estirados, como si estuviera cantando algún mantra. Y entonces, una poderosa luz emergió de aquellos dedos estirados y los redirigió hacia donde se encontraba el falso Omegamon. Éste recibió aquella potente luz como si de un misil se tratase y lo partió en dos. El falso Omegamon desapareció al instante y en su lugar se visualizaron las figuras de Freundmon y de Wertmon.
El ataque combinado de los dos digimon herederos de Agumon y de Zabumon había hecho que la ventisca se fuera disipando y los niños y sus digimon pudieran observar lo que estaban haciendo. Ver cómo ahora el ataque final de Tsukiyomimon (como ellos pensaban que era) había dado resultado, todos empezaron a cantar victoria. Pues ahora sí que sí, no habría ninguna carta bajo la manga que pudiera impedirles la victoria de aquella batalla.
Los dos digiclones afectados por la luz purificadora de Tsukiyomimon cayeron al suelo inconscientes. Los niños no dejaban de cantar de alegría. Sin embargo, el desgaste de energía de Tsukiyomimon e incluso de Zabumon habían provocado que ambos volviesen a ser Tsunomon. Antes de que ambos digimon pudiesen caer al duro suelo, Bennumon había volado hacia ellos, de forma que cada Tsunomon descansaba en los brazos de su respectivo compañero.
-¡Lo has conseguido, Tsunomon! ¡Por fin has podido controlar el Fuego helado! -felicitaba Yuuta.
El digimon bastante cansado, sólo pudo afirmar con una pequeña sonrisa. Pues hubiera deseado que su padre Gabumon estuviera vivo para poder contárselo y sentir ese orgullo que muchos hijos humanos tenían por parte de su padre cuando conseguían algo increíble.
Por otra parte, Aki abrazaba tan feliz y contento a Tsunomon que no podía evitar emocionarse.
-¡Has estado genial, Tsunomon! ¡Ha sido una pasada lo que has hecho!
-Lo hice por ti, Aki.
-Gracias, muchas gracias y perdóname -decía el niño, donde no podía evitar pensar en cómo había presionado a su digimon para que no digievolucionara por su miedo a perderlo-. Yo… Yo nunca quise que digievolucionaras… No quería perderte como a papá… -murmuraba el niño con lágrimas saliendo de sus ojos rojos.
Fue entonces cuando Nat le preguntó qué tenía que ver la digievolución de Tsunomon con la muerte de su padre. Aki les confesó como había interpretado las palabras de su tío cuando le había explicado porqué su padre había muerto y no podía revivir como los digimon. Algo tan profundo que ninguno de los allí presentes supo poder explicar que la muerte era algo inevitable y que, por mucho que lo desearan, no vivirían para siempre, ni siquiera los digimon.
-No importa, Aki -contestó su Tsunomon de manera ingenua-. Ahora más que nunca, entiendo tus sentimientos, y por eso, sabiendo que no deseas ver más muertes, en vez de matar a esos dos digiclones, los purifiqué para que volvieran a ser como eran antes.
-¿A ser cómo eran antes? -repitió Bennumon con cierta confusión
El pequeño Tsunomon les explicó cómo había sentido en el interior de los datos de aquellos dos digiclones una especie de energía negativa que hacía que sintiesen ese rencor e ira hacia los humanos y hacia los digimon que tenían compañeros humanos.
-¿No seria injusto matarlos si en realidad eran buenos? Y Aki ya ha visto demasiadas muertes como para presenciar una donde ellos no tienen la culpa -clamaba el pequeño Tsunomon con algo de pena.
Aki volvió a abrazar con fuerza a su Tsunomon agradeciéndole el enorme gesto y el esfuerzo de su digimon. Yuuta, su Tsunomon y Nat lo observaban con una sonrisa tierna, sin alegar más quejas del asunto. Ante aquella bonita escena, era imposible contradecirles de que aunque quisieran pintarlo de rosa, aquellos digiclones les habían hecho mucho daño. Pero al igual que en el pasado, cuando sus padres vivieron sus aventuras digitales, habían sido capaces de perdonar a varios de los digimon que habían sido sus enemigos como Orgemon.
Y entonces, el dispositivo que descansaba en la muñeca de Aki brilló de un azul intenso y acto seguido lo hicieron los dos Tsunomon.
El Tsunomon de Yuuta había vuelto a su forma de Zabumon, mientras que el de Aki a un nuevo digimon.
Como su hermano Zabumon, se parecía a su padre digimon salvo en el tema de colores. Su pelaje era blanco, casi plateado y sus franjas eran de un azul celeste. En su pata había una especie de tobillera como la que usaba Piyomon. Era bastante pequeñito en comparación con Gabumon y Zabumon, incluso más pequeñito que Patamon, pero lo que más destacaba eran las dos alas azules que estaban en su espalda, teniendo la habilidad para volar como Piyomon.
Aquella era la verdadera forma del digimon de Aki en el nivel seichouki. No un digimon creado a base de la copia del original con el objetivo de quere que fuese como Gabumon. Sino un digimon distinto que lo hacían verse como hijo de Gabumon y con aquellas alas y la tobillera de Piyomon.
Kabumon, ése era el nombre del digimon de Aki.
El pequeño pelirrojo al ver a su nuevo digimon, lo abrazó con tanta fuerza que el propio digimon hizo lo mismo con él, sintiéndose ambos felices de estar juntos como debería ser.
Sin embargo, el hecho de que ambos Tsunomon digievolucionaran sin más, confundía tanto a Nat como a Bennumon.
-¿Cómo ha sucedido? -preguntaba Bennumon sorprendida.
-Creo que ha sido gracias al poder de la amistad -aseguraba Yuuta viendo a su hermano pequeño como aquel niño risueño que había sido antes de que su padre muriera.
-El poder de la amistad… -murmuraba Nat, donde no sólo veía como su hermano pequeño por fin había superado todos sus traumas y vuelto más fuerte, sino que incluso su hermano mayor había aprendido algo tan valioso como para ella era el amor.
Puede que entendiera hacia quién estaba dirigido su corazón, pero del dicho al hecho había un buen trecho. Por eso que al observar hacia abajo, donde todos estaban en tierra, observó como sus amigos habían rodeado a Freundmon y a Wertmon. No se giró cuando sus dos primos se habían acercado a ellos para felicitarles.
Los dos digimon ángeles al poseer poder sagrado se habían percatado de que Tsukiyomimon no los había derrotado como todo el mundo pensaba, sino que los había purificado. Cuando se lo habían contado a sus dos compañeros humanos, ellos le pidieron que se dirigieran hacia sus primos para confirmarlo.
Tras una breve explicación de porqué se había hecho, Takeshi, que sin lugar a duda sería el único rencoroso y a no perdonar a quiénes habían hecho tanto mal, se encontraba impresionado con el pequeño Kabumon.
-¿Y este pequeño digimon pudo hacer semejante milagro? -cogiéndolo de su primo pequeño para acariciarlo con cariño como si fuera un lindo gatito.
-Parece muy inocente -declaró Isaki y mirando después a su primo pequeño-. Se nota que es tu compañero digimon.
-Desde luego -corroboró Yuuta con una mano en el hombro de su hermano pequeño, sintiéndose orgulloso. Un orgullo que seguramente su padre tendría si los viera.
En medio de ese relajado ambiente, donde Nat seguía observando el suelo con cierta preocupación, su tono no hizo más que inquietar al resto cuando ella dijo.
-¿Qué se supone que va a hacer?
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En tierra con casi todo al grupo completo y rodeando a los dos digimon caídos, animaban a Tennougreymon y a Yukionnamon a que remataran de una vez a esos digiclones.
-Lo siento pero me niego -denegaba Yukionnamon-. Me es imposible hacer algo así cuando están inconscientes.
Algo que desde luego Sanae apoyaba. Le parecía de cobardes aprovecharse de la inconsciencia de alguien para rematarlo.
-Pero si no los derrotamos ahora, volveremos de nuevo a estar como antes, y los digimon están muy cansados para combatir de nuevo. Y seguro que no volveremos a tener la oportunidad que tuvimos -le espetó su hermano.
-¿No ves que el digimon de Ishidasan y del chavalín han vuelto a sus etapas básicas? -apoyaba Musuko.
-Pero aún así, no es plan de acabar con ellos en ese estado. Creo que lo que deberíamos hacer sería atarlos y sacarles información sobre el enemigo -trataba Kazumi de intentar hacerles razonar.
-"Honey" entiendo que con tu edad seas una niña muy ingenua, pero ya has visto su poder y el atarlos no va a funcionar con ellos -le decía Satoshi tratando de hacerla entender y situándose demasiado cerca para el gusto de la niña.
El hecho de que la llamara de esa manera, puso los pelos de gallina a Kazumi y a gritarle que no se dirigiera a ella con ese nombre.
-Pero Satoshi tiene razón -continuaba ahora Momoko, deseando ignorar el obsesivo sentimiento que tenía su medio hermano hacia alguien que empezaba a desagradarle-. Además, es imperdonable lo que le han hecho a Yuutakun y a su hermano.
-Por no hablar que solo sus digimon pueden detener a Freundmon -recordaba Sakuramon.
-Y al feo Wertmon sólo el maravilloso Tennougreymon y la hermosa Yukionnamon -añadía Lordknightmon, donde si no ponía florituras a los nombres, no se sentía a gusto.
-Pero estoy de acuerdo con Kazumichan -intervino Misato-. No podemos matarlos en ese estado de inconsciencia sin el derecho a protegerse -hablando con su buen juicio.
-Creo que deberíais escuchar la voz de Misato -agregó Hanwokentromon.
-Pero por muy bonito que se pinte, hemos aprendido que el enemigo no dudará en atacarnos por la espalda. Sólo Aufrichtigmon fue el único en que no tenía malas intenciones -dijo Seiichirou donde todavía se sentía molesto de cómo sus creadores lo habían usado y obligado a luchar contra él.
El pequeño Marineangemon que estaba a su lado, tiró de sus ropas para que le hiciera caso y explicarle que aquellos digiclones habían sido purificados y que ya no simbolizaban un peligro.
-Yo digo que esta decisión la debería tomar Isakisan como el líder que es -finalizaba Kazumi quién confiaba más en su criterio sensato.
-Estoy de acuerdo -apoyaron Izumi, Hachimon y Kunshuchoumon.
Misato y Hanwokentromon también dieron su visto bueno, lo mismo que los Ichijouji y sus digimon. Daichi le pidió a su hermano que le hicieran caso, pues a él tampoco le gustaba la idea de matar a esos digiclones en ese estado de vulnerabilidad. Le hacía recordar a los abusones de clase y a sus padres adoptivos que se aprovechaban de él por ser débil.
Puede que fueran malos, pero eso no era motivo de semejante sentencia a muerte. Pues eso hacía que estuvieran al mismo nivel que ellos, cuando atacaban por la espalda.
Con la gran mayoría apoyando esa idea, donde Seiichirou escuchaba a su digimon, un pequeño sonido escapó de la boca de Wertmon como si empezara a recuperar la consciencia.
Eso había alertado a todos, donde habían dado un paso hacia atrás y a tener miedo de que todo empezara de nuevo.
-No podemos esperar a Isakiniichan -decretaba Toji- ¡TENNOUGREYMON! ¡ACABA CON ÉL AHORA!
Seiichirou se había quedado sin palabras tras haber escuchado a su digimon de cómo esos digiclones ahora eran buenos, y trató de detener a Toji. Pero ya era demasiado tarde, Tennougreymon ya estaba en posición e iba directo a matar a Wertmon. Antes de que su espada pudiera atravesarle, el digimon rojizo recibió un ataque directo que hizo que volase hacia atrás, llevándose con él a su compañero humano.
Más miedo que nunca, tanto Shin como Minami se aferraron a sus respectivos hermanos de confianza, preguntándose qué es lo que pasaba ahora. Osamu, pese a estar casi ahogándose por el brazo fuerte de su hermana, pudo distinguir ese ataque.
-¿Ese ataque no era…?
Los digimon también se percataron de a quién procedía. Mirando al cielo, se encontraron con Bennumon, el causante de aquel ataque.
-¿Por qué lo has hecho? -gritaba Kaiserveidramon atónito y pensando que habían manipulado a Bennumon.
El digimon pájaro descendió junto a los dos digimon ángeles que cargaban a su respectivo compañero humano, y estos extrañados y sorprendidos, les preguntaron qué es lo que iban a hacer.
Toji sintiendo el dolor en el culo y el peso de Tennougreymon encima suya, se quejó tanto que se sentía aturdido sin comprender muy bien lo que estaba pasando.
Si es que no había perdido parte de sus neuronas, juraría que aquel ataque había procedido de Bennumon.
-¿Estás bien, Toji? -le preguntó su digimon ayudándolo a levantarse.
-Sí, creo que sí. ¿Qué ha pasado? -preguntaba con un pequeño dolor en la cabeza.
El niño viendo a sus dos primos preguntar al resto de sus amigos lo que iban a hacer, se fijó en como de Bennumon, Nat había saltado a tierra firme y dirigiéndose hacia él con un cabreo que venía cargado de tormentas.
Con un enfado de grandes dimensiones, Natsumi le había cogido por el dobladillo de la camiseta y con ganas de golpearlo, le exigió que le dijera qué es lo que iba a hacer.
En ese momento, Ishida Natsumi era el vivo retrato de su padre en sus momentos de agresividad. Nadie la veía como una niña, sino como un niño abusón que buscaba pelea.
-¡¿QUÉ SE SUPONE QUE IBAS A HACER?! -le había gritado de tal manera, que el niño se sentía acongojado ante semejante genio.
-Yo… Yo… -tartamudeando sin saber qué decir cuando la chica que le gustaba estaba de un humor de perros contra él.
-¡¿NO TE DAS CUENTA DEL ERROR TAN IRREPARABLE QUE IBAS A COMETER?!
Tennougreymon viendo a su compañero humano en apuros, intercedió por él, justificando el hecho del peligro que simbolizaba tanto Wertmon como Freundmon y su idea de eliminarlos antes de que fuera demasiado tarde.
-Tampoco es para que te pongas así, ¿eh? -le había recriminado Satoshi.
Antes que el niño estaba coladito por sus huesos, y que buscaba conquistarla con el método de ir contra suya para llamar su atención, ahora que tenía a otra niña en mente, se molestaba con ella en serio, de que se tomara tan a pecho algo donde la vida de todos estaba en juego.
Seiichirou le pidió a su hermano que callara, ya que sino, quedaría mal públicamente cómo le iba a pasar a Toji.
-¡IMBÉCIL! -insultó Nat tanto a Toji como a su digimon- ¡¿IBAS A MATAR A ALGUIEN QUE HA SIDO PURIFICADO?!
Esa última palabra resonó en la mente de todos y a decirla en alto, como si no entendieran nada. Incluso aunque Seiichirou o Yuuta o el pequeño Aki les aclarara la situación, la propia Nat dejó en claro cómo las intenciones de Tsukiyomimon fueron las de purificar a los dos digiclones para que su hermano pequeño no presenciara unas muertes inútiles, cuando en realidad, ellos eran buenos.
-¡¿NO TE DAS CUENTA DE QUE TODO LO QUE HIZO TSUKIYOMIMON IBAS A TIRARLO POR BORDA?! ¡LO HIZO POR MI HERMANO QUE YA HA SUFRIDO BASTANTE Y VAS TÚ Y SE TE OCURRE LA MARAVILLOSA IDEA DE QUERER MATARLOS!
Toji se sentía entre la espada y la pared. Si él supiera que los dos digiclones habían sido purificados, desde luego que no se le ocurriría matarlos. Pero nadie se lo había contado, ni siquiera Yukionnamon que era la que podría leer el alma y el corazón de los demás. Cuando Tennougreymon buscó explicaciones en su hermana digimon de que no le advirtiera de lo que en realidad había pasado, la digimon con más nervios que su amiga humana, se excusó que se encontraba tan agotada donde no tenía ni fuerzas para sentir el alma de los demás. Una justificación muy sólida que el digimon entendía y que no podía ayudar a que su compañero pudiera defenderse con argumentos de lo que la niña le gustaba le replicaba. Sin embargo, Nat tenía más motivos para sentirse molesta con Toji.
-¡Y NO SOLO ESO! ¡¿CÓMO HAS PODIDO HACER UN ACTO TAN COBARDE DE QUERER MATAR A ALGUIEN CUANDO ESTÁ INCONSCIENTE?! ¡¿NO SE SUPONE QUE ERES EL HEREDERO DEL VALOR?!
Ante esa acusación el niño no pudo escudarse en ninguna justificación sólida. Ella tenía toda la razón del mundo. Pero el miedo que había tenido de que todo volviera a empezar, le había hecho actuar sin pensar con sentido común.
Pudo ver cómo ni Tennougreymon ni nadie, ni siquiera Yuuta o sus primos saltaban en su defensa. Quizás porque veían cómo Aki se sentía dolido de que los esfuerzos de su digimon hubiesen estado a punto de echar por tierra por culpa suya.
Toji sólo pudo expresar sus más sinceras disculpas.
-Lo siento. No pensaba con claridad y tampoco sabía que habían sido purificados. De verdad que lo siento, Natchan. Por favor, no sigas enfadada conmigo. Te prometo que intentaré pensar las cosas antes de actuar.
Pero la niña aún tenía algo más guardado y aquel momento de explosión, hizo que lo soltara también.
-¡¿CÓMO QUIERES QUE NO ME ENFADE CONTIGO SI NO HACES MÁS QUE PENSAR EN TI Y EN LO QUE, SEGÚN TÚ, ME CONVIENE?! -ahora el niño se sintió confuso- ¡TAMBIÉN ME IRRITA QUE CUANDO ESTOY DELANTE, TE PONGAS EN PLAN DE NIÑO BUENO QUE NO HA ROTO UN PLATO, MIENTRAS QUE POR DETRÁS, NO HACES MÁS QUE SOLTAR ZANCADILLAS A LOS DEMÁS PARA QUE LES VEA LAS FALLAS Y QUEDES TÚ COMO EL MEJOR DE TODOS!
-Uhh… Amor egoísta -murmuraba Minami disfrutando mucho de lo que la rubia le decía.
-Eh… Yo… Yo… Eso no… Es cierto… Yo… Yo no hago eso… -el niño se sentía más temeroso que nunca.
-¡NO ME MIENTAS! ¡¿CREES ACASO QUE NO SÉ CÓMO NO HACES MÁS QUE PRESUMIR QUE TÚ ME CONOCES SÓLO PORQUE HEMOS ESTADO JUNTOS DESDE QUE ÉRAMOS PEQUEÑOS?! ¡¿CREES QUE ESO TE DA DERECHO A SENTIRTE SUPERIOR ANTE CUALQUIERA DE LOS QUE ESTAMOS AQUÍ?!
-No… No… Pero…
-¡Y UNA COSA MÁS! ¡ANDAS MUY EQUIVOCADO AL JACTARTE DELANTE DE OSAMU DE QUE ME CONOCES CUANDO ESO NO ES CIERTO! ¡TÚ NO SABES NI ME CONOCES REALMENTE COMO DICES!
Toji se había quedado en blanco. Natsumi estaba hablando sobre cosas que supuestamente no tenía que saber.
Algo que también había sorprendido al resto, donde Sanae le había preguntado con cierto nerviosismo.
-¿Es que estabas despierta cuando Toji lo dijo?
-¡POR SUPUESTO QUE SÍ! -dirigiéndose a la adolescente sin abandonar su mal genio- ¡LOS GRITOS DE TOJI PODRÍAN DESPERTAR HASTA A UN MUERTO!
Toji se quedó sin palabras sin saber ya cómo justificarse.
Yuuta al igual que Aki se sentían desorientados y sin saber qué es lo que había pasado para que su hermana se pusiera de semejante talante. De hecho, Yuuta era el que más intrigado estaba en querer saber qué es lo que se había perdido para que su hermana estuviera como una fiera, donde le recordaba mucho a Aine cuando estaba de mal humor.
-¡De hecho, hay una cosa que no deja de molestarme! ¡Y es el hecho de que tú, que no paras de decir que me conoces y demás, resulta que haya sido el mismo argumento que Osamu me dio para que dejáramos de ser amigos! -y dejando en paz a Toji, que por un momento se sintió aliviado de no seguir siendo el objeto de su enfado, se dirigió hacia Osamu a grandes zancadas, convirtiéndose él ahora en la víctima de su genio- ¡Es más, estoy por asegurar de que si dijiste eso, fue después de la charla que tuviste con Toji tras el combate de Misatosan! -el niño tragó saliva siendo ahora la nueva captura de su ira- ¡Seguro que él te lavó la cabeza con sus estúpidos argumentos y tú le creíste, y por eso empezaste a distanciarte de mí! ¡¿Verdad?!
Osamu a diferencia de Toji, sí que tuvo la valentía para decretar su opinión y a darle la razón a Toji.
-De todas formas, él tenía razón. ¿Acaso no fue por mi culpa que al final sucumbiste a la oscuridad?
Natsumi se sentía tan irritada que le gritó.
-¡PORQUE ME DOLIÓ QUE ME RECHAZARAS! ¡PERO ESO NO QUIERE DECIR QUE ME HAYA RENDIDO Y QUE NO SIGA QUERIÉNDOTE!
Una declaración hecha con todos allí presentes que había emocionado a más de uno y decepcionado a otros. Todos observaban aquello como si estuvieran ante algún drama televisivo. Podían apreciar cómo Nat después de haberse declarado, tenía las mejillas colorados al igual que Osamu que la observaba con cara de incredulidad. Y luego, como si la niña se sintiera apurada, se dio la vuelta.
-Eso es todo lo que tenía que decir -sintiéndose más roja al darse cuenta de lo que había hecho, dónde y con quiénes tenía delante.
A pasos agigantados se dirigió hasta Bennumon y se escondió tras ella, para protegerse de la vergüenza de lo que había hecho. Su hermano mayor estaba atónito y sin poder creerse lo que había escuchado. Quiso ir hasta donde estaba su hermana para pedirle explicaciones, pero el ala de Bennumon se lo impidió.
-Lo siento, pero no puedo dejarte que vayas con ella.
Sin poder competir con el digimon ave, Yuuta tuvo que tragarse su molestia y a no poder exigir a su hermana cómo es que tenía tan mal gusto de fijarse en un niño como lo era el Ichijouji cuando Toji estaba más que dispuesto a todo por ella. Es cierto, que en este último momento la había cagado, pero eso no significaba que estuviera condenado.
Aki por su parte, se sentía muy feliz. Tenía a su digimon entre sus brazos donde lo miraba sonriente de que todo estuviera yendo por el buen camino.
Y Osamu no dejaba de recibir los ánimos de las tres chicas fans del osanatsu y a hacerle ver que aún tenía una oportunidad. Incluso Indramon lo animaba a ello. Sin embargo, ni aún con eso, el niño dijo algo positivo. Sin darle importancia a lo que había escuchado, les recordó que no era el momento ni el lugar para tratar un tema como aquel, y que tanto Wertmon como Freundmon tenían más importancia.
Y sin que nadie lo hubiera esperado, del cielo aparecieron cuatro hojas que se dirigieron hacia Yuuta, Sanae, Toji y Aki, como si a pesar de que el combate no fuese oficial y Oroguram le hubiera dado la victoria a Freundmon, indicaban que, igualmente, habían pasado la prueba y poder seguir el camino hacia dónde estaban sus padres.
Sin embargo, Toji al mirar la hoja empezaba a cuestionarse si realmente se la merecía. No sólo había quedado como un cobarde al querer matar a Wertmon, sino que además, Nat había descubierto cómo había tratado de manipular a Osamu para que se distanciara de ella y para más inri, ella le había confesado sus sentimientos. Mientras que a él, lo había dejado en el olvido. Como si sólo sintiera una simple amistad. Se sentía tan triste que le daban ganas de llorar.
Mirando a sus amigos, ninguno se había dignado a acercarse a él para darle su apoyo y su comprensión. Seguramente, tras haberse enterado cómo había querido quitar de en medio a Osamu, ya no podían seguir apoyándolo como antes.
Suspiró con fuerza, sin saber cómo arreglar todo el asunto.
Pues ahora, ante los ojos de todos, él se veía como el malo de la película.
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Sintiéndose cansado y agotado, pero de alguna manera, libre y con conocimiento de causa, Freundmon empezó a abrir los ojos. Al abrirlos, allí se encontró a un pequeño pelirrojo y a un digimon muy parecido a Gabumon, pero pequeñito y con alas.
-¿Te has despertado? -había exclamado el niño como si sintiera feliz y aliviado de que estuviera bien.
Freundmon se irguió hasta quedar sentado y observó a su alrededor.
Los niños y sus digimon con los que se había enfrentado, se encontraban allí. Algunos dispersos en pequeños grupos y otros solitarios, pero siempre acompañados de su fiel digimon. La gran mayoría al verlo, se sintieron igual que el pequeño y se acercaron hasta él, preguntándole que tal estaba. Incluso el hermano mayor del niño, se había acercado en buenos términos como si nada hubiera pasado.
El digimon no pudo evitar recordar todo el daño que les había hecho a todos, en especial a los dos herederos de la amistad. Les había lastimado tanto psicológicamente, al usar el recuerdo de su padre y de su digimon, que no entendía porqué ahora lo trataban como si fuera uno de los suyos.
-¿Tienes hambre? -le había preguntado el más pequeño donde parecía estar muy fascinado con él.
-¿Hambre? ¡Yo sí! -había espetado Wertmon donde la palabra comida lo había despertado por completo y a sentarse con un rostro ingenuo y con un hambre canina donde decir que se parecía a Agumon era poco.
Sanae con una sonrisa nerviosa, le tendió un poco de la comida que aún tenían y que no duraría más que para ese día. Wertmon comía con tanta satisfacción que era inevitable hacer una comparación con Agumon en lo glotones que eran.
Freundmon por su parte, pese a que Aki le había ofrecido parte de su alimento, el digiclon no se sentía animado en comer.
Se encontraba aturdido y confuso.
Su alma, que antes estaba llena de ira y odio contra los humanos y los digimon, ahora estaba llena de desasosiego y culpabilidad por todo lo que había hecho. Conservaba todos y cada uno de los recuerdos tanto como digiclon cómo de la vida que había tenido con su compañero humano.
Sentirse en paz consigo mismo, acarreando ese pecado que había cometido al matar a Fran, su compañero humano, y el haber hecho tantísimo daño a esos niños y a sus digimon, le invadió una profunda tristeza que la expresó con lágrimas.
El que empezase a llorar sorprendió mucho a Aki, a su digimon y a la gran mayoría que no entendía porqué se había angustiado tanto de repente. Los mayores y los que tenían más sensatez, atribuían que esas lágrimas se debían al arrepentimiento por haberles tratado tan mal.
Yuuta intervino con voz suave tranquilizando al digiclon de que no se angustiase por lo que había pasado y que entendía que estando controlado, no podía hacer nada.
-De hecho, mi hermana -observándola, donde la niña, miraba a través del ala de Bennumon, ya que aún no se había recuperado de la vergüenza que le había supuesto declararse públicamente- también estuvo poseída y también lo pasó mal. Pero ahora, con la ayuda de todos, ya se ha recuperado.
-Y mi hermano también -añadía Musuko-. Así que no te martirices cuando son los que te controlaron los culpables.
-Es verdad -proseguía Minami, haciendo resaltar que su hermano también estuvo poseído-. Toda la culpa la tiene aquellos que se aprovechan de esa oscuridad que hay en nuestros corazones.
-No es solo eso… -murmuraba Freundmon entre lamentaciones-. Es que… Es que… Fran… Nunca… Nunca…
Wertmon que se estaba ahora zanpando la ración de Snowoagumon, miró a su compañero digiclon con algo de compasión.
Antes de convertirse en digiclones y que sus creadores los modificasen, ambos habían sido compañeros digimon. El compañero humano de Freundmon, Fran había sido amigo de su compañero humano. Un chico llamado Álex y compañero de la infancia de Fran. Y cuando ambos humanos habían crecido, los habían usado para que combatieran.
Freundmon había sido un Gabumon, mientras que él mismo resultó ser un Agumon. El hecho de que ambos fuesen los mismos digimon que los reconocidos Agumon y Gabumon de los dos digielegidos japoneses tan famosos, había vuelto a sus compañeros humanos en unas personas muy ambiciosos y a querer que ellos fueran igual o más poderosos que los originales. O eso es lo que pensaban ambos de manera ingenua. En realidad, a través de esos combates, Álex y Fran disfrutaban de una buena pelea en directo sin importarles el daño que sus digimon sufrieran, y, a mayores, ganaban un dinerillo extra al realizar sus apuestas sobre quién ganaría.
Cuando él ganaba, Álex lo satisfacía con toda la comida que quisiera y todas las cosas que se le antojase. Pero cuando perdía, lo tenía a pan y a agua literalmente. Por lo que, el ganar se había convertido en su motivación si quería comer y tener todo lo que quisiera. Sin embargo, muchas veces sentía compasión por Freundmon (de aquellas Gabumon). Pues observaba cómo el digimon se volvía débil por las palizas que le daba su compañero humano. Y a pesar de ver lo evidente ante sus ojos, él se encontraba satisfecho con la vida que llevaba. Hasta aquel día en que había visto como Álex, junto a Fran y el resto de su pandilla le daban una paliza de muerte a su amigo digimon, aprovechándose que se encontraba en el segundo nivel younenki.
Él había llegado al lugar donde se reunían cargado de comida, recompensa adquirida por su victoria en el día anterior, pero al ver cómo pegaban a Tsunomon, había dejado atrás todo lo que le satisfacía para poder proteger a su compañero. La respuesta a su defensa hizo que él también recibiera el daño por ser un traidor. Una paliza brutal, donde el digimon, tuvo que defenderse con su ataque de fuego. Sin embargo, su corazón se había vuelto en su contra, al no poder disparar a su propio compañero humano. Eso significó una distracción por su parte, que le provocó una pedrada en toda la cabeza y continuos golpes donde aquellos humanos disfrutaban masacrándolo como a Tsunomon, apostando sobre quién sería el primero en morir.
Aún hoy en día podía escuchar sus gritos de pelea, incluso la de Álex que animaba a que le dieran más fuerte. También sus risas o sus comentarios de que si ya estaban muertos, como si resultara cansino el tener que apalearlos.
Ese recuerdo le produjo tristeza a Wertmon, donde, a pesar de lo que Álex le había hecho, sentía arrepentimientos de haber hecho lo mismo que Freundmon. Matarlo en cuando había revivido como digiclon.
Mirando a la chica y a la digimon de hielo que se encontraba detrás de ella, se encontraban ahora bastante sorprendidas porque se hubiera deprimido como si el sentimiento de Freundmon lo hubiera contagiado.
-¿Sabéis? ¿Me dais una envidia? -dijo con cierta pena-. Si nuestros compañeros humanos fueran como vosotros, entonces, quizás nosotros seguiríamos como digimon y seguramente, nada de todo esto habría sucedido.
Aquel comentario despertó la curiosidad en muchos y le pidieron que quería decir con esas palabras exactamente.
Wertmon procedió a explicar entonces cómo anteriormente había sido un digimon, concretamente un Agumon, y la vida que había tenido los últimos años. Freundmon, que se había tranquilizado un poco, complementaba el asunto con su propia experiencia, donde había sido amigo de Wertmon cuando era digimon y la terrible vida que habían tenido juntos.
Los niños y sus digimon al descubrir lo ocurrido, se quedaron aterrorizados y pasmados de que existiesen humanos que usasen de esa manera tan egoísta a los digimon.
-Y no solo hemos sido nosotros. Cada uno de los digiclones con los que os habéis enfrentado también fueron víctimas de sus propios compañeros humanos:
"Liebenmon al ser considerada una digimon fémina, fue usada para satisfacer los deseos sexuales de su compañero humano y de sus amigos.
Wissenmon fue usado como conejillo de indias por su propio compañero humano donde tuvo que pasar por pruebas inhumanas.
A Aufrichtigmon lo trataron como si fuese una simple mascota, donde sólo le daban de comer y un techo, hasta que su compañero humano lo abandonó bajo una terrible y fría lluvia de invierno.
Unschuldmon también fue una digimon fémina, y su compañera humana no hacía más que insultarla y meterse con ella porque no era una digimon bonita cómo las digimon féminas más famosas como Angewomon o Rosemon. Toda su vida estuvo sufriendo bullying por parte de su compañera humana y de sus amigas, hasta que no pudo más."
Escuchando las breves historias, los adolescentes podían asociar la razón de porqué eran representantes de un pecado capital. Casi todas sus experiencias parecían estar ligado a lo que representaban.
-Hubo muchos digimon más que fueron víctimas de los actos de sus compañeros humanos, pero nuestros creadores sólo nos resurgieron a nosotros y modificó nuestros datos para que fuésemos una nueva especie pero de tipo virus -continuaba Freundmon.
-De hecho, nosotros dos fuimos la razón principal por la que los viejos decidieron crear esta nueva especie llamada digiclon. Por eso, nosotros tenemos más similitudes con lo que fuimos originalmente. Pero después, viendo que nosotros éramos más bien digimon de tipo virus que digiclones, decidieron modificar el aspecto original del resto de nuestros hermanos para que no se asemejaran tanto al aspecto digital que tenían antes -concluyó Wertmon donde el hablar del pasado le había devuelto la hambruna y ahora disfrutaba de la ración de Toji.
-¿Y qué hay de Dunkelmon y Lichtmon? -preguntaba Takeshi.
El hecho de que no los hubieran mencionado, resultaba muy extraño.
-Ellos son algo distintos a nosotros -comentaba Freundmon con algo de gravedad como si hablar de ellos, fuese hablar de una especie increíble-. A diferencia de mí y de mis hermanos, ellos no sufrieron las terribles necesidades por parte de su compañero humano.
-Fue justo lo contrario -añadía ahora Wertmon devorando la ración de Fireagumon-. Ellos fueron un caso especial, ya que ambos compartían al mismo humano hasta que terminaron matándolo.
-¿Lo mataron? ¿Por qué? -preguntaba Isaki incrédulo.
-¿Es que acaso su compañero humano malcrió a sus digimon y estos digievolucionaron a un digimon tipo demonio? -quiso saber Piddowomon donde no encontraba otra razón para justificar que un digimon matase a su compañero humano.
-Por lo que tenemos entendido -zampándose ahora la ración de Isaki-, originalmente, Dunkelmon y Lichtmon fueron dos digimon que pertenecían a un niño humano. Si no recuerdo mal, ese niño humano procedía de un país que estaba siempre en guerra… De Oriente Medio o por ahí… Al estar continuamente en guerra, los dos digimon desarrollaron una rápida digievolución para poder proteger a su compañero humano. Pero el continuo paso del tiempo y el que la guerra nunca cesase, los convirtió en seres soberbios y arrogantes que se sentían por encima de los humanos que masacraban.
-Pero, un momento… -intervino Shin donde había algo que no entendía-. Si es cierto que hubo dos digimon que participaban en la guerra de Oriente Medio, ¿por qué nunca lo hemos sabido? Eso tendría que ser una noticia internacional y un escándalo.
-Mi padre como embajador de digimon, tendría que ser el primer enterado del asunto -argumentó Sanae sin comprender como no supieron de algo tan importante.
-Seguramente, los distintos gobiernos que participaban en la guerra decretaron aquello como un secreto de Estado por temor a que más digimon fuesen influenciados por ellos y decidieran masacrar a toda la raza humana -conjeturaba Seiichirou.
-Puede que tengas razón. A pesar de que hoy en día es natural que un humano tenga a un digimon como compañero, existen personas de generaciones anteriores que siguen viendo como un peligro a los digimon y el temor a que se produzca una revolución.
-Pero nosotros nunca haríamos eso -protestaba Hachimon.
-Eso lo sabemos. Pero porque nosotros hemos aprendido los valores de nuestros padres a apreciar a un digimon como parte de uno mismo -comentó Izumi.
-Sin embargo, parece que deben de existir muchos humanos que consideran a sus digimon como mascotas digitales, y no conocen los valores fundamentales cómo nosotros -agregó Sanae percatándose de cómo el ser humano usaba a los digimon como instrumentos en lugar de las máquinas o como mascotas con las que podían hablar. Incluso, seguramente, en aquel tiempo y en alguna parte del mundo, podrían seguir existiendo humanos que maltrataban a sus digimon cómo les había ocurrido a Wertmon y a los demás.
-Esa es la razón por la que nuestros creadores han secuestrado a vuestros padres y asesinado tanto al heredero de la amistad como a la hija que tuvieron los portadores de emblemas de luz y esperanza.
Descubrir que el enemigo había sido causante de aquellas dos muertes, provocó una alteración en todos, pero sobre todo en los hijos de Takeru y Hikari que no entendían cómo era posible eso, si había ocurrido hace mucho y obra de Demon y Dragomon.
Takeshi, enfurecido como nunca se había visto, les había exigido que les contase todos los detalles sobre la muerte de su hermana y qué relación tenía el enemigo para haberlo hecho.
Wertmon con algo de miedo, le explicó como su creadora había manipulado la mente de Dragomon y Demon y los había incitado a que secuestraran a Kibou y a su digimon. Pues había sido cerca de aquella época cuando ellos habían sido asesinados por sus compañeros humanos.
Su creadora queriendo un ojo por ojo y diente por diente, había decidido tomar la vida de la niña y de su digimon para que los elegidos aprendiesen a valorar lo que era perder a alguien querido. Escudándose en los dos digimon demonio y a justificar su muerte como una venganza de ellos, de esta manera, los elegidos y sus digimon jamás descubrirían quiénes habían sido los verdaderos responsables de aquella muerte.
-Y ahora, viendo que la raza humana sigue maltratando a los digimon, con el fin de demostrar su poder y que con la vida digital no se juega, secuestraron a los digielegidos más famosos.
-Pero como nuestro creador aún sigue teniendo esperanza de que el ser humano recapacite, fue por eso por lo que dio la opción de que vinierais vosotros a rescatarlos, superando las pruebas que se os presentaban. De hecho, él, en varias ocasiones, os ha echado una mano en la digievolución de algunos de vuestros digimon.
-Sin embargo… -empezaba Takeshi donde su furia había aumentado-. Me parece algo hipócrita de su parte que nos salve, cuando ha decidido eliminar más de una vida. ¡Esto no es un juego!
-Takeshi… -murmuraba Misato sin saber qué decirle para tranquilizarlo. Se encontraba tan fuera de sí, que tenía miedo de decir algo y que la tomase con ella.
-Pero… Un momento… -comentó ahora Kazumi que había estado pensativa todo el tiempo ante tanta información recibida-. Estamos hablando de dos seres que aparte de tener un gran poder para recrear a un digimon en una nueva especie y tener la facultad de otorgar el poder de la digievolución y también el visualizar los problemas de los digimon como si fueran los dioses del Mundo Digimon… ¿Acaso vuestros creadores no serán Homeostasis e Yggdrasill?
Pues solo ellos dos entraban en una categoría divina y a tener un gran poder sobre los digimon como para juzgar por encima de cualquier ley lo que estaba bien o lo que estaba mal.
Por los datos que su padre tenía de ambos, Homeostasis simbolizaba un aura que se encontraba del lado del bien y que trataba de actuar de forma más pacífica para proteger el Mundo Digimon. Mientras que Yggdrasill era también un aura que se encontraba del lado del bien, sólo que ella actuaba de forma radical contra lo que se consideraba malvado para el Mundo Digimon.
En el pasado, ambos habían asumido que el digimon de la madre de Sanae y Toji simbolizaba un peligro para la raza digital y que debían aniquilar. Yggdrasill había actuado de forma inmediata, enviando a su subordinado Alfamon con el único propósito de eliminar a su objetivo sin importar las consecuencias. Por su lado, Homeostasis había tratado de hablar con los elegidos para hacerles entender que Meikuumon era una especie que no debería existir, y por tanto no debían proteger. Pero los elegidos que se habían encariñado con Meikuumon y a no querer que Meiko perdiese a su compañera digimon, se habían revelado y a tratar de protegerlo ellos mismos sin éxito.
Cuando los dos digiclones confirmaron de quiénes eran los enemigos, los digielegidos y sus digimon se encontraron sin habla y sin saber cómo reaccionar.
Hasta ahora habían creído que el enemigo debía ser poderoso, pero no hasta el punto de enfrentarse a divinidades de semejante calibre. Eso explicaba porqué ni Huanlongmon pudo hacer nada y las cuatro bestias sagradas se encontraban en su peor estado posible, pese a que eran los guardianes del Mundo Digimon.
Es que, ¿cómo derrotar a unos dioses?
Saber quién era el enemigo les produjo un bajón terrible y a no saber cómo salir de aquella situación.
Incluso el hecho de que fueran los causantes de las muertes de Kibou, de Yamato y de sus digimon, les había quitado toda esa rabia e ira que sentían.
Además, los dos digiclones lo habían dicho, ¿no? En algunas batallas, ellos habían sido los causantes de que sus digimon digievolucionaran. Por no mencionar del poder que debían poseer para retroceder el tiempo.
Los dos digiclones viendo a los digielegidos y sus digimon tan desanimados trataron de animarlos y de transmitirles algo de esperanza.
-Seguro que si rescatamos a vuestros padres podremos detenerles. Por eso los tienen encarcelados y en un lugar donde sus digimon no pueden digievolucionar. Si pudieran digievolucionar, podrían salir y enfrentarse a ellos.
-Pues no hay nada más amenazante para Homeostasis e Yggdrasill que ellos y aquellos llamados Digielegidos Especiales. Por eso, no pudieron manipularte, ¿recuerdas? -le decía Freundmon al pequeño Aki, donde el niño recordaba vagamente a aquellas dos figuras y cómo ellas mismas no podían manipularle como habían hecho con su hermana, Daichi y Osamu.
-Es verdad, nuestros padres fueron leyenda en el pasado -recordaba Musuko animado.
-Incluso se opusieron ante ellos cuando quisieron eliminar a Meikuumon -aportaba ahora Toji.
-Seguro que si permanecemos juntos, podremos conseguirlo -dijo Kazumi totalmente convencida de sus palabras.
Con los ánimos recuperados, los niños y sus digimon decidieron seguir hacia adelante, no sin antes otro recordatorio por parte de los digiclones.
En el siguiente punto se enfrentarían a los dos digiclones hermanos más poderosos: Dunkelmon y Lichtmon. Y seguramente, se enfrentarían en el lugar donde se encontraban sus padres. Ambos le advirtieron de lo peligrosos que eran y que anduvieran con mucho cuidado. Además, añadieron que cualquier digimon de su grupo podría atacarles.
-Nosotros dos fuimos la única excepción en ser inmunes a cualquier digimon, con excepción de los que fueran herederos de Gabumon o Agumon, porque aún mantenemos nuestra forma anterior. Pero con el resto, inclusive Dunkelmon y Lichtmon ellos no son inmunes a vosotros.
-Por eso estaba el cubo. Para evitar la ayuda externa y que el propio digielegido con su digimon tuvieran un enfrentamiento al respectivo oponente que Homeostasis e Yggdrasill habían preparado.
Con ese dato tan relevante, todos decidieron que ayudarían a Piddowomon y a Holypiddomon. Para evitar sorpresas, Zabumon digievolucionó a Amarokgarurumon y dejaron a Kabumon en su etapa de seichouki para que guardara las fuerzas y pudiera ayudarles en el momento más oportuno.
El pequeño Kabumon juró aún en su estado proteger a Aki de cualquier peligro y que nada malo le sucediera.
Los dos digiclones les pidieron que los llevase con ellos y le permitieran ayudarles.
Con fuerzas renovadas y con ganas de ir al combate final, los dos hijos de Yamato y Sora y los dos Yagamis activaron la hoja que les abrió el portal que los llevaba a su siguiente destino. El destino final.
Sin hacer mucho caso a la cuenta atrás dicha por esa voz robótica, los niños y sus digimon junto a los dos digiclones cruzaron el portal a toda velocidad dispuestos a tener la última batalla. La batalla decisiva.
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Al atravesar el portal, lo primero que se encontraron fue con una enorme torre y una explanada con restos de un combate reciente.
Los dos digiclones le explicaron como un extraño ángel había intentado rescatar a Taichi y los demás, pero que por alguna extraña razón el digimon se había retirado, haciendo que les fuera imposible ejecutar a la portadora del amor públicamente como tenían planeado. Pues aquel digimon ángel había colocado una barrera en la reja de Taichi y los demás, que impedía a los subordinados de Homeostasis e Yggdrasill acercarse sin morir calcinados.
Nat recordó en ese momento, como durante la batalla contra Dunkelmon y Lichtmon estos lo habían comunicado, y entonces pudo comprender que, seguramente, gracias a Elpidamon su madre se había salvado.
Todos pensaron de inmediato en que aquello había sido obra de Elpidamon, así como su retirada debió de haber sido para ayudar a Isaki y a Takeshi. Isaki recordando la advertencia de Elpidamon de avisarle cuando fuera su turno, lo hizo en ese mismo instante rogando de que apareciera de forma mágica, antes de que algo inesperado sucediera.
-En esa torre es dónde se encuentran vuestros padres -anunció Wertmon señalándola.
Desde el interior, Tentomon que se encontraba vigilando el exterior, tras ver cómo sus hijos y el resto se encontraban allí, alertó a todos, donde los digimon con la habilidad para volar, menos Piyomon, se pelearon por ver a través del pequeño agujero para poder ver a sus hijos y cerciorarse de que estaban bien.
Los adultos tenían que conformarse con el informe dado por los digimon, donde todos preguntaban si estaban bien.
Los digimon les tranquilizaron diciendo que parecían estar perfectamente y que además, sus digimon habían digievolucionado a niveles superiores donde se les notaba fuertes y poderosos.
Patamon se sentía maravillado cuando vio a Holypiddomon y Piddowomon. Con gran entusiasmo, les dijo a Tailmon, Takeru y Hikari cuánto se parecían a ellos cuando eran Holyangemon y Angewomon.
-Es como si fueran nuestros hijos de verdad -comentó de forma natural sin pensar en nada.
En el exterior, los humanos y sus digimon no divisaban el pequeño agujero desde dónde los digimon los observaban. Aún así, viendo que ni Dunkelmon ni Lichtmon hacían acto de aparición, vacilaron un poco antes de seguir adelante y entrar en esa torre donde se hallaban sus padres. Pues lo más normal era esperarse a esos dos digiclones una vez cruzado el portal. No que no hubiera nadie custodiando aquella fortaleza.
Era demasiado sospechoso.
-Kazumichan, ¿qué crees que debemos hacer? -le preguntó Isaki donde confiaba en la opinión de aquella niña. Pero antes de que ella pudiera decir algo, dos ráfagas de energía cayeron del cielo como meteoritos contra la tierra y que impactaron de lleno contra Freundmon y Wertmon. Todos se asustaron por aquella ráfaga de energía. Una ráfaga que había durado un instante, pero eficiente para matar a Wertmon y a Freundmon.
Cuando vieron como no quedó nada de los dos digiclones, muchos sintieron una enorme tristeza, donde algunos lo expresaron en lágrimas de frustración. Justo cuando habían sido purificados y podían llevar esa vida que sus dos compañeros humanos les había privado. Daba tanta rabia que ninguno de los niños y sus digimon estaban dispuestos a perdonar a quiénes lo habían matado.
-¡Traidores! -resonaba una voz femenina muy conocida desde el cielo.
-¿Acaso creían que se iban a librar de su castigo? -le acompañaba otra voz masculina igualmente reconocida.
-¡El castigo para un traidor sólo puede ser la muerte!
Y en el otro lado de la torre aparecieron codo con codo los dos últimos digiclones: Dunkelmon y Lichtmon, los culpables de las muertes de Wertmon y Freundmon.
-¡Malditos! -rugió Takeshi indignado de cómo esos dos volvían a hacer daño a seres que no tenían la culpa de nada, como si no hubieran tenido suficiente con la masacre que habían hecho en el Mundo Digimon.
-¿Eh? ¿Qué es eso que se ve en el horizonte? -preguntó Minami con los ojos entrecerrados como si algo se estuviera moviendo.
Un gran levantamiento de polvo se veía a lo lejos, como si algo se estuviera acercando. Al principio solo se divisaba sombras. Un montón de sombras con formas diversas y también de altura. Era como si un numeroso ejército estuviera llegando. Pero cuando pudieron darle forma y color a aquellas sombras, todos se quedaron sin habla al reconocerlos. Aquella tropa se posicionó detrás de Dunkelmon y Lichtmon como si estuvieran a su servicio.
Se trataba de un inmenso ejército compuesto por digimon, y sino fuera porque allí veían la figura de Leomon, Whamon entre otros, los digimon que supuestamente, habían muerto por obra de Dunkelmon y Lichtmon, jurarían que eran vasallos de ellos. Además, había algo más inquietante. Todos aquellos digimon carecían de pupila y sus cuerpos estaban más oscuros como si estuviesen siendo manipulados por la oscuridad.
-Oye, oye… ¿No me digas que…?
Lichtmon y Dunkelmon alzaron la mano y presentaron a su vasto ejército.
-Y con todos nosotros, nuestro gran ejército de digizombies.
-Los digimon que hemos matado y que han renacido como digizombies, ahora serán también vuestros enemigos con los que tendréis que luchar.
