TÉRMINO · Tambores de guerra
Habían pasado dos años desde la batalla contra Yggdrasill.
Todos los digielegidos habían vuelto a sus vidas normales y a continuar como si nada hubiera pasado. O eso era lo que parecía de cara a la galería.
Eran conscientes de que el peligro todavía seguía vigente.
Yggdrasill sólo era uno de los dos entes que había puesto en peligro sus vidas. Su intención era que pagasen por los digimon que habían sido víctimas de los abusos de sus compañeros humanos.
Y aunque Homeostasis, no estuviera de acuerdo en querer aniquilar a la raza humana y a la digital, tras el combate contra Yggdrasill, se había presentado ante ellos para darles la última advertencia.
Si el ser humano seguía abusando de los digimon, entonces, él tomaría cartas en el asunto. Su benevolencia se habría terminado y aniquilaría a la raza humana y a todos los digimon que estuvieran de parte de los seres humanos. Tras la exterminación de los seres humanos, haría un reinicio total en el mundo humano y digital, donde la vida empezaría de nuevo desde cero. Y esta vez, evitaría todo contacto con ellos y su mundo, para que la historia no volviera a repetirse.
En el Mundo Digimon el reinicio consistiría en que los digimon no recordasen a los seres humanos. Así, la vida digital volvería a ser la que era, y no existiría la nostalgia por el compañero humano que dejaron atrás.
La lucha entre digimon oscuros y sagrados tendría que sucederse para mantener la balanza, pero ya buscaría la forma en que los digimon vacuna tuviesen alguna motivación para que se esforzasen en digievolucionar para sobrevivir.
Taichi y los demás conocían las intenciones de Homeostasis.
Antes de regresar a sus casas, habían tenido una última interacción con él. Sin embargo, la ira que sentía de que jugasen con sus propias vidas, cuando ellos no tenían la culpa de lo que los digimon habían sufrido, había hecho que no pudieran entenderse y la declaración de Homeostasis, de que la próxima vez que volvieran a verse, serían como enemigos.
Taichi y el resto estaban de acuerdo en que los compañeros humanos no deberían abusar de sus propios digimon. Les parecía repugnante. Pero si la forma de evitar una pelea a gran escala contra Homeostasis, era impedir que el ser humano continúe maltratando a los digimon, ellos harían todo lo que estuviera a su alcance para impedirlo.
Aunque era algo imposible. Impedir aquello, era como detener todas las guerras existentes en el mundo humano.
Aún así, todos, tanto Taichi como sus amigos, como sus digimon y como sus hijos hicieron uso de todos los medios que disponían para evitarlo.
Los adultos usaron sus propios contactos y profesiones para que se forjase una ley que sancionara duramente al que maltratase al digimon.
Contaron también con el resto de digielegidos que había por todo el mundo.
Los digimon también hacían su trabajo en dar charlas en el Mundo Digimon. Les pedían a aquellos digimon que si sufrían maltrato, que lo reportasen de inmediato.
Sus hijos, por otro lado, realizaban la misma campaña a través de sus amigos. Para no ser tan pesados con el tema, lo abarcaban de forma casual a través de su propia experiencia, con la intención de que se tomaran en serio de que si se sobrepasaban con su digimon, todos pagarían las consecuencias.
En todas las escuelas japonesas, se creó una asignatura especial sobre la convivencia entre el humano con el digimon, en el que participaban el alumno con su compañero digital. Una iniciativa propuesta por Hikari y Noriko para que los niños comprendiesen desde más pequeños, los valores indicados para la convivencia entre ambos. Ellas enseñaban a los pequeños niños la importancia del cuidado con su digimon, pero también realizaban pequeñas inspecciones en las escuelas primarias y secundarias para asegurarse de que los docentes no distorsionaban la enseñanza.
Todos trabajan muy duro para evitar el maltrato y no caer en guerra. Pero al mismo tiempo, también se entrenaban duramente ante la batalla inminente que tendrían contra Homeostasis. Puede que sucediera al día siguiente, o dentro de cinco años, o incluso cuando ellos ya no estuviesen. Pero la prevención nunca es mala.
Eran conscientes de que por mucho que se esforzaran en que dejase de haber maltratos a los digimon, llegaría el día en que Homeostasis se presentase y les declarara la guerra.
Para que no se enterara de su progreso, habían establecido el Mundo Digimon gobernado por los Tres Grandes Ángeles, como lugar de su entrenamiento y base para tener un plan elaborado llegado el momento.
También, gracias a las conexiones de Mimi y del resto de digielegidos con cargos importantes en el gobierno de su respectivo país, se encontraban preparados para que ningún civil perdiera la vida y también evitar daños materiales muy importantes.
Habían existido personas desconfiadas sobre aquello y a exagerar dicha guerra. Por lo que muchos gobiernos no habían colaborado con el plan de la protección civil. Eso no había detenido a todos los digielegidos del mundo. Estaban dispuestos a protegerlos costase lo que costase.
Y a pesar de que eso supondría mucha presión en todos ellos, habían sido capaces de continuar con sus vidas de forma normal y tranquila.
Después de muchos esfuerzos y de algún que otro contacto, tenían la seguridad civil y material garantizada. También tenían un plan de ejecución bastante mentalizado, donde todos tenían su propio rol asignado. El entrenamiento de los digimon lo realizaban cinco días a la semana.
Ellos estaban preparados para cuando Homeostasis se presentara.
Y acabó sucediendo.
Aquel sábado, 9 de diciembre de 2028, podía verse a todos caminar con sus rostros felices y emocionados.
La Navidad se acercaba. Los adornos ya estaban puestos por las calles. Y la compra de regalos para los niños, empezaba a hacerse. También estaban aquellos, que aunque fuera sábado, se encontraban encerrados en la biblioteca estudiando. Los exámenes de final de curso se celebraban dentro de dos meses. Y para los que se preparaban para el acceso, les suponía una carga adicional. Pues que la nota que sacasen decidiría si eran admitidos en la escuela que ellos habían elegido. Algunos digimon los acompañaban como apoyo, mientras que otros digimon, no podían aguantar un lugar tan tedioso y se encontraban jugando en el exterior.
Todo lo que se veía era algo normal y corriente, hasta que se presentaron interferencias en todos los aparatos tecnológicos.
Los aparatos digitales dejaron de funcionar y los semáforos se apagaron por completo.
La confusión fue lo primero que invadió a todos. Luego, a achacarlo al fabricante o a otro tercero.
Pero antes de que pudieran movilizarse, la imagen de Homeostasis apareció en todas las pantallas de televisión y monitores de todo el mundo.
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"Habitantes del mundo humano. Mi nombre es Homeostasis. Soy uno de los dos creadores del Mundo Digimon y de la raza digital, y también el que desea la estabilidad y el equilibrio entre los digimon.
Durante muchos años y gracias a las acciones de los llamados "Niños Elegidos" y su vínculo especial con los digimon, se ha dado la oportunidad de que ambos pudieran convivir juntos en un mismo mundo. También, se ha ofrecido el acceso libre entre el mundo humano y el mundo digital era libre a aquellos que tuvieran un compañero digimon. Y debido a la generosidad y el vínculo establecido entre los llamados "Niños Elegidos" con sus digimon, permití que todo humano nacido desde el año 2000 pudieran tener un compañero digimon.
Este permiso ha sido otorgado por mí mismo, para compensar el gran sacrificio que tuvo que hacerse hace tiempo.
Pues el ser humano es tan codicioso que utiliza a los digimon, "a mis hijos", como objetos de maltrato o para sus vulgares experimentos.
Mi otra compañera, Yggdrasill, quién falleció hace dos años, estuvimos tolerando durante muchos años ese aberrante comportamiento, hasta que decidimos tomar nuestra propia justifica y sacrificar a uno de los hijos de los llamados "Niños Elegidos".
Admito que ese sacrificio me dolió terriblemente, pero así como se necesitaba, además, equilibrar la balanza del bien y del mal, se tenía que pagar por algo que sus semejantes hicieron con nuestros "hijos".
Por eso mismo, y creyendo que hubierais aprendido la lección, deposité mi confianza en vosotros, humanos. Creé nuevos digimon para que todos los humanos nacidos a partir de aquella fecha pudieran criar y mantener un vínculo especial con sus compañeros digitales.
Un gran error por mi parte y del que me arrepiento profundamente.
En todos estos años que han pasado, ha ido creciendo el número de humanos que ha estado maltratado a sus compañeros digimon. Llegando al límite de matarlos y tratarlos como a basura.
Un acto imperdonable que los propios causantes de esta convivencia entre humanos y digimon, lo pagaron caro hace dos años.
Secuestramos a esos legendarios "Niños Elegidos". Y a través de la misma desesperación que sufríamos Yggdrasill y yo, obligamos a que sus propios hijos con sus digimon se vieran envueltos en una misión peligrosa si querían rescatar a sus padres.
Sin embargo, pese a que lograron con éxito, y tras explicarles las acciones que me llevaron a tomar.
Para seguir evitando que este problema siguiera reproduciéndose, ellos se negaron a que todos los digimon regresaran a su mundo original y perdieran para siempre todo contacto con el ser humano.
Puedo imaginar que su drástica decisión haya sido por tener que haber sacrificado a su hija, y también por el intento de asesinato de uno de ellos. Y también, por la dolorosa decisión de aniquilar a más de la raza digital por pura venganza de Yggdrasill y mía. Y además de todo esto, por haber expuesto a sus propios hijos en un grave peligro. Pero todo eso no es comparable al dolor que Yggdrasill y yo sufríamos al ver a nuestros "hijos" siendo maltratados por alguien inferior a ellos.
Por mi parte, yo no les guardo ningún rencor a esos "Niños Elegidos" por haber eliminado a mi compañera Yggdrasill. A Yggdrasill se le escapó todo de las manos, y ellos estaban en su derecho de eliminarla.
Pero aún así, como dios que desea la paz y el equilibrio en los digimon, les concedí la última oportunidad de redimir el problema contra los digimon. Y durante estos dos años, he visto, que por mucho esfuerzo que han puesto, todo es inútil.
¡Hasta aquí ha llegado mi benevolencia!
¡Lo he advertido! ¡Y habéis continuado como si tal cosa!
El ser humano, al igual que se reproduce de forma constante, el mal es algo que germinan y que se multiplica.
Aunque cojas a uno, siempre habrán dos más que continuarán lo que hizo el anterior.
A no ser que tengan un poder sobrenatural similar a la de un dios como yo, jamás podrán detener a esos humanos maltratadores.
Ya he hecho justicia sobre esos humanosy salvados a esos pobres hijos míos.
La raza humana no ha hecho más que enseñarme que jamás aprenderán, por lo que declaro de forma oficial, el exterminio de la humanidad en su totalidad."
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Ante esas palabras, la gente empezó a entrar en pánico y a correr de un lado para otro buscando algún lugar en el que estar a salvo. Los compañeros humanos de toda esa gente, les animaban a que no permitirían que matasen a sus propios compañeros y que lucharían contra Homeostasis.
En la oficina de Koushirou donde se encontraban Yamato, Taichi y los tres digimon, observaban la pantalla como si lo anunciado no les sorprendiera.
Taichi había dado un resoplido y cogiendo su teléfono móvil marcó un número, que no tardó en descolgar.
-Soy Yagami, necesito hablar urgentemente con el Primer Ministro. Es sobre el plan contra Homeostasis.
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"Con el exterminio de la humanidad, el ser humano empezará de cero como ha sucedido hace milenios. Del mismo modo, se planteará lo mismo en el Mundo Digimon, desvinculando toda relación con el mundo humano.
Para estos hijos míos que he salvado, permanecerán con su forma original pero voy a borrarles las amargas experiencias que han soportado con aquellos humanos que no los querían.
Para vosotros los digimon, seáis compañeros o no, tendréis también esta misma oportunidad de seguir manteniéndoos con vuestra forma original, pero sin el recuerdo de haber conocido al ser humano.
Aquellos que lo quieran, venid a mí, y juntos exterminemos al ser humano. Aquellos que se nieguen, morirán y no tendrán derecho a revivir y a estar en este nuevo Mundo Digimon que crearé sin rastro del ser humano."
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El pánico aumentó todavía más.
Para algunos digimon, aquella elección hizo que entrasen en conflicto sobre saber qué hacer.
Estaba claro que protegerían a sus compañeros humanos pasase lo que pasase. Pero el miedo de tener que enfrentarse al dios creador, donde las posibilidades de ganar eran nulas, hacía que pensasen en ellos mismos.
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"A todos los digimon os concedo una hora para elegir en qué bando queréis estar. Si en el mío y poder vivir en el nuevo mundo, sin estar sometido a nadie y sin recordar a los humanos; o en el bando de los humanos y continuar siendo las meras mascotas de una especie más débil que vosotros y a la posibilidad de ser maltratados como muchos de vuestros hermanos.
La elección es vuestra.
Si queréis vivir o si queréis morir.
Los que queráis venir a mí, sólo necesitaréis clamar mi nombre con devoción y yo os sacaré de ese mundo putrefacto.
Comprendo vuestros sentimientos hacia los humanos, y que os sea una elección difícil de realizar. Por eso, os concedo este tiempo para que lo penséis muy bien y no seáis víctimas de una masacre de la que vosotros mismos sois las víctimas."
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Y la transmisión se cortó.
Pero ahora, con el pánico acelerado, muchos humanos empezaron a desconfiar de sus propios compañeros digimon. Los veían tan confusos, como si se debatieran sobre qué hacer. Solo unos pocos digimon, tenían el coraje de continuar a su lado y morir por ellos. Pero así, como existían esos digimon de no abandonar a sus compañeros, existían humanos comprensivos que veían una oportunidad en que sus digimon pudieran ser salvados y que viviesen en ese mundo de paz que indicaba Homeostasis.
Esto último se aplicaba en los niños más pequeños. El pánico de sus padres y de los adultos, les hacía ver que su muerte era inevitable. Por lo que si sus digimon podían ser salvados, no querían que murieran inútilmente.
Sin embargo, también existía otro grupo. El grupo que conocía muy bien a Taichi y compañía, y que comentaban esperanzados de que ellos podrían solucionar aquel problema y salvar tanto a la humanidad como a los digimon. Pero era un pequeño grupo muy pequeño que mantenía la esperanza, frente a un pánico a nivel global.
Nuevamente, por todas las pantallas de Japón, se vio al Primer Ministro pidiendo la calma y la tranquilidad ante lo que se había visto.
Fuera de Japón sucedía algo parecido con los gobernantes de los distintos países.
Todos ellos, emitían un comunicado similar.
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"Queridos ciudadanos. Hemos sido avisados de este posible peligro. Por lo que pido la calma y la tranquilidad.
Contamos con hombres voluntarios y valientes que se enfrentarán a este peligro. Ruego que ningún civil ni ningún digimon se arriesgue a algo que le queda muy grande.
No os preocupéis por vuestras vidas. Se han preparado búnkeres para no sufrir pérdidas. En unos minutos, este grupo de personas os darán instrucciones que debéis seguir con calma y tranquilidad."
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Y en la pantalla se vieron fotos de todos los hijos de los digielegidos.
Para los distintos países, se aplicaban otros digielegidos de su nación e incluso de sus respectivos hijos que tenían las capacidades para detener aquel genocidio.
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"Todas estas personas llevarán un brazalete especial de color dorado exclusivo como éste (mostrándolo en pantalla). De forma constante, se reproducirá automáticamente, en todas las pantallas televisivas y en vuestros móviles, todas las fotografías de estos chicos y sus digimon para que podáis confiar en ellos.
Sé que sólo son niños y chavales, pero sus padres me han confiado en que ellos tienen las capacidades necesarias para ponernos a todos a salvo.
Os guiarán hasta un bunker. Tened la tranquilidad de que hay sitio para todos.
Ruego que no vayáis cargados con objetos innecesarios, ni con almacenamiento alimento. Este grupo de gente me ha asegurado de que no habrán daños materiales y en cada búnker disponéis de todo tipo de provisiones.
Esto mismo se está emitiendo por todo el mundo, donde los diversos dirigentes de su país, también están movilizando a sus hombres valientes que han decidido enfrentarse a Homeostasis y a sus seguidores.
Tengamos fe en ellos.
Como Primer Ministro, como un civil más y como padre de familia, quiero dar las gracias de todo corazón a este grupo de personas que se van a arriesgar por todos los seres humanos y por todos los digimon. Confiemos en ellos, los que fueron llamados "Niños Elegidos y sus digimon."
SIGUIENTE CAPÍTULO: Unidad y Justicia
