ACTUALIZACIÓN PARA CONMEMORAR MIS 17 AÑOS EN FANFICTION!


NOTA IMPORTANTE: El capítulo está sin revisar en su gran mayoría. Por eso, si encontráis errores ortográficos o que algunas palabras o acciones no concuerdan, es debido a eso. Pero como hoy es mi aniversario en fanfiction, no podía posponer la actualización. Aparte de haber prometido las fechas establecidas.

Debido a que estoy a full con este fic, con fechas de actualización semanales (todo con un propósito) que ya veis que son capítulos largos que cubren ciertos huecos importantes y la oposición, seguramente, revise este fic a partir del 26 de este mes.

Siento de antemano los errores y las discordancias que puedan haber. Aún así, espero que os guste el capítulo.


Tras el regreso de Taichi y los demás de aquella dimensión (que habían bautizado como Mundo Blanco) a su mundo humano, a pesar de que tendrían que estar celebrando su victoria, ni ellos, ni sus hijos ni sus digimon lo hacían.

Habían derrotado a Homeostasis.

La humanidad y el Mundo Digimon estaban a salvo de su dictadura.

Los digimon que habían seguido a Homeostasis, habían vuelto con sus compañeros humanos, arrepentidos y llorando por lo que Homeostasis les había obligado a hacer.

El momento emotivo de esos humanos, muchos de ellos niños pequeños, con sus digimon era para sonreír de felicidad y de ternura.

Pero nadie, absolutamente nadie, podría sonreír ante el gran sacrificio que habían tenido que hacer al derrotar a Homeostasis.


TÉRMINO · Valor y Conocimiento

MUNDO NUEVO

Lo que pasó tras la pérdida de conocimiento de Yamato

La pérdida de consciencia de Yamato había preocupado a todos y que la desesperación aumentase.

Jou al inspeccionar las constantes vitales de su amigo, notaba como su pulso se iba volviendo más débil. El torniquete que tenía Yamato en el brazo estaba completamente empapado de sangre. Tenía que ser llevado al hospital y ser operado de urgencia. Pero primero, tenían que salir de aquel lugar.

Lo que preocupaba mucho a los adultos era ¿cómo? Ellos no sabían como regresar. Por lo que, cuando sus hijos les habían dicho que ellos tenían la manera para regresar al Mundo Digimon, muchos los apuraron para que se dieran prisa y poder llevar de inmediato a Yamato a un hospital.

En medio de aquella conmoción, Elpidamon se había alejado de ellos para mirar algo que había caído de Yggdrasill y que estaba tirado en el suelo. Eran los emblemas del Ying y del Yang y del resto de los digiclones que sus amigos se habían enfrentado.

No sabía porqué, que aquellos emblemas no habían sido desaparecidos como Yggdrasill, por lo que Elpidamon sentía cierto alivio. Al menos, podría volver a unir a Dunkelmon y a Lichtmon. Escuchando como lo llamaban para que se uniera a ellos, el pequeño Elpidamon vio como Huanglongmon también estaba lo suficiente cerca para ser transportado. Seguro que con los dispositivos que los niños tenían, podrían transportarse al mundo digital. Podría hacerlo él o con el poder de la hija mayor de Yamato y Sora, pero todos, sin excepción, estaban tan agotados que apenas les quedaba gota de energía.

Sin hacerse de rogar, Elpidamon se unió de inmediato a ellos. Isaki activó lo que "Gennai" les había indicado que hicieran cuando quisieran regresar. Y todos abandonaron aquel nuevo mundo. Un nuevo mundo que había vuelto a quedarse sin vida y con lugares devastados, producto de las intensas batallas que los digimon de los hijos de los elegidos habían librado.

Un nuevo mundo que Homeostasis e Yggdrasill habían creado para tener secuestrados a los elegidos y a sus digimon. Un lugar para que sus hijos tuvieran un lugar de batalla, acorde a sus características y que al final, había terminado siendo la tumba de uno de sus creadores.

Mágicamente, una gran y enorme lápida se irguió en ese extraño mundo, donde se leía lo siguiente.

"Aquí descansa Yggdrasill. Mi única y gran compañera.

La madre de todos los digimon y la que más velaba por el equilibrio en el Mundo Digimon.

Jamás te olvidaré.

Tu sacrificio no será en vano.

Homeostasis"

.

MUNDO DIGIMON

Habiendo llegado al Mundo Digimon, los más cercanos a Yamato no se pararon a pensar en dónde estaban exactamente. Lo más importante en aquel momento, era abrir una puerta que conduciera al mundo real.

Para los adultos y sus digimon, estar en el Mundo Digimon no les representaba que algo anormal hubiera ocurrido. Por lo que Misato, Kazumi y sus dos digimon no dejaban de observar el Mundo Digimon con cierta sorpresa.

Cuando habían sido succionadas de forma inesperada de su mundo de origen al mundo digital, ninguno de los niños o sus digimon, habían podido reconocerlo por la oscuridad impregnada y lo vacío de vida que quedaba tras el ataque de Dunkelmon y Lichtmon.

Pero ahora, el cielo volvía estar azulado. La flora crecía con sus múltiples colores apastelados, y la hierba volvía a estar de ese color verde tan natural que los hacía transportar a un campo donde no era ni artificial ni rodeado de contaminantes químicos como estaba infestado en el mundo real.

¿Qué había pasado durante su ausencia?

¿Cómo era posible que el Mundo Digimon volviera a ser el que era?

¿Acaso la destrucción de Yggdrasill había tenido algo que ver con ese cambio tan drástico?

-¿Pasa algo, Kazumihan? -le había preguntado Tentomon viéndola en la babia como a Honeymon.

-El Mundo Digimon… Vuelve a ser como era antes… -balbuceaba la niña atónita sin despegar su mirada del cielo.

Tentomon observó a la hija de su amigo. Sus ojos amarillos neutrales no dejaron entrever la típica extrañeza que tendría cualquiera ante sus misteriosas palabras.

Los adultos y sus digimon ignoraban por completo los sucesos que habían acontecido en el Mundo Digimon y la masacre de casi toda la vida digital. Sin embargo, en esos momentos, todos estaban más enfocados en la salud de Yamato y en cómo su vida corría peligro.

En medio de aquella desesperación, Toji fue el primero en percatarse de que la base donde estaban Gennai, el resto de agentes y todos los digimon supervivientes estaba a unos metros de distancia. Al avistarla, sin avisar a nadie, se fue corriendo junto a Fireagumon, para pedirles ayuda.

-Tranquilizaos elegidos y digimon -escuchándose una voz grave y profundo desde el cielo.

Una voz que la mayoría de los hijos y sus digimon desconocían, pero que para los adultos, sobre todo para Takeru y Hikari les era muy familiar.

-Es la voz de Qinglongmon -reconocía Hikari con una sonrisa de alivio. El poder divino del dragón digital azul podía salvar la vida de su cuñado.

Los niños y sus digimon miraron a Hikari confusos.

¿En serio era Qinglongmon?

Pero había hablado con una voz tranquila y relajada. Y la última vez que lo había visto, estaba junto a las otras bestias sagradas, concentrándose duramente para proteger la luz de los digimon supervivientes.

Pero el ver como Huanglongmon también afirmaba que esa era la voz de Qinglongmon, los niños y sus digimon se miraron unos a otros.

¿Significaba eso que todo en el Mundo Digimon se estaba estabilizando?

Antes de que alguno pudiera revelar lo imposible que era y lo que habían visto, escucharon unos pasos tranquilos que provenían del interior de la base. Por ahí aparecía Benjamin con una pequeña bola brillante de un azul como el cielo.

-¡Gennaisan! ¿Qué haces aquí? -lo llamó Toji.

El hijo de Taichi había creído que aquella figura era Gennai, por el simple hecho de que era el que más vinculado estaba con ellos. Un ideal que mantenían todos los niños y sus digimon, sin sospechar lo que había pasado con el verdadero Gennai.

El verdadero Gennai se había prestado voluntario para que extrajesen su energía vital y que los dispositivos de Yuuta y los demás, llegasen hasta ellos y que pudieran venir al Mundo Digimon y ayudar a sus hermanos pequeños.

Los adultos y sus digimon que no estaban enterados de nada, y más centrados en cómo la vida de Yamato pendía de un hilo, Piyomon, Miyako y Mimi se habían acercado desesperadas para que les abriese una puerta, de inmediato, que les llevase al mundo real.

Benjamin ignorando las peticiones de las dos mujeres y de la digimon, extendió la bola de energía. La bola empezó a brillar y Sora y Yuuta pudieron sentir como el cuerpo frío de Yamato se iba calentando y recuperando su color natural. Madre e hijo escucharon como Yamato empezó a emitir un leve quejido y a mover parcialmente sus músculos.

Cuando abrió los ojos, todos se alegraron infinitamente por él. Lo más extraño para los miembros de la familia de Yamato, no era solo que ya no tuviese ese color pálido como si estuviera al borde de la muerte, sino el hecho de que se movía como si no tuviera dolor alguno.

Benjamin les explicó que el hecho de que Yamato hubiera recuperado su energía vital, se debía a la esfera de luz de Qinglongmon, el cual tenía un poder similar al de los Niños Elegidos Especiales.

-Por eso que él se encuentra bien y sin dolor. Pero sólo es algo temporal -añadiendo.

Mientras Aiyomon comentaba cómo aquel poder era lo mismo que su compañera había hecho para que su padre recuperase la consciencia, los niños se miraron entre sí, confundidos por la mención del nombre Qinglongmon.

¿Qué no se suponía que estaba en un estado muy debilitado? ¿Cómo es que ahora ofrecía su poder sin más?

-Los siento -comentó Huanglongmon con los ojos cerrados-. El poder sagrado que emanan Qinglongmon y las demás bestias sagradas, gracias al poder de sus compañeros humanos.

Las palabras de Huanglongmon hicieron extrañar a los que habían regresado de aquel mundo. Si hablaban de compañeros humanos, significaba que Daigo y el resto de sus compañeros, los que habían sido los primeros Niños Elegidos, estaban en aquel lugar.

-Así es -contestaba Benjamin con una amplia sonrisa- El digimon de Daigo contactó con él, para que éste contactara con sus otros colegas y acudieran a este mundo para ayudarnos con la restauración del Mundo Digimon.

-¿La restauración del Mundo Digimon? -preguntó Mimi mirando a Palmon, donde ni ellas ni los adultos entendían qué querían decir con eso.

A diferencia de ellos, sus hijos tenían más información, donde no entendían cómo era posible que el Mundo Digimon se estabilizara, cuando todavía quedaba Homeostasis por derrotar.

Entendían que la restauración fuese gracias a los compañeros de las cuatro bestias sagradas. Pero, no comprendían cómo es que Homeostasis lo permitía, si, junto a Yggdrasill, buscaban algo similar a la venganza, donde tenían que pagar justos por pecadores.

-Es una larga historia, que si gustáis, entrad para contárosla.

-Pero, debemos llevar a Yamato a un hospital.

-Sora, estoy bien, de verdad. Puedo aguantar un poco más. Además, ahora mismo me interesa saber qué es lo que ha pasado en el Mundo Digimon durante mi ausencia.

-Pero papá, ya tendrás tiempo suficiente para saberlo -protestaba ahora Yuuta.

-Si papá dice que está bien, es que está bien -saltó Aine en su defensa-. Además, si ese poder es similar a la energía vital que yo le di, entonces, podrá aguantar unas cuantas horas sin problemas.

Confiando más en la adolescente, Sora y Yuuta cedieron, por lo que Yamato suspiró aliviado. En realidad, se sentía bien. Ahora que estaba en sus plenas facultades, lo primero que había hecho, había sido buscar a Gabumon con la mirada. Al verlo en el regazo de Piyomon, en forma de Tsunomon, le sonrió agradecido por cómo haber sido uno de los partícipes en que en ese momento, estuvieran todos de regreso. Un gesto que el digimon le devolvió, así como su tranquilidad de verlo bien.

Después, había echado una ojeada al resto, observando que estaban todos sus amigos con sus hijos y que no habían sufrido ninguna pérdida importante.

Todos podrían regresar a sus casas sanos y salvo.

.

Caminando por el largo pasillo, los niños se sentían emocionados de ver si lo que "Gennai" les había dicho era cierto. Saber que el Mundo Digimon se estaba arreglando, era motivo de felicidad.

Pero, ¿y si Homeostasis lo hacía para cogerlos con la guardia baja y darles la puñalada por la espalda?

Solo unos pocos pensaban en esa posibilidad, mientras que otros, ingenuamente, pensaban que todo había terminado, y podrían regresar a sus casas.

Musuko era el único que no pensaba en nada de eso.

El niño se encontraba pensativo sobre algo, que llamó la atención de su digimon y de su hermano, en saber qué le pasaba.

-Estaba pensando en que, si la esfera de Qinglongmon emite el mismo poder que el de los Digielegidos Especiales, ¿por qué la hermana de Natchan o el chavalín no lo hicieron, en vez de causar tanto alboroto en la familia?

Al poco de hacer aquella pregunta, el niño sudó frío al sentir varios pares de ojos mirándolos con el deseo de querer asesinarlo.

-¿Este es tonto, o sólo se lo hace? -pudo escuchar como murmuraba Minami con desprecio.

Musuko no pudo responder al grosero comentario de la Ichijouji, ya que ver cómo el más pequeño se había deprimido, y cómo el hermano de éste crujía los puños, le dio un pavor tremendo y se escondió detrás de su propio hermano pequeño.

Para su suerte, pudo ver como Aine, se interponía entre Yuuta y él, antes de que sus padres lo hiciesen, para que no le hiciera nada.

-Ni se te ocurra golpearlo antes de que lo haga yo.

Musuko con más temor que nunca, tuvo que buscar un refugio más eficiente, así que corrió a esconderse tras su padre. Daisuke, estaba nervioso y excusaba de cómo a su hijo no se le había ocurrido pensar en el gran detalle, de que todos habían quedado tan agotados, que no tenían el poder cómo para emitir la energía vital para ayudar a Yamato.

-Ya sabéis que es como yo, no tiene mucha cabeza.

-Lo peor de todo, es que Daisuke admite que no tiene cabeza -murmuraba Takeru a su mujer, quiénes reían por lo bajo.

-Pues la próxima vez, que a ese niño se le ocurra decir algo para deprimir a mi hermano que se prepare -amenazó Yuuta.

Sora fue la única en amonestar a su hijo, mientras que Yamato no decía nada. Sino fuera por su condición, se habría puesto en medio de sus hijos para ser él mismo quién golpease a ese niño que era exactamente igual al padre. La lacra de los Motomiya que siempre los molestaba.

-Y señores y señoras, así es como los Motomiya se hacen enemigos de los Ishida -acotó Takeshi para caldear un poco más el ambiente.

Sólo unos pocos se rieron del comentario. Incluso, Hikari entre risas le indicaba que no dijera esas cosas delante de todos. Pero es que su hijo tenía razón. Los Motomiya tenían la habilidad innata para que no tuvieran buenas migas con los Ishida.

Sin embargo, aquel no era lo único gracioso con lo que tenían que lidiar. Para satisfacción de Takeshi y de Tsukaimon de tener más material con el que distraerse, veían como más atrás, Satoshi se pegaba demasiado a Kazumi.

La niña trataba de no armar un escándalo, y modestamente, se alejaba de él. Pero cuanto más se alejaba, Satoshi se acercaba. Daba igual que se posicionara al lado de su padre, entre su padre y su digimon, o enfrente de él y de Tentomon, que aquel niño, con todo el descaro del mundo, se le acercaba.

Algo que extrañaba mucho a Koushirou y a Tentomon, donde no entendían porque aquel niño se acoplaba tanto a ellos. A diferencia de su hija pequeña, Koushirou que todavía seguía con su rencor hacia Mimi, le dijo.

-¿Quieres hacer el favor de alejar a tu hijo de mi hija?

-¿Qué tiene de malo? -preguntó ella extrañada.

-¡No le está haciendo nada! -le seguía Palmon.

-¿Qué no le hace nada? -intervino Honeymon- ¡La está molestando!

-No la estoy molestando. Sólo estoy velando por su seguridad.

-¡No necesito tu seguridad para nada! -le respondió ella tajante, donde había tocado límite.

Sei tuvo que intervenir y obligar a su medio hermano que se apartara, ante las quejas de éste. Para Jou y Gomamon, les resultaba curioso como ambos, parecía llevarse bien. ¿No se supone que era la primera vez que se conocían? Se miraron con la misma pregunta en sus cabezas, ¿qué rayos había pasado mientras ellos habían estado secuestrados?

Habían tantas novedades en el círculo de sus hijos, que los adultos se morían por saberlas.

Hikari también tenía sus preguntas. Especialmente, en torno a Takeshi y a su digimon. Pero, viéndolo ahora, como seguía siendo aquel niño de siempre, le tranquilizaba saber que fuera lo que fuera, todo volvía a estar bien. Gracias a Elpidamon.

Aquel digimon se había unido a ellos, mientras que Huanglongmon por su gran forma, había quedado fuera. El líder las bestias sagradas les había dicho que se quedaría montando guardia, por si a Homeostasis se le ocurría aparecer.

Elpidamon había querido quedarse a su lado para ayudarle, pero Huanglongmon, como si conociera a ese digimon, le había pedido que se fuera con ellos. Además, con su cuerpo infantil, no tenía el mismo poder que antes como para poder luchar. A Hikari le llamaba la atención su apariencia.

Por lo general, los digimon al digievolucionar cambiaban de tamaño y color (NA: "Ellos son los digimon." Sólo los españoles verdaderamente aficionados, entenderán esta referencia). Pero aquel digimon, había vuelto para atrás, como un adulto cuando rejuvenecía a su forma de niño.

-Por cierto, aún no te hemos dado las gracias por haber ayudado a mis hijos y al resto -le dijo la mujer a Elpidamon.

-¡Tiene razón! De no ser por ti, no habríamos vencido a Dunkelmon y Lichtmon -añadió Earmon.

-No ha sido nada -comentó él, tratando de no sentirse emocionado por estar tan cerca de sus padres.

-¡¿Qué no ha sido nada?! ¡Ha sido una pasada, ¿verdad, Tailmon?! -decía Patamon emocionado.

-Totalmente de acuerdo. Has estado increíble. Y vosotros también -refiriéndose a sus tres hijos digimon.

-Lo que yo me pregunto, es ¿quién eres? Se ve que Huanglongmon y los demás te conoces muy bien. Resulta muy extraño que no nos hubieran hablado de ti -quiso saber Taichi.

-Tiene razón -concordó Koushirou pensativo-. Es demasiado sospechoso.

-Ahora que lo pienso -intervino Misato-, ¿cómo es que pudo enfrentarse a Dunkelmon y Lichtmon si solo podían hacerlo los digimon descendientes de Patamon y Tailmon?

Aki, Kabumon y Nairmon miraron hacia Elpidamon con curiosidad. Ellos sabían quién era realmente. Y sin embargo, Elpidamon se veía apurado y a no querer confesar su verdadera identidad. No entendían el porqué.

Aine interfirió en defensa de Elpidamon, alegando que era un aliado cualquiera como Leomon, o Centarumon. Puede que tuviera un gran poder, pero eso era porque, como cualquier otro digimon, había estado entrenando duramente. Y como se había autoproclamado el protector de los elegidos y de los digimon, fue por eso por lo que cuando había visto que su padre y Gabumon habían estado a punto de morir, él los había salvado.

-¿Elpidamon salvó a papá y a Gabumon? -preguntó Yuuta, donde sus padres le agradecieron de corazón el haberlo hecho. Sin embargo, Yuuta tenía una interrogante muy grande-. Entonces, si papá fue salvado por él, ¿por qué no nos dijo que estaba vivo?

Elpidamon que estaba bajo los efectos de la actitud de un niño pequeño, no supo cómo excusarse ante algo, que ni él entendía. Bajando la cabeza, se sintió culpable de ello.

Se le había olvidado.

¿Cómo decirles eso?

Sonaba irrealista.

Elpidamon no sabía que cuando se había reunido con Isaki y los demás, había caído en el mismo embrujo que ellos, debido a las artes malévolas de Liebenmon al controlar a Nat.

-Parece ser que con todo su poder, Elpidamon también fue afectado por lo que Liebenmon hizo. ¿Acaso vas a tener la osadía de refutarlo, cuando Aki y tú también caísteis, Yuuta? -mencionando el nombre completo de su hermano con una ligera amenaza en la voz.

Otro misterio más añadido a los adultos. Aunque ese parecía ser bastante importante, ya que todos los niños y los adolescentes junto a sus digimon, habían abandonado sus sonrisas y el buen ambiente.

Ignorar de cuántas cosas desconocía, ponía a Koushirou de los nervios. Ya no era sólo la existencia de ese digimon ángel, donde no comprendía porque había rejuvenecido y en qué nivel estaba; sino también, el porqué el hijo de Mimi acosaba a su hija pequeña; el digimon aquel llamado Liebenmon que no le sonaba de nada; y cómo es que los digimon de sus hijos habían podido digievolucionar tan lejos en tan poco tiempo.

Esperaba que alguna de sus hijas se lo contaran o que hubieran recopilado todos los datos, porque iba a explotar de un momento a otro. Por desgracia, parece que no era el momento para preguntarlo, ya que sus dos hijas y sus digimon, ante lo que la mayor Ishida había mencionado, se habían quedado muy deprimidas. Y no sabía si era su imaginación, pero notaba que los que más deprimidos estaban de todo eso, era la hija menor de Yamato y Sora y el hijo de los Ichijouji.

¿Por qué? Ansiaba saber.

Como portador del conocimiento, era desesperante vivir en la ignorancia.

Como si recibiera alguna ayuda divina, observó como Piyomon se había percatado de la tristeza de aquella niña rubia y a preguntarle qué le pasaba. La digimon se había percatado que su tristeza era mucho más intensa en comparación con la de sus hermanos. Por fin sabría algo, pensaba Koushirou con rostro aliviado, como le hubieran suministrado alguna droga.

Si Piyomon se había percatado de la tristeza de la hija de su amiga, fue más por el hecho de como ambos hermanos, la habían mirado de reojo por unos instantes. Algo también perceptible para Yamato y Sora. Pero más evidente fue cuando Piomon y los otros dos digimon, habían imitado a Yuuta y a Aki.

Nat al ver que no solo el digimon de su madre, sino que incluso ella y su padre querían saber que le pasaba, al mirarlos, se encontró a sus espaldas a Osamu, el cual no tenía el coraje de mirarla. Tenía la cabeza ladeada y escondida su expresión, sin saber en qué estaría pensando.

-Nada -contestando, volviendo la vista al frente con un profundo suspiro.

Podía comprender que Osamu se sintiera responsable de lo que le había pasado. Pero al menos, esperaba que tras su declaración pública, dijera algo. No es que quisiera que se hiciera responsable y se auto culpara delante de todos, pues bastante sufrimiento habría tenido que cargar, al alejarse de ella y ver cómo por su culpa, se había dejado influenciar por la oscuridad. Pero al menos, alguna palabra de ánimo o una mirada para infundirle seguridad, le hubiera bastado.

Por mucho que hubiera lanzado aquella mirada discreta hacia Osamu, Yuuta la había captado. Y viendo como sus padres y sus digimon se encontraban más preocupados, estuvo a punto de revelar la verdadera razón. Zabumon a su lado, tiró de él para que no lo hiciera. Y una simple seña hacia Aine, hizo comprender a Yuuta que si decía algo, su hermana lo mataría.

Pero Toji no había entendido aquella indirecta, y sin pelos en la lengua, comenzó a explicar lo que había pasado.

Isaki le llamó alarmado para que no se metiera dónde no le llamaba. Además, de ser un tema que pondría a Osamu en un grave compromiso, y quién sabe lo que podría hacer sus tíos contra los Ichijouji. E incluso su propio padre, podría añadir algo contra ellos. Apreciaba mucho a Natsumi, que no se quería imaginar la que se armaría.

-¡¿Qué pasa?! -le preguntó Toji a su primo sin comprender porqué insistía en que se mantuviera aquello en secreto-. Tienen todo el derecho a saberlo, ¿no?

Osamu seguía sin decir nada. Pero por dentro, sentía un pavor tremendo por lo que los señores Ishida les diría o por la decepción en sus propios padres. Sin embargo, sucediera lo que sucediera, se lo merecía por cómo Natsumi lo había pasado tan mal.

Teniendo a Yamato, a Sora y a sus digimon expectantes, Toji iba a comenzar con su relato, hasta que algo cayó con fuerza sobre su cabeza. El niño se quejó del dolor. Fireagumon le preguntó si estaba bien, pero Toji estaba más que cabreado de que alguien le hubiera lanzado un zapato (cuando lo había visto). Con amenaza, preguntó quién había sido el responsable. Y todos, sobre todo Toji, se llevó una sorpresa al descubrir que se había tratado de Aine. La chica, con un arrepentimiento falso, se disculpaba de corazón y de que se le había escapado el zapato sin querer.

Por supuesto, nadie se lo había creído, y mucho menos Toji. Pero ella, se había acercado al niño con tanto arrepentimiento, que no dejó de disculparse hasta que se puso de cuclillas para recoger el zapato y estar a su altura.

-De verdad que lo siento, Tojikun. ¿Estás bien? ¿Te duele mucho la cabeza? En serio que se me escapó el zapato. No era mi intención golpearte. Lo siento muchísimo -comentaba Aine sin parar de hablar.

Mentira, murmuraban algunos de los niños y adolescentes impresionados por su buena actuación.

-Yagamisan, ya sabes que tengo mucho genio y ando a la fuerza -buscando Aine el perdón ahora de su padre, aunque él no sabía qué decir. Conocía demasiado bien a la hija mayor de sus amigos, para imaginar que eso había sido a propósito-. Y estos zapatos que me compré, son tan malos, que se me escapan a la mínima. De verdad que lo siento. Ya sabes cuánto aprecio a este niño, y sobre todo, a Sanachan.

-¡Aine! -la reprendía Sora, donde con ella ni con su padre, funcionaba sus mentiras.

-Sí, mamá. Lo siento muchísimo, de veras. No lo volveré a hacer -inclinándose a modo de disculpa.

Al inclinarse, volvía a estar a la altura del niño, donde por lo bajo le había susurrado.

-Ni se te ocurra contar nada sobre lo que le pasó entre mi hermana y Osamukun. Sino, no sólo recibirás el odio y el desprecio de mi hermana, sino, que para la próxima, recibirás más que un zapato en la cabeza.

Toji quedó en blanco.

Como se imaginaba, el zapato hacia su cabeza había sido aposta, pero lo que no contó fue con la amenaza de la mayor, y además, el detalle de lo que Nat pensase de él si revelaba lo que había pasado. Al verla, se fijó en cómo tenía una mirada grave y amenazante, donde si decía algo, haría lo que su hermana mayor había predicado, odiarlo y despreciarlo por vida.

-¿Y bien? ¿Qué es lo que ha pasado? -preguntaba Yamato, donde estaba muy interesado en saberlo.

El niño se quedó mudo por unos momentos, y con todos los pares de ojos sobre su persona, viéndose distintas reacciones, donde solo las fans del osanatsu estaban con cara de no hablarle en la vida, si decía algo en contra de su pareja favorita. Mientras que Osamu, se sentía como preparado para lo que le vendría. Dokunemon y Penguinmon lo miraban preocupado, y luego a él con furia, como si fueran parte del fandom osanatsu.

De entre todos los allí presentes, sólo había una persona que parecía apoyarlo en que lo dijera, y ése era Yuuta. A pesar de haber visto como los sentimientos de su hermana pequeña iban para el Ichijouji, y cómo Toji la había cagado en un par de ocasiones, al ser el hermano de Sanae, a quién quería, Yuuta consideraba a Toji como un chaval, donde no podía tenerle rencor.

-¿Y bien? -insistía Tsunomon, viéndolo tan callado-. Que Aine no te dé miedo, y dinos la verdad de lo que ha pasado -viendo como Aiyomon había sonreído maliciosa a su amiga, como si con una mirada, supiera el murmullo que le había lanzado.

-No… No… ¡No le tengo miedo! ¡Qué miedo voy a tenerlo siendo el hijo del portador del valor! -mintiendo descaradamente.

Isaki se compadecía de su primo, de cómo se estaba metiendo en camisas de once varas. Pero no podía intervenir para ayudarlo. ¿Cómo hacerlo con su prima mayor ahí? Además, por mucho que tratase de evadir el tema, sus tíos no pararían de insistir con querer saber qué es lo que había pasado a su hija. Y lo mismo sucedía con Tsunomon y Piyomon. Sino fuera porque no le gustaba las mentiras, habría soltado una para salvar, tanto la dignidad de su prima como el enredo de su primo.

-Lo que pasa es que la cerda esa, la tal Liebenmon, usó artimañas muy asquerosas contra Natchan, desprestigiándola, insultándola, de que no tenía amor y que ella era mucho más bonita, mejor y… ¡Vamos! ¡Que al final se produjo la típica pelea de chicas cuando llegó Ainesan!

-Pero, ¿eso que tiene que ver con que Nat haya quedado así? -preguntaba Tsunomon sin comprender muy bien la pena de la hija de Yamato.

Nunca hay que subestimar cuando el tema se trata de peleas entre mujeres. Y Tsunomon lo había aprendido en aquel momento.

-¿Cómo que no tiene nada que ver? -preguntó Piyomon, donde Tsunomon sintió su rabia demasiado cerca de su persona-. ¡Tiene mucho que ver! ¡¿Cómo se ha atrevido a decirle eso a Nat?!

En ese momento, todas las mujeres adultas y las digimon féminas se pusieron bravas, y a atentar contra Liebenmon, como si mediante sus insultos pudieran desquitarse, a pesar de que Amaterasumon la había hecho puré.

Muchos hombres e incluso sus propios hijos, se sorprendían del cambio de sus madres, y cómo podían comportarse con semejante talante con una mentira improvisada de Toji. Bueno… No era mentira del todo, ya que Liebenmon era una vanidosa que se creía un ser bello y que le gustaba encandilar a los chicos, pero que por un comentario de nada, estuvieran hablando de la peor mujer del mundo, era exagerado.

Benjamin tosió levemente, para que le hicieran caso. Se habían quedado plantados en medio del pasillo, donde las mujeres y sus digimon refunfuñaban contra alguien que si reviviese, correría despavorida de Aine y de Amaterasumon si se las cruzara.

-Si preferís, podríamos dirigirnos hacia alguna sala para que habléis con comodidad -propuso.

Percatándose del numerito que las mujeres y sus digimon habían montado, se disculparon, y alegaron que no era necesario, y que querían saber cómo estaban los digimon.

Con aquello, el tema sobre Nat quedó en el olvido, donde Toji suspiraba aliviado por haberse librado de lo que sería un error crucial en su relación con Nat. Sin embargo, al ignorar cómo Osamu había sido el culpable, eso hacía que los señores Ishida desconocieran como era ese niño en realidad. Pero si decía una palabra contra él, Aine o Aiyomon, podrían darle una buena paliza sin pensárselo dos veces.

Algo que Misato y sus amigas sabían y que se alegraban de contar con un miembro tan poderoso dentro del fandom osanatsu.

.

Tras haber atravesado el pasillo, llegaron a una sala que a los niños se les hizo muy familiar. Allí estaba aquella cristalera en dónde los digimon habían estado salvaguardados y protegidos con el poder vital de las cuatro bestias sagradas. Veían una luz muy brillante salir del cristal, y los niños con sus digimon corrieron para ver lo que estaba sucediendo. Los adolescentes y adultos, le siguieron a un paso más tranquilo.

Juntos, observaron como ya no habían tantos digihuevos de los que Elecmon tuviera que llorar, y además, muchos digimon habían digievolucionado a sus antiguas formas. Lo más mágico era que cada dos por tres, aparecía un nuevo digihuevo y se rompía, donde de él nacía el bebé digimon que poco después, lograba digievolucionar.

Todo gracias a la luz que emitían Qinglongmon y el resto de sus amigos. Una luz que provenía de cuatro adultos posicionados a cada lado de la bestia sagrada. Estaban con los ojos cerrados, como invocando la luz que salía de su corazón.

-¿Qué hace Daigosensei aquí? -preguntó viéndolo al lado de Baihumon.

-¿Y quiénes son los otros? -preguntó Jou a continuación, ajustándose las gafas. Salvo a Daigo, no reconocía a los otros tres humanos. Estaban dos hombres, uno de ellos bastante obeso y una mujer pelinegra de gafas. Todos parecían ser más mayores que ellos. Quizás de la misma edad que Daigo.

-Con el poder como elegidos que son, están ayudando a sus compañeros digimon a que con su luz sagrada, los digimon vuelvan a nacer, al tiempo que restauran el Mundo Digimon.

-¿Eso quiere decir que ellos fueron los primeros Niños elegidos? -preguntaba Koushirou admirando a los otros tres adultos.

Sabía que Daigo junto a Maki habían sido los primeros Niños elegidos. Y pese a que Koushirou había instado a Daigo a que le hablase sobre sus compañeros, éste le había dicho, que tras sus aventuras y la pérdida del digimon de Maki, se habían mudado para no querer recordar algo que les había traumado.

-Así es. Cuando las cuatro bestias sagradas dedigievolucionaron al nivel kazentai, y la situación con los digimon iba de mal en peor, solicitaron ayuda a su propio compañero humano. Gracias a ellos, los digimon y el mundo digital está volviendo a ser el que era.

Eso alivió mucho a los hijos de los elegidos y a sus digimon que lo celebraron entre ellos con muchísima alegría. De la alegría, no se percataron en cómo Daigo y sus compañeros llevaban el nuevo dispositivo digital que ellos portaban.

-Entonces, si Himekawasan también acudiera al Mundo Digimon, y con su poder con Huanglongmon, la restauración iría más rápida, ¿verdad? -preguntó Sanae.

-Seguramente.

Eso los puso más eufóricos, mientras que Taichi y los demás seguían desconociendo lo que había pasado en el Mundo Digimon.

-Entonces, sólo faltaría derrotar a Homeostasis y todo habría terminado -murmuró Musuko, como si derrotarle fuese pan comido.

-¿Homeostasis? -preguntó Benjamin confuso.

Isaki le dio una explicación rápida sobre cómo todo aquello había sido maquinado por Homeostasis e Yggdrasill por sus razones, así como la creación de los digiclones, donde dos de ellos, habían sido los responsables de la masacre digital.

Una explicación donde tanto los adultos como Benjamin la tenían bastante incompleta, necesitando más datos sobre los hechos, y que sólo los hijos de los elegidos junto a sus digimon, podían concederlo.

Pero antes de que Benjamin los llevase a otra sala, los rugidos de los estómagos de Toji y otros niños, así como el de varios de los digimon, destacando más los de Fireagumon y Agumon, hicieron reír a la mayoría. Y era lógico. Aunque los niños y sus digimon habían estado provistos de alimentos, no les había sido suficiente. Y los elegidos adultos habían tenido como único alimento la luz sagrada que los revitalizaba, por lo que llevaban demasiados días sin probar nada.

Benjamin les dijo que, junto a sus colegas, les prepararía algo para comer. Pero Sora, lo denegó, aludiendo que tenían que ir al mundo real cuanto antes, por el bienestar de Yamato. Él le asegura que está perfectamente, además que se siente muy interesado en saber lo que había pasado.

-Pero, Yamato, ya lo sabrás, después que te traten -protestaba Sora desesperada.

-No sería muy justo. Después de todo, tanto tú, como yo y como nuestros hijos, hemos estado muy vinculados a esta desgracia que ha sucedido. Y saber que han ocurrido consecuencias por todo esto, me produce una ira tremenda de la que quiero saber.

-Pero…

-Además, los niños y nuestros digimon están cansados -haciéndoles una seña, donde a pesar de su felicidad, no se veían con buen aspecto-. Al menos, descansemos un rato, antes de regresar a casa.

-Pero…

-Te juro que si me siento mal, te lo haré saber -prometiéndole.

Aún con ese juramento, Sora no se sentía muy tranquila, así que le pidió a Jou que lo estuviera evaluando cada dos por tres. Sabía de sobra lo extremista que podría llegar su marido, lo sabía, porque ella hacía lo mismo.

.

En la misma sala donde los niños, días atrás, habían comido juntos, se encontraban ahora con sus padres, dejando vacíos todos los platos que los colegas de Benjamin les ofrecían.

Todos, sin excepción, estaban hambrientos y sedientos. Los digimon al haber comido más que suficiente y tenido un tiempo para descansar, digievolucionaron a sus formas predeterminadas. Señal de que las cosas iban volviendo a ser las que eran.

Una vez saciados sus estómagos, los hijos de los elegidos y sus digimon, explicaron con más detalle lo que habían vivido. Aunque, los que más llevaban la voz cantante eran Isaki, Kazumi y Yuuta. Toji, Musuko, Satoshi y sus digimon, eran los siguientes, al acotar ciertos detalles para presumir de sus propias acciones.

Benjamin, al enterarse de por qué Homeostasis e Yggdrasill habían estado detrás, se llevó una mano a la frente, lamentándose de cómo habían podido llegar a semejante extremo.

Los adultos y los digimon se encontraban conmocionados, por todas las batallas que sus hijos habían mantenido, y comprendiendo por fin cómo es que sus digimon habían digievolucionado tanto en tan poco tiempo.

Quizás quedase el tema de Homeostasis pendiente, pero los digimon estaban listos para batallar de nuevo. Además, Benjamin, les había asegurado que ya había avisado a sus colegas. Ellos ya se habían puesto en marcha, para poder interceptar a Homesotasis por si aparecía en el mundo humano o digital. También, había tranquilizado a todos, de que nada anormal había sucedido en el mundo humano.

Dejándolos más relajados y a sus digimon descansando, donde algunos estaban tan agotados que se habían quedado fritos sobre sus compañeros o apoyados contra ellos o en el mismo suelo. Aunque a otros como Fireagumon o Veidramon era más como la típica siesta que se echa uno después de comer.

Mientras los niños hablaban, Koushirou se dedicaba a poner la oreja, mientras revisaba el nuevo dispositivo digital que tenía sus hijas y si tenía las mismas propiedades que la evolución del suyo. Había tenido que pedirle su vieja portátil para poder hacerlo. Aunque la verdad, le hubiera gustado estar junto a los agentes de Benjamin, los incidentes que estaban ocurriendo para ayudarles. Pero no podía permitirse el lujo de ausentarse. Además, él también tenía interés en conocer toda la historia que sus hijas y los demás habían vivido.

Le había asombrado, como a Benjamin, la creación de esos seres llamados digiclones, así como su origen inicial.

Pero la sorpresa general había sido la de quién había sido el líder.

Todos los adultos y sus digimon, habían supuesto que lo habría sido Musuko, o Toji, en su defecto. Jamás se hubieran imaginado, que lo hubiera sido Isaki.

-Bueno, fui elegido sólo porque me votaron -se excusaba Isaki algo modesto, por el asombro que tenían sus padres y el resto.

-Pero fue por mayoría absoluta -le recordó Earmon.

Otra cosa que más sorprendía era el hecho de que Earmon estuviera de manera predeterminada, en el nivel seijukuki, como su madre Tailmon. La propia Earmon no entendía porqué se mantenía en aquella etapa. Pero Elpidamon, y respaldado por Aiyomon, asociaron que podría deberse a su entrenamiento, donde sería tan avanzado que por eso, se habría quedado en esa etapa.

-Por ejemplo, aunque puedo mantenerme en cualquiera de mis formas de manera predeterminada, tengo la habilidad de estar en el nivel que quiero -decía Aiyomon.

-Pero también si lo has conseguido, es porque no parabas de entrenar -le recordaba Zabumon, donde en todos los mensajes que Yuuta le enviaba, ella le contestaba que venía de entrenar.

Pero con su vida en riesgo, a pesar de haber estado en otro mundo, debía estar preparada.

-Pero a mí me sigue pareciendo una pasada que el hijo de Takerukun y Hikarichan fuese el líder. Aunque, no me sorprendería nada. Siendo tan responsable y adulto -decía Miyako maravillada.

-Y mi sobrino -recalcó Taichi, donde el hecho de que fuese líder, pudiera tener que algo ver con la línea sanguínea.

-Bueno… No es para tanto… -expresaba Isaki más modesto.

-Sí que lo es. De no ser por ti, andaríamos perdidos por culpa de Musukosan y Tojisan -le recordaba Kazumi el calvario que habían tenido que soportar.

-Puedo imaginármelo -murmuró Miyako, más por el hijo de Daisuke que por el hijo de Taichi. Aunque si lo pensaba bien, como ambos estaban colados por la hija de Yamato y Sora, no le sorprendería que ambos quisiesen pisarse mutuamente para que la rubia se fijara en ellos. Lo había visto tanto en Daisuke en el pasado. Sin embargo, viendo como Musuko no se enfocaba tanto en Natsumi, cabía la posibilidad de que dejara su obsesión hacia ella. Por lo que Toji tendría el camino libre. Y la verdad, como ambos habían crecido juntos, como Yuuta y Sanae, que se notaba el acercamiento entre ambos, estaba convencida de que pronto acabarían juntos.

Miyako jamás sospecharía de lo tan equivocada que estaba, y cómo Natsumi procesaba sentimientos hacia su hijo Osamu.

Riéndose por la gran verdad por parte de Kazumi, Jou revisaba las constantes vitales de Yamato. El rubio se sentía algo hastiado de que a cada diez minutos lo revisaran, cuando él ya había prometido que estaba bien. Pero Sora era tan tozuda en el tema, que no aceptaba lo que él dijera. Y cuando él se había quejado por ello, Piyomon, toda molesta le indicó lo mal que lo había pasado Sora y cómo al saber la noticia, ella había caído en un profundo sueño, donde al despertar, no recordaba nada.

Eso calló a Yamato, donde no pudo seguir protestando.

Sora no se atrevió a decir, como suponía el que hubiera perdido la memoria. Recordaba que había soñado con Yamato, y como había sentido el estar a punto de cruzar hacia el otro mundo. Era como si su subconsciente le dijera que sin Yamato no podía vivir, y si quería volver a estar con él, tendría que separar la línea que cruzaba el mundo terrenal con el espiritual. Sin embargo, antes de que pudiera cruzarlo, un digimon muy parecido a Garurumon la había detenido.

Aquel digimon no había sido producto de su sueño. Aquel digimon había cruzado todas las fronteras para llegar hasta ella y salvarla. Lo imaginaba, porque aquel digimon era idéntico al digimon en el nivel kyuukyokutai que había visto de su hijo Aki. Era imposible que fuera producto de su imaginación, ya que el digimon de su hijo había digievolucionado, cuando ella había estado secuestrada. Por lo que deducía, que el digimon de su hijo, le había salvado la vida.

El alivio y el agradecimiento que sentía Sora, contrariaba con la preocupación de Yamato.

Que Piyomon le dijera con todas sus palabras, lo mal que Sora lo había pasado, le había hecho pensar algo muy inquietante.

Desde la explosión hasta que había abierto los ojos gracias a Aine, ignoraba todos los hechos que habían ocurrido. Mientras iban a lomos de Metalgarurumon, su hija le había explicado muy brevemente todo lo que había pasado. Su madre y sus amigos secuestrados por una fuerza desconocida; sus hijos y los amigos de sus hijos batallando contra seres llamados digiclones; el cómo el Mundo Digimon se había vuelto un caos terrible; que prácticamente, lo que había contado su sobrino y los demás, no le era nada nuevo. Le faltaba los detalles. Sin embargo, todos hablaban como si hubiese pasado mucho tiempo. Una semana… quizás.

¿Lo habrían certificado como muerto?

¿La habrían hecho una tumba?

Eso último le daba un poco gringue.

Sin duda, se armaría un follón tremendo, si tuvieran rectificarlo todo. Por no hablar, de si veía como había sido su tumba.

Antes de comerse la cabeza con esas cosas, preguntó por cuánto tiempo había pasado, desde que él se había ido el espacio.

Y para sorpresa de todos, las respuestas no coincidieron.

El grupo de Taichi, los que habían sido secuestrados, aseguraban que seis.

Los hijos más pequeños de los elegidos, decían que diez.

Y los adolescentes, indicaban que cuatro.

Se produjo una discordia, donde los que más alterados estaban en querer llevar la razón eran Mimi, Palmon, Miyako, Momoko, Minami, Musuko y Yuuta. Unos aseguraban que habían estado encerrados tan solo seis días.

-Los conté personalmente -declaraba Mimi, donde por ser el paria del grupo, sólo le quedaba contar los minutos y horas que llevaban allí encerrados.

-Yo también los contaba, y estoy totalmente segura de que fueron seis días -apoyaba Miyako con convicción.

-Pero si estuvimos siete días viajando a través del mundo digital -proclamaba su hija-. ¿A que sí, Isakisan? -buscando la veracidad en su líder.

El niño contestó con un simple monosílabo, donde una teoría empezaba a formarse. Pero al no ser algo de su campo, sólo le quedaba atender a lo que todos decían, sin poder pensar con calma.

-Y estuvimos como día y medía entrenándonos y el resto en ese mundo -le seguía Musuko- ¡Fueron diez días los que han pasado!

-¿Seguro que contasteis bien? -habló Yuuta escéptico, dirigiéndose más al Motomiya que al resto.

-A ver, un momento -pidió Iori un alto, para que no se caldeara el asunto, donde en su mente había una teoría-. Es muy probable que el haber estado en ese extraño mundo, el tiempo corriera de distinta manera -aunque en esa teoría no casaba lo que decían los adolescentes con los niños.

-Hagamos una cronología de todo esto -comenzó Koushirou. Exponiendo ante todos la portátil para que todos pudieran visualizarlo-. Cuando ocurrió lo de Yamatosan, fue el 13 de agosto. Taichisan y yo fuimos a informar de lo ocurrido el 14 de agosto por la mañana. Y al mediodía, nosotros desaparecimos, ¿hasta aquí todos estamos de acuerdo, ¿no? -todos asintieron-. Por lo que habéis contado, una hora después de aquello, los niños desaparecieron, ¿estoy en lo correcto?

-Así es -asentía su hija mayor-. Fue justo después de que sucediera un apagón a escala global, que incluso alteró a los digimon.

-Ellos se quedaron como desconectados, como la mayoría de las máquinas digitales -aportó Sanae.

-Y luego, teníamos en nuestras muñecas los dispositivos que al tocarlos, nos trajeron al Mundo Digimon -comentó Osamu.

-Puede ser que eso haya sido ocasionado por nuestra culpa -aportó Benjamin-. Al no poder abrir las puertas al mundo humano ni contactar con vosotros de lo ocurrido, tuvimos que forzar de una manera especial -sin revelar cómo esa manera, era la de el sacrificio de uno de los suyos. De todas formas, en sí, esto ya es sospechoso -comentaba ahora con pose pensativa-. Cuando el acceso al mundo humano y la comunicación la tuvimos vedada, pasaron varios días. Después, sucedió la tragedia con Dunkelmon y Litchmon, del cual pasó otros tantos días para poder fabricar los nuevos dispositivos.

-¿Eso significa que el tiempo del Mundo Digimon ha vuelto a correr de distinta manera al mundo humano? -preguntó Taichi.

-Probablemente -aseguraba Benjamin algo apenado-. Es algo que podemos comprobar fácilmente, ahora mismo.

Al haber estado más enfocados en salvar el mundo digital, a los propios digimon y de ayudar a los elegidos, no se habían parado a enfocar en el detalle del tiempo. Algo que todos comprendían, dada la situación vivida.

-¿Y cuándo vosotros fuisteis tragados? -preguntaba Koushirou a su hija mayor, mientras Benjamin se encargaba de comprobar cómo estaba el flujo temporal entre el mundo digital y el humano.

-Había sido al día siguiente, casi entrada la noche -comentó Izumi, sin mucha confianza en su memoria.

-Estuvimos menos de un día en el Mundo Digimon, y otro tanto, hasta que nos encontramos con Honeyhan y los demás -aportó su digimon con más confianza.

-Yo lo hice poco después que ellos -aportó Aine-. Aunque antes, tuve un pequeño encontronazo con ciertos sujetos y con Elpidamon -mirando al pequeño digimon.

-A nosotras nos llevó menos de un día, poder encontrarlos -añadió Aiyomon.

Obviamente, el flujo temporal no coincidía unos con otros.

-Entonces, ¿eso significa que sólo han pasado unos dos o tres días desde que hemos desaparecido? -preguntó Ken con todo el diagrama que Koushirou había realizado.

Ante el asentimiento de Koushirou, Yamato suspiró aliviado. Dudaba que en menos de un día, tuviesen tiempo suficiente como para hacer su certificado de muerte, y mucho menos hacerle un funeral con su tumba.

Benjamin apareció minutos después, confirmando que el tiempo entre el mundo digital y el humano, se había distorsionado, pero que ahora, volvía a correr de igual manera. Algo donde muchos suponían que era obra de Homeostasis.

-Pero, ¿podremos volver a nuestro mundo? -preguntó Mimi, deseando regresar al lado de su marido.

Aunque había vuelto al lado de sus hijos, Momoko no se despegaba de su padre, como si aún estuviese asustada, y él le proporcionara seguridad. La veía también con la mirada en alguna parte, como si estuviera reflexionando sobre algo.

-Así es. Aunque sólo podremos hacerlo hacia un único destino. Todavía estamos trabajando con los bloqueos de las puertas entre el mundo humano y digital.

-Muchas gracias por todo, Gennaisan -agradecía Misato.

-No hay de qué -contestó él sonriente.

Taichi volvió a mirar a sus amigos con expresión de gravedad, y fue Daisuke el que hizo la pregunta que tanto les molestaba.

-¿Por qué llamáis Gennai a Benjamin?

El sujeto agrandó los ojos de sorpresa de que lo hubieran pillado.

-¿Cómo qué Benjamin? -preguntó Shin-. ¿No es Gennaisan?

-Por supuesto que no. Ese acento americano es propio de Benjamin. Gennaisan tiene un tono más tranquilo y relajado -aportó Palmon.

Los niños se quedaron confusos, donde si algunos lo pensaban bien, en uno de los días en que habían estado en el Mundo Digimon en aquella base, habían notado como un cambio en su acento. Pero como imaginaron que se debía al que trabajaba sin parar, no le habían dado importancia. Después de todo, estaban ante una persona de confianza desde que sus padres eran niños. ¿Cómo iban a sospechar que estaban ante otro agente?

Notando la extrañeza de los niños y cómo Benjamin se había quedado en silencio, Taichi le pidió que le dijera dónde estaba Gennai, aunque ya se imaginaba la respuesta.

Con rostro descompuesto, Benjamin les contó toda la verdad.

Debido a la gravedad, y sin poder contar con el poder sagrado de las cuatro bestias, cómo ellos mismos habían tenido que usar su propia energía vital para poder enviar los dispositivos a los niños, y que estos funcionasen como puerta para que pudieran venir al Mundo Digimon.

Descubrir que Ilya había sido el primero en ofrecerse voluntario para ser usado en sacrificio, deprimió mucho a Sora y a Miyako. Ellas habían estado en más contacto con él que los demás. Y cuando, Benjamin declaró que Gennai se ofreció como voluntario para poder enviar los dispositivos de los adolescentes, todos bajaron la cabeza apenados. Las lágrimas descendían en muchos, quiénes lloraban amargamente por su muerte.

-¡Es culpa mía! -pronunció de repente Nat-. ¡Gennaisan murió por culpa mía, porque le insistí en que se apurara con los dispositivos para Yuutaniisan y los demás! -Piomon al verla, se quedó cabizbaja, sin ser capaz de decirle palabras de aliento.

Si Nat hubiera sabido que por enviar los dispositivos, se perdía a una de aquellas gentes, no habría insistido tanto. Pero su premura porque su hermano pequeño fuese intercambiado por Yuuta, y la forma en cómo lo había tratado, la hacían sentirse culpable y horrible. Lo había tratado mal y lo había instado a que se apurara, y eso había provocado a que él fuese el sacrificado. El Gennai que tanto había ayudado a sus padres y a sus amigos. Había sido ella quién lo había matado.

Llorando desesperada con ese sentimiento, tuvo a su madre para abrazarla y consolarla. Piyomon se ocupó de hacer lo mismo con Piomon.

Aki también se deprimió, sintiéndose igual de culpable. Su hermana había insistido por él, porque no era lo suficientemente fuerte. Sintió como su hermano colocaba su mano sobre su cabeza, en un gesto de ánimo.

-Lo que le pasó a Gennaisan no es culpa de nadie -apoyó Sei-. Estoy seguro de que todo estaba dentro de los planes de Homeostasis e Yggdrasill.

-Es cierto. Aunque Momo tuviera que ir en lugar de Aruraumon y Satoshi, nadie en solitario podría vencer a los siete grandes.

Salvo Aiyomon. Pero no estaba la situación, como para agregar la presunción sobre una persona.

-Si hay alguien culpable de todo esto son Homeostasis e Yggdrasill -asumía Bolamon.

Nat no aceptaba como todos se compadecían de ella, haciéndole recordar cómo en realidad, los únicos responsables eran aquellos entes que retorcieron todo, por su balanza del bien y el mal. Ella seguía llorando en los brazos de su madre, continuando, culpándose de que había obligado a Gennai a que se ofreciera voluntario.

-No estoy de acuerdo -hablando Takeru con cierto pena-. Puede que sea cierto que Homeostasis e Yggdrasill hicieran todo lo que hicieron, pero al fin de cuentas, todo ha sido un cúmulo de culpas donde nadie es libre de ella.

Patamon miró a su compañero con compasión. Aceptar una culpa, cuando ellos habían sido los responsables de la muerte de Kibou y Snowpoyomon, tendría que serle doloroso. Pero Takeru, más de todo eso, lo que le preocupaba era la ignorancia que había tenido. Quizás se había sentido emocionado de que todo el mundo tuviera un digimon como compañero, que jamás se había parado a pensar en que los humanos abusaban de ellos. Si lo pensaba fríamente, si había gente que maltrataba y abusaba de niños, ¿por qué no con los digimon? Había estado cegado con su fe de que todos tratarían a sus digimon como parte de ellos, que no se había parado a pensar en la crueldad que podía manifestar el ser humano.

Un pensamiento que los mayores tuvieron, y a sentirse fatal por todos esos digimon que sufrían y que, seguramente, existirían más digimon en el mundo humano que lo estarían pasando fatal.

La culpa que los envolvía, ensombrecía el ambiente. Sin risas y sin ganas de bromear o con las ganas de animar, donde Nat no dejaba de llorar de la culpa en brazos de su madre, siendo acompañada por el llanto de Hinode, había hecho que otros muchos quisiesen llorar, para desahogarse. Como le ocurría a Miyako, a Mimi, a todas las niñas, a Sanae, a Momoko, a Izumi, a Aki, a Daichi y a la gran mayoría de los digimon.

-Efectivamente -pronunció Hikari con una voz neutra y carente de emoción.

Su extraño tono sorprendió a todos y a mirarla con extrañeza.

Hinode lloraba más alterada, como si no estuviera en los brazos seguros de su madre.

Takeru arrebató a Hinode de los brazos de Hikari, al ver como sus ojos estaban de distintos colores y con la vista al frente.

La alteración envolvió a todos y a alejarse de Hikari, viendo claramente como Homeostasis había poseído a Hikari nuevamente.

Asegurándose de proteger a los niños más indefensos y con todos los digimon preparados, vieron como Hikari se había puesto en pie.

Takeru tras haberle confiado a Hinode a sus hijos, explotó en rabia de que porqué siempre tenía que poseer a su mujer para comunicarse con ellos.

-¡Da la cara de una vez, cobarde! -le seguía Tailmon airada de que tuviera que usar a su compañera.

-Tranquilos. No he venido a pelear contra vosotros -decía con ese tono neutro y frío, que nada tenía que ver con su usuaria.

-Entonces, ¿por qué has vuelto a poseer a mi hermana? ¿Qué más quieres de nosotros? -seguía Taichi con la misma ira que Takeru y Tailmon.

-Sólo he venido a aclarar un par de cosas -mirándolo, aunque con la mirada vacía y perdida de Hikari-. Para empezar, niños -dirigiéndose a los hijos de los elegidos-. Os felicito por el buen trabajo que habéis hecho. Y también agradezco, que le hubieseis dado paz a Dunkelmon y Lichtmon.

-¿Qué le diéramos paz? ¡Eso no es lo que me pareció cuando peleaba contra Aufrichtmon! -espetó Sei, recordando cómo lo habían obligado a pelear, aunque se negase en hacerlo.

-Eso fue cosa de Yggdrasill. Yo no estaba de acuerdo en ello, por eso, para que pudieras ponerle fin a su vida, os otorgué a tu digimon y al de tu hermano, el que pudieran digievolucionar al nivel kyuukyokutai. Lo mismo hice con varios digimon, viendo su determinación y su deseo de proteger a los que más querían -viendo a Sanae y a las hermanas Izumi-. De no ser porque vi tu dolor, no habría retrasado el tiempo y concedido una última oportunidad.

Kazumi e Izumi se pusieron pálidas al recordar su lucha contra Wissenmon. Cuando habían caído de aquel tablero, Kazumi había visto cómo su hermana había muerto por protegerla, ocurriendo la desaparición de los digimon. Así mismo, Izumi había sentido el verdadero dolor de la muerte. Pensar que todo no había sido un sueño, y que su hermana había acertado con la teoría de regresar el tiempo hacia atrás, la hacía temblar y a agarrarse a su padre con el miedo pintado en la cara.

-Pero no tengáis miedo. Aunque pueda retroceder en el tiempo, ese es un poder muy grande que consume mucha energía. De todas formas, me habría gustado usarlo, porque hay cosas que están presentes y que rompen la balanza entre el bien y el mal.

"Como el portador de la amistad, o la existencia inesperada de uno de los digielegidos especiales. Supuestamente, tu destino tendría que acabar siendo el mismo que el de tu prima. Demasiada luz, inclina la balanza a vuestro favor. Y deber permanecer una oscuridad igualitaria para que exista el orden entre ambos poderes. Pero, no sólo contáis con el poder devastador de esa chica y su digimon que no deberían existir, sino que los dos pequeños digielegidos especiales, también han manifestado un poder que no debería existir."

Con más desesperación que nunca, los miembros de cada familia, protegieron tanto a Aki como a Hinode.

-Así mismo, tampoco debería existir aquel digimon que afectó a numerosos digimon. Pero me compadecí de vosotros, y le otorgué una segunda oportunidad, con la condición de que no pudiera digievolucionar.

Tocando el tema de Meikuumon, donde Taichi y Agumon se enfadaron más por cómo hablaba, sin saber todo lo que Meiko había sufrido.

-¡MALDITO! ¡SAL DEL CUERPO DE MI HERMANA PARA QUE TE DEMOS UNA LECCIÓN!

-Ya he dicho que no quiero pelear contra vosotros. Así como hubo desgracias en vuestro mundo que nos ha afectado a Yggdrasill y a mí, también habéis sufrido por sus consecuencias y eso es lo que equilibra la balanza.

-¡Que balanza ni que ocho cuartos! ¡Eso no es justicia! ¡Eso es una dictadura! -exclamó Armajimon, donde por su compañero, había aprendido lo que era la verdadera justicia. Una justicia que Homeostasis tenía distorsionada.

-Está claro que no llegaremos a entendernos -suspirando-. Sin embargo, para seguir evitando estos daños, os hago una propuesta, donde vuestra respuesta determinará la existencia del mundo real y del digital.

"Está más que comprobado que la coexistencia entre el mundo humano y el mundo digital ha sido un gran error. Reconozco que ese error es de Yggdrasill y mía por haber confiado en los humanos, para que los digimon digievolucionaran.

Así que, lo más lógico es cortar toda relación entre humanos y digimon."

-¿Cortar la relación? -preguntó Daichi en un murmullo, sin comprender muy bien.

-Puede que vosotros seáis distintos al resto de los humanos, y transmitáis los valores necesarios para que vuestros digimon crezcan sanos y saludables. Pero al cabo de un tiempo, esos valores se irán perdiendo, y los digimon, acabarán siendo esclavos de los humanos. No pienso permitir semejante aberración. Por eso, lo mejor es cortar por lo sano.

"Vosotros, humanos, volveréis a vuestro mundo, pero sin vuestros digimon. Todos los digimon que están en el mundo humano, desaparecerán de vuestro mundo, para volver a su mundo de origen y se cerrarán las puertas que conecten ambos mundos. Así cada uno, vivirá en su respectivo mundo, como ha ido sucediendo durante tanto tiempo."

En otras palabras, que se separasen de sus compañeros donde habían estado viviendo juntos y pasado por mil y una aventuras.

Aquella idea no gustó a ninguno, y mucho menos a los más pequeños que no querían separarse de sus compañeros digimon.

-¡No vamos a aceptar semejante oferta! ¡No pienso separarme de Daisuke, aunque me obligues!

-No estoy obligando -señaló Homeostasis-. Sólo os estoy dando la oportunidad, de separaros ahora, antes de que el daño contra los digimon en el mundo humano se siga extendiendo. Porque si de aquí a un tiempo, observo que nada ha cambiado, yo mismo tomaré cartas en el asunto: Exterminaré a todos los humanos y a los digimon que los apoyen.

-¿Y piensas que te lo vamos a permitir? -preguntó Yamato.

-¡Ya hemos derrotado a Yggdrasill! ¡¿Crees que no podremos vencerte a ti también?! -expuso Gabumon que con el descanso y alimento, había vuelto a su etapa inicial.

-Habéis derrotado a Yggdrasill, porque no contaba con ese poder nuevo que habéis obtenido. Pero ese poder, es limitado. Y yo lo he visto, para poder defenderme.

"Así que, ¿qué escogéis?

Separaros para siempre y que cada uno viva en su respectivo mundo, y que la humanidad y el mundo digital sigan viviendo como ha ido sucediendo; ¿o seguir juntos y exponer a una muerte a la raza humana y a la digital?

En vuestras manos está el futuro de ambas razas."

-¡Por supuesto que elegimos quedarnos con nuestros compañeros digimon! -exclamó Taichi, donde nadie dudaba de ello al respeto.

-¿Arriesgáis las vidas de vuestra raza y la digital, por permanecer juntos un corto lapso?

-Vivir separada de Sora es inaceptable. Todos los digimon apreciamos mucho a nuestros compañeros humanos. Son parte de nosotros. Y todos estaremos a su lado para combatir contra lo que sea. Porque los queremos.

-¡Eso es algo que tú no entiendes! -le siguió Hawkmon.

Homeostais suspiró con pesadez.

-La verdad, hubiera deseado que esa no fuera vuestra elección. Pero, no voy a seguir insistiendo. Vosotros tomasteis esta sentencia -y poco antes de desaparecer del cuerpo de Hikari, añadió-. Muy bien, dejaré que los humanos y digimon sigan coexistiendo juntos. Pero si sigo observando el maltrato hacia los digimon, iré a vuestro mundo para aniquilaros y también a vosotros, digimon, que estáis de su parte. Esta será mi última conexión con vosotros. Porque la próxima vez que nos veamos, lo haré como vuestro enemigo a matar -abandonando el cuerpo de Hikari.

Y desde aquel día, Homeostasis jamás se había vuelto a poner en contacto con los digielegidos. Permitió que el Mundo Digimon volviera a ser el que era y la convivencia entre ambos mundos, pero siempre, observando que los digimon no fuesen maltratados.

Había observado como los digielegidos, se esforzaban en detener a aquellos criminales humanos y hacían exhaustivas campañas en colegios o desde sus altas posiciones. Pero como era de esperar, evitar el maltrato era imposible.

La exterminación era lo más probable y que había anunciado dos años después.


Quince minutos antes de la aparición de Homeostasis

Cuando Homeostasis había aparecido en pantalla anunciando públicamente la masacre digital, los digielegidos, sus hijos y sus digimon, habían abandonado lo que estaban haciendo, para poner el plan en marcha.

Habían usado a sus digimon como medio de transporte, para volar de inmediato a sus casas y colocarse el brazalete que los señalaba como personas de confianza para el gobierno.

El comunicado por el Primer Ministro japonés fue anunciado inmediatamente, y el grupo de Taichi lo pusieron a salvo de inmediato, para después irse a aquella otra dimensión y esperar con paciencia a que sus hijos obligasen a Homeostasis a acudir a aquella dimensión.

Koushirou había barajado la posibilidad de que Homeostasis, podría presentarse de un momento para otro, y que si tuvieran tiempo, ellos ya tendrían que estar en esa otra dimensión neutral por si acaso.

Sus hijos, por otra parte, eran los encargados de dirigir a toda la ciudad hacia el búnker. Ellos se habían preparado a conciencia para ese momento. Habían practicado simulacros cada semana en el mundo gobernado por los tres grandes ángeles, para que Homeostasis no descubriese su plan.

Supuestamente, Homeostasis no llegaba hasta aquel otro mundo digimon y no podía tener el control sobre él, por lo que había sido su lugar de reunión y su lugar de entrenamiento.

Poniéndose en contacto con su hermano pequeño, de si avistaba algo extraño, Yuuta situado casi al final de la cola, observaba que todo estuviera en orden.

En aquel plan ideado por Koushirou, el cual los había distribuido estratégicamente, le había tocado hacer equipo con Toji.

El hijo de Taichi era la copia a carbón de su padre cuando era adolescente. Incluso vestía el uniforme como lo había usado él. Cuando su madre le había enseñado las fotos de cuando eran adolescentes, se había quedado a cuadros por el parecido tan drástico.

Es cierto que cuando era niño Toji ya se asemejaba a su padre, pero tenía un toque más pícaro, e inseguro cuando se trataba de su hermana Nat.

Ahora que la cosa había terminado entre el Ichijouji y ella, Toji podría tener oportunidades con su hermana. Además, en su opinión, Toji había madurado bastante. No por algo, formaba parte del consejo escolar junto a sus primos y su hermana Nat. Dudaba que Isaki, que era el presidente del consejo escolar, lo hubiera seleccionado por parentesco. Él era muy responsable en ese aspecto.

Él tampoco se había quedado atrás. En los dos años que habían pasado, había madurado muchísimo. Lo vivido en aquel extraño mundo y la razón de porqué Homeostasis e Yggdrasill se habían sublevado, le habían hecho pensar sobre lo que les pasaba a los digimon maltratados. No sabía si era porque había heredado el emblema de la amistad de su padre, o comprendido el vínculo entre digimon y compañero, que no quería que ningún digimon fuese víctima de su propio compañero, y acabasen siendo otro Freundmon.

Estaba dispuesto a erradicar todo eso, por lo que ya tenía en mente lo que quería ser. Tendría que trabajar muy duro y tomarse las cosas muy en serio.

Ya no podía seguir siendo aquel chaval que sólo atendía a sus propios intereses familiares. La vida era mucho más que sus padres o sus hermanos, o su digimon. Quería ayudar a los digimon que lo pasaban mal, quería proteger su mundo y el mundo digital. Y estudiaba firmemente para ello. Aunque eso supusiera separarse de su novia Sanae.

Al frente de Yuuta, Toji trataba de que la gente mantuviera la calma. También se ocupaba de ayudar a aquellas personas que aún abandonaban sus casas, y que les apenaba haber dejado atrás un símbolo familiar que le traía muchos recuerdos.

-No se preocupe, señora. Le prometo que todo estará ileso cuando regrese a su hogar -tranquilizaba Toji.

La señora, que estaba avanzada en edad, entre lágrimas, le comentó lo duro que era no poder llevar aquel objeto consigo.

-Es lo primerio que me había regalado mi marido cuando teníamos ocho años. Es algo muy especial para mí.

-¿Ustedes fueron amigos de la infancia y terminaron casándose? -le preguntaba Toji cogiéndola del brazo para guiarla hasta la fila-. Eso es algo muy bonito.

-Sí. Vivimos un romance de película. Pero desgraciadamente, murió de cáncer a los veinticinco años -lamentándose-. Dos años después de habernos casado.

-Lo lamento mucho, señora. Aunque también es admirable -continuó-. Han pasado los años, y usted ha seguido con su recuerdo, sin seguir con su vida con otra persona.

-Es que él era alguien muy importante para mí. Era insustituible.

-Creo entenderla -comentando con un largo suspiro.

Pues eso mismo le estaba pasando con Nat.

Para él, Nat era insustituible. No podía hacer como Musuko, Shin o incluso Satoshi, que había cambiado su amor por alguien tan distinta como lo era la hija de Koushirou, y olvidarse de Nat como si nada.

Cuando era un crío, había hecho cosas para poder llamar su atención y que se fijara en él. Pero tras haber comprobado que eso provocaba el efecto contrario, y siguiendo los consejos de su padre, había optado porque las cosas sucedieran de manera natural.

Además, Osamu había rechazado formalmente a Natsumi, y ella daba la impresión de que lo había superado. Eso sí, tenía que reconocer que todo se lo debía a Minami, Misato y Kazumi. Aunque ellas tres no acudieran a la misma escuela que Natsumi, mantenían una relación íntima de amigas muy especial.


Junio del 2034

Situados en una de las tantas aulas vacías, Toji y Kazumi se dedicaban a su respectivo estudio.

Aunque Toji fuese ya era un chaval de universidad, había sido un antiguo alumno de la Tamachi. Y con esa excusa de visitar su vieja escuela y de saludar a sus antiguos profesores, podía colarse en las instalaciones y ayudar en el estudio a Kazumi.

No era la primera vez que ambos se reunían, pero la pelirroja necesitaba que la estuvieran "cuidando" por culpa de Satoshi.

Al hijo de Mimi y Michael se le había ocurrido la genial idea, de venirse un año de intercambio a Japón. Todo para estar con su querida Kazumi.

Cuando Kazumi se lo había encontrado en los pasillos del instituto, se había quedado plantada del pánico.

¿Por qué Satoshi estaba en su instituto?

¿Qué hacía él allí?

Lo único que había tenido claro en aquel momento, es que Satoshi había venido para estar junto a ella.

Su "obsesión" como ella lo llamaba, había estado perdurando a lo largo de los años. era tal su obstinación, que le daba igual que ella le bloquease el número, o que ignorara sus mensajes.

Así había estado durante ocho años.

Le había pedido ayuda a su padre para que aquel niño dejara de molestarle, y por mucho que él hablase con la madre de Satoshi, a la madre de Satoshi le parecía súper tierno lo que su hijo hacía, ya que estaba enamorado. Ella no comprendía cuánto la molestaba. Incluso cuando solicitaron la ayuda del padre de Misato, éste, con gran pena, anunciaba que no había suficientes mensajes de acoso, como para hacer una demanda.

Después de todo, según Kazumi, Satoshi era muy inteligente al enviarle los mensajes.

Siempre los hacía semanalmente. Y en todos ellos, era para saludarle, preguntarle qué tal estaba y que seguía queriéndola. Una despedida demasiado cursi para su gusto y su firma.

Había perdido la cuenta de cuantas veces le habría bloqueado el número, pero como para Satoshi comprar un móvil con un número nuevo, era como comprarse el pan para cada día, había tenido que optar por otra medida. Ser ella la que se cambiara de número. Pero él, de una u otra manera, se las ingeniaba para conseguir su número.

Ella era muy inteligente, y si no se viera atrapada por la desesperación, podría encontrar alguna forma, para perderlo de vista. Pero ahora… ¡AHORA ERA IMPOSIBLE! Satoshi se había presentado aquel año escolar, como estudiante de intercambio.

Y claro, como era el hijito de un director de Hollywood y de una famosa presentadora gastronómica, enseguida se había ganado a todo el fandom femenino.

Lo más pelmazo de todo, es que él se había venido de intercambio para estar con ella. Para conquistarla.

Y esa era su carta de presentación.

¿Qué había conseguido con todo ello, aparte de sentirse desesperada? Que todas las de tercer año y de otros cursos, la mirasen con unos celos terribles.

Por fortuna no sufría bullyng, gracias a sus dos amigos íntimos, Aki y Daichi. Aki, especialmente, conseguía calmarlas y pedirles, muy amablemente que no lo hicieran nada.

Aquel chico, que a cada año que pasaba, se le notaba más desenvuelto, podría pasar por un playboy sino fuera porque jamás lo había visto con una chica. Incluso, le había llegado a preguntar si le gustaban los chicos. Era demasiado sensible para ser un chico. La respuesta de Aki fue una sonora carcajada y la de añadir.

-¡Me gustan las chicas! ¡Sólo que, cada una tiene su encanto, y es imposible fijarse sólo en una! ¡Además, que una relación no me permitiría trabajar en los proyectos que tengo en mente! -comentándolo con una sonrisa traviesa que había hecho reír a Kabumon.

Hoy en día, aquellas palabras seguían siendo un misterio.

Aún así, no podía depender de ellos para que la cuidasen del pesado de Satoshi. él, con su séquito de admiradoras, se acercaba a ella, y ella, sin esperar palabra, escapaba como si estuviera ante el diablo.

Incluso para poder estudiar tranquila, él se aparecía, fastidiándola. Tenía que esconderse en una de las tantas aulas, hasta que Misato o Aki terminasen sus actividades extraescolares, para regresar a casa. Porque si lo hacía sola, él la seguía a una distancia prudente, como si estuviera acompañándola.

Sin duda, eso era acoso.

Pero el padre de Misato había añadido una vez más, que si no estaba haciendo nada malo, sólo era un civil más que caminaba a su lado.

Intranquila con eso, incluso con la compañía de Honeymon, le había tenido que pedir a sus dos amigos que la acompañasen.

Puede que Satoshi no le estuviera haciendo nada, pero podría cruzársele los cables. Ellos no tenían ningún problema, pero como Misato con el kendo y Aki con el dibujo, terminaban súper tarde, Kazumi se tenía que quedar sola hasta que ellos terminasen. Eso significaba la posibilidad de tener a Satoshi a su lado.

Entonces, a Aki se le había ocurrido pedirle a su amigo Toji que la estuviera cuidando, hasta que ellos aceptasen.

-Total, no hace nada después de clase. Le habría pedido el favor a mi hermana, pero está ocupada con el club.

Kazumi había imaginado que Toji rechazaría aquella oferta. Sin embargo, se sorprendió de que aceptase, y que incluso la ayudara con sus estudios. La verdad, es que estando con Toji, se sentía muy segura. Pues cuando veía a Satoshi acercarse, él, sin pelos en la lengua la defendía para que la dejase en paz, y Satoshi, con el rabo entre las piernas, no se acercaba a ella en unos días. Hasta que volvía y toda la historia de nuevo.

Pero bueno, estaba con Toji y se sentía muy bien a su lado.

-¿Qué miras? -objetó él, al percatarse de cómo lo observaba.

-Nada -contestó ella con una sonrisa-. Sólo lo raro que te ves con ese traje y lo bravo cuando te pones con ese pijo.

-Ya estoy en la universidad. Deberé tener una apariencia decente.

Y tan decente. Opinaba Kazumi, pues se había cortado todas esas greñas alborotadas que tenía, viéndose ahora muy apuesto.

-Sobre todo en ciencias políticas, ¿no? ¿Piensas hacer lo mismo que tu padre?

-La verdad es que no lo sé -reconociendo-. Sólo me inscribí a esa carrera, porque no tenía nada claro -añadiendo con algo de tristeza.

Kazumi comprendió al instante que esa tristeza se debía a Nat. Tras muchas cosas que habían sucedido, Nat y Osamu se habían oficializado como pareja hace cuatro años. Toji se había quedado tan devastado ante esa noticia, que todo en él pareció torcerse y a no motivarse con nada en especial.

Se notaba que la había amado mucho, y que aún no podía superarlo.

-Quizás deberías salir más y conocer a chicas.

-Eso es lo que me dicen Isakiniisan y Takeshi -incluso Fireagumon. Pero añadirlo, sería algo humillante.

Aparte de su digimon y sus padres y hermana, sus primos e incluso Yuuta se habían sentido tan preocupados por él, que intentaban animarle por todos los medios. Pero al vivir en el mismo edificio que Natsumi, eso hacía que recordara cómo su amor estaba perdido para siempre.

A pesar de cómo Osamu la había rechazado cruelmente, ella no había dejado de quererle. Ante aquello, todas las posibilidades que creía que podía tener para conseguir a Nat, se esfumaron como humo, viendo la realidad ante sus ojos.

-Tojisan, realmente eres admirable -le dijo la pelirroja-. Aunque hayas aceptado que Natsumisan esté con Osamusan, la sigues queriendo, pero respetas su decisión de que esté con otro.

-Ojalá Satoshi hiciera lo mismo, quieres añadir, ¿verdad? -le preguntó un poco más animado.

-El problema es que yo no tengo novio. Y me pregunto si aún teniéndolo, me dejaría en paz -promulgó con un largo suspiro.

-¿Y por qué no te consigues uno?

-Porque no soy tan frívola para hacer esas cosas. Aparte, que tener un novio, suena como muy material. Como cuando dices, tener un libro o una Tablet.

-Eso suena a que te importa más apreciar el sentimiento que tengas -comentó, mirándola con detenimiento.

-Así es. Pero por ahora, dudo que me pase. Me gustaría concentrarme en conseguir mi sueño.

-¿Y cuál es tu sueño?

-Vivir en el Mundo Digimon. Desde el mundo digital, podría llevar una especie de control con todos los digimon que posean un compañero humano, y revisar sus casos. También me gustaría criar a los digimon. A los que son bebés, a los que tienen a sus compañeros humanos encerrados por delitos. Es decir, ser cuidadora de digimon, como existen para los niños huérfanos.

-Eso suena muy bonito.

-Sí -asintiendo con las mejillas coloradas-. Lo llevo pensando desde lo de Homeostasis e Yggdrasill. Quiero ayudar en todo lo que pueda a los digimon. ellos han hecho tanto por nosotros, que es justo que tengan su recompensa.

-Eso suena muy razonable. Puede que me apunte también a tu propósito.

-¿En serio? -preguntó ella con entusiasmo- ¡Sería genial contar con más gente para este proyecto! ¡Aunque todavía tengo quince años como para llevarlo a cabo! -excusándose.

-Bueno, pues aquí me tienes a mí para ayudarte en lo que sea.

-Muchas gracias, de verdad -comentó ella con una amplia sonrisa, que hizo sonreír a Toji.

Estaba sonriendo, percatándose.

¿Hacía cuánto que no lo hacía?

Ya no lo recordaba.

Pero daba igual. Se sentía tan animado como antes de que Nat comenzara su relación con Osamu.


En medio de la fila se encontraba el pequeño Ryu. A sus casi tres años, le había correspondido lo mismo que a Hinode. Ambos tenían que estar dentro del búnker. La diferencia entre ambos, es que el digimon de Hinode tenía la capacidad de llegar al último nivel, mientras que su digimon seguía siendo un bebé.

Algo que no le daba importancia, por el momento.

Apreciaba a Leafmon muchísimo. No sabía muy bien porqué, pero sentía que no podía irse a ningún lado sin su digimon.

Siendo llevado de la mano por su abuela materna, donde al otro lado, estaban sus otros abuelos y sus tíos, Ryu desconocía por completo lo que estaba pasando. Lo único que tenía claro, es la seria advertencia emitida por sus padres. Pase lo que pase, no te separes de tus abuelos.

En cuanto avistó a sus dos hermanos, uno en una acera y el otro en la de enfrente, tuvo deseos de ir con ellos y saludarles, como cualquier niño que se acerca a sus hermanos. Pero la seriedad con la que sus padres, le habían advertido de que estuviera siempre con sus abuelos, hizo que el niño tuviera que contenerse. Aún así, los saludó feliz e ingenuamente con la mano.


Febrero del 2027

MUNDO DIGIMON GOBERNADO POR LOS TRES GRANDES ÁNGELES DIGIMON

En una gran sala blanca de cristal colorido, se encontraban varios seres humanos y diversos digimon. sentados ante una enorme y larga mesa, dirigían desde una única cabecera los tres ángeles que gobernaban aquel Mundo Digimon: Seraphimon, Ophanimon y Kerpymon.

Atrás de todos ellos y situados alrededor de la espaciosa sala, se encontraban los diez guerreros legendarios en forma de espíritu. Los que habían interconectado con seres humanos, se encontraban detrás de ellos, como si se representaran como sus compañeros digimon. Pues ellos, a diferencia del resto de seres humanos, no poseían un compañero humano propio.

El resto de digimon se encontraban al lado de sus compañeros, o por su tamaño en el regazo o sobre la cabeza de su compañero humano.

Era algo peculiar aquella reunión. Ya que en un lado, se encontraban Takuya y su grupo de elegidos, y al lado el grupo de elegidos de Ryo. Mientras que enfrente, se encontraban Taichi y su grupo junto a sus hijos. Incluso Meiko se encontraba presente en aquella reunión con Meikuumon.

A primera vista, aquello parecía una especie de contrariedad de opiniones, donde por un lado se encontraba el grupo de Takuya y Ryo frente al grupo de Taichi. El grupo de Taichi era numeroso al contar con sus hijos. Sin embargo, aquella reunión conjunta y en ese lugar, era para explicar la situación que Taichi y los demás habían vivido y la amenaza que suponía Homeostasis.

No podían realizarla en su Mundo Digimon, debido a que estaba dentro de la jurisdicción de Homeostasis. Necesitaban un sitio neutral. Y con Zuqiamon renegando de lo que pasase en otras dimensiones, sólo les quedaba aquel Mundo Digimon donde le había abierto las puertas a la familia Ishida.

En aquella reunión, Taichi y los demás no estaban pidiendo ayuda, aunque Takuya y los tres ángeles estaban dispuestos a luchar a su lado, si Homeostasis regresaba. La razón de porqué estaban todos reunidos era para tener un lugar donde poder planear alguna estrategia por si Homeostasis aparecía y consejo al respeto.

En realidad, en aquella reunión habían pedido la participación de Kouji y sus amigos. Aparte de que los Ishida querían agradecer por haber criado y mantenido a su hija, les tenían plena confianza sobre lo que les había pasado.

Ryo y Cyberdramon, aunque poco o nada había podido de serles de ayuda, en cuanto se había enterado de aquella reunión, se había ido a su mundo humano de origen para hablar con Takato y el resto de los antiguos elegidos para comentarles el tema. Takato, aunque se había convertido en todo un hombre de negocios que había expandido el negocio familiar, seguía siendo aquel buen chico y que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Prácticamente, había arrastrado al resto (sobre todo a Ruki) para que acudieran a la reunión. En el grupo de Takato, a pesar de contar con reencontrarse con sus digimon de nuevo, Ruki mantenía una expresión de hastío total, como si aquello no le importara nada.

Patamon apenas atendía a la reunión. Sobre la cabeza de Takeru observaba embobado su alter ego en aquel otro mundo digimon. Verlo como gobernante y sentado en el medio de entre los dos ángeles, le confería un poder como de líder. Sin embargo, lo que más le gustaba es que estaba al lado de Ophanimon. Patamon se percataba en que cuando Seraphimon hablaba, Ophanimon se giraba a propósito para escucharle y viceversa. Era como si hubiera una buena química entre ellos.

Cuando había estado en aquella otra dimensión humana, había escuchado la historia de la mujer rubia Minamoto, sobre cómo la razón principal de la discrepancia entre los tres ángeles se debía a que Kerpymon estaba celoso de lo bien que Seraphimon y Ophanimon se llevaban. Sino fuera porque se encontraba afectado por la muerte de Kibou, le habría hecho una tremenda ilusión cuando Izumi había declarado la buena pareja que formaban Seraphimon y Ophanimon.

Lo mismo habían opinado los humanos del mundo de Takeru poco antes de que fueran pareja. Pero el suceso de Kibou y Snowpoyomon lo había marcado tanto, que le resultaba imposible volver a estar juntos. Solo hasta que vio como había sido el reencuentro entre Gabumon y Piyomon en sus formas kyuukyokutai. El saber que Gabumon seguía con vida, el ser consciente de la muerte, había hecho que ambos aflojasen sus verdaderos sentimientos demostrándolo en público. Sin embargo, no había oído nada de Takeru o del propio Gabumon de que se hubieran convertido en pareja.

También era lógico.

No podían pensar en esas cosas cuando la amenaza de Homeostasis peligraba la raza humana y la digital que estuviera a favor de los humanos.

Takeru aseguraba que tarde o temprano se enfrentarían a él. Por eso, necesitaban un plan de ataque. Una estrategia para estar preparados. Ahora no solo peligraban ellos mismos, sino el mundo humano entero y muchos digimon.

-Está claro que los humanos correrían un peligro muy grande en su propio mundo -objetaba Kerpymon. Por alguna razón, usaba gafas y tenía los pies cruzados como si fuera un intelectual-. Hablo por los tres al decir que los humanos podrían refugiarse en este mundo.

-Estoy de acuerdo -asentía Seraphimon junto a Ophanimon-. Este lugar es neutral para Homeostasis. Y en caso, de que algo terrible le sucediera a vuestro mundo, nosotros no tendríamos ningún problema en acogerlos.

-¿Hablas de lo que son miles de millones de humanos? -comentó Ruki de forma sarcástica y haciendo un sonido gracioso con la boca-. Perdonad, quizás este mundo no sea de mi competencia, pero si estos humanos y su mundo han provocado semejante desastre, nosotros no tenemos porqué entrometernos. Está claro que la historia volverá a repetirse y los digimon de este mundo serán los perjudicados.

-Ruki, tampoco es plan de decirles las cosas tan claras -pedía Takato con un poco de comprensión.

-Pero tiene razón -hablaba Hirokazu con la misma opinión que la mujer-. Creo que nuestro propio Mundo Digimon fue más inteligente al comprender lo que significa que un digimon conviva en el mundo humano y viceversa. No hablo por ti, Guardromon. Pero al igual que existen digimon malos, también existen humanos malvados.

-Si ese es tu argumento, déjame decirte que de la misma forma que existen digimon y humanos malos, también existen digimon y humanos buenos -defendía Junpei. El hombre se mantenía igual de regordete que de pequeño, aunque con su traje y su peinado alisado, se veía como un hombre de negocios.

-¡Tiene razón! Además, nosotros fuimos Niños Elegidos, y aún continuamos teniendo el poder para proteger la paz en el mundo humano y digital.

-Chica, como se nota que vives entre algodones -comentario bastante insultante que irritó a Izumi-. Eso podríamos decirlo de niños, pero ahora, en la vida real, no puedes lidiar con millones de personas que no piensan como tú.

-Eso desde luego -interrumpía Aine, donde le había disgustado que tratase así a su madre adoptiva-. Pero si fuéramos con esa negatividad por la vida, está claro que no cambiaríamos nada. Seguiríamos con el mismo patrón marcado por la sociedad desde tiempos antiguos y sería cuestión de tiempo de que el ser humano desaparezca. Todo, ¿por qué? Porque tú, al igual que el resto de la gente, no quiere mojarse en intentar cambiar para buscar la paz.

El comentario de Aine asombró a muchos. Otros se reían para sus adentros por el enorme zasca que le había dado a la pelirroja, quién la miraba con malos ojos.

-Vaya, vaya. Parece que has encontrado la horma del zapato -bromeaba Ryo burlón.

-En cualquier caso -continuaba Taichi carraspeando para olvidar el tema-, agradecemos la ayuda que nos ofrecéis, pero tal como han dicho, es nuestra responsabilidad, y nosotros nos encargaremos de ella.

-Si juntamos nuestras fuerzas, venceremos a Homeostasis al igual que hicimos con Yggdrasill -alegó Agumon.

-Pero estamos hablando de alguien que asegura ser el creador del Mundo Digimon -recordaba Ophanimon-. Si es cierto que tiene la habilidad de usar el poder de la luz de la digievolución, no será un enemigo fácil de vencer.

-Además, puede introducirse en los cuerpos con un aura especial como el de Hikari para poder comunicarse con nosotros -agregó Tailmon.

-Pero sólo a aquellos con lo que pueda afianzarse -recordaba Takeru.

-Así es. Seguramente, ante mi rechazo total hacia Homeostasis, no quiera usarme como medio para poder comunicarme con vosotros.

-Eso no impida que pueda existir humanos especiales como tú, Hikarichan -habló Mimi.

-Por ejemplo, alguno de sus hijos -aportaba Kenta ajustándose las gafas.

El hombre no lo había dicho con mala intención. No quería provocar el miedo Takeru o en su familia. Por lo que no entendió porque Henry le había dado un codazo de advertencia.

-Ese no supondrá un problema -hablaba de nuevo Ophanimon-. Si queréis, puedo usar mis poderes para bloquear el vínculo hacia seres sobrenaturales.

Un gracias cargado de alivio escapó de los labios de Hikari, sintiéndose un poco más tranquila, al igual que su marido. Por debajo de la mesa, le cogió de la mano, apretándosela con confianza. Aquel sentimiento hizo que murmurara lo doloroso que sería volver a perder a otro hijo.

Elpidamon que también se encontraba presente se alteró en su asiento. Pudo sentir la mirada fija de Aine, Aiyomon, Aki y Kabumon sobre él. Todavía no entendían porqué ese secretismo y seguir haciendo que Takeru y su familia siguieran pasándolo mal por su muerte.

La presencia de Elpidamon ya había llamado la atención de los tres grandes ángeles y a ver cómo su aura estaba dividida en dos, como cuando el grupo de Takuya y los espirituoso de los guerreros legendarios se fundían en uno. Ellos sabían que dentro de ese cuerpo habitaba un alma humana y un alma digital. Alguien muy afín a los seres de la luz y a la raza de Patamon y Tailmon.

-Disculpad la pregunta fuera de lugar, pero, ¿quién es ese digimon exactamente? -preguntaba Seraphimon de forma casual.

Elpidamon observó a Seraphimon con cierto recelo. Los tres grandes ángeles lo miraban como si no tuvieran dudas sobre su identidad. Aún así, mantuvo la calma y explicó que era un aliado que se dedicaba a proteger la paz en el Mundo Humano. Eso no especificaba nada, pero cuando Ruki volvió a interrumpir toda molesta que la presencia de ese digimon no significaba nada, sino el que hubieran traído a los niños en una reunión de mayores, era algo que no le cuadraba.

-Aquí la gente tiene también hijos, y no se les ocurre traer a niños pequeños a semejante reunión de adultos.

-Nosotros hemos estado en la batalla y hemos sufrido las consecuencias de Homeostasis e Yggdrasill -protestó Musuko.

-El objetivo de ellos era usar a Momochan y al resto para que lo pasaran mal como los digimon que fueron maltratados por los humanos -defendía ahora Ralmon.

-Por eso mismo, hemos decidido traerlos hasta aquí -dijo Taichi-. Además, debido al peligro que estamos corriendo, no podemos dejar ni siquiera a nuestros hijos más pequeños al cuidado de nuestros padres o en el mundo digimon.

Con esa alusión se refería tanto a Hinode como a Ryu que ya tenían un año. Pero también al último miembro de la familia Yagami, una niña que estaba en brazos de Meiko y que recibía el nombre de Kaori.

Se notaba que era una niña muy tranquilita. Pese al ruido que montaba Ruki y otros cuantos, la niña seguía durmiendo profundamente.

Kaori había nacido al día siguiente de la batalla contra Yggdrasill. El estrés que había sentido Meiko por el secuestro de su esposo, sus hijos en el otro mundo y con todo el peligro, había provocado que su embarazo se adelantase. Afortunadamente, Taichi había estado al lado de Meiko y poder presenciar el nacimiento de Kaori.

-Además, nosotros mejor que nadie podemos ayudar a nuestros padres con la batalla contra Homeostasis -dijo Yuuta con convicción.

-Pues lo siento mucho, pero conmigo no contéis -señaló Ruki cruzándose de brazos y piernas y cerrando los ojos para no seguir mostrando interés-. Este no es mi problema. Y si he venido aquí es porque Jurichan me lo ha pedido -señalando a la susodicha que se encontraba sentada al lado de Takato.

Dentro del grupo de Takato Juri era la única que no tenía un digimon como compañero. Muchos tenían dudas sobre ello, pero dada sus experiencias podrían imaginarse la razón.

Hirokazu apoyó la moción de no querer ayudarles, declarando que él también se había sentido arrastrado por su amigo Takato. Kenta que parecía ser un hombre nervioso que no le gustaba estar del lado de nadie en concreto, miraba a Hirokazu y a Ruki sin saber qué decir. La verdad es que en ese aspecto, a Taichi y a los demás, les recordaba mucho al antiguo Jou.

-¡¿Cuántas veces habremos dicho que no estamos pidiendo vuestra ayuda para luchar?! -exclamó Mimi harta de cómo ese grupito malinterpretaba el asunto.

Michael a su lado le pedía que se calmara, pues Mimi estaba a punto de explotar.

Desde que la reunión había comenzado, se notaba que había cierto grupo de mujeres que no les había caído en gracia Ruki. Sin embargo, sólo Aine parecía ser la que poseía las cualidades para cerrarle la boca. Sino fuera porque sus padres le hacían señas para que no hablara de más, a saber cómo habría terminado aquella reunión.

-Es cierto. Sólo pedimos consejo sobre qué hacer con la gente que estará desprotegida.

-¿Qué tal la creación de un bunker? -sugirió el más joven del grupo de Takuya. Tenía un aspecto muy jovial y alegre. Cualquiera diría que aquel chaval tenía ya sus treinta y pocos. Parecía un chaval de veinte años-. Al igual que cuando sucedieron las antiguas guerras, para evitar que mucha gente muriera, se creaban bunkers para que las pérdidas humanas no fueran apabullantes.

-¡Eso es! -aplaudía Takuya con entusiasmo esa idea- ¡No me esperaba menos de nuestro ingeniero mecánico! -alabándolo.

-Pero -interrumpía ahora Henry-, la creación de un bunker suena bien. Pero estamos hablando de millones de personas. Es decir, se necesitaría crear bunkers gigantescos y en muchas partes del mundo para todos.

-De eso puedo encargarme yo -confirmaba Taichi.

Su posición como embajador entre humanos y digimon le permitía la asistencia a la cumbre de naciones unidas y exponer el tema y el peligro al que estarían sometidos en cuestión de tiempo.

-Entonces, sólo quedaría encontrar un lugar en el que luchar contra Homeostasis y que no perjudique a quiénes nos rodea -murmuraba Yamato.

-Tendría que ser un lugar alejado donde no hubiera nadie -comentó Tentomon.

-Existen muchísimas dimensiones así -les recordó Ryo que era el especialista en el tema.

-¿Y cómo vamos a llevar a Homeostasis a un lugar así?

-De la misma forma que los dispositivos actúan como medio para ir de un mundo a otro, creo que podría crearse una puerta tridimensional en cierta zona física y así que Homeostasis cayera sobre él -aconsejaba Kerpymon-. Si se configurasen con vuestros dispositivos, incluso vosotros podríais acudir hasta ese lugar sin problemas y salir cuando queráis.

-Pero si tal como dicen el poder de Homeostasis es la de un dios, no le supondrá ningún problema salir de la dimensión en la que se encuentren.

-Si contásemos con el poder de quiénes quieran ayudarnos, podríamos bloquear toda entrada y salida durante un tiempo limitado, pero eso afectaría también a los que también estén en ese mundo.

-En otras palabras, que si las cosas se ponen feas, no podríamos salir de allí -murmuraba Sora, donde si tuviera que vivir la experiencia de perder a Yamato, se moriría en el sitio.

Yamato la miró con cierta pena.

El brazo protésico que tenía en sustitución de su brazo perdido, le dolía horrores. Todavía no estaba acostumbrado a él. Pero ahora, no sabía porqué, el dolor era intenso.

-Y no debéis olvidar que por mucho que llevéis allí a Homeostasis, tendrá seguidores que harán destrozos en el mundo real -les recordaba Kouichi.

-Nosotros podremos encargarnos de ello. ¿Verdad, chicos? -propuso Seiichirou, hablando por sus compañeros de aventuras.

Los más pequeños les dijeron a sus padres que confiasen en ellos para defender el mundo humano.

-Incluso podríamos pedirle ayuda al resto de digielegidos por todo el mundo -propuso Satoshi con una mirada de reojo hacia su querida pelirroja. El niño quería destacar para que ella se quedara asombrada, pero seguía sin prestarle ninguna atención.

-Eso es verdad. Aunque el núcleo de todo sea donde nosotros nos encontremos, también habrán disturbios por el resto del mundo -opinaba Ken-. Sería prudente ponerles sobre aviso para que se preparen.

-¿Y qué pensáis hacer con el Mundo Digimon? -preguntaba Fairymon preocupada-. Seguro que del mismo modo que atacarán al mundo real, atacarán también al mundo digital.

-Las cuatro bestias sagradas junto a Huanglongmon podrán encargarse de ello -comunicó Tailmon hablando por ellos.

-Además, ahora mismo se encuentran con ellos Daigosensei y sus compañeros. Seguro que con su presencia, se potenciará el poder de sus digimon -comentó Iori con confianza.

-En ese caso, parece que todos los huecos están completos -dijo Takuya donde no veía algo que faltara-. De todas formas, si necesitáis nuestra ayuda, no dudéis en pedírnosla.

-Y aunque Zuqiamon, Ruki y Hirokazu no quieran, nosotros también os ayudaremos -hablaba ahora el antiguo líder de los tamers.

Taichi y su grupo agradecieron de todo corazón su ofrecimiento, sin embargo, era un problema que ellos se habían buscado al haber convivencia entre humanos y digimon, y ellos lo solucionarían.

-De todas formas -hablaba de nuevo Kerpymon con su tono pensativo-. Ese ente llamado Homeostasis, me pregunto de dónde vendría y cómo se autoproclamaría el dios del Mundo Digimon. Puedo entender que tenga el poder para que los digimon digievolucionen y por ende, considerarse un dios. Pero de ahí, a que tenga la autoridad de dictar sentencias subjetivas y tomar el ojo por ojo y diente por diente como símbolo de que se comprenda lo que los digimon sufren, me parece egoísta y dictatorial. ¿Qué derecho tiene a juzgar algo por su cuenta y permitir el desequilibrio en el mundo digimon?

-¿Será que nació como Guillmon? -preguntaba Guilmon señalándose, teniendo aún su personalidad de niño ingenuo-. Porque Guilmon nació de un dibujo que Takato hizo de mí y que pasó por su dispositivo.

Ryo ya les había informado que en su mundo digital, su grupo funcionaba a través de cartas ya sea para potenciar sus ataques o para provocar la digievolución.

-Aunque tú seas un caso muy especial, en realidad, naciste por el poder del dispositivo de Takatokun -comentaba Henry que era el especialista en temas informáticos-. En realidad, el Mundo Digimon del que nos pertenece, los digimon nacieron por obra de un grupo de amigos de mi padre con el deseo de que los datos pudieran tener forma y vida como los seres humanos. Seguramente, a raíz de eso, fueron creciendo y expandiéndose en una dimensión que conocemos como Mundo Digimon.

-¿Qué significa eso? -le preguntaron Terriermon y Lopmon al mismo tiempo.

-Que al igual que sabemos que existen diversas dimensiones, esas dimensiones están interconectadas entre sí con una misma forma de volumen y superficie.

-Opino lo mismo -intervino Koushirou-. Hasta ahora pensaba que el Mundo Digimon se había creado a través de la red del mundo humano y tomado forma y los datos que se pierden han hecho que se creen a los digimon. Pero la existencia de diversas dimensiones, rompe en parte esa teoría.

"Aunque el mar cuántico envuelva a los datos, lo que llamamos dimensiones, parece que tienen un volumen simétrico igual al de la Tierra"

-Por lo tanto, las distintas dimensiones existentes son solo un efecto colateral del resto de datos digitales que han sido creador por el ser humanos. Estos han ido creciendo por su cuenta y tomado cuerpo y forma como monstruos digitales -completaba Tomoki-. Eso explicaría porqué todos los mundos tienen la misma forma y superficie. En otras palabras, nosotros los seres humanos al desarrollar la tecnología y comprimir toda la información en datos digitales, hemos creado a los digimon.

Los tres cerebritos de los distintos grupos se miraron viendo que podrían tener charlas interesantes. El resto no pudo entender ni papa de lo que habían hablado y los miraban con cara de… "Si con uno no habían tenido suficiente, súmale dos más".

Minami le susurró a Kazumi preguntándole qué es lo que había querido decir. La niña lo había pillado todo, pero claro, tratar un asunto tan delicada con su poca experiencia era una grosería, por eso, se había quedado maravillada al escuchar aquellas opiniones tan interesantes y que cuadraban con la teoría de su padre.

-Resumiendo que nosotros somos los creadores de los digimon.

-¿Y por eso hay que enrevesar tanto las cosas? -volvía a susurrarle la Ichijouji con la cabeza mareada.

-Sea como sea lo que ha originado a los digimon, su forma de gobernar es dictatorial y unitarista. Pero, ¿qué se cree el Homeostasis ése? ¿Qué entre los seres humanos no nos maltratamos mutuamente? Mi hijo Daichi ha sufrido mucho con su familia adoptiva, y no soy como el Homeostasis ése para hacerle cosas retorcidas a esos gusanos asquerosos.

-¡A mí también me gustaría darle una paliza a los que le hicieron sufrir a Daichi! -apoyaba Veemon-. ¡Pero no soy una bestia para hacer eso!

-La venganza de uno conlleva al sufrimiento del ser cercano. Si todo fuese de esa manera, estaríamos en un círculo vicioso del que nunca saldríamos -comentaba Juri con los ojos cerrados recordando cómo Leomon había muerto a manos de un digimon que ahora era su aliado, y que además, estaba allí presente junto a sus dos compañeros humanos.

Impmon al sentirse aludido solo pudo agachar la cabeza, aún arrepentido, por lo que había hecho.

-Efectivamente. Ese tal Homeostasis tiene un sentido de la justicia un poco retorcido. Por mucho que se considere el creador de los digimon, no le da el derecho a manipular ninguna vida -objetaba Ophanimon.

-En ese caso, creo que ya tenemos claro lo que haremos cuando Homeostasis nos declare la guerra -argumentaba Taichi mirando a su familia y amigos-. Quiero dejarlo ahora mismo claro, pero os advierto que esta batalla será la más peligrosa que hayamos tenido. Necesitaremos el poder de todos vosotros para poder detenerlo -observó a su hermana, a Miyako y a Mimi que eran de las que no les gustaba matar a alguien. De los niños, sólo podía imaginarlo de Sanae o incluso de Momoko, pero del resto, lo ignoraba por completo-. Está demostrado que no podemos fomentar el diálogo y llegar a un acuerdo. Homeostasis ha hablado claro. La próxima vez que aparezca será para pelear contra él.

"Sanae y los demás, pase lo que pase, os quedaréis en el mundo humano para proteger a la gente y a detener lo que venga. Intentad minimizar los daños si es posible. Si Homeostasis viene con aliados digimon, seguramente, les habrá lavado el cerebro.

Kerpymonsama, agradezco su ayuda sobre la creación de un portal tridimensional para llevar a Homeostasis, pero insisto en que es algo que no deba interferir. Contamos con un buen cerebro en el grupo, y sé que él podrá hacerlo."

Kerpymon suspiró en silencio ante la terquedad de aquel humano.

-Koushirou, siento que casi todo recaiga sobre ti, pero tendrás que encargarte de la búsqueda de alguna dimensión vacía.

-No te preocupes. Esa es mi especialidad -le contestó sin preocupaciones.

Taichi asintió complacido, luego miró a su digimon y a Yamato.

-Agumon, Yamato, Gabumon y yo iremos a ese mundo…

De inmediato iban a surgir las protestas de que solo fueran ellos dos, cuando estaba demostrado que solos no podrían detenerlo.

-Eso es lo que diría, pero… Necesitamos la ayuda de los doce elegidos -agregó de inmediato-. Sin vuestra ayuda, Omegamon no habría podido con Yggdrasill. Y ahora con Homeostasis, soy más consciente de que necesitamos estar todos juntos y unir el poder de nuestros emblemas para vencerlo.

"Esto ha sido provocado por nosotros, porque queríamos convivir para siempre con nuestros compañeros digimon y vamos a demostrar que no ha sido ningún error y que la amistad entre humano y digimon es más poderosa que cualquier ente poderoso.

Tampoco quiero adornar la batalla con flores -cerrando los ojos con pesadez-. Todos somos conscientes que las batallas que hemos tenido hasta ahora han sido duras y gracias a nuestra confianza y un poco de milagro, hemos podido solventarlas todas. Por eso mismo, aunque debamos agarrarnos a la esperanza de volver todos juntos, debemos ser realistas y pensar también en lo peor. Sin embargo, nos esforzaremos al máximo como siempre hemos hecho para volver sanos y salvos."

Las palabras de Taichi emocionaron a todos. Daisuke, Takato y Takuya se habían levantado de sus asientos para aplaudir por sus palabras. algo que le siguió el resto. Sólo Ruki se mantenía fuera de onda, terca a no cooperar con nadie y sentirse a disgusto en aquel lugar.

Meiko observaba con tanto orgullo a su marido que era como si volviera a darse cuenta de las cualidades que tenía y de las que había hecho que se enamorara de él.

-Mira que carita ha puesto Mei -le susurraba Meikuumon a Agumon.

-Taichi la ha vuelto a cautivar -decía Agumon igual de divertido y con un huevo blanco de rayas naranjas. El digihuevo donde en su interior estaba el digimon destinado a Kaori.

-Realmente esas son dignas palabras de un líder -alababa Kouji desde su sitio-. Sin embargo, acabas de decir algo muy importante. Todas las batallas que hemos tenido han sido gracias a nuestro esfuerzo y a algo de milagro. Por eso mismo, si esa suerte deja de perseguiros, vuestros hijos serían los siguientes. Por eso mismo, Izumi y yo que hemos estado criando a Aine como si fuera nuestra hija, creo que algo de derecho tenemos a ayudarla, a sus hermanos y al resto si ese fuera la situación.

-Aiyomon puede confirmar que la presencia de los digimon no supone un problema. Y en todo caso, siempre podrían estar en el Mundo Digimon -aseguraba Fairymon.

-Además -hablaba ahora con voz dulce mirando a la rubia-, Kouji y yo hemos criado a Ainechan como si fuera nuestra propia hija -entornó las cejas hacia los lados, asomando una sonrisa de pena-. Aunque nos hubiera encantado que te hubieras convertido en nuestra hija de verdad.

-Agradezco vuestras palabras, pero ya es hora de que pase tiempo con mi familia, sobre todo en la situación en la que nos encontramos.

-De todas formas, si Kouji e Izumineesan se ofrecen para ayudar a los niños, yo como hermano de Kouji, también tengo la obligación de intervenir para ayudarlos.

-Siendo el mejor amigo de Kouji, yo también estoy en la obligación.

-Y yo como admirador que soy de Takuyaniichan.

-Pues yo… Yo… -pensaba Junpei para no quedarse atrás-. Como primer fan de Izumi, también tengo el derecho de ayudar.

-Vaya, puestos a ser competitivos y a ayudar usando excusas baratas, está claro que yo, al igual que los Minamoto también tengo derecho a ayudar. Después de todo, Kenkun y yo fuimos compañeros de aventuras en el pasado, ¿no, Kenkun?

-Así es, pero…

-Y como viejos amigos que compartimos unas aventuras en común, y experto en dimensiones, me gustaría encargarme de buscar un mundo libre de vida para combatir libremente contra Homeostasis. De esa forma, podréis tener más tiempo para que vuestros digimon se fortalezcan.

Ante eso, nadie pudo replicar nada, solo agradecer cómo de una u otra manera, se las ingeniaba para querer ayudarles.

Daba igual que les dijera que no, y que sólo buscasen consejo, que al final, ellos le ayudarían igualmente. Y algo les decía que Kerpymon también lo haría.


Con su pequeñina en brazos, Meiko caminaba junto a sus padres y sus suegros.

Su pequeña Kaori, dormía profundamente y con una sonrisita en su bello rostro. Con sus dos años, la niña parecía haber heredado el espíritu aventurero de su padre, mientras que de ella, su pelo liso y azabache. Sólo cuando dormía profundamente, podía admirarse la belleza que tendría su hija en el futuro.

Su digimon estaba en los brazos de Meikuumon. A diferencia de los digimon de sus hijos, el digimon de Kaori había nacido con algunas diferencias, siendo identificado como un nuevo digimon. Recibía el nombre de Momobotamon. Aunque su aspecto se pareciera al de Yukimibotamon, era del de color del melocotón. Se notaba mucho la influencia de Meikuumon y Agumon, ya que a la digimon le encantaba jugar y pasárselo bien.

Por el bien de todos, rezaba de que Taichi y los demás, regresasen sanos y salvos como lo habían hecho hace dos años.

Confiaba en ellos. Y aunque le hubiera gustado luchar a su lado, Meikuumon no podía digievolucionar. Ambas serían un completo estorbo. Lo único que le quedaba por hacer, es cuidar de su hija y de emanar la confianza y la fe en la gente con la que estuviera.

Si había visto a su hija segura, pese a lo que le disgustaba pelear, ella no podía quedarse atrás.

.

Si Sanae se mostraba segura, era porque no podía permitirse mostrarse lo contrario.

Además, desde que estaba con Yuuta, había dejado atrás su timidez y desenvolviéndose con valentía poco a poco.

En aquellos dos años que habían pasado, y tenido que entrenar a Snowoagumon, la habían ayudado sentirse más segura de sí misma.


Enero del 2029

Taichi observaba la determinación que tenía su hija pintada en el rostro.

Era la primera vez que la veía tan decidida en algo, y eso lo impresionaba. Pero también le ocasionaba impresión lo que había decidido.

Cuando terminase la koukou, quería marcharse a Estados Unidos para estudiar intérprete.

Una profesión que, gracias a las distintas aplicaciones y otros aparatos digitales, no tenía mucha salida.

Cruzando las manos y apoyando los codos sobre sus piernas, Taichi detalló a su hija para saber qué contestaría a su pregunta.

-¿Seguro que esto no lo haces porque quieres irte a estudiar al mismo lugar que Yuukun?

Snowoagumon observó como las mejillas de su compañera humanan se habían teñido de rojo.

Su amiga y Yuuta llevaban saliendo unos tres años, donde su relación era de conocimiento público, y por lo que había visto, no habían sufrido ningún altercado que afectase a su relación. Incluso, Kido Momoko la había aceptado y la apoyaba en su relación. Un tremendo cambio que nadie se había esperado. Pero según ella, las aventuras vividas en aquel otro mundo, y el hecho de querer cambiar, el apreciar a su padre y darse cuenta de cómo su madrastra la quería, la habían hecho recapacitar sobre sus acciones.

Y ahora, con la decisión de Yuuta de querer estudiar en una universidad americana para perseguir sus sueños, había conmocionado mucho a sus padres. Sobre todo, cuando aún estaba reciente la batalla que habían mantenido contra Homeostasis. Pero precisamente, para evitar que alguien más, siguiera los impulsos de Homeostasis e Yggdrasill, que Yuuta quería hacer algo, junto a Zabumon, para poder erradicarlo. Finalmente, quizás por la conmoción que todavía sufrían Yamato y Sora, que habían aceptado que su hijo se fuera a Estados Unidos cuando terminase la koukou.

Sanae había sabido de ese camino que perseguía Yuuta, mucho antes de que Homeostasis invadiera la Tierra. Pero hasta hace unas semanas, no lo había visto tan decidido en sus decisiones, que por ello, habían tenido una larga charla de lo que eso implicaría. Él no iba a estar en Estados Unidos, tres o cuatro años. Su estadía iba a ser muy larga… y quizás, para siempre. Volviendo sólo para las vacaciones respectivas.

Con conocimiento de causa y consecuencia, Yuuta le había pedido que se viniera con él. Era un ofrecimiento, donde se imaginaba que la respuesta sería no. Pues al llevarla con él, la obligaba a vivir en su mundo. Pero ella había aceptado. Hasta hace poco, no sabía lo que quería hacer con su futuro. Sólo que hasta que pensó en que si vivía en América podría estudiar interpretación. Una profesión que no servía mucho, pero sí a las altas esferas. Además, tenía otro propósito con aquella carrera.

Taichi suspiró pesadamente. Se rascó el cuero cabelludo pensativo. Luego se dirigió hacia su mujer.

-¿Tú qué opinas?

-Bueno… -comenzó Meiko sin saber qué decir.

Al igual que su marido, se había percatado de la determinación de su hija. Sabía que se había encontrado perdida, sobre qué hacer en relación con su futuro. No había nada que la motivase. Pero bueno, eso era algo que le había pasado tanto a Taichi como a ella misma. Pero al final, ciertas situaciones o actos inspiradores, te hacen ver la luz y descubrir cuál es tu pasión.

Por supuesto, que existían excepciones, donde, se te ocurre lo que quieres ser cuando ya estás estudiando otra carrera o cuando ya eres un adulto hecho y derecho.

Pero su hija, había encontrado lo que quería ser. Quizás, la había inspirado el hecho de que Yuuta se fuera a otro país. Pero no quería que su hija, se viera influenciada por las acciones de otros. Quería que estudiase lo que realmente quisiera, porque le gustaba de verdad.

-¿Estás segura de que eso es lo que te gusta? -le preguntó.

-Sí, mamá.

Meiko le devolvió la mirada a su esposo. Si ella estaba decidida, entonces, deberían apoyarla, ¿no?

-Bueno… -como si pudiera leer los pensamientos de su mujer-. Ya te he dicho, y supongo que sabrás que no es una carrera con muchas puertas.

-Puede que lo sea, papá. Y reconozco que mi interés por la interpretación, viene al querer irme con Yuu a Estados Unidos. Pero al ir forjando esta decisión, se me vinieron muchas más razones a la mente, de porque me parece ideal para mí.

Tanto Taichi como Meiko le prestaron toda la atención a lo que su hija les iba a decir.

-He leído un montón de veces el libro de tío Takeru, y hasta que decidí estudiar interpretación, no me había dado cuenta de cómo los distintos agentes de Benjaminsan os habían ayudado para poder conversar con los otros niños elegidos del mundo. Quizás fueran otros tiempos, y no habría la modernidad de ahora, pero las altas esferas, siempre preferirán confiar en lo que uno diga, a que la máquina pueda traducir mal. Y al estar conectada con las altas esferas, eso me permitirá poder hablar con ellos y, a través de ellos, poder ayudar a que este maltrato contra los digimon se reduzca poco a poco.

-Sanae -murmuró emocionada Snowoagumon.

-La verdad es que no tengo nada que decir contra ese argumento. Realmente, me emociona y me enorgullece -comentó Taichi con una sonrisa ligera, alegrando tanto a su hija que miró a Snowoagumon, la cual compartía su misma felicidad-. Lo que más me preocupa -añadiendo con tono serio- es el hecho de que te vayas a vivir con un chico a un país extranjero, siendo tan jóvenes.

-Zabumon y yo vamos a ir con ellos -pronunció Snowoagumon sin entender la indirecta.

-¡Oh, sí! -comentó Meiko riéndose y con algo de colorete en sus mejillas, por la inocencia de la digimon-. Pero esa no es la preocupación de Taichi.

-¿Entonces? -quiso saber la digimon sin comprender.

-No te preocupes por eso, papá -comentó Sanae en una mezcla de nervios y vergüenza-. Mimisan nos ha ofrecido su casa para que pudiéramos vivir allí.

-¿Vivir con Mimi? -preguntó Taichi con una ceja enarcada-. ¿Acaso Yuuta y sus padres han aceptado?

Le extrañaba que lo hicieran. El muchacho era igual de modesto que sus padres, que se negaba a que otros lo mantuvieran, y a hacerse el responsable de querer conseguir su alquiler por sus propios medios. Además, que vivir en la abundancia no es que fuera con él.

-Por supuesto que no -respondió ella con una sonrisa nerviosa-. Pero Mimisan fue tan insistente y amenazó con arrastrarlo a su casa, si viene a América y se sitúa en cualquier "cuchitril" como lo llama ella.

Taichi pestañeaba varias veces, donde no le sorprendía que Mimi hiciera aquello.

-Pero, ¿por qué Mimi quiere que os vayáis a vivir con ella?

-Dice porque quiere ayudarnos y compensar los errores que cometió contra Sorasan y contra ti -dirigiéndose a su madre.

Meiko la miró, y miró el piso con una sonrisa.

Seguro que todavía se estará comiendo la cabeza, al creer que su matrimonio había estado en malestar, por haberle confesado en la boda de Yamato y Sora, que Taichi había estado muy enamorado de Sora.

Algo que le había confesado el día en que habían regresado, tras haber sido secuestrados. Se había echado a llorar en sus brazos, disculpándose una y otra vez, por haberla abandonado y por hacer lo que hizo. Sin embargo, como aquel día, había sentido mucha emoción al volver a ver de nuevo a Taichi, y sentir un amor tan grande y profundo, no le tuvo en cuenta lo que había hecho.

Si había aprendido algo muy importante, es que cuando atraviesas por algo muy peligroso, es cuando te das cuenta de cuánto esa persona te ama de verdad.


Momento en el que Homeostasis se presenta en Tokyo

La figura de Homeostasis acompañado de Alphamon y Jesmon hizo que la gente cundiera en pánico.

Isaki y Takeshi que estaban en la zona de las compuertas de los búnkeres, pedían calma, aunque sabían que era imposible. Isaki se puso en contacto con Kazumi, a través del pinganillo, para que diera comienza la parte b del primer plan.

Koushirou, imaginando que algo así pudiera suceder, había ideado sendas salidas para poner a salvo a los civiles.

-Por favor, pónganse en filas de dos, por favor -pedía Takeshi.

Los dos digimon ángeles, trataban de separarlos para ir más rápido.

Desde la torre de televisión de Nichiuri, Kazumi, a medida que informaba a sus amigos, tecleaba con más habilidad que nunca, hasta darle a enter y activar un par de artefactos de humo que llevaban tiempo colocados de forma estratégica. Elpidamon y Tsukiyomimon, mientras tanto, crearon conjuntamente una barrera, haciendo que aquel humo cubriera toda esa zona y que no fuera visible para Homeostasis y los dos digimon.

-Invisibilidad completada -comentó Aki.

El niño se colocó unas gafas especiales que había en el suelo, y que le permitía visualizar lo que había tras todo el humo. Podía ver cómo la gente estaba en pánico total, pero cumpliendo lo que sus hermanos y sus amigos de que estuvieran en fila de dos, dejando un hueco bastante amplio en el medio.

-Procediendo a la apertura de puerta digital -comentó Kazumi, tras recibir el consentimiento de todos, de que las filas estaban creadas de acorde al plan.


05 de Marzo del 2027

MUNDO DIGITAL GOBERNADO POR LOS TRES GRANDES ÁNGELES

Tras la reunión celebrada el mes pasado, Koushirou había convocado una nueva reunión con todos, para explicarles su estrategia hacia el enemigo.

El hecho de tener que trasladarse todos a aquel otro mundo digital era algo molesto, pero no podían hacerlo en su mundo o en el digital, con la posibilidad de que Homeostasis pudiera descubrir el plan. Aquel mundo era neutral para él, pero favorable para ellos.

-Disculpad que os haya tenido que reunir tan pronto, pero he pensado en un plan para vencer a Homeostasis -hablaba Koushirou.

En la única cabecera, estaban posicionados Seraphimon y los otros dos ángeles, como apoyo por si aquel plan era válido. Una y otra vez, les habían indicado que estaban dispuestos a ayudarles a luchar contra Homeostasis, pero todos, tercos, indicaron que ése era un problema suyo y que era su responsabilidad el solucionarlo.

Colocando en los paneles digitales que había para cada uno, Koushirou fue explicando de acuerdo con aquellas dispositivas su idea.

-No podemos tener una fecha concreta de cuando Homeostasis pueda atacarnos. Así que debemos estar preparados con este plan, para cuando surja el momento. Estoy convencido de que vendrá hacia Odaiba con Alphamon y Jesmon.

-¿Por qué razón lo haría? -preguntó Palmon.

-Nosotros somos la fuente principal de la causa. Por lo que sería normal que primero viniese a por nosotros -explicó Tentomon quién ya conocía el plan de su amigo.

-Tiene sentido -habló Taichi pensativo.

-Aparte que nosotros contamos con un poder que puede derrotarlo -añadió Yamato.

-Exactamente por eso, es que nosotros seremos sus primeros objetivos.

-Pero, aunque seamos sus objetivos, el resto de la gente, no estará a salvo de la masacre.

-Desde luego, si Homeostasis se presentase sin más. Pero él, aunque sea alguien retorcido con su ideal, también busca que los digimon, o cómo él los llama, sus hijos, regresen con él. Estoy convencido de que dará un tiempo determinado para que los digimon se unan a él, antes de comenzar con la masacre.

Kerpymon afirmó, desde su punto de vista como gobernante, que era algo lógico esa postura.

-Eso nos ganaría tiempo para refugiar a todos en los búnkeres. De eso, tendréis que encargaros vosotros -dirigiéndose a los más jóvenes-. Nosotros, mientras tanto, estaremos esperando en alguna dimensión vacía y neutral para enfrentarnos a Homeostasis. Si unimos todas nuestras luces, es muy probable que le venzamos como hicimos con Yggdrasill. Pero necesitamos un espacio completamente abierto y que no perjudique a nadie. Los niños, se quedarán en el mundo real para protegerlo de los ataques imprevistos.

-¿Y quieres que también se encarguen de refugiar a todos en los búnkeres? -preguntó Jou.

-Sé que suena a algo loco, pero necesitamos toda la ayuda posible. Y ellos tienen el poder para hacerlo. Ya lo hemos visto cuando nos rescataron.

Eso era cierto, concordaron todos.

-Bien, en ese caso, escuchadme bien. Para empezar, necesitaré que Izumi o Kazumi se encarguen del seguimiento de todo lo que vaya pasando. Tendrán que estar en una zona bien alta donde pueda verse todo.

-Del lugar, me encargo yo -pronunció Takeru, donde tenía pensado pedirle a su padre que hablase con sus colegas para permitirle que alguna de las Izumi estuvieran en el lugar.

La responsabilidad que Koushirou había impuesto sobre la persona que se encargaba del seguimiento, agobió tanto a Izumi que no sabía si alegrarse, cuando Kazumi se había propuesto a hacerlo sin problemas.

-Akikun, como tu digimon es defensivo, sería ideal que te quedases a su lado y tener una segunda vista en seguimiento.

-Entendido -dijo el niño, donde le hacía ilusión poder participar activamente.

-Formaremos una fila humana, y, os posicionaréis uno en cada lado de la acera con una distancia con el siguiente compañero de unos cinco kilómetros aproximadamente. Vuestros digimon ayudarán a la gente que lo necesite. Ainekun, como Amaterasumon es el más fuerte de todos los digimon, te quedarás al final de la fila, por si aparece Homeostasis.

-Entendido -dijo ella con tranquilidad.

-Siguiendo los parámetros de vuestros digimon y sus atributos, los grupos de parejas serán los siguientes, después de Ainekun: Seikun e Izumi; Yuutakun y Sanaekun; Tojikun y Natkun; Musukokun y Daichikun; Minamikun y Osamukun, Momokokun y Misatokun y en primera fila, Isakikun y Takeshikun.

-¿Y qué pasa conmigo? -protestó Satoshi junto a Mimi y Aruraumon.

-Este es un plan designado para la ciudad de Tokyo. Pienso enviarlo a los distintos elegidos, para que también lo sigan. Y como tú vives en Miami, deberás hacerte cargo de evacuar a las personas de ese lugar.

El niño infló las mejillas molesto.

Ni podía demostrar a Kazumi lo guay que era, y tendría que estar con ese niño llorica.

Por otro lado, hubo diversas opiniones de lo que a muchos les parecía la idea. Entre a los que le gustaba formar equipo, y los que no, como era el caso de Nat.

A ella le había gustado formar equipo con Osamu. Estaba convencida de que sus digimon se compenetraban bien y tenían elementos distintos como el fuego y el rayo. Pero en cambio, le había tocado con Toji.

Mirando a Osamu, se encontró con lo mismo que la vez anterior. No se dignaba a mirarla. Por mucho que ella tratase de acercarse o hablar con él, él escapaba, como si tuviera miedo de ella.

No lo entendía.

Tampoco entendía porqué no le respondía a sus mensajes o porqué también en la escuela la esquivaba. Dentro de una semana se graduaría, y le molestaba que su declaración quedase en el aire.

Sabía que él la quería, porque si la había rechazado, había sido porque Toji había hablado de más.

Mientras Nat pensaba en aquello, Koushirou continuaba explicando, como si dado el caso de que Homeostasis apareciese, que crearían una barrera con mucho humo para impedir su invisibilidad. Luego, Aine y Amaterasumon ganarían tiempo, hasta haber evacuado a todos. entonces, Isaki y los demás, se unirían a ella, y cuando lo vieran con la guardia baja, Archpiddowomon y Archpiddomon lo atacarían conjuntamente. Y con el viento de Ventusmon, lo mandarían hacia una zona fija para que Kazumi pudiera abrir la puerta tridimensional donde estarían ellos.

-Trataré de configurar la dimensión para que nos dé unos minutos para que nadie pueda salir de ella, inclusive Homeostasis.

-El plan suena muy bien, pero, si dado el caso de que Homeostasis concediera unos cinco minutos, ¿cómo pensáis evacuar a tanta gente? -preguntó Kerpymon.

Koushirou explicó en que confiaba en el poder y la velocidad de los digimon para transportarlos.

El digimon ángel quedó pensativo y luego se levantó.

-No dudo de vuestra capacidad, incluso que esta chica y su digimon puedan ganar como máximo tres minutos -apoyándose en la silla donde estaba Aine sentada-. He visto su poder y es inmenso, pero tratándose de un ente como decís que es, ella sería incapaz de retenerlo por más tiempo.

-Ya he pensado en un motivo para ganar más tiempo y que a Homeostasis le interesará -dirigiéndose a todos con rostro serio-. Y es sobre su origen y también el de Yggdrasill.

-¿Has dicho su origen? -preguntó Iori con curiosidad.

-Sí. Pero ese es un tema que os hablaré más tarde -enfocándose ahora en el ángel-. Pero será una historia bastante larga que nos dará cinco minutos como mínimo.

-¿Pretendes entonces que en ocho minutos todos estos digimon transporte a millones de personas?

-¡Podemos hacerlo! -dijo Veidramon animado, seguido de Kawamon y Fireagumon.

-Disculpad -intervino ahora Ophanimon-. Aunque podáis hacerlo, el transporte de un lado a otro cargando personas, hará que quedéis fatigados, y no podáis defender vuestro mundo por si apareciera alguna amenaza.

-Insistimos en prestaros nuestra ayuda para garantizar la estabilidad de vuestro mundo -habló ahora Seraphimon.

-¡Tienen razón! -pronunció Takuya apareciendo junto a sus antiguos camaradas de aventuras-. Si tenéis que evacuar a tanta gente en tan poco tiempo, podríais abrir una puerta que comunique vuestro mundo con este y transportar a toda la gente restante en los Trailmon y que vengan a este mundo, hasta que todo se solucione.

Aquella idea había sido ya planteada entre los tres ángeles y comentado a Takuya y sus compañeros, por lo que no resultaba salida de la manga. Aunque Taichi y los demás fuesen tercos en no querer su ayuda, ante la posibilidad presentada por Kerpymon, no tenían más remedio que aceptar, si querían salvar su mundo.

-Ya nos habéis pedido ayuda una vez, ¿qué más da que os ayudemos de nuevo? -promulgó Kouji.

-Además, que esta vez no se trata de la vida de una persona, sino de todo un mundo -añadía Izumi, la mujer de Kouji-. ¿Vais a ser egoístas con la humanidad, cuando os rebajasteis al tratarse de vuestra propia hija? -comentó con cierta picardía.

Y mirándose unos a otros, donde la verdad era aquella, no les quedó más remedio que aceptar su ayuda.


En el hueco intermedio, una puerta tridimensional fue abierta. Debido a la poca visibilidad, la gente no pudo ver cómo unos raíles se habían formado en el suelo. Pero cuando varias locomotoras entraron rápidas, la gente se asustó mucho, pensando en que el enemigo había empezado a atacarles.

Yuuta y sus amigos les pidieron la calma, y les informaron que en cuanto los trenes se detuvieran, que se montaran de inmediato sobre ellos.

Los hijos de los elegidos, ayudaron a las personas a que se montasen más rápido.

-Completada mi sección -comunicó Yuuta.

-Completada mi sección -dijo Sei.

Y así fueron informando hasta que todos los civiles fueron transportados en aquellos trenes. Aquellos trenes eran en realidad trenes digimon que provenían del mundo digital gobernado por los tres grandes ángeles.

Aunque Taichi y los demás, no quisieran inmiscuirlos en sus problemas, habían tenido que aceptar su ayuda para que todas las personas pudieran ponerse a salvo.

Por eso, les había pedido el uso de aquellos trenes digitales para transportar a las personas, y conseguir tiempo antes de que Homeostasis iniciara el ataque.

En aquel plan, Aine y Amaterasumon jugaban la pieza más importante, ya que ellas eran las encargadas de ganar tiempo.

Todos habían realizado sendos simulacros para conseguir la evacuación de todos los civiles en el menor tiempo posible.

Mientras Kazumi iba recibiendo los comunicados de sus amigos en tierra, escuchaba también como en distintas partes del mundo, los "elegidos" como ellos a proteger a su país, le informaban de la evacuación exitosa de los civiles.

Con cada evacuación terminada, se formaba un punto en el mapa que tenía en una pestañita aparte en la portátil de Kazumi. Aquellos puntos iban creciendo a pasos gigantescos. Todo gracias a aquellos trenes digitales que habían aparecido por todas las partes del mundo.

Cuando todos los trenes estuvieron completos y todos los civiles en su interior, arrancaron todos a la vez. Los hijos de los elegidos siendo cargados por sus propios digimon, les seguían a los trenes, al tiempo que comprobaban que no quedaba nadie en tierra.

Isaki y Takeshi al estar cerca de la compuerta de los búnkeres, vieron como los trenes digitales se bifurcaban en los raíles de tren que estaban dibujados en el suelo y que se dirigían hacia los interiores de los búnkeres. Sin embargo, se abrió una nueva puerta tridimensional que tragó a todos los Trailmon con sus pasajeros, llevándolos al Mundo Digimon gobernado por los tres grandes ángeles. En aquel otro mundo digital, contaban con la ayuda de Takuya, los diez guerreros legendarios y los hijos de estos, para que la gente estuviera en paz.

-Completada la fase Trailmon. Procediendo a cerrar las compuertas -decía Isaki, llegando a una de ellas.

Archipiddowomon se fue a la de al lado, mientras que Takeshi y Archpiddomon hacía lo mismo que sus hermanos. Los siguientes que llegaron, imitaron a ambos hermanos para cerrar cuanto antes las compuertas y dejarlos seguros.

-Búnker número uno, cerrado.

A través de esa seña, Kazumi debía ejecutar en su portátil, una activación especial para que no se pudiera abrir desde fuera. Sin embargo, como en cada búnker había alguien de los suyos, ellos tenían la combinación secreta para poder abrirla en caso de necesidad.

Con una multitud de información, Kazumi no podía desconcentrarse con lo que sucediera en el exterior. Por eso que junto a ella, no solo tenía a Hachimon a su lado para protegerla. Y como el digimon de Aki era de tipo defensivo, a él le había tocado quedarse a su lado para protegerla. Con Tsukiyomimon y Elpidamon junto a ella, Kazumi podía concentrarse con calma, y escuchar cuando sus amigos le informaban de qué búnker había sido cerrado, para así activar la combinación especial.

Seis minutos habían pasado desde la aparición de Homeostasis, y todo se había completado con éxito, tanto en Tokyo como en todas partes del mundo.

Ahora, sólo quedaba el trabajo más duro e importante.


Marzo del 2032

Recogiendo sus cosas, Izumi no dejaba de echar sendas miradas a aquella aula.

Se había graduado de la koukou, y el mes que viene empezaría el nuevo curso en la universidad privada femenina de Tokyo.

Estaría separada de muchos de sus amigos, pero al menos contaba con el apoyo de Tentoytomon.

La digimon, trataba de ayudarla en lo que pudiera a recoger todos los retales que habían quedado a pleno hacer por su compañera. Prendas que la chica tenía la intención de terminar en casa o en su tiempo libre.

Si hace tres años le hubieran dicho que tenía muy claro lo que quería ser, no se lo habría creído.

Ella, siempre había estado insegura de sí misma, y sobre todo de ese conocimiento que tendría que haber heredado. Nunca había sido muy espabilada, y le deprimía dejar muy mal a su padre. Además, había otra cosa que la molestaba mucho.

Cuando había tenido quince años, cuando se supone que uno ya tiene una meta que quiere alcanzar, ella todavía no lo tenía nada claro. Al contrario que su hermana pequeña, que tenía en mente lo que quería hacer. La envidiaba tanto, que resultaba muy curioso que ella, como la mayor, fuese la que debería tener las cosas claras y heredar la voluntad de su padre. Así siempre había sido en muchas historias.

Suspirando, se tomó un pequeño descanso al sentarse en el taburete.

No quería marcharse de aquel lugar.

Un lugar que estaba lleno de máquinas de coser, patrones y todo lo derivado de la costura.

Sacó una libreta que casi siempre llevaba encima. Al abrir las páginas, se divisaba en las hojas pares había un tipo de letra que no se parecía en nada, a la bonita y redondeada que estaba en las hojas impares. En cada una de esas páginas, siempre estaba la fecha de cuándo se había escrito.

Un diario conjunto es lo que era esa libreta. El diario de Sei y suyo.

Con una sonrisa nostálgica, recordó la primera vez en que había recibido la primera libreta. Pues con el paso de los años, había perdido la cuenta de cuántas libretas/diarios llevaban. Aunque todos habían sido guardados.

Tras lo sucedido con Yggdrasill en septiembre de aquel año, el primer día de clase, tras las vacaciones de verano, Seiichirou había acudido a su clase para entregarle una libreta.

-Cuando tengas tiempo, léelo y me respondes.

Izumi sin comprender nada, había tenido que aguantar como sus compañeras le habían preguntado maravilladas desde cuando era tan amiga del hermano mayor de Momoko. Ya que, después de Yuuta, Kido Seiichirou era el chico más popular del instituto.

Pudiéndose librar, de alguna manera, del interés de sus amigas, Izumi había sentido algo de miedo y vergüenza, antes de abrir la libreta.

Pues, no sabía si era su impresión, pero parecía que a Sei le interesaba. No es que no quisiera corresponderlo, pero le parecía ilógico que le gustase. Y teniendo en cuenta, el historial que rodeaba a los hermanos Kido/Tachikawa, había pensado que se estaba burlando de ella. Y como no habían hablado desde que habían vuelto de aquel otero mundo, reconoció que le estaba gastando una broma.

Pero al abrir la libreta, se encontró con la primera hoja en blanco. Sin comprender nada, había pasado la hoja, y en la segunda hoja, estaba puesta la fecha de cuando lo había escrito y un mensaje de parte de él.

En aquellas palabras, le explicaba la intención con aquella libreta.

"Querida, Izumi.

Estamos en una era digital, donde la comunicación se mantiene a través de diversas aplicaciones, obteniendo una respuesta inmediata al momento.

Algo muy cómodo, no lo niego. Pero mantener una conversación de ese tipo, en vez de la comunicación verbal, me parece algo frío. Porque nos hemos acostumbrado a comunicarnos simple y llanamente.

Pero para poder expresar algo, no se puede decir en pocas palabras.

Por eso, quisiera que intercambiáramos este cuaderno, para poder expresar nuestras inquietudes, nuestros anhelos y el poder conocernos mejor.

Puedo imaginar como a veces, es muy difícil explicarlo cara a cara. Por eso, a través de este cuaderno, podemos expresar todo lo que nos preocupe.

¿Por qué a través de algo tan anticuado, en vez de hacerlo a través de mensajes?

Por la sencilla razón, de que me pareció que te sería muy bonito el hecho de que estuviera escrita tu respuesta en la siguiente hoja, como si juntos, formásemos una historia. Nuestra historia.

Dentro de poco, me graduaré y no podremos vernos como ahora. Por eso, antes de que yo me gradúe, quisiera mantener el contacto contigo, a través de este diario.

Y cuando tú te sientas preparada, o cuando pueda alcanzar tu corazón, me gustaría que me lo hicieras saber.

Me gustas mucho, y ese sentimiento siempre estará en mi corazón.

Sei"

No dudaba que si otras fueran las circunstancias, le habría parecido algo hermoso, compartir una especie de diario íntimo. Pero, Izumi seguía sin creer que Sei fuera en serio con ella. Así que, al día siguiente, se lo había devuelto sin haberle escrito nada. Pero varios días después, Sei le había vuelto entregar la misma libreta. Él había escrito en la siguiente página con su fecha incluida, sobre cómo comprendía sus sentimientos y que no había nada de burla en sus palabras. De hecho, le había aclarado cómo entendía que de la noche a la mañana, le empezase a interesar. Y sin embargo, no había añadido nada más sobre ese tema y empezado a hablar sobre el estrés que tenía por los exámenes de acceso. Todo aquello sentimientos íntimos y privados, que si cualquiera los leyera, se burlarían del muchacho. Aún así, siguió devolviéndole la libreta sin contestarle, aunque leyéndolo por la curiosidad que había heredado de su padre. Pero él, continuaba escribiendo en las siguientes páginas, como si estuviera escribiendo su propio diario. Todo para que ella le conociera en profundidad.

Observando cómo se agobiaba y estresaba, Izumi se había percatado de que lo escrito en la libreta, eran sus verdaderos sentimientos internos. Quería compartirlos con ella, porque, debido a la imagen que había creado, no podía permitirse que su padre o Bolamon, lo vieran cómo realmente era.

Así que tras cinco veces en que le devolvía la libreta en blanco, comenzó a responderle, aunque con cierta precaución. Su primer mensaje, era de ánimo y apoyo y que no se estresara. No habló de sí mismo, aún por desconfianza. Y al día siguiente, tras habérsela devuelto, él se la había entregado con una sonrisa amplia y un ligero carmín en sus mejillas.

Izumi al pasar la página de dónde había escrito, se encontró con toda una carilla escrita, donde la emoción del muchacho se apreciaba en cada palabra.

Se había sentido muy feliz de que le contestara, y las ganas de esforzarse más que nunca en el estudio.

Izumi había sonreído involuntariamente, cómo Sei había escrito como un niño pequeño en su día de Navidad.

Desde entonces, ella había comenzado a responderle, pero sin hablar de ella misma. sólo mensajes de ánimo y de apoyo. Hasta que al final y con las palabras escritas de Sei, donde también la apoyaba y la animaba, había comenzado a hablar de sí misma y de sus temores, de no saber qué hacer con su vida.

En respuesta, él le había dicho que le encantaría que estudiase medicina, para así pasar más tiempo juntos.

"Pero sé que eso no es lo tuyo. Busca algo que te agrade mucho, todavía tienes tiempo para encontrarlo. Y aunque no lo encuentres, y eso te haga sentir muy desgraciada, llámame que iré volando a verte para consolarte. Siempre estaré a tu lado."

Aunque en lo que Sei escribía, hablaba sobre sí mismo y su ánimo para ella, nunca había vuelto a mencionar sobre que le gustaba o que seguía enamorado de ella. seguro que para no atosigarla. Además, en su primer mensaje lo había dejado bien claro. "Cuando hubiera alcanzado su corazón, házmelo saber."

Le parecía demasiado romántico aquello.

Y como habían salido un par de veces para estudiar, podía interactuar con él, además, de a través del diario.

Dos años después, ella había aceptado sus sentimientos y empezado a salir con él.

Se veían y salían juntos como cualquier pareja normal. Pero continuaban intercambiándose el diario, donde a través de él, expresaban esos temores que tanto costaba decir en palabras.

Como había sido su caso de todavía no saber qué quería hacer.

Pero Sei le había dado la idea, tras una bufanda que ella le había regalado a Bolamon por Navidad.

-Está muy bonita y Bolamon está muy encantado con ella. Seguro que Ralmon sentirá envidia en cuanto lo vea.

-Podría hacerle una bufanda a ella también. Me encanta hacer cosas para los digimon.

-Pues si te encanta, ¿qué te parece convertirte en diseñadora de ropa para digimon?

-¿Qué dices? -comentó ella colorada-. Si no es más que un hobby.

-Pero sé que a muchos digimon les encanta ir vestidos con ropa humana. Ya ves a la digimon de mi madre -comentaba divertido-. Y que yo sepa, todavía no hay nadie que confeccione ropa para digimon.

-Pero, yo solo confecciono pequeñas cosas...

-Con pequeñas cosas es con lo que se comienza. Al menos, inténtalo. Pienso, que esto va más contigo que cualquier otra cosa.

Y así, instado por Sei, se había apuntado a costura en la koukou y empezado a fabricar ropa para digimon.

Al principio, le agobiaba estar horas y horas delante de una máquina y la presión de tener que terminar algo para cierta fecha, y a punto de dejarlo, comprendió, a través de su madre, cómo todo en la vida, por mucho que te guste, puede agobiarte. Sólo se necesita descansar y no abandonarlo. Dejar algo que te gusta, es lo mismo que rendirse y condenarse al fracaso. Porque siempre estaría dejando las cosas, porque no es lo suyo.

-Existen trabajos muy duros en esta vida, por eso que tenemos que afrontar todo lo que se nos venga. La vida es tan dura, que si queremos continuar con nuestros sueños, tendremos que esforzarnos y no rendirnos.

Le había dicho su madre en una ocasión.

Y dio gracias a sus sabios consejos, porque había continuado y viendo los rostros felices de los digimon, al usar su ropa, la satisfacía y la emocionaba a continuar.

No existía mayor recompensa para un trabajo que te había roto la cabeza, que el ver la satisfacción de tu trabajo en sus consumidores. Eso hacia que todo lo hecho, valiera la pena.

-Izumi, esto, ya está -le comentó Tentoytomon cerrando la caja.

Izumi se sobresaltó.

Había estado tan ensimismada en sus recuerdos, que se le había ido el tiempo.

No podía quedarse mucho. De lo contrario, el conserje le daría un buen rapapolvo. Guardando la libreta en su bolso, la chica, con la ayuda de Tentoytomon acabó por guardar el resto de las cosas.

-Ya hemos terminado -comentó con cierta pena.

Había terminado de recoger y al mismo tiempo, tendría que dejar atrás una etapa en su vida, para enfocarse en una nueva.

Echando un último vistazo al aula de costura, suspiró.

Era hora de decir adiós a aquella etapa y dirigirse al futuro que ella había decidido. Todavía sentía dudas sobre lo que pudiera suceder, pero aunque fracasase, sabía que a su lado estaba Tentoytomon, su familia y Sei.


Con Homeostasis habiendo sido tragado por una puerta tridimensional, Alphamon y Jesmon lucieron muy furiosos.

-¡¿Qué habéis hecho? -rugió Jesmon con sus fantasmas de fuego inflamándose de rabia.

-Sólo hemos enviado a Homeostasis junto a nuestros padres para que le venzan.

-¡Insensatos! -pronunció Alphamon con su lanza golpeándola contra el suelo.

Un ligero temblor de tierra sacudió el lugar, y aunque eso debería haber causado destrozos, no ocasionó ningún daño material, salvo el que había hecho él en el suelo.

Otra de las ideas que se le había ocurrido a Koushirou, era la de implantar pequeños aparatos que pudieran proteger, mediante una barrera invisible, las casas y edificios de todos, así como los patrimonios culturales y todo lo que fuera histórico.

Gracias a Michael que estaba forrado de dinero, y con sus conexiones, había tenido los fondos suficientes para proponérselo a los laboratorios técnicos y que estos lo llevasen a cabo, con el informe de sus investigaciones. Luego, sólo habían tenido que ir colocándolo en sitios que pasasen desapercibidos, para que llegado el momento, pudieran activarse, gracias a un programa instalado en la portátil de Kazumi.

A la pequeña pelirroja se le había encargado tanta responsabilidad, que ella misma se había sentido segura de poder hacerlo. Todo lo contrario a Izumi, que temía meter la pata que hacer algo, que le venía muy grande.

Aún así, estar en primera línea de fuego, también le venía grande. Pero no quedaba más remedio que luchar.

-Vamos, chicos. Demostrémosles a esos dos estúpidos el poder que hemos conseguido en estos dos años -gritó Aine, como si tomase el liderazgo en aquel momento.

Dividiéndose en dos grupos, unos se enfrentaron a Alphamon; mientras que otros a Jesmon.

.

A lo lejos, Aki había dejado de observar cómo sus hermanos y el resto peleaban contra aquellos grandes digimon. Kazumi, tras haber completado todas las indicaciones de su padre, se había encontrado con un agotamiento mental, del cual, al haberse quitado esa presión de golpe, había caído para atrás.

Hachimon, al verla, la había cogido, antes de que se diera contra el suelo.

-Estoy bien -pronunció ella, viendo la preocupación en cara de su amigo-. Es solo que…

-Ha sido un duro muy trabajo para una niña de tu edad, pero has mantenido la serenidad. Es lógico que hayas sentido un bajón, tras haberse completado todo con éxito -decía Elpidamon que ya volvía a ser el digimon adulto de siempre. Estirando su mano, le ofreció un poco de su luz para que la niña se sintiera mejor-. Pero esto todavía no ha terminado, y necesitaremos toda la ayuda posible.

Kazumi se sentó, sintiéndose mejor gracias a aquella luz. Aunque su corazón todavía bombardeaba con fuerza. Tenía que relajarse. Cerró los ojos e inspiró y respiró profundamente.

-¡My Honey!

Y todo sentimiento de relax se esfumó al escucharse la voz de Satoshi.

-¿Qué demonios estáis haciendo aquí? -le preguntó Hachimon, viendo como Satoshi era traído en vuelo por Lordknightmon.

-No se supone que deberíais estar protegiendo Miami de los posibles ataques -comentó Tsukiyomimon.

-¿Y dejar a "My Honey" en este peligro? ¡Ni de coña! -clamó Satoshi.

En aquellos dos años que habían pasado, Satoshi había crecido muchísimo. Era casi igual de alto que Aki, y eso que él estaba por encima del promedio en altura en comparación con los niños de su edad.

Sus cabellos seguían siendo el de media melena, aunque ahora lo llevaba atado en una pequeña coleta con unos cuantos mechones cayéndoles a los lados.

-Le hemos pedido a Benjamin que nos abriera una puerta que conectase Miami con Tokyo -comunicó Lordknightmon- y poder luchar hermosamente contra esos digimon.

-¡Pues vete a ayudar a tus hermanos y déjame en paz! -explotó Kazumi.

En los dos años que habían pasado, aquel niño no paraba de enviarle mensajes ridículos, que ella jamás contestaba.

-Iré y entonces, verás lo maravilloso que soy para que te enamores de mí -le dijo él en un guiño pícaro y volviendo a montar sobre Lordknightmon.

Ambos se dirigieron hacia el lugar de batalla, dejando a Kazumi con ganas de querer matarlo ella misma.

Elpidamon y el fantasma de Wizardmon habían observado aquello, sin saber como reaccionar. Si los viesen, todos se reirían de la cara estúpida que se les había quedado.

-Parece que ese chico está muy enamorado de ti -fue lo único que pudo decir Elpidamon.

-¡Pero yo de él, no!

A través del pinganillo, Kazumi pudo escuchar cómo Isaki le hablaba para saber si la voz que había escuchado era la de Satoshi.

-Eso es, Isakiniisan -contestó Aki con una gota resbalándole sobre la sien-. Ahora mismo él se dirige hacia vosotros para ayudaros.

.

-¡¿Es que ese chaval no es capaz de seguir las instrucciones de nuestros padres?! -murmuraba Toji con rabia, viendo cómo Tennougreymon esquivaba con gran soltura el ataque de Alphamon.

En aquellas dos batallas, y según establecido por Koushirou, se encontraban por un lado: los digimon de Yuuta, Nat, Sanae, Toji, Isaki, Takeshi y Misato contra Alphamon; mientras que en el otro estaban: los digimon de Aine, Minami, Osamu, Izumi, Sei, Momoko y Shin contra Jesmon.

Los digimon llevaban demasiada ventaja contra los dos grandes digimon, donde el trabajo en equipo era fundamental en aquella batalla.

Incluso con la llegada de Satoshi y Lordknightmon que se unió al grupo de sus hermanos, no hizo que la situación se desbaratara. Habían entrenado muy duro para enfrentarse a esa situación, así como sus padres a hacer todo lo posible para que los humanos y los digimon estuvieran a salvo.


Abril del 2027

Se decía que el chocolate de Suiza era el más rico del mundo. Yamato y Koushirou no podían afirmarlo con toda seguridad. Pues no habían ido por todo el mundo, probando todos los chocolates de todos los países. Además, Yamato no era muy amigo del chocolate. Sólo aceptaba el de su esposa, y se negaba a probar ese chocolate en el que Gabumon no hacía más que repetirle que estaba más rico que el de Sora y lo probase. Por puro orgullo, Yamato lo negaba. No quería probar algo que estuviera por encima de lo que su esposa realizaba.

Koushirou por su parte, también tenía su propio orgullo al no probar algo dulce. Su mujer era pastelera, y aunque al principio, el dulce le recordaba a Mimi, con el tiempo, fue apreciando aquellos pasteles y tartas que su esposa realizaba. Aunque sus favoritos seguían siendo siempre los de té verde. Por eso, que también no quería probar algo que superase lo que su esposa hacía. Él tomaba un café, aunque le hubiera gustado tomar su té verde. Pero el té verde que ofrecían allí no se parecía en nada al té verde japonés.

Tenía que contentarse con la cafeína mientras trabajaba con la portátil.

Yamato se entretenía observando a través de la ventana de la habitación el paisaje de Ginebra. Le resultaba curioso como en un país donde se encontraba la sede de la OMS, pudiera visualizarse un paisaje de montaña a lo lejos sobre las grandes extensiones verdes donde se separaba la zona fronteriza entre Ginebra y Francia y el lago Leman que separaba que rodeaba en forma de uve el lugar donde todos los países de la OMS se reunían.

Aquel paisaje era tan relajante, que podía desconectar del constante tecleo de Koushirou o de los sonidos que hacían los dos digimon al beber y comer. Incluso, no sentía el dolor que le producía el implante que tenía en el brazo. Llevaba apenas unas semanas con él. Y seguía sin acostumbrarse. Por no hablar del dolor que sentía en los días fríos.

Pero en cambio, en aquel lugar, no sentía nada de nada. Era como si Ginebra ejerciese algo especial que calmaba a sus turistas.

El sonido de la puerta abriéndose y cerrando con brusquedad, rompió todo ese buen ambiente.

A grandes zancadas, Taichi entraba en la suite que compartía con sus dos amigos con un rostro que echaba fuego. Se desanudaba la corbata como si sintiera que se la estuvieran apretando con ganas.

-Por la cara que traes, parece que no ha ido todo bien -expresó Koushirou.

Agumon que no estaba tan enfadado como Taichi, fue corriendo a la mesita donde estaba todo lo que era comestible. Taichi se dejó caer sobre el tercer sofá con cara de hastío.

-¡Fue todo, una mierda! -expresó con rabia.

-¿Rechazaron la propuesto de creación de bunkers en las ciudades más importantes? -preguntó Yamato sin creerse que los embajadores de los distintos países fueran tan estúpidos como para rechazar una propuesta que implicaba una guerra digicivil- ¿Es que no les contaste que nos secuestraron y que Homeostasis amenazó con declararnos la guerra a los humanos si ellos seguían abusando de sus digimon?

-¡Por supuesto que sí! ¡Les conté punto por punto cómo fuimos secuestrados por la avaricia de ciertos humanos al usar a sus digimon! ¡Les conté como por culpa de eso, tú casi mueres! ¡También les conté como usaron a nuestros hijos para pagar el sufrimiento de esos digimon! ¡Y también les conté la masacre que hubo en el Mundo Digimon! ¡La última amenaza de Homeostasis con declararnos la guerra! ¡Hasta ahí, todos estuvieron de acuerdo en que deberían crear una especie de sección en el FBI, la CIA y el MI6 para llevar a cabo una investigación sobre el asunto! ¡Pero han tenido la cara de rechazar la creación de bunkers por culpa del puto dinero! -dejando escapar todo el aire contenido-. ¡Dicen que sin dinero no se puede crear los bunkers! ¡¿Entonces, cómo coño podemos poner a nuestras familias y al resto de humanos que estén indefensos?! ¡Hasta tuve que recordarles lo que pasó en el 99 y en el 2015! Pero ellos, erre que erre que los gobiernos no tenían el presupuesto suficiente para la creación de bunkers -volviendo a soltar el aire contenido.

-Pues estamos en un gran problema -comentó Koushirou, observando ciertos detalles que había en su portátil-. He recibido mensajes de personas que sospechan de otros sobre el maltrato al digimon. Les he pedido que me envíen pruebas, y las fotos que he recibido no son muy bonitas.

Los tres digimon dejaron de comer para ver a sus respectivos compañeros humanos.

-Y seguramente, habrán más personas que abusen de los digimon. Será cuestión de tiempo que Homeostasis nos declare la guerra.

-Pero podremos vencerle -aseguró Gabumon-. Si luchamos juntos como sucedió durante la batalla contra Yggdrasill, si unimos otra vez nuestras fuerzas, venceremos también a Homeostasis.

-El problema está en que la guerra se desarrollaría, seguramente en el mundo humano. Quién sabe la de represalias que pueda recrear a esos humanos o a vosotros -comentaba Koushirou.

-¿Qué significa eso? -preguntaba Agumon sin entender.

-Significa que Homeostasis no perdonará a los digimon que decidan seguir del lado de su compañero humano -contestaba Taichi.

-Muchos de esos digimon no tienen la experiencia y la capacidad para digievolucionar como vosotros. Serán sacrificados, porque somos pocos para poder defender a todos.

-Por eso estaba la sugerencia de crear un bunker, ¿no? -dijo Tentomon entendiendo el motivo. Recordó como la compañera de Keiko todavía estaba en la etapa seichouki, por lo que ella sería una de las posibles víctimas de Homeostasis. Pensar que después le seguiría Keiko, en consecuencia Koushirou y las niñas quedarían devastadas- ¿Y no hay alguna otra alternativa?

-Si juntáramos nuestro dinero, podríamos crear uno para nuestras familias. Pero necesitaríamos el permiso del Primer Ministro japonés. Además, sería algo injusto para el resto de las personas.

-Me sabría mal tener que dejarles de lado -argumentaba Taichi con ganas de beberse algo fuerte para quitar ese problema que le comía la cabeza.

-Por no hablar del peligro que correrían nuestras familias si viesen que ellos están a salvo. Se crearía el caos -continuó Yamato, donde la realidad lo golpeaba con tanto dolor como el implante que tenía en el brazo.

-¡Hay que pensar en algo y rápido! -decretó Taichi sin poder aceptar lo dicho en la embajada. Golpeó su puño con la palma de la mano, a modo de determinación en querer salvar a todo el mundo del peligro de Homeostasis.

Estuvieron no sé cuánto tiempo pensando una solución al problema.

Taichi se encontraba daba vueltas de un lado para otro. A cualquiera pondría nervioso aquello, pero parece que ni Yamato que se encontraba pensativo y Koushirou concentrado en lo que tecleaba les molestaba.

Los tres digimon aunque les hubiera gustado participar con alguna opinión, no tenían idea de nada. Mucho menos Agumon que estaba más interesado en devorar la comida que allí había que en solucionar el problema. Contrastaba con mucho descaro verlo comer con su traje de chaqueta, camisa y corbata. Gabumon a veces lo miraba de reojo impresionado por eso.

Justo entonces, la portátil de Koushirou pitó.

-¿Una videollamada? ¿De quién? -había preguntado Taichi al acercarse curioso.

El pelirrojo le dio al botón para atender a la videollamada. En pantalla grande se vio la cara emocionada de Miyako saludándolos en español y hablándoles en ese idioma. Cuando había sido joven había estado un tiempo en España, y a pesar del tiempo, la mujer no había perdido su uso.

-¿Cómo estáis? ¿Qué tal en Ginebra? ¡Acordaros de traernos chocolate de recuerdo! ¡Me muero por probar el verdadero chocolate suizo!

Los tres hombres observaban la pantalla con gran asombro. De todos los allí presentes, sólo Taichi (e incluso Agumon) no entendía ni papa. ¿Por qué la mujer se ponía a hablar en español? ¿Por qué les hacía una videollamada como si el viaje que estaban haciendo fuera por turismo, en vez de por algo más importante?

-Miyako, en Ginebra no se habla español -escucharon la voz de Ken al otro lado. Y entonces, pudieron verlo de soslayo. Tenía una cara de disculpa hacia sus amigos por la efusividad de su mujer.

Sabía que ella quería impresionarlos con el otro idioma que dominaba perfectamente, pero el tiro se le había por la culata cuando le había contado que en Ginebra lo que más hablaban era el francés y algo de alemán también.

Los tres hombres junto a Tentomon y Gabumon (Agumon seguía comiendo) vieron como Miyako se quejaba avergonzada por no habérselo dicho y haber quedado fatal.

-Y yo que quería estar en la misma onda que ellos -se lamentaba a continuación ya en el idioma natal.

-Esto… ¿Habéis llamado por algo especial o sólo para pedirnos chocolate? -preguntaba Taichi.

Entonces, la pareja Ichijouji se puso seria. De fondo escucharon cómo Ryu lloraba. Les sorprendía cómo ni Miyako ni Ken se encargaban del más pequeño. Pero tras escuchar cómo Minami le pedía desesperada a Penguinmon que le trajera un pañal y a su hermano ayuda con su hermano, comprendieron que les habían dejado esa responsabilidad a sus dos hijos, para que ellos pudieran hablar con ellos. Dada su expresión parecía que era algo relacionado con Homeostasis. Pudieron ver como Hawkmon y Woormon se unían a la pantalla para que los vieran. Sin embargo, era Miyako la única que estaba más cómoda al estar sentada frente a la pantalla.

-¿Qué tal ha ido la reunión? -preguntó la mujer directa.

Taichi le respondió con furia como todo había sido una mierda. Les contó lo que había pasado y la desesperación que mantenían ellos sobre qué hacer para proteger a la humanidad.

Miyako se había quedado con cara de asombro, pero ese asombro fue dirigido hacia Ken al decirle.

-¡Tenías razón! ¡Ha sucedido cómo dijiste!

-¿Qué quieres decir? -preguntó ahora Koushirou observando a Ken, donde no se mostraba impresionado por la decisión de aquellos políticos.

Ken les explicó como había hablado con algunos antiguos colegas ahora jubilados sobre el problema. Les había pedido consejo sobre cómo dirigir a los civiles en caso de caos.

Es muy fácil decir que la gente se refugie en un búnker, pero cuando hay bolas de fuego por medio y digimon creando el pánico, el sentido humano no razona con lógica. En ocasiones, el shock les hace quedarse paralizados sin saber que tenían dos piernas para andar y correr. En otras, lo único que buscan es correr en dirección opuesta a dónde esté el peligro y no hacer caso a las indicaciones de los agentes de seguridad.

Sólo los que habían estado hace mucho tiempo viviendo la guerra, poseían la experiencia para saber cómo actuar ante semejante situación.

Sin embargo, Ken había descubierto algo más preocupante. Todos los antiguos oficiales coincidían en que por mucho de que se podría correr peligro en cualquier momento, nadie accedería a la creación de búnkeres. La razón era muy simple. No querían malgastar una economía de algo que no estaba sucediendo.

Todos habían dicho lo mismo.

.

-Todas las medidas de seguridad se realizan cuando ya es demasiado tarde y se ha perdido muchas vidas.

.

-También añadieron que mientras se pudieran ahorrar de sus bolsillos, que no se iban a costear algo que no saben cuándo pasará.

Taichi explotó lleno de rabia por cómo a toda esa gentuza les movía la avaricia.

-En otras palabras, se espabilan cuando estamos en una situación lamentable -decía Yamato con pesadez.

Ahora más que nunca, Taichi y sus amigos se encontraban sin saber qué hacer. ellos podrían poner a salvo a sus familias. Pero actuar de forma egoísta era impensable. El resto de los civiles no tenía la culpa de cómo funcionaba el mundo de la política.

-Como imaginábamos eso, nos hemos puesto en contacto con vosotros -hablaba ahora Woormon.

-A Miyakosan se le ha ocurrido una idea que podía funcionar -decía Hawkmon orgulloso de su compañera.

Taichi y los demás pusieron especial atención al plan de Miyako. Observaron como trabajaba con su viejo ordenador como en los viejos tiempos, donde Miyako era la que más entendía del mundo de la informática.

-Se me ha ocurrido que si esa gente no quiere crear búnkeres para no gastar su codicioso dinero, podríamos hacerlos nosotros con nuestro propio capital.

"Por supuesto, soy consciente de que uniendo todo lo que tenemos, sólo podríamos crear un búnker para Tokyo."

-Siempre que esté dentro de alguna de nuestras propiedades, sólo con pedir un permiso para su construcción sería factible -apoyó Ken.

-Para el resto del mundo, me he puesto en contacto previamente con todos nuestros amigos del resto del mundo -seguía tecleando Miyako sin cesar, hasta que teniendo todo lo que quería, sonrió con satisfacción. Le dio a una tecla del ordenador de sobremesa con mucha ilusión. En una esquina de la portátil de Koushirou aparecieron numerosos cuadritos con las caras conocidas de muchas personas. Estaba Mimi, Mina, Chichos, Benjamin, Catherine y muchos más compañeros humanos con digimon que habían conocido hace años. Aunque representaban muchos cambios por la edad, algunos eran tan reconocibles que el estar todos reunidos, aunque fuera virtualmente, producía una sensación de ilusión. A su lado estaban sus compañeros digimon, saludando felizmente. Era una comunicación a nivel internacional donde muchos hablaban distintos idiomas, por lo que si no se era un experto en idiomas como Taichi, no se podría entender nada.

Afortunadamente, Koushirou poseía un programa capaz de traducir online y al mismo tiempo que uno hablaba. Activándolo de inmediato, fue escuchando el plan de Miyako.

La idea es que al igual que ellos en Tokyo, el resto de digielegidos de todo el mundo creen el búnker con su propio dinero. Además, varios de ellos, tenían contactos importantes con las grandes esferas.

-También considero que publicitemos que los digimon no son seres que debemos maltratar, y avisar de que las medidas que se tomarán con aquellos serán muy duras.

-Ya he hablado con mis superiores sobre ello, y mañana mismo lo anunciarán por los medios de comunicación como una ley que estará penalizada -hablaba Ken.

-Mickey y yo podemos crear un slogan bastante cool para impedir al maltrato a los digimon -dijo Mimi. A su lado se encontraba su marido y sus dos digimon.

-Si la gente se conciencia con eso, no tendríamos que correr peligro con Homeostasis -habló Palmon.

-También considero que se debería avisar a la población sobre las consecuencias que sucederían si el maltrato a los digimon continúa -hablaba Mina, la digielegida que pertenece a la India.

-Pero eso haría cundir el pánico -opinó Koushirou.

-Es posible. Pero todos debemos estar conscientes de que esa tontería puede significar la muerte de todo el mundo -comentó Alexei, el digielegido de Rusia.

-¡Y debemos manifestarnos para que la ley contra el acoso contra los digimon sea aplicable en todo el mundo! -decía Chichos enérgica.

-No creo que sea necesario manifestarse -hablaba Catherine, la elegida de Francia con una sonrisa nerviosa.

-Tiene razón. Primero debemos hablar con los gobiernos respectivos. Soy muy amigo del presidente de Estados Unidos -hablaba Michael-. Seguro que si se lo pido, no se tardará nada en que se crea dicha ley.

-Si Estados Unidos y Japón la ponen en marcha, será cuestión de tiempo que el resto de los Gobiernos les imite -opinaba Taichi.

-Y en cuanto a la creación de búnkeres -proseguía Michael-. Nosotros podremos hacer las donaciones necesarias a quiénes lo necesiten. Si la gente se entera que nosotros participamos en el proyecto, será cuestión de tiempo que los grandes también lo hagan.

-Ya entiendo. Si alguien famoso y popular hace algo que llama la atención, el resto, acabará imitándolo para no quedar atrás -comentaba Yamato.

-Y no solo es eso, el comisario jefe me ha dicho que creará una unidad especial para la investigación de atentados contra los digimon.

-¡HAN PUESTO A KEN AL MANDO! -clamaron Miyako y Woormon emocionados.

Ken se sentía bastante cohibido por las felicitaciones por parte de su esposa y su digimon en público.

-¡ENHORABUENA! -felicitaba Mimi con alegría. Entonces, se le vino una idea a la mente-. Oye cari, ¿y si le proponemos al presi lo mismo?

Taichi y el resto estaban impactados de cómo Mimi hablaba con tanta confianza de uno de los hombres más poderosos del mundo, como si fueran colegas de todo el mundo.

-Creo que es una buena iniciativa -comentó Mina con una sonrisa nerviosa sin recuperarse de lo que había escuchado-. La pondremos en práctica aquí también.

Después de todo, Mina era la gobernadora general de su país. Como dirigente y primera digielegida de su país, tenía un enorme apoyo sobre su nación.

El resto de digielegidos también prometieron realizar lo que estuviera en sus manos para que se aprobara la ley y que se extinguiera el maltrato a los digimon. Sin embargo, como era imposible controlar a todo el mundo, eran conscientes de que tenían que seguir con el proyecto del búnker.

Taichi y los suyos al ver tanto apoyo, y como Miyako había decidido a investigar desde casa para ayudarlos, era un incentivo muy grande.

-¡Muy bien! Ahora que podemos ver algo de luz al final del túnel -comentaba Taichi motivado-, creo que será aconsejable que entrenemos a nuestros digimon. Nosotros también deberíamos fortalecernos con ellos para afianzar el vínculo entre humano y digimon.

Una propuesta más que aceptada. Y cuando Taichi le dijo a Agumon que cuando volvieran a casa para entrenar, se lo encontró todavía comiendo y con un señor barrigón por toda la comida que se había zampado.

Los cinco que estaban en el cuarto lo miraron con cara rara. Se suponía que Agumon era uno de los digimon más poderosos del grupo, pero ahora con ese barrigón…

-Agumon… -comenzó Taichi con un tono que indicaba amenaza-. A partir de mañana, te pondrás a dieta.


MUNDO BLANCO

En la dimensión donde se encontraban Taichi y sus amigos junto a los digimon, frente a Homeostasis, estos se encontraban satisfechos de cómo la primera parte del plan había sido todo un éxito. Ver la cara descompuesta de Homeostasis, de encontrase en un mundo desconocido y frente a él, como si lo estuvieran esperando a ellos, les daba la ventaja de aprovechar su confusión para atacarlo.

Wargreymon, Metalgarurumon, Imperialdramon, Seraphimon y Ophanimon lo habían hecho con sus ataques más poderosos, pero como era de esperarse, ni aún con su confusión, le habían hecho daño.

Aquel digimon, había abandonado su capa y mostrado su auténtica forma cómo había hecho Yggdrasill hacía dos años.

La verdadera forma de Homeostasis era la de un hombre viejo pero equipado con una armadura grisácea y una capa oscura que caía a su espalda. Su cono había desaparecido, viéndose una corona real, como si se creyera un guerrero real todopoderoso. De aquella corona salía una especie de luz azulada. Y una aureola dorada volaba sobre su cabeza. Sobre su capa había dos grandes alas doradas que llegaban hasta el suelo.

-¿Creéis que podréis vencerme? -anunció Homeostasis.

-¡Claro que sí! -vociferó Daisuke con confianza.

-¿Y creéis que pienso dejar que pierda el tiempo en este lugar, antes de masacrar vuestro mundo?

-¿Por qué no intentas entonces, salir de esta dimensión? -dijo Ken con provocación.

Homeostasis entrecerró el entrecejo e intentó salir de aquel mundo, pero había algo que no lo dejaba.

-Lo sentimos, pero en nuestro grupo tenemos un buen cerebro que ha sabido configurar este mundo para que no puedas escapar, hasta que te derrotemos -le dijo Taichi.

Homeostasis analizó a los doce digielegidos y a sus digimon, donde se veían firmes a derrotarlo. El hecho de que estuvieran todos con sus digimon en nivel kyuukyokutai, le indicaba que no pensaban usar a aquel digimon que había vencido a Yggdrasill. Seguro que tenían en cuenta, la limitación del tiempo, y que si fallaban, eso los pondría en riesgo.

Luego analizó el lugar.

Aparentemente, era una de las tantas dimensiones existentes. Podía sentir lo lejana que estaba el mundo real y su mundo digital. También podía sentir como las cuatro bestias sagradas y Huanglongmon estaban situados en diversos puntos con un batallón de digimon y de esos agentes molestos que apoyaban a los humanos. También sentía como el poder de Alphamon y Jesmon se iba debilitando. Seguro que por obra de los hijos de los allí presentes. No le extrañaría nada que los vencieran. Después de todo, todos sus digimon habían logrado el nivel kyuukyokutai. Y a los que él le había ofrecido la capacidad para llegar a ese nivel, habían llegado por su propia cuenta. Muchos de aquellos digimon eran de tipo sagrado, por no olvidarse de Elpidamon y de los otros tres digimon de los Digielegidos Especiales. Aunque la más peligrosa de aquellos tres, era Amaterasumon.

.

MUNDO HUMANO

La batalla contra Alphamon y Jesmon había llegado a su fin.

Tennougreymon y el resto habían acabado con ambos digimon, donde de ellos, solo quedaban sus digihuevos. Ellos podrían renacer, pero cuando lo hicieran, crecerían con otra mentalidad y no el estar pegados a las faldas de aquel repugnante ser que era Homeostasis.

Los hijos de los elegidos, celebraban felices la victoria.

Su misión había sido completada, y ya sólo quedaba que sus padres derrotaran a Homeostasis para que todo volviera a la normalidad.

A lo lejos, Aki celebraba junto a Kazumi y los digimon la victoria obtenida.

Se habían entrenado tan fuertemente, que les alegraba que aquello diera sus frutos.

Wizardmon los veía sin poder participar en aquella fiesta, pero se aliviaba de que los descendientes de Tailmon y sus amigos, estuvieran bien. Le daba igual, aunque no, cuando Elpidamon le hablaba y los demás, lo viesen como un loco. Pero como quería preservar su identidad, así como hacía Elpidamon, se conformaba con ser un fantasma amigo de Elpidamon y ayudarles en todo lo que estuviera en sus manos.

-¿Qué es esa luz de allá del fondo? -preguntó de repente Aki.

Todos dirigieron sus miradas hacia ese lugar, quedándose algo extrañados.

¿Serían sus padres que regresaban?

.

MUNDO BLANCO

Homeostasis sonrió y mirando con misterio a los elegidos y a sus digimon dijo.

-¿Creéis que por tenerme atado a este mundo, dais por sentado que todo irá bien en vuestro mundo?

La luz que emitía su corona real se amplificó de tal forma que acabó envolviendo a Homeostasis.

.

MUNDO HUMANO

Aine y sus amigos también veían aquel pilar de luz del fondo.

Al igual que Aki y Kazumi, habían pensado que se trataban de que sus padres habían derrotado a Homeostasis. Pero cuando varios pilares de luces fueron sucediéndose en distintas direcciones, algo les hacía pensar que no era eso.

Isaki se puso en contacto con Kazumi para preguntarle qué era aquella luz.

La niña ya se había puesto a investigarlo, pero entonces, quedó pálida al escuchar, como los informantes de los otros lugares, la avisaban de que en sus respectivos lugares se había formado otros pilares de luz.

.

MUNDO BLANCO

Que Homeostasis brillase de esa manera, no era nada bueno. Por eso que los digimon se habían lanzado contra él para detenerlo, pero fueron repelidos por aquella luz.

Cada uno de los elegidos corrió hacia su respectivo digimon, y entonces, vieron como Homeostasis había estirado las manos como si se creyera un Dios.

-¡Ahora, hijos míos que habéis abandonado a vuestros compañeros humanos para seguirme, digievolucionad y terminad con esa primitiva especie y con los digimon que los apoyan!

¿Habían escuchado bien?

¿Homeostasis planeaba digievolucionar a los digimon que habían decidido seguirle para que lucharan contra sus hijos?

No era descabellado imaginar que al menos serían unos cientos. Y si digievolucionaban al nivel kyuukyokutai, sus hijos no lo tendrían tan fácil como con Alphamon y Jesmon.

.

MUNDO HUMANO

Más de uno tenía que revisarse la vista ante lo que ellos habían aparecido tras aquella luz.

Derrotar a Alphamon y Jesmon había sido fácil, porque lo habían hecho juntos y en equipo, pero… ¿cómo derrotar a seis digimon demonios y que estaban en el nivel kyuukyokutai? Lo más tenebroso de todo, es que todos ellos, menos uno el único miembro femenino llamada Lilithmon, habían sido los enemigos con los que sus padres se habían enfrentado:

Piemon (Piedmon).

Belialvamdemon (Malomyotismon).

Diaboromon.

Demon.

Y Dragomon.


SIGUIENTE CAPÍTULO: Sinceridad e Inocencia (11 de diciembre)