NADA DE ESTO ME PERTENECE, LOS PERSONAJES SON DE DISNEY, SOLO ME DIVIERTO ESCRIBIENDO HISTORIAS

¡Hola a todos! ¿cómo se encuentran? pues lo prometido es deuda y aquí les traigo este capítulo rápido porque ya estaba listo jeje. Me siento muy contenta del buen recibimiento que tuvo esta historia, fueron más hits de los que esperaba. En este capítulo continuamos con Padmé en su viaje a Naboo, y veremos sus problemas familiares...

GRACIAS por sus comentarios, alertas, favoritos y hits c:

¡disfruten!


Parte II

Hace años…

Seguramente lo recuerdas, pero no lo quieres decir...—dijo Anakin con tono bromista.

Oh, está bien—susurró Padmé con tono coqueto, mirándolo de reojo—Se llamaba Palo, era guapo, con ojos lindos…

Está bien, está bien, ya entendí la imagen—replicó Anakin, intentando sonar neutral—¿Y qué fue de él?

Él decidió dedicarse al arte y yo a la política.

Mmm, sensato de su parte.

Realmente no te gustan los políticos, ¿verdad?

Uno, o dos—agregó viéndola a los ojos, Padmé se sonrojó.

¿Y qué hay de ti? —preguntó, mordiéndose el labio inferior—¿Cuál fue tu primer beso?

Tú.

Bromeas, ¿verdad?

No, quería que fuera especial—dijo él, todo rastro de burla desapareció de su rostro y su sonrisa se convirtió en una expresión cálida—Y no hay nadie más especial que tú, Padmé.

Su corazón se detuvo un instante, y cuando volvió a latir, sintió literalmente mariposas en su vientre, mientras sus mejillas se sonrojaron con mucha intensidad.

Eres muy dulce, Ani—respondió, su voz sonaba más suave de lo usual.

Solo digo la verdad, ángel.

Padmé sabía que era sincero, y sin poder contenerse más, se inclinó para darle otro beso. Anakin capturó sus labios un momento, alargando la caricia, acariciando su mejilla con el pulgar tentativamente. Cuando se separaron, pegaron sus frentes y disfrutaron la intimidad del momento varios minutos más.

Realmente te quiero, Padmé—susurró Anakin, con los ojos cerrados.

Y yo a ti, Ani—cuando abrió los ojos, Padmé vio una enorme sonrisa boba en los labios de Anakin, y emocionada, lo besó otra vez.

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Palacio Real, Theed, Naboo...

—Vice Canciller Amidala, hemos llegado a Naboo—dijo el capitán Typho, sacándola de sus recuerdos.

Padmé abrió los ojos y compuso una sonrisa discreta, mirando al capitán de frente para ordenarle que continuara con los protocolos. En pocos minutos, la nave descendió al palacio de Naboo y los guardias estaban haciendo las últimas revisiones mientras bajaban la rampa.

—¡Padmé!

Al oír su nombre, Padmé esbozó la sonrisa más grande que fue capaz, viendo que sus padres habían ido a recibirla en el hangar. Su madre la abrazó con tanta fuerza, que Padmé debió susurrarle que la soltara para poder respirar. Su padre se contuvo un poco más, pero vio el destello de lágrimas en sus ojos que la hicieron sentirse culpable. Verdaderamente había pasado mucho tiempo desde la última vez que visitó Naboo.

—Al fin estás en casa—dijo su madre—¿Cuánto tiempo te quedarás esta vez?

—Solo unos días, mamá—le respondió con un poco de pena—Tengo que acudir a un evento en Coruscant en dos semanas.

—¿Menos de dos semanas? Oh por la Diosa, Padmé, ¡mereces unas buenas vacaciones! —reclamó Jobal Naberrie— ¿No lo crees, Ruwee?

—Desde luego—confirmó su padre—Debes descansar más, hija.

—Estoy bien, papá—respondió ella, dándole un beso en la mejilla.

—¿Te quedarás en casa, verdad? —cuestionó su madre, mirándola con la silenciosa advertencia de que no le permitiría quedarse en el palacio.

—Claro mamá, solo saludaré a la reina y me iré con ustedes.

—Muy bien, nos llevaremos tus maletas entonces.

Padmé vio a sus padres subiendo su equipaje a su nave, quitándole cualquier oportunidad de permanecer en el palacio más tiempo del debido. Componiendo su mejor máscara política, Padmé fue a la Sala del Trono donde saludó a la reina.

—Enhorabuena, Vice Canciller—la elogió la reina con un tono neutral—Me sorprendió enterarme de su ascenso por las HoloNews, en vez de por usted.

Desde luego, la reina estaría enfadada. Padmé no podía culparla, si los papeles estuvieran invertidos, ella misma hubiera reaccionado parecido. No tenía que pedirle permiso a la reina para escalar en los escaños políticos del Senado, pero sí debería al menos tenerla informada para que la reina pudiera reaccionar ante los eventos.

—Fue muy sorpresivo para mí también, majestad—respondió Padmé, con el mejor tono posible—Lamento los inconvenientes que debió causarle.

—No fueron muchos, y los que hay, podrán ser resueltos muy pronto—dijo la reina—¿Has venido a descansar, entonces?

—Si, el Canciller me ordenó descansar un par de días.

—Es curioso que siempre seamos tus superiores los que te ordenemos descansar, Amidala—la reina alzó una ceja—A veces pareciera que no tienes vida fuera del Senado.

"No la tengo," pensó Padmé, y la reina lo sabía a la perfección. A pesar de ser un golpe bajo, lo soporto estoicamente.

—Solo intento cumplir con mi parte, majestad—respondió rápidamente.

—Y siempre lo has hecho de manera espléndida. No te quitaré más tu tiempo, ve y descansa con tu familia—sonrió tenuemente—Solo una cosa Amidala, cuando termines tus días de descanso, quisiera hablar contigo de tus posibles suplentes como senador de Naboo. Quiero tu opinión.

Padmé contuvo una mueca en su rostro, la reina definitivamente tenía formas muy sutiles pero efectivas de mostrar su descontento, haciéndola escoger a su reemplazo.

—Será un placer, majestad—se las arregló para responder con tono neutral y, haciendo una reverencia, salió de la Sala de Trono.

Definitivamente, no tenía estómago para quedarse en el Palacio por ahora.

Cuando Padmé vio el hermoso trazado urbano de Theed, sintió una ola de ansiedad invadirla de pies a cabeza, por lo cual rezó a la Diosa intentando contener sus violentas emociones. Finalmente llegó a casa de sus padres, donde estaban sus sobrinas, y pudo distraerse jugando con ellas, mientras sus padres le hacían una plática superficial muy amena. Casi olvidó porqué no regresaba a Naboo con frecuencia durante los años de guerra, hasta que su hermana llegó para recoger a las niñas, y la ansiedad regresó de golpe.

—Hola, hermanita—saludó Sola, quedándose de pie en el umbral—¿Finalmente te has acordado de nosotros?

—Sola—fue la única respuesta de Padmé.

—Pasa, hija—saludo Ruwee, quien no escuchó las amargas palabras de sus hijas—¿Quieres cenar?

—No, gracias papá—respondió Sola, besando a su padre en la mejilla—Darren nos está esperando en casa.

—Pero tu hermana acaba de volver— continuó Ruwee—¿Al menos vendrán a cenar mañana?

—Te confirmo en la tarde, papá—fue la políticamente correcta respuesta de Sola—Digan buenas noches, niñas. Hasta mañana.

Sola se fue con sus hijas, dejando a Ruwee contrariado.

—Eso fue extraño—luego, miró a su hija menor, quien parecía una estatua de piedra—¿Sabes si le pasa algo a tu hermana, Padmé?

—Solo está ocupada, papá—repuso ella—No te preocupes.

Ruwee no estaba convencido con esa respuesta, pero no insistió. Padmé consiguió mantener a raya sus emociones hasta la hora de dormir cuando, estando a solas en su alcoba, pudo volver a quebrarse.

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Residencia Naberrie, Theed, Naboo…

Apenas estaba amaneciendo cuando Padmé se encontraba sentada en su cama, abrazando sus rodillas y viendo a través de la ventana como el sol comenzaba a teñir de púrpura el cielo, anunciando el inicio de un nuevo día. En Coruscant era casi imposible disfrutar de los amaneceres, los rascacielos creaban un paisaje urbano tan cerrado que solo podía diferenciarse el día de la noche… a no ser que se viviera en un piso extremadamente alto, como ella.

Aun cuando vivía en un piso elevado, que le permitía una vista perfecta del amanecer y del atardecer, Padmé siempre procuraba estar ocupada en esas horas, este era el primer amanecer que veía en más de tres años. Fue hermoso, la suavidad de las luces que rompían la oscura noche daba una sensación de esperanza que llevaba mucho tiempo sin sentir.

Pero al mismo tiempo, ver ese amanecer le recordó lo hermoso que se veía Anakin en el pórtico de Varykino, meditando a la primera luz del día.

Al pensar en eso, Padmé sintió una presión en el pecho horripilante, que le impidió respirar varios segundos, llevándose una mano al pecho, Padmé comenzó a hiperventilar, echando la cabeza hacia atrás en un débil intento de liberar más sus vías respiratorias. Finalmente, después de unos minutos, consiguió calmarse.

—¿Padmé? —le habló su madre a través de la puerta—¿Ya estás despierta?

Inhalando una profunda bocanada de aire, Padmé logro acompasar su respiración para responder.

—Si, mamá.

—El desayunó estará listo en veinte minutos—dijo Jobal.

—Ya voy a ayudarte.

Se levantó de la cama y fue al tocador, donde se lavó el rostro y amarró su cabello en una coleta alta, cambiándose el pijama por una túnica sencilla. Probó hacer muecas en el espejo hasta que encontró la sonrisa perfecta, una que se veía adormilada pero no tan falsa, ideal para esconder su apatía.

En la cocina, su madre estaba cortando unos vegetales, y le sonrió al verla entrar, Padmé se inclinó para besarle la mejilla.

—Buenos días, mamá, ¿en qué te ayudo? —dijo con un tono jocoso.

—Tu, señorita, solo preparas el café—respondió Jobal—Necesito mi cocina intacta para la cena de hoy.

—¿Cuál cena de hoy?

—Tu hermana y su familia vendrán a una cena familiar, ¿no recuerdas?

—Oh, cierto…

Conteniendo una expresión de pánico, Padmé se dispuso a hacer tres tazas de café, pero su corazón volvió a latir con tanta fuerza que en último momento optó por tomarse un té. La cafeína podría ser contraproducente.

"Necesito hablar con Sola," pensó Padmé, distrayéndose en la cocina con la charla casual de su madre mientras terminaba el desayuno.

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Residencia de Sola, Theed, Naboo.

Sola Naberrie había tenido una mañana muy productiva, dejando a sus hijas en la escuela y después yendo al centro comunitario donde trabajaba cuidando a niños sin hogar. Ese día, consiguió prepararles un buen desayuno, organizar unas lecciones de matemáticas y un par de juegos deductivos. Todavía tenía en su mente la canción infantil mientras caminaba de regreso a su casa, pero todo rastro de buen humor desapareció cuando vio a su hermana Padmé esperándola frente a su puerta.

Honestamente, ya se lo esperaba. Eso no lo hizo más fácil.

Sola miró a su hermana y pasó a su lado sin saludarla, abriendo la puerta para entrar al comedor. Padmé la siguió, sin importarle que su hermana casi le cerrara la puerta en la cara, hasta que ambas estuvieron solas en la sala.

—Sola, por favor, tenemos que hablar.

—Ah, ¿ahora si quieres hablar? —dijo Sola con enfado—Lo siento hermanita, pero no soy uno de esos burócratas a los que puedes agendar a tu conveniencia. Si me disculpas, tengo cosas que hacer.

—Sola, esto tiene que parar—dijo Padmé desesperada—Papá y mamá quieren que cenemos todos en familia y notarán que algo está mal.

—No tienen que hacerlo, solo sigue fingiendo que todo está bien. ¿Es tu especialidad, no es así?

—¡Basta ya! Por favor Sola, sé que me equivoque, pero ni siquiera fuiste tú la afectada…

—Ah, ¿no? —Sola se detuvo para mirar a su hermana a los ojos— ¿No lo fui, dices?

—No.

—Tienes razón, no lo fui—Sola se cruzó de brazos—Entonces ¿qué haces aquí?

—Sé que estás molesta, y….

—Lo estoy.

Padmé contuvo el aliento, intentando mantenerse paciente.

—… y quiero pedirte perdón.

Sola Naberrie se cruzó de brazos, entrecerrando los ojos en una expresión analizadora que Padmé conocía muy bien. Era la misma cara que ponía su hermana cuando no le creía algo.

—Padmé, quizá no me haya dedicado a la política, pero presumo de no ser tonta—dijo Sola, inclinado la cabeza— ¿O tú me consideras tonta?

—¡Sabes perfectamente que no!

—Muy bien, entonces, ¿por qué vienes a mentirme en mi cara? —la voz de Sola se endureció aún más—¿Por qué vienes a pedirme perdón a mí, cuando tú misma lo dijiste, es otra persona a la que debes pedirle… no, no pedirle, suplicarle perdón?

—¿Suplicar? Estas exagerando. Por eso mismo quería hablarte, yo…

—¿Recuerdas esa noche, verdad? ¿Todas las veces que intenté llamarte? ¿Todas las veces que quise contactarte?

—...si.

—¿Y cuál fue tu respuesta?

Padmé no dijo nada.

—Te diré cuál fue tu respuesta: "estoy ocupada Sola, llámame sólo cuando sea una emergencia".

—No lo dije tan mal, y yo…

—Y luego fui a tu oficina, y a tu departamento, ¿recuerdas? —continuó Sola—Ni una sola vez pasé tu seguridad. Y cuando tu dama esa, Sabé, se apiado de mí, ¿qué me dijiste?

Padmé se mordió el labio.

—Me dijiste, "no me hagas perder mi tiempo por tonterías."

—Estaba asustada y confundida—respondió Padmé a la defensiva—Y sabía que tú estabas de su lado, así que yo…

—Así que me pusiste en la lista de espera con todos los demás burócratas que intentan conseguir favores tuyos—dijo Sola—Muy bien hermanita, entendí mi lección ese día. Si no es una emergencia, no tienes tiempo. Ahora mismo no tenemos ninguna emergencia, así que te agradeceré que me dejes en paz y continúes con tu vida de senadora… perdón, Vice Canciller perfecta en Coruscant.

—¿Por qué haces todo este drama, Sola? —explotó Padmé—Si, sé que no debí decirte eso y lo lamento mucho, ¡por eso estoy pidiéndote perdón! pero haberte dicho una tontería mientras estaba pasando un mal momento no justifica que tu…

—¿Que actúe como tú? —la interrumpió Sola con enfado— ¿Fría y calculadora, acercándome a las personas solo cuando lo necesito?

Padmé retrocedió un paso, profundamente dolida por las palabras de su hermana.

—¿Enserio me ves así? ¿Tú, que me conoces mejor que nadie? ¿Tú que eras mi mejor amiga, mi hermana? ¡Hablas igual que esos reporteros amarillistas!

—Oh, deja el victimismo por favor—Sola rodó los ojos—Por años, yo fui la primera en acallar esos rumores… hasta que me probaste que no eras tan diferente.

—Un error… ¡solo cometí un maldito error! ¿y eso es suficiente para condenarme?

Sola miró a su hermana con el último sentimiento que Padmé esperaba: lástima.

—Si no puedes entender la gravedad de lo que hiciste esa noche, entonces ninguna disculpa tuya es sincera.

Dicho eso, Sola salió de la habitación, y Padmé se abrazó a sí misma, intentando no llorar.

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Residencia Naberrie, Theed, Naboo…

Esa noche, Padmé puso la mejor de sus sonrisas cuando la familia de su hermana llegó para cenar. Decidió concentrarse en sus sobrinas, jugando con ellas para que sus padres no notaran la tensión entre sus hijas. Conforme la noche fue avanzando, Jobal noto que ni Padmé ni Sola se dirigían la palabra, escondiendo su frialdad con pláticas superfluas y atención a las niñas.

—Padmé—la llamó Jobal— ¿Hay algo que…?

—Mira, mamá—Ryoo apuntó hacia el proyector que estaba transmitiendo las HoloNews—Es el Jedi que vino con la tía Padmé, cuando era más pequeña.

—¿Enserio? —Sola miro al holo con una mueca—Sí, si es.

—Un joven muy valiente, no sé qué sería de la República sin él—dijo Ruwee Naberrie, mirando las noticias— ¿Has sabido algo de él, Padmé? Nos dio la impresión de que eran buenos amigos cuando vino a protegerte.

Sola endureció su rostro, mirando de reojo a Padmé, pero la ahora Vice Canciller siguió comiendo con la mirada puesta en su plato.

—No, papá—respondió, usando el mejor tono neutral posible—No desde que empezó la guerra.

—Ya veo.

Jobal frunció el ceño, notando algo extraño en sus hijas.

—¿Y qué dicen las noticias? —preguntó Sola.

Ruwee subió el volumen del audio y pudieron escuchar el reporte.

"...el Maestro Anakin Skywalker, fue absuelto de los cargos en su contra por la muerte del ex-Canciller Palpatine. La defensa sostuvo que las pruebas del Consejo Jedi declaraban al ahora occiso como un traidor de la República y criminal de guerra, alegando que el Maestro Skywalker solamente cumplió con su papel como General en la detención del criminal. La fiscalía intentó sostener un exceso de violencia por parte del Maestro Skywalker, pero la defensa sostuvo que el occiso Palpatine asesinó antes de morir a siete caballeros Jedi. El Juez desestimó el caso, apoyando la moción del occiso como criminal de guerra y dejando que Skywalker quedara libre de cargos. Algunos detractores…"

—Ese juicio fue una ridiculez—dijo Darren, con una mueca en los labios—Como si hubieran juzgado a todos los militares que cometieron crímenes peores durante las guerras.

—Suena a pura hipocresía, ¿no lo crees Padmé? —dijo Sola, abrazando a Ryoo por los hombros.

Padmé contuvo una mueca lo mejor que pudo.

—Hay miembros del Senado que no deberían estar ahí—respondió.

—No podría estar más de acuerdo.

Jobal entrecerró los ojos, convencida hasta el tuétano de que sus hijas estaban enfadadas por algo. Antes de que pudiera decir algo, Ryoo señaló al holo, molesta.

—Mira, ahí está—dijo, frunciendo el ceño—¿Por qué lo molestan tanto, mamá?

El corazón de Padmé saltó haciéndole un nudo en la garganta, los reporteros estaban encima de Anakin, sin apenas dejarle pasar mientras él salía de la corte. Anakin tenía ojeras bajo los ojos, la piel anormalmente pálida y se veía más delgado, era evidente que no terminaba de recuperarse de sus heridas de batalla. A su lado estaba una joven mujer togruta mirando a los reporteros con enfado y haciendo lo mejor por quitarlos de en medio.

—Así son los medios, amor—respondió Sola—Solo les importa tener las mejores fotos y notas, no las personas.

—Infames—murmuró Darren—Anakin se ve muy enfermo y ni siquiera así se contienen.

—Espero que la Orden le dé un par de meses de descanso, la Diosa sabe que lo merece—dijo Ruwee con una mueca de disgusto en los labios, bebiendo un sorbo de su té.

—Había oído que recibirá una condecoración del Senado, ¿no es verdad? —preguntó Darren, mirando a Padmé.

—Así es—Padmé disimulo su nerviosismo tomando un sorbo de té—En unos días. De hecho, tengo que volver para estar en esa ceremonia.

—Ah, ya veo. Salúdalo de nuestra parte, Padmé—dijo Ruwee con una sonrisa—Recuérdale que siempre es bienvenido en nuestra casa.

—Claro, papá.

Padmé escondió el temblor de su voz con un mordisco a su pan, pero Jobal detectó ese gesto en su hija menor y luego, la mirada tiesa de Sola al otro lado de la mesa.

Poco después, Sola y su familia comenzaron a despedirse, Padmé abrazó fuertemente a sus sobrinas prometiendo mandarles grandes regalos en sus próximos cumpleaños. Una vez que el comedor y la cocina estuvieron limpios, y cuando Padmé se retiró para irse a recostar, Jobal decidió que era momento de actuar.

Tocó suavemente la puerta de su hija, Padmé murmuró un quedo "pase" y Jobal entró, encontrando a su hija sentada en la cama fingiendo que leía algo en su DataPad. Noto sus ojos enrojecidos, y por un instante, Jobal se sintió frente a su hija cuando tenía catorce años.

—¿Todo bien, mamá? —preguntó Padmé, fingiendo normalidad.

—Debería preguntarte eso a ti, Padmé—respondió Jobal— ¿Qué pasa, hija? Y no me digas que no pasa nada, porque no te creeré. Puedes ser la Vice Canciller de la Republica, pero antes que eso eres mi hija.

—Solo estoy cansada, mamá—dijo Padmé—No es la gran cosa.

—Debe serlo para que estés peleada con tu hermana.

—¿Por qué piensas eso?

—No lo pienso, lo sé. Vamos, no nací ayer y las conozco bien.

—Bueno, estás delirando mama. Todo está bien, solo ocupo dormir.

—Y supongo que, cualquiera que sea la cosa que te tiene en ese estado, no tiene relación con Anakin Skywalker, ¿verdad?

Padmé titubeó antes de responder, y eso fue suficiente para aniquilar su intento de calma.

—Claro que no.

—Hija, tener una carrera exitosa no te exenta de tener problemas—dijo Jobal con tono serio—Ya sean discusiones con tu hermana, o problemas amorosos…

—¿Por qué piensas que son problemas amorosos?

—Intuición.

Las barreras que Padmé había colocado con fuerza alrededor de su corazón comenzaron a tambalearse, era difícil mantener su postura de hierro frente a su madre.

—Es solo que… mamá, creo que cometí un terrible error—confesó Padmé—Yo… ¿alguna vez has pensado que sería de tu vida, si hubieras tomado una decisión distinta?

—Un par de veces, sí.

—Eso es lo que me pasa justo ahora.

—¿Es algo de lo que quieras hablar?

Padmé negó con la cabeza, así que Jobal se sentó a su lado y la abrazo por los hombros afectuosamente.

—Fuiste Reina de Naboo, Senadora en el Senado Galáctico, y ahora eres Vice Canciller de la República—comenzó su madre—Tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti. Cualquiera que haya sido esa decisión que lamentes, debes saber dos cosas: la primera es que no puedes cambiar el pasado, solo puedes esforzarte en este presente para construir un mejor futuro. Y la segunda, es que tu padre y yo siempre te amaremos, sin importar lo que hayas hecho o no hecho, siempre.

Acunó dulcemente el rostro de su hija y besó su frente, dedicándole una sonrisa llena de su amor maternal. Padmé se sintió bendecida con el amor de su madre y besó su mejilla.

—Gracias mamá, creo que ocupaba esas palabras.

—Si algún día quieres hablar, soy toda oídos—agregó Jobal, parándose de la cama—Por ahora, descansa hija. Tú también lo necesitas.

—Buenas noches, mamá.

—Buenas noches, mi amor.

Cuando Jobal salió de la alcoba, Padmé se recostó en la cama, y dejó que el cansancio la hiciera quedarse dormida.


Eso es todo por ahora... las acusaciones de Sola son fuertes, para que se vayan haciendo una idea de los errores de Padmé. En el próximo capítulo ya aparecerá Anakin c;

Gracias por leer, ¡les mando un abrazo! saludos