Aquí viene la continuación. También es un song-fic (la canción es: "Sexto mandamiento" de Nach).

Como siempre y sin menos valor, quiero agradecer todos los que se han molestado en leer y sobretodo a los que me han dejado reviews: MaikaLunaRota, Irijib, princess-dreamer, JaneAddams, oOaiNyOo, LisBlack, katita, vaLe, Kazehime Kagura (si quieres no lo leas .), ilia y xigilla.

Sin ellas (sospecho que todas somos mujeres ;D) este fic ni lo hubiera escrito. Ni me hubiera animado a hacer otro. Mil gracias!

Info: Para quien no lo sepa , este mandamiento es el de "no cometerás actos impuros" . Tambien aviso que al ser hip- hop he tenido que cortar un poco la letra

Puede parecer lemmon, pero no lo es, no hay nada explicito, eso lo dejo a su linda imaginación.

Sexto mandamiento

Suele suceder que después de la noche viene el día. Y la Perla Negra no era una excepción en dicha norma natural.

Así fue como después de la fiesta monumental de la noche anterior, empezaron a entrar los brillantes rayos de sol, despertando a la tripulación. La mayoría renegaba como buenos marineros, pero se resignaban a tener que trabajar. El barco no navegaba solo (no en esos tiempos).

Poco a poco, el ruido de las fregonas limpiando, las cuerdas tensándose, las conversaciones de los bucaneros y los gritos de Gibbs, hicieron mella en los habitantes del camarote principal.

Elisabeth se estaba despejando poco a poco, tenía los ojos cerrados pues se sentía en un sueño...Se encontraba otra vez en Port Royal...la cama caliente, la tranquilidad del hogar, la comodidad, la protección...¿Protección? Nunca había sentido eso en su ciudad, no esa sensación de seguridad, de que nunca iba estar sola.

Estos pensamientos la extrañaron hasta el punto que empezó a abrir los ojos. Estaba estirada en un lecho terriblemente placentero y caliente¿Pero de donde venía ese calor? Estaba en un barco y estos solían ser fríos y húmedos...Entonces se giró y vio quien despedía ese cálido aroma.

-Jack!- se tapó la boca con las manos. ¿Que demonios había hecho esa noche? Intentaba recordar...había bebido con los piratas, después había salido a tomar el aire y se había encontrado con el capitán y luego...Oh dios mío!

Lo mejor en estos momentos era irse. Ya descubriría la verdad más tarde.

Justo cuando la chica salió apresuradamente y en silencio, Jack Sparrow se sentó en la cama. No había podido descansar nada¿Quien puede relajarse y dormir teniendo al ser amado al lado?

Se pasó las manos por la cara. Estaba agotado y no solo físicamente. Había pasado horas viéndola, disfrutando de ese hermoso sueño hecho mujer.

Esa noche no pudo hacer nada más que observarla, tenía miedo que se rompiera, de que algo malo le pasara. Normalmente le molestaba de sobremanera las mujeres que se quedaban a dormir con él, pero esta vez hubiera vendido su alma a Davy Jones (otra vez) para que ella se quedará.

Más ahora sentía el vació más absoluto, tanto en su cama como en su corazón.

Ya no podría ver nunca más su camarote con los mismos ojos. No cuando sentía su fragancia femenina por todo el lugar.

Si su aposentos pudieran hablar contarían mil historias de un pirata loco, loco de amor, que se pasaba las noches en vela intentando olvidarla para luego seguir deseándola con más fuerza.

El tiempo siguió su curso. Y su desesperación se hacia más patente. Había probado un trozo del paraíso, y ya no podía conformarse con menos.

Soñaba con ella constantemente con sus abrazos, sus gemidos, su voz susurrándole cuanto lo amaba.

Pero luego despertaba como se acostaba, solo. Como cada día.

Para los piratas no pasó desapercibida la tristeza de Jack, le envolvía una aura negra que le oscurecía los ojos. Él, un hombre que siempre había sido de acción, de armas tomar, ahora buscaba la tranquilidad y la soledad en la Perla Negra.

Will, lo observaba como se colocaba detrás del timón, y se dedicaba a ver la mar sin hacer nada más. Como siempre.

-Elisabeth¿Porque no vas a hablar con él?

-¿Yo? Pero que dices! Si no me habla...-no pudo evitar que sus ultimas palabras destilarán tristeza, aunque no fuere percibida por el muchacho.

-Ya lo sé, pero como mínimo no te grita ni te amenaza.

Liz asintió ausente, era verdad. Jack estaba calmado, pero cuando alguien lo molestaba su furia no tenía limites. Además Liz sentía que en parte era su culpa, durante días lo había esquivado. Pero verlo en ese estado le dolía profundamente.

Se acercó a él, temerosa, no sabía porque pero desde "esa" noche, le tenía miedo, su instinto femenino le gritaba que él encendería un fuego que nunca jamás se extinguiría. Y esa perspectiva de no controlar su ser, la aterraba, más que a cualquier otra cosa.

-Capitán...-Jack la miró sorprendido, no esperaba su presencia- sucede algo? Es que ya no eres el mismo desde...desde...

-Desde la noche que dormimos juntos- sentenció el hombre. La ultima característica que se atribuiría a Jack era la sinceridad. Pero parecía estaba tan trastornado...

-Yo...no recuerdo, es decir, si recuerdo, pero no sé, primero estoy en cubierta contigo y después en tu cama...Y yo...hicimos algo?

-Nada.-le dijó penetrándola con la mirada.- Nada que tengas que reprocharte.- Al fin al cabo, Jack seguía siendo Jack, y no iba a perder una oportunidad de jugar, era su forma de esconderse ante los problemas.

-Como! Quieres decir que yo...?.- Sus ojos salían de las orbitas.-

-...No me dejaste en paz hasta que te hartaste, estás echa una fiera, linda.

A Liz no le salían las palabras estaba anonadada. ¿Como había sido capaz de hacer eso? Desde la más tierna infancia le habían dicho que el sexo era malo, incluso no se atrevía a usar esa palabra...Se estaba mareando y tuvo que apoyarse en la baranda.

-Tranquila. No hicimos nada.-se apresuró a rectificar Jack. Se había quedado impresionado de como le había afectado esa broma. Tanto quería a Will? O tanto le repulsaba haberse acostado con él? Sea como fuere, a Jack le dolía cualquier de las dos preguntas.-

-Todo era mentira! Como te atreves a burlarte de mi de esa forma!

-Oh vamos, no exageres yo no quer...- el pirata no pudo más que interrumpirse al ver como los ojos de Elisabeth se volvían más y más vidriosos.- Pero, niña, no te lo tomes así...

Acercó sus manos a la cara de la muchacha, pero ella lo rechazó, y se fue a la otra punta de la barandilla, mirando como el sol se escondía tras el horizonte. Cuando el hombre se acercó pudo comprobar que no miraba la puesta del sol, si no que intentaba serenarse, no obstante a duras penas lo conseguía.

-Capitán! Vamos a cenar ya?-el gritó de Ragetti interrumpió la dramática escena.

-De acuerdo, pero antes echad el ancla, esta anocheciendo y ya no podremos ver donde están los arenales.

Los piratas asintieron, y cumplieron sus ordenes, antes de comer e irse a dormir. Elisabeth hizo el amago de irse, pero él se lo impidió.

-Cuando todos estén descansando, vuelve aquí. Debemos hablar.-si no hubiera sido por la mirada suplicante del pirata, Liz hubiera pensado que esto también era una orden.

Pasadas unas horas, el silencio reinaba en la nave. Elisabeth se sentía inquieta, debía acudir a esa cita? Aunque no fuera, igualmente se encontraría con su mirada sombría reprochándoselo, y nunca acabarían de resolver su situación. Debía cortar el problema de raíz, solo así todo volvería a la normalidad: ella seguiría amando a Will y él...y él que hiciera lo que quisiese, a ella no le importaba!

Con esa fuerte convicción, se dirigió al timón. Y allí se encontró con el objeto de su turbación.

-Pensaba que no vendrías.

-Si lo he hecho es porque quiero me dejes tranquila, ya no quiero saber más de ti. Eres un egocéntrico, un interesado, un prepotente, y te crees con el derecho de jugar con los sentimientos de las personas. No se puede ir así por la vida porqu...

A esas alturas Jack había echo caso a sus impulsos. La estaba besando. No sabía si lo había hecho para que se callara o por lo hermosa que estaba debajo de las estrellas, en cualquiera de los casos, ya no había marcha atrás.

Para sorpresa de los dos, Elisabeth lo correspondió. Su instinto femenino aplastó todas las dudas y su moral, y dejó que se liberará.

Solo se separaron unos milímetros para coger aire. Ambos tenían miedo de que si se alejaban demasiado todo desaparecería como por arte de magia.

Sus respiraciones agitadas, se confundían, querían más y las palabras sobraban. Cada vez sus besos se volvían más hambrientos, se abrazaban hasta tal extremo que no se discernía cuando empezaba uno y cuando terminaba el otro.

Para Jack era un sueño hecho realidad, para ella una pesadilla, todo lo que creía que era correcto se derretía bajo sus expertas caricias.

No hay nada malo en ello

No hay nada malo, disfrútalo.

Ella no sabía si él realmente la amaba, y vacilaba. No sabía si estaba haciendo bien. Desde pequeña le habían inculcado que estas caricias solo podían ser dadas dentro del sagrado matrimonio. Pero a pesar de las contradicciones internas que tenía, no podía evitar deleitarse ante el roce su cuerpo masculino.

No hay nada malo en desearlo y en quererlo hacer

Nada malo en recorrer tu cuerpo en busca de placer

No hay nada malo porque sé que tu también lo estás sintiendo

Ven y olvida el sexto mandamiento

La pareja se encontraba en una esquina de la parte superior de la cubierta, ella estaba sentada en la barandilla y él se situaba entre sus piernas, acariciándola y besándola sin parar.

Aunque el viento frío soplaba con fuerza, alrededor de ellos se respiraba un aire viciado, candente. Deberían estar escondidos, callados, sin hacer ostentaciones, pero...

La pega de la tentación es que siempre es más fuerte

Y si no me das el alma en cuerpo puedo tenerte.

¿Tabúes morales crees que deben protegerte?

Liz se sentía entre la espada y la pared. No estaba segura de los sentimientos de Jack, y se obligaba a pensar que tenia que pararlo. ¡No podía disfrutar de los placeres que le brindaba ese hombre! Sin embargo su cuerpo la traicionaba y se estremecía cada vez que el pirata mordía su cuello.

Si quieres amar, amemos. Si quieres hablar, hablemos.

Doblemos la apuesta y si hay respuesta, tripliquemos.

Jack sentía la indecisión de la mujer que estrechaba entre sus fuertes brazos, no la obligaría a hacer nada, pero de las misma forma que sentía sus dudas también escuchaba sus incesantes jadeos. Respondía a cada roce que él le proporcionaba: si él enroscaba suavemente su lengua con la de ella, ella luchaba para salir vencedora de la batalla, si él mordía su oreja ella mostraba su excitación apretándolo más contra su cuerpo. Cada estimulo suyo era bien recibido.

Yo rodeo y merodeo en tus deseos.

Para ese entonces, él ya sabía cual eran los puntos débiles de ella, su piel era extremadamente sensible, no estaba acostumbrada esta clase de intromisiones, y eso a Jack le provocaba más placer del que nunca se hubiera imaginado. Estaba descubriendo una nueva faceta suya, su satisfacción dependía enteramente de que ella gozase, de que se sintiera confortada a su lado. Nunca había sido "generoso" en ese sentido, pero con ella, todo cambiaba, incluso él.

No sé porque, pero no lo controlo, solo sé que detesto dormir solo.

Es otro intento de mezclar tu aliento con mi aliento.

Y por un momento, olvida el sexto mandamiento.

El pirata llegó a un punto que supo que si continuaban ya no podría parar, así que se alejó y miró a Elisabeth. Esta se encontraba con el pelo un poco alborotado, los ojos entrecerrados y las mejillas sonrosadas, su respiración estaba acelerada como la de él.

-Lizzie, quiero que estés segura...que te sientas preparada...

-Shhhhhhh- le tapó la boca con un dedo, y con la otra mano le acarició su bello rostro. Sus preguntas, de si estaba haciendo lo correcto, habían ido sucumbiendo una a una a la ternura que él le mostraba.

En un momento de claridad, vio lo que le ofrecía, no solo sensaciones carnales, si no otras como cariño, apego, devoción...De acuerdo, no había pronunciado palabras como "te amo", pero en el fondo de su ser sentía como él la deseaba y lo mismo le sucedía ella. Muchas veces le había dicho a Will cuanto lo quería, pero en ese instante no se veía capaz de hacer lo que hacía con otro hombre que no fuera Jack Sparrow.

Desde ese día, cuando veía a los ojos negros del Capitán, automáticamente olvidaba cualquier enseñaza que le prohibiera estar con él, incluido el sexto mandamiento.

Por su parte, él se sintió el hombre más afortunado del mundo, su mente no podía pensar más allá de su felicidad, la de ellos dos.

Solos tu y yo, celebrando que seguimos vivos.

Otra vez juntaron sus cuerpos con la seguridad de que nadie los podría separar. Los limites ya no existían, la lujuria y la pasión poseían cada uno de sus gestos.

Si mi cuerpo es un horno y tus contornos quiero conocer

Suele suceder y no hay esperas

Y la sangre se altera sin ser primavera

Pasar la noche entera, será mejor.

De repente, él la cogió en brazos y se la llevo a su camarote, no podía esperar más, sentía que el tiempo se le escurría entre las manos. Quería aprovechar cada hora, cada minuto, cada segundo que el cielo les concedía.

Es el momento en que mejor me siento

Y si estas de acuerdo, olvida el sexto mandamiento.

Y ahí fue donde se unieron dos seres con el mismo fin, sentirse vivos, sentirse amados aunque fuera una vez en sus vidas. Ella había hecho el amor por primera vez, y él...también.

Desde ese encuentro, cada vez que podía Jack hacía suya a Elisabeth, la hacia sentirse como la reina de los siete mares y de su corazón. Ya no existía, un él y ella, sino un "nosotros".

Will nunca supo el error que cometió al pedir a su prometida que hablará con el capitán. Solo vio la punta del iceberg, al descubrir el beso de despedida entre los dos amantes cuando el kraken los perseguía.

-FI-

¿Que les pareció¿Muy largo?

Me costó sangre y sudores encontrar una canción que se adaptará en lo que tenia en mente. No tenia que ser un song-fic, pero me hacia gracia que lo fuera. Y al final lo encontré.

Espero sus reviews! A cambio recibirán 3 monos inmortales (con tia dalma, funcionó, no?)

P.D: Sepan que me tomo una semana de descanso: tengo que hacer los exámenes y celebrar mi cumpleaños (31 de agosto). Y si sobrevivo, seguiré escribiendo (si quieren claro).