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Comisaría, 07:29 PM
-A ver, repíteme todo lo que pasó.
Leo suspiró al escuchar las palabras que dijo esa mujer rubia.
-Ya habló con mis hermanos y amigas.
-Quiero escucharlo de ti, para corroborar la historia.
El japonés bufó.
(Lo que venga en cursiva en esta escena son flashbacks)
-Llegamos a casa. Ahí estaban los tipos queriendo robarnos.
"Leo golpeó a uno de los asaltantes en el rostro. Mikey le dio una patada en la cara a otro. Venus golpeó al tercero con un paraguas. Raph le dio unos rodillazos a otro. Donnie le dio al último con una escoba."
-El líder tiró su arma y nos atacó, dejándonos inconscientes.
"El tipo, con un pañuelo celeste en el cuello, golpeó a todos los chicos en puntos específicos del cuello, dejándolos inconscientes. Era un hombre japonés de unos veinticinco a treinta, de cabello negro, con un parche en el ojo (con una cicatriz de garras que sobresalía del parche) y un brazo protésico."
-Lo que haya pasado después no lo sé, sólo sé que Howie logró pasar desapercibida y llamó al 9-1-1, ahora solamente quiero saber cómo está mi papá. -insistió Leonardo.
La detective, de nombre Rebecca Vincent, una mujer de 40 y tantos, suspiró.
-Nos llegaron noticias de tu padre. Creo que es bueno que llamemos a tus hermanos y amigas.
Leo se puso de pie de la sala de confesiones preocupado.
Rebecca condujo a Leo a la sala de espera de la comisaría, donde estaban Mikey, Raph, Howie, Donnie y Venus esperando. Como los varones eran adolescentes, ellos fueron interrogados por Rebecca, mientras que a las chicas las interrogó un especialista en menores.
-No sé cómo decirles esto, así que lo diré tal como es. -dijo la detective Vincent- Me llegaron reportes del hospital al que trasladaron a su padre; debido a que entre sus heridas obtuvo golpes en la cabeza que le provocaron una hemorragia externa. Consiguieron estabilizarlo, pero se encuentra en coma.
Los chicos se vieron los unos a los otros preocupados, Mikey casi largando a llorar.
-Leonardo ya es casi un adulto, así que pueden quedarse a su cargo. Y Mei, Caitlyn, tengo entendido que su padre también está con problemas de salud.
Venus abrazó a Howie sentada junto a ella y asintió.
-Sugiero que se sigan quedando con los hermanos. Dejaremos a dos oficiales cuidándolos en su casa.
-No necesitamos niñeras, nosotros nos encargamos de los asaltantes solos. -protestó Raph.
-No está para debatirse, Raphael, quien sea que los haya atacado puede regresar, y no correremos ese riesgo. -espetó la detective. Raph bufó, mas no dijo nada más. La detective notó algo de tensión en el aire, así que decidió sacar conversación, tal vez así los hermanos recordarían algún dato importante que sirva para la investigación- Díganme, su padre, ¿a qué se dedica?
-Es un ingeniero industrial. -respondió Donnie- Tiene una empresa pequeña, pero lo suficientemente grande como para darnos de comer.
-¿Y saben si su padre tenía algún rival o enemigo que pudiera hacerles esto?
-Papá nunca habla del trabajo, así que no podemos decirlo con certeza. -siguió Leo, ya sentado junto a sus hermanos- Dice que hablar de cómo haces tu fortuna puede causar que luego la pierdas.
-¿Qué conexión tiene el padre de Mei y Caitlyn con su padre?
-El señor Chung era... es -Donnie se corrigió rápidamente al ver el rostro triste de sus amigas- el socio de negocios de papá. Hasta donde sabemos, lo conoció en China, donde más tarde adoptó a Venus.
-Ajá... estuve leyendo el expediente de su padre, veo que le gusta adoptar muchachos. -habló la detective, leyendo algunos papeles que tenía en mano- Primero a Leonardo a los ocho años, recogido de las calles de Japón, luego a Raphael a los siete en Puerto Rico después de un intento de robo siete meses después, dos años más tarde a Donatello con nueve años, salvado de explotación laboral en Marruecos y a Miguel Ángel un año después teniendo éste también nueve años, salvado de una familia abusiva en Hawai. Parece Batman adoptando Robins.
-Sólo que ninguno ha muerto. -dijo Mikey algo deprimido. Rebecca sintió que tal vez había sido algo invasiva leyendo los expedientes en voz alta, así que se inclinó un poco a la altura de los hermanos.
-Escuchen, haremos todo lo que podamos para encontrar a los que hayan hecho esto. Solo sean pacientes. -pidió la detective, pero los hermanos no dijeron ni hicieron nada más que mirar al suelo. Miró a Howie- Caitlyn, tú eres la que vio mejor al supuesto líder de los asaltantes, ¿crees poder describirlo para los dibujantes?
Howie miró a Venus y ella asintió, diciéndole que podía hacerlo con confianza. Howie asintió.
Una vez habían llamado a un dibujante, Howie se sentó en la silla frente al artista, lista para describir al líder de los asaltantes.
-Cuando estés lista, Caitlyn. -aseguró la detective Vincent.
-Era... asiático. -empezó la niña, y el dibujante empezó con el retrato- Tenía una cicatriz en el ojo, izquierdo, como una especie de zarpazo. Y un parche en ese mismo ojo. -el dibujante miró raro a la detective, pero ella le hizo una seña de que siguiera- Tenía el cabello negro recogido en una coleta de caballo estilo mafioso japonés. Y una barba de candado. Tenía cerca de treinta o tal vez menos. No pude ver su ojo, tal vez era café. Ah, y tenía un pañuelo color celeste en el cuello.
-¿Viste alguna otra cosa? ¿Un tatuaje o marca distintiva? -preguntó la detective.
-Hmm... oh, su brazo derecho era protésico.
-Agrega eso al pie del dibujo. -dijo Rebecca al artista. Este dejó su lápiz en su oreja y mostró el dibujo terminado. Era muy detallado, pero era claro a quién buscaban.
-¡Sí, ese es el tipo! -exclamó Howie.
-Bueno, Caitlyn, buen trabajo, esto nos ayudará mucho. -felicitó la detective.
-¿No pueden interrogar a los demás asaltantes?
-No, Leonardo, escaparon con el hombre del parche, y dijeron que tenían máscaras, no tienen manera de identificarlos. -explicó la mujer rubia- Ya han ayudado lo suficiente, ahora los llevarán a casa.
Leo miró a sus hermanos y éstos se encogieron de hombros.
En la escuela, 08:15 AM
Al día siguiente, los hermanos caminaban por la escuela sintiendo que todos los miraban. Lo cual si pasaba, todos los estaban mirando.
-¡Hey, Tang! -gritó una voz que Raph y Donnie reconocieron perfectamente y Raph quiso romper algo- Me enteré que tu viejo está en el hospital porque intentaron asaltarlo, creo que eso fue karma instantáneo por meterte conmigo.
-¿Quieres hablar de karma instantáneo, Jayden? ¿Qué tal si te cumplo la promesa que te hice ayer? Porque los huesos de tus piernas se ven bastante frágiles. -amenazó Raph, mirando al rubio fachista con furia. Jayden borró su sonrisa presumida y la cambió por una mirada nerviosa- Eso pensé. -y Raph siguió con su camino.
-Esto es un asco.
-Y me lo dices a mí, Don.
-Perdón, fue un accidente.
-¡Ay, Mikey!
Leo estaba callado pensando, caminando a la par de sus hermanos. Toda la situación apestaba, no lo podía negar. Pero los policías se iban a encargar... ¿verdad?
Con el pasar de las horas llegó la hora del almuerzo y los hermanos estaban sentados en una mesa apartada del resto. Leo estaba mirando sin ganas su hamburguesa con queso y puré mixto, pensando en todo lo malo posible. ¿Y si su padre no despertaba? ¿Y si se quedaban solos? ¿O si los asaltantes volvían por ellos? ¿Y si la policía no hacía nada? Todas esas dudas lo carcomían.
De repente se sentaron junto a ellos Kevin y Melina, él junto a Leo y Mikey y ella junto a Raph y Donnie.
-Hola, chicos. -saludó la chica- Nosotros... escuchamos lo que pasó anoche en su casa con su padre y... queríamos presentar nuestro pésame.
-Es una cagada... -dijo Kevin, comiendo su sándwich de pollo.
-Gracias por su preocupación, chicos, significa mucho. -agradeció Donnie.
-¿Tienen noticias de su padre?
-Tuvo un sangrado externo y está en coma. -explicó Raph con brevedad, masticando su carne.
Se produjo un silencio incómodo y los chicos solo siguieron comiendo.
-Bueno, quisimos acompañarlos porque pensamos que... tal vez necesitaban algo de apoyo.
-Gracias, Mel. -sonrió Mikey.
-Solo yo le digo así.
-Está bien, Kev, puedes compartir, ¿no?
-... Okay.
Por otro lado, en la cafetería caminaba Abril con una bolsa de papel con su almuerzo, buscando dónde sentarse a almorzar, cuando vio a sus dos mejores amigos, Kevin y Melina, sentados en la mesa de los cuatro alumnos nuevos, entre ellos el marroquí que le pareció lindo. Y para rematar, ¡el único lugar libre era junto a él, porque justo Casey (no lo conocía personalmente, pero sí su reputación) se sentó en el segundo espacio libre! La pelirroja tomó aire y se acercó a la mesa, sentándose al lado de Donnie, cosa que hizo al joven marroquí quedarse quieto como estatua comiendo su ensalada César.
-Hola Kev, Mel... -dijo Abril algo tímida.
-Che, Abri -empezó Kevin con ese apodo que le decía a su amiga- ¿cómo andás?
-Kev, recuerda que no hablo español. -dijo ella, mientras que Donnie masticaba su comida casi robóticamente.
-Dale, mujer, te hablé en español como ochocientas veces ¿y aún no te lo aprendés?
-Que mezcles jergas no me ayuda.
-Imagina lo que es vivir con Raph que dice puras maldiciones en español puertorriqueño. -rio Mikey, ganándose una patada por parte de Raph- ¡Au!
-Pendejo.
Kevin se rio y Abril abrió su bolsa algo nerviosa, sacando su sándwich de atún. Sentía la mirada de Donnie disimuladamente sobre ella, pero no hizo nada más que enrojecer y comer.
En el hospital, 03:50 PM
Los hermanos estaban en el hospital, en el cuarto de su padre, mirándolo dormir preocupados. En eso sonó el teléfono de Leo y éste contestó.
-¿Moshi moshi?
-Leonardo, pon el altavoz. -dijo una voz femenina a través del teléfono, era la detective Vincent, y Leo obedeció- Lamento informarles que hemos hecho exhaustivos interrogatorios buscando al hombre del parche y no hemos encontrado nada. Pero quería asegurarles que seguiremos buscando.
-Ah, sí, como se encargan de todo el crimen de la ciudad. No deberían creer que porque vivimos en un pent-house no vemos el descontrol e inseguridad, que según esos BURÓCRATAS INUTILES "TIENEN BAJO CONTROL".
Vincent no dijo nada respecto a eso, de cierta forma sabía que Raph tenía ira acumulada que necesitaba sacar.
-Solo quería avisarles que seguiremos investigando. -y la llamada se cortó.
-Vieja culiabierta. -gruñó Raph en español.
-Raph, no es momento de que te pongas a protestar. -le dijo Donnie de mala gana.
-Pero tengo razón, los policías no hacen un carajo y luego esperan que nosotros les demos las gracias por comer donas todo el día.
-Vincent dijo que hicieron muchos interrogatorios, significa que ella se toma esto en serio. -replicó Mikey, abrazando sus rodillas.
-Ella de millones de detectives en toda la ciudad. -gruñó Raphael.
-Raph tiene razón. -dijo Leo, cabizbajo.
-¿Qué? -preguntaron los otros tres al unísono.
-No podemos esperar que la policía se encargue de todo. Alguien tiene que hacer algo.
-¿Y qué sugieres que hagamos? -preguntó Mikey con algo de interés.
Leonardo se puso de pie con decisión.
-Nosotros buscaremos al tipo del parche. Y de paso nos aseguraremos de que la ciudad sea más segura.
-¿Nosotros? Pero somos solo adolescentes. -explicó Donnie algo renuente.
-Adolescentes que saben ninjutsu y defensa personal, aparte tenemos a todo lo que se necesita en un equipo. -Leo sonrió un poco tratando de darle confianza a sus hermanos- Tenemos a un genio de la informática que bien podría hackear cualquier computadora si se lo propusiera. -señaló a Donnie, y éste sonrió con decisión- Tenemos a un peso pesado que no piensa dos veces para proteger a quienes lo necesitan, golpeando a los malos. -señaló a Raph y éste sonrió también con esa mueca descarada característica suya- También tenemos a un chico super sigiloso y escurridizo que bien podría burlar toda la seguridad de cualquier lugar super vigilado. -apuntó a Mikey y este mostró su sonrisa tierna, pero decidido- Y todo buen equipo necesita un líder...
-¿Tú? -preguntó Raph, cruzando sus brazos- Sí, claro...
-Yo soy el mayor, el más responsable y más calificado para el puesto. Además... -Leo aprendió una cosa o dos en la clase de psicología- puedo dejarte golpear a quien quieras si me lo pides bonito.
Raph lo pensó un momento.
-Okay, al diablo. Serás el líder.
-Chicos, ¿saben lo que esto significa? -preguntó Mikey emocionado. Sus hermanos negaron con la cabeza- ¡Seremos superhéroes!
-¡Shhh! -Donnie lo calló, recordándole que estaban en un hospital. En eso entró una enfermera.
-Lo siento, chicos, su horario de visita acabó, pueden venir a verlo mañana.
Los hermanos bajaron tristes la mirada y uno a uno salieron todos, siendo Leo el último, que se quedó mirando a su padre un momento, para luego salir.
En el auto, 04:40 PM
-Okay, hay que planear todo si vamos a hacer esto correctamente. -dijo Leo, conduciendo- No podemos dejar cabos sueltos.
-Yo sugiero que consigamos o construyamos una base de operaciones, porque así como los asaltantes encontraron nuestra casa, pueden regresar. -propuso Donnie, sentado en el copiloto.
-¿Qué tal una bodega abandonada? -sugirió Raph.
-Nah, muy obvio, será el primer lugar donde empezaría a buscar la policía. -respondió Leo.
-Tengo una idea. -dijo Mikey sonriendo. Los tres mayores se vieron entre sí; no perdían nada con escucharlo. Asintieron y Mikey agrandó su sonrisa- Encontré un lugar en un subterráneo un día. Era una estación abandonada.
Los hermanos se vieron entre sí curiosos. Leo tomó la palabra.
-Enséñanos.
Estación de subterráneo abandonada, 05:35 PM
Mikey subió los pocos peldaños que llevaban a la pequeña estación de subterráneo abandonada, seguido de sus hermanos, y los cuatro pasaron los torniquetes hasta la parte interior. Lucía grande, tenía incluso una especie de sala de estar, una cocina (por alguna razón) y un cuarto grande por el que se podía acceder subiendo unos cinco peldaños. También habían seis habitaciones por un pasillo, habitaciones que los hermanos revisaron y encontraron vacías.
-Mikey, este lugar es excelente. -felicitó Leo.
Donnie abrió unas puertas metálicas y encontró un espacio grande y vacío.
-Wow, hay suficiente espacio aquí para un taller o laboratorio.
-Si me construyes una motocicleta, te prometo que te ayudaré a mantener un lugar así. -dijo Raph, mirando asombrado el espacio que tenía el lugar.
-¿Por qué hay tantas cajas de pizza, botes de helado y latas de soda vacíos? -preguntó Leo, viendo cómo en la sala de estar estaba todo lleno de basura. Mikey se acomodó el cuello de su sudadero con un dedo, como si le diera calor de la vergüenza.
-Lo usaba para venir a comer pizza cuando tenía hambre.
-Espera, ¿entonces por eso el helado, sodas y pizza desaparecían de casa horas después de comprarlos? -preguntó Donnie acusatoriamente.
-En mi defensa, estaba rica la comida. -Mikey se cruzó de brazos protestón.
-Pues espero que mi puño esté rico, ¡porque te lo vas a comer! -amenazó Raph, persiguiendo a Mikey. Leo se golpeó la frente y suspiró.
-Okay, suficiente parloteo, tenemos que trabajar.
Con el pasar de los días, los hermanos estuvieron construyendo la guarida en un lugar más habitable. Agregaron cosas como un sillón que trajeron de su vieja casa, unos sillones puff, su televisión y reproductor de DVD y VHS y algunas cosas que compraron en tiendas de cosas usadas, como un pinball de Héroes Espaciales, una máquina de arcade de ciencia ficción, entre otras cosas. También aprovecharon y trajeron las camas viejas de su casa (ya que habían comprado literas para su pent-house) y todas sus cosas y las pusieron dentro de las habitaciones que encontraron.
Ahora quedaba la parte difícil: hacer que no los reconocieran como vigilantes.
-Okay, ya tenemos la guarida preparada, pero necesitamos pensar en un disfraz que nos ayude a que no nos reconozcan en las calles. -dijo Leo.
-¿Qué tal pasamontañas y ropa negra? -sugirió Mikey, comiendo pizza.
-Nos confundirían con criminales. -replicó Raph- Odio decirlo, pero nada de negro aquí. O muy poco...
Donnie estaba dibujando en un cuaderno, sentado junto a Leo, y éste le dio una hojeada a lo que su hermano adoptivo dibujaba.
-Oye, qué buenos diseños. -dijo Leo, mirando. Donnie escudó su trabajo y se puso rojo.
-Eran unas ideas, pero son algo tontas...
-Yo seré el juez de eso. -Leonardo ofreció su mano para que Donnie le diera su cuaderno y el marroquí se lo dio. Leo revisó los bocetos y dibujos de un hombre con una capucha y una armadura. El traje consistía de unos guantes sin dedos hasta los bíceps, botas militares, pantalones holgados, rodilleras y coderas, una capucha, una máscara y una armadura con forma de caparazón. A Leo esto último se le hizo curioso- ¿Por qué tiene un caparazón?
-Pues, los caparazones de las tortugas los protegen, y las armaduras son algo... imprácticas. Pensaba que usar un caparazón de un material duro pero ligero sería la mejor opción.
-Hmm... creo que es una buena opción. -Leo sonrió y Donnie hizo lo mismo.
-¿Tú crees?
-Podemos trabajar con esto. Raph, Mikey, ¿qué opinan?
El hawaiano y el puertorriqueño dejaron lo que hacían y se acercaron a ver de lo que trataba lo que hablaban Leo y Donnie y miraron los dibujos.
-Uuuuuuh, Donnie, esto es increíble. -dijo Mikey anonado. Raph silbó.
-Tienes talento.
-Podríamos usar esto para nuestros trajes de vigilantes. -sugirió Leo sonriendo.
-También pensé en otra cosa que nos podría servir. -dijo Donnie. Los hermanos lo miraron curioso y Donatello se levantó, yendo a su taller, para luego volver con cuatro aparatos pequeños. Parecían celulares- Escuchen, estuve pensando y dado que nuestros celulares son hackeables, y si queremos evitar que nos atrapen, hice estos. Tienen un sistema especial que bloquea todo intento de intercepto, lo cual los hace indetectables. El único que puede rastrearlos soy yo, lo cual nos ahorrará problemas más tarde. Si llegaran a quitárnoslos para obtener información, tienen un sistema de autodestrucción por comando de voz, lo cual hará que los circuitos se quemen solos. -le dio un celular a cada uno con su color distintivo, a Leo uno azul, a Raph uno rojo, a Mikey uno naranja y él mismo se quedó uno morado- También les instalé un sistema de radio policiaca, lo que significa que si llegan a haber avistamientos del hombre del parche o cualquier cosa, sabremos dónde buscar.
-Wow, Donnie, pensaste en todo. -felicitó Raph.
-¿Tiene videojuegos? -preguntó Mikey sonriendo curioso. Donnie suspiró.
-Busca en la carpeta de juegos.
Mikey hizo caso y buscó en la carpeta, mientras que los otros dos felicitaron a Donnie con sonrisas.
(Inserte secuencia de fabricación de los trajes)
Donnie le tomó las medidas a sus hermanos con una cinta métrica de costura y las anotó en un cuaderno.
Con una máquina de coser, unió los pedazos de tela verde oscuro cortados a medida.
En el pent-house, los hermanos sacaron del dojo donde entrenaban, en un armario, las armas con las que practicaban ninjutsu, siendo Leo el que eligió las katanas dobles, Raph los sais dobles, Mikey un par de chacos y Donnie un bastón bo.
Con una impresora 3-D, Donnie hizo por partes una armadura con forma de caparazón y la unió, encastrándolas como piezas de rompecabezas. En el pecho de cada uno talló el logo que usaba su padre, una flor de cinco pétalos rodeada por un círculo.
Mikey se abrochó un cinturón, Donnie se puso las botas, Raph se subió los guantes como mangas hasta los bíceps y Leo se puso la armadura.
Los cuatro hermanos se pusieron máscaras de sus colores característicos, pero de gamas muy oscuras, con tela que hacía que sus ojos no fueran visibles (como las máscaras de los superhéroes DC) y los cuatro se subieron las capuchas de cuero.
Cima de un edificio, 06:43 PM
Ahora estaban los hermanos en el tejado de un edificio, mirando la ciudad. Donnie tenía en sus manos su celular, al que Mikey bautizó T-Phone (por tortuga, ya que parecían tortugas con sus armaduras) cambiando las frecuencias de la radio, a ver si obtenían noticias de algún crimen.
-Uyyyy, estoy emocionado. -dijo Mikey, dando saltitos- ¡Esto será increí- ! -Raph le tapó la boca.
-Mikey, recuerda que como ninjas debemos ser silenciosos. -advirtió Leo, con un tono un poco hostil.
-Cállense, me llegan noticias. -advirtió Donnie. Los otros tres se acercaron a escuchar la frecuencia.
-"Atención todas las unidades, tenemos un 10-14 en la cuarta y Maine." -dijo la voz de una mujer.
-¿Qué significa 10-14? -preguntó Raph.
-Significa alerta de ladrones. -dictaminó Donnie, poniéndose de pie.
-¿Dónde es la cuarta y Maine? -cuestionó ahora Mikey.
-Es al norte a una buena cantidad de cuadras, tardaremos mucho a pie. -dijo Leo.
-Qué bueno que no iremos a pie. -Donnie sonrió presumido- Síganme.
Los hermanos siguieron a Donnie abajo del edificio. Al llegar abajo, Donnie sacó de abajo de una manta un vehículo pequeño, eran cuatro buggy's patrulla ensamblados en uno solo.
-Es un prototipo de vehículo, pero hasta que tengamos algo más conspicuo, tenemos esto.
-Donatello, eres el mejor. -sonrió Raph, subiéndose al asiento de adelante a la derecha.
Leo subió al asiento de adelante a la izquierda, Donnie detrás de Leo y Mikey detrás de Raph. Leo accionó la llave de arranque, pisó el pedal de acelerar y el vehículo arrancó.
Cuatro ladrones estaban corriendo con bolsas de dinero robadas de un banco en sus hombros. Uno era flacucho con tres pelos de barba de chivo, otro era de contextura un poco más robusta con una cola de caballo baja y barba candado de una semana, otro era más musculoso con cabello largo y despeinado con una bandana púrpura en la frente y una cuarta era una niña de unos trece años morena de piel (dos eran eran asiáticos y el musculoso era caucásico) con el cabello recogido en dos coletas altas y cortas, muy esponjosas por su cabello afro, un mechón de su cabello era teñido de púrpura y tenía una gorra blanca con visera del mismo color que su mechón de cabello. Una patrulla de policías los estaba persiguiendo por una calle prácticamente inhabitada, hasta que llegaron a un callejón lo bastante angosto como para que el auto no pasara. Los tres varones tenían pinta de unos dieciocho o diecinueve.
Una vez pasaron al otro lado del callejón, lograron perder de vista a los policías.
-¡Ja, policías tontos! -rio el flacucho.
-Este sí que es un buen botín. -dijo el musculoso con un tono de voz algo tosco.
-Buen trabajo, niña. -felicitó el flacucho a la niña.
-Me llamo Ángel, Fong...
-Como sea, Amber. -desdeñó el de cola de caballo. La niña hizo un puchero y se acomodó la bolsa de dinero en sus hombros.
-El jefe estará feliz del botín que conseguimos. -se regodeó "Fong", el flacucho. Por detrás de ellos, alguien tapó la boca del musculoso y lo tiró para atrás junto con la bolsa de dinero, tan silenciosamente que no lo escucharon- Sid, no seas tonto y no pierdas tu bolsa. -esperó una respuesta y no la recibió, por lo cual se enojó- Sid, te estoy hablan- ¿qué?
Los tres miraron alrededor, viendo que Sid había desaparecido.
-¡Sid, maldita bola de cebo, ¿te llevaste el dinero?! -gritó el de la cola de caballo.
-No grites, Tsoi, nos descubrirán los policías con tus cacareos. -ordenó Fong.
De repente, una cadena fue lanzada al tobillo de Tsoi y, cual película de terror, lo empezó a arrastrar hacia las sombras. Tsoi gritó de miedo, la bolsa de dinero quedando en el suelo, y Fong intentó agarrar su mano, pero la cadena lo arrastró lejos. Fong y Ángel quedaron espalda con espalda mirando a sus alrededores, cuando de la nada, alguien pateó a Fong en el rostro, noqueándolo. Ángel quedó aterrada, abrazando la bolsa de dinero, cuando cayó al suelo del susto, viendo a la figura encapuchada frente a ella. Otros tres salieron de las sombras y tiraron a Sid y Tsoi noqueados, atados y con cinta en las bocas, al suelo junto a Fong, al que dos de los encapuchados empezaron a atarlo.
-Tranquila. -dijo el segundo encapuchado más alto (Leo), arrodillándose a la altura de Ángel sentada, y fingiendo una voz más gruesa- No te haremos nada, pero necesitamos información. -con lentitud sacó un papel impreso del retrato hablado que Howie relató, y se lo mostró a la niña- Buscamos a este hombre, o a alguien relacionado a él. ¿Te suena?
Ángel, en lugar de responder, quiso tomar un cutter de su bolsillo, pero Raph, encapuchado también, tomó su muñeca y la hizo ponerse de pie, sosteniendo sus brazos contra su espalda baja. La niña se quejó e intentó soltarse, pero Raph la sostuvo con más fuerza.
-Intenta recordar, niña. -gruñó Raph, también engrosando la voz.
Ángel sopló su mechón morado fuera de su cara y bufó.
-No conozco a ese sujeto en persona, pero trabajamos para uno de sus colegas.
-Continúa.
La niña dudó, pero siguió hablando.
-Su nombre es Xever Montes. Nos contrató para robar dinero para su jefe, un pez aún más gordo que el hombre al que buscan. Ese sujeto, vendría a ser el general cuatro estrellas, mientras que su jefe un comandante, para darles la idea.
-Bueno, no buscamos al comandante del que hablas, pero tus respuestas nos son bastante útiles. -dijo Leo, aún engrosando su voz- ¿Dónde encontramos a Xever?
-No les diré nada más. -replicó Ángel renuentemente. Raph perdió la paciencia y sacó un sai, poniéndolo en el cuello de la niña, quien tuvo miedo- Okay, tal vez les diga algo.
-Te escuchamos. -Leo se cruzó de brazos.
-Xever y otro tipo llamado Bradford se reúnen todas las noches con nuestro jefe a recolectar su parte del dinero que nosotros conseguimos. Lo busca siempre en nuestra guarida.
-¿Y dónde es eso?
-En la fábrica abandonada de galletas de la fortuna, en el Barrio Chino. -dijo Ángel nerviosa- Ahora, ¿puedes decirle a este tipo que me quite su pinza de ensalada del cuello?
-¡¿Pinza de ensalada?!
-Nightwatcher, cálmate. -ordenó Leo, para luego acercarse a Ángel y apretarle un punto en el cuello, dejándola inconsciente sin dolor. La niña cayó como peso muerto y Raph sacó una soga, atándola también- Okay, tenemos lo que necesitamos, andando.
-Esperen, esperen. -dijo Mikey, sin engrosar la voz, en lo que se acercaba a los jóvenes atados.
-¿Qué haces? -preguntó Donnie.
Mikey terminó su trabajo y guardó su marcador, revelando cómo les dibujó y escribió cosas en la cara a los ladrones, como lentes, un bigote feo, cuernitos de diablo o "inserte pizza aquí", con una flecha apuntando a la boca de Sid. Raph se palmeó la frente.
Barrio Chino, 07:58 PM
Una vez en el Barrio Chino, los hermanos subieron al edificio de en frente de la fábrica que Ángel mencionó y, con sus ganchos de ataque, se columpiaron al techo de la fábrica. Miraron por el techo de cristal, viendo a tres hombres. Uno era musculoso de cabello negro casi en un estilo Bruce Lee, con lentes oscuros a pesar de que era de noche (al parecer se creía Horacio Caine), el segundo era moreno, probablemente brasilero a juzgar por los rasgos, y flacucho pero con algo de músculo, y el tercero era un hombre musculoso y caucásico, de cabello castaño el un corte estilo John Travolta, con barba de unas tres semanas y ojos turquesas. Éste estaba tecleando algunas cosas en una laptop, sentado en la mesa.
-Ellos deben ser a los que buscamos. -dijo Leo pensativo.
-Ese moreno tiene cara de ser Xever. -dijo Mikey, mascando un chicle. Sopló una burbuja y la reventó, para luego darle a Donnie el chicle. Él tenía un compás, al que le puso el chicle en el lado del lápiz y lo pegó a la ventana, usando el lado afilado para abrir un agujero en el cristal. Lo golpeó suavemente y el círculo salió de vidrio salió, pegado al chicle. Metió la mano por el agujero y soltó el seguro, abriendo la ventana. Los cuatro luego entraron silenciosamente.
-¿Cuánto más tardarán esos zoquetes? -preguntó Xever, el moreno, con impaciencia. El de lentes oscuros ni siquiera se inmutó a su pregunta.
-Seguramente solo se retrasaron. -descartó el de lentes oscuros, de nombre Hun.
-Yo me temo que no.
Los tres hombres miraron alrededor, buscando al propietario de esa voz (para que ustedes lectores entiendan, era Leo con la voz engrosada).
-¡¿Quién dijo eso?! -gritó Xever con furia, sacando unos cuchillos. Bradford, el castaño, cerró su laptop y la dejó en la mesa, poniéndose de pie con rapidez.
-Somos los que se encargaron de que el dinero no llegara a ustedes. -dijo otra voz (Raph con voz gruesa).
-¡Muéstrense! -ordenó Xever, mientras que Bradford alzaba los puños.
-Sólo si Chris Bradford me da su autógrafo. -dijo otra voz (Mikey también engrosando la garganta), que luego le siguió un golpe- ¡Au! ¡¿Qué?! ¡Soy su fan!
-¡Enfócate!
-¡Les dijimos que se muestren! -gritó Bradford.
Por detrás de Bradford salió Leo encapuchado, con espadas en mano y subiendo las escaleras. Raph saltó al pasamanos del piso de arriba, aterrizando como un felino y agarrándose tal cual uno. Bajó de un salto y sacó sus sais, girándolos en su mano. Donnie saltó del techo y aterrizó en la cabeza de la estatua del fabricante de galletas de la fortuna que había en medio del lugar, luego saltó al piso de arriba y giró su bastón bo en manos. Finalmente Mikey trepó por el barandal y se impulsó, aterrizando de cuclillas, para luego sacar sus chacos.
-Sólo son niños disfrazados. -rio Hun, pero no esperaba recibir entremedio de sus carcajadas una patada (cortesía de Raph) en la cara, que lo tiró al suelo. Xever y Bradford se sorprendieron, ya que pocas personas lograban agarrar a Hun desprevenido.
-Esa copia barata de Bruce Lee no es por lo que vinimos aquí. -dijo Raph con su voz gruesa.
-Tú. -Leo le apuntó a Xever con una de sus katanas- Buscamos a un hombre de parche con una cicatriz en el rostro, como una especie de zarpazo de un felino grande. Uno de tus ladrones sabe que lo conoces.
-Dime primero quién fue el soplón, para cortarle la lengua. -gruñó Xever, apretando los puños con sus navajas en mano.
-Eso no nos corresponde, ahora contesta. -amenazó Donnie, poniendo la punta de su bastón a unos cuarenta centímetros de la cara de Xever.
-Ja, ¿crees que tu palo me intimida? -se mofó el brasilero, pero Donnie sonrió socarrón y apretó un botón en el bastón, sacando un sable de unos treinta centímetros y convirtiendo su arma en una naginata. Xever borró su sonrisa- Vinieron preparados, lo reconozco.
Bradford en silencio vio que los cuatro hermanos tenían un símbolo de una flor de cinco pétalos rodeada por un círculo, e instantáneamente lo reconoció. Sin embargo no dijo nada.
-Esto no tiene por qué terminar mal, dígannos lo que queremos saber y nos iremos. -dijo Leo, tratando de ser civilizado.
-Me temo que no recuerdo el nombre del sujeto al que buscan. -sonrió Xever burlón.
-No importa, tenemos esto. -Mikey, fingiendo una voz más gruesa, mostró que tenía en manos la laptop de Bradford. Xever y Bradford miraron la mesa rápidamente, viendo que no estaba la laptop. Los dos miraron a los adolescentes y corrieron a atacarlos. Mikey sacó su gancho de ataque y disparó al techo, columpiándose hacia arriba.
Leo con sus espadas bloqueó el ataque de las navajas de Xever, mientras que Donnie se encargaba de Bradford y Raph de Hun, quien había despertado.
Raph atacaba con sus sais, tratando de apuñalar o cortar a Hun, quien esquivaba los ataques con agilidad, como un ninja. En eso Hun tomó uno de los sais de Raph, sorprendiendo al joven, y con el mango le golpeó la frente repetidas veces, aturdiéndolo, para luego darle una patada en el estómago que lo mandó a volar contra la estatua del fabricante de galletas. Se acercó para tratar de sacarle la máscara y capucha, pero en eso Raph sacó un kunai y se lo clavó en el antebrazo, haciendo a Hun apartarse y gritar de dolor con su brazo sangrando. Se arrancó el kunai y se lo lanzó a Raph, quien con su sai lo desvió.
Por su parte, Donnie estaba bloqueando los ataques de Bradford con su bastón (al que le retrajo la naginata). En eso, usó la punta y le dio un golpe en el estómago y otro en la nariz usando su bastón como bate de béisbol, haciéndola sangrar. Bradford gruñó y cuando Donnie quiso volver a atacar, tomó el bastón y se lo arrebató, rompiéndolo el dos con la rodilla. Donnie como último recurso sacó dos kunais y se preparó para defenderse, pero Bradford fue mas rápido y lo golpeó en el rostro con su puño, haciendo que un diente se le cayera, agrandando su diastema por un espacio. Donnie escupió sangre y volvió a lanzársele a Bradford.
Del otro lado de la fábrica, Leo fue lanzado por las escaleras por Xever y aterrizó en un montón de cajas. Xever corrió, a punto de apuñalar a Leo en el rostro con sus navajas, pero Leo sacudió su espada para detener a Xever de atacarlo, lo cual no logró y ambos se cortaron el uno al otro, Leo a Xever en el bícep y Xever a Leo en la mejilla, aunque muy ligeramente. Xever enfureció y se le tiró encima a Leo, pero éste, apoyado en las cajas, usó sus dos piernas como un canguro para empujar a Xever lejos de él. Éste, como último recurso, lanzó sus navajas y Leo con sus espadas las desvió con habilidad.
En eso los tres hermanos fueron acorralados a un rincón, cubiertos de moretones y algo de sangre.
-No pelean mal, niños. -dijo Bradford, cansado.
-No somos niños. -dijo una voz. Todos miraron arriba, viendo a Mikey de vuelta, sin la laptop (la dejó en el buggy patrulla) y con el gancho enganchado en el techo, bajó hasta donde estaban sus hermanos- Somos tortugas ninja.
Tomó la mano de Leo, quien entendió, tomó la de Donnie y éste la de Raph, y Mikey accionó el gancho para impulsarlos hacia arriba. Raph aprovechó que era el único con la mano libre y les mostró el dedo medio a los tres hombres en lo que subían. Xever sacó más navajas y se las lanzó a los hermanos, pero justo llegaron al techo y escaparon.
Una vez los hermanos lograron escapar de la fábrica abandonada, subieron a los buggy patrulla, siendo Leo el que conducía. Los cuatro respiraron aliviados.
-Eso estuvo cerca. -dijo Leo- Mikey, ¿tienes la laptop?
-Aquí está, kaikaina. -respondió Mikey, que significaría "hermano" en hawaiano, sosteniendo el electrodoméstico.
-Escapamos casi por los pelos... -dijo Donnie, respirando cansado y con moretones.
-Por lo menos el vehículo funciona bien. -sonrió Mikey, pero de repente el vehículo empezó a ir más lento y el motor empezó a hacer "popopopopop", como cuando andaba algo mal.
-Donnie, ¿qué ocurre? -preguntó Leo asustado una vez el vehículo frenó por completo. Donnie se bajó y revisó el motor de los buggys de en frente y vio que ambos tenían baja la batería.
-La batería se agotó.
-¡¿Cómo es eso posible?! -preguntó Raph molesto.
-Mikey, mientras nos esperabas, ¿acaso usaste la música de la radio con el motor apagado? -cuestionó Donnie a su hermano rubio.
-¿Es malo si lo hice? -cuestionó también con miedo el de naranja.
-Si con "malo" te refieres a que la batería se agotó por completo... sí, es malo.
-¿Qué hacemos ahora?
-Yo tengo una idea, Leo. -Raph se puso de pie y con sus puños empezó a golpear a Mikey, quien se escudó en su caparazón sintético.
Leo suspiró y se frotó la frente.
-Donnie, busca un poste de luz y ve si puedes cargar la batería con eso, o lo que se te ocurra, yo veré que Raph no mate a Mikey.
El marroquí hizo caso y fue a buscar algo que tuviera una fuente de energía para poder cargar la batería de los buggys.
Los hermanos, después de dejar el vehículo cargado en la guarida y haberse cambiado, llegaron al pent-house cubiertos de vendajes y moretones.
-Okay, no sabemos todavía mucho del hombre del parche, pero tenemos la laptop de esos babosos, ¿crees poder hackearla, Donnie? -preguntó Leo.
-Si son lo bastante tontos como para no ponerle contraseña, puedo intentarlo.
-Muy bien, eso debe ser suficiente.
-¿Qué debe ser suficiente?
Los hermanos se congelaron cuando las luces se prendieron y vieron ahí a Venus y Howie cruzadas de brazos, viendo a los chicos todos golpeados y desarreglados.
-¿Dónde estuvieron? -preguntó Howie suspicazmente.
-En ninguna parte... -dijo Raph.
-¿Cómo se lastimaron tanto? -siguió Venus, aunque no tan altanera como su hermana.
-Ah, eso... am... -Leo miró a sus hermanos en busca de apoyo.
-Nos golpeó...
-Un...
-Autobús. -Mikey sonrió y se le cayó un canino. Las chicas los miraron con apatía.
-Ajá... tal vez nos puedan explicar por qué en las noticias hablan de cuatro figuras encapuchadas que emboscaron a un grupo de ladrones. -dijo Howie con sarcasmo.
-No tenemos idea de lo que hablan. -dijo Raph, mirándose las uñas, para hacerse el que no sabía nada.
-¿Y esto qué es? -Venus mostró los bocetos de los dibujos que Donnie hizo, EXACTAMENTE IGUALES A LOS ENCAPUCHADOS DE LAS NOTICIAS.
-Ah... -ahí sí que los hermanos no supieron qué decir.
-Mejor que nos expliquen lo que pasó.
Xever, Hun y Bradford abrieron unas puertas y entraron a una especie de sala del trono, donde estaba sentado un hombre al que no se le veía la cara por la oscuridad de la sala. Usaba una armadura con partes afiladas y estaba sentado en un trono de piedra. Junto a él estaba el hombre del parche con la cicatriz al que estaban buscando los hermanos.
-Xever, Bradford, Hun, no los esperaba. -dijo el hombre en el trono.
-Maestro, tenemos noticias. -informó Bradford cansado.
-Más vale que sea importante.
-Unos jóvenes ninjas nos emboscaron, están buscando a Takeshi. -explicó Hun brevemente. Takeshi, el hombre del parche, se mostró intrigado por saber que alguien lo estaba buscando; ya suficiente era con tener su rostro en todos los noticieros como para que alguien más también lo buscara, más encima unos imitadores de vigilantes.
-¿Y eso en qué es relevante para mí?
-Maestro, usaban el logo del clan de Hamato Yoshi.
El hombre del trono se mostró interesado. Hace mucho no escuchaba el nombre "Hamato", y ahora había llegado a Nueva York buscando nuevos miembros para expandir su reinado yakuza como para que ahora se entere que la cucaracha que creyó haber matado seguía viva y aparte tenía a su propio grupo de ninjas entrenados.
-Díganme todo lo que saben.
-Eran adolescentes, no más de dieciocho años, usaban armaduras que los hacían parecer tortugas y capuchas que cubrían sus rostros. -explicó Hun- ¡Y uno de ellos me hizo esto! -mostró su brazo izquierdo vendado y manchado de sangre.
-Se hacían llamar... tortugas ninja.
El hombre de la armadura se puso de pie furioso.
-¡¿Los discípulos de Hamato Yoshi se disfrazan de... tortugas?!
Los tres hombres se arrodillaron ante su maestro con miedo.
-Fueron bien entrenados en ninjutsu, no esperábamos que fueran tan buenos guerreros. -excusó Bradford, temiendo severamente por su vida.
-Subestimar a tu enemigo es lo primero que no se debe hacer, ¡y lo saben! -gritó el hombre de la armadura, haciendo a los tres bajar la cabeza- Xever, manda a todos tus informantes a las calles, quiero que averigüen todo lo que puedan sobre cualquier rumor de una tortuga ninja que se escuche. Bradford, reúne a los mejores ninjas que encuentres. Hun, tus Dragones Púrpura serán tus ojos y oídos en la ciudad, y me informarás todo lo que ellos averigüen. Takeshi. -miró a su izquierda y Takeshi se arrodilló respetuosamente en el suelo- entre todos tus asaltos a casas encontraste a Hamato Yoshi, buen trabajo.
-¡Pero nosotros encontramos a los discípulos de Hamato! -gritó Xever indignado, pero el hombre de la armadura sacó unas garras de su armadura, haciendo a Xever callar.
-Ya tienen sus órdenes, acátenlas. Y Takeshi. -dijo el de la armadura, llamando la atención de su segundo al mando- Manda a llamar a mis tres alumnas.
-Como ordene, maestro Destructor.
