Disclaimer: Los personajes no me pertencen, son creación de Rumiko Takahashi. FF creado sin fines de lucro.


Yako

Drabble 20: ¿Bromeas?

Como si fuera la primera nevada del invierno, copos de jabón flotaron alrededor de Sesshomaru y terminaron posándose sobre su fino traje. Esto arruinó por completo el encanto enigmático que montaba su aristocrático porte. Él cerró sus ojos conteniendo toda la impaciencia que amenazaba con despedir a Kagome. Ella abrió los suyos mientras se cubría la boca con ambas manos. En ese momento…

Kagome quiso morir.

Cuando reaccionó, se apresuró hacia Sesshomaru cargando a Yako entre sus brazos, mojando aún más su blusa. –Y-Yo… –empezó a decir, pero él la interrumpió. –Srta. Higurashi, cuando termine, la espero en mi oficina –dijo Sesshomaru y se retiró.

Kagome se sintió pequeña ante la fría y despectiva mirada que le dirigió. En ese momento se veía como un gigante frente a una hormiga. Recargando fuerzas, presionó a Mokomoko entre sus brazos y, con determinación en sus ojos azules, volvió junto a Rin.

Bañar una vez más al cachorro ya no causó demasiados problemas. Las cejas fruncidas de Kagome, la mueca de disconformidad en sus labios y su voz que se tensaba en cada palabra, hicieron que Rin y Mokomoko, se comportaran por primera vez desde su llegada. Un tiempo después, ya con Rin y Mokomoko descansando en la habitación, Kagome caminaba por los pasillos largos, luminosos y silenciosos de la mansión.

–Pasa –ordenó Sesshomaru en voz alta.

Y ahí estaba Kagome, parada en medio del gran despacho del Lord Sesshomaru Taisho, empanando el parqué con agua jabonosa y tierra mojada de sus zapatos. Él la observaba mientras Jaken y la mucama secaban su cabello. Kagome carraspeó tratando de desenredar el nudo en su garganta.

–Su trabajo aquí es entrenar al cachorro. –dijo él con obviedad. Ella se limitó a asentir. –¿Y bien?

–Y bien… ¿qué? –preguntó Kagome –Entrenar a Mokomoko será un proceso lento, como con cualquier otro cachorro de su edad.

—¿Debo considerar la posibilidad de encontrar a alguien más competente?

—¡No me ofenda, Sr. Taisho! ¡Soy más que capaz de entrenarlo!

—Entonces: hágalo. —dijo Sesshomaru mirándola directamente a los ojos—Ahora, retírese. —Kagome giró sobre sus talones con rabia y dejó la habitación azotando la puerta. La mucama se despidió y la siguió para guiarla hasta una de las habitaciones donde podría ducharse.

—Jaken.

—¿Dígame, amito lindo?

Kagome ingresó a la habitación de huéspedes sin quedarse a observar los amplios y bien decorados espacios. En ese momento, el enojo iba creciendo y el frío se esparcía por su cuerpo creando ligeros temblores en sus labios y dedos. La mucama amablemente le había ofrecido un vestuario de repuesto, así que (mientras esperaba) se deshizo de lo que llevaba puesto y dejó que su ropa se escurriera sobre la silla del tocador. Suspiró. Aún le quedaba mucho trabajo ese día así que se apuró a entrar al baño y dejó que el agua caliente se llevara todas sus tensiones. Sumergida en las burbujas tibias de la tina que ocupaba gran parte del baño, no escuchó cuando la puerta de la habitación se abrió ligeramente dejando ingresar a un peludo amigo en busca de aventuras.

Cuando la joven terminó, dejó el baño cubierta con una gran toalla y casi la deja caer al ver a Mokomoko a punto de tomar su ropa interior colgada en la silla.

—¡No! Mokomoko, ¡sentado!—ordenó apuntándolo con el dedo índice, pero Mokomoko la observó de costado sin alejar su hocico del premio. Un crujido alertó a Kagome y el cachorro aprovechó la distracción para tomarla y salir corriendo. —¡No, no, no! ¡Regresa aquí! ¡Argh! — gritaba Kagome mientras lo perseguía.

Sesshomaru caminaba con monotonía y aburrimiento hacia su habitación, cuando una bola de pelos se detuvo frente a él con un trozo de tela entre sus fauces. Se agachó a recogerla y, cuando lo hizo, reconoció la prenda con claridad. Elevó una ceja entrañado mientras veía a Kagome correr hacia él en toalla. Agotada por la corrida, miró con espanto como Sesshomaru se enderezaba con sus bragas en la mano.

Kagome deseó haber muerto.

Sonrojada hasta la nuca, volvió a su habitación con las bragas en la mano y la dignidad en los pies. La mirada de burla en los sorprendentemente expresivos ojos de su jefe la dejaron pérdida en el universo. ¿Cómo era eso posible? Miró hacia la cama y observó la ropa que le había entregado la mucama. ¡Debía estar bromeando con ella! Buscó con desesperación latente sus ropas mojadas. ¡Definitivamente prefería utilizarlas! Pero la mucama ya las había llevado a lavar y secar.

En el momento que Kagome abandonó el cuarto con el uniforme de mucama de color de negro, detalles en blanco y falta corta, supo que había sido una mala idea levantarse ese día. Y cuando Sesshomaru la observó bajando las escaleras, lo confirmó.

Había muerto…

…y la habían enviado al mismo infierno.

Palabras: 800


Buenas! Les dejo el capítulo largo que prometí! Ya sé que no es "hiijaaaa, de testamento" pero no sale de la categoría de drabble. Hago capítulos de 100 palabras normalmente porque es un número que me establecí y el TOC no me permite variar sin un patrón determinado. ¡Lo siento :(! Normalmente tienen que ser como pequeñas historias con un inicio y un cierre en pocas palabras... y (lo sé lo sé) continúo practicando. Tenemos un idioma complejo con muchas reglas.. por lo que los artistas debemos buscar la manera de expresarnos saliendo o no de la raya. Espero que esta entrega les guste. Me encanta leerlos y aprender de uds por medio de sus críticas (todas constructivas)... así que... ¿Comentarios?

Un abrazo del ganso suicida para todos! Nos vemos soon enough.

P.D.: No me decido que camino tomar con 129 Días y es por eso que llevo años sin actualizar. (Acepto ideas o sugerencias) Capaz uds me ayuden a encontrar la luz y terminar por fin esa historia que en definitiva no me permite continuar con los otros proyectos que estoy escribiendo de apoco. La inspiración me llega por partes y nunca en el carril de 129 Días.