Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO V


Los intentos de Harry de hacer pociones estaban obviamente poniendo a prueba los límites del compromiso de Malfoy con su acuerdo. Harry casi podía oír los dientes de Malfoy rechinando, entre ladridos de órdenes y correcciones varias: "En el sentido de las agujas del reloj, Potter, por el amor de Merlín, ¿eres completamente analfabeto?" y "¡Las semillas de hierba dulce no son lo mismo que las de hierba de búfalo, Potter!"

Ni dos minutos después, Malfoy se puso en pie.

—Oh, joder, aléjate del caldero inmediatamente, eres un inútil. —Harry contuvo una carcajada mientras Malfoy lo empujaba para salvar el brebaje malva que se cocinaba a fuego lento.

Harry se sentó lejos, más que feliz de dejar que Malfoy se hiciera cargo.

—Oye, Harry —Dean Thomas le estaba pinchando en el hombro desde la fila de atrás—, Seamus y yo estamos organizando un juego de robo de bastones esta noche en el campo de Quidditch, ¿quieres unirte?

— ¡Genial! —Harry estuvo de acuerdo— ¡Yo llevaré a Ron!

—Sí, entre más octavos años, mucho mejor —respondió Dean—. ¡No se nos permite estar en los equipos de Quidditch, así que bien podríamos divertirnos por nuestra cuenta!

Harry sonrió, sintiéndose ansioso por volver a volar en escoba. El que les hubieran quitado la oportunidad de jugar Quidditch, fue un golpe más fuerte de lo que quería admitir. Sabía que era justo para los estudiantes más jóvenes, pero realmente echaba de menos el deporte.

— ¿Oye, Dean? —dijo de repente— ¿Quizás deberíamos hacer un par de equipos de Quidditch? No para la copa ni nada, pero sería bueno jugar en serio, ¿sabes?

Dean sonrió.

—Fantástica idea, vamos a organizarlo, pronto, ¿sí?

Antes de que pudieran confirmar los detalles, Harry fue empujado a la fuerza hacia la poción, con los dedos de Malfoy apretando su bíceps.

—Basta de charla, Potter. Concéntrate. Créeme, me encantaría poder hacer esto sin tener que depender de tus francamente espantosas habilidades, pero me faltan un par de brazos. Esas semillas no se van a cortar solas.

—Es sólo una poción —murmuró—, no te mataría relajarte un poco.

—Puede que sea sólo una poción para ti —siseó Draco, mientras añadía más leña con la otra mano—, porque cuando salgas de aquí, podrás entrar literalmente en cualquier trabajo que desees. Tengo un año, Potter, ¿entiendes? Un año para deshacer el horrible legado de mi familia y demostrar a algún empleador que soy capaz. Tendré que ser más que capaz, en realidad. Gracias a mi apellido, voy a necesitar ser excelente, perfecto, si quiero tener alguna esperanza de mantenerme. Necesito salir de aquí con putas referencias doradas, así que perdóname si no puedo relajarme un poco.

Malfoy temblaba de rabia silenciosa, y Harry sintió que la vergüenza le recorría la columna vertebral. Por supuesto. Era obtuso por su parte no darse cuenta de todo eso. Malfoy tenía razón, su padre le había dejado semejante carga.

Harry alargó la mano y apretó la palma contra el omóplato de Malfoy. Sintió un instintivo y momentáneo respingo.

—Tienes razón —murmuró Harry—, no lo pensé, lo siento.

—Menos disculpas y más cortes. —le ordenó Malfoy, pero, levemente, Harry sintió que los músculos bajo su mano comenzaban a relajarse.


—Recuérdame otra vez por qué estamos haciendo esto. —murmuró Malfoy en tono sombrío mientras él, Harry, Goyle y Ron bajaban al recién reconstruido campo de Quidditch aquella tarde.

—Porque tenemos frascos de poción saltarina extra y sería una pena desperdiciarla. —respondió Harry.

— ¿Y qué estamos haciendo exactamente? —inquirió Malfoy.

—Robar bastones —explicó Harry—. Es un juego muggle. No lo he jugado desde la escuela primaria, pero con la poción, será una gozada, lo prometo. Hay dos equipos, cada equipo tiene un bastón, y tú intentas robar el bastón del otro equipo sin que te marque o toque otro jugador. Si te marcan, te mandan a la cárcel durante sesenta segundos. Aunque creo que Seamus ha dicho que Luna ha accedido a arbitrar, y que, en lugar de eso, pondrá un leve y temporal Petrificus Totalus en los marcados.

—Hm… —Malfoy sonó dudoso— espera, ¿eso significa que fuiste a una escuela primaria muggle?

—Harry ni siquiera sabía que era un mago hasta que llegó su carta de Hogwarts —explicó Ron, sin registrar la expresión de sorpresa de Malfoy—. ¿Qué altura te hacen saltar estas pociones?

—Verticalmente no más de tres o cuatro metros —dijo Malfoy—, pero se trata más bien de saltos horizontales. Algunos registros dicen que los magos han saltado campos de Quidditch enteros, pero sigo siendo escéptico. Especialmente con pociones hechas por estudiantes... podría ser una gran variedad —a continuación, arremetió contra Harry—. ¿Cómo que no sabías que eras un mago? Eres el maldito Harry Potter.

—Sí, bueno, eso no significaba mucho donde crecí. Si realmente quieres saberlo, te lo contaré más tarde. —prometió Harry.

—Todo un campo de Quidditch —silbó Ron por lo bajo—. Espero que ustedes hayan hecho una buena tanda entonces.

—Por supuesto que sí. —respondió Harry, fingidamente ofendido.

— ¿Nosotros? —replicó Malfoy, arqueando una pálida ceja.

—Bueno —convino Harry—. Malfoy lo hizo. Yo ayudé. —no pudo evitar notar la orgullosa inclinación de la barbilla de Malfoy ante el cumplido. Harry descubrió que le gustaba.


Harry descubrió con emoción que el salto era excelente. Era como si tuviera resortes en las piernas: hasta el más ligero toque en el suelo lo impulsaba en el aire, como si volara sin ningún control. Era una delicia ver a los alumnos dando tumbos por todo el campo mientras perfeccionaban los movimientos, chocando unos con otros y riéndose a carcajadas de lo ridículo que resultaba.

— ¿Qué tal la rodilla? —le preguntó a Malfoy, mientras hacía una pausa para recuperar el aliento.

—Es un alivio, la verdad —admitió él—. Casi como estar en el agua.

Su conversación se vio interrumpida cuando Luna hizo sonar un silbido estridente.

—Tenemos poco tiempo con esta poción —dijo, sentándose de lado en una escoba en lo que parecía ser una posición escandalosamente inestable, pero a Luna no pareció importarle. Cruzó una rodilla sobre la otra y recogió varios chales alrededor de sus hombros—. Así que los equipos son Gryffindor y Slytherin contra Hufflepuff y Ravenclaw. He escondido un bastón verde y escarlata, y un bastón azul y amarillo en algún lugar de este campo, en el lado del equipo contrario. El primer equipo que pase su bastón por el punto medio es el vencedor. ¡Pueden empezar!

Luna voló verticalmente hacia arriba para observar la acción, con su varita suelta entre dos dedos.

—Escondido… ¿Qué quiere decir escondido? —preguntó Malfoy desde detrás del hombro de Harry.

—Bueno, hay pocos lugares para esconder un bastón en un campo, así que probablemente estaríamos hablando de las gradas o los postes de la portería. Menos charla y más acción, Malfoy, ¡vamos!

Y con eso, Harry saltó en el aire, girando la cabeza para escudriñar las bandas elevadas, De repente, Hannah Abbott casi lo sacó de su curso, con un, "¡Oh Merlín, lo siento, Harry, todavía me estoy acostumbrando a esto!"

— ¡Eso es una marca, Abbott! —anunció Luna, congelando a la Hufflepuff al aterrizar— ¡Sesenta segundos!

Harry se rio y se lanzó de nuevo, cruzando la línea central, sólo para ser marcado por Michael Corner y congelado en su lugar.

Desde el otro lado del campo llegó un grito de Seamus: "¡Gol a la izquierda, Slythindor! ¡Círculo arriba!"

— ¡Por Dios, Seamus! —esta vez gritó Dean— ¡Se supone que no debes dejarlo pasar! Ahora estarán a la defensiva, ¿no te he enseñado nada?

Cuando se cumplieron sus sesenta segundos, Harry se puso en pie y saltó con toda su fuerza hacia la portería, esquivando a chicos Ravenclaw y Hufflepuff a su paso.

Vio cómo Dean y Seamus caían con un inteligente ataque doble de Ernie.

— ¡A tu lado, amigo! —gritó Ron, y Harry miró hacia atrás para ver que efectivamente estaba flanqueado por Ron y Goyle— ¡Los mantendremos alejados de ti!

Harry sonrió, bajando a tocar el suelo sólo para saltar de nuevo hacia delante, sintiéndose poderoso mientras el brillante aire otoñal le llenaba los pulmones y le despeinaba el pelo.

Sin embargo, su concentración se interrumpió con una breve mirada hacia abajo. Dean y Seamus se estaban descongelando en el suelo. Dean se levantó, riendo, y extendió un brazo para ayudar a Seamus a levantarse. Pero una vez que estuvo de pie, Seamus se lanzó sobre el otro chico, besándolo con fuerza.

Harry sintió un extraño vuelco en su corazón y, de repente, volvió a quedar marcado y congelado en el suelo, limitándose a observar.

Este no era un primer beso, se dio cuenta. Era fácil, cómodo, Seamus incluso tocó el trasero de Dean antes de ser empujado con una risa, y luego, los dos estaban saltando hacia la meta.

Un grito se oyó detrás de él: "¡Tienen nuestro bastón, márcalos, márcalos!

Harry sintió que su congelamiento terminaba y saltó en el aire para marcar a Ernie, que dejó caer el bastón al congelarse. Harry cogió el bastón de la hierba junto al Hufflepuff, y saltó hacia sus propias porterías, donde Neville estaba rebotando sin rumbo.

—No me atrevo a cruzar la línea central. —admitió con una mirada culpable, y Harry le dedicó una sonrisa amistosa.

—Ahí estás muy bien, Longbottom. Toma, quédate con esto.

Dejó caer el bastón a los pies de Neville, y luego volvió hacia el otro lado, derribando a otros cuantos jugadores a su paso.

— ¡Defensa! —Ron gritó, y Harry saltó hacia adelante, sin aliento por la feliz adrenalina.

Miró hacia delante y vio a Malfoy precipitándose hacia él, recorriendo el aire en un elegante arco, con el bastón verde y escarlata en las manos y la determinación escrita en sus facciones.

— ¡Malfoy, cuidado! —gritó Harry, mientras Corner y Goldstein se acercaban a él desde direcciones opuestas. Justo antes de ser marcado, Malfoy lanzó el bastón en una ráfaga en espiral, y Harry lo atrapó.

Sonó el silbato de Luna.

Harry miró hacia abajo. Seguía en el lado del campo de su equipo.

— ¡Tenemos la victoria! —gritó Luna, con la cara sonrojada y los ojos brillando— ¡Draco Malfoy sacrificándose por la gloria!

Hubo gritos y palmadas en la espalda, y más saltos en todas las direcciones.

—Luna, puedes descongelar a Malfoy, ¿sabes? —se ofreció Harry— ¡El juego ha terminado!

—Sesenta segundos, Harry —dijo Luna primorosamente, bajando al suelo—, esas son las reglas.

Los Gryffindor y los Slytherin se agruparon alrededor del cuerpo petrificado de Draco, izándolo en el aire.

— ¡Bien hecho, Draco! —bramó Goyle y se escucharon más hurras alborotados.

—Basta. —gritó Malfoy, una vez que por fin pudo hablar. Probablemente pretendía estar enfadado, pero Harry pudo percibir los bordes tranquilos y complacidos de su tono. Lo bajaron al suelo y, con varias palmaditas finales en la espalda, los equipos se dispersaron en la noche. Harry sintió que la sensación de ligereza desaparecía de sus piernas mientras la poción terminaba su efecto.

— ¿Vienes, Harry? —preguntó Ron.

—Mi mochila está al final del campo —dijo Harry—, ve tú, luego me reúno contigo y con Hermione. Apuesto a que ella no puede esperar a escuchar todo esto.

—Apuesto a que te equivocas. —rio Ron.

Harry y Malfoy se dirigieron a donde habían guardado sus maletas después de la clase. Sin que nadie se lo dijera, Harry se echó las dos maletas al hombro y dejó que Malfoy marcara el ritmo de vuelta al castillo.

Por delante de ellos, en las sombras, vio a Seamus rodear a Dean con un brazo con el mismo afecto fácil. Otro beso y luego los dos desaparecieron lentamente de la vista.

— ¿Sabías de ellos? —preguntó Harry a Malfoy, tratando de mantener un tono informal.

— ¿Finnigan y Thomas? Eso es una noticia vieja, ¿no?

— ¿En serio?

—Merlín, Potter, estaban en tu casa, ¿no estabas prestando atención?

—Yo... pensé que sólo eran compañeros.

Malfoy se rio.

—Eres increíblemente denso a veces, ¿lo sabías?

— ¿Cómo podría olvidarlo contigo aquí para recordármelo constantemente? —refunfuñó Harry, sin ninguna gravedad en sus palabras.

— ¿Te molesta que los chicos se besen con otros chicos y todo eso? —preguntó Malfoy.

— ¡No! —respondió Harry rápidamente—. Por supuesto que no. No cambia nada, sólo que no lo sabía, es todo.

— ¿Supongo que esto significa que se te ha escapado que yo también soy gay? —la voz de Malfoy era curiosa, y Harry se sintió confundido. ¿Se suponía que él tendría que saberlo? ¿Lo sabían todos los demás?

—Oh —respondió, tímidamente—. ¿Lo eres?

—Y mucho, Potter, sí.

—Oh.

— ¿Todo bien?

Harry sintió que sus mejillas se calentaban.

— ¡Claro, claro! Es sólo que no soy... muy bueno leyendo a la gente —admitió, torpemente—. Especialmente con el sexo y el amor y todo eso. Ni siquiera capté lo de Ron y Hermione durante años.

—Dios mío, ¿el Salvador del Mundo Mágico es virgen? —era una burla, pero con un tono más suave que las típicas pullas de Malfoy.

Harry se encogió de hombros.

—He estado un poco ocupado.

Hubo un largo silencio antes de que Malfoy respondiera. Harry se sentía cada vez más cohibido.

—Yo… —Malfoy se aclaró la garganta— Mira, si se lo dices a alguien, te mataré, pero yo también lo soy, ¿vale?

— ¿De verdad? —preguntó Harry.

—La tengo intacta, me temo. —Malfoy respondió encogiéndose de hombros.

Y entonces Harry se rio, y empujó su hombro contra el de Malfoy, quien, para su sorpresa, le devolvió el empujón. Era una tontería sin importancia, pero se sentía como algo más, así que siguió riendo porque estaba discutiendo sobre la virginidad con el puto Draco Malfoy y porque estaba vivo y nadie estaba intentando matarlo activamente y el aire otoñal era vigorizante, la noche era todo diversión y se sentía… bueno, se sentía feliz.


...


¡Gracias por leer!