Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.
Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3
CAPÍTULO VII
Harry se despertó poco después cuando Ron le sacudió el hombro.
—Déjame. —intentó Harry, antes de poder entender lo que estaba pasando.
—Tenemos que mostrarte algo —siseó Ron—, levántate.
La seriedad de la voz de Ron hizo que Harry se espabilara.
— ¿Qué cosa? —preguntó, balanceando las piernas sobre el lado de la cama.
—Sólo ven. —fue la única respuesta que obtuvo.
Hermione los esperaba en la sala común.
—Así que, hasta ahora, nuestro plan no está funcionando —explicó mientras los guiaba a paso ligero por el pasillo—. Volvía tarde de la biblioteca y vi esto.
Doblaron la esquina en el gran salón, y el "esto" del que hablaba fue instantáneamente aparente. Había una gran sábana blanca colgada sobre la mesa de Slytherin, con letras negras que decían "MUERTE AL ESCUDO SLYTHERIN".
Harry se pasó las manos por la cara.
—Bueno, no hay puntos por la originalidad. —suspiró.
— ¿Y en qué demonios estaban pensando? Un profesor probablemente vería esto mucho antes de que bajara algún alumno. —regañó Hermione, casi como si los ofendidos estuvieran presentes.
—Creo que Malfoy puede tener razón —reflexionó Harry—. Se trata de los alumnos más jóvenes. Todo esto es un poco inmaduro, un poco chapucero.
—Hm —Hermione tarareó su acuerdo— Bueno, sólo quería que lo vieras antes de deshacernos de él.
—Bueno, espera —dijo Ron—, ¿no deberíamos, ya sabes, buscar pistas?
Harry y Hermione giraron la cabeza hacia él casi a la vez.
—Creo que has estado leyendo demasiadas novelas de Bruce Briar: Inspector Auror, Ron —suspiró Hermione, cansada—. ¿Qué esperas encontrar? ¿Una huella perfecta en las migas de pan tostado de la mesa del comedor?
Ron se sonrojó.
—Podría ser. O que falte una sábana.
—En realidad, no es una idea terrible —murmuró Harry—. Podríamos preguntar a los elfos domésticos la próxima vez que cambien las sábanas, a ver si pueden echar un ojo.
—Y también deberíamos comentárselo a McGonagall —señaló Hermione—, supongo que no le gustaría que jugáramos a ser detectives sin que ella lo supiera.
—De acuerdo —aceptó Harry, bajando la sábana con magia—. Ustedes dos llévenle esto y yo iré a las cocinas a charlar con Winky, a ver si puede ayudarnos.
Hermione asintió.
—Ten cuidado, Harry.
—Bueno, no creo que nadie me persiga, particularmente. —sonrió tranquilizadoramente.
Hermione no le devolvió la sonrisa.
—Lo sé, pero sabes que me preocupa.
—Tendré cuidado —prometió Harry—, te veré por la mañana.
Harry le hizo cosquillas a la pera y abrió las puertas de la cocina. A pesar de lo avanzado de la hora, la cocina seguía bullendo, y el olor a pan recién horneado invadía el lugar.
Un elfo que no reconoció se precipitó hacia delante, con una serie de paños de cocina convertidos en una toga improvisada que le rodeaba el cuerpo.
— ¡Señor Potter, señor! —gritó el elfo con una gran sonrisa, con las manos apretadas ansiosamente delante de él— ¿Necesita el señor Potter un tentempié a medianoche? ¿Un poco de té y galletas? Rolly, unas galletas para el señor Potter, ¡de inmediato! —otro elfo, presumiblemente Rolly, se acercó corriendo, con una sonrisa que le recorría toda la cara.
— ¡No! —dijo finalmente Harry— No, Rolly, eres muy amable, pero no tengo hambre.
— ¿Está seguro, Harry Potter, señor? —preguntó Rolly— ¡Rolly hace las más deliciosas comidas horneadas! Podría traerle un bollo, quizás, o una magdalena, o un panecillo.
Parecía tan esperanzado que Harry sintió que defraudarlo rozaría la crueldad.
—Oh, de acuerdo, un bollo sería encantador, Rolly, de verdad, gracias.
Las facciones del elfo volvieron a iluminarse mientras se apresuraba a obedecer.
— ¿Hay algún otro servicio que requiera el señor Potter? —preguntó el elfo doméstico que le había recibido.
—Eh, sí, en realidad-perdón, ¿cómo te llamas?
El elfo doméstico se inclinó tan profundamente que sus orejas rozaron el inmaculado suelo de la cocina.
—Disculpe, señor Potter, soy Barth, a su servicio.
—Encantado de conocerte, Barth… —comenzó Harry, sólo para ser interrumpido por una mesita que apareció a su lado no sólo con un bollo caliente, sino también con un poco de mantequilla y una flor con un jarrón.
—Harry Potter honra a Barth con su reconocimiento. —contestó Barth, con voz llena de asombro. Eso hizo que Harry se sintiera incómodo. Y le hizo echar de menos a Dobby, terriblemente.
—Barth, ¿está... está Winky por aquí?
— ¡La traeré de inmediato! —exclamó Barth.
—Sólo si es conveniente, si no está durmiendo... —intentó Harry, pero Barth ya estaba corriendo. Harry se volvió para ver los ojos de Rolly sobre él, con una expresión muy ansiosa y persuasiva. Harry le puso mantequilla al bollo y le dio un mordisco exagerado. Estaba, por supuesto, delicioso, así que no necesitó fingir su respuesta.
—Rolly, te has superado a ti mismo —felicitó Harry—, un bollo delicioso, de verdad.
Rolly se limpió las lágrimas de sus brillantes mejillas verdes.
—Oh, señor Potter, señor, es usted muy amable, demasiado amable.
Fue entonces cuando Barth reapareció con Winky a cuestas. Tenía un aspecto muy mejorado desde la última vez que Harry la había visto, y llevaba un pequeño bulto envuelto en los brazos.
— ¡Winky! —Harry gritó cuando ella se acercó— Winky es esa...
— ¡Mi hija, señor! —gritó Winky con una sonrisa radiante— Por favor, ¿sería Harry Potter tan amable de dejarme presentarla?
— ¡Oh, vaya, Winky, eso es maravilloso, felicidades! —comentó Harry. Se sintió tonto por no haber pensado nunca en los bebés de los elfos domésticos. Extendió los brazos y Winky le entregó el pequeño bulto. Los bebés elfos domésticos, se dio cuenta Harry, eran horribles hasta el punto de ser totalmente adorables. La pequeña criatura tenía ojos que le ocupaban casi toda la cara, grandes orejas caídas y una boca grande y ancha con labios finos— Winky, es un encanto —dijo, con seriedad— ¿cómo se llama?
—Tibs —respondió Winky—. Oh, Harry Potter, después de que mi amo me enviara lejos, pensé que nunca volvería a conocer la felicidad, pero Harry Potter me trajo aquí y ahora tengo a Tibs y, ¡oh, Winky tiene una deuda tan grande!
Harry se encogió ante la efusividad que estaba seguro de no merecer.
—Me alegro mucho por ti, Winky —dijo, devolviéndole al despierto bebé—, de verdad. Y esperaba pedirte un favor.
— ¡Cualquier cosa! —la voz de Winky era tan aguda por la emoción que casi era un chillido— ¡Sería un honor para Winky hacerle un favor a Harry Potter!
—Bien, bueno, no estoy seguro de quién está a cargo de la lavandería… —comenzó Harry.
—Breety, Breety es la encargada de la lavandería. —le informó Winky.
—Ah, bueno, esperaba que Breety o quienquiera que cambie las sábanas a continuación pudiera echar un ojo y ver a qué estudiante de esta semana le falta alguna sábana. Alguien hizo una para una broma bastante... cruel, y me gustaría mucho saber quién.
Winky asintió, todavía radiante.
— ¡Oh, sí, señor, Winky se lo dirá a Breety y juntas lo descubrirán de inmediato! Mañana, mientras todos los alumnos están en clase.
—Eso sería genial, Winky, de verdad, muchas gracias.
— ¡Lo buscaré tan pronto como lo sepa! —le aseguró Winky.
—Bueno, tal vez no si estoy en clase —la corrigió Harry amablemente—, pero tal vez podría bajar aquí antes de la cena de mañana.
— ¡Harry Potter no debería tener que hacer el largo camino hasta la cocina! —gritó Winky, horrorizada.
—No sería un problema —le aseguró Harry—, de hecho, si otro de los fantásticos bollos de Rolly estuviera aquí, sería un placer.
Rolly y Winky parecían eufóricos.
—Mañana, entonces, Harry Potter. —dijo Winky, solemnemente.
—Oh, una cosa más... —se oyó decir Harry antes de haberlo pensado— ¿No... no tendrás por casualidad un par de plátanos?
...
¡Gracias por leer!
