Disclaimer: Los personajes no me pertencen, son creación de Rumiko Takahashi. FF creado sin fines de lucro.


Yako

Drabble 40: Acoso

Kagome se estiró entre las sábanas, relajando sus músculos adormecidos.

Los pájaros trinaban, el sol empezaba a escurrirse hacia la habitación y ella estaba decidida a disfrutar de todo lo que ese hermoso domingo tenía para ofrecerle.

—¡Ah….! Esto es muy cómodo… —dijo mientras se hundía más en la almohada.

Como la idea era no pasar todo el día acostada, se dispuso a correr las cortinas y dejar que el sol terminara de bañar el lugar con su cálido resplandor. Sin embargo, cuando lo hizo, no halló más que sombras del otro lado.

Extrañada se talló los ojos y observó a dos hombres trajeados parados en su balcón. Antes de empezar a gritar pidiendo ayuda, notó que sostenían una pancarta gigante en las manos. Las palabras "Vuelva, Señorita Kagome" y el dibujo infantil de un perro con una niña le dio a entender de qué se trataba todo eso.

Cerró las cortinas y volvió a la cama.

—No debí despertar.

.

Más tarde esa mañana, Kagome salió a recorrer la ciudad.

Aunque intentaba mantenerse distraída su mente estaba alerta. Afortunadamente, no había visto a nadie sospechoso en lo que duró su recorrido y pudo sentarse en un pequeño restaurante para la hora del almuerzo.

—¡Eso estuvo delicioso! —exclamó ella, satisfecha.

Bajó su tenedor sobre el plato y se acomodó en la silla para darle un trago a su jugo. Tentada a continuar con el postre, llamó al mesero y no mucho después, él se acercaba a su mesa con una charola.

Kagome le agradeció y observó su cupcake, entrecerrando los ojos casi al instante.

La figura de un Yako se alzaba sobre el topping y en una delicada caligrafía estaba escrito el nombre del cachorro de los Taisho.

Ella tomó el cupcake y se comió toda la decoración de un solo bocado.

¡Ahora ya no sentiría culpa de comerse el resto!

.

—¡¿Dónde se metió esa chiquilla?!

Jaken estaba gritándole sus dos escoltas. Ambos parecían dos gorilas y la gente no dudaba en detenerse a mirar la cómica escena.

Los escoltas encogieron los hombros mientras se miraban entre ellos y Jaken les golpeó en la cabeza con su bastón.

Ella salía de una heladería con un cono en su mano y una bolsa en la otra, decidida a terminar el día viendo películas y llorando con el kilo de helado que había comprado. Pero, sus planes nuevamente se vieron interrumpidos al doblar la esquina y observar a los tres sujetos esperándola.

—¡Es ella! —exclamó Jaken—¡Atrápenla, par de inútiles!

Mirando su cono, y casi haciendo un puchero, Kagome apuntó hacia uno de los guardias y lanzó su helado directo hacia las gafas del de la izquierda. Mientras el otro se mofaba del herido, Kagome aprovechó para empezar a correr.

—¡Qué esperan! ¡Síganla!

.

Kagome se apoyó en un árbol junto a la acera. Su respiración estaba agitada, sus ojos brillaban con furia y sus pulmones ardían por tanto ejercicio repentino.

—¡Vuel…ve aquí, niña… malagra…decida!

Dio un respingo al escuchar la voz Yaken, jadeando por el trote. Tras una tomar una bocanada de aire, continuó corriendo hasta una concurrida avenida de Tokio.

Los ojos de Kagome pronto encontraron la solución a sus problemas y, mezclándose con el gentío, se escabulló hasta una tienda de ropa interior femenina. Perdida entre calzones y sostenes extragrandes, observó disimuladamente hacia la calle. Cuando vio pasar a los hombres frente al escaparate de la tienda y seguir de largo, suspiró aliviada al ver que la perdieron.

Una gota de sudor bajó por la frente de Kagome.

Ese día no había sido tan tranquilo como lo había esperado.

.

—Kagome, ¿estás segura que es una buena idea? —preguntó Sango, su mejor amiga, observando como ella recargaba unas pistolas raras y gigantes.

—No se me ocurre otra cosa, Sango.

Asintiendo un poco contrariada, observó nuevamente por la ventana del segundo piso. Al ver que tres sujetos raros se acercaban, alertó a Kagome.

—Son ellos —dijo ella y apuntó.

Uno tras otro, los tres hombres cayeron al piso y Kagome hipó aliviada.

¡Los años practicando Kyūdō por fin le habían servido!

Sango la miraba con la boca abierta.

—¡Vamos, Sango! —exclamó Kagome— Ayúdame a meterlos al auto.

—¿Nos encarcelarán por esto?

.

Kagome miró desafiante a Sesshomaru.

—Vengo a devolverte a tu insoportable sapo y a tu séquito de gorilas.

Sesshomaru elevó una ceja, sorprendido. Atado de pies y manos, iba Jaken con la boca cubierta en el maletero y ambos escoltas reposaban en el asiento trasero.

—Eso fue acoso, "Lord" —afirmó Kagome— Lo sabe, ¿no?

Él sólo le devolvió la mirada, antes de desviarla hacia el vehículo.

—¿Los mataste? —preguntó él, reprimiendo una mueca de burla.

Ella se cruzó de brazos y negó con la cabeza.

—Los dopé.

Sesshomaru asintió y con un gesto, la invitó a pasar a la casa.

Palabras: 800


¡Buenos días! Lamento el retraso en todas las historias, ser adulto no es fácil -suspira-. ¡No se preocupen, todas las historias continuarán y terminarán a su debido momento! Gracias por sus comentarios, los he leído todos y cada uno, me encantaría poder agregar muchas de las ideas que dejan en ellos y aclarar sus dudas... lo haré conforme vengan más capítulos. Espero que el de hoy les guste y me cuenten que tal les pareció. Me puse divertida pensando qué haría mi retorcidamente en esa situación, con tranquilizantes para animales a mi alcance jeje. Nos vemos soon enough.

¡Todo mi cariño para uds!

A.